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CIUDAD KENNEDY: 1810 – 1816

Ciudad kennedy : 1810 – 1816

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Ciudad kennedy : 1810 – 1816 . Mientras en Santa Fe se firmaba el acta…. Dos Kenedianos ilustres del 20 de Julio de 1.810. Los ilustres kenedianos de 1810 . Hace 200 años, ciudad Kennedy estaba compuesta por 4 grandes haciendas y dos resguardos de indios: Hacienda Tintal Hacienda Techo - PowerPoint PPT Presentation

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CIUDAD KENNEDY: 1810 – 1816

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MIENTRAS EN SANTA FE SE FIRMABA EL ACTA…

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Dos Kenedianos ilustres del 20 de Julio de 1.810

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LOS ILUSTRES KENEDIANOS DE 1810

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Hace 200 años, ciudad Kennedy estaba compuesta por 4 grandes haciendas y dos resguardos de indios:Hacienda TintalHacienda TechoHacienda ChamiceraHacienda Techo de los JorgesResguardos de Fontibón y de Bosa

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LAS HACIENDAS DE CIUDAD KENNEDY

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LAS HACIENDAS Y RESGUARDOS DE CIUDAD KENNEDY

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Hace 200 años se inició una revolución social que nos conduciría de ser una colonia de un gran reino a una república independiente.

Ello empezó el 20 de Julio de 1810 y se concretó el 7 de agosto de 1819. Empezamos a ser República…

…Aprendiendo a ser República…

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Ese 20 de julio se forma una Junta de Gobierno que decide fundar la república y construir un ejército. Su primer destacamento se forma el 27 julio; un regimiento de caballería de 600 hombres, 300 de los cuales fueron peones de las haciendas de Ciudad Kennedy, que llegaron a la ciudad en la noche de los negros el 22 de julio.

Dos de sus comandantes eran Kenedianos: - Pantaleón Gutiérrez - José Nicolás de Rivas

Así nació el ejército de la Nueva Granada, embrión del Ejército Libertador de la Gran Colombia

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LA NOCHE DE LOS NEGROS : 22 DE JULIO DE 1810Manuel del Socorro Rodríguez: Relación sumaria instructiva de las novedades ocurridas en la muy noble y muy leal

ciudad de Santafé de Bogotá, capital del Nuevo Reino de Granada, desde la tarde del 20 de julio de 1810, hasta el día de la fecha.

Las campanas de todos los templos no cesaron de tocar a fuego en toda la noche hasta el mismo rayar de la Aurora, a fin de que no creyese el pueblo que estaba seguro, sino permanecía constantemente en vela para evitar alguna traición. Por esta causa no fue sorprendido, aunque se sabe muy bien que esto se intentó con mucho artificio por los factores de la iniquidad asociados de algunos españoles europeos que aún existen entre la masa fiel y patriótica, siendo la funesta levadura de la corrupción y tiranía. Ya en la misma noche, casi al amanecer, había venido de su curato de Bosa el doctor Juan José de Porras con todo su pueblo armado en socorro de la causa común(3). Lo mismo ejecutaron todos los hacendados existentes en los contornos de la capital, mostrando un patriotismo tan activo y generoso, que reanimó de nuevo el vigor del pueblo y de los individuos  de la suprema junta.

(3) También vino en la misma noche don Antonio Zornosa, corregidor del pueblo del Bosa, con los otros nueve pueblos que comprende su jurisdicción.

“Satisfecho el pueblo comenzaron a esparcirse y a pasearse por toda la plaza y muchos a retirarse a sus casas, pero como a las nueve de la noche se difunde una voz de que se acercaban a la capital 300 negros a caballo y bien armados, con el objeto de atacar al pueblo y poner en libertad a los presos; en este momento todo se pone en movimiento y en las más vivas agitaciones las campanas de los templos llaman a fuego, no se oye otra cosa que ¡traición, nos han vendido, a las armas! Las plazas, las calles, se inundan de gentes: corren en pelotones en todos sentidos, ocurren a los cuarteles; pero lo que más inquietaba al pueblo era el parque de artillería y sobre lo que ponía todo el cuidado y energía una mujer, grande heroína, que le dijo a su hijo: "Ve tú a morir con los hombres mientras que nosotras (hablando con las demás mujeres) avanzamos a la Artillería y recibimos la primera descarga, y entonces vosotros los hombres pasaréis por encima de nuestros cadáveres, cogeréis la artillería y salvaréis la patria". ¡Qué valor de heroína! Se arman y en masa ocupan las entradas de la ciudad. ¡Qué valor, qué intrepidez manifiesta este pueblo!

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Poco más de medio siglo después, en 1802, en el pueblo de San Bernardo de Bosa, la corrida de toros tenía detractores y afectos entre las autoridades locales. Los primeros, que estaban representados por el teniente y el cura Juan José de Porras, se oponían a tales festejos dado que en ellos reinaba la ociosidad, se abandonaban los arados y barbechos, los campos quedaban arrasados por el numeroso concurso de gente y se corrompían las costumbres. En palabras del mencionado teniente, “pues HQGLFKDVÀHVWDVVHYHQ\VHH[SHULPHQWDQDFFLRQHVWDQDMHQDV\

H[WUDxDVGHOHVStULWX de la religión cristiana, que parece que en dicho tiempo asalta todo el poder del infernal dragón haciendo indubitable ganancia de almas con los execrables escándalos que se ejecutan." 48 . A estos argumentos el cura agregaba que en tales jolgorios las cabalgaduras quedaban inservibles, escaseaban los comestibles pues sólo se vendía para la manutención trigo y pescado, y el transitorio aumento de los jornales de los

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indios sólo incidía para que se acrecentara la embriaguez. De la misma forma, la caja de comunidad padecía detrimento, pues de ella se sacaba dinero para madera y “gastos de plaza". Además, eran perjudicados los hacendados circunvecinos, “porque siendo HOWLHPSRGHODVVLHPEUDVHOPLVPRGHODVÀHVWDVQRKDOODQSHRQHVSDUDHOFXOWLYR GHVXVFDPSRVSRUHVWDUWRGRVLQTXLHWRVFRQODVÀHVWDVµ(QFRQFOXVLyQSDUDGLFKR cura estas celebraciones no eran más que “una base de corrupción en las buenas costumbres, un conjunto de malignidades, de desordenes, de pecados públicos, y de escándalos, los que son irreparables por el excesivo concurso de la plebe, y gentes disolutas.”

…De manera que durante aquellos días de jolgorio el poblado de Bosa no solamente era visitado por numerosos forasteros que gastaban buenas cantidades de dinero en DOLPHQWRVFRQÀWXUDVKRVSHGDMH\FDEDOJDGXUDVVLQRTXHVHSUHVHQWDEDXQDHItPHUD ERQDQ]DHFRQyPLFDTXHEHQHÀFLDEDQDJUDQSDUWHGHOSXHEOROODQR$xDGtDDTXHO funcionario que tras la sanción moral expresada por sus rivales políticos se escondía un motivo económico y material, pues el aludido cura era enemigo de estas festividades debido a que durante esta temporada mermaban sus limosnas y no recibía ninguna retribución pecuniaria por sus servicios

AGN, Colonia, Caciques e Indios, rollo 64, f. 149r 4

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Edward Walhouse Mark. |Milicias Neogranadinas.

Las mujeres daban ejemplo a los soldados; un valiente patriota que avanzaba con espada en mano, le pidió a una mujer que se apartase para ocupar el lugar; ésta se injuria y le dice: "¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?" y se mantuvo firme en el puesto. Las avanzadas de los patriotas que volaron por los caminos al encuentro de los negros, vieron que eran gentes de los pueblos vecinos que entraban en auxilio de la patria. Con esta noticia todo se tranquiliza. A las doce de la noche reinaba el sosiego; sólo se veían las patrullas de a pie y a caballo. Esta noche memorable y célebre se quedó con el nombre de La noche de los negros.”

por el ciudadano José Maria Caballero, subteniente de milicias de ¡infantería de esta capital. Santa Fe, 11 de septiembre de 1813.

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PANTALEÓN GUTIÉRREZ

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En Kennedy nació el Ejército Nacional hace 200 años con los peones de las haciendas Tintal, Techo y Chamicera.

Todos ellos murieron en las batallas de Cachirí el 21 y 22 de febrero de 1816. (Suratá,

Santander) …En su gélido páramo, como

producto de la impericia militar de nuestra naciente nación.

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1816. Febrero 8: García Rovira derrotó a Calzada en Cachirí.

    1816. Febrero 22: García Rovira y Santander fueron derrotados por Calzada en la segunda batalla de Cachirí.

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KENNEDY EN EL RÉGIMEN DEL TERRORDespués de la derrota de Cachirí, el ejército de

reconquista implanta el régimen del terror: José Nicolás de Rivas es fusilado y su

cadáver es atravesado por las ballonetas de quienes le fusilaron. Su familia fue obligada a dar posada a quienes le fusilaron. Su hacienda de Techo fue confiscada. Pantaleón Gutiérrez es enviado a prisión en

Cartagena. Sus haciendas confiscadas

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Tía de Antonio Ricaurte y Antonio Baraya. Casada con José Martín París, abrazaron la causa de independencia. Aportó una familia de próceres. Una de las mujeres más hermosas de Santafé.El 27 de Marzo de1813 aportó los cuatro hijos París Ricaurte (Antonio, Manuel, Mariano y Joaquín), fue un magnífico ejército que siempre agradeció Bolívar.Cuando Bolívar recibió la orden de tomarse a Cundinamarca, Doña Genoveva lideró un grupo de mujeres para apoyar las tropas, como red de espionaje en el centro de la ciudad que informaba a Bolívar movimientos de tropas mediante cartas dirigidas a su hijo Mariano París que las recibía en la Hacienda Techo de los Jorges en Puente Aranda, escogida como centro de operaciones de Bolívar.

GENOVEVA RICAURTE MAURIS 1755 – 1829

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MANUEL ANCÍZAR 1812 (EL TINTAL) 1882

Peregrinación de Alpha es el libro que recogió las observaciones de la Comisión Corográfica: primera descripción geográfica exhaustiva de la vida social del centro de Colombia realizada por un nacional. Nació en la hacienda El Tintal en 1812, hijo de españoles.

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CUADRO 3.2HACIENDAS EMBARGADAS DURANTE LA RECONQUISTA(1815-16)Tomado de JOSÉ ANTONIO OCAMPO, HISTORIA ECONÓMICA DE COLOMBIA

Propietario Hacienda J urisdicción Año J osé Nicolás de Rivas La Chamicera Santa Fe 1816 Domingo Bastidas La Laguna Usme 1816 Casablanca Usme 1816 J osef María López Matarredonda Neiva 1816 Francisco López Buenavista Neiva 1816 Emigdio J osé Troyano Cayundá Anolaima 1816 Camilo Torres Comerciante Santa Fe 1816 Agustín del Valle Comerciante Barranquilla 1816 Bartolomé Molinares Comerciante Barranquilla 1816 J osé G. Gómez Cura Lorica 1815 J osé M. Torres Cura S. Nicolás 1815 Fco. de la Cruz González Hda. Corito Serrezuela 1816

Mariano Grillo Potr. Garzón Serrezuela 1816

Antonio Rumbao Minero Zaragoza 1816 Gregorio San Germán

Minero Zaragoza 1816 Diego Lobón Minero Zaragoza 1816 Propietario Hacienda J urisdicción Año Manuel Cobo Comerciante Zaragoza 1816 Francisco Pradilla Hda. La Peña Suratá 1816 I gnacio Amaya Hacendado Fontibón 1816 J osé Acevedo Hacendado Santa Fe 1816 J osé Madrid Domínguez R Hacendado Espinal 1816

Nicolás Manuel Tanco Honda 1816 J osé María Castillo Santa Fe 1816 Manuel García Santa Fe 1816 Estanislao Gutiérrez Santa Fe 1816

Pantaleón Gutiérrez Techo - La Herrera Fontibón 1816 Serrezuela-Zanquino

J uan Agustín Torres Hda. El Volcán Faca-Anolaima 1816

I gnacio Días H. Mana Blanca Faca 1816

Luis Dionisio Caycedo H. Saldaña y Contreras La Mesa 1816

J osé Sta. María Hacienda Fontibón 1816 Pedro Groot Bermeo Santa Fe 1816 Mariano Grillo Potr. Garzón Santa Fe 1816 Francisco Díaz Las Monjas Santa Fe 1816 Pedro Felipe Valencia Santa Fe 1816 Francisco García Hevia Casas Pamplona 1816 J oaquín Sarmiento Cura (Hdas.) Socorro 1816 J orge Tadeo Lozano Chinauta (Hda.) Tibacuy 1816 J orge Tadeo Lozano S. Fortunato (Hda.) Soacha 1816

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CIUDAD KENNEDY -1961

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el día 23 la Junta de Gobierno puso término a los "desmanes del pueblo”.…se determinó la creación del Regimiento de Voluntarios de la Guardia Nacional", cuyo reclutamiento y mandos se confiaron a don Antonio Baraya y a don Joaquín Ricaurte. Como su leva, organización y disciplina demandaban tiempo y debían someterse a las ordenanzas militares en vigencia, el mismo día 23 ordenó la Junta la creación de cuatro Escuadrones de Caballería, compuestos en su conjunto de seiscientos hombres, los cuales debían reclutarse entre los hacendados de la Sabana, los famosos "orejones", y sus mayordomos de confianza, a fin de que custodiaran el orden en la Capital e impidieran los "desmanes del pueblo". Para comandar esa famosa Caballería de "Cincinatos que, arrojando el arado volaron a empuñar la espada" - como dice pomposamente el "Diario Político" -, fue designado el más respetable y representativo de los grandes hacendados de la Sabana, don Pantaleón Gutiérrez. (Grandes Conflictos Sociales y Económicos de Nuestra Historia – Indalecio Liévano)

El 27 de julio de 1810 el cura Silvestre Polanco organizó un contingente de patriotas que mandó a Santafé para ponerlos a órdenes de la Junta Suprema.el historiador Groot, nos permite apreciar la composición y apariencias del ejército que garantizaba, en la Capital, el gobierno de los notables criollos. « Figúrese el lector - dice Groot - una columna de hombres a caballo de cuatro en fondo, armados de lanzas y medialunas; en sillas vaqueras de enorme tamaño, con rejo a la arción, pellón de lana, arretranca, pendientes y grandes estribetes de cobre que llamaban de baúl, a manera de los que usan los turcos, que de ellos los tomarían nuestros padres; y sobre cada una de esas sillas un |orejón con gran ruana de lana listada, calzón corto de gamuza, botas de lana azul, a manera de medias sin pie; zamarros de cafuche, pañuelo rabogallo en la cabeza, cuyas puntas salían sobre la espalda; sombrero de lana con media vara de ala, bajo cuya sombra sé veía una caraza embarboqueada y requemada. Quinientos hombres de esta calaña, marchando a medio trote calle arriba de San Juan de Dios, metían tal ruido con las estriberas que se topaban y rozaban unas con otras, que aquello era de ver y oir ».

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En este día 23 propuso el vocal don Pedro Groot a la Junta para que se creasen cuatro escuadrones de caballería; consagró la Junta con la propuesta y se nombraron por comandantes a los señores don Pantaleón Gutiérrez, coronel; don Primo Groot, teniente coronel; don Nicolás Ribas, comandante del tercer escuadrón; don Luis Otero, comandante del cuarto, y de 150 plazas cada escuadrón.

1808. Enero. Alcaldes ordinarios: don Juan Nepomuceno Cabrera, 1°, y don Nicolás Ribas, 2°.

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En cada ocasión que se juró se hizo una descarga por las tropas, muy fea, que no valió de nada. Se concluyó toda esta función con un famoso refresco que se dio en la casa del alcalde don Nicolás Ribas, a que asistieron los señores virreyes; y para el regreso llevaron los faroles don José Acebedo y don Mariano Tobar. Hubo iluminación a cual mejor. La misma noche del refresco se trató, en la misma casa del alcalde, por don José Acebedo y demás regidores de recibir de regidor al capitán embajador don Juan José Sanllorente; quedó dispuesto para el día siguiente. Benjumea, el que juró al rey, era español. Septiembre de 1808

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los enemigos tenían rodeada toda la ciudad y cogidos todos los principales puntos, sin dejar pasar los bastimentos, pues tenían cogido a Monserrate, Usaquén, Suba, Puentegrande, Fontibón, |Techo y puente de Bosa! Las mujeres, los viejos y los niños alzaban el grito implorando favor y auxilio al Dios de las misericordias, que justamente nos atribulaba por nuestros pecados.

Viernes 8. Paramó. Hoy se fueron nuestras tropas de 400 hombres hasta |Techo, con la artillería, lo mismo que ayer, en las que fui yo; no se descubrió al enemigo, porque estaba atrincherado en el camellón de Fontibón y muy fortalecido. Nos retiramos al Puente Aranda, y allí nos estuvimos hasta que entró la noche, que nos vinimos al campo con mucho silencio, manifestando quedarnos allí encubiertos.

Sábado 9. Buen día; día memorable y dichoso para nosotros. Como a las tres de la mañana se oyó un tiro de la centinela de |Milicias, avanzada, que estaba en el llano de |Chamicera, tiro que era la orden que tenía si viese que se acercase gente. Con este motivo nos pusimos todos sobre las armas. A las cinco se descubrió por el llano de |Chamicera un numerosísimo ejército armado de más de 1.100 hombres, que traía Baraya del Socorro y sus contornos, fuera de toda la gente y |orejones que había recogido de Chocontá, Ubaté, Zipaquirá, Bogotá, Facatativá y de todos los pueblos, pues pasaban de 800 la caballería, y acá ni uno montado siquiera. Como la ciudad se les dejó libre y a su arbitrio, en menos de media hora, por la puerta de Chamicera y cogieron Huerta de Jaime, Plazuela de San Victorino y Calle de Alameda, y al tiro rompieron el fuego 300 hombres, que contaba nada más el |Batallón Provincial, que fueron los que correspondieron el fuego, y la |Artillería, que inmediatamente se volvió para la ciudad, porque ellos tiraban para abajo y nosotros para arriba. Recibieron varias casas muchísimo daño de nuestra artillería. Cuando las tropas enemigas salieron a la esquina de Carnicería, y pensaban esparcirse por toda la ciudad, dicen que estaba una mujer vestida toda de azul, que según algunos piadosos aseguraron ser María Santísima Nuestra Señora de La Concepción, pues bajo de los dulcísimos nombres de Jesús, Maria y José militaban nuestras tropas, y esta mujer les dijo que no entrasen en la ciudad, sino que siguiesen para San Victorino, que allá estaban todas las tropas; y así lo hicieron sin que uno solo se animase a entrar a la ciudad; siendo así que el principal deseo y anhelo era el prometido saqueo que Baraya les había ofrecido, y teniendo la ciudad libre y sin que nadie les impidiese la entrada, no sino seguir para el campo siguiendo el consejo de la mujer. ¿No se deja ver claro el poderosísimo patrocinio de María Santísima, que no consintió que esta ciudad fuese entregada al saqueo, al estupro, y quizá a la violación de las esposas de Jesucristo y profanación de los templos, muertes y otras tantas iniquidades? Que todo se puede creer de unas tropas encarnizadas, llenas de furor y con deseo del saqueo general. Y por cumplir Baraya su palabra con las tropas del saqueo, que les había ofrecido, sería que no quiso ceder a las capitulaciones. En fin, duró el fuego vivo y con tanta violencia algo más de hora y media. Contar ahora las lágrimas, los gritos, los lamentos de todos los que había dentro de la ciudad sería una cosa muy prolija: todas las mujeres con sus hijos corrieron a los templos; a esa hora se descubrió Su Majestad en todas partes; todos los sacerdotes salieron al sacrificio llorando y temblando a implorar las misericordias del Señor; muchos de ellos con el estrépito de los cañones, con el alarido y gritos de las mujeres, que a grito entero clamaban a todos y a María Santísima, unas por sus hijos, otras por sus maridos, por sus padres, por sus hermanos. Con semejante confusión se olvidaban de en qué parte de la misa iban. Fue terrible el espanto, el susto y la confusión, pero como a las 7, poco más de la mañana, cuando se estaba en lo más fino del fuego, con el motivo de tanta mortandad, y de haber sacado el maestro armero don Mariano un cañón, por espaldas de La Capuchina a la Calle de la Alameda, y que a la primera descarga hizo un destrozo terrible, se le infundió de golpe un pavor y espanto, pánico, que echaron a huir vergonzosa y precipitadamente, y como que se caían de sus pies y los que venían detrás caían sobre éstos, que hacían |barbacoas; los nuestros, viendo la fuga, los perseguían para acabarlos de desordenar; todos tiraban las armas para con más libertad poder huir; las mujeres nuestras, con tan varonil denuedo, se botaban a coger prisioneros, y se les rendían como a los capitanes más valerosos, unas con las mismas armas de ellos, que les quitaban, otras con palos de las cercas, que traían al hombro a modo de fusiles; traían en medio a 8, a 10, a 12 prisioneros y los presentaban al señor presidente; otras venían cargadas con cajones de metralla, de pólvora, con cañones y armas blancas y otra infinidad de despojos. ¡Cosa admirable!, y que yo lo vide, pues me hallé en el tiroteo.

Se dijo por varias personas de crédito, y por muchas bocas, que cuando estaba el fuego en lo más vigoroso, andaba una mujer por entre las tropas y a la parte que más caían las balas; y después dicha mujer, aunque se inquirió no pareció, lo que se tiene por verosímil que fue Maria Santísima Nuestra Señora, para amparamos y favorecernos. A esto se agrega los pocos que murieron de nuestra parte, pues tanta multitud de hombres que precipitadamente se avanzaron sobre nosotros, con ansia de devorarnos podían haber hecho algún considerable estrago, pero nada; 5 fueron los muertos de nuestra parte: 4 soldados y el capitán de caballería, don José María Araoz, unos 10 heridos, entre ellos el sargento de |Artillería Laureano Vargas, y eso lo hirió el mismo cañon que estaba cargando. De los enemigos pasaron de 600 y más de 400 heridos que llevaron al hospital, de los que murieron también muchísimos.

En fin, cantamos la victoria y comenzamos a recoger armas y pertrechos y 27 cañones, muchísima fusilería y armas blancas, y tanto prisionero, que a la noche de este día se contaron 1.255. El día estuvo muy apacible y bueno; la gente no cesa de alabar al Dios de las misericordias, que por un portentoso milagro multiplicado, en tantos cuantos fueron los sucesos de este día.

¡Bendito sea mi Dios y Señor! Gracias y alabanzas te damos y te daremos, y también te dará la posteridad nuestra por habernos librado este día de tantos enemigos que pretendían entrar triunfantes en nuestra tierra, y que pasando por encima de nuestros cadáveres posesionarse de nuestros haberes y mujeres, y pasando a cuchillo a cuanto se les viniese a las manos, sin perdonar al viejo, al párvulo y hasta el tímido y frágil sexo y llenarnos de horror y confusión

Baraya ocupaba con su Cuartel General el caserón exconvento que servía de presbiterio al Cura de Fontibón, a la sazón ausente.

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Nombrado Gobernador en horas tan aflictivas José Nicolás de Rivas aceptó el temido honor: defendió con gran fervor a la Libertad perdida, y a esta causa querida dio como hecho natural, primero, ingente caudal, y luégo, su propia vida. (Coronel José Nicolás de Rivas. Nombrado. Gobernador y Capitán General de Cundinamarca. Marzo de 1816)   Quiere el nuevo Presidente seguir al Sur con su hueste, y ordena a Serviez se apreste para ello inmediatamente, Serviez juzga inconveniente ese paso, y a los Llanos con sus pocos veteranos y Santander, se retira, pues a combatir aspira junto a los venezolanos. (Abril-Mayo dé 1816) Raimundo Rivas, Historia de Colombia narrada en Verso a los niños.

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Coronel José Nicolás de Rivas   Fue Gobernador y Capitán General de Cundinamarca. con el empleo de Coronel de

caballería, y ofreció todo su caudal para atender a la defensa de la República, expidiendo una proclama muy seductora y contraria a los derechos del Rey. Pasado por las armas, por la espalda, y confiscados sus bienes.

Ya en el patíbulo, envía a su esposa, doña Ventura Quijano, una reliquia de familia, un Lignum Crucis, que conservan sus descendientes con respeto.

Rivas nació en Santafé en 1772, vistió la beca del Colegio de San Bartolomé, rechazó un título de Castilla, fue Alcalde, legislador, Capitán General y Gobernador de Cundinamarca, y entusiasta partidario del movimiento de independencia (1) .

Fue sacrificado el doctor Joaquín Camacho el mismo día y en el mismo sitio. Director de periódicos patriotas, Gobernador de Girón y de Pamplona, natural de Tunja, abogado distinguido, miembro de los Congresos y revolucionario desde antes de 1810. Como miembro del Triunvirato (1814, 1815) es el único tunjano que ha ejercido el Poder Ejecutivo. Las enfermedades y la edad lo habían reducido a un lecho de dolor, y lo llevaron al patíbulo en la plazuela de San Francisco , paralítico y ciego, en brazos, porque ya carecía de fuerzas para caminar.

Los cadáveres de los dos ajusticiados fueron sepultados en el templo de La Veracruz, hoy Panteón Nacional.

las familias patriotas en aquellos aciagos días: se les imponía el gravamen forzoso de recibir en los hogares como huéspedes a los Jefes y Oficiales españoles, en calidad de alojados, con sus sirvientes y cabalgaduras, aumentando los cuidados y atenciones de las madres de familia y su miseria, porque ellos participaban del alimento que la viuda conseguía con su trabajo para los huérfanos.

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Casa solariega de la familia Rivas Esta enorme casona situada en la Calle de Santa

Clara (cruzamiento de la calle 9a con la carrera 9a), fue comprada por el doctor D. José Antonio de Rivas, Abogado de la Real Audiencia y Cura y Vicario del pueblo de Zipaquirá, a D. José Palacino. En ella vivió, a partir de su matrimonio (1753), su hermano el Teniente Coronel doctor D. Miguel de Rivas, Alcalde, Alférez Real y Regidor perpetuo de Santafé, y en ella nacieron sus hijos, uno de ellos el prócer y mártir de la independencia Coronel José Nicolás de Rivas. Fue saqueada y casi destruida por los llaneros venezolanos después de la batalla del 12 de diciembre de 1814. Fue Confiscada por el Pacificador Morillo después de su fusilamiento (31 de agosto de 1816). Hoy es convento de las monjas de Santa Clara.

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En la noche del martes 12 de marzo de 1816 el pueblo de Santafé pidió al Congreso un Dictador, y esa Asamblea eligió a don José Fernández Madrid, Presidente de la República, con facultades dictatoriales.

También renunció, en la misma noche, el Gobernador Francisco Javier García Hevia. No quiso aceptar este cargo don José Gregorio Gutiérrez Moreno, y tomó posesión de él don José Nicolás Rivas, con ejemplar patriotismo.

El nuevo Gobernador era militar distinguido, miembro de noble familia de Santafé; había nacido en 1772. En los claustros del Colegio de San Bartolomé recibió el título de abogado; dueño de ricas dehesas en la Sabana de Bogotá y de minas de oro en el Chocó, fue a la vez agricultor y minero. Ya lo vimos figurar como Alcalde en la penumbra de la Colonia; como Coronel de los centralistas en las guerras civiles, y como legislador en los primeros Congresos. En 1815 había tenido su segundo hijo, en cuya partida de bautismo encontramos esta fórmula, que prueba la adhesión de Rivas a las ideas de la revolución francesa. El Cura de la Catedral bautizó al niño «hijo legítimo de legítimo matrimonio del Coronel del Regimiento de Caballería del Estado, ciudadano José Nicolás de Rivas y de la ciudadana María Buenaventura Quijano.» Los abuelos, que pertenecían a la nobleza colonial, eran designados por el Cura Nicolás Mauricio de Omaña con el mismo adjetivo revolucionario. En aquellas difíciles circunstancias no se ocultaba a Rivas que al aceptar cargo tan importante se comprometía a sufrir fatales consecuencias: fue heroísmo nacido de la reflexión y del patriotismo (1) .

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El comandante español Pablo Morillo

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