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El ciclo CINE PROHIBIDO ofrece a los espectadores del Cine Doré películas prohibidas en su momento (y en algunos casos aún hoy) en su país de producción Cine prohibido (1906·2011) Sábado 19 · 20:30 · Sala 1 EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN E L ESTRENO de El nacimiento de una nación, una de las películas más controvertidas de la historia del cine, así como una de las más influyentes, tuvo lugar en febrero de 1915 en Los Ángeles. Este film épico, de doce rollos y un coste aproximado de 100.000 dólares (sin precedentes en la época), dirigido por D. W. Griffith a partir de la novela The Clansman, de Thomas Dixon, retrata el mundo del Sur de los Estados Unidos durante y después de la Guerra Civil Americana a través del enfrentamiento de dos familias. A medida que el film se iba estrenando en diferentes estados del país, los altercados se iban sucediendo. El retrato que la película hace del conflicto y la posguerra, y en particular de la población afroamericana, provocó revueltas en varias ciudades; abogados, jueces, académicos y críticos de cine se posicionaron en contra de la obra de Griffith; la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) exigió una disculpa oficial por parte del director al tiempo que se movilizaba para lograr la prohibición de la película. Finalmente, las protestas masivas y las acciones de la NAACP consiguieron el veto en unos pocos estados y algunas ciudades, pero no pudieron evitar que El nacimiento de una nación se convirtiera en un éxito arrollador. Las razones de este éxito están abiertas a debate, pero lo que es indiscutible es que la historia la ha convertido en un emblema pionero de las más sofisticadas técnicas narrativas y que fue, probablemente, el revulsivo necesario para el resurgir del Ku Klux Klan (que tomó, de hecho, parte de la imaginería creada para la película). Tras ver las primeras reacciones, Griffith incorporó el siguiente rótulo al inicio de la película: “UNA SÚPLICA PARA EL ARTE DE LA IMAGEN EN MOVIMIENTO: No tememos la censura, porque no albergamos deseo alguno de ofender con improperios u obscenidades, pero sí exigimos, como derecho, la libertad de mostrar el lado oscuro de lo erróneo para así poder alumbrar el lado luminoso de lo justo. La misma libertad que se concede al arte de la palabra escrita, el mismo arte al que debemos la Biblia y las obras de Shakespeare.” A pesar de las protestas en el año de su estreno, El nacimiento de una nación mantuvo su estatus de obra maestra indiscutible hasta que, a partir de los años 70 del siglo pasado, una nueva corriente académica comenzó a analizar el film bajo criterios que iban más allá de la fascinación por las técnicas narrativas desarrolladas por Griffith. Filmoteca Española INTRODUCCIÓN Carta de Mary Childs, secretaria de la NAACP, a George Packard, miembro del comité ejecutivo de la NAACP 17 de abril de 1915 Mr. George Packard 1522 First National Bank Bldg. Chicago, III Mi querido Mr. Packard: Estoy profundamente disgustada con la situación respecto a El nacimiento de una nación. Como podrá leer en el próximo número de “The Crisis”, nos hemos enfrentado a ella en todos los lugares posibles. A pesar de la promesa del alcalde de cortar las dos escenas más desagradables de la segunda parte, que muestran a una joven blanca suicidándose para huir de un perseguidor negro y a un político mulato tratando de imponer un matrimonio con la hija de su benefactor blanco, estas dos escenas siguen siendo solo una parte poco relevante de un todo que detallo en la lista adjunta. He visto esa cosa cuatro veces y estoy convencida de que no se va a hacer nada más al respecto. Jane Addams también la vio cuando se estrenó, en su peor versión, en Nueva York. No conozco a nadie de Chicago que la haya visto. Adjunto la opinión de la señorita Addams. Cuando llevamos esa cosa ante el magistrado de la policía, nos dijo que no podía hacer nada al respecto salvo que supusiera una ruptura de la paz. El miércoles pasado tuvo lugar una protesta en el Liberty Theater, pero en ella no se pudo ver a un solo hombre de color, y la única persona arrestada fue un hombre blanco. Esto, por supuesto, es lo que Littleton, abogado del productor, Griffith, sostuvo en el juzgado cuando tuvo lugar la vista en la que argumentamos que sí podía suponer una ruptura de la paz. Francamente, no creo que haya nada que pueda hacer. Para mí ha supuesto un aprendizaje abundante y ya estoy definitivamente harta. El daño que está suponiendo para la gente de color no puede estimarse. Oigo sus ecos allá a donde voy y no me cabe duda alguna de que esta era la intención de las personas que la produjeron. Sus beneficios aquí rondan los 14000 dólares diarios, mientras que los costes son de 400 dólares. Ya ha dejado de importarme, y si por un momento piensa que no me interesa, le ruego recuerde que hemos dedicado seis semanas de esfuerzo a este asunto y no hemos conseguido nada. Atentamente, Mary Childs Nerney, secretaria David Wark Griffith H OY EN DÍA, EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN es boicoteada o mostrada a pedazos; mucha gente, más o menos bien intencionada, aún acusa a Griffith de haber hecho una película contra los negros. En el mejor de los casos, esto es un sinsentido; en el peor de los casos en un sinsentido maledicente. Incluso aunque fuera una película contra los negros, un trabajo de tal calidad debería ser mostrado, y mostrado entero. Pero la acusación es injusta. Griffith fue lo más lejos que podía para intentar ser justo con los negros tal y como él los entendía, y él los entendía como cualquier buen sureño lo haría. Yo no estoy del todo de acuerdo con él, ni puedo estar del todo seguro de que la película no provocaría problemas y malinterpretaciones, especialmente tal y como fue publicitada y exacerbada por los abolicionistas contemporáneos; pero el deseo absoluto de Griffith por ser justo, y comprensible, está por toda la película, así como su comprensión, honestidad y compasión, muy por encima de la capacidad de sus acusadores. Extracto del texto de James Agee publicado en el libro Focus on The Birth of a Nation, coordinado por Fred Silva y publicado por Prentice Hall en 1971.

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El ciclo CINE PROHIBIDO ofrece a los espectadores del Cine Doré películas prohibidas en su momento (y en algunos casos aún hoy) en su país de producción

Cine prohibido (1906·2011) Sábado 19 · 20:30 · Sala 1

EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN

E L ESTRENO de El nacimiento de una nación, una de las películas más controvertidas de la historia del cine, así como una de las más influyentes,

tuvo lugar en febrero de 1915 en Los Ángeles. Este film épico, de doce rollos y un coste aproximado de 100.000 dólares (sin precedentes en la época), dirigido por D. W. Griffith a partir de la novela The Clansman, de Thomas Dixon, retrata el mundo del Sur de los Estados Unidos durante y después de la Guerra Civil Americana a través del enfrentamiento de dos familias.A medida que el film se iba estrenando en diferentes estados del país, los altercados se iban sucediendo. El retrato que la película hace del conflicto y la posguerra, y en particular de la población afroamericana, provocó revueltas en varias ciudades; abogados, jueces, académicos y críticos de cine se posicionaron en contra de la obra de Griffith; la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP) exigió una disculpa oficial por parte del director al tiempo que se movilizaba para lograr la prohibición de la película. Finalmente, las protestas masivas y las acciones de la NAACP consiguieron el veto en unos pocos estados y algunas ciudades, pero no pudieron evitar que El nacimiento de una nación se convirtiera en un éxito arrollador. Las razones de este éxito están abiertas a debate, pero lo que es indiscutible es que la historia la ha convertido en un emblema pionero de las más sofisticadas técnicas narrativas y que fue, probablemente, el revulsivo necesario para el resurgir del Ku Klux Klan (que tomó, de hecho, parte de la imaginería creada para la película). Tras ver las primeras reacciones, Griffith incorporó el siguiente rótulo al inicio de la película:

“UNA SÚPLICA PARA EL ARTE DE LA IMAGEN EN MOVIMIENTO:No tememos la censura, porque no albergamos deseo alguno de ofender con improperios u obscenidades, pero sí exigimos, como derecho, la libertad de mostrar el lado oscuro de lo erróneo para así poder alumbrar el lado luminoso de lo justo. La misma libertad que se concede al arte de la palabra escrita, el mismo arte al que debemos la Biblia y las obras de Shakespeare.”

A pesar de las protestas en el año de su estreno, El nacimiento de una nación mantuvo su estatus de obra maestra indiscutible hasta que, a partir de los años 70 del siglo pasado, una nueva corriente académica comenzó a analizar el film bajo criterios que iban más allá de la fascinación por las técnicas narrativas desarrolladas por Griffith.

Filmoteca Española

INTRODUCCIÓN Carta de Mary Childs, secretaria de la NAACP, a George Packard, miembro del comité ejecutivo de la NAACP

17 de abril de 1915Mr. George Packard1522 First National Bank Bldg.Chicago, III

Mi querido Mr. Packard:Estoy profundamente disgustada con la situación respecto a El nacimiento de una nación. Como podrá leer en el próximo número de “The Crisis”, nos hemos enfrentado a ella en todos los lugares posibles. A pesar de la promesa del alcalde de cortar las dos escenas más desagradables de la segunda parte, que muestran a una joven blanca suicidándose para huir de un perseguidor negro y a un político mulato tratando de imponer un matrimonio con la hija de su benefactor blanco, estas dos escenas siguen siendo solo una parte poco relevante de un todo que detallo en la lista adjunta. He visto esa cosa cuatro veces y estoy convencida de que no se va a hacer nada más al respecto. Jane Addams también la vio cuando se estrenó, en su peor versión, en Nueva York. No conozco a nadie de Chicago que la haya visto. Adjunto la opinión de la señorita Addams.Cuando llevamos esa cosa ante el magistrado de la policía, nos dijo que no podía hacer nada al respecto salvo que supusiera una ruptura de la paz. El miércoles pasado tuvo lugar una protesta en el Liberty Theater, pero en ella no se pudo ver a un solo hombre de color, y la única persona arrestada fue un hombre blanco. Esto, por supuesto, es lo que Littleton, abogado del productor, Griffith, sostuvo en el juzgado cuando tuvo lugar la vista en la que argumentamos que sí podía suponer una ruptura de la paz.Francamente, no creo que haya nada que pueda hacer. Para mí ha supuesto un aprendizaje abundante y ya estoy definitivamente harta. El daño que está suponiendo para la gente de color no puede estimarse. Oigo sus ecos allá a donde voy y no me cabe duda alguna de que esta era la intención de las personas que la produjeron. Sus beneficios aquí rondan los 14000 dólares diarios, mientras que los costes son de 400 dólares. Ya ha dejado de importarme, y si por un momento piensa que no me interesa, le ruego recuerde que hemos dedicado seis semanas de esfuerzo a este asunto y no hemos conseguido nada.

Atentamente,Mary Childs Nerney, secretaria

David Wark Griffith

HOY EN DÍA, EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN es boicoteada o mostrada a pedazos; mucha gente, más o menos bien intencionada, aún acusa a

Griffith de haber hecho una película contra los negros. En el mejor de los casos, esto es un sinsentido; en el peor de los casos en un sinsentido maledicente. Incluso aunque fuera una película contra los negros, un trabajo de tal calidad debería ser mostrado, y mostrado entero. Pero la acusación es injusta. Griffith fue lo más lejos que podía para intentar ser justo con los negros tal y como él los entendía, y él los entendía como cualquier buen sureño lo haría. Yo no estoy del todo de acuerdo con él, ni puedo estar del todo seguro de que la película no provocaría problemas y malinterpretaciones, especialmente tal y como fue publicitada y exacerbada por los abolicionistas contemporáneos; pero el deseo absoluto de Griffith por ser justo, y comprensible, está por toda la película, así como su comprensión, honestidad y compasión, muy por encima de la capacidad de sus acusadores.

Extracto del texto de James Agee publicado en el libro Focus on The Birth of a Nation, coordinado por Fred Silva y publicado por Prentice Hall en 1971.

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El ciclo CINE PROHIBIDO ofrece a los espectadores del Cine Doré películas prohibidas en su momento (y en algunos casos aún hoy) en su país de producción

Cine prohibido (1906·2011) Sábado 19 · 20:30 · Sala 1

EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN

L AS MARAVILLAS PIONERAS QUE SE MUESTRAN en El nacimiento de una nación y en Intolerancia presentan un desafío problemático para el analista fílmico. Cuanto

más sabemos del periodo entre 1896 y 1915, más sutilmente ambigua se vuelve la posición de Griffith en términos de contribuciones técnicas y estilísticas fácilmente identificables. Además, el neoclasicismo de Welles y los directores de la Nouvelle Vague han eliminado parte de la pátina añeja que tenía Griffith. Su montaje, por ejemplo, no es tan sofisticado como las historias del cine nos han hecho creer, desde luego no si lo comparamos con los estándares surrealistas de Eisenstein. La exposición artificial y la composición en iris de Griffith son bastante primitivas al lado de los encuadres funcionales de Eisenstein en La huelga, en los que los movimientos dinámicos de la maquinaria y las formas arquitectónicas van cambiando el formato de la composición directamente en la pantalla. O al menos eso creíamos, hasta que Welles introdujo el fundido en iris como una expresión de nostalgia en El cuarto mandamiento en 1942, y Ophuls recuperó esa exposición y forma de encuadrar artificiales en Lola Montes en 1955 para hacer que el CinemaScope fuera más flexible, y Godard expresase su instinto de narrativa fugaz con un fundido en iris en Al final de la escapada en 1960. Ahora que todo vuelve a ser posible, nada parece anticuado, Griffith menos aún, y si el criterio por el que Griffith construía sus secuencias parece relativamente literario y teatral al lado del de Eisenstein, ¿quién puede decir que “literal” y “teatral” son necesariamente expresiones peyorativas en este período de estéticas fílmicas más flexibles?A nivel de contenido, sin embargo, El nacimiento de una nación fue un acontecimiento político infinitamente más influyente que Intolerancia, con sus abstracciones bien intencionadas y sentimentalismos, o El acorazado Potemkim, con sus exhortaciones a la revolución pensadas exclusivamente para ser exportadas. Desde luego era ingenuo por parte de Griffith pensar que las tópicas generalidades de Intolerancia podían siquiera servir como expiación de las especificidades plásticas de El nacimiento de una nación. Lo mejor que se puede decir de Griffith es que no era plenamente consciente de todos los aspectos involucrados en su tratamiento de la Reconstrucción tras la Guerra Civil.

Sin lugar a dudas, Griffith no podía haber sido particularmente sensible al absurdo de hacer que sus negrísimos villanos fueran interpretados por actores blancos con la cara pintada mientras mostraba verdaderos extras negros en las escenas de la Reconstrucción. Por tanto, tenemos la propia negritud (más allá de la leal Mammy y de los sirvientes tipo Tom) como un índice de presunción sexual y social, y al héroe al que llega la inspiración para las túnicas del Ku Klux Klan tras ver a niños blancos asustando a niños negros con sábanas blancas, que representan esos fantasmas que habrían de hacer que toda una generación de personajes negros cómicos reaccionasen con miedo abyecto y servidumbre ritualizada. Pero estoy describiendo el maniqueísmo visual del racismo de Griffith con meras palabras, poniendo negro sobre blanco, en un medio como es el escrito en el que “blanco” y “negro” equivalen a sensaciones acromáticas para el ojo. Ser testigo de lo negro y lo blanco en la pantalla es ser testigo del nacimiento de un tabú cromático que aún hoy sigue sin haberse roto. Griffith agrava el problema empujando a la más remilgada de las remilgadas heroínas victorianas dentro de las situaciones más sórdidas que un sureño sentimental podría imaginar. Mujeres infantilizadas con el pelo rizado, capaces de oponerse a sus amantes de

clase alta, de repente se convierten en la presa de negros engreídos, y estas pobres almas inocentes se desmayan con lasciva modestia o se tiran por un acantilado con honor encomiable. Es como si un ejército de Uriah Heaps negros atacase a un grupo de Agneses diseñadas para satisfacer las fantasías más snob de un Dickens y nadie más. Griffith, al igual que Dickens, no tenía una concepción adulta de los organismos sociales y las estructuras de clase. A diferencia de Gance y Eisenstein, Griffith dependía más de una teoría de personajes que de una teoría histórica. Lo que ocurrió después de El nacimiento de una nación fue en muchas formas más desalentador en su hipocresía que el impacto racista de la propia El nacimiento de una nación, e incluso algunos supuestos progresistas no fueron inmunes a esta hipocresía. […] Por desgracia, las quejas contra El nacimiento de una nación sólo sirvieron para ocultar el racismo bajo la superficie sin enfrentar los problemas concretos que estaban involucrados. Al argumentar que Griffith estaba siendo injusto con los negros, los liberales blancos consiguieron bloquear cualquier secuela de El nacimiento de una nación, pero fallaron totalmente, y puede que deliberadamente, a la hora de contrarrestar el impacto de El nacimiento de una nación con una película que ofreciera una imagen positiva de los negros a una escala comparable a la negación que hizo Griffith de la negritud. Durante décadas los dueños de las salas de cine del Sur ejercieron su poder de veto sobre la más mínima sugerencia de una relación de mestizaje entre blancos y negros, y este poder de veto nunca fue desafiado incluso por esos supuestos guionistas estalinistas-con-piscina-de-Hollywood de los 30 y los 40. La izquierda siempre se mostró muy capaz de montar unos cuantos piquetes para protestar contra los agravios raciales en Lo que el viento se llevó y Canción del sur, pero no tanto a la hora de escribir guiones que restaurasen la dignidad sexual de los negros. Sin duda, la tolerancia liberal fue contraproducente, en el sentido de que dejó fuera cualquier consideración de que los tabús de raza y sexo fueran potencialmente dañinos para la raza negra. Incluso El nacimiento de un nación no ha recibido el análisis detallado que merece porque los activistas liberales y de izquierdas prefieren ignorar enteramente la película como si fuera una distorsión y así evitar los temas políticamente peligrosos que están involucrados. Si no es verdad, dice la gente buena, ¿por qué discutir sobre ello? La respuesta, por supuesto, es que una obra de arte no necesita ser verdadera para que alguien se sienta embargado y crea en ella fervientemente.

Extracto del texto de Andrew Sarris publicado en el libro Focus on The Birth of a Nation, coordinado por Fred Silva y publicado por Prentice Hall en 1971.

El poder blanco de antaño

Ser testigo de lo negro y lo blanco en la pantalla es ser testigo del nacimiento

de un tabú cromático que aún hoy sigue sin haberse roto

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El ciclo CINE PROHIBIDO ofrece a los espectadores del Cine Doré películas prohibidas en su momento (y en algunos casos aún hoy) en su país de producción

Cine prohibido (1906·2011) Sábado 19 · 20:30 · Sala 1

EL NACIMIENTO DE UNA NACIÓN

T ODD BOYD, UN PROFESOR de la Escuela de Artes Cinematográficas de la Universidad del Sur de California, dice que raras veces habla de la película en sus

clases, y que jamás la proyectaría en un aula.“Sin duda es, en cierto modo, la base del cine moderno, en todos los sentidos. Así que históricamente es, en ese sentido, importante, pero no puedes separar –o al menos yo no estoy de acuerdo en hacerlo- la maestría técnica del bagaje político”, explica Boyd, representante de la Cátedra Katherine y Frank Price para el Estudio de la Raza y la Cultura Popular en la USC.Boyd dice que si los alumnos quieren ver piezas de la película, Internet está lleno de ellas. Y tampoco pide a otros profesores que prohíban la película. Pese a todo, explica que es importante que los estudiantes universitarios estén expuestos a toda clase de información, incluso a las ideas que nos resultan incómodas.“Sencillamente pienso que la forma en que se muestra la película es más importante que el hecho de que se muestre.”, dice Boyd. “Si solo hablas de ella como un logro tecnológico o sobre la brillantez de Griffith, pues me parece desafortunado. Pero si la utilizas como representación del racismo, la supremacía blanca y la historia de los Estados Unidos a este respecto, pues es algo totalmente diferente.”Sin importar cómo se muestra, Boyd tiene una teoría sobre el legado de la película, incluso un siglo después de su estreno.“Si plantas una semilla, lo que crece a partir de ella solo depende de lo que hayas plantado. Si quieres que crezca marihuana, no deberías plantar semillas de tomate. El nacimiento de una nación es una película que representa el racismo. Se encuentra

en los cimientos de lo que más tarde se convertiría en Hollywood. Así que si esta es la raíz de la planta, a nadie deberían sorprender las discusiones sobre la falta de perso-nas de color nominadas a los Oscar. En mi opinión, es simplemente una de las ramas que creció de la planta que era El nacimiento de una nación.”

Extracto del artículo 100 Years Later, What’s the Legacy of “Birth of a Nation”, publicado en 2015 en la página web de la National Public Radio.UNO DE LOS PUNTOS DE CONEXIÓN más productivos para delinear lo que Cornel

West llamaba “la interdependencia interracial” fue la producción histórica de películas raciales en respuesta a El nacimiento de una nación, de D. W. Griffith, esa bomba de relojería cultural y política que desencadenó una serie de réplicas por parte de la comunidad negra que han seguido hasta el día de hoy. Es cierto, estoy leyendo un evidente antagonismo como un suceso provechoso, pero el cine negro pionero está inextricablemente unido al estreno de esta película, y la ofensiva narración épica de Griffith fue el compuesto químico alrededor del que se formó una perla. […] Si revisamos este momento traumático, descubrimos con sorpresa que la respuesta de la comunidad negra fue más enérgica y problemática de lo que los contenidos ataques de la NAACP, divulgados con frecuencia, nos han llevado a pensar.

Fragmento de la introducción del libro Fire & Desire. Mixed-Race Movies in the Silent Era, escrito por Jane M. Gaines y publicado por la Universidad de Chicago en 2001.

Relaciones raciales en el cine mudo

Si solo hablas de ella como un logro tecnológico o sobre la brillantez de

Griffith, pues me parece desafortunado. Pero si la utilizas como representación

del racismo, la supremacía blanca y la historia de los Estados Unidos

a este respecto, pues es algo totalmente diferente

Mostrar la película en las aulas hoy en día