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Núm. 9 I
Marzo 1967
e oema)e Aleixandre
Cien años de soledad (Fragmento>Gabriel García Márquez
Pla m :bert H ffjet ::~.
Rojo sobre rojo (Relato>Beatriz Guido
ncantada" y otros poemasel Arteche
editorial sen barraI editoriál'alfaProvenza 219, Barcelona 8, España
novedades
BIBLIOTECA FORMENTOR
Julio Barreiro
Roberto Sapriza
Montevideo
alfaeditorial1389 • Tel. 981244
LA VERDAD DE LAS COSAS
Un itinerario de reflexiones sobre el hombre, el arte, los libros, las
cosas.
IDEOLOGIAS Y CAMBIOS SOCIALES
Siendo imposible negar la función relevante de las ideologías en losprocesos de transformación que vive América Latina, una de las preguntas capitales a las que el autor -profesor de Filosofía y de Ciencia Política- trata de contestar en este ensayo es la siguiente: ¿esla ideología el agente histórico de la revolución en el continente?
URUGUAY: UNA PROPUESTA DE CAMBIO
Profesor de Ciencias Económicas de la Universidad de Montevideoy director, hasta 1966, de la Comisión de Inversiones y Desarrollo,Enrique Iglesias realiza en este libro un análisis socio-económico dela realidad uruguaya e indica los principios básicos para una planificación que contemple las urgencias del cambio para el progreso sinmenoscabo de la libertad política, que es una de las más firmes
tradiciones uruguayas.
Enrique Iglesias
UEVA NARRATIVA HISPANICACENI2:AS DE IZALCO, de Darwin J. Flakoll y Claribel Alegría
nos da con una viveza extraordinaria la más íntima tortura de lapequeña ciudad provinciana que a todos parecería tranquila y casi
la que, en cambio, las crispaciones de la pasión y de la violenciainusit':lda fuerza.
de tímidos amores culpables y de una brutalidad casi
De Emir Rodriguez Monegal en Mundo Nuevo.
GRAN SERTON: VEREDAS, de Joao Guimaraes Rosa
«Joao Guimaraes Rosa ha logrado ser universal en su enfoque sin dejar de estarcomprometido con su territorio... hoyes considerado el más grande escritorbrasileño vivo y uno de los primeros en América Latina... Como lo han señaladoya los mejores críticos brasileños, "Gran Sertón: Veredas» se parece en muchosaspectos a las novelas de caballería que cierran la Edad Media ibérica: esaficción épica de los infatigables caballeros andantes que Cervantes parodió enel "Quijote». Como estos prototipos Riobaldo está inspirado por el honor, porun amor que no es de este mundo, por la más pura amistad, por una noble causa;y lucha contra la traición, la tentación carnal, los oscuros poderes de lastinieblas pero el verdadero tono de "Gran Sertón: Veredas» es la posesióndiabólica En cuanto a las versiones al español, G.R. se declara maravilladocon la que ha hecho Angel Crespo de su última novela ("debí haberla escritoen español», dice «es una lengua más fuerte, más adecuada para el tema») ..,Traducir a G.R. es como traducir a Joyce: el suyo es también un mundoesencialmente verbaL»
HISTORIAS DE FERRARA, de Giorgio Bassani
Bassani es un escritor minucioso y lento. Sólo tres libros, estas "Historiasde Ferrara», "El jardín de los Finzi-Contini» y el reciente "Dietro la porta»,constituyen su obra literaria y mantienen una de las carreras de escritor másseguras de la Italia contemporánea. Pero cada uno de sus libros es una obramaes1tra. Cada una de las historias que constituyen este volumen es un "raconto»ejemplar.
BIBLIOTECA BREVE
97, rue Sto Lazare, París (9). Teléfono: 744.23.20.
Director: Emir Rodríguez MonegalJefe de Redacción: Ignacio IglesiasAdministrador: Ricardo López Borrás
Se publica en asociación
con el Instituto Latinoamericano de Relaciones Internacionales (ILARI).
Dibujo de Copi
entrevistas
Aleixandre: Continuidad de una poesía
relatos
El insomnio en Macando
Retrato de novios
Rojo sobre rojo
taller
Diario (11)
poemas
La guerra
"La encantada» y otro poemas
Nuevamente Europa
valoraciones
Graciliano Ramos, un clásico
arte
El humorismo es cosa seria
Cómo nace un dibujo
libros y autores
«Rayuela»: la novela como caja de Pandora
Julián Marias o la fe en el liberalismo
Nuevas publicaciones
Latina desde Londres
uruguaya
Calmellot: una autopsia
Número 9
José Luis Cano
Gabriel Garcla Márquez
Nicolás Suescun
Beatriz Guido
Eugene lonesco
Vicente Aleixandre
Miguel Arteche
Manuel Pinillos
Eliane Zagury
Copi
Copi
Carlos Fuentes
l. Iglesias
Jorge Blanco
Robert A. Nisbet
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que persigue "lo otro" como tema· poético, a través de mi labor sucesiva.
JLC: El panorama de la nueva poesía españolaque esbozaste en aquella entrevista de 1959, ¿teparece que sigue vigente en 1966, o algo ha variado en él? Entonces estimabas que el gran temade la nueva poesía era "la consideración. delhombre histórico, del hombre fluyente, inmerso en unaquí y un ahora". Y observabas que de los ..subtemas resultantes, el de la angustia había remitido,el de la esperanza se había Intensificado, pero sóloen su vertiente social, pues en su vertiente religiosa perdía fuerza. Y en cuanto a la poesía social,ya entonces en boga, la juzgabas enteramente legí~
tima y necesaria, si conseguía la expresión· idónea.¿Piensas hoy igual que entonces? ¿Qué es,atujuicio, lo que ha cambiado en nuestra·· poesía,y cuáles son los signos más característicos quecualifican la obra de nuestros mejores poetasjó
venes?VA: El tema central sigue siendo el mismo,me
parece: la acentuada consideración del hombrehistórico, el hombre fluyente, en su aquí y su ahora.Creo, sin embargo, que si su núcleo no está agotado. muestra síntomas de cansancio en algunosde sus aspectos. La estricta preocupación socialparece ahora haber menguado en cuanto proveedora de motivos poéticos. Quizá lo que exige lapoesía consiguiente es una renovación expresiva,pues en verdad las inquietudes que originaron aquella preocupación están lejos de haber caducado,de haber siquiera disminuido. En cierto modo sehan integrado, en su manifestación literaria, en unaextensa preocupación ética general. Entre los jóvenes. esta evolución del contenido se acompañade una traslación correlativa de la expresión, y elprosaismo, como valor, antes en buena parte dominante, está siendo sustituido por una diferenteexigencia en el cuidado de la forma, desde la quese modula la nueva poesía meditativa hoy creciente.La poesía, en los años pasados, y en sus momentosde mayor extremosidad, diríase que «se disculpaba" de existir. intentando, si no confundirse, acercarse lo más posible a los otros géneros, la narración. el ensayo. Una muestra más de la capacidadde renovación que la poesía lleva en sí misrn~' yque tan necesaria fue en los años de referencía.Hoy buena parte de la juventud busca centrarsede otra manera, en un intento de mover su enfoqueexpresivo ensanchando por otro costado su acervomodulador. Reivindica, por ejemplo, a la imaginación como facultad creadora, tan empalidecidaen el período precedente. y los más jóvenes estánincluso redescubriendo por su cuenta los valoressensoriales de la formulación poética. Se producen
no pocas sorpresas.
*JLC: Hace siete años, en una entrevista que tehice para Cuadernos, afirmabas que tu libro Historiadel corazón abría una nueva etapa de tu poesía,en la que ya no era la Creación y su unidad fusionadora el tema central de tu obra, sino el vivir delhombre, su existencia total en el transcurrir histórico e individual. Tus dos libros últimamente aparecidos, Presencias y Retratos con nombre, ¿debenconsiderarse como pertenecientes aún a ese se·gundo ciclo de tu poesía?
VA: Sí. Esa segunda etapa, que se inicia en laúltima parte de Sombra del Paraiso, con su primerlibro completo en Historia del corazón, creo quellega hoy efectivamente a Retratos con nombre.Al lado de la visión totalizadora del vivir humanoa que aludes, puede el poeta considerar la visión
de la parte, del pormenor (el "detalle"y este segmento ser ahora tal criatura,tal mujer, que al particularizarse e indi-
vidlúalliz81rse llegan a la caracterización, aparecienTal eS,me parece, el proceso naturalRetratos con nombre en el conjuntoEn cambio Presencias, el otro vorefieres, es una antología temática
CONTINUIDAD DE UNA POESIA
espiritual realismo de un Velázquez. He aquí queel poeta ya no nos habla de sí mismo, de sus furias y penas, de su amor o su soledad, sino quedirige ahora su mirada a la realidad en torno, sobretodo a la realidad de los otros, sin los cuales, porotra parte, no existe el yo. El descubrimiento delotro, como realidad esencial del yo, lo ha hechoprimero la filosofía en nuestro tiempo, pero hansido acaso los poetas quienes han sabido dar aese hallazgo trascendencia humana y luz profunday enriquecedora. Solamente en un poema de Retratos con nombre -«Cumpleaños,,- habla Aleixandre de sí mismo, al contemplar su propia vida,como en rápida imagen cinematográfica: primero lainfancia andaluza con fondo azul marino, y luegola juventud, la madurez: hierro frio para el corazóno el cuerpo sufrientes, y al cabo la alcanzada serenidad de una historia aún inconclusa: el almamanchada, "con toda su viva mancha", y el pechotatuado con el transcurrir doloroso, o feliz, de los
años.He vuelto a charlar con el poeta en su retiro
estival de Miraflores de la Sierra, el bello pueblecito serrano próximo a Madrid donde Aleixandreha escrito casi todos sus libros desde hace másde treinta años. Recojo a continuación, para Mundo Nuevo, algunas de mis preguntas y sus interesantes respuestas.- J. L. C.
espiritu y al estilo de su poesía. Como por deberde crítico y pasión de lector he seguido día a díasu trabajo, mi sorpresa y mi admiración han sidoconstantes al contemplar a un Aleixandre superándose en cada libro, ensanchando cada vez másel ámbito y la materia de su poesía, pasando delparaíso a la historia, del corazón a la materia máshumilde y usada, del hombre solitario a la granmasa viva de los hombres, de la pequeña ola silenciosa al bramido doloroso del mar inmenso quejadea sin descanso. En el último libro de Aleixandre, Retratos con nombre, continúa el poeta elacercamiento -que ya nos sorprendió en su libroanterior, En un vasto dominio-, a la existenciaconcreta, histórica, del hombre, que implica unclaro proceso de objetivación de la realidad, en elque el yo del poeta, como protagonista del poema,desaparece para dejar paso a la contemplaciónatenta, detenida, morosa a veces, de la realidad entorno, del vivir del hombre y de las cosas a lolargo del tiempo y del espacio. Para sus Retratoscon nombre -la mayoría de ellos de personas conocidas, poetas y artistas, pero algunos de figurasanónimas: un albañil, un pregonero, un payaso...-,utiliza Aleixandre una técnica vivificadora, de pintura viva en movimiento, que nos recuerda a vecesun grabado de Goya o una acuarela de EduardoVicente. Es el suyo un pincel cálido y penetrador,teñido con frecuencia de ternura y aun de piedad;otras, las menos, de ironía. Pero en esos poemasretratos hay algo más que un logro artístico: unaintención moral, de solidaridad con el esfuerzo delhombre, sea un gran artista -véase los admirables retratos de Jorge Guillén, de Dámaso Alonso,de Gerardo Diego, de Rafael Alberti, de Carlos Riba,del escultor Angel Ferrant...- sea una figura borrosa o ignorada -un obrero, una ramera- quecobra de pronto vivo relieve gracias al pinceliluminado del poeta. Ese tipo de poema-retrato noes puro capricho de un artista: obedece a la estructura interna de una visión del mundo que llenala segunda fase de la poesia de Aleixandre, iniciadacon Historia del corazón, y que se desarrolla en dosplanos: el vivir humano en su totalidad, desplegándose en el tiempo y en el espacio, y el vivir concretísimo, individualizado, de una figura humana,conocida o anónima. La técnica entonces pareceexigir a veces una pintura realista, de pormenor, demorosa descripción de la figura, con el sereno y
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racionti
La poesía' se ha comparado a veces a un rio fiel,a un manantial que no cesa. El verdadero poeta loes desde que nace a la poesía hasta que muere,en cuyo momento vuelve a nacer a una fama mayor,a esa especie de eternidad que es el firmamentoge los poetas. Son pocos los casos de decadenciade Un gran poeta, casi siempre motivada por agotamiento, por sequedad o por la coacción de circunstancias históricas. (El caso de Manuel Machado a partir de la guerra civil española es uno delos más tristes.) Los grandes poetas de la Generación del 27, de los que muy pocos nos quedan yavivos, han dado un ejemplo admirable de continuidad y de fidelidad a la propia obra. Un Jorge GuilIén, doblado ya el cabo de los setenta años, continúa incansable su labor, y apenas terminado elsegundo ciclo de su poesía, Clamor, ha empezadoa trabajar en el tercero, que se llamará Homenaje.y la misma continuidad en Gerardo Diego, en Rafael Alberti -cuya poesía reverdece hoya la clarasombra de las calles romanas-, en Dámaso Alonso, en Vicente Aleixandre. En plena madurez de sutalento, Aleixandre publicó el pasado año doslibros de poesía: Presencias y Retratos con nombre.Desde que en 1928 apareció su primer libro, Ambito, hasta hoy, han transcurrido treinta y ocho añosde una obra que ha ido creciendo y enriqueciéndose con admirable continuidad, fiel a la divisa goethiana: sin prisa pero sin pausa. No es Aleixandreun poeta que se distinga por una producción abund,ante de libros, como es el caso de un Pablo Ne(uda en América o de un Gabriel Celaya en España,aunque pasan ya seguramente de una docena losque ha publicado. Sus libros son de gestaciónlenta, y entre la aparición de uno y otro suelenpasar varios años. Sería quizá exagerado decir queAleixandre sigue también la divisa que Plinio atribuyó a Apeles, nuIla dies sine línea, pero sí sabemos, por confidencia del poeta, que diariamenteconsagra unas horas a la tarea poética, trátesede escribir o corregir sus propios poemas, o deleer y aconsejar a los jóvenes poetas que le consultan.
Lo admirable de Aleixandre -y a lo que debeacaso hoy el sólido prestigio de que goza en lapoesía contemporánea- es que posee como pocosel secreto de renovarse, de enriquecer su obra yhacer que evolucione con la historia de su tiempoy de su país, pero permaneciendo siempre fiel al
El soldado nativo: Aquí nací. Aquí me quedo. Es trístesaber que el día en noche encarna. Eternamíré la luz en unos ojos bellos.íCuán lejos ya! Aquí en la selva acatola úníca luz, y vivo. Pues ígnoroaquí de donde vengo. Son las avestenaces las que sobrevíven, las quesobrevuelan. Aquí a mís píes líanasbullen, y síenten que tíerra es todo, y nadaes diferente. El cíelo no es distinto.El ave es tierra y vuela.Lo mismo garza que alcotán. íQué pájaros
fantasmas, qué chirrídosfantasmas! El agua pasa y cunde.Aqui mí cuerpo mineral hoy puedevivir. Soy piedra pues que exísto.
El brujo: Solo quedé. Arrasada está la aldea.Ah, el miserableconquístador pasó. Metralla y, más, venenoví en la mírada horrible. y eran jóvenes.Cuántas veces soñé con un suspIrocomo una muerte dulce. En mis brebajes
puse el beleño de no ser, Y supedormir, terrible ciencia última.Pero hoy no me valíó. Con ojo fijo
velé y míré, y secoun ojo vio la lIuvía, y era roja.
Pálído y sec(),y ensangrentado en su interíor, cegó.
El soldado nativo: No estoy dormido. No sé sí muero o sueño.En esta herida está el vívir, y yatan sólo ella es la vída.Tuve unos labíos que significaron.Un cuerpo que se erguia, un brazo extenso,como unas manos que aprehendíeron: cosas,
objetos, seres, esperanzas, humos.Soñé, y la mano díbujaba el sueño,el deseo. Tenté. Quíen tíenta víve. Quíen conoce ha muerto.
Sólo mí pensamíento víve ahora.Por eso muero. Porque ya no míro,pero sé. Joven lo fuí. Y sín edad, termíno.
El brujo: Pues ví míré. La sangre no era un río,síno su pensamiento doloroso.La sangre vive cuando presa pugnapor surtír. Pero sí surte, muere.Como un castillo donde prisíoneraestá la bella y un dulce caballero
VICENTE ALEIXANDRE
Ca guerraJaSE LUIS CANO
cierta consideración de la vida desde la altitud dela edad. Creo que no hay que aguardar a ponerel pie en el último pico: cualquiera puede ser elúltimo. Pero el libro no está concluso y pareceprematuro divagar sobre él.
JLC: Por último, ¿cómo juzgas las restriccionesa la libertad de creación y de expresión que algunos Estados imponen todavía a los escritores y alos artistas? El arte, la cultura, ¿deben ser libres,o estar controlados y mediatizados por el Estado?
VA: El escritor, hombre entre hombres, tiene naturalmente condicionada su libertad, su personalidad,por la sociedad en que se expresa, y este condicionante, al darle límites, le revela. Cosa diferentees la construcción externa y que mediatiza la cultura. A veces con el aparato coactivo del Estado:otras, y es bien sabido, por medios más insidiososy sutiles, ajenos a la evolución de algunas estructuras capitalistas. Si la construcción a que te refieres es en principio dudosamente admisible, dehecho se ha mostrado además, en la mayoría de loscasos, como perturbadora y de resultados adversos.Creo que a la altura de nuestro tiempo, y en concordia con los deberes hacia la colectividad, cadavez hay menos alternativa a un supuesto que sepresenta con creciente evidencia: la necesidad dela libertad para el escritor y el artista. O
Dibujo de Capi
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JLC: ¿Estimas, pues, que el momento poéticoespañol en 1966 es fértil y supera a otros anteriores;-'permitiéndonos ser optimistas en cuanto alfuturo próximo de nuestra poesía?
VA: Es inquieto, fértil y prometedor. Acentúa lasensación de. traslación, de giro, y en este sentido me parece lleno de significación. Lo encabezanlos poetas jóvenes de más probada personalidad,con obra y en posesión de la conciencia de estarbuscando, hallando habría que decir, salidas renovadoras a una situación cumplida.
JLC: Tras tu libro Retratos con nombre, tan bienacogido por la crítica, me has dicho alguna vez quehas empezado a escribir un nuevo libro, que quierereflejar una contemplación del mundo, del vivir humano, desde una última madurez de tu espíritu.¿Quieres decirme algo de ese libro que preparas?
VA: ¿Qué quieres que te añada? La preocupación temporal ha sído una constante en mi poesíadesde hace años. Y dentro de una visión abarcadora, su materialización en lo concreto, hombres ycosas, una lucha contra la fluidez del medio impalpable. Pero en este libro quísiera intentar algodiferente. Algo más lírico, por una parte, a travésde la vicisítud en que la instancía temporal sitúaal protagonista, y por otra parte algo que conlleve
VICENTE ALEIXANDRE
por una realidad inmediata que entonces le resultómás fantástica que el vasto universo de su imaginación, perdió todo interés por el laboratorio de alquimia, puso a descansar la materia extenuada porlargos meses de manipulación, y volvió a ser elhombre emprendedor de los primeros tiempos quedecidía el trazado de las calles y la posición delas nuevas casas, de manera que nadie disfrutarade privilegios que no tuvieran todos. Adquirió tanta autoridad entre los recién llegados, que no seecharon cimientos ni se pararon cercas sin consultárselo, y se determinó que fuera él quien dirigiera la repartición de la tierra. Cuando volvieronlos gitanos saltimbanquis, ahora con su feria ambulante transformada en un gigantesco establecimiento de juegos de suerte y azar, fueron recibidoscon alborozo porque se pensó que José Arcadioregresaba con ellos. Pero José Arcadio no volvió,ni llevaron al hombre víbora que, según pensabaUrsula, era el único que podría darles razón de suhijo, así que no se les permitió a los gitanos instalarse en el pueblo ni volver a pisarlo en el futuro, porque se les consideró como mensajeros dela concupiscencia y la perversión. José ArcadioBuendía, sin embargo, fue explícito en el sentidode que la antigua tribu de Melquíades, que tantocontribuyó al engrandecimiento de la aldea con sumilenaria sabiduría y sus fabulosos inventos, encontraría siempre las puertas abiertas. Pero la tribu de Melquíades, según contaron los trotamundos,había sido borrada de la faz de la tierra por habersobrepasado los límites del conocimiento humano.
Emancipado al menos por el momento de lastorturas de la fantasía, José Arcadio Buendía impuso en poco tiempo un estado de orden y trabajo,dentro del cual sólo se permitió una licencia: laliberación de los pájaros que desde la época dela fundación alegraban el tiempo con sus flautas,y la instalación en su lugar de relojes musicalesen todas las casas. Eran unos preciosos relojes demadera labrada que los árabes cambiaban porguacamayas, y que José Arcadio Buendía sincronizó con tanta precisión, que cada media hora elpueblo se alegraba con los acordes progresivos deuna misma pieza, hasta alcanzar la culminación deun mediodía exacto y unánime con el valse completo. Fue también José Arcadio Buendía quien decidió por esos años que en las calles del pueblose sembraran almendros en vez de acacias, y quiendescubrió, sin revelarlos nunca, los métodoshacerlos eternos. Muchos años después,
GABRIEL GARCIA MARQUEZ
Estas páginas pertenecen a Cien años de Soledad,la gran novela con la que Gabriel Garcia Márquezcompleta la saga de Macando, iniciada hace añoscon La hojarasca y continuada en libros tan singulares como El coronel no tiene quien le escribay La mala hora. El mes próximo la Editorial Sudamericana de Buenos Aires publicará Cien años deSoledad. La publicación de este capitulo, asi comodel anticipo en nuestro núm. 2 (agosto de 1966),
especialmente autorizadas por el autoredJ'torial. Para una información más completa
Márquez y su obra remitimos al lecde Luis Harss recogido en el núme
1.Jciemlbre de 1966) y que también se incluyeLos nuestros, asimismo editado por
~an~ericana. (N. de la R.)
El insomnio en MacondoEl hijo de Pilar Ternera fue llevado a casa de susabuelos a las dos semanas de nacido. Ursula loadmitió de mala gana, vencida una vez más por laterquedad de su marido que no pudo tolerar laidea de que un retoño de su sangre quedara navegando a la deriva, pero impuso la condición deque se ocultara al niño su verdadera identidad.Aunque recibió el nombre de José Arcadio, terminaron por llamarlo simplemente Arcadio para evitarconfusiones. Había en aquella época tanta actividad en el pueblo y tantos trajines en la casa, queel cuidado de los niños quedó relegado a un nivel secundario. Se los encomendaron a Visitación,una india guajira que llegó al pueblo con su hermano, huyendo de una peste de insomnio que flagelaba a su tribu desde hacía varios años. Ambos erantan dóciles y serviciales que Ursula se hizo cargode ellos para que la ayudaran en los oficios domésticos. Fue así como Arcadio y Amaranta hablaronla lengua guajira antes que el castellano, y aprendieron a tomar caldo de lagartijas y a comer huevos de arañas sin que Ursula se diera cuenta, porque andaba demasiado ocupada en un prometedornegocio de anímalitos de caramelo. Macondo estaba transformado. Las gentes que llegaron con Ursula divulgaron la buena calidad de su suelo y suposición privilegiada con respecto a la ciénaga,de modo que la escueta aldea de otro tiempo seconvirtió muy pronto en un pueblo activo, con tiendas y talleres de artesanía, y una ruta de comerciopermanente por donde llegaron los primeros árabesde pantuflas y argollas en las orejas, cambiandocollares de vidrio por guacamayas. José ArcadioBuendía no tuvo un instante de reposo. Fascinado
La guerra fue porque está siendo. Yerranlos que la nombran. Nada valen y son sólo palabraslas que te arrastran, sombra polvorosahumo estallado, humano que resultas 'como una idea muerta tras su nada¿Dónde el. beleño de tu sueño, zu~op~ra dormir, si todo ha muerto y veos~/o que la luz piensa? No, no hay vidaSinO este pensamiento en que yo acabo.'El pensamiento de la luz sin hombres. .
TOdo está quieto y todo está desiertoy el alba nace, y muda. .
Pasé como una piedra y fui a la mar.
El pájaro:
El brujo:
ab~e el portón, y sale: la luz mata.ASI la sangre, en que el destino yerra~ues .si fulgura muere. Ah, qué misteri;Increlble. Sólo sobre unos labios coloridoscomo tras celosia, se adivina 'el bulto de la sangre. y el amantepuede besar y presentir, isin verla!
¿Quién habla aquí en la noche? Son venenoshumanos. Soy yavíejo y oigo poco,mas no confundo· el canto de la alondrac~n el ronco trajín del pecho pobre.Miro y .en torno casi ya no hay aíre~ara. mis alas. Ni rama para mi descanso.(..Que subversión pasó? Nada conozco.Naturaleza huyó. ¿Qué es esto? y vueloen un aire que rnata.
Leta! ceniza en que bogar, y muero.El soldado nativo: Q é
u .sed horrible. En tierra seca, nada.Tendido estoy y sólo veo estrellasEl agujero de mi pecho alienta .c~mo brutal error. Pienso, no hablo.Sle~t? Alguna vez sentír fuera vivir.QUlza hoy siento porque estoy muriendo.y la postrer palabra sea: Senti.
Camino a tientas. ¿Entre piedras andoo e?tre miembros dispersos? ¿Frio un talónQ~e run;oroso un trozo que está solo: o es una frente rota?Mas alla de la muerte vive algo,
__ "":~~~;'!un resto, en vida propia. Y ando apartoesa otra vida a solas que no en'tiendo.
El soldado nativo: Si al .. gUlen llegase... No puedo hablar No puedo
gntar. Fui joven y miraba, ardia, .tocab~, sonaba. El hombre suena. Peroy - mudo, muero.
aqUl ya las estrellas se apagaronp~es que mis o;os ya las desconoden.Solo el aire del pecho suena. El estertordentro de mí respíra por la he 'dn a,como por una boca. Boca inútilReciente, y hecha sólo .para morir.
El brujo:
La alondra:
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10GABRIEL GARCIA MARQUEZ EL INSOMNIO EN MACaNDO 11
considerarla como un miembro más de la familia.Era con Ursula más afectuosa que nunca lo fueronsus propios hijos, y llamaba hermanitos a Amaranta y a Arcadio y tío a Aureliano y abuelito aJosé Arcadio Buendía. De modo que terminó pormerecer tanto como los otros el nombre de RebecaBuendía, el único que tuvo siempre y que llevó condignidad hasta la muerte.
Una noche, por la época en que Rebeca se curódel vicio de comer tierra y fue llevada a dormir enel cuarto de los otros niños, la india que dormía conellos despertó por casualidad y oyó un extrañoruido intermitente en el rincón. Se incorporó alarmada, creyendo que había entrado un animal en elcuarto, y entonces vio a Rebeca en el mecedor,chupándose el dedo y con los ojos alumbradoscomo los ojos de un gato en la oscuridad. Pasmada de terror, atribulada por la fatalidad de sudestino, Visitación reconoció en esos ojos los síntomas primarios de la enfermedad cuya amenazalos había obligado, a ella y a su hermano, de desterrarse para siempre de un reino milenario en elcual eran príncipes. Era la peste del insomnio.
Cataure, el indio, no amaneció en la casa. Suhermana se quedó, porque su corazón fatalista leindicaba que la dolencia letal había de perseguirlade todos modos hasta el último rincón de la tierra.Nadie entendió en la casa la alarma de Visitación.«Si no volvemos a dormir, mejor», decía José Arcadio Buendía, de buen humor. «Así nos rendirámás la vida.» Pero la india les explicó que lo mástemible de la enfermedad del insomnio no era laimposibilidad de dormir, pues el cuerpo no sentíacansancio alguno, sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido. Quería decir que cuando el enfermo se acostumbrabaa su estado de vigilia, empezaban a borrarse desu memoria los recuerdos de la infancia, luego elnombre y la noción de las cosas y por último laidentidad de las personas y aun la conciencia delpropio ser, hasta hundirse en una especie de idiotez sin pasado. José Arcadio Buendía, muerto derisa, consideró que se trataba de una de tantasdolencias inventadas por la superstición de los indígenas. Pero Ursula, por si acaso, tomó la precaución de separar a Rebeca de los otros niños.
Al cabo de varias semanas, cuando el terror deVisitación parecia aplacado, José Arcadio Buendiase encontró una noche dando vueltas en la camasin poder dormir. Ursula, que también había despertado, le preguntó qué le pasaba, y él le contestó: «Estoy pensando otra vez en Prudencia Aguilar». No durmieron un minuto, pero al día siguientese sentían tan descansados que se olvidaron de lamala noche. Aureliano comentó asombrado· alahora del almuerzo que se sentía muy bien a pesar
torbaron por todas partes y se les encontrabadonde menos se suponía, siempre con su cloqueante cacareo de gallina clueca. Pasó muchotiempo antes de que Rebeca se incorporara a lavida familiar. Se sentaba en el mecedorcito a chuparse el dedo en el rincón más apartado de lacasa. Nada le llamaba la atención, salvo la música de los relojes, que cada media hora buscabacon sus ojos asustados, como si esperara encontrarla en algún lugar del aire. No lograron que comiera en varios dias. Nadie entendia cómo no sehabía muerto de hambre, hasta que los indígenas,que se daban cuenta de todo porque recorrían lacasa sin cesar con sus pies sigilosos, descubrieronque a Rebeca sólo le gustaba comer la tierra húmeda del patio y las tortas de cal que arrancabade las paredes con las uñas. Era evidente que suspadres o quienquiera que la hubiera criado, la habían reprendido por ese hábito, pues lo practicabaa escondidas y con conciencia de culpa, procurando trasponer las raciones para comerlas cuandonadie la viera. Desde entonces la sometieron auna vigilancia implacable. Echaban hiel de vacaen el patio y untaban ají picante en las paredescreyendo derrotar con esos métodos su vicio pernicioso, pero ella dio tales muestras de astucia eingenio para procurarse la tierra, que Ursula sevio forzada a emplear recursos más drásticos.Ponía jugo de naranja con ruibarbo en una cazuela que dejaba al sereno toda la noche, y le dabala pócima al día siguiente en ayunas. Aunque nadie le había dicho que aquel era el remedio específico para el vicio de comer tierra, pensaba quecualquier substancia amarga en el estómago vacíotenía que hacer reaccionar el hígado. Rebeca eratan fuerte a pesar de su raquitismo, que teníanque barbearla como a un becerro para que tragarala medicina, y apenas si podían reprimir sus pataletas y soportar los enrevesados jeroglíficos queella alternaba con mordiscos y escupitajos, y quesegún decían los escandalizados indígenas eran lasobscenidades más gruesas que se podían concebiren su idioma. Cuando Ursula lo supo, complementó el tratamiento con correazos. No se estableciónunca si lo que surtió efecto fue el ruibarbo o lastollinas, o las dos cosas combinadas, pero la verdad es que en pocas semanas Rebeca empezó adar muestras de restablecimiento. Participó en los
de Arcadio y Amaranta, que la recibieronuna hermana mayor, y comió con apetito
sil"lfiélndc)se bien de los cubiertos. Pronto se reveló"au,,,,uct el castellano con tanta fluidez como la
los indios, que tenía una habilidad nolos oficios manuales y que cantaba el
relojes con una letra muy graciosahabia inventado. No tardaron en
la persona que les había pedido el favor. Todo suequipaje estaba compuesto por el baulito de laropa, un pequeño mecedor de madera con florecitas de c~'ores pintadas a manoy un talego de lonaque hacIa un permanente ruido de clac clac clacd~~~e llevaba los huesos de sus padr~s. La' cart~d.IrIg~da a José Arcadio Buendía estaba escrita enterm~nos muy cariñosos por alguien que le seguíaquenendo mucho a pesar del tiempo y la distanciay que .se .sentía obligado por un elemental sentid;human/tano a hacer la caridad de mandarle esa pobre huerfanita desamparada que era prima de Ursula e~. segundo grado y por consiguiente parientata~ble~ de José Arcadio Buendía, aunque en gradoma~ lejano, porque era hija de ese inolvidableamIgo que fue Nicanor Ulloa y su muy digna esposa Rebeca Montiel, a quienes Dios tuviera en susanto reino, cuyos restos adjuntaba a la presentepara que les dieran cristiana sepultura. Tanto losnombres mencionados Como la firma de la cartaeran perfectamente legibles, pero ni José ArcadiaBuendía ni Ursula recordaban haber tenido parientes con esos nombres ni conocían a nadie que sellamara como el remitente y mucho menos en larem?ta p~blación de Manaure. A través de la niñafue Im~oslble obtener ninguna información complementana. Desde el momento en que llegó se sentóa chuparse el dedo en el mecedor y a observar at~dos c~n sus grandes ojos espantados, sin quediera senal alguna de entender lo que le preguntaban. Llevaba un traje de diagonal teñido de negrogastado por el uso, y unos desconchados botine~de .charol. Tenía el cabello sostenido detrás de lasorejas con moños de cintas negras. Usaba un escapulario con las imágenes borradas por el sudory. en la muñeca derecha un colmillo de animal carnlvoro montado en un soporte de cobre como amuleto contra el mal de ojo. Su piel verde, su vientreredondo y tenso como un tambor, revelaban unamala salud y un hambre más viejas que ella misma, pero cuando le dieron de comer se quedó conel ~'ato en las piernas sin probarlo. Se llegó in~Iu~,ve a creer que era sordomuda, hasta que losIndiOS le preguntaron en su lengua si quería unpoc~ de agua y ella movió los ojos Como si loshubiera reconocido y dijo sí con la cabeza.
Se quedaron con ella porque no había más remedio. Decidieron llamarla Rebeca, que de acuerdo con la. carta era el nombre de su madre, porque AurelIano tuvo la paciencia de leer frente aella todo el santoral y no logró que reaccionarac~n ningún nombre. Como en aquel tiempo no habla cementerio en Macando, pues hasta entoncesno había muerto nadie, conservaron el talego conlos huesos en espera de que hubiera un lugar digno para sepultarlos, y durante mucho tiempo es-
Macando fue un campamento de casas de maderacon techos de cinc, todavía perduraban en las calles más antiguas los almendros rotos y polvorientos, aunque nadie sabía entonces quién los habíaplantado. Mientras su padre ponía en orden el pueblo y su madre consolidaba el patrimonio doméstico con su maravillosa industria de gallitos y pecesazucarados que dos veces al día salían de la casaensartados en palos de balso, Aureliano vivía horasi~terminables en ~l laboratorio abandonado, aprendIendo por pura Investigación intuitiva el arte deI~ platería. Se había estirado tanto, que en pocotiempo dejó de servirle la ropa abandonada porsu hermano. y empezó a usar la de Su padre, perofue necesano que Visitación les cosiera alforzas aI~s camisas y sisas a los pantalones, porque Aurellano no había sacado la corpulencia de los otros.La adolescencia le había quitado la dulzura de lavoz y lo había vuelto silencioso y definitivamentesolitario, pero en cambio le había restituído laexpresión intensa que tuvo en los ojos al nacer.Estaba tan concentrado en sus experiencias deplatería que apenas si abandonaba el laboratoriopara comer. Preocupado por su ensimismamientoJosé Arcadio Buendía le dio llaves de la casa y u~poco de dinero, pensando que tal vez le hicieraf.al:a una mujer. Pero Aureliano gastó el dinero enaCI~~ muriático para preparar agua regia y embe"~clo las llaves con un baño de oro. Sus exageracIones eran apenas comparables a las de Arcadioy. Amaranta, que ya habían empezado a mudar losdientes y todavía andaban agarrados todo el día alas mantas de los indios, tercos en su decisión de~o hablar el castellano sino la lengua guajira. «NotIenes de qué quejarte», le dijo Ursula a su marido«~os hijos heredan las locuras de sus padres.» YmIentras se lamentaba de su mala suerte, convenci-da de que las extravagancias de sus hijos eran algot~~ espantoso como una cola de cerdo, Aurelianofl!o en ~"a una mirada que la envolvió en un ámbIto de Incertidumbre. «Alguien va a venir», le dijo.~rsula, c~mo siempre que él expresaba un propóSito, trato de desalentarlo con su lógica casera.Era normal que alguien llegara. Decenas de faras:ero~ pasaban a diario por Macando sin suscitarInqUietudes ni anticipar anuncios secretos. Sin embargo, por encima de toda lógica, Aureliano estabaseguro de su presagio.
-.No sé quién será -insistió-, pero el que seaya vIene en camino.
~' domingo, en efecto, llegó Rebeca. No teníamas de once años. Había hecho el penoso viajedes.d~ Manaure con unos traficantes de pieles quereCIbIeron el encargo de entregarla junto con unacarta en la casa de José Arcadio Buendía, peroque no pudieron explicar con precisión quién era
12GABRIEL GARCIA MARQUEZ EL INSOMNIO EN MACONDO 13
escribir cerca de catorce mil fichas, cuando apareció por el camino de la ciénaga un anciano estrafalario con la campaníta triste de los durmientes,cargando una maleta ventruda amarrada con cuerdas y un carrito cubierto con trapos negros. Fuedirectamente a la casa de José Arcadio Buendía.Al abrirle la puerta, Visitación pensó que llevabael propósito de vender algo, ignorante de que nadapodía venderse en un pueblo que se hundía sinremedio en el tremedal del olvido. Era un hombredecrépito. Aunque su voz estaba también cuarteada por la incertidumbre y sus manos parecían dudar de la existencia de las cosas, era evidente quevenía del mundo donde todavía los hombres podían dormir y recordar. José Arcadio Buendía loencontró sentado en la sala, abanicándose con unremendado sombrero negro, mientras leía con atención compasiva los letreros pegados en las paredes. Le saludó con amplias muestras de afecto,temiendo haberlo conocido en otro tiempo y ahorano recordarlo. Pero el visitante advirtió su falsedad.Se sintió olvidado, no con el olvido remediable delcorazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que él conocía muy bien porque era el olvido de la muerte. Entonces comprendió. Abrió lamaleta atiborrada de objetos indescifrables, y deentre ellos sacó un maletín con muchos frascos. Ledio a beber a José Arcadio Buendia una substancia de color apacible, y la luz se hizo en su memoria. Los ojos se le humedecieron de llanto, antes de verse a sí mismo en una sala absurda dondelos objetos estaban marcados y antes de avergonzarse de las solemnes tonterías escritas en lasparedes, y aun antes de reconocer al recién llegado en un deslumbrante resplandor de alegría.Era Melquíades.
Mientras Macando celebraba la reconquista delos recuerdos, José Arcadio Buendía y Melquíadesle sacudieron el polvo a su vieja amistad. El gitano iba dispuesto a quedarse en el pueblo. Habíaestado en la muerte, en efecto, pero había regresado porque no pudo soportar la soledad. Repudiado por su tribu, desprovisto de toda facultad sobrenatural como castigo por su fidelidad a la vida,decidió refugiarse en aquel rincón del mundo todavía no descubierto por la muerte, dedicado a laexplotación de un laboratorio de daguerrotipia. JoséArcadio Buendía no había oído hablar nunca de eseinvento. Pero cuando se vio a sí mismo y a todasu familia plasmados en una edad eterna sobre unalámina de metal tornasol, se quedó mudo de estupor. De esa época databa el oxidado de daguerrotipo en que apareció José Arcadio Buendía conel pelo erizado y ceniciento, el acartonado cuellode la camisa prendido con un botón de cobre, yuna expresión de solemnidad asombrada, y que
nantes de su niñez, Aureliano le explicó su método,y José Arcadio Buendía lo puso en práctica entoda la casa y más tarde lo impuso en todo elpueblo. Con un hisopo entintado marcó cada cosacon su nombre: mesa, silla, reloj, puerta, pared,cama, cacerola. Fue al corral y marcó los animalesy las plantas: vaca, chivo, puerco, gallína, yuca,malanga, guineo. Poco a poco, estudiando las infinitas posibilidades del olvido, se dio cuenta deque podia llegar un dia en que se reconocieranlas cosas por sus inscripciones, pero no se recordara su utilidad. Entonces fue más explicito. El letrero que colgó en la cerviz de la vaca era unamuestra ejemplar de la forma en que los habitantes de Macando estaban dispuestos a luchar contrael olvido: Esta es la vaca, hay que ordeñarla todaslas mañanas para que produzca leche y a la lechehay que hervirla para mezclarla con el café y hacerel café con leche. Así continuaron viviendo en unarealidad escurridiza, momentáneamente capturadapor las palabras, pero que había de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la letraescrita.
En la entrada del camino de la ciénaga se había puesto un anuncio que decía Macando y otromás grande en la calle central que decía Diosexiste. En todas las casas se habían escrito clavespara memorizar los objetos y los sentimientos. Peroel sistema exigía tanta vigilancia y tanta fortalezamoral, que muchos sucumbieron al hechizo de unarealidad imaginaria, inventada por ellos mismos, queles resultaba menos práctica pero más reconfortante. Pilar Ternera fue quien más contribuyó a popularizar esa mixtificación, cuando concibió el artificiode leer el pasado en las barajas como antes habialeído el futuro. Mediante ese recurso, los insomnesempezaron a vivir en un mundo construído por lasalternativas inciertas de los naipes, donde el padre se recordaba apenas como el hombre morenoque había llegado a principios de abril y la madrese recordaba apenas como la mujer trigueña queusaba un anillo de oro en la mano izquierda, ydonde una fecha de nacimiento quedaba reducidaal último martes en que cantó la alondra en el laurel. Derrotado por aquellas prácticas de consolación,José Arcadio Buendía decidió entonces construir lamáquina de la memoria que una vez había deseadopara acordarse de los maravillosos inventos de losgitanos. El artefacto se fundaba en la posibilidadde repasar todas las mañanas, y desde el principiohasta el fin, la totalidad de los conocimientos adquiridos en la vida. Lo imaginaba como un diccionario giratorio que un individuo situado en el ejepudiera operar mediante una manivela, de modoque en pocas horas pasaran frente a sus ojos lasnociones más necesarias para vivir. Había logrado
que no, el narrador decía que no les habla pedidoque dijeran que no, sino que si querían que lescontara el cuento del gallo capón, y cuando se quedaban callados el narrador decía que no les habíap.edido que se quedaran callados, sino que si quenano que l~s contara el cuento del gallo capón, ynadie podla irse, porque el narrador decía queno ':,s había pedIdo que se fueran, sino que siquer~an que. les contara el cuento del gallo capón,y aSI sucesivamente en un círculo vicIoso que seprolongaba por noches enteras.
Cuando José Arcadio Buendía se dio cuenta deque. la peste había Invadido el pueblo, reunió alos jefes de familia para explícarles lo que sabiasobre la enfermedad del insomnIo, y se acordaronmedIdas para im~edir que el flagelo se propagaraa las ~tras poblaCIOnes de la ciénaga. Fue así como~e qUitaron a los chIvos las campanitas que losarabes cambIaban por guacamayas, y se pusierona la entrada del pueblo a disposición de quienesdesatendían los consejos y súplicas de los centInelas e insistían en visitar la población. Todos losforasteros que por aquel tIempo recorrían las calIes. de Macando tenían que hacer sonar su campanlta para que los enfermos supIeran que estabasano. No se les permitia comer ni beber nada durante su esta?Cla, pues no había duda de que laenfermedad solo se transmitía por la boca, y todaslas cosas de comer y de beber estaban contaminadas .de inso~nio. En esa forma se mantuvo la peste. clrcunscnta al perímetro de la población. Tane:'caz. ~ue la cuarentena, que llegó el día en que lasltuaclon de emergencia se tuvo por cosa naturaly se o!'ganiz.ó la vIda de tal modo que el trabaj;rec.o~r~ su ritmo y nadie volvió a preocuparse porla mutll costumbre de dormir.
. Fue Aureliano quIen concIbIó la fórmula que habla .de defenderlos durante varios meses de las~vaslOnes de la memoria. Lo descubrió por casualidad. . Insomne experto, .por· haber sido uno delos pnmeros, había aprendido a la perfección elarte_ de la platería. Un día estaba buscando el pequena yunque que utilIzaba para laminar los metales y no r:cordó su nombre. Su padre se lo dijo:«tas». Aurellano escribíó el nombre en un papelque pe~ócongomaen la base •del yunquecito:taso ASI estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro.. Nos~.'eocurrióqUefueraaquella la primeramanlfestaclondeL olvIdo, porque el objeto teníaun no.mbre dIfícil de recordar. Pero pocos díasdespues •• descubrió que tenía dificultades para recordar casI todas las cosas del laboratorio. Entonces las· marcó con elnombre respectivo, de modo~~e le. bastaba con leer la inscripción para identificarlas. Cuando su padre le comunicó su alarmapor haber olvidado hasta los hechos más impresio-
~e que había pasado toda la noche en el laboratono dorando .un prendedor que pensaba regalarlea Ursulª el dla de su cumpleaños. No se alarmaronhast~ ~' tercer dla, cuando a la hora de acostarsese smtleron sIn sueño, y cayeron en la cuenta deque llevaban más de cincuenta horas sIn dormir. --:-Los nIños tambIén están despiertos -dijo' lamdla con su convicción fatalísta-. Una vez queentra en la casa, nadie escapa a la peste.
. Habí~n contraído, en efecto, la enfermedad delmsomnlO. Ursula, que había aprendIdo de su mad:e el valor medIcinal de las plantas; preparó eh,zo beber a todos un brebaje a base de acónitopero no consiguieron dormir, sino que estuvlero~
todo. el día soñando despiertos. En ese estado dealucmada lucIdez no sólo veían las imágenes de~u~ propios sueños, sino que los unos veían lasImagenes soñadas por los otros. Era como si lacasa se hubiera llenado de visitantes. Sentada ensu_~ecedor en un rincón de la cocina, Rebecasano. que un hombre muy parecido a ella, vestidode Imo blanco y con el cuello de la camisa cerrado por un botón de oro, le llevaba un ramo derosas. Le acompañaba una mujer de manos delícadas que separó una rosa y se la puso a la nIñaen .el pel~. Ursula comprendió que el hombre y lamUjer sonados eran los padres de Rebeca peroaunque hizo un gran esfuerzo por recono~erlosc~nfirmó. su certidumbre de que nunca los habí~VistO. Mientras tanto, por un descuido que JoséArc~dio Buendía no se perdonó jamás, los anlm~'ltos . de caramelos fabricados en la casa segUlan Siendo vendidos en el pueblo. Niños y adultos chupaban encantados los delíclosos gallItos ver~es de~ insomnio, los exquisitos peces rosados delmso~nlO y los tiernos caballitos amarillos del insom~lO, de modo que el alba del lunes sorprendiódespierto a todo el pueblo. Al principio nadie sealarmó. Al contrario, se alegraron de no dormIr,porque entonces había tanto que hacer en Macan-do que el tiempo apenas alcanzaba. Trabajarontanto, que pronto no tuvieron nada más que hacer,y se encontraron a las tres de la madrugada conlos brazos cruzados, contando el número de notasque ~enía el valse de los relojes. Los que querlandon~lIr, no por cansancio sino por nostalgia de lossuenas, recurrieron a toda clase de métodos agotad~res. Se reunlan a conversar sin tregua, a repetirse durante horas y horas los mismos chistes acomplicar hasta los limites de la exasperación' elcuento del gallo capón, que era un juego InfinIto enque el narrador preguntaba si querlan que les Contara el cuento del gallo capón, y cuando contestaban q.~e sí, el narrador decía que no había pedidoque dijeran que sí, sino que si querían que contarael cuento del gallo capón, y cuando contestaban
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bre de otra época. Una noche creyó encontrar unapredicción sobre el futuro de Macando. Sería unaciudad luminosa, con grandes casas de vidrio, donde no quedaba ningún rastro de la estirpe de losBuendía. «Es una equivocación», tronó José Arcadio Buendía. «No serán casas de vidrio sino dehielo, como yo lo soñé, y siempre habrá un Buendía, por los siglos de los siglos.» En aquella casaextravagante, Ursula pugnaba por conservar el usode razón, habiendo ensanchado el negocio de animalitos de caramelo con un horno que producíatoda la noche canastos y canastos de pan y unaprodigiosa variedad de pudines, merengues y bizcochuelos, que se esfumaban en pocas horas por losvericuetos de la ciénaga. Había llegado a una edaden que tenía derecho a descansar, pero era, sinembargo, cada vez más activa. Tan ocupada estabaen sus prósperas empresas, que una tarde miró pordistracción hacia el patio, mientras la india la ayudaba a endulzar la masa, y vio dos adolescentesdesconocidas y hermosas bordando en bastidor ala luz del crepúsculo. Eran Rebeca y Amaranta.Apenas se habían quitado el luto de la abuela,que guardaron con inflexible rigor durante tresaños, y la ropa de color parecía haberles dado unnuevo lugar en el mundo. Rebeca, al contrario delo que pudo esperarse, era la más bella. Tenía uncutis diáfano, unos ojos grandes y reposados, yunas manos mágicas que parecían elaborar conhilos invisibles la trama del bordado. Amaranta, lamenor, era un poco sin gracia, pero tenía la distinción natural, el estiramiento interior de la abuelamuerta. Junto a ellas, aunque ya revelaba el impulso físico de su padre, Arcadio parecía un niño.Se había dedicado a aprender el arte de la platería con Aureliano, quien además le había enseñado a leer y escribir. Ursula se dio cuenta depronto que la casa se había llenado de gente, quesus hijos estaban a punto de casarse y tener hijos,y que se verían obligados a dispersarse por faltade espacio. Entonces sacó el dinero acumulado enlargos años de dura labor, adquirió compromisoscon sus clientes, y emprendió la ampliación de lacasa. Dispuso que se construyeran una sala formalpara las visitas, otra más cómoda y fresca para eluso diario, un comedor para una mesa de docepuestos donde se sentara la familia con todos susinvitados, nueve dormitorios con ventanas hacia elpatio y un largo corredor protegido del resplandordel mediodía por un jardín de rosas, con un pasamanos para poner macetas de helechos y tiestosde begonias. Dispuso ensanchar la cocina paraconstruir dos hornos, destruir el viejo granero donde Pilar Ternera le leyó el porvenir a José Arcadio,y construir otro dos veces más grande para quenunca faltaran los alimentos en la casa. Dispuso
EN MACaNDO
su ofuscación. "Si echas otros veintepuedes demorarte un poco más», dijo
Aureliano se desvistió, atormentadosin poder quitarse la idea de que su
no resistía la comparación con su herpesar de los esfuerzos de la muchacha, él
sintió cada vez más indiferente y terriblemente«Echaré otros veinte centavos», dijo con voz
deisolad:a. La muchacha se lo agradeció en silencio.la espalda en carne viva. Tenía el pellejo
pegado a las costillas y la respiración alteradapor un agotamiento insondable. Dos años antes,muy lejos de alli, se había quedado dormida sinapagar la vela y había despertado cercada por elfuego. La casa donde vivía con la abuela que lahabía criado quedó reducida a cenizas. Desde entonces la abuela la llevaba de pueblo en pueblo,acostándola por veinte centavos, para pagarse elvalor de la casa incendiada. Según los cálculosde la muchacha, todavía le faltaban diez años desetenta hombres por noche, porque tenía que pagarademás los gastos de viaje y alimentación de ambas y el sueldo de los indios que cargaban elmecedor. Cuando la matrona tocó la puerta porsegunda vez, Aureliano salió del cuarto sin haberhecho nada, aturdido por el deseo de llorar. Esanoche no pudo dormir pensando en la muchacha,con una mezcla de deseo y conmiseración. Sentíauna necesidad irresistible de amarla y protegerla.Al amanecer, extenuado por el insomnio y la fiebre, tomó la serena decisión de casarse con ellapara liberarla del despotismo de la abuela y disfrutar todas las noches de la satisfacción que ellale daba a setenta hombres. Pero a las diez dela mañana, cuando llegó a la tienda de Catarino,la muchacha se había ido del pueblo.
El tiempo aplacó su propósito atolondrado, peroagravó su sentimiento de frustración. Se refugió enel trabajo. Se resignó a ser un hombre sin mujertoda la vida para ocultar su vergüenza de su inutilidad. Mientras tanto, Melquíades terminó de plasmar en sus placas todo lo que era plasmable enMacando, y abandonó el laboratorio de daguerrotipia a los delirios de José Arcadio Buendía, quienhabía resuelto utilizarlo para obtener una pruebacientífica de la existencia de Dios. Mediante uncomplicado proceso de exposiciones superpuestastomadas en distintos lugares de la casa, estabaseguro de hacer tarde o temprano el daguerrotipode Dios, si existía, o poner término de una vezpor todas a la suposición de su existencia. Melquíades profundizó en las interpretaciones de Nostradamus. Estaba hasta muy tarde, asfixiándose
de su descolorido chaleco de terciopelo,papeles con sus minúsculas manos
gorrión, cuyas sortijas habían perdido la lum-
GABRIEL GARCIA MARQUEZ
F~ancisco el Hombre, así llamado porque derrotó aldiablo en un duelo de improvisación de cantos, ycuy.~ verdadero nombre no conoció nadie, desaparecIo de Macando durante la peste del insomnio~ una noche reapareció sin ningún anuncio en I~tienda de Catarino. Todo el pueblo fue a escucharlo para saber qué había pasado en el mundo. Enesa ocasión llegaron con él una mujer tan gordaque cuatro indios tenían que llevarla cargada enun mecedor, y una mulata adolescente de aspectodesamparado que la protegía del sol con un paragu~s. Aureliano fue esa noche a la tienda oe Catanno. ~ncontró a Francisco el Hombre, como uncamalean monolítico, sentado en medio de un círculo de curiosos. Cantaba las noticias con su viejavoz descordada, acompañándose con el mismoacordeón arcaico que le regaló Sir Walter Raleighen la Guayana, mientras llevaba el compás con sus~randes pies caminadores agrietados por el salitre. Frente a una puerta del fondo por donde entraban y salían algunos hombres, estaba sentaday se ~banicaba en silencio la matrona del mecedor.C.atanno, con una rosa de fieltro en la oreja. vendla a la concurrencia tazones de guarapo fermentado, y aprovechaba la ocasión para acercarse alos .hombres y ponerles la mano donde no debía.Hacl~ la media noche el calor era insoportable.Aurellano. escuchó las noticias hasta el final sin enc~ntrar. ninguna que le interesara a su familia. Sed~sponla a regresar a casa cuando la matrona lehizo una señal con la mano
-Entra tú también -le dijo-o Sólo cuesta veinte centavos.
Aureliano ec~ó una moneda en la alcancía queI~ matrona tenia en las piernas y entró al cuartoSin saber pan;¡ qué. La mulata adolescente consus teticas de perra, estaba desnuda en la ~amaAntes de Aureliano, esa noche, sesenta y tres hom~bres habían pasado por el cuarto. De tanto serusado, y amasado en sudores y suspiros, el airede la habitación empezaba a convertirse en lodo.La mU~hacha quitó la sábana empapada y le pidióa A~rellano que la tuviera de un lado. Pesaba comoun lienzo. La exprimieron, torciéndola por los extremos, hasta que recobró su peso natural. Voltear.on la estera, y el sudor salíéldel otro lado. AureIiano ansiaba que aquella operación nO terminaranunca. Conocía la mecánica teórica del amor p
d. . . .. , •... '.. • ..... ,. erono po I~ tenerse en pie a causa del desaliento des~s rodillas, y aunque' tenía la piel erizada y ardiente no podía ~esistir a la urgencia de expulsarel peso de sus tnpas.Cuando la muchacha acabó~e arr~glar la cama y le ordenó que se desvistiera,el le hiZO una explicación atolondrada: "Me hicieronentrar.•Me dijeron que echara veinte centavos en laalcancla y que no me demorara.» La muchacha
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Ursula describía muerta de risa como "un generalasustad~~>.. En verdad, José Arcadio Buendía estaba asustado la diáfana mañana de diciembre enque le hicieron el daguerrotipo, porque pensabaq~e la gente se iba gastando poco a poco a 'medida que su imagen pasaba a las placas metálicasPor una curiosa inversión de la costumbre, fue Ur~sula qUie.~ le sacó aquella idea de la cabeza, comofue tamblen ~Il~. quien olvidó sus antiguos resquen:ores y decid10 que Melquíades se quedara viv~e~do en la casa, aunque nunca permitió que leh~cleran un daguerrotipo porque (según sus propias palabras ~extuales) no quería quedar parab.~rla de sus metas. Aquella mañana vistió a losnlnos con sus ropas mejores, les empolvó la caray les dio una cucharada de jarabe de tuétano ~cada uno para que pudieran permanecer absolutamente inmóviles durante casi dos minutos frentea I~ aparat~~a cáma:a de Melquíades. En el daguer.rotlpo familiar, el unico que existió jamás, Aureliana apareció vestido de terciopelo negro, entreAc:narant~ y Rebeca. Tenía la misma languidez y laml.sma mirada clarividente que había de tener añosm.as tarde frente al pelotón de fusilamiento. Peroaun no había sentido la premonición de su destino.Era un orfebre experto, estimado en toda la ciénaga por el preciosismo de su trabajo. En el tallerque compartia con el disparatado laboratorio deMelq~íades, apenas si se le oía respirar. Parecíarefu~larse. en otro tiempo, mientras su padre yel gitano Interpretaban a gritos las predicciones deNostradamus, entre un estrépito de frascos y cubetas, y el desastre de los baños derramados y elbromuro de plata perdido por los traspiés y tropezo.~es que daban en la oscuridad. Aquella consagraclon al trabajo, el buen juicio con que administraba sus intereses, le habían permitido a Aurelianoganar en poco tiempo más dinero que Ursula consu deliciosa fauna de caramelo, pero todo el mun-do se extrañaba de que fuera ya un hombre hechoy d~recho y no se le hubiera conocido mujer. Enrealidad, no la había tenido.
~eses después volvió Francisco el Hombre, unanciano trotamundos de casi 200 años que pasabac?n frecuencia por Macando divulgando las canc~ones compuestas por él mismo. En ellas, FranCISCO ~I .Hombre relataba con detalles minuciososlas. noticias ocurridas en los pueblos de su itinerano, desde Manaure hasta los confines de la ciénaga, de modo que si alguien tenía un recado quemandar o un acontecimiento que divulgar, le pagaba do.s centavos para que lo incluyera en su repertono. Fue así como se enteró Ursula de lamuerte de su madre, por pura casualidad, unanoche en que escuchaba las canciones con la esperanza de que dijeran algo de su hijo José Arcadio.
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Dibujo de Copi
Esa misma tarde se fueron los soldados. Pocosdías después, José Arcadio Buendía le consiguiócasa a la familia del corregidor. Todo el mundoquedó en paz, menos Aureliano. La imagen deRemedios, la hija menor del corregidor, que porsu edad hubiera podido ser hija suya, le quedódoliendo en alguna parte del cuerpo. Era una sensación física que casi le molestaba para caminar,como una piedrecita en el zapato. O
Don Apolinar Moscote se desconcertó, pero JoséArcadio Buendía no le dio tiempo de replicar. "Sólole ponemos dos condiciones», agregó. "La primera:que cada quien pinta su casa del color que le déla gana. La segunda: que los soldados se vayanen seguida. Nosotros le garantizamos el orden.» Elcorregidor levantó la mano derecha con todos losdedos extendidos.
-¿Palabra de honor?-Palabra de enemigo -dijo José Arcadio Buen-
día-o Y añadió en un tono amargo: -Porque unacosa le quiero decir: usted y yo seguimos siendo
enemigos.
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EN MACaNDO
a disposición de José ArcadioRuencjla. Pero él se opuso, según explicó, porque
Moscote había vuelto con su mujer yy no era cosa de hombres abochornar
delante de su familia. Así que decidió arresituación por las buenas.
Aurelliano lo acompañó. Ya para entonces habíai!rnpe,caclo a cultivar el bigote negro de puntas en
y tenía la voz un poco estentórea quede caracterizarlo en la guerra. Desarmados,
sin hacer caso de la guardia, entraron en el despacho del corregidor. Don Apolinar Moscote no perdióla. serenidad. Les presentó a dos de sus hijas quese encontraban allí por casualidad: Amparo, de 16alÍas, morena como su madre, y Remedios, de apenas nueve años, una preciosa niña con piel delirioy ojos verdes. Eran graciosas y bien educadas, lesacercaron sillas para que se sentaran. Pero ambos
permanecieron de pie.-Muy bien, amigo -dijo José Arcadio Buendia
-usted se queda aqui, pero no porque tenga en lapuerta esos bandoleros de trabuco, sino por consideración a su señora esposa y a sus hijas.
GABRIEL GARCIA MARQUEZ
mesa y se lo mostró: "He sido nombrado corregidor de este pueblo». José Arcadio Buendía ni siquiera miró el nombramiento.
-En este pueblo no mandamos con papeles-dijo sin perder la calma-. Y para que lo sepade una vez, no necesitamos ningún corregidor porque aquí no hay nada que corregir.
Ante la impavidez de don Apolinar Moscote, siempre sin levantar la voz, hizo un pormenorizado recuento de cómo habían fundado la aldea, de cómose habían repartido la tierra, abierto los caminos eintroducido las mejoras que les había ido exigiendola necesidad, sin haber molestado a gobierno alguno y sin que nadie los molestara. "Somos tanpacíficos que ni siquiera nos hemos muerto demuerte natural», dijo. "Ya ve que todavía no tenemos cementerio.» No se dolió de que el gobiernono los hubiera ayudado. Al contrario, se alegrabade que hasta entonces los hubiera dejado creceren paz, y esperaba que así los siguiera dejando,porque ellos no habían fundado un pueblo paraque el primer advenedizo les fuera a decir lo quedebían hacer. Don Apolinar Moscote se había puesto un saco de dril, blanco como sus pantalones.sin perder en ningún momento la pureza de susademanes.
-De modo que si usted se quiere quedar aquí,como otro ciudadano común y corriente, sea muybienvenido -concluyó José Arcadio Buendía-.Pero si viene a implantar el desorden obligando ala gente que pinte su casa de azul, puede agarrarsus corotos y largarse por donde vino. Porque micasa ha de ser blanca como una paloma.
Don Apolinar Moscote se puso pálido. Dio unpaso atrás y apretó las mandíbulas para decir conuna cierta aflicción:
-Quiero advertirle que estoy armado.
José Arcadio Buendía no supo en qué momentose le subió a las manos la fuerza juvenil con quederribaba un caballo; agarró a don Apolinar Moscote por la solapa y lo levantó a la altura de susojos. "Esto lo hago -le dijo- porque prefierocargarlo vivo y no tener que seguir cargándolomuerto por el resto de mi vida.» Así lo llevó porla mitad de la calle, suspendido por las solapas,hasta que lo puso sobre sus dos pies en el caminode la ciénaga. Una semana después estaba de regreso con seis soldados descalzos y harapientos,armados con escopetas, y una carreta de bueyesdonde viajaban su mujer y sus siete hijas. Mástarde llegaron otras dos carretas con los muebles,los baúles y los utensilios domésticos. Instaló la familia en el Hotel Jacob, mientras conseguía unacasa, y volvió a abrir el despacho protegido por lossoldados. Los fundadores de Macando, resueltos aexpulsar a los invasores, fueron con sus hijos ma-
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construir en el patio, a la sombra del castaño, unbaño_-para las mujeres y otro para los hombres, yal fondo una caballeriza grande, un gallinero alambrado, un establo de ordeñar y una pajarera abiertaa los cuatro vientos para que se instalaran a sugusto los pájaros sin rumbo. Seguida por docenasde albañiles y carpinteros, como si hubiera contraído la fiebre alucinante de su esposo, Ursulaordenaba la posición de la luz y el conducto delcalor, y repartía el espacio sin el menor sentidode sus límites. La primitiva construcción de losfundadores se llenó de herramientas y materiales,de obreros agobiados por el sudor, que le pedíana todo el mundo el favor de no estorbar, sin pensarque eran ellos quienes estorbaban, exasperados porel talego de huesos humanos que los perseguíapor todas partes con su sordo cascabeleo. En aquella incomodidad, respirando cal viva y melaza dealquitrán, nadie entendió muy bien cómo fue surgiendo de las entrañas de la tierra no sólo la casamás grande que habría nunca en el pueblo, sino lamás hospitalaria y fresca que hubo jamás en elámbito de la ciénaga.José Arcadio Buendía, tratando de sorprender a la Divina Providencia en mediodel cataclismo, fue quien menos lo entendió. Lanueva casa estaba casi terminada cuando Ursulalo sacó de su mundo quimérico para informarleque había orden de pintar la fachada de azul, yno de blanco como ellos querían. Le mostró la disposición oficial escrita en un papel. José ArcadioBuendía, sin comprender lo que decía su esposa,descifró la firma.
-¿Quién es este típo? -preguntó.-El corregidor -dijo Ursula desconsolada-.
Dicen que es una autoridad que mandó el gobierno.
Don Apolinar Moscote, el corregidor, había llegado a Macando sin hacer ruido. Se bajó en elHotel de Jacob -instalado por uno de los primeros árabes que llegaron haciendo el cambalachede chucherías por guacamayas- y al día siguientealquiló un cuartito con puerta hacia la calle, a doscuadras de la casa de los Buendía. Puso una mesay una silla que compró a Jacob, clavó en lapared un escudo de la república, que había traídoconsigo, y pintó en la puerta el letrero: Corregidor.Su primera disposición fue ordenar que todas lascasas se pintaran de azul para celebrar el aniversario de la independencia nacional. José ArcadioBuendía, con la copia de la orden en la mano,lo encontró durmiendo la siesta en una hamaca quehabía colgado en el escueto despacho. ,,¿Usted escribióeste papel?», le preguntó. Don Apolinar Moscote,unhombre maduro, •. tímido, de complexiónsanguínea, contestó. que sí. ,,¿Con qué derecho?»,volvió a preguntar José Arcadio Buendía. Don Apolinar Moscote buscó un papel en la gaveta de la
hayNo
para quecocina a tomar
muy frío y me
regué las matas antesel sol. La mata de novios
Es una lástima, tan linda quepasada le cambié la tierra peroLas hojas están amarillas, amari
no tiene ni botones. Cuando salgamosal norte voy a traer unos pies. Las
rosas cecilia están muy bellas, en cambio. Nuncalas vi con tantas flores. Son tan lindas las rosascecilia. Siempre me hacen acordar de mamá quelas quería tanto.
Volví a verlo. Esta vez corrí las cortinas y retiréla colcha de su cara. Ni se había movido. Estabacomo entumecido. No se había afeitado ayer ytenía la barba crecida. Antes no se le veía tanmal, cuando era negra y espesa. Con esos ojososcuros que tenía y tan blanco que era se veíamás pálido cuando no se afeitaba. A mí me gustaba así. Cuando me besaba me dejaba manchasrojizas en el mentón. Siempre he tenido la piel tandelicada. Pero ahora ya no nos besamos y no megusta que deje de afeitarse porque tiene la barbarala y blanca. Se ve desaseado. Siempre tengoque obligarlo, casi. Qué trabajo para que se cuide.Hasta hace poco, lo primero que hacía antes dedesayunar era afeitarse. Ahora ni quiere salir. Nole dan ni ganas de ir al cine, que le gustaba tanto.
Volví a taparlo con la colcha y me fuí a hacerel mercado. Compré papas, zanahorias, azúcar,que ya no queda casi, y una libra de carne, yperejil, para hacerle el caldo que le gusta tanto.De vuelta me encontré con la señora de al lado.Siempre tan amable. Me preguntó por Blanca ypor nosotros. Le dije que estábamos bien todos.También me dijo que iba a llover, que hoy diceen el periódico. Ojalá sea cierto. Parece que nuncase va a acabar el verano y todo está más caropor la sequía.
Cuando entré a la casa, lo primero que hicefue ir a verlo. Seguía lo mismo, y yo que creía
se había levantado. Le dije que eso noéra posible. Que claro que estaba viejo y achacoso, pero que no era para tanto. Que yo estabalo mismo y sin embargo iba al mercado, cocinaba,barría, limpiaba, tendía la cama, lavaba la ropa...No abrió la boca.
Estamos viejos, sí, pero todavía podemos salira caminar y no estamos en el asilo. Caminar nossienta. Hay que hacer un poco de ejercicio devez en cuando, y además necesitamos unos pies denovio. Podemos ir al parque, ahora que estamos enverano, o decirle a Blanca que cuándo nos vuelvea llevar al campo con Germán y los niños. Hace yabastante que no nos lleva. La última vez estuvo muycontento, y hasta corrió, y los niños jugaron conél, y Blanca dijo que se veía mejor.
O podemos ir al cine por las tardes. Es ciertoque ahora están muy malas las películas, perobueno, algo es algo, y de vez en cuando dan unavieja buena. Hace poco vimos una con GretaGarbo. El lloró... yo sé, yo lo vi, yo también, lomismo que cuando la vimos hace tanto, cuando sele tira al tren, al fin, y cuando está bajando lasescaleras, esas escaleras tan grandes que pareceque no se van a acabar nunca. Ya no hay nadiecomo ella, qué mujer. Las actrices de ahora nole dan a los tobillos... Esa noche pasaron pornosotros y nos llevaron. Estuvo muy contento.Me habló mucho cuando volvimos a la casa yse acordó de cuando llevábamos a Blanca al ciney de cuando Germán ya estaba de novio de ellay nos invitaba a tomar té con bizcochos en esesalón de té tan bueno que quedaba en la esquinade la doce.
No contestaba nada yeso que le gusta que lehable de esas cosas, y él mismo se pone arecordar y añade detalles que a mi ya se mehan olvidado. Aun cuando hablemos de las mismas cosas siempre hay algo nuevo que añadir oalgo en que estamos equivocados, que no fueantes sino después del matrimonio de Blanca,que fue cuando estábamos de novios solamente,que esa no fue la película que vimos la nocheque Germán le pidió la mano de Blanca, ahoraque había ahorrado para pagar la primera cuotade la casa, que< esa otra no la vimos con ellos,y así se nos pasan las horas, recordando. Siemprehablamos de cosas que hemos hecho juntos yeso me parece bien porque antes, al principio,me hablaba de cuando era muchacho y soltero y amí me daba dolor de no haber estado con él,
RETRATO DE NOVIOS
además de que estoy segura que inventaba de lolindo, que es peor. Yo también inventaba, pero nomucho. Cosas que ahora ya no sé si ocurrieronde verdad. Nunca estoy tan segura como cuandohablamos de lo que hemos hecho juntos.
Está muy nervioso, muy inquieto ahora. Yo yano sé lo que le pasa. Debe ser porque no tienenada que hacer. Hasta habla mal de Germán, quesi no fuera por él dónde estaríamos. En el ancianato, donde más. Solos, separados, y sin poderver a Blanca y los niños. Si no es por él nohubiéramos podido seguir pagando el arriendo,que es tan caro y lo suben cuando quieren,después de que se le acabó la plata que teníaen el banco. Yo sé que nunca le gustó dependerde nadie, pero qué se puede hacer. Ya va paradiez años que no consigue trabajo. No lo dejan,y con razón. Yo sé que dice que sí puede, peroeso no es cierto. La verdad es que ya no puedehacer nada, con ese dolor en los huesos y latos y los ojos que ya no puede ni leer el periódico.Por eso es que dice que le gusta oir el radio,porque no puede leer nada.
Le hablaba y le hablaba, pero no se movía.Entonces me acerqué muy pasito y le toqué lafrente. Estaba helada. Lo volví a tapar bien conla colcha y no abrí la ventana, como pensabahacerlo para ventilar la pieza. Me fui a la cocinaa hacer el almuerzo. Cuando la carne ya estabatierna y las zanahorias hechas, saqué la carne paramolerla porque le cuesta mucho trabajo masticarla. Pero mientras tanto, se me ocurrió hacerarequipe con la leche que quedaba. Hace muchoque no comemos y yo lo hago tan bien. En eso,batiendo la leche y el azúcar, se me fue lamañana.
Cuando todo estuvo listo lo llamé, pero tampoco vino. Le dije que le tenía una sorpresa, perono contestó. Fui a verlo. Tenía una mosca que nose le quería quitar de la nariz. Tuve que espantarla varias veces. Lo toqué de nuevo y seguíaigual de helado. Estaba lívido. Me senté a su lado,sobre la cama. Tenía una sonrisa en los labios,como si estuviera soñando en algo. Parecía másjoven. Me acordé de cuando me besó la primeravez, en el zaguán oscuro, una vez que mamá nonos acompañó a la puerta. Se me olvidó que elalmuerzo estaba listo. No me dio hambre y eltiempo pasó volando. Creo que me dormí un ratoahí sentada, porque cuando miré el reloj, queestá atrasado, eran las tres.
Había podido calentar aun cuando fuera elcaldo cuando volví a la cocina, pero no teníahambre. No quería comer sola, además. Lo quehice fue recoger los platos de la mesa. Tenía que
unas medias y remendar la sábana grande
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que se volvió a romper. Me puse a hacerlo en laalcoba, en este asiento que traje de la cocina.No me gusta sentarme en su silla. También levoltié el cuello a la camisa blanca y le cosí elchaleco del vestido ese que se pone todos losdías como si no tuviera otro que está casi nuevo.Pensé que esta vez le molestaría que prendierael radio, y esa música ruidosa que tocan todo eltiempo a mí me vuelve como loca. Nunca. megustó que se quede horas y horas pegado alaparato ese. Siempre es mejor cuando hablamos losdos solos.
Ya está muy oscuro. No alcanzo a ver el relojni distingo la fotografía sobre la cómoda queestuve mirando hace un rato. Pero eso no importa.Me la sé de memoria. De todas las fotografíasnuestras es la que más me gusta, esa y en laque estamos con Blanca, cuando aún no habíacumplido los quince y tiene el pelo tan largo ytan rubio todavía. Pero esa está en el cajón. Laotra, en cambio, siempre la pongo sobre la cómodacon la de Blanca y los niños. En la de las bodasde plata, que a ti te gusta tanto, quedamos muyviejos, todos arrugados. Pero eso fue culpa delfotógrafo. Nunca estuve de acuerdo en que Blancala pusiera en la sala. No estamos así de viejos.
Ya no hay nada de luz. Parece que va a llover.El sol se puso muy temprano. Está haciendo comofrío. Voy a cerrar los postigos para que no seentre el agua, si llueve, por el vidrio roto. Ademáspor ahi entra mucho viento. Le voy a extender eledredón y yo me voy a poner mi pañolón, y laspantuflas de lana para abrigarme los pies...
No vaya prender la luz. ¿Para qué? Así a oscuras me encuentro bien...
Estás muy alto en la fotografía. Me llevas porlo menos una cabeza y tu mano, grande y fuerte,está sobre mí hombro. Mamá se escandalizó cuando la vio yeso que nos ibamos a casar el messiguiente. Tienes bigote, estrecho como acostumbrabas llevarlo, pero muy negro y tupido. Me gustaba tu bigote. Te veías tan elegante. No sé porqué te lo quitaste. No fue hace mucho ¿te acuerdas? Después dijiste que yo te lo había hechoquitar. Pero eso no es cierto. Me gustabas máscon bigote. Se te veía la cara más larga y teníasmás presencia. Casi no te reconozco cuando telo quitaste, nunca te había visto sin él.
Tienes el pelo muy negro, peinado de para atrás,y tus ojos parecen negros, pero en realidad soncafé oscuro. Estás, tal vez, un poco pálido, peroeso debe ser cosa de la fotografía porque túsiempre tienes buen semblante. Tu piel es suavecomo la de un muchacho. La camisa de cuelloduro te deja siempre una marca roja en el cuello.Es delicada tu piel, como la de un niño. Pero no
20NICOLAS SUESCUN
el pecado parecía perdonable por lo circunstanciale imprevisto.
El se nos unió al grupo; no venía con nosotros,repito, de eso estaba seguro. Tampoco puedo decir que se nos unió: volvió la cabeza cuando elchico dijo eso de los norteamericanos.
Me molestaba al principio descubrir en ese rostro las huellas de una barba densa que habíaestado allí, tal vez durante semanas o meses quizá, hasta hace unas pocas horas: rica y poblada,posiblemente no demasiado oscura, con ese colordel cabello de Cristo en las estampas. Pero queal ser afeitada había dejado su presencia definitiva; como si detrás de ella hubiera existido o existiera todavía, escondida, una enfermedad de lapiel que rechazara definitivamente la luz, el soly también el aire. Podía descubrir con precisióndonde nacía en los pómulos y también su findebajo del mentón.
Se unió a nosotros, repito; bueno, siguió a milado, quizá porque a los dos nos produjo el mismorechazo eso, lo que dijeron los chicos. O tal vezporque mi reacción me obligó a gritarles:
-iBajen de ahí, pibes!Me asustó la ingenuidad de mis palabras, la ex
presión ríoplatense que la hacía incomprensible.Los chicos ni me miraron, pero él sigue a mi
lado, ahora definitivamente:-¿Argentino?-Sí -contesté, y volví a repetir: -Argentino.Mucho debimos caminar desde el lugar donde
nos dejó la «limousine» hasta la calle principal.-Tuve y tengo familia en la Argentina -me dijo.-Ah -contesté, sin darle importancia.Pero su acento me resultaba indeciso: había
una vocal detrás de cada palabra, una inestabilidad, un titubeo, que me impedía ubicarlo en algunaparte.
Decir «tengo familia» es cosa de gringos, pensé.Esos que creen poder encontrar fácilmente enBuenos Aires al compañero de armas o de colegio.
Cuando llegamos a la calle principal nos desbandamos todos, pero esta vez, yo lo busqué.Quizá él también porque al volver a encontrarnosle descubrí el último resto de entusiasmo que parecía quedarle. No más de treinta y cinco años, pensé; pero en ese momento en que le adiviné el entusiasmo, fue la nostalgia la que envejeció su cara.Y sentí que debía agradecérselo:
-Lo buscaba.
BEATRIZ GUIDO
(*) Estas páginas pertenecen a una novela enpreparación. Aunque es inevitable que' el lectordescubra, tal vez antes que el, protagonista, laidentidad de ese misterioso compañero de juerga,conviene recordar que una ficción no· debe serleida literalmente. (N. de la R.)
-"-Yo, si tengo que chingarme un gringo, me lochingo.
_Y... chíngatelo, ¿qué más da? Total, ¿a quiénle importa?
Nos detuvimos al mismo tiempo (*). Ellos, loschicos, no repararon en nosotros, ni en el efectoque podrían haber producido sus palabras. Siguieron pintando de negro, en los «affiches» de lasparedes, los dientes de Doris Day y de Gary Grant.
No venía con nosotros en el grupo; sin embargo,cuando nos descubrimos por primera vez frente alos chicos crei reconocerlo.
Habíamos aterrizado en El Paso: un frente detormenta venía a nuestro encuentro. Pero ya hedejado de creer en la voz de los micrófonos de losaviones y los aeropuertos; con el mismo dulce ymarcado acento me informarían: «Favor abrocharseel cinturón porque vamos a estrellarnos.» O «¿Mepermite pasar la noche con usted en el próximoaeropuerto?» «Sírvanse leerlas instrucciones estánfrente a sus asientos, junto a los salvavidas.»
Me dejé arrastrar hasta la frontera de Méxicojunto al grupo de pasajeros, casi todos turistasnorteamericanos. Estaba dispuesto a seguirlos entodo el largo e inacabable desfile de casas dejuego y de prostituCión que nos venían prometiendolas camareras del avión en voz baja, con anticipadacomplicidad y pecaminoso susurro.
Marcábamos el paso al compás de «TijuanaBrass». Ciudad Juárez era la promesa de exclusivos placeres, inencontrables, decían, en cualquierotro lugar de la tierra, salvo Tijuana o Casablancaantes de la guerra, o La Habana, en los inolvidables tiempos del Supremo Batista. La promesa eradefinitiva: no importaba el calor ni la cantidad debolsas, cámaras fotográficas y canastos personalesque tenían que cargar. Ciudad Juárez: una promesareal, verdadera.
Por las piernas de los hombres, descubiertaspor las «bermudas», chorreaba el sudor. Tambiénen las mujeres el recorrido daba tumbos por losrollos y las zanjas de los muslos, donde las pecasemparejaban el color de la piel. Molestaban loschicos en ese cortejo febril, desesperado, en que
Bojo sobre rojo
o
Me regalaste un collar que debió costar muchoy e~o que no tienes sino tu sueldo. No me lo pong;caSI, y yo creo que tú te has dado cuenta queme veo mejor sin nada, porque nunca me preguntas por él.
Todos los días me baño con agua fría, temp:ano por la mañana y debe ser por eso que mipiel es tan suave y tan tersa, aquí en la cara,en l~s hombros, en los brazos, en los muslos, enel Vientre, en el seno.
Mis caderas no son demasiado anchas y missenos son redondos y firmes. Me gusta mirarmedesnuda en el espejo. Pero lo que más quieroes ~ostrarte mi cuerpo, para que lo tomes yestruJ~S entre tus brazos. Sí, más que nada quieroque ,tu lo tomes y que sienta tu calor pegadoal mIO.
Ante ti no me dará vergüenza. Algo en tu miradame a:egura que serás bueno conmigo. A tu ladom~ Siento protegida. Bajo tus manos, mi hombro,mi cuerpo entero se estremece de placer...
Tengo frío ahora y quiero que nuestros doscue:pos se unan contra el viento que sopla y lallUVia que ha empezado a caer. En la cama desnudos, sintiremos calor y nuestro sueño será profundo. Tómame entre tus brazos, que estoy tiritando. Afuera está lloviendo y hace frío.
\rf~
.1,'/" f-...--.._/1 K ~//11/ I~----
Jt;1J'/ ~v r¡ J.
Dibujo de Copi ~
parece, con esos bigotes y esa nariz tan rectaqUEUe. hacen tan masculino. Eres muy amable conmigo. En la fotografía se ve. No estás mirandohacia la cámara, como yo, me estás mirando amí. Tu mano, tan grande que tapa cualquiera delas mías, me está protegiendo. Es cuadrada casicon los nudillos muy grandes, y su calor me hac~poner la carne de gallina cuando me acariciany hasta cuando me roza...
Yo estoy muy bella.
El pelo está suelto. Es largo y sedoso y muynegro, como azabache, como mis ojos. Cuandome pongo un clavel rojo en la cabeza me dicenque parezco sevillana. También porque mis pestañas son largas, torneadas y espesas, y mi pieltan blanca.
Todo mi cuerpo está proporcionado. Mi cuello eslargo como mis manos y mis piernas. Del cuello yla~ man.o~ todo el mundo me dice que son muyanstocratlCas. Su piel es casi transparente y através se vislumbran las venas, delgadas y azuladas. Las manos me las cuido mucho. Nuncam~ pongo nada fuera del anillo que me regalómi abuela cuando cumplí dieciséis años. En elcuello tampoco me pongo nunca nada. Se vemejor así, desnudo, sobre todo cuando me recojoel pelo y me veo más alta y esbelta.
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-Yo también -me contestó.Fuif~li'z por primera vez en muchos meses: ha
bía quedado atrás Martín, el pacto, la noche deMadrid. Perón ya no era otra cosa que un nombrede cinco letras. No estaba solo.
Al llegar a un gran cartel que decía: «20 de Noviembre - Aniversario de la revolución mexicana-o,fuimos barajados de brazo en brazo por las prostitutas. Sentía un rechazo por ellas desde niño.Quizá porque sospechaba que para mis hermanos,no Martín, sino los mayores, las únicas experiencias amorosas habían sido siempre con putas.
No me avergüenza confesar que les temo. Un terror casi infantil me producen sus grandes senos,o la falta de ellos si son magras. Sus cabellospeinados con tricófero; las nalgas manchadas porhuesos y con marcas imborrables hasta en las másjóvenes. Recordaba que José María solía decir:«Tienen menos carne que piel, menos materia quetela. El contenido nunca se ajusta, nunca encaja:ni los huesos ni los músculos ni nada!»
Fuimos palpados por manos inconfundibles: untacto preciso y profesional. Arrojados a salonesde juego, junto a las cajas tragaperras y los vendedores de LSD o simplemente marihuana. Mecreí entonces en la necesidad de rescatarlo; porquerescatándolo me salvaba yo también. Recuerdo sólosu terror, no su asco; lo delataba su mirada siempre en acecho. Nada de. lo que llevaba. puestoparecíapert~necerle: el traje no ajustaba~u cuerpo,ni.lat~lanI el color oscuro preveían esa ciudadde calor asfixiante.
----Salgamos de aquí ---propuse.-¿Adónde?-A. cu~lquier pa~~. Sup~raron.l~g~lIe·de las
muñecas de Hamburgo -agregué por decir algo.-Es la cloaca·· dé Texas, Sl.l pdzd Ciégo. ¿Córno
podrían vivirsirlél?
Descubrí ·.un·•• pórtal •. casi.~ng~n~mbr~Xéri!r~niosa un patio c?loniaI a~arenternen~.El~~¡¡h~?Ita~?
El me· señala. unos esc~lone~'N?¡¡.¡¡~9!~rnO¡¡Yagradecimo¡¡ .el .. silencío,sInot?talx~.q~~>.r8¡¡llegaba sólo el eco de la calle, eneseedificio<s~e
rodeaba el patio casi conventual; sólo el eco,sí;de todas las risas, de todos los cuartósy losprdstíbulos de Ciudad Juárez.
-Mi nombre· es Gonzalo Astrada "'"'-digo,conven"cional-. Voy para NewMéxico. Meínvitarom apasar el fin de semana en un rancho; un ex ministro de mi país.
-Valderrama -se presenta.Su nombre me resultó prestado; le agradecí sin
embargo que se lo inventara. Adivinándome agrega,impreciso:
-Vienen a buscarme mañana... Ahora se·. tratade pasar la noche.
BEATRIZ GUIDO
-¿Adónde? -me aventuro a preguntar.-No lo sé todavía. Cualquier parte menos su
país -dice con tristeza.-Hay otros lugares peores -respondí ofendido;
pero definitivamente entregado, continué: -Todoslos pueblos son iguales ante los príncipios elementales. Clasificarlos, dividirlos, pertenece a una moralburguesa, ¿no es cierto?
Mi discurso termina titubeante, pero Valderrama,triste e irónico, sin mirarme me responde:
-iNo hay duda de que usted fue Reformista... !¿No lo es todavía?
Esa palabra, Reformista, que escucho en bocade un extraño en el patio de un convento o deuna segura casa de prostitución de Ciudad Juárez,me enternece hasta las lágrimas.
Iba a contestarle: «Sólo un argentino pudo haberme sentenciado». Llamarme Reformista es sí,una sentencia.
-No se preocupe, todos los fuimos alguna vezy alguien a quien admiré o admiro, podría haberlo sido también de nacer en su país.
Yo estaba adentro: no me atreví a indagar. Sinembargo, quería pronunciar varios nombres, vomitárselos:
-Aníbal Ponce, quizá -titubeé sin convicción.Ahora la sorpresa venía de él:-Fue una suerte encontrarnos; no sé nadar en
cloacas.
Sentí un deseo imperioso de mostrarme. Un deseo que había sentido pocas veces ante un hombre;quizá sólo ante mi hermano Martín y ante Martínez Estrada. A veces ante un recuerdo o una anécdota. Martín pasaba los veranos con Lisandro de laTorre de San Gerónimo, en la casa de pueblo delos Vímo. Su carta. póstuma sigue en mi billetera.Es una entrega sin límites, una sensación que meenajena porque no logro controlar la conquista.Me pierdo siempre: me arrojo, sí, como pez ciego;me deslumbra y me destruye alguien que respondaa la sola. devocíón de sus ideas. Al conductor, aese, lo presiento porque me entrego de inmediatosin pensar qué conduce o hacia dónde intenta conducirme.
Cada palabra, cada gesto de Valderrama parecíavenir de otro más importante, y para ganar su admiración, digo:
-Treinta mil prostitutas; cada una son tres dólares diarios al Estado de Chihuahua.
Quise demostrar mi erudición, pero las cifrasme resultaron infantiles y casi justificables. Tresdólares de impuestos es tan exigua suma que sentívergüenza. Pero a él pareció interesarle la precisiónde las cifras; iluminó su rostro y dijo:
-Qué otro banquete para ofrecérselo a los teja-
SOBRE ROJO
la revolución mexicana en el vientre de sus¿qué mejor venganza?
Se abren las ventanas del patio y los chillidos-eran risas y no chillidos-, nos obligan a escondernoS detrás de las columnas.
que abarcar todas las ventanas para ubirisas.
-iSon chicas -grito-, es un colegio!Como si presintiera una emboscada -lo adivino
preparado para la lucha y la huída-, corre al centro del patio, junto a una fuente.
-iCuidado! -me grita-o iES una trampa!Pero yo también me equivoco: del portal princi
pal enfrentando al de la calle surgen dos pequeñasrriujeres. Una más vieja que la otra, si es que esopuede decirse de ellas. Hasta que no llegan juntoa mí no me doy cuenta que son enanas. Mientrastanto, las risas a través de las ventanas han cesado para dar paso a las voces.
Nos toman ahora de la mano y Valderrama buscami brazo.
-iDónde caímos, hermano! Es nada menos quela «Boutique Fantastique»- dice en perfecto francés. Una casa de prostitución de enanas, famosa enel Caribe. Antes la teníamos en La Habana...
-Me gusta el ballet, pero no ésto -contesto.y sin darle tiempo para pensar, pregunto:
-¿Asilado?
Suelta la mano de la enana. Lo veo torcer ellabio inferior; le tiembla la mejilla bajo el pómuloizquierdo y sin mirarme levanta por un brazo a laenana de la derecha; pero otra lo atrapa por laespalda. No reacciona y responde a mi pregunta:
___De Batista, ¿se refiere?- Y sigue interrogándome, agresivo. -¿No había asilados con Batista,acaso? Ahora también hay de los otros, cabrones,los que lo aguantaron y gozaron.
Pero de inmediato se arrepiente.Ahora nos arrastran las enanas a empujones y
se!;Juimcls sus pequeños saltos por el patio. No nosdef'en'dirrlos lo suficiente, no. Asco, repugnancia y
nos hicieron correr hacia el centrono hacia la calle. 0, quizá, pienso hoy,
rama adivina que hay allí escondite y refua.las próximas horas.ueb!es del salón principal en que nos hitrar no guardan relación con sus tamaños
gil10 o no imaginamos que pudieran sentar?Itos sillones todas juntas, semidesnudas.amos la risa: una risa sin fin, encadena
de los caireles movidos por laen el techo.
obsCE"lnc)S se desvanecen en la acciónDos de ellas acarician
duerme sobre un sofá imperio.
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Me sorprende la decoración, sólo comparable conuna sala familiar de provincias: muebles imperiodorados, jarrones de bronce, diana, cervatillos ygobelinos. En las ventanas cerradas a la calle, loscortinados de felpa protegen el color y aislan todosonido exterior.
Una sola cosa era bien real: no podíamos huír.Nos habían atrapado. Sus cuerpos se multiplicaban. Otros ojos, otras bocas junto a sus propioscuerpos.
-Son diez -afirma Valderrama con una seguridad increíble.
-¿Ni una más ni una menos? -interrogo sorprendido.
-iVa a ser difícil escaparnos! Están entrenadas, tienen más fuerza que diez hombres. Cuidado con las piernas, las pantorrillas.
Después llegaron otras vestidas de fiesta y congrandes abanicos de plumas de paraíso en colores rojos brillantes. Los abanicos casi las cubríanhasta ocultarse fácilmente detrás de ellos y estehecho me produjo tal hilaridad que quise trasmitírsela:
-iAllí, allí! -señalé, mientras él trata de descubrirlas como si fueran alimañas en la selva.
Todos los gestos de Valderrama, todos los movimientos del tórax, poseen la tensión del alerta.Se contradice con su mirada y su frente estudiantil.
Ya eran demasiadas. Me incorporé a su mismoasco que crecía hasta el vómito. Fue entoncescuando él dijo:
-Vamos a necesitar más valor que en los díasdel ciclón Flora.
Me mira ahora como sorprendido de sus propiaspalabras para buscar mi inmediata reacción. A míno se me escapa. Estoy seguro de que algo merecuerda. El me descubre buscando en mi memoriainfructuosamente esa palabra que pueda delatar suidentidad. Cada vez más entregado a la curiosidadque despierta en mí cada uno de sus gestos, siento la inquietud en el rápido movimiento de susojos, la situación mágica, sorpresiva e irreal enque hemos caído. Cualquier cosa que nos sucedaahora no hará más que unirnos, ligarnos en el recuerdo futuro, tal vez en una amistad a la que nome avergüenza calificar de amorosa. Sin embargo,sospechaba ya que cualquier cosa que pudierasucedemos era lo único que habríamos de hacerjuntos porque «estaba escrito»: al final de la nochehabriamos de separarnos. Eramos, sí, los protagonistas de una circunstancia, de un accidente único,irreal. Todo me hacía pensar que él, Valderrama,podía desaparecer en cualquier instante.
Sin embargo, yo ya estaba dispuesto a seguirlo,
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quizá Elesde el preciso momento en que nos encontramos frente a los chicos. Sólo bastaba que élme dijera: «Ven conmigo. Deja a tu padre y a tumadre y sígueme...» y lo hubiera seguido comoseguí a Martín desde el día en que me dijo, encuarto año Nacional: «Perdé un año, ¿total qué teimporta? Veníte conmigo; nos vamos para hablarcon Perón en Caracas.» Y lo seguí entonces ciegamente, sin titubear.
Ese mismo sentimiento de "pasar a otras manos»que tanto me avergüenza y que creía superado,volvió a aparecer en mí frente a este hombre queconocía desde hacía pocas horas. Las circunstancias, el hecho casi irreal de la «Boutique Fantastique" me producía un placer mucho más poderosoque el temor y el asco por las enanas. Nos uníaesta vez la misma exaltación: exaltación de vivir odescubrir lo casi inencontrable en otro lugar dela tierra. Escapar de allí era la aventura, y en esaaventura caminábamos los dos.
Son cuatro o quizá ocho las que ahora nos empujan con manos raposas, pequeñas horquillas orastrillos. Yo sigo indagando para que vuelva a mimemoria el significado de «ciclón Flora».
No nos resistimos. Curiosidad tal vez, un refugiopara las próximas horas o la sensación de impotencia y a la vez de orgullo viril que nos impideagredirlas o pegarles. Además, no he dicho lo quenos decían o parecían decir, entre risas ahogadasy chillidos semejantes a los de pájaros y roedoresnocturnos: "Papacito, corazón de papaya, mentaditos, mentitas, luz de luciérnagas, bombón de canela, placer de novicias, beso de monjas, maestros,señores.»
Dos de ellas nos ofrecían obscenos cuadros vivos de esculturales promesas que resultaban al final inocentes en su extrema impudencia. Una queno habla español: «Honey pie, sweetheart, appleblossom, baby» -entendí. Otra se encaramó sobrelos hombros de Valderrama, quien se vio así obligado a cargarla con el brazo izquierdo.
Entramos a un cuarto similar a la sala de recibo.Una gran cama sobre una tarima lo diferenciaba.Solamente cuando nos tiraron sobre la cama comprendí que la íntención real era desvestirnos pararobarnos.
-¿Cuánto trae encima? -chillaron a mi oído.Valderrama las escucha y busca anhelante en el
doble cinto, demasiado ancho para su cuerpo magro. En mágico· movimiento entrelaza su mano conmi izquierda para ocultar el objeto que guardala suya obligándome a seguírlo junto a la pared.
-Travelers checks, como cualquier turista yankee, dice.
Con precisión increíble consigue arrancar el empapelado, oculta esa parte por mi cuerpo. Quizá
BEATRIZ GUIDO
fueron tres o cinco los minutos que sus uñas escarbaron, ahuecaron el cemento, lo horadaron. Disimuló el paquete en el agujero y restableció, sobreel empapelado rojo los arabescos del dibujo mientras con sus piernas de ágil bailarín mantenía alas enanas a distancia. Yo trataba de imitarlo enesa trágica pirueta; lo único que logramos era divertir a las enanas, deshechas por la risa.
Después, del otro bolsillo, saca una libreta pequeña de direcciones, pensé, y me la entrega:
-iGuárdela, por favor, no permita que se laquiten!
No sé por qué confió en mí o qué diferenciahabia en que la tuviera él o yo. Ese pedido deapoyo, esa confianza, no me dejó recapacitar enque me marcaba con el contenido.
-iSweetie pie, honey bunch, lovely dove! -seguían gritando.
Lancé un grito que Martín llama «alarido demono", y las hice retroceder. Comencé a insultarlassin ganas, con el único propósito de despertar laadmiración de Valderrama. Pero él se defendíasin mi ayuda con todas sus fuerzas.
Porque ahora ya nos tienen sobre la cama.-¿Cuánto, cuánto, putas payasas, enanas inmun
das... ? ¿Cuánto quieren por dejarnos ir? -lesgritaba.
Una de ellas había descubierto en uno de misbolsillos la cámara Polaroid y con un solo movimiento, sus pequeñas manos, sólo se me ocurrecalificarlas "raposas», la pusieron en marcha. Laque llamaban Poupée conocía su rápido manejoy surgió el milagro aunque no me gusta tan siquiera escribir esa palabra. Comienza así un desenfrenado espectáculo: ante !a primera revelaciónnos abandonan. Me siento liberado de la fuertepresión de sus manos y compruebo que en miespalda se apoya la de Valderrama.
Los dos buscamos la puerta de salida. No ibaa recuperar la cámara ni me importaba: era elprecio del rescate. Ya en la puerta compruebo queson varias las vueltas de llave.
-¡La llave... piojosas putas! -les grito desesperado. Y no sé muy bien por qué me nace esemismo insulto.
-Basta -me grita Valderrama-, así no conseguirá nada.
Ahora se acerca a ellas y pausadamente repite:-Necesitamos salir de aquí, perderemos el avión.
Nuestro trabajo, trabajamos, como ustedestrabajan.
Pero nadie parece escucharnos. Por el contrario,Poupée, que manejaba la cámara y a quien lasotras respetaban por su sabiduría, consiguió retratarlo sin que él se diera cuenta, rodeado portodas ellas como un predicador.
SOBRE ROJO
En1ton'ces pude verlo en la búsqueda desesperadafotografía. Valderrama se arrastra por el
juega con ellas, ríe, las insulta,se esconde detrás de la cama, gruñe, las sorprende, arranca sus vestidos, a veces las escupe, otras,las besa. Practica la táctica del ring: nunca deja desaltar y de mover sus pies. Las diez enanas contraél. No podré olvidar sus manos en el aire castigándolas, sin herirlas demasiado, su mirada en lanuca, previendo el acecho por la espalda. Aprendíyo también a girar como un trompo. Y pude ayudarlo por la casualidad que nunca me ha abandonado todavía. Las circunstancias me protegen: unade ellas, la que llaman Carmela y que posee lafoto, se refugia entre mis piernas. No lucho demasiado para conseguirla; la tomo en mis brazos yme dejo besar, venciendo toda repugnancia. Ellaguía mi mano hasta su cuerpo: ubica los dedospulgar e índice en sus pechos y el meñique enel pubis. Ríe a mí oído con pequeños chillidos dealegría. Una sensación de ternura hace vencer miasco cuando apoya la cabeza en mi hombro; perono dejo de arrebatarle la fotografía que a ellaparece no importarle ahora. Soy yo quien dejandomi carga en el suelo, me dedico a observarla. Laplaca de Valderrama revela otra cara, otra cara queínfructuosamente busca mi memoria, pero que estásegura de reconocer, de descubrir. Y ahora él esquien ruega, tal vez amenaza con su mirada, perosólo dice: «Gracias, gracias", mientras me la arrebata. La hace pedazos y los guarda en su bolsillo.Poupée ya nos ha tomado otra fotografía, peroesta vez Valderrama, precavido, ha dado la espalda.
Me produce placer mirarlas ahora: serias, conspicuas, formales; se fotografían en conjunto, cubren las piernas y el escote con las manos. Después de contar sesenta segundos corren paramirarse reveladas. Y es tanta la satisfacción queadivino en ellas que me acerco a Poupée, no sinantes recoger detrás del empapelado rojo de lapared el paquete escondido y le digo:
-La llave, la llave por otro rollo.Sin resistencia, me la entrega.Valderrama me apremia con una sonrisa y ya es
bastante.-No he visto a nadie mejor preparado para la
acción -me dice.Los dos empujamos la puerta. En el salón prin
cipal, a las otras enanas parece no importarlesnuestra huida: rodean al mismo hombre dormido
el sofá, que ahora despierta y con el sombreropuesto, trata de defenderse de ellas que
practi(~an la misma solícita, imperiosa y asfixianteque ya nosotros conocíamos.
Echamos a correr después de cruzar la calle has-
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ta llegar, por una cortada, a la compensaclon deuna plaza silenciosa, con una confitería sobre unaglorieta.
-Necesito comer algo -digo-; no pruebo bocado desde antes de aterrizar.
-La libreta, por favor-, exige y me lo recuerda.Se la entrego sin mirarla.
-Gracias. Quizá un trago. Nos lo merecemosesta vez -me responde colocando la libreta en elbolsillo izquierdo, junto al corazón.
Me parece que desea darse una tregua. Si nobebe, lo va a hacer para acompañarme. Yo estoydispuesto a ir hasta el fondo de su identidad, descubrirla es el único propósito de mis próximas horas. Desespero ante la sola idea de que Valderrama pueda desaparecer de mi lado sin adioses, sinpalmearme la espalda o estrecharme las manos.
-Hay una plaza en Tucumán -digo sin titubear-. También Tucumán tiene una plaza y hay unaglorieta para la banda de música..
- Tucumán -dice- sí, es hermosa. Pero no loserá tanto cuando bajen de las montañas. Está señalada.
-Todas las ciudades de América están señaladas -aseguré.
Ahora es él quien se sorprende y se prepara parainterrogarme.
Pregunta la hora para saber cuánto tiempo lequeda a la noche todavia.
-¿Apenas las once... ? -respondo-o Tengo queestar a las seis de la mañana en El Paso. ¿Yusted?
No me sorprende su respuesta:-A mí me prometieron buscarme después de
las cinco... pero puede pasar todo el día también,eso depende.
Aunque se abre la posibilidad de la indagación,no contesto y propongo ir a refrescarnos antes decomer.
El hambre me trae felicidad por primera vez enestos últimos días. Las próximas horas se me presentan llenas de una excitación desconocida. Miento, hubo otra vez: cuando el 17 de agosto de 1955me eligió Frondizi entre los estudiantes del Nacional Buenos Aires, para hacerle un informe sobre larepercusión de su discurso. El recuerdo de esedía, quizá, el temor a que Valderrama me hablarade «claudicaciones necesarias", me trajo y produjoen mí el mismo temblor incontrolable por todo elcuerpo. Las «claudicaciones necesarias» iban unidas ya imperecederamente a cualquier palabra ogesto político. Temblaba; tiemblo ahora porque mepreparo. Estoy entrenado en la desilusión y el desencanto; una sola palabra puede sumirme en eldesconcierto más total. Quizá sea el gran pretexto
26BEATRIZ GUIDO SOBRE ROJO 27
paramLinercia: alimentar los gestos, la voz de lasdesilusiones, los guiños del desengaño.
Mientras lo escucho orinar a mi lado, más inclinado el torso de lo común en ese rito necesario,silencioso y casi siempre humíllatorio, debo asociarlo inconscientemente con la guerrilla. Pero suidentidad se me pierde, se confunde. Espero ansioso las próximas horas como el tiempo de larevelación.
El también se siente feliz, estoy seguro. Caminamos rozándonos los brazos hacia la solitaria glorieta con glicinas y naranjos. El mozo dormita en unamesa y el dueño ha preparado unos tamales ypulque con hielo. La "Boutique Fantastique» haquedado atrás.
-¿Universitario o terrateniente? me interroga depronto.
-Ni una cosa ni la otra. Acompaño desde haceaños a un hombre político, lIamémoslo así, que tieneuna enorme fe en sus deshonestidades.
Mi sinceridad, la forma en que armé la frase, produjo el impacto.
-De esos cabrones está llena la patria.y porque dice "la patria» no me ofendo. Porque
él la hace suya y es algo más que me revela suidentidad.
-Es mi hermano. Pactar es la vieja táctica deSpencer o de Adam Smith, ¿no? -digo.
-Pero siempre esa es carrera de lobos -meresponde--, llegar por sobre el fracaso de los otros.Sólo entiendo una sociedad de trabajo liberado, sinla necesidad física de vendernos como mercancía.La mercancía es la célula, la rentabilidad, el interés individual.
Conocía desde niño esa dialéctica: José María,Ramón y mi Martín. Las sobremesas de los domingos inacabables, infinitos, en la calle México. "Sólofalta que me hable del amor a la humanidad, delhombre liberado de su enajenación; ya ha pronunciado eso del trabajo liberado», pensé.
No intenta atraerme: sin embargo, siento quenada ni nadie le interesa más que yo en ese momento. Entonces busco seguro la satisfacción paradesconcertarlo; me gusta ir al fondo de las traiciones o de las contradicciones.
El vuelve a adivinarme:-Con mi madre discutía siempre: ¿se necesita
o no del heroísmo para traicionar una idea o unpartido? Ella insistía en eso del heroísmo de lasclaudicaciones. Yo pensaba que era cosa de cabrones. Debilidades, el poder, la ambición superioral sacrificio.
-¿Muerta?-Sí, muerta.Volvió a temblarme la piel debajo del pómulo
izquierdo. Pero ya nos habían servido el segundoKalua. Reemplazaron el pulque por Kalua: me sabea café con hielo. Pensamos que es un refrescoliviano, pero la distensión que produce en nuestroscuerpos, denuncia el contenido de alcohol sin des
tilar.Me siento enternecido nuevamente. Yo había nom
brado a Martín y él a su madre.Comemos vorazmente con las manos; sentimos
el hambre en la boca seca más que en el estómago. El dueño nos hace señas detrás de unaventanilla del mostrador y Valderrama y yo recogemos la comida.
Lo que nos espera al día siguiente no importa;esa noche parece alargarse en sucederes y acontecimientos fantasmales.EI dueño nos señala unashamacas bajo unas retamas para recostarnos. Yame parece extraño.
Me interroga de pronto.-¿Su hermano, es oficial? ¿Oficial? ¿Sí, del
gobierno actual? - insiste, aclara.-No, de su partido. A veces el partido suele es
tar en el gobierno, pero a él le interesa otra cosa.quizá el cambio de una estructura, un nuevo planteamiento.
-¿Siempre dentro del capitalismo? -sigue in-terrogándome.
-Sí, pero con otras bases. Es Keynesianistafurioso ahora. Viene del marxismo -agrego sinlevantar los ojos-; los conozco a todos, como seimaginará.
Y como veía venir la pregunta, continúo antesde que me mencione la "santidad de la ortodoxia»:
-Yo he comenzado a creer en la necesidad deciertos pactos. No creo en los intocables.
Sin levantar los ojos ni buscarme, responde:-Sí, los conozco.Cierra los ojos y leyéndose, continúa:-Solamente en las primeras etapas de lucha;
aconsejan usarlos contra las dictaduras, les maravilla sentirse heróicos liberales. Nunca son definitivos y a veces de allí salen las delaciones, elfracaso de los proyectos, aun de las revoluciones-disimula. Ahora los detesto, ya no los acepto;pienso que usted tampoco, creo. Sólo su admiración para las tropas de asalto. Somos (utiliza elplural) conciencia, por eso molestamos después.Nos devuelven o nos envían para comenzar denuevo en otra parte. Anonimato: es lo mismo queestar muerto, enterrado.
No sabia él hasta qué punto yo bebía, devorabasus palabras, cada una de ellas, y estudiaba misrespuestas para deslumbrarlo y ganar su admiración.
-No hay lugar para Alyosha -dije.
_Alyosha... -repitió-. Usted tiene el poder delos nombres de la infancia. Un libro
colección Zig-Zag con un barbudo en la tapa.de haber encontrado un argentino como
también -le respondo.Entonl~es ríe. Me muestra sus dientes casi per
y simula no entender. Y a mí no me importa:reslPorlde a mi casi pregunta, a ese "yo también»
dije buscándolo.-¿Mujer? -pregunté seguro de llevar la con
versación a otro terreno.-Sí -dice tristemente--; hijos también. Pero
hay otros hijos y otras mujeres en el mundo.¿Y usted?
-Yo sigo a un hermano. Mujer no tengo. Sólologro excitarme con mujeres distintas. No hagoel amor dos veces con la misma.
Vomito mi verdad a propósito, para probarlo. Mejuego esta vez y no me importa. Pero no logrovolverlo contra mí.
-Es lógico -me responde--. Coincide con sumoral o la de su hermano. La enajenación no esbuena nunca. Después de todo nos condenamos onos salvamos solos.
-Hay pueblos enteros que se condenan; los alemanes, por ejemplo.
-Hablaba de hombres, no de pueblos o deideas.
-¿Quién es culpable al liberarse de esa enajenación? ¿El que se libera o el liberado? ¿Dóndeestá la verdad?
-Hay que dejarlos solos. En mi casa, ellos tienenla verdad de su pueblo. Yo tengo la humanidaddetrás de mí -dice como en un rezo.
-¿Dejarlos solos? Mueren si uno los deja.-¿Usted cree? Ellos no, nosotros sí -me sonríe
tristemente Valderrama.Otra vez logra conmoverme. Ahora sí estoy se
guro que no me espera de él ningún desencanto.Sé que esa noche tiene un límite, una hora precisa de separación. Es quizá esa certeza lo quehace que comencemos el encuentro por la mitad,tal vez por el final. No me entristece, no. Cadapalabra que él pronuncia o que responde a lasmías es la respuesta que busco.
Siento deseos de gritarle: "Poseo todo el "dineronegro» que necesito. Si Martín compra a Perón yopuedo ayudarlo a usted.» Un sentimiento nuevo,una necesidad de proteger y de seguirlo. Siempre,con los que Martín llama despectivamente "románticos», me veo en la necesidad de mentir. Sí, men-
todo el tiempo. Pero con Valderrama no.iNunca! Mi verdad lo conquista siempre y salgo
por más terrible que la presente o la
Hubiera relatado mis últimos días paso a paso:cómo busqué, sólo para halagar a Martín, quePerón me sonriera. Cómo vomité esa noche sinparar y cómo gozaba viendo a Martín, desesperado,ir de un lado para otro en busca de mi mejoría.
Me di cuenta entonces de que Valderrama habiavomitado como yo también, varias veces en losúltimos tiempos. Y su fuerza venía ahora del reconocimiento de su angustia. Nuestra debilidad, elmomento preciso en que nos habíamos encontrado,daba a nuestros gestos y acciones una precisiónencadenada al efecto sin límites.
Ahora él saca de su bolsillo los trozos de papelde la fotografía y los coloca en mi mano. Los hubiera llevado a la boca en agradecimiento, paratragarlos delante de él, pero los escondo en mibolsillo.
-Los arrojaré al mar como las cenizas de alguien muy querido -digo.
-Gracias.Ahora lo invito a descansar en las hamacas de
mimbre.-En el 53 -continúa-, peleé contra Perón en
las calles de Buenos Aires... Cangallo, BartoloméMitre.
-¿Nacional Buenos Aires?-No: Medicina, titubea. No; Derecho en Las
Heras. Me embarcaron unos amigos. Tengo parientes, creo habérselo dicho.
No me atrevía a decirle: -Hace solamente unasemana estuve con él en Madrid.
Continúa:-Creo que volvería a hacerlo, pero no por la
misma causa. Y tampoco en su país. Allí están todos separados: obreros, estudiantes. Demasiadatierra, poco campesino... Y su hermano, ¿lo espera?
-Sí, me espera.-Allí tengo algunos amigos, muchos muertos,
amigos de lucha.-Yo también.-¿Vuelve?-Sí, pronto.Tratamos de hamacarnos ahora. Dejamos las be
bidas sobre la mesa. La noche era serena y tibia,los árboles nos protegían del sereno; hacía tiempoque no entraba al sueño tan seguro, quizá feliz.
-Astrada, me llama.Me incorporo. Nunca mi nombre resultó más
conmovedor, más mío, más verdadero que al escuchárselo.
-Mi madre está enterrada allí... circunstancialmente -murmura.
Y no se atreve a seguir. Siento interrumpirlo, cortando angustiosamente su pedido.
LA ENCANTADA
OJOS QUE TE VIERON IR
Ojos que te vieron ir,manos que no te acompañan,niebla donde te me borras,mares donde te me escapas.
Pasos que se van y weneny no les oigo, miradasque en la noche me despiertany me traen tu distancia.
La encantada, la ofendida,la trocada y trastocada,la que a mi me mudaroncomo árbol sin hojas,como sombra sin cuerpo.Dios sabe si es fantástica o no es fantástica,si en el Mundo se encuentra o no se encuentra.La que veo y se esconde,la que los niños siempre miran,la que jamás verán los Mercaderes,la que aparecey desaparece.La que conmigo muerey me desmuere.La visible,la invisibleDulcinea.
Mesa que te vio volvery partir te vio, murallaque te siguió con la nochey te dejó en madrugada.
Cordillera donde subeslo que no serás mañana;voces de tu voz perdidadonde no está tu distancia.
Taza de café sin dedos,vino que ya no desata,cigarrillo en el tablerode un ajedrez sin celada.
ARTECHE
BEATRIZ GUIDO
del Sur... que solamente se ve desde «allí»... ; yes cierto, amigo.
-Sí, es cierto. Yo también la busco en el cielo.Con las primeras luces despierto. El ya había
partido. A mi lado, sobre la hamaca de esterilla,sólo la forma de· su cuerpo, ahora pequeña, casiel hueco del cuerpo de los muertos al ser retiradosde su cama.
Al llegar a El Paso, los micrófonos del aeropuerto vocean, deletreando difícultosamente minombre. Martin me esperaba.
-¿Adónde te metiste anoche?-Con unas putas enanas -dije.-¿Adónde?-La «Boutique Fantastique... Te hubieras diver-
tido.-Lo pasaste bien. Me alegro.-También había algunos guerrilleros, refugiados,
creo.-¡Comunistas de mierda! -respondió mi her-
mano Martín. O
-¿Becoleta o Chacarita? -interrogo refiriéndome a los cementerios.
-No tiene importancia, perdóneme. Gracias lomismo.
No seguí insistiendo. Identificar un muerto, unatumba, es también delatarse, identificarse.
Después de un largo silencio pensé que se habíadormido.
-iQué hijas de putas esas enanas! -recordóriendo.
-No podré olvidarlas realmente, ché... unas putas inmundas.
Lo vi incorporarse, tratar de encender un cigarrillo y temblarle la mano. Medí mis próximas palabras. Yo también temblaba. Busqué un papel yescribí mi nombre y dirección.
Cuando termina de leerlo busca mi mirada.-No sé dónde andaré los próximos meses, tal
vez los próximos años. Lo siento.-Yo también.Lo vi mirar hacia el cielo.-De chicos nos cuentan esa mentira de la Cruz
Dibujo de Copi
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Puerta que parece abrirse,pero que se abre a tu nada;dinteles de sólo estrellas,pero sin umbral la casa.
Lápiz que en la noche inmóvilya no encontrará las cartas,susurros en la penumbrade aquel que te susurraba.
Ojos que te vieron irsin tiempo hacia tu mirada,mientras me detengo y buscoy oigo que en la noche cantan.
AHORA VEO QUE TU SANGRE SALTA
Ahora veo que tu sangre saltay el miedo sube ya las escaleras,y abren la puerta a medianoche y entrala mano que te lleva.
Ahora palpo el muro repetidoen cuatro muertes sobre tu cabeza,las uñas que te arrancany las órdenes que alguien vocifera.
Ahora te desnudan en la noche,te arrebatan la piel, la voz te llagan,te dejan en montón sobre las piedras,
te dividen en mil, te deshombrecen,y te matan la luz que en ti vivia,y escupido en la sombra alli te dejan.
PARA SER VISTOS DE LOS HOMBRES
Para ser vistos de los hombres o del Jefe de los hombres,para el primer asiento en el banquete y la primera silla,para engullir los primeros bocados,para arrojar a los pobres las primeras migajas,para alquilar la imagen del Abandonado,para dar el perdón a quien conviene otorgar el perdón,para dejar caer las piedras en los hombros de los otrospero jamás cargar con ellas,para llamados ser Excelentisimos,lIustrisimos,Altisimos, para alargar
la mano y retirarladel humillado, parasantificar el oro, bendeciral que se lava las manos con el oro,para colar el mosquito,rapiñar el salario,codiciar lo visibley hacer del pobre un invisible,para vender la Paloma del Altar,mercar con Epulón vejando a Lázaro,negar mil veces en sus pedros y pedir un prodigio,multiplicar el pan del poderoso,para dejar que pasen los camellos por el hondón de todas las agujas,para emporcar el agua de la samaritana,lapidar a la adúltera,borrar lo que en la arena estaba escrito,borrar lo que en las Tablas fuera escrito,para cerrara piedra y lodoel Reino de los Cielos.
ROMPEN LAS OLAS
Rompenlas olas,se deshacen las olascontra el acantilado,y queda sólo un poco de espuma entre las rocas.Tu vida es esa sangre blanca que se estrella y esparcebajo todos los climas y en cuántas constelaciones;tu vida, sobre tantas distancias,las sombras que dejaste,las semillas de tus muertos que se mueven en tus venas;tu tiempo siempre el de partir y no llegar:las olas de granito de nuestra cordillera,la luz que llueve en esa Isla,los blancos muros de España,los óxidos letales del café parisino.
Cuántas veces fuiste espuma en otras latitudessin que jamás borraran su blancura las tinieblas;y mientras otros aullaban en el cienocreyéndose inmortales y quemaban tus palabrasy en tus ojos te abrian con uñas el destierro:tu limpia mano ofrecias a las aguas amargas.
No has de partir a oscuras como se van los otros,ojos desorbitados por todos los terroresy por todas las vidas que a la agonia asistenpidiendo cuenta de sus sangres.No llamarán a nadie porque todos te llaman,y estarán a tu orilla aquellos que sellabascon tu amor, un dia que olvidaste,
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porque al amor le basta con estarsin exigir su recompensa.
Asi, bajo esta noche de tormenta,mientras oigo las voces de acentos extranjeros,mi mano hundi en tu espuma desterraday en el/asostuve silencioso lo que crei perdido:la anónima nobleza que consiste en sufriry salir aún más limpio de todo sufrimiento.
PAISAJE DE MARIO CASTRO
El ojo espectro de esa luna quieta,la siembra de los cubos de esas casas,el negro cordillera que te traspasatoda el agua secreta.
La sangre en llamas sin final, sin dónde,el cielo verde de la tela bebe.y el color que se mueve,y sobre todo aquello que se esconde.
La distancia que cae de esa lunatrae soles perdidos de otras playas,islas remotas, bosques, mares, vientos,
nieves, desiertos, y tal vez algunavoz que en la noche sin cesar te llamay espera el agua de tu nacimiento.
YO SE QUE EN ESTA LAMPARA APARECES
Yo sé que en esta lámpara aparecesy en la ceniza de este cigarrillo,y en el vaso, tal vez: me siento, escribo,me oyes, y viajo, y vuelvo hacia otros meses.
y aqui, bajo la lámpara, en las esesde soledad sin siempre sigues vivo,mi muerto, mi sin más, mi adiós, mi amigo,y sobre este papel desapareces.
Volvi de nuevo hacia tu ayer: me llamas:oigo tu voz de muerto en esa cinta,la cinta que ya nunca se detiene
en esa casa oscura oscura casay en esta negra tinta negra tintay en estas blancas sienes blancas sienes.
EL OTRO MURO MAS ALLA
El otro muro más allá y el que no veo:el otro muro más acá y el que presiento:el pan que aqui me como:el que tal vez me comeré cuando haya muerto:el que me dice que no hay nada alláy aquel que me asegura que en la tierraestá toda la vida de la muertey la justicia, y nada más, como si sólo la justiciaganar pudiera aquello que el amorjuntó en el hueso a hueso.
El otro mundoy el muro que me toca,el pan que se me escapa,y el otro, el otro, el otro donde no hay nada más.
LA NIÑA DE LA OSCURIDAD
La mna de la oscuridad,la niña que tiene el rostro en la oscuridadde los jardines sombrios:en donde llueve y nadie sabeo sólo sabe que la niña llevala mitad de su rostro,la mitad de sus ojos:
la niñade la oscuridad,volado el rostro,el rostro en sangre que derramasobre las flores: la nlna que me llamasobre la lluvia que no cae,en su mitad perdida,en los jardines sombrios de la tierra.
MERCEDES DE ORILLA A ORILLA
Esas que están alli son sus visiones:inmemoriales y crispados muros,lívidos blancos, vetas desoladasde rojos infernales, torbellinosde agrios azules sobre negras puertas,casas que plañen al volumen tercode su orfandad sin fin mu/tiplícada.y cuando su color muerde en los lienzosedades de su sol mediterráneo,mirad cómo su sangre se derrama
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con temblores de sur, ved en su manocómo levanta con chilenas formastoda la soledad que hay en su España.
HE VISTO ROSTROS APAGADOS
He visto rostros apagados,labios que muerden el silencio,ojos vacios con sus noches,manos crispadas en el sueño.
He visto manos con abismos,labios implacables,rastros de restos de rostros en el aire.
He visto el tajo de la cólerasobre los derrotados,el miedo cientopiés sobre la nucacuando se escuchan ciertos pasos.
LA NOCHE TRAS EL ARBOL DE ORO
La noche tras el árbol de oro:la noche, el árbol,los frutos de oro.La oscura noche sobre el árbol de oro,los bosques incendiados,las cenizas de platas,las ramas de oro,el rlo que a la mar se me desliza,el tronco de oro,los frutos, las raices.El árbol de oro que no desaparece,allí en la noche siempre,la lluvia que lo empapa,los años que en la noche me lo acechan,el hacha que desea degollarlo.El árbol de oro con raiz de oro,aquel que le arrojara arena,la escalera del rayo que lo buscadurante tantos años.El árbol que jamás podrán borrármelo,el que me dio su copa contra el páramo,el que a mi lado escribe cuando escribo,el que aún me sostiene,a pesar de aquel fuego,a pesar de las noches y los años.
SATISFACIENDO AGRAVIOS
Satisfaciendo agravios,multiplicando panes,enderezando entuertos,azotando cambistas,gigantes derrotando,escribiendo en la arena,despreciando la hacienda,curando paraliticas,huyendo de eclesiásticos,sanando a los leprosos,ganando yelmos y bacias,curando endemoniados,volando en clavileños,resucitando lázaros,tomando a Maritornes por señora,perdonando a la adúltera,poniendo en libertad a los forzados,perdonando,libertandocontra todos los fueros de la muerte,yéndose poco a pocoagonizandosin los nidos de antaño,sin pájaros hogaño.Apareciendo,desapareciendo.Muriendo horizontal a todo priesa,muriendo vertical con dos ladrones.Dejándose morir para que todos,si es posible, vivamos.
ESTE ES EL FIN DEL CRISTO ABANDONADO
Este es el fin del Cristo Abandonado,el fin de la lanzada, el clavo y el vinagre,el nunca más de la Resurrección,el siempre de la muerte en el Sepulcro,el fin del pan que multiplicala sangre, el fin del buen Ladrón y Magdalena,el fin del hombre Lázaro sin muerte.Este es el fin del traidor en Judas,del cobarde en tu Juan,el fin de la ramera perdonada,la huida en mercader y a latigazos,el balbucear del rico que entra al cielocada cien mil años y el sisear del pobredescoyuntado a huesos por· el rico.Esta es la fuga a noches en el asno,el apagarse de la estrella,el reventar de los belenes, el esta/lído
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Yo y mis dibujos
SR: Me gustaría saber cómo y por qué llegaste aParís.
COPI: No estoy muy seguro; cómo sí sé porquetomé un barco y llegué a Francia hace cuatro años,pero no sé por qué. Inventé el pretexto de venira ver teatro (había escrito algunas obras), pero unavez aquí, claro, no fui nunca a ningún estrenoni tampoco volví a escribir.
SR: Y, ¿qué pasó desde el dia en que te embarcaste hasta que empezaron a salir los díbujossemanales en el Nouvel Observateur?
COPI: Cuando llegué a París mi padre me mandaba plata, poca plata, como para vivir burguesamente un año. Durante ese tiempo no hacía nada,vivía en un hotel. Después la plata se acabó ymequedé sin medios de vida. Le pedí prestado a todala gente que conocía; entonces me di cuenta quelo único que sabía hacer para ganarme la vida eradibujar. Y comencé a vender dibujos en el Pontdes Arts durante un verano, el verano del 63. Unavez le vendí en la terraza del Deux Magots unosdibujos a la mujer de Jean Claude Fournet, quedirigía en ese momento la revista Twenty. Me pidióotros y empecé a publicar durante unos seis meses,más o menos. La revista desapareció y en ese momento apareció el Nouvel Observateur. Habían vistomis dibujos, me los pidieron yeso es todo.
SR: ¿Qué relación hay entre esos primeros dibu"jos y los actuales?
COPI: Los dibujos de los primeros tiempos, esosque vendía por la calle, no eran bandes dessinées:no eran varios dibujos. Yo hacía un collage de materia plástica muy luminosa; el chiste consistía enparte en el color. Ahora después de dos años volví a esta modalidad y haré una exposición de collages en diciembre.
SR: Vos empezaste escribiendo teatro y ahoradibujás... ¿te parece que cuando uno tiene algo quedecir, no importa tanto el medio de expresión?
COPI: Creo que importa, que solamente hay unmodo. Lo que uno dice depende enormemente delcómo, lo que uno dice es también la manera dedecirlo.
SR: De acuerdo. Pero no se nace para escribir teatro o para hacer dibujos o para pintar; setiene algo que decir y después por las circunstancias, o porque eso le acomoda mejor a uno, se termina haciéndolo de un modo determinado, quizáSILVIA RUDNI
El humorismo es cosa seriaCon la cara de rasgos afilados siempre tapada porun mechón de pelo que se obstina en caer sobrela frente; una cara que también se esconde entrelos pliegues de su bufanda roja; casi siempre conun cigarrillo negro entre los labios, este señor parece un francés. Yeso creen, por otra parte,los millares de lectores de Le Nouvel Observateur,que cada semana se abalanzan sobre la historiaque imagina Copio
Sin embargo, Copi no nació en Paris. Se llamaRaúl Natalio Damonte y es un argentino de 27 años.Más todavia: es nieto de Natalio Botana, un periodista excepcional que en la década del treinta dirigió Crítica y se convirtió en ejemplo del periodismo informativo de Buenos Aires. La infancia deCopi se dividió entre Montevideo y Buenos Aires;nada hacia prever entonces lo que pasaria unosaños después. Porque como él mismo reconoce, eraun pésimo estudiante y entre interrupciones y abandonos terminó el bachillerato a los 22 años. Claroque a esa edad ya habia tenido tiempo de ejercitarse en su primera vocación: el teatro. La obra sellamaba Un ángel para la señora Lisa y en ella, curiosamente, el personaje principal permanecia sentado todo el tiempo.
A Paris llegó en el 62 y como él cuenta en estereportaje para Mundo Nuevo, los comienzos nofueron nada fáciles. Pero cuatro años después, Copise ha convertido en el niño mimado de la ciudad.En diciembre inauguró una exposición de collages(que se vendieron antes de su inauguración), salióun libro con una antologia de sus dibujos Les poulets n'ont pas de chaises y recibió el premio HumorNegro del 66.
Estos éxitos no parecen conmoverlo demasiado.Por lo menos, su timidez es la misma de siempre:una mezcla de retraimiento y audacia. A sus actividades gráficas Copi agregó recientemente una nueva: en la teatralización de sus sketches (teatro Bilboquet) se convirtió en actor, desnudo dentro deuna bañadera, personificó a su célebre pollo. Sonexcentricidades no muy habituales: generalmenteprefiere encerrarse en su estudio de la rue Jacob
dibujar sus cuentos con una delgadisima lapiMientras lo hace, escucha incansablemente el
disco: el tango Se dice de mí, cantado porMerel/o.
Los cómo y los por qué de su humor, Copi losen este reportaje grabado.
NOTAS:
Hambre tiene el hombre que no tiene nombre,hambre de sus hambres,hambre de no dejar de ser un hombrey preguntar qué fue, dónde se fueronsus hambres y sus hembras y sus nombres,y sostener sobre sus hombroslos cielos que se caen,y huir contra la sombra,nacidos de mujer, cortos de dias,siempre hambrientos de ser y estar muriendo.
"Mercedes de orilla a orilla", homenaje a la pintora española Mercedes GómezPablos. "Paisaje a Mario Castro", homenaje al pintor chileno. "Para ser vistosde los hombres", a José Manuel· Vergara y María Inés de Vergara. "Satisfaciendo agravios", a Jaime Castillo Velasco. "La encantada", a Jorge Cash.
buscadme ahora,
HAMBRE TIENE EL HOMBRE QUE NO TIENE NOMBRE
decidme ahora que no seael fin de la Palabra(en el principio la Palabra, en el principiolas Tinieblas que jamásse van), y el Rio que a los maresse va según el Cristo, y el Cristo no regresa:se va, se fue: lo dejo escritoa ver si no es el fin, a ver si en esta nocheTú no me has abandonado.
de la pregunta que no diceJosé de Arimatea.
Este es el findel centurión y de los liriosdel campo (mirad los lirios del campo, y Salomón con todasu gloria no pudo alimentarte).
Este es el fin:
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SR: Si bien en tus dibujos siempre hay una crítica, en cambio, no hay una intención política. ¿Porqué?
COP!: No tienen una intención política circunstancial, pero pienso que hay una dimensión política que se da en ese diálogo eterno entre unamujer sentada y un animal parado. Creo que lo queperfila al personaje de la mujer es el hecho detener una silla y de estar sentada en un lugarfijo. El problema de ella es que no conoce el límite del espacio donde está y lo único que la ataal mundo es esa silla. Según la escala social, lasilla podría ser una casita en el campo, podría serun trono, una joya de chez Cartier o el poder. Sí,ese elemento tan simple, la integra al mundo, laasegura. Los animales no tienen silla, nunca vana tenerla y de ahí proviene su posición de inferioridad. Al pollo le gustaría tenerla pero a la mujerno le pasa por la cabeza, jamás, hacer sentar ensu silla al pollo, o comprarle una.
SR: Sin embargo, la mujer tiene relaciones afectivas con los animales.
COP!: Sí, tiene relaciones amorosas y sexuales,pero siempre con la barrera de la silla.
SR: Yo diría que es una situación un poco incómoda. Y vos, ¿de parte de cuál de los personajes te ponés? Porque los lectores, unánimemente,están con el pollo, se sienten identificados con él.
COP!: Depende de los días. La mujer no es ridícula como parece. Es bastante fina, sutil, tienesus chispazos de inteligencia, de ternura, de maternalismo con los animales. A mí me emociona bastante. y, por otro lado, si el pollo tuviera silla y lamujer no, el pollo sería verdaderamente más cruel,se convertiría en un déspota. Una vez hice un dibujoen el que el pollo se quedaba con la silla [Fig. 1].
SR: La mujer tiene momentos de inteligencia o deternura, pero son los momentos de ternura o de inteligencia que puede tener una señora gorda, ¿no?Esas tías que uno no soporta tienen, de vez encuando, momentos rescatables.
COP!: Sí, no se puede decir que sea muy brillante, pero no creo que los animales lo sean demasiado. La gente quiere al pollo porque es unanimal, porque no tiene silla y está indefenso. Aunque nadie lo quiere tanto como para desearle unasilla. En el fondo, todos intuimos que el pollo consilla sería igual a la mujer.
SR: Es el caso de los partidos de oposición,¿no?
COP!: Podría interpretarse así.SR: Ahora me acuerdo que una sola vez el pollo
y la mujer se aliaron, contra un tercero, y ese enemigo común era un cura. ¿Es la vieja lucha de laIglesia contra el Estado?
COP!: Sí, pero al mismo tiempo, bueno, es una
HUMORISMO ES COSA SERIA
La loca geografía
en la Coupole a la una de la mañana, ychiste que salió ese día en el semanario. En
es incómodo; no, no es incómodo pero esdifícil...
SR: Claro, no es la relación de una persona consino que es la relación entre una persona y
autor de cierta clase de chistes visuales, deNo es una relación del todo personal.
COP!: Sí, es eso, hay un falseamiento de la relación a priori que trato de evitar.
SR: ¿Volverías ahora a la Argentina?COP!: Siempre tengo ganas de volver a ver a
mis hermanos y a mi madre, pero en estos momentos no quiero vivir en la Argentina. Ni tengo ganasde hacer nada en mi país. Supongo que si vivieraen la Argentina no dibujaría y, supongo, también,que alguna vez querré trabajar allí.
SR: ¿Por qué?COP!: Porque yo estoy muy condicionado por un
cierto ambiente; dibujo porque hay alguien en elObservateur que espera mis dibujos. Por otra parte,mis dibujos en la, Argentina, en este momento, notendrían el mismo sentido. Serían completamentedistintos porque el público también es otro.
SR: ¿Son demasiado sofisticados, intelectualespara la Argentina?
COP!: No, no, no lo creo. No son sofisticadospero hay una critica -no demasiado evidente peroimportante- a un cierto tipo de relación que sepuede establecer entre una señora sentada y unpollo que creo que en este momento en mi paísno se da así; allí, las relaciones se entablan deotra manera. No sé explicarlo bien, hay una tensióny una angustia económica, social, que cambia lasrelaciones entre la gente. El diálogo de la señoracon el pollo podría ser Francia, los Estados Unidosy los países más o menos estabilizados que sabenque dentro de un mes van a estar sentados en elmismo lugar y que el kilo de tomates costaráigual que hace quince días.
COPI
semana es bueno o es malo, ¿eso lo modifica enalgo a tu juicio?
COP!: No, no lo modifica, en absoluto. Me olvidoinstantáneamente.. Una vez que lo he terminado, lollevo a la revista y lo dejo y me olvido del dibujo.Tengo que hacer un esfuerzo para saber cuál seráel dibujo que sale esta semana. Y el dibujo siguiente es una reconstrucción total de ese mundopartiendo de cero. Cuando dibujo se me borratodo lo demás. Me pasó, al principio, que dos o tresdibujos tuvieron un éxito desmedido y me di cuentadespués que inconscientemente trataba de imitarlos. Eso es malísimo. No hay que imitar a nadie,ni siquiera a uno mismo. Yo hago cada vez lo quetengo que hacer, como si fuera la primera vez.
SR: ¿Te inquieta el éxito?COP!: Tengo un lado un, poco superficial al cual
le preocupa el éxito.
SR: ¿Te preocupa hasta el punto de querer imitar ese lado tuyo, lIamémosle, más exitoso?
COP!: No, creo que era el lado sorprendido deléxito. Por más que uno espere un gran éxito durante ochenta años, el día que el éxito llega unose desconcierta un poco, está contento y quiereguardarlo. O sea: la mejor manera de perderlo definitivamente. Después me acostumbré al éxito yno pensé más en él. Sin embargo, volvería a inquietarme seriamente si lo perdiera, muy seriamente.
SR: Pero vos sos muy tímido, siempre me pareció que cuando la gente dice: "Ah, muy bueno sudibujo de esta semana", vos te ponés molesto,incómodo.
COP!: Sí, me siento un poco incómodo, sobretodo cuando no conozco a alguien y ese alguienme conoce a través de mis dibujos. A veces escomo un examen: la gente que conoce las tirasestá esperando verme como el personaje que inventó esos dibujos, entonces hay una dificultadde establecer una relación simple con alguien quecree conocerte íntimamente y a quien vos no conocés en absoluto. Hay un déca!age, hay un reajustea hacer, más complicado que cuando uno conocea alguien y le parece simpático por la cara o porlo que dice. La relación es más difícil.
SR: ¿Suponés que la gente espera encontrar unser brillante, graciosísimo y tenés miedo de noresponder a esas expectativas?
COP!: No, no es que tenga miedo. Yo y mis díbujos somos dos cosas distintas, quiero decir sia un tipo le gusta lo que hago le seguirá gustandoaunque me encuentre a mí un imbécil rematado. Loque me preocupa es que cuando conozco a alguienhay un período que va de un minuto hasta cienaños en que mi interlocutor se está preguntandoquién soy, cómo soy, por qué dibujo y las relaciones entre lo que digo y lo que hago en la vida
Istinto del que se ejemplo, vosescribir teatro y ahora estás dibujando.
COP!: No sé.• Si ahora yo escribiera teatro loharía de una manera completamente distinta. Nunca escribí ni dibujé con un mensaje; lo que tengoque decir es lo que descubro que tengo que decir al hacerlo. En mi caso, lo que digo está en laforma de expresión. Es la relación de los dibujosentre sí, entre una leyenda y una mirada. En elteatro sería muy diferente, aunque quizá no tanto.
SR: Tus dibujos son bastante universales, nadieadivina tu nacionalidad mirándolos. Si hubieras empezado a dibujar en la Argentina, ¿harías el mismotipo de cosas?
COP!: No sé, no sé.SR: Pero, ¿París te cambió mucho?COP!: No, no creo. Creo que me maduró, pero
sigo siendo el mismo.SR: ¿Es ésta una ciudad difícil para el extranje
ro, para el latinoamericano?COP!: ¿Desde qué punto de vista?SR: Bueno, digamos para el intelectual o para
el creador.COP!: Debe ser bastante difícil, sí. Por lo pronto
debe ser difícil vender lo que uno hace, o darse aconocer. Pero es posible, creo que es posible triunfar para ganar plata vendiendo cuadros o llegar alpúblico con lo que uno hace.
SR: ¿Cuál es tu teoría sobre tus propios dibujos?COP!: Nunca lo pensé, las cosas me salen así.SR: Pero, seguramente, ¿te interesará saber qué
pasó antes con el humor, cuál es su evolución osu historia?
COP!: No, no, nunca miro dibujos. A muchos humoristas no los conozco bien. Cada semana leo aSempé y a Siné porque me hacen reír mucho. Perono estoy al tanto de lo que se hace, ni trato deasimilar una técnica ni de estar en una corrienteo en otra. Yo me siento a dibujar delante de unapágina en blanco y me divierto sin pensar en lo quehice, ni en lo que vi y sale lo que sale.
SR: Y ¿tus propios dibujos te hacen reir?COPI: Sí, mucho.SR: ¿Tu reacción personal ante lo que hacés es
la medida para saber si la cosa marcha?COP!: Sí, es la única medida. Además creo que
es la única medida que puede tener nadie ante sutrabajo. No se puede hacer una cosa para que leguste a otro sin que le guste a uno. Y si no megustan a mí, no sé por qué razón mis dibujos lesvan a gustar a los otros.
SR: ¿Te preocupa lo que piensa la gente detus dibujos?
COP!: Sí, me preocupa...SR: ¿Te influye la opinión de los demás? Es de
cir, cuando te comentan si el dibujo de esta
[Figura 1]
oposición un poco tonta la que tomaron los personajes. Cuando lo hice pensé que era un chisteanticlerical pero ahora no estoy tan seguro. La posición de ellos, diciendo "cada uno tiene su propia ética», es tan chata como el planteo queles hace el cura [Fig. 2].
Crónicas informales
SR: ¿Tus dibujos tienen algo que ver con lo quese llama -infortunadamente- teatro del absurdo?
COP!: No, evidentemente, en lonesco hay algo...pero no, no creo.
SR: Los sketches teatrales que hiciste últimamente tienen algo de absurdo...
COP!: Puede ser, no soy consciente de las influencias que tengo. No conozco la definición delteatro del absurdo; supongo que será lonesco. Puede ser que tenga cierta influencia de lonesco. Sí,pero lonesco no me gusta mucho.
SR: ¿Sigue siendo tu primer amor el teatro?COP!: No, no de la misma manera. En Buenos
Aires me pasaba la vida en el teatro, o leyendoteatro y sentía esa especie de magia que se desprende de todo lo teatral. Ahora no la siento más,el teatro me aburre un poco.
SR: ¿Los dibujos están primero, no?
COP!: Estoy muy contento y muy apasionado porel dibujo semanal que hago desde hace dos añosy no lo dejaría para escribir teatro. Quizá llegueel momento en que me aburra y vuelva a escribiro haga otra cosa. De todos modos, estos últimostiempos tengo una necesidad de salirme constantemente, no me alcanza con la tira semanal, necesito hacer teatro, preparar la exposición, dedicarme a cualquier actividad complementaria.
SR: Tu teatro es un poco la escenificación delos dibujos. ¿Me equivoco?
COPI: Yo no me doy cuenta; para mí son cosasseparadas. Pero un dibujo también está separadode otro, no sé si entendés...
SR: Sí, pero, sin embargo, semana a semana hayuna relación. Hay un tema que se repite. Por ejemplo, hubo una época en que el pollo fue reemplazado por un señor llamado Alberto y ahí asestaste algunos dardos contra el matriarcado [Fig 3].
COP!: ¿Ah, sí? No me había dado cuenta.
SR: No puedo creerte que todo sea tan espontáneo...
COP!: No, y sí, te vaya contar los últimos dibujos que hice. El dibujo de la' semana que viene esmuy simple, sólo tiene dos líneas. Primero empecéa dibujar, la mujer había levantado el pie y se lomiraba. Y a mí eso me hizo mucha gracia. Le
HUIMOI'lISMO ES COSA SERIA
dando vueltas a la idea durante tres o cual) días y siempre me hacía gracia pero no sabía01' qué. Finalmente lo encontré: me divertía quelIa mirara su propio pie. Con ese esquema salió
lo siguiente: ella se está mirando el pie y llega elo el pato (nunca sé bien qué es) y le prequé está haciendo. Ella se concentra primero
lo que el pollo le pregunta y le contesta: "Memirando el pie», y después dice: "para dis
Entonces vuelve a mirarse el pie, muy hipnotizada, muy contenta, y el pollo también le mira
pie un rato y le dice: "Yo no encuentro que seadistraído», y ella dice: "Ah, porque el pie no es
Lo gracioso del asunto es que cuando hicedibujo me había comprado un par de zapatos
tengo puestos ahora, de un color bastante exSon un poco colorados, ¿no?, y fui al Ob-
2]
ES /vil HER~\ANO)EL CU R/\.
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servateur; se lo mostré a Jean-Daniel, el director,y le gustó. En seguida me miró y dijo: "Pero quélindos zapatos tiene usted». En ese mOmento nosdimos cuenta los dos que había una relación. Nosé hasta qué punto me compré los zapatos porque hice ese dibujo o si ya lo había pensado antesy entonces el chiste fue una especie de autocríticahacia mí mismo, pensando que no hay cosa mástonta que tener un par de zapatos más lindos omás feos. De ahí salió lo otro: no hay cosa máshorriblemente siniestra que a uno le pueda divertir y distraer, que uno pueda concentrarse mirandosu propio pie y que no pueda hacerlo mirando elpie de otra persona [Fig. 4].
SR: Sí, sin duda esa mujer es muy egocéntrica.y además terriblemente egoísta porque se diviertecon su propio pie.
43
COPI: El humor se ha convertido en un mediode expresión serio. Hay cosas que se dicen mejoren un chiste gráfico, que en un cuento o en unartículo. Pero hay muchas limitaciones. Por lopronto, un dibujo tiene que hacer reir a alguien.
SR: Quand méme!COPI: Entonces se puede hacer reir por algo
dramático. Pero, a la vez, tiene que ser sumamente simple. Se le puede pedir al público que mireun chiste diez veces para encontrarle otros significados; siempre que, al mismo tiempo, ese lector se haya podido reir a la primera mirada.
SR: Copi, ¿no pensás que hay un nuevo ties!.de huníOF, vos incluído, que se ha convertido enun género para intelectuales?
COPI: El público que más me gusta, el queme hace sentir más seguro, es el de los lectoresinfantiles. Cuando alguien me dice: «A mis chicosles gustan sus dibujos», eso me encanta. Inclusoconozco gente desconcertada porque no entiendenlo que hago, en cambio sí sus hijos. No creo serintelectual en absoluto. En todo caso soy intelectual muy simplemente.
SR: Antes de convertirte en un humorista, ¿considerabas al género como una cosa seria?
COPI: No tenía ideas hechas sobre el humor.Ahora tengo ciertas convicciones y un poco deexperiencia.
SR: ¿Quiénes influyeron sobre vos?COPI: ¿Dibujantes? Solamente Steinberg, como
le pasa a todo el mundo. Y después encuentro unparentesco entre lo que hago y los libros de LewisCarroll. Cuando era chico leía muchísimo Aliciaen el pais de las maravillas.
SR: ¿Y quiénes te gustan?COPI: En Francia, Sempé, Siné y Chaval. Entre
los argentinos, Landrú siempre me parece excelente, y también Oski. Todos hacen reir pero todosdicen cosas serias. O
EL HUMORISMO ES COSA SERIA
NOTA
En las páginas siguientes (44-48) ofrecemos cuatro estados deun dibujo de Copi: desde el borrador inicial en que se le descubre jugando todavia con los personajes y con los textos enfrancés, hasta el dibujo final, tal como fue publicado en LeNouvel Observateur. Para la traducción al argentino de estey otros dibujos de la misma publicación hemos conseguidola ayuda del autor. (N. de la R.)
COPI: Pero el pollo no lo es menos. El, de ninguna manera se divertiría mirando. el pie de lamujer.
SR: ¿Por qué lo odiás al pollo, pobrecito?COPI: Es que todo el mundo tiende a identificar
se con el pollo y no con la mujer. y. bueno, yosiento mucha ternura por ese personaje pasivo, sensato, al que todo el mundo critica.
El público que más me gusta
SR: Hablábamos de la espontáneidad...COPI: Sí, te sigo contando. Ese dibujo sobre el
pie, yo creo, sólo pudo salir así, sin pensar: «tengoque hacer un dibujo gracioso». Esa semana cuandollevé el dibujo al Observateur vi la tapa del número siguiente: era sobre la pi/ule y no fue sóloeso: todos los diarios hablan de lo mismo. Volvía mi casa y sin darme cuenta me puse a hacerun gag sobre los anticonceptivos.
SR: ¿Alguna vez te censuraron tus dibujos?COPI: No, nunca. Muchas veces yo entrego los
dibujos (siempre se los muestro a Serge Lafauris) ysi no les gusta un dibujo o una frase me lo dicen.Por supuesto, por principio, me opongo, digo quetengo razón y me voy. Después llamo por teléfonoy si estaba equivocado modifico la historia. En general, siempre es mejor la primera línea, dondehago el planteo. Después, en el último dibujo, porun deseo estúpido de redondear la situación, ocurreque destruyo el clima. Que lo vea otra personame hace mucho bien porque después de darlevueltas a una idea veinte veces se pierde el sentido de la autocrítica.
SR: ¿~o crees que la función del humor ha cambiado? Ahora las críticas más feroces se hace!:LatraVéS de los humoristas, se han convertido entos portavoces, en los señaladores de los defectosde la sociedad...
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Graciliano Ramos: un clásicocia!. Era todo un ambiente de agitación que nopodía aceptar la acción estática de Caetés. Contodo, el libro es un punto de partida, deja establecida para siempre la filiación realista del autor.
En 1934, sin embargo, S. Bernardo surgió de talmodo distante a Caetés en su madurez que la crítica no estaba preparada para recibirlo. Era unafigura extraña a aquel regionalismo, el lado opuesto del realismo socialista, «el mango del cuchillo»,como dijera Carlos Lacerda (3). Se inaugura así latrilogía, que se completaría en breve espacio detiempo y con un vigor artístico impresionante: en1936 Angústia y en 1938 Vidas Secas. La críticade vanguardia «no comprometida" exaltó el valorintrospectivo de Angústia e insertó Vidas Secas enel contexto regionalista típico, «fatalismo de la tierra" y otras inconsecuencias extrañas por completoal propósito real del autor. Se discutió cuál de lasdos novelas sería la obra maestra de GracilianoRamos, que, en contestación, en una autocríticarigurosísima, creía que lo único bueno que habíaescrito era S. Bernardo. En fin, lo que interesaapuntar es que el novelista fue víctima de un maniqueismo de la crítica: entre el realismo socialistay la novela psicológica. Utilizando las conquistastécnicas de la literatura moderna y partiendo deuna observación profunda de la realidad social eindividual en su interacción, construyó lo que hayde más verdaderamente artístico en su generación,es decir, la mejor novelística de la primera mitaddel siglo. No fue un hombre de profesiones de feliteraria, grupos o escuelas. Nunca renegó de lanecesaria soledad e independencia del artista paracomponer una obra genuina. De ahí la notable diversidad técnica de su obra, que presenta no obstante una unidad muy sólida. Cada esfera temáticacrea la estructura formal conveniente y exacta. Esanovela cerrada en sí misma, que se transpone ficticiamente a la novela que deberá escribir su personaje, Paulo Honório, motivación y límite de todala acción en S. Bernardo, se transforma en monólogo interior fluído que reconstruye psicoanalíticamente la vida de Luis da Silva en Angústia, y sefracciona en episodios cerrados, casi sin interacción que no sea la cronológica, en Vidas Secas.
El protagonista de S. Bernardo, Paulo Honório, esel gran agente de la novela; toda la acción se desencadena a través de sus actitudes individualesque, a su vez, provocan las reacciones de losotros personajes. Causa y efecto, sin duda, de suactuar literariamente. El problema de la expresión
ELIANE ZAGURV
(1) Carlos Nelson Coutinho: «Uma Analise Estructural dosRomances de Graciliano Ramos», en Revista Civilizar;BoBrasileira, año 1, núm. 5-6, marzo de 1966, pago 142.
(2) «El maximo posible en toda la extensión del sentimiento que representa la personalidad de las personas quehablan aquella lengua». T. S. Ellot: «What is a classic?»
On Poetry and Poets, Faber, London, 1961, pág. 67.Carlos Lacerda: «S. Bernardo y el mango del cu-
en Revista Académica, enero de 1935. El autorla novela por presentar el conflicto desde el punto
vista del propietario rural y no desde el de los· camsin tierra: el mango del cuchillo y no su hoja
olucionaria.
Hoyes voz general y corriente entre los estudiosos de literatura brasileña el epíteto de «clásicode la prosa de la generación de 1930" para Graciliano Ramos. Con todo, el término clásico es demasiado genérico, abarcando muchas connotaciones de significado. Recientemente, Carlos NelsonCoutinho publicó un ensayo en el que explica esteclasicismo desde el punto de vista marxista. Enun excelente estudio sociológico de las novelas deGraciliano Ramos afirma que éste reprodujo «latotalidad de la sociedad brasileña en sus variosniveles de evolución» (1). Asimismo consiguió expresar (según dice Eliot en otro contexto) «themaximum possible of the whole range of feelingwhich represents the character of the people whospeak that language» (2), a través de la tipificacióndel complejo social brasileño del momento en latrilogía S. Bernardo, Angústia y Vidas Secas, ocasionando en cada novela una estructura diferente,de acuerdo con el nivel que representa. En términos de técnica de ficción y estilo, sin embargo, elestudio de este clasicismo todavía se está por hacer. No nos proponemos ahora un análisis exhaustivo, sino el establecimiento de algunas coordenadas y la puntuación de algunos problemas.
La primera novela de Graciliano Ramos, Caetés,escrita en 1925 pero publicada sólo en 1933, fuereconocida como un error y un anacronismo tantopor el autor maduro como por la crítica. De hecho,se inscribe en la concepción realista-naturalista defines de siglo, bajo la tutela de Eya de Queiroz,autor de cabecera de Graciliano hasta el fin desu vida, según el testimonio oral de su viuda, doñaEloísa Ramos. Es evidente que la fecha de publicación fue poco afortunada; la novela regionalistanordestina ya estaba en pleno desarrollo y el realismo socialista como teoría de la novela andabaen todas las bocas. Por otro lado, el país acababade sufrir una transformación (revolución del 30) quelo impulsaba hacia un nuevo orden político y so-
(9) Rui Mourao: «Vidas Sécas de Graciliano Ramos», enRevista de Cultura Brasileña, tomo IV, núm.13, junio de1965, Embajada del Brasil en Madrid.
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es, así, fundamental en la vivencia dramática delpersonaje hecho autor y el autor hecho personaje.Esta situación se da por primera vez en la literatura brasileña con tal intensidad, superando el artificio literario tradicional de la narrativa en primerapersona. Es un impacto para la crítica contemporánea, que en la persona de Jayme de Barros argumenta: -Por desgracia, en S. Bernardo hubo unerror técnico: Paulo Honório, con su espíritu mezquino, de limitado horizonte, su mentalidad pococultivada, no convence a nadie de que sería capazde escribir este libro, que es una de las mejoresnovelas aparecidas aquí en los últimos tiempos. Seve enseguida que quien lo escribió fue el mismoSr. Graciliano Ramos, y que él no es Paulo Honório» (4). Oponemos aquí las palabras del propionovelista al criticar un trabajo ajeno: -Ciertamente hubo paciencia y demora en la composición.Describiendo un alma simple, vulgar, que se revelaen sus cartas, el autor corre el riesgo de volversevulgar también. Para escapar a esto se recurre ala técnica. Se advierten los pantanos disfrazadosque es preciso evitar y las espinas insidiosas quenos hieren los dedos. Conoce perfectamente a supersonaje, pero no se confunde con él en ningúnmomento. Doña laiá es una criolla honesta de unahonestidad rigurosa y de piedra. El Sr. José CarlosBorges comprende su moral y su dureza. Y lasfija en cartas que doña laiá haría sí supiese escribir. Si él nos mostrase las cartas de esa criatura, con su ortografía y su puntuación, la historiasería horrorosa. La redacción no es la de la viejapero nos parece que lo es. La correspondencia,tiene por tanto verosimilitud, una verosimilitud obtenida a costa de repeticiones oportunas y de unvocabulario reducido, presumiblemente el que adoptan las mujeres de escasos recursos intelectualesy mucha devoción» (5). Me parece que con las debidas adaptaciones, lo dicho justifica S. Bernardo ytraza con claridad la posición de la conciencia estilística del autor ante la ficción. Como PauloHonório, el lenguaje de S. Bernardo es seco, directo y brutal (6). Lo que se consigue a través deun estilo casi telegráfico, de períodos cortos, cortados, incisivos. Y por la coordenación (casi siempre asindética) de las oraciones, un raciocinio másprimitivo, que todavía no jerarquiza las accionesen relaciones de causa y efecto, mas apenas percibe un paralelismo o una concomitancia. Tomemosun ejemplo: -Continuaba observándolo, pero la observación era instintiva. Se despertó. Bostezando,mostrando los caninos amarillos y puntiagudos,Mendoya dio una palmada y pulverizó un mosquito.iMosquitos como balas! Había pasado una nochehorrible» (7). Reducida a lo esencial, la frase esta
rá basada en el substantivo o en el verbo; el ser
ELIANE ZAGURY
en acclon. Todo lo demás surgirá con gran economía y siempre con mucha expresividad; la adjetivación estará basada menos en el deseo de caracterizar objetivamente el ser que en la funciónde expresar la posición afectiva de Paulo Honórioen relación a él; de ahí que los medios expresivossean variados, desde el adjetivo morfológicamentetal hasta el pronombre exclamativo. Por ejemplo:-Me levanté y me aproximé a la luz. Mis manoseran realmente enormes. Fui al espejo. Muy feo,el Dr. Magalhaes; pero yo, en aquella vida de mildiablos, peleando con los campesinos el día entero,al sol, estaba asustado. Quemado. iQué cejas! Elpelo era grisáceo pero la barba emblanquecía.iSin afeitarme! iQué desprolijidad!» (pág. 161). Asícomo el adverbio, también intensivo, va con frecuencia a materializarse en una comparación demucha expresividad: -Doña Gloria continuaba derecha como un palo de escoba» (pág. 194). «y elpequeño continuaba arrastrándose, cayendo, llorando, feo como los pecados» (pág. 156). -Había gastado los años trabajando como caballo de indiopara criar aquella sobrina» (pág. 159). Etc.
En Angústia, menos notoriamente que en S. Bernardo, el problema de la expresión también aparece como fundamental, aunque la narración en primera persona sea menos consciente de sí misma,ya que es un monólogo interior y no una creaciónliteraria de Luis da Silva. Este protagonista, sinembargo, es periodista y escribe artículos en laprensa. De este modo, en la caracterización de surival amoroso, dirá: -Julio Tavares no tenía ninguna de las cualidades que le atribuían. Era un sujeto gordo, colorado, risueño, patriota, hablador yescribidor [ ... ] Lenguaje intrincado, muchos adjetivos, ningún pensamiento» (8). Y dirá respecto así mismo: -Delante de él me sentía estúpido. Sonreía, restregaba mis manos con esa cobardía quela vida áspera me dio y no encontraba una palabraque decir. Mi lenguaje es bajo, acanallado. A vecesfarfullo palabras obscenas. No las adopto al escribir por falta de hábito y porque los periódicosno las publicarían, pero es mi manera natural dehablar cuando no estoy en presencia de los jefes» (pág. 43). Ahí, en la diferencia entre lo que
(4) Jayme de Barros: .Chronica Literaria», en Estado deMinas, 17 de marzo de 1935.
(5) Graciliano Ramos: «Justiticación del voto», en Unhas Tortas, Martins, S. Paulo, 1962, págs 153-154. El articulono está fechado pero será tal vez de 1937 pues está inserto en una serie de trabajos de esta fecha.
(6) .Este gran libro es corto, directo y brutal-, observaAntónio Candido en «Ficc;:ao e Confissao-, en Caetés, 6a.edición. Martins, S. Paulo, 1961, pág. 20.
(7) Graciliano Ramos: S. Bernardo, 7a. edición, Martins,S. Paulo, 1961, pág. 35.
(8) Graciliano Ramos: Angústia, 8a. edición, Martins, S.Paulo, 1961, pág. 38.
GRACILlANO RAMOS: UN CLASICO
piensa o siente y lo que expresa y crea, es dondeestá el núcleo de la neurosis de Luis da Silva:su improductividad, su insatisfacción, su condicionamiento exterior. Aunque sea imposible pensar enuna escritura automática tratándose de GracilianoRamos, la tensión del lenguaje despojado que había en S. Bernardo se diluye. El monólogo interiorlleva evidentemente a una prosa más flexible, quesupone interrupciones, suspensiones, vuelta insistente de motivos (la cobra del viejo Trajano, lagordura de Juliao Tavares, etc.), paráfrasis en busca de la exteriorización psíquica más exacta delo que todavía se está elaborando y no una expresión sintética. Por ejemplo: -La voz precipitada deMarina era ininteligible; la de Juliao Tavares sepercibía nítidamente y me causaba asco: me hacíapensar en gordura, en blancura, en blandura, encualquier cosa semejante al tocino crudo. Cuelloenorme, sin huesos, todo grasa. Cuando el hombreandaba por la calle, mirando hacia arriba, risueño,con pasitos cortos, la papada temblaba. Aquelloera bamboleante, fláccido, debía tener la consistencia de un buñuelo. De repente, doña Adéliacomenzaba a hablar. Las mismas quejas de siempre, lamentaciones tranquilas. Nunca vi a nadielamentarse así. Palabras arrastradas, monótonas,un pequeño silbido al final de cada pausa. Aquelsosiego me irritaba casi tanto como los derramesde Juliao Tavares» (págs. 85-86). Como se ve, Luisda Silva está siempre preocupado con el lenguajede los personajes, la contracara de la angustiosaintroversión en que está preso.
En Vidas Sécas, el problema de la expresióntambién va a determinar la estructura formal. En unexcelente artículo, Rui Mourao condiciona los capítulos cerrados, pertenecientes separadamente acada personaje con el aspecto de soledad e imposibilidad de intercomunicación en que se encuentra cada uno de ellos, en su primariedad expresiva (9). Lo que resulta también de la narraciónen tercera persona: toda la configuración expresiva tiene que llegar desde afuera, descriptivamente,en una interpretación dramática en que el límite autor-personaje está bien marcado, a pesar de lapresencia de la técnica del estilo indirecto libre.En S. Bernardo esta técnica aparece cuando el autor-Paulo Honório y el personaje-Paulo Honório sesuperponen, en una dramática temporal: -No obstante haber muerto, me parece bien que él vaya atrabajar. iVago!» (pág. 115). En Angústia el estiloindirecto libre propuesto por la dramatización temporal pasa casi inadvertido, ya que condice más
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naturalmente con la fantasía del monólogo interior,disfrazándose en recreaciones narrativas o digresiones afectivas superpuestas al contenido anímico actual.
Establecida así la premisa de que el problemaexpresivo del personaje es lo que va a crear laestructura formal de la novela de Graciliano Ramos (así como la tipificación social es la que creala configuración del personaje, como observó CarIas Nelson Coutinho en el artículo antes· mencionado), podremos llegar a un concepto del clasicismo estilístico en el autor, teniendo en cuentaprincipalmente esa misma diversidad de estructuray lenguaje de las tres novelas.
Realismo
El concepto de realismo en literatura es bastantecomplejo. Puede ser verosimilitud. Lo que quieredecir: una realidad interna tan coherentéquésenos presenta verosímil, esto es, posiblédé serpenetrada y admitir la participación afectiva e .intelectual del lector en su trama. De ese modo llegaríamos fatalmente a afirmar que no habría< artesin realismo. Lo que no deja de ser verdad, puesel concepto de verosimilitud es cambiante dentrode la historia: nada más verosímil para el hombrede la Edad Media que las aventuras maravillosasde los caballeros bretones o los milagros de laVirgen María, así como nada más verosímil hoyque un viaje espacial. Sin embargo no todos loshombres evolucionan al mismo tiempo, por condiciones socio-económicas, intelectuales, etc. Así, lacultura se superpone en capas, creando varias-verosimilitudes» relativas. Lo mismo se da con lasculturas que se superponen. Entonces la antigua-verosimilitud» pasa a ser fantasía-símbolo,. quecomo artificio técnico de la literatura crea a travésde una suprarrealidad la -verosimilitud» actual. Esel caso, por ejemplo, de la presencia de los mitosgriegos en la literatura moderna, o de la presenciade la metamorfosis (el poder mágico de la brujería)en la literatura del absurdo. Un proceso semejantees el de la utilización de la "verosimilitud» de laliteratura popular oral como suprarrealidadsimbóIica de la "verosimilitud» de una obra de literaturaculta; caso típico el de la figura de Iemanjáen lanovela Mar Morto, de Jorge Amado. Es ese; portanto, el concepto de realismo inherenteala pro~
pia verdad de la ficción. ¿Cuál sería,. empero,· elconcepto de ese otro realismo que, síenc.Jounacorriente y un temperamento literario, se· generalizacomo escuela en la segunda mitad· delsiglopasado? Sería una «verosimilitud» creada con Iamateria de lo cotidiano, de la realidad sensibleeiJn-
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teligible ~D términos de un raciocinio lógico descriptivo. El misticismo, las creencias, el sueño, eldelirio, pueden aparecer como temática, pero nunca como una cosmovisión. Es en esta linea quesituamos a Graciliano Ramos, que según CarlosNelson Coutinho ha evolucionado de un realismonovecentista anacrónico a un realismo crítico, estadio anterior a la posibilidad de un genuino realismo socialista. Una literatura basada en la observación y no en la imaginación. Lo que nos llevaa encontrar una identidad muy grande entre personajes y hechos de su obra autobiográfica (sobretodo Infancia, 1945), y su obra de ficción. Por ejemplo: la perra Moqueca de Infancia, que se desarrolla en la Moqueca de Historias de Alexandra yen la Baleia de Vidas Sécas, el episodio de <<infierno» y "Nubes» (el misterio de las palabras) deInfancia que se funden en «el niño mayor» deVidas Sécas. Lo que, literariamente, se realizó ensentido contrario, o sea, la obra de ficción fue escrita antes de la obra de memoria: el máximo de ladepuración en esta actitud de recrear la observación de la realidad.
Nos encontramos con el esbozo de la pregunta:¿cuáles son las implicaciones estilísticas de estaactitud realista? En un principio, vamos a tener lapenetración en el lenguaje literario de un vocabulario de palabras concretas, anteriormente restringidas al lenguaje oral. De esta penetración resultará una ascensión o ennoblecimiento de esevocabulario (literatización) y el «envilecimiento» dellenguaje literario (coloquialización). En fin, se provocará un intercambio mayor de los dos tipos delenguaje, pues, por otro lado, la palabra eruditaparalela a lo coloquial podrá ser más fácilmenteasimilada al vocabulario activo del lector. Es evidente que, dependiendo del ambiente en que transcurre la novela, habrá o no una penetración de vocabularios específicos (lenguaje de bajos fondos,lenguaje profesional). Sea como fuere, también estevocabulario específico estará nivelado con el lenguaje literario. En la voluntad de lograr este nivelamiento reside el arte del escritor; si no tuvierala sobriedad precisa en la pintura de los ambientesy personajes este elemento riquisimo de expresividad estaría confinado a ser mera excrecencia delcuadro pintoresco, sin funcionalidad en la estructura interna de la obra de ficción. Así, en muchosescritores vamos a encontrar verdaderos graficismosdel lenguaje oral, que transpuestos al lenguaje escrito. son caricaturas mal hechas en vez de tipificaciones. Por ejemplo: la transcripción seudofonética del habla de los personajes de condicióninferior (el apócope de las z y las s finales, principalmente) •cierto abuso de expresiones pintorescas de la imaginería popular, etc. Es necesario no
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olvidar que el lenguaje literario es esencialmentelenguaje escrito, más visto que oído, más intelectualmente mentado (una vez que la comunicaciónse da fuera de una situación sensible). De este modo, el lenguaje oral tiene que ser recreado, adaptado, para permitir la nivelación. Es esto lo que consigue Graciliano Ramos con maestria portentosa.Al punto de haber provocado en los críticos dosactitudes contradictorias: el elogio de su «espontaneidad» (sic) y el de su clasicismo. La verdad esque el estilo del novelista corresponde a la realidad de un lenguaje literario brasileño de la lengua portuguesa. Su virtud está en la retención,selección y fijación de las formas observadas en larealidad lingüística oral y escrita, dentro de unafuncionalidad expresiva totalizante. En eso estribasu clasicismo: adecuación y sobriedad conscienteen todo un trabajo obsesivo y exhaustivo de búsqueda de la expresión exacta. Lo demuestran muybien sus originales, donde la búsqueda de la síntesis perfecta imprimió cortes frecuentes y extensos,reduciendo varias veces una página a unas pocaslíneas. Comprobado también en su crítica del trabajo ajeno: "El Sr. José Carlos Borges no cometelos deslices en que son fértiles los campeones dela ley gramatical. No practica tampoco los erroresvoluntarios de ciertos ciudadanos que, escribiendosistemáticamente sus críticas aviesas son puristasfrustrados que tratan de crear un lenguaje tortuosoy falso. Se expresa simplemente, sin adornos innecesarios y esto da a su prosa una apariencia denaturalidad que engaña al lector desprevenido. Noadvertimos el artificio, tenemos la impresión de queaquello es espontáneo, ordenado sin ningún esfuerzo» (10).
Rolando Morel Pinto escribe a propósito del vocabulario de Graciliano Ramos: «Denota hasta unacomprobada preferencia por los vocablos más groseros de una serie sinonímica. Esta preferencia,por otra parte, la heredarán los personajes narradores de sus novelas» (11). Y ejemplifica con quefrecuencia se dan trompa por labios, machos yhembras por hombres y mujeres, facha por rostro,etc. En otro lugar, estudié las directrices de animalización de los personajes, llevadas a efecto especialmente por las comparaciones (12), lo que seexplica por el contexto de alienación de las potencialidades humanas en que se encuentra el personaje, focal izado por el realismo crítico. Lo que
(10) Graciliano Ramos: op. cit. en nota (5), pág. 153.(11) Rolando Morel Pinto: Graciliano Ramos Autor e Ator.
Facultad de Filosofía, Ciencias y Letras de Assis, S. Paulo.1962, pág 20.
(12) Eliane Zagury: "Una semántica de comparación enVidas Secas". en Letras, año 1, núm. 1. Facultad Nacionalde Filosolia de la Universidad del Brasil. Rio,de 1965.
GRACILlANO RAMOS: UN CLASICO
se va a reflejar estilísticamente en el vocabulario,es evidente. No me parece, de todos modos, quesea «preferencia por los vocablos más groserosde una serie sinonímica», cuya herencia recae sobre los personajes. Al contrario, el estilo de Graciliana Ramos siempre se contamina del contexto.El caso de trompa y facha, sin embargo, es especial; no cabe como ejemplo de lo que acabamosde decir. Son las palabras más frecuentes de laserie sinonímica en el lenguaje coloquial común.Se presentan muchas veces en expresiones que,nada tienen de groseras, son hasta cariñosas: «estar de trompa", «hacer trompitas», «linda facha»,etc., etc. Por otra parte, el clasicismo del estilono excluye la grosería, si es necesaria para lograrla expresión exacta. En lo que respecta a los improperios, son también la adecuación y la sobriedadlas que determinarán su presencia en la obra delnovelista.
En suma, Graciliano Ramos nos ofrece un estilo clásico realista, en la medida en que su observación es también lingüística y de detalle: su selección no es apriorística, nace de la adecuaciónexpresiva. Así, todos los niveles del lenguaje presentes en la estructura ambiental de la novelason tomados en cuenta, interpenetrados y amalgamados en su estilo, en una tipificación lingüístioa recreada y supeditada a lo esencial totalizante.
Regionalismo
Desde el principio, hay que considerar la existenciade dos espeoies de regionalismo literario, genéticamente distintas, que traen en sí actitudes, formas y efectos bien distintos. El primero de ellos,más fácilmente señalable y tradicionalmente aceptado bajo esta denominación, es de origen romántico y resultado de una mezcla de exotismo (traducido en lo pintoresco) y nacionalismo liberal, concaracterísticas individualizantes en su necesidad deafirmación diversificadora. Los elementos que utiliza son siempre los más notorios y, por esto mismo,los más superficiales: descripción de la geografíalocal, costumbres populares, preferencia por el vocabulario supuestamente autóctono y por las expresiones pintorescas; lo que se busca es imprimir un aire de «poesía tosca» en su simpática ingenuidad. Convengamos en que el movimiento modernista brasileño nació bajo la égida de la libertad de expresión (el «derecho permanente a lainvestigación estética» de Mario de Andrade) y sucausa-consecuencia: el individualismo artístico, enque la consigna era apenas «escribir brasileño», liberarse de la «sintaxis lusitana". En esta búsqueda
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de diversificación cultural y lingüística estaba laafirmación de una personalidad literaria brasileña(que malo bien siempre ha seguido existiendo progresivamente dentro de nuestra formación nacional);tal tipo de regionalismo llegó a afirmarse en unacasi escuela de prosa, la novela regional1sta de1930. Por una coincidencia temporal y espacial,Graciliano Ramos ha sido considerado integrantede esta situación literaria. Aunque no obstante laverdad es otra: el novelista de Alagoc!s representaaquel segundo tipo de regionalismo que nace dela actitud de observación realista y que· estuvopresente desde siempre en la literatura, Un· regionalismo clásico, que estilísticamente se basa en unadialectología inherente que deriva del propio mentar lingüístico del autor. Esta es la simple llave deuna paradoja corriente: «tal obra es tanto más universal cuanto más regional», cuanto más profundamente y clásicamente regional, diríamos nosotros.Cuanto más ceñida a la contención y la funcionalidad en la selección de las formas lingüísticas alser fijadas literariamente. Lo mismo para la caracterización de las costumbres y tipos. En Graciliano Ramos, por esto mismo, la descripción esun elemento inexistente en bloque, aparece pulverizada en la narración, surgiendo solamente cuando se hace indispensable. Vidas Secas, en su plasticidad cinematográfica (movimiento acción) noestá afuera de este contexto: por el contrario, lapropia descripción se hace narrativa, en la medidaen que el paisaje absorbe al hombre que luchadesesperadamente por afirmarse contra él, sobreviviendo. En general, los elementos regionales aparecen aludidos: siempre la referencia como método de situación en la realidad. Así, por ejemplo,el nombre de los personajes caninos (Moqueca yBaleia; es decir: Pescado y Ballena). alusivos a lafauna de la costa, de acuerdo con la supersticiónregional de que dando tales nombres a los perrosdifícilmente contraerán la hidrofobia. La misma sobriedad aparece en el lenguaje. Está por hacersetodavía un relevamiento dialectológico de Alagoas, lo que realmente dificulta el estudio del lenguaje literario de Graciiiano Ramos, en la delimitación de los regionalismos de substrato indígena, arcaísmos portugueses que se eternizan en laregión, etc. Con todo. por el camino inverso de lainvestigación tradicional de la geografía lingüística(el relevamiento del lenguaje oral), es importantenotar que los regionalismos que están registradosen Graciliano Ramos son, sin sombra de duda, loque de más expresivo y arraigado hay en el dialecto o subdialecto alagoano, una vez que llegaron aintegrar el mentar lingüístico del autor, sobreponiéndose al padrón general y elevándose a la. categoría estética y literaria.
LOS MILITARES EN EL BRASIL
DEBATE SOBRE El TERCERISMO EN El URUGUAY
relatos de Francisco Ayala, Guillermo Cabrera Infante, Haroldo Contí, Aníbal Ford,Witold Gombrowicz, Juan José Hernández, H. A. Murena, Juan CarlosOnetti, Elvira Orphée, Francisco Pérez Maricevich, Manuel Puig, AugustoRoa Bastos y Néstor Sánchez.
poemas de Juan Bañuelos, Héctor Biancíotti, Cecilia Bustamante, Miguel Angel Fernández, Humberto Díaz Casanueva, Leonardo Milla, César Fernández Morenoy Octavio Paz.
ensayos de Miguel Albornoz, Vicente Barretto, Keith Botsford, Edgardo Cozarínsky,Daniel Devoto, Manuel Durán, Fernando Díez de Medína, Francisco Fernández Santos, Carlos Fuentes, Anthony Hartley, Herbert Luthy, Julio Mafud,Adolfo de Obieta, José de Onís, Eugenio Puccíarellí y Guillermo de Torre.
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publicará en los próximos números:
nes que utilizaría el escritor para una mayor eficacia comunicativa en términos estéticos. Por otraparte, la velocidad de la vida' moderna, la conquista del tiempo y del espacio, provoca una tentativa de apresar la comunicación verbal propia através de frases cortas, nominales tantas veces,las enumeraciones caóticas: toda una tentativa desimultaneidad de ideas o sensaciones (no hay queolvidar el "polifonismo» de Mario de Andrade).En Graciliano Ramos, sintaxis psicológica y simultaneidad se funden maravillosamente con el tiporudimentario de organicidad mental de Paulo Honório y Fabiano. De este modo, está fuera de dudala funcionalidad de un estilo moderno en su obra.En Angústia, la vanguardia es más visible, por estomismo no tiene la profundidad del vanguardismo deVidas Sécas y S. Bernardo, un vanguardista clásico, en lo que puede haber de fijación definitiva,sobria y adecuada de las características de la literatura moderna. O
Estilísticamente, sin tratar más sobre la diversificación de lenguaje en la trilogía, sino por elcontrario de los puntos comunes de filiación modernista, observaríamos desde el principio la utilización de una sintaxis que se denominaría psicológica, puesto que al traducir literariamente unaactitud mental de su personaje Graciliano Ramosmantiene, no sus esquemas automáticos y espontáneos, sino su proceso mental lingüístico recreado,o sea despojado de la vacilación y de los lapsos,reconstruído en lo esencial, en la directriz de organización de las palabras e ideas principales. Loque es diferente de una sintaxis lógica, ideal decomunicación intelectual perfecta y por su abstracción y rigidez incompatible con la utilización estética de la lengua. Se nos ocurre una pregunta:ya que es así, ¿no habrá sido siempre la sintaxispsicológica la única literaria? Es evidente que sí.La modernidad estaría en el hecho del desarrollode la psicología como ciencia que trae informacio-
RAMOS: UN CLASICOELlANE ZAGURY
configuración de personajes, cada capítulo incluyeun nuevo elemento en la tesitura de la novela, comosi el autor, en lugar de desarrollar la acción, tratase de cercarla, modificando esencialmente el modus literario del género, en cierta medida la narrativa se elabora de manera critica, juzga la acciónen la medida que ella se realiza (o no se realiza),en vez de sugerir a través de ella, tradicionalmente,un juicio ético de los valores socialmente vigentes.De este modo, los capítulos cerrados son pequeñosciclos de explicación u obstáculos de la acción,comprendida como cosmovisión. Lo que se cristaliza en la inseguridad de Fabiano y en la represiónde la señora Vitoria y sus niños. En S. Bernardo, laestructura es aparentemente muy tradicional, cerrada y objetivada en el libro que Paulo Honórioestaría escribiendo. La contribución moderna, contodo, es fundamental: la novela de Paulo Honóriono es otra cosa que el eje de la superposicióntemporal, de la dramatización del pasado a travésde la memoria, de la anulación del tiempo cronológico en favor de un tiempo subjetivo. Nótese queel libro comienza por una proposición y una justificación (los dos primeros capítulos), iniciándoseverdaderamente en el tercer capítulo, en el estilode las memorias: "Comienzo declarando que mellamo Paulo Honório, peso ochenta y nueve kilosy completé cincuenta años en la fiesta de S. Pedro[ ... ] Poseo una partida de nacimiento, que menciona padrinos, pero no menciona ni padre ni madre» (pá. 15). Este mismo tonus memorialista semuestra en una nueva faz: hemos dejado bien sentado que es el presente que se derrumba sobreel pasado, no hay la tradicional fluidez históricade la narrativa en el pretérito. Será siempre lasuperposición y el intercambio presente-pasado, queno son puntos fijos, pero evolucionan con la construcción de la novela. El presente trae el pasado,no sólo por el esfuerzo consciente de la memoriapara la redacción del libro, sino también por lacontinuidad sensorial, proustianamente. Por ejemplo: "La toalla reaparece, pero no sé si es estatoalla sobre la que tengo las manos cruzadas o laque estaba aqui hace cinco años» (pág. 115). Deeste modo habrá lugar no sólo para la confesión,sino también para la introspección que en el capítulo 19, verdadera obra maestra de construcción yestilo, se condensa de manera que ya no sentimosa Paulo-Honório-escritor hablando de Paulo-Honório-personaje, sino a los dos completamente fundidos en un personaje único, que es la creaciónverdadera de Graciliano Ramos, no siendo los anteriores más que artificios para llegar al último. Deahí en adelante, aunque los personajes-artificios secrucen y superpongan, la unidad ya está aseguraday sólo vuelve a aparecer en el último capítulo.
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Tradicionalmente se da el nombre de lenguaclásica arpadrón literario correspondiente al apogeo de determinada civilización,_ cuya lengua oficiales el dialecto que se impone culturalmente por hegemonía política. Sin embargo, este concepto essimplista para el mundo actual, en el que las naciones no poseen una capital política que sea elcentro cultural absoluto (a ejemplo de Roma y elimperio Romano). La expansión cultural de hoyesmucho más compleja, las universidades se esparcen, la imprenta divulga, etc. En el Brasil, por ejemplo, aunque el "dialecto carioca» de Rio de Janeirosea el padrón lingüístico, la literatura dialectal(impulsada por la novela regionalista de 1930, sinduda) florece con vigor. No obstante, aunque estetipo de regionalismo, si tuvo el mérito de levantarlas formas dialectales al nivel estético y literario,todavía no produjo la cantidad suficiente de escritores clásicos para afirmar los padrones literarios de los lenguajes dialectales. Graciliano Ramos,sin embargo, como ya se vio, tiene el mérito defijar literariamente el dialecto alagoano, si es quees posible denominar así el padrón lingüístico general de esa región.
Modernismo
Desde el principio, hemos venido estableciendo laposición de Graciliano Ramos dentro del Modernismo brasileño. Focalicemos por tanto aquí apenaslos procesos técnicos de ficción y estilo que estarían presentes en su obra. Es en Angústia dondeson más visibles, lo que no excluye la enorme importancia que tuvieron en las otras novelas, comoveremos más adelante. La inexistencia de capítulosen Angústia, substituídos por asteriscos que indican apenas un cambio en el fluir de la concienciadel personaje narrador, es una conquista de laliteratura moderna: la novela corta realmente susvínculos genéticos con la novela de caballería, enque la lectura colectiva y en voz alta del únicoy raro ejemplar existente obligaba a esta estructuracortada en episodios, en la necesidad de facilitaruna lectura conveniente, con interrupciones adecuadas al desarrollo de la narración (los tratados deretórica y poética de la época atestiguan toda unatécnica del "suspenso»), y con la novela burguesade folletín, con sus capítulos diarios o semanalesde la prensa periodística. En Vidas Sécas, la vanguardia estructural está dada en la modificación dela funcionalidad del capítulo. Dejando de lado lasrazones presentadas por Rui Mourao en el trabajoantes citado (muy válidas desde el punto de vistaexpresivo) y atendiendo exclusivamente a la organicidad, verificamos que, más que episodios o
EUGENE IONESCO
Diario (11)1. Vinea, uno de los más grandes poetas de supais, ha traducido mi obra El rey se muere (*). Yolo conocí antaño, hace mucho tiempo. Lo recuerdocomo a un señor. Era gallardo, hablaba poco, sensible e inteligente no era fascista como la mayoriade los "intelectuales» de su país. Cuando la extremaizquierda se instaló en el poder, dejó de ser izquierdista. Es una reacción sana, honrada. No quería que lo embrutecieran, no quería que lo compraran. Fue un hombre libre que quería tambiénla libertad para los demás: no se aprovechó deninguna tiranía y aceptó soportarlas, a pesar deque todas lo querían como cómplice. Ni amo nicriado. Un señor aislado. Los acontecimientos hicieron que después de haberlo tenido apartado, lospoderes políticos le volvieran a tomar en consideración. Admitieron que era un gran poeta, editaronsus obras: tanta nobleza, tanta probidad e intransigencia habían terminado por impresionar francamente a los que ya estaban impresionados pero nose atrevían a decirlo, así como a los demás, quedecidieron un buen día que era el momento oportuno de manifestar su admiración por este hombreque no había decaído moralmente. Pero físicamente perdía sus fuerzas y a la edad de setenta añosacaba de morir.
Me alegró mucho saber que era él quien traducíami pieza, orgulloso de que hubiera hecho estaelección; desolado al enterarme al mismo tiempode que estaba enfermo, que estaba a punto demorir, que estaba muerto. Su personalidad era radiante; me impresionaba su brillantez, pero realmente nunca me había acercado a él. Además, jamás se llega a conocer a alguien por la conversación, ni siquiera tomándolo de la mano, ni caminando juntos. Es a través de un texto, es decir a través de una confesión, o sea sumergiéndose en eluniverso de otro, en los abismos de otro, que lacomunión puede realizarse. He aquí por lo menosuna justificación de la literatura. Esto ya no esuna trivialidad, pues si bien se dice a menudo raramente se lleva a cabo. A solas con una obra, asolas con otro, un otro que ni siquiera está enterado de esta experiencia, de este acercamiento,que desconoce que es conocido verdaderamente,profundamente. El mundo de aquél se torna el deéste. Intimidad profunda, discreta, total.
1. Vi.nea murió una vez terminada la traducción.¿Qué pudo significar para él? ¿acaso pudo ayudarle en algo? Yo había escrito esa obra para
aprender a morir. Debía ser una lección, como unaespecie de ejercicio espiritual, una marcha progresiva, etapa tras etapa, que yo traté de volver accesible hacia el fin inevitable. Cuando mi piezafue representada en París y en el extranjero, algunos críticos afirmaron que no contenía más queideas triviales, reflexiones ya conocidas o previsibles: tal vez porque esa gente, esos espectadores,se creían en un espectáculo y se negaban a viviruna aventura que, en cierto sentido, no puede sersino trivial, desde luego, ya que nos pertenece atodos, pero que es fundamental si se trata devivirla. ¿Habrá podido ese texto ayudar a 1. Vineaa morir? A mí no me ayudó; a medida que loescribía era como si rechazara el texto. Fue sólouna obra de teatro más, de la que me iba tornando espectador como los demás, un poco mássensibilizado pero siempre como a distancia demí mismo. Si pudiera saber que le aportó algo,y qué le aportó; si lo pudiera saber. Si pudo ayudara alguien a disminuir su angustia, a aceptar sudestino, sería para mí una alegría, un alivio, unajustificación. Si hubiera podido ser una lecciónpara los demás, me animaría a creer que tal vez yopueda aprovechar mi propia lección.
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Estoy dividido entre el arrepentimiento y el remordimiento. Hay que decidirse, hay que elegir entreel arrepentimiento y el remordimiento. No se pueden soportar las dos cosas a la vez. El remordimiento: me siento culpable de haber causado dañoa los demás. El arrepentimiento: me siento culpable de haberme causado daño a mí mismo. Abandono el arrepentimiento por el remordimiento; después el remordimiento por el arrepentimiento. Estoes estar entre paredes, esto es la prisión. Durantela mañana, es el arrepentimiento. En cuanto caela noche, llega el remordimiento. El arrepentimiento ofrece el rostro del egoísmo. ¿Tengo derecho aser egoísta? Puedo elegir entre lo que menos medaña; puedo elegir entre yo y el otro como se elige entre dos objetos, siendo así que somos seres,existencias. El arrepentimiento es difícil de soportar,pero es claro. Resulta concreto. El arrepentimientopresenta primero el rostro de los demás, luego
(*) La primera parte del "Diario» de lonesco sepublicó en el núm. 8 de Mundo Nuevo. (N. de la R.)
DIARIO (JI)
lo pierde devorado por las tinieblas y se convierteen una angustia sin rostro.
*Reclamo el derecho de arreglármelas conmigo mismo. De estar cara a cara conmigo mismo. De miconfrontación conmigo mismo puede que salgaotro. "No cambies, no dejes subir todas esas angustias a la superficie, cierra los ojos, no podríassoportarlo.» Pero de todos modos no puedo soportarme; ya es hora que tenga conciencia de ello. Esel momento de vencer. ¿Para qué luchar?, dicela otra voz. ¿Para qué? Pero cojeo, pero me ahogo,pero me muero de no poder morir, de no saberlo.Si lograra considerarme ya como muerto, la angustia también estaría muerta. ¿Considerarme muerto? No lo lograré hasta tanto no me mate la muerte.Ya sé, ya sé, más vale matarse que dejarse matar.Me parece una montaña inaccesible. Y puesto quecreo que esto es imposible, no me sirve de nadapensaren ella, no es más que literatura.
*Mientras me concentro en mis problemas, es decir,mientras lucho conmigo mismo, son numerosos loshombres que viven en la miseria o se matan entresí, están en guerra: 99 por 100 de los que guerreanno quieren hacerlo; como yo, son prisioneros, node sí mismos sino de sus jefes: sólo los dirigentesquieren, no quieren, no deciden, deciden y ordenanla matanza. Todo el país se levanta en armas contra los opresores, muere por la independencia, todoun pueblo quiere liberarse de sus opresores, detesta -dicen- lo que se llama el imperialismonorteamericano, el explotador capitalista u otros explotadores y tiranos. Imágenes para niños o cruely grosera ironía: los argelinos querían a tal puntoliberarse de los colonos franceses que apenas terminó la guerra de Argelia se fueron en bandadas aFrancia para encontrar trabajo y un poco de pan.En el barrio en que yo vivía, vi un magnífico automóvil norteamericano en el que había cuatro árabesbien vestidos y una joven, tipo Pasionaria. El autose paraba cada veinte o treinta metros, de tiendaárabe en tienda árabe, para recolectar fondos benévolos en vista del objetivo final. La cara queponía el dueño al que pedían no tenía nada debenévola. Nada benévolo tampoco era el aspectode aquel árabe que agonizaba ante mi puerta, aquien seguramente no habían ejecutado porqueera benévolo y mostraba deseos de combatir.• Enalgunos países del Este la explotación capitalista
era tan detestada que veinte añosde la revolución liberadora esos paises
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reconstituyeron con alegría sociedades norteamericanas con capitalistas norteamericanos. Eran biendesgraciados aquellos campesinos del Danubio quemarchaban descalzos por las carreteras, pero conlos zapatos a la espalda porque les calentaban demasiado los pies, y que no tenían para comer másque pan, tocino, huevos, queso blanco, cebollas,papas y, de vez en cuando, un pollo al que acababan de torcer el pescuezo en el gallinero dondedecenas de otras aves esperaban el mismo destino.Estos desdichados campesinos estaban muy disgustados, ya que habiendo sido creada la escuelaprimaria obligatoria no podían hacer trabajar mása sus hijos en casa, y no quedaba más que lapobre mujer para ordeñar la vaca. En resumen, nose trata de esto y parece que me extravío en lapolítica. Lo que quiero decir es lo siguiente: losque están presos desean evidentemente la libertad,el que tiene hambre quiere comer por poco quesea, el que participa en una guerra tiene miedo dela guerra, tiene miedo y supera los peligros, tienemiedo de morir aquí y ahora, es feliz cuando la lucha cesa por haber escapado a la muerte, y hastael día siguiente tiene tiempo para vivir, liberadode su miedo, casi toda una eternidad. El miedo alpeligro quita la angustia. La angustia es el sentimiento de estar rodeado por mil peligros inexistentes, peligros que no son concretos, peligros sinrostro. Es tan natural vivir entre necesidades y peligros que la angustia se presenta como el sufrimiento por sentirse frustrado del peligro cotidiano eindispensable, pero concreto y real, visible, al quese puede atacar, del que es posible defenderse.La angustia es el peligro durante la noche. No sepuede creer en la ausencia del peligro: la ausencia del peligro parece una trampa pérfida. No esya un hombre, un tigre, a quien tengo que combatir, del que tengo que escapar para salvarme: estodo un ejército de monstruos invisibles e impalpables. El peligro es vida. La angustia es mortal.Es el temor de peligros desconocidos. Me amenaza ¿pero qué, quién? ¿de qué lado enfrentarme?Doy puñetazos en el aire. El peligro es el miedode morir, de ser muerto, La angustia es el miedoa la muerte.
El crimen más grande es el homicidio. Caín mataa Abe!. Es el crimen por excelencia. Y no se hacemás que matar. Mi enemigo visible, el que quierematarme, tengo que matarlo para que no me mate.Matándolo me olvido porque tengo la oscura conciencia de que matándolo mato a la muerte. Sumuerte no se vuelve contra mí, su muerte deja deser para mí fuente de angustia si maté al adversario con el asentimiento colectivo: las guerras están
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hechas para eso. Matar es un derivado, conjuromi propia.--m~erte. Magia de la muerte. Acción mágica del acto de matar. Cuando los alemanes mataban a los judíos, todos tenían la conciencia tranquila: mataban para defenderse. ¿Los judíos noquerían exterminar o someter el mundo entero? Oaun: ¿no corrompían la salud, las virtudes de laraza aria, lo cual es otra manera de matar? Sostenidos por una ideología procedente del Génesisdel siglo XX del inglés Chamberlain, por el condede Gobineau, por los racistas franceses, más rudimentarios, del siglo XIX; apoyándose igualmenteen los recuerdos más recientes de los "pogroms»rusos (pogrom es una palabra rusa, una acciónrusa) y en los campos soviéticos de la muerte,agregando a esto su propia crueldad, los alemanes,pensadores natos, se sentían justificados. El antisemitismo no es de origen alemán: es ruso, polaco, francés. No pretendo que los alemanes fueraningenuas ovejas rabiosas, pero había antecedentesque procedían de otros lugares. Los alemanes sesintieron culpables en el momento en que una colectividad más amplia los reprobó, los condenó.Entonces toda la sociedad alemana se sintió comoun solo individuo condenado por la sociedad, puesto precisamente en el banquillo de los acusadospor una sociedad de naciones. Es cierto que laexplosión de odio contra la humanidad que manifestaron es verdadera y objetivamente culpable.Siento un horror mezclado con una especie de admiración por los que asumen la responsabilidad dematar solos, de tomar la decisión de vivir una vidade asesinos, los francotiradores del asesinato, losque llamamos vulgares matones, los asesinos profesionales. iQué coraje, qué desafío, qué fuerza deespíritu!: al igual que Jean Paul Sartre, esos hombres no tienen Super-yo. Sabemos ahora que laexístencia es agresión. Sabemos también que lasociedad está dividida, que las distintas categorías sociales se combaten. Que cada categoría social tiene la conciencia limpia puesto que es unacolectividad. Trátase simplemente de destruir laconciencia limpia de una clase o de una categoríasocial para que se derrumbe. En lo absoluto, ninguna categoría social tiene más o menos razonesque otra para tener una conciencia limpia o no.Las propagandas se dedican a destruir la conciencia limpia de una categoría social y a reforzar lade su propia categoría. Más perspicaz y profundoque Carlos Marx, Hippolyte Taine nos había yademostrado que la aristocracia sucumbió porquese dio cuenta, porque tomó conciencia de que sehabía vuelto inútil. Los nobles dimitieron: nochedel 4 de agosto, etc. La lucha de clases sólo esaguda, sólo es posible cuando una clase renunciaa la lucha. Por supuesto esta clase puede arrepen-
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tirse después, rehacerse y comprender que las demás no tienen mejores razones que ella mismade... etc. David Rousset nos explicó muy bien cómoel campo de concentración es una sociedad comotodas las sociedades existentes, como todas lasorganizaciones sociales; el campo de concentraciónes la sociedad tal cual es en su esencia, quintaesenciada. Kafka también; describió los campos deconcentración antes de que existieran. Lo sabía.
Kafka, como Cristo, asumía la culpabilidad universal. Ese es su sentimiento de culpabilidad. ¿Dequé somos culpables? Del crimen contra el amor.y Sigmund Freud, ese otro gran judío, ese granrabino, de la más pura tradición de los rabinos,médicos de almas, quiso exorcisar el odio. Los judíos inventaron el amor, el amor del otro, el amorpaternal, el amor divino. Es por esta razón quefueron acusados de odiar. Son rapaces también,claro, como todo el mundo: detestan asimismo, peroes mucho más raro en ellos.
Es imposible imaginar la propia muerte. Por supuesto hay que intentarlo, ya que es imposible.
He aquí una cuerda, que está anudada. Deshagoel nudo. Ya no hay nudo. ¿Qué se hizo del nudo?La cuerda no ha desaparecido. Se pueden hacerotros nudos con la misma cuerda. Soy un nudo.Soy la cuerda. ¿Soy más una cuerda que un nudo?
No sintiéndose amado él mismo, Freud supo loque faltaba a todos: ser amado. Se dio cuentatambién que no se debe rechazar la agresión. Hacer de la vida una agresión amorosa. La agresiónlubricada de amor. Así se puede ser matado deuna manera muy suave, de una manera más suave.
Como un rito.
De pronto, una alegría, una felicidad. Hace años yaños que no había sentido eso. Todo me parecíapesado, ininteresante, gris, melancólico; era incapaz de leer un libro, de interesarme por una conversación, por un espectáculo. Miraba hacia otrolado. Todo era un esfuerzo, un deber: escribirobras de teatro, ver representar obras de teatro,las reuniones mundanas o profesionales, o amistosas, la visita de un joven escritor o de un estudiante extranjero que se interesaba por "mi obra»,todo me agotaba. La notoriedad literaria tampocotenía interés.
Al final de cada frase que pronunciaba o que eradicha por alguien, entre las líneas de la
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que leía, como subtítulo en las pantallas de cine,o escritas sobre los muros o los techos, estas palabras: «¿para qué?». Incluso el deseo se agotaba,se destruía, roído por el «¿para qué?»
y después, de súbito, esta felicidad de la queno puedo decir más que es insensata. Pero hayque aceptarla como insensata. Admitir que todafelicidad no puede ser sino insensata, pero vivirlaintensamente. Debo decir que a veces durante estosúltimos años, una promesa, un comienzo de felicidad, venía a iluminar el cielo de mi tristeza: leoponía un "¿para qué?», un "¿qué quiere deciresto?" o "eso no me impedirá morir» o "no hayrazón para ser feliz». Esta clase de vislumbre defelicidad se apagaba instantáneamente y volvía ami melancolía. Esta vez es como si hubiera comprendido que la alegría es un don del cielo, escomo la gracia, inexplicable pero evidente, cierta.No es explicable, no tiene razón de ser, y éstadebe ser su razón de ser, y esta falta de razón esquizá su única razón valedera, posible, verdadera.Esto puede comprenderse si me digo que todaslas razones que nos damos a propósito de cualquier cosa, son razones malas o razones faisas, yaque no sabemos nada y nuestro espíritu es muylimitado. Es lo mismo afirmar, que, después detantas otras cosas, la ignorancia es la causa denuestros sufrimientos y hasta quizá sea su mismasustancia. Ya que no podemos ser otra cosa queignorantes, queda una sola solución: ignoremos laignorancia y confiemos. obremos como si supiéramos.
Y, en esta alegría que sentí ayer, el mundo seme presentó bajo otra luz, bajo una luz nueva.Fue como si los árboles, las casas, los rostros, elagua y el cielo hubieran sido limpiados, como sitodo se hubiera vuelto limpio, renovado, remozado.Pero sobre todo esta intuición de limpieza. Y sentí que el mundo volvía a ser, era interesante, muyinteresante. ¿Qué había estado haciendo desdehacía tanto tiempo? ¿Dónde había estado? ¿Quiénme había impedido mirar y ver? Realmente, cadaparcela de este mundo me parecía llena de interés, del más grande interés. ¿Frescura y virginidad de mi universo interior? Renovación interior,un alma liberada o rejuvenecida. Si cambio, cambioal mundo. Ojalá dure. Ojalá permanezca limpio.Ojalá exista siempre esta frescura. Ojalá ya no seensucie más.
R.: Pobre criatura mía, ser minúsculo, lleno de inquietud, de sufrimiento y de amor. La veo comouna ardilla, corriendo menuda, de una habitación
otra del apartamento, de un estante a otro debiblioteca, colocando, clasificando, buscando el
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objeto, el lápiz o los lentes que acabo de perderpor centésima vez en media hora. La casa es comoun vasto dominío para ella, tan menuda, como unahormiga que se afana, minuciosa, poniendo ordenen todo. Donde se siente mejor es en mi escritorio,cuando clasifica mi correspondencia, cuando ordena mis manuscritos. Allí se siente feliz. Allí sonsus dominios más que en el resto de la casa. Essu universo, o más bien el centro de su universo,su aire respirable se encuentra allí. Incluso yoformo parte de sus dominios, soy como una casaque habita. Si le digo que deje de arreglar miscosas o mis manuscritos, si tiene la impresión deque me molesta, se derrumba. Es como si intentaraecharla de su casa. En efecto está en su casa.Soy su morada. ¿Dónde iría a habitar fuera? Suactitud es sin duda verdadera, auténtica, ya quees irracional. No es lógica, no es contractual, esprofunda, hunde sus raíces en una especie de verdad universal y permanente. Todo es irremplazable. ¿Puede cambiarse el sol de lugar? ¿Puedenquitarse el agua o la tierra del universo? ¿Puedecambiarse el sol de lugar, puede lograrse que hayatres puntos cardinales y no cuatro? Si me ausentara, si me separara, todo se derrumbaría. Pobrequerida enamorada que me detesta y que me adora.Soy su casa, la que se construyó o la que construyó.
Hacerle admitir que un ser tiene necesidad de independencia, que, como decía Rilke, el mejor regalo que puede hacerse al ser amado es la libertad, es para ella inconcebible: no comprendelas palabras independencia, autonomía, algo propioque es necesario conservar. No experimenta estanecesidad, no sabe lo que quiere decir independencia, ya que es toda del otro, y el otro es suyo.Necesito la libertad: ella no puede entenderlo. yaque para ella no hay libertad más que siendo dos.
*Dicen que los celos son un defecto; no hay queser celoso, no está bien ser celoso. Los celossostienen al mundo. El ser humano es celosodesde el primer día de su nacimiento; los gatosson celosos, los perros son celosos, las palomasson celosas, el tigre es celoso como un tigre. Lasflores son celosas, y también los árboles. Dios esceloso. Se es celoso porque no se puede vivirsin amor. Ella es celosa porque únicamente unser puede darle amor, de un solo ser puede aceptar el amor que no puede dejar de exigir de eseser. No se la puede privar de amor. No se le puede impedir respirar, no se puede dejar de amarla.
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Claro que hay que tener celos, pero los celos nodeben dorñ-inarnos. Todo es cuestión de medida.
Pero, ¿es culpa suya si tiene un corazón másgrande que ella misma? Ella encierra más pasiónque la que es capaz de albergar. Es como un ríoque desborda porque su lecho es demasiado angosto.
Tendríamos que tener un solo pensamiento, unasola meta: la felicidad del otro; deberíamos echarnos los unos a los pies de los otros.
Tendríamos que tener, con respecto a los demásy a nosotros mismos, el punto de vista del quemira un moscardón que se golpea contra el vidriode la ventana, sin saber que una de las hojasestá abierta. Abrámosle toda la ventana.
Son frases lindas.
Somos criaturas risibles. Somos cómicos. Es bajoeste aspecto que deberíamos vernos. Sólo el humor, rosa o negro o cruel, pero únicamente el humor puede devolvernos la serenidad.
No escribiré más con seriedad. Escribiré sólopara reír. Incluso debería no escribir más, perodebo hacer teatro, componer cuentos, ya que soyliterato profesional, ya que tal es mi función. Peroen realidad todo esto no vale gran cosa. La literatura es un derivado. ¿Qué hicimos en el sueñoen el que ví el muro? No lo atravesé, ni lo derrumbé, ni intenté derrumbarlo: lo evité. Hablo yhablo, lo cual me permite no hacer nada. La literatura me alivia, es una coartada, me disculpa porno actuar. No escribiré más... salvo para construirobjetos, símiles de pequeños universos.
'1:
El burgués explotador no odiaba al proletariadoque explotaba. Los Estados socialistas, mientras nose muestran cansados o corrompidos o decadentes,detestan tanto a los antiguos explotadores y a loshijos de los antiguos explotadores como a susnietos (como si todo pareciera tornarse racismo;en efecto, una sola generación de castigados nobasta para saciar la venganza; la Biblia nos enseña que los hebreos, al volver del cautiverio babilónico, sintieron una sed de venganza y un aborrecimiento muy comprensible por todo lo extranjero,por poco extranjero que fuese; así no sólo losverdaderos extranjeros eran impuros, sino tambiénlos judios que tenían un pariente extranjero, considerando que para no ser extranjeros los parientes,a su vez, no debían tener un pariente extranjero;también era impuro y debía ser exterminado e!
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ganado perteneciente a los extranjeros, y sus animales domésticos y sus sirvientes. Su casa, impura,debía ser incendiada a fin de purificar las piedras.)Pero los Estados socialistas detestan y desconfíande sus propios administrados; y los que no querían dejarse explotar, es decir alienarse renunciando a su libertad, eran enviados a ser explotadospor la fuerza en los campos de concentración, eincluso a veces se les alienaba por la fuerza, exterminándolos. Por supuesto, esta explotación nose llamaba explotación del hombre por el hombre;se llamaba libre aceptación del trabajo voluntariopor entusiasmo, que motivó la expresión irónicade «trabajo forzado voluntario». Hoy en dla estonos hace reír ya que la impostura es harto evidente; no lo era tanto incluso hace poco, y si sedecía a un progresista que no todos los norafricanos morían con alegría por la libertad, que porotra parte no tienen, y que ni siquiera ya esperandesde que son independientes, y que entre losobreros de la Rusia socialista había uno solo queno era totalmente feliz, el progresista parisino yrico trataba a uno de reaccionario o de vendido alcapitalismo norteamericano; tal es la acusacióndel hombre de ideas avanzadas de nuestro tiempo,en tanto que su padre, intelectual avanzado en suépoca, nos acusaba de estar vendidos a Moscú. Contestan con el slogan célebre: la explotación delhombre por el hombre no existe ni puede existir enRusia; toda la colectividad está simplemente alservicio del Estado. Y si uno no lo admite, esque "no hablamos el mismo idioma». Existe unlenguaje burgués (en el que, a pesar de todo, puede descubrirse la explotación del hombre por elhombre) que corresponde a una mentalidad burguesa; existe un lenguaje socialista, que corresponde a la mentalidad, al pensamiento revolucionarios (pero no el del pueblo: hay siempre un hiatoentre la revolución y el pueblo; los "revolucionarios» son pensadores, ideólogos burgueses que tienen un lenguaje que el pueblo comprende mal onada: es el "pueblo», si se puede decir así, quehabla y piensa «burgués»). iVaya a proponer ladesmistificación de tal lenguaje! Se alzarán dehombros. Y es de esta rudimentaria mala fe queresulta lo que se llama hoy en día la «crisis dellenguaje» de lo que nos hablan día y noche tantosburros sabios. Volviendo al burgués explotador: noera cruel, era indiferente. No odiaba al obrero, lodespreciaba, a veces lo compadecía. Y finalmentele sucedió en ocasiones no tener la concienciamuy limpia y dimitir, como antes lo había hecho laaristocracia. Y los vemos actualmente golpeándoseel pecho, injuriando a la burguesía, es decir, a ellosmismos, siendo así que la burguesía ya no tienenada de agresiva, de alienadora, puesto que, por
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suerte, los sindicatos se defienden de este lado,mientras que, como todo el mundo sabe, aunquehay que repetirlo, la tiranía y la explotación causanestragos al otro lado, a pesar de que los diariostratan de ocultarlo bajo los montones de floresde la propaganda. Si los burgueses hubieran sidointeligentes, habrían dicho que los comienzos delmundo industrial exigía el sacrificio de la mayoríade la población: la afirmación de esta necesidadno hubiera empero constituído, sin embargo, unatrampa o una «crisis del lenguaje».
Sueño incoherente, demasiado disociado, imposiblede contar y además casi olvidado. Recuerdo estaspalabras: «Precisamente entra el sheriff», dice unamujer rubia; y veo entrar al sheriff con su placa;siempre la policía. Veo también un hombre conbarba negra, que desaparece en la multitud.
Salvo en raros momentos de euforia extática enmi adolescencia, en los que" creí sentir una presencia absoluta, cuando me parecía que todo estaba justificado -más aún: salvado-, salvo inclusolos momentos de plenitud de mi infancia vividosen la ChapeHe-Anthenaise, nunca tuve alegrías verdaderamente profundas. Desde luego, la tristeza sinrazón aparente, la desesperación, todo mi desamparo estuvieron a menudo cubiertos por momentosde felicidad (la felicidad no es la alegría) que llenaba más o menos mi abismo interior: mi noviazgo y mi casamiento, la paternidad, las satisfacciones profesionales, esta especie de notoriedad, semiagradable, semiinsoportable; sí, todo eso fue importante, todo me procuró olvidos pasajeros sinpoder resolver nada, sin poder consolarme de ladesgracia de sentirme perdido en este mundo destinado a la muerte. Nunca pude superar este cansancio agobiador, esta enorme fatiga psíquica yfísica que he cargado toda mi vida sobre mis hombros, que me ha impedido alegrarme: me sentíincómodo en la vida, toda la vida, como «fuera decasa", tan rodeado por la desdicha de los demáscomo saturado de la mía, con la conciencia de quela vida es infernal, inadmisible Detestándose recíprocamente la gente sólo se alivia matándose también mutuamente, si se levantan unos contraotros, si mienten y sufren en los otros, para tratarde evitar el propio sufrimiento. Ni masoquista, nisádico, ni fanático político, creo haber sido siempre lúcido, con una lucidez un poco simple, quizá insuficiente, pero en general he visto claro.Co.morerldo por qué se declaran la guerra, por qué
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se abaten; comprendo que no quieran comprenderlo, sé perfectamente que las ideologías, las filosofías, otras razones que se dan, no son más quecoartadas y justificaciones, inconscientes, seminconscientes, de sus pasiones, de una desesperaciónescondida... Sé también que no lo admitirán jamásy que siempre rehusarán a desmitificarse a simismos, siendo así que hoy en día no se habla másque de desmitificación. Una lucidez superior comprendería mejor no sólo las razones de la sinrazón, sino sobre todo la razón de la sinrazón. Unatal lucidez superior se ríe de mi lucidez limitada,empírica. No tengo esta lucidez superior que meproporcionaría la serenidad. Más vale, sin embargo,tener una lucidez mediocre que no tener nada;más vale esto que ser engañado como toda ese.gente que se agita, habla, que piensa que piensa.
No, nunca pude sentirme cómodo en este mundode desgracias y de muerte, por el que me sentíimpotente de hacer nada: todo termina mal. Losaños han agravado mi tristeza, mi fatiga, mi asco,mi miedo. Entonces, hice mi trabajo, dije que nohabía nada que decir, «escribí", para emplear unaexpresión penosa, escribí con una pena casi insuperable, y cuanto más alegre parecía lo que escribía, más aumentaba mi infortunio. Se me hizo imposible escribir comedias, o casi; fue, pues, paraaliviarme que me puse a escribir dramas más negros. Escribo sobre la miseria y la angustia conuna especie de satisfacción. ¿Cómo se puede hablar de otra cosa cuando se sabe que se va amorir? El horror y !a cólera de ser mortales es loque hace que la humanidad sea como es. El masoquismo, el sadismo, destrucción o autodestrucción, las guerras, revueltas y revoluciones, el odiode los unos contra los otros sólo son, conscientemente o no, provocados por el sentimiento de nuestro fin inminente, por el miedo, y transformados,transferidos o no, a la muerte. No nos sentimosbien aquí, no nos sentimos en nuestra casa. Entanto no se nos garantice la inmortalidad no nossentiremos colmados, nos odiaremos los unos alos otros, a pesar de la necesidad que sentimosde amarnos. iAy! ¿cómo las criaturas de la desdicha podrían no temer todo de las otras criaturasde la desdicha? Cada uno odia en el otro al mortalque es él mismo. Proverbio: Hijos míos desconfiadlos unos de los otros.
Sin embargo, sin embargo está la enseñanza· deesos admirables rabinos jasidas que sabían lo queera el amor, que sabían cómo se podía llegar aél, que podrían reenseñárnoslo si no fuéramos sordos o ciegos. La ciencia del amor. Ni destruir a losenemigos, puesto que al fin y al cabo" no hay enemigos, no hay enemigos más que por". error; nihuir de la tierra, sino purificarla, es decirdevólVer
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a los hombres una conciencia despierta. Unir lorelativo a -fó -absoluto, hacer que la ceguera confíeen la sabiduría. Pero la ceguera no puede ser sinoceguera: los asesinos sádicos acusaban a esos inocentes de matar a los hijos cristianos y de bebersu sangre; los codiciosos proyectando sobre estossabios su propia ignominia, les reprochaban lacodicia, y los imperialistas les reprochaban querer conquistar el mundo.
Humanismo, supuesto humanismo cómodo, la grosera violencia de la que se hicieron groseras filosofías, las aberraciones llamadas revolucionarias, elodio más destilado, lleno de hiel, conscientementediabólico, que por ser solapado resulta menosfácil de descubrir que la necesidad de los brutosde la reacción: todo esto, destilado, que nos penetra, que surge de nosotros y cae sobre nosotros,que estructuramos, monumentalizamos, todo eso sellama «cultura».
También sé detestar; no estoy al abrigo de laepidemia, o más bien de la endemia, pero, a pesarde todo, mezclada con todo esto, permitiéndomemirar desde lo alto, tengo cierta indiferencia. Porque si no tuviera esta indiferencia, mezclada conmi cólera, con mi angustia, atenuándolas como elagua rebaja la fuerza del vino, no podría ni siquiera decir esto, rompería la hoja de papel, lodestruiría todo. ¿Puedo pensar que no detesto pordetestar, y que es el hecho de detestar lo que detesto? Veamos: todo el mundo detesta el odio yes por eso que el mundo odia.
Extiéndase, señor, en este canapé; esto es, asi.¿Está bien instalado? Bueno. Respire profundamente. Inspire, expire. Respire normalmente. Imagineque su brazo es pesado, muy pesado. Piense: «Mibrazo derecho se halla laxo y pesado. Mi brazoizquierdo se halla laxo y pesado. Mi brazo es muypesado.» Imagínese que su cabeza cae ligeramentehacia atrás. Conserve los ojos bien cerrados. Imagine que sus hombros son muy livianos. «Mis hombros son tan livianos.» Imagine que su pierna derecha es pesada. Piense: «Me encuentro muy relajado y mi pierna es muy pesada.» Sus dos piernasson muy pesadas. Imagine que sus dos piernas sonmuy pesadas. Piense que su corazón está a la izquierda. Sienta los latidos de su corazón. Piense:«Mi corazón bate a un ritmo regular y lento, micorazón late a un ritmo regular y lento.» Pienseque siente su vientre y sus intestinos. Ustedsiente la circulación de la sangre en el vientre.Diga: «Siento la circulación de la sangre en mivientre, siento mis intestinos.» Imagine que supelvis es pesada, que se hunde en el canapé, que
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el canapé lo sostiene. Diga: «Mi pelvis se hundeen el canapé.» Muy bien, respire normalmente. Ahora respire fuerte, inspire, expire. Inspire, expire.Abra los ojos. Estírese con placer, como un gato.Puede usted bostezar. Está muy bien señor; lo hizomuy bien. Su pulso es mucho menos acelerado, suritmo se ha vuelto normal. Usted se dio cuenta deque levanté su brazo hace un momento: se cayó;realmente se ha vuelto más pesado. Es hermosoun rostro, un cuerpo, relajados. Todas las fuerzasvitales están ahí, no en el sueño, sino en el reposo. Esto es la relajación. Es hermoso un cuerporelajado y vivo.Al salir del consultorio médico, le dicen: «¿Qué ha
pasado desde hace media hora? Usted sonríe, completamente relajado; ya no es el mismo de antes,iha rejuvenecido tanto!» Los monstruos interioresdescansaron, se relajaron, bostezaron, dispuestosahora a echarse sobre los demás, con todas lasgarras fuera.
No se cambia; es la situación la que cambia. Sepuede estar situado en condiciones mejores o peores, siempre soy yo quien está en el medio, elmismo en mi esencia íntima. Si se pone una planta al sol, se desarrolla; si se riega poco, se marchita; sin embargo, amarilla, o verde, o seca, o disecada, o desarrollada, es siempre la misma plantaa pesar de sus diversas reacciones que respondena las distintas condiciones en que ha sido puesta.El camaleón cambia de color cada vez que lo exigesu defensa: ¿Deja por eso de ser camaleón? ¿Setransforma en el medio que lo asimila, se torna lahoja que imita? Continúa siendo el mismo camaleón. Así, desde siempre, se es; no se deviene; laesencia precede a la existencia; las reacciones difieren sin alterar esta esencia. La historia no noshace. Incluso a veces la hacemos. Las cosas nonos hacen, puesto que estamos ya hechos. Esascosas nos hacen alternar de un estado a otro, perotodos esos estados los reconozco como míos, mepertenecen sin hacerme; los soporto, los tengo. Nohubiera podido, no podré ser otro: puedo haceresto de bueno o de malo, pero no me vuelvo esemal, ese bien, ese falso, ese verdadero. No se trata, pues, de cambiar, sino de encontrarse: lo inalterable en las alteraciones completamente provisionales de un yo mezclado con el mundo. Se tienetendencia a confundir los cambios de estado o desituación con un cambio esencial imaginario. Queyo esté en un estado de irritación, de salud, de enfermedad, de bienestar o de malestar, todo esto es,en suma, exterior a mí mismo. Si fuera labrador,burgués, etc., sería completamente distinto de otrolabrador, burgués, obrero. Igual que un actor, que
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es el mismo a través de diferentes papeles. Un gatono se vuelve gato; es gato desde su nacimiento,se comportará como un gato y nada podrá alterarsu naturaleza de gato. No aprenderá a ser gato;sabe serlo. Creo en la idea de gato. Es por estoque, quizá ilógicamente, me siento inclinado a pensar que no estamos tan lejos de la inmortalidad.Esto me permite también esperar que la serenidad,cierta indiferencia serán finalmente más fuertes quemi cólera y mi desesperanza. Finalmente, la naturaleza humana no puede ser odiada. Su buen omal humor son alteraciones psicológicas provisionales, estados diversos que no la destruyen nila modifican esencialmente.
*Creo haber sido perfectamente fiel conmigo mismo.No he cambiado. Desde que me conozco, mis sentimientos, mis pensamientos, mi ser, representanuna especie de invariabilidad que los sucesos, lavida, no han podido alterar. Me reconozco en loque pensaba, en lo que era a los diecisiete años.Las tentaciones de herejías y fanatismos que sesucedieron no me sedujeron. Antes de encontrarrespuestas, razones de mi inconformismo, me empecinaba espontáneamente, sin argumentos, sin otrarazón que la muda y profunda del corazón, a riesgo de dar luego los contraargumentos. Era lo queera. Soy lo que he sido. Aprendí muy pronto a estarsolo, porque no pensaba lo que pensaban los demás. Mi naturaleza profunda me lo impedía. Perola soledad no es el aislamiento, no es una barreraque me separa del mundo, es un escudo, una coraza que puede defender mi libertad, que me permite conservar la sangre fría a pesar del braseroardiente en que me hunden mis furores, mis repulsiones, mis terrores. Continúo conversando conlos demás, por encima de la barrera, en la medidade lo posible.
*Cuando, después de haberle dicho que me casaba,mi madre fue a casa de mi prometida, y cuandoésta le abrió la puerta, mi madre la miró un momento a pesar de que la conocía bien desde hacíabastante tiempo, como si tuviera frente a ella a otrapersona; la miraba con otros ojos, como cuando semira un paisaje desde otro ángulo que lo haceaparecer diferente: una amiga, hija de una amiga,pero una extraña, se tornaba de manera inesperada,la pariente más cercana, alguien como su hija, alguien como otro yo mismo, alguien también comootra ella misma, alguien que esperaba desde siempre, que presentía, que no reconocía y que a lavez le parecía conocer de siempre, la persona designada desde el primer día por el destino, a la
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vez impuesta y elegida. Era la princesa, su heredera, la que iba a volverse pronto la reina en su lugar. Mi futura mujer respondió a la mirada de mimadre; mi madre tenía los ojos llenos de lágrimaspero contenía su emoción, y sus labios que temblaban un poco expresaron algo indecible. No séen qué medida eran conscientes de lo que se decían sin hablar. Era una comunicación muda, unaespecie de rito breve que redescubrían espontáneamente y que debía llegar transmitido desde hacía siglos: era una especie de entrega de poder.En ese momento mi madre cedía su lugar y mecedía también a mi mujer. La expresión del rostrode mi madre quería decir: ya no es mío, es tuyo.iCuántas recomendaciones silenciosas, cuánta tristeza y cuánta felicidad, cuántos temores y cuántaesperanza, cuánto renunciamiento había en estaexpresión! Era un diálogo sin palabras fuera de mí,un diálogo de mujer a mujer.
Este ceremonial no duró más que algunos instantes, pero, sin duda, siguió las reglas de unatradición muy antigua; y como era un misterio, mimujer aceptó, jugó el juego sagrado y, obedeciendo a una voluntad, a una potencia que la trascendía, me ligó a ella, se ligó a mí para la eternidad.Jamás intentó liberarse. Jamás conoció a otro hombre. A veces he querido liberarme por un momentoo por varios, pero mis huídas eran sentidas comosacrilegios. Mi madre me entregó a mi mujer, lacual se encargó de mí y se transformó después enmi único pariente, más madre que mi madre, mihermana, una novia perpetua, mi hija y mi compañera de lucha. Estoy seguro de que todo se hizoasí; estoy convencido de que mi mujer, que se encargó de mí, no pudo o no quiso nunca desentenderse de mí y que este lazo jamás pudo romperseporque el compromiso sagrado entró en juego.
Mi madre murió tres meses después de mi casamiento.
Viejo sueño
Hace algunos años, mi mujer, mi hija y yo pasábamos nuestras vacaciones en Inglaterra. Vivimoscasi un mes en casa de una amiga inglesa, D. Tenía una casa muy bonita del siglo XVII y un magnífico jardín. Había reservado para los que invitaba,toda una ala de la casa, la más moderna. Vivía consus dos hijos en el otro extremo. Junto a la habitación con dos camas que nos fue destinada,estaba la de mí hija, con una cama y separadade la nuestra por un tabique. Algunos días despuésde nuestra llegada tuve un sueño extraño y bastante horrible: estaba rodeado por decenas de· médicos vestidos de blanco. Uno de ellos me. dijo:
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"Señor, tenem.os que operarle a usted del cerebro.» -"No -es agradable, pero si es necesario, háganlo.» De pronto los médicos desaparecieron. Unosolo volvió para decirme que se habían equivocadotodos, que yo no tenia nada y que podía volvera casa. Me pareció sospechoso y supliqué al médico que me dijera la verdad: "Tengo un tumorcanceroso en el cerebro y no es operable, por esoquiere que me vaya. Le encarezco me diga la verdad.» -"Bueno, contestó el médico, ya que quiere saber la verdad le diré que usted tiene un cáncer incurable en el cerebro.»
En ese momento, me despierto angustiado. Era elalba. Una débil luz llegaba desde las ventanas. Recuerdo a un amigo que murió, hace ya tiempo,de un tumor canceroso en el cerebro. La enfermedad le había hecho perder el sentido de la dirección. Si quería ír a la derecha se encontrabaa la izquierda. Quería ir a la puerta y se encontraba junto a la ventana. Me levanté cubierto desudor, y para tranquilizarme quise ver si yo conservaba el sentido de la dirección. Me propuse irhacia la ventana; llegué. Me dije: ahora, vayamoshacia la puerta; llegué sin dificultades, de maneraprecisa. Me sentí aliviado. Sin embargo, movidopor el miedo seguí deambulando por la habitaciónpara llegar a las metas que una tras otra me indicaba a mí mismo. La mesa de noche, la otra ventana, el ropero, la otra pared, luego, de nuevo, laprimera pared, y así sucesivamente. Mi mujer, despierta por mi agitación, abrió un ojo y sorprendidame preguntó si me habia vuelto loco. Contestéque no lo creía y le expliqué la razón de este"Nuevo viaje alrededor de mi cuarto». Me contestó que era una locura tomar en serio una pesadilla. Me volví a acostar, pero ya no pude dormirme. Cerca de las nueve fuimos a tomar eldesayuno al comedor, en el otro extremo de lacasa. La dueña y mi hija ya estaban allí. Mi hijadijo: "Te oi roncar, papá, a través del tabique;roncabas muy fuerte.» -"No pude haber roncado,primero porque no ronco y, segundo, porque estaba despierto.» -"Sí, roncabas y muy fuerte, y eraun ronquido curioso.» Iba a protestar cuando laSra. D. dijo a mi hija: "Sí, mi querida, era sin dudatu papá quien roncaba.» Me callé un poco sorprendido. En cuanto se fue mi hija, la Sra. D. sedirigió a mí: "Discúlpeme, no era usted quien roncaba, era mi abuelo. No era un ronquido sino unestertor de agonizante. Mi abuelo murió hace sieteaños, un 8 de agosto, y hoyes el aniversario desu muerte. En cada aniversario, de mañana, a lahora de su muerte hace oir su estertor. Tranquilícese, no hace otra cosa.» -"Yo sé de qué y cómofalleció su abuelo -dije--. Murió de un tumor canceroso en el cerebro. Lo habían mandado al hospi-
EUGENE IONESCO
tal, quisieron operarlo y después los médicos renunciaron porque, como le dijo uno de ellos a su demanda, el tumor era inoperable. Por eso murió encasa.» -,,¿Cómo lo sabe usted? Es exacto.» "Porque soñé eso toda la noche» -respondí-o
Desde este suceso, el estertor no se oyó nuncamás. Fue como si me lo hubiera apropiado. Ni el8 de agosto siguiente, ni durante dos años más,el muerto se manifestó. Y los parientes de la señora D., es decir, la hija y el yerno del difunto,vinieron a establecerse nuevamente en el ala dela casa que habían dejado para habitar en otraque se habían hecho construir a ciento cincuentametros de allí.
Sueño de esta noche
Me quedan retazos de imágenes. Colores sombríos,negro y gris oscuro. Creo que estaba en un viejosuburbio o en un antiguo pueblo, bastante mal conservado, bastante deteriorado, con mi abuela y miabuelo maternos: un lugar extraño, que me eradesconocido y que según parece era el lugar deorigen de mis abuelos. No sé cómo llegué allí;pasó algo, hubo discusiones de las que no conservé más que un vago recuerdo. Estaban dos demis tíos (uno barbudo), que son muy viejos y viventodavía. Conservo la imagen de una habitacíónen la planta baja, con una especie de camastro odos. ¿Me entero que mi abuelo está muerto, seestá muriendo o se va a morir? ¿Es que me enteroo me digo lo mismo con respecto a mi abuela?La veo tal como era cuando vivía, morena, sin unasola cana a pesar de su edad avanzada. Estoy enla municipalidad del pueblo o del suburbio, en elestado civil. Muchos empleados, entre ellos unobastante joven al que me dirijo. Me siento felizde estar allí, esa es quizá la razón de haber venido,para conocer el verdadero nombre de la madrede mi abuela, su nombre de soltera que no sabemos, tal vez porque lo escondía; origen social comprometedor de la bisabuela. ¿Pertenecía a una categoría étnica perseguida o condenada? Pero yoquiero conocer mi origen. El empleado me diceque, en efecto, sólo puedo conocer el nombre demi bisabuela en la municipalidad del pueblecito enque nos encontramos, pues es el único pueblecitodel mundo que posee todavía los expedientes decualquiera, originario o no de esta antigua municipalidad.
En las imágenes, en el ambiente de la vieja casabaja, el aspecto de mi abuela era deplorable: muymal vestida, casi como una vagabunda, sórdida, muysucia. De pronto está afuera, en un patio diminutorodeado de un pequeño muro de piedra, bajo. La
DIARIO (11)
tierra es barrosa, de un barro endurecido. El cielo siempre sombrío, las casas de alrededor bajasy siempre sucias. Pero mi abuela está allí, rejuvenecida, vestida con un hermoso vestido claro,bella, otra, rodeada, sin embargo, por muchos niños, sus niños: en realidad, tuvo verdaderamentedoce. Se rejuveneció porque cambió su nombre,que la mantenía separada del mundo y la hundíaen su vejez. Cambiando de nombre tenía que rejuvenecer. La miro y me embarga un sentimientoinefable: una especie de inquietud, esto no puedeo no debe hacerse, o quizá la impresión de queno está del todo bien. A mi derecha, a la derechadel patio, una casita de un piso, estropeada, quepodría ser nuestra casa de hace un momento vistade afuera, y en la cual entra uno de mis dos viejostíos, que en este momento está muy enfermo. Apenas entra se produce un incendio. La casa ardecon llamas altas. Llegan los bomberos de rojo, consu coche rojo.
No vi el fin del incendio ni la casa nueva levantada para reemplazar la vieja, la que se acabade quemar. No logré tampoco conocer el nombrede la madre de mi abuela, el nombre que buscaba.Sigo buscando el nombre...
Nuestra amiga Sorana Gurian murió hace unosaños de una enfermedad grave. Durante meses, durante un año o dos, día tras día, las inyeccionesprolongaron su existencia, aplazando su muerte deun día para el otro.
Michel M., psicoterapeuta, pensaba que la angustia en que vivía Sorana era inhumana, intolerable.Decidió hacer algo por ella, ayudarle con todassus fuerzas. Un día fue a la clínica, luego al díasiguiente, después todos los días durante dos otres meses. Quería enseñar a Sorana a morir, enseñarle la muerte. Tuvo éxito en tan difícil empresa.Una mañana, muy tranquila, Sorana dijo al médicoque venía a darle la inyección cotidiana que ya nola quería, que tampoco quería estar dormida a finde conservar su conciencia intacta hasta el últimomomento. Murió una semana después, dignamente,como lo había deseado.
'*Tengo demasiada vitalidad. Por consiguiente quiero vivir demasiado. Tal es el motivo de esta obsesión por la muerte. Es esta necesidad de vivir loque hay que resolver, abolir, o al menos moderarmucho. Una vez conocidas verdaderamente las razones de vivir, se disuelven inmediatamente.
Para conquistar la propia muerte hay que volverse un hombre libre. La muerte no debe ser una liberación ni una trampa. Debe ser una conquista,
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una ascensión. El buen camino de la muerte pasapor el de libertad.
No hay que matar a nadie. Al contrario, si sellega a aceptar la angustia y la muerte de otro,uno puede morir a su vez. ¿Cómo se puede aceptar la muerte de otro? Diciendo que finalmente, eslo mejor que puede ocurrirle a alguien. ¿Cómopuedo soportar su pena, su carga? Diciéndome quecada uno debe llevar su carga; diciéndome que también los demás deben llevar su parte de la desdicha de este mundo.
Escapo de su angustia como de la mía propia. Leimpido ir hasta el final de su angustia y de superarla, al igual que tampoco tengo la posibilidad deir hasta el final de mi propia angustia y de superarla. Me consuelo y le consuelo. Juego peligroso.Si resisto, si supero mi angustia, resisto la angustia del otro y la supero, pudiendo ser así el terapeuta del otro.
La muerte no es un descenso.
Z. me dice: Los psicólogos conocieron siemprelos sueños premonitorios y de clarividencia. EnOccidente no se puede creer en ellos porque, paranosotros, los sucesos tienen lugar en el tiempo.Tenemos, en efecto, un pensamiento causal. Hay unantes y un después, éste efecto de aquel. Antes,después, causalidad, tiempo. Los orientales, despreciados, no son comprendidos por los occidentales, porque los occidentales ven las cosas en unconjunto de correlaciones, de significaciones. Esevidentemente otra manera de explicarse el mundo;toda verdad no es más que una explicación quepodemos dar de una cosa y de las cosas. Paraadmitir estos fenómenos, que nos parecen insólitoso absurdos, habría que substituir simplemente nuestro pensamiento histórico, causal, por un pensamiento espacial. Una figuración espacial, no temporal. Si pudiéramos no historiar y a la vez no especializar, seríamos aún más libres; tendríamosotra representación del mundo, o mejor, ya quetoda figura está en el espacio, una explicacíón nofigurativa del mundo.
'*Una vez más: ¿Quiero realmente la salvación? Ibaa decir: ¿Quiero realmente salvarme? Pero lo desalvarme me recuerda el salvamento, el "salvémonos», el "huyamos». ¿Es que quiero verdaderamenterealizarme, conocerme de veras? ¿Ser realmentedueño de mi vida y de mi muerte, o bien es quequiero pura y simplemente hacer, continuar haciendo literatura? D
" Rayuela "':la novela como caja de Pandora
Nuevamente Europa
MANUEL PINILLOS
Siempre parada encima, siempre, igual que nubeque tapa el sol, la llama del cielo, una bandera;o tal vez esa joven bandada de estorninos, inocente,volando en el solemne mediodia, claramente melódico.
Siempre rompiendo encima, siempre. No obstante
tu alegrisima nota sobre el agua(el puerto con luces, los barcos de vuelta,la antigüedad de tu camino extraño: ese grito a lo lejos,
ese grito intacto, con todos los siglos y las armas,que se extiende inmenso y repetido quebrándose en sus voces,cual la llamada del eco en el silencio de la piedra que diriase que excusa el escucharlo).
iAy! Nosotros, debajo, clavados en diasde constante duda, de humo y desorden,
miramos el aire roto y llagado,el huracán que se forma en el costado de las playas,
mientras las alargadas ramas del mar
yacen o azotan el viento,y llueve la noche de la Historia.
Siempre parada encima, siempre, siempre,
cayéndose a lo largo del mundo y sus momentos,como el portavoz que da la ola en el instante de morir,
llenando el suelo de arenilla y despojos,estrellas que se hunden, rosas de alguna parte que no importa.
Pero a pesar de todo, porque es tanto,yo entiendo y entenderé eternamente tu eternidad, tu encendimiento.
Tu rasgada túnica de ofrecida, tu impúdica soberbia,
que descubren tu antiguo cuerpo de sangre,una dulce y feroz cadena de hijos que aúllan
en torno a tu bello nombre de muerta.
CARLOS FUENTES
El lector francés * conoce a Julio Cortázar por unamaravillosa colección de cuentos elípticos, Las armas secretas (uno de los cuales ha servido a Michelangelo Antonioni de base para su nuevo film,The Blow Up) y por una extensa novela alegórica,Los premios. La publicación de Rayuela comprobará que aquellas obras eran de tránsito y preparación para ésta, saludada por el Times LiterarySupplement de Londres como «the first great novelof Spanish America». Se puede afirmar, en efecto,que este novelista argentino de 52 años, desde sushabituales residencias en la Place du Général Beuret en París y en una granja cerca de Saignon, estáescribiendo hoy la mejor prosa narrativa de la lengua española. Pero limitarlo a eso que PhillipeSollers llama el «Iatinocentrismo» sería un graveerror. Para el crítico norteamericano C. D.B. Bryan,escribiendo en The New Republic, Rayuela es «themost powerful encyclopedia of emotions and visions to emerge from the postwar generation ofinternational writers». El lector podrá comprobar lavalidez de estas afirmaciones a poco que se entregue a uno de los más ricos universos de la ficcióncontemporánea: el que contiene esta caja de Pandora -juego, ceniza y resurrección- que esRayuela.
Novela latinoamericana, Rayuela lo es porqueparticipa de una atmósfera mágica de peregrinación inconclusa. Antes de ser descubierta, Américaya había sido inventada en el sueño de una búsqueda utópica, en la necesidad europea de encontrar un la bas, una isla feliz, una ciudad de oro.¿Es de extrañar que el rasgo más significativo dela imaginación literaria latinoamericana sea la aventura en pos del Eldorado -Carpentier-, del paraíso patriarcal -Rulfo-, de una identidad original-Asturias- o de una helada mitificación -Borges- que se encuentran más allá de la pesadillahistórica y de la esquizofrenia cultural de un mundo soñado en la utopía y degradado en la epopeya? Pero si hasta ahora esa imaginación nacíade una conciencia de la descomposición de la historia y de la sociedad, Cortázar realiza la peregrinación hacia adentro, busca la explosión haciasí mismo que, con fortuna, puede conducirlo a la
(*) Este trabajo fue escrito especialmente para La Quinzaine littéraire, de Paris, con motivo de la publicación enfrancés de Rayuela, por las ediciones Gallimard.
«superación» de las figuras. En todo caso, Cortázar no pretende comprometer a la sociedad si antesno ha comprometido a la realidad.
Al nivel más aparente, Rayuela ofrece una estructura y una historia engañosas. La división formal del libro es triple. La primera parte, «Dellado de allá», es París y la historia del expatriadoargentino Horacio Oliveira, que al buscar a la mujeramada y desaparecida, La Maga, la recuerda y recuerda la vida en común, a un paso indefinible deluniverso «clochard». La segunda, «Del lado de acá»,es Buenos Aires y el encuentro de Oliveira conTalita, la doble de La Maga, cuidadora de gatos enun circo y posteriormente enfermera en un manicomio. La tercera parte, los «Capítulos prescindibles»,reúne un «collage» de citas, recortes de periódicos,signos y promociones que van de lo académico alo popo
Una «tabla de instrucciones» completa la estructura sólo para empezar a transfigurarla: la novelapuede ser leída una primera vez de corrido, yuna segunda vez siguiendo la tabla de instrucciones. Pero esta segunda lectura sólo abre la puertaa una tercera y, sospechamos, al infinito de la verdadera lectura. Cortázar, nos damos cuenta, estáproponiendo algo más que una narración. Su propósito es agotar todas las formulaciones posiblesde un libro imposible: un libro que suplantara radicalmente la vida o, mejor, que convirtiera nuestravida en una vasta lectura de todas las combinaciones de lo escrito. Proyecto «increíble», como diríaBorges, equivalente a imaginar la total negacióno el total salvamento del tiempo.
«¿Encontraría a La Maga?» Las primeras palabrasde Rayuela entregan la clave de esa búsqueda inconclusa, «increíble» que, cerrada antes de escribir el libro, Oliveira re-presenta en la ceremonia dela escritura del libro. Porque sólo el libro le permitirá el nuevo encuentro con La Maga, esa «concreción de nebulosa», ligeramente candida. ligeramente perversa, continuamente recordada y prevista en un tiempo presente de la literatura que seconvierte en la tercera muerte del tiempo real. Haytres extinciones en Rayuela: la muerte deJa presencia recordada, la muerte de la prefiguración yla muerte del libro escrito para compensar la ausencia de La Maga, la compañera indispensabledel juego infantil interrumpido y desacralizado, Sólola pareja, proyecto "increíble» de negación y sal-
Gran maestro conte!ni¡)orán'eotoria, Julio Cortázar haconvicción profunda del autor: «Aparte'destinos individuales, somos parte dedesconocemos.» Y las constelaciones>de Rfinalmente, nos hablan del tiempo y deláHCon Octavio Paz y Luis Buñuel, Julio r'n ....:;·.."';;
presenta hoy la vanguardia de la cOlltempOréine!ídcidhispanoamericana. Con Paz, comparte laincandescente del instante como punto supremo· dela marea temporal. Con Buñuel, comparte la visiónde la libertad como el aura del deseo permanente.de la insatisfacción desautorizada y, por ello, revolucionaria. O
Marías O la fe en el liberalismo
No cabe la menOr duda: cada nuevo libro de JuliánMarías resulta para el lector motivo de entrañadaremoción. Nadie puede permanecer indiferente antelo que, más que engolada lección, es siempre reflexión esclarecedora, afán suasorio. La fina inteligencia de Marías sabe captar lo que es complejoy en apariencia huidizo con una inmensa ambiciónde claridad. Tanto es así que podria hacer suyasaquellas palabras de Goethe: "Yo me declaro dellinaje de esos ! que de 10 oscuro hacia 10 claroaspiran." No es mínima empresa en tiempos comolos actuales. que a mí se me antojan de rebuscadaconfusión y de oscuridad, quizá para mejor ocultar la falta de ideas verdaderamente originales.
El último libro de Julián Marías reúne varios ensayos, en los que estudia tres temas principales:los problemas del inmediato futuro de España yalgunos momentos decisivos de su historia, el mundo hispánico a que España pertenece, quiérase ono, y el Concilio Ecuménico, cifra de tantas esperanzas de transformación para gran parte del mundo católico. Su titulo es el del primer ensayo:Meditaciones sobre la sociedad española (El Librode Bolsillo. Alianza Editorial, Madrid, 1966). Trátase,sin duda alguna, del de mayor importancia y delque me ocuparé. Y complementa otros estudios delautor sobre el mismo tema. hasta formar un cuerposistemático en el que se establece una visión deconjunto sobre los problemas y la entraña españoles.
Aunque las antenas de Marías se proyectan sobre múltiples realidades de la filosofía, de la historia, de las ciencias sociales y de la. literatura.pues nada es ajeno al rigor científico que presidetoda su ya vasta obra, se percibe en él con claridadmeridiana una preocupación mayor harto compren-
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«in-conducta», a un despilfarro de movimientos ajenos al lenguaje que tradicionalmente los ha descrito. El conflicto conduce rectamente a la burla, lafarsa y el absurdo. La broma descomunal, digna deRabelais y de Sterne, se apodera del libro. El encuentro con la vieja y solitaria pianista ninfómana,Berthe Trépat. La colocación de los tablones enBuenos Aires, donde los fracasos de la intenciónson tantos que el fracaso se convierte en el propósito de la acción. La muerte de Rocamadour, elniño de La Maga, en medio de una orgía literaria.El descenso a la morgue refrigerada, al hielo abrasador del infierno. La re-escritura y re-ordenacióndel mundo en los cuadernos del insigne loco uruguayo, don Ceferino Piriz. Son éstas las claves profundas de Rayuela, de su filiación patafísica, desu anclaje en la extremailuminaciónsurrealista.desu perturbado diálogo entre las esfinges bretonianas del humor y el azar.
El lenguaje y la acción marginales se transforman en el contralenguaje y la superación esenciales de la búsqueda de Oliveira. La peregrinación loconduce al doble de sí mismo, Traveler. Y ante eldoble encarnado sólo hay dos respuestas: el asesinato o la locura. De otra manera, Oliveira deberia aceptar que su vida, al no ser singular, carecede valor y de sentido; que otro, que es él, piensa,ama y muere por él y que acaso Oliveira es sóloel doble de su doble y sólo vive la vida del dóppelganger. Oliveira intenta el asesinato por el terror. No un verdadero asesinato, pues matar aldoble sería suicidarse, sino un conato criminal queabra las puertas de la locura. O por lo menos, quehaga creer a los demás que Oliveira está loco.Allí, en el manicomio y el hospital finales queson el único kibbutz asegurado por el azar, la virtud y la necesidad propias de los Oliveiras de estemundo, se puede vivir en el absurdo sin justificaciones ni contradicciones Se puede. al fin, multiplicar la irrealidad inventando todo lo que parecefaltar en el mundo: Oliveira pertenece a la líneade los imbéciles geniales que, de Louis Lambert aPierrot le Fou, crean el imprescindible orden de loprescindible. En el manicomio y en el hospital. puerto final del Nietszche que todos podemos ser, seencuentra el centro de la rayuela, se reúnen el cieloy el infierno y se puede ejercitar la libertad a partirde un clamor perpetuo de insuficiencia, de insatisfacción.
"Ya se está». dice Oliveira. A ese estar, el novelista sólo le da el impulso mortal, el salto haciala probable isla del deseo convertido en realidad.El verdadero ser está en otra parte y el novelistaes el profeta que quisiera conducirnos fuera delcautiverio del discurso, de la historia y de la psicología.
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los desechos de la razón ("un burdel de vírgenes,si tal cosa fuera posible»), la sociedad (<<este callejón sin salida al servicio de la Gran InfatuaciónIdealista-Realista-Espiritualista-Materialista del Occidente, S. R. L.»), la historia (<<Puede ser que hayaun reino milenario, pero si alguna vez llegamos aél, ya no se llamará aSÍ») y la inteligencia (<<... elhecho mismo de estarlo pensando en vez de estarlo viviendo prueba que está mal»). Cortázar trazaaquí una verdadera memorabilia de todo lo que nodebería. llevarse a una isla desierta.
Pero Oliveira está ya, instalado con masoquistaalegría, en una isla desierta. Su sueño, La Maga,madona y amante, no está. No puede contar con lasombra insustancial de la caverna, Buenos Aires.Sólo le queda lo que arrastra: el basurete racional,los pianos rellenos de burros muertos de Un chienandalou. Oliveira renuncia a las palabras del basurero ("En guerra con la palabra, en guerra, todolo que sea necesario, aunque haya que renunciara la inteligencia») a cambio de los actos. Pero losactos tienen que ser descritos por las palabras delautor, Julio Cortázar: "La violación del hombre porla palabra, la soberbia venganza del verbo contrasu padre, llenaban de amarga desconfianza toda meditación de Oliveira, forzado a valerse del propioenemigo para abrirse paso hasta un punto en quequizá pudiera licenCiarlo y seguir -¿cómo y conqué medios, en qué noche blanca o en qué tenebroso dia?- hasta una reconciliación total consigomismo y con la realidad que habitaba.»
La verdadera integración de Rayuela se iniciacon esta desintegración de las palabras para integrar los actos que el novelista deberá describir.Michel Foucault dice que «Don Quichotte lit le monde pour démontrer les livres... 11 lui incombe lapromesse des livres.» Cortázar se propone la operación contraria. Por boca de Morelli, declara suintención de hacer una novela. no escrita, sinodes-escrita. Para des-escribir. Cortázar inventa uncontralenguaje capaz, no de reemplazar las imágenes, sino de ir más allá de ellas, a las purascoordenadas. a las figuras, a las constelaciones depersonajes. "Atrápalas, cógelas del rabo, chillen,putas», dice Octavio Paz de las palabras: no haceotra cosa Cortázar. A puñetazos, sin aliento, concargas dislocadas de dinamita conceptual, rítmica,onomatopéyica, hace saltar el lenguaje de su propia novela y sobre la ruina total vuela -triunfodesintegrado de alas en lIamas- el autor, últimoángel de este anti-paraiso y anti-infierno en queDios y Demonio son una sola paradoja:: mientrasmás se crea, más se condena. Rayuela es a laprosa en español lo que Ulises a la prosa en inglés.
Este encuentro de los actos y el contralenguajecapaz de des-escribirlos, obliga a Oliveira a una
negar yy el infierno en el juego de la rayuela. Al disolverse la pareja, Oliveira es entregado al éxodo, ala búsqueda de la "isla final» que represente elespacio peraido, a la peregrinación hacia el "kibbutz del deseo» en el que se puede vivir -o sepuede creer que se vive- con los sustitutos de launidad amorosa perdida.
Novela de puentes entre lo perdido y lo recuperable, Rayuela se inicia bajo los arcos del Senay culmina sobre unos raquiticos tablones que unenlas ventanas de una pensión en Buenos Aires. Laodisea de Oliveira lo lleva de París, el modelo original, a Buenos Aires, la patria falsa. Buenos Aireses la cueva en la que se reflejan las sombras delser. La realidad de la Argentina es una ficción, laautenticidad de la Argentina es su falta de autenticidad, la esencia nacional de la Argentina es laimitación europea: la ciudad de oro, la isla feliz, noes más que la sombra de un sueño de fundación.Oliveira regresa a Buenos Aires para encontrar aTa/ita, la doble de La Maga parisina perdida. PeroLa Maga, por fuerza, está acompañada del doblede Oliveira: Traveler, al que le daba rabia llamarseasí, él que nunca había ido más allá del Río dela Plata. Talita y Traveler, los reflejos degradadosde La Maga y Oliveira, ofrecen también una vidade remedo: la bohemia expatriada, el intelectual desarreglo de los sentidos, se convierte, en el contexto "nacional», en actividad de circo, manicomio yhospital. ¿La caída? ¿La nada? Si, pero no con lavoluntad trágica de una conciencia que contemplael derrumbe de algo. La caída, en Rayuela, esla de un Buster Keaton de la Pampa, voluntariamente cómica, bufa, grotesca: es la caída de alguien que no tiene donde caer porque antes nose ha levantado; es la nada del mundo latinoamericano, confrontado con la nada antes de ser otener nada. O, mejor, después de tener sólo unsueño: ¿Encontraría a La Maga? ¿pero es que alguna vez Oliveira conoció a La Maga, o sólo pretende encontrarla con las palabras que dice Oliveira y escribe Cortázar?
La ironía del viaje espiritual de Oliveira es que,como todo proyecto de ser, nace de una conciencia solitaria pero no se puede sostener aisladamente. Oliveira intenta todas las alquimias de lasustitución. Y cada una le entrega una caricaturaseca, tragicómica. de su esplendorosa unidad soñada de erotómano cornudo al lado de la compañera deseada y detestada. La Maga. En este nivel,los «capítulos prescindibles» se vuelven imprescindibles. Morelli, un viejo escritor fracasado, posibleaftér ego del autor. es el magíster ludí de estemercado de las pulgas de la cultura, de estaPorta Portese de las ideas en las que se acumulan
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sible: España. Fl:le en el pasado y lo sigue siendoen el presente' preocupación de no pocos españoles, afanosos de examinar la España de antaño yde hogaño con los ojos bien abiertos. Recordemosentre nuestros contemporáneos inmediatos a Ortegay Gasset, preguntando y preguntándose angustiado:«Dios mío, ¿qué es España?» Y también a AméricoCastro, incansable fustigador de dormidas voluntades: «España, tema de leyendas y blanco de animosidades, necesita ponerse en claro consigo misma.» Sin embargo, lo que ahora le preocupa a Marías no es ahondar en la esencia de España y delo español, ni saber lo que somos y por qué losomos, sino algo más cotidiano: ¿Qué va a pasar?¿Qué vamos a hacer? Las respuestas a estas preguntas que todo el mundo lanza a voleo le interesan en grado sumo, por entender que las opinionessobre la realidad efectiva de España son sobremanera deficientes y desorientadoras. «Nadie puedesorprenderse de ello: desde 1936 no se habla enEspaña con suficiente holgura de ella misma; enrigor, no hizo falta esperar a la guerra civil paraque la claridad fuera insuficiente.»
Considera el autor de Meditaciones sobre la sociedad española que es absolutamente necesario«desterrar de una vez para siempre la idea de queEspaña es un país anómalo y para quien no valenlas leyes de la física, la política o la moral; de queconstituye siempre un caso especial, una excepciónal amparo de la cual puede hacerse lo que convenga». Lo que aclara la situación presente es el hecho de que millones de españoles han vivido siempre y continúan viviendo en estado de barbechoo despoblado, en situación amorfa, sin incorporación real al nivel de la vida activa, sobre todo dela vida histórica. Este estado de hecho produce unagran distancia entre la realidad y la apariencia,una falta de articulación y reconocimiento de loselementos reales, por debajo de una ficticia uniformidad y unanimidad. Estima Marías que «sólo estaincorporación de la sociedad española al nivel delo que en el último tercio del siglo XX y en Europa merece llamarse 'humano' permitirá mirar conconfianza el futuro.» Esto supone, claro está, elejercicio de la libertad y la organización del pluralismo por lo que atañe a regiones, clases, grupossociales, grupos religiosos, intereses, opiniones, etc.«El Estado monolítico y uniforme es tan irreal ypoco viable como el atomismo individualista quefinge hombres singulares y abstractos dotados deuna libertad también abstracta. Entre uno y otrose interponen las formas reales, las estructuras efectivas en que la sociedad está articulada y -todavía más- va a articularse.»
Ese pluralismo no puede tener otra base que laconcordia, entendida «no como una supuesta y
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ficticia 'unanimidad', que ni es posible ni seríadeseable, sino como una inquebrantable decisión devivir juntos, esto es, de convivir y discrepar». YMarías prosigue con estas líneas de capital importancia: «De ahí la necesidad de los programasde vida colectiva, y de que estos sean propuestos(y no impuestos) a la sociedad, de que esta puedaoptar, prestarles su adhesión o negársela, y ellocon la frecuencia necesaria para asegurar la efectividad del consentimiento, porque no se puede hipotecar el futuro. Los instrumentos de esta proyección colectiva son los partidos políticos. No tengoninguna debilidad por ellos, más bien siento antetodos una pizca de repulsión instintiva, nunca hepertenecido a ninguno y creo muy improbable queesto me ocurra nunca; pero estoy persuadido deque en nuestro tiempo -desde la crisis del antiguo régimen en el siglo XVIlI- son absolutamentenecesarios para una vida normal. El consensus, fundamento de la legitimidad, al sobrevivir la crisisde ésta, tuvo que ser expreso, manifiesto, y estoquiere decir democrático, lo cual requiere la articulación en partidos de las grandes corrientes deopinión.» Cita un poco larga pero necesaria, puesto que ahora se habla mucho, tal vez demasiado,de la crisis de las ideologías y vetustez de los partidos políticos, si bien es cierto que los que discurren así suelen ser los que detentan el poder yquieren imponer su propio partido como organización única.
Insiste asimismo Marías en la necesidad de noaceptar como válida la descripción de situacionesque dejaron de ser actuales hace ya varios decenios, así como en evitar una engañosa impresiónde «inminencia». Es decir, no seguir un pensamiento inercial ni caer en el pecado de la prisa, sobretodo de la prísa verbal. «Hay algunos que sóloquieren seguir; otros, lo mismo sólo que al revés;algunos, por último, queremos otra cosa; pero nootra cosa cualquiera.» ¿Qué es lo que quiere nuestro autor? Concretamente, la organización de unliberalismo de la sociedad, de un liberalismo social, postulado ya en 1908, como nos recuerda élmismo, por su maestro Ortega. Y al igual que éste,Marías ve en Europa la solución del problema español. «España está en Europa, y ésta no está $ola,sino en Occidente: es uno de sus lóbulos inseparables. Ahí es donde hay que plantear el problema;desde ahí hay que imaginar el futuro, incluso losmatices diferenciales españoles. Cualquier solución'aparte', provinciana o caprichosa, es utópica y estácondenada al fracaso. Los que para imaginar elporvenir de España miran nostálgicamente a Hitlertienen tanto sentido histórico como los que vuelven los ojos a Mao. Sólo las soluciones europeasy occidentales y actuales pueden ser viables. Pero
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hay varias, porque el Occidente es plural y permitela originalidad.»
Como puede comprobarse, Julián Marias expresauna vez más su fe en Europa y en el Occidente.Pero es la suya, ante todo y sobre todo, una profesión de fe liberal. Por eso muestra su oposición alos atributos cada día mayores del Estado, pro:ceso que amenaza ahogar a la sociedad; igualmenteal afán de planificación que ha acometido a muchos, particularmente a los jóvenes ávidos de supuesta eficacia. Considera que los que aborrecenel liberalismo son precisamente los que desprecianal hombre. No puede, pues, sorprender que Mariasse inquiete de la nueva ola de politicismo queamenaza a España, o sea de «anteposición de lopolítico -con una visera coloreada ante los ojosa toda otra consideración.» Teme que al silenciosiga el estruendo, al conformismo el caos, al agudo politicismo la ausencia de una verdadera política.
Es el suyo, grosso modo, un liberalismo por elcual lucharon unos cuantos hombres egregios alo largo de los dos últimos siglos de la historiade España, siempre -iay!- vencidos por el tradicionalismo contrarrevolucionario. Un liberalismo quemás que un sistema político es un estado de espíritu, una manera de ser, un «temple», como él dice.Confieso que todo esto pone en el alma una vetade desazón, sobre todo a la vista del rumbo quesigue el mundo entero. No puedo por menos derecordar un libro de Raymond Aron, Ensayo sobrelas libertades (Alianza Editorial, Madrid, 1966), enel que el sociólogo francés se interroga sobre lacompatibilidad entre las necesidades de la civilización técnica y la actual síntesis democrática yliberal imperante en el Occidente, comprobando queuna sociedad técnica presenta caracteres colectivistas tan acusados que hacen que la amenazasuprema de nuestra época sea la del totalitarismo.Estos temores son los míos, por lo que envidio deveras la entusiasta y a la par razonada fe delamigo Marías.
1. IGLESIAS
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La Editorial Ooubleday & Company, de Nueva York,acaba de publicar una nueva edición en inglés deuno de los clásicos de la literatura extranjera sobreAmérica Latina: Lite in México, por Fanny Calderónde la Barca. Publicado originariamente en 1843, ellibro estaba compuesto básicamente sobre las cartas que la autora enviaba a su familia. Nacida en
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Edimburgo en 1804, casada con el primer representante español en México, la autora estaba enuna situación privilegiada, por su doble origen,para examinar con ojos completamente nuevos larealidad fascinante de México. La primera edicióndel libro, que fue aconsejada por el ilustre hispanista Prescott, había sido censurada por la propiaautora, que omitió nombres y comentarios confidenciales. Para esta nueva y monumental ediciónnorteamericana Howard T. Fisher y Marion Hall Fisher han ido a buscar en los diarios íntimos y lasrestantes cartas familiares para restablecer en laforma más completa posible el texto original. Elresultado de este trabajo de unos veinticinco años,en que los esposos Fisher recorrieron México palmo a palmo y revisaron archivos y coleccionaroncuidadosamente ilustraciones, es la más hermosaedición, la más erudita y documentada que pedirsepuede, la más adecuada para el lector moderno.Más de ciento cincuenta ilustraciones en el textoy casi otras tantas en láminas especiales, 140 páginas de notas a cuerpo chico, índices y otrasayudas completan una edición verdaderamenteúnica.
Entre los últimos títulos que ha publicado Alfa, deMontevideo, se destacan La verdad de las cosas,Notas y Apuntes para una obra, del crítico de arteRoberto Sapriza. En una página autobiográfica elautor informa que nació en Montevideo (1922), quesus más queridos recuerdos son del campo y de lacasa de su abuelo, que ha viajado mucho por España y Francia, y ha llegado hasta Grecia y NuevaYork, que su «pasión ha sido, y es, leer y contemplar pintura». Los aforismos que recoge este volumen están dedicados a la poetisa Esther de Cáceres, La editorial informa en la tapa posterior queSapriza ha estudiado en Montevideo con JoaquínTorres García y con José Bergamín. Ambos maestros parecen presentes en la inspiración de lostextos. También publica la misma editorial NoraPaz, un poema en forma dramática de quien esuno de los más interesantes poetas uruguayos deestos últimos años, Milton Schinca (nacido en1926). Nora Paz es su cuarto libro.
Las Ediciones Aquí Poesía, de Montevideo (quepublican una revista del mismo título) han editadorecientemente un nuevo volumen de versos de sudirector, Rubén Yacovski, que se titula Zona deRabia y que refleja una concepción más que comprometida, militante del verso, y un volumen de Ernesto Cardenal, La Hora O, el distinguido poetanicaragüense que es actualmente monje trapense.Este libro habia sido publicado por primera vezen México, antes de la entrada del autor en laTrapa, por cuenta de la Revista Mexicana de .. Litf!7
Revista mensual dirigida por Camilo José Cela
SUMARIO DEL N° 130ENERO1967
C. J. C.: El intelectual y la acclOn. Noticiero.SERRANO PONCELA: Un estudio de «La Regenta».MIGUEL FERNANDEZ: Seis poemas de "Sagrada materia».HUGO RODRIGUEZ-ALCALA: Traje de marinero.JOSE CORREDOR MATHEOS: La casa,JUAN MARICHAL: Apologia de la literatura española.ANTONIO BENEYTO: Las Sonatas de Valle-Inclán.ANTONIO MOLlNA: Poemas de Susana March.
Precios de suscripción: Un año, 500 ptas.; 6 meses, 275 ptas.Extranjero: Un año, 12 dólares.
Redacción Administración - Suscripciones:Francisco Vidal, 175. La Bonanova. PALMA DE MALLORCA (España)
cido en Guadalajara, 1944), que se concentra enmostrar la vida, casi picaresca, de la juventudmexicana de clase media. El joven autor ha publicado antes otra novela, La tumba (1964).
También en México la Universidad Nacional Autónoma ha recogido, bajo el título Puertas al Campo, una colección de textos críticos de OctavioPaz en que predominan los temas latinoamericanos.En una presentación del poeta Marco Antonio Montes de Oca se subraya la calidad excepcional deestas páginas: "Fenómenos que integran nuestroarte, unidos a otros temas detectados por la gransensibilidad del autor, son examinados con fluidez imaginativa que no desdice el rigor conceptual característico de Paz. Por una razón pareja aésta, la lectura del presente libro fascina e incitaa recorrer con atención unos hechos todavía frescos en la historia y ocultos por modo frecuente, envirtud de la cerrada oposición que ciertas estructuras del mundo actual -la publicidad, por ejemplo- guardan hacia valores ínsitos en la creaciónestética; los mismos valores que, hoy día, en susmás connotadas concreciones, anuncian un augeartístico pocas veces visto en Latinoamérica.» Próximamente nos ocuparemos de este libro fermenta!y de otros volúmenes recientes de crítica del notable poeta mexicano. O
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5) ¿ Es posible tender a crear un cuerpo profesional con objetivos profesionales en el panorama actual de la sociología argentina? El volumen estápresentado por José Luis de Imaz, que actuó decoordinador del seminario.
En México las Ediciones Joaquín Mortiz han recogido en un volumen titulado Los narradores ante elpúblíco las conferencias que dictaron veinte escritores mexicanos en un ciclo auspiciado por elInstituto Nacional de Bellas Artes, durante el año1965. Los participantes fueron, por orden de susconferencias: Rafael Solana, Juan Rulfo, Juan JoséArreola, Jorge López Páez, Ricardo Valdés, InésArredondo, Amparo Dávila, Carlos Fuentes, JuanGarcía Ponce, Juan Vicente Mela, Vicente Leñero,José de la Colina, Irma Sabina Sepúlveda, BeatrizEspejo, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco.En la Serie del Volador la misma editorial mexicana acaba de publicar dos nuevos títulos: Un cuartode conversión, cuentos del escritor peruano Manuel Mejía Valera (nacido en 1928) que ya habíapublicado dos colecciones de relatos (La evasión,1954, y Lienzos de Sueño, 1959, este último recogido en el presente volumen) además de un libro sobre Fuentes para la historia de la filosofía (1963);Y De perfil, segunda novela de José Agustín (na-
LIBROS Y AUTORES
montaña, 1959), dos de novelas cortas (La captura,1961, El silbido de la culebra, 1966).
Asimismo en Chile las Prensas de la EditorialUniversitaria han publicado por cuenta del Centrode Investigaciones de Literatura Comparada dosnuevos cuadernos de una serie muy interesantede estudios críticos que dirige el profesor RoqueEsteban Scarpa:Léautaud y el otro, de ArmandoUribe Arce, que explora la personalidad y la obradel célebre ensayista francés, muerto en 1956; yCesare Pavese, de María de la Luz Uribe, queestudia al influyente narrador y poeta italiano, unode los que más ha determinado el rumbo de lajoven literatura latinoamericana.
Los Cuadernos del Instituto de Letras, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional del Litoral (Argentina), acaban de publicarun estudio del novelista David Viñas sobre Laferrere, del apogeo de la oligarquia a la crisis de laciudad liberal. Tanto en su obra narrativa comoen su producción crítica, Viñas ha manifestado unenfoque sociológico-político que deriva en buenamedida de los estudios de Sartre o de Lukács, yque ha tenido el mérito de renovar polémicamentela visión de la literatura argentina, aunque muchasveces a expensas de una visión profunda de lasobras estudiadas. Este trabajo sobre Laferrere, elexitoso comediógrafo de principios de este siglo,es uno de sus ensayos más ambiciosos.
También en la Argentina, la Editorial Emecé hapublicado dos nuevas obras: La noche, de FedericoPeltzer, novela que se centra en la experiencia deuna mujer casada y solitaria con un hombre queencuentra casualmente en el banco de una plaza;y Los creyentes, veintidós cuentos de Nicolás CÓcaro que giran en torno de la angustia y la soledad del hombre contemporáneo. En Buenos Aires,la editorial Juan Goyanarte ha editado Dos guiones,de Dalmiro Sáenz, que recoge el texto de dos libretos cinematográficos escritos por el exitoso autor de Setenta veces siete. Se titulan: Treinta-treinta y El sexto día. Por su parte, las Ediciones libera han publicado un volumen de ensayos bajo eltítulo Del sociólogo y su compromiso, que recogetextos de Juan Carlos Agulla, Gerardo Andújar,Adolfo Critto, Floreal Forni, José Luis de Imaz, JoséEnrique Miguens y FranciscoSuárez, leídos en unseminario organizado en Buenos Aires los días 23y 24 de noviembre de 1965. El volumen trata deresponder a las siguientes cuestiones: 1) Estadode las investigaciones sociológicas que se realizanen la Argentina; 2) Respuestas que los sociólogospueden dar a los problemas del país; 3) Nivel decompromiso asumido por los sociólogos; 4) Planteo del orden de prioridades en las investigaciones;
Cadernosbrasileiros
Zig-Zag, de Santiago de Chile, ha editado dosnuevas novelas chilenas. Cuerpo creciente, de Hernán Valdés, que fue distinguida con una menciónen el concurso de Casa de las Américas (jurado:Alejo Carpentier, Manuel Rojas y Mario Benedetti)y que es un intento de mostrar la formación y desarrollo de un joven chileno en permanente luchaentre la realidad y su imagen de la misma; elautor nació en Santiago, en 1934. Ha publicado yados volúmenes de poesía. La otra novela se titulaEl desenlace y con ella Edesio Alvarado obtuvoel Premio Zig-Zag en un concurso de 1966. El autorya había sido destacado por la crítica con unaobra anterior, El caballo que tasia, de 1962. También ha publicado un libro de poemas (El corazóny el vuelo, 1948), uno de cuentos (Venganza en la
ratura (1960), Y ha sido reeditado varias veces endistintos países- de América.
SUMARIO JANEIRO . FEVEREIRO 1967
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KEITH BOTSFORD:Vinte e dais homens, uma bola
ROBERTO BURLE MARXO jardim como forma de arte
CARMEM DA SILVAEu compro essa mulher!
JACK JONESOtto Rank-uma heresia esquecida
JOSE MARIA MAYRINKA inquietude univérsitária
JAIME RODRIGUESA problemática culturaldo cinema brasileiro
FICCAO - POESIAS - TEMAS LlVROS
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Rua Prudente de Morais, nO 129Rio de Janeiro
Assinatura: Por um ano (6
América Latina desde Londres Sobre la nueva poesía uruguayalugares comunes y los comodines de siempre:"crítica de las generaciones anteriores", "compromiso del poeta con su medio", etc. Según los temas tratados se podría llegar a la conclusión deque la nueva generación se ve enfrentada naturalmente al problema del lenguaje, mientras que lasegunda busca su ubicación en una nueva realidadsocial e intenta una apertura hacia un público desconocido que emerge con los cambios que sufreel país. Pero esas no son conclusiones corroboradas por la discusión misma. No se transparentaen la mesa de los jóvenes, por ejemplo, la necesidad real de encontrar formas nuevas para expresaruna realidad nueva; por el contrario, desde lostítulos mismos de los temas, se advierte la perezaformal de una generación que hasta ahora se haplanteado los problemas a partir de la óptica particular de algún "ismo" de origen europeo o dealguna filosofía que no sirve más que como apoyatura demagógica para los que prefieren volver laespalda al quehacer poético mismo. La discusióndel primer tema propuesto -en la medida que nose daba como resultado de una búsqueda angustiosa de medios de expresión que sirvieran comoinstrumentos para operar en una temática nuevaterminó en un debate acalorado sobre subjetivismo-objetivismo, que sólo sirvió para oscurecer aúnmás el sentido de la reunión. Los otros dos puntosdel temario apenas se discutieron porque, comodijo Leonardo Milla, "oo. a los más jóvenes no lesinteresan las revistas. Inclusive no estoy seguroque los aquí presentes queramos hacer una revista". La segunda mesa ordenó con cuidado sus temas y dio a cada uno el tiempo necesario deexposición. Fuera de este mérito superficial y delas intervenciones serias de algunos de sus participantes por ahondar en la conversación, a pesarde las tiradas egocéntricas y pueriles de algunapoetisa (<<no sé cuántos de ustedes se han detenido a mirar el cielo,,), la mesa no logró profundizaren los temas y, como remata el prospecto, "seprolonga sin que, al cerrarse poco después el debate, se haya logrado un acuerdo".
Posiblemente la razón fundamental de haberseorganizado estas discusiones. reside en el hechode poder oponerlas en un período más o menosbreve de tiempo y enfrentarlas a una proposicióntemática común. Es evidente que el resultado sólose justifica en la medida de esa posible oposición.Cada resumen por separado documenta una vezmás la incoherencia casi general, las dificultades
Dos generaciones de poetas se reunieron hace algún tiempo en Montevideo para discutir sobre lanueva poesía uruguaya. Resulta interesante cotejarestos debates en que son los poetas mismos quienes se critican y exponen sus dudas e interrogaciones frente a una poesía en gestación. Ambasmesas redondas se realizaron en el Centro de Promoción Cultural, de Montevideo, publicándose luego sendos resúmenes que sintetizaban lo tratadoen ellas. A la primera asistieron poetas jóvenesque han editado o se han hecho conocer sóloen la última década: Nelson Marra, Manuel Márquez, Enrique Fierro, Enrique Elisalde, Walter deCamilli, Miguel Padilla y Leonardo Milla. El segundo debate fue llevado a cabo con poetas de generaciones anteriores que cuentan ya con una larga trayectoria; a él asistieron Jorge Medina Vidal,Clara Silva, Amanda Berenguer, Carlos Brandy, MiIton Schinca y Nancy Bacelo. Estuvo presente enlas dos mesas el profesor y crítico Alejandro Paternain, que está preparando la Antologia de laPoesia Uruguaya Contemporánea que publicarápróximamente la Editorial Alfa.
Aunque los poetas habían sido convocados paradiscutir un mismo tema general, los detalles deltemario corrían por cuenta de ellos mismos. En lamesa de los jóvenes Nelson Marra, que ofició comoordenador del debate, planteó a los invitados trestemas fundamentales que según su opinión son ala vez "tres caracterizaciones de la generaciónpoética que comienza a publicar alrededor de1960". Los temas propuestos eran: Poesía objetiva,carencia de imaginación creadora y falta de unarevista de jóvenes. En la otra mesa, Jorge MedinaVidal, comentó extensamente el temario confeccionado que constaba de los siguientes puntos: Ubicación del poeta uruguayo en el mundo de lasrelaciones sociales, el poeta y los criticas y elpoeta uruguayo y el mundo.
Mientras en la mesa de los jóvenes se aceptóunánimemente el temario propuesto, en la otra seplanteó una discusión sobre el mismo que no tuvoresultado concreto y que consumió casi la mitaddel tiempo con que se contaba para el debate.Pero cuando se llegó finalmente a un acuerdo, losintegrantes reaccionaron rápidamente y fueron losúnicos que pudieron desarrollar los temas de unamanera ordenada. Este fenómeno, consecuencianatural de una larga experiencia de debates y mesas redondas, aseguró una discusión más eficazy viva. que trató en lo posible de escapar a los
de marzo se comenta con gran aplauso la últimanovela del peruano José María Arguedas Todas lassangres; el autor es calificado como "el más importante escritor vivo del Perú" y la obra es considerada como de lectura indispensable para quienesdeseen conocer cómo es la vida en los Andes peruanos. No tan favorable es la corta reseña de Elbuen salvaje, del colombiano Eduardo CaballeroCalderón (5 de mayo) Después de reseñar brevemente su argumento, el crítico opina que el Parísque muestra está envejecido y resulta desilusionante. Aunque la novela se ubica en 1964, la realidad que presenta es la de los años cuarenta, cuando el existencialismo estaba aún de moda. Mejorle parece la presentación del dilema del intelectuallatinoamericano que después de haber vivido enEuropa no puede resignarse a volver a su tierra.Para el crítico, lo mejor del libro son las especulaciones del protagonista que al final parece comprender que el único elemento verdaderamente revolucionario en América Latina es el mestizo. Elcomentario de La casa verde, del peruano MarioVargas Llosa (22 de septiembre), señala la habilidad y complejidad con que está creada la estructura del libro, aplaude la objetividad del autorfrente a los problemas que el libro plantea, y señala la superficialidad con que el libro presentaa casi todos sus numerosos personajes. Aunque lanovela le parece de lectura fascinadora, el críticoconsidera que no alcanza la significación moral deLa ciudad y los perros y se queda corta en suproyección. Un hecho que hace más valiosos estoscomentarios del TLS es que se refieren a librosrecientemente publicados y que aún no han sidotraducidos al inglés. El insularismo británico parece estar siendo atacado en su misma fortaleza. O
*Acaba de aparecer en Asunción el primer númerode Criterio, revista universitaria de cUltYfa, que dirige Basilio Bogado G. En este primer número sedestacan un trabajo de René Dávalos, sobre "Posibilidades de una nueva cultura", que no dice cosas realmente muy originales pero tiene la valentiade decirlas en Paraguay; un reportaje de GabrielCasaccia, novelista paraguayo que ha obtenido conLos exilados, el primer premio en el ConcursoPrimera Plana (v. un fragmento de esta novela enel núm. 8 de Mundo Nuevo); un estudio de JustoPastor Benítez (h) sobre la "Ideología paraguayaen la guerra contra la Triple Aalianza". O
El interés por los estudios latinoamericanos es bastante viejo en Inglaterra. Fueron realmente los ingleses (después de los españoles, naturalmente)los primeros europeos en recorrer el continente,en cartografiarlo, en estudiar su flora y su fauna,en describir a sus habitantes. Durante mucho tiempo son ingleses los principales viajeros que nosayudan a conocernos desde fuera. Más tarde, elcomercio y la industria, la diplomacia y aun lapolítica colonial, determinaron otros tipos de investigación y estudios menos desinteresados. Enlas universidades y centros de estudio, los eruditosbritánicos han aportado algunas piezas fundamentales al conocimiento de América Latina. Pero sison importantes esas piezas también son numéricamente escasas, ya que hasta hace poco el latinoamericanismo se encontraba poco desarrollado ytenía poco estímulo en las principales universidades inglesas. Ahora esta política cultural está cambiando radicalmente.
Un reflejo de estos cambios, que tienen apenaspocos años, es el espacio que ahora se concedeen una publicación tan característicamente británica como el Times Literary Supplement a lostemas latinoamericanos. En una rápida revisión delos números correspondientes al año pasado es posible encontrar importantes referencias a temas,libros y autores de nuestro continente. Así, en laserie de tres suplementos especiales dedicados aNew Ways in History (Nuestros caminos de la historia) aparecen sendos artículos sobre la historiografía latinoamericana. Mientras Raymond Carr escribe(7 de abril de 1966) sobre las nuevas actitudes delgobierno británico, de las universidades y aun delos estudiosos, en un trabajo que es modelo desíntesis informativa y de opinión mesurada, RichardM. Morse escribe sobre «El auge latinoamericano"(28 de julio), señalando sobre todo la confluenciade intereses entre los estudios de tipo académicoy las investigaciones sobre el Tercer Mundo; elluntercer artículo de la misma serie (8 de septiembre),Tulio Halperin Donghi ofrece, bajo el título .d~
«La América Latina se contempla a sí misma", laotra cara de la moneda: la crítica o. autocríticaque define tan precisamente la nueva actitud .. latinoamericana.
En ediciones corrientes del mismo TLS es frecuente encontrar ahora referencias y comentariOssobre temas latinoamericanos. Como es habitualdicha publicación, los comentarios. van) sin firlllapero eso no impide a sus anónimos autore$expresar muy firmemente sus opiniones. Así, el 17
para explicarse.. eje algunos o el aburrimiento lisoy llano de otros, y excusa la ausencia demasiadonotable de otros poetas, entre ellos Idea Vilariño,que se ha opuesto siempre a toda inclusión de sunombre en una mesa redonda.
No es necesario concluir con el consabido «lasmesas redondas no sirven» porque esta nueva tentativa no haya dado los resultados esperados. Posiblemente el error consista en pedirles más de loque pueden dar. De todos modos, estos poetasuruguayos se esfuerzan por hacer más conscientela tarea artística y buscar en el diálogo las posibilidades de entender las nuevas perspectivas poéticas que se abren para el Uruguay, lo que esdecir también para América Latina. - JORGEBLANCO.
El monolingüismo quechua
Mesa redonda sobre el monolingüismo quechuay aymara y la educación en el Perú, se titula elimportante libro que ha editado la Casa de laCultura del Perú. Se trata de un diálogo entre lingüistas, educadores y antropólogos. El problemacentral discutido en esas sesiones es el del bilingüismo: el método y el carácter que debe definir la enseñanza del castellano en un país dondela gran mayoria habla el quechua. Un criterio expuesto defiende la tesis de que la castellanizacióndel país debe partir del desarrollo y de la necesidad de introducir la civilización actual: estatesis, que supone una «integración» o aculturaciónen el método tradicional de la antropología aplicada, fue puesta en tela de juicio. Según otrocriterio planteado allí, el castellano debe ser enseñado como una segunda lengua, en la mismaforma en que los hispanohablantes aprenden elinglés, por ejemplo.
Más allá de la discusión, ambas tesis visualizandos claras tendencias en el intento de comprendery enfrentar el problema indígena, incluso en elintento de definir la cultura peruana: por un lado,la introducción de soluciones "occidentales», laintegración de lo indígena a lo moderno; y, porotro lado, la búsqueda de soluciones a partir delo netamente nacional o nativo. En el caso concreto del monolingüismo, esta última tesis quieredefender la existencia del idioma quechua, amenazado por la educación oficial, y en esta defensaquiere plantear la conservación de tradiciones, literaturas populares, la misma concepción del mundo que supone el ejercicio de un idioma dado.Así, el Plan de Fomento Lingüístico, que aquí sostiene la fundación Ford, y dirige el lingüista AI-
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berto Escobar, está experimentando, con inusitadoéxito, con la colaboración de la Universidad deCornell y la ayuda del Ministerio de Educaciónlocal, un plan de enseñanza del castellano que nodeja de lado el quechua. Se espera, por lo demás,graficar fonológicamente el quechua para iniciarsu enseñanza paralelamente a la del castellano.Por lo pronto, en Quinua, Ayacucho, donde operaeste ensayo, el quechua es utilizado como elemento comparativo para el aprendizaje del castellano.
México: El Premio Villaurrutia
El Premio Xavier Villaurrutia 1966 ha sido otorgadoa Fernando del Paso por su novela José Trigo, publicada por la flamante Editorial Siglo XXI. ElPremio se otorga anualmente al mejor libro publicado por autor mexicano escogido entre teatro,novela, poesía, cuento y ensayo. La cantidad es dediez mil pesos mexicanos. El jurado está compuesto actualmente por Juan José Arreola, JuanRulfo y Francisco Zendejas, que fue el fundadordel Premio y su animador principal a través de losaños. En su primera época el jurado estaba compuesto por Carlos Pellicer, Rodolfo Usigli y el mismo Zendejas. Posteriormente Carlos Pellicer fuereemplazado por Octavio Paz. Hasta ahora han obtenido el Premio Villaurrutia: Juan Rulfo, por PedroPáramo (editado por Fondo de Cultura Económica);Octavio Paz, por El Arco y la Lira (Fondo de Cultura Económica); Rosario Castellanos, por BalúnCanán (Fondo de Cultura Económica); Josefina Vicens, por El Libro Vacio (Empresas Editoriales);Marco Antonio Montes de Oca, por Delante de laluz cantan los pájaros, (Fondo de Cultura Económica); Juan José Arreola, por La Feria (EditorialJoaquín Mortiz); Elena Garro, por Los Recuerdosdel Porvenir (Editorial Joaquín Mortiz); HomeroAridjis, por Mirándola Dormir (Editorial JoaquínMortiz), y Salvador Elizondo, por Farabeuf (EditorialJoaquín Mortiz). Sobre la novela de Fernando delPaso, que se anuncia como un libro de extraordinaria ambición, publicaremos próximamente un detenido estudio.
Guerrillas en el Brasil
Por decisión del Supremo Tribunal Militar se excluyó al industrial Jacob Horowicz de la denunciaofrecida en la Segunda Auditoria de Guerra contralos editores del libro Guerra de Guerrilha, cuyo
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autor es Ernesto (Che) Guevara y que había sidopublicado en una traducción brasileña. El abogadodefensor alegó que no se puede considerar uncrimen el hecho de que Horowicz haya impresodicho libro en la época en que el autor era "persona grata" en el Brasil y hasta recibió la Ordendel Cruzeiro do Sul.
Censura en el Perú
La Junta de Supervigilancia de Películas, dirigidaen el Perú por un ex ministro de Trabajo y autorde algunos libros sobre filosofía del trabajo, Antonio Pinilla, ejerce una confusa pero fuerte fiscalización. Contra los fuertes ataques de la prensa ylos largos memoriales de los amantes del buencine, dicha institución prosigue negando el permisopara la exhibición de Morir en Madrid, el admirabledocumental de Fréderic Rossif, que, sin embargo,ha sido proyectado en sesiones casi secretas enuna sala privada. La película sueca Adorado John,también fue prohibida por la Junta pero la fuertepresión de la prensa hizo que el pase fuera dado.La obra maestra de Eisenstein, El acorazado Potemkin, está asimismo censurada, a pesar de quese dio permiso para que se exhibiera en la Universidad de San Marcos. Sin ninguna política visible, con cierto tinte moralizante y cierta ingenuidadfrente a películas consideradas «subversivas», laJunta se ha convertido aquí en una entidad irrisoria que los periódicos satirizan al máximo. Un verdadero escándalo se produjo cuando "premió» avarias películas, a críticos y entidades de cine-club.El cine-club «LumÍt3re» renunció públicamente alpremio, y lo mismo hizo el critico Alfonso La Torre.El escándalo prosiguió cuando la Junta ofreció alcine-club «Lumiere» el permiso para exhibir Moriren Madrid y luego lo denegó. Secretas, pero nodemasiado, presiones de tipo diplomático y políticodetienen todavía este documental en manos de lacensura.
Conservación de la obra de arte
En Chile, la Cámara de Diputados aprobó un proyecto de normas relativas a la conservación deobras de arte. Los principales aspectos de esteproyecto son la disposición que autoriza a pagarparte del impuesto de herencia bajo la forma dedonativos a museos reconocidos oficialmente, y lareglamentación sobre la salida del país de obrasde arte, que en lo sucesivo sólo podrá realizar
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libremente el propio autor, mientras que todo otroposeedor deberá pedir autorización al Ministeriode Educación y garantizar el retorno de la obra,si el autor de ésta vive, o pagar un impuesto· del20 por 100 sobre el valor asignado, si se trata dela obra de un artista fallecido. Medidas de estanaturaleza, inspiradas en leyes similares que hanenriquecido los museos de Estados Unidos y Europa, son muy necesarias en casi todos los paíseslatinoamericanos.
Totalitarismo azteca
A casi diez años de su publicación en lengua española, acaba de ser traducido en Francia (Máspero,París) El pensamiento de los antiguos mexicanos,de la antropóloga francesa Laurette Sejourné. Ellibro ya había sido difundido ampliamente por lasediciones del Fondo de Cultura Económica de México. La publicación actual ha suscitado interéspor sus tesis polémicas y penetrantes. En un comentario para la reputada Quinzaine Littéraire (número 10), Genevieve Bonnefoi destaca la originalidad del libro y subraya el carácter totalitario de lacivilización azteca. Una frase de la autora queallí se cita resume adecuadamente el espíritu desu obra: "Confundir la exterminación en masa delos aztecas con el ideal ético que circula en sustextos sería como explicar la Inquisición por laenseñanza de Cristo.» Libro singular, seguramentedespertará aquí el interés por otros trabajos de laautora que reside en México desde 1940, y estácasada con don Arnaldo Orfila Reynal, fundadordirector de la Editorial Siglo XXI.
Caracas: Importante Congreso
En Caracas se ha constituido el Comité del XIIICongreso de Literatura, que se reunirá en esa ciudad, coincidiendo con las grandes celebracionesdel cuatricentenario de Caracas. Esta vez el Congreso se dividirá en dos partes, la primera, en elpasado mes de enero, se realizó en Los Angeles,Estados Unidos, y tuvo como tema a Rubén Darío,a cuyo centenario estuvo consagrada; la segunda,en Venezuela, se ocupará de la novelaiberoamericana durante el mes de agosto. Esta segundaparte coincidirá con el otorgamiento, por primeravez, del importante premio internacional de novela"Rómulo Gallegos», instituído por aquella nación(ver Mundo Nuevo, núm. 2, Sextante).
EIPfan Camelot: una autopsia
NISBET
Es bien conocida la reaccJOn unan/me de AméricaLatina frente a la denuncia del Plan Camelot realizada por El Siglo, periódico comunista chileno, el12 de junio de 1965. Semejante intromisión delEjército de los Estados Unidos en los asuntos internos de un pais latinoamericano, estuviera o nodisimulada por los sacrosantos derechos de lainvestigación sociológica, suscitó la más ardientey general condena. No sólo la extrema izquierdaencontró en la denuncia suficiente combustible paraalimentar sus ataques sistemáticos contra los Estados Unidos, sino que hasta las personas e instituciones más simpatizantes con dicho pais se unieron a la condena de una actividad intolerable yque afecta a la soberania de América Latina. En forma naturalmente apasionada, aunque justa, la Cámara de Diputados de Chile, por intermedio deuna Comisión investigadora, llegó a conclusionesinevitablemente condenatorias.
El único aspecto tal vez discutible de la reacciónprovocada por el descubrimiento del Plan fue elintento, no siempre desinteresado ni apolitico, deextender la censura a todas las actividades de lasociologia behavioral (o de la conducta humana),estuvieran o no auspiciadas por alguna instituciónnorteamericana. Uno de los sociólogos chilenos másindependientes, el padre Roger Vekemans, llamó laatención sobre este peligro en unas declaracionespúblicas: "Lo que más me preocupa, ya que estáfrustrado el proyecto, es que queda una hipotecasobre las ciencias sociales y más especificamente,en el caso concreto en que estamos, sobre la investigación social. En otras palabras, lo que másme inquieta de todo este incidente, es que la libertad de investigación podria salir dañada, recortada, reducida, limitada, cuando, a mi entender,tal libertad es, quizá, más radicalmente importanteque las otras libertades que defiende el régimendemocrático: la libertad de opinión, o la libertadde prensa, por ejemplo. En el fondo, la libertad deinvestigación es casi previa a la libertad de prensa.»
En este mismo sentido es también muy interesan·te la opinión del sociólogo noruego Johan Galtung,principal responsable de que se conociese verdaderamente en los medios sociológicos chilenos yen toda la América Latina bajo qué auspicios militares se estaba proyectando el Plan Camelol. Enla carta en que rechaza la invitación del Dr. Hopper para participar en dicho Plan (22 de abril de1965), Galtung subraya que no lo hace porque leparezca mal la investigación en si misma o el he-
cho de que esté auspiciada por el Departamentode Defensa de los Estados Unidos. Lo que si censura es que dicha investigación esté motivada porfinalidades politicas muy determinadas y que suponga la concepción del Ejército norteamericanocomo un organismo intervencionista. En el informeque más tarde Galtung redactó para el Ministeriodel Interior de Chile (15 de julio), señala que nole asombra que muchos distinguidos sociólogosnorteamericanos hayan aceptado honestamente intervenir en el Plan ya que éstos sólo suelen ver elaspecto técnico de este tipo de trabajos y carecenpor lo general de una visión politica adecuada.Asimismo señala Galtung (en lo que coincide conel padre Vekemans) el peligro de que en el futurose aplique a todos los planes sociológicos las condenaciones que suscite Camelot y por eso pide alGobierno chileno que establezca una distinción muynítida entre uno y otros.
Entre los sociólogos norteamericanos, uno de losque mejor ha examinado el Plan Camelot para determinar desde distintos puntos de vista su alcancey consecuencias, ha sido el profesor Robert A.Nisbet, de la Universidad de California, en Riverside. En un extenso articulo para la revista ThePublic Interest (New York, otoño de 1966) hace unaauptosia del Plan que es un modelo de análisisy humor algo negro. El mérito mayor de su trabajoconsiste en encarar el problema no sólo en susaspectos más salientes y escandalosos (la investigación del Ejército norteamericano en América Latina, el descrédito de la sociologia behavioral norteamericana en el mundo, etc.) sino en todas susramificaciones dentro de los Estados Unidos, desde la competencia de los Departamentos de Estadoy de Defensa por los fondos para grandes proyectos de investigación sociológica hasta la explosióndemográfica en el campo de la sociologia estadounidense, pasando por un examen despiadado delos aspectos éticos y metodológicos de la participación de sociólogos behaviorales en las actividades politicas de la nación norteamericana.
Utilizando una formidable documentación y unatemperada ironia, el profesor Nesbit demuestra lapeligrosidad, no sólo en el terreno politico sinoprincipalmente en el universitario, de planes comoeste. Sus conclusiones ( que asumen al final uncarácter paródico a la manera de la anticipaciónfamosa de George Orwell en su novela 1984) noson excesivamente optimistas y señalan la existencia de un peligro de una naturaleza aún más in-
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
sidiosa, aunque también más sutil, que el querevelaron los titulares del periódico chileno El Siglo.Aprovechando el nombre del Plan, que alude al fabuloso reino de Camelot, el profesor Nisbet realizaalgunos juegos de palabras e incluso alguna paráfrasis del estilo épico de Lord Alfred Tennyson, aquien se deben los Idylls of the King, reelaboraciónromántica de la leyenda del Rey Arturo y sus Caballeros de la Mesa Redonda, asi como de otropoema no menos célebre del bardo victoriano: eldedicado a celebrar la carga de la brigada ligeraen la guerra de Crimea.
Mundo Nuevo piensa que la difusión de este texto en América Latina puede ayudar a la mejor comprensión de un episodio que si bien tiene losgraves caracteres politicos que ya fueron denunciados oportunamente por la prensa y el Congreso chilenos, también tiene otros aspectos metodológicos y éticos que merecen ser examinadoscon más espacio y perspectiva, como lo hace aquiel profesor Nisbet. Por otra parte, el valor autocritico de un trabajo como éste no necesita serencarecido.- E. R. M.
El plan Camelot debe ser tal vez el peor plan científico que ha existido desde que el rey Canutotrató de dominar las mareas: el peor concebido,peor aconsejado, peor diseñado y peor ejecutadode todos los planes. Pero también hay que deciralgo a su favor. Nunca un plan de las cienciassociales ha despertado un interés tan amplio, tandiverso y en sitios tan elevados del gobierno norteamericano. Más importante aún: nunca un plan haproducido, o al menos estimulado, resultados a lalarga de tanta importancia (y posiblemente hastabenéficos) en la política gubernamental con respecto a las ciencias sociales. ¿En qué consiste elplan Camelot, y por qué tánto escándalo? Es sabido que el plan fue concebido a fines de 1963por algunos oficiales de la Oficina de Investigación y Desarrollo del Ejército norteamericano. Eldetalle del plan fue encargado a la Oficina deInvestigación de Operaciones Especiales (SpecialOperations Research Office, cuya sigla es SORO),de la American University, una organización quehabía sido creada hace algunos años con fondosmilitares con el propósito expreso de desarrollarinvestigaciones en ciencias sociales para el Ejército. Los objetivos del plan Camelot eran, según sedeclaró: 1) La identificación sistemática de los síntomas del colapso de una sociedad, y 2) la identificación de las acciones que pueden prevenir el colapso. Las principales áreas nacionales que intere-
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saban al plan Camelot habían sido elegidas entrepaíses de América Latina, el Próximo Oriente, Asia,Europa Occidental y Africa. El plan fue iniciado afines de 1964 por SORO con un grupo especial desociólogos bajo la dirección del difunto Rex Hoppel, sociólogo interesado en América Latina. Comoconsejeros del plan, en distinto grado de contactoy continuidad, había 33 sociólogos, algunos de ellosque cuentan entre los más distinguidos de la escuela "behavioral» de los Estados Unidos. El planCamelot fue cancelado en julio de 1965 por ordendel Secretario de Defensa, McNamara, como consecuencia de una serie de acontecimientos queexaminaremos rápidamente en este artículo.
Leyendo la multitud de reacciones y comentariosque ha despertado el plan Camelot uno recuerdainevitablemente el viejo cuento de los tres ciegosque intentaron describir un elefante. Según el Washington Evening Star, cuyo redactor político WalterPincus fue el primero en revelar el proyecto, elplan Camelot era otro episodio más en el interminable conflicto entre los departamentos de Defensay Estado. Para el Ejército norteamericano, bajocuyos auspicios el plan había sido concebido, erauna investigación que se interesaba en las condiciones de .desorden social, motines e insurrecciones, que podría, según dijo el general Dick, «ayudarnos a predecir el posible uso del ejércitonorteamericano en cierto número de casos en queocurriera una situación de colapso social». Parauna gran mayoría de chilenos, en cuyo país el planvio por primera vez la luz internacional, era unaflagrante y odiosa intervención en los asuntos domésticos de una nación con la que Estados Unidosestaba en paz. El Secretario Dean Rusk consideróel plan como una intromisión .bastante poco brillante del Ejército en la siempre delicada esfera delas relaciones internacionales con América Latina.Muchos miembros del Subcomité de Organizacionesy Movimientos Internacionales del Congreso norteamericano consideraron el plan como una triste consecuencia del papel disperso, inadecuado y fuerade foco que la sociología behavioral tiene en elgobierno norteamericano.
Para muchos sociólogos, la más notable carac~
terística del plan, fue su cancelación sumaria porparte del Ejército, una acción considerada generalmente como si revelase otro capítulo de ladiscriminación del Gobierno contra las ciencias behaviorales. (Este punto de vista, como veremos, eratal vez el más interesado y el menos fundado en larealidad.) Para algunos administradores universitarios de todo el país, y también algunos de los responsables de otros planes sociológicos de estetipo, la reacción a Camelot fue o pudo haber sido:«Gracias a Dios». Para los sociólogos norteameri-
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canos que estaban trabajando en el extranjero, especialmente eñesas zonas políticas en que el patriotismo tiende normalmente a estar siempre amartillado, Camelo! era dinamita y podía fácilmenteprofetizar el desastre para toda investigación futura de norteamericanos en el extranjero. Y asíocurrió.
Entran los de afuera
Hay otra reacción al plan Camelot que debemosdejar registrada: la de muchos sociólogos liberalesopuestos al oficialismo. Lo que ellos aprendieronde Camelot, otros lo habían aprendido ya en otraspartes: el salario del pecado es la muerte. Uno delos más irónicos aspectos (casi diríamos uno delos aspectos más camelotianos) de todo el proyecto fue la ausencia absoluta entre sus dirigentes deesos sociólogos que, por lo general, son hoy elblanco de los que están fuera del favor oficial:estos para quienes la palabra de cinco sílabas "oficialismo» ha venido a substituir todas las obscenidades más o menos polisilábicas de su léxico.iHay qué ver! Aquí había un enorme plan de ciencia behavioral, auspiciado y financiado por la másoficialista y venerable de todas las institucionesoficiales, el Ejército; un plan creado -para citar laspalabras del alto jefe de los camelotianos, Dr. Theodore Vallance, director de SORO- como "consecuencia del continuo interés del Gobierno en alimentar el crecimiento y desarrollo ordenado de losnuevos países del mundo», un propósito oficial sinlugar a dudas. Hay que agregar a todo esto elhecho de que el plan Camelot fue probablementeel plan más ricamente dotado de toda la historiade las ciencias behaviorales: se le habían adjudicado unos seis millones de dólares. Y, Gloria inExcelsis Deo, era un plan en que por fin entrabanlos que estaban fuera: la mayoría de los sociólogosque participaban allí pertenecían, en mayor o menor grado, a la izquierda liberal del abanico político y es casi seguro que no había entre ellos unsolo partidario de la guerra del Vietnam. En la otramargen de la laguna Estigia, la sombra de Platóny de todos sus descendientes hasta C. Wright Milisdeben haber saltado de alegría al contemplar esteascenso final de los puros de corazón a la ciudadela del poder moderno.
¿Cuáles fueron los incentivos que atrajeron y losmotivos que inspiraron a estos sociólogos a aceptar •• un. plan que de acuerdo con su naturalezaoficial era un. tipo de empresa de investigaciónabierta que permitiera al Ejército de los EstadosUl'lidosumpunto •de apoyo. táctico más .fácil? lrving<Louis Horowitz; que no tuvo nada que ver en
ROBERT A. NISBET
Camelot pero cuyo artículo es el más informado yel más esclarecedor de todos los que han aparecido sobre él, nos dice que hay una deslumbrantevariedad de motivos entre los participantes en elplan. Lo siguiente es una paráfrasis del "autorretrato colectivo de Camelot tal como lo veían lossociólogos que lo dirigían», según ha escrito el profesor Horowitz.
Primero, había la alegría de poder hacer algogrande en sociología, algo que borrara la memoriade lo rutinario, que obliterara el recordado tediode lo que C. Wright Milis llamó una vez "empirismoabstracto». Segundo, existía el embriagante sentidode libertad que aporta una posición en la cumbredel poder; esto en contraste con la falta de libertad de la existencia universitaria común en quenuestros colegas pueden examinar nuestra obrapara decidir sobre su mérito y substancia. Tercero,había la posibilidad platónica de educar una élite,de moldear la mentalidad del más antiguo y reacionario de los grupos dirigentes, los generales,y tal vez de dotar al Ejército por primera vez enla historia de propósitos pacíficos y constructivos.Cuarto, se tenía la esperanza de acelerar el ascenso del hombre a la perfección a través de lahumanización, si no de la conquista inmediata, delpoder militar: un sueño que hasta la fecha habíaestado confinado a los utopistas en la historia peroque ahora era una parte muy considerable de losnuevos hombres del poder, los sociólogos behavioristas. Quinto, existía el sentido embriagador devivir peligrosamente mientras los otros pobres sociólogos continuaban dentro de sus capullos universitarios.
Estos son algunos de los motivos que el profesor Horowitz pudo descubrir en su investigaciónde Camelot. De ello se puede concluir fácilmenteque un sentido de excitación milenaría debe haberse apoderado de los camelotianos durante aquellos agitados días de los años 1964-65; un sentidode excitación provocado al comprender que mentalidades incorruptibles e imperecederamente humanitarias habían llegado a los salones del poder,a los bastiones mismos, y podían mirar desde loalto a esos sociólogos menores, los oficialistas,que habían vendido sus almas demasiado prontoy demasiado barato.
Entonces se desató el infierno. Después de mesesde reposo camelotiano, de contemplación, de pensar y planear, de interminables consultas con losfavorecidos, meses en que los sueños eran soñados y luego codificados y luego perforados en tarjetas 1. B. M, toda la empresa (ioh maldito encono!)tuvo que terminar. Terminar no con estrépito sinocon un sollozo. Ocurrió así.
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
Desastre en Chile
Uno de los consejeros del plan, un profesor ayudante de antropología, nacido en Chile pero ciudadano norteamericano, que iba a dicho país a pasarel verano por asuntos personales, ofreció -por unestipendio, naturalmente- consultar a algunos sociólogos chilenos sobre si les interesaría un planen el que el Ejército norteamericano, trabajando através de sociólogos behavioristas, emprendería-sobre una base estrictamente científica, como esnatural, y sólo con los más elevados motivos- lainvestigación de las condiciones de desorden social y de rebelión, y de los medios de lucha contraambos en los países extranjeros; no necesariamente Chile, se entiende, sino en otros países latinoamericanos o del resto del mundo. Esta idea le pareció espléndida al jefe de los camelotianos enWashington y así partió, sino el primero, el verdaderamente último de los Intrépidos Camelotianos.
El resto pertenece a la historia. A los sociólogoschilenos, por algún motivo, no les pareció bien laidea de que su país o cualquier otro fuera investigado por sociólogos behavioristas que, por máspuros de corazón y de estructuras metodológicas,y por más rangos del escalafón que estuvieran separados de los tanques y de los lanzallamas, actuaban sin embargo inevitablemente como agentes delEjército norteamericano en tierra extranjera. El informe del Comité Chileno a la Cámara de Diputados de dicho país señalaba que el sólo débil interés de algunos sociólogos chilenos por el plansurgió de habérseles asegurado por escrito quetodo el plan estaba auspiciado por institucionesde carácter privado o civil, y que sólo cuando empezaron a reflexionar sobre el significado del usode un nombre en código y, lo que es más revelador,cuando recibieron un informe completo y documentado de lo que era en realidad el plan Camelot,informe escrito por otro de los consejeros -hombre de ideas pacifistas que no pudo soportar másel peso de la culpa- entonces pudieron contestarde manera adecuada.
Una de las maneras fue entregar toda la documentación a un periódico de izquierda que, después de meses de publicar un habitualmente aburrido material, tenía en cambio algo de significaciónrealmente extraordinaria. No es difícil imaginarseel tema: la diplomacia norteamericana, después deun siglo de trabajar a través de los reyes. de labanana, se había vuelto hacia los reyes de la sociología behavioral, es decir, de los todopoderososindustriales a los todopoderosos universitarios, etc.,etc. De todas las maneras las noticias de Camelotempezaron a circular, en Chile al menos. El escándalo que podía predecirse fue inmediato y
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sustancial, llegando hasta la Cámara de Diputadosque, como he indicado, consideró necesario ordenar una información sobre todo el asunto hecha porun Comité especial. En general, el informe chilenoes notable por su moderación, pero se ahorra pocos detalles de Camelot, su organización, su personal, sus contactos con los chilenos, etc. En estosaspectos es un documento más útil que el informede nuestro propio Congreso, que protege la identidad de los sociólogos de Camelot y la naturalezade todos los detalles del plan, de una manera queno habría sido permitida probablemente si Camelotinvolucrara a figuras del mundo de los negocios odel gobierno en vez de universitarios.
Pero si el informe del Comité Chileno fue relativamente moderado, la opinión publica y oficial dedicho país no lo fue. El rebote producido por Camelot agarró al menos a un sociólogo norteamericano conocido mío, que fue expulsado sumariamente de Chile, dejando en suspenso el producto demeses de importante investigación. Fue indudablemente una víctima que ni siquiera podía calificarsede mirón ya que no sólo no tenía nada que ver conCamelot, sino que era totalmente ajeno a su existencia. Sus protestas no se sirvieron de nada. Elodio despertado por Camelot incluía a todos lossociólogos norteamericanos.
No fue, sin embargo, la reacción chilena sino lade Washington la que demostró ser decisiva y demás larga consecuencia para las ciencias behaviorales en los Estados Unidos. Nuestro embajador enChile, Ralph Dungan, herido por ignorar algo que(dado el auspicio del Ejército norteamericano) a élle parecía naturalmente parte dé su cometido, man~
dó un cable muy tajante a Rusk después de.leerlos detalles de Camelot en los periódicos chilenos.Rusk fue a ver al presidente Johnson, Johnsonfue a ver a McNamara, tv1cNamara fue descendiendo graciosamente (y agradecidamente sin duda) elescalafón oficial, y de todo esto -en uno de los actos más rápidos jamás registrados en Washington~
surgió una orden del Ejecutivo que prohibía· investigaciones en países extranjeros auspiciadas por elGobierno y que en opinión del Secretario de Estadopudieran afectar adversamente las relaciones exteriores de los Estados Unidos. Sin pérdida de tiempo, el Departamento de Defensa enterró a Camelot;o, para seguir desarrollando la hermosa imaginería del título del plan, sentenció a sus habitantesa regresar al mundo de la realidad.
Y la más triste de todas las tristes pequeñasironías de este cuento es que, como habría. de. de~
cir casi quejosamente uno de los principales responsables, Chile ni siquiera había sido elegido paraun estudio tipo Camelot, ino había sido cartografiado, programado, codificado, o convertido. en fichas
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perforadas! D~. tllil materia,iay!, está hecha la ciudad de los hombres.
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Pero la memoria de Camelot sigue flotando. Suverdadera importancia en la historia de las cienciassociales comienza con su muerte. Así como nadale vino mejor a la vida de Carlos I de Inglaterraque la forma en que fue ejecutado, así nada fuetan fértil para las ciencias sociales en la vida delplan Camelot, nada tan rico de posibilidades comosu cádaver; ese cadáver cuya autopsia por partedel Congreso de los Estados Unidos fue dispuestacasi antes de que emitiera su último suspiro. Dela audiencia llevada a cabo en el Subcomité deOrganizaciones y Movimientos Internacionales surgió un informe. Y no puedo pensar en nada másedificante para los sociólogos que la lectura deese documento de doscientas páginas; edificantey lisonjero. Si se necesitara algún remedio queeliminara drásticamente el complejo de grupo minoritario que todavía caracteriza a la valoracióncon que muchos de nosotros, sociólogos, nos torturamos y que nos lleva a sentirnos despreciados, discriminados y odiados por la sociedad y el Gobierno, ese remedio puede encontrarse gratis eneste informe. Digámoslo bien alto y que llegue bienlejos: el Gobierno norteamericano a partir del Subcomité, cuya tarea era escudriñar en el ataud deCamelot, y recorriendo toda la ciudad de Washington hasta llegar a los secretarios Rusk y McNamara, se interesa por las ciencias behaviorales.
En realidad, al leer el texto completo del informe, uno descubre que las ciencias behavioraleshan sido milagrosamente liberadas de todo pecado.El aprovechamiento de las ciencias behavioralespor parte del Ejército, eso no está libre de pecado,pero, como veremos, se trata de otra historia. Enlos comentarios de algunos miembros del Subcomité, sólo dos veces encontré algunos sobrentendidos irónicos pero aun estos fueron suscitadospor ciertos testimonios sobre las ciencias behaviorales que había que leer para poder creer. Déjenme citar dos ejemplos. En un momento, el director de SORO estaba· explicando al Subcomitéla importancia de exportar a las naciones subdesarrolladas los conocimientos que poseen los norteamericanos en ciencias behaviorales. El ejemploque daba está basado en lo que le contó un amigo,que, mientras viajaba por Africa, había visto unavez un automóvil detenido en una carretera conuna rueda pínchada mientrassusocupantas estaban parados a su alrededor, aparentemente sin saber qué hacer. Ante este ejemplo unóde los miem-
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bros del Subcomité sólo pudo recomendar gentilmente al director que recorriera cualquier carreteranorteamericana para comprobar el mismo espectáculo. El segundo ejemplo fue ofrecido por su representante del Ejército. Presionado por el Subcomité señaló un "descubrimiento» de las cienciasbehaviorales: que en Vietnam, el Vietcong viajabafrecuentemente en grupos de familias aldeanas, junto con las mujeres y los niños, y que comían suscomidas a horas fijas del día. Uno de los miembrosdel Subcomité, con la paciencia un poco agotada,se preguntó si se necesitarian equipos enteros desociólogos para descubrir algo que presumiblemente estaba al alcance de cualquier patrulla dereconocimiento, algo que Julio César había descubierto empleando simples legionarios en su campaña germánica.
Pero estos, lo subrayo, son los únicos ejemplosde ironía que puedo encontrar en el informe delSubcomité, y su verdadero blanco no eran las ciencias behaviorales sino el Ejército y el uso que éstehacía de aquéllas. Leyendo el informe como sociólogo, uno se descubre literalmente reteniendo elaliento a medida que avanza a través del testimonio,porque si alguna vez un plan de ciencia behavioral quedó expuesto -como juicio profesional, proyecto, ejecución, aparte del enorme gasto de dinero(varios cientos de miles de dólares ya se habíaninvertido en el plan)- a la posibilidad de unadespiadada caricatura por parte de un Comité delCongreso, fue el plan Camelot. Pero, lejos de todacaricatura u hostilidad, sólo hay allí respeto, cortesía y un interés serio en el aporte de las ciencias behaviorales y de su propia situación en elgobierno nacional. Después de todo, ¿en qué otrodocumento del Congreso (o en cualquier documento profesional) se puede ver a las ciencias behaviorales caracterizadas como "uno de los útilesvitales en el arsenal de las sociedades libres»,con una recomendación final de que se aumentenenormemente los fondos para subvencionarlas y sehonre su carácter oficial al incluirlas como partede la Oficina Ejecutiva del Presidente así como enuna Fundación Nacional?
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Ni una sola vez en la audiencia del Subcomité seplanteó el problema de la ética profesional conrespecto a los sociólogos que participaron en elplan Camelot. Sin embargo, fue en Chile. dondeaparentemente se esperaba distinto nivel de conducta en los investigadores, que el asunto se planteó. Leyendo el informe del Comité Chileno y algunas expresiones de la prensa de dicho país, se
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
encuentra muy poca, o casi ninguna, de esa censura a los militares norteamericanos a que se confinó nuestro Subcomité, porque en Chile, como enel resto de América Latina por lo general, sólo seespera lo peor de los militares. Lo que incomodó yaún incomoda a los sociólogos chilenos es, en primer lugar, el hecho de que profesores norteamericanos se hubieran dejado envolver en algo comoel plan Camelot y, en segundo lugar, que ningúnacto de censura hacia los participantes del plan sehaya realizado o siquiera sugerido por parte de instituciones norteamericanas de sociología. Desde unpunto de vista chileno parecía increíble que sociólogos se hubieran entregado a ejecutar un planbajo los auspicios del Ejército norteamericano, planque suponía la ínvestigación "en los detalles másíntimos» de instituciones y vidas privadas latinoamericanas; igualmente increíble les parecía que ensus primeros contactos con sus colegas chilenos,los sociólogos norteamericanos hubieran camufladoel auspicio del Ejército, refiriéndose vagamente afundaciones privadas y al apoyo de una FundaciónCientífica Nacional [norteamericana l. Hasta el díade hoy hay sociólogos chilenos y latinoamericanosque creen en la responsabilidad de las organizaciones profesionales norteamericanas de presentar susexcusas de alguna manera; incluso de registrar unvoto de censura por la conducta de los sociólogosdel plan. Pero cualquiera que conozca el desagrado de los profesionales norteamericanos, ya seanmédicos, abogados o profesores, para censurar asus colegas sabe que los chilenos tendrán queesperar un largo rato.
Los aspectos éticos de Camelot han recibidoalguna atención por parte de los sociólogos norteamericanos, pero ha sido principalmente en formade cartas a periódicos especializados, y éstas porlo general son superficiales y tangenciales, frecuentemente revelan fines personales y tienen a losmilitares y al Departamento de Estado como cabezas de turco; por lo general se limitan a la cuestiónde si las ciencias behaviorales tienen o no algoque hacer al servicio del Ejército. Esta última meparece una cuestión sin verdadero fundamento, excepto en el terreno de la ideología personal decada uno. Yo creo que, en primer lugar, había unaresponsabilidad ética mayor por la naturaleza misma de la empresa que los técnicos del plan Camelot desdeñaron al aceptar colaborar en elia. Peroesto no tiene nada que ver con lo que a mí meparece una indiscutida y casi axiomática propiedadde las ciencias behaviorales al concertar ciertotipo de compromisos profesionales con el Ejército.
Si las ciencias behaviorales son lo que sus másdestacados representantes dicen que son -un conjunto de hipótesis y conclusiones no ideológicas,
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objetivas, extraídas del estudio desapasionado yfiscalizado de la conducta humana-, entonces nohay nada intrínsecamente malo en que sus conclusiones sean utilizadas por el Ejército. ¿Por quédichas ciencias no pueden contribuir a la políticamilitar o a las relaciones exteriores como contribuyen a la organización de comunidades, a la renovación urbana, a las relaciones entre. las razasy otras zonas de la sociedad? Que los sociólogoscolaboren directamente con el Ejército -comoempleados en un plan diseñado por éste-- o através de fundaciones y universidades casi autónomas, es, como subrayaré más abajo, un asuntode profunda significación desde el punto de vistade la organización del trabajo. Pero difícilmentepuede ser considerado éste como un asunto deética.
El derecho de un individuo, ya sea sociólogo, químico o ingeniero, de no entregar a los militareslos esfuerzos y aportes que haya hecho como científico me parece indiscutible, por más vano e ilusorio que sea este derecho. Pero esto no tiene nadaque ver con la naturaleza de las ciencias y sí tienetodo que ver con valores morales de tipo personal.Yo no veo cómo podemos afirmar por un lado quelas ciencias behaviorales son ciencias -es decir,conjunto de conocimientos que van más allá delcapricho individual y de las preferencias moralespara alcanzar el nivel de conclusiones empíricamente válidas- y, por otra parte, cómo argumentamos que sus principios no deben ser comunicados al Ejército o alguna otra parte reconocida yy oficial de la sociedad y del Gobierno de losEstados Unidos.
No les corresponde decir por qué
En donde el problema de la ética profesional aparece en forma más significativa en el plan Camelotes, me parece, en la aceptación inicial del mismopor sociólogos que actuan como sociólogos. Dejemos de lado por ahora los sentimientos de lossociólogos chilenos que se sintieron engañados porlos norteamericanos; es siempre difícil demostrarquién dijo qué cosa y cuándo. Dejemos, por lamisma razón de lado los aspectos éticos de losmotivos que revelaron las entrevistas del profesorHorowitz con los principales de Camelot, motivosque, debo reconocer, conmovieron lo que yo creíaera mi inconmovible sentido de propiedad; porquelos motivos mencionados, después de todo, son alusivos, tenues y tal vez irrelevantes. Pero lo queno se puede dejar de lado es el hecho de que ungrupo de sociólogos norteamericanos, actuandocomo tales, permitieron al Ejército norteamericano,
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creer que no--había nada científicamente erróneoen un plan sociológico norteamericano, auspiciadopor el Ejército de dicho país, y orientado a las zonas históricamente muy sensibles de América Latina con el expreso propósito de descubrir, a través de todas las posibles penetraciones de lacultura y de la mentalidad las condiciones de desorden social, conflicto y rebelión.
Aquí acontece un fenómeno de interpenetraciónde culturas que uno podría justificadamente suponer que puede ser comprendido por cualquier aprendiz en un curso de introducción a la sociología o ala antropología, y que también se le podría ocurrira cualquier norteamericano no especializado quehaya estado leyendo periódicos en las dos últimasdécadas. ¿No había nadie en la organización administrativa de SORO, nadie entre los sociólogosque fueron designados como profesionales, no como simples técnicos, para declarar en efecto al Teniente General William Dick, jefe de investigacióny desarrollo del Ejército: "Su propósito es asuntosuyo y sin duda admirable desde el punto de vistadel Ejército; como sociólogos behaviorales nos gustaría ayudarlo lo más posible; pero todo lo quesabemos como sociólogos behaviorales nos llevaa creer en la falta de sabiduria monumental y posiblemente catastrófica de tal plan,,?
No se hubiera necesitado más de cinco minutospara explicar al buen general los aspectos máselementales del etnocentrismo latinoamericano, especialmente en todo lo que tiene que ver con losmilitares norteamericanos. ¿El planteo de este problema no era necesario y fundamental? No quierodecir "ideológicamente» fundamental, sino profesionalmente, científicamente fundamental. ¿Acasoel médico como médico no está profesionalmenteobligado a negarse a acceder al pedido de un paciente de preparar un remedio que sus conocimientos médicos le dicen que es dañino? ¿Puedeel sociólogo creer que el médico está autorizadoa refugiarse en una declaración implícita de estetipo: yo soy un hombre de ciencia y si mis clienteslo ordenan no me corresponde averiguar el porqué?
Decir que el sociólogo no tiene derecho, en cuanto hombre de ciencia, a poner en duda una misióny aun a negarse (como hombre de ciencia) a cooperar, .. significa no sólo equivocarse en cuanto ala naturaleza de la ética profesional, sino tambiénseguir siendo ciego al punto. de vista que ha empezadoa prevalecer en la comunidad cientifica delmundo actual, en.que el deber del hombre de ciencia a pronunciarse sobre la política de la investigación, a pronunciarse. como científico sobre la viabilidad,.economía y sabiduría de la política de .. investigación no sólo no· se pone en duda sino, como
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Don K. Price ha documentado con admirable detalle en su libro The Scientific State, es algo delo que ha llegado a depender la opinión tanto delCongreso como del Ejecutivo en los Estados Unidos.
Pero esto, de acuerdo a todo lo que yo he podido leer, no pareció ser considerado por los sociólogos behavioristas de Camelot o sus colaboradores.Ellos no tenían por qué razonar, sino sólo cumpliro morir, un epitafio más adecuado, sin embargo,para la caballería ligera en los famosos versos deTennyson que para hombres de ciencia profesionales cuyo juicio sobre la viabilidad de un plan esparte admitida de cualquier contrato.
IV
Pero si los sociólogos behaviorales y los militaresnunca advirtieron el problema básico y subyacente,los miembros del Subcomité del Congreso sí lovieron. Repetidas veces durante la audiencia, algunos miembros preguntaron si era prudente que losmilitares emprendiesen el tipo de investigación quepresuponía el plan Camelot. Nadie presentó elproblema en forma más nitida y aguda que eldiputado Roybal: ,,¿Acaso el mero hecho de queel Ejército dirigía el plan no creaba por sí mismoun problema en muchos países?» Esta es precisamente la cuestión: ¿por qué los militares intervinieron en este asunto? A lo que el general Dickcontestó que cuando los soldados norteamericanosintervienen en un área extranjera, les es útil conocer las costumbres, los hábitos y también los posibles conflictos internos de esa región; de ahílavieja costumbre del Ejército de repartir manualesa sus tropas. Pero esta no era una respuesta adecuada a la pregunta muy concreta, que no se refería a los manuales entregados a los soldados enlas regiones en que los Estados Unidos mantienentropas, sino al plan multimillonario de ciencias sociales que era Camelot. El diputado Fraser admitióla necesidad de manuales para Vietnam o Corea."Pero -continuó diciendo- cuando se trata decrear un modelo de una sociedad en desarrollo, conla intención de predecir lo que va a ocurrir en esasociedad, con el propósito de imaginarse qué cIase de cosas se pueden hacer para influir las decísiones y los procesos sociales, yo no veo qué tieneque hacer el Ejército en este juego.»
Tampoco lo pueden ver muchas otras personas,pero de lo que se puede inferir de la lectura delinforme, ni al doctor Vallance que representaba alos sociólogos de Camelot, ni al general Dick, nial señor Seymour Deitchman, representantes delEjército, se les ocurrió que había alguna enorme
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
estupidez o -considerando el asunto "metodológicamente»- alguna anomalía científica en el hecho de que el Ejército norteamericano hubiera enviado sociólogos a países latonoamericanos comoChile. No fue un sociólogo vinculado al plan sinouna vez más el diputado Fraser quien, a continuación de algún piadoso testimonio del Dr. Vallancepronunció las siguientes palabras: "Hay en todasu exposición una suerte de actitud implícita sobrelas relaciones de este país con el resto del mundoque, si yo no fuera norteamericano, tal vez me parecería muy ofensiva, ya que sugiere de algunamanera que nos corresponde a nosotros descubrirlos dinamismos que actúan en dichos países parabeneficio de nuestro Ejército. Si yo fuera latinoamericano, no me parecería esta una situación particularmente feliz.»
Con el acicate del plan Camelot, los miembrosdel Subcomité podrían haber dejado registradoen las actas que ya que la guerra desde hacemucho tiempo es considerada un asunto demasiadoimportante para ser dejada en manos de los generales, la sociología es demasiado importante paraser dejada en manos de los titanes de la planificación. Pero el Subcomité no lo hizo. Con laclase de suerte que, según el famoso versito deArthur Guiterman tienen los niños, los locos, losborrachos y los ciudadanos norteamericanos, la sociología behavioral emergió de esta audiencia potencialmente devastadora con su lustre intacto, suprestigio si cabe, aún más alto, habiendo asistidoal siempre divertido espectáculo de ver castigar alos militares, y con la clara posibilidad futura deun apoyo nacional a las ciencias sociales quesupera todo lo que se podría haber soñado conalgún realismo a partir del momento en que lacaja de Pandora de Camelot fue abierta.
El Departamento de Estadoversus los profesores
iEso no fue todo! En el informe del Subcomitétambién se incluye algo que puede divertir a lossociólogos hasta un grado equivalente a ver a losmilitares convertidos en chivos emisarios. Es elespectáculo de ver al Subcomité decir al Departamento de Estado que empiece a utilizar más a lasociología behavioral para la formulación de supolítica extranjera. Desde muchos puntos de vistaeste es el subproducto más camelotiano de todala horripilante empresa, porque si hubo alguna vezuna buena ocasión para que el Departamento deEstado manifestara su desagrado tradicional de las0ciología, esta fue una.
Es bien sabido que entre el Departamento de
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Estado y la comunidad universitaria norteamericanahay, y ha habido durante largo tiempo, Uh recelobasado en la falta de confianza del Departamentoen los resultados concretos de la investigaciónsociológica, y en la creencia de los universitarios-muy bien expresada por el profesor Gabriel Almond a un periodista de Science- que el Departamento de Estado es una "institución conservadora, dominada por un servicio de relaciones exteriores generalmente entrenado en el derecho, en lala historia y en las disciplinas humanísticas. Creenen tomar decisiones a través de una suerte de proceso intuitivo como una antena.» De acuerdo conlos cálculos oficiales presentados en Science, delos 25 millones de dólares gastados por oficinasdel gobierno en investigaciones sociales en el extranjero durante el año 1966, el Departamento deEstado gastó unos 200 mil dólares. El Departamento de Defensa gastó doce millones y medio, esdecir la mitad del total general.
A pesar de que su testimonio ante el Subcomitéfue generalmente sincero y convincente, Dean Ruskno pareció muy dispuesto a explicar los motivos deesta desproporción. Cuando el diputado Frelinghuysen insistió en que explicara por qué, dada la grancantidad de dinero que el Departamento de Defensa disponía para la investigación sociológica, elDepartamento de Estado sólo pedía y recibía apenas unos centavos y, lo que era todavía más importante, por qué una investigación como la deCame!ot no había sido confiada al Departamentode Estado antes que a los militares, Rusk indicósolamente que preferiría no entrar a discutir la"cuestión de los criterios por los cuales un departamento u otro debe aceptar la responsabilidadpor cierto tipo de investigación». Es claro que eneste punto, el Secretario Rusk señaló que estetipo de investigación "debe estar mejor en manosde agentes privados». Volveré sobre esto en laparte final de mi artículo porque es probablementede importancia vital para el futuro de toda investigación en el extranjero realizada por eruditosnorteamericanos.
Pero si el Secretario Rusk prefirió no explicar elpor qué de la separación entre el Departamentode Estado y los profesores , otras personas conigual experiencia tanto en relaciones exteriorescomo en las universidades, lo han dicho.· LouisJ. Halle, en The Virginia Quarterly Review. (inviernode 1964), ha presentado el asunto con toda claridad. "Hubo un período después de la [segunda]guerra mundial en que varios departamentos delgobierno trataron de relacionarse con las>uni~
versidades. Esto ocurrió en el casodelPentágonoy de las facultades de ciencias y tecnología,jo queya tenía precedentes en el vínculo entre lossa"
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bios atómicos y el Ejército en Los Alamos. En elcaso del Departámento de Estado no funcionó.Profesores de historia diplomática, profesores dehistoria latinoamericana, profesores de sociologíay economía fueron llevados a Washington para reunirse con funcionarios del Departamento de Estadoque trataron de explicarles sus problemas. Pero ladistancia entre unos y otros no pudo ser colmada.Los profesores tendieron a confinarse en el carácter general de los problemas que los funcionariosesperanzados les presentaban, y a menudo sólo hablaban de la necesidad de mantener el idealismotradicional de nuestra conducta internacional. Cuando se les confrontaba con la pregunta directa:,,¿qué podemos hacer?», se quedaban callados.Podían contestar cualquier pregunta hasta esta última, pero era esta última la única para la que nopodían dar contestación a los funcionarios del Departamento de Estado. El experimento, que fueabandonado, dejó a los funcionarios en un estadode desencanto teñido de amargura, como sueleocurrir después de un noviazgo interrumpido ocompromiso roto.»
Se puede suponer, sin embargo, que en el futuroel Departamento de Estado, aguijoneado por elSubcomité (aguijón muy formal y expresado en lasrecomendaciones oficiales), se comprometerá másactivamente en la investigación asociado a los sociólogos. Aunque no sea la clase de investigaciónque produzca una respuesta a cada pregunta adhoc que aparezca un día determinado sobre unescritorio del Departamento de Estado, sino unaclase que, si se la implementa durante el tiemposuficiente, y, esperemos, con un grado de discriminación crítica que faltó en Camelot, puede llegar a constituir el germen de importantes decisiones en materia política.
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No podemos concluir la discusión del impacta delplan Camelot en el Departamento dé Estado sinreferirnos a una derivación que poruh tiempo· produjo considerable agitación en el campo de ·Ia sociología. Me refiero al memorándum del PresidenteJohnson, inmediatamente después • del descubrimiento del plan en Chile, que· ordenó al· Secretariode Estado examinar todas las investigaciones\gubernamentales en tierras extranjeras en busca deposibles consecuencias negativas para las relaciones de los Estados Unidos. Es bien· sabido, dadaslas torpezas de Camelot, que semejante· orden· eramuy necesaria. Pero la primera respuesta de lossociólogos, incluídos los que se habían comprometido en Camelot, fue gritar: "Censura». ¿Con. qué
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derecho, preguntaron, un departamento del Gobierno se tomaba la atribución de escudriñar las investigaciones auspiciadas por otros departamentosy en las que participaban sociólogos norteamericanos?
La respuesta podría haber sido simplemente: conel mismo derecho con que hoy, aunque imperfectamente, el Departamento de Estado examina los"planes» de la industria norteamericana que presuponen su intervención en países latinoamericanos.El tan odiado espectáculo de antaño cuando loscomerciantes norteamericanos entraban en las repúblicas bananeras de Centroamérica y luego llamaban a la infantería de marina si las cosas seponían difíciles, no se debe repetir más, pareceobvio, cuando se trata de planes sociológicos engran escala. A pesar del mito de la inmaculadaconcepción que rige entre los sociólogos behaviorales norteamericanos - para quienes las correrías más agresivamente personales en la intimidadde los seres humanos son consideradas como milagrosamente puras-, la violación de la dignidadnacional por una empresa universitaria norteamericana repugna tanto a los sentimientos de los extranjeros como la violación por parte de los comerciantes o los funcionarios norteamericanos. Elinforme del Comité Chileno deja esto bien claro.Seria posible un día de mucho calor refrescarseimaginándose qué podría haber pasado en cualquiera de los países marcados por el plan para serinvadido, si el plan hubiera tenido "buena» suerte,si hubiera tenido "éxito», si su imprevisible descubrimiento no lo hubiera llevado a una muerte prematura. Se habrían necesitado varios regimientosde infantería de marina para rescatar el capitalinvertido en la investigación y para proteger lasvidas de los investigadores norteamericanos.
Lo que sigue maravillando es que, dadas todaslas consideraciones de dignidad nacional, consideraciones que como el informe chileno subraya específicamente no pueden ser dejadas de lado "bajoel pretexto del carácter científico de Camelot», laorden del Presidente norteamericano no incluyeraa todas las investigaciones en el extranjero. Porque¿qué puede ser más importante que el mantenimiento de los buenos sentimientos en América Latina,buenos sentimientos que durante años han sidoamenazados por la arrogancia comercial norteamericana y que la arrogancia universitaria norteamericana amenazó en 1965? Pero el memorándum delPresidente no cometió este error. Se confinó exclusivamente a las investigaciones auspiciadas por elGobierno. Excluyó completamente de su alcance lainvestigación privada hecha por universidades, fundaciones e individuos. El Secretario Rusk lo pusobien en claro al dar su testimonio frente al Subco-
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
mité del Congreso. Casi tan importante es el hechode que el Consejo de Investigación de Asuntos Extranjeros que fue creado por el Departamento deEstado para poner en práctica el memorándum delPresidente, ha excluído de hecho de su jurisdicción todas las subvenciones dadas por la Fundación Nacional de la Ciencia, los Institutos Nacionales de Salud, la Ley Nacional de Defensa de laEducación y el Programa Fulbright. El ámbito delConsejo quedó así restringido a los Departamentosde Defensa, Comercio, Tesoro, etc. Finalmente dela experiencia de un año con el nuevo procedimiento parecería surgir que nada de legítimo interés para las ciencias sociales ha derivado de laadministración del Consejo. Es difícil de entenderqué quería decir el principal dirigente de la Asociación Norteamericana de Psicología cuando declaró, según Science (8 de julio), que los nuevosprocedimientos "han minado la confianza en lacomprensión por parte del Gobierno de cómo actúa la ciencia. [oo.] Uno prefiere que sean colegaslos que juzguen la obra de uno. De esta manera laciencia adelanta, cuando los colegas miran críticamente por encima de nuestros hombros».
Estas palabras son tan irrelevantes como piadosas. Volviendo a Camelot, se puede suponer quedocenas de sociólogos consultantes miraron sobrelos hombros de docenas de responsables del plan.Pero si ha quedado registrado en algún lado elhecho de que miraron en forma suficientementecrítica como para llegar al centro de este monumental error, yo no he podido encontrar ningunahuella de este registro. Hablar serenamente sobrela santidad de la ciencia al día siguiente de Camelot, un plan que por encima de todo ha debilitado la confianza de los intelectuales latinoamericanos en la comunidad universitaria y erudita delos Estados Unidos, es un poco como hablar delos derechos de la libre empresa en el contextopredatorio de la diplomacia del dólar.
Como ya lo he indicado, los miembros del Comité Chileno no se conmovieron ante los objetivos"científicos» de Camelot. Me parece útil citar laspalabras del informe: "Queremos decir que estaintervención extranjera en nuestros asuntos internos no puede ser defendida con el pretexto deque la investigación social que se proponía realizarera de carácter cientrfico.» Tengo algo más quedecir luego sobre las crecientes consecuenciaspara la política internacional de los Estados Unidosde la investigación en gran escala hecha por instituciones privadas en tierras extranjeras. Aquí bastacon señalar que cuando uno de los más· importantes Departamentos nacionales -ya sea el de Defensa, el de Estado o el de Comercio- auspiciaun proyecto científico, aunque esté compuesto por
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psicólogos y sociólogos, parece evidente que ni siquiera el elixir del método científico basta paraborrar el hecho del tal auspicio.
VI
Llegamos ahora a los episodios de mayor alcancesin duda que siguieron al descubrimiento de Camelot: las audiencias del Congreso y los proyectosde ley que si son aprobados darán lugar a unaFundación Nacional de Ciencias Sociales y a unDepartamento de Ciencias Behaviorales en la Oficina Ejecutiva del Presidente, para no .mencionaruna conferencia sobre las ciencias behavioraIesauspiciada por la Casa Blanca.
No quiero sugerir con esto que Camelot fue laúnica causa de estos importantes acontecimientos.Después de todo, proposiciones de este tipo seles habían ocurrido a los sociólogos durante años.Hay que tener en cuenta, por otra parte, el efectoque produjo en la conciencia universitaria y en elGobierno la revelación de que la Universidad· delEstado de Michigan había organizado durante años,con dinero del Estado, un proyecto para el entrenamiento de la policía de Vietnam del Sur, proyectoen el que se habían empleado ciertos individuos"que tenían práctica en trabajos de investigaciónpara los Estados Unidos», según declaró el Presidente John Hannah, de dicha Universidad. Sedijo que espías de la CIA figuraban entre los individuos, y aunque el presidente Hannah declaróque ni "la Universidad ni sus representantes teníanconocimiento de que ninguno de ellos tuviera vinculaciones con la Central Intelligency Agency», estadeclaración, con todos los debidos respetos, es unpoco difícil de valorar. Dada la naturaleza de lascosas la Universidad no podria haber sabido, nose le podría haber permitido saber, oficialmenteal menos, si alguno de estos "que tenían prácticaen trabajos de investigación» eran agentes de laC 1A.
Pero el asunto de la Universidad del Estado deMichigan fue sólo una tempestad, de consecuencias bastante limitadas, algunas de las cuales consistieron en la cancelación de planes •. universitarios, potencialmente delicados, en distintas partesdel país y en relación con la CIA y otras oficinasdel aparato militar norteamericano.. Camelot, porotra parte -no sólo 80r la acción gubernamentalque inspiró sino también por los problemas éticos,intelectuales y universitarios que suscitó=- fue encomparación un terremoto cuyas repercusiones continuarán por largo tiempo. Examinemos. algunasde éstas.
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Las ciencias§Qciales y la política
Hay que considerar en primer lugar el problemavital de la política nacional con respecto a lasciencias sociales y behaviorales. Como ya lo señalé, el Subcomité del Congreso al hacer su autopsia de Camelot dejó bastante en claro el desagrado con que veía que los militares auspiciaran investigaciones en el extranjero. Esto quedó explícitamente expresado en las recomendaciones oficiales del Subcomité. Y aunque algunos miembros dedicho Subcomité se inclinaron a recomendar queel Departamento de Estado se hiciese responsablede este tipo de investigaciones, la más importanterecomendación (de la que disentió sólo un miembro del Subcomité) estaba dirigida a organizar unaoficina especial del Gobierno para auspiciar lasciencias sociales. La recomendación oficial delSubcomité no fue más allá de sugerir una Oficinade Consejo de las Ciencias Behaviorales en laCasa Blanca. Más tarde, sin embargo, (junio de1966), el presidente del Subcomité Dante B. Fascell, de Florida, presentó en el Congreso un proyecto de ley no sólo para llevar a cabo esta recomendación, sino para que se organizase unaconferencia sobre las ciencias behaviorales en laCasa Blanca y, lo que es más importante, paraque se estableciese una Fundación Nacional deCiencias Sociales. Actualmente (agosto de 1966) elSubcomité de Investigaciones Gubernamentales delSenado que preside Fred R. Harris, de Oklahoma,ha organizado una audiencia sobre estos y otrosasuntos similares. La mayor parte de los testimoniosuniversitarios (aunque no todos) ha estado a favorde esa Fundación, y se nos asegura que el senadorHarris está también a favor. Otra audiencia sobrelas ciencias sociales y su aprovechamiento por elGobierno ha sido organizada actualmente por elSubcomité de Programas Técnicos y de Investigación del Comité de Operaciones Gubernamentalesdel Congreso, dirigido por el diputado Henry S.Reuss, de Wisconsin. Una vez más, sólo se puededecir con toda reverencia respecto a Camelot:iNunca tan pocos han ganado tan inintencionalmente la gratitud de tántos!
Si una Fundación Nacional para las Ciencias Sociales, para no mencionar una Oficina de Consejode las Ciencias Behaviorales en la Casa Blanca,es o no deseable a esta altura de la historia delas ciencias sociales es. una pregunta difícil aunpara aquellos de nosotros cuyo interés inmediatoes el bienestar y prosperidad. de las ciencias sociales. Sin duda hay mucho que decir a favor deambas instituciones. Habrá que obviar algunas incomodidades y dificultades. Pero habrá otras que,en vez de ser obviadas, podrán ser fácilmente crea-
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das por tales instituciones. No creo ser el único enpensar que el establecimiento formal muy publicitado de estas instituciones puede conducir porparte del Gobierno y de la opinión pública a unaexpectación tan pesada que las ciencias socialesno estén preparadas para cargar sobre sus hombros. No digo esto porque piense que nada opoco de carácter científico existe en las cienciassociales. Muy lejos de ello. Hay zonas en las ciencias sociales de hoy en que trabajos de una naturaleza científica más auténtica (usando la palabracientífica en su sentido estricto y esencial) son másposibles que en ciertas zonas de las ciencias biológicas y, por lo que yo sé, de las físicas. Estono está en discusión. El mayor inconveniente provendrá, me parece, de la posibilidad bastante segura de que el Gobierno -que ya tiende a estarcada día más, y en forma cada vez más amplia,"orientado hacia una misión.. en su concepción delas ciencias- coloque sobre una Oficina que cuentecon la sanción nacional la responsabilidad de problemas y cuestiones de política ·que las cienciassociales no pueden ni deben contestar.
En la generación pasada, las ciencias socialeshan hecho aportes de considerable valor para lasociedad y para la política social. Esto es indiscutible. Que dadas las actuales tendencias realicenaportes aún mayores en el futuro, es casi seguro.Pero aquí no reside la esencia del problema. Laesencia reside en si, dadas las monumentales expectaciones políticas que serían creadas a las ciencias sociales por el establecimiento de tales instituciones como las que proponen los proyectos deley del diputado Fascell, las ciencias sociales (o,lo que es lo mismo, cualquier ciencia) podrían realizar esas expectaciones en forma de no dejar unvacío muy grande entre ellas y la realidad comopara no fomentar la desilusión en el gobierno y enla sociedad. Para decirlo en pocas palabras, sepuede afirmar que el peligro consiste en la siemprepresente tentación del gobierno de ver a los sociólogos como médicos -llamados a contestar preguntas ad hoc de hoy, de ayer si fuera posible-,cuando en el mejor de los casos son fisiólogosa los que sólo conciernen los asuntos vitales dela naturaleza de la conducta humana.
Sombras democráticas
Hay otro aspecto inquietante. Las ciencias sociales abarcan hoy una gran variedad no sólo deltipo de obra a realizar, sino, lo que es igualmenteimportante, de concepciones sobre el tipo de obraque habria que realizar. Debajo de la costra deaparente unidad que cubre la frase «ciencias so-
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
ciales.. hay fisuras de extraordinaria profundidaden las concepciones que sustentan los mismos sociólogos. Aquí las orientaciones varían mucho másque entre los especialistas en ciencias naturales.El efecto casi inevitable, me parece, de una Fundación de Ciencias Sociales sería el de crear unpoder demasiado visible para resolver eventualmente esos conflictos de orientación. Una Fundación Nacional significa un director poderoso, parano mencionar vastos fondos. Todo lo que sabemoscomo sociólogos sobre la burocracia y sobre lasinformales pero poderosas presiones que actuansobre la burocracia, desde fuera o desde dentro,sugiere la posibilidad de un desarrollo de las ciencias sociales, configurado desde fuera, que no sepuede contemplar con ecuanimidad.
También ocurre, finalmente, y desde el estrictopunto de vista de la investigación sociológica, quehay que tener en cuenta la consideración más importante de todas: el inevitable efecto de fragmentación, para no decir de segregación, que una Fundación semejante podría tener sobre la ciencia dela conducta humana. La raiz aún sigue siendo elhombre, y una de las más fascinantes y alentadoras de todas las tendencias actuales en las ciencias behaviorales es la síntesis de los distintosacordes de las investigaciones sociales, psicológicas y fisiológicas (y, quién sabe, incluso físicasen la próxima generación) que se dedican al. estudio del hombre. Si hay algo que convierte elelusivo término «ciencia behavioral.. en algo distinto de "sociología.. , es una concentración mayor,me parece, en la conducta humana como rigurosopunto de partida en contraste con la plétora deproblemas, temas, valores e ideologías que la larga historia de la filosofía moral y de las cienciassociales nos han legado. Estos son problemas vitales que no son exclusivamente sociales o biológicos, sino ambas cosas a la vez; problemas sobrelos que se están haciendo ahora importantes investigaciones. Buscar, en efecto, a través de la separación de los fondos y del plan con que se encaran los problemas una desvinculación de lo socialy de lo biológico consistiría en invertir las actualessaludables tendencias.
Me parece que sería mucho mejor ampliar, a través de la legislación adecuada, el área sociológicaactual de la Fundación Nacional de las Ciencias.(Un proyecto de ley presentado al Congreso propone exactamente esto.) La experiencia de aquellaInstitución estos últimos años ha sido ciertamentemuy alentadora desde el punto de vista de lasciencias sociales. Habiendo protestado duranteaños. como lo hemos hecho muchos de nosotros,contra la arbitraria distinción que establece el público entre «ciencia.. y «ciencias sociales») ¿por
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qué ahora tratar de institucionalizar esa distinción,arriesgarse a perpetuarla para siempre, por mediode la creación de una fundación especial?
VII
Por más importante que sea el asunto de una nueva Fundación tal vez tenga menos relevancia queotro problema -también subrayado por Cameloty que se refiere a la continua utilidad de todo el«sistema de planes.. que ha estado de moda enla relación entre el Gobierno y las ciencias desdeel día siguiente a la segunda guerra mundial, cuando un grupo de destacados hombres de ciencia, actuando desde Washington, pudieron darle la sabiaguía y la fiscalización que tal sistema claramentenecesita. Pero no se puede suponer que esa sabiduría va a existir siempre. Hay inmensas oportunidades, por un lado, para la buena o mala dirección burocrática de la investigación científicay, por otro lado, para que actúen consideracionespolíticas (quiero decir de política científica tantocomo de la otra). Hay mucho que decir en favordel abandono, o al menos de una drástica reducción, de un sistema que no sólo permite sino quealienta a los hombres de ciencia a ir a Washington, ya como individuos ya en grupos pequeños, arecibir donaciones para planes que han sido escudriñados demasiado rápidamente y que están dirigidos por consideraciones harto casuales. Por otraparte, el sistema promueve la disconformidad dentro de las universidades.
El Dr. Frederick Seitz, presidente de la AcademiaNacional de Ciencias, ha pronunciado recientementealgunas palabras importantes sobre este punto:«Creo que todo el proceso de apoyo de investigaciones de tipo universitario con dinero del Estadose podría mejorar substancialmente si una fracción mayor de ese dinero llegara a las Universidades bajo la forma de donaciones institucionales quefueran distribuídas sobre la base de decisiones tomadas conjuntamente por la Administración y lasfacultades universitarias."
El Dr. Seitz deja bien claro que una de las razones principales para esta recomendación de uncambio de política es la de dar fuerza al gobiernointerior de las Universidades, a los jefes de departamento, a los decanos, pero también a los comitésy consejos de las facultades; fuerza que han perdido bajo el sistema de planes en los que son dejados completamente de lado o simplemente reducidos a las tareas administrativas por. científicoscuyo poder y movilidad están garantizados. por laindependencia de sus proyectos de la Universidad
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en que está radicada su función principal (y también su posesiÓn' del cargo universitario y su altosalario y otros beneficios). Como lo subraya elDr. Seitz, tal independencia ayuda a explicar el tipode desintegración de la comunidad universitariaque experimentó Berkeley hace dos años.
La segunda razón que da el Dr. Seitz para su recomendación es la afinidad fatal que parece encontrarse entre el sistema de planes gubernamentales y el tamaño de esos planes que son administrados por las Universidades. A ninguna burocraciale gusta administrar fondos para una infinidad depequeños planes individuales. Es mucho más fácilconceder a una distinguida personalidad científicagrandes cantidades de dinero para un solo proyecto. Hay que agregar a esto el hecho de que elCongreso, en las ocasiones en que examina cómose gastan los fondos para la ciencia, se contentamás fácilmente ante planes que tienen un «sentidomisionero», que tienen un alto grado de saborsintético. El resultado de todo esto es alentar laproliferación de proyectos científicos que tienenuna naturaleza práctica o fácil de aplicar y puedenpor lo tanto ser manejados fácilmente por instituciones no universitarias -ya sea de tipo nacional,estatal o privada- y que tienen también un atractivo sutil pero poderoso, en vez de alentar esosotros planes, más pequeños, menos conclusivos,que pertenecen a las zonas más básicas o teoréticas de las ciencias.
El problema del auspicio
Habría también, es claro, otras cosas que ganar,y esto sobre todo en el campo cada vez más amplio de las investigaciones norteamericanas en elextranjero. Si algo enseña el plan Camelot es laímportancia crucial del auspicio cuando un grupode sociólogos norteamericanos se traslada al extranjero para hacer encuestas en la estructura social, en la cultura y en otros valores que por sumisma naturaleza corren el riesgo de ofender lasensibilidad de los extranjeros. Existe entre muchos eruditos extranjeros -aparte de los funcionarios de los distintos gobiernos y de los ciudadanos comutles- cierta sospecha no sólo delGobierno de los Estados Unidos y sus instituciones,sino de . toda institución gubernamental de cualql.lierpaís que sea: una· sospecha que se basaehilos frecuentes conflictos· entre estos gobiernos
COlrfll.lhiclacles intelectuales en aquellos países,las nuevas regiones subdesarro
parten delaégida<de un departa-
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considerados «limpios» como AID o NSF o NlH,se enfrentarán cada vez más con la sospecha, oserán al menos sometidos a acusaciones políticasde tipo interesado, de que esas investigaciones disimulan una penetración militar clandestina.
Las Universidades norteamericanas, por otra parte, parecerían mucho menos susceptibles de despertar tales sospechas o acusaciones, especialmente cuando sus investigaciones en el extranjerose basan desde el principio, en la cooperación total con Universidades de las regiones a estudiar.En casi todos los países del mundo la Universidades, y es muy probable que lo siga siendo, unainstitución en la que se deposita confianza. Sólose necesita pensar en la gran cantidad de eruditos,científicos y altos funcionarios públicos de los países latinoamericanos, asiáticos y africanos cuyaeducación superior ha sido completada total o parcialmente en Universidades norteamericanas, aparte de la actuación generalmente distinguida· de universitarios norteamericanos en dichos países. Sepuede decir, es claro, que Camelot prueba lo contrario. Después de todo este proyecto fue concebidodentro del ámbito de SORO, que está administrativamente vinculado a la American University. Peropor todo lo que se sabe, SORO tiene una situaciónvirtualmente independiente; sólo nominalmente parece ser parte de dicha Universidad; está en laUniversidad pero no es parte de ella; sus lazoscon el Ejército se parecen a los de la Rand conla Fuerza Aérea. De hecho es un centro de investigación del Ejército que por distintas razones, quealguna vez deben haber parecido buenas a losadministradores de la American University, está alojado allí en vez de estar en el Pentágono.
Esto es una cosa muy distinta del auspicio universitario como solemos entenderlo general y exactamente nosotros. Y si los universitarios latinoamericanos estuvieron justificados, desdichadamentepara nosotros, en verter algún odio hacia una Universidad norteamericana, un análisis más sobriorequiere empero algunas distinciones como las queestoy haciendo. Pero hay,sin embargo, algunas lecciones bastante duras que aprender de Camelot.Si el sistema de conceder donaciones masivas alas Universidades fuese adoptado por las fundaciones del Gobierno con preferencia al actual sistemade planes, entonces estas fundaciones gubernamentales deberán mucho a las Universidades en loque respecta a la maquinaria administrativa garantizada que se ocupará de distribuir esas donaciones masivas. Las fundaciones nacionales deberíaninsistir en que se estableciese, un mínimo de cuerpos fiscalizadores dentro de las Universidades,compuesto de miembros de las facultades así comode administradores, y que tuvieran algo de esa
EL PLAN CAMELOT: UNA AUTOPSIA
misma responsabilidad general frente a toda investigación realizada bajo los auspicios de estas donaciones masivas que los consejos y comités docente-administrativos han tenido desde tiempoinmemorial sobre los programas de estudio, loscursos y las investigaciones financiadas internamente por las Universidades.
No nos equivoquemos. Tal sistema al reemplazaral sistema de planes que ya ha cumplido veinteaños en este país, tendrá enemigos mortales entrelos propios sociólogos; por lo menos entre los queahora están acostumbrados a las ilimitadas posibilidades, a la independencia, al gigantismo que acompaña al sistema de planes. Sin embargo, tanto porlas razones dadas por el Dr. Seitz como por razones inherentes a la naturaleza especial de lasciencias sociales -inherentes en particular a lanaturaleza de la investigación en el extranjero-,creo que el sistema de donaciones masivas, alhacer que las Universidades sean las verdaderasresponsables en vez de las oficinas gubernamentales que actúan a través de planes ad hoc, resultará a la larga en una jerarquización de lasinvestigaciones. Me parece que así habrá menosposibilidades de que vuelva a ocurrir un asuntocomo el de Camelot. Pero esto sucedería sólo siexiste en el ámbito universitario una «infraestructura» universitaria de bona fide para la distribucióny fiscalización de esos fondos. Entregar asuntostan vitales a una oficina como SORO, en que losvínculos con la Universidad son sólo nominalesy los vínculos con el Ejército (u otro departamentodel Gobierno) son decisivos, podría ser ruinoso.
VIII
Pero cualquiera que sea la «infraestructura» de lainvestigación norteamericana en el extranjero, sería ingenuo suponer que el futuro puede quedarlibre de la amenaza de impactos sobre las relaciones exteriores como los que Camelot representó deuna manera tan admirable. Aunque Camelot no hubiera existido, siempre estaría ahí el problema queCamelot sin duda intensificó: retener (para no mencionar aumentar) la hospitalidad de las nacionesextranjeras para las investigaciones norteamericanas en las ciencias behaviorales. Aun suponiendoque los chilenos, nigerios, cingaleses, ingleses,franceses y alemanes puedan ser máshospitalarios ante un plan del tipo Camelot que provengade la Universidad de Harvard en vez del Departamento de Defensa, el problema seguirá siendo:¿Cuánto más favorables? Porque estamos tratandode un tipo de investigación que tiene tales características que cada día aumentan los problemas de
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un conflicto potencial con la sensibilidad de losextranjeros.
Conviene recordar que buena parte de la animosidad hacia Camelot que aparece en el informechileno tiene más que ver con el tipo de problemabásico que estaba enterrado debajo de las másabsurdas pretensiones del plan. Desde el punto devista chileno había algo groseramente inadecuadoen el hecho de que, al margen de los auspiciosdel Ejército norteamericano, el plan Camelot sepropusiera (estoy citando casi literalmente) investigar no sólo aspectos aislados e innocuos de lavida chilena, sino hacer una radiografía de la nación, incluyendo los aspectos más íntimos de losseres humanos: lo que piensan, sienten, creen oesperan. Y todo esto sin el consentimiento o laautorización ya sea del Gobierno o de las Universidades chilenas.
Conviene subrayar el hecho de que la intimidadpersonal e institucional aún es tomada más en serio en América Latina y en muchos otros paísesdel mundo que lo es en Estados Unidos en donde,las encuestas tipo Gallup y Roper, los informes ala Kinsey, la ciencia behavioral y/o el espionajeelectrónico de jurados, clases, oficinas y lugaresde reunión por parte del F. B. l., para no mencionarlos océanos de cuestionarios que parten diariamente de los centros de ciencias sociales, de las oficinas de personal industrial, de las oficinas gubernamentales, y que averiguan cada aspecto íntimoy delicado de la vida política, sexual, financiera yonírica de cada uno desde hace más de un cuartode siglo, ha convertido a los norteamericanos enel pueblo más desnudamente expuesto de la historia, y en este sentido vital tal vez el menos libre.Aun bajo las dictaduras militares de América Latina existe y se valora una libertad de intimidadindividual y personal que tal vez nosotros hemosempezado a olvidar en los Estados Unidos.
Abusos de conffanza
Hay otra razón para la posible desconfianza queexiste entre los intelectuales y los sociólogos extranjeros ante todo plan norteamericano. Son losbastante desiguales antecedentes de respeto delas confidencias realizadas durante una investigación que tienen los sociólogos norteamericanos.Hay ejemplos, como es sabido, en que se concedió a algunos sociólogos el acceso total a una comunidad, una secta, un club o una pandilla, o unarchivo de documentos, sólo bajo la garantía delabsoluto carácter confidencial y el anonimato delos informantes: ambos fueron drásticamente violados por algunos sociólogos que, a pesar de los
planes para
de publicar lala forma que le haya per
La reciente cancelación porparte de la Aviación Militar norteamericana de unplan basado en la Oficina de Investigaciones Científicas de dicha institución, pero administrado porla Universidad de Wisconsin, puede servir de ejemplo. Aunque la Aviación Militar no presentó ninguna explicación oficial por la cancelación, hayrazones para creer que cuando se examinaron algunas de las preguntas muy detalladas e íntimasque debían ser hechas a un grupo selecto de oficiales, se llegó a la conclusión de que semejantecuestionario podría afectar el estado de ánimo delos mismos, ya que siempre podía darse el casode que en el futuro se supiese la identidad de lacomunidad, o del grupo o aun de los individuoscuestionados.
Una vez más pasa aquí, como pasa con muchosde los problemas planteados por Camelot, que lareacción inmediata e instintiva de la comunidaduniversitaria es por lo menos muy curiosa. Así,un profesor ha declarado que la principal leccióna extraer de la cancelación de aquel plan es quenosotros, los sociólogos, debemos educar al público a comprender que debe esperar y aceptar delos sociólogos el mismo tipo de preguntas, muypersonales e íntimas que ha aceptado desde hacemucho tiempo de parte de los médicos y abogados.Pero hayal menos dos aspectos de este asuntoque hacen completamente sospechosa la comparación. En primer lugar, la «intimidad» de los médicos deriva exclusivamente de la necesidad de emitir un diagnóstico para la curación del paciente.La intimidad del sociólogo deriva de las necesidades de una investigación que será eventualmentepublicada. En segundo lugar, está el problema delas responsabilidades y sanciones. Un médico quefuera declarado culpable de dar a conocer o desimplemente insinuar la identidad de un pacienteque tuviera, digamos, una enfermedad venérea oun alcoholismo crónico o presentara un caso deninfomanía sería castigado profesionalmente. Nohay tales sanciones en la profesión universitaria.Es muy posible, en realidad, conseguir ascensos yganar suculentos derechos de autor en el campode las ciencias behaviorales por actitudes que enlas profesiones legales o medicales llevarían a lasuspensión del título.
Esto podrá parecer un asunto tangencial. Sinembargo, creo que algo que se ha transformadoen un asunto cada vez más complejo e incómodopara la conciencia norteamericana, tendrá inevitablemente que convertirse, dado los bastante menos
ROBERT A. NISBET
que perfectos antecedentes que las ciencias behaviorales tienen en la preservación de las confidencias, en un asunto de importancia considerablecuando las personas en observación sean chilenosy franceses en vez de norteamericanos. Como yaseñalé antes, una de las respuestas de la comunidad universitaria e intelectual latinoamericana alplan Camelot fue precisamente la de preguntar quéactos de censura habían realizado las asociacionesde sociólogos norteamericanos con respecto a losindividuos que participaron en Camelot.
La fase imperialista de las investigaciones
Sin embargo, más importante que el tipo de planesy preguntas para el futuro de las investigacionesnorteamericanas en el extranjero es su volumenpotencial. Aquí ocurre algo que, con cierta exactitud, podemos presentar en términos malthusianos.El número de investigaciones en el extranjero aumentará (si se vencen las barreras) aritméticamentepero la población de sociólogos behavioristas nor~~eamericanos que tengan preguntas que plantear enareas extranjeras aumentará geométricamente. Siantes la investigación norteamericana en el extranjero estaba reducida a un pequeño grupo de antropólogos y geógrafos que aprendieron, de la manera más difícil, la enorme importancia del tactola confianza y la sinceridad, así como la existenci~de límites a todo cuestionario que se presente a unpueblo extranjero, que hicieron su trabajo comoindividuos y no como miembros de un plan formidable, ahora este tipo de investigación, como sabemos, abarca todas las ciencias behaviorales. Dadasu creciente popularidad entre los sociólogos quea~:e~ eran incapaces de encontrar el camino paradlrlg/rse a un consulado; dada la disminución (enel sentido de provecho cada vez más reducido)de material norteamericano de actitudes Doliticascreencias religiosas, aspiraciones sociales: sueños:orgasmos, etc., frente a las exigencias voraces delos titanes de la ciencia behavioral que deseanaumentar su cada vez más creciente masa deentrevistados; y dadas, finalmente, las hordas deestudiantes ya graduados que están escribiendodisertaciones, jóvenes profesores ambiciosos, maduros profesores luchando por algún plan titánico,para no mencionar los cientos de millones de dólares para este tipo de investigaciones que aparec~rán inevitablemente al formalizarse la ayuda nac/onal, dado todo esto, nadie se puede extrañarsi un número cada vez más creciente de gobiernos extranjeros (y también de comunidades extranjeras) empiezan a tomar una actitud hostil hacialos sociólogos norteamericanos que antes estaba
EL PLAN CAMELOT; UNA AUTOPSIA
reservada para los comerciantes norteamericanos.La inmaculada creencia de los universitarios norteamericanos de que está justificada cualquier invasión de la intimidad o cualquier exposición pública de la psiquis humana mientras se haga ennombre de las ciencias en vez de, digamos, laindustria de la televisión, me temo que no tengamaycres posibilidades de alcanzar la popularidadde lo que tuvo la Inquisición medieval cuando defendia sus invasiones en nombre de la piedad y laprotección de los fieies. Suponer que todo marcharábien si las investigaciones en el extranjero son realizadas por una Fundación Nacional o una Universidad norteamericana es, me temo, ser ingenuo.Habrá que tener en cuenta, muy seguramente, otrasconsideraciones -de relaciones extranjeras, politica nacional, etc-, cuando la industria norteamericana de los conocimientos empiece realmente aproducir en masa para los mercados extranjeros.
¿Este lenguaje parece ofensivo? Más vale quenos acostumbremos a él. El modelo más notabledel investigador behaviorial está dejando rápidamente de ser el erudito -aquel de «arrugada frente en un rincón libresco»- y se está convirtiendorápidamente en un ágil promotor, igualmente cómodo en los institutos universitarios, los centros denegocios y las oficinas del Gobierno. Todavia seguimos usando la engañosa imagen del eruditoy su derecho natural a la libertad de la investigación. Esta imagen es para la imagen de la investigación actual, de gran escala y realizada por unacorporación, lo que la imagen del pequeño negociante y su derecho natural a sacar provecho de sutrabajo es a la imagen de la gran industria: uncompuesto de auténtica nostalgia, conciencia culpable y «camouflage». La estructura, los incentivosy aun el lenguaje de la investigación actual tienenmás en común con el mundo de los negocios quecon el universitario. Y sustancialmente importa pocoque nos refiramos en este caso a investigación «universitaria» o "no universitaria».
Es posible, creo, aplicar a la industria actual delconocimiento lo que Berle y Means escribieron hacetreinta años sobre las grandes corporaciones industriales: "Cuáles son los motivos eficaces, en loque se refiere al control, es un asunto de conjeturas. Pero es problable que se pueda aprendermás con respecto a ellos, estudiando los motivosde un Alejandro Magno que parte en busca denuevos mundos para conquistar, que si se consideran los motivos de un pequeño comerciante delos días de Adam Smith.» Si se sustituye «pequeñoerudito» donde dice "pequeño comerciante», la relevancia de estas palabras resulta clarísima.
La investigación en el extranjero lleva miras deconvertirse en una operación masiva, y, potencial-
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mente, invasora. Si uno fuera marxista-leninistadiría que la industria de la investigación norteamericana está empezando a entrar en su fase imperialista. Una disminución en las inversiones, unaproporción cada vez más decreciente de ganancias,empieza a advertirse en el mercado norteamericano. Ya se han investigado demasiado a menudolas pequeñas ciudades, las ciudades medianas, lasgrandes ciudades; se han empezado a agotar lasposibilidades de estudio de las clases media, altay baja. Se necesitan nuevos mundos para conquistar para que la ya frenética competencia dentro delos Estados Unidos no degenere en guerra civil.(Hace poco dijo un directivo del mundo de losnegocios que ahora es vicepresidente financiero deuna gran Universidad: "Nada de lo que he vistoen quince años de negocios se compara con lasalvaje competencia, como entre lobos, que advierto en la Universidad. Dios salve a los extranjeros cuando los universitarios caigan sobre elloscon todo vigor.») Debe haber en este momentoliteralmente decenas de miles de sociólogos behaviorales norteamericanos -aspirantes a títulos universitarios en busca de disertaciones, profesoresen todos los rangos del escalafón, para no mencionar las hordas de investigadores sin título queactuan en el mundo de los negocios y del Gobierno- ya preparados, con las computadoras bienaceitadas y a la orden para dar el Gran Salto através de todos los océanos apenas esté a su disposición el capital para investigaciones con el quetanto han soñado.
Envio
Estamos en 1984. En Estados Unidos se acaban derecibir despachos de un país latinoamericano, BraIivia, que informan sobre los tonantes titulares yeditoriales en los periódicos, sobre motines en lascalles y el peligro mortal de que el Gobierno dedicho país caiga. La Embajada y el Consulado norteamericanos han sido apedreados. Se acaba dedescubrir en Bralivia el vasto plan Shangri-La, quehabía sido creado por la Fundación Norteamericana para las Ciencias Behaviorales y estaba dirigidopor eminentes sociólogos norteamericanos con losque colaboraban secretamente sociólogos de BraIivia contratados por los norteamericanos. Se leshabía concedido un permiso confidencial por partedel Gobierno de Bralivia a cambio de una autorización para excederse en un 87 por 100 de losgastos de administración, pagaderos en dólares,tanto por ciento corriente en las Universidadesnorteamericanas para todo proyecto que tenga basegubernamental. De acuerdo con los periódicos de
CUADERNOS HISPANüAMERICANOS
Bralivia;e(>plan ShangricLahabíasido organizadohace.años rñmediatamente después que los erro-res deL plan Camelot fueron calculados y valora-dos con el fin de realizar una encuesta de tiposaturación en un pueblo extranjero que no estuviera al tanto de ser investigado y que, por lo tanto,desde el punto de vista de la investigación, sehallara en condiciones puras. Con el permiso delGobierno de Bralivia y la ayuda de sociólogos locales se habían instalado aparatos de espionajeelectrónico en los confesionarios, salas de jurados,salones de clase, cocinas familiares y burdeles deBralivia. Por medio de técnicas de computación deInvestigación-Total-y-Simultánea, recientemente descubiertas, se había abarcado todas las institucionesde Bralivia: la Iglesia, la familia, los partidos políticos, las comunidades locales, los sindicatos, lasescuelas, los manicomios, los jardines infantiles, lasempresas industriales y la burocracia. Entrevistasen profundidad y de gran intimidad fueron posi-
ROBERT A. NISBET
bies a través de técnicas psicodélicas que destruíantoda posibilidad de sospecha por parte de los bralivianos. Se descubrió que el plan Shangri-La habia estado funcionando por más de tres años.Aunque ningún sociólogo behaviorista norteamericano declaró estar al tanto de dicho plan, un miembro del personal administrativo hizo la siguientedeclaración: «Se trataba de hacer un experimentopara descubrir lo práctico que podia resultar estetipo de plan. Realmente no nos interesaba Braliviapara nada. No figuraba entre los 24 paises señalados para un estudio intensivo. La mayor tragediaes que estábamos a punto de realizar el mayordescubrimiento metodológico de la historia de laciencia. Ahora todo esto no ha servido para nada.»Parece que la denuncia del plan Shangri-La partióde una confidencia de uno de los colaboradoresnorteamericanos al enterarse de que el resultadodel plan sería comunicado al Departamento deComercio. O
Colaboradores* Aleixandre, Vicente (España, 1898): es uno de losmás importantes poetas españoles vivos. Sus obrasmás conocidas son Ambito (1928), Espadas como labios(1932), La destrucción o el amor (1934), Sombra delparaiso (1944), Mundo a solas (1950), Poemas paradisiacos (1952), Presencias y Retratos con nombre(1965). El poema Y la entrevista que hoy publicamosIlan sido especialmente enviados para MundO Nuevo.,~ Arteche, Miguel (Chile, 1926): se ha destacado comouno de los poetas principales de su promoción. Entresus obras figuran La invitación al olvido (1957), Unanube (1949), El sur dormido (1950), Solitario, mira haciala ausencia (1953), Otro continente (1957), Destierrosy tinieblas (1964) Y De la ausencia a la noche (1965).Arteche ha obtenido dos veces el premio Municipalde Poesía, en Santiago de Chile, y desde 1965 esagregado cultural de la Embajada de su país en Madrid. .La encantada" y otros poemas constituyen partede una secuencia en la que trabaja actualmente elautor.* Blanco, Jorge Daniel (Uruguay, 1940): ha estrenadoen 1962 La araña y la mosca en la Comedia Nacionalde Montevideo. Con esta obra obtiene el primer premiode la Comisión de Teatros Municipales y recibe también el premio del Círculo de la Critica y de Casadel Teatro del Uruguay. Actualmente reside en París.* Cano, José Luis (España, 1912): es fundador y director de la colección de poesía Adonais, creada en1943, y secretario de la revista española Insula dondepublica regularmente estudios de crítica literaria. Tienevarios libros de poesía y ha organizado algunas colecciones como la Antologia de la nueva poesía española (Madrid, Gredos, 1958). Ultimamente publicó Elescritor y su aventura, en el que recoge varios de susestudios de crítica literaria.
* Fuentes, Carlos (México, 1928): es el más brillantenarrador mexicano actual. Ha publicado tres novelas:La región más transparente (1958), Las buenas conciencias (1959) y La muerte de Artemio Cruz (1962). Entresus libros de relatos figuran Los Dias enmascarados(1954), Aura (1962)) y Cantar de Ciegos (1964). Acabade dar término a dos novelas más: Zona sagrada yCambio de piel, a la que pertenecen algunas páginasque fueron adelantadas en el núm. 4 de Mundo Nuevo.Actualmente Fuentes trabaja y vive en Paris.
* García Márquez, Gabriel (Colombia, 1928): es considerado el más importante novelista joven de su patriay uno de los primeros de América Latina. Ha publicadoya varios títulos, el más estimable de los cuales es talvez El coronel no tiene quien le escriba (1957), variasveces reeditado y traducido. Ha terminado una extensasaga narrativa sobre la imaginaria población de Macondo que se titula Cien años de soledad, y de la que yaMundo Nuevo había adelantado un capítulo en el número 2 (agosto de 1966). En una entrevista publicadaaquí mismo en el núm. 1 (julio de 1966), Carlos Fuentesse refería a su obra con estas palabras: «García Márquez está instalado en los viejos reinos vegetales deGallegos y Rivera, sólo para liberarlos de ese pesomuerto y reintegrarlos a la ímaginación con un humor,una belleza, una auténtica compasión que jamás pudieron tener Arturo Cova o el Sute Cúpira o Santos Luzardo, que eran figuras antidialécticas. En cambío la dinastiade los Buendia que traza Garcia Márquez, es deslumbrantemente antimaniquea; los Buendia son los fundadores y los usurpadores: los Sartoris y los Snopes deHispanoamérica, en una sola integración fulgurante.Cien años de soledad es la crónica de ese Macondo,ese pueblo perdido de Colombia que podría ser, por
VRRevista literaria bimestral
fundada en 1931 y dirigida por Victoria Ocampo
Número 302 (Septiembre-Octubre de 1966)
RODOLFO FINKELSTEIN León ShestovLEON SHESTOV Ciencia e investigación libreBAICA DAVALOS Asalto al ArcaHOMERO ARIDJIS PerséfoneERNESTO MEJIA SANCHEZ Tres poemas terrenalesJORGE BOSCH Blanchot o el esplendor del
espacio literarioMARTA ALVAREZ PoemasOSVALDO ROSSLER Poemas de infanciaJAIME BARYLKO El mundo de S.J. Agnón
Crónicas - Notas bibliográficas
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Número 204
HIGINIO ANGLES: Antonio de Cabezón, organista de Carlos V y de Felipe 11.
FEDERICO SOPEÑA: En el centenario de Antonio de Obregón.- JOSEFINA PLA:
Antología de poesía paraguaya.- MARIA ANGELlCA CORREA: Dos historias de
Buenos Aires.- SALVADOR ARANA-SOTO: Puerto Rico en la novela popular
norteamericana.- CARLOS ARBELft.EZ CAMACHO: Arte colonial en Hispanoamérica.
- ANTONIO ELORZA: Hacia una tipología del pensamiento reaccionario en los
orígenes de la España contemporánea.- NOTAS - COMENTARIOS - SECCION
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con éxito por la Comedia Francesa en la temporada1966.
" Pinillos, Manuel (España, 1914): publicó su primerlibro de poemas en 1948 y en 1951 consiguió el premio"Ciudad de Barcelona" con De hombre a hombre.Publicó además A la puerta del hombre, Tierra denadIe, Esperar no es un sueño, Lugar de orIgen, etc.
* Rudni Silvia, (Argentina, 1946): ha trabajado en elsemanario argentino PrImera Plana y actualmente reside en París como corresponsal del mismo. Es habitua! colaboradora de esta revista.
* Suescun, Nicolás (Colombia, 1937): prepara actualmente un libro de poemas y otro de cuentos; a esteúltimo pertenece el que ahora publicamos. Colabora regularmente en la revista Eco, de Bogotá.
* Zagury, Eliane: es una joven crítica brasileña queestudia en la Facultad de Filosofía y Letras, de Rio deJaneiro, donde dirige la revista Letras. Es colaboradorade Cadernos brasílelros.
* El diseño de la carátula de Mundo Nuevo, y elproyecto de típografía de sus páginas interiores, pertenecen a los artistas ingleses Colin Banks y John Miles.
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eneslma vez, sólo la víctima de las fuerzas impersonales, la selv-á i¡ el río. Pero García Márquez lo transfigura, como Faulkner transfiguró el condado de Yoknapatawpha. Toda la historia 'ficticia' coexiste con lahistoria 'real', lo soñado con lo documentado, y gracias a las leyendas, las mentiras, las exageraciones,los mitos de esa gente, Macondo se convierte en unterritorio universal, en una historia casi bíblica de lasfundaciones y las degeneraciones, en una historia delorigen y destino del tiempo humano y de los sueñosy deseos con los que los hombres se conservan odestruyen. Es decir: el escenario es el mismo, lo queha cambiado es el poder imaginativo que lo ilumina.Esa es toda la diferencia."
Nombre y apellidos
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* Guido, Beatriz (Argentina, 1924): se reveló con unaprimera novela, La casa del ángel (1954). Otras novelassuyas: La calda (1956), FIn de fíesta (1958), El IncendIoy las vlsperas (1964); esta última ha conocido uno demayores éxitos de librería de estos últimos tiemposy ha sido vertida al inglés por la casa Scribner's deNueva York. También es autora de un libro de cuentos.La mano en la trampa (1961). Ha colaborado con suesposo, Leopoldo Torre Nilsson, en la preparación delibretos cinematográficos sobre temas suyos y ajenos.Las páginas que hoy publica Mundo Nuevo pertenecena su última novela en preparación.
* lonesco, Eugene (Rumania, 1912): vive en Franciadesde la ocupación de su patria por los nazis y escribe en francés. El «Diario" que terminamos de publicaren este número, fue originariamente divulgado por larevista Preuves, con cuya autorización se reproduceaquí. Se regístra en él una profunda crisis de identidadque sufre el famoso comediógrafo y de la que surgiráuna de sus últimas obras, La solt et la ta/m, estrenada
DICCIONARIO
DE USO
DEL ESPAÑOLpor María Moliner
Obra "nica en la lexicografía europea, constituye:al un Oicclonarlo de la lengua espaoola mAs coplot:o. vivo y actualizado
que lo. hasta ahora existentes;
bJ un completísimo repertorio de sillÓnlmos e Ideas afine•. eoncebklo segúnnU8VRS tendencias; y
e) una enciclopedia gramatical que resuelve toda duda sobre el uao, r6glmeny construcción de nuestra lengua.
Tomo 1: A • GLVI + 1.446 "'1.-. 19 x 27, tel•.
Tomo 11: H • Zde caracterlatlCIIs .Imll..... apareceril en otofto de 1967.
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El número: 3.50 F Prlnted in France