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TRANSPARENTE Y LEAL Marina Moreno Tejero LUNES 30 DE ENERO DE 2012 La frontera del deseo VICTOR ULÍN ¡ No me hagas daño!- suplicó. El ruego de María no hizo más que excitarlo. El tipo le or- denó que se desvistiera. Ella se despojó de la última prenda sin levantar la vista para no ver el rostro que conocía y la mirada lasciva que la seguía a diario cuando caminaba rumbo a la miscelánea. La empujó entre los matorrales de la casa abandonada, a solo dos cuadras de la de sus padres. -¡Ponte de rodillas!- le ordenó. Solo fue el principio de lo que a María le duele recordar todavía. Prefiere pensar en Saraí. ❖❖❖❖❖❖❖❖❖ María se enamoró de Moisés. Después de seis meses de cortejo para darle el sí, estaba segura de que era un hombre de bien. De los que aman hasta la locura y más allá. Que el desenlace final del noviazgo tenía que ser el matrimonio y una familia como la de sus padres: ves- tida de blanco, con pajecitos, en- trando a la iglesia y prometiéndose mutuamente ante el sacerdote que sola la muerte los separaría. Cómo dudarlo. En los seis meses, Moisés la trató como solo puede hacerlo quien está enamorado y deseoso de compartir su vida para abandonar la soledad y multiplicar la especie en el nombre de Dios: llamadas constantes, obsequios, rosas, halagos, besos y despedidas en la puerta de la casa, como solo hacen los novios. La tarde que Moisés fue con sus padres a pedir la mano, María lloró el resto del día de emoción. En los últimos meses antes de que se formalizara la relación, lo- gró librar la insistencia de Moisés para que aceptara la invitación de quedarse en su departamento. Pensó que la estaba probando. Que si se accedía quedarse habría pensado que era una cualquiera y nada la diferenciaría de las mucha- chas de la ciudad. ❖❖❖❖❖❖❖❖❖ María conoció a Saraí en una fies- ta de una amiga en común. Llegó sola, sin Moisés, que había pretexta- do cansancio y dolor de cabeza. Lo venía haciendo con frecuencia. La amiga las presentó y pasaron, inseparables, la noche y madrugada platicando. Saraí y María volverían a verse. La indiferencia de Moisés multiplicó los encuentros. A finales del primer año de su matrimonio, la rígida relación entre Moisés y María perfilaba el ocaso. Los silencios prolongados en casa eran gritos en el corazón de María. Y la distancia en la cama por la noche un suplicio que ningún cuerpo pue- de tolerar tanto tiempo. Saraí empezó a visitarla por las mañanas, cuando Moisés estaba en el trabajo. María la atendía como suelen hacerlo las amigas que com- parten tragedias y penas. Atenta, Saraí la escuchaba. En esos pasajes de dolor, la abrazada y le aca- riciaba el cabello. Le pedía tener fe. Nada sucedió. Al contrario. Ayer que Moisés llegó ebrio la molió a golpes y la violó varias veces. A la mañana siguiente, María esperó a que saliera de casa para le- vantarse y hablarle a Saraí. En media hora llegó. María, al verla, la abrazó y lloró hasta vaciarse de impotencia. Ambas se sentaron sobre la cama. Los cuerpos, sincronizados, cayeron juntos. Una encima de la otra. Domi- nó el peso de Saraí. Un beso hondo le ahogó el placer a María. Con la destreza de una hechice- ra que conoce su embrujo, Saraí la despojó de la bata holgada, transpa- rente, que la vestía por las noches. Cruzó la frontera del deseo. A María se le humedeció el corazón. ❖❖❖❖❖❖❖❖❖ Al llegar a casa, Moisés encontró en la mesa una breve carta de Saraí. -Te dejo. No me busques. No vol- veré. No lo entenderías, pero hay amores que se liberan con el dolor. María había decidido irse a vivir con Saraí. Con los hombres ya no quiere nada. El vecino, el amigo de la familia, la había violado en un caserón abandonado cuando joven; y Moisés, su esposo, había hecho lo mismo y más durante el año de casados. Saraí fue siempre su destino. Lo supo desde el primer día que la besó en la mejilla. ESPEJO CITADINO [email protected]. María había decidido irse a vivir con Saraí. Con los hombres ya no quiere nada. El vecino, el amigo de la familia, la había violado en un caserón aban- donado cuando joven; y Moisés, su esposo, había hecho lo mismo y más durante el año de casados. KRISTIAN ANTONIO CERINO E n casa de Marina Moreno Tejero sonó el teléfono: “¿Quién podrá ser?” se pregunta ella – Mamá, Aidé, de parte de la Rectora. –Bueno… Claro que sí, iré ensegui- da-, fue la respuesta dada al teléfono. Aquella llamada es inolvidable: 10 de la noche, 4 de octubre, 2005. El esposo de Marina, entonces contadora general de la UJAT (Universidad Juárez Autónoma de Tabas- co), condujo con precaución camino a la rectoría. “¿Qué podrá ser?”, pensó ella en el asiento del copiloto. Para cuando la rectora Candita Gil le abrió la puerta de la oficina, siguió pensando en que “algo malo” había sucedido. –Te mandé a traer porque a partir de mañana tú te harás cargo de la Secretaría de Finanzas– le dijo Gil con énfasis. Pese a la incredulidad, produc- to del ofrecimiento inesperado, Candita continuó su explicación: –Quiero hacerte justicia. Haz hecho el trabajo de muchos y aquí y ésta es tu recompensa. –Maestra, ¿está segura? –Marina conozco tu trabajo. Y por eso me he fi- jado en ti. – Maestra Candita, me siento satisfecha. Lo haré con responsabilidad. Candita Gil conoció a Marina Moreno Tejero en la época en que, la hora rectora, era Secretaria Ad- ministrativa de la UJAT. A seis años de la encomienda, la contadora Mari- na cuenta cómo recibió la noticia y cómo le cambió la vida profesional. – ¿Lloró? –Lloré junto con la maestra, por el reconocimien- to que ella estaba haciendo a mi trayectoria. Las lágrimas de Marina se prolongaron desde aquella noche y en ésta en la que la entrevisto para la Gaceta Juchimán. Se hace un silencio en su ofici- na y se oye ligeramente el llanto. Se quita los lentes. A las 11 de la noche del 4 de octubre regresó a su casa. Fue difícil porque el ofrecimiento de Gil no podía contárselo a nadie, menos a su esposo. En el auto, camino casa no dijo nada. Durmió pero ya en sueños imaginaba el nombra- miento oficial. Oró en agradecimiento. Al día siguiente, el 5 de octubre, se hizo oficial: “Ma- rina, la nueva Secretaria de Finanzas”. Se giró el bo- letín. Hoy ella cumple 27 años de laborar en la UJAT. – ¿Qué vio la maestra en usted? –La responsabilidad de mi trabajo, el amor a mi profesión. La honradez, la lealtad, el que soy egre- sada de esta Universidad. – Moreno aprendió la honesdad por su padre: –Él guardaba el dinero en su cajón y de nosotros nadie tocaba. Desde ahí viene todo. En la oficina de Marina hay fotos de la rectora Candita Gil. Están sus hijos retratados con ella y cada vez que la contadora contempla los retratos sabe que ella forma parte de la historia de la UJAT y del periodo de la rectora. Los cuadros y el himno universitario le provocan “emoción”. “lo vivo”, se dice a sí misma. –Mi esposo y yo, cuando platicamos, decimos que este es el periodo de oro de la Universidad, y sí hemos visto el cambio. Lo dice en el nuevo edificio de Finanzas que la rectora no inauguró, ni le puso una placa conme- morativa. El cambio en Finanzas fue radical. Se olvidaron de las hojas verdes y la rectora les pidió utilizar la nueva paquetería, y empezaron a arras- trar el mouse en vez del lápiz. –En el 2005, la maestra me golpeó la mesa con estas palabras: “Ya eres la responsable de Finanzas y quiero que arranques con el sistema Sawyer” -un sistema que contabiliza las pólizas-. Ya no tenemos que capturar, todo está en el sistema. Si la maestra no nos aporrea la mesa, no sacaríamos los estados financieros o la nómina, a tiempo. – ¿Hay transparencia en el uso de los recursos? –Llevamos una contabilidad de fondo. Llevamos todos los recursos con transparencia. Sobre las auditorías, Marina Tejero señala que to- das han sido superadas y solventadas, que ésta ha sido la instrucción más clara de la maestra Candita: te- ner todo para aclarar las dudas y dejar recursos para el siguiente año en donde habrá un nuevo rector. Este año, la UJAT recibió 3 millones de pesos más en el Programa Integral de Fortalecimiento Institu- cional (PIFI), unos 46 millones de pesos en total que se obtuvieron gracias a los indicadores de calidad. -Parece que no hay crisis en el país. La infraes- tructura sigue, tenemos la biblioteca, en el Campo Bicentenario, la Deportiva... ¿Cuál es la herencia para la nueva administración? —Un trabajo con compromiso. Le deja resultados. Marina es una Secretaria sin descanso, sin puen- tes vacacionales, sin horarios: “el tiempo es lo de menos”. En el escritorio de la contadora está la rea- lidad: papeles, documentos sin firmar, las proyec- ciones, los pendientes, el teléfono que no deja de sonar, está la honradez tatuada en su cuerpo. Está. – Para quienes no la conocen creerían que duerme con una calculadora bajo la almoha- da, más o menos es así: –Cuando estoy en la casa ya estoy sacando las cuentas, pienso en la nómina. Y hago mi oración. *Publicada el 9 de enero de 2012 en la Gaceta Juchiman, edición especial, de la UJAT. Cuando estoy en la casa ya es- toy sacando las cuentas, pienso en la nómina. Y hago mi oración

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SEMANARIO POLITICO

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TRANSPARENTE Y LEAL

Marina Moreno Tejero

LUNES 30 DE ENERO DE 2012

La frontera del deseoVICTOR ULÍN¡No me hagas daño!- suplicó.

El ruego de María no hizo más que excitarlo. El tipo le or-denó que se desvistiera.

Ella se despojó de la última prenda sin levantar la vista para no ver el rostro que conocía y la mirada lasciva que la seguía a diario cuando caminaba rumbo a la miscelánea.

La empujó entre los matorrales de la casa abandonada, a solo dos cuadras de la de sus padres.

-¡Ponte de rodillas!- le ordenó.Solo fue el principio de lo que a

María le duele recordar todavía. Prefiere pensar en Saraí.

❖❖❖❖❖❖❖❖❖

María se enamoró de Moisés. Después de seis meses de cortejo para darle el sí, estaba segura de que era un hombre de bien. De los que aman hasta la locura y más allá. Que el desenlace final del noviazgo tenía que ser el matrimonio y una familia como la de sus padres: ves-tida de blanco, con pajecitos, en-trando a la iglesia y prometiéndose mutuamente ante el sacerdote que sola la muerte los separaría.

Cómo dudarlo. En los seis meses, Moisés la trató como solo puede hacerlo quien está enamorado y deseoso de compartir su vida para

abandonar la soledad y multiplicar la especie en el nombre de Dios: llamadas constantes, obsequios, rosas, halagos, besos y despedidas en la puerta de la casa, como solo hacen los novios.

La tarde que Moisés fue con sus padres a pedir la mano, María lloró el resto del día de emoción.

En los últimos meses antes de que se formalizara la relación, lo-gró librar la insistencia de Moisés para que aceptara la invitación de quedarse en su departamento. Pensó que la estaba probando. Que si se accedía quedarse habría pensado que era una cualquiera y nada la diferenciaría de las mucha-chas de la ciudad.

❖❖❖❖❖❖❖❖❖

María conoció a Saraí en una fies-ta de una amiga en común. Llegó sola, sin Moisés, que había pretexta-do cansancio y dolor de cabeza. Lo

venía haciendo con frecuencia.La amiga las presentó y pasaron,

inseparables, la noche y madrugada platicando. Saraí y María volverían a verse. La indiferencia de Moisés multiplicó los encuentros.

A finales del primer año de su matrimonio, la rígida relación entre Moisés y María perfilaba el ocaso.

Los silencios prolongados en casa eran gritos en el corazón de María. Y la distancia en la cama por la noche un suplicio que ningún cuerpo pue-de tolerar tanto tiempo.

Saraí empezó a visitarla por las mañanas, cuando Moisés estaba en el trabajo. María la atendía como suelen hacerlo las amigas que com-parten tragedias y penas.

Atenta, Saraí la escuchaba. En esos pasajes de dolor, la abrazada y le aca-riciaba el cabello. Le pedía tener fe.

Nada sucedió. Al contrario. Ayer que Moisés llegó ebrio la molió a golpes y la violó varias veces.

A la mañana siguiente, María esperó a que saliera de casa para le-vantarse y hablarle a Saraí. En media hora llegó. María, al verla, la abrazó y lloró hasta vaciarse de impotencia.

Ambas se sentaron sobre la cama. Los cuerpos, sincronizados, cayeron juntos. Una encima de la otra. Domi-nó el peso de Saraí. Un beso hondo le ahogó el placer a María.

Con la destreza de una hechice-ra que conoce su embrujo, Saraí la despojó de la bata holgada, transpa-rente, que la vestía por las noches. Cruzó la frontera del deseo.

A María se le humedeció el corazón.

❖❖❖❖❖❖❖❖❖

Al llegar a casa, Moisés encontró en la mesa una breve carta de Saraí.

-Te dejo. No me busques. No vol-veré. No lo entenderías, pero hay amores que se liberan con el dolor.

María había decidido irse a vivir con Saraí. Con los hombres ya no quiere nada. El vecino, el amigo de la familia, la había violado en un caserón abandonado cuando joven; y Moisés, su esposo, había hecho lo mismo y más durante el año de casados.

Saraí fue siempre su destino. Lo supo desde el primer día que la besó en la mejilla.

ESPEJO CITADINO

[email protected].

María había decidido irse a vivir con Saraí. Con los hombres ya no quiere

nada. El vecino, el amigo de la familia, la había violado en un caserón aban-donado cuando joven; y Moisés, su

esposo, había hecho lo mismo y más durante el año de casados.

KRISTIAN ANTONIO CERINO

En casa de Marina Moreno Tejero sonó el teléfono:

“¿Quién podrá ser?” se pregunta ella– Mamá, Aidé, de parte de la Rectora.–Bueno… Claro que sí, iré ensegui-

da-, fue la respuesta dada al teléfono.Aquella llamada es inolvidable: 10 de la noche, 4

de octubre, 2005. El esposo de Marina, entonces contadora general

de la UJAT (Universidad Juárez Autónoma de Tabas-co), condujo con precaución camino a la rectoría.

“¿Qué podrá ser?”, pensó ella en el asiento del copiloto. Para cuando la rectora Candita Gil le abrió la puerta de la oficina, siguió pensando en que “algo malo” había sucedido.

–Te mandé a traer porque a partir de mañana tú te harás cargo de la Secretaría de Finanzas– le dijo Gil con énfasis. Pese a la incredulidad, produc-to del ofrecimiento inesperado, Candita continuó su explicación:

–Quiero hacerte justicia. Haz hecho el trabajo de muchos y aquí y ésta es tu recompensa.

–Maestra, ¿está segura? –Marina conozco tu trabajo. Y por eso me he fi-

jado en ti. – Maestra Candita, me siento satisfecha. Lo haré

con responsabilidad.Candita Gil conoció a Marina Moreno Tejero en

la época en que, la hora rectora, era Secretaria Ad-ministrativa de la UJAT.

A seis años de la encomienda, la contadora Mari-na cuenta cómo recibió la noticia y cómo le cambió la vida profesional.

– ¿Lloró? –Lloré junto con la maestra, por el reconocimien-

to que ella estaba haciendo a mi trayectoria.

Las lágrimas de Marina se prolongaron desde aquella noche y en ésta en la que la entrevisto para la Gaceta Juchimán. Se hace un silencio en su ofici-na y se oye ligeramente el llanto. Se quita los lentes.

A las 11 de la noche del 4 de octubre regresó a su casa. Fue difícil porque el ofrecimiento de Gil no podía contárselo a nadie, menos a su esposo. En el auto, camino casa no dijo nada.

Durmió pero ya en sueños imaginaba el nombra-miento oficial. Oró en agradecimiento.

Al día siguiente, el 5 de octubre, se hizo oficial: “Ma-rina, la nueva Secretaria de Finanzas”. Se giró el bo-letín. Hoy ella cumple 27 años de laborar en la UJAT.

– ¿Qué vio la maestra en usted? –La responsabilidad de mi trabajo, el amor a mi

profesión. La honradez, la lealtad, el que soy egre-sada de esta Universidad.

– Moreno aprendió la honesti dad por su padre: –Él guardaba el dinero en su cajón y de nosotros

nadie tocaba. Desde ahí viene todo.

En la oficina de Marina hay fotos de la rectora Candita Gil. Están sus hijos retratados con ella y cada vez que la contadora contempla los retratos sabe que ella forma parte de la historia de la UJAT y del periodo de la rectora. Los cuadros y el himno universitario le provocan “emoción”. “lo vivo”, se dice a sí misma.

–Mi esposo y yo, cuando platicamos, decimos que este es el periodo de oro de la Universidad, y sí hemos visto el cambio.

Lo dice en el nuevo edificio de Finanzas que la rectora no inauguró, ni le puso una placa conme-morativa. El cambio en Finanzas fue radical. Se olvidaron de las hojas verdes y la rectora les pidió utilizar la nueva paquetería, y empezaron a arras-trar el mouse en vez del lápiz.

–En el 2005, la maestra me golpeó la mesa con estas palabras: “Ya eres la responsable de Finanzas y quiero que arranques con el sistema Sawyer” -un sistema que contabiliza las pólizas-. Ya no tenemos que capturar, todo está en el sistema. Si la maestra no nos aporrea la mesa, no sacaríamos los estados financieros o la nómina, a tiempo.

– ¿Hay transparencia en el uso de los recursos? –Llevamos una contabilidad de fondo. Llevamos

todos los recursos con transparencia.

Sobre las auditorías, Marina Tejero señala que to-das han sido superadas y solventadas, que ésta ha sido la instrucción más clara de la maestra Candita: te-ner todo para aclarar las dudas y dejar recursos para el siguiente año en donde habrá un nuevo rector.

Este año, la UJAT recibió 3 millones de pesos más en el Programa Integral de Fortalecimiento Institu-cional (PIFI), unos 46 millones de pesos en total que se obtuvieron gracias a los indicadores de calidad.

-Parece que no hay crisis en el país. La infraes-tructura sigue, tenemos la biblioteca, en el Campo Bicentenario, la Deportiva...

— ¿Cuál es la herencia para la nueva administración?

—Un trabajo con compromiso.

Le deja resultados. Marina es una Secretaria sin descanso, sin puen-

tes vacacionales, sin horarios: “el tiempo es lo de menos”. En el escritorio de la contadora está la rea-lidad: papeles, documentos sin firmar, las proyec-ciones, los pendientes, el teléfono que no deja de sonar, está la honradez tatuada en su cuerpo. Está.

– Para quienes no la conocen creerían que duerme con una calculadora bajo la almoha-da, más o menos es así:

–Cuando estoy en la casa ya estoy sacando las cuentas, pienso en la nómina. Y hago mi oración.

*Publicada el 9 de enero de 2012 en la Gaceta Juchiman, edición especial, de la UJAT.

Cuando estoy en la casa ya es-toy sacando las cuentas, pienso en la nómina. Y hago mi oración