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1 Cocina tradicional de Cheles Recopilador: Jacinto Gil Sierra

Cocina tradicional de Cheles · bollos al horno de las panaderías o el inconfundible sabor de los peces del Guadiana se han grabado en lo más hondo de nuestro espíritu. Ya que

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Cocina tradicional

de Cheles

Recopilador: Jacinto Gil Sierra

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Prólogo

Comer es una necesidad primaria de todo ser vivo, y comer

disfrutando de sabores variados es un privilegio del ser humano. Uno

de los pilares de la cultura es la gastronomía (“arte de preparar una

buena comida”, según el diccionario), que ofrece innumerables

posibilidades de combinar alimentos y especies, casi siempre con

ayuda del calor proporcionado por el fuego, para convertir cada

bocado en un placer.

Durante los largos siglos en que las comunicaciones eran

difíciles, cada grupo de personas tuvo que adecuarse a lo que daba la

tierra en su lugar de residencia, además de intercambiar

experiencias con vecinos o recién llegados. Los menús tenían que ser

variados en función de los frutos propios de cada época del año.

Además, había que conservar alimentos que abundan en

determinadas épocas sin recurrir a la refrigeración y otros sistemas

que solo hace pocos años ha desarrollado la tecnología.

En Cheles nuestras antepasadas (en femenino, pues la cocina

casi siempre ha sido privilegio de las mujeres) se adaptaron a las

condiciones locales y aprovecharon el bagaje de conocimientos

llevados desde otras localidades de España y de Portugal. El idioma

portugués todavía hoy está presente en la denominación de algunos

alimentos, pues las cosas de comer son las primeras que se

aprenden a nombrar en otros idiomas cuando alguien va al

extranjero, y las últimas que se olvidan del idioma materno. Por

supuesto, en pueblos vecinos se cocinan platos muy parecidos, pero

cada localidad ha dado un toque personal a sus creaciones.

Una de las sensaciones más arraigada que nos acompaña

durante nuestra vida es la que nos dejaron las comidas que

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paladeamos en nuestra niñez. No en vano casi todos consideramos

que nuestra madre ha sido la mejor cocinera que hemos conocido.

Esas mañanas de invierno pasadas junto a la lumbre donde se doran

las migas, el trasiego de adultos y niños llevando latas repletas de

bollos al horno de las panaderías o el inconfundible sabor de los

peces del Guadiana se han grabado en lo más hondo de nuestro

espíritu. Ya que los aromas son efímeros, habrá que intentar

conservarlos a través de las fórmulas que permiten reproducirlos.

Desgraciadamente (en parte también afortunadamente) los

tiempos cambian. La globalización, las comidas rápidas y las prisas

alteran las costumbres gastronómicas. Algunas de las recetas que se

describen a continuación apenas se practican y se perderán en la

próxima generación. He consultado a quienes considero que mejores

indicaciones me podían dar de los platos tradicionales, ya sea por

practicar todavía esa cocina o por tener escritas o memorizadas las

recetas. A este respecto

tuve la suerte de localizar

un cuaderno de recetas

anotadas en 1937 por Ana

Díaz Nogales, cuyas hijas

me permitieron consultar.

Tras el nombre de cada

plato indico el de la perso-

na que me ha informado; a veces incluso los han cocinado delante

de mí.

Las especialidades elaboradas en la matanza no tienen

ninguna indicación porque el saber popular es uniforme, ya que cada

matanza aglutina a varias personas y unas se ayudan a otras,

colaborando a extender un saber común.

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Los sucesivos pasos están acompañados por fotografías

tomadas sobre la marcha. Las fotografías muestran el proceso de

elaboración de cada plato, pero ha sido casi imposible reproducir las

condiciones que lo rodeaban en el pasado. Me refiero a la cocina de

leña, pues casi las únicas cocinas disponibles en la actualidad son de

gas o eléctricas, y era muy difícil encontrar una cocina antigua en la

que fuera posible encender lumbre. Los tiempos de elaboración que

se indican son los que corresponden a la cocina utilizada.

Solo puedo añadir que, tras tomar notas y fotografías,

siempre he terminado comiendo. Este libro me ha dado muy gratos

sabores antes de estar publicado.

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Índice

Página

Sopas y otros platos de pan

Migas

Mamones

Sopa de cebolla

Sopa de patatas con higos

Repárpagos

Sopa de pan frito

Sopa de poleo con bacalao

Sopa de tocino

Sopillas de carnaval

Verduras y legumbres

Tortilla de pimientos

Tortilla de cardillos

Sorda de habas

Calabacín con cebolla

Fradiños verdes

Fradiños secos

Croquetas de patata y jamón

Garbanzos de guiso

Freijones de matanza

Coles de matanza

Cardillos con matanza

Carnes

Albóndigas caldosas

Chuletas maceradas

Pisto de carne

Pollo en salsa

Gallina estofada

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Matanza

Morcilla perejilera

Caldillo

Refrito

Salchichón

Chorizo rojo

Chorizo blanco

Morcilla

Bucheros

Caza y pesca

Perdiz con almendras

Liebre con arroz

Conejo en salsa de almendras

Conejo con pan frito

Peces engazpachados

Pisto de peces

Dulces y bollos

Bizcocho “Manuel”

Bollo podre

Torta de manteca

Torta de cortadillo

Rosca de piñonate

Hojuelas

Alfajores

Bollos de hoja

Bollos de chicharrones

Bollos de pascua

Perrunillas

Bolluelas

Galletas rayadas

Dedos de piñonate

Flores

Madalenas de aceite

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Mimitos

Pestiños

Roscos de vino

Roscos aplastados

Roscos fritos

Repárpagos con leche

Glosario

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Migas (Dama Herrera Troca)

Tiempo de elaboración: quince minutos más el tiempo de rebanar

el pan

Para 4 personas

Ingredientes:

400 g de pan de dos o

tres días

0,2 l de aceite de oliva

0,5 l de agua

Media cabeza de ajo

Sal

El pan se corta en

rebanadas finas la noche

anterior.

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En un caldero al calor de

la lumbre (sobre una trébedes o,

antiguamente, colgado de los

llares) se pone el aceite y los ajos

enteros, los cuales se fríen

durante tres minutos hasta que

estén dorados. Transcurrido ese

tiempo, se retiran los ajos con una

espumadera y se desechan.

Al aceite que ha quedado

en el caldero se añade sal y un

chorro de agua.

A continuación se depositan las rebanadas de pan y se rocía el

pan con el resto del agua, derramándola sobre toda la superficie.

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Durante seis minutos se mantiene el pan en la misma posición,

apretándolo de vez en cuando con la espumadera de modo que se

asiente sobre el fondo. Al cabo de esos seis minutos se le da la vuelta

y se mantiene sobre el fuego, picándolo continuamente con la

espumadera durante cuatro minutos más.

Se sirve del caldero a los platos. Se toma en el desayuno con

cuchara en plato hondo, acompañado de un tazón de leche o una taza

de café.

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Mamones (Concha Contador de la Cruz)

Tiempo de elaboración: veinte minutos

Para 2 personas

Ingredientes:

250 g de pan tierno o

del día anterior

0,75 l de agua

Tres dientes de ajo

Aceite de oliva

Sal

El pan se trocea a mano, se deposita en un cuenco con

suficiente fondo y se cubre con el agua.

Mientras el pan

absorbe el agua y se

empapa, se calienta una

sartén que contenga una

fina capa de aceite, y se

fríen los ajos.

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Cuando los ajos están

fritos, se retiran y desechan. La

sartén se mantiene al fuego, se le

añade la sal y, después de

remover, se pone en ella a mano

el pan con toda el agua embebida.

Se cuece durante doce minutos

removiendo.

Si se desea que los mamones estén algo dorados, el pan se

mantendrá en la sartén sin remover hasta que se tueste la capa del

fondo.

Se sirve en plato hondo.

Este plato se utilizaba como relleno en las cataplasmas con las que se

aplicaba calor a una zona del cuerpo. Se tenía la bolsa rectangular de tela

cosida por tres lados y, después de introducir los mamones por el lado

abierto, se cosía rápidamente. Por supuesto, si se cocinaba para este fin, no

se utilizaban los ajos ni la sal.

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Sopa de cebolla (Ana Díaz Nogales)

Tiempo de elaboración: dos horas y media

Para 4 personas

Ingredientes:

Dos cebollas grandes (800 g de peso total)

200 g de pan de tres días

4 huevos

Aceite de oliva

Sal

Para preparar el caldo:

Un hueso de jamón

Un muslo de pollo

Un trozo de tocino viejo

Una cebolla pequeña

Dos zanahorias

Una ramita de perejil

2 l de agua

El caldo se prepara poniendo al fuego una cazuela

conteniendo el muslo de pollo, el hueso de jamón, el tocino viejo, el

perejil, las zanahorias peladas y troceadas y la cebolla cortada en dos

trozos, con los dos litros de agua y sal a gusto. Se cubre con la tapa y

se mantiene cociendo durante hora y media a dos horas, dependiendo

de la intensidad del fuego y de la cantidad de vapor de agua que se

desprenda.

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El pan se corta en rebanadas y se pone en una cazuela o

sopera.

Cuando el caldo ha

terminado de cocer, se cuela

para quedarnos solo con la parte

líquida. El muslo de pollo puede

utilizarse aparte para hacer

croquetas. Habrá quedado algo

menos de litro y medio de caldo.

Los cuatro huevos se baten con un poco de sal en un plato

hondo.

Las cebollas se cortan en

tiras finas y largas. Se echan en

una sartén que contenga aceite

caliente que cubra el fondo y se

mantienen friéndose durante 35

minutos, removiendo de vez en

cuando.

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El caldo se añade a la sartén que contiene la cebolla en el

momento en que ésta ha terminado de freírse y se mantiene al fuego.

Cuando empiece a hervir se añaden los huevos batidos y se remueve

un poco durante dos minutos, apagando entonces el fuego.

Toda la mezcla de cebolla frita, caldo y huevos se vierte sobre

la cazuela que contiene las rebanadas de pan, esperando a que se

empape antes de repartir en los platos.

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Sopa de patatas con higos (Ana Torrado Sierra)

Tiempo de elaboración: una hora

Para 4 personas

Ingredientes:

200 g de pan duro de dos o tres días

300 g de patatas

Higos

Media cebolla

Medio pimiento verde

Medio pimiento rojo

2 tomates rojos

2 dientes de ajo

Pimentón dulce

2 hojas de laurel

Orégano

1,5 l de agua

Aceite de oliva

Sal

En una sartén

con aceite ya caliente

se echan primero la

cebolla y los pimien-

tos rojo y verde, todo

picado en trocitos.

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Tres minutos después se añade el tomate picado. Cinco

minutos más tarde se incorporan las patatas cortadas en rodajas, el

laurel y la sal a gusto. Dos minutos más tarde se añade una

cucharadita de pimentón dulce y se remueve.

Transcurridos doce minutos desde que se empezó a sofreír la

cebolla y los pimientos, se añade el agua. Se puede echar el agua en la

sartén si ésta tiene suficiente tamaño, o cambiar primero todo el

sofrito a una cacerola. Para que la cocción empiece antes y no tener

que esperar a que se caliente toda el agua, conviene añadir

inicialmente un litro de agua y completar hasta litro y medio unos

veinte minutos más tarde.

Mientras transcurre la cocción, el pan se corta en trozos o

rebanadas que se depositan en una cazuela.

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Pasados unos 40 minutos desde que se añadió el agua (algo

más de 50 minutos desde que comenzó el sofrito), se comprueba si las

patatas ya están cocidas; cuando estén a gusto, se incorpora a la sartén

o cacerola dos ajos machados y un poquito de orégano. Un minuto

más tarde se aparta del fuego.

Nada más retirar la sartén o cacerola, se vuelca el contenido

sobre la cazuela que contiene las rebanadas de pan. Hay que esperar

unos minutos para que el pan absorba todo el líquido y se esponje

antes de empezar a comer.

Se come conjuntamente con higos que se tendrán pelados, los

cuales pueden tomarse como bocado aparte entre cucharada y

cucharada o colocarlos sobre el plato de la sopa.

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Repárpagos (Concha Contador de la Cruz)

Tiempo de elaboración: treinta minutos

Para 4 personas

Ingredientes:

140 g de pan rallado

3 huevos

Un litro de agua

2 dientes de ajo

Perejil

Una hoja de laurel

Aceite de oliva

Vinagre

Sal

Media cebolla no muy grande

Se separa la yema de

un huevo y se guarda. Se

baten las restantes yemas y

claras. A los huevos batidos

se añaden la cebolla, los ajos

y el perejil, todos muy

picados, y también la sal. Se

remueve para mezclarlo bien

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A la mezcla se

añade el pan rallado

dejándolo caer poco a

poco mientras se remueve

para que quede una masa

homogénea y pastosa. Se

toman porciones y se

amasan dándoles forma de

croquetas aplastadas.

Los repárpagos recién

formados se fríen durante cinco

minutos en una sartén con

abundante aceite caliente.

Mientras se fríen, se pone a calentar una cacerola con el agua

y una hoja de laurel. Cuando el agua esté hirviendo se echan todos los

repárpagos que ya se habrán sacado de la sartén, junto con un poco

del aceite usado para freír. Se cuecen durante veinte minutos con la

cacerola tapada.

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La yema reservada se bate con un poco de vinagre. Al final de

la cocción se añade a la cacerola la yema batida, se remueve y un

minuto más tarde se aparta del fuego.

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Sopa de pan frito (Benilde Troca Díaz)

Tiempo de elaboración: dos horas y quince minutos

Para 4 personas

Ingredientes:

150 g de pan

100 g de jamón

2 huevos

Aceite de oliva

Para preparar el caldo:

Costilla añeja

conservada en sal

Un muslo de pollo

Un trozo de tocino viejo

Media cebolla

Una zanahoria

100 g de garbanzos

Hierbabuena

Perejil

2 l de agua

Los garbanzos se ponen de remojo en agua la noche anterior.

En una cacerola se introducen todos los ingredientes del caldo:

un trozo de costilla añeja, un muslo de pollo, un trozo de tocino viejo,

media cebolla cortada en dos o tres trozos, una zanahoria entera

pelada, los garbanzos, hierbabuena y perejil y se cubren con los dos

litros de agua; si la costilla y el tocino no están suficientemente

salados, se puede añadir un poco de sal. Se cubre con la tapa y se

mantiene cociendo durante dos horas, al cabo de las cuales el caldo

tendrá color blanco.

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Mientras la cocción de todo lo anterior se acerca al final, se

preparan los ingredientes principales:

Los huevos se cuecen, se les quita la cáscara y se cortan en

trozos.

El pan se corta en

cuadraditos y se fríe en

aceite caliente durante

dos minutos.

El jamón también se corta en

trocitos.

Cuando el caldo ha terminado de

cocer, se cuela para quedarnos solo con

la parte líquida. El muslo de pollo puede

utilizarse aparte para hacer croquetas.

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En cada plato se ponen unos cuantos trocitos de pan, de jamón

y medio huevo también troceado. Se añade el caldo caliente encima

de todo lo anterior y se come inmediatamente.

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Sopa de poleo con bacalao (Ana Torrado Sierra)

Tiempo de elaboración: cuarenta minutos

Para 4 personas

Ingredientes:

500 g de bacalao

250 g de pan

10 ramitas de poleo

¼ de pimiento rojo

2 dientes de ajo

Pimentón dulce

2 hojas de laurel

1,5 l de agua

Aceite de oliva

El bacalao se habrá desalado dejándolo en remojo la noche

anterior y cambiando algunas veces de agua.

Se pone a calentar una

cacerola con litro y medio de

agua. Pasados 10 o 12 minutos,

cuando el agua esté a punto de

hervir, se añade el bacalao

cortado en trozos grandes y las

hojas de laurel. Estará cociendo

durante 15 minutos.

Al acabar, se retira el bacalao y las hojas de laurel.

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Mientras el bacalao cuece, se machan en el mortero los dientes

de ajo, las ramitas de poleo y el trozo de pimiento rojo. El pan de dos

o tres días se tendrá troceado a pellizcos.

Se ponen en una cazuela los ingredientes machados, media

cucharadita de pimentón dulce y 4 cucharadas soperas de aceite. Se

remueve y se añade el agua resultante de la cocción del bacalao; si se

ha enfriado un poco, se calentará previamente de nuevo hasta que esté

a punto de hervir. Se remueven los ingredientes en el agua.

En la cazuela se añade el pan, cuidando que no sobre agua,

sino que toda se emplee en empapar bien el pan.

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El bacalao se pone en la cazuela, encima del pan.

Se sirve el contenido de la cazuela, colocando un trozo de

bacalao en el plato de cada comensal.

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Sopa de tocino (Ana Díaz Nogales)

Tiempo de elaboración: cincuenta y cinco minutos

Para 4 personas

Ingredientes:

200 g de pan de dos o tres días cortado en rebanadas

600 g de tocino delgado

3 huevos

Clavo

Pimienta negra

Comino

Poleo

Pimentón dulce

Sal

Aceite de oliva

1,3 l de agua

El tocino se corta en varios trozos, uno para cada comensal, y

a cada trozo se le hacen rajas hasta el cuero en dos direcciones

perpendiculares para que al freír se abra en forma de flor.

Se fríe el tocino en una

sartén con aceite durante un

tiempo total de 15 minutos,

dando la vuelta para que se fría

por las dos caras. Una vez frito,

se aparta y reserva.

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En un mortero se macha el clavo (3 o 4 unidades), la pimienta

negra, el comino y bastante poleo.

Los huevos se baten, se

retira parte del aceite de la

sartén donde se ha frito el

tocino y en el aceite restante se

fríen los huevos batidos, for-

mando una especie de tortilla.

La tortilla se saca de la

sartén y se pone en el mortero

donde están machadas las

especies, machándola también.

Al aceite que ha quedado en la sartén se le añade un poco de

pimentón para darle color.

Cuando todo está bien

machado, se deslíe con agua y se

vierte de nuevo sobre el aceite de

la sartén puesta al fuego. Se

añade agua hasta completar 1,3

litros y se sazona con sal.

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El pan se coloca en una fuente y los trozos de tocino frito

sobre él.

Cuando el caldo de la sartén empiece a hervir transcurridos

unos quince minutos desde que se puso a calentar, se vierte sobre la

fuente que contiene el pan y el tocino. Unos momentos después está

listo para servirse.

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Sopillas de carnaval (Concha Contador de la Cruz)

Tiempo de elaboración: tres horas

Para 4 personas

Ingredientes:

500 g de pan cortado en rebanadas

Un pezuño de cerdo

150 g de cotubillo

150 g de chorizo

150 g de tocino

150 g de pestorejo

150 g de costilla

4 dientes de ajo

2 cebolletas

Hierbabuena

Perejil

2,7 litros de agua

Sal

Vinagre

Manteca

Un puñado de garbanzos (opcional)

Se ponen a cocer en una cacerola con el agua todos los

productos del cerdo excepto el chorizo. Si se desea, se pondrá

también en la cacerola un puñado de garbanzos que hayan estado de

remojo la noche anterior, para que el caldo quede más espeso.

Cuando hayan cocido durante 45 minutos, se añade el chorizo y un

poco de sal. Se mantiene a fuego medio una hora y cuarto más.

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Mientras cuecen los productos de la matanza y se hace el

caldo, se pican muy finamente los ajos, las cebolletas, la hierbabuena

y el perejil.

Cuando hayan transcurrido dos horas desde que empezó la

cocción (la cacerola se habrá mantenido tapada todo el tiempo), se

quita del fuego, se retira la carne y el caldo se cuela, separando los

garbanzos, si los hay. La carne se reserva y los garbanzos se

desechan. Al caldo se le añade un chorrito de vinagre.

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En una cazuela de

barro untada de manteca

se colocan sucesivas

capas de rebanadas de

pan y de la mezcla de

ajo, cebolleta, hierba-

buena y perejil picados.

Se empieza colocando en

el fondo una capa de pan

y se termina dejando arriba una capa de verduras.

Se moja todo el

contenido de la cazuela

echando poco a poco, con

un cucharón, el caldo de la

cocción, de modo que quede

bien repartido, y dejando

para el final la porción más

colorada del caldo para que

quede arriba.

La cazuela se introduce en el horno precalentado a 200 °C. Se

mantiene en el horno durante una hora. En los últimos minutos se

activa el grill para que quede dorado por arriba (antiguamente,

cuando se cocinaba en la lumbre de leña, se colocaban brasas sobre

una tapadera metálica encima de la cazuela).

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Se come primero el pan de la cazuela y después la carne que

se coció antes. Si es necesario, se calentará un poco antes de

consumirlo.

El nombre de este plato se debe a que es típico comerlo durante los

días del carnaval. Es un plato copioso que proporciona muchas calorías en

esos días fríos.