CID coagulación intravascular diseminada: afrontar una
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CID CID 34 Nursing 2005, Volumen 23, Número 4 TOMÁS J., de 32 años de edad, es trasladado a nuestra unidad de cuidados intensivos (UCI) quirúrgica tras una prolongada intervención quirúrgica realizada para la reparación de las lesiones producidas por múltiples heridas por arma de fuego en el tórax, el abdomen y la pierna derecha. El paciente ha presentado períodos de hipotensión, acidosis metabólica e hipoxia. Durante la intervención recibió suero de reanimación y múltiples unidades de concentrado de hematíes así como de otros hemoderivados. Cuando usted realiza la valoración inicial, observa que el drenaje de la sonda torácica del Sr. Tomás J. tiene una coloración rojo brillante y que sigue eliminando con un volumen de 100 ml/h. El apósito abdominal está empapado de sangre y las vías intravenosas (i.v.) y arteriales rezuman sangre. Cuando aspira su tubo endotraqueal observa que las secreciones también están hemáticas. La presión arterial (PA) es de 84/66; el pulso apical, de 120; la temperatura, de 35,6 °C, y la eliminación de orina, de 20 ml/h. Los miembros del Sr. Tomás J. están fríos y sus mucosas presentan una ligera cianosis. Las pruebas analíticas efectuadas tras su ingreso en la UCI indican disminución de la hemoglobina, del hematocrito, del recuento de plaquetas y de los niveles de fibrinógeno, con prolongación de los tiempos de coagulación. Basándose en los signos y síntomas del Sr. Tomás J., sus resultados analíticos y su antecedente de traumatismo importante, usted considera que presenta una coagulopatía, específicamente un cuadro de coagulación intravascular diseminada (CID). Este síndrome cursa con la simultaneidad de una coagulación difusa hemorrágica y puede dar lugar a lesiones graves en los órganos con fallecimiento del paciente, especialmente si éste ya está en una situación crítica. Para que usted comprenda las complejas medidas médicas y los cuidados de enfermería que requiere el Sr. Tomás J. para Cómo reconocer la coagulación intravascular diseminada y cómo puede ayudar a su paciente a sobrevivir a este devastador trastorno de la coagulación. DIANE K. DRESSLER, RN, CCRN, MSN Coagulación intravascular diseminada: afrontar una crisis de la coagulación
CID coagulación intravascular diseminada: afrontar una
CID coagulación intravascular diseminada: afrontar una crisis de la
coagulación34 Nursing 2005, Volumen 23, Número 4
TOMÁS J., de 32 años de edad, es trasladado a nuestra unidad de
cuidados intensivos (UCI) quirúrgica tras una prolongada
intervención quirúrgica realizada para la reparación de las
lesiones producidas por múltiples heridas por arma de fuego en el
tórax, el abdomen y la pierna derecha. El paciente ha presentado
períodos de hipotensión, acidosis metabólica e hipoxia. Durante la
intervención recibió suero de reanimación y múltiples unidades de
concentrado de hematíes así como de otros hemoderivados.
Cuando usted realiza la valoración inicial, observa que el drenaje
de la sonda torácica del Sr. Tomás J. tiene una coloración rojo
brillante y que sigue eliminando con un volumen de 100 ml/h. El
apósito abdominal está empapado de sangre y las vías intravenosas
(i.v.) y arteriales rezuman sangre. Cuando aspira su tubo
endotraqueal observa que las secreciones también están hemáticas.
La presión arterial (PA) es de 84/66; el pulso apical, de 120; la
temperatura, de 35,6 °C, y la eliminación de orina, de 20
ml/h.
Los miembros del Sr. Tomás J. están fríos y sus mucosas presentan
una ligera cianosis. Las pruebas analíticas efectuadas tras su
ingreso en la UCI indican disminución de la hemoglobina, del
hematocrito, del recuento de plaquetas y de los niveles de
fibrinógeno, con prolongación de los tiempos de coagulación.
Basándose en los signos y síntomas del Sr. Tomás J., sus resultados
analíticos y su antecedente de traumatismo importante, usted
considera que presenta una coagulopatía, específicamente un cuadro
de coagulación intravascular diseminada (CID). Este síndrome cursa
con la simultaneidad de una coagulación difusa hemorrágica y puede
dar lugar a lesiones graves en los órganos con fallecimiento del
paciente, especialmente si éste ya está en una situación crítica.
Para que usted comprenda las complejas medidas médicas y los
cuidados de enfermería que requiere el Sr. Tomás J. para
Cómo reconocer la coagulación
ayudar a su paciente a sobrevivir a este
devastador trastorno de la coagulación.
DIANE K. DRESSLER, RN, CCRN, MSN
Coagulación intravascular diseminada:
Nursing 2005, Abril 35
sobrevivir, vamos a considerar en primer lugar la fisiopatología de
la CID.
Explicación de una paradoja Anteriormente denominada coagulopatía
por consumo, la CID es un trastorno tanto hemorrágico como
trombótico y representa en todos los casos una complicación de
algún otro proceso, como puede ser un traumatismo masivo, una
sepsis bacteriana, una urgencia obstétrica o un cáncer
metastásico. El trastorno subyacente activa citocinas
proinflamatorias como las interleucinas y el factor de necrosis
tumoral alfa. (Véase el cuadro anexo Factores
desencadenantes de la CID.) A su vez, estos factores activan la
secuencia de la coagulación y dan lugar a la aparición de
microcoágulos en el interior de los capilares.
La coagulación alterada y excesiva causa un agotamiento de los
factores de la coagulación en la sangre periférica con mayor
rapidez de lo que el hígado
Objetivo general: Proporcionar a los profesionales de enfermería
una visión global de la coagulación intravascular diseminada
(CID).
Objetivos de aprendizaje: Tras la lectura del artículo precedente y
la realización de este test, el profesional de enfermería debe ser
capaz de: 1. Identificar los factores de riesgo clave y las
alteraciones fisiopatológicas que tienen lugar en la CID. 2.
Definir las manifestaciones clínicas y las pruebas diagnósticas en
la CID. 3. Explicar las estrategias terapéuticas apropiadas en los
pacientes con CID.
36 Nursing 2005, Volumen 23, Número 4
y la médula ósea (responsable de las plaquetas) pueden
sustituirlos. A medida que se siguen formando los microcoágulos,
los factores de la coagulación muestran un agotamiento total en la
sangre circulante, de manera que ya no se puede formar un coágulo
estable en ninguna zona de lesión y se empieza a producir
hemorragia.
Mientras tanto, los coágulos ya formados siguen obstruyendo los
capilares causando hipoperfusión en órganos y tejidos con aparición
de isquemia y necrosis.
El sistema fibrinolítico es activado para la disolución de los
coágulos con la consiguiente liberación de productos de degradación
de la fibrina. Estas potentes sustancias anticoagulantes inducen
una hemorragia mayor.
Son trastornos clínicos importantes que incrementan el riesgo de
CID la hipotensión arterial, la hipoxemia, la acidosis y la
disfunción hepática. Los pacientes con cáncer pueden sufrir una
forma subaguda o crónica de CID que cursa con las manifestaciones
analíticas de la CID, con o sin evidencia de trombosis o
hemorragias.
Signos y síntomas indicativos La supervivencia del paciente depende
de la identificación y tratamiento tempranos de la CID y de su
causa subyacente, de manera que hay que estar sobre aviso respecto
a los signos clínicos indicativos de este trastorno. Tenga en
cuenta que la CID no siempre evoluciona con el mismo patrón; los
signos y síntomas pueden ser variables según la gravedad de la
hemorragia y la intensidad de la lesión en los distintos órganos y
tejidos.
La hemorragia, que a menudo es el signo inicial y más obvio, puede
comenzar de manera súbita y adquiere rápidamente una gravedad
importante. Tal como ocurrió en el Sr. Tomás J., la sangre puede
rezumar en las zonas
de punción venosa y se puede observar una hemorragia manifiesta en
las zonas de incisión quirúrgica y de los tubos y sondas de
drenaje. Incluso las heridas con curación parcial pueden comenzar a
sangrar a medida que la fibrinólisis disuelve los coágulos. También
puede aparecer hemorragia en el sistema gastrointestinal (GI), en
el sistema genitourinario y en el sistema nervioso central (SNC).
Si se sigue perdiendo sangre, el paciente puede tener un
shock.
Un signo menos obvio de la CID es la trombosis, aunque la
coagulación en los vasos de gran calibre no es frecuente. Lo más
habitual es la aparición de microcoágulos que bloquean los
capilares. Se pueden observar cianosis en los dedos de las manos y
los pies del paciente, en su nariz y en sus pabellones auriculares,
lo que refleja la obstrucción microvascular y la isquemia tisular.
En los casos en que la isquemia no se revierte se pueden producir
necrosis cutánea y otras formas de lesión tisular. La coagulación
en los capilares glomerulares da lugar a la necrosis tubular aguda
con insuficiencia renal. La aparición de insuficiencia
respiratoria, dolor abdominal, confusión y convulsiones indica que
hay coágulos que obstruyen el paso de la sangre a otros órganos y
sistemas.
Dada la variabilidad en los signos y síntomas, los valores
analíticos pueden constituir la mejor evidencia diagnóstica de la
CID. Aunque no hay ninguna prueba analítica que permita por sí
misma establecer el diagnóstico de CID, varios resultados
analíticos clave pertenecientes al panel de la coagulación pueden
indicar que el paciente presenta este trastorno. (Véase el cuadro
anexo Detección de la CID en los resultados analíticos.)
Debido a que durante la CID disminuye el número de factores de la
coagulación, habitualmente se observa una prolongación del tiempo
de protrombina y del
Detección de la CID en los resultados analíticos Para detectar los
problemas específicos de la coagulación es necesario realizar un
panel completo de la coagulación. Los valores
obtenidos en el Sr. Tomás J. (que se muestran más abajo) ilustran
las alteraciones clave: prolongación de los tiempos de
coagulación,
disminución del recuento plaquetario y del nivel de fibrinógeno, y
elevación en la prueba del dímero D. También se puede
observar
una disminución de otros factores, como el factor V y la
antitrombina III. En el estudio microscópico se pueden observar
esquistocitos
(fragmentos de hematíes) debidos a la lesión de los hematíes cuando
circulan a través de los vasos obstruidos.
Prueba Resultados normales Resultados obtenidos en el Sr. Tomás
J.
Tiempo de protrombina o cociente
normalizado internacional (CNI) 12 s (CNI, 1,0) 18 s (CNI,
2,0)
Tiempo de tromboplastina parcial activada < 33 s 60 s
Recuento plaquetario 150.000-400.000/mm3 50.000/mm3
Productos de degradación de la fibrina < 10 mcg/ml 200
mcg/ml
Prueba del dímero D < 200 ng/ml 550 ng/ml
Factor V 50-150% 20%
Antitrombina III 80-120% 40%
Nursing 2005, Abril 37
cociente normalizado internacional, así como del tiempo de
tromboplastina parcial activado. El recuento plaquetario y los
niveles de fibrinógeno suelen ser bajos, debido a que estos
factores se utilizan durante el proceso de la coagulación.
Otra prueba analítica clave es la del dímero D. La elevación del
mismo indica una fibrinólisis excesiva, lo que constituye una
fuerte indicación de la presencia de CID.
Intervenciones de enfermería Como siempre, el primer paso es la
evaluación de la vía respiratoria, de la respiración y de la
circulación. Hay que determinar la oximetría de pulso y la
gasometría en sangre arterial, proporcionando el soporte
respiratorio según lo indicado.
La eliminación del mecanismo desencadenante representa la mejor
forma de que el paciente se pueda recuperar. En el caso del Sr.
Tomás J., la CID se desencadenó por un traumatismo difuso con el
consiguiente estado de shock. Complicaron su riesgo la hipotensión,
la hipoxemia, la acidosis y las transfusiones sanguíneas múltiples.
(Las transfusiones de sangre dan lugar a la dilución de los
factores de la coagulación y de los factores antitrombina
naturales.)
Las prioridades máximas son la prevención de la hipovolemia y de la
hipotensión. Hay que preparar lo necesario para realizar la
sustitución volumétrica mediante sueroterapia i.v. y hemoderivados
para restablecer el volumen del líquido intravascular del Sr. Tomás
J. Puede ser necesaria la perfusión de dopamina o de algún otro
agente vasopresor para el mantenimiento del gasto cardíaco y el
soporte de la función de los órganos.
Los tratamientos más utilizados son los concentrados de hematíes,
el plasma reciente congelado, el crioprecipitado y los concentrados
de plaquetas. Los concentrados de hematíes restablecen la capacidad
de transporte de oxígeno de la sangre. El plasma reciente congelado
permite la sustitución de los factores de la coagulación agotados.
El crioprecipitado está indicado en los casos en los que hay una
disminución intensa del fibrinógeno. Las transfusiones de plaquetas
corrigen la trombocitopenia y evitan la hemorragia
continuada.
En algunos casos se puede prescribir heparina no fraccionada o
heparina de peso molecular bajo. Aunque la heparina no disuelve los
coágulos ya existentes, puede ser útil para romper el círculo
vicioso de la CID al bloquear la formación de nuevos microcoágulos.
Sin embargo, la heparina puede estar contraindicada en pacientes
que, como el Sr. Tomás J., han sido intervenidos quirúrgicamente
hace poco tiempo, y también en los pacientes con hemorragia GI o en
el SNC.
Otros fármacos que se pueden utilizar para romper el complejo
círculo vicioso de la CID son los inhibidores de la fibrinólisis,
como el ácido épsilon-aminocaproico, que se puede utilizar junto
con la heparina. Otra nueva estrategia consiste en la
administración de proteína C activada humana recombinante para el
restablecimiento de la coagulación fisiológica normal. Hay otras
estrategias adicionales que se hallan todavía en fase de
investigación, como la administración de concentrado de
antitrombina.
El Sr. Tomás J. fue tratado con 6 unidades de concentrados de
hematíes, 4 unidades de plasma reciente congelado, 10 unidades de
crioprecipitado y 4 unidades de concentrado de plaquetas. Para
impedir la hipotermia (que puede exacerbar la coagulopatía)
los
Factores desencadenantes de la CID
Lesión tisular
factores de la coagulación Depósitos de fibrina en la
microcirculación
Activación sistémica de la coagulación
Fibrinólisis
secundaria
38 Nursing 2005, Volumen 23, Número 4
concentrados de hematíes se deben calentar en un calentador de
sangre y controlar continuamente su temperatura durante la
transfusión. También se debe controlar estrechamente la sobrecarga
de líquidos y las reacciones frente a las transfusiones.
Hay que repetir cada 4 h los estudios de la coagulación para tomar
las decisiones terapéuticas subsiguientes. Las pruebas analíticas
se deben comparar con los resultados de los valores basales, debido
a que algunos trastornos preexistentes (como la hepatopatía, el
embarazo y las infecciones) pueden alterar la producción de los
factores de la coagulación.
Aproximadamente después de 12 h comenzaron a aumentar y a
estabilizarse las concentraciones de hemoglobina y del hematocrito
del Sr. Tomás J. También aumentaron los niveles de fibrinógeno y de
plaquetas. La prueba del dímero D siguió siendo elevada, mientras
que la fibrinólisis realizaba la fragmentación de los
microcoágulos.
Evaluación de las prioridades Durante la fase de recuperación del
Sr. Tomás J., controle estrechamente el estado mental, la función
renal, la función cardiopulmonar y la piel, para descartar signos
de alteración en la perfusión de órganos o tejidos indicativos de
complicación trombótica. Evite las punciones con aguja y otros
procedimientos innecesarios que podrían causar hemorragias o
hematomas. En vez de ello, la extracción de sangre, la
administración de medicación y la determinación de la PA deben
realizarse en las vías arteriales y venosas ya existentes. Siempre
que sea posible, evite los manguitos manuales y automáticos para la
determinación de la PA, ya que la presión puede causar petequias y
equimosis. En el caso de que el Sr. Tomás J. deba ser intervenido
mediante algún procedimiento invasivo, asegúrese de que todos los
miembros del equipo que va a realizar la operación conocen su
tendencia hemorrágica.
Cuando usted vaya a procurarle los cuidados básicos debe tener en
cuenta también su tendencia hemorrágica. Por ejemplo, si requiere
la aspiración traqueal u oral, debe realizarla de manera suave. El
baño y los cambios posturales también debe efectuarlos con cuidado
para evitar traumatismos. El cuidado de la piel debe hacerse con
suavidad mediante una loción lubricante. Valore de manera regular
la piel para descartar la presencia de hematomas dolorosos o de
alteraciones isquémicas.
El traumatismo y la intervención quirúrgica que ha sufrido el Sr.
Tomás J. hacen que el control del dolor tenga una gran prioridad.
Sin embargo, el control del dolor puede ser difícil en un paciente
con hipotensión debido a que los analgésicos i.v. como la
morfina
pueden reducir todavía más la PA. Más que evitar los analgésicos,
se debe tratar la hipotensión mediante la reposición de sangre y de
líquidos.
Junto con los analgésicos, considere otras medidas dirigidas a la
comodidad del paciente. Por ejemplo, una cama o colchón especiales
pueden minimizar el elevado riesgo de lesiones cutáneas.
Durante una crisis de coagulación los pacientes y los familiares
experimentan una ansiedad tremenda, especialmente debido a que la
CID suele acompañar a otros trastornos potencialmente mortales.
Cuando la hemorragia es obvia hay que permanecer en calma y tratar
de tranquilizar a todos los implicados. Hay que explicar los
tratamientos que se están realizando para controlar la hemorragia
(como la administración de plasma reciente congelado y de
transfusiones de plaquetas) y señalar los signos de respuesta que
pueden no ser obvios para el paciente, como la mejora de las
pruebas analíticas.
Ganar contra toda probabilidad Gracias a la detección temprana y el
tratamiento apropiado de su cuadro de CID, el Sr. Tomás J.
sobrevivió. A medida que su proceso mejoró lentamente, sus signos
vitales se estabilizaron y pudo ser retirado del ventilador. Cuando
posteriormente el Sr. Tomás J. pudo desempeñar una actividad mayor,
comenzó la fisioterapia. Tres semanas después dejó el hospital: un
hombre afortunado que ganó contra toda probabilidad.
BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA
Bang, N.: “Diagnosis and Management of Bleeding Disorders,” in
Textbook of Critical Care, 4th edition, A. Grenvik, et al. (eds).
Philadelphia, Pa., W.B. Saunders Co., 2000.
Geiter, H.: “Disseminated Intravascular Coagulopathy,” Dimensions
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Coagulation,” Blood Reviews. 16(4):217-223, December 2002.
Maxson, J.: “Management of Disseminated Intravascular Coagulation,”
Critical Care Nursing Clinics of North America. 12(3):341-352,
September 2000.
Diane K. Dressler es profesora de auxiliar clínica en la Marquette
University College of Nursing, en Milwaukee, Wis., Estados
Unidos.
La autora declara que no tiene relaciones importantes ni intereses
económicos con ninguna de las compañías comerciales relacionadas
con esta actividad educativa.
N
MedlinePlus: DIC
http://www.nlm.nih.gov/medlineplus/ency/article/000573.htm