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179 CHIARAMONTE, José Carlos, (2013), Usos políticos de la historia. Lenguaje de clases y revisionismo histórico. Buenos Aires: Sudamericana. 300 pp. Historia y política. Análisis de una crítica académica al oficio del historiador Agustín Rojas 1 El consagrado historiador argenti- no José Carlos Chiaramonte en la intro- ducción de su libro Usos políticos de la his- toria. Lenguaje de clases y revisionismo his- tórico (2013), advierte lo siguiente: «En- tre los asuntos que por su naturaleza es- tán expuestos a los riesgos que hemos se- ñalado [adscripciones ideológicas/políti- cas] uno de los más sensibles es el de las independencias de las colonias hispano- americanas y de los orígenes y conforma- ción de los Estados nacionales que le su- cedieron». 2 Precisamente esta afirmación del historiador renovador presume la cons- tante perplejidad en el momento de inter- pretar un período clave de la historia ar- gentina: la primera mitad del siglo XIX. José Carlos Chiaramonte (1931-actuali- dad) es un intelectual cuya identidad pro- fesional pertenece al campo universitario, participando como docente e investigador en numerosas altas casas de estudio ar- gentinas. Tras un breve exilio en México continuando su labor logró instalarse de- finitivamente en su país luego de la recu- peración democrática. 3 Sin ser dato me- nor, su capital intelectual integra el lega- do historiográfico argentino de la llamada «renovación historiográfica», habiendo recibido actualmente importantes distin- ciones como el Premio Konex (2012) y el reconocimiento general de la crítica aca- démica. Usos políticos de la historia… debe leerse en clave política poniéndose en re- lieve desde el momento inicial de su pu- blicación. Es decir, este texto que reseña- mos puede interpretarse a partir de una doble función. Por un lado, constituye una síntesis de la vigorosa obra del autor: com- probamos un repaso integral de sus pu- blicaciones en formato de libros, revistas académicas nacionales e internacionales y artículos –algunos de la mano de Pablo Buchbinder– del Instituto de Historia ar- gentina y americana Dr. Emilio Ravignani, como parte de una amplia carrera acadé- mica que recupera con reflexiones perso- 1 Profesor y Licenciado por la Universidad Nacional de Córdoba. Integrante el proyecto de investigación «Intervenciones sobre el pasado. Historia, política y memoria en la Argentina contemporánea. Lecturas desde Córdoba», dirigido por la Doctora Marta Philp (CIFFyH- UNC). Contacto: [email protected] 2 Chiaramonte, (2013):78. 3 Zeitler, (2013):64. ESTUDIOS - N° 33 -ISSN 0328-185X (Enero-Junio 2015) 179-184

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Historia y política. Análisis de una crítica académicaal oficio del historiador

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CHIARAMONTE, José Carlos, (2013), Usos políticos de lahistoria. Lenguaje de clases y revisionismo histórico. Buenos Aires:Sudamericana. 300 pp.

Historia y política. Análisis de una crítica académicaal oficio del historiador

Agustín Rojas1

El consagrado historiador argenti-no José Carlos Chiaramonte en la intro-ducción de su libro Usos políticos de la his-toria. Lenguaje de clases y revisionismo his-tórico (2013), advierte lo siguiente: «En-tre los asuntos que por su naturaleza es-tán expuestos a los riesgos que hemos se-ñalado [adscripciones ideológicas/políti-cas] uno de los más sensibles es el de lasindependencias de las colonias hispano-americanas y de los orígenes y conforma-ción de los Estados nacionales que le su-cedieron».2 Precisamente esta afirmacióndel historiador renovador presume la cons-tante perplejidad en el momento de inter-pretar un período clave de la historia ar-gentina: la primera mitad del siglo XIX.José Carlos Chiaramonte (1931-actuali-dad) es un intelectual cuya identidad pro-fesional pertenece al campo universitario,participando como docente e investigadoren numerosas altas casas de estudio ar-gentinas. Tras un breve exilio en Méxicocontinuando su labor logró instalarse de-

finitivamente en su país luego de la recu-peración democrática.3 Sin ser dato me-nor, su capital intelectual integra el lega-do historiográfico argentino de la llamada«renovación historiográfica», habiendorecibido actualmente importantes distin-ciones como el Premio Konex (2012) y elreconocimiento general de la crítica aca-démica.

Usos políticos de la historia… debeleerse en clave política poniéndose en re-lieve desde el momento inicial de su pu-blicación. Es decir, este texto que reseña-mos puede interpretarse a partir de unadoble función. Por un lado, constituye unasíntesis de la vigorosa obra del autor: com-probamos un repaso integral de sus pu-blicaciones en formato de libros, revistasacadémicas nacionales e internacionales yartículos –algunos de la mano de PabloBuchbinder– del Instituto de Historia ar-gentina y americana Dr. Emilio Ravignani,como parte de una amplia carrera acadé-mica que recupera con reflexiones perso-

1 Profesor y Licenciado por la Universidad Nacional de Córdoba. Integrante el proyecto deinvestigación «Intervenciones sobre el pasado. Historia, política y memoria en la Argentinacontemporánea. Lecturas desde Córdoba», dirigido por la Doctora Marta Philp (CIFFyH-UNC). Contacto: [email protected] Chiaramonte, (2013):78.3 Zeitler, (2013):64.

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nales sobre la disciplina que fueron edita-das en diarios argentinos como Clarín yPágina/12. Segundo, en vinculación conlo anterior, una crítica precisa a los «usosdel pasado»4 de determinadas operacio-nes intelectuales y políticas sobre el ima-ginario colectivo «nacional» tendientes a«deformar» el «significado histórico real»del mismo. Para aquellos que se interesanen la obra de Chiaramonte, este libro re-sulta una defensa crítica acerca de losavances de la historiografía académica ar-gentina desde comienzos del s. XX. Pro-cede a desmentir las «injurias» de las po-líticas culturales del gobierno de CristinaFernández de Kirchner, quien a través deldecreto 1880/2011 creó el Instituto Re-visionista Manuel Dorrego ignorando, se-gún el autor, tales avances.5

En definitiva, este libro se divide endistintos capítulos tendientes a reflejar unbalance favorable de la historiografía cien-tífica: 1) Una sección dedicada propia-mente al desarrollo investigativo del his-toriador y la disciplina acerca de la prime-ra mitad del siglo XIX; 2) Otra sección de«divulgación» acerca de los orígenes de laorganización nacional y la historia consti-tucional comparativa entre Estados Uni-dos y Argentina; 3) Por último, una sec-ción «polémica» donde utiliza los puntosdébiles de los revisionistas del InstitutoDorrego abarcando la interpretación ra-cional de las gestas patrióticas devenidasposteriormente en feriados (combate dela Vuelta de Obligado, la cuestión Malvi-nas, etc.).

Lo innovador en esta publicaciónconsiste en la intención de deconstruiraquel imaginario intelectual/político do-tándolo de racionalidad histórica. En pa-labras de Michel Foucault, desenmasca-rar las esencias y verdades universalistas.No es el primer intento intelectual del au-tor pero ahora cumple una función espe-cífica signada por el contexto político kir-chnerista. Chiaramonte toma la palabrapublicando en los diarios argentinos másprestigiosos, criticando «el agraviante motede «liberales extranjerizantes’’ por partede historiadores presuntamente oficialis-tas.6 El núcleo principal de su argumenta-ción se encuentra al momento de afirmarque la revisión de la historia es intrínsecaal oficio intelectual: «Todo historiador esnecesaria y obligadamente revisionista dadoque, si algo nuevo tiene que decir, estáobligado a revisar, variando lo que hayaque variar, lo hecho hasta el momento».7

El autor critica no sólo la endeblez inte-lectual y metodológica de los historiado-res revisionistas del Instituto Manuel Do-rrego, sino particularmente la «manipula-ción política» del saber histórico que losatañe.

Claramente es el oficio del histo-riador y su función social el que está enjuego en estas disputas políticas y simbóli-cas.8 Este libro se basa en los rechazos alos fundamentos del Instituto revisionistaManuel Dorrego apuntando a «otros»revisionistas que se «adelantaron» a la la-bor del revisionismo clásico del ‘30. Eltexto está dividido en los siguientes apar-

4 Cataruzza y Eujanian, (2003):44.5 Chiaramonte, (2013):78.6 Chiaramonte, (2013):122.7 Chiaramonte, (2013):134.8 Florescano, (2003): 12.

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tados: 1) una reivindicación del legado his-toriográfico de la Nueva Escuela Históri-ca; 2) los usos del lenguaje de clase; 3)reflexiones que atañen a la operación in-telectual del historiador frente a los usosde la historia realizada a través del poderpolítico.

Desde esta primera perspectiva,recupera elogiosamente a los primeroshistoriadores profesiones argentinos –dela primera mitad del siglo XX– basadosen la «neutralidad erudita». Indaga, en-tonces, el pensamiento histórico de losconstitucionalistas de la tradición platense–David Peña, A. González Litardo, JoséMatienzo, Juan Calderón y Emilio Ravig-nani– afirmando que existía concretamentea principios del siglo XX una original tra-dición revisionista con continuidad en lascátedras de Historia Constitucional en laUniversidad de La Plata. Allí se planteó,entre miembros de una elite marginal, unaclara reivindicación del federalismo desdeámbitos académicos.9 Explica cómo estosconstitucionalistas resolverían una tensiónque existía en la historiografía liberal –yen la cual se enmarcaban– en donde seintentaba rescatar el sistema constitucio-nal federal y al mismo tiempo se rechaza-ba a sus primeros progenitores: los caudi-llos provinciales. La historia de raíz jurídi-ca e institucionalista proporcionó el sus-tento necesario para revertir juicios devalor muy arraigados en ciertas historio-grafías decimonónicas y de principios delsiglo XX.

Otro aspecto, desarrollado conmenor importancia en un apartado, es eldel «lenguaje de clases». Aquí el autor in-

daga los conceptos de «lenguajes de cla-ses», «clase social», «lucha de clases» y«conciencia de clase» enfocándose en susambigüedades debido a los distintos usoserróneos. Recurre a los clásicos, a CarlMarx, los románticos, hasta las cuestio-nes semánticas cuya significación cambiala perspectiva conceptual de los términos.Trabaja en relación a la individualizaciónde los fenómenos colectivos en los últi-mos estudios de las ciencias sociales. Chia-ramonte es un estudioso del lenguaje noen el sentido propuesto por el giro lin-güístico sino en la búsqueda constante dela historicidad de los conceptos y los ana-cronismos vigentes. Precisamente la utili-zación consciente del anacronismo con fi-nes políticos es una operación frecuenteen este libro. Las significaciones «reales»de los conceptos son la puja política y dis-puta simbólica que se resuelven entre lasinterpretaciones de los revisionistas y la delos historiadores académicos.

Florescano señala que la interpre-tación de los hechos históricos está prece-dida por los valores del investigador y quees inútil otorgarle un único sentido al re-lato histórico.10 Para Chiaramonte los ras-gos científicos de la historia profesional sos-tienen, sin embargo, que «La intención deponer algunos resultados de la historio-grafía al servicio de otras actividades hu-manas no es ilegítima mientras ese servi-cio sea respetuoso del quehacer historio-gráfico», aunque es muy preciso al decla-rar que este tipo de historiografía neore-visionista queda «deformada por intere-ses políticos».11

9 Chiaramonte, (2013):135.10 Florescano, (2003):17.11 Chiaramonte, (2013):23.

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En este sentido el autor diseccionapuntos específicos de «mitos» utilizadospor la gesta nacionalista y épica del go-bierno populista de Cristina Fernández deKirchner. En relación al episodio de laVuelta de Obligado señala que «El ani-versario del combate de la Vuelta de Obli-gado, en noviembre de 2011, dio lugar ajuicios históricos que no reflejan la reali-dad de lo ocurrido» puesto que «Se havaciado anacrónicamente ese enfrenta-miento de la primera mitad del s. XIX enel molde de antiimperialismo del s. XX».12

Esta interpretación intenta descalificar elferiado conmemorativo del 20 de noviem-bre sancionando por el gobierno nacionalrepresentándole a la sociedad el respaldooficial a una versión «politizada» del pa-sado.

De la misma manera, analiza losanacronismos presentes en los discursosnacionalistas que se intensificaron a partirdel Bicentenario: patria, nación, argenti-nos, estado. ¿Cómo era la realidad históri-ca de estos conceptos desde 1810 hasta1853? Sin repetir los errores teóricos delos revisionistas –e inclusive de los crea-dores de la Nueva Escuela Histórica– des-articula el mito de la nación preexistente,el significado de «ser argentino» y la pa-tria en los albores de la Revolución deMayo. Definiendo estos «falsos supues-tos», determina que «hacia 1810 la for-mación de un Estado nacional no basa sulegitimidad en el supuesto de una nacio-nalidad –por lo demás, inexistente– sino

en relaciones contractuales propias delderecho natural».13 También afirma queprimero se crearon los estados y poste-riormente las naciones logrando así des-autorizar el mito nacionalista hispanoame-ricano de la primera mitad del siglo XIX.Esta idea de ruptura interpretativa resu-me los constantes avances de la historio-grafía de la renovación en cuanto se refie-re a reformular el sentido común nacio-nalista a través de la invención política ysocial de la imaginería.14

El problema, insiste Chiaramonte,está en el «peligroso» vínculo entre la his-toria y la política. Así, pues, menciona que«la única manera de que la historia sea deutilidad a la política es ofrecer frutos queno hayan sido condicionados y deforma-dos por intereses políticos con resultadosque padecerán tanto la historia como lapolítica».15 No puede existir una sana com-patibilidad entre el oficio científico del his-toriador y la militancia política. Inclusosostiene que la labor científica es la formamás loable de servir a un país. En estesentido afirma que «una real defensa delos intereses nacionales en la arena inter-nacional es incompatible con el naciona-lismo ideológico. (…) Piénsese no más enla encerrona que la aventura de la inva-sión a las Malvinas implicó para quienesfueron atraídos por la retórica nacionalis-ta».16 Para este caso Chiaramonte apro-vecha a criticar las intervenciones de Cris-tina Fernández de Kirchner en torno a supolítica diplomática y retórica patriótica

12 Chiaramonte, (2013):263.13 Chiaramonte, (2013):89.14 Hobsbawm y Terencer, (2005):12.15 Chiaramonte, (2013):23.16 Chiaramonte, (2013):261.

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defendiendo los derechos argentinos so-bre las islas australes comparándola conel patriotismo efectuado en 1982.

El período de organización nacio-nal es analizado a partir de los estudiosrealizados por el historiador profesionalEmilio Ravignani, quien construyó los prin-cipales esquemas teóricos-metodológicospara interpretar la conformación de losestados provinciales y luego el estado na-cional. La raíz jurídica de la relación cau-dillo/provincias significó un quiebre ori-ginal que superó la versión política de lospadres de la historiografía erudita-docu-mental: Bartolomé Mitre y Vicente FidelLópez. Elogia a este historiador jurista porsu claridad al momento de cuestionar nosolamente el mal llamado «período anár-quico» en la historiografía argentina sinoen la independencia ideológica que ha te-nido con respecto al poder político defen-diendo su autonomía profesional. Diferen-cia esta actitud ética de Ricardo Levenequien desarrolló una estrategia adaptativaincluso durante el peronismo.

Resumiendo el papel obtenido porlos primeros historiadores profesionalesadvierte que «el revisionismo histórico,lejos de ser una corriente original surgidaen la tercera década del siglo XX, no fueotra cosa, en sus orígenes, que una adap-tación politizada de la renovación que so-bre el papel de los caudillos y otras figurasdestacadas del siglo XIX habían impulsa-do, entre otros, historiadores universita-rios desde fines de esta centuria».17 Encuanto su relación con el federalismo des-menuza este concepto asegurando que, enrealidad, existían instituciones confedera-das tan múltiples como los actores políti-

cos de las entidades provinciales. Aquí elautor reúne las hipótesis principales de susobras anteriores. Nos referimos a Formasde sociedad y economía en Hispanoamérica(1983), Nación y Estado en Iberoamérica.El lenguaje político en tiempo de las inde-pendencias (2004) y Fundamentos intelec-tuales y políticos de las independencias. No-tas para una nueva historia intelectual deIberoamérica (2010), entre otros. Además,dispone de publicaciones recientes de ar-tículos sobre divulgación en los diariosClarín, Revista Ñ y, en menor medida,Página/12 obteniendo con ello una divul-gación general de sus trabajos científicosa un público no necesariamente académi-co.

Curiosamente este libro que criticalas consecuencias falaces de la relaciónentre la política y la historia, resulta ser unlibro que atañe a la política. Siendo unacrítica fundamentada del oficio del histo-riador científico frente a las interpretacio-nes ideologizadas, constituye una respuestasectorizada a las políticas culturales im-partidas por el gobierno nacional partici-pando en las disputas simbólicas por la sig-nificación del pasado y la legitimidad delas narraciones.

Bibliografía

CATTARUZZA, Alejandro y EUJA-NIAN, Alejandro, (2003), Políticas dela historia: Argentina 1860-1960. Bue-nos Aires: Alianza.

FLORESCANO, Enrique: La Historia yel historiador, (2003), México, D.F.:Fondo de Cultura Económica.

17 Chiaramonte, (2013):21.

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ZEITLER, Elías, (2013), José Carlos Chia-ramonte. Provincias, regiones y naciónen la argentina actual. Tesis doctoral.Córdoba: Universidad Nacional deCórdoba.

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