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Ceramica Valenciana Cap07

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© Jaime Coll Conesa. Prohibida la reproducción total o parcial de cualquier parte de la obra sin permiso de su autor.Las imágenes que acompañan al texto son propiedad de sus autores o de los museos citados y han sido cedidas para este proyecto. La reproducción total o parcial de las mismas deberá ser autorizada por sus propietarios.

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La Cerámica Valenciana - 7. La Cerámica Musulmana en las tierras de la Comunidad Valenciana (712- 1238 D.C.) H39

Esta etapa representa un momento crucial en lahistoria de la cerámica valenciana, ya que los musulma-nes introdujeron la mayor parte de la base técnica y fun-cional de la tradición cerámica que se desarrollaría ulte-riormente en todos los territorios de la PenínsulaIbérica, que ha estado vigente hasta bien entrado el sigloXIX y que incluso ha pervivido en muchos usos domésti-cos hasta la postguerra.

Los musulmanes penetraron en la Península en elaño 711, llamados por los partidarios de Vitiza en suayuda en la lucha entre facciones visigodas contraRoderico. Pero su apoyo se convirtió en una seria ame-naza para los visigodos ya que Tariq no se detuvo ante laderrota de Roderico en Guadalete, sino que avanzó con-quistando Toledo, Córdoba y otras ciudades. En pocosaños los musulmanes asaltaban el norte peninsular con-quistando Barcelona (718), y llegando hasta Narbona(720) y Nimes (725), territorios en los que nunca llegarona asentarse al delimitar su frontera en los Pirineos.

La dominación musulmana de España abarcahasta 1492, año en que se conquistó Granada. Sinembargo los territorios andalusíes de Valencia fueronocupados paulatinamente por la Corona de Aragón entre1232 y 1245. Podemos dividir la historia de la ocupaciónmusulmana en varias etapas políticas con especialescaracterísticas sociales y religiosas que marcan tambiénla evolución de la cerámica en esos cinco siglos:

- Periodo de la conquista. Desde el 710 al 756 seproduce la fase de anexión de las tierras de Hispania porlos musulmanes. Esta invasión encontró el apoyo de algu-nos nobles visigodos que pactaron con los generalesmusulmanes, como ocurrió en el ducado de Orihuela conTeodomiro, entrando paulatinamente población de ori-gen bereber, árabe y siria que mantuvo sangrientasluchas por la hegemonía. La población se hallaba disper-sa en el medio rural, en gran parte en castillos, y la arti-culación urbana había desaparecido, por lo que la rura-lización, el autoconsumo y el aislamiento son las rasgosesenciales de la población en este momento.

- Periodo del emirato omeya de Córdoba (756-912). Abd al-Rahman I instauró la unidad política de al-Andalus pero tuvo que pacificar a los musulmanes dediferentes etnias y tribus que se habían asentado. Con élse establecieron las primeras relaciones exteriores for-males entre la Península, África y el Asia musulmana y seorganizó el estado según el modelo abasí. La frontera deal-Andalus se consolidó en el valle del Ebro, Navarra y elextremo sur de la Marca Hispánica coincidente aproxi-madamente con la actual provincia de Barcelona.Mientras el poder emiral se afianzaba en occidente, elcalifato de Bagdad fomentaba la artesanía y el refina-miento en la corte. Los contactos con extremo orienteofrecen modelos a imitar en todas las artes, y la cerámi-ca desarrolla nuevas técnicas (policromía, cubiertasestanníferas, reflejo metálico) emulando a china. El pró-ximo oriente había mantenido una buena base tecnológi-ca con el uso de vidriados, pastas de frita, etc. en la caída

de la antigüedad, que la corte de Bagdad y la sociedadislámica potencia.

- Califato de Córdoba (929-1008). Abd al-RahmanIII instauró un periodo de estabilidad en las fronteras yconvirtió a Córdoba en una gran metrópoli construyendoen sus cercanías la ciudad palatina de Medina al-Zahra,impulsando las artes y las ciencias. Entre los años 1008 y1031 se inició un periodo de luchas internas desintegró elcalifato. El califa inicia la expansión del urbanismo alorganizar el sistema fiscal y administrativo. Aparecenpequeños núcleos urbanos en Valencia, Onda, Játiva,Denia, Alicante, etc. El refinamiento de la corte llega alos nuevos núcleos urbanos y a los territorios rurales defamilias poderosas, potenciando el artesanado ruralnacido de la demanda de productos de las nuevas con-centraciones de población.

- Reinos de Taifas. Entre los años que van desdela destrucción de la ciudad palatina de al-Zahra y laderrota de Alfonso VI en Sagrajas (1086), se vivió unperiodo de gran inestabilidad dominado por la formaciónde pequeños reinos locales, dirigidos por altos funciona-rios palatinos a menudo enfrentados entre ellos. En losterritorios valencianos existieron las taifas de Denia,Alpuente, Játiva, Valencia, mientras la zona meridionalpertenecía a Almería y la septentrional a Tortosa.Muyahid se proclamó rey de Denia pocos años (1018-1076). La taifa de Játiva fue todavía más efímera que lade Abd Al-Aziz de Valencia (1021-1065). Toledo se ane-xionó Valencia (1065) y Zaragoza Tortosa (1061) peroluego estos reinos volvieron a independizarse. Las fron-teras fueron poco estables hasta el episodio del vasallaje(1089-1094) y dominio del Cid (1094-1099), que culminócon la entrada de los almorávides. Las pequeñas cortespotencian el artesanado local y se erigen en centros difu-sores de cultura y del comercio.

- Imperio Almorávide. Llegados en el año 1086,los almorávides, pertenecientes a la tribu bereber de lossanhaya, consiguieron unir al-Andalus y gran parte deMarruecos bajo un inmenso reino con su centro políticoreligioso en Marrakech. A pesar de que ocuparonAlicante desde el año 1091, entraron en Valencia en elaño 1102 manteniendo su dominio hasta la segundamitad del siglo XII. Los almorávides impusieron la orto-doxia religiosa malikí y la pureza de costumbres deacuerdo con la fe del islam, en contra de la práctica queconsideraban corrupta e impía de los reyes taifas prede-cesores. La ciudad se encuentra consolidada como labase del modo de vida musulmán, por lo que sus dinámi-cas sociales, económicas y comerciales pervivirán y seintensificarán.

- Imperio Almohade. El asentamiento de los almo-rávides en España terminó con una cierta laxitud religio-sa y política frente a los principios iniciales. Éstos, ene-migos de los almohades de la tribu bereber de los mas-muda y seguidores de la reforma religiosa del Mahdi IbnTumart, sucumbieron ante la presión del califa Abd alMumin que en pocos años se hizo con el dominio deMarruecos. Los almohades defendían la unicidad del

7. LA CERÁMICA MUSULMANA EN LAS TIERRAS DE LA COMUNIDAD

VALENCIANA ( 712 - 1238 D.C.).

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dogma del Islam y la austeridad. Ante la caída de losalmorávides africanos volvieron a formarse pequeñosreinos de taifas en la Península, momento que los cristia-nos aprovecharon para avanzar en sus conquistas terri-toriales. En Valencia Ibn Mardanis, el Rey Lobo, se pro-clamó monarca independiente (1145-1172). Los almoha-des dominaron después las tierras valencianas hasta queotro miembro de la familia, Zayyan Ibn Mardanis, ins-tauró un corto reinado que terminó con la caída deValencia en manos de Jaime I (1229-1238). Durante elImperio Almohade, cuya capital se estableció en Sevilla,y a pesar de la inestabilidad política, las artes y la cultu-ra alcanzaron una alta eficacia y refinamiento que abar-có a grandes masas de la población urbana en las ciuda-des mayores, y en especial en las de la costa mediterrá-nea por su floreciente comercio. Fruto de ello fue la grandiversidad de formas, usos, técnicas y decoraciones quealcanzó la cerámica en esta etapa.

La técnica. La técnica de la cerámica hispanomusulmana del

área valenciana ha sido estudiada desde la práctica deloficio tradicional y de la etnoarqueología por autorescomo González Martí, Bazzana, Amigues, Mesquida,Gutiérrez Lloret o Coll Conesa, o desde la tecnologíacerámica científica por los equipos de Picon, VendrellSaz y Molera, entre otros, cuyos comentarios resumire-mos en esta síntesis.

La arqueología por otra parte, nos ha desveladoabundantes evidencias de talleres, hornos y restos dedesechos de alfar que permiten mejorar nuestro conoci-miento particular al respecto. Según nos recuerda RafaelAguar, se han localizado complejos alfareros incompletosu hornos en los siguientes lugares:

- Valencia: Calle Sagunto. Aparecieron alfareríasmusulmanas del antiguo rafal de l'Alcúdia, situado alnorte y junto al camino de Sagunto, fechadas entre lossiglos X al XIII. Perteneciente a una primera fase de lossiglos X-XI, se halló un pozo para extraer agua conecta-do a una balsa cuadrada y a un pocillo de decantacióncircular. Junto a ello se encontraron cinco pequeñasestructuras de combustión, tal vez restos de hornos defrita. En esta fase se fabricaron ollas, lebrillos, fuentes ycuencos con candiles de piquera con las técnicas del biz-cochado, la loza estannífera (decorado en cobre y man-ganeso, o verde solo), loza barnizada y decorada enverde, y cuerda seca total. Se localizaron barras y trébe-des usados en la cocción. Una segunda ocupación se suce-dió en el siglo XII, de la que se hallaron siete hornos másde planta oblonga, tres de ellos con "sagen" o banco, queprodujeron cerámicas bizcochadas, barnizadas en verdemonocromo y turquesa, o manganeso sobre melado, ycuerda seca parcial. El repertorio formal es más extensoque en la primera fase e incluye jarritas, fuentes, baci-nes, cántaros, braseros, alcadafes, candiles, tapaderas,tinajas, ollas y arcaduces. También se han hallado dese-chos de testar de época califal en el solar de los Baños delAlmirante.

- Ayora: Castellar de Meca. Los primeros con-textos cerámicos musulmanes de este yacimiento ofre-cieron el hallazgo de unas pequeñas ollas realizadas amano. En las excavaciones recientes de Santiago

Broncano y Mar Alfaro aparecieron dos hornos cerámi-cos para su cocción (ined. com pers.). Pertenecen pro-bablemente a los siglos X-XI.

- Denia: Las excavaciones arqueológicas realiza-das en Denia por J. A. Gisbert localizaron los primerostalleres musulmanes de la Comunidad Valenciana.Destacan los conjuntos alfareros de la Avda.Montgó/Teulada y de la calle Ramón Ortega, sin duda lasevidencias materiales más completas del Sharq Al-Andalus, existiendo otros restos en el Camí del Cementiricon restos de un horno y testares. Abarcan cronológica-mente desde los siglos X al XIII.

- Alicante. Un horno alfarero musulmán aparecióen el solar de la Lonja de los Caballeros y restos de tes-tar en sus inmediaciones, fechable en los siglos X y XI.

Por otro lado, se han documentado claras eviden-cias de producción cerámica por el hallazgo de testares en:

- Onda. En el llamado testar de Mas de Pere selocalizaron considerables cantidades de restos de alfare-ría pertenecientes a piezas bizcochadas, elaboradas condos tipos de pasta y con una gran variedad formal deproducciones. Las decoraciones estaban pintadas, inci-sas, impresas o peinadas. Apareció un solo fragmentocon vidriado de plomo y decoración en cobre y mangane-so, apuntando una probable cronología califal.

- Alzira. En el solar del colegio Julio Tena sehallaron un conjunto de cerámicas consideradas dese-chos de alfar, entre las que predominan las formas decocina, mesa y agua. El yacimiento fue sepultado a fina-les del siglo XI y no conocemos evidencias medievales detalleres cerámicos posteriores.

- Elche. En el lugar denominado El Filet de Foraaparecieron restos de testares correspondientes a dos fases,la primera del siglo XI y la segunda fechable en los siglos XIIy XIII. Fabricaba formas de servicio de mesa, contenedorespara el agua e iluminación, y cocción, como anafes y mar-mitas, con decoraciones pintadas y esgrafiadas.

Además de estas evidencias arqueológicas, ladocumentación escrita nos indica que existieron centrosalfareros musulmanes en Artana, Olocau, Sagunto,Játiva, y también posiblemente Liria. Se ha afirmadoque Paterna también tuvo producción de alfareríamusulmana aunque no se conocen evidencias arqueológi-cas concluyentes que demuestren la fabricación cerámicaantes de la conquista cristiana.

Los restos más completos de alfarerías medievalesmusulmanas han sido hallados en Denia y en Valencia. Elcaso de las alfarerías de Denia permite comprender per-fectamente la organización de un taller musulmán de losperíodos almorávide y almohade. Se ubicaban en sumayoría en el sector oeste de la ciudad (Avda.Montgó/Teulada y C/ Ramón Ortega). Son particular-mente interesantes los restos del taller de la C/Teulada,que llegan al momento de la conquista cristiana convarias fases de ocupación. En época almohade el tallerestaba formado por dos grandes naves rectangularesparalelas, con un patio trapezoidal entre ellas que cerra-ba al noroeste y al suroeste con dos edificios comparti-mentados en cinco ámbitos. En este patio se levantabanvarios hornos de los que tres de ellos funcionaron simul-táneamente. El patio sirvió de espacio para tratar laarcilla en bruto, decantarla y prepararla en masa, y tam-

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bién para conservar el combustible. No se han halladobalsas para la levigación. En el mismo patio se detecta-ron dos estructuras circulares que fueron interpretadascomo zonas de amasado de la arcilla por pisado.

El torneado se practicaba al parecer en una saladel edificio norte, la cual se había utilizado anteriormen-te como secadero y contenía un horno previo anulado. Laubicación de un torno de alfarero parece entreverse porel hallazgo de un posible pozo de torno semienterrado, deesquema semejante a los que todavía pueden verse enalgunas alfarerías de Andalucía. El hoyo de la base deltorno (Ø 1,25 m.) era de escasa profundidad (33 cm.) yse parece a los restos de otros que se han hallado enPaterna. Es probable que estos tornos pudieran ser deárbol fijo y rueda volante. Sin embargo, los fosos apare-cen colmatados, indicando que en la última fase de usode la alfarería, tal vez se utilizaran ya tornos elevadoscon estructura de madera. El torno de árbol fijo repre-sentaría el modelo más arcaico de torno rápido, con unapeor implementación técnica. Podría indicar tambiénuna menor capacidad económica de los alfareros y suespecialización en un producto de menor valor (alfareríade basto, no de mesa, esencialmente bizcochada).Debemos pensar que, como recurso tecnológico, estemodelo debió permanecer en los talleres de producciónmás económica y menos cualificada, como parece sugerirsu presencia arcaica en los alfares de Paterna, de dondela más antigua documentación escrita conocida nos diceque fabricaba básicamente tinajas y alfarería bizcochada("alcolles", documento de 1285).

El secado es una fase delicada del proceso de pro-ducción, en función de la naturaleza y calidad de las pas-tas. Las más plásticas requerirán más lentitud y suavi-dad en el proceso, mientras las refractarias o con desen-grasantes serán más resistentes y permitirán procesos dereducción de tiempo mediante su exposición directa alsol, por ejemplo. Los cuerpos simples y sin asas, o de gro-sores uniformes, también serán más resistentes, mientraslos que tengan aplicaciones o grosores no uniformesrequerirán más cuidado y tiempo. En el taller de Deniase supone que el secado se realizaba en salas cubiertasdonde también se encuentran hornos y que se usaronademás como almacén de cerámica. En opinión de losexcavadores, uno de los hornos pudo ser usado comoestufa para acelerar el secado.

Los hornos cerámicos de este taller de Denia seencontraban en el centro del patio orientados de mododivergente. Incluso otros, que parece fueron usados paracocer cerámica con vidriado de plomo, estaban en el inte-rior de habitaciones. Los hornos de este taller son devariada tipología, generalmente pequeños y de plantacircular en el período más antiguo (almorávide), con laparrilla sustentada sobre un arco transversal a la bocade carga de combustible. Escasos restos de hornos perte-necen al período almohade, caracterizados por su plantaoval o rectangular y con varios arcos de sustentación dela parrilla. Todos los hornos se habían excavado en elsubsuelo sirviendo la estructura subterránea como cáma-ra de fuego o de combustión. El fondo de ésta podía estarinclinado para facilitar que los gases no se arremolinasenabajo. En los casos conservados, la parrilla se habíaconstruido con adobes, dispuestos en forma reticular o

radial, apoyados sobre arcos con perforaciones distri-buidas regularmente. De la cámara de cocción o labora-torio quedan escasos vestigios de apenas unos centíme-tros en los arranques de los muros, y se supone que seconstruyeron con adobes o tapial y cubrieron con bóve-da fija o móvil, en función de las dimensiones de la cáma-ra de cocción y de las necesidades técnicas.

La producción del taller Montgó/Teulada incluyeen la fase más antigua y de forma abundante cantarillas,fuentes, ollas, jarros y trípodes, mientras aparecen enmenor cantidad las orzas, lebrillos, cazuelas, tapaderas,anafes, arcaduces, escudillas, redomas y candiles, pre-dominando las decoraciones pintadas sobre las vidria-das, aunque se han descrito hallazgos de decoraciones encobre y manganeso sobre blanco y manganeso sobre bar-niz de plomo melado. En la última fase son muy abun-dantes las fuentes, orzas y tapaderas, y más escasos losarcaduces, candiles, cantarillas, escudillas, lebrillos yredomas. Predominan las técnicas del vidriado monocro-mo verde o la cubierta estannífera, y se encuentran esca-samente las barnizadas simples, apareciendo el esgrafia-do y el estampillado bajo cubierta.

Además de estos hornos de la calle Teulada se cono-cen otros tipos de hornos musulmanes. El más antiguo yarcaico es el de los hornos de ladera, estructuras de tirodirecto excavadas casi por completo en el subsuelo, con laexcepción de la bóveda de la cámara de cocción. El hogary el laboratorio se excavaban de forma escalonada en unaladera. Ambas se conectaban mediante conductos semiex-cavados que arrancaban en la caldera y desembocaban enla cámara alta. No existía parrilla propiamente dicha antela falta de capacidad técnica para construirla. Los hornosde Meca pertenecen a esta tipología y su producción secentraba en ollas realizadas a mano (siglos X-XI).

En los arrabales del sector oeste de Denia (CalleRamón Ortega) se encontraron otros hornos califales ode los primeros taifas. En este caso se trata de estructu-ras cilíndricas de tiro directo, sin parrilla (fig. 65). Laspiezas a cocer se colocaban en estantes formados porbarras de arcilla que se encastraban en el muro. Portanto, la pared se compone de la estructura de barro o

adobe en la que, a distancias regulares, se incluyen hile-ras de cilindros de arcilla cocida que servirán para suje-tar las barras. En ocasiones las alineaciones de soporteestán enrasadas con el muro, aunque en otros casos se

(Fig. 65) Foto del horno musulmán U.E. 125/577 de la calleRamón Ortega Denia. Según Gisbert, 2000.

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apoyan sobre sa-lientes o resaltesllamados "ban-quetas" (fig. 66).Según el especia-lista J. Thiriotestos hornos po-dían ser de tirodirecto, de llamainvertida -en mo-delos orientales

de Meskene del siglo XIII-, e incluso utilizar el calor deradiación en cámaras con camisa (Takht-i-Suleiman,Irán). Parece que los numerosos hornos medievales espa-ñoles de este grupo hallados en Priego, Balaguer,Pechina, Murcia y Zaragoza, funcionarían con llamadirecta. Este tipo de horno era bien conocido en el orien-te musulmán (Persia, Siria) donde se denominaba shak-hureh. Según nos cuenta el cronista del siglo XIII Abu'l-Qasim, allí las cerámicas a cocer se metían en cajas contapa y se introducían en los hornos que en Irán se llama-ban dam o dahst. Sin embargo, las cajas o cobijas no fue-ron usadas en España hasta bien entrado el siglo XVII.La producción de estetaller se centraba en lozaestannífera, fabricandocuencos y escudillas, can-tarillas y redomas deco-radas en cobre y manga-neso sobre blanco (fig.67) y manganeso sobrebarniz de plomo.

Los hornos mu-sulmanes más corrienteseran los de doble cámaray parrilla, estructuraque en nuestras alfarerí-as se denomina "hornoárabe". Son hornos de tiro directo y doble cámara. Lainferior o de cocción era donde se realizaba la combus-tión y en ocasiones se usaba también para cocer cuandoexistía un banco o "sagen", como parece ser el caso de loshornos musulmanes valencianos de la calle Sagunto. Lacámara superior se separaba de la baja por un piso per-forado o parrilla, que constituía el suelo del laboratoriodonde se disponían principalmente las cerámicas. Laestructura se cerraba por muros de adobe o tapial yremataba con una bóveda, a veces una simple cubiertaplana, que podía estar construida de forma permanente(bóveda fija) o temporal (bóveda móvil). Se trata de hor-nos heredados directamente de los modelos romanos. Elhorno de doble cámara y bóveda cerrada supone un granavance en el sistema de cocción al ser estructuras queaprovechan mejor el laboratorio, ya que pueden alber-gar más piezas, y además mejoran el rendimiento térmi-co. Sin embargo son de construcción más compleja.

Entre el utillaje alfarero musulmán encontramoslos moldes, generalmente de barro cocido, tanto parapiezas completas como para detalles ornamentales. Enépoca musulmana eran generalmente utilizados para elestampillado de grandes superficies diseñando metopas,bandas y grandes cartelas de carácter epigráfico, fito-

morfo o zoomorfo. Para la cocción se usaron diversoselementos como las cazoletas o tubos cilíndricos, que seencastaban en la pared del horno y donde se introducí-an las barras en los hornos "shakhureh" para montar losestantes horizontales. Junto con las barras debieronusarse los ganchos o soportes en "S" que servirían paracolgar las piezas a cocer, según interpreta J. Thiriot.Mucho más comunes fueron los trébedes que se utiliza-ban como separadores de las piezas barnizadas que secocían para evitar que se pegasen, usados con profusiónhasta hoy. A pesar de que posteriormente se utilizaron deforma abundante, los discos, las cajas de cocción y losclavos para soportar las piezas dentro de las cajas, no sehan documentado entre los objetos en uso en el tallerhispanomusulmán. Para cocer las fritas de barnices oesmaltes se usaron tarros (crisoles) en forma de olla, yadesde el siglo X.

Materiales y técnicas. Los musulmanes utilizabanpastas naturales y pastas modificadas para conseguirespeciales características en las cerámicas. Las pastasnaturales son más susceptibles de ser usadas en objetosdestinados al servicio de mesa o para formas de agua,aunque esta afirmación no se puede generalizar. Las pas-tas se modifican en general añadiéndoles desengrasanteso aplásticos (cuarzo, arena, dolomita), o mezclando arci-llas de diferentes calidades para conseguir varios efectoscomo mejor adaptación al barniz o esmalte, mayor resis-tencia mecánica o térmica, aumento de la porosidad, etc.Las pastas modificadas con arena de sílice son esencialesen piezas de fuego para hacer ollas, cazuelas, etc., debi-do a que es necesario garantizar su resistencia al estréstérmico. Por otra parte, aditivos como la sal garantizanuna alta porosidad en las formas de agua. Ésta aumentala evaporación y consecuentemente el poder enfriadordel contenedor (p.e. producción de Agost). El equipo delDr. Vendrell-Saz ha demostrado la manipulación segurade pastas y la mezcla de diversas materias primas en laproducción medieval de Denia y Paterna.

Muchas cerámicas hispanomusulmanas de servi-cio de mesa o auxiliares de cocina (fuentes, lebrillos, cán-taros, tinajas, etc.), se caracterizan por una notableporosidad y ligereza. Grandes vacuolas que parecen deorigen orgánico, al tiempo que partículas calcáreas -aveces de algunos milímetros-, son perfectamente visiblesen su superficie(fig.68). Tambiénpresentan a menudoel fenómeno delcorazón negro -inte-rior negro o gris-, enarcillas de aspectonatural. Todo ellopuede indicar el usode arcillas jóvenesde buena plasticidadnatural procedentesde la orilla de ríos oestanques, y en cual-quier caso con abun-dante materia orgáni-ca, en las cuales lacocción no consiguió

(Fig. 66) Reconstrucción del hornoanterior. Según Gisbert, 2000.

(Fig. 67) Cuenco en verde ymanganeso del taller de la

calle Ramón Ortega deDenia. Gisbert, 2000.

(Fig. 68) Cantimplora musulmana con decoración de pintura

de manganeso MARQ. Según Llobregat, 1987

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una oxidación total de la pasta aunque la temperaturamáxima fuera la adecuada. El efecto puede originarse porun escaso envejecimiento o pudrición de la arcilla, aprove-chando la buena plasticidad en la conformación, aunquedespués diera lugar a la formación de monóxido de carbo-no reductor en la combustión por la descomposición demateria orgánica. Si la cocción es suficientemente larga entiempo, este efecto del corazón negro puede llegar a elimi-narse (Pastor, 1992). Además, la molturación y levigaciónde la arcilla de estas piezas es muy elemental, y su aspectoindica que se debieron aprovechar los sedimentos más finosformados en en las capas superficiales de las balsas dedecantación para las piezas más delicadas, y las arcillas conpartículas mayores del fondo para los grandes vasos.Probablemente el cribado fue una práctica corriente en lapreparación de la materia prima, ya que hasta el momentono se han hallado balsas o piletas conectadas para la levi-gación en los talleres medievales.

Las pastas de la cerámica de fuego suelen presen-tar abundantes desengrasantes refractarios de cuarzo(arena de río). También se puede conseguir una mayordureza y resistencia térmica especial al cocer en atmósfe-ra reductora arcillas naturales, ya que se produce unfenómeno de sinterización que endurece sus superficies

(Pradell et al,1997) (fig. 69).Existen arcillasnaturales ricasen componentesaplásticos -comofeldespatos- quepueden dar lugara pastas de unaespecial unifor-midad y durezaal favorecer la

sinterización de la arcilla. En el caso de Valencia las arci-llas son muy calcáreas o bien algo ferruginosas, aunque laexistencia de yacimientos con arenas de cuarzo permitióusar éstas como refractarios y también como aditivos paralos barnices.

Las pastas nos informan sobre los procesos de tra-bajo usados en el pasado. En la cerámica musulmana suaspecto y características físico-químicas nos indican princi-palmente la búsqueda de un ahorro de tiempo en el proce-so de transformación de la materia con el fin de conseguirun producto barato, abundante y de consumo inmediatocon medios muy ajustados en razón de la calidad del obje-to final. En los talleres musulmanes sólo se manipularon demanera especial las pastas en función de condiciones biendeterminadas, en especial en la fabricación de cerámicas delujo o especializadas para el fuego o el agua. Los estudiosrealizados por el equipo del Dr. Vendrell-Saz en diversoscentros alfareros musulmanes, manifiestan que se confec-cionaron tres tipos de pastas en Denia: las arcillas muyricas en carbonatos se utilizaron para las lozas, las arcillasricas en carbonatos y desengrasantes para tinajas, y final-mente las arcillas con pocos carbonatos y con desengrasan-te para marmitas y ollas. Debemos suponer que las dife-rentes composiciones entre estas series de productos sedeben, esencialmente, a la manipulación de pastas que par-tían de un mismo recurso mineral mayoritario.

En la conformación los musulmanes utilizaron lastécnicas del modelado manual simple, el modelado conelementos auxiliares de alta revolución y el moldeado.

En el modelado manual las piezas se realizan amano sin usar instrumentos de revolución. Esta técnicaesencialmente doméstica, se encuentra en las primerascerámicas musulmanas emirales, pero fue mantenida porlos alfareros cristianos en Cataluña para producir ollas ycazuelas hasta el siglo XIII, momento en que adoptaron deforma generalizada el torno de alfarero. En el modeladocon elementos auxiliares de revolución, la torneta repre-senta un primer nivel de utillaje primitivo al consistir enuna rueda, aún de baja velocidad de revolución, que fueutilizada principalmente en los talleres musulmanesdomésticos de cronología emiral o califal (GutiérrezLloret, 1988). El uso de tornetas se percibe en la cerámi-ca por la presencia de estrías de torneado algo irregularesy de trazado discontinuo, mientras en el torneado rápidolas estrías son continuas y muy regulares. Las ruedas dealfarero de revolución rápida, cuyo uso se centró en eltaller especializado, se introdujeron ya en el siglo IX. Conexcepción de las parcas evidencias aportadas por el tallerde Montgó/Teulada de Denia, desconocemos cómo fueronesas ruedas de alfarero musulmanas, aunque podemossuponer que existió un modelo de torno de árbol fijo ycabeza cilíndrica pivotante sobre éste, y posiblementeotro de doble rueda volante de tipo moderno.

En cuanto a los moldes, además de los ya comenta-dos para decoraciones plásticas, los musulmanes usaronesporádicamente moldes de apretón de dos piezas comodemuestra una pequeña botella en forma de piña halladaen Denia (Gisbert et al. 1992).

Entre las técnicas de acabado, los sistemas mássimples se encuentran normalmente sobre cerámicacomún, donde las superficies no ofrecen decoración y sóloalisados o bruñidos. Las superficies decoradas poseenvarios grupos de tratamientos. Las técnicas sencillas afec-tan básicamente al modelado -meandros o bandas realiza-das a peine, incisión, excisión, impresión y aplicacionesornamentales y/o funcionales-. A veces las costillas o cor-dones aplicados decorados con estampillado de las gran-des tinajas no son elementos ornamentales en sí, ya quedisimulan u ocultan apliques funcionales que confierenmayor estabilidad o resistencia a la pieza.

Entre las técnicas decorativas complejas encontra-mos pigmentaciones, engobes, barnices y esmaltes. Lasprincipales materias colorantes son óxidos metálicos. Elóxido de hierro produce el color rojo en cocción oxidantey negro en reducción, tanto al ser usado en un engobecomo en un barniz o cubierta. El cobre da verde en oxi-dación y rojo en reducción, etc.

Las decoraciones pintadas se realizaban con pig-mentos metálicos de óxido de hierro (rojo) o de mangane-so (negro) (fig. 70). En ocasiones la decoración se aplica-ba con una barbotina muy líquida compuesta por la arci-lla pigmentada o de otro color, a veces blanquecina. Conesta técnica se decoraban las cerámicas comunes (jarras,cántaros, lebrillos, ollas, etc.). En ocasiones encontramosengobes de barbotina de color rojo o negro que sirven defondo a motivos pintados en colores contrastados como elblanco. No se han realizado análisis para determinar siesta decoración de contraste se hizo con técnicas de pinta-

(Fig. 69) Ollas grises de Benetússer, del s.X. Según Soler, 1987

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do en frío para elsegundo color -esdecir sin cocción-,pero ello sería posi-ble. Por otra parte,al engobe se le adi-cionaba en ocasio-nes algún fundenteen su composición,como ceniza vegetal(carbonato de pota-sio), para aumentarsu grado de adhe-rencia al cuerpocerámico. Tambiénse usó el esgrafiadosobre engobe, rea-

lizado mediante la aplicación de metopas o franjas grue-sas pigmentadas sobre la pieza cruda que tras el secadoeran rayadas con un estilete, dejando en los surcos for-mados por éste el color de la pasta en contraste con lazona pigmentada) (fig. 71). A veces se combinaba elesgrafiado con motivos realizados con esmaltes policro-mos (esgrafiado y verdugón o cuerda seca parcial). Estastécnicas perduraron en producciones posteriores a laconquista cristiana como ha quedado bien demostradoen la vigorosa y ampliaproducción de Paterna(Mesquida, 1989, 2002).

En cuanto a lascubiertas vítreas usadasen nuestro territorio,encontramos dos grandesgrupos según los funden-tes mayoritarios utiliza-dos. Un grupo presentamayor cantidad de salesde sodio y potasio (cubier-tas alcalinas) muy usadasen Oriente Medio, mien-tras otro grupo lo consti-tuyen las cubiertas con plomo como fundente principal,de tradición romana. En éstas para formar el vidrio esesencial el plomo, la sílice, y componentes básicos comoel bórax o la sal. Algunos pigmentos viran de color enfunción de la mayor o menor proporción de fundentesalcalinos de la cubierta, así el cobre da el color turquesacuando la proporción de esas sales en el barniz es alta.También se consigue un color verde turquesa pálido si sediluye el cobre en una cubierta de plomo-estaño (fig.72).

Las cubiertas traslúcidas se realizaban esencial-mente con barniz de plomo, a partir de galena (sulfuro deplomo), litargirio o minio (óxido de plomo). En laValencia medieval era habitual obtener el barniz deplomo preparando una frita obtenida del carbonato osulfuro de plomo, cocida en un horno llamado "armele"durante siete horas, proceso que exigía remover conti-nuamente la mezcla con una larga paleta de hierro lla-mada "dragó". Con ello se obtenía una especie de arenade óxido de plomo llamada "acercó". Este producto, unavez enfriado, volvía a cocerse en la cámara baja delhorno o "sagen", junto con arena de sílice, formando un

vidrio. Este vi-drio se molía yrefinaba, obte-niéndose un polvoque se suspendíaen agua y con ellose conseguía elbarniz. Este pro-cedimiento, juntoal de la obtencióndel esmalte estan-nífero que comen-taremos más ade-lante, es semejan-te en sus operaciones esenciales al que describe el trata-dista Abu'l-Qasim en uso en Irán en los inicios del sigloXIII. Sabemos que en época musulmana el vidriado secocía en unas ollas de base plana, cuerpo cilíndrico yparedes convergentes, localizadas en gran abundancia enel alfar murciano de San Nicolás con escorias vítreas.Hay, por tanto, pruebas de barniz de frita en tarros ocrisoles del siglo X, pero en cronologías posteriores éstosse usaron en Denia sólo para esmaltes. Mediante la mez-cla de carbonato de plomo y sílice reducido a polvo sepodía preparar el vidriado de plomo ordinario para apli-car sobre la pieza directamente, pero si éste se fritaba semejoraba la adaptabilidad del barniz, se dispersabamejor la emulsión y se reducían los peligros de envene-namiento por saturnismo de los alfareros. Cabe decirque los testimonios etnográficos documentan que nume-rosos talleres tradicionales hacían, hasta hace pocosaños, piezas barnizadas en monococción, mediante elrecubrimiento de la pieza cruda con una preparaciónque contenía aglutinantes orgánicos, como cola de car-pintero de harina y salvado, componentes vitrificables ycolorantes.

En las producciones hispanomusulmanas es fre-cuente encontrar piezas decoradas en negro, o verde ynegro sobre melado. Estas decoraciones se obtienenaplicando el pigmento sobre o bajo la cubierta deplomo. En lozas del siglo X de Almisserat y de Valenciase ha constatado la presencia de manganeso bajocubierta (Coll et al, 1999), aunque no puede indicarseque fuera una técnica muy difundida ya que no ha sidoreconocida en otros talleres. En general, las decoracio-nes con óxidos metálicos, salvo las excepciones quecomentaremos, se realizaban sobre cubierta. Algunosanálisis han reconocido también una escasa presenciade Sn en cubiertas de plomo decoradas con bicromía decobre y manganeso, aspecto que tal vez pudiera indicaruna contaminación en taller al producir simultánea-mente esta misma bicromía sobre fondo blanco estanní-fero. El melado es el color natural que se obtiene de unacubierta de plomo sobre barro ocre o rosado, así elcolor será amarillo pajizo o miel envejecida según hayarespectivamente menos o más hierro en la pasta.También tendrá un color amarillo el barniz que contie-ne una mayor proporción de alúmina (la arcilla misma),añadida con el fin de aumentar la viscosidad y la dure-za del barniz.

Una cubierta incolora de plomo puede adquiriruna tonalidad verde si se provoca una reducción par-

(Fig. 70) Jarrita decorada conmanganeso sobre bizcocho.Ayuntamiento de Valencia.

Según Soler, 1987.

(Fig. 71) Jarra con decoración esgrafiada. MARQ. (Alicante).

Según Azuar, 1988.

(Fig. 72) Conjunto de piezas delCastell de la Torre Grosa, Jijona.

MARQ. Según Azuar, 1985.

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cial en la última fase de cocción en un cuerpo cerámicoque contenga suficiente hierro, a baja temperatura. Elhierro en estado de óxido férrico se transformará enóxido ferroso por la atmósfera de reducción, pigmen-tando de gris o negro y oscureciendo la pasta, procesoque podemos percibir al seccionar las pastas y eviden-ciar la existencia de un corazón rosa o rojizo en unapasta de exterior gris. El vidriado de plomo en contac-to con la pasta gris dará verde, nunca amarillo o mela-do, a no ser que se haya producido una oxidación pun-tual en una determinada zona. Este fenómeno ha sidocontrastado en laboratorio y explicado extensamente enreferencia a producciones de Paterna (Molera et al,1997; 1999). Suele ocasionarse siempre de forma natu-ral cuando el barniz cubre el exterior y el interior de lapieza, existe hierro, algo de materia orgánica y carbo-nato cálcico en la pasta, y la cocción se produce enmonococción, factores que facilitan una reducción delcuerpo cerámico.

Las piezas vidriadas se realizaban generalmenteen dos cocciones, la primera para el bizcocho y lasegunda para el vidriado, como demuestra el hallazgode bizcochos desechados pertenecientes a zafas o piezasque, en general, se cubren después de esmalte o vedrío.Por otra parte, en desechos del testar de Denia(Montgó/Teulada) se encontraron platos y fuentescubiertos con vidriados de plomo sin haberse halladoevidencias de piezas fallidas en el bizcochado, y tam-bién piezas estanníferas de clara biccocción. La pro-ducción de piezas vidriadas -e incluso esmaltadas- enuna sola cocción (monococción) es perfectamente posi-ble, pero la manipulación de las cerámicas crudasrequiere un mayor cuidado ya que los vidriados se sue-len preparar en suspensiones acuosas. La pieza cocidaaporta un buen soporte para la adición del vidriado odel esmalte evitando muchos riesgos de la monococción.Para facilitar ésta, algunas preparaciones de vidriadosllevaban aglutinantes orgánicos (colas vegetales o ani-males), aunque también requerían ser formulados paratemperaturas más elevadas (con mayor porcentaje desílice y alúmina, p. e.). En la monococción, pasta ycubierta vidriada deben cocer al mismo tiempo, lo queconlleva la formulación del segundo para temperaturasmayores (hasta 1050 ° C). El equipo del Dr. Vendrell-Saz ha ofrecido una variada, completa y fundamentalinformación analítica sobre estas técnicas de la cerámi-ca medieval (Molera et al, 2001: 249 ss.).

Para conseguir cubiertas opacas simples (ver-des, marrones, etc), se añadían a la preparación de lacubierta de plomo óxidos metálicos colorantes. La téc-nica ha sido constatada en análisis efectuados sobre pie-zas hispanomusulmanas de Murcia, Balaguer, Mallorcay Denia, donde se demuestra que los barnices amarilloscontienen hierro, difundido al parecer desde la propiapasta, los verdes óxido de cobre, y óxido de manganesolos marrones (Molera et al, 1999). De ese modo es sabi-do que la adición de óxido de cobre disuelto en vinagreal preparado del barniz, tinta al vidrio de un colorverde hoja.

Si al barniz de plomo le añadimos estaño obten-dremos una cubierta blanca opaca. Estas cubiertasopacas estanníferas fueron la innovación técnica más

trascendente de la herencia hispanomusulmana. Secomponen de plomo, sílice, escasos fundentes alcalinossódicos y potásicos, y óxido de estaño como opacifican-te. Las partículas de estaño se reparten de forma regu-lar en el vidrio rompiendo la natural translucidez delbarniz de plomo y creando una superficie blanca por ladifusión de cristales de casiterita en la masa vítrea. Laloza estannífera era ya bien conocida en los tallerescalifales, aunque sin embargo a menudo se aprecian susproductos sin brillo y con aspecto pulverulento debidoa problemas de conservación derivados de la técnica deproducción utilizada -quizás aplicación del estaño sinfritar, baja proporción de sílice en los vidriados, etc-.Antiguamente se creía que los esmaltes blancos hispa-nomusulmanes eran engobes blancos bajo cubierta,pero ha sido ratificado abundantemente por análisisarqueométricos que se trata en realidad de verdaderosesmaltes estanníferos. El equipo del Dr. Vendrell-Sazha expuesto las características esenciales de los esmaltesestanníferos medievales musulmanes y mudéjares y susdiferentes propiedades en función de composición yestructura, indicando un mayor poder opacificadorcuando los cristales de casiterita miden entre 50 y 500nm. Todos los esmaltes estudiados por su equipo presen-tan estaño en una proporción oscilante del 5 al 10 %,mientras la distribución de los cristales de casiteritavaría entre los alfares musulmanes y cristianos. Porotra parte se percibe en las composiciones químicas delos esmaltes de Paterna un menor contenido en plomo yun alto contenido en cuarzo para las lozas decoradas enazul y dorado en relación con las otras series, al igualque un mayor grosor, aspectos que redundan en sumayor calidad. Para asegurarse de su fusibilidad a bajatemperatura se les añadía óxido potásico (Molera et al,2001: 254).

Para fabricar esmalte estannífero se mezclaba elvidriado de plomo con óxido de estaño, arena y otrosfundentes (sodio o potasio). Según los análisis efectua-dos por el equipo del Dr. Vendrell, los esmaltes antiguospresentan alto contenido en PbO y cerca de un 10% deóxido de estaño, mientras los cristales de casiterita, uni-formemente distribuidos en el vidrio, miden entre 200-700 nm. Los esmaltes nazaríes presentan cristales decasiterita algo mayores pero en distribución heterogé-nea. Los esmaltes mudéjares valencianos tienen unadistribución más homogénea de los cristales de óxido deestaño y su tamaño es mayor que en las lozas islámicas.Las producciones de cronología más avanzada presen-tan una distribución más irregular y heterogénea delopacificante, característica que comparten con losesmaltes catalanes contemporáneos. Para este equipo,la homogeneidad en la distribución de los cristales decasiterita depende del uso de fritas, las cuales se detec-tan en San Nicolás, en la producción estannífera deDenia y en la antigua de Paterna, lugares en los que seindica el hallazgo de crisoles con esas fritas.

El procedimiento clásico de preparación de lasfritas estanníferas en Manises fue descrito por M.González Martí. La mezcla del plomo y el estaño se rea-lizaba dentro del "armele" u horno de frita, añadiendolos componentes uno tras otro al mismo tiempo que seiba removiendo. Posteriormente se debía agregar la síli-

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ce, sal, ceniza, etc. para hacer el vidrio, proceso quesegún los tratadistas modernos se hacía en el "sagen" obanco de la cámara de combustión del horno. Despuésse procedía a su rotura con bolas o mazas de hierro, asu molido y refinado. Probablemente este fritado en el"sagen" es moderno y se debe a la necesidad de la pro-ducción del esmalte en grandes cantidades, mientras enépoca medieval se debían usar los botes de frita ya des-critos para el caso de Denia o Manises.

Añadiendo óxido de cobre a un vidriado con altoporcentaje de fundentes alcalinos (sódicos y potásicos) seobtiene turquesa. González Martí comenta que el tur-quesa se realizaba a partir de la inmersión de restos deplancha de cobre con orujo de uva, obteniendo con elloacetato cúprico monobásico, que luego se aplicaba comopigmento. Análisis recientes realizados por P. Botellademuestran que en los alfares medievales de Manises sefritaban esmaltes opacificados junto con óxido de cobrepara obtener el vidriado turquesa, técnica que segura-mente fue usada ya por los musulmanes.

Las decoraciones con óxidos metálicos sobreestannífero generalmente se efectuaban después de laprimera cocción del bizcocho y sobre la cubierta cruda,antes de la segunda. Los óxidos metálicos habitualmenteusados eran de cobre (para el verde), de manganeso(para el violeta, morado o negruzco), de hierro (para elrojo o el ocre), y de cobalto (para el azul). Todos excep-to el cobalto fueron usados desde época califal, perdu-rando en la producción medieval cristiana. El cobaltopudo haber sido usado desde fines del siglo XIII enMálaga.

Una técnicadecorativa típica-mente hispanomu-sulmana es la cuer-da seca. Ésta com-bina vidriados dediversos colores yux-tapuestos, y separa-dos por una finalínea sin vedrío decerámica bizcocha-da o de pintura demanganeso. Puedepresentarse cubrien-do totalmente la su-perficie del vaso, encuyo caso el resulta-do es semejante al

cloissonné de la metalistería (cuerda seca total) (fig. 73).Cuando el vidriado se reduce a elementos sueltos en unsector de la pieza se denomina cuerda seca parcial. Lacuerda seca total es generalmente más rica en color, ypuede combinar esmalte estannífero con vedríos pigmen-tados con manganeso, hierro, cobre, o esmaltes turquesade cobre y estaño. La cuerda seca parcial se presenta enocasiones con zonas pintadas y esgrafiadas. En su evolu-ción cronológica las producciones se solapan en el tiem-po, aunque la cuerda seca total es la técnica más antiguasiendo conocida desde el siglo X, apareciendo posterior-mente la cuerda seca parcial en el siglo XI, y el esgrafia-do con cuerda seca en el siglo XII. Todas estas técnicas se

fabricaron en el SharqAl-Andalus interrum-piéndose tras la con-quista de 1238.

Tras la cubiertaestannífera la mayorinnovación musulmanafue la introducción delreflejo metálico, técnicaoriental llegada a Mur-cia hacia fines del sigloXI o inicios del s. XII.No existen testimoniosdel uso del reflejo en elárea valenciana antesde la conquista cristia-na, aunque sí se hanhallado ejemplares con-siderados de importa-

ción de los siglos XI y XII (botella de las aves, plato epi-gráfico, etc.) (fig. 74).

Las producciones.- Cerámicas emirales. En opinión de Sonia Gutiérrez existe una clara

continuidad entre la población preislámica y la posteriora la conquista, aspecto que dificulta distinguir ambientescerámicos inmediatos anteriores y posteriores a la pri-mera ocupación musulmana. Sin embargo, la paulatinaevolución poblacional que se produce con la introduc-ción de grupos campesinos de estructura tribal, especial-mente de origen bereber, y la nueva articulación delespacio que éstos desarrollan, ofrece los primeros indi-cios para reconocer sus asentamientos y la cultura mate-rial asociada, entre ella la cerámica. El modelo básico dela sociedad islámica, basado en el predominio de lo urba-no, se impondrá en el califato, por lo que los estudiosrelativos a momentos previos resulta complejo. Las pri-meras aproximaciones para el norte de la actualComunidad Valenciana se deben a Bazzana y Guichard,aunque recientemente se han visto ampliados porGutiérrez Lloret con la investigación desarrollada en lazona de la cora de Tudmir -antiguas tierras del ducadode Teodomiro-, que comprende básicamente el sur de laprovincia de Alicante. Según esta autora, en los siglosVIII al IX predominan las cerámicas propias de un sistemade producción elemental, de carácter doméstico y centrado

en el autoconsumoaunque sin excluir laposible circulacióncomercial, con cerá-micas de arcillaslocales, hechas amano o a torneta,cocidas en estructu-ras simples tipohoguera u hornera.Abundan las fuentespara cocer pan, lasollas, las tapaderas,las botellas o las tina-jas (fig. 75) . A fina-

(Fig. 73) Plato de cuerda seca conave. Ayuntamiento de Valencia.

Según Soler, 1987.

(Fig. 74) Botella de loza dorada. Ayuntamiento de

Valencia. Según Soler, 1987.

(Fig. 75) Tabla de formas cerámicas de las producciones paleoandalusíes.

Según Gutierrez Lloret

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les del siglo VIII se percibe la introducción del arcaduz,los jarros o los hornos de pan, primeros indicios detransformación social. Gutiérrez Lloret indica que en elsiglo X se consigue la estandarización morfológica en losasentamientos rurales y urbanos, conforme se estructurala sociedad islámica, articulándose ya las redes de distri-bución que superan el ámbito local. A mano se realizanollas de base plana, cuerpo cilíndrico y labio reentrante,con precedentes preislámicos en Hispania y norte deÁfrica, ollas de base plana y cuerpo cilíndrico, tapade-ras, lebrillos, tinajas con dos asas y cordones impresos, yel horno de pan troncocónico, de clara filiación semitaoriental. Realizadas a torno lento encontramos arcadu-ces, marmitas de dos asas, jarritos carenados trilobados,jarras de boca estrecha y candiles de piqueras cortas.Las decoraciones son muy simples, con impresiones ypintura en óxido de hierro. El Zambo (Novelda), Cabe-

zo del Molino (Rojales) oel Forat de Crevillente,son yacimientos que ilus-tran esta fase en los queaparece escasa cerámicavidriada, siempre mono-croma en óxido de plomoa veces con cobre.

En Valencia segúnnos informa el equipo delServicio de InvestigaciónArqueológica Municipal(Pascual, Ribera et al.,1996), la primera pro-ducción cerámica mu-sulmana documentadadata al parecer del sigloIX. En esos momentos elcuadro tipológico es muyescueto, existiendo ollasglobulares de cocciónreductora, realizadas atorneta en dos tipos: conlabio exvasado y con aca-nalado bajo éste, y ollasde cuello estriado alto yde labio exvasado. Ambasderivan de formas docu-mentadas ya en el sigloVI. Junto a esto seencuentran candiles decorta piquera. En estra-tos superiores se docu-mentan tapaderas con asade cinta, y cantarillas depastas claras.

- Cerámicas califa-les y de los reinos de taifas.

El siglo X puedereconocerse a partir delos contextos de la Rábitacalifal de Guardamar delSegura, excavada por R.Azuar, que nos muestranla coexistencia de cerámi-

cas realizadas a mano y a torno rápido. A mano se hicie-ron marmitas de base plana decoradas con bandas pei-nadas onduladas sobre el hombro, las primeros cuencosy escudillas, tapaderas, hornos de pan, tinajas, etc. Atorno se hacían jarritos, cántaros, tinajas, lebrillos,arcaduces y candiles de piquera larga (fig. 76). Como téc-nica decorativa se utiliza la pintura al óxido de hierro yse generalizan los revestimientos vidriados de plomoverde o melado, apareciendo tímidamente las estannífe-ras (fig. 77). Algunas lozas llevan ya decoración en man-ganeso sobre melado (fig. 78), y verde y negro sobre blan-co apuntando una datación del sigo XI.

En Medina al-Turab (Valencia), yacimientos comoel solar del Palau de les Corts evidencian que hacia ini-cios del siglo X continúan los tipos anteriores y aparecenpequeñas tinajas con borde vuelto y cordones aplicados,así como jarritas de cuello recto con dos asas que arran-can del borde (Pascual,Ribera et al. 1996). Enestratos posteriores seañaden a este conjuntolos candiles de piqueralarga y aparecen los pri-meros cuencos sin vedrío,así como ollas torneadas ypintadas con óxido de hie-rro (fig. 79). La cerámicavidriada es todavía muyescasa. Avanzando el siglose constatan las formasmencionadas, las cazue-las decoradas en manga-neso, las tapaderas deco-radas con meandros, se diversifica la morfología de lascantarillas. En la segunda mitad del siglo X se utilizaría elvidriado con profusión, en cuencos y fuentes melados odecorados en cobre y manganeso, cantarillas, tinajas concordones aplicados, lebrillos, candiles de piquera. Unconjunto importante fechado entre el 950 e inicios del sigloXI, procede de la excavación de la antigua cárcel de SanVicente (junto a la Almoina), que contiene numerosas pie-zas vidriadas, meladas con trazo de manganeso, estannífe-ras simples o decoradas en cobre y manganeso. Junto aello se encuentran formas anteriores y ollas de pasta clara,redomas, tinteros, jarros de pico trilobulado, y algunasdecoraciones pintadas sobre bizcochado (fig.80).

La loza estanníferacalifal del área valenciana hasido estudiada por numero-sos investigadores entre losque destacan A. Bazzana, P.Guichard, F. Escribà, R.Azuar y J. Gisbert. Se carac-teriza por su decoración enverde y negro sobre blanco,en la cual se desarrollantemas directamente inspira-dos en el Próximo Oriente,que a su vez denotan influen-cias chinas, iranias, sirias oegipcias contemporáneas co-mo señalaran G. Marçais o H.

(Fig. 76) Candiles de piquera islámicos de la Rábita

de Guardamar s.XI. Museo de Guardamar.

(Fig. 79) Olla de la Cova delsCavalls (Castellón), decorada

con óxido de hierro. MuseoNacional de Cerámica.

(Fig. 80) Cántaro con decoración pintada

de tradición bereber. Ayuntamiento de Valencia.

Según Soler, 1987

(Fig. 77) Redoma de Cullera.Museo Nacional de Cerámica.

(Fig. 78) Redoma decorada enmanganeso sobre cubierta deplomo, de época taifa. Museo

Nacional de Cerámica.

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Terrasse, pero inter-pretados bajo premisaslocales como manifies-tan J. Zozaya, A.Turina y A. Bazzana.G. Rosselló-Bordoy, J.Zozaya, M. Barceló oF. Valdés, señalan quesu técnica y decoraciónparecen impulsadosdesde las ciudadespalatinas de Medina al-Zahra y Medina Elvi-ra, y por ello se consi-dera que en su origeneran vajilla áulica(Cuenco cervatillo).Los motivos zoomor-fos, como leones, gace-las, cervatillos (fig. 81)o pavones, así comociertos fitomorfos quepresentan piñas ylotos, o el cordón de laeternidad (fig.82), sonelementos simbólicosde carácter religiosoque en algunos casosevocan directamente elParaíso. Las produc-ciones califales y proto-taifas llevan invaria-blemente una cenefa enel borde con pequeñossemicírculos, de clarainfluencia abasí, locual refuerza su vincu-lación estilística conOriente. Por otra partetemas epigráficos conla inscripción al-Mulk(el poder), que repre-senta el poder Omeyaresidente en el propiorey, u otras como al-baraka (la bendición)(fig. 83) o al-afiya (lafelicidad) (epigráfico),se trazan en estilo cúfi-co simple o florido.

Otras ornamentaciones manifies-tan también la asociación entre laslozas en verde y negro con losmiembros de la familia real, comosugiere el cuenco con la represen-tación humana de un bebedor -probablemente un príncipe-,hallado en Benetússer (fig. 84).Sin embargo, Guichard señalauna cierta autonomía creativa enlas producciones del Sharq al-Andalus respecto de la de las ciu-dades palatinas, que se manifiestaen la presencia de inscripciones en cartucho, simplifica-ción decorativa y limitada en su superficie, sin utilizaciónde motivos que recubren la totalidad del espacio.

La dispersión yla variedad de estilos,dentro de un lenguajeunitario de la loza deco-rada en verde y negro,manifiesta su difusióntemprana en el ámbitode las familias detenta-doras del poder políticolocal. Bazzana señala

que existe un grupo de producciones antiguo, localizadoen lugares como Almisserat, Vall de Laguart, Sant Antonide Oliva, de origen desconocido y que ilustra la primerallegada de estas lozas a las tierrasvalencianas. Entre finales delsiglo X e inicios del XI se mani-fiestan gran cantidad de talleresdispersos, muchos de ellos dealfares desconocidos, que se dis-tinguen unos de otros en los deta-lles de manufactura. Se ha indi-cado que la descomposición delcalifato pudo favorecer la disper-sión de los artesanos que se insta-larían en los diversos reinos detaifas, aprovechando el naci-miento de estos pequeños focosde poder local que intentabanemular la corte califal. Uno deellos es Benetússer, asentamientode la tribu de los Beni Tuzar, lugar de personajes preemi-nentes en el siglo X, donde se halló un conjunto muy nota-ble de cerámicas decoradas estudiado por F. Escribà, delque ya hemos citado algunos ejemplares (fig. 85, 86, 87).

(Fig. 81) Zafa califal del cervatillo.Museo Nacional de Cerámica.

(Fig. 85) Atabal bizcochado hallado en

Benetússer. Ayuntamientode Benetússer

(Fig. 86) Cazuela bizcochada hallada en Benetússer.

Ayuntamiento de Benetússer

(Fig. 87) Redomabizcochada hallada

en Benetússer.Ayuntamiento de

Benetússer

(Fig. 82) Zafa con decoración de nudos de la Eternidad.

Museo Nacional de Cerámica.

(Fig. 83) Zafa con epigráfico “al-Baraka” hallada en Benetússer,

s.XI. Ayuntamiento de Benetússer.

(Fig. 84) Zafa con personaje sentado hallada en Benetússer.

Ayuntamiento de Benetússer.

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La arqueología ha demostrado que al menosValencia y Denia fabricaron esos productos. El caso deDenia resulta muy interesante ya que ha deparado elhallazgo de hornos cerámicos conjuntamente con su pro-ducción en el taller de la calle Ramón Ortega, estudiadopor J. Gisbert. En éste, un notable conjunto de hornosde barras fabricaban cuencos, fuentes, tazas, cantarillasy botellas estanníferas decoradas en verde y negro. Unode los hornos presentó un registro singular al ofrecer uncontexto cerrado (horno U.E. 125/577). Sus piezas

reproducen temas epi-gráficos, zoomorfos,fitomorfos o geométri-cos. Un plato con uncervatillo evidenciaque otro semejantehallado en Mallorca esun producto importa-do de Denia (fig. 88).La exportación de lacerámica de Daniyahacia Italia ha sidoconstatada en nume-rosas ocasiones, y loshallazgos de Mallorcaseñalan no sólo la vin-

culación política que las Islas Baleares mantuvieron conesta ciudad, sino las rutas marítimas de sus cerámicas.

Junto a la loza estannífera se producía cerámicacon barniz de plomo y decoración en cobre y manganeso

(fig. 89), de la que sehan encontrado ejem-plares en Benetússer,Torre Bofilla (Bétera),y diversos lugares deValencia o Denia; tam-bién se fabricaron re-domas, platos y canta-rillas decoradas enóxido de manganesosobre melado (fig. 90)o simplemente concubierta melada deplomo.

Otra técnica decalidad fabricada eneste momento, espe-cialmente a inicios delsigo XI, es la cuerdaseca. Platos policro-mos de cuerda secacon representacionesde aves proceden deMedina al-Turab y deDaniya, así como otroscon motivos floralescuya característica escubrir siempre toda lasuperficie interior oexterior de la pieza.

Finalmente también se fabricaron piezas con temas geo-métricos y epigráficos. Es frecuente en cantarillas, tapa-

deras y bacines, yaunque su producciónse inicia en época cali-fal abarca hasta avan-zado el siglo XIII.

Por otra partecabe destacar que lamayor parte de la lozade cocina de este mo-mento no lleva recu-brimiento de barnizde plomo, por lo queen general éste se con-sidera todavía un ele-mento algo costoso, así las cazuelas, ollas, cántaros,lebrillos (fig. 91), escudillas, etc. se realizaban en bizco-chado (fig.92). Ello inducía a aconsejar en los tratadosde cocina, y a realizar en la práctica cotidiana, la conti-nua substitución de la vajilla de fuego al contaminarsecon residuos orgánicos por la porosidad del cuerpo cerá-mico, lo cual favorecía una industria con alta capacidadde producción y coste asequible. Más adelante el barnizde plomo se generalizará en estas piezas.

Un curioso textopublicado por D. JoaquínJ. de Osma refiere el esta-blecimiento de un depósitode loza en Alpuente porMohamed ben Adbala benAbelguáhed, el cual debefecharse antes del año1069. Se trata de un mode-lo de contrato para laventa, con los aspectos quedeben describirse en eldocumento mercantil, ycita diversos grupos deproducciones y calidades.Se nombra como medidade capacidad el sistema de

Córdoba, y se mencionan lebrillos de medio cahiz(aprox. 15 l.), barreños de cahiz y medio (45 l.), jarros,marmitas, cazuelas, tinajas blancas para aceite y rojasde 20 arrobas (250 l.), o tinajas para vinagre y harina deun tercio (4 l.), escudillas vidriadas, candiles, arcaducesde noria de tercio (4 l.), de octavo (1,6 l.) y persas, etc.En relación con estas medidas cabe decir que se hanhallado piezas que se aproximan enormemente a estascapacidades, como un lebrillo del SIAM (nº 1089) quecubica 15, 3 l, una tina de Torre Bufilla de 48,7 l. o arca-duces de Les Jovades (Oliva) de 4 y de 2 l. El documentocita también la venta de loza más esmerada de varioscolores: roja, blanca, verde y amarilla.

Cerámicas del periodo de los imperiosafricanos (Almorávide y Almohade).

El periodo Almorávide (1086/1102-1145), con elpórtico histórico del episodio del Cid, se caracteriza porla implantación del rito rigorista malikí en la prácticareligiosa, aspecto que se menciona como origen del iniciode la producción de una cerámica más austera, con el

(Figura 88) Cuenco del cervatillohallado en Palma de Mallorca,posible importación de Denia.

Museo de Mallorca.

(Figura 91) Alcadafe bizcochadoalmohade de Torre Bofilla(Bétera). Museo Nacional

de Cerámica. 1987

(Figura 92) Jarro con pitorro trilobulado hallado

en Benetússer. Según Soler, 1987. Ayuntamiento

de Benetússer.

(Figura 89) Zafa en verde ynegro sobre melado

hallada en Benetússer. Ayuntamiento de Benetússer.

(Figura 90) Zafa en negro sobremelado hallada en Benetússer.

Ayuntamiento de Benetússer.

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abandono absoluto de las decoraciones zoomorfas yantropomorfas.

Parte de la producción de los siglos XI y XII laencontramos documentada en los restos de los alfares dela Avda. Montgó/Teulada de Denia. En loza estanníferaencontramos botellas o redomas, éstas en vidriado decolor verde claro, cantarillas bizcochadas con pintura enmanganeso de trazos finos o sin decoración, jarros contrazos horizontales de manganeso y cazuelas realizada amano. El alfar de la calle Sagunto, en su ocupación delsiglo XII, amplía el repertorio ofreciéndonos marmitas,cántaros, tapaderas y ataifores carenados. En este casolas piezas fueron realizadas con la técnica del bizcochosimple, con barniz de plomo en verde monocromo, o enmanganeso sobre melado, además de aparecer la cuerdaseca parcial y el esmalte estannífero y cobre de color tur-quesa.

Otro yacimiento ilustrativo es el solar del Palaude les Corts de Valencia, en donde la construcción de unacasa del siglo XII ilustra las cerámicas vigentes en esemomento. Encontramos ollas de cocción reductora decuello acanalado y exvasado, así como otras de pastaclara y paredes más finas, cazuelas de exterior acanala-do, cantarillas bizcochadas de pasta clara de cuello cilín-drico y decoración pintada, fuentes o cuencos de perfilessemiesféricos y con repié anular decoradas en verde ynegro sobre estannífero o en cuerda seca total, etc. Sehan documentado importaciones del Egipto fatimí comocuencos de loza dorada. En un momento más avanzadose encuentran ollas de pasta compacta, con cuello corto ypanza abombada, de cocción oxidante y reductora, asícomo cazuelas bajas de base plana con mamelones. Amediados de siglo se percibe un incremento de las fuentesy escudillas de vidriado monocromo estannífero con per-files carenados. Las redomas se cubren con esmalte deestaño simple o policromo, o con vidriados de plomo contrazos de manganeso. El repertorio se completa con can-diles de piquera, cántaros, tapaderas, tinajas y lebrillos.

La fase Almohade (1145-1229) presenta una cier-ta complejidad por los episodios de independencia políti-

ca del poder central por parte del Rey Lobo (1145-1172)y de Zayyan Ibn Mardanis (1229-1238). Esos hechos polí-ticos en principio no deben significar la presencia de ele-mentos especiales en la cerámica valenciana, que sigue

las pautas generales con las normales peculiaridades pro-pias. Numerosos lugares presentan materiales de estemomento, como Onda, Denia, Valencia, Alcira, Elche,Plaça de Sant Miquel de Cocentaina, Castell de la TorreGrossa (Xixona), Les Jovades (Oliva), Castell de Planes,castillo del Río (Aspe), etc.

Existen importantes trabajos de síntesis sobreestas producciones, sus aspectos morfológicos, tipológi-cos y estudios de distribución regional realizados por unnutrido grupo de investigadores (Azuar, Borrego, Martíet al. 1995). Éstos seña-lan que la cerámicaalmohade presenta unrepertorio formal y deco-rativo mucho más ricoque fases anteriores,desapareciendo formaspreviamente arraigadasy apareciendo otras nue-vas (fig. 93) (tipologíasreducidas, N, 45, 35, 40,36, 38, 39, 42, 41, 37, 43,44, 31, 33, 32, 34, 46).Como ejemplo, el candilde piquera será substi-tuido por el de cazoleta o de pie alto (fig. 94), mientrasaparecen los braseros calados, sahumerios y linternas(fig. 95),todo ello inspirado en formas metálicas. Seincorporan al uso doméstico piezas que representanalgún refinamiento, como pueden ser los propios brase-ros enunciados, los reposaderos e incluso bacines rica-

mente decorados.En las jarritas ocantarillas aumen-ta la calidad deco-rativa incorporan-do cuerda seca,esgrafiado, a vecesesgrafiado combi-nado con cuerdaseca ya en fechasmás bajas, juntocon unas decora-ciones de temáticamás rica en las que

complejos temas geométricos o epigráficos se hacen fre-cuentes (fig. 96). Por otra parte la cerámica alcanza un

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(Figura 94) Candil almohade de pié alto (Castell de la Torre Grossa). MARQ (Alicante).

(Figura 95) Linterna de barrococido (Castell de la TorreGrossa). MARQ (Alicante).

Según Soler, 1987.

(Figura 96) Copa de cuerda secaparcial con epigráficos.

Ayuntamiento de Valencia. Según Soler, 1987.

(Figura 93) Tabla de algunas formas cerámicas musulmanasde época almohade, halladas en el castillo de la Torre

Grossa (Jijona). Según Azuar, 1988.

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mayor nivel técnico por la generalización de las cubiertasde plomo en todo tipo de piezas y en especial en cerámi-ca de fuego.

En cuanto a la producción y comercio, los estu-dios de Azuar manifiestan que en época almohade existeuna mayor atomización productiva con proliferación detalleres de distribución local, tanto en áreas ruralescomo suburbanas, y de alto nivel técnico que manifiestala generalización del trabajo especializado en esta indus-tria. Parece existir también una especialización produc-tiva en función del mercado inmediato, y también talle-res que comercializan productos a larga distancia (tina-jas con decoraciones especiales, lozas de reflejo metáli-

co). Existe un mercadode importación alimen-tado por objetos de ex-tremo oriente (porcela-na china) que ya vienede antiguo, por lo me-nos de época califal, lomismo que lozas dora-das o piezas policromas(Lerma, 1987), botellasincisas bajo cubierta,como la hallada en elMercado central, etc.(fig. 97). Pero en elsiglo XIII se documen-

tan especialmente importaciones de jarritas esgrafiadas,lozas doradas o tinajas con primorosas aplicaciones yrelieves que vienen del área murciana (Navarro, 1990).

Es interesante recurrir nuevamente al repertoriodocumentado en un centro de producción como el alfarde la Avda. Montgó/Teulada de Denia. En este lugar se

hallaron zafas con vidria-do verde de plomo ycobre, fuentes epigráfi-cas en verde y mangane-so sobre blanco, cuencoscon trazos verdes semi-circulares sobre blancoo estanníferos simples,otros con vidriado verdeintenso y decoración es-tampillada, redomas enverde claro, cantarillasbizcochadas con pinturaen manganeso de grue-sos trazos, cantarillas decuerda seca parcial, ollas

o jarros bizcochados, cazuelas barnizadas con cuatroasas, candiles bizcochados de piquera con trazos de man-ganeso, escudillas con barniz de plomo, lebrillos con cor-dones incisos, anafes trípode, ollas globulares bizcocha-das, arcaduces, tazas de cuerda seca parcial, etc.

Un conjunto urbano como el solar del Palau de lesCorts de Valencia, a modo de ejemplo de centro de con-sumo, incluye diversas tipologías. Las cantarillas y jarri-tos presentan profusamente la cuerda seca parcial deco-radas con motivos geométricos, fitomórficos o epigráfi-cos. El esgrafiado se encuentra tímidamente en escasosfragmentos, indicando tal vez su importación, pero ha

sido hallado en abundancia en Alzira (Ferrer y Pelufo,1988). Las fuentes, cuencos y escudillas presentan ahoraperfil carenado, y sus decoraciones se limitan a trazoscurvos sobre piezas barnizadas o esmaltadas, proliferan-do el esmalte turquesa. También se encuentran las piezascubiertas de vedrío verde y decoración de pequeñasestampillas documentadas en Denia. En cerámica comúnexisten nuevas formas como las tazas de pasta refracta-ria e interior melado, aparecen los candiles de cazoleta yde pie alto, loscántaros de cue-llo largo con bor-de alto y engro-sado decoradosen óxido de hie-rro o mangane-so, mientras lastinajas de cordo-nes digitados apli-cados ofrecen mo-tivos más com-plejos (fig. 98).El lebrillo concordones aplica-dos es también frecuente y se detecta su utilización comobrasero. Una nueva forma es también la orza vidriadainterior, y existen piezas de uso especial como alambi-ques y crisoles. En el ámbito urbano se encuentran aveces figurillas de animales que han sido interpretadascomo juguetes (fig. 99).

Un desarrollo importante por su trascendenciaposterior será la aparición de la azulejería en Valencia.La pavimentación cerámica es conocida desde época cali-fal por un suelo de ladrillo hallado en la calle CondeTrénor (Rosselló Mesquida, 2003), continuando en épocaalmorávide según vemos por otro ejemplo de ladrillos enespiga del solar de las Cortes, y por el de la plaza deZaragoza. De to-dos modos el azu-lejo ornamental nose documenta an-tes del siglo XIII através de andenesde patios o fuentesde aliceres con es-maltes turquesa,blanco o negro demanganeso, comovemos en la fuentehallada en la plazade la Figuereta deValencia conserva-da en el MuseoNacional de Cerá-mica (fig. 100). Otras fuentes de aliceres proceden de laalmunia de Abú Zayd (bajo el Palau Reial) o de la Callede la Paz. La cronología de estos elementos es controver-tida en algunos casos por tratarse de hallazgos antiguosmal documentados, mientras otros pertenecen claramen-te a momentos posteriores a la conquista cristiana, peroexisten pocas dudas del inicio de la tradición bajo losalmohades.

(Figura 97) Jarra con esgrafiado bajo cubier ta

hallada en el MercadoCentral de Valencia.

Monográfico de la Alcudia

(Figura 98) Tinaja estampillada almohade del

Castell de la Torre Grossa(Jijona). Según Soler, 1987.

(Figura 99) Caballito de barro cocido hallado en Valencia.Ayuntamiento de Valencia.

Según Soler, 1987.

(Figura 100) Fuente musulmana dealiceres hallada en la plaza de la

Figuereta de Valencia. MuseoNacional de Cerámica.

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CERÁMICA MUSULMANA

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