Publicado el 18 Noviembre, 2013 a las 7:50 pmA ms de 50 aos de la matanza en la poblacin Jos Maria Caro

A ms de 50 aos de la matanza publicamos un pequeo relato en formato cuento (en primera persona) que relata los hechos ocurridos ese 19 de noviembre de 1960 cuando el estado $hileno nuevamente se ti de sangre.

durmientes en la linea ferreaLunes 19 de noviembre del ao 1962, la organizacin est lista, la marcha comenzar ponto, todos han paralizado sus funciones laborales, menos ferrocarriles del estado. Pero el paro tiene xito. Muchos nos hemos levantado fieles a trabajar por un pas en donde la justicia salarial y laboral, ha sido daada, marginada y llevada a nuestras casas de cholguan. Seguiremos luchando este lunes 19 de noviembre, aunque esto nos cueste la vida!.Hace frio y se siente algo raro en el aire, el ministro Sotero del Ro ha hablado acerca de este paro, de este gran paro nacional convocado por CUT, a lo lejos se ven llegar furgones de carabineros, llegaron los pacos. Pero es imposible ya parar a los miles que se han reunido a protestar en contra de alza de los precios y el reajuste msero que propone el gobierno de Alessandri. Los compaeros proponen parar el tren en forma de protesta real y concreta para que tenga repercusiones, poniendo obstculos a la lnea frrea. Adems, los compaeros de ferrocarriles fueron comprados para no paralizar actividades. Todos lo hacemos, en forma eficaz. Yo puse un riel junto con otros compaeros. De pronto vienen los pacos. Cuidado! Nos disparan! El pueblo contesta con piedras, y lindas palabras de afecto. La risa comienza a expresarse, la valenta comienza a nacer entre los miles, los pacos retroceden hemos vencido! El pueblo ha vencido!.Ha pasado un par de horas, seguimos fieles a nuestro paro, la organizacin, la manifestacin de un pueblo organizado se ha manifestado contra el estado represor de Alessandri y sus estpidas polticas ineficientes, y nuevamente la moneda nacional se ha devaluado.

Fotografa en la morgue de uno de los asesinados / archivo fiscala militarEl mundial de futbol ha pasado hace algunos meses ac en Chile, y la imagen que mostraba al mundo entero era de un pas sin conflictos sociales, pero lo que en realidad suceda era un pas inmerso en la explotacin laboral, saturada de conflictos sociales, que comprometa como siempre a los ms humildes trabajadores, como nosotros que organizados hemos podido dar a conocer el descontento al seor presidente, y al ministro Sotero del Rio.Disparos! Los milicos de la escuela de infantera y del grupos 10 de la aviacin, comienzan a dispararnos, gritos! Voy corriendo por entremedio de las balas de guerra, encaro a un milico, este me dispara desde lejos corran compaeros! Los milicos patean la bandera chilena. Un disparo entra a una de las casas de cholguan! Sale corriendo una mujer a encarar a los milicos, han matado a su hija de 16 aos, han matado a la Elsa Ramrez! milicos culiaos! otro compaero cayo a lo lejos!Aunque la muerte llegue, el pueblo ha vencido, la organizacin ha pasado a la historia, ha pasado a las futuras generaciones, desde este momento hemos vencido no importa la muerte.A lo lejos los milicos disparan y de pronto una bala me da en el pecho! Caigo en la lnea frrea, el polvo me recibe con alegoras porque un hroe annimo ha llegado a la tierra, el aire me falta, pero, la historia es nuestra, la hemos conquistado con valor, al enfrentar la tirana del capital, al estado opresor y sus ministros agresores. Hemos vencido este lunes 19 de noviembre. Ser la historia por los tiempos de los tiempos quien juzgue y resalte la organizacin de nuestra gente, luchando y creando un nuevo tiempo para los trabajadores, un nuevo poder, una nueva organizacin y un nuevo destino. Hoy lunes 19 de noviembre del ao 1962, mor a manos de un militar de la fuerza area, jams ser castigado por mi crimen, jams ser juzgado por los tribunales, pero la organizacin de los trabajadores jams podrn matarla, la historia popular jams morir porque somos muchos y los hroes annimos no mueren, sino que viven en la organizacin y memoria de un pueblo organizadoEscrito por Cesar Aedo Parra