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Colaboradores y contenidos · Colaboradores y contenidos Motricidad educativa holisa ... ¿Tengo un cuerpo o soy mi cuerpo? Ximena García Orth La comunicación no violenta, base

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Colaboradores y contenidos

Motricidad educativa holisa

Ricardo García Pérez Tejada

Los niños haciendo yoga: una manera de acceder a

tomar conciencia del propio cuerpo

Carlos Israel Estrada Mayorquin

Así comencé con el yoga

Carlos Osvaldo Martínez Contreras

¿Tengo un cuerpo o soy mi cuerpo?

Ximena García Orth

La comunicación no violenta, base de expresión

corporal educativa

María Laura Peña Medina

Patio TurquesaNúmero 1

Presentación y bienvenida

Estamos muy contentos y entusiasmados de darles a todos la bienvenida a la Revista Patio

Turquesa, un espacio para el descubrimiento, la reflexión, el conocimiento, el aprendizaje y la discusión de

nuevas ideas en torno a la Motricidad Educativa Holística. Mediante esta edición digital, gratuita y

bimestral, pretendemos ofrecer en un estilo simple y accesible los temas de interés de docentes,

investigadores, estudiantes y cualquier persona interesada en este tema. La Motricidad Educativa Holística

es una rama de la educación que empieza a tomar suma importancia como herramienta para el encuentro

del individuo con la hoy demandante y cambiante realidad que vivimos. Es necesario que el docente en

Educación Física deje de ser un educador del cuerpo para aventurarse a incluir las otras dimensiones del

Ser que le acompañan: la mente y el espíritu. Así pues, en Patio Turquesa deseamos abrir los espacios de

discusión y reflexión que permitan tanto a lectores como a autores profundizar en los temas que favorecen

la inclusión y promueven la apertura de viejos modelos e ideas. Es sólo a través de la incorporación de

nuevos paradigmas que lograremos aportar a la sociedad nuevas formas, más integrales, menos

fragmentadas,más flexibles de ser y estar en la vida. También hacemos una extensa invitación a aquellos

interesados en aportar colaboraciones a este espacio, con la intención de compartir y expresar aquellas

ideas que de otra forma pueden quedar olvidadas en charlas, ponencias, clases u otros espacios de

discusión verbal. Nos inspira escribir la Revista que desearíamos leer. Nos inspira el educador y sus

intereses. Nos inspira la vida y sus múltiples aspectos y dimensiones. ¡Así que bienvenidos y esperamos lo

disfruten tanto como nosotros!

Comité Editorial de la Revista Patio Turquesa

EDITORIAL

REVISTA DIGITAL PATIO TURQUESAUn espacio de reflexión y discusión en torno a la Motricidad Educativa Holista

Página 3

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Página 11

Página 15

REVISTA DIGITAL PATIO TURQUESA

MAYO – JUNIO 2016

© COPYRIGHT. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.

MORELIA, MICH. MÉXICO

LAS OPINIONES EXPRESADAS EN LOS ARTICULOS Y

COLABORACIONES SON RESPONSABILIDAD DE SUS

AUTORES.

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Indagar, reflexionar, cuestionar y proponer la relación entre la integralidad

y la educación es hoy más que importante, diríamos que es vital,

imprescindible para poder resolver los problemas humanos que a nivel

individual y planetario han tenido como resultado los paradigmas de

desarrollo cultural y científico, que alguna vez consideramos perfectos,

permanentes y seguros, y que hoy, nos tienen cautivos y al borde del

colapso humano generalizado. En Educación Física, la situación no es

distinta: hoy requerimos de nuevos y emergentes paradigmas que nos

permitan salir del modelo industrial que nos llevó a concebir el cuerpo

humano y su movimiento como condición maquinal e instrumental, y a

prácticas educativas marcadas por ese signo. La motricidad como

referente de integralidad y con una visión holística nos permite dar ese

paso hacia la totalidad que el ser humano es.

La educación es una de las tareas humanas más importantes y

fundamentales para generar el desarrollo de los individuos, las sociedades

y las naciones del mundo de todos los tiempos. Quizá hoy más que nunca

esta afirmación sea la clave para encarar los múltiples problemas y

desafíos contemporáneos que enfrenta la humanidad y su única

posibilidad de seguir adelante. En el libro denominado “La educación

encierra un tesoro”, que es un informe que presenta Jacques Delors (1996)

para la UNESCO, podemos conocer el estado que guarda la educación en

diversos países del mundo, las diferentes visiones de mundo que lo

sustentan y muy particularmente el tipo de futuro que para ese mundo

queremos los seres humanos, aún hoy en día vigentes. La educación y la

acción sociocultural, nos comenta Delors, son los dos puntales en los que

puede sostenerse esa intención y para ello, su equipo de investigadores y

colaboradores establecen los necesarios análisis para elaborar

propuestas que vayan dirigidas a los aspectos políticos, económicos,

culturales, idiosincrásicos y sobre todo a realidades que, en base a la

educación, puedan no nada más impulsar el desarrollo de los países, sino

particularmente desplegar el progreso a partir de los valores

fundamentales de paz, libertad y justicia entre los pueblos.

Las principales aportaciones y conclusiones del mencionado

informe al respecto de la importancia que la educación para el progreso de

los países del mundo fueron: la desilusión sobre el estado que guarda el

nivel de desempleo, la exclusión, marginación, discriminación y

segregación racial, étnica, sexual y otras más, el deterioro económico y

social encontrado y el mantenimiento de las desigualdades de diversa

índole entre países ricos y países pobres. Se señala en sus informes, un

grupo de tensiones identificadas que deberán enfrentarse y resolverse,

estas tensiones son las siguientes: la relación mundial – local, lo universal y

lo singular, la tradición y la modernidad, el largo y corto plazo, la

indispensable competencia y la procuración de igualdad de

oportunidades, el extraordinario desarrollo de conocimientos y las

capacidades de asimilación de estos, en los seres humanos y finalmente la

tensión entre lo espiritual y lo material.

Estos son los desafíos que la educación del siglo XXI deberá

enfrentar según ese informe global, que particulariza sobre la importancia

de hacer surgir una nueva manera de ver a la educación futura, un nuevo

paradigma que humildemente surja de revalorizar aspectos éticos y

culturales de la educación, que nos lleven como humanidad a comprender

el mundo en su condición caótica y dirigirla hacia un modelo de unidad y

totalidad. También se comenta que la educación deberá ser una acción de

toda la vida y para la vida, que lleve a transformaciones individuales y

sociales para comprender mejor el mundo, a través de un dialogo pacífico

y armónico. De aquí se desprenden sus cuatro principios esenciales

propositivos: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir

juntos y aprender a ser.

La educación es una serie de procesos y procedimientos que

culminan en el despliegue de todas las potencialidades de la persona. El

término integral hace referencia a la idea de totalidad. De esta manera, la

educación integral se comprendería como el desarrollo perfectivo del ser

humano completo, en todas y cada una de sus dimensiones (corporal,

intelectual, social, ética, espiritual). Se comprende que no es suma

cuantitativa de sus partes sino de una integración e interrelación de las

mismas desde una comprensión del ser humano como la unidad total que

es. Cuando la educación no se realiza en el sentido integrador de todas las

dimensiones de la persona, nos encontramos ante la parcialidad o el

desarrollo unilateral, situaciones ambas que no van a propiciar el

desarrollo armónico de la persona.

La profunda necesidad de una educación integral que responda a

las expectativas que se le otorgan a todo propósito educativo, en definitiva,

es formal y oficialmente reconocida, a partir de ámbitos legislativos

internacionales y nacionales a través de diversos documentos, tales como

la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10-XII-1948, artículo

26.2), en donde se menciona al respecto: “La educación debe tender al pleno

desarrollode la personalidad humana y a reforzar el respeto a los derechos del

hombre y delas libertades fundamentales. Debe favorecer la comprensión, la

tolerancia, laamistad entre las naciones y todos los grupos sociales o religiosos,

así como eldesarrollo delas actividades de las Naciones Unidas para el

crecimiento de la paz”.

La Convención sobre los Derechos del Niño (cuyo texto fue

aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1989), en su

preámbulo alude “al pleno y armonioso desarrollo de la personalidad” y en su

artículo 29.1 establece que la educación debe perseguir “el desarrollo de la

personalidad, las aptitudes y la capacidad mental y física del niño hasta su

máximo potencial”.

En México, la Constitución Nacional señala: “La educación que

imparta el Estado-Federación, Estados, Municipios- tenderá a desarrollar

armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez,

el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional en la

independencia y en la justicia”.

Estas preliminares referencias, nos permiten ubicar el problema

de la integralidad de la educación a partir de sus marcos jurídicos, más

cuando revisamos la realidad cotidiana, nos damos cuenta que son “letra

casi muerta”, en un escenario de cara a la parcialidad laboral en la que se

encapsula la educación de la mayoría de los países, incluido el nuestro.

Una simple mirada al curriculum escolar nos dará la razón al constatar que

la supuesta integralidad no se cumple, dado el predominio y

jerarquización que saberes, conocimientos, habilidades, procedimientos,

y aprendizajes socioculturales tienen y que en su mayoría están dirigidos a

la preparación para el trabajo y la incrustación futura en los mundos

laborales.

Si empleáramos como referencia el informe Delors, y extrajéramos

una conclusión general, diríamos: que en el “aprender a conocer” y el

“aprender a hacer”, se basa toda la educación de la mayoría de los países

del mundo, estos dos ejes se llevan la mayoría de los asignaturas de

curriculum y del horario escolar y con ello toda una visión de mundo y de la

vida misma le acompañan. Los otros dos denominados pilares de la

educación, “aprender a vivir juntos” y “aprender a Ser”, poco a poco se van

diluyendo, hasta alcanzar su invisibilidad en los planes y programas

educativos, pero principalmente en las prácticas educativas cotidianas.

Esta ausencia de integralidad e integridad, particularmente en

Educación Física, se ve reflejada a lo largo de su propia génesis y evolución,

ya que ni en la educación tradicional dogmática o moderna, ni en las

concepciones subyacentes de atención, cuidado o educación del o desde

el cuerpo -entiéndase Educación Física-, se ha considerado a la

corporeidad-motricidad humana en la vinculación que permita una

posibilidad educativa del ser total en el que se unen. Se trate de cualquier

concepción del ser humano, el cuerpo, aparece en tanto que físico,

opuesto a la dimensión espiritual, cognitiva o emocional del individuo,

aspectos constitutivos del ser humano, diametralmente ubicados en los

niveles de desarrollo de sí mismo.

[email protected]

MOTRICIDAD EDUCATIVA HOLISTICACaminando hacia un paradigma emergente

Ricardo García Pérez Tejada

Resumen

Introducción

ENSAYO

Patio Turquesa 3 Patio Turquesa4

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Pero, ¿qué pasa si concebimos al cuerpo humano no sólo en su

dimensión física, estructural, aparencial, objetual, o sensible únicamente?,

¿qué ocurre si dejamos de citar sólo como conceptos lo espiritual,

energético o emocional en el educando y en el educador, y los llevamos a

su integración y desarrollo práctico? ¿Qué sucede si, como nos dicen

justamente los nuevos paradigmas de la ciencia, la materia a niveles

cuánticos se manifiesta constituida también por la presencia del

observador, es decir que la condición de indeterminación se debe a la

conciencia, los pensamientos, las emociones, los sentimientos de quien se

encuentra en relación con lo que en primera instancia es sólo material?, ¿a

qué nivel de fisicalidad vamos a ubicar en el cuerpo humano los miles de

canales y centros energéticos de los que se habla y con los que se trabaja

en la medicina energética perenne de muchas culturas del mundo, las

orientales o las nativas, por ejemplo? ¿Cómo ubicar el impacto que las

emociones y pensamientos tienen sobre nuestros órganos y sistemas y de

todos ellos juntos, en nuestra vida cotidiana? ¿Quedan sólo a nivel mental

las representaciones que del propio cuerpo hacemos, por ejemplo el

esquema corporal, o éstas se encuentran totalmente imbricadas con las

masas musculares, las estructuras óseas, los sistemas funcionales, los

órganos y los tejidos que nos constituyen? ¿En qué lugar del cuerpo

humano se encuentra la conciencia?, ¿dónde ubicar la multiplicidad de

significaciones y simbolizaciones que la cultura y la sociedad, hacen del

cuerpo y de esta manera lo valoran, modelan y definen? ¿Qué tal y si

además de ser un cuerpo objeto, físico, estructural y material, también

somos un cuerpo sujeto, simbólico, energético y espiritual? ¿Qué tal si,

como en el paradigma holista/integral se asume, somos seres

multidimensionales formando una totalidad integrada, en donde cada

dimensión se encuentra interrelacionada e interdependiente de forma

profunda con las demás? ¿Qué tal si asumimos que somos una

espiritualidad encarnada y es fundamentalmente importante tomar

conciencia de ello, aprenderlo y desarrollarlo en la práctica? ¡Son tantas las

interrogantes! Y las que aquí se presentan son sólo algunas de ellas,

producto no nada más de la reflexión, sino también de la experiencia de

trabajar en el patio escolar por muchos años con el propósito de educar a

niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos desde su corporeidad y

motricidad.

Quizá podríamos reconocer que en esa fisicalidad nuestra, no se

reduce nuestro ser corporal, como tampoco en nuestra corporeidad se

agota nuestro ser integral. Una visión holista/integral de la realidad, como

hemos visto, va a concebir una totalidad conformada por partes,

dimensiones u holones (Wilber, 2007). Esta condición aplica tanto para el

Universo como para los seres humanos, en donde la totalidad se dinamiza

y fluye, a veces siendo partes, a veces siendo totalidades. Podríamos decir

que más allá de la dimensión física que nos conforma, también somos una

dimensión corporal que se elabora en el entrecruce de subjetividades,

significaciones y demás entramados de la cultura.

También podríamos citar que “cuando el ser humano hace

representaciones mentales de sí mismo, se transforma; cuando el ser

humano se piensa a sí mismo, se conoce, se hace consciente, se hace a si

mismo de algún modo; cuando el ser humano respira conscientemente su

emoción, su mente y su espiritualidad se dimensiona” (Trigo, 2000, 95). De

esta manera, va surgiendo una imagen representativa e interpretativa de

lo corporal desde la conciencia y esa imagen elabora y modifica a un

cuerpo que se está desarrollando más allá de lo físico. A esta conciencia del

cuerpo que somos, le llamamos corporeidad y en ella se rescatan todas las

subjetividades que integran al ser humano, por ella, podemos decir que

desde nuestra corporeidad sentimos, pensamos, nos emocionamos,

actuamos, vivimos y nos trascendemos.

La corporeidad es “cultura, símbolo y significado viviente, es

interdiálogo entre semejantes, es posibilidad de entendimiento ético y

reflexivo, es historicidad consciente individual y colectiva, es

discernimiento interpretativo, pero también, es la posibilidad de un

movimiento en ella, que va más allá de lo maquinal y objetual, es la

condición de una motricidad, como experiencia consciente y significativa

de la potencialidad dinámica que somos” (Grasso, 2001, 29). Esta

motricidad como lo indica Eugenia Trigo y su equipo de colaboradores de

Kon-traste (2000), es un atributo, capacidad y expresión de la corporeidad,

no se reduce a lo mecánico o fisiológico, ni se ajusta limitantemente a la

orden, el mandato, la obediencia, la vigilancia, el castigo, la subordinación,

la imitación, la copia, el automatismo, el rendimiento o el control.

La motricidad se convierte en dimensión humana cuando,

integrada a la corporeidad, la consciencia se despliega en el tiempo, el

espacio, la intencionalidad, y la percepción. La corporeidad es una

holarquia, en donde se integran diversas dimensiones del ser humano y en

la que se van elaborando importantes logros de desarrollo consciente en

él. La corporeidad es la consciencia del cuerpo subjetivo que somos y

también del cuerpo físico que nos estructura y nos mantiene ligados al

mundo biológico y natural.

Vista así la motricidad, puede sostener una intención educativa a

partir de asumir el actuar de una persona cargada de intencionalidad y

significación profunda, y esto a su vez posibilitaría que dicha motricidad

educativa verdaderamente generara autoconocimiento del ser, que es

cada uno de los alumnos y alumnas, al llevarlos a experiencias tanto

introyectivas como proyectivas de sí mismos a través de ella (Castañer y

Camerino, 2001), es decir, acciones motrices que permitan al niño o niña

conocer el mundo y las relaciones que tiene con él, así como las relaciones

internas que constituyen los estratos profundos de su ser. Esta última

dimensión de la motricidad, es la que ofrece mayores posibilidades de

desarrollo de la inteligencia espiritual en los seres humanos, -una

inteligencia negada y generalmente confundida con religión-, ya que en

ella, el alumno o alumna, es capaz de internalizar la experiencia de sus

propios procesos internos.

La motricidad introyectiva nos permite inteligir, más no se queda

ahí, va más allá, nos lleva a la comprensión, la autopercepción, la intuición.

Francisco Lagardera (2011), establece que la motricidad introyectiva es una

manera particular de aprehensión consciente, tanto mental, sensitiva y

espiritual a partir de la experiencia kinestésica. En ese sentido, la

motricidad introyectiva se convierte en autoconocimiento de atención

plena que se puede dirigir hacia adentro de uno mismo, más también,

desde dentro, se puede observar y comprender al exterior desde otras

perspectivas.

Si pensáramos en la posibilidad de una Educación Física como

Motricidad Educativa Integral u Holista, una de las categorías

fundamentales de ésta, sería la motricidad como multidimensión humana

y particularmente la motricidad de introyección, como principal medio

educativo. Si además, integrásemos una propuesta diversificada de

métodos y técnicas milenarias de exploración y desarrollo del ser humano

a través de su corporeidad y motricidad, tales como: meditación, yoga,

taichichuan, expresión corporal, entrenamiento autógeno, sofrología,

qikong, psicomotricidad, respiración y relajación consiente, cantos, danza y

percusiones nativas, motricidad estacional, eutonia, danzas circulares y un

amplio etc., quizá haríamos posible una propuesta educativa que desde

una integralidad verdadera, nos ayudara a resolver las encrucijadas de

nuestros tiempos.

Hoy requerimos de recuperar nuestra capacidad de asombro,

mismo a veces que lamentablemente ya no distinguimos ni en nuestros

amados niños. Asombro para descubrir una flor en cada día, asombro para

encontrarnos en la mirada feliz de nuestros semejantes. Asombro para

navegar en las profundidades de nosotros mismos, asombro para conocer

el universo interno y externo. Escudriñar e imaginar posibles estrategias

educativas para explorar el sentido de la vida, en una población infantil,

adolescente y juvenil, que hoy es carne de cañón de la sociedad de

consumo que se cierne sobre de ellos sin misericordia, es vital. Educar para

la atención, para el cuidado mutuo, el autocuidado y para dejar de

sentirnos fragmentados, rotos, desconectados de nosotros mismos o en

un embeleso narcisista, es una tarea urgente que necesita de la

participación de todos y muy particularmente de todo educador o

educadora.

Castañer, M. 2001. La Educación Física en la enseñanza primaria, 4ª ed.

Barcelona, INDE.

Delors, J. 1996. La educación encierra un tesoro; 1ª ed.; Mexico. UNESCO

Gervilla, E. 2001. Valores del cuerpo educando; 1ª ed.; Barcelona. Herder.

Grasso, A. 2001. El aprendizaje no resuelto de la Educación Física, la

corporeidad; 1ª ed.; Buenos Aires; Novedades educativas

Trigo, E. 2000. Fundamentos de la motricidad, 1ª ed., Madrid, Gymnos.

Wilber, K . 2007. Una teoría de todo; 3ª ed.; Barcelona¸ Kairos

---: 2005. La visión integral; 1ª ed.; Barcelona; Kairos

La HOLARQUIA es una red o malla omniabarcante en donde

el todo a veces es parte (holones) o en ocasiones un todo,

este cambio siempre muestra su naturaleza fluida y avanza

de lo básico a lo complejo por impulsos naturales

de desarrollo.

(Wilber, 2007)

Bibliografía Consultada

Patio Turquesa 5 Patio Turquesa6

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En la actualidad en Occidente, el yoga –practicado desde hace

más de 5 mil años en Oriente- se ha convertido en una actividad física

generalizada. Palpada en primera instancia por los adultos y vistos todos

sus beneficios, existe ahora un fuerte movimiento para que los niños

practiquen yoga. Innumerables son las aportaciones que el yoga nos

regala, y el caso de los niños no es la excepción. Los beneficios más

inmediatos se presentan en el orden de la salud: mayor fuerza

muscular, mejor funcionamiento de órganos y sistemas, y prevención de

enfermedades, entre mucho más. Otro gran beneficio en los niños se

presenta en la regulación emocional que se desarrolla con la práctica de

posturas, control respiratorio y relajación/concentración. Además, en los

niños existe un palpable aporte al desenvolvimiento de habilidades y

destrezas y al desarrollo psicomotor. Y precisamente es en la relación

mente/cuerpo, corporeidad/motricidad, donde nace la conciencia y en

particular la conciencia corporal. Es aquí donde el yoga resulta en gran

provecho para la educación motriz de los niños y niñas para mantener

una relación armónica con el propio cuerpo: lo que significa, lo que

siente, lo que piensa.

¿Qué significa desarrollar la conciencia corporal? Significa hacer

frente a una realidad cambiante, violenta, a veces presentada muy

superficialmente. Identificar qué necesito en realidad. Escucharme a mí

mismo con claridad es una herramienta imprescindible en tiempos donde

los niños ven entre dos o tres horas diarias la televisión, según datos del

Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI). El Dr.

Wulfrano Torres Pérez, investigador de la Benemérita Universidad

Autónoma de Puebla, comenta, “los niños mexicanos se ubican en los

primeros lugares entre quienes reciben la mayor cantidad de anuncios

televisivos de comida chatarra por hora”, de acuerdo con lo documentado

por “El poder del consumidor”, una organización civil. El canal 5, por

ejemplo, transmite 39 anuncios por hora, de los cuales 17 son alimentos no

recomendables (STATUS, 2015). Esto concuerda con los datos de la UNICEF

México donde revelan que los niños mexicanos ocupan el primer lugar de

obesidad infantil a nivel mundial. Al ser la televisión un agente alienador,

capaz de modificar las conciencias al grado de enmudecerlas, juega un

papel crucial incorporar en las escuelas, para los niños, una práctica que

recupere del letargo a dicha conciencia. El yoga con sus elementos de

posturas, control de respiración y concentración/relajación es una

alternativa para mostrar a los niños su realidad corporal más allá de una

posible manipulación de ésta.

La corporeidad habla con sus múltiples voces diciendo: “esto no es

para mí, yo soy otra cosa” (Grasso, 2005), pero su voz está enmudecida, el

ruido de la información exterior que se emite la supera de tal modo que la

deja afónica. Desde esta perspectiva, algo en la atención hacia el propio

cuerpo está fallando, la conciencia del cuerpo no existe, sólo existe el ruido

ensordecedor de un aparato que no educa hacia la escucha corporal. En la

vida cotidiana no hay momento para la escucha a nosotros mismos, para

desarrollar la conciencia necesaria y hacer frente a una desbordada

cantidad de información que entra por los sentidos y que muchas de las

veces no es basada en necesidades reales/personales, sino construida

bajo un modelo de consumo enmudecedor, ensordecedor, cegador e

insensible.

A la luz de la propuesta de motricidad educativa holística, y con la

finalidad de abordar desde lo integral al ser humano -siempre con la mira

en dar un salto hacia la conciencia-, la pregunta sería: ¿cómo se puede

adaptar la técnica tradicional de yoga a los niños para satisfacer una

necesidad de conciencia corporal y así hacer frente a la realidad antes

citada? ¿Qué elementos del yoga ayudarían a consolidar una estructura

consciente que pudiera desencadenar en los niños y niñas una serie de

conocimientos acerca de sí mismos?

El yoga como práctica integral pudiera colocarse como una de

muchas otras estrategias de motricidad educativa que abonarían a que los

niños y niñas conocieran los aspectos físicos motrices que viven, pero

también los aspectos psicomotrices, sociomotrices y etnomotrices que su

vida misma lleva, enriqueciendo así su ser. De esta manera, del yoga nos

llaman la atención las posturas que con su constante vaivén en el tono

muscular permiten acceder desde lo anatómico / fisiológico a estados

conscientes: ubicación, identificación y nombre de las distintas partes del

cuerpo y su consecuente integración. Por otro lado el control respiratorio,

que viene acompañado de un tono muscular distendido bajo una base

postural armónica, permite a los niños establecer conexiones tónico-

emocionales, que dan origen a la consecuente regulación emocional. La

vivencia de lo corporal desde los tratados más clásicos como el de

PierVayer (1977) nos dicen que “el diálogo tónico, el juego corporal, el

equilibrio y el control del cuerpo y la respiración son situaciones de

ejercicio”, los cuales dan la posibilidad al niño de descubrirse a sí mismo,

vivirse, y adquirir conciencia del Yo, entre otras denominaciones con las

que se alude a la conciencia corporal.

Es así como desde el yoga se facilita la aproximación hacia el sí

mismo, el self o awareness, por nombrarlo desde las formas más modernas

de denominar a la consciencia. En el yoga el niño encuentra los elementos

psicomotrices donde la motricidad genera consciencia, la consciencia

genera motricidad y así continúa en un bucle infinito. La motricidad queda

explicada entonces como “conciencia implicada en el movimiento de la

corporeidad, es cualidad humana, es simbolización y representación, es

voluntad y cognición, historicidad, intencionalidad, es expresión lenguaje y

signo, es cultura y naturaleza, es subjetividad u objetividad integradas en

un cuerpo humano que se vive e interpreta a sí mismo, complejo y total”

(García, 2015).

La práctica de yoga en la escuela mexicana aún es un intento,

quedando ésta en su mayoría en centros urbanos como la Ciudad de

México y algunas ciudades grandes del país, sobre todo en la escuela

particular. En la escuela pública reconocemos sólo la propuesta de Patio

Turquesa: comunidad de aprendizaje que intenta promover el yoga y otras

prácticas donde está inmerso el desenvolvimiento de la conciencia como

principal elemento. Y mediante este grupo, se realiza el esfuerzo de

acercar el yoga para niños a los centros escolares públicos michoacanos.

La conciencia corporal es un tema amplio, vasto por toda la

tradición filosófica y más recientemente por las aportaciones en psicología

y neurociencias. Por el momento reconozcamos que la necesidad de

abonar a esta a través del yoga es ineludible en un momento de la historia

de la humanidad, donde las crisis surgen de todos lados: ecológicas,

económicas, humanitarias, alimentarias y una larga lista; y es en los

centros escolares donde se podría hacer frente a tal estado crítico que el

mismo ser humano ha generado. Porque es en lo corporal donde se

enraíza todo el despliegue de nuestro desarrollo humano y una buena

relación con lo corporal nos traería el discernimiento y la sabiduría, para en

una base real como la corporal consolidar una conciencia que permita a los

niños y niñas, -como especie humana y siguiendo las palabras de

Rodriguez (2007)- “conocerse a sí mismo, conocer el mundo que le rodea,

establecer la forma de relacionarse con el mundo y establecer juicios y

valoraciones acerca de sí mismo, del mundo y de las relaciones

establecidas entre ambos”, todo ello como funciones de la conciencia.

Una experiencia en primera persona, en el Yo, como lo es el yoga, la

cual pone enfrente a cada niño ante su realidad corporal es viable como

estrategia en la educación motriz de los niños, más aún en un mundo

[email protected]

LOS NIÑOS HACIENDO YOGA: UNA MANERA DE ACCEDER A TOMAR CONCIENCIA DEL PROPIO CUERPO

El desarrollo de la conciencia del cuerpo a través del yoga:una tarea justificada, viable y con amplio futuro en la

educación motriz de los niños

Carlos Israel Estrada Mayorquín

DESARROLLO DE UN TEMA DE INTERÉS

Introducción

Conclusión

Patio Turquesa 7 Patio Turquesa8

Page 6: Colaboradores y contenidos · Colaboradores y contenidos Motricidad educativa holisa ... ¿Tengo un cuerpo o soy mi cuerpo? Ximena García Orth La comunicación no violenta, base

instantes convertidos en minutos retaban a mi pensar, haciéndome volver

de las preocupaciones del medio día.

Una de las técnicas para conservar la concentración es el respirar,

un reto más para mí, pues pocas son las ocasiones donde presto atención a

mi respiración. Es más, te invito ahora mismo, siendo totalmente

consciente, haz una pausa en tu lectura, realiza una profunda inhalación y

cierra tus ojos un instante, prestando atención a tu respirar. ¿Qué tal,

verdad que se siente rico?, algo semejante sentí en aquella ocasión.

Fue así como viví y vivo el Yoga, recordando realmente las

actividades del día, haciendo una pausa por más tensa que sea la situación

y conectándome con la respiración, encontrando un equilibrio, nuestro

propio equilibrio, sintiendo el cuerpo desde una flexión tan torcida como

sea nuestra posibilidad, hasta estar tumbado mientras el cuerpo en su

totalidad hace contacto con el suelo.

Y además del Yoga, hay diversas disciplinas que nos ayudan en

nuestro desarrollo personal integral, como el Tai Chi, varios tipos de

meditación, y el Kung Fu, entre otras. Pero personalmente prefiero el Yoga

porque me parece práctico, lo único que necesitas es un tapete o mat, un

espacio libre para evitar golpearte con algún objeto, y tu intención de

tomar consciencia.

Desde mi perspectiva es muy conveniente complementar nuestra

rutina, nuestro desarrollo, con alguna de las disciplinas ancestrales, ya que

están formuladas por un conocimiento ancestral, que más allá de

ayudarnos a desarrollar un cuerpo esculpido, van ejercitando nuestra

mente, y nuestro espíritu se va desenvolviendo para encontrar nuestra

persona.

Licenciado en Educación Física, desarrolla su profesión con grupos de 1°, 2° y

3° grado de Primaria. Intrigado por las culturas milenarias, dedica parte de su

tiempo a la lectura de artículos relacionados a ellas. Practica Yoga, estrategia

que formuló para realizar su documento recepcional, el cual lleva como título

“La estimulación de la conciencia propioceptiva a través de las técnicas

posturales del Hatha Yoga”.

Carlos Israel Estrada Mayorquin

donde los pequeños son presa de la voracidad del consumo, la irrealidad

de las necesidades ficticias y creado sobre una base poco ética. Los niños

que se paran frente al mundo con pocas herramientas debido a su corta

edad, para hacer un discernimiento de la vida, se beneficiarían de una

práctica que les facilitara estas herramientas y empezar así por la base, por

la relación consigo mismos a través del propio cuerpo. Así, elegir con

sabiduría lo que se ve, lo que se huele, lo que se escucha, lo que se come, y

lo que se siente, en base a necesidades reales que emanan de consciencia

hacia sí mismos, partiendo de un respirar profundo, un arrobamiento del

músculo y una atención donde se asienta la visualización hacia su interior.

García, R. 2015. Fundamentos para una motricidad educativa holista.

Tesis Doctoral. Fundación Internacional para la Educación Holista.

Guadalajara, México.

Grasso, A. 2001. El aprendizaje no resuelto de la educación física. La

corporeidad. Ediciones Novedades Educativas. Argentina.

RodriguezBornaexia, F. 2007. Psicología y conciencia. Ed. Kairós.

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STATUS. 2015. http://www.statuspuebla.com.mx

Vayer, P. 1977. El niño frente al mundo. Editorial Científico-Médica.

Barcelona, España.

Trabaja desde hace nueve años con niños preescolares y desde hace tres el

taller de yoga para niños enfocado al desarrollo de la conciencia del cuerpo.

Interesado por la meditación y el trabajo de asanas y pranayamas. En los ratos

libres al lado de su familia atiende su propio huerto, otra manera de meditar.

Lo complicado es comenzar, es entonces cuando llegó un

momento dentro de mi desarrollo profesional donde mis pensares y

sentires se enfrentaron a lo que pareció ser una batalla épica. La confusión

era tangible: mis anhelos me planteaban un pesado reto, mientras que mis

palabras parecían resguardadas, como aquellas películas del viejo oeste,

donde sólo se ve un pueblo fantasma y sólo se enfrentan impulsivas ideas.

Es ahí donde entra esta pequeña experiencia que les quiero

compartir. En lo que concierne a mi persona, siempre se mantuvo latente

el momento de cumplir aquellos retos como una carrera con los

compañeros de clase, un sudoroso juego de basquetbol, aquellas subidas

que parecieran interminables imprimiendo fuerza con mis piernas hacia

aquellos pedales y uno que otro contacto con un “gurú” de la materia, es así

como me interesé por la Educación Física.

Me adentré de lleno en la asignatura, decidiendo aplicar mis

esfuerzos intelectuales al estudio de la materia, y como en todo desarrollo

profesional, va uno de las bases, hasta lo que llamo la especialización.

Enseguida me explico. A la Educación Física la asemejamos al movimiento.

Aquellos movimientos que realizamos con nuestro cuerpo y algún

otro implemento con el que vivenciamos de diversas maneras

experiencias motrices, yo lo experimenté como mi “especialización”.

Interesado por los temas holísticos, la educación alternativa, y el desarrollo

personal, comencé a descubrir la vinculación entre la Educación Física y el

Yoga.

Para ello hay dos principales vertientes que les puedo platicar, una

de ellas es la manera que diseñé para poder sustentar la unión de la

disciplina ancestral que es el Yoga, y la asignatura asemejada al

movimiento que es la Educación Física. Y finalmente la experiencia

personal: aquella donde personalmente te adentras a vivenciar aquello

que propones.

Nuestro desarrollo como personas, y en la vida, lo conducimos por

diversos caminos, y en algunas otras ocasiones son las circunstancias las

que nos conducen a ellos. Leyendo un poco acerca del Yoga, me interesó

esta temática donde se flexiona el cuerpo, se siente conscientemente la

respiración, y se destina un tiempo para la conexión con nuestro yo.

Cuando realicé mis primeras asanas (es así como se les llama a las

posturas), era un completo reto mantenerlas, sumado a ello, respirar

adecuadamente. Todo era algo realmente nuevo para mí y por supuesto,

algo complicado. Aquí es donde comienzan las enseñanzas de mi guía.

Recuerdo fugazmente algunas de sus palabras, donde nos mencionaba

que el Yoga es un proceso.

Entonces me encaminé con alguna que otra literatura y junto a ello

la práctica constante. Algo que me funcionó y aún utilizo, es el cambio de

mi mentalidad en ser consciente que durante mis horarios de práctica, es

eso fundamentalmente, estoy en mi práctica, en mi disciplina. Así que toda

tarea pendiente debía de esperar, porque eso es un elemento de la

práctica, la conciencia de realizar lo que realmente se está pensando

hacer.

La concentración es uno de los beneficios que brindó el Yoga a mi

persona. Como todo principiante los primeros instantes en estar en calma

pasan cómodamente, pero adentrado en la rutina enérgica y veloz, esos

ASÍ COMENCÉ EN EL YOGAComparto cómo desarrollo la disciplina ancestral del yoga en mi preparación personal, cómo intentovincular esta experiencia a mi profesión y cómo llegué a ello. Describo mi experiencia en torno adiversos elementos de la práctica, y termino con una opinión personal acerca del desarrollo de uno mismo.

Carlos Osvaldo Martínez Contreras

TESTIMONIO PERSONAL

IntroducciónBibliografía Consultada

Carlos Osvaldo Martínez

Patio Turquesa 9 Patio Turquesa10

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Hoy en día, gracias a la multiplicidad de medios impresos,

electrónicos, radiofónicos y televisivos a la que la mayoría de la población

tenemos acceso, no es raro encontrarnos en el fuego cruzado de la

información. Aquellas personas que no solemos indagar más allá de lo

primero que nos aparece en internet o en televisión, solemos recibir con

frecuencia mensajes acerca de la salud de nuestro cuerpo. Circulan por la

red una batería de consejos en torno a diversas formas de alimentación,

algunas fundamentadas en la ciencia, la antropología, la filosofía y por

supuesto la nutrición. De igual forma, pululan en los medios los videos

informativos y ejemplares de rutinas de ejercicios, de todo tipo, desde

tipos de respiración para “quemar grasa” hasta modernas prácticas de

“crossfit”, lo último en acondicionamiento físico para aumentar la fuerza y

resistencia del cuerpo en rutinas cortas y dinámicas. No sobra mencionar

los muchos productos alimenticios novedosos cuyos ingredientes vienen

de tierras lejanas, y que prometen ser “superalimentos”, llenos de

nutrientes, energía valiosa y bajo contenido calórico. Finalmente, hago

mención de los aparatos diversos que se venden como instrumentos

ideales para tener en casa lo más cercano a un gimnasio completo y así

conseguir “el cuerpo perfecto”. Todo va enfocado a cumplir, o tratar de

cumplir, con una serie de características físicas que se venden como

deseables: brazos bien tonificados, cintura esbelta en las mujeres,

abdomen marcado en los hombres, glúteos fuertes y redondeados, y

piernas tonificadas, veloces y duras.

Con base en la relación que los medios hacen entre consumo del

producto y aspecto del cuerpo, poco a poco, en nuestra mente conceptual,

vamos colocando esta información en uno más de los cajones de consumo

que ya gobiernan nuestra vida. Si ya obedecíamos cotidianamente a los

mandatos de “tener lo último en tecnología”, “tener un vehículo veloz y de

aspecto moderno”, “tener una carrera exitosa”, y otros tantos “teneres” de

múltiples naturalezas, ahora se agrega uno más: “tener un cuerpo delgado

y en forma”. ¿Pero, es el cuerpo algo que “tenemos”, como una posesión

material más? ¿De qué manera se afecta la relación entre yo y mi cuerpo

cuando lo observo como un objeto que poseo? ¿Es posible que, al

relacionarme con mi cuerpo como un objeto, en realidad me aleje de él y

por lo tanto me aleje de mí mismo? Éstas son algunas de las interrogantes

que me gustaría esclarecer en este artículo y que invito al lector a

reflexionar conmigo.

Podemos empezar por la etimología, aunque quizá en este caso no

nos lleva a esclarecer en gran medida nuestro dilema: la palabra cuerpo

proviene del latín corpus, que a su vez proviene de un vocablo de origen

indoeuropeo, “kwrep”, y se refiere a la figura humana, en particular al

tronco o torso (Harper, 2016). Bien, hasta ahí llega a iluminar la etimología

en castellano al tema. Sin embargo, si nos dirigimos a la etimología de la

palabra body (cuerpo en inglés), encontraremos que, entre las muchas

acepciones que recibe, está la de “el aspecto físico y mortal de una persona,

en oposición a su espíritu y alma”. Quizá aquí tenemos más de qué hablar.

Quizá nuestro cuerpo incluye atributos intangibles, pero no por ello, de

menor importancia.

Estamos conscientes de que nuestro cuerpo es algo material, que

existe. Podemos tocarlo, olerlo, probarlo, oírlo, y por supuesto, verlo.

Además de contar con todas estas propiedades, nuestro cuerpo tiene un

atributo muy especial: contiene a nuestra mente. Si nos inclinamos por

observarlos como dos entes separados, nuestro cuerpo es el vehículo de

nuestra mente. Y nuestra mente utiliza a nuestro cuerpo para existir, para

moverse en el espacio, para prevalecer en el tiempo. Nuestra mente usa a

nuestro cuerpo para satisfacer sus deseos, concretar sus proyectos, lograr

sus objetivos… Sin embargo, no somos como aquella caricatura dónde un

pequeño cerebro viajaba adentro de un torpe cascarón con cara de zombie

moviéndolo a través de controles. Da la casualidad que nuestro cuerpo

también ordena a nuestra mente: tengo hambre, tengo sueño, estoy

incómodo, estoy cansado, necesito ir al baño. Tal vez estamos tan

acostumbrados a interpretar el mundo exterior con nuestra mente, que

tomamos estos mensajes de nuestro cuerpo como algo que viene de

afuera, o algo que “se nos ocurre”. Pero no viene de afuera ni se nos ocurre

de la nada, una parte de nosotros, de nuestro interior físico, nos está

hablando. Nos estamos hablando a nosotros mismos y la mente lo está

traduciendo a palabras e interpretando. Y si no escuchamos el mensaje,

sabemos que tendremos problemas.

Y quizá deberíamos preguntarnos, ¿qué es la mente al fin y al

cabo? Podemos descubrir un sinfín de respuestas de acuerdo a diversos

autores, pero para limitarnos a la ciencia, que hoy día se considera una

de las formas para respaldar lo veraz, nos encontraremos con la

respuesta de que la mente es también cuerpo. Que la mente es producto

de la interacción de neuronas, neurotransmisores y sinapsis, todos

conformados por tejidos, sustancias químicas, células, moléculas y

átomos. La interacción de estos elementos resulta en pensamientos y

emociones, a primera instancia, invisibles. RicardMontseny (2002) nos

dice que el cuerpo del ser humano es el sistema vivo más perfecto que

existe, y que éste despliega sus actividades en tres niveles simultáneos:

corporal, energético y psicológico. ¿En qué momento tomamos a los

pensamientos y emociones como algo separado de nuestras piernas,

brazos, torso, etc.? Es aquí donde Renee Descartes aparece en la

Historia como uno de los pensadores más influyentes del siglo XVII.

Exponente principal del Racionalismo, Descartes nos introdujo a una

innovadora idea del Dualismo Cartesiano, dónde el cuerpo y la mente

forman una unidad separada, jerarquizada, donde la mente está por

encima del cuerpo, y de hecho, por encima de todo. Me atrevo a pensar

que el mismo Descartes tendría con su cuerpo una relación objetal, y es

por ello que dejó a todo lo que no fuera la razón por debajo de ella

misma. “Cogito ergo sum” (pienso, luego existo), es la frase que resume

su propuesta central filosófica, donde el ser humano ya no está

sometido a los deseos de Dios o a sus creencias, sino a lo que cada

individuo puede confirmar como cierto. Estas –para la época, frescas-

propuestas filosóficas fueron en gran parte las que moldearon el

pensamiento occidental moderno y dieron fundamento a los filósofos y

científicos de la Ilustración, quienes a su vez sentaron las bases para la

Revolución Científica (Skirry, 2016). Gracias al desarrollo de estos

complejos y elaborados procesos, una parte considerable de la

humanidad avanzó hacia la emancipación de la Iglesia y el Estado como

autoridades inexpugnables, absolutas y aniquilantes. Quizá era

necesario que Descartes hiciera esta separación primordial en aquel

tiempo, con el fin de concientizar y por lo tanto, empoderar, a cada ser

humano a través de una herramienta fundamental: la razón. De

acuerdo a Descartes entonces, tengo un cuerpo, que forma parte de una

unidad, pero está separado de mi mente, de mi raciocinio. Este cuerpo

que tengo no es realmente evidencia de que estoy aquí, de que yo soy.

En realidad lo que hace irrefutable que yo exista es el hecho de que yo

soy capaz de pensar.

¿TENGO UN CUERPO O SOY MI CUERPO?Profundizando en la relación con mi dimensión física

Ximena García Orth

ENSAYO

[email protected]

Fuente: www.simplywoman.com

Estudio de las proporciones del cuerpo humano por Leonardo Da Vinci (1490), también conocido como

“El Hombre de Vitrubio”.

Patio Turquesa 11 Patio Turquesa10

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Feldenkrais, M. 2010. La Sabiduría del Cuerpo. Ed. Sirio, Barcelona, España.

Harper, D. 2016.Onl ine Etymology Diccionary. Sit io web:

http://www.etymonline.com

Montseny, R. 2002. Integración cuerpo-mente. Ed. Índigo. México D.F.

Lowen, A. 2010. El Lenguaje del Cuerpo. Ed. Herder. Barcelona, España.

Skirry, J. 2016. Internet Encyclopedia of Phylosophy. Sitio web:

http://www.iep.utm.edu/descarte/

Bióloga de profesión, Terapeuta Corporal de vocación, y filósofa por diversión.

Camina su camino en compañía de encantadoras criaturas y dedica sus ratos

libres a devorar lecturas jugosas.

integrada.

Concebirme como un ser integral es dejar de priorizar un área de

mi cuerpo como más importante que otra. Es reconocer que el nivel

energético de mi cuerpo es el eslabón entre el nivel físico y el nivel

psicológico (Montseny, 2002). Es atender cada una de las dimensiones de

mi ser de manera más balanceada, y paradójicamente al hacerlo, mi

cerebro formará nuevas redes neuronales que me permitirán vivir

experiencias más ricas en información de múltiples naturalezas. Al restar a

la razón un poco de protagonismo, quizá puedo permitir que fluyan

algunas emociones que desde hace años han quedado pendientes. Quizá

puedo experimentar las sensaciones de mi cuerpo sin etiquetarlas como

“apropiadas” o “inapropiadas”. Quizá puedo vivir una vida más rica en

sensaciones, menos racionalizada, interpretada, o conceptualizada.

Finalmente, si dejo de tener un cuerpo para ser mi cuerpo, puedo dejar de

aproximarme a mi salud, mi aspecto, mi auto-calificación como lo haría

con algo ajeno a mí. Tal vez puedo relacionarme con mi cuerpo de una

forma más suave, cuidadosa, amorosa, menos exigente. Buscando más mi

bienestar integral y no tanto la aprobación del exterior. Si soy mi cuerpo,

regresa a mí toda responsabilidad de cómo estoy, del bienestar o malestar

que sienta. Regresa también a mí el poder de cambiar cómo estoy, pues

asumo que este cuerpo no es algo que utilizo, sino es algo que soy. Y como

parte de mi ser integral, merece ser considerado tan yo y tan importante

como todas las demás.

Hago entonces una invitación a acercarme a mi cuerpo como algo

que también soy, a valorarlo, cuidarlo, escucharlo y darle la atención que

necesita. Finalmente no podré seguir pensando cuando mi cuerpo deje de

funcionar.

Pero volvamos unas pocas líneas atrás. ¿Qué es lo que me permite

pensar, lo que me permite razonar? Es mi cerebro, aunado al resto de mi

cuerpo. No es mi cerebro aislado. Es mi cerebro junto con una serie de

sistemas corporales, estructuras morfológicas y fisiológicas y tejidos de

múltiples tipos (membranas, huesos, órganos, fluidos) que le permiten

comunicar al exterior lo que está generando. Es tentador entonces afirmar

lo contrario. Existo, y por lo tanto, pienso. Primero necesito al cuerpo,

después ya puedo razonar. Lo que en verdad existe es mi cuerpo, y el

pensamiento es una consecuencia de ello. MosheFeldenkrais (2010) nos

explica cómo la mente es afectada por los movimientos corporales. ¿Qué

pasaría entonces si invierto los papeles de la razón y el cuerpo? Si la razón

pasa a segundo plano y el cuerpo es el vehículo primario por el que

experimento la realidad, se despliega ante mí un abanico de experiencias

de múltiples naturalezas: con mi cuerpo percibo las sensaciones físicas del

ambiente, con mi cuerpo siento placer y desagrado, con mi cuerpo

interpreto información del exterior por medio de los órganos de los

sentidos. Para ello no necesito razonar. Sólo necesito la mente para

hacerme consciente de lo que estoy sintiendo. Ni siquiera es necesario que

lo nombre o defina. Y avancemos un poco más a los reinos corporales: con

mi cuerpo experimento múltiples emociones, a veces las logro ubicar en

alguna parte de mi cuerpo, a veces sólo en mi cabeza. Con mi cuerpo

interactúo con otros cuerpos, con otras emociones, con otras sensaciones.

Si la razón se mantiene tras bambalinas, y el cuerpo es el protagonista de

miestar en la vida, experimento la realidad sin tantos intermediarios, sin

tantas interpretaciones, sin tantas justificaciones. Puedo darme cuenta de

que la razón es una parte más de mi ser, y no necesariamente la rectora o

centro de control del mismo. Quizá entonces puedo percibir a todo mi ser

como una unidad, no separada, al contrario de lo que decía Descartes, sino

Bibliografía Consultada

Ximena García Orth

Patio Turquesa 13 Patio Turquesa10

Retrato de Rene Descartes por FransHals (1648).

Las artes marciales: un ejemplo de la integración de cuerpo y mente. Imagen: Wikipedia (internet).

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La motricidad humana es una forma de comunicación y de

expresión que el individuo utiliza en su comunicación habitual. Ésta

puede utilizarse de mejor manera adquiriendo instrumentos que le

permiten enriquecer su expresión, creatividad,y sensibilidad estética,

así como producir y/o valorar manifestaciones artísticas y culturales

basadas en la expresión corporal y el movimiento.

Como posibilidad humana, la comunicaciónes un elemento

esencial en la vida y evolución del ser humano. En lo que se refiere a la

educación, la comunicación es un pilar básico para la intervención

docente. Del uso del lenguaje y de las formas de comunicación se derivan

procedimientos, pautas metodológicas, y se propicia cierto tipo de

ambiente para el aprendizaje. Ahora bien, en el área de la educación física,

la motricidad es una fuente fundamental de aprendizaje, de expresión, de

desarrollo corporal personal y social, de contacto y convivencia, en

conjunto con la comunicación verbal y no verbal que se expresa en la

acción motriz.

Reconociendo el valor de la comunicación y el sentido que se le

otorgue, es una oportunidad de acercarnos o distanciarnos, de aprender o

reproducir, de ayudarnos o limitarnos. En la actualidad el avance de la

tecnología nos permite comunicarnos a distancias increíbles en cuestión

de segundos, reconociendo paradójicamente las “ausencias”, “lagunas” y

“agresiones” en las que distorsionamos el uso de la comunicación con

nuestros semejantes, incluso en ocasiones con las personas cercanas con

las que convivimos.

Nos rodea un clima de violencia, inseguridad, de vertiginosa

competencia en la que nuestra “voz” y la de los demás ya ha perdido la

capacidad de escuchar, de interpretar con calma, con amor, con paciencia

y compasión. En la labor cotidiana las prisas, las presiones del entorno y los

medios informáticos nos han tornado fríos, desesperados e insensibles

ante las necesidades humanas y planetarias; el incremento del estrés

como una enfermedad invisible, aunado a la tensión social que vivimos,

nos exige a los educadores una comunicación docente que, además de

propiciar que los alumnos aprendan, también se fomente una actitud

activa y positiva frente a problemas sociales que pueden imperar en la

escuela por los factores antes mencionados, desde la inequidad, la

exclusión, la violencia, el reconocido y lamentable bullying o acoso escolar,

laboral, etc., la discriminación en las escuelas por la diferencia de

habilidades motrices e intelectuales, y la excesiva competencia y rivalidad

no sólo entre el alumnado, sino incluso en el profesorado.

Prevalece cada vez más que el modo habitual que tenemos de

pensar y de hablar detiene la comunicación y crea malentendidos o

frustraciones; o es causa de enfado, rabia y dolor hasta llegar a

provocarnos reacciones de violencia, incluso cuando las intenciones son

buenas. Se generan conflictos innecesarios; estamos conscientes de la

gran amenaza que provoca la violencia en todas sus manifestaciones:

relacional, social, ambiental y personal o que simplemente queremos

comunicarnos de manera más adecuada y eficaz. La Comunicación No

Violenta (CNV) se utiliza actualmente en todo el mundo como un valioso

recurso para aquellas comunidades que se enfrentan a conflictos

violentos y a graves tensiones étnicas, religiosas o políticas.

En lo que respecta al área de educación física, se ha incorporado en

nuestro país el enfoque de cooperación. Éste se ha desarrollado en España

en los programas educativos, en específico como una orientación y

estrategia didáctica. El juego cooperativo plantea transformar la

competencia individual en una forma conjunta de resolver jugando retos

comunes. También busca establecer condiciones que permiten la

inclusión y participación de todos, y la resolución de conflictos de manera

colaborativa y propositiva superando el sentido de la rivalidad e

individualidad, orientado hacia un ambiente de aprendizaje cooperativo y

colectivo.

Este enfoque a su vez, permea en la formación de los licenciados

en educación física, en donde aún, en mi modesto parecer, se requiere

profundizar y precisar la intervención del docente en la metodología de los

juegos cooperativos y formas de comunicación docente, además de

incorporarse decididamente en la formación de los educadores físicos.

La excesiva competencia y rivalidad que se mal entiende en el

deporte, en los juegos organizados, el lenguaje tan violento que utilizan

nuestros jóvenes, el status que prevalece del más fuerte y ágil sobre el

torpe y débil, por nombrar algunos factores; por ello es imprescindible el

análisis y la reflexión, la comunicación que establecemos con nosotros

mismos y los demás.

En lo que se refiere al ámbito de la actividad física, habrá que vigilar

que el más fuerte o más hábil no llegue a menospreciar al más débil; cuidar

la exageración de la competencia y el uso de la fuerza para desarrollar la

motricidad, reconocer el lenguaje y expresiones que puedan ser vehículo

del hostigamiento o agresión en la sesión de educación física.

La Comunicación No Violenta fue desarrollada por Marshall B.

Rosenberg, Doctor en psicología clínica, educador, y reconocido mediador

en conflictos internacionales. En 1985, él creó El Centro para la

Comunicación No violenta (CNVC), que es una organización internacional

con entrenadores en todo el mundo.

Rosenberg maduró la Comunicación No Violenta desde un sincero

y profundo deseo de aportar más comprensión y compasión en las

relaciones humanas, siendo consciente de los efectos negativos que

puede generar el uso inadecuado del lenguaje llega a la convicción de que

para la creación de un mundo pacífico es fundamental la eliminación de un

lenguaje que llegue a generar culpa, vergüenza, juicio, crítica, y exigencias

que contribuyen a la violencia en las relaciones humanas.

En este sentido, la comunicación y expresión adecuada de

sentimientos y necesidades, juega un papel importante en la interacción

educativa, pues propicia en los estudiantes la cooperación, ayuda mutua,

desarrolla las relaciones interactivas; fortalece la participación grupal

basada en el diálogo, la reflexión, el desarrollo de las interacciones y las

relaciones interpersonales y disminuye entre el estudiantado el estilo

agresivo que con frecuencia puede surgir en el seno del proceso educativo.

LA COMUNICACIÓN NO VIOLENTA, BASE DE EXPRESIÓN CORPORAL EDUCATIVA

María Laura Peña Medina

Introducción

Desarrollo del tema

La Comunicación No Violenta fue

desarrollada por Marshall B. Rosenberg,

Doctor en psicología clínica, educador;

reconocido mediador en conflictos

internacionales.

En 1985 creó El Centro para la Comunicación

No violenta (CNVC), lo promueve en escuelas,

prisiones, instalaciones de asistencia médica,

y agencias de gobierno entre otros…

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María Laura Peña Medina

Rosenberg define a la violencia como la expresión trágica de

necesidades no satisfechas, Desafortunadamente, la mayoría de nosotros

hemos sido educados, desde la más temprana infancia, a partir de

modelos educativos y patrones que inducen a competir, juzgar, demandar

y diagnosticar; a anticiparnos con opiniones precipitadas y comunicar en

términos moralizadores sobre aquello que está considerado como “bien” o

“mal” en la manera de conducirnos, de mostrar nuestras preferencias y de

hacer nuestras particulares elecciones personales.

Habrá que reconocer que el punto de partida es revisar y

adentrarnos de forma personal como abordamos la comunicación con

nosotros mismos, así como en la práctica docente, aprender a desarrollar

un lenguaje comunicativo de sentimientos y saber identificar necesidades

que nos permitan establecer peticiones basadas en la compasión,

iniciando con tres pasos básicos:

Expresar y escuchar más claramente lo que sucede en nuestro

interior, en la vida cotidiana y en la práctica en educación física.

Observar hechos, reacciones, gestos concretos, enfocando esta

observación a identificar cómo influyen éstos, sin incorporar ningún juicio

ni evaluación de las personas implicadas.

Darse cuenta de la necesidad de transformar nuestro lenguaje en

la comunicación cotidiana y en la labor docente.

Lograr un modo de pensar y de hablar que aspire a fomentar la

comprensión y el respeto mutuo en las relaciones, considerar, que no es

suficiente con establecer una serie de reglas.

Lo realmente importante es la intención de aprender a ser

compresivo con uno mismo y con los demás, es decir, ser al mismo tiempo

auténtico y empático, entender que no ganamos contra el otro, sino con

el otro; nunca ganamos si sólo ganamos nosotros o si ganamos en

detrimento de los demás.

Rosenberg establece para ello dos planos en los cuáles

experimentar la comunicación No Violenta. Primero, un modo de

comunicar que aspira a servir al primer plano, y que está compuesto por

cuatro etapas:

Observación de los hechos.

Expresión de los sentimientos.

Expresión de necesidades.

Formulación de una petición.

Y segundo, la intención de ser tolerantes y la búsqueda de la

conexión con los demás y con uno mismo.

Expresión de honesta de uno mismo: asertividad

Escucha respetuosa del otro: empatía

La expresión corporal basada en estos cuatros momentos es una

herramienta de aprendizaje y ayuda a restaurar una unidad con frecuencia

perdida, formulando de nuevo la creatividad personal, la totalidad

personal. La expresión corporal se propone rellenar el vacío existente

entre el cuerpo (“yo”) y el mundo, entre yo y el otro, devolviéndole su

unidad significante, siendo consciente de la construcción de su propia

imagen corporal y de la realidad.

La expresión corporal es de carácter espontáneo en un primer

momento en la vida del ser humano, progresivamente pasa a formas más

elaboradas que convierten el movimiento en una acción motriz integral

con la cual llegará a comunicarse, expresarse, crear, sentir, conocerse a sí

mismo y lo que le rodea.

No sólo es el aprender a moverse, no es imitar, reproducir o

mecanizar; sino que, a través del cuerpo expresivo, creativo, y

comunicativo, lograr estructuras cognitivas y motrices. Así, “sentir”,

“moverse” y “pensar” lo experimentado para poder elaborar otra idea y

comunicarla.

Estos aspectos cognitivos y motrices se integran para solucionar, a

través del movimiento, situaciones cognitivas o perceptivas, como pueden

ser un mensaje, una idea, un sentimiento, el espacio o un ritmo

determinado.

Asimismo, la expresión corporal tiene un doble enfoque, por un

lado, mejorar la competencia motriz (es competente no sólo aquél que es

más ágil o fuerte, sino también el que su movimiento es más creativo y más

expresivo), y por otro lado, traducida en lenguaje corporal o gestual, crea

un red de innumerables interrelaciones entre los sujetos y configura,

como en cada individuo, el enriquecimiento, las interrelaciones y el

equilibrio de la dinámica social.

Por ello, la expresión corporal potenciará el desarrollo natural de

las expresiones y manifestaciones corporales del niño, con la idea de que

éste siga siendo el mismo en el transcurso de su desarrollo, y que con su

“cuerpo”, es decir “todo su yo”, le sirva para conocer, aprender,

comunicarse sin contradicciones que lo inhiban.

Propiciar que en la acción motriz el estudiantado exprese

armoniosamente sus sentimientos y necesidades, nos coloca en la

posibilidad de generar, orientar y regular sus posibilidades motrices con

un enfoque de la no violencia. Para ello identificamos y sugerimos

incorporar en la práctica docente y en la vida cotidiana algunos principios

que plantea la Comunicación No Violenta.

Sería entonces fundamental formular nuestras observaciones de

modo neutro, describiendo los hechos, sin añadir opiniones o

interpretaciones.Lo que cuenta en este caso, es la intención de no

evaluar.

Reflexionarqué sentido y significado le otorgamos a lo que se

observa en el contexto escolar, en los desempeños de los alumnos, qué

actitud asumimos al mirar, ¿juzgamos?, ¿construimos o destruimos?Por

ello considero esencial el revisar e incorporar una comunicación docente

que nos permita fortalecer la cultura de la paz desde los patios escolares,

revisar el asunto de la inclusión y la participación grupal basada en la No

Violencia y con ello abonarle a nuestro entorno un poco de tranquilidad,

paz, amor y compasión.

Arteaga, M., Viciana, V. y Conde, J. 1997. Desarrollo de la expresión

corporal. Ed. Inde. Barcelona.

Castaner, M. y Camerino, O. 1991. La E. F. en la enseñanza primaria. Ed.

Praxis. Barcelona.

Davis, F. 1981. La comunicación no verbal. Ed. Alianza. Madrid.

Marshall, B. Rosenberg. 2006. Comunicación No Violenta, Un Lenguaje De

Vida.Editorial Gran Aldea

Marshall B. Rosenberg. 2011. Resolver los conflictos con la Comunicación

NoViolenta. Editorial Acanto.

Stokoe, P. y Schachter, A. 1984. La Expresión Corporal. Ed. Paidós.

Barcelona.

Es docente de la Escuela Normal de Educación Física en Morelia, Michoacán.

“La violencia es la expresión trágica de

necesidades no satisfechas.

Es la manifestación de la impotencia y/o de la

desesperación de alguien que se encuentra tan

desprotegido que piensa que sus palabras no

bastan para hacerse entender. Entonces

ataca, grita, agrede...”

Bibliografía Consultada

¿Qué veo?

¿Qué siento?

¿Qué necesito?

¿Qué pido?

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