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Chile Actúa...pareja, que al nacer su hijo Luchito, lo presentaron al público durante una función. Otros títulos de digno recuerdo de la compañía Leguía-Córdoba fueron El pulidor

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(Fragmento de libro Chile Actúa):

LOS TEATROS INDEPENDIENTES ANTES Y DESPUÈS DE LOS TEATROS UNIVERSITARIOS

Autor: Fernando González Mardones

Premio Nacional de Artes de la Representación 2005 “El desarrollo de la comedia humorística estuvo a cargo del entrañable

matrimonio de artistas Olvido Leguía y Lucho Córdoba. Ellos instauraron su imperio de la comedia, fundamentalmente en el Teatro Imperio de Santiago.

Una vez, le pregunté al maestro Lucho Córdoba por el número de sus comedias,

puesto que él representaba casi exclusivamente su propia producción, y para gran sorpresa mía me dijo “no son muchas. Son muchos títulos, sí”. Y era cierto, lo pude comprobar personalmente. Cuando se supo de la primera cirugía que cambiaba de sexo a una persona, escribió Marido en tres dimensiones. Tiempo después nos visito la compañía de revistas Folies Bergère de París. Estrenó (ahora con la colaboración de Isidoro Bassis) la misma obra, pero esta vez con el título de Mi marido va al Folies. Lucho Córdoba incursionó muy poco en el teatro de otros autores. Sin embargo, las pocas obras extranjeras que representó, las hizo con gran éxito, como por ejemplo El avaro, de Molière, Harvey, de la norteamericana Mary Chase, El Padre Pitillo, de Carlos Arniches.

El título más popular estrenado por la Compañía Leguía-Córdoba fue Tengo

una vaca lechera, y uno de los más innovadores, por adelantarse a la multimedia que muy posteriormente llegó al teatro, se llamaba Cine, Teatro y Radio. Empezaba con una película, protagonizada por Córdoba, quien era perseguido por la ciudad, pero finalmente llegaba a una casa, abría la puerta, y entraba a escena, en medio de atronadores aplausos, desde luego. A este espectacular comienzo, seguían sus habituales gags, como por ejemplo, sentarse agilísimamente pierna arriba en un sillón, y en ese instante el público descubría que tenía un calcetín azul y otro rojo. De nuevo venían los aplausos. Eran esperadas las apariciones de Lucho Córdoba, con una ágil carrerita y una impecable detención, que de nuevo arrancaba aplausos del público.

Las apariciones de Olvido Leguía no eran menos espectaculares, aunque de otra

índole. En cada obra, el público, las mujeres especialmente, esperaban ver a la Leguía con sus espectaculares joyas y sus vestidos a la última moda. El primer vestido globo que se vio en Santiago lo exhibió desde luego Olvido Leguía en una de sus piezas. Este matrimonio teatral fue uno de los más queridos por el público chileno. Cuando se paseaban al medio día por la calle Ahumada, ambos elegantísimos, todo el mundo los comentaba. Cuando se casaron, estaban en una temporada en el Teatro Victoria. La fiesta de bodas fue en el elegante foyer de mármol y espejos del Teatro, que estaba coronado por una bóveda celeste ovalada, que hoy corona las frutas y verduras de un Líder Express de la calle Huérfanos. Tal era la simpatía que el público sentía por esta pareja, que al nacer su hijo Luchito, lo presentaron al público durante una función.

Otros títulos de digno recuerdo de la compañía Leguía-Córdoba fueron El

pulidor de manzanas, Juegos para marido y mujer, Que vienen los Yankees y De profesión invitado”.