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rchive for the ‘Análisis de fachadas’ Category
Iglesia Parroquial de Porcuna (Jaén)In Análisis de fachadas,Análisis de plantas,Análisis geométrico on 4 octubre, 2010 por
alvarengomez
© Álvaro Rendón Gómez, mayo 2010
El suntuoso templo parroquial fue diseñado por el arquitecto Justino Flórez
Llamas (1848-1927), enamorado de la ciudad, que quiso honrarla erigiendo un
templo con formas neo-góticas y bizantinas que dominaba.
Sorprende la solidez en la resolución, los amplios espacios interiores y la
claridad de los volúmenes, que se articulan de manera armoniosa e
integradora. La fachada principal, como veremos a continuación, es un sobrio
prodigio, muy bien pensada y ejecutada con magnífica factura. Levantada con
muros de mampostería, aunque los esquinales, impostas y coronamientos se
ejecutaron de sillería (piedras talladas por canteros que dejaron claves y signos
de su oficio, y que aún pueden observarse). Los pilares, en cambio, que debían
soportar los arcos de piedra y la impresionante cúpula, se ejecutaron de losas,
La fachada, ilustración 1, presenta tres alturas: La del Atrio, ligeramente
adelantada y formando cuerpo con la fachada principal; las naves y el crucero;
y, finalmente, la torre octogonal irregular rematada por bóveda de ojivas que
soporta una cruz de hierro en el ápice.
El acceso al templo se realiza por la fachada principal, presidida por un arco de
medio punto y un paramento adelantado también semicircular que franquean
dos columnas empotradas. La escalera es de piedra, recia y equilibrada. Las
fachadas laterales se abren hacia la mitad del templo. Dos capillas laterales,
adosadas al crucero, se desligan del cuerpo principal. Es decir, son añadidas y
superpuestas a la estructura total, aunque sin romper la armonía que preside el
conjunto.
En su estructura geométrica se encuentran los tres elementos simples de la
Geometría: Triángulo equilátero, cuadrado y circulo. Así, el rosetón central,
sobre la puerta principal de acceso, es el centro de todo el conjunto de la
fachada. El centro del rosetón es el circuncentro O de un triángulo equilátero
ABC que inscribe a toda la fachada. De este modo, el vértice B contiene al
punto más álgido de la torre, ilustración 2, y los vértices A y C son los extremos
del lado básico del mencionado triángulo. El cuerpo principal (naves y cúpula)
es un cuadrado (1-2-3-4), cuyos lados laterales pasan por los puntos medios,
M2 y M3, de los lados del triángulo equilátero de partida. Por estos puntos,
obviamente, pasarán las medianas del triángulo que, como no podía ser de otro
modo, contienen al centro O, de equilibrio, de toda la fachada.
Con independencia a estos tres elementos, se pueden destacar cuatro
triángulos más. Tres obtusos y uno rectangular. De los tres primeros obtusos,
los dos inferiores (A2-B2-C2 y A3-B3-C3) son iguales y sus lados laterales son
paralelos a las techumbres de primer cuerpo de la propia fachada y la de los
salientes que presentan las dos capillas laterales, a la altura del crucero. El
siguiente (A1-B1-C1) es rectángulo y contiene al remate dentado de los
contrafuertes principales. El cuarto triángulo (M2-B4-M3) es el que forman las
dos aguas de la techumbre de la nave central del templo, más elevada que las
laterales. Constátese el arranque en A2 y C2, puntos del triángulo equilátero
que representa a la Santísima Trinidad (Padre-Hijo-Espíritu Santo), con el
alineamiento de los pares de vértices A2-A3 y C2-C3, y los muros más
separados del templo que corresponden a las capillas laterales. No coinciden
exactamente debido al saliente de la techumbre de tejas. Feliz alineamiento
que se vuelve a observar en el círculo del rosetón respecto del triángulo
rectángulo A1-B1-C1.
Se puede especular acerca del proceso creativo que debió seguir Justino Flórez
Llamas en el reparto de masas en la fachada. Todo parece indicar que primero
trazó un círculo de radio indeterminado, considerado primordial, siguiendo la
tradición de los arquitectos de catedrales medievales. Cualquier círculo
orientado este-oeste, (que valoraba clavando una estaca de madera en el suelo
y copiando las direcciones del sol cuando despunta y en orto), según una
dirección solar, simboliza el templo universal, el recinto sagrado de los druidas
celtas, augures romanos y sacerdotes griegos. Trazados los ejes
perpendiculares que delimitaban un espacio tetradireccional: Un cuadrado,
sinónimo de templo. Dentro del Círculo primordial inscribió un triángulo
equilátero (A-O1-O2) símbolo de la Santísima Trinidad, derivada de la Tetraktys
pitagórica, el número 10 con el que se designaba al Creador del Universo. Una
vez concretadas las medianas del triángulo (O1-M3; A-M1 y O2-M2) hizo centro
en los vértices O1 y O2 con los que trazó los arcos de radios respectivos (O1-
M3) y (O2-M2) que cortaron al lado de la base en los puntos N1 y N2 que
relacionan con razón f los segmentos que divide al lado de la base. Es decir, con
ese gesto de compás ha obtenido una medida áurea con la que delimitar el
ancho total del templo, haciéndolas corresponder con los muros exteriores de
las capillas laterales ubicadas en el crucero.
Las perpendiculares al lado de la base del triángulo fundamental, desde los
puntos medios M1 y M2 concretan los lados de un Cuadrado básico (1-2-3-4)
que delimita el cuerpo principal del templo; es decir, las tres naves, principal y
laterales, en la que divide el recinto sagrado interior.
Aún se pudo trazar desde los vértices O1 y O2 dos nuevos arcos que
contuvieran al centro O del triángulo, y que cortaran al lado básico del triángulo
equilátero en los puntos K1 y K2, delimitando así el ancho de la torre octogonal.
Si se divide sucesivamente el cuadrado (1-2-3-4), recurriendo al método de
Platón, se obtienen polígonos homotéticos de superficies reducidas a la mitad
cada vez. Al llegar a la segunda reducción derecha (hasta concretar el cuadrado
auxiliar 14-24-34-44) se obtienen límites que pudieron haber sido utilizados
para calcular el diámetro del círculo-rosetón principal. No parece probable que
Justino Flórez empleara únicamente el método del cuadrado por ser demasiado
“materialista”. También aplicaría un segundo método, que fuera más acorde
con la finalidad del edificio: Servir de habitáculo a Dios. El método del pentáculo
es más armonioso y espiritual, ilustración 4, y sus divisiones se obtienen
inscribiendo en el Círculo primordial un pentágono regular, convexo o
estrellado; en este caso, se ha optado por el convexo (C-D-E-F-G). Simétrico
respecto de una línea de eje horizontal, se ha trazado otro pentágono regular
convexo, que dividen el recinto templario en diez partes iguales. En realidad, el
efecto es el mismo que si se hubiera trazado directamente un Decágono regular
estrellado de segundo orden.
Obsérvese que el punto J1 es el punto medio del segundo escalón de la entrada,
que se alinea con el punto T1, que delimita el arranque de la línea limatesa de
la techumbre de una de las capillas adosadas al crucero, y el vértice G del
pentágono regular convexo, en posición derecha. Igual sucedió con el
alineamiento de los puntos J1 con T2 y con el vértice D, de la otra capilla
adosada.
El lado del cuadrado 1-2-3-4, según este método, se obtendría trazando las
apotemas del polígono regular, todas de igual longitud; de modo que el
segmento que delimitan los puntos medios de dos lados consecutivos (es decir,
las bases de dos apotemas consecutivas) equivaldría al lado buscado. En la
ilustración, el segmento (L1-L2).
Tan hermosa y equilibrada como la fachada principal del magnífico templo, la
planta narra con más rigor geométrico las razones esgrimidas por Flórez Llamas
para diseñar un edificio con las características que presenta la Parroquia de
Porcuna, orgullo de la ciudad. En la ilustración 5 exponemos la planta completa
con las dependencias anexas, situada en la cabecera y ligeramente girada un
ángulo de -2° de la horizontal del eje axial que divide el templo, que ya estaban
edificadas.
La iglesia parroquial es de planta basilical de tres naves (central, algo más
amplia, y dos laterales) inicia su recorrido en un breve vestíbulo de tránsito,
que hace las veces de atrio cubierto y concebido como distribuidor y lugar
“donde puedan detenerse a la entrada y salida del templo para arreglarse los
vestidos, abrir y cerrar los paraguas cuando llueva, cubrirse y descubrirse bajo
techado y demás operaciones que diariamente vemos practicar”, en palabras
del propio Justino. Una vez que se accede desde el portón, el cristiano se
encuentra con tres puertas de gran austeridad de formas. La de la siniestra se
abre a la capilla del baptisterio, alejada del culto ordinario tal como se concebía
en la cristiandad antes del siglo VII d.C.
El portón derecho, de menor envergadura, comunica con la escalera helicoidal
de acceso a la torre, y la capilla de Ánimas, donde se halla el impresionante
Cristo de la Buena Muerte, de profunda veneración popular. La frontal es
impresionante y permite pasar directamente a un primer tramo de nave,
cubierto por un amplio balcón donde se ubica el coro y el órgano.
El cuerpo central lo componen cuatro tramos de naves en donde llama la
atención la ausencia de capillas laterales y confesionarios que pudieran distraer
la atención del cristiano durante la celebración eucarística. A esta limpieza de
líneas constructivas se le une la austera ornamentación de los paramentos
verticales, concentrada en las capillas absidiales y el presbiterio.
La musicalidad de sus volúmenes se refleja en cada uno de los detalles
arquitectónicos concebidos por los Flórez, padre e hijo; que se fundamentan en
una concepción geométrica simple que como se vio en la Fachada, parte de un
punto-origen, la Mónada, el Dios-Creador, de cuyo poderoso verbo manan las
criaturas del universo. Ese punto es el centro de la cúpula que simboliza al
Paraíso. A partir de aquí los cuerpos y masas constructivas se van sucediendo
como esos objetos singulares y variados surgen de la chistera del mago. En la
ilustración 6 este origen es el centro del círculo que representa la base de la
cúpula central del templo y por el que pasan las bases de dos triángulos
equiláteros. El primero señala el centro de otro circulo al pie del recinto
sagrado; y el segundo, el final de la cabecera. Es también el centro del Círculo
primordial en el que se inscribe el decágono regular estrellado de dos partes
(dos pentágonos regulares convexos y simétricos, de los que se deducen las
líneas maestras de todo el conjunto), como se muestra en la ilustración 7. El
centro-origen O1 es el centro del círculo que contiene a los puntos Q1, Q2, Q3 y
Q4, centros de los pilares que sustentan a la cúpula, y en donde se sitúan las
pinturas de los cuatro evangelistas, que representan los pilares de la Iglesia,
uno por cada pechina que sirve de ajuste al círculo basal del que arranca la
cúpula semiesférica.
Justino Flórez previó la decoración mural de esta cúpula, que Manuel Bueno
Carpio la describe como la “Divinidad, representada por un círculo amarillo y un
aro azul sobre fondo blanco. De ese círculo dorado emanan, en forma radial, los
rayos de luz que iluminan el Mundo. Es una versión moderna de Ego sum lux
mundi (Yo soy la Luz del Mundo) del Pantocrator que preside las bóvedas de los
presbiterios en las iglesias románicas de la Edad Media.”
Estos puntos son los de mediana de los lados del cuadrado A2-B2-C2-D2, cuyo
vértice C2 señala la posición del altar mayor, y su diagonal B2-D2 es la longitud
del lado del triángulo equilátero B2-6-D2, cuya altura equivale al radio del
Círculo primordial que contiene al vértice superior, 6, y concreta el límite del
templo por la cabecera.
Como se ha dicho antes, O1 es también el centro del Círculo primordial donde
se ha trazado el Decágono regular estrellado de dos partes; en realidad, dos
Pentágonos regulares convexos, 1-2-3-4-5 y 6-7-8-9-10, que acotan la línea
central del ancho total del recinto, al unir los puntos 3-9 y 4-8, respectivamente;
y contienen, a su vez, al cuadrado A1-B1-C1-D1 en posición normal, cuyos lados
equivalen al espacio interior útil del templo. Este cuadrado A1-B1-C1-D1 articula
el lugar santo del templo, el sanctasanctórum del edificio, pues incluye al altar,
la cúpula y las capillas absidiales que hacen de brazos de una cruz simbólica,
ilustración 8; utilizada como elemento conceptual para enlazar místicamente el
rectángulo del vestíbulo, A5-B5-C5-D5, con el rito incruento del altar a través de
la pasión y muerte del Redentor. De este modo, la disposición de los volúmenes
constructivos sugieren un doble significado, pues la cúpula y el centro-origen
del edificio, desplazado, no es sólo el Paraíso prometido, sino que
simbólicamente es Cristo Crucificado, objeto de nuestra Fe, representado en el
cruce de la nave central, que comienza en dos objetos a ambos lados de la
puerta de acceso al templo (indicada en el plano e inexistentes en la realidad) y
acaba en la bóveda de horno del presbiterio, con el tramo trasversal que une
las capillas absidiales, la de la Santa Cena, al norte, y la de la Sagrada Familia,
al sur.
Un segundo cuadrado, A3-B3-C3-D3, es también el que concreta el cuerpo
central del templo y el que completa la longitud total del mismo; pues el
rectángulo N1-N2-C3-D3, es √2 –raíz cuadrada de dos–, por tener como lado
mayor [N1-D3 = N2-C3], la diagonal del cuadrado de partida.
El vértice O2 del triángulo equilátero 7-O2-10 es el centro de un círculo de radio
idéntico al de centro O1, contiene a los centros de los pilares donde acaba el
coro y comienza el cuerpo central y al cuadrado M2-M1-C5-D5, que también
aclara la longitud del rectángulo A5-B5-C5-D5. La importancia del vértice-centro
O2 la corrobora el rellano de borde curvo en la embocadura, trazado desde el
mismo punto y con radio (O2-B5 = O2-A5).
De este modo, la secuencia de trazado que articularía geométricamente la
planta de la iglesia parroquial seguiría los pasos indicados en la ilustración 9. A
partir del círculo de centro O1 se trazarían dos ejes ortogonales, el axial con
dirección este-oeste y el de dirección norte-sur. Se trazaría el cuadrado en
posición rómbica A1-B1-C1-D1 cuya diagonal se obtendría por el arco de centro
en V [ilustración 9.1] y radio V-Z. Este punto V es consecuencia del arco de
centro Z, extremo del cuadrado Q1-Q2-Q3-Q4 y radio (Z-u). La diagonal del
cuadrado así obtenido es el lado basal del triángulo equilátero C2-6-B2.
En el paso siguiente se trazaría el Círculo primordial, con centro en O1 y radio la
altura del triángulo equilátero obtenido anteriormente, cuyo diámetro es el lado
basal de otro triángulo equilátero U-O2-V que concreta un segundo centro O2,
relegando la atención al pie del edificio templario. Es decir, el primer centro,
O1, el de máxima atención es primordial durante el rito eucarístico por hallarse
en la intersección de las dos naves principales, y se cortan transversalmente
enunciando el símbolo de la fe cristiana; O2, en cambio, corresponde a los fieles
y que servirá para el trazado del atrio-vestíbulo y el primer tramo de nave. Esta
importancia, aunque relegada no es menos importante, y Justino siempre quiso
premiar el esfuerzo popular por erigir un templo de las características del que
enunciamos. Este equilibrio de fuerzas lo representa mediante el empleo de un
círculo de radio idéntico al de partida y que vimos dependía del concéntrico al
de la base de la cúpula. Es muy probable que existan causas ocultas para esta
feliz coincidencia, y que se trate de motivos ocultos, de una idea oculta de
equilibrio que se podría investigar.
El paso siguiente contemplaría el trazado del cuadrado M1-D5-C5-M2, inscrito
en el Círculo de los fieles, y el Decágono regular estrellado de segundo orden
que, como se sabe, son dos Pentágonos regulares convexos, 1-2-3-4-5 y 6-7-8-
9-10. En el primer Pentágono regular se inscribe el cuadrado primordial A1-B1-
C1-D1, que tienen como vértice los puntos de apotema del mencionado
polígono regular y que, como se observa, inscriben, a su vez, al cuadrado en
posición rómbica, A2-B2-C2-D2, trazado al comienzo. Es un cuadrado que
podríamos llamar simbólico por encierra todos los símbolos místicos que
sustentan la fe cristiana, los espacios de contenido esotérico; mientras, el
segundo cuadrado, el de los fieles, lo hará de aquellos espacios del ritual que
adoptan características exotéricas.
Un tercer cuadrado, A3-B3-C3-D3, idéntico al primordial, contendrá el espacio
central del recinto sagrado, el lugar de estancia de los fieles durante la
celebración eucarística. Obsérvese que el cuadrado que hemos llamado de los
fieles queda trasformado en un rectángulo, A5-B5-C5D5, mediante los arcos de
centros D5 y C5 y radios idénticos respectivos D5-M2 y C5-M1.
El último paso, ilustración 9.5, muestra el rectángulo dinámico de razón √2 en el
que se transforma el cuadrado del espacio central del templo, por concurso de
los arcos de radios las diagonales del mismo [centros D3 y C3, y radios D3-B3 y
C3-A3, respectivamente].