Chatelet,Francois_Una Historia de La Razon

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    La presente edicin fue digitalizadaen las bellas tierras del muy distante y espacioso reino de Kollasuyu;durante los primeros, calurosos y febriles das del mes de diciembredel ao 568 del quinto sol, del nuevoimperio de Tawantinsuyu.

    L i b e r a l o s L i b r o s

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    FRANOIS CHATELET

    UNA HISTORIA DE LA RAZON

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    Ttulo del original en francs:Une histoire de la raison. Entretiens avec Emile Nol Editions du Seuil, 1992Traduccin de Oscar Tern

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    NDICE

    La filosofa compartida, Jean-Toussaint Desanti..................5

    Presentacin,Emile Nol.....................................................91. La invencin de la razn ................................................152. La razn y la realidad.....................................................393. La ciencia de la naturaleza .............................................614. La poltica .....................................................................835. Kant: pensador de la modernidad..................................1056. La historia....................................................................1277. Razn y sociedad .........................................................1498. El porvenir................................................................... 167Bibliografa general ......................................................... 189Bibliografa de Franois Chtelet..................................... 190

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    LA FILOSOFA COMPARTIDA

    Algunas presencias resultan bienhechoras por su sola manera, tal

    vez, de ocupar el espacio. As se mostraba Franois Chatelet encualquier sitio en el que se lo encontrara: la esquina de una calle,el peldao de una escalera, una carnicera, un aula o un saln deconferencias. Por el hecho de estar all, el espacio dejaba de serneutro. Yo no s demasiado bien cmo decirlo. En su presenciay en su proximidad, siempre experiment la sensacin de que seformaba una especie de crculo que nos envolva a los dos en un"interior" compartido, algo as como un abrigo. Afuera, elmundo segua su curso, ms bien inquietante. Pero all, duranteun tiempo, yo me senta bien. Y llegaba a pensar que Franois erade esas personas que tienen siempre en s mismas algo con lo cualproteger a los dems por su sola manera de estar, por su modo

    singular de ocupar el mundo.Tambin de iluminarlos. Su gesto y su palabra eran signos deacogida. Desde quien lo escuchaba hasta l, que hablaba, ladistancia estaba siempre colmada. Otra vez ese efecto de crculoy de envolvimiento surga de su presencia. La palabra queocupaba ese vaco aparente institua la urgencia de compartir. Elsentido de aquello que poda pensarse y decirse se mostraba all,a partir de la mirada, exigiendo convertirse en algo propio:

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    descubrirlo era ahora asunto de uno mismo, Franois esclarecasin constreir. Sin duda al mismo tiempo se esclareca a s mismo, alcanzando al otro por la sola abundancia de su natura-leza, marca de una generosidad innata. Hasta tal punto que, situviera que definir con una palabra su "carcter", lo llamara"dispensador constitutivo". Toda parsimonia le resultaba impo-sible. No guardaba nada para l solo, ni sus fuerzas vitales, ni suspensamientos, ni su saber. Franois era el hombre de la ofrenda.En esto lo llamara "filsofo" en el sentido primigenio de lapalabra. Qu es la filosofa, en efecto, sino ese empecinamientoen la dispensa del pensar que rene, expresa y ofrece en elcompartir, dando as siempre y sin respiro "de qu pensar" aquien quiera or? Agrego que haba en Franois algo ms: elefecto de anillo y de abrigo precisamente, que colocaba, inclusosin haberse preocupado por ello, al otro en posicin de escu-

    charlo.Algunos llaman a esto "talento pedaggico". Pero el talento noes ms que un efecto subalterno que el artificio debe siemprereforzar. En el caso de Franois, el artificio resultaba intil: lapresencia de la palabra viviente, por s sola traa aparejada laescucha. Y a partir de esta escucha, en la proximidad de este solocuerpo, la filosofa, al exponerse en discurso, exiga ser recibida,y por ende compartida.

    Lo que aprendemos de Chatelet es que la filosofa es en sufondo una actividad corporal y, de cabo a rabo, prctica. Y esnecesario que lo sea, ya que el fi lsofo no puede alcanzar al otro,en su palabra, ms que exponindose a s mismo como sujetoparlante, sujeto visible y, en ltima instancia, pblico.

    Consecuentemente, es preciso asumir los riesgos que estoimplica. Es decir, aceptar exponerse, en el curso del mundo yante el pblico, a la luz del da. Nada de retiro tembloroso en elgoce altanero de un pensamiento solitario. Sino exactamente locontrario: llevar el pensamiento a la plaza pblica, all dondevive todo el ruido del mundo y donde la validez de lo que puedeplantearse debe sin cesar, para sobrevivir, ser sometido a laprueba de la comunicacin.

    Yo no dira entonces de Chatelet que ha sido un filsofo"comprometido"; no me gusta esta palabra, con su airecillo

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    militar que no resulla conveniente para la filosofa. Yo dira quel era un filsofo expuesto, y que asumi todos los riesgos queesto conlleva. Rehus seguir la corriente del curso del mundo. Eintervino en l como sujeto pensante, lo que necesariamentedeba conducirlo a tomar partido y a luchar. Y tom partidocontra toda injusticia, viniera de donde viniese. Lo cual eradifcil en ese tiempo en que el mundo apareca dividido en doscampos ninguno de los cuales por s solo era portador de justicia y de verdad.

    En una palabra, yo dira que su principal pasin era la depublicar lo verdadero. "Publicar" debe ser aqu tomado en susentido fuerte: compartir con el mayor nmero posible. En esto,ocurra que llegaba a irritar a los miembros de la "corporacinfilosfica". No creo que al respecto haya experimentado la

    menor inquietud. Tuvo razn, como Scrates, al obedecer a su"demonio", a riesgo de trastornar a la institucin por el hecho demultiplicar los lugares de intervencin filosfica.

    En el dominio del pensamiento, lo intempestivo siempre esfructfero, por el hecho mismo de que desordena, con tal de quesalvaguarde lo esencial: el empecinamiento en el trabajo deesclarecimiento. A esta exigencia de esclarecimiento Chteletsiempre permaneci fiel, como a su "demonio". Y posiblementefuera l, ese "demonio", el que habitaba la presencia de su cuerpoy la desplegaba como una potencia de comunicacin y de abrigo.

    Franois ha partido, ahora, y su "demonio" habita solamentelos escritos que nos ha dejado. All vive y all habla. Se loescuchar en los textos siguientes, transcripciones de una palabraque fue viva. Nos relata algo as como una historia de laracionalidad en la cual todava vivimos, desde sus orgenesgriegos, a travs de sus crisis, sus revoluciones, sus logros ytambin sus bloqueos, siempre sin embargo superados. Decidi-damente, ese "demonio" ama la luz. Pero sobre todo amacompartirla. Y es dentro de este espritu que Chtelet amaba ypracticaba la historia. Se ha dicho de la matemtica que es lahermana gemela de la filosofa. La historia es otra de ellas, en loque da para compartir: el camino, el largo recorrido, las promesasde futuro que viven en las marcas de lo que ha sido, aun cuandohayan sido cubiertas y parcialmente olvidadas.

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    Toda rememoracin es apropiacin, es decir, germen delpensamiento que se abre sobre un futuro exigido.

    A este trabajo nos invita, me parece, el "demonio" que hablatodava en estos textos de Franois Chtelet. Una ofrenda quean nos es preciso acoger.

    JLAN-TOUSSAINT DESANTI1992

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    PRESENTACIN

    Pretender hacer una historia de la filosofa en ocho charlas

    sonaba imposible, y Franois Chatelet sonri ante nuestra de-manda. Con gentileza, sugiri esquematizar, "como mximo",las grandes etapas de la racionalidad, una suerte de rpidorecorrido de la razn occidental, destinado a no filsofos.

    Ya era una apuesta ambiciosa. Una aproximacin a la racio-nalidad occidental supone un volver a enraizarse, un esfuerzo porreapropiarse de la razn a partir de un origen que se designa a s mismo tradicionalmente: Grecia.

    Franois Chatelet se niega a hacer aqu una historia general de la

    racionalidad. Hay diversas formas de racionalidades en elmundo. El slo trata de aquella que subtiende a nuestra manerade pensar, en esta civilizacin llamada "occidental", y atravs delas etapas que le parecen centrales. Por ejemplo, despus dehaber hablado de Grecia salta veinte siglos y empalma conGalileo. Entonces exclama: "Es escandaloso lo que acabo dehacer!, pero en esta partida estoy obligado a extraer los ncleosfundamentales". Le resulta preciso as ir hasta el fondo de lascosas, explicitar su propio compromiso filosfico. En el fondo.

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    parte de un rasgo constitutivo de nuestro tiempo: la racionalidadtcnica, la del mundo industrial.

    Y se plantea la pregunta: cmo es que se lleg a ella?Volver a enraizarse, reapropiarse del trayecto para comprenderde dnde provieneeso. He aqu el proyecto de FranoisChtelet. Marcha ambiciosa pues, pero que al mismo tiempo sefija sus propios lmites: solamente se tratar de larazn deOccidente.

    Lo cual plantea el problema de una definicin de la razn y delnivel de discurso que permite no una "vulgarizacin" de lafilosofa, sino ms precisamente una "publicacin" en sentidopropio. Tornar pblica a la filosofa hacindole hablar el lenguajecomn.

    El discurso filosfico pblico debe ser un discurso incitativo, undiscurso que habla la vida y suscita la participacin deloyente. Esto Franois Chtelet sabe hacerlo. Evita en la medidade lo posible los trminos complicados, o si no, los comenta.Podra decirse que habla la filosofa con las dos mil palabras deRacine.

    Comienza con Scrates, Platn, Aristteles. Porque el co-mienzo se seala en funcin de lo que desde siempre ha sidoretomado en la continuidad del pasado. Y, hasta EmmanuelKant, sos fueron Platn y Aristteles, con la sombra de Scra-tes. La historia de la razn es un poco la historia de estasreanimaciones sucesivas: el nacimiento de la democracia, laimportancia de la palabra, la hiptesis de las Ideas,el pasaje dela persuasin a la bsqueda de la verdad.

    Henos pues ya con Galileo. Era legtimo saltar dos mil aos?Cuando Galileo comienza sus lecciones en Padua, explica untexto de Aristteles, elTratado del cielo.Critica la concepcinaristotlica del peso de los cuerpos. Cmo? Utilizando razona-mientos sobre la hidrosttica que fue a buscar... en Arqumedes,enEl tratado de los cuerpos flotantes.La filiacin se impone almismo tiempo que la toma de distancia. Cuando el mismoGalileo afirma que la naturaleza habla el lenguaje de las figurasy los nmeros, se puede caracterizarlo como platnico o pitag-

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    rico. Pero la idea fundamental que se perfila, que va a fundar todala ciencia occidental, es que detrs de la complejidad visible delmundo existe una simpleza invisible. Con Galileo, Descartes,Kepler, la relacin de la observacin y la experimentacin con lateora se impone de manera decisiva. Esta idea de experimenta-cin, ya presente en Aristteles y desarrollada por Bacon, seconvierte en el pensamiento moderno, por su rigor y sus referen-cias, en el sitio mismo de la demostracin.

    Pero por ms que la demostracin est por encima de todasospecha, cmo presentar esas ideas? La verdad no se imponepor s misma. Toda teora cientfica, por refinada y precisa quefuere, fracasa si no se inserta en la estratificacin de la culturadonde aparece. Entonces Galileo se hace estratega. Escribe los Discursos y Demostracionespara cumplir con el rigor y los

    Dilogos sobre los dos principales sistemas del mundoparacumplir con la persuasin.

    Paralelamente, la estrategia poltica se pone en prctica conMaquiavelo. En el momento en que el trabajo galileano concluyecon el mundo aristotlico de lo supralunar y de lo sublunar yunifica el universo al someterlo a las mismas leyes de la mec-nica, como por un efecto en espejo Maquiavelo instaura unadisociacin en el mundo poltico entre el poder divino y el podertemporal. Se funda una filosofa poltica, apuntando a que lasrelaciones entre los hombres estn regidas por la razn. Lapreocupacin por la eficacia en este dominio poltico hace juegocon la verificacin experimental en la ciencia.Luego un salto: Emmanuel Kant. Un nuevo paralelismo sedibuja. Mientras Descartes se haba constituido en el "adminis-trador" del pensamiento de Galileo, Kant desempea un papelsemejante respecto del trabajo de Newton. En el fondo, entreGalileo y Kant est Newton, el surgimiento de la mecnicaracional, que va a desarrollarse en la mecnica celeste de Laplacey en la mecnica analtica de Lagrange.

    Con esta apropiacin del saber y la apropiacin explcita de lasLuces, Kant seala un giro. Ya no es el heredero de Descartes.Antes de l, y frente al discurso de la verdad del Dios perfecto ycreador, se deca: cmo es posible que exista el error? Kant

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    pregunta: cmo es posible que haya verdad? Gran lector,plantea el principio de la relacin de exterioridad de la filosofacon las disciplinas sobre las cuales reflexiona, e instaurael

    espritu crticocomo instrumento. Lo real est velado pornaturaleza, est en el fenmeno. El objeto kantiano es feno-mnico.

    La filosofa alemana del fin del siglo xix se pregunta cmopensar a Kant. Puesto que ha agotado la filosofa, si se lo tomaen serio ya no hay ms metafsica posible. Cmo salir delatolladero? Hegel recoge el desafo.

    Con la Revolucin Francesa, el Imperio y el entero estreme-cimiento de Europa, la historia adquiere una densidad hastaentonces desconocida. Hegel refunda un pensamiento sobre unabismo del pensamiento al inscribir la filosofa en ese nuevohorizonte, el de la historia, para escribir su fin. Es simultnea-mente el genio y el pecado de soberbia de la filosofa. Pretenderexponer el saber absoluto en un libro no indica solamente unafalta de modestia sino, ms grave an, una falta de humor. Unedificio donde vendr a rebotar la risa sarcstica de Nietzsche ya abrirse el abismo del inconsciente freudiano.

    A medida que nos acercamos a la poca contempornea, lafilosofa deber tener en cuenta a las ciencias humanas y sociales.As, el marxismo se infiltra en el pensamiento filosfico con laintencin, a veces exorbitante, de vaciarlo de contenido. Igual-mente el psicoanlisis, que a travs de su metapsicologa tiendea pensar que la filosofa en tanto tal no tiene razn de ser.

    Los hombres viven en la desdicha. Cmo arrancarlos de ella? Aesta pregunta planteada a partir de Platn. Nietzsche responde:con las "ideas" se evita posiblemente la desdicha pero no se vive.La pregunta bien planteada no es la de si esto es verdadero, sinola de cunto vale.

    En nuestros das, recuperara la filosofa el terreno frente aesas ciencias humanas y sociales, o bien su futuro estaraamenazado?Qu es una filosofa que no traa de pensar su tiempo?Respuesta: la filosofa no tiene objeto propio, y debe cuestionara su poca en relacin con los saberes que se constituyen,incluyendo las aproximaciones y las incertidumbres que esto

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    comporta. Es preciso asumirlo. En la medida en que nuestracultura se halla por naturaleza en estado de inacabamiento,siempre existir este modo de insercin en lo inacabado que es

    la filosofa. En cuanto a la cuestin del ser, nadie se las ha vistonunca con el serstricto sensu.

    Sea como fuere, despus de Freud ya no se puede hacerfilosofa como antes, en la medida en que el concepto deinconsciente es un aporte insoslayable del psicoanlisis para lafilosofa, que ya no puede considerar a este pensamiento como"puro", desvinculado de lo afectivo...

    De la misma manera, e independientemente de lo que ocurrecon el marxismo en la actualidad, tampoco se puede negar suaporte. Si se recuerda que estas conversaciones con FranoisChatelet datan de 1979, resultan impactantes por la significacinactual de lo que dicen. Hace trece aos esto no era evidente.

    La razn no debe ser confundida con el entendimiento ofacultad de comprender. Esta facultad se llama en FranoisChtelet el deseo de transmitir, y ella animaba a este universita-rio, a este periodista, a este panfletario, a este docente alcompromiso cotidiano al que haba consagrado su vida: latransmisin de la filosofa.

    Estaba adems la voz de Franois Chtelet, su timbre, el ritmo desu palabra, que contribuyeron a la seduccin de sus charlasradiofnicas difundidas por France Culture y dirigidas a oyentesnefitos.

    Queda este texto, en el cual hemos tratado de conservar supresencia calurosa, en la medida permitida por la transcripcin,dirigida al lector no filsofo. Lo cual no quiere decir que elfilsofo no extraer placer de l y, quin sabe, no redescubrir all el maravillamiento del despertar a la filosofa.

    EMILE NOL

    Agradecemos a Thierry Marchaisse por su preciosa ayuda en elestablecimiento de las citas.

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    1. LA INVENCIN DE LA RAZN

    EMILE NOL: La filosofa es un objeto demasiado vasto para

    pretender recorrerla en un proyecto de una dimensin tanlimitada como la nuestra. Nosotros vamos a atenernos a larazn. Pero ste ya es tambin un programa muy ambicioso. Loesencial de nuestra filosofa occidental, europea, no consiste enesta progresin hacia la racionalidad?

    En principio, la razn es inherente al pensamiento o bien hasido "inventada"? La humanidad ha hecho aparecer, en unmomento de su historia, un gnero cultural desconocido hastaentonces, cuyo principio sera el pensamiento racional y defini-ra aquello que se llama la filosofa?

    FRANOIS CHTELET: Creo que se puede hablar de una invencinde la razn. Para entender cmo la filosofa ha podido surgircomo gnero cultural nuevo, optara por referirme a una situa-cin privilegiada: la Grecia clsica. Y no es que yo piense quetoda filosofa sea griega. Pero es claro que Grecia ha conocido,por razones contingentes, histricas, acontecimientos tales quealgunos hombres han podido hacer aparecer ese gnero originalque no tena equivalente en la poca, y que se impuso en un

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    debate con otros gneros culturales que tambin buscaban lapreeminencia. Y, por otras razones contingentes -se ver luegode qu modo-, tuvo un xito sorprendente.

    xito cultural, pero qu impacto sobre la realidad! Marx diceen lasTesis sobre Feuerbachque la filosofa contempla el mundo pero que no lo transforma.

    Y bien, creo que ha dicho una tontera. Los filsofos hantransformado el mundo. Lo han querido y lo han conseguido. Nodirectamente, por cierto, sino porque sus ideas han influido sobrelas lites y sobre las masas. Las ideas filosficas se han incorpo-rado en lo real. De lo cual deriva el inters por saber cmo elproyecto filosfico ha nacido y se ha consolidado. Visitemos eseterreno primero de la ciudad griega, ms exactamente de lademocracia ateniense, para ver en qu condiciones esta ideapudo aparecer.

    Estamos en el siglo v antes de nuestra era. Grecia est divididaentre el poder de mltiples ciudades, algunas muy pequeas -deltamao de la comuna de Montmartre, por ejemplo-, otras msgrandes -de la superficie del departamento de la Seine-et-Marne.La ms extensa es Esparta. Estas ciudades tienen en comndioses, una cultura, una lengua. Pero son rivales. Se hacen laguerra a pesar de la amenaza de la invasin brbara que pesaconstantemente sobre ellas. Estas ciudades han creado coloniasque, muy rpidamente, conquistan su independencia y hacensoplar un espritu nuevo. Ha sido preciso elaborar ntegramenteun organismo, construir ciudades, instituir constituciones, y elpensamiento tradicional se ha hallado sometido a una rudaprueba. Para esas colonias, la tradicin ya no alcanza. Esteespritu remonta hacia el centro y, desde el siglo vi, todas estasciudades son sacudidas por un viento de renovacin. sto esparticularmente verdadero para Atenas, donde algunos hombresvan a inventar lo que se llamar la "democracia". En esa poca lademocracia se define esencialmente por la igualdad. Todos losciudadanos, independientemente de quienes fueren, cualquiera,

    fuere su fortuna, su origen, la antigedad de su familia, todos soniguales ante la ley. Tienen el mismo derecho de intervenir ante16

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    los tribunales y de tomar la palabra en las asambleas donde sedelibera acerca del destino colectivo.

    Puede imaginarse el impacto de un cambio semejante sobre lacultura tradicional.

    En efecto, en la democracia la palabra se convierte en reina.Hasta entonces las decisiones eran en general tomadas en secretopor los aristcratas. Las familias nobles deliberaban y luegoanunciaban al pblico la decisin adoptada para el conjunto dela colectividad. En esas ciudades tradicionales, la educacin erasobre todo moral y militar. Se le conceda poco valor a la palabra.Se habla poco y, cuando se habla, se recitan los viejos poemastradicionales que glorifican los orgenes misteriosos de la ciu-dad. En la ciudad democrtica la palabra se va a imponer y el que

    la domine va a dominar.Ubiqumonos entonces en Atenas, a principios del siglo v.

    La ciudad ha tomado una importancia considerable. Los brba-ros llegados de Persia han sido derrotados en dos oportunidades-en 490 y en 480- en la pennsula y, en esas dos oportunidades,es la joven ciudad de Atenas la que ha llevado el combate msdecidido contra esta invasin. Hasta entonces ella no habatenido prcticamente importancia. Cuando los brbaros sondefinitivamente rechazados -despus de Salamina-, Atenas seconvierte en un poder importante sobre el cual convergen lasmiradas. La democracia ateniense, entonces, se manifiesta comoun modelo. Se puede decir que, surgida de Atenas, el gusto porla palabra gana a la Grecia entera. Al mismo tiempo nacentcnicas, artes. Tengo ganas de jugar a los pedantes y emplear lapalabra griega que se usaba en la poca, la palabratejn.En tejn se destaca al mismo tiempo la idea de tcnica, de un saber-haceraplicado, pero tambin la idea de un arte, de una invencin, deuna produccin original. Tendr por cierto que emplear estapalabra para remarcar estos dos aspectos a la vez de prctica y deinvencin individual. Este desarrollo de la palabra va a entraarel nacimiento de tcnicas particulares, de lo que ms tarde se

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    llamar la "retrica". Para tener posibilidades en una ciudadsemejante, es preciso saber hablar, saber convencer. Como haocurrido muchas veces en otras civilizaciones, la aparicin de

    unatejn engendra el nacimiento de una profesin. La democra-cia ateniense tendr necesidad deinstructores,de gentes capacesde ensear a los otros a hablar bien, a manejar hbilmente losargumentos de manera de convencer, sea en los tribunales -quetratan sobre asuntos privados-, sea en las asambleas -que tratanasuntos pblicos-. Saber convencer de que tal posicin es mejorque otra se torna algo capital.

    Platn -que viene un poco despus, a fin del siglo- nos habla deestos instructores de la democracia. Los llama, con untrmino que, debido a l, ha tomado un matiz peyorativo,"sofistas".

    Es verdad que hoy para nosotros designa ms bien un personajede mala ley, que utiliza argucias dudosas para evitar el trata-miento serio de los problemas.

    En efecto, etimolgicamente "sofista" quiere decir simplemente"intelectual que sabe hablar", que posee el dominio del lenguaje.Esta generacin de sofistas viene adems sobre todo del exterior.Platn dice de ellos que son personas que tienen el acento del sur.(Esto hace pensar un poco en esos grandes tenores de la IIIRepblica, antes de la Primera Guerra Mundial, todos los cualesvenan del Medioda.) Son gente de lenguaje sonoro, dice Platn,que se instalan en Atenas, abren escuelas de elocuencia que almismo tiempo son -insisto sobre este hecho- escuelas depoltica. Entonces, despus de la segunda guerra mdica, cuandoest un poco ms tranquila respecto de los brbaros, Atenas seconvierte en una ciudad pujante, que construye un imperio yrefuerza su rgimen democrtico.

    Un nombre permanece vinculado a este perodo: el de Pericles.Se habla de "siglo de Pericles".

    Recordar, ironas de la historia, que ese "siglo" dur treintaaos. Pero se tiene razn al calificarlo de "siglo", en la medida18

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    Platn. Le Banquet [El Banquete](216-217), enOeuvres completes, t.I, Gallimard, "Bibl. de La Pliade", p. 755 (trad. Len Robin).

    (Alcibades, ebrio, hace el retrato de Scrates en su presencia y en pblico.)

    Tened por bien sabido, en efecto, que ninguno de vosotrosconoce a este hombre; pero yo os lo develar. Scrates -ste esun hecho que vosotros verificis- manifiesta hacia los bellosmuchachos amorosas disposiciones, los ronda constantementey resulta transportado hacia ellos. Por otra parte, todo lo ignoray nada sabe, sta es la postura que l adopta! Y estos modales,no son los de un Sueno? Lo es sobradamente, palabra dehonor! Esta en efecto es la envoltura exterior del personaje,como el Sueno esculpido, pero en el interior, una vez que loabrs, os figuris, camaradas bebedores, de qu cantidad de

    sabidura est lleno?Sabedlo: se puede ser bello, pero esto no le interesa en absoluto;manifiesta un desprecio por ello hasta un grado totalmenteinimaginable; se puede ser rico, se puede poseer algn otroatributo envidiado por la multitud, todos esos bienes a su juiciono tienen ningn valor, y nosotros, nosotros no somos nada paral! S, es a vosotros a quienes me dirijo! Actuando de estamanera en sus relaciones con los otros, entre ingenuidades y juegos, pasa toda su vida.

    Pero cuando se pone serio y el Sueno ha sido abierto, hay aqu alguien que haya visto las figuras de divinidades que se encuen-tran en su interior? Lo ignoro, pero yo las vi, y las encontr hastatal punto divinas y completamente doradas, hasta tal puntosoberbias y maravillosas, que no tuve ms remedio que hacertodo lo que Scrates me ordenaba!

    en que han pasado tantas cosas en esos treinta aos. En la Atenasde Pericles se produce una verdadera aceleracin de la historia.En realidad, estn presentes dos fuerzas. Frente a los sofistas semantiene la vieja tradicin religiosa, para no hablar sino de losaspectos culturales; cierto nmero de aristcratas, que quieren aAtenas, piensan que la ciudad se ha encarrilado en una vapeligrosa. Para ellos, se entrega a un derroche de gastos y a un

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    imperialismo a veces cruel. Se dedica de una manera desvergon-zada al comercio y a la bsqueda de la ganancia. Efectivamente,en esta democracia ateniense el gusto del poder por el poder

    puede inquietar a algunos. Aquella tradicin encuentra un eco enlos grandes poetas trgicos. En cierto modo Esquilo, aun moder-nizando la tradicin, mantiene la llama de la vieja concepcin delmundo, en la que los dioses estaban omnipresentes y era precisomantenerse en guardia para no contrariarlos. Contra esta tradi-cin se desarrolla entonces el pensamiento sofstico, de esoshombres que hoy llamaramos gustosamente -pero esto seraevidentemente un anacronismo- "progresistas", salvo por eldetalle de que los griegos no tienen la idea de progreso. Piensanque la humanidad recorre siempre el mismo ciclo. Tendremosoportunidad de volver sobre esta problemtica con Aristteles.Entre estas dos fuerzas que se combaten (una tradicin enveje-cida y gloriosa, que no se hace cargo de las demandas de larealidad y de la sociedad, y un nuevo pensamiento tal vez un tantodemasiado sumiso a esta demanda y que la satisface demasiadofcilmente), entre ambas se manifiesta un extrao personaje:Scrates.

    Pero Scrates, a su manera, es un sofista. Slo que, a diferenciade sus habilidosos colegas en el arte de hablar, no abre escuela y no pide dinero a sus interlocutores. Pretende hablar ennombre de sudaimon,de su genio personal.

    Pretende hablar porque esto le produce placer y porque se afligedemasiado cuando ve a sus conciudadanos dejarse arrastrar porla inmoralidad y el gusto por el lujo. Scrates se pasea por laciudad, cumple seriamente pero sin exceso su oficio de ciudada-no. Combate cuando hace falta combatir, en la lnea armada delos hoplitas atenienses; asiste a los tribunales cuando es precisoasistir; pero no tiene oficio. Su oficio es hablar con sus conciu-dadanos. Vive con muy poco. No necesita dinero. Desarrolla unacrtica violenta a la vez contra la tradicin y contra el estado deespritu sofstico. Muestra a todos esos profesionales que ocupanuna posicin importante en la configuracin social que creen

    saber y que en realidad no saben nada. Al respecto, para com-20

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    prender al personaje de Scrates es til evocar uno de losdilogos que Platn relata y que le conciernen. Es un dilogosimple que se llama Laques.Laques es un viejo general, bien

    conocido por los atenienses, que se ha hecho ilustre en batallasclebres. El dilogo comienza -es una comedia, un dilogosocrtico en el lenguaje de Platn es una verdadera pieza deteatro- por la demanda de dos padres de familia que vienen ainterrogar a Laques y a Nicias -Nicias es otro estratega ateniense,mucho ms joven; es un hombre poltico, cosa que Laques no estotalmente-. Los dos padres los interrogan entonces para sabersi es necesario hacer tomar lecciones de arte militar y de esgrimaa sus hijos. Le han pedido a Scrates que se rena con ellos paratratar de responder a esta cuestin. Los dos especialistas -Laquesy Nicias- intervienen. Para Laques las lecciones de este tipo soncompletamente intiles, ya que el arte militar se aprende sobre elterreno. Para Nicias, por el contrario, las lecciones son indispen-sables: l mismo reconoce haber mejorado desde que las recibi.Como hay una vozen pro yotra en contra,y dado que estospadres de familia estn habituados a la democracia, se vuelvenhacia el tercer personaje, Scrates, para desempatar el debate.Por quin vota l? Scrates dice que se encuentra desolado, quel no procede as. No puede responder a la pregunta planteadaporque no hara ms que dar un punto de vista subjetivo que notiene ningn tipo de importancia. Necesita comprender lo quedicen Laques y Nicias, y les pide permiso para interrogarlos: porqu has dicho esto?, por qu has tomado tal ejemplo?, por quen determinado momento has cambiado de tono? Conduce unainvestigacin muy sutil y, al cabo de cierto tiempo, aparece claropara todos los interlocutores que Laques y Nicias no saban loque decan, que hablaban de manera puramente mecnica, quehan fabricado su argumentacin a partir de una idea preconcebi-da, pero que esta argumentacin no es en absoluto probatoria.Los dos padres se vuelven entonces hacia Scrates y le preguntanqu es lo que habra que hacer. Es all donde Scrates toma elcamino de la invencin de la filosofa. Dice: Es preciso hacertomar lecciones de arte militar a los hijos? Esta no es una buenapregunta. Primero es necesario saber para qu sirve eso. Qu sequiere? Que nuestros hijos sean capaces de defenderse sobre el21

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    terreno, de derrotar al enemigo, de honrar nuestro nombre albatirse como corresponde, y de preservar la vida. Muy bien.Entonces el arte militar tiene por finalidad la adquisicin de la

    virtud militar. Es preciso saber pues qu es la virtud militar. Sino, se responder -como acaban de hacer Laques y Nicias- almargen del problema. Se expondr un punto de vista, pero no sedar una respuesta convincente. Ya se ha adivinado que Scratesacaba de inventar algo nuevo, que veinticuatro siglos despus sellamar el "concepto".

    Para responder a una pregunta, hay que saber lo que contiene,reparar en la idea que all se encuentra, elaborar su represen-tacin. En trminos modernos: construir el concepto.

    Exactamente. Luego -segundo acto de la comedia- Scrates ensuma toma la direccin de las operaciones e interroga a Laquesy a Nicias para saber qu es la virtud militar. Ocurre tambin eneste caso que ninguno de los dos generales es capaz de respondera dicha pregunta. Scrates no tiene ningn inconveniente, antelas demostraciones brindadas por uno y otro, en demostrar quelo que dicen no tiene sentido y que no resiste a la argumentacin.Entonces nosotros, los lectores, que vemos llegar el fin deldilogo, pensamos que vamos a tener la respuesta. Y bien, nadade eso. Esta es toda la habilidad de Scrates. El no resuelve. Alos dos padres de familia que le insisten, les explica: He dichoque, para responder a la cuestin planteada, era preciso saber enqu consiste la virtud militar, pero jams he dicho que yo losaba. Ahora, si queris, podremos volver a encontrarnos maa-na en tal sitio y a tal hora. Y el dilogo termina as.

    Puede entenderse lo que le ha ocurrido a Scrates. Se ha vueltoinsoportable. Al proceder de esta manera, al rehusarse aresponder, al irritara todo el mundo mediante esos razonamien-tos corrosivos que destruyen las argumentaciones y quiebran lascertezas sobre las cuales se ha construido la ciudad ateniense,l deba atraerse el odio de todos.

    Por otra parte, Platn, en un dilogo admirable, la Apologa de

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    Scrates,presenta la defensa de Scrates, acusado de impiedadante el tribunal. Platn evoca a tres acusadores. Es significativoque cada uno represente profesiones importantes en Atenas. Uno

    es un rtor poltico, el otro un adivino -la adivinacindesempea un gran papel en la poca, es una forma de lo quenosotros llamaramos hoy "propaganda"- y el tercero es unhombre de oficio -un ingeniero-. La ciudad ateniense, enefecto, no se ha contentado con solistas, maestros de lapalabra; ha producido tambin hombres polticos de grancalidad, hombres de oficio que han construido una flotanotable y han llevado a cabo progresos tecnolgicos nadadespreciables. Ha producido tambin -esto no figura en eldilogo platnico- historiadores. Revisitaremos este ltimoaspecto a propsito del estatuto de la filosofa.

    Entonces, todos se dirigen contra este personaje socrtico quearruina las divinidades cvicas y de esta manera aparece comoun impo.

    Su intencin, segn Platn -que lo muestra tanto ensu Apologacomo en elCritn-,es la de salvar la ciudad y no la de arruinarla.Pero aparentemente el objetivo parece nefasto. Y Scrates esllevado delante de los tribunales; rechaza defenderse, es conde-nado a muerte, se le ofrece escapar -a los atenienses no lesgustaba demasiado condenar a muerte a sus conciudadanos; estacondena era formal, y los magistrados que lo haban condenadoesperaban que escapara-. El rechaza esa posibilidad, bebe lacicuta, muere. De su enseanza y de esta muerte ejemplar va anacer la filosofa; filosofa platnica, por cierto, pero ocurre quePlatn brinda una definicin que ha permanecido en el centro delejercicio de la filosofa hasta la actualidad. Porque, incluso si sees fundamentalmente antiplatnico, no se puede ser filsofo msque desde una perspectiva que reenva al anlisis platnico. EnlaCana VII,donde Platn relata su vida, se dice que este jovende buena familia, prometido a los ms bellos destinos de hombrepoltico, ha renunciado a la carrera que se le ofreca, debidoprecisamente a la muerte de Scrates.

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    As, para pensar bien el platonismo, es preciso comprender quePlatn ha tenido por objetivo durante su larga vida -ochentaaos- defender el mensaje socrtico, tornarlo positivo.

    Dira gustosamente que todo ocurre como si Platn hubiesequerido ser Scrates, no solamente para plantear preguntas, sinotambin para dar respuestas con el fin de seguir viviendo. Platnlleva tan profundamente el remordimiento de la condena y de ladesaparicin de Scrates, que se convierte en el administradordel mensaje socrtico para que la ciudad cambie y para que loshombres como Scrates puedan seguir vivos. Platn asumecomo tarea la reforma completa de la organizacin cvica paraque otros hombres que tengan el mismo genio personal deScrates, el mismodaimon,puedan expresarse. Es lo que llama"hacer vivir al hombre con colores divinos", es decir, fuera de la

    inmoralidad y en la transparencia de la verdad. La obra platnicase construye esencialmente contra los solistas. Platn no ataca latradicin sino de manera moderada porque ya no la considerapeligrosa. El enemigo nmero uno es, segn l, esta sofstica queha enervado en sentido estricto a los atenienses, que los hareblandecido. Los ha lanzado a empresas dudosas tanto en elterreno cultural como en el de la poltica exterior.

    Sin embargo el pensamiento platnico tiene el mismo punto de partida que la sofstica: la palabra. Platn hereda esto deScrates.

    Para luchar contra la palabra engaosa no se dispone ms que dela palabra, a menos de entregarse a la violencia. Esto es precisa-mente lo que rechaza el pensamiento platnico. Platn funda laAcademia en el ao 384 antes de nuestra era; la Academia es u-na escuela, probablemente onerosa, abierta en los jardines de unaciudad llamada Akademos, donde las familias griegas enviabanvoluntariamente a sus hijos para recibir lecciones de mate-mtica, de dialctica y posiblemente la enseanza secreta dePlatn que, lamentablemente, ha desaparecido por completo.Jams sabremos lo que fue la enseanza secreta de Platn;solamente conocemos la enseanza exterior llamada "exotri-

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    ca". En esta escuela, Platn procede a una refutacin sistemticadel pensamiento de los maestros de la democracia. Hace de ellauna crtica acerba. Muestra que no hay ninguna razn para quela mayora tenga razn. El nmero de voces no hace la verdad.No es porque se sepa construir un barco o fabricar zapatos que sees capaz de gobernar una ciudad. Y l se propone, con la solaayuda de la palabra, construir un discurso que sera juez de todapalabra.

    No es se el esquema de una definicin de la filosofa ? Cmola consigue?

    Retoma el camino socrtico. Sus dilogos parten de cuestionessimples. Las que los ciudadanos se plantean corrientemente apropsito de tal o cual acontecimiento: qu es la justicia o, ms

    exactamente, Fulano se ha conducido justamente en tal o cualcircunstancia? Y a partir de esto se plantea la cuestin de saberqu es la justicia. Fulano es piadoso? Y se plantea la cuestinde saber qu es la piedad hacia los dioses o la piedad hacia lospadres. Es preciso o no lo es practicar la gimnstica y alimen-tarse con frugalidad? Y se plantea la cuestin del placer. Lafilosofa -es preciso insistir sobre este punto- parte decuestiones simples: lo que se acostumbra a llamar, en la jergafilosfica, cuestiones "empricas". A partir de lo cual seesfuerza por construir una argumentacin que permitaresponder no en el nivel de la simple opinin, del simple puntode vista, sino en el nivel del concepto -de la idea "clara ydistinta", dir ms tarde Descartes-. Cmo procede Platn?Habiendo planteado la cuestin, muestra lo que est en juego, laidea central a la cual se refiere. Despus, mediante un juego depreguntas y respuestas, monta un dispositivo argumentativoque, en cada etapa del desarrollo, requiere el acuerdo de losinterlocutores presentes. Es por ello que el dilogo es la formanormal de la filosofa naciente. Estilsticamente, un dialogo es un juego de preguntas-respuestas argumentadas con la posibilidad,para cada uno de los interlocutores, de intervenir con el fin desolicitar explicaciones suplementarias, para exigir una pruebarealmente satisfactoria. El arte del dilogo se llamar- con unapalabra que, en la filosofa, va

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    a tener un destino muy importante- la "dialctica". El filsofoopone su dialctica, su tcnica del dilogo, a la tcnica retricadel sofista. Aristteles va a puntualizar esta oposicin al distin-guir la persuasin,que segn l es esencialmente el arte delabogado poco preocupado al fin de cuentas en la verdad de lo quedice mientras obtenga el pago de su cliente, y laconviccin,queapunta a crear certezas durables en el interlocutor. La apuestaplatnica vuelve a decir que es posible, con la ayuda de la solapalabra, construir un ordenamiento que requiera la adhesin detoda persona de buena fe. Este es el segundo esquema de lo quepodra llamarse el "discurso filosfico". En el fondo, si sereflexiona sobre ello -y esto puede sorprender a primera vista-,el filsofo afirma que no hay hechos. Plantea que el hecho essiempre la experiencia singular de un individuo colocado encircunstancias singulares. El hecho es siempre un poco como

    decir "Yo, seor, he estado en Verdun", la afirmacin de unatoma de posicin sin otro fundamento que la experiencia de aquelque se ha encontrado en esa posicin. El filsofo tiene unaexigencia suplementaria. Es lo que Platn ha retenidofundamentalmente de la enseanza socrtica. Cada uno puedeevocar hechos, todos esos hechos pueden ser contradictorios ydestruirse entre s. Sin duda se pueden evocar o invocaracontecimientos, pero entonces es preciso que seancomprensibles para quien no los ha vivido o para quien los havivido desde otro punto de vista. Para el hombre, el hecho pasanecesariamente por la palabra y por la reflexin. Los filsofosse sitan en la necesidad de adoptar decisiones en comn parasalvaguardar la existencia colectiva, para tornarla tan felizcomo sea posible. El filsofo platnico verifica que en laasamblea del pueblo que toma las decisiones de Atenas, cadauno ve las cosas segn el color de su propio cristal, como se dice.Cada uno construye la realidad en funcin de sus pasiones, desus deseos, de sus intereses, y la decisin que de all resulta noes necesariamente verdadera. A veces prevalece una mayora, aveces otra. No sera mejor tener en cuenta en la decisinadoptada el punto de vista de todos? Pero cmo los hombresintercambian experiencias si no mediante la palabra? Existe unapalabra para esto, y aqu tambin voy a jugar al pedanteadoptando la palabra griega:logos.En una primera

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    acepcin,logoses una palabra: "tringulo", "ngulo", "Afrodi-ta", "imaginario"..., una palabra dotada de sentido, por oposicina la palabra "abracadabra", que no tiene sentido. Ojo!, la palabra"abracadabra" tiene un sentido porque acabo de decir que ella notiene sentido. Acabo de darle el sentido de la palabra que no tienesentido. La palabra "humano" -Aristteles lo muestra muyclaramente en las primeras pginas de laPoltica-es necesaria-mente una palabra dotada de sentido que, recogida por otro,suscita una reaccin, una representacin, una adhesin o unrechazo. En este sentido, Aristteles opone la phon,la voz, allogos, la palabra. Logosevoluciona muy rpidamente. Ya nosignifica solamente la palabra dotada de sentido, sino el conjuntoque tiene un sentido de palabras dotadas de sentido. Por ejemplo,"Afrodita es la diosa del amor" o "La suma de los ngulos de untringulo es igual a dos rectos". Pero existen combinaciones de

    logoi-palabrasque no dan unalogos-frase;por ejemplo, "Lasuma de los ngulos de un tringulo cuadrado es igual aun sapo".Esto no tiene sentido. De aqu surge una tercera significacin delogos: aquello que tenemos en nosotros que permite vinculardistintas frases que tienen un sentido para construir una demos-tracin de conjunto que tenga un sentido. El trabajo del dilogofilosfico parte de lo que cada uno tiene asegurado, desde estospretendidos hechos, para pasarlos por la prueba del sentido. Setrata pues en cada instante de preguntarse lo que significan esoshechos y de verificar la validez de la significacin que ha sidoestablecida.

    Pero qu es lo que permite verificar la significacin delhecho sino su aceptabilidad por parte de todos?

    El dilogo ofrece la posibilidad de operar esta verificacin deaceptabilidad. Platn en sus Dilogosapela a cierto nmero deinterlocutores. Cada uno de ellos -estos textos estnadmirablemente compuestos- representa una posicin: estaquel que cree en los hechos, aquel que venera a los dioses,etc. Cada uno desempea un papel y, cuando se evoca unasignificacin delante de l, reacciona en funcin del punto devista que representa para verificar si, desde ese punto de vistasignificacin resulta

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    aceptable. Es lo que llamo la "prueba de la admisibilidad". Mstarde los filsofos construirn una idea para dar cuenta de esteesfuerzo: la primera categora de la filosofa, el primer conceptomayor que la define en s misma. Quiero referirme al conceptodeuniversalidad.

    Entonces la universalidad resultara de la totalizacin de losdiversos acuerdos que se establecen en el curso del dilogo.

    Sise examina con precisin la estructura de un dilogo platnico,se percibe que es un notable monumento pedaggico. Al habersido planteadas las preguntas liminares y ofrecidas las primerasrespuestas, aquel que representa a Platn en el dilogo -elnombre de Scrates es el que Platn utiliza generalmente paraexpresarse- se aplica, interrogando a cada uno de aquellos con

    quienes habla, a verificar si todo el mundo est realmente deacuerdo. As se progresa, muy lentamente. No se trata de unprocedimiento, porque a veces surgen oposiciones que el escritorPlatn no haba previsto, al menos as le parece. Se asemeja unpoco a cuando en las novelas un personaje escapa del novelistapara vivir su vida. Y bien, en los dilogos platnicos, incluso en La Repblica,se tiene por momentos la sensacin de que Platndeja hablar a uno de los interlocutores, el que bruscamente sepone a refutar la posicin que el propio Platn, por boca deScrates, haba tomado. Progresivamente, se siente que el dis-curso se construye, que el tema se agota, y el dilogo concluyecuando todos los interlocutores estn de acuerdo para decir quese ha llegado a responder a la pregunta que haba sido planteadaal principio. En este sentido, existe como una composicin musi-cal de esos textos filosficos.

    Se dice a menudo que la filosofa tiene por iniciador el trabajodel gemetra. A su entender, el modelo de la composicinmusical o potica le resulta ms adecuado.

    Un dilogo de Platn termina cuando es preciso, cuando se tienela sensacin de que no vale la pena ir ms lejos, de que nada seaprender ms adelante, de la misma manera que una sinfona de

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    Mozart concluye cuando todos los temas han sido expresados ensu amplitud y su diversidad. La categora mayor es la de launiversalidad. El filsofo es aquel que tiene en cuenta el hechode que el hombre es un ser comunitario. Ahora bien, en unacomunidad es preciso esforzarse por construir -tanto como seaposible, teniendo en cuenta las fortalezas y las debilidadeshumanas- un discurso tan bien argumentado, verificado, cuida-dosamente pesado, que al fin cada uno est de algn modoobligado a dar su acuerdo, a aceptar ese discurso. Es necesarioobservar que se trata de una postura de extrema importancia,porque las cuestiones que all se plantean jams son inocentes.

    No existen nunca preguntas inocentes?

    No creo que las haya. Cuando se interroga acerca de la justicia,

    de la piedad, del placer, se remite a la conducta de los individuosy de la colectividad. A estos discursos platnicos Aristteles losva a llamar unasofa, yal que lo sostiene, y tiende amorosamentehacia la constitucin de estasofa, un filsofos.En la palabrasofa, que se traduce por "sabidura", existen dos dimensiones:una terica y otra prctica. La dimensin terica corresponde aese discurso que provoca el asentimiento de todos los que loescuchan. En cuanto a la dimensin prctica, ella formula laexigencia de que este asentimiento contenga el acuerdo decomportarse segn las prescripciones definidas por dicho discur-so. La sabidura es por completo tanto una manera de conducirsecuanto una manera de pensar; ms precisamente, es un modo deaparear el pensamiento y la conducta. Por otra parte, el objetivoplatnico es el de formar hombres de poder, hombres que,conociendo lo que provoca el asentimiento, deben ser capaces deconstruir una poltica que recibir el acuerdo de unos y de otrosy que har cesar la guerra, la guerra civil. La apuesta esconsiderable. La esperanza del filsofo es entonces construiruna especie de tribunal pacfico, capaz de elaborar el discursode conjunto, juez de todos los discursos y que pueda ser almismo tiempo juez de todas las prcticas, de todas lasconductas. La prueba de la significacin, a la cual el hecho sesomete, supone la construccin del concepto. El concepto no esotra cosa en el

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    fondo que la estructura mental que acompaa al desarrollo deldiscurso. El concepto no tiene otro sentido que ese desarrollodiscursivo. El concepto de tringulo es el que figura de manera

    precisa tal enunciado de tipo matemtico. El concepto de justiciaes esta estructura que se halla presente en el desarrollo de undiscurso sobre la buena organizacin de la sociedad. Sernecesario esperar a la filosofa moderna para que en la nocin deconcepto entre la idea de representacin abstracta. Tendremosoportunidad de volver sobre esto. Este podra ser por lo dems elcuarto sentido delogos.

    Por otra parte, es as como Aristteles llega a emplearlo.

    Los traductores actuales, cuando se encuentran en una situacinembarazosa para traducir los textos extraordinariamente densosde Aristteles, utilizan la palabra "concepto" cuando encuentranla palabralogos.Quisiera insistir sobre dicha postura porque, sidicho tribunal existe, es preciso ver bien que es temible. Que juzgue los otros discursos, vaya y pase. Que juzgue las conduc-tas es lo que se convierte en lo ms grave y va a ser objeto deinterrogaciones mltiples de ah en adelante, tanto en el interiorcomo en el exterior de la filosofa, especialmente de parte de losque van a rechazarla, y los ha habido en la historia delpensamiento. Juzgar las conductas implica otorgarse laposibilidad de decir con toda certeza y, de algn modo, sinapelacin quin es loco y quin es criminal. No agrego nadams por el momento a este respecto.

    En ese sentido, la voluntad filosfica puede ser exorbitante y peligrosa.

    Pero antes de llegar a eso es preciso marcar una evolucin que semanifiesta desde la construccin platnica, en el interior mismodel platonismo. Es sumamente notable que sea el propio Platnquien nos seala esta mutacin en su proyecto. Esto ocurre en undilogo que, muy probablemente. Platn publica -yo deberadecir, para evitar los anacronismos, hace pblico- en el momen-

    to en que funda la Academia, elGorgias.La tercera parte del30

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    Gorgias es una discusin entre Scrates- siempre portavoz dePlatn - y un personaje que probablemente no ha existidohistricamente, contrariamente a otros personajes que figuran enlos dilogos de Platn. Este personaje es por consiguiente unainvencin platnica. Se llama Calicles.

    Platn.Gorgias (484h-485c), Garnier, Flammarion, p. 226(trad. Emile Chambry).

    (Calicles acusa a Scrates de perder el tiempo por estar siempre filosofando.)La filosofa, Scrates, est por cierto llena de encantoscuando uno se dedica a ella moderadamente en la juven-tud; pero si uno se demora en ella ms de lo necesario, laruina os espera. Porque, por bien dotado que se est,cuando se contina filosofando hasta una edad avanzada,

    se permanece necesariamente novato en todo lo que esnecesario saber si se quiere ser un hombre honesto yhacerse una reputacin. Y en efecto, no se entiende nadade las leyes del Estado y del lenguaje que es preciso tenerpara tratar con los hombres en las relaciones privadas opblicas, ni se tiene ninguna experiencia de los placeresni de las pasiones, en una palabra, de los caracteres de loshombres. As uno se presta a risa cuando se mezcla enalgn asunto privado o pblico, de la misma manera que,me imagino, se cubren tambin de ridculo los hombrespolticos cuando se mezclan en vuestras conversaciones yen vuestras disputas.

    Scrates y Calicles discuten muy duramente acerca de lasignificacin de la justicia y del uso de la retrica. Caliclesresponde con gran vehemencia, casi con grosera, a laargumentacin socrtica. Luego, en un giro del dilogo, Caliclesse torna amable. Se contenta con responder: Pero s, estoy deacuerdo contigo. Seguramente, Scrates... Al cabo de ciertotiempo.

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    Scrates se apercibe de ello y, volvindose hacia l, le dice: Peroqu es lo que te lleva a ser ahora tan corts? Y Calicles expresaesta frase terrible: Si soy amable contigo, es porque no meinteresa en absoluto lo que dices. Sigo hablando contigo pordeferencia hacia el viejo Gorgias que est con nosotros, pero nome preocupan en absoluto tus proposiciones. Se trata de una delas mayores objeciones, de las ms terribles que se puedan haceral filsofo. El filsofo es aquel que usa de la palabra. Entonces,qu puede hacerse con aquel que no se interesa en la palabra, quela utiliza de una manera nicamente pragmtica, segn el estilode "Psame la sal"? Qu hacer con el que en la comunidad sesirve de la palabra como de un instrumento, como de un martillo,de un cuchillo o de un garrote, pero que no se inquieta por lasignificacin de las palabras, que no se esfuerza por construir undiscurso que requiere la adhesin de los otros? Esta es la gran

    pregunta de la filosofa, y Platn subraya este problema con unvigor sorprendente. Hasta donde s, solamente la sabidura china -que no es filosofa en el sentido estricto del trmino- ha sabidoreferirse al mismo tipo de problema.

    Pero es preciso que el filsofo responda a semejante adversario.Es preciso que le pueda oponer algo a ese desprecio del no filsofo frente a su discurso.

    Esta respuesta es la constitucin de otra categora, de otroconcepto pivote: el deverdad. Hasta aqu no he utilizadoprcticamente este trmino porque, desde mi punto de vista, nollega sino tardamente en la evolucin del pensamientoplatnico. El filsofo, frente a esta objecin trgica, va a ir msall del simple asentimiento de los presentes, de todos aquellosa quienes se puede dirigir, y va a afirmar que el discurso quesostiene es el discurso que, por excelencia, corresponde a lo real.Va a afirmar que el discurso filosfico, por tener valor universal,tiene asimismo una correspondencia con la realidad. Es as comoPlatn va a sostener su empresa construyendo una ontologa,una doctrina delser, inventando de algn modo la palabra,diciendo lo que es el ser. Esto se llama la doctrina o hiptesis delas Ideas.

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    Platn,Parmnide [Parmnides] (132). enOeuvres completes.t.II. Gallimard. "Bibl. de la Pleiade". p. 201 (trad. Len Robin).

    (El joven Scrates se dirige al viejo Parmnides e intenta

    precisar su "idea" de las Ideas.)Estas ideas de las quehablamos existen a ttulo de modelos, de "paradigmas",en la eternidad de la naturaleza, respecto de los objetos,que se les parecen y que son reproducciones de aqullas;y esta participacin que los otros objetos tienen en lasideas no consiste sino en ser hechas a su imagen.

    Antes de cerrar esta primera charla quisiera retomar algunos puntos. Usted dice que la filosofa naci en Grecia en el siglo vantes de nuestra era. Pero otras civilizaciones importantes la precedieron. Egipto, para no referirme ms que a l, ha tenidouna gran influencia sobre la cultura griega.

    Sin ninguna duda. Hay que protegerse de un occidentalismoexcesivo. Yo hablo aqu de filosofastricto sensu, en unaacepcin que concierne a Europa, con la idea de que esta figurade la filosofa se expandi ulteriormente por el mundo. Dichoesto, sera un muy grave error creer que el Occidente, Europa,tiene el privilegio de la reflexin y de la sabidura. Los egipcios,en efecto, haban elaborado una profunda concepcin del mun-do, un cierto tipo de sabidura tan significativa como la filosofatal como apareci a partir de Platn. Lo mismo vale para laChina, la India... Existe un modo de la sabidura en los mitos delas sociedades guayakis, de Amrica del Norte o de Papuasia. Lafilosofa, pues, no tiene ningn privilegio. No digo en absolutoque solamente exista este modo de reflexin y este modo desabidura. Existen otros que valen tanto como l. Pero los griegosinventaron lo que he llamado ellogoso la razn. una manera deconstruir la sabidura. Existen otras. No existe ningn privilegio

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    de parte de los griegos; simplemente, el hecho de que, porrazones histricas, esta concepcin de la sabidura nacida de lafilosofastricto sensuha influido de manera decisiva en la

    concepcin de la ciencia que luego tuvo efectos considerables enla transformacin de la humanidad. Por ejemplo, los chinosinventaron tcnicas muy notables, pero no extrajeron de ello -sinduda tuvieron sus razones- lo que nosotros, en Europa, hemosextrado, y lo que hemos extrado proviene de la filosofa.

    Justamente, usted habla de sabidura china, no de filosofa. Peroun filsofo, no es un amigo de la sabidura, ya fuere griego ochino ? Usted dice que se trata de una forma particular vincula-da al lenguaje, pero los egipcios y los chinos no eran mudos,tambin se servan del lenguaje para reflexionar sobre lasabidura.

    Indudablemente. La diferencia reside en esto: aqu "sabidura"quiere decir al mismo tiempo reglas de vida, de conducta, y sabersistemtico fundado sobre la idea del ser, idea especficamenteeuropea. Me parece que jams, en ninguna otra especie decivilizacin, ha aparecido algo que pudiera llamarse el "ser". Esimpactante que un lingista como Benveniste muestre que lalengua griega fue la cuna obligatoria de este tipo de filosofaporque en la lengua griega existe precisamente la posibilidad deforjar, de utilizar esta palabra, "ser", mientras que en otraslenguas esta posibilidad no existe. Sera posible preguntarse si la

    escritura ideogrfica o jeroglfica permite pensar el ser. En estosin embargo no existe ningn privilegio. Yo no digo que quieneshan inventado el ser tienen una concepcin ms profunda o mejorque la de quienes no lo han inventado. Verifico simplemente quees en esa cuna de civilizacin donde domina la lengua griegadonde apareci el concepto de ser y donde se va a convertir encentral en el pensamiento europeo; pensamiento que, por elejercicio del colonialismo en particular, se va a extender por todoel mundo.

    Esta filosofa fue, en cierto modo, inventada por Scrates. Y se

    observa que Scrates no existe para los otros ms que a travs34

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    de los Dilogosde Platn, de las obras de Xenofonte y dealgunas alusiones de Aristteles.

    Se lo conoce igualmente por un testigo que lo detestaba: Arist-fanes. En Las nubes,una pieza notable pero espantosa, serecuerda que el hroe, que representa Aristfanes, llama alpueblo de Atenas a quemar en la hoguera al "pensaroso" deScrates para suprimir esa casta, esa banda de sinvergenzas quese llaman "filsofos". Dije que Scrates era un sofista ms entreotros. Puede haber otras versiones. Existen investigacioneseruditas sobre esta cuestin donde se duda de aquella versin.Algunos pretenden que posea una verdadera visin del mundo.En .realidad, jams se sabr lo que Scrates pensaba realmente;pero -y con esto no quisiera ofender a nadie-, sabemos exacta-mente lo que ha dicho Cristo? Slo lo conocemos a travs de laspalabras de los evangelistas, algunos de los cuales ni siquiera loconocieron. Estamos obligados, como siempre en este terreno, acontentarnos con aquello de que disponemos, es decir, conalgunas verosimilitudes.

    S, pero la religin se funda sobre la fe, y la filosofa sobre loshechos.

    La filosofa se funda sobre el discurso. Este es un problema queno tiene solucin. Es probable que, durante todo este perodo dela Antigedad, se hayan perdido textos admirables. De tiempo entiempo se los encuentra, y sucede que estos textos conmueven lavisin que tenamos de la poca. Pienso por ejemplo en latraduccin de Chadwick alrededor del ao 1960 de un texto quese llama Lineal B,que nos aporta verdaderas revelaciones sobrela historia de Grecia. Se encontr, a fines del siglo xix, laConstitucin de Atenas,texto de Aristteles que estaba perdidoy que ha modificado en gran parte nuestra visin de la polticaaristotlica. Es posible preguntarse si lo que llamamos los"grandes filsofos" no ocultan nuestra visin de la escriturafilosfica. La historia de la msica nos muestra que ha sidonecesario esperar hasta el siglo xix para redescubrir a Juan

    Sebastin Bach. Existe sobre todo esta frustracin de los textos35

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    irremediablemente desaparecidos. Toda la primera parte delpensamiento de Aristteles se ha perdido. De creer en lo quedicen los romanos, se trataba de dilogos aun ms bellos que losde Platn.

    Retengo tambin que, en la bsqueda de la verdad, ni la opininde la mayora ni el discurso fundado en la autoridad songarantas satisfactorias. As, el camino de la verdad estaraexclusivamente reservado a la filosofa.

    S. Esta es la ambicin filosfica, que para algunos puede pareceruna locura. Freud no vacilaba en decir que el filsofo es unparanoico, un hombre con ambiciones desmedidas. Esta esempero la ambicin de Platn. El comprueba que la democraciase equivoca, que los hombres de oficio tambin se engaan. De

    los demcratas toma la idea de mayora y la desarrolla de maneraextrema. De la mayora hace la universalidad. De la idea decompetencia toma la tcnica del dilogo, y reuniendo estos dosaspectos pretende constituir una forma de competencia univer-sal, que sera la competencia de la razn. Es en este sentido quedigo, en un parntesis que he pretendido inquietante -y mealegro de que esta afirmacin lo haya inquietado-, que en elfondo el filsofo toma una responsabilidad enorme cuando dice:Voy a construir un discurso universal capaz de juzgar a todoslos dems discursos y, por consiguiente, a todas las conductas -un discurso sabio-. Voy a determinar quien es loco y quin escriminal. Es ala vez una posicin excesiva y una responsabilidadexorbitante.Es un discurso totalitario.

    El riesgo del discurso totalitario est constantemente presente enla filosofa. No creo que los filsofos resulten tentados por eltotalitarismo: existe en ellos una idea fundamental, la delibertad. Razn y libertad deben formar parejas. Pero es ciertoque la filosofaen las manos de polticos que tienden altotalitarismo es un instrumento temible.

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    Cito lo que usted dijo: La filosofa toma de la competencia estaidea de que el discurso se va a convertir en el instrumento de latransparencia y de la verdad, mediante la virtud dialctica del

    logos. Esta dialctica, es una invencin de Scrates o dePlatn ? En losDilogosde Platn es Scrates el que habla, peroes Platn quien escribe losDilogos.

    Yo dira que Platn formaliza esta idea. Inventa por lo dems,segn lo que s, el adjetivodialktikos.Hasta entonces sloexista el verbodialekestai,"discutir en un dilogo". Al inventarel adjetivo, le confiere un contenido tcnico. Pero pienso que estocorresponde a la enseanza esencialmente prctica de Scrates.En trminos ms generales, es la ciudad la que inventa ladialctica, esta ciudad democrtica que habla, que discute, que seinterroga, que intercambia ideas. Creo, en fin, que los grandespensadores no hacen ms que formalizar lo que los pueblosinventan.

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    2. LA RAZN Y LA REALIDAD

    Aceptemos que la razn fue inventada en Grecia en el siglo v

    antes de nuestra era. Esta invencin fue formalizada por Platn.Pero cul es su resultado en la realidad? Cmo Aristteles,cuyo pensamiento brilla todava, va a tomarse de ello puraasentar la autoridad de la filosofa y mostrar que slo ella dice"lo que es tal como es"? Nuestra anterior conversacin apun-taba, en el fondo, a esta empresa un tanto excesiva: tratar dedefinir lo que es el discurso filosfico. Usted haba llegado a un punto crucial: la invencin de la hiptesis de las Ideas por partede Platn.

    Y bien, vamos a examinar hoy el contenido y las consecuenciasde esta hiptesis, as como la interpretacin que de ella haceAristteles. Aristteles, quien despus del esplendor platnicose va a constituir en administrador del ejercicio de la filosofa, yesto, como usted ha sealado, durante muy largos siglos.

    Para que las cosas sean claras, es necesario recordar en qucondiciones Platn fue llevado a construir esta hiptesis. Com-prueba que los hombres son desdichados. Son desdichadosporque sufren. Porque cometen la injusticia y porque la sufren.

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    Comprueba tambin -o cree comprobar- que ninguno de losremedios propuestos empricamente permite superar esta situa-cin. Entonces l mismo decide inventar el remedio por excelen-cia. El discurso universal. Entendemos por ello un conjunto deenunciados coherentes, bien compuesto, legitimado en cadaetapa de su desarrollo, de tal modo que todo individuo de buenafe est obligado, por la rectitud de ese discurso, a someterse a l.Este discurso intenta responder tanto a las grandes como a laspequeas cuestiones que el hombre se plantea. Empero, tropiezacon un obstculo. Platn mismo lo seala: algunas personas nose interesan por la palabra o no la toman ms que como medio dedifundir informaciones cotidianas y no como medio de regular laconducta. El personaje que simboliza esta actitud, como se havisto, es Calicles, que aparece en la tercera parte delGorgias.

    Donde Calicles declara bruscamente a Scrates, portavoz dePlatn: Lo que dices no me interesa y seguir actuando comoactuaba antes, sin preocuparme de las lecciones que pretendesdarme.

    S. Platn ha convencido a sus interlocutores de que l haconstruido un discurso universal; se trata ahora de apuntalar lacertidumbre entre los diversos participantes en el dilogo. YCalicles va a servirle de reactivo, obligando al filsofo a profun-dizar su punto de vista. La hiptesis de las Ideas es decisiva paramostrar que, a pesar de las apariencias, el discurso filosfico noes simplemente un discurso universal que se sostiene por su solopoder de conviccin. Adems, dice lo que es tal como es. O, parautilizar una frmula ms breve, el discurso filosfico dice elser.Volver sobre esta nocin. Por el momento, tratemos de ver loque significa. Durante nuestro encuentro anterior, he hablado dela esencia. Dije que el filsofo verificaba contradicciones entrelas diversas opiniones desarrolladas por los hombres. Estaspodan ser o bien redundantes, repitindose sin avanzar, o biencon lagunas, dejando aspectos sin solucionar. Es preciso tomarun desvo por otro camino. El Laquesmuestra que, por ejemplo,no se puede responder simplemente a la pregunta de si hay quehacerles tomar lecciones de arte militar a los hijos.

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    Scrates dice que es preciso interrogarse previamente sobre elcoraje y la virtud militar.

    En el lenguaje filosfico, "qu es el coraje?" significa "cul esla esencia del coraje". Para ser recibido, semejante discurso debetener un referente en lo real. Es necesario que el que lo pronunciatenga la certeza de que no es un discurso vaco, sino que secorresponde con algo. Este discurso debe apoyarse sobre un datoconsistente. Es necesario, de alguna manera, que esta famosaesencia del coraje exista en alguna parte. La hiptesis de las Ideasnace de all. En este ejemplo, esto no aparece claramente, pero selo entender mejor si se lo refiere a un universo ms riguroso: elde la matemtica. He aqu entonces una idea que tendr laocasin de desarrollar a continuacin: la filosofa se nutresiempre de materiales externos. La filosofa de Platn se alimen-

    ta de los trabajos de los matemticos de su poca. El mismo, porlo dems, era un matemtico.

    Tomemos la palabra "tringulo". "Tringulo" puede ser unafigura que se dibuja sobre la arena de la palestra. Entonces se tratade una imagen, de una imagen singular: tal tringulo, dibujadotal da, a tal hora, por tal persona, y que tiene tales dimensiones.A partir de este tringulo se pueden realizar experiencias, pero nose puede deducir nada con certeza: sus lneas son groseras, y essuficiente un golpe de viento para que el tringulo desaparezca.Pero se puede ver al tringulo de otro modo. Considerar lapalabra "tringulo" segn la convencin establecida entre losque hablan de la figura. Vamos a llamar "tringulo" al polgonode tres lados, o a la figura constituida por tres rectas que se cortandos a dos.

    Pero esta convencin es muy insuficiente para garantizar lacerteza. Entonces, en qu consiste la hiptesis de las ideas?

    En esto: existen en alguna parte, en otro mundo -que no es estemundo, que no se da a la sensibilidad, es decir, a la percepcinvisual, auditiva u olfativa-, tringulos que poseen una realidad.A primera vista, la hiptesis parece aberrante. Platn sostiene si nembargo con mucha firmeza que, si no se admite la hiptesis de

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    que ese otro mundo existe, entonces es preciso resignarse a ladesdicha. Es preciso aceptar cometer la injusticia o padecerla; espreciso aceptar la finitud del hombre, particularmente, la muerte.

    El pensamiento filosfico se elabora, de algn modo, a partir deesta apuesta.

    Platn. La Rpublique [La Repblica](VII, 514), enOeuvrescompletes, t.I , Gallimard, "Bibl. de La Pliade", p. 1101 (trad.Len Robin).

    (Scrates expone a Glaucn la condicin humana a travsde la alegora de la caverna.)Represntate pues a unos hombres que viven en unaespecie de morada subterrnea en forma de caverna, laque posee a todo lo largo una entrada que se abre a la luz.Estn desde su infancia en el interior de esta morada,encadenados por las piernas y el cuello, de modo queno pueden cambiar de lugar ni ver otra cosa que lo quetienen por delante, debido a la cadena que sostiene sucabeza y les imposibilita girarla. La luz proviene de unfuego que arde detrs de ellos sobre una altura lejana.Entre ese ruego y los prisioneros imagnate la subida deun camino, a travs de la cual hay que imaginarse quese ha levantado un pequeo muro, parecido a lasmamparas que los exhibidores de marionetas levantanentre ellos y el pblico.Me lo imagino!, dijo. Entonces, a lo largo de ese pequeo muro, imagnate aunos hombres que llevan, superando el muro, todo tipo deobjetos fabricados, de estatuas o aun de animales depiedra, de madera, hechos de todo tipo de materiales:naturalmente, entre quienes llevan estos objetos hayalgunos que hablan y otros que se callan. T has hecho,dijo, una extraa descripcin, y tus prisioneros sonextraos! Ellos se nos asemejan, repliqu.

    Todo sucede como si Platn, al construir su famosa alegora42

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    de la caverna, propusiese a los hombres la siguiente alternativa:o ustedes consideran mi hiptesis como una fantasa, un produc-to de mi imaginacin irrisoria o represiva, y entonces -lesadvierto- se arriesgan a ser sometidos a la constante precariedady a la desesperacin, o sostienen conmigo esta hiptesis, y tal vezentonces vean surgir la posibilidad de conducirse de manera talque ya no estn expuestos a aquella desdicha. Precisemos queeste mundo es el de las apariencias, y que el otro es incluso unmundo actual. No tiene nada que ver con la afirmacin religio-sa de otro mundo despus de ste, nada que ver con unaafirmacin de la inmortalidad del alma. Es cierto que Platn creatambin en la inmortalidad del alma, pero se puede ser muy bienun pensador ateo y no molestarse por la hiptesis de las Ideas.

    Si el mundo de las Ideas es otro mundo que ste, pero al mismo

    tiempo igualmente actual, entonces se lo puede captar desdeahora haciendo los ejercicios mentales necesarios.

    Precisemos las cosas examinando la gnesis de la esencia, talcomo ha sido definida por el filsofo. Platn denominadoxaa lasmltiples opiniones desarrolladas por el buen sentido democr-tico. Muestra que dichas opiniones se refieren siempre a preten-didos hechos que en realidad son en gran parte el producto de laspasiones, de los intereses, de los deseos y de las circunstancias.Cada una ve lo real como le conviene y llama "realidad" a lo quese corresponde precisamente con sus disposiciones subjetivas.

    Entonces, qu propone?

    Propone, con la hiptesis de las Ideas, que ese discurso que harecibido la adhesin de todos y cada uno sea apuntalado,subrayado, afirmado mediante el reconocimiemto de que existeotra realidad distinta de esta realidad aparente. El mundo de lasIdeas, realidad esencial, permanece inmutable mientras las apa-riencias no cesan de cambiar, presas del devenir -hoy diramos,en el flujo de la temporalidad-. El mundo de las Ideas, poresencia, es estable y transparente. A la imagen del tringulodibujada sobre la arena, al tringulo convenido para entablar una

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    discusin debe corresponder al fin de cuentas un tringuloesencial, siempre el mismo, verdadero objeto de este discursouniversal. Esta hiptesis ha sido rebatida vivamente por los

    filsofos. Nietzsche, por ejemplo, ser muy severo y llamar alos partidarios de las Ideas los "alucinados del trasmundo".Entonces yo no digo que toda filosofa es platnica, sino que elpunto de partida de toda filosofa reside en el reconocimiento dela necesidad de este desvo por ese mundo estable, construidoantitticamente respecto del mundo de las apariencias. El mundode las apariencias es confuso, el mundo de las Ideas es transpa-rente. En el mundo de las apariencias, las diversas secuencias sesuperponen, de tal modo que nunca se sabe dnde se est. Elmundo de las Ideas est, como el mundo matemtico, constituidopor esencias que mantienen relaciones claras entre s. Descartesdesarrollar luego la idea de la claridad y de la inteligibilidadintegral de este universo del filsofo.

    Pero entonces, quin percibe este mundo, y cmo, por qu medios ? No puede ser el ojo sensible, puesto que el ojo sensibleslo percibe apariencias.

    Por cierto. Es preciso agregar otra hiptesis a la hiptesis de lasIdeas, aquella de que existe en el hombre algo que le permitecaptar esta realidad trascendente, captar la esencia. Para designaresta "funcin" Platn utiliza la vieja palabra de la religin griega, psych,que puede traducirse por "alma". Tambin utiliza lapalabranous,que toma de la tradicin filosfica presocrtica yque se puede traducir por "espritu". Hay que suponer que elhombre posee, al mismo tiempo que un cuerpo hundido en lasapariencias, un espritu capaz, mediante la construccin deldiscurso, de captar las Ideas o esencias. As, se entiende por qula filosofa se hace pedagoga. "Pedagoga", etimolgicamente,es el camino que se ofrece a los nios, la ruta que se les sealatomndolos de la mano para conducirlos desde la ignoranciahasta el conocimiento. La filosofa es pedaggica en la medidaen que considera a los hombres como atados a las apariencias,que no creen ms que en lo que perciben con sus sentidos, como

    los nios. Ella se arroga la funcin de liberarlos de esas pasiones44

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    que los condenan a la injusticia y a la desdicha. El filosfo vaentonces a proponer un curso de estudios, uncursum studiorum,para permitir a estos hombres nios convertirse por fin en

    hombres adultos, al saber por fin lo que es el ser. Platn describedetalladamente esecursus studiorum,y es preciso confesar queno es particularmente seductor. Nos explica que en la ciudadideal tal como l la concibe, los nios desde su ms tiernainfancia estarn sometidos a un cierto nmero de pruebas quepermitan distinguir entre aquellos que tengan una particularfirmeza y una particular resistencia al sufrimiento fsico. A partirde all se operar una primera seleccin. Luego, se ensear aesos adolescentes, que han tenido ya una dura educacin, eloficio de las armas, se desarrollarn entonces sus facultades deresistencia, su coraje, su tesn. Quienes resulten exitosos enestas nuevas pruebas sern admitidos en el "cursus intelectual".Esto llega hasta los quince, diecisis, diecisiete aos. El cursointelectual dura al menos una quincena de aos. A lo largo deestos estudios, dichos jvenes aprendern aritmtica, geometraplana, geometra espacial -llamada entonces "estereomtria"-,armona -ciencia de los nmeros en relacin armnica entre s,aquello que hoy llamamos "msica"-, astronoma, etctera.Cuando hayan comprendido realmente que lo sensible es enga-oso, que es necesario referirse a otra cosa distinta de estarealidad que se desvanece tan pronto como aparece, entonces sepodr ensearles la dialctica, el arte del discurso. Y, nos dicePlatn, al final de este entrenamiento, hacia los treinta o treintay cinco aos los ms competentes, los ms serios podrn por finesperar contemplar el mundo de las Ideas. La contemplacin delmundo de las Ideas se llama en griegotheora, la teora.Etimolgicamente,theoreinquiere simplemente decir "ver".

    Quienes hayan triunfado en esos largos y difciles estudioshabrn llegado a la contemplacin: se podr verdaderamentellamarlos "filsofos". Pero, qu vern?

    Vern las esencias inmutables, la articulacin de ellas entre s,los diversos sectores as constituidos. Pero vern sobre todo laEsencia o Idea suprema que ilumina a todas las dems, que da45

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    cuenta a la vez de su aparicin y de su configuracin. Ella es, dealgn modo, en el mundo de las esencias lo que el Sol es en elmundo sensible: Esencia o Idea del Bien, es al mismo tiempoEsencia o Idea del uno. Platn dice que ese mundo es tan bello,tan profundamente inteligible, de una transparencia tan sorpren-dente, que apenas es posible hablar de l con las palabras delmundo sensible. De hecho, es en la conducta del filsofo dondese manifiesta verdaderamente, donde se lo reconocer. Es en laaplicacin de la visin donde se podr identificar a aquel que havisto verdaderamente la realidad tal como es. De tal modo lafilosofa platnica llega a algo as como a una mstica, a unamstica de lo inteligible. Por otra parte -ya lo he sealado desdenuestra primera conversacin-, exista una enseanza esotricade Platn, reservada a algunos privilegiados, de la cual notenemos ningn conocimiento y que probablemente iniciaba en

    ciertos misterios, como en la religin tradicional. As, el plato-nismo, primer momento de la filosofa, se ha constituido debidoa razones y causas polticas. Se ha desarrollado luego como unareligin, pero una religin de lo inteligible y no de lo misterio-so. Es el misterio de lo inteligible, y no la apologa de lo mis-terioso. Se afirma que lo inteligible subtiende al mundo y que elespritu lo gobierna. Para conducirse como se debe aqu abajo, espreciso someterse a un cierto nmero de pruebas: las del apren-dizaje del saber. Hay que tener en cuenta en qu poca ocurreesto. Un autor trgico, de modo quizs un tanto imaginado, nospermite comprender la posicin platnica. Se ha dicho que lastragedias de Eurpides -el tercero de los grandes trgicos griegosdespus de Esquilo y de Sfocles- son de un mundo del cual losdioses se han retirado. En las tragedias de Eurpides, en el fondono quedara lugar ms que para aullar o vociferar por la partidade los dioses. El emprendimiento platnico tiende a dejar alhombre satisfecho a pesar de la partida de los dioses. Todo ocurrecomo si Platn se dijera: el hecho de que los dioses hayan partidono debe hacernos capitular. Los hombres tienen en s la reservade su espritu, de su esfuerzo de inteligibilidad que debe permi-tirles superar la desdicha de ah en ms inmanente al mundo. Yen esta perspectiva Platn propone una escuela, la Academia,donde formarse. Partiendo de la hiptesis de las Ideas propone un

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    nuevo descenso hacia el mundo sensible. Aquellos que hancontemplado las Ideas tienen de ah en ms la obligacin deayudar a sus semejantes que no han tenido ese privilegio, paraluchar en lo posible contra la influencia de la desdicha -dandopor sobreentendido que esta lucha jams concluye, que espreciso batirse siempre por el triunfo de la inteligibilidad-.

    Platn, fundador de la filosofa, define pues en un primer momento a la filosofa por su universalidad. Este es posiblementeel mensaje de Platn, lo que resta de platnico en la filosofa. Luego, en un segundo tiempo, Platn desarrolla su propio puntode vista filosfico, punto de vista que va a ser discutido por Aristteles.

    Antes de pasar a Aristteles hay que volver sobre dos puntos pa-ra dejarlos claros. En principio sobre la definicin de la Idea: esuna esencia. Qu puede recubrir esta palabra sabia? Algosimple. La esencia -tomo esto de Spinoza- es aquello sin lo queuna cosa no sera lo que es. La esencia del tringulo hace que untringulo sea un tringulo; trivialidad, pero, ms profundamente,es lo que hace que el tringulo no sea un cuadrado, as comotampoco el color azul ni Venus-Afrodita. La esencia es aquelncleo a partir del cual pueden desplegarse mltiples variacio-nes. Por ejemplo, un tringulo puede ser issceles, escaleno, etc.,pero no puede ser malvado. La esencia define el despliegue de loque puede ser la cosa de la cual la esencia es la esencia. La Ideaes tambin el arquetipo. El mundo de las apariencias es al menosun mundo a propsito del cual podemos enunciar un ciertonmero de verdades parciales. Por fluyente, indistinto e inciertoque pueda ser, podemos descubrir all por ejemplo leyes deconsecuencia y de copresencia, leyes cientficas, por ejemplo.Entonces este mundo de las apariencias posee un poco deinteligibilidad. Y bien. Platn explica que esta inteligibilidadparcial del mundo de las apariencias proviene de las circunstan-cias de que es una copia del mundo de las Ideas. Imita torpementeal mundo esencial. Tal es por ejemplo el tringulo trazado sobrela arena del que antes hablaba. El que traza dicho tringulo tieneen su cabeza, sin saberlo, el arquetipo del tringulo, de esta figura

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    que puede ser muy diversa puesto que est constituida por tresrectas que se cortan de dos a dos. La Idea puede ser tambin larealidad productora. Sobre este punto Platn no insistir, pero lafilosofa platnica va a ser retomada, durante el perodo medie-val, por los filsofos cristianos, que van explicar que Dios,cuando cre el mundo, tena en su entendimiento, en su espritu,esencias eternas a partir de las cuales cre lo que hoy llamamosla "Creacin", es decir el mundo de las apariencias. La esencia,desde este punto de vista, es la causa de lo que es. Por cierto, esteaspecto de la filosofa platnica va a ser vivamente criticado porotros filsofos, que van a rechazar por completo esta perspectiva.Esto no impide que aquellas definiciones permanezcan comoreferencias decisivas.

    Antes de ir a Aristteles, quisiera definir otro trmino que

    suscita temor o bien la hilaridad de quienes se burlan de lafilosofa. Es la palabra "ser". Hay gente que se burla de buenagana de la frmula que expresa que "la filosofa es la ciencia delser en tanto ser". Se dice: qu es este galimatas? De hecho, esalgo muy simple. El ser -esto apareca muy claramente en elpensamiento griego originario- es aquello sobre lo cual esposible apoyarse para tratar de vivir como conviene a un hombredigno de ese nombre. El ser es, como se dira hoy, lo que es fiable,lo que nos da indicaciones para adquirir el saber indispensablecon el fin de conducirse segn la justicia y de acuerdo con elinters general, reglas todas ellas que aportan una satisfaccinduradera. No es pues una palabra misteriosa. Es lo que existeverdaderamente, lo que sostiene a las apariencias que flotan porencima. El error comn consiste en no reflexionar suficiente-mente en aquello sobre lo cual es posible apoyarse seriamente.

    Ahora podemos pasar a la segunda etapa en la constitucin de lafilosofa, la etapa aristotlica. Recordemos que Aristteles es eldiscpulo de Platn. Ha sido alumno de la Academia e incluso,segn la leyenda, el mejor alumno. Durante un tiempo Platn hasoado con confiarle su sucesin. Luego, siempre segn laleyenda, Aristteles ha roto con el maestro y ha creado su propiaescuela, el Liceo. Se lo llama as porque estaba en un lugarllamado el "lugar del Lobo". Sin duda all haba sido muerto unlobo. He aqu de donde proviene el nombre del lugar donde

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    nuestros bachilleres penan: de la muerte de un lobo. Aristtelesconstituye pues su propia escuela, que se torna rival de laAcademia. Por qu razn rompi con el platonismo estableci-do? Yo dira que por filosofa, es decir, por amor al saber. Elestimaba que su maestro, a quien respetaba profundamente, nohaba visto aquello que ofreca la posibilidad de tornar creble lafilosofa, aceptable para un conjunto suficiente de personas.Aristteles considera que el desarrollo del pensamiento platni-co es tal que tiene pocas posibilidades de que la filosofa resulteefectivamente entendida y pueda producir el efecto emprico quePlatn descontaba.

    En efecto, es preciso comprobar con Aristteles que el programade la Academia no tuvo grandes resultados en el terrenopoltico. El maestro de la Academia se propuso la tarea de formar

    jefes polticos. El mismo intent convertirse en el primer minis-tro de Dionisio de Siracusa, y fracas por completo. Sus trestentativas polticas terminaron irrisoriamente. En cuanto alprograma de los estudios que propuso, es poco seductor. Quciudadano va a aceptar, por ejemplo, pasarse treinta aos de suvida antes de poder empezar a conocer?, qu ciudadano va aaceptar someter a sus hijos a pruebas tremendas para aumentarsu firmeza y ensearles a morir para lo sensible? Aristtelesquiere salvar a la filosofa porque juzga que el programa fijadopor Scrates, va Platn, es irremplazable e impracticable, que lafilosofa es electivamente el buen camino, pero que es precisoadaptarla a las exigencias de este mundo.

    En este sentido, como usted dijo antes, Aristteles se constituyeen administrador de la filosofa. Va a definir cierto nmero detemas y de nociones susceptibles de tornar a la filosofa ms fcilmente practicable.

    Para explicar el aporte esencial de Aristteles, lo mejor es puesreferirse a la pareja esencia/apariencia. En Platn existe unaruptura absoluta entre el trasmundo solamente perceptible por elespritu y este otro en el cual vivimos. Esta ruptura es lo que tornanecesaria una educacin larga y violenta, la nica que permitepasar de uno al otro. Aristteles piensa que no es as como hay

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    que presentar las cosas si se quiere que la filosofa sea activa. Yono entro en el detalle de la visin del mundo que Aristtelesdesarrolla: su cosmologa, su teora de las cuatro causas, sumetafsica y su lgica. Ese no es mi propsito aqu, donde melimito a la definicin del discurso filosfico. Me atengo entoncesa la relacin entre la esencia y la apariencia. El filsofo aristot-lico parte de la idea de que es necesario tomar al aprendiz defilsofo tal como es, en el mundo sensible en el cual cree, quedesarrolla al respecto opiniones y construye sus certezas a partirde sus experiencias. No se trata en modo alguno, al principio, demostrarle que l necesariamente se equivoca. As, se empiezadndole confianza. Esto es lo que se ha llamado el "empirismoaristotlico". El empirismo es la doctrina segn la cual elconocimiento comienza obligatoriamente por la experiencia. Alrespecto, Aristteles est de acuerdo con el pensamiento popu-

    lar: para aprender hay que experimentar. Pero en este nivelinterviene la postura aristotlica. Se va a preguntar a aquel que,despus de haber realizado experiencias, las formula en un ciertodiscurso y construye al respecto concepciones o teoras, se le vaa preguntar para saber exa