4
Justicia por sus propias manos 23 DE NOVIEMBRE DE 2004 - 00:58 - FINES DEL DERECHO El Comercio 15-11-04 El 64% opina que población sí puede tomar justicia por sus propias manos Mayoría está a favor de que serenos realicen detenciones. El 83% piensa que el Estado debe invertir más en seguridad interna. Los gritos de la turba se alzaban exigiendo justicia. Cuando la puerta del establecimiento se abrió, la multitud cayó encima de los delincuentes, arrebatándoselos a la policía, golpeándolos hasta hacerlos sangrar. Los asaltantes fueron finalmente trasladados a la comisaría, pero primero tuvieron que pasar por el hospital. Estos hechos, ocurridos la madrugada del 1 de noviembre en Los Olivos, durante un frustrado asalto a una cabina de Internet, se han convertido, para preocupación de las autoridades, en una noticia recurrente en las páginas policiales de los periódicos y parte de la agenda diaria de las comisarías. La falta de autoridades honestas y capaces, así como la ausencia de leyes adecuadas y de efectivos policiales son la raíz de estos linchamientos populares, según la percepción de la población, recogida en una reciente encuesta de Apoyo. El estudio revela que solo el 33% de los limeños considera que este fenómeno tiene su origen en la falta de respeto a la ley por parte de la población, mientras que la mayoría se inclina por las otras opciones. Otro dato por tomar en cuenta es el que indica que el 61% de los encuestados opina que, si las autoridades fallan, la población tiene derecho a tomar justicia por sus propias manos, sin llegar a matar. Otro 3% piensa que no importa si se causa la muerte al infractor. Ambos suman 64% a favor de estas formas de justicia. Solo el 35% opina que tal derecho no depende de la voluntad popular.

civica

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Algo muy practico de hacer :D

Citation preview

Justicia por sus propias manos23 DE NOVIEMBRE DE 2004 - 00:58-FINES DEL DERECHOEl Comercio 15-11-04El 64% opina que poblacin s puede tomar justicia por sus propias manos

Mayora est a favor de que serenos realicen detenciones. El 83% piensa que el Estado debe invertir ms en seguridad interna.Los gritos de la turba se alzaban exigiendo justicia. Cuando la puerta del establecimiento se abri, la multitud cay encima de los delincuentes, arrebatndoselos a la polica, golpendolos hasta hacerlos sangrar. Los asaltantes fueron finalmente trasladados a la comisara, pero primero tuvieron que pasar por el hospital. Estos hechos, ocurridos la madrugada del 1 de noviembre en Los Olivos, durante un frustrado asalto a una cabina de Internet, se han convertido, para preocupacin de las autoridades, en una noticia recurrente en las pginas policiales de los peridicos y parte de la agenda diaria de las comisaras.La falta de autoridades honestas y capaces, as como la ausencia de leyes adecuadas y de efectivos policiales son la raz de estos linchamientos populares, segn la percepcin de la poblacin, recogida en una reciente encuesta de Apoyo. El estudio revela que solo el 33% de los limeos considera que este fenmeno tiene su origen en la falta de respeto a la ley por parte de la poblacin, mientras que la mayora se inclina por las otras opciones.Otro dato por tomar en cuenta es el que indica que el 61% de los encuestados opina que, si las autoridades fallan, la poblacin tiene derecho a tomar justicia por sus propias manos, sin llegar a matar. Otro 3% piensa que no importa si se causa la muerte al infractor. Ambos suman 64% a favor de estas formas de justicia. Solo el 35% opina que tal derecho no depende de la voluntad popular.Los porcentajes a favor de los linchamientos son mayores en los niveles socioeconmicos bajos . Mientras en el nivel E el 55% de entrevistados considera que existen delitos que los justifican, en el A la cifra alcanza solo el 23%. En este ltimo grupo, el 100% consider que la violacin sexual de menores es uno de los delitos que merece este tipo de castigo.

2.-El director del Instituto Guestalt de Lima, Manuel Saravia, afirm que en la poblacin se est fomentando una tendencia de tomar la justicia con sus propias manos, de andar a la defensiva.Fue al referirse a los casos delempresario que asesin a dos delincuentesque estaban a punto de secuestrar a su novia y aljoven universitario que dio muerte a un asaltante en defensa propia, as como allinchamiento de un ladrn por pobladores de Puno."La frustracin por lainefectividad de las autoridades, la ausencia de unprogramade lucha contra el crimen organizado, as como laimpunidad de los actos delictivos, donde se ve aldelincuente libreal poco tiempo de haber cometido su fechora, hace que la gentedecida tomar la justicia con sus manos", advirti el especialista.

Explic que la poblacin ha tomado la actitud deandar a la defensiva, dearmarse hasta los dientesa fin de"protegerse"de losconstantes robos y asaltos en el pas."La sucesin de delitos en los ltimos aos ha generado elincremento de ansiedaden el ciudadano de a pie, unareaccin o una actitud pasivo agresiva, es decir que la persona no reacciona hasta que no se ve atacada, actuando en ciertos casos condesproporcin justificadapor el miedo al dao que pueda ocasionarle el delincuente", refiereSaravia.Otro punto importante es que elataque frontalde parte de la ciudadana es un hecho que ha logrado aceptacin en ciertos sectores de la poblacin, que ademslo justifican y apoyanal no sentirse protegido por las autoridades."La alerta final es que el hecho detomar las justicia por sus propias manos puede traer mayor cadena deviolencia, es decir que tendramos unescenario misma pelcula del Oestedonde los buenos y los malos cruzan disparos sin importar nada", finaliz.Justicia por mano propiaLa legitima defensa permite la defensa de la vida y otros bienes jurdicos propios o ajenos en determinadas circunstancias previstas en la norma (artculo 28 del Cdigo Penal); no nos ocuparemos de este tema tcnico y especfico del Derecho Penal.Sin embargo, la realidad muestra cmo cotidianamente las personas reaccionan directamente contra quienes consideran culpables de la comisin de delitos sin que el Estado medie como administrador de justicia. En palabras sencillas, se aplican castigos directamente, sin parmetros de proporcionalidad ni rigor en el establecer la responsabilidad del supuesto infractor.Los hechos delictivos generan ira y frustracin, sobre todo si ello va acompaado de una respuesta institucional lenta o si el auge delincuencial rebasa la capacidad del Estado para enfrentar el fenmeno. De all que surge una especie de agnosticismo laico y jurdico que puede ser muy peligroso. Ante ese vaco y sentimiento de impotencia surge una falsa deidad: la justicia por propia mano que, lejos de protegernos, lo que hace es marginar al Estado como nico administrador de la justicia.Esta actitud individual de promover la justicia por mano propia es muy riesgosa, desde cualquier punto de vista, ya que tiene un efecto multiplicador. As, la medicina puede resultar peor que la enfermedad ya que casi siempre el ciudadano que enfrenta al delincuente resulta herido o muerto. En otros casos, el nmero de vctimas aumenta.Esto tiene una explicacin lgica. Los ciudadanos no somos expertos en el combate a la delincuencia; muchas veces no sabemos ni manejar el arma que se porta. Muchos infractores, en cambio, son profesionales y van decididos a todo cuando nos asaltan. Como en las guerras, los efectos colaterales alcanzan a nios, ancianos y mujeres, todos encadenados solidariamente en esta espiral de violencia.No en pocos casos, cuando se dan linchamientos populares de presuntos ladrones, violadores u homicidas, se han cometido errores de identidad y se han dado muerte a inocentes por no ser del lugar o tener un aspecto sospechoso; eso es lo que llaman estar en el sitio y la hora equivocados.Si esta prctica se generaliza, la sociedad entra en un peligroso proceso de descomposicin. El Estado de derecho tiende a desaparecer. El pas se puede volver ingobernable. La inseguridad aumenta en lugar de disminuir. Todos perdemos.Prevencin.Por ello debemos prevenir la situacin y son las autoridades y nosotros los ciudadanos los que tenemos las palabras y la accin. Tomar la justicia por nuestras manos es la forma ms cara de combatir la delincuencia, tan cara que nos puede costar la vida. Tan cara que nos puede costar la ms severa descomposicin social y econmica, de la cual no saldremos tan fcilmente. Tan cara que simplemente no podemos pagarla, ni como personas ni como pas.Por el clima de inseguridad real en el que vivimos, muchas personas entienden que los organismos que deben prevenir y reprimir no actan con la celeridad y la eficiencia adecuada y, frente a esto, ellos mismos deben actuar contra la delincuencia. Ese es el origen de los vigilantes, escuadrones de la muerte y el sicariato, lo que es una paradoja gigante: crear delincuencia para acabar con ella.Es preocupante que existan personas que toleren, justifiquen o avalen los actos antes descritos pues ello atenta contra las mnimas normas de convivencia social, expresadas en el respeto a los derechos humanos, el Estado de derecho y las instituciones pblicas. Lo contrario podra interpretarse como un escenario favorable para la extensin de un fenmeno que, en esencia, resulta ser igual o ms criminal que los hechos que dice perseguir. No es momento de perder la fe, sino de recuperar la esperanza en nosotros mismos.