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El ruido mata El ruido hace mal: provoca tensión arterial, sordera, cefaleas; impide dormir, lo que aumenta la irritabilidad y, por tanto, las úlceras y los riesgos de accidente, entre otros. España es, tras Japón, el segundo país con mayores índices de contaminación acústica. Según los cálculos de la OCDE, nueve millones de españoles están sometidos al suplicio. Se comprende, por todo ello, la atención que ha suscitado una sentencia del Tribunal Constitucional desestimando el amparo solicitado por el propietario de un pub de Gijón condenado por las molestias causadas por su música a altas horas de la madrugada. El fallo sostiene que esa forma de contaminación puede atentar contra derechos como el de la salud o la inviolabilidad del domicilio. La división producida en el Tribunal –hubo tres votos discrepantes- pone de manifiesto el retraso legislativo sobre la materia. La Ley del Ruido, aprobada hace un año en aplicación de una directiva de la UE, y pendiente de desarrollo reglamentario, debería colmar ese vacío. La normativa anterior estaba diseminada en multitud de normas, casi siempre de rango municipal, que se aplicaban con indolencia y supuesto respeto a la tradición, aunque esta tuviera una antigüedad no mayor de 15 años. La nueva ley establece la obligación de elaborar mapas acústicos de las ciudades, con niveles de exigencia de silencio en función del uso predominante del suelo: industrial, residencial, de ocio, etc. De la combinación entre ese mapa y el de horarios para actividades potencialemente ruidosas debería salir la reducción del ruido y la posibilidad de aplicar medidas correctoras adaptadas a cada situación. Ya hay ley, sólo hace falta aplicarla; es decir, lo más importante. Se ignora si los mapas acústicos ya están en marcha, pero consta que las obras, públicas o de particulares, siguen amargando la vida de los vecinos sin aparente control, las motos sin silenciador atronando las noches especialmente en verano, los camiones de la basura sobresaltando a los que quisieran dormir, las vías de comunicación contaminando su entorno urbano, y celebrándose festejos, municipales o privados, al son de una pirotecnia que identifica lo alegre con lo estruendoso. “La inteligencia”, escribió Schopenhauer, “es una facultad humana inversamente proporcional a la capacidad para soportar el ruido”. Editorial de El País (06-03-2004) COMENTARIO CRÍTICO Nos encontramos ante un texto de carácter periodístico, concretamente un editorial, que aborda, partiendo del anuncio de una sentencia del Tribunal Constitucional, el tema de la contaminación acústica y defiende la tesis de que nuestro país necesita una aplicación de la Ley del Ruido. De acuerdo con las características del subgénero al que pertenece, el tema está considerado desde una perspectiva subjetiva, si bien no personal, sí representativa de la posición ideológica del diario en el que aparece. Introducción del texto: tema y tesis

Comentario Resuelto El Ruido Mata

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El ruido mata

El ruido hace mal: provoca tensin arterial, sordera, cefaleas; impide dormir, lo que aumenta la irritabilidad y, por tanto, las lceras y los riesgos de accidente, entre otros. Espaa es, tras Japn, el segundo pas con mayores ndices de contaminacin acstica. Segn los clculos de la OCDE, nueve millones de espaoles estn sometidos al suplicio. Se comprende, por todo ello, la atencin que ha suscitado una sentencia del Tribunal Constitucional desestimando el amparo solicitado por el propietario de un pub de Gijn condenado por las molestias causadas por su msica a altas horas de la madrugada. El fallo sostiene que esa forma de contaminacin puede atentar contra derechos como el de la salud o la inviolabilidad del domicilio.

La divisin producida en el Tribunal hubo tres votos discrepantes- pone de manifiesto el retraso legislativo sobre la materia. La Ley del Ruido, aprobada hace un ao en aplicacin de una directiva de la UE, y pendiente de desarrollo reglamentario, debera colmar ese vaco. La normativa anterior estaba diseminada en multitud de normas, casi siempre de rango municipal, que se aplicaban con indolencia y supuesto respeto a la tradicin, aunque esta tuviera una antigedad no mayor de 15 aos. La nueva ley establece la obligacin de elaborar mapas acsticos de las ciudades, con niveles de exigencia de silencio en funcin del uso predominante del suelo: industrial, residencial, de ocio, etc. De la combinacin entre ese mapa y el de horarios para actividades potencialemente ruidosas debera salir la reduccin del ruido y la posibilidad de aplicar medidas correctoras adaptadas a cada situacin.

Ya hay ley, slo hace falta aplicarla; es decir, lo ms importante. Se ignora si los mapas acsticos ya estn en marcha, pero consta que las obras, pblicas o de particulares, siguen amargando la vida de los vecinos sin aparente control, las motos sin silenciador atronando las noches especialmente en verano, los camiones de la basura sobresaltando a los que quisieran dormir, las vas de comunicacin contaminando su entorno urbano, y celebrndose festejos, municipales o privados, al son de una pirotecnia que identifica lo alegre con lo estruendoso. La inteligencia, escribi Schopenhauer, es una facultad humana inversamente proporcional a la capacidad para soportar el ruido.

Editorial de El Pas (06-03-2004)

COMENTARIO CRTICO

Nos encontramos ante un texto de carcter periodstico, concretamente un editorial, que aborda, partiendo del anuncio de una sentencia del Tribunal Constitucional, el tema de la contaminacin acstica y defiende la tesis de que nuestro pas necesita una aplicacin de la Ley del Ruido. De acuerdo con las caractersticas del subgnero al que pertenece, el tema est considerado desde una perspectiva subjetiva, si bien no personal, s representativa de la posicin ideolgica del diario en el que aparece. El autor del texto respeta la estructura propia del editorial: advertimos, en primer lugar, la presencia de un prrafo inicial en el que se exponen los hechos de actualidad que dan pie al escrito. En este caso, la sentencia del Tribunal Constitucional contra el dueo de un pub condenado por las molestias causadas por la msica de su local (introduccin-exposicin del tema). En el segundo prrafo aparecen los principios que se pueden aplicar al caso y las normas o la base legislativa de una normativa europea que carece an de un desarrollo reglamentario en Espaa (cuerpo argumentativo). Por ltimo, la conclusin contenida en el tercer prrafo recoge los ejemplos de la falta de control de tantos hechos ruidosos en las ciudades, por lo que el autor no duda en citar a Schopenhauer para reclamar esta aplicacin de la ley apelando a la inteligencia (donde se muestra la tesis).

El texto presenta un tono sencillo y divulgativo, propio del lenguaje periodstico, que cumple absolutamente con su propsito inicial, es decir, interpretar una noticia con el objetivo paralelo de reclamar una solucin urgente a un problema que afecta al conjunto de la poblacin espaola. El tema es lo suficientemente atractivo para captar el inters de los lectores, sensibles a una problemtica que atae a la gran mayora de los ciudadanos, que no dudarn en dar la razn al periodista.El autor emplea dos usos del lenguaje bien diferenciados: uno, donde utiliza un lenguaje jurdico o administrativo dando datos de la noticia que produce este artculo: sentencia del Tribunal Constitucional desestimando el amparo Y otro, un estilo ms personal, tambin ms atractivo, por el uso coloquial y, a veces, casi literario del lenguaje: utiliza la hiprbole para destacar los males que provoca el ruido llegando a decir que el ruido mata.Que exista una ley (argumento de autoridad) para regular la contaminacin acstica pone de manifiesto una caracterstica de la sociedad actual: mltiples circunstancias en las que el ruido es abusivo. El autor pone como argumento un ejemplo de un hecho conocido (sentencia de un pub de Gijn). Pero fuera de casa tambin es posible encontrar numerosas situaciones en las que nos incomoda un elevado ruido ambiental: diversos medios de locomocin, la presencia de aeropuertos cercanos a ncleos habitados, la creciente industrializacin, las salas de fiesta, etc., constituyen una plaga sonora difcil de controlar. Adems, es posible encontrar otros ejemplos en el mbito ms personal: el cine nos ha acostumbrado a escuchar las pelculas a un volumen desmesurado, como por ejemplo el home cinema; por otro lado, las costumbres sociales de algunos pases, como el nuestro, en los que se permite hablar en un volumen abusivo en cualquier espacio donde se desarrollan relaciones interpersonales: restaurantes, bares, parques, etc. Es decir, que en definitiva estamos acostumbrados al ruido.Visto esto, es muy difcil contradecir la opinin que defiende el texto. El ruido es otra mala costumbre que deberamos reeducar. Desde la escuela, es posible hacer entender a los ms pequeos que el ruido no es slo causa de enfermedades sino que es motivo de frecuentes situaciones en las que es imposible comunicarse de forma razonable.

El silencio es necesario para descansar o pensar y es un bien sagrado que hay que respetar. Pensemos, por ejemplo, en cuando nos disponemos a dormir y una motocicleta pasa cerca de nuestro dormitorio o cuando vivimos cerca de un bar de copas y el ruido atronador se cuela por las rendijas y perturba nuestro sueo o nuestra tranquilidad.Existen mtodos para controlar la avalancha de ruido, lugares en los que el bullicio puede producirse sin perturbar la paz ambiental y una ley que nos obliga a respetar el entorno sonoro. De la educacin y de las penas derivadas del control del ruido depender que nos concienciemos de lo perjudicial de la contaminacin acstica y adoptemos, finalmente, costumbres de pueblos reconocidos por su civismo.

Introduccin del texto: tema y tesis

Interpretacin de las ideas y aportacin personal

mbito en el que se expresa el texto y recursos usados

Estructura del texto