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 I N MEMORI M EXCMO SR D GONZ LO FERNÁNDEZ DEL MOR UN Cl VE BIEN R ZON D DE l FELICID D Palabras d e l Excmo Sr D lfonso López Quintás Participar e n esta sesión conmemorativa d e la figura y obra d e nuestro compañero D. Gonzalo Fernández de la Mora es para un honor y un alivio de l golpe q u e significó su repentino fallecimiento Tres días antes d e su muerte había- mo s sostenido u n a larga y enfervorizada conversación e n la q u e él mostró con mayor énfasis q u e nunca su preocupación p o r el bajo nivel ético d e la sociedad actual Se me hace duro pensar que de forma tan súbita  unque él siempre decía y p o r desgracia c on razón q u e su vida pendía de un hilo ... hayamos per- dido mente preclara u n a voluntad férrea e n la defensa su s convicciones un intelectual sincero que honraba la Academia co n su participación incesante y cualificada. Es difícil escoger un tema para este acto d e homenaje pues su magna obra ofrece mil perfiles a cada cual más sugestivo y valioso Vaya destacar dos libros especialmente queridos p or él:  l crepúsculo de las ideologías q u e lo consagró como u n investigador penetrante d e filosofía política y S bre la felicidad su últi- ma obra escrita especial constituir una especie testamento éti- co dirigido especialmente a los jóvenes 821

Claves de La Felicidad ALFONSO LOPEZ QUINTAS

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las bases de una vida que valga la pena ser vivida

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  • IN MEMORIAM: EXCMO. SR. D. GONZALO FERNNDEZDELAMORA

    UNA ClAVE BIEN RAZONADA DE lA FELICIDAD

    Palabras del Excmo. Sr. D. Alfonso Lpez Quints

    Participar en esta sesin conmemorativa de la figura y obra de nuestrocompaero D. Gonzalo Fernndez de la Mora es para m un honor y un alivio delgolpe que signific su repentino fallecimiento. Tres das antes de su muerte haba-mos sostenido una larga y enfervorizada conversacin, en la que l mostr conmayor nfasis que nunca su preocupacin por el bajo nivel tico de la sociedadactual. Se me hace duro pensar que de forma tan sbita -aunque l siempredeca, y por desgracia con razn, que su vida penda de un hilo ...- hayamos per-dido una mente preclara, una voluntad frrea en la defensa de sus convicciones,un intelectual sincero que honraba la Academia con su participacin incesante ycualificada.

    Es difcil escoger un tema para este acto de homenaje, pues su magna obraofrece mil perfiles a cada cual ms sugestivo y valioso. Vaya destacar dos librosespecialmente queridos por l: El crepsculo de las ideologas, que lo consagrcomo un investigador penetrante de filosofa poltica, y Sobre la felicidad, su lti-ma obra, escrita con especial empeo por constituir una especie de testamento ti-co, dirigido especialmente a los jvenes.

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  • EL DECLINAR DE lAS IDEOLOGAS

    Rigurosamente entendidas, las ideologas se oponen a la actitud de rigoren el pensar que nuestro compaero siempre propugn y adopt en su vida. Ensentido estricto, se entiende por ideologa.. un sistema de pensamiento esclerosa-do. En principio, pudo haber respondido al anlisis de una vertiente de la realidad,pero, por no haberse adaptado a los cambios, se qued desfasado y slo puede sersostenido por razones polticas de adhesin rgida a un programa partidista. De estacondicin ms bien negativa de las ideologas se derivan las caractersticas que Fer-nndez de la Mora les atribuye:

    1. Las ideologas contienen predominantemente directrices de comporta-miento y principias de accin l.

    2. Una ideologa es una filosofa poltica simplificada y vulgarizada.. 2,por ser una doctrina carente de la complejidad y finura de anlisis que exige la fide-lidad a lo real en toda su riqueza. La ideologa nace para uso de los estratos msbajos del gnero humano.. por carecer de la tensin sinptica que exige el conoci-miento de lo real en toda su trama de implicaciones. Las realidades ms relevantesson de por s tan complejas, que, si no son sometidas previamente a un procesode banalizacin, no se adaptan a los procedimientos demaggicos. La superficiali-dad torna opacos los conceptos y los reduce a algo amorfo y manipulable. En men-tes propensas a polticas intelectuales de violencia, un concepto banalizado consti-tuye un recurso blico de drstica eficacia.

    3. Al popularizarse, que es lo suyo, las ideologas adquieren el carcterde creencias 3, en cuanto son aceptadas sin plena conciencia racional de su raznde ser. Esta insuficiencia racional es provocada, en las ideologas, por una excesi-va pobreza de sentido interno, y en las creencias por excesiva riqueza. En este lti-mo caso, la razn, al ser desbordada por algo entitativamente muy poderoso, seplenifica, en el primero, por el contrario, al verse reducida al mundo agostado dela mera subjetividad, se depaupera hasta extremos que comprometen la vida per-sonal de los hon:bres. No por azar los idelogos se han visto siempre obligados aoperar sobre personas reducidas previamente a la condicin ontolgicamente pre-caria de meros individuos.

    1 Cf. El crepsculo de las ideologas, Rialp, Madrid, 1965, pg. 3l., L. cit.; Op. cit., pg. 35.

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  • 4. Esta opacidad de las ideologas provocada por su atenencia a lo super-ficial las sita en relacin estrecha de dependencia respecto a los fenmenos demasificacin. Slo cuando se advierte el vnculo de las ideologas con la retraccinfrente a la realidad -de la que brota la flexibilidad de la mente- se puede com-prender que las ideas, en la medida en que se masifican y disuelven, pierden auten-ticidad y se degradan I.

    5. Las ideologas responden, en definitiva, a un defecto de preclslon,provocado, a su vez, por una voluntad precipitada de autonoma frente a los dic-tados de lo real, o, si se quiere, por la falta de aquello que segn Goethe nadie traeconsigo al nacer y es necesario, no obstante, para vivir personalmente: la ..reveren-cia . Para ser precisos en niveles de hondura hay que ser fieles a la flexibilidadindmita de lo real, y esta fidelidad a lo trascendente es obra no slo del entendi-miento, sino tambin del sentido y la voluntad.

    Esto permite comprender que el pensamiento ideolgico no sea ..honesta-mente realista 5, ni logre despertar vida personal-comunitaria, sino tan slo vidaindividual-colectiva. Al no estar abierta a lo real fluyente y complejo, una idea-aunque al principio sea exacta- pronto se convierte en camisa de fuerza queimpide el despliegue normal del pensamiento. Las ideologas son violentas porcarecer ellas mismas de la debida libertad.

    6. Queda claro que las ideologas se muestran poco realistas. Pero, quse entiende por realismo? Se opone, acaso, la actitud realista a la participacin per-sonal del hombre en sus actos de conocimiento?

    Examinado con rigor filosfico, el tema de las ideologas entraa un pro-blema gravsimo, pues si se entiende el conocimiento de lo metasensible -lo nosometible a anlisis cientfico- como no realista y no riguroso en absoluto, se cie-ga la fuente ms amplia del saber humano y se concede una primaca injusta alconocimiento de lo cuantificable. Si se piensa, por otra parte, que, para ser rigu-rosamente racional, el conocimiento humano debe rechazar toda colaboracin delsentimiento -considerada como una forma de intromisin espuria-, se reduceel campo del saber racional al mbito ms superficial de la realidad, con gravequebranto de la salud mental del hombre, ser nacido para vivir en niveles muyhondos.

    , Op. cit., pg. 45Op. cit., pg. 37.

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  • En definitiva, al enfrentarnos al tema de las ideologas tropezamos con elgrave enigma que late en toda la historia de la Filosofa: Qu es el saber. Es elhombre una caa pensante o, ms bien, un ser complejo hecho para pensar, amary sentir realidades que conmueven todo su ser, lo sobrecogen y, sobrecogindolo,lo plenifican?

    La experiencia del ltimo siglo nos advierte que el cultivo de las ideolo-gas arrastra a la Humanidad al caos: a la estridencia intelectual primero, y a la con-mocin blica despus. Pero hoy estamos advirtiendo que la crtica de las ideolo-gas, si no guarda el debido equilibrio a base de gran sutileza y precisin, puedecorrer el riesgo de amputar un mbito esencial del ser humano: El mundo del esp-ritu o, dicho ms ampliamente: el campo de realidades valiosas en que el esprituse expande y llega a sazn.

    Un anlisis fiel de la situacin actual nos permite afirmar que el fenme-no -a primera vista desazonante- del declinar de las ideologas constituye parael hombre de hoy una invitacin enrgica a la esperanza, por significar un pasomuy firme hacia una actitud intelectual de integracin en todos los frentes. Tareaintegradora que viene inspirada por un ethos de fidelidad al ser en sus diversosestratos. Lejos de toda actitud de violenta coaccin racionalista, o -lo que viene aser casi igual- de toda campaa de minimizacin de la riqueza interna de la rea-lidad, el hombre contemporneo, bien aleccionado por las duras experiencias delpasado y, sobre todo, por la emocin que le produce el conocer hondamente losdiversos seres de su entorno, se apresta hoy da a relegar prejuicios y dar carta deciudadana en el quehacer cognoscitivo a todas las facultades humanas, incluso alas consideradas tendenciosamente como irracionales. El conocimiento filosficodebe ser un conocimiento rigurosamente humano, y esto exige un cierto nivelovoltaje entitatvo por parte del ser entero del hombre. Ms que incumbencia de unasola facultad, el conocimiento humano es el fruto de una tensin y una distensinde todo el ser. Los conflictos entre las posiciones extremas marcadas por el Volun-tarismo, el Intelectualismo y el Sentimentalismo son fruto en buena medida de lasuperficialidad del pensamiento. Cuando ahondamos en el estudio de una realidady descubrimos su riqueza, observamos que es esta riqueza la que obliga a las diver-sas facultades humanas a ponerse en juego y coordinarse entre s.

    El problema de las ideologas nos ha permitido precisar un tanto de cercaestas sutiles y graves cuestiones. Tal vez pocos temas puedan servir de base tan cla-ra como ste para mostrar que estamos efectivamente en marcha hacia una nuevapoca, una era del pensamiento ms esforzada, ms colmada de riesgos, peroincomparablemente ms lcida y plena que la Edad Moderna.

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  • Gonzalo Fernndez de la Mora no se opone al sentimiento. Lo valora, sise lo entiende bien. Una vez y otra y con toda energa subraya la primaca del lagossobre el pathos ...La genuina condicin del hombre -escribe- es racional. Somosun "lagos" pattico que acaso un da se transforme en "lagos" puro. Nuestro ejediamantino es el intelecto, y a l hay que ordenarlo todo. La razn es el til mag-no de la verdad. Pero no la alcanzaramos si no la apeteciramos. Hemos de bus-carla con mpetu. Llevo aos esforzndome en promover la nica pasin intelec-tual lcita, la de ser "lgico" siempre. Es el "eros" augusto .. 6. Pero seguidamentedestaca la necesidad de integrar las tres facultades del hombre: el entendimiento,la voluntad y el sentimiento: ..Hay que amar la obra ajena para consagrarnos a suinteleccin ( ...); hay que amar la verdad para entregarle lo mejor de nuestra vida,lo que no es negocio y coaccin existencial, y hay que gozarse en la objetividad yen el rigor. Tambin la teora est impulsada por motores patticos; pero no lesdejemos que fijen el rumbo 7. Bastara estudiar un tanto de cerca las diferentesfor-mas de objetividad -correspondientes a los diversos estratos de ser- y, por tan-to, de rigor para estar en condiciones de articular debidamente las diferentes for-mas de racionalidad y de sentimiento que laten in nuce en el prrafo transcrito.

    LA ALIENACIN Y LA INFELICIDAD

    El libro Sobre lafelicidad" lo escribi Fernndez de la Mora -segn pro-pio testimonio- con gran ilusin, por el deseo de complementar y clarificar la ideaun tanto pesimista del hombre que haba ofrecido en su libro anterior: El hombreen desazn 9. En la Primera Parte realiza un amplio y penetrante anlisis del con-cepto de felicidad legado por los grandes pensadores, desde Epicuro y Aristteleshasta Max Scheler y el P. Santiago Ramrez. Para ello moviliza sus impresionantesrecursos: conocimiento de lenguas antiguas y modernas, trato asiduo con las obrasms representativas de la literatura y la filosofa ... En la Segunda Parte, pone en jue-go su sabidura de la vida y ofrece claves de orientacin sumamente lcidas y equi-libradas. El Eplogo para jvenes es un lcido texto lleno de preocupacin y espe-ranza a la vez.

    A travs del acopio erudito de datos, el autor quiere comunicarnos su con-viccin de que el ser humano, aun existiendo ..en desazn, tiene ante s un ampliohorizonte cuando se pregunta en serio por el sentido de su vida.

    Cfr. Pensamiento espaol, 1965 De Ortega a Nicol, Rialp, Madrid, 1966, pgs. 18-19.7 op cit., pg. 19" Ediciones Nobel, Oviedo, 2001.9 Ediciones Nobel, Oviedo, 1997.

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  • Por no descubrir con la debida lucidez dicho horizonte, buen nmero dejvenes actuales no logran superar la decepcin y el vaco existenciales y se eva-den al mundo irreal de la diversin, la droga, el placer fcil y superficial. .. Por sig-nificar una salida de s en falso, esa forma de evasin aboca al vaco. Este gnerode vaco no puede llenarse con el ejercicio de una libertad de maniobra absoluta,ni con el consiguiente permisiuismo y consumismo hedonista, que inspiran una acti-tud pasiva e irresponsable ante la vida 10.

    Esta conducta irresponsable significa una huida de la realidad, que lleva,como en el caso de El Burlador de Sevilla de Tirso de Malina, al vaco existencialy la destruccin de la personalidad. Tirso describi genialmente a Don Juan comoun ser en trance de huida (

  • rificadora que nos propone en el Epilogo para jvenes 16. A mi entender, los esque-mas dentro-fuera , "interior-exterior.. dejan de ser dilemas para convertirse en con-trastes cuando adoptamos en la vida una actitud creativa. Un poema que leo super-ficialmente est ah, fuera de m; no slo es distinto de m sino externo, extrao,ajeno. Si lo asumo como si fuera su autor y le doy vida, lo re-creo, y con ello dejade serme exterior y ajeno para hacerse ntimo, aun siendo distinto. Salir de m paraacceder a este poema y entregarme a l no me pierde o aliena; perfecciona mi per-sonalidad porque creo un campo de juego con el poema en el cual ambos nos per-feccionamos en medida directamente proporcional a la calidad del poema y al gra-do de mi capacidad interpretativa.

    Ni yo absorbo el poema ni el poema me absorbe a m; ambos potencia-mos nuestro modo de ser en el encuentro. Este tipo de encuentro enriquecedor nolo podemos realizar con meros objetos, sino con realidades de rango superior queson fuentes de posibilidades y se ofrecen, como tales, a nuestra potencia creadora.Al saludar a una persona, salgo de mi interioridad para encontrarme con un ser quese halla fuera de m, en un lugar exterior al que yo ocupo. Pero, si esa persona esamiga ma, porque hemos creado una autntica relacin de encuentro, no se hallafuera de m, no me es externa y extraa, sino ntima. Intimidad significa aqu queestamos insertos dinmicamente en un campo de juego comn, en el cual com-partimos actitudes, sentimientos y finalidades sin perder un pice de nuestra iden-tidad propia.

    En consecuencia, al abrirme con toda el alma a una realidad que me ofre-ce una serie de posibilidades -una persona, una institucin, una obra de arte, unaobra literaria ...-, no salgo de m para perderme o alienarme; incremento mi iden-tidad personal porque amplo la envergadura de mi yo. El yo pleno del hombre seva configurando a medida que se relaciona creativamente con un "t.. -que pue-de ser una persona o cualquier realidad que el yo pueda asumir activamente porser una fuente de posibilidades creativas-o Cuanto ms valiosas son stas, ms ele-vado es el encuentro resultante de la unin, y ms entraable la intimidad que stafunda entre las realidades que la establecen. Con profunda razn afirman los escri-tores msticos que, en la experiencia religiosa ms alta, Dios llega a ser "ms nti-mo al alma que su misma intimidad.. (interior intimo meo), segn expresin felizde San Agustn.

    Por ser fuente de posibilidades, una obra literaria constituye una realidademinente -precisamente por no ser -csica- y no puede calificarse de mera fic-

    ,e, Cfr. op. cit .. pgs. 173-185.

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  • cin-, Es una forma singular de "realidad relacional". La inmersin en su mundo nosadentra en la trama de interrelaciones que constituye nuestra peripecia vital; no nosaliena y despersonaliza.

    El joven desilusionado que se entrega a realidades que lofascinan o sedu-cen sale de s en sentido negativo, porque pierde la libertad interior, se lanza porla pendiente del vrtigo y queda succionado por el vaco y la soledad. En cambio,si sale al encuentro a una realidad que le ofrece posibilidades creativas -de tipotico, esttico, religioso ...-, deja de ser un iluso porque se ve lleno de la ilusinque nos produce crear formas elevadas de unidad.

    Estas consideraciones nos permiten comprender hasta qu punto, comobien observa Gonzalo F. de la Mora, el mero poseer bienes, disponer de libertadde maniobra, moverse en un ambiente permisivista a ultranza... nos aleja de laautntica felicidad porque nos di-vierte, en el sentido pascaliano de que nos des-centra, ya que el nico centro del hombre es el campo de juego que crea al rela-cionarse con realidades valiosas, que le ofrecen posibilidades para desarrollar sucapacidad creativa.

    En esta hora penosa de despedida, hemos de congratularnos por habertenido entre nosotros durante tantos aos a esta figura del pensamiento que no porelevada fue menos entraable. Esa presencia continuar indefinidamente en nues-tro recuerdo, en el mensaje de sus obras y en el legado impagable de su bibliote-ca, que con razn l cuidaba como la nia de sus ojos.

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