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columna creada por MLR
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COLOMBIA NUESTRA DECISION .
Marta Lucia Ramirez de Rincón.
Todos los países llegan a un momento en que deben reflexionar y decidir qué papel
quieren jugar en la historia . Creo que hoy Colombia vive ese momento, pues pasó de ser
un país muy pobre y en conflicto durante el siglo xx , a alcanzar a finales de siglo un mejor
nivel de vida, pero internacionalmente nos consideraban un Estado fallido debido a los
problemas de inseguridad y de débil e ineficaz institucionalidad. Luego comenzamos la
primera década del siglo xxi, convirtiéndonos junto con otros pocos países , en uno de los
referentes exitosos de Latinoamérica .
Hoy, cuando avanza la segunda década del siglo, hay de nuevo gran incertidumbre y
contraste entre la bonanza energética , el aumento de la inversión nacional y extranjera y
los positivos indicadores macro por un lado y, por otro, la sensación de incertidumbre y a
veces de franco pesimismo que expresan millones de colombianos.
Hoy volver atrás no es una opción, pero tampoco parecemos avanzar al ritmo , ni con el
entusiasmo y confianza de hace 10 años ni al paso que exige la dinámica global. Hoy nos
corresponde reflexionar y asumir con firmeza el camino para un futuro verdaderamente
bueno y estable .
Hoy contamos con la experiencia reciente de saber que sí somos capaces de mejorar
sustancialmente y en poco tiempo el estado de ánimo y el empuje nacional. Sabemos que
cuando exigimos más de nuestras instituciones y de nosotros mismos, somos una Nación
que reacciona con determinación y optimismo . Sabemos que contamos con la fuerza que
nos dan nuestros recursos , con la confianza internacional en nuestro futuro y con el
inmenso coraje y valor del alma colombiana.
Sin embargo, lenta e imperceptiblemente, hemos ido perdiendo confianza entre tantas
noticias malas de corrupción. Entre tantos ires y venires por los problemas de seguridad y
las extorsiones generalizadas que contrastan con las buenas operaciones militares que
han dado resultados contra algunos objetivos de la guerrilla . Entre un Gobierno que
negocia con ella, a la vez que ésta arrecia sus ataques y no cesa en el reclutamiento de
menores, generando la percepción de que a pesar de lo que digan, es incierta y lejana la
posibilidad de un acuerdo que satisfaga las expectativas nacionales de verdad, justicia,
reparación y garantías de no repetición.
Hay pesimismo al sentir que la justicia no es pronta ni eficaz; cuando verificamos que el
desempleo sigue siendo inmensamente alto para esos millones de colombianos que no lo
tienen ni quisieran vivir de la caridad oficial; porque ya no sabemos donde está la
amenaza y a la vez sabemos que está en todas partes porque ya no es solo la guerrilla ,
sino las bacrim , los narcos, los rezagos de los paramilitares y la delincuencia organizada,
los que generan otra vez incertidumbre, pesimismo y temor.
Esta vez los colombianos ya sabemos que no podemos depender de un Mesías .
Aprendimos que entre todos debemos hacer las tareas pendientes y sobre todo, asumir el
compromiso de fortalecer las instituciones que nos garanticen un progreso continuo y un
rumbo estable.
Colombia necesita poder confiar sin que la defrauden otra vez , sin sentir que la regresan
al pasado, ni la llevan al abismo de lo incierto. Por eso, es el momento de hacer cada uno
nuestra reflexión individual , preguntarnos cuáles son nuestras motivaciones y actuar con
sentido de grandeza y visión de largo plazo. Con desprendimiento y verdadero
compromiso por los resultados y no por sus apariencias.
Llegó el momento de que las mejores mentes, las mejores voluntades, las mejores
colombianas , los mejores empresarios, los ciudadanos del común, los jóvenes y todos ,
desde el rincón más humilde que tengamos en esta sociedad , digamos presente para
ayudar a elevar el nivel político de nuestro país y entender que nos guste o no la política,
debemos asimilar lo que hoy está en juego y asumir responsablemente que por ella
pasarán las decisiones que como sociedad habremos de tomar para mal , o para bien de
Colombia. Ojalá solo para bien.
Estoy orgullosa de Colombia, pero sé que nuestro país puede ser mucho más y que solo lo
logrará si somos muchos, si somos millones los que estamos dispuestos a luchar por ello .
Yo lo estoy y espero que cada día haya más y más voluntarios dispuestos a enlistarse en
esta causa noble y hermosa de servir bien a Colombia.