Colegio la Inmaculada Granada   

 

A LA ATENCIÓN DE TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA Cir. nº 22  CURSO 2.011/12 7/3/12

 C/Socrates  nº8   C.P. 18002 ‐ Granada    ‐    Tlfn. 958283211  ‐  Fax: 958805092 www.maristasgranadacom    direcciongranada@maristasmediterranea.com 

¡UN VIAJE, UNA AVENTURA!

DIRECCIÓN 

A LA ATENCIÓN DE TODA LA COMUNIDAD EDUCATIVA

LA CUARESMA TIEMPO DE: ORACIÓN, LIMOSNA, AYUNO. Queridas familias: Paz Nos encontramos metidos de lleno en el camino cuaresmal que nos llevará a la Pascua. Ofrecemos este año el ayuno que San Marcelino les propuso a los hermanitos jóvenes cuando ellos fueron a pedirle que querían ayunar durante la cuaresma. AYUNO DE LOS OJOS. Que significa: Mirar todo lo positivo que tienen los demás. Mirar la belleza de la creación, y dar gracias a Dios. Mirar las cosas por el lado “bueno”. “Mirar” para querer. Evitar las miradas indiferentes y que hacen daño a los demás. AYUNO DE LA LENGUA. Que significa: Hablar de lo positivo. Con respeto y educación. Hablar para construir. No hablar para discutir, insultar, herir, juzgar, criticar, difamar y crear mal ambiente. Hablar siempre para crear buen espíritu a nuestro alrededor. Respetar los momentos de silencio, para no molestar a los demás. AYUNO DE LOS DEFECTOS. Que significa. Pensar en mis defectos y tratar de corregirlos poco a poco: Practicar las virtudes o valores opuestos a esos defectos. Por ejemplo: corregir el orgullo, practicando la humildad; la pereza siendo diligente y generoso en el servicio a los demás y en hacer bien nuestro trabajo. LA CUARESMA, es una llamada a crecer en nuestro espíritu, cuidando nuestra relación con Dios mediante: la oración, la Eucaristía, vivir su presencia, el servicio y la entrega generosa a los hermanos sobre todo a los que más lo necesiten siguiendo el ejemplo de Jesús y de María nuestra Buena Madre. Esta es la cuaresma y el ayuno que más le agrada a Dios, les dijo Marcelino a los jóvenes y nos dice hoy a todos nosotros. Esto es educar en valores éticos, morales y religiosos.

PARA QUE CAMBIE EL MUNDO- De joven yo era un revolucionario y mi oración consistía en decir a Dios: Señor, dame fuerzas para que cambie el mundo. A medida que fui haciéndome adulto, caí en la cuenta que me había pasado media vida sin haber logrado transformar absolutamente nada. Entonces cambié mi oración y dije: Señor, dame la gracia de transformar a cuantos entren en contacto conmigo, aunque sólo sea a mi familia y a mis amigos. Con eso me doy por satisfecho. Ahora que ya soy mayor y tengo mis días contados, he empezado a comprender lo estúpido que he sido. Mi única oración, ahora es: Señor, dame la gracia de cambiarme a mi mismo. Si yo hubiera orado de este modo desde el principio no hubiese malgastado mi vida. Un cordial saludo. H. Juan Antonio.