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Algunas reflexiones sobre la circulación cultural. Aportes de C. Ginzburg
Seminario de Cultura Popular y Cultura Masiva, ECI, UNC. Abril de 2011.
A cargo de María Eugenia Boito
E: Eugenia
I: Intervención de alumno
Desgrabación: Débora Cerutti
(…)
E: Ahí básicamente lo que hacen es, miren. Dos cosas voy a responderle. Vieron que nosotros acá lo que
tratamos de hacer es ver lo siguiente: no podemos pensar las obras fuera de los contextos sociales en
los que se generan. Que no es de chusma que nos interesan las biografías sino que en las biografías a
veces también encontramos maneras de acercarnos a lo otro. Otra cosa que voy a decir en la misma
línea, es que es muy interesante también ver los prólogos y los prefacios aunque parezca a veces lo que
hay que saltar para llegar al cuerpo del texto. En este prólogo, en este prefacio que hace Ginzburg, hay
una cuestión muy interesante porque no solamente pasa revista a ciertos estudios que había sobre lo
popular, sino que también hace lo que todos hacemos cuando queremos conocer algo. Nos ubicamos en
ciertas perspectivas, vemos con cuales acordamos, que cuestiones recuperamos y con cuáles
polemizamos. Si ustedes se fijan ahí, hay una recuperación muy fuerte que hace Ginzburg de Bajtin y
Gramsci, y hay una crítica muy fuerte a un pensador que todavía no hemos visto que es De Certeau, y es
lapidario con Foucault. ¿No llegaron hasta ahí? Se ve que acá no hay “fans” de Foucault porque en otros
años me ha tocado que estallan. Pero digo, van a ver que también es importante leer los prólogos y los
prefacios. También ahí se va armando como el mapa de la discusión entonces muchas veces para poder
entrar al cuerpo de la obra, tenemos que darle mayor entidad al prefacio y a los prólogos.
Pero a ver, acá el compañero va a plantear algo. Decía Facundo, a mí me interesó mucho esa discusión
que hace con otros investigadores sobre lo popular donde los critica porque dicen “bueno, una cosa es
lo que las clases generan con sus propios simbolismos, y otra cosa es la cultura popular impuesta”.
Entonces dice bueno “a mí me interesaría ver eso”. Yo ahí lo que diría es, primero, una cuestión. Fíjense
que los estudios que está refiriendo Facundo, a ver. El problema de la imposición cultural no es un
problema solamente de las sociedades capitalistas avanzadas. Sino que ahí ya está instalando que por
diferentes procesos, por ejemplo la escolarización más masiva, ya se van dando condiciones para que los
procesos de interacción cultural sean más intensos. (Ver R. Williams y “La larga revolución”) Se
acuerdan cuando la primera clase yo les decía: es un error si pensamos que a los procesos de
transformación fuerte de las culturas refieren fundamentalmente al momento de fuerte
industrialización (M. Horkheimer y T. Adorno en “Dialéctica de la Ilustración” van mucho mas atrás
interrogando la racionalidad devenida instrumental que subordina -de una manera particular, en esos
años- a la cultura). O sea, lo que quiero decir es que estos procesos no ocurren desde 1930-1940 en
adelante, sino que tienen un tiempo mas largo que los antecede. O sea, el error seria pensar que
tomemos este texto del 44 y pensemos que la operatoria de una racionalidad instrumental con relación
a la cultura empieza ahí ¿me explico? Tienen un tiempo mucho mayor, por eso lo que decíamos el
primer día del seminario es que el proceso de configuración de una sociedad como una sociedad masiva,
no implica que veamos solamente los medios, los dispositivos tecnológicos, sino como va cambiando la
forma de participación de la vida social. Acá el compañero lo que está marcando es lo siguiente y lo
vamos a ver también con el texto de Ginzburg. Hay diferentes momentos de ese proceso donde algo
empieza a adquirir carácter más masivo. Por ejemplo, mediante la alfabetización, el acceso a la cultura
letrada. Antes, acuérdense cuando veíamos Bajtin, la cultura culta, letrada era de un pequeño segmento
de la sociedad, de una pequeña porción de la sociedad. Acá, este texto, ya nos está acercando a otro
momento donde empieza a darse un proceso complejo de ampliación de esa cultura letrada para otras
clases. Pero fíjense ahí que interesante, el mismo texto de Ginzburg que van a trabajar los compañeros
más adelante. Así como no puedo explicar por los medios, tengo que tenerlos en cuenta y tengo que
mirar otras cosas. Vamos a ver como Menocchio no solamente sabe leer sino que va a hacer algo más
fuerte que tiene que ver con su estructura de experiencia, se anima a hablar. A ver. Crear las
condiciones para que la palabra tenga sentido y que alguien me escuche, no es algo dado. También se
fue construyendo históricamente. Menocchio se anima a decir lo que dice porque está animado
socialmente a hablar. Es importante debatir sobre esas cuestiones y plantear posición y lectura sobre
eso. Eso no siempre pasa. Entonces, los procesos que estamos analizando tienen una complejidad que
nos obligan a entrar por diferentes lados. A los medios es importante que los veamos, pero también
cómo por la forma de participación de la vida social se va cambiando la estructura de nuestra
experiencia. Eso que casi naturalmente sentimos como que “es así” está configurado socialmente.
Menocchio habla porque se anima a hablar, porque la Iglesia está en crisis, porque hay diferentes
maneras de intentar nombrar lo verdadero. Se atreve a decir. Eso habla de un particular momento de
configuración de lo público y lo privado. Eso también se va construyendo socialmente, por eso cuando
hablamos del proceso de masificación tiene que ver con los medios pero no exclusivamente con los
medios.
…
Intervención: (no se escucha)
E: Lo vemos en el prefacio si querés pero… lo vemos cuando veamos el prefacio, pero ahí Ginzburg dice
algo que nosotros empezamos a hablar en la clase pasada. Vieron que yo les decía que uno siempre
tiene como cierto riesgo de quedar o extasiado con ese otro cultural del cuál uno quiere conocer sus
simbolismos, entonces tenemos un riesgo de mirada romántica o populista sobre eso que hace el otro, o
al revés, como lo estamos mirando nuestra posición cultural y la clase, consideramos que eso no es
“cultura”. Entonces siempre está este riesgo de transformar en monstruo o en no persona a ese otro
cultural o de tener una mirada romántica. La crítica que le hace ahí muy fuerte Ginzburg a Foucault, es
que en realidad, de los excluidos y de sus formas simbólicas no ha indagado Foucault, sino que más bien
se centró muy fuertemente en mirar estos mecanismos de dominación, que quedó extasiado viendo
como una forma cultural se impone sobre otra. De Certeau le va a hacer a Foucault otra crítica. Él va a
decir, “Foucault, tanto que miraste el poder, ¿dónde está la resistencia?”. Porque en los escritos no
aparecen. Entonces De Certeau le diría esto. Dónde están las resistencias, dónde está el movimiento que
hace el sujeto que está ubicado en una posición de desigualdad a nivel simbólico para hacer otra cosa.
Eso va a decir De Certeau. Lo que va a decir ahora Ginzburg es “ni te fijaste en eso Foucault, te centraste
en ver el ejercicio de la dominación”.
Intervención: Puede ser por haber quedado a mitad de camino en esa doble vía, porque Foucault está
estudiando la locura en la Edad Media, pero desde archivos de la Inquisición, desde archivos médicos,
sobre todos archivos del poder…
E: Sí pero por eso dice, a ver. Ginzburg, a través de esos archivos trata de entender y dar cuenta de la
compleja experiencia de Menocchio. Lo que dice es que Foucault no llega a hacer eso. ¿Alguien más
quiere hacer algún comentario más? Vamos a hacer un repaso y los quiero escuchar. Hasta ahora, qué
hemos tratado de hacer: dos cosas. Por un lado, hemos tratado de mostrar que hay diferentes
producciones teóricas sobre lo popular. No hay una, hay variados enfoques, enfoques que vienen de la
crítica literaria, de la sociología, de la historia. Hay diferentes producciones teóricas para pensar lo
popular. Lo otro que estamos haciendo en el mismo momento, es tratar de ver que, como lo popular se
define históricamente, lo que hemos planteado como metáfora, los rostros de lo popular, las
encarnaciones, las manifestaciones de lo popular varían de un tiempo al otro. Entonces estamos
haciendo las dos cosas: ver producciones teóricas pero ver cómo esas producciones están haciendo una
lectura de un momento de lo popular. Recordemos Canclini, vengamos a América Latina. ¿Qué hace
Canclini en los dos textos que teníamos nosotros? Hace las dos cosas. Primero nos da una definición
sobre lo popular retomando las producciones de Bourdieu y Gramsci, pero además nos muestra que las
culturas populares en el capitalismo han variado históricamente. A ver, no es lo mismo esa fiesta, como
la fiesta que nosotros empezamos a estudiar, el carnaval, no es lo mismo esa fiesta cuando se realiza
desde una función ritual entre aquellos que son parte de una comunidad que cuando se va disponiendo
como parte de una oferta turística e ingresa en un circuito distinto. Eso está mirando Canclini en los dos
textos que nosotros teníamos, por eso decía que las artesanías no son el lugar donde se instala lo
popular. No podemos ponerlo solamente ahí, no tiene sólo que ver con esta complacencia, tradiciones,
con ese querer mantener una identidad perdida. No, eso nos está diciendo Canclini en el texto de los
noventa. Ojo, cuando se acerquen a lo popular, ojo con pensar que tiene un rostro definido de una vez y
para siempre. Y que tendríamos que retornar a ese momento mítico para recuperarlo en su pureza y
traerlo al presente. Entonces lo que hicimos hasta ahora, es empezar a mirar autores y expresiones de lo
popular en un momento. Se acuerdan que la primera clase yo les dije que podíamos pensar lo popular
en tres momentos. ¿Sí? Donde lo popular tenía un carácter más campesino, donde tenía que ver con la
cultura oral, donde estaba vinculado a ciclos naturales, y que podíamos pensarlo como una especie de lo
popular precapitalista. (Siguiendo a Blanco, en Zubieta, 2000) Bueno, este rostro de lo popular en un
sentido lo va tramando la lectura que hace Bajtin. El primer autor que vimos, lo que nos dice es que este
rostro de lo popular más campesino vinculado a los ciclos de la tierra, en tensión con una cultura culta,
letrada y eclesiástica, lo podemos encontrar en la encarnación en la Edad Media. ¿Qué aprendimos con
este primer acercamiento que hace Bajtin en relación a lo popular? Aprendimos por lo menos dos
cuestiones que van a ser recuperadas también por Ginzburg y lo dibujo acá. Esto lo empezamos a ver
con Bajtin. Hay simbolismos y hay clases. Y hay relaciones entre las clases y los simbolismos. Eso es una
de las cuestiones primeras que vimos. Esto es una concepción materialista de la cultura. ¿Qué quiere
decir materialista? Que para poder entender la experiencia de los sujetos a nivel simbólico tenemos que
hacer alguna referencia a la posición que ocupan en la estructura de clases. Esto es lo primero que nos
marca Bajtin. No podemos tener una concepción idealista de la cultura, esto es por ejemplo, que yo
considerara en la Edad Media que la única cultura existente es la cultura culta de esos sectores
vinculados a la iglesia, vinculados a la palabra y al saber más abstracto y racional. Eso es una concepción
idealista de la cultura porque nos estaría negando la posibilidad de considerar culturalmente lo que
hacen esos grupos campesinos. Por eso es importante, el primer día del seminario lo decíamos, cuando
planteábamos que este espacio curricular se llame cultura popular no es un dato, que uno piense en
términos culturales lo que hacen los sujetos de las clases subalternas, no es un dato, es el producto de
un desarrollo histórico y conceptual que dice que lo que hacen los sectores populares es cultural.
Entonces Bajtin nos ubica en este primer rostro de lo cultural, señalando que hay clases y que hay
simbolismos. Pero ahí nomás y es su segundo aporte fuerte, hay relación entre los simbolismos, esto lo
recupera fuertemente Ginzburg. Hay circulación cultural, hay relación entre un simbolismo y otro. Vean
ustedes, incluso en ese momento, en esa experiencia de participación de la vida social donde algunos no
salían de la tierra que trabajaban, mientras otros no salían de los libros que leían, mientras las
posibilidades de interacción no eran muchas, sin embargo existe circulación cultural, y justamente el
carnaval es un momento que expresa estas dos cuestiones. Expresa que las clases subalternas se
generan sus propios simbolismos, pero también están en interacción conflictiva con los simbolismos
dominantes. ¿Qué quiere decir una concepción materialista de la cultura, qué quiere decir que
otorguemos el carácter cultural a la dimensión simbólica de las prácticas de las clases subalternas?
Quiere decir que estamos reconociendo que a pesar de la dominación social, las clases tienen algún
nivel de autonomía para otorgarse sus propias producciones simbólicas, y esto es el objeto que tiene
Bajtin de estudio en el capítulo uno que ustedes tienen. ¿Qué quiere hacer Bajtin en “el planteo del
problema”? Tratar de ver los rasgos que caracterizan a la cultura popular. ¿Qué características tienen
estos simbolismos? Está suponiendo que hay algunos simbolismos distintos de otros. Pero simbolismos
no son ideas solamente. Se traducen en prácticas. A ver. Si decimos que estamos sosteniendo acá una
concepción materialista de la cultura, aunque decimos que la cultura remite en algún sentido a las
clases. Este en algún sentido quiere decir que no es un reflejo mecánico. Que hay complejidad en lo
cultural, que hay tejido, hay trama, hay unidad viviente. Entonces pensemos en este primer momento
que nos plantea Bajtin. Él quiere ver cuáles son los rasgos de ese simbolismo. Y decimos que no son
solamente ideas, sino que se traducen en prácticas. Y qué ve Bajtin ahí: que prácticas como el reír, el
comer, el vincularse con la tierra, hay diferencias entre un simbolismo y otro. ¿Qué ve ahí?. Que esos
simbolismos remiten a la experiencia que tienen los sujetos por la posición que tienen en la estructura.
¿Por qué se festeja tanto la comida? Porque tiene que ver con el proceso de trabajo vinculado a la tierra
que estos sujetos hacen generación tras generación. El sentido del comer, la metáfora de la abundancia,
la significación de ese banquete popular, se inscribe en el sentido que tiene cómo resolver
cotidianamente la alimentación para estas clases. ¿Qué ve ahí Bajtin? Ve que hay un simbolismo distinto
y ve a la vez que remite al lugar que tienen los sujetos en la estructura de clases. Por eso se acuerdan
que Bajtin decía más adelante “Qué distinta esta fiesta de la fiesta burguesa”. A ver, imaginemos a partir
de todo esto cómo está construido nuestro sentido del disfrute y de lo festivo en comparación con esa
época y esos sujetos. Qué decía Bajtin, por ejemplo: hacer una fiesta, una gran comilona con un
mendigo en la puerta, es una experiencia impensable para estas clases populares desde este
simbolismo. Porque la fiesta es de todos, no hay un afuera, no hay un exterior, no hay un extranjero. No
hay alguien que no tiene rostro en esta experiencia de alimentación popular. Entonces sigamos con
Bajtin. Bajtin nos permitió empezar a darle forma y carne a un rostro de lo popular y nos permitió hacer
este primer trazado de un cuadro que como ustedes ven, una y otra vez vamos a volver a él. Bajtin,
como los autores que vieron después, nos plantearon que hay una relación entre los simbolismos y las
posiciones que tienen los sujetos en relación a la posición que tienen los sujetos en la estructura de
clases. Y Bajtin nos ayudó a ver dos cosas: nos ayudó a ver que hay un nivel de autonomía para la
generación de los propios simbolismos, pero que también hay heteronomía. Autonomía con qué tiene
que ver: con que estas clases tienen algún nivel de libertad para poder generar el sentido de su
existencia. Pero a la vez no viven encapsuladas, no viven en mónadas, viven en interacción con otros. Y
por lo tanto, estos simbolismos, en este proceso de circulación cultural, también entran en relación con
normas que los marcan. A ver, poder profanar y burlarse de algunas figuras sólo puede ocurrir en el
espacio tiempo del carnaval. Pero en ese espacio tiempo del carnaval, se ve a la vez que hay procesos de
interacción cultural. Entonces los sujetos, las posiciones de clase que tienen, tienen algún nivel
autónomo para generar sus simbolismos, pero no lo hacen en abstracto, no lo hacen afuera de la
interacción con otros, y en esa interacción hay desigualdad. Por eso, uno se puede reír de las figuras
eclesiásticas solamente en el espacio/tiempo del carnaval y no después, por eso uno puede burlarse y
parodiar esas figuras en ese espacio y tiempo pero no después. ¿Qué nos permitió ver Bajtin hasta ahí?
Algo que a veces me parece que en el seminario nos olvidamos un poco. Bajtin nos permitió ver hasta
ahí que esa forma de vida de las clases subalternas se va modificando muy fuertemente por diferentes
procesos que estamos empezando a ver, el espacio, el lugar que esos simbolismos tienen en la vida
cotidiana cada vez se van reestructurando. ¿Qué decía Bajtin de ese momento del carnaval? A ver, que
si ustedes quieren es una especie de estallido de memoria y experiencia de una práctica que se va
transformando, porque esa experiencia de comida colectiva, de producción para todos, es una
experiencia que va a ir mutando, mutando por el desarrollo del poder del estado, por el desarrollo y
complejización de la estructura de clases, todo eso va a ir configurando la experiencia. Y ese carácter
cómico, ese carácter festivo, desde la mirada de Bajtin va a ir transformándose a medida que se
desarrolla el poder del estado, se vaya configurando un tipo de experiencia que nosotros tenemos muy
presente, una experiencia de ser un yo separado del nosotros. Esto no es un dato, esto es un largo
proceso en la construcción histórica. Yo les decía a ustedes cuando hablábamos de este tema, a los que
les gusta la sociología, lean Norbert Elías, y vean “El proceso de la civilización”, o en “La sociedad de los
individuos” cómo históricamente se fue pensando una sociedad como sociedad de individuos. Esto no
siempre fue así: es un largo proceso que sentimos como natural pero que tiene una historicidad que
trasciende nuestra biografía. Pero no es natural. A ver, en esta experiencia festiva que está mirando
Bajtin del carnaval, el pueblo es un nosotros, no está la idea del yo separada del nosotros. Porque el
individuo podía, nosotros le llamamos individuo hoy, el individuo podía sólo realizar su vida en contexto
de interacción con otro. Su familia y grupo de trabajo con el que organizaba la vida cotidiana, el dueño
de la tierra de quien él era siervo, no podía pensarse fuera de esa estructuración más social de la
experiencia. Nosotros tenemos, fíjense hasta que punto, otra vivencia. No solamente del individuo como
yo, sino en el presente como multiplicidad de “yo”. A ver, hagamos un salto y después volvemos a la
edad media. ¿Qué hacen ustedes en Facebook? ¿Cuántos “yo” tienen ustedes? No solamente en
Facebook. ¿En cuántos lugares interactuamos cotidianamente nosotros? Nuestra vida es absolutamente
distinta a la de ese hombre campesino, que tradicionalmente trabajaba la tierra, como su abuelo, su
tatarabuelo. ¿Por qué los padres de ustedes les dicen “no te puedo dar consejos”? Porque el mundo
cambia muy rápido. Esta aceleración de los tiempos es una experiencia de la modernidad. Miren esa
frase de Marx, esa frase que pone ante nuestros ojos: “Todo lo sólido se desvanece en el aire”. Todo lo
que había sido creado para durar para la eternidad, con el desarrollo del capitalismo se desvanece. El
lugar de cada uno fijado por las familias en el proceso productivo de pequeña escala para el
autoconsumo, la relación entre los hombres y las mujeres, el sentido de lo que es justo. Todo eso se va a
ir transformando con el complejo proceso de la experiencia. Volvamos acá. No es menor que hagamos
el ejercicio, casi como un viaje en el tiempo, por más que es imposible. Tratemos de hacer ese ejercicio y
ver, al revés, como nuestra experiencia de individualidad o multiplicidad de yo, es una experiencia que
implica maneras muy particulares de entender lo público, lo privado, la relación entre lo que se puede
hacer público y lo que no, cuáles son en esos lugares de tanta interacción, las cosas que se pueden decir,
cuáles no, porque estamos en un montón de lados, pero hay reglas en un montón de lados. Entonces “te
zarpaste con lo que pusiste en el Facebook”. ¿En qué se quedan pensando? (apela a los alumnos para
que respondan)
Intervención: En eso de muchos yo. Que no entiendo por qué
E: Nosotros tenemos una experiencia cotidiana que se caracteriza por la complejidad y por la sobre-
estimulación, estamos fuertemente estimulados, todo el día. A ver, imagínense un pobre campesino si
hiciera este viaje del tiempo, y lo ponemos, que se yo, ante una compu. Abriendo ventanitas, no lo
puede entender. Va a decir Benjamin más adelante que un dispositivo como el cine solo puede
funcionar donde hay una experiencia urbana de sobre-estimulación permanente y un acomodamiento
de la percepción para poder andar. Fíjense lo que dice Benjamin: el cine sólo puede anclarse como
dispositivo en una experiencia urbana desarrollada. Porque supone ciertos ejercicios populares, de
ciertas lógicas perceptivas que están en la ciudad. O por que se creen ustedes, lo vamos a ver más
adelante, que los primeros pobres hombres que fueron al cine se agachaban cuando veían la imagen.
Por qué las primeras experiencias tienen que ver con esto. Sólo en esas situaciones nos damos cuenta
que lo que entendemos por reacción natural está sociohistóricamente configurada. Hasta lo que
sentimos como más íntimo. “El amor que siento por ti no te lo puedo transmitir”, hasta eso que
sentimos tan íntimo, tan distinto, tan personal, hay maneras de vivir el amor socialmente configuradas.
Ustedes como yo tenemos generacionalmente experiencias distintas de cómo vivir el amor. Hasta
lógicas de los espacios. Ustedes a lo mejor se quedarán con su novio en la casa de sus padres. A mí me
mataban. ¿Sí? Fíjense, no nos llevamos tanto tiempo, ¿no? sin embargo hay cambios porque la
experiencia de aceleración es una experiencia fuertemente moderna, no entra en la Edad Media.
Digamos la modernidad es un proceso de aceleración de los tiempos, y de transformación de los
espacios. (Ver Paul Virilio y la anécdota personal a partir de la cual se conmocionó como niño ante la
velocidad y la aceleración) Lo que está lejos se acerca, el tiempo no alcanza, el tiempo vale. Eso se va
configurando de a poco. Volvamos acá. Fíjense. Esto vimos con Bajtin. Con Bajtin vimos una partecita y
fuimos viendo algunas imágenes, algunos rostros de lo popular vinculado a este momento pre-
capitalista. Qué más nos enseña Bajtin, algo que también está en el prefacio de Ginzburg. Bajtin nos
enseñó que no es tan lineal tratar de descubrir las características de lo popular, o sea, Bajtin también
nos planteó cuestiones metodológicas que no nos tenemos que olvidar. ¿Dónde fue a buscar lo popular?
¿En algo que habían hecho las clases subalternas? No. ¿En algo que leían las clases subalternas? No. En
literatura que algunos estudiantes como Rabelais, habían producido sobre cómo ellos observaban un
momento de la vida festiva de las clases subalternas. Esto ya está en el primer pensador que vimos;
metodológicamente, muchas veces hay una vía indirecta para acercarnos a lo popular. No crean que van
a saber cómo es lo popular hoy y van a preguntarle al juez Norberto Oyarbide después que estuvo con
la Mona. Las vías no son directas. Ya en el primer texto, Bajtin plantea esa dificultad, que lo vamos a
encontrar y volver a ver desde otro lugar con Ginzburg. Cuando los compañeros lo expongan. ¿Cómo
leer lo popular en los archivos de la inquisición? Ahí lo fue a buscar. ¿Cómo tratar de que una palabra
aparezca cuando está siendo acallada? Ahí lo va a buscar. ¿Por qué en ese lugar y no otro? ¿Por qué ahí,
y sobre ese tema? Ninguno va a dar explicaciones, pero entre los dos, lo que vemos es que uno a veces
necesita hacer rodeos, dar una vuelta, pensar reflexivamente la estrategia metodológica. Hacemos un
paréntesis, y seguimos. Muchos de ustedes ya deben estar por hacer la tesis… o la tesina… uno, dice
bueno, no, ahora voy a hacer el marco teórico y después lo metodológico pongo tal técnica, tal otra. No.
justamente estos pensadores lo que nos están mostrando es el sentido etimológico de metodología. Ese
camino que uno va haciendo pero que lo tiene que construir reflexivamente. Porque no está dado. Y
para poder iluminar lo que está siendo dominado, hay que ver cuál es la mejor manera. Estos
simbolismos, ese conjunto de simbolismos dominados que están en tensión, en contradicción con otros,
van a expresarse conflictualmente de diferentes maneras. Por eso encontrábamos y veíamos con Bajtin
que hay parodia, que hay burla, que hay hasta de una cuestión del lado cómico, una forma de poder
decir el malestar. En parodia, en risa, esas son formas a veces de plantear una diferencia con ese otro.
Hasta acá, esto fue más o menos lo que vimos con Bajtin. Pero después también que hicimos, vimos dos
pensadores más: Gramsci y Thompson. Bueno, vamos por Thompson. ¿Qué hace él? Desde otra
disciplina, un enfoque más histórico, trata de sacar otra foto, de tomar otra imagen de lo popular en un
tiempo ya más próximo a nosotros. Y qué va a mirar. Va a mirar un momento ya más vinculado al
desarrollo del capitalismo, en la sociedad inglesa del siglo XVIII. Y que va a mirar ahí él: cómo se pueden
reconocer ciertos simbolismos dominados que remiten a clases que se están transformando. ¿Qué
clases se están transformando? Esas clases, que si antes podían producir para su subsistencia, ahora han
entrado en otras relaciones de producción y hay también otra división social del trabajo que hace que
algunos produzcan granos, y otros tengan que ir a comprar granos. En ese momento que está mirando
Thompson qué se puede ver, que las clases se han transformado y que también la experiencia de ser
miembro de una clase se ha transformado y que por ende los simbolismos también han mutado. Qué
vemos ahí en relación a la alimentación, fíjense. En los dos casos, de alguna manera u otra, lo popular
remite al comer. Y esto a los Trabadores Sociales seguramente nos hace ruido hasta hoy, pensar que
con relación a las clases subalternas una y otra vez, de alguna manera, algo vinculado al comer va a
aparecer. Thompson ya nos ha dicho que no seamos tontos, ya nos ha marcado como hay un largo
proceso de configuración histórico y cultural de las expectativas. Lo que sentimos en el cuerpo como la
vivencia de lo justo y lo injusto es producto de una experiencia de clase que va disponiendo de una
manera u otra. Esas mujeres a las que miraba Thompson en los momentos de acción colectiva, por el
precio del aumento del grano que reaccionaban violentamente. ¿Por qué reaccionaban? Porque había
algo que no podía quedar incluido en la misma lógica del mercado, en igualdad, en equivalencia, como
es el precio del pan. El mercado es la lógica de la equivalencia. Y qué supone por parte de ustedes:
consumidores solventes. Todo es equivalente en la lógica del mercado, por eso que decía Marx, que el
dinero es la prostituta universal. Puede hacer aparecer lo lindo como feo, lo justo como injusto. Todo se
puede inter-cambiar y cambiar. ¿Qué están haciendo estas mujeres que luchan por el precio del grano?
Están diciendo que hay algunas cuestiones que justamente tienen que ver con la alimentación que no
podían ser objeto de esa lógica. Hasta ahí, no. Pero esa resistencia a cambiar, no es por una norma
progresista. Sino que quieren mantener costumbres. Popular, tiene que ver en este caso, con mantener
algunas costumbres para que no sean objeto de la transformación por el mercado. Eso es lo que está
mirando Thompson en el texto de “La economía moral de la multitud.” A ver, ¿qué es la economía moral
de la multitud? Es una forma de nombrar a ese simbolismo dominado. Hay una economía moral de la
multitud que está diciendo que moralmente, el grano no puede tener la misma lógica de tratamiento
que otros productos. Y ¿contra qué se enfrenta esa economía moral de la multitud? Con la creciente
economía política. Que como lógica de la equivalencia va subsumiendo todo con todo. Todo con todo.
Todo se puede intercambiar si hay equivalente general del dinero que dice cuánto vale qué cosa. Miren,
si ustedes se fijan como termina el apartado del texto de Thompson. Escuchen esto, ¿se acuerdan como
empieza el texto, no? Empieza con un proverbio, esto nos va a servir después para retomar a Gramsci.
“Al que acapare el trigo, el pueblo lo maldecirá más la maldición recaerá sobre el que lo venda”. Así
empieza. Hubiera dicho Gramsci, lo popular expresado en sentido común, en proverbios, lo que fuera.
No se olviden de eso, miren como cierra. “No pondrá frenos al buey que trigue el grano”. “El avance de
la economía política del mercado supuso también el desmoronamiento de la antigua economía moral de
aprovisionamiento. Después de las guerras lo único que quedaba de ella era la caridad, y el
Speenhamland. La economía moral de la muchedumbre tardó más tiempo en morir: es recogida en los
primeros molinos harineros cooperativos, por algunos de los socialistas seguidores de Owen, y subsistió
durante años en algún fondo de las entrañas de la Sociedad Cooperativa Mayorista. Un síntoma de su
final desaparición es que hayamos podido aceptar durante tanto tiempo un cuadro abreviado y
economista del motín de subsistencias, como respuesta directa, espasmódica e irracional al hambre…”.
Fíjense. Volvemos de nuevo a algo que decíamos de Bajtin. Bajtin nos está diciendo que hay una
experiencia de las clases subalternas que se va transformado, pero a la vez que se va achicando. Acá lo
que nos está diciendo Thompson es que esa idea que une economía y moralidad es un tipo de práctica
que va a ir desapareciendo con el desarrollo de la economía política del mercado y dónde va a ir
quedando. En ejercicios cooperativos, en espacios pequeños de socialistas utópicos, en pequeños
núcleos de solidaridad y reuniéndose pequeños productores en un mercado que iba creciendo y
subsumiendo. Volvamos al cuadro. Y vemos si decimos dos cuestiones más de Gramsci.
Si esto fue lo que nos empezó a ayudar a mirar a Bajtin, con Thompson, lo que vamos a ir viendo es otro
momento donde empieza a entrar en tensión una economía moral y una economía política. Acá que
estamos diciendo entonces, que ya hay un avance mayor del desarrollo del capitalismo. Qué vamos a
ver con Ginzburg, que este simbolismo dominante vinculado a lo eclesial, va a ir transformándose, ha
habido una reforma, una contra-reforma, que esta cultura que era para una clase solamente ha ido
cambiando, hay un molinero que se le ocurre hablar sobre cómo se generó el mundo. Entonces
Ginzburg se va a ubicar acá y nos va a permitir mirar cambios en la experiencia, esto lo trabaja muy
fuertemente Thompson, vinculados al desarrollo de los medios y a los cambios en la participación social.
Vamos a ver con Ginzburg cómo el hecho de que el primer libro que se haya impreso de manera masiva
sea la Biblia, tiene toda una explicación y qué implicaba que campesinos sin mucho nivel de instrucción
empezaran a leer. No solamente la Biblia, sino otras cosas que circulaban y es más que se les ocurriera
empezar a interpretar de sus perspectivas, cuando antes venimos de una experiencia donde solo
algunos pueden decir cómo se interpreta.
Intervención: cuando él plantea esto de economía moral no es solamente un concepto que se limita a lo
popular porque también lo hegemónico toma y cree en esta economía moral por eso también me
parece que lo popular no siempre está en la vereda del frente de lo hegemónico.
E: Yo le diría… vea esto, que ya estaba en Bajtin. Los simbolismos circulan, hay creencias compartidas.
Por eso Bajtin decía que todo signo es arena de la lucha de clases. Cómo, más allá del paternalismo,
cómo lo entienden algunas clases, cómo lo entiende otra, ahí hay diferencia. Justamente, eso es lo que
marca la idea de circulación cultural. No están separados. Se acuerdan que decíamos con Bajtin. Está
esta expresión muy fuerte que cada signo, es la arena de la lucha de clases. Que justamente por eso, ahí
es donde se debate, donde se tensionan las prácticas. Porque a ver, si el resultado final en esta… en esta
escena que hace Thompson, es que se haya perdido esta economía moral socialmente, es porque en esa
disputa ideológica alguna, digo, no ganaron seguramente las mujeres que iban a gritar por el precio del
pan. ¿Me explico? Bien.
Intervención: [no se escucha]
Intervención: A mí me llama mucho la atención la capacidad del análisis. O sea, que algo como el pan se
pongan a analizar eso. Si lo trasladamos ahora lo podemos a hacer [no se escucha], tenemos algo
bastante limitado teóricamente hablando para hacer este tipo de análisis, pero que nos da la posibilidad
de que se puede pensar todo lo que nos rodea. Como es el precio del pan.
Intervención: [no se escucha]
Intervención: [pregunta acerca de dónde se paran los autores para hablar, mención a la microhistoria]
E: Sí, pero eso lo vamos a ver cuando veamos a Ginzburg. Tiene que ver con como hago este ejercicio de
mirar lo que es para una mujer campesina. Sin ninguna empatía al medio, porque uno lo que ve que
hace Thompson es ir armando, tratando de dar cuenta de cómo es esa experiencia de clase.
Intervención: Yo quería decir que parece interesante poder hacer un análisis de cómo es la reacción de
la mujer campesina en ese aumento de pan, y lo que pasa ahora, como por ejemplo, lo del 2001 cuando
les sacaron los ahorros a las personas. Si podríamos comparar, la actitud que toma por ejemplo las
personas en diferentes épocas ante diferentes estímulos si los podríamos llamar de alguna forma, como
lo que es el pan y lo que es que le toquen el dinero en el 2001.
E: Re-interesante todo lo que usted dice. A ver. Voy a ver si puedo darle una vuelta. Acá voy a hablar un
poquito como Trabajadora Social. Yo creo que nosotros tenemos que tratar muy atentamente de poder
caracterizar la experiencia de los sujetos con los que trabajamos. Y eso quiere decir, tratar de encontrar
conceptos y relaciones que nos permitan leer es experiencia es compleja. Si algo es concreto, decía
Marx, lo concreto es concreto porque es síntesis de múltiples determinaciones. Entonces si algo
manifiesta como concreto, es porque… otros van a decir porque hay un proceso de sobredeterminación
que hace que tenga esas características y no otras. A ver, a mí me parece, ustedes corríjanme si no, que
estamos atravesando un momento donde sentimos que está muy difícil pensar. O necesitamos actuar
ya… desesperados por un frenesi de tareas, por hacer algo… y pensar… el tiempo destinado a pensar…
Yo ahí tendría algunas diferencias. Si nosotros no asumimos que nuestra experiencia es profundamente
compleja -por eso hay esperanza, justamente por eso, si nosotros no asumimos que la experiencia está
tramada de una experiencia muy compleja, no vamos a poder entenderla- Digo, nos vamos a quedar con
imágenes populistas en el presente. Entonces, yo lo único que ahí diría y esto lo digo como Trabajadora
Social, es asumamos el desafío de asumir la complejidad de la experiencia. Nosotros vamos a trabajar
con sectores de las clases subalternas que quiere ser canas y quieren ser Tinelli. Pero que también hay
diferentes formas de inscripción de la resistencia y de lo vivo, que tenemos que aprender a mirar. Pibes
que a lo mejor se matan por unas llantas pero también formas de solidaridad y cuidado, que nosotros de
las clases medias, ni siquiera estamos construyendo, esto que siempre nos chicanean a los Trabajadores
Sociales: “Vos vas, decís participá, participá, participá, y vos ni a la reunión de consorcio vas”.
(Risas)
E: Digo, siempre nos han dicho, por lo menos. Me parece que siempre hay autores que a nosotros nos
han dado como regalos, digo. Son inquietudes de otro momento, pero… están ardiendo en
significaciones para nosotros. Me sirvió lo que usted decía para pensar esto de que a veces queremos
actuar muy rápidamente aunque está todo muy complejo. Lo que usted sí dice y tiene razón muy
fuertemente, es cómo podemos pensar nuestras prácticas presentes. Y usted va a ver que la relación
que decía antes entre sectores subalternos y la alimentación es no por revolución del estómago sino por
cuestiones culturales muy fuertes. Si tenemos tiempo, sería buenísimo que viéramos “Tiempos
modernos” La película de Chaplin, ahí estamos en el 36. Qué hay ahí, un momento particular del
desarrollo del capital donde la máquina subsume al trabajador, ustedes lean y fíjense el lugar de la
comida. Del sentido de la comida y de la naturaleza como expresión desbordante de alimentos. Las
clases populares y esa relación con la alimentación uno la puede encontrar con algunos rasgos de lo
popular en variadísimos momentos, que se manifiestan y siguen manifestándose. Y después con lo que
usted decía, me voy rápido a Gramsci, vamos a ir viendo que las experiencias son muy distintas aunque
haya acciones colectivas. Porque vuelvo a Thompson, él decía la experiencia de clase va generando
expectativas y horizontes de lo pensable. Ese horizonte de lo pensable de hoy nuestro en Argentina, país
colonial del siglo 21, es otro. Y después ahí lo que usted deja pensando que es muy interesante, es qué
pasó en el 2001. Usted ahí deja una bomba de tiempo. Por qué, porque hay por lo menos dos
bibliotecas. Que en el 2001 estábamos así de la revolución y otros que no. Pero digo, ahí, eso es un
temazo, porque de acuerdo a cómo uno lea la dinámica conflictual del presente contemporáneo uno
puede entender el sentido de la acción. Por eso le digo, ahí hay una suma de complejidades que habría
que ir para atrás.
Bueno digo dos palabras de Gramsci y cortamos. Vimos Bajtin, vimos Thompson. Dónde nos ubica
Gramsci, él ya nos ubica en un mapa que ha cambiado muy fuertemente. ¿Por qué?, porque las
sociedades se han complejizado, ¿por qué?, porque Gramsci empieza a mirar una cara de lo popular
vinculada a ciudades que se van configurando, a sociedades civiles que son complejas, donde hay
escuelas, donde hay medios, donde hay sindicatos y hay formas de socialidad que se empiezan a generar
en el espacio urbano. Entonces, Gramsci, nos va a empezar a ubicar más fuertemente en ese rostro de lo
popular que tiene que ver con la configuración de estados nacionales. Y ya con un desarrollo de la
burguesía. Vamos a empezar a mirar un rostro de lo popular vinculado a la ciudad. Recuerden lo que nos
planteaba Gramsci, dónde miraba. Bueno, miraba la importancia de una estrategia pedagógica ¿para
qué? para trabajar con los obreros y las fábricas, para trabajar a través de los diarios, poder incidir en las
interpretaciones, en el sentido común, entonces ahí ya vamos a tener un rostro de lo popular que
empieza a adquirir algunas características vinculadas a los procesos de masificación. Entonces fíjense,
con Gramsci vamos a ver que están los medios, pero que también hay más que los medios: hay
sociedades civiles que se van haciendo más complejas. Donde hay una multiplicidad de organismos
privados. Si Bajtin nos iba mostrando cómo del cuerpo colectivo se separa el sujeto, lo que nos va a
permitir mirar Gramsci son las formas de asociación y grupos que se van a configurar en el espacio
urbano y cómo eso tiene que ver con lo popular. Con lo popular urbano referido a clases que va a tener
que ver, en este primer tiempo, este rostro con esta cara más fabril. Lo popular, el urbano tiene que ver
con las fábricas, con el trabajador de la fábrica. Entonces seguimos en el cuadro que está ahí. Hay
simbolismos dominados que remiten a clases dominadas, que serán las clases que ocupan un lugar
dominado en una lógica industrial y hay una transformación de ese rostro de lo popular. Si ustedes
tuviesen mucho tiempo y muchas ganas, esto es lo que está desarrollando en todo el libro de Jesús
Martín Barbero, el otro pensador latinoamericano que tienen ustedes para ver. En el libro “De los
medios a las mediaciones…”, lo que hace Barbero es mostrar cómo se va configurando lo popular en lo
urbano. Y cómo tiene que ver con el espacio del barrio respecto a la fábrica, con el consumo y recepción
familiar de ciertos dispositivos como la radio y el radioteatro. Eso empieza a mirar Barbero. Entonces,
empieza a haber un rostro de lo popular que se trama por vivir en la ciudad, que se constituye por ser
obrero de una fábrica. Que tiene que ver con procesos de escolarización masiva, y que también está
involucrado lo que decía el compañero, con productos de la industria cultural que se imponen y
pretenden imponerse como destinados al consumo de masas.
Clase de los alumnos, a partir de la lectura de los textos de Ginzburg
E: Me parece que uno podría entrar por varios lados porque el texto es riquísimo en cuestiones teóricas,
metodológicas y políticas en el sentido en cómo se inscribe el planteo de Ginzburg en el debate
historiográfico de la época. La idea era terminar la clase trabajando el prefacio más detenidamente.
Porque lo que habíamos dicho si ustedes recuerdan es que el prefacio es sumamente interesante por
varias cuestiones. No solamente este prefacio sino muchas veces los prefacios de otras obras. El prefacio
en realidad nos permite ir ubicando como va trazando el mapa de la discusión posible del autor. Acá
como decíamos al principio hay por un lado un reconocimiento muy fuerte a pensadores que hemos
estado trabajando en el seminario como Bajtin, Thompson y también Gramsci, en relación a qué
cuestiones, a esta idea fuerte de circularidad cultural. Es una idea que a lo mejor nosotros la planteamos
como con mucha facilidad sin embargo no fue tan fácilmente reconocida en los hechos, en el sentido
que tradujese en investigaciones que dieran cuenta de la existencia de esta relación circular entre
culturas. Decíamos entonces que el prefacio es interesante por varias cuestiones porque no solamente
reconoce algún pensador que hemos trabajado acá, sino que también va planteando… a ver. Siempre
que uno escribe alguna idea en algún sentido está planteándose un alter ego, un oponente. La
propuesta de Ginzburg polemiza con todas aquellas perspectivas que van a cuestionar esta idea fuerte
de la historia que a lo mejor incluso nosotros la hemos padecido como estudiantes del secundario y
demás. La idea que en la historia son los datos los que hablan, una idea de la historia como una
sumatoria de datos y que el peso del hecho “como lo que habla” lo cual empieza a ser interpretado.
Como bien decía Virginia (ayudante alumna), si antes hubiéramos visto Benjamin, que no ha sido el caso
lo veremos después, veríamos cómo hay una perspectiva compartida en relación a cómo se piensa la
historia en esta perspectiva de Ginzburg y cómo lo va a ver Benjamin. Y básicamente se encuentra en
esta referencia a las preguntas. Esta perspectiva que se centra en la mirada en este caso, de un molinero
del siglo XVI, es un ejercicio efectivo de cómo hacer historia marcando que los hechos no hablan, sino
que es necesario construir contextos interpretativos para darle significación a lo que vamos
configurando como hecho. Si ustedes se fijan el recorrido del texto, van a ver la voluntad de
exhaustividad que tiene Ginzburg a la hora de tratar de encontrar datos, informaciones que permitan
dar cuenta de cuál era la experiencia cotidiana en la vida de un/ese/ molinero. O sea, no solamente
están los archivos de la Inquisición, hay numerosos datos que tienen que ver, desde su ropa, cómo
resolvía sus cuestiones cotidianas, de sus interacciones en el espacio que habitaba, de sus peleas y su
terrible suerte de no llevarse bien con ciertas figuras eclesiásticas, etc. Que van mostrando que una
microhistoria no quiere decir la historia de una subjetividad monádica, o como una especie de tensión
irresoluble entre historia estructural e historias individuales, no. Lo que hay aquí planteado muy
fuertemente en la investigación de Ginzburg es cómo hay algunos fragmentos de la cultura popular que
se pueden iluminar en función de que uno pueda construir una estrategia metodológica adecuada. Acá
son importantes dos cosas. La idea de fragmento y la idea de iluminación. La idea de fragmento tiene
que ver con lo que estuvimos señalando hasta la clase anterior. Por las condiciones concretas de
existencia de las clases subalternas, por la dinámica de lo social, lo que podemos aspirar es a tener
ciertos fragmentos de la compleja trama de la cultura popular. Lo que vemos con Menocchio es un
fragmento particular de un punto de inflexión de transformación de las culturas populares, con las
marcas que tiene la historia singular de Menocchio, pero una historia singular donde uno puede
encontrar reflejado procesos que tienen que ver con el acontecer mayor. Entonces fíjense, cuál sería
importante la idea de iluminación. A ver, uno está saliéndose acá del debate entre si la historia de
Menocchio es representativa, o tiene representatividad más estadística o si es expresiva de una
singularidad. La idea de iluminación de ese fragmento, a lo que apunta es a mostrar que aquí hay como
una especie de constelación de un estado de configuración de lo popular que tiene una complejidad
mayor. Pero no es -digamos- ni una misma historia que se pierde lo singular ni la historia tradicional
contra la que polemiza Ginzburg. Si a ustedes les interesa el tema hay unos escritos más metodológicos
de Ginzburg, a ver. Asumiendo la complejidad y el carácter fragmentario de ciertas expresiones de lo
popular, lo que más bien hace Ginzburg es una especie de lectura de indicios para poder llegar a lo
popular. Fíjense, lector de rastros, sabiendo en realidad que el rastro, en realidad no es aquello a lo que
remite, sino que es una huella de algo. Esto también marca el lugar que hay en la mediación de la
distancia a la hora de pensar sobre lo popular. Esto básicamente como algunas cuestiones generales en
cuanto a lo metodológico. Si pasáramos blanco sobre negro sería, una polémica con la historiografía
oficial, un planteo que pretende mostrar el carácter indirecto, doblemente indirecto para trabajar lo
popular. Este rasgo mediado por la palabra, el lenguaje de la cultura dominante y la escritura. La palabra
de la cultura dominante en un particular contexto de interrogatorio. Entonces digo, metodológicamente
es esta cuestión más oblicua, más de perseguir indicios a la hora de acercarse a lo popular y a la vez
plantear esta referencia a un fragmento que muestra un momento de lo popular requiere de parte de
los sujetos que intervienen una fuerte estrategia metodológica para darle información y datos para que
eso signifique. A ver, desde este lugar, la posibilidad de que algo sea pertinente no depende de lo que
dice el dato, sino del ejercicio intelectual que haga el interpretador. Dentro de esta perspectiva
historiográfica, las cargas están puestas en el sujeto que interpreta. La historia no habla. Los
documentos no hablan. La historia no es una conexión de datos. Sino que una perspectiva histórica
implica un particular ejercicio de lectura que haga entrar en relación a ciertas informaciones. En todo el
recorrido que hace el autor, lo que está muy fuertemente indicado una y otra vez, diría ya una cuestión
más teórica que metodológica, es un reconocimiento de la complejidad de la experiencia. Para poder
dar cuenta y entrarle a una pista de comprensión de lo que está planteando Menocchio en esos
archivos, quien interpreta tiene que ir, desde cuestiones vinculadas al espacio biográfico cotidiano más
inmediato, hasta alguna referencia si ustedes quieren, más… macroestructurales que hablan de cambios
en los procesos y formas de la vida social como ha sido la invención de la imprenta y el hecho político de
la Reforma. O sea, para entender la escritura, eso que estamos nombrando no es un exterior, no es un
afuera, sino que eso, es una condición de posibilidad para que el molinero Menocchio se ponga a hablar,
y no solamente se ponga a hablar, sino que tenga algo que decir y lo quiera decir. En términos teóricos,
entonces, acá también lo que tenemos es un énfasis no solamente discursivo sino en la investigación
misma de considerar a los sujetos no solamente como consumidores sino como productores culturales.
En este texto, Menocchio aparece como alguien que en función de un contexto que está variando,
porque ahí hay un invento técnico como la imprenta por un lado, hay el acceso a ciertos libros por el
otro, y una voluntad de querer leer… digo. El planteo del autor es, o ver que eso no es un afuera sino
que es lo que trama la posibilidad de que Menocchio diga algo. Que sea pensado como un productor
cultural, como alguien que efectivamente construyó él esa cosmogonía que mezcla saberes que han sido
obtenidos de diferentes fuentes, algunos a través de la cultura letrada como proceso que se está
masificando muy lentamente, pero otros también, saberes más ancestrales que a través de la oralidad
han circulado generación tras generación. En este punto, y teóricamente, acá aparece una manera de
pensar la cultura popular como prácticas culturales que hacen los sujetos pero como protagonistas, o
sea, esto que acá hablamos como autonomías, como esta capacidad que tienen las clase de otorgarse
sus propios simbolismos, bueno acá está mirándose efectivamente en este caso. Qué hizo Menocchio
para explicarse de esa forma el mundo. También dentro del debate historiográfico y cambiar los ejes de
ese momento, lo que es muy importante, que lo va a ver Ginzburg y lo van a ver también otros, es que,
fíjense, lo que acá también merece ser interrogado, es cómo se van creando socialmente espacios
distintos de lectura y de socialización de lo que se va conociendo. A ver, acá vemos en el texto, cuáles
son los lugares y los espacios en lo que Menocchio puede hablar con otros y cuáles no son esos espacios.
Acá todavía vemos muy fuertemente, y eso es una marca de la época, como se da una lectura colectiva
y en voz alta de esos textos. El hecho de leer en voz baja y en soledad, va a ser una modificación de la
experiencia perceptiva que se va a dar mucho tiempo más adelante, cuando la cultura letrada ya sea una
experiencia más de todos. Pero si ustedes acá se fijan, hasta el tamaño mismo de los libros, es
proporcionado cuando está pensado para la lectura colectiva. Entonces, no solamente a través de este
autor vemos que los sujetos efectivamente son productores culturales sino que también estamos
mirando cómo no solamente hay que mirar la producción sino también, para dar cuenta de la compleja
experiencia hay que buscar esos momentos de lectura. Esto también se va… como dibujando de manera
distinta en el primer momento del desarrollo de la imprenta y en los procesos consecuentes.
La perspectiva de Menocchio lo que está planteando es ciertas derivas plurales de los procesos de
producción cultural. A ver, esto puede funcionar en tensión con lo dominante, pero puede seguir otras
vías. Me parece que hay en este texto de Ginzburg y por eso cierta referencia a De Certeau aunque
después le pegue en el prólogo, en el prefacio, lo que hay acá es un reconocimiento muy fuerte al
carácter plural de las posibilidades de producción cultural. Podrían haber sido estas convergencias,
podrían haber sido otras, pueden funcionar ideológicamente a favor o en contra del campesinado, pero
hay como una apertura, que si nosotros volviéramos al cuadro que hicimos, esta perspectiva como la de
Ginzburg como veremos después con la De Certeau, es mostrarnos, que aparte de la dominación hay
otra cosa. O que los caminos de producción de los simbolismos dominados siguen otros recorridos
también. Yo creo que ustedes tienen ahí algunos apartados del texto, pero me parece que es un texto
para detenerse muy detalladamente, para ver metodológicamente como procede, conceptualmente
cuáles son los hallazgos en términos de novedades para analizar lo popular… me parece que es un texto
que le podríamos dar muchísimo tiempo. Si siguiéramos ubicándolo en la línea que fuimos tramando,
habríamos hablando del momento de lo popular que va construyendo Bajtin, y luego ahí nomás estaría
en el siglo XVI, el momento de transformación que está planteando Menocchio, porque ya vimos que
Thompson y Gramsci se van a acercar un poco más a nuestra época. Ubicarlos en una especie de línea
de tiempo es una cuestión analítica porque ustedes están viendo, a la vez, las manifestaciones plurales
de lo popular en diferentes lugares: la Inglaterra de Thompson, los poblados italianos de Ginzburg, la
Italia de Gramsci, etcétera. Pero nos ayuda a ir viendo en alguna clave como van tramándose o como va
configurándose este rostro de lo popular.
Intervención: se distingue en la lectura lo escrito y lo oral, se pone como en contraposición, aparece
distinto lo empírico de lo abstracto. Como que en Menocchio empiezan a confluir esas dos cosas
E: Bueno, ahí me parece que tiene que ver con esta pista de más largo plazo que planteaba Bajtin.
Acuerdensé que lo que decíamos con Bajtin es que él toma, en un determinado momento a partir del
planteo de Rabelais, ciertas expresiones de esa cultura popular. Pero habíamos marcado ahí como una
marca muy fuerte que tiene que ver con la experiencia de esas clases, de degradar, de llevar hacia el
puro terreno de lo viviente toda una serie de construcciones o racionalizaciones. Plantear que la
creación del mundo es como el queso y los gusanos es efectivamente algo anclado en un tipo de
experiencia que es esa, digamos, pero ahí, volvemos a lo que decíamos en la primera parte de la clase.
Parece que lo que tenemos que ir mirando, y eso nos permite hacer el texto de Ginzburg, es que para
que Menocchio haya dicho eso y haya pensado eso, hay una fuerte transformación de la experiencia que
muestra que los sujetos tienen todo el “derecho”, entre comillas porque le costó la vida, pero pueden
decir públicamente, pueden pensar, pueden acceder a ciertos textos que hasta ese punto estaban
resguardados para otros. Entonces, la imprenta, la Reforma, no es un afuera, sino que va
paulatinamente reconfigurando la experiencia de los sujetos, para que poder decir eso sea posible, para
que leerlo y decirlo en voz alta sea posible. Con Benjamin, seguramente vamos a volver al apartado diez
de este texto. Porque ahí la concepción de historia que termina planteando y cómo hacer historia que
hace Ginzburg, encuentra fuerte relación con el planteo de Benjamin.
Lectura: “Hemos dicho que es imposible proceder con cortes precisos en el corpus cultural de Menocchio.
Sólo un juicio a posteriori nos permite aislar aquellos temas, ya por entonces convergente con las
tendencias de un sector de la alta cultura del siglo XVI, que se convertiría en patrimonio de la cultura
“progresista” del siglo siguiente: la aspiración a una renovación radical de la sociedad, la corrosión
interna de la religión, la tolerancia. Por todo ello, Menocchio se inserta en una sutil y tortuosa, pero
nítida, línea de desarrollo que llega hasta nuestra época. Podemos decir que es nuestro precursor. Pero
Menocchio es al mismo tiempo el eslabón perdido, unido casualmente a nosotros, de un mundo oscuro y
opaco, al que sólo con un gesto arbitrario podemos asimilar a nuestra propia historia. Aquella cultura fue
destruida. Respetar en ella el residuo de indescifrabilidad que resiste todo tipo de análisis no significa
caer en el embeleco estúpido de lo exótico y lo incomprensible. No significa otra cosa que dar fe de una
mutilación histórica de la que, en cierto sentido, nosotros mismos somos víctimas. “Nada de lo que se
verifica se pierde par la historia, recordaba Walter Benjamin, mas “sólo la humanidad redenta toca
plenamente su pasado”. Redenta, es decir, liberada.” Bueno dos cosas digo nomás. Sobre el fondo, este
cierre del Ginzburg, están las tesis sobre el concepto e historia que es un texto que vamos a trabajar más
adelante, que es el planteo de cómo piensa Benjamin la historia. Esto tiene que ver básicamente con
esta idea: ni en Ginzburg, ni en Benjamin, existe la creencia de que puede haber un lugar de
comprensión absoluto sobre la historia. Sino que en ambos lo que hay, y eso es lo importante, es la
figura de un sujeto que desde el presente trata de inteligir una serie de acontecimientos que traman
como significativos. No hay una historia, sino lo que hay son experiencias de los sujetos sobre como
traman actos o acciones que pueden parecer unidas o separadas según la comprensión. ¿Qué tiene que
ver Menocchio con nosotros? Pues tendrá que ver con cómo podemos establecer en ese molinero
alguna línea de continuidad y discontinuidad en cuanto a las transformaciones de lo popular del
presente. Puede decirnos algo o puede no decirnos nada en función de las pistas que vayamos
planteando para trabajar. Entonces en ambos pensadores, en Ginzburg y en Benjamin, hay una
confianza y una fuerte responsabilidad en la capacidad del sujeto para interpretar, no en los datos para
mostrar. Esta vida de Menocchio puede decirnos algo o no en función de cómo la vayamos tramando en
las estrategias de interpretación. Ahora qué es lo que plantea Benjamin en sus tesis. Que nada de lo que
ha ocurrido alguna vez está perdido, está borrado, siempre existe la posibilidad de que sea leído,
interpretado, retomado, por las generaciones presentes o las que siguen. Nada de lo ocurrido está de
una vez y para siempre cubierto, sepultado, interpretado. Sino que cómo leemos aquello, como lo
tomamos como dato o interpretación depende del ejercicio activo que hagamos en el presente.
Entonces todas las pistas, todas las cartas están puestas en el sujeto que pretende hacer la historia, no
en los datos.
Hay un texto muy alucinante de Horacio Tarcus, que se llama “El Marxismo Olvidado…” que habla sobre
Milcíades Peña y Silvio Frondizi. Si ustedes se fijan, la primera parte es una estrategia metodológica para
hacer historia desde una perspectiva benjaminiana, o sea, como leer desde la idea de Benjamin de
historia, desde estas ideas no convencionales de cómo hacer historia, cómo poder decir algo sobre esos
dos marxistas que han sido planteados para la historia argentina como perdidos o ni siquiera
reconocidos. Hay ahí como historias truncadas que la misma tradición se ha encargado de plantear. Ahí
hay un ejercicio concreto de nuestra historia en relación con los pensadores marxistas…
Intervención: [no se escucha]
E: A ver. Vamos a ver con Benjamin que a veces lo importante no es que se olvide, sino cómo se
recuerda. Muchos son recordados, y la forma del recuerdo es un primer acto político que incluye la
posibilidad de que eso, así como se recuerda, se transforme en olvido. O sea, lo que vamos a ver con
Benjamin es cómo los procesos de la historia están habitando a veces la misma forma oficial de la
historia.
Bibliografía
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