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CHOCO ENCUENTRA UNA MAMÁ Había una vez un bosque, donde habitaban mariposas y abejas, a las cuáles les gustaba mucho volar sobre las flores. En medio de este bosque vivía un pollito muy pequeño que se llamaba Choco. Este pollito siempre estaba solo y muy triste, tenía muchas ganas de encontrar una mamá, pero ¿Quién podría serlo? Un día decidió buscar una. De pronto, vio que de lejos venía la señora jirafa, que era amarilla igual que él, y le dijo entusiasmado: -Señora jirafa, ¿Es usted mi mamá? La señora jirafa le respondió suspirando: -Lo siento, pero yo tengo un cuello muy largo, no puedo ser tu mamá. Choco siguió caminando, y se encontró con la señora pingüino, y le dijo: -Señora pingüino, usted tiene alas como yo, ¿Es usted mi mamá? Y la señora pingüino le respondió: -Lo siento, pero mis mejillas no son grandes y redondas como las tuyas. Choco se estaba poniendo un poquito triste al no encontrar una mamá. De pronto vio que venía saltando la señora coneja, junto a su hijo y muy contento se acercó a preguntarle: -Señora coneja, ¿usted es mi mamá?, Y la señora coneja estaba tan apurada que no lo escuchó. Detrás venía la señora mona, saltando de árbol en árbol. Chocó le grito: -Señora mona, ¿es usted es mi mamá?

Choco Encuentra Una Mamá

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Page 1: Choco Encuentra Una Mamá

CHOCO ENCUENTRA UNA MAMÁ

Había una vez un bosque, donde habitaban mariposas y abejas, a las cuáles les gustaba mucho volar sobre las flores.

En medio de este bosque vivía un pollito muy pequeño que se llamaba Choco. Este pollito siempre estaba solo y muy triste, tenía muchas ganas de encontrar una mamá, pero ¿Quién podría serlo?

Un día decidió buscar una.

De pronto, vio que de lejos venía la señora jirafa, que era amarilla igual que él, y le dijo entusiasmado:

-Señora jirafa, ¿Es usted mi mamá?

La señora jirafa le respondió suspirando:

-Lo siento, pero yo tengo un cuello muy largo, no puedo ser tu mamá.

Choco siguió caminando, y se encontró con la señora pingüino, y le dijo:

-Señora pingüino, usted tiene alas como yo, ¿Es usted mi mamá?

Y la señora pingüino le respondió:

-Lo siento, pero mis mejillas no son grandes y redondas como las tuyas.

Choco se estaba poniendo un poquito triste al no encontrar una mamá.

De pronto vio que venía saltando la señora coneja, junto a su hijo y muy contento se acercó a preguntarle:

-Señora coneja, ¿usted es mi mamá?,

Y la señora coneja estaba tan apurada que no lo escuchó.

Detrás venía la señora mona, saltando de árbol en árbol. Chocó le grito:

-Señora mona, ¿es usted es mi mamá?

La señora mona, desde los árboles le lanzó una banana, y siguió su camino.

Choco ya estaba perdiendo las esperanzas de encontrar una mamá.

Luego se encontró con la señora Morsa, y vio que ella tenía sus mejillas grandes y redondas como él, y le dijo:

-Señora Morsa, ¿Es usted mi mamá?

La señora morsa le respondió:

-No, yo no tengo alas como tú, no puedo ser tu mamá.

Page 2: Choco Encuentra Una Mamá

Choco estaba tan triste que se sentó a descansar un momento. De pronto escuchó el ruido de las hojas de un árbol que se movía. Vio que la señora Oso estaba sacando manzanas de ese árbol y pensó que ella no podía ser su mamá porque no se parecían en nada. A Choco le dio tanta pena que se puso a llorar, y empezó a gritar:

-Mamá, mamá, ¡Necesito a una mamá!

La señora Oso se acercó corriendo para averiguar que le estaba pasando, y Choco le contó toda su historia. La señora Oso estaba tan conmovida que le preguntó:

-¿Qué te gustaría que hiciera una mamá contigo?

Choco le respondió:

-Me gustaría que me diera muchos abrazos.

Y la señora Oso lo llenó de abrazos.

-Y que me diera muchos besitos- dijo Choco

Y la señora Oso le dio muchos besitos.

-Y me gustaría que me cantara una canción y me alegrara mucho el día-

La señora Oso le cantó muchas canciones y bailaron por un largo rato.

Después de descansar un momento la señora Oso le dijo a Choco:

-Tal vez yo puedo ser tu mamá-

Choco pensó que la señora Oso no se parecía en nada a él, pero le encantó la idea, se puso muy feliz, y le dijo que si.

La señora Oso muy contenta también, lo invitó a comer un pedazo de pastel de manzana a su casa, y a Choco le pareció una excelente idea.

Tan pronto como llegaron a casa, los hijos de la señora Oso salieron a recibirlos.

La señora Oso le dijo:

-Choco, te presento a todos tus hermanos-

Choco estaba tan feliz que se fue corriendo a jugar con todos los hijos de la señora Oso, que ahora eran sus hermanos.

El olor agradable a pastel de manzana y el dulce sonido de las risas llenaron la casa de la señora Oso.

Después de aquella pequeña fiesta de juegos y risas, la señora Oso abrazó a todos sus hijos con un fuerte y caluroso abrazo de Oso, y Choco se sintió muy feliz de que su madre fuera tal y como era.