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El sujeto arbitrarioen forma de uno/tú en español Página 1 de 14 El sujeto «arbitrario» en forma de uno/tú en español HERNANZ, M. Lluïsa, Universidad Autónoma de Barcelona NOTA Este texto es una reescritura de la entrevista del mismo titulo con la Prof. María Lluïsa Hernanz para el Curso MOOC de Corrección y estilo en Español, II, de 2015. Ante cualquier duda sobre alguna referencia de este texto, prevalece, como es obvio, la versión oral original del entrevistado. Cita de la entrevista correspondiente HERNANZ, M. Lluïsa, «El sujeto arbitrarioen forma de uno/tú en español», en Alcoba, S. (2015), Corrección y estilo en español II; http://bit.ly/correccionyestiloenespañol , curso MOOC de la Universidad Autónoma de Barcelona en la plataforma COURSERA. De 6 semanas y 72 horas de ocupación, desde el 13/04/2015 al 22/05/2015. [consultado el --/--/20--]

Cita de la entrevista correspondiente - UAB Barcelonadfe.uab.es/dfeblog/salcoba/files/2015/07/entrevista...que se titula, «En torno a los sujetos arbitrarios de segunda persona del

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El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 1 de 14

El sujeto «arbitrario» en forma de uno/tú en español

HERNANZ, M. Lluïsa, Universidad Autónoma de Barcelona

NOTA

Este texto es una reescritura de la entrevista del mismo titulo con la Prof. María Lluïsa

Hernanz para el Curso MOOC de Corrección y estilo en Español, II, de 2015. Ante cualquier

duda sobre alguna referencia de este texto, prevalece, como es obvio, la versión oral original

del entrevistado.

Cita de la entrevista correspondiente

HERNANZ, M. Lluïsa, «El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español»,

en Alcoba, S. (2015), Corrección y estilo en español II;

http://bit.ly/correccionyestiloenespañol, curso MOOC de la Universidad Autónoma de

Barcelona en la plataforma COURSERA. De 6 semanas y 72 horas de ocupación, desde

el 13/04/2015 al 22/05/2015. [consultado el --/--/20--]

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Entrevista a Maria Lluïsa Hernanz

[PRESENTACIÓN DEL INVITADO]

Maria Lluïsa Hernanz es catedrática de lengua española en el departamento de Filología

española de la Universidad Autónoma de Barcelona, y es profesora investigadora del Centro de

lingüística teórica de la UAB.

Fue presidenta de la Comisión de profesorado lector y profesorado colaborador de la Agència

per la Qualitat del Sistema Universitari de Cataluña, y entre sus publicaciones destaca su

participación en varios libros y sus numerosos artículos especializados en revistas de

investigación y lingüística.

[ENTREVISTA]

S. ALCOBA: Profesora Hernanz, una de las características de la lengua del joven protagonista,

Holden Caulfield, de la obra capital de Salinger, El guardián entre el centeno o El cazador

oculto, es el uso de las estrategias expresivas de uno/tú con sentido impersonal o genérico,

que usted bautizó como de sentido arbitrario, y que aparece en numerosos ejemplos y

numerosas manifestaciones en las versiones españolas de El guardián entre el centeno.

Ejemplos como para volverle a uno loco de deseo se encuentran en la versión del 1978, de

Carmen Criado, o para volverte loco de deseo, en la versión de 2006.

O bien cuando uno pensaba mucho en él, empezaba a preguntarse, en la versión del 1978, o

bien, en la versión de 2006, de la misma Carmen Criado, si pensabas demasiado en él,

empezabas a preguntarte, etc.

Pues bien. Sobre este asunto, profesora Hernanz, usted publicó en 1990 un trabajo importante

que se titula, «En torno a los sujetos arbitrarios de segunda persona del singular», y que es

esencial en la bibliografía sobre el tema.

Por tanto, sus consideraciones al respecto, que agradecemos, van a ser muy autorizadas y

pueden ser de gran interés para nuestro curso MOOC sobre Corrección y estilo en español,

donde, entre otros asuntos, se toca este uso de las dos estrategias de uno/tú impersonales en

las versiones españolas de El cazador oculto o El guardián entre el centeno.

Dicho este pequeño prólogo, obligado para situarnos, nos gustaría saber cómo surgió su

interés por el estudio sobre los usos de las formas uno/tú con sentido impersonal.

¿Qué nos puede decir de su atracción, y de la relevancia de este asunto?

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 3 de 14

M. L. HERNANZ: Bien. Esta investigación arranca de mi interés, que yo creo que ya está

perdido en la noche de los tiempos, por los infinitivos, que constituyeron el tema de mi tesis

doctoral, y en particular por la interpretación no definida, o impersonal, o interpretación

arbitraria de los sujetos de ciertos infinitivos, por ejemplo: en querer es poder, es difícil escalar

el Everest… no se sabe quién quiere, quién puede, quién escala el Everest.

Vamos a decir que la investigación mía fue derivando, como todas las investigaciones, y

también a lo largo del tiempo los problemas cambiaron. De manera que finalmente me situé

ante una pregunta que es el desencadenante de este grupo de trabajos que hice.

Y la pregunta de investigación era: ¿Cómo puede ser que una forma pronominal tan

radicalmente deíctica, es decir señaladora (si nos vamos al origen de la palabra deixis) como el

tú (señala la segunda persona del singular) pierda esa literalidad, lo que es el significado de

‘segunda persona’, para situarse en las antípodas, para significar algo así como ‘alguien’, ‘la

gente’? Es decir, ¿cómo adquiere una forma deíctica, señaladora, valor general? Esa era la

pregunta de investigación. Y a partir de ahí vamos a decir que anduve tiempo arrastrando

como en mi «mochila de problemas de investigación» esta cuestión. Estuve también (esto es

anecdótico, pero bueno, ya que usted me pregunta) en Estados Unidos, y tengo que agradecer

(y está bien de vez en cuando poder hacer estas cosas) a un lingüista que se llama Richard

Larson, que está en Stony Brook, que se interesara por mi problema en aquel momento y me

situara en la buena dirección.

Fue él quien me dijo una serie de cosas (algunas de ellas supongo que saldrán aquí de una

manera más o menos simple) que me situaron en la buena dirección. Y, bueno, digamos que

luego, a lo largo del tiempo, también esto me ha interesado desde una segunda perspectiva,

que es la docencia, porque en una asignatura que es «Comentario lingüístico de textos» me he

encontrado con el problema de explicar las voces del texto desde una perspectiva lingüística, y

evidentemente, esas formas sirven como maneras de encubrir los yos, las diferentes voces que

tiene el texto, y de ahí también ha surgido más recientemente un interés ya colateral, más

secundario, y he vuelto sobre esto.

En cuanto a la relevancia, yo diría que… para situar la cuestión, se entiende esto mejor si

ubicamos el uno y el tú de sentido impersonal, genérico, arbitrario, dentro de un paradigma

más amplio, porque el español tiene diferentes construcciones con las cuales puede expresar

una interpretación genérica, arbitraria, indefinida, etcétera.

Las gramáticas tratan esto, vamos a decir que de forma «dispersa», pero aquí lo vamos a

agrupar muy rápidamente. Tendríamos las impersonales reflejas: Ayer se habló de política en

la facultad. No se sabe quién, ¿verdad? Aquí se come muy bien. Este sería un caso.

Luego tendríamos la tercera persona del plural: Han dado la noticia a las seis. ¿Quién ha dado

la noticia? Bueno… alguien, quien sea.

Me han robado el bolso, pero no sé quién ha sido: un alguien. Aquí tengo la tentación de citar

un ejemplo para las terceras personas del plural, de Bello (a veces en clase lo he usado porque

es muy ilustrativo de este uso), que es una fábula de Samaniego: «¡Que me matan! ¡Favor! Así

clamaba una liebre infeliz que se miraba en las garras de una águila sangrienta».

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Evidentemente, la liebre, pobrecilla, estaba en las garras de un águila sangrienta. Sin embargo,

la liebre dice: «¡Que me matan!», en plural, y sabemos todos que ese plural es un singular.

Por lo tanto esto es un uso claramente sintáctico de, en este caso, circunscribir el sujeto a un

existencial alguien: ‘¡alguien me mata, favor!’…

Un tercer caso, mis infinitivos: Es peligroso nadar en el Cantábrico (que quien sea nade en el

Cantábrico). Urge resolver el problema del paro, etcétera. Y, finalmente, las construcciones por

las que usted me pregunta: el uno y el tú. Si dices las verdades pierdes las amistades: si dice

alguien las verdades… Si uno dice las verdades pierde las amistades (si quien sea dice las

verdades…).

En el caso del tú hay que matizar que es una forma que no solamente es un tú. Es una segunda

persona del singular. Hablamos de tú para simplificar, pero en realidad, si te engañan… aquí

tenemos un te, que es exactamente el mismo fenómeno.

Si hablan mal de ti: aquí tenemos un ti que es exactamente el mismo fenómeno. O si tus

amigos hablan: un posesivo. Etcétera.

Por lo tanto, aunque hablemos aquí de tú, estamos refiriéndonos a…

S. ALCOBA: Claro, como si fuese una etiqueta. Y sobre la distinción entre, exactamente, los

usos de uno y de tú, ¿qué diferencias, qué relaciones, y hasta qué punto son intercambiables o

no, y qué posibilidades diferentes ofrecen al hablante y al autor?

M. L. HERNANZ: Bueno, para lo que queda de conversación aquí, me parece importante

destacar que algunas de las formas impersonales, llamémoslas así, que hemos citado tienen

una interpretación existencial equivalente a alguien.

Me han robado el bolso: es un alguien. Cuando digo me han robado el bolso no digo que ‘todo

el mundo me ha robado el bolso’. Y otras tienen una interpretación genérica universal: Si dices

las verdades, ‘si cualquiera dice las verdades’. Por lo tanto, esto sería una distinción que nos va

a ir muy bien para todo lo que es luego el tratamiento en la obra a la que usted se ha referido

de las formas tú y uno.

Centrándome ya más en la pregunta, las estrategias expresivas… Yo vería aquí como tres

perspectivas: una perspectiva estrictamente sintáctica, que es la que yo he investigado, sobre

todo…

S. ALCOBA: La de los datos.

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M. L. HERNANZ: El funcionamiento sistemático de esta construcción es lo que respondería a la

pregunta. Yo diría que hay como tres preguntas: el cómo, el cuándo y el por qué.

Sintácticamente es el cómo, sociolingüística y pragmáticamente es el cuándo, en qué

circunstancias se usa, y estilísticamente es el por qué. ¿Qué efectos retóricos se derivan de la

elección entre…?

S. ALCOBA: Claro. Resumido en tres preguntas de etiqueta. Muy bien.

M. L. HERNANZ: Entonces, en términos sintácticos, muy rápidamente, lo que necesitamos para

nuestros tú/uno (porque nos vamos a centrar en la pregunta que usted me hace) es un

activador de genericidad, un marco temporal genérico. Esto sería como el resumen,

quintaesenciado, del ingrediente sintáctico que necesitamos para que nos funcione un tú, que

es una forma, como he dicho, radicalmente señaladora y deíctica, como una persona general,

para usar la terminología de Salvador Fernández Ramírez. Esto es fundamental.

En términos retórico-estilísticos, esta otra perspectiva que yo he desarrollado más en clase,

resulta llamativo, efectivamente, que una forma general sirva como una estrategia para

encubrir el “yo”. Esto también lo comenta Salvador Fernández Ramírez. Es decir, el yo se

ampara en lo general para no tener protagonismo. Es un uso retórico clarísimo, estilístico, del

tú. Es algo… ya digo, que señaló Salvador Fernández Ramírez y que es formidable, ¿no?, que la

lengua tenga esas fórmulas en donde vamos de un extremo al otro.

S. ALCOBA: La misma María Moliner lo apuntaba en una definición breve que ella utiliza. Ya

apunta ella esa función encubridora del lenguaje.

M. L. HERNANZ: Exacto, sí, sí. Esta no es ninguna originalidad mía. Yo simplemente destaco.

S. ALCOBA: Y usted destaca muy bien.

M. L. HERNANZ: Entonces… es como una fórmula que evita la incomodidad de un yo explícito

sin que ello suponga renunciar al yo implícito. Es decir: no salgo en primera línea, pero estoy

como «agazapado». Bueno… yo tengo ejemplos que me encantan, y que, si me permite

usted…

S. ALCOBA: Un buen ejemplo es, probablemente, la ilustración o la enseñanza más definitiva

de cualquier concepto.

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M. L. HERNANZ: Sí. Bueno, es para ver cómo el hablante pasa del yo al tú con una absoluta

tranquilidad: A mi edad te importa cada vez menos lo que piensen los demás. Empiezo

hablando de mi edad, pero cuando digo te importa, este te… este te, obviamente, es ‘todo el

mundo’.

O sea, este te no es una segunda persona (eso sería absolutamente una colisión, ¿no?). Por lo

tanto, solamente se interpreta bien si este te es una generalización, lo que es perfectamente

compatible con empezar de la manera más radicalmente (vuelvo al término radical)

personalizadora como es con un a mi edad. Luego, otro ejemplo que empieza también

curiosamente con mi edad. Este era de La Vanguardia del otro día. El que sigue es de Jaime

Salinas, el hijo del poeta, publicado en EL País el año 2006.

A mi edad te acostumbras a que los amigos no estén porque te das cuenta de que estás solo. O

sea, empiezas con un a mi edad, pero luego te das cuenta de que no puedes seguir con la

primera persona y continúas con la segunda persona. Bueno… tengo infinitos.

Si quiere… si quiere usted le doy un ejemplo del Rey. Sí. Este es de La Vanguardia del año 87. El

Rey estaba en algún país donde hubo un terremoto. Y le preguntaron si se había asustado.

Respuesta: «No, no me asusté, al producirse el terremoto. ¿Qué puedes hacer cuando estás en

el piso 30 de un hotel?» O sea: empieza con el no me asusté, pero luego podía haber

continuado con «¿qué podía hacer yo?». Pero no continúa con el yo, ¿no?

S. ALCOBA: Se encubre aristocráticamente en ese tú, diríamos, bajo la capa del tú. Muy bien.

Precisamente, si me permite, yo ahora entraría en más detalle. Sí, sí, entrando en detalles,

como pelando las sucesivas capas de la cebolla. Usted en ese trabajo y en trabajos posteriores

lo que hace es apuntar una serie de indicadores sintácticos que son los manifestadores, o los

desencadenantes, o los copartícipes necesarios en esa estrategia del uno y del tú.

Y concretamente usted señala exponentes en forma de circunstancias de lugar, de tiempo,

etc.; verbos modales, o lo que podríamos llamar «delimitaciones enunciativas» de sentido

condicional, temporal, de manera… entre otros exponentes. ¿Cómo explica esa dependencia

entre lo que hemos podido llamar, o que se llama en algunas publicaciones «exponentes

sintácticos» y el uso de uno o tú con ese sentido genérico o arbitrario?

M. L. HERNANZ: Bueno, yo lo que intentaba era buscar un denominador común para explicar

ese uso general del tú, y en principio podría resumir diciendo que lo fundamental, la condición

sine qua non para que haya tú general es una temporalidad genérica. Es decir, es desproveer a

la temporalidad de una oración del valor deíctico o señalador puntual del presente, del ‘aquí y

ahora’ de la enunciación. Esto es lo primero. Y entonces existen maneras, más allá de la

temporalidad en presente o en imperfecto, durativa, etcétera, para conseguir este efecto de

inmovilización de la temporalidad, y son los exponentes a los que usted se refiere. Pero antes

comento una pequeña cosa para que se entienda lo más claramente posible esta construcción.

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 7 de 14

Yo comparo con los enunciados genéricos. O sea: lo que pasa en un enunciado genérico es

básicamente lo que pasa con un tú general. Si decimos en español los rinocerontes comen

hierba, aquí nadie se mueve a ver si hay un rinoceronte. Pero si yo digo los rinocerontes están

comiendo hierba, miramos a ver si tenemos un rinoceronte… ¿no?

Claro. Por lo tanto, ¿qué pasa? Cuando digo los rinocerontes comen hierba, este comen está

bloqueando la capacidad deíctica o señaladora del artículo, con lo cual, el los se hace ‘todos’. Y

nos quedamos tan tranquilos porque aquí no hay rinocerontes. Ahora, si yo digo están

comiendo, esto es puntual, y automáticamente repercute en el los, que deja de ser general,

equivalente a todos, y pasa a equivaler a estos, demostrativo.

Bueno, pues es exactamente lo mismo lo que pasa con el tú. Si yo digo trabajaste aquí, esta

oración equivale a tú trabajaste aquí. Pero si yo digo aquí siempre trabajas, aquí trabajas

mucho, en Alemania trabajas mucho… ya no estamos mirando a nadie. Por lo tanto tenemos el

mismo fenómeno.

Es decir: aquellos elementos que en la oración bloquean la temporalidad la hacen genérica y,

como consecuencia, bloquean también la referencia del tú. Es decir, la referencia temporal y la

referencia nominal van a la par, esa es la idea. Y con eso se explica el tú y se explica el uno. Así

es como lo veo yo. Y esos exponentes de que usted habla son elementos coadyuvantes para

conseguir esa temporalidad genérica. Si yo digo si comes mucho engordarás, se entiende que

es alguien en concreto. Pero si digo si comes mucho engordas, la oración pasa a ser genérica.

Con la temporalidad genérica, anulo la consecutio propia de una condicional (presente-futuro),

obtengo una temporalidad “plana” y consigo este efecto.

S. ALCOBA: El tiempo se neutraliza, es cualquier tiempo.

M. L. HERNANZ: Claro, es fundamental.

S. ALCOBA: Y ese tiempo es el que permite que se entienda lo otro como un pro-, un

prorreferente.

M. L. HERNANZ: Claro, claro. O sea, la anulación de la marcación temporal, de la referencia

temporal, anula la referencia al sujeto. Esta es la idea.

S. ALCOBA: Todos estos elementos que permiten, por eso la precisión, el señalamiento de lo

que llama usted «exponentes» para marcar o para convertir esos tus deícticos señaladores en

tus etiquetas de prorreferente.

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M. L. HERNANZ: Si me permite simplemente una pequeña cosa para aclarar... Vamos a ver,

esto es lo básico. Quiero decir que, quedándonos con esta idea, nos quedamos con lo básico.

Pero luego tenemos elementos coadyuvantes (los verbos modales, los adjuntos…). Si tenemos

ejemplos como uno duerme, aquí nadie entiende que esto es genérico, pero si digo uno tiene

que dormir, ya he ganado con este verbo modal... o bien trabajas, que es un tú, frente a con

este profesor trabajas. Es decir, estos elementos sobre los que usted me pregunta son

elementos que propiciarían una temporalidad general.

S. ALCOBA: Por eso la predicción de esos exponentes.

M. L. HERNANZ: Exacto.

S. ALCOBA: Muy bien, muy bien.

Pegamos un salto. Pasamos a lo que podríamos llamar el territorio de «los actos de habla», y

sobre los actos de habla, y en función de los actos de habla, algunos autores han propuesto

sobre los usos de uno, como usted apuntaba al principio, distintos territorios o escenarios de

explicación del asunto: el territorio de la referencia y el del tiempo, el territorio de la sintaxis,

el territorio de la retórica y el territorio de la estilística.

Bien, pues en el territorio de los actos de habla estas estrategias de genericidad se usan en

actos de reflexión, de información, de apelación o de evaluación crítica, de comentarios más o

menos críticos. ¿Cómo podríamos hacer una referencia al respecto, una precisión?

M. L. HERNANZ: Bueno, yo le agradezco esta pregunta porque, efectivamente, esa ya sería una

vertiente más… como usted mismo ha dicho, más pragmática, más estilística, sobre la que he

pensado últimamente en relación con el análisis de textos. Y yo creo que, para decirlo de una

manera un poco periodística y rápida, habría como «dos ingredientes». Yo a veces les digo a

mis alumnos que esto de la sintaxis es un poco como la cocina: tienen que aprender a

condimentar el plato y saber lo que hay dentro del plato.

Uno de los ingredientes que yo creo que es básico en esta construcción, aparte de lo que

hemos hablado ya, que es la genericidad, la temporalidad, etcétera, es un poquito misterioso

según cómo, pero quizás no tanto: es la inclusión del emisor. El tú incluye al emisor. Esto

también es otro milagro del lenguaje: por qué un tú incluye a un yo, pues, si hay una antítesis,

es el yo que habla frente al tú que escucha.

S. ALCOBA: La distinción clásica de los famosos semióticos, que a partir de ahí montan toda la

Semiótica.

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M. L. HERNANZ: Claro, claro... Si yo digo en esta casa comes a las cinco, lo siento muchísimo,

comes será una segunda persona, pero “yo” estoy aquí detrás. “Yo” también como a las cinco.

Pero si yo digo, por ejemplo, en esta casa comen a las cinco (aquel plural de antes, de me han

robado el bolso), este plural es totalmente exclusivo, “yo” no estoy en esta casa, comen ellos a

las cinco, quien sea, una sola persona o una legión, pero “yo” estoy fuera.

Por lo tanto, este ingrediente es muy importante: la inclusión del emisor. Yo digo (ahora esto

es puramente especulativo) que para mí sería como una especie de «secuela» del valor

deíctico señalador que tiene el tú, es decir: el tú, aunque se haga general, no puede dimitir de

todo lo que sería su valor enunciativo. Y de alguna manera queda algo allí que va a ser crucial,

yo creo, para entender la diferencia estilística que existe, como usted me pregunta, entre usar

una fórmula generalizadora como un cuantificador y un tú general. Por ejemplo, en esta casa

todo el mundo come a las cinco. Si yo digo en el lenguaje todo el mundo, literalmente eso no

tendría que excluir a nadie, pero yo puedo decir en esta casa todo mundo come a las cinco

menos yo, eso es perfecto. Es una trampa curiosa, ¿no? ¿Cómo puede ser que yo me quede

fuera cuando digo todo el mundo? Sin embargo, en esta casa comes a las cinco menos yo…

esto es horrible, no funciona. Por lo tanto, el valor general del tú siempre encubre en un

rinconcito a un yo que está ahí agazapado y que no acaba de ser expulsado de lo que es la

construcción genérica, frente a lo que sucede con el todo el mundo, según vemos en este

contraste. Esto, para acabar y responder su pregunta, excluye, a mi manera de ver, el tú y el

uno de los textos científicos, por mucho que sean formas generalizadoras. Yo no puedo decir

en las cuevas de Altamira pasabas frío, en Atapuerca pasabas hambre. Bueno, vamos a ver…

en principio yo no empatizo con los habitantes de Atapuerca, o de las cuevas de Altamira de

hace no sé cuántos miles de años, o cientos de miles en el caso de Atapuerca.

Pero bueno, en todo caso, alguien podría decir «sí, sí. Yo puedo decir en las cuevas de Altamira

pasas frío»… claro, si soy el guía de las cuevas de Altamira. Pero si estoy hablando de un libro

de historia, hablo de la prehistoria, hablo de las pinturas. Obviamente no puedo decirlo.

Por lo tanto, yo creo que eso sería la explicación: el tú tiene un yo que le impide ser

equivalente a un cuantificador universal, a un se, que son formas mucho más asépticas como

formas de generalización.

S. ALCOBA: Pero entonces, precisamente por eso, porque en el fondo ese tú se convierte en

una especie de «cueva» donde, como en las imágenes de Platón, está un yo latente, parece

muy oportuno para los textos de reflexión. Como en la falsa modestia, donde no se manifiesta

el yo pero se hace una reflexión en forma de tú no ocultando el yo, como en la apelación, pero

no tan violenta, porque no es de estilo directo (no es un yo que interpela) o en la evaluación

crítica, en una crítica un poco más enmascarada, porque en ese sentido, quizás está muy bien

lo de la hipótesis de por qué ese uno/tú son tan oportunos para este tipo de actos de habla.

Pego un salto, si me permite. En nuestro curso ha aparecido este asunto por el uso que se hace

de estas estrategias expresivas de ‘sujeto arbitrario’ en las distintas versiones de The Catcher

in the rye de Salinger que existen en español.

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 10 de 14

Concretamente existe la primera versión, de 1961, de Méndez de Andes, donde se usa

exclusivamente el uno para expresar ese sentido impersonal, genérico o arbitrario. En la

siguiente versión, de 1978, de Carmen Criado, en España, se usa, exclusivamente también,

como la Argentina del 1961, el uno como estrategia expresiva para este tipo de expresiones.

En cambio, en la versión argentina de Pedro Rey, de 1998, aparece el tú como estrategia

alternativa al uno en expresiones equivalentes. Y Carmen Criado, de pronto, en la edición del

2006, corrige y transforma absolutamente la versión anterior de 1978, porque sistematiza ese

uso del tú con sentido genérico.

¿Podría apuntar algunas consideraciones sobre este proceso, sobre este hallazgo de Pedro Rey

y la explotación al máximo del procedimiento, que hace Carmen Criado en 2006? ¿Qué le

parece?

M. L. HERNANZ: Bueno, a mí me parece absolutamente interesante este descubrimiento. Yo le

felicito por esa historia con la que me introdujo en su interés por el tema, Por lo tanto no solo

me parece muy interesante, sino que, por otra parte, también me parece que es, como bien

dicen los americanos, welcome ¿no?, o sea, es un resultado bienvenido.

Desde una perspectiva estrictamente teórica o sintáctica a mí me parece, y lo digo así, que es

explicable que se haya producido este cambio. Ahora luego podemos hablar de

consideraciones estilísticas, pragmáticas, retóricas, etcétera, pero como dice mi buena amiga y

seguro que buena amiga suya Victoria Escandell, que es una especialista en pragmática (por lo

tanto, nada sospechosa de “barrer” para la sintaxis), lo que no permite la sintaxis no lo va a

permitir la pragmática.

S. ALCOBA: Una adaptación de la frase de Salamanca.

M. L. HERNANZ: Lo de Salamanca, exacto, ya lo he pensado. Exacto. Por lo tanto, vamos a ver:

¿por qué digo que es un resultado bienvenido? Por lo que antes comentábamos. Porque el uno

y el tú son personas generales. Hemos hablado más del tú porque usted me ha preguntado…

pero con uno es lo mismo. Por lo tanto, lo que sí es cierto… es que ambas formas se enmarcan

en una configuración de genericidad si se dan las condiciones sintácticas de entrada para que

esto sea posible. Y esto es tan posible como que, sincrónicamente, en un mismo texto (y aquí

tengo unos ejemplos para ilustrarlo), constantemente tenemos la coaparición, la cohabitación

del uno con el tú. Ejemplo de Maruja Torres: “Nunca se pierde uno en los lugares donde todo te

es ajeno porque nada es humano. Nunca puedes amarlos.” “Nunca se pierde uno en los lugares

donde todo te es ajeno…” en la misma oración. Ya no hablamos de sintaxis discursiva, sino de

sintaxis oracional.

Por lo tanto, eso ¿qué nos está diciendo? Nos está diciendo que [en el ejemplo previo] se dan

las condiciones sintácticas para que estas formas puedan coaparecer. Tengo un texto precioso

de Manuel Vicent, «Fortaleza», que los seguidores del curso pueden encontrar en El País

digital. Es un texto maravilloso para ver la coaparición del uno con el tú: «Podría quedarse uno

todo el día en la cama y formar con el embozo de las sábanas en la barbilla la última

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 11 de 14

barricada». Me salto cosas: «Cuando ya dominas ese arte, sientes cada mañana a la hora de

levantarse un extenso crujido por todos los huesos: la mitad más cruel de ti mismo, la más

impura y activa pugna por salir de tu cuerpo. Si uno lo desea absolutamente con la mente

fundida esa mitad de la persona se desliza por la carne, te abandona y se mete en el cuarto de

baño». Bueno… es fantástico.

S. ALCOBA: Profesora Hernanz, este ejemplo tan brillante, tan brillante, yo creo que

desmonta, hasta cierto punto, la hipótesis de que el tú de la última versión de Carmen Criado,

con el uso exclusivo y sistemático del tú, sea una marca, otra marca, de las características de

coloquialidad, del idiolecto del narrador, del protagonista. Puede ser de coloquialidad en El

guardián, pero ya vemos que de coloquial no tiene nada en ese texto que acaba usted de citar,

de un maestro de la prosa y del columnismo literario. Eso es pensamiento, eso es el lenguaje

más culto que se puede imaginar.

Por lo tanto, quisiera oír su punto de vista sobre lo de ‘coloquial’ o no, que se apuntó… y que el

mismo Salvador Fernández Ramírez, cuando dedica unas páginas que usted cita, advierte,

cuando señala que el uso del tú frente al uno estaría mucho más marcado por tonos de

‘coloquial’, de… ordinario, de familiar, etc., etc. ¿no?, en contraposición a esto que usted

acaba de señalar, precisamente.

M. L. HERNANZ: Claro, en este caso que comentábamos antes hay un detonante sintáctico

que, una vez se da, legitima, hace posible tanto el uno como el tú con un valor genérico. Dicho

esto, ¿qué diferencia habría entre el uno y el tú? Desde una perspectiva más estilística, más

sociolingüística, etcétera…

Sabemos que la forma genérica tú es una forma que hasta tiempos recientes ha estado

relativamente estigmatizada, más que la forma uno, que se consideraba más culta.

Por lo tanto, yo entendería que, sin ser naturalmente especialista en literatura americana, ni

conociendo esta novela más que de una manera superficial (aunque ahora ya tengo mucho

más interés por ella), y recordando lo que decía la profesora Usandizaga en la entrevista que

usted le hizo... pues si verdaderamente este adolescente, protagonista de esta novela, se tiene

que autoafirmar y una manera de autoafirmarse es el lenguaje, construir un lenguaje más

transgresor pasaría también por un uso más coloquial. Esto sería un aspecto que se podría

considerar para responder a esa pregunta.

S. ALCOBA: Sí. Bueno, vamos terminando, y agradecemos su aceptación de la invitación del

curso para esta intervención tan aclaradora.

Destaco una hipótesis que usted me señalaba el otro día, preparando esta conversación, que

me pareció particularmente brillante y que me pareció totalmente distinta, y además que se

aclara muy bien con los datos, y no con especulaciones. Es la distinción que usted apuntaba y

que me parece exclusivamente original y que nadie de la bibliografía, en ninguno de los títulos

que hemos podido leer para preparar esta conversación, que nadie apunta y que es la

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 12 de 14

distinción que usted hace de cómo la estrategia del uno supone una elección con limitaciones

expresivas.

Porque el uno tiene unas posibilidades más rígidas, más cerradas, más limitadas, y en cambio

la estrategia del tú, con la misma función, con el mismo sentido, intercambiable, (la prueba del

nueve, de la intercambiabilidad entre el uno y el tú) es el ejercicio que hace Carmen Criado de

sistematizar la invención de Pedro Rey y convertir todos los unos de las ediciones primeras de

El guardián y de El cazador en… en tus. Y, así, la extremada riqueza de posibilidades expresivas

que presenta el tú frente al uno. Por la abundancia de posibilidades del paradigma del tú, si me

permite, ¿no?

Entonces, vamos a ver: ¿cómo nos podría precisar esa hipótesis, esa distinción, y, por lo tanto,

esa explicación con datos sintácticos, los materiales tangibles de esa aportación o de ese

ejercicio de estilo, que ha hecho Carmen Criado, de sistematizar en tú todas las expresiones

que se hacían originariamente en las versiones anteriores con el uno?

M. L. HERNANZ: Bueno, yo digo (muchas gracias por todo este preámbulo)… Yo digo una cosa,

muy pequeñita, que me parece, vamos a decir, bastante evidente, y es la forma tú… ¿por qué

es más ágil y más versátil que la forma uno? Dicho así, ágil y versátil, es como recreativo, ¿no?

Pero si nos vamos a la sintaxis, lo que vemos es que yo puedo prescindir del tú y me quedo con

la función verbal, y mantengo la interpretación general. Si yo digo a veces tú piensas en las

cosas que podrían pasar…, esto es una interpretación general con el tú explícito… Pero

también puedo decir a veces piensas, y quitando el tú la oración sigue siendo general. Si yo

trabajo con el uno, eso no puedo hacerlo, porque si prescindo del uno automáticamente la

flexión en tercera persona… es ambigua. Si yo digo a veces uno piensa en los problemas de la

vida, esto es general. Pero si digo a veces piensa en los problemas de la vida, se acabó el valor

genérico. Porque sin el uno, el piensa tercera persona del singular refiere a una tercera

persona del singular definida. Y solamente puedo bloquear ese uso definido de tercera

persona del singular de la flexión verbal si tengo el uno.

Y eso, claro, tiene unas consecuencias en cadena. Si yo cojo, por ejemplo, vamos a poner, el

título de una novela de Marsé, Si te dicen que caí, vamos a ver: si Marsé no hubiera optado por

el tú (el te, en este caso), ¿qué hubiera tenido que decir?: Si le dicen a uno que caí... ¡Dios mío,

qué título de novela, Si le dicen a uno que caí! Claro, ¿qué pasa? Que si simplemente

cambiamos el te, segunda persona, por la tercera persona, le (si le dicen)... necesito uno. Y esto

es multiplicador.

Otro ejemplo: cuando tus amigos te critican, te sientes mal. Tus, te. Tus, posesivo; te,

pronombre átono. O sea, tengo tus, te, te y sientes; cuatro. Si esto lo convertimos al uno, ¿qué

nos sale?: cuando los amigos de uno le critican a uno, uno se siente mal. Eso no hay quien lo

soporte, es que es infumable. Bueno… podría citar más ejemplos. O sea, para mí esto es

estilístico y no tanto sintáctico, porque la sintaxis autoriza las dos formas, como he dicho. Yo

también tenía sobre esto un pequeño pensamiento… Ni que venga dentro de 100 años un

traductor y quiera hacer una genialidad con esta obra, pues no podrá convertir el tú en una

tercera persona del plural. Se puede decir uno se siente, tú te sientes, pero… se sienten… no,

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 13 de 14

no. Se sienten, eso ya no es una generalización, por lo que decíamos que la tercera persona del

plural tiene valor existencial y no universal.

Por lo tanto, el resumen es este: la sintaxis autoriza las dos formas, pero la estilística derivada

del comportamiento sintáctico del uno y el tú, como acabamos de ver, en relación con la

flexión verbal, etcétera provoca una pesadez en el uso del uno que explicaría la genialidad o la

originalidad de la traductora Carmen Criado en hacer esa conversión.

S. ALCOBA: Y Pedro Rey, introduciéndola, como partiendo de esa posibilidad.

M. L. HERNANZ: Y de Pedro Rey, exacto. No me imagino hoy en día un adolescente… nuestros

estudiantes, en la universidad, yo no me los imagino usando el uno, en fin, en sus

intercambios, ¿no?

S. ALCOBA: Eso es. Totalmente rígido, inflexible.

M. L. HERNANZ: Sí, sí. Para mí sí.

S. ALCOBA: Y además, monolítico.

Bueno, para concluir, con mi agradecimiento y el de los seguidores de este curso… ¿quisiera

usted añadir alguna cosa, destacar algún detalle sobre el asunto este o sobre sus reflexiones o

investigaciones actuales, específicas o colaterales?

También puede ser muy interesante para nuestros seguidores saber en dónde se está

moviendo, qué le está preocupando últimamente.

M. L. HERNANZ: En fin, ahora me están preocupando otras cosas, que no tienen que ver con

esto; me estoy dedicando a temas de modalidad y polaridad... Todo lo que se llama

técnicamente «la periferia izquierda» oracional del español y de las lenguas románicas, de

modo que estoy un poquito lejos de esto.

Pero sí que le agradezco, profesor y colega y amigo de muchos años, Santiago Alcoba, pues

que me haya permitido volver a pensar sobre este tema. Porque siempre que uno vuelve al

«lugar del crimen», entre comillas, no sé si eso… en el ámbito de la realidad es una ventaja,

pero en el ámbito de la investigación siempre, cuando uno vuelve a los viejos temas, descubre

otras cosas.

S. ALCOBA: Si me permite yo creo que hemos conseguido algo, al modo socrático, al hacer

cristalizar, con motivo de estas reflexiones y del aguijoneo al que nos hemos sometido y la

hemos sometido con su permiso, pues, realmente, me ha dado la impresión de que hemos

El sujeto “arbitrario” en forma de uno/tú en español Página 14 de 14

podido cristalizar un par de ideas muy claras que van a ser realmente muy interesantes y

aleccionadoras para los seguidores de este curso.

Gracias, profesora Hernanz.

M. L. HERNANZ: Muchas gracias a usted.