44
¿Cómo celebramos la Navidad? Diciembre de 2007 - N.º 710 Diciembre de 2007 - N.º 710

¿Cómo celebramos la Navidad? - scj.es. Boletines y Revistas/A. El Reino/EL Reino... · de España, en los pueblos y ciudades encogidos por el cierzo del odio y de la guerra. Con

  • Upload
    vudat

  • View
    226

  • Download
    1

Embed Size (px)

Citation preview

¿Cómo celebramos la Navidad?

Diciembre de 2007 - N.º 710Diciembre de 2007 - N.º 710

Carné de identidad:

Nombre: Victoria Díez Bustos de MolinaNace: Sevilla, 11 noviembre 1903Padres: José y VictoriaProfesión: Magisterio y Bellas ArtesMiembro de la Institución TeresianaMuere: Hornachuelos (Córdoba), 11 agosto 1936Beatificada: Mártir - Juan Pablo II - 1993

Su vida:

Hija única de una familia mo-desta. Tiene facilidad para el es-tudio y dibuja muy bien. Estudiamagisterio, pero quiere ser misio-nera “para ir hasta el fin del mun-do a hablar de Jesús”. En la Aca-demia Teresiana para el perfec-cionamiento de los maestrosconoce la Institución Teresiana,fundada por san Pedro Poveda.A los 23 años se hace “teresia-na”. Gana oposiciones y le toca ira Cheles (Badajoz). Todo está enmalas condiciones: la escuela, lavivienda y la iglesia. Alegre ysimpática, se gana a la gente. En1928, traslado a Hornachuelos(Córdoba), lugar muy pobre ycon mucha influencia marxista.Consigue un nuevo local para laescuela. De su sueldo comprazapatos, ropa y comida para lasniñas más necesitadas. En 1931, proclamada la Repúbli-ca, obligan a quitar el crucifijo de la escuela. Pone elCristo de Velázquez; dice: “Es una obra de arte univer-sal”. No le dejan. En 1933 se prohíbe a los maestros en-señar religión: entonces prepara catequistas. En 1934queman la iglesia. Victoria ayuda al párroco y a los cris-tianos a reconstruirla. Escribe: “Tengo el presentimientoque me matarán aquí”.

El 20 de julio de 1936 detienen al párroco y 15 hom-bres más. Luego a Victoria. El 12 de agosto los milicianoslos llevan 12 km. a pie y de noche a una antigua mina. Sa-ben que los van a matar. Victoria anima a todos: “¡Ánimo!

Nos espera el premio. Veo el cielo abierto”. Los matan unoa uno. Queda Victora. “Te perdonamos si renuncias a tufe”. Creen que les va a hacer caso pero ella, con los bra-zos en cruz y una imagen de la Virgen en la mano, grita:“¡Viva Cristo Rey y viva mi Madre!”. La mataron.

Un momentode gracia en su vida:

Estudió magisterio por deseode sus padres, pero no le gusta-ba. A principios de 1925 asiste auna charla: “El carácter pedagó-gico de santa Teresa de Jesús”.Dijo la conferenciante: “El celoque la consumía la hizo maestra.¿Para qué? Para levantar la dig-nidad de los pueblos, moralizar-los y transformarlos...”. Aquellofue la chispa que le hizo enten-der que ser maestra era también“misión”. Se entusiasmó con suprofesión e ingresó en la Institu-ción Teresiana. Escribe: “Hastaahora no he podido realizar mimisión... Cada día doy gracias aDios por haberme puesto encontacto con una Obra que col-ma mis deseos... En ella encon-traré la felicidad”. Al año 1925 lollamará siempre “Año del En-cuentro”.

Para meditar

Unos pensamientossuyos:

❥ “Le temo al pueblo, pero al pie de mi Sagrario en-cuentro fuerzas, aliento, luces, el amor suficientepara llevar a las almas que me están confiadas”.

❥ “Resolví no mirarme a mí misma, sino a Jesucris-to; a Él consagraré el pueblo y mis niñas; esa con-

Beata Victoria DíezMisionera en la escuela

✴ ✴ ✴ ✴ ✴ ✴

(Continúa en la pág. 43)

33

REVISTA DE INFORMACIÓNY FORMACIÓN CRISTIANAY SOCIAL

Año LV – Número 710Diciembre de 2007

DIRECCIÓN

José María Sánchez Cremades

Vicente Muñoz Pellín

Blasco Ibáñez, 55

46021 Valencia

[email protected]

REDACTORES-COLABORADORES

Ariel Álvarez Valdés (R. Argentina)

Victorio Almodóvar Arteaga (Torrejón)

Mª Ángeles Chavarría Aznar (Valencia)

Egidio Driedonkx (Holanda)

Pedro García Verdú (Francia)

Ciriaco Izquierdo Moreno (Valencia)

Ángeles Linares Lorente (Madrid)

Javier Luengo Mesonero (Madrid)

Artemio López Merino (Ecuador)

Evaristo Martínez de Alegría (Roma)

Eduardo Perales Pons (Valencia)

José María Salaverri (Valencia)

Jorge Sans Vila (Roma)

José Luis Segura Lacruz (Venezuela)

José Mª Suárez Campos (Madrid)

EDICIÓN

Editorial EL REINO

Sacerdotes del Corazón de Jesús

(Padres Reparadores)

ADMINISTRACIÓN

Victorio Almodóvar Arteaga

Apartado 112 - Tel. 91 675 15 36

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

IMPRIME

GRÁFICAS DEHON

La Morera, 23-25

28850 Torrejón de Ardoz (Madrid)

Tel. 91 675 15 36 - Fax 91 675 24 98

Depósito legal: M. 1.176-58

DISEÑO Y MAQUETACIÓN

Francisco Antón Martínez

S umario

5 • Desde la fe

37 • Misión y Misioneros

30 • Objetivo, Educar

NUESTRA PORTADALa escena de Navidad siempre sugestiva aparece en la portadade la revista planteándonos la cuestión de cómo vamos a cele-brar las Navidades este año. A dilucidar ese tema van tambiénorientadas las páginas del Especial.

4 Editorial La ley natural y la democracia

5 Desde la fe Evaristo Martínez de Alegría

Diciembre, 1936

8 El espejo Vicente Muñoz Pellín

de los días En tono menor

11 Divulgación Ariel Álvarez Valdés

bíblica ¿Quién reunió los librosdel Nuevo Testamento?

15 Sociedad Fernando Rodríguez Garrapucho

III Asamblea ecuménicade las Iglesias de Europa

19 ESPECIAL José Aldazábal

EL REINO ¿Cómo celebramos la Navidad?

27 Para pensar Eduardo Perales Pons

Dios se cuida de mí

28 Objetivo, Padre Zezinho

educar Palabras a una pareja en crisis

29 Ciriaco Izquierdo Moreno

Aprender a ser feliz (II)

32 Nuevo Jorge Sans Vila

Diccionario La morada del ser

34 Hacia María Ángeles Chavarría Aznar

un mundo mejor El reflejo del yo

35 Páginas sociales José María Salaverri

El héroe y el mártir

37 Misión Ramón José Viloria Pinzón

y misioneros Ante 50 años de sacerdocio

39 Artemio López Merino

Nuestra Pastoral de la Salud

41 ...Y me visitasteis José Luis Segura Lacruz

Dos parejas

El sistema democrático en el gobierno de las na-ciones lleva consigo el recurso periódico a la votaciónde los ciudadanos para la elección de sus represen-tantes. El poder que radica en el pueblo es delegadoa esos representantes, quienes a su vez han deaprobar las leyes o deben ejercer la autoridad.

Lo que el Papa actual designa como “relativismoético” viene a ser la doctrina de quienes otorgan po-deres absolutos a los parlamentos de las nacionespara aprobar las leyes sin cortapisa alguna, sin limita-ción alguna, sin límites ni fronteras, como si el humorde la mayoría o de los más fuertes fuera el criterio su-premo del bien y del mal.

Según esos criterios, los votos de las mayoríasen los parlamentos definen las normas de conductaque se debe seguir y aquellas otras que es necesarioevitar, como si el hombre fuera el dueño absoluto desus destinos, de su origen y de su fin, como si de éldependiera desde el funcionamiento de los astroshasta la misma voz de su conciencia.

A pesar de que el sistema democrático es un ex-celente modo de desarrollar la política de los pue-blos, no puede sin embargo admitirse que las deci-siones de los parlamento en todo los órdenes sean lanorma suprema de conducta, sin tener en cuenta nin-gún tipo de limitaciones.

Porque las limitaciones vienen puestas por elmismo planteamiento del mundo y del hombre. Vivi-mos en la tierra, pero del mismo modo que el siste-ma sideral tiene sus normas por las que se rige, elmismo hombre posee sus propias estructuras que levienen por nacimiento. Así el ojo no puede funcionarsi no reúne determinadas características en todaclase de personas. Lo mismo se diga del oído ytambién del corazón, de los pulmones y restantesórganos. Todas las personas tienen unas estructu-ras en su cuerpo que no se pueden cambiar sin da-ñarlo. Los legisladores deben tener en cuenta esasestructuras para no legislar contra ellas, de lo con-trario, el hombre y la mujer saldrían perjudicados ensu salud.

Y dígase lo mismo respecto a la espiritualidad yla conducta humanas. Por naturaleza llevan las perso-nas grabadas unas características de tal condiciónque, si no las respetan los legisladores, se hace ver-dadero daño a la persona y a la sociedad. Esto quieredecir que existe una ley anterior a cualesquiera legis-laciones que está impresa en la misma naturaleza delhombre y de la mujer, y que denominamos ley natural.

Las exigencias, las normas de esa ley naturalconstituyen lo intangible en la vida de las personasde modo que ningún legislador puede dejarlas delado, desconocerlas o dar leyes contra ellas. El res-peto y la salvaguarda de los preceptos de la ley natu-ral están por encima y sobre cualquier tipo de legisla-ciones emanadas de los hombres. Son preceptosinscritos desde el nacimiento en el mismo corazón delas personas, lo que les permite distinguir el bien y elmal.

Por eso no es de recibo el llamado relativismoético que pretende permitir a los parlamentos legislarsin ninguna cortapisa ni frontera. La propia estructuraconstitutiva del hombre y de la sociedad marcan, quié-rase o no, los límites de cualesquiera legisladores.

A este respecto, el Papa hizo un llamamiento a to-das las conciencias diciendo: la historia demuestra congran claridad que las mayorías pueden equivocarse yno son ellas las fuentes del derecho. “Cuando están enjuego las exigencias fundamentales de la dignidad dela persona humana , de su vida, de la institución fami-liar, de la justicia del ordenamiento social, es decir, losderechos fundamentales del hombre, ninguna ley he-cha por los hombres puede trastocar la norma escritapor el Creador en el corazón del hombre, sin que la so-ciedad quede golpeada dramáticamente en lo queconstituye su fundamento irrenunciable”.

Benedicto XVI quiso presentar la ley naturalcomo fundamento de la democracia en una audienciaconcedida a los miembros de la Comisión TeológicaInternacional reunida en Roma a primeros del mes deoctubre pasado. De esta audiencia son las citas reco-gidas en el presente escrito.

EDITORIAL

4

LA LEY NATURAL Y LA DEMOCRACIA

¡FELICIDADES!

En la celebración de las fiestas de Navidad y Año Nuevo deseamos lo mejor a to-dos los colaboradores, amigos y suscriptores de la revista así como a los técnicos y tra-bajadores de los talleres, sin cuya dedicación no sería posible alcanzar los objetivos ymetas de ÉL REINO. Cordialmente.

La Dirección

5

DESDE LA FE

DICIEMBRE, 1936 Evaristo Martínez de Alegría

l recuerdo de esas fechas, enlas que bien o mal a pesar de lo enrarecido del paisaje, hastala familia más pobre era capaz

de iluminar la mesa familiar, niexistía, ni se permitía. El miedo, losmiedos fueron causados por la vio-lencia de la guerra que se preveía ira más. Y también por la persecucióndesatada desde los primeros díascontra la Iglesia que fue objetiva-mente programada. Su presencia

E

Hacía mucho frío aquel año infausto –según recogen los periódicos del tiempo– por los campos y tierrasde España, en los pueblos y ciudades encogidos por el cierzo del odio y de la guerra. Con el alma encogida,una parte del país vivía una Navidad sin ni siquiera una estrella que rompiera el cielo.

quedó prácticamente reducida a causa de una represión humana, artística ycultural que se implantó. Y esto, no solo podía sorprender a propios y extra-ños, sino que obligaba también a hacerse a la idea de que un final pactadoresultaría casi imposible.

Hace unos días, pasando por encima de un programa televisivo dedicadoa guerrilleros y a los maquis, uno de ellos comentaba que tenían la idea deque habían sido derrotados, pero no vencidos. La percepción de aquellosaños me dio la impresión de una cierta serenidad o paz, o como de quien noquiere volver ni a ver el juego ni aceptar las cartas. Hoy, leyendo de pasadaalgunas notas de Internet, si se toman en serio y no sólo como desahogos, escomo volver a leer toda aquella prensa panfletaria de los años treinta. Creoque los españoles de hoy nos merecemos otra cosa y el recuerdo de las vícti-mas de uno y otro bando, también.

Las amapolas rojas de la guerra en campos de trigo sembradas por unos ypor otros, lozanas por la sangre inútil e inocente derramada, de algún modoen estas fechas nos recuerdan los tiempos de Herodes, su matanza de ino-

centes en Belén y la sed de poder de personas, partidos, ideolo-gías que se fue decantando desde las guerras napoleónicas, pa-sando por todo el siglo XIX, hasta la llegada de la IIª Republicay de todas las convulsiones sociales, políticas y religiosas, espe-cialmente en el 1934, cuando el alzamiento contra el Estado fuedesde las izquierdas y los nacionalismos, situación tergiversadaya desde entonces y de la que todavía quedan resabios y raíces.

e los santos inocentes no sabemos el número, que no pudoser muy grande dada la escasa entidad de Belén en aquelmomento. De los asesinados por odio a la fe cristiana, po-demos acercarnos a la realidad siguiendo al mejor conoce-

dor de esta parte de la tragedia, D. Antonio Montero, arzobispoemérito de Mérida-Badajoz. Con nombres y apellidos son 13 obis-pos, 4.184 sacerdotes, 2.383 religiosos y 283 religiosas, que conmuy leves correcciones al alza se acercan a las 7.000 víctimaseclesiásticas y que suponen el 13 % del clero español del momen-to. Y todo esto, sin contar los seglares que fueron asesinados sim-plemente por ser cristianos y comportarse como tales. Lentamenteestán entrando también en el albo de los beatos o santos.

El hecho de que casi la totalidad fuera asesinada en los pri-meros meses de la guerra, bien puede ser clasificada de masa-cre. El secretario del PCE Jesús Hernández no tenía ningún re-paro en declarar que en España habíamos superado los horroresde Rusia en la lucha contra la religión.

Los santos inocentes nada pudieron hacer frente a la masacrede Herodes No tenían ninguna opción para hacerse perdonar.

DEL NÚMERO DE LOS MÁRTIRES

No sabemos el número de lossantos inocentes, pero no pudo sermuy grande, dada la escasa entidadde Belén en aquel momento.

6

Desde la fe

Los del 1936 sí. Les bastaba renegar de su fe –y es nota-ble que no se conoce, por lo que sabemos, que se dieraningún caso de apostasía–; al contrario, una gran parte deellos, murió testimoniando su fe y su perdón a los asesi-nos de todo tipo y corrientes políticas, y esto no se puedeocultar ni tergiversar.

Sabemos que Pablo VI, dejó para mejores tiempos es-tas beatificaciones –también en el Vaticano juega la opor-tunidad del gesto–, pero Juan Pablo II que había vivido ensu carne los horrores del comunismo y del fascismo, erapartidario de llamar a las cosas por su nombre y dar a es-tos testigos el valor del testimonio reconocido en la Igle-sia, pese a quien pese, guste o no.

En esta línea se pueden leer estas beatificaciones, queademás para España tienen un resonancia especial, dado elmomento político que estamos viviendo, en el que la bús-queda del bien común, de la paz y de la fraternidad, pareceque sólo se puede conseguir culpando a los otros. Estoypor ver que, una vez por todas, en la famosa ley de la me-moria histórica se reconozcan la desdicha y la culpabilidadde estos asesinatos y persecuciones a dos bandas.

Pienso que hoy, a nivel de pensamiento, sin duda or-questado y dirigido, la persecución incruenta sigue, y nodeja de ser una desgracia cuando no se hace una historiaobjetiva, como labor de estudiosos, a poder ser ajenos amotivaciones ideológicas o de partido. Así han sido mu-chísimas obras escritas desde ambas partes en España yfuera de ella, desde principios de la guerra, falseando lainterpretación de hechos y personajes.

Leía ayer que un escritor americano aseguraba que una guerra civil nece-sitaba al menos de cien años para restañar las heridas. Hoy me parece quedeber ser menos tiempo, dada la relatividad con que los jóvenes dan al pasa-do, a las personas y a las cosas.

on interesantes las palabras que Benedicto XVI dirigía a los más de50.000 fieles reunidos para la ceremonia de la beatificación en elÁngelus, con un sol espléndido, a pesar de las amenazas de frío y lluvia de los días precedentes: “Demos gracias a Dios por el gran

don de estos testigos heroicos de la fe, que movidos exclusivamente por suamor a Cristo, pagaron con sangre su fidelidad a Él y a su Iglesia… Con sutestimonio iluminan nuestro camino espiritual y nos alientan a entregar nues-tras vidas como ofrenda de amor a Dios y a los hermanos”.

Para arropar esta beatificación mencionó también otros mártires beatifica-dos en este mismo mes de octubre, como el de un austriaco campesino quedesafió a Hitler, o una brasileña que por defender su pureza y virginidad fuetambién asesinada en el Brasil. Probablemente a muchos hoy este martirio leparecerá una tontería; acaso noticia de crónica negra sin más importancia,dada la banalidad con la que la pureza o virginidad se viven hoy en nuestrassociedades, en la prensa del corazón o en ciertos programas televisivos.

En tierras brasileñas también fueron asesinados en 1924 un sacerdote espa-ñol y un jovencísimo español, su acompañante, que fueron también beatifica-

STESTIMONIO DE BENEDICTO XVI

dos. No olvidó tampoco el Papaotros tipos de martirio que vivenmuchos cristianos en su vida fami-liar, social y religiosa, como una po-laca, esposa, madre de cuatro hijos,y fundadora de una familia religiosa.

Benedicto XVI continuó dicien-do: “Es el testimonio silencioso yheroico de los muchos cristianosque viven el evangelio sin compro-misos, cumpliendo con su deber ydedicándose generosamente al ser-vicio de los pobres… Este martiriode la vida ordinaria es un testimo-nio particularmente importante enlas sociedades secularizadas denuestro tiempo. Es la batalla pací-fica del amor que todo cristianotiene que combatir incansablemen-te; la carrera por difundir el Evan-gelio que nos compromete hasta lamuerte”.

Juan Pablo II, que había vivido ensu carne los horrores del

comunismo y del fascismo, fuepartidario de llevar adelante las

causas de los mártires españoles.

7

A estas alturas, después de tantosaños de memoria casi desconocida,han sido necesarios muchos estu-dios, muchos testigos, no sólo de lamuerte por amor a Cristo o en defen-sa de su fidelidad al Evangelio, sinotambién de unas vidas, vividas conel sello de la normalidad, de la santi-dad de cada día, en la vida familiar,sacerdotal o religiosa. Constituíaaquella “buena gente” que todo elmundo común quería y apreciaba.Su valor llevaba de por sí a pregun-tarse los porqués de su gesto heroicode amor a Cristo y su fidelidad, has-ta la muerte. “Ni malos ni buenospudieron sustraerse ante los ejem-plos de estos hombres y mujeres quevivieron la gran tribulación”.

Hoy se ofrecen como quienespueden invitarnos a la mesa y a dar-nos la mano. Y pueden decirnos queellos alcanzaron la corona, gracias aestas luchas en familia, y que, auncostándoles la vida, sonfelices. No se trata de lapolítica que tantas som-bras ha proyectado en loscampos de España; se tra-ta de reconocer que fue-ron unos héroes por la fey por unos ideales que ha-bían vivido con sinceri-dad. Desde la otra partehubo muchos desalmados(sin alma) que quisieronborrar el nombre de Cris-to y de la Iglesia de lasraíces de España. No dejóde haber una inmensa ma-yoría también de “buenagente” que fue vencida enuna guerra que desgracia-damente fue nuestra. Loque se enfrenta en familiasiempre acaba mal, comosucede en nuestro caso.Los odios, los malos que-reres, las venganzas y eldesprecio suelen ser pordesgracia los resultadosde nuestros enfrentamien-

tos familiares a pequeña escala. Normalmente no hay familia que se salve deellos, como todos sabemos y experimentamos.

También Herodes pensó tapar la boca y el futuro de aquellos niños elimi-nados en Belén, pero el proyecto de salvación sigue su curso y, treinta añosmás tarde, surge y se manifiesta desde Nazaret uno de los salvados de aque-lla matanza con un mensaje de paz, de salvación, de esperanza y de amor desu Padre Dios para todos sus hijos, sean quienes fueren.

nos acogieron la Palabra, y la Palabra se hizo carne, acampó entre no-sotros, plantó su tienda en medio de los campos de Nazaret y comen-zaron a brotar espigas, a lo largo de dos mil años. “Y su Reino no ten-drá fin”, cantamos en el Credo, pase lo que pase y aunque enrojezcan

nuestros campos las amapolas. Otros no acogieron la oportunidad.No tengamos miedo a proclamar nuestra fe, nuestras raíces cristianas. Un

pueblo sin raíces, nos gusten o no, sin pasado, no puede presentar ningúnmérito a la hora de querer ocupar un puesto significativo en la historia. Nose trata sólo de presentar un pasado de museo, sino un futuro que busca lomejor en lo más profundo de nuestras entrañas en contacto con otras cultu-ras, religiones, valores y éticas diferentes.

“Los mártires, decía el cardenal Saraiva Martins, en su homi-lía, no consiguieron la gloria para sí mismos. Su sangre, que em-papó la tierra, fue riego que produjo fecundidad y abundancia defrutos”. Sangre de mártires, semilla de cristianos, decía Tertulianoallá en el lejano siglo III. Así lo expresaba, invitándonos a con-servar la memoria de los mártires, el santo padre Juan Pablo II enuno de sus discursos: “Si se perdiera la memoria de los cristianosque han entregado su vida por confesar la fe en el tiempo presen-te, con sus proyectos e ideales, se perdería una de sus característi-cas más valiosas, ya que los grandes valores humanos y religio-sos dejarían de estar corroborados por un testimonio concretoinscrito en la historia”.

Recojo el último párrafo de la homilía del cardenal, que algu-nos como siempre han juzgado como ingerencia en la situaciónactual española. A mí me parece muy bien, tanto por defender lalibertad de expresión tan cacareada, como la paz a los hombres debuena voluntad: “Por eso, ser cristianos coherentes nos imponeno inhibirnos en el deber de contribuir al bien común y moldearla sociedad según justicia, defendiendo –en un diálogo informadopor la caridad– nuestras convicciones sobre la dignidad de la per-sona, sobre la vida desde la concepción hasta la muerte natural,sobre la familia fundada en la unión matrimonial una e indisolu-ble entre un hombre y una mujer, sobre el derecho y deber prima-rio de los padres en lo que se refiere a la educación de los hijos ysobre otras tantas cuestiones que surgen en la experiencia diariade la sociedad en que vivimos”.

Han sido jornadas hasta climáticamente estupendas, y comodecían algunos grupos de peregrinos, en esta beatificación histó-rica, tanto por el número de beatos cuanto por la participación dela Iglesia española y peregrinos, no hubiera estado de más que enalgún momento Benedicto XVI se hubiera dejado ver personal-mente entre ellos. ❦

USIN MIEDO A PROCLAMAR SU FE

Desde la fe

El Reino de Cristono tendrá fin,

decimos en el Credo.

8

EL ESPEJO DE LOS DÍAS

EN TONO MENOR Vicente Muñoz Pellín

Puer natus in Bethleem, alleluia! Unde gaudet Ie-rusalem, alleluia, alleluia! In cordis jubilo, Christumnatum adoremus, cum novo cantico. Es decir, aproxi-madamente: “Un niño ha nacido en Belén, aleluya; poreso se alegra Jerusalén, aleluya, aleluya. Con júbilo enel corazón, adoremos con un cántico nuevo a Cristo re-cién nacido”.

Este canto en latin, tradicional del tiempo de Navi-dad, posee una hermosa melodía gregoriana muy pega-diza que, cuando se entona, se apodera del cantor du-rante largo rato y le ayuda así a sintonizar mejor con elmisterio que se celebra…

Comienzo con esta evocación porque no deseo que seolvide que la alegría es en Navidad tan necesaria comopueda serlo la sobriedad. Durante mucho tiempo, am-bas actitudes –de sobriedad y de gozo– han caminadojuntas en el modo de celebrar la navidad la mayor partede nuestros cristianos. Y aun hoyun buen número de personas, ge-neralmente mayores, esa es la ver-dad (salvo quizá si han sufrido re-cientemente el fallecimiento dealgún familiar, o lo padecieron enel pasado por estas fechas que, consu llegada, avivan el recuerdo delausente), siguen celebrando la na-vidad con mucha alegría, piadosa-mente y con sencillez; mientrasasisten, con cierta indulgencia y al-

gún desconcierto, a todo el bullicio que organizan losque son más jóvenes, con esa actual constelación de ce-nas prenavideñas, de exagerados gastos en regalos y enloterías, o de excesos en las compras domésticas. Dichosea con las debidas excepciones.

Al igual que ocurre en otros momentos (v. gr. con oca-sión de las primeras comuniones y, especialmente, conmotivo de las bodas), yo diría que este modo relativa-mente novedoso y al parecer difícilmente evitable hoyde celebrar las fiestas religiosas, cada vez más complica-do y sofisticado -y más caro, por descontado-, ha tocadofondo, no da más de sí… Podrá quizá prolongarse poralgún tiempo, pero antes o después tendrá que imponer-se la sencillez y la cordura: al menos -así lo deseo y loespero- en el ámbito de las familias sinceramente cre-yentes, que deben ser por ello más sensibles a las mu-chas necesidades de tantos seres humanos en nuestromundo. Y seguro que la gente se apercibirá entonces deque en la sobriedad hay más gozo que en el despilfarro.

Pero la sobriedad no está reñida con el aprecio dela belleza y de aquello que en nuestra vida califica-

mos de extraordinario, y requiereese cuidado que dispensamos alas cosas que nos merecen verda-deramente la pena. Y, ciertamen-te, nada merece más, no sólo lapena, sino también la alegría,que la celebración –“sobria, hon-rada y religiosa”, en expresiónde san Pablo– del nacimiento deJesús, el Hijo de Dios, en el hu-milde y gozoso hogar de María yde José.

UNA GOZOSA SOBRIEDAD

La siempre artística y expresiva filatelianavideña de la Ciudad del Vaticano.

9

Perdura en nosotros, sin duda, el grato recuerdo dela beatificación que tuvo lugar en Roma hace pocomás de un mes, en la mañana del domingo día 28 deoctubre, de 498 mártires de la persecución religiosaque azotó a España en los años treinta del siglo pasa-do: jóvenes, en muchos casos, y pertenecientes en sumayoría a órdenes y congregaciones religiosas, aun-que también obispos, sacerdotes diocesanos y segla-res, muertos por causa de su fe y perdonando. Losasistentes al acto fueron alrededor de cincuenta mil y,entre ellos, un millar de sacerdotes y casi todos losobispos españoles.

Como revista de carácter mensual, EL REINO no estáen condiciones de reflejar puntualmente el desarrollode eventos como éste, cosa que han hecho con ventajalos diarios y semanarios. Pero no hemos dejado de ha-cernos eco de él, a nuestro nivel. Así, en el número denoviembre publicamos un interesante trabajo del P. En-rique Torres sobre lo que requiere la Iglesia para decla-rar el martirio de uno de sus fieles. Y en el presente nú-mero se puede leer el estimable y lírico texto deltambién marianista P. José María Salaverri acerca delas figuras del héroe y del mártir, tomando pie de unconocido lienzo y de la vidriera que campea en uno desus centros educativos.

El himno oficial de esta beatificación lleva por título“Semillas de paz”, y su autor es el sacerdote D. JoséLuis Moreno, que dice haberse inspirado en el Mensajede la Conferencia Episcopal Española para el aconteci-miento, titulado “Vosotros sois la luz del mundo”; enéste se afirma que los mártires “han dado gloria a Dioscon su vida y con su muerte y se convierten para todosnosotros en signos de amor, de perdón y de paz”. Heaquí el texto del himno en cuestión:

Semillas de paz,mártires de Cristo, signos del amor,valientes testigos, antorchas de feen nuestro camino.(bis)

Es semilla de cristianosvuestra sangre martirial,es perdón de los hermanosy esperanza de la paz.

Sois racimo bien maduroque el Señor prensó en su cruz,trigo sois limpio y fecundotriturado por Jesús.

En España el siglo veinteresplandece en santidad,pues dais vida en vuestra muertea una nueva Humanidad.

Entregadnos el testigoque hoy queremos recoger,por seguir en el caminoal Señor, Testigo fiel.

Dadnos gozo y valentíaal sembrar la paz y el bien,proclamando en nuestra vidala alegría de la fe.

Entre las muchas valoraciones hechas al términodel acto, elijo unas breves palabras del Card. MartínezSistach, arzobispo de Barcelona: “La sociedad buscasoluciones, más que con palabras, con hechos. Hemostenido aquí 498 testimonios que, por ningún motivopolítico, solamente por su fe y por sus ideales profun-dos, dieron su vida”. ¿Se reconocerá esto así en Espa-ña?

EL RESPLANDOR DE LA SANTIDAD

El espejo de los días

Tapiz descubierto en la fachada de la basílica de SanPedro en el momento de la beatificación.

10

Las intenciones de oración que el Papa Bene-dicto XVI confió al Apostolado de la Oración para esteaño 2007 concluyen con las dos siguientes, de gran sig-nificado para el mundo y la Iglesia: Que la sociedad

atienda con interés a los enfermos del SIDA, especial-mente a los niños y a las madres, y que la Iglesia leshaga sentir el amor del Señor (intención general); yque la Encarnación del Hijo de Dios, celebrada solem-nemente por la Iglesia en la Navidad, ayude a los pue-blos de Asia a reconocer en Jesús al enviado de Dios,único Salvador del mundo (intención misional).. ❦

INTENCIONES DE ORACIÓN

El espejo de los días

Parece que las celebraciones centenarias eclesiales sesiguen sucediendo, a pesar de las numerosas que recogíen este lugar el mes pasado… Esta vez nos gozamoscon el recuerdo de san Antonio María Claret, que nacióen Sallent a las puertas de la Navidad de 1807: prontohará doscientos años, por tanto.

En términos generales, puede decirse que no es unsanto desconocido entre nosotros. Por mi parte, recuerdoque, antes de ir al seminario, ya había oído hablar de él,de que era catalán, se había dedicadoa las misiones populares, fue arzobis-po de La Habana y confesor, luego,de Isabel II… Lo que quizá no sabía,pero lo supe pronto, al ingresar en lavida religiosa, es que san AntonioMaría fue el Fundador de unos reli-giosos que, en atención a él, se deno-minarían “Claretianos” –para abre-viar–, a los que él llamó Hijos delInmaculado Corazón de María. Deahí la sigla que sacerdotes y herma-nos de la Congregación añaden a suapellido: CMF, Cordis Mariae Filius.

Personalmente, siento gratitud aesta Congregación, que tenía su Teo-logado en Salamanca a gran distanciadel nuestro, de una punta a otra de laciudad. Primero, conocí a algunos desus jóvenes en las asambleas misio-nales, y me encontré con uno de sustutores, el acogedor P. Aquilino Bo-cos (al que vería después en Romaalguna vez, ya Superior General desu Instituto). Cuando estudiábamosTeología en la Universidad Pontifi-cia, los cuatro religiosos Reparadores matriculados en2º curso nos encargamos mancomunadamente de meca-nografiar, multicopiar y distribuir entre los compañeroslos apuntes de Antropología Teológica del P. FernandoSebastián, CMF; era yo el encargado de acudir, enmoto, a recoger su “ración” de hojas cada vez que meavisaba, lo que me permitía verle un momento a solas.

Hay que decir que redactar apuntes es una de las tareasmás exigentes para muchos profesores universitarios,pero añadiré, en este caso, que no creo hacer estudiadoen la vida con mayor agrado otros apuntes que éstos delactual arzobispo emérito de Pamplona.

Lógica mayor importancia tuvo para mí el hecho deque, en compañía de mi entrañable amigo Jaime LópezMerino, fui ordenado sacerdote por un obispo claretia-no, Mons. Arturo Tabera, en el Teologado también cla-retiano: Jaime y yo, literalmente perdidos sobre la al-fombra entre los 27 diáconos claretianos, en la luminosamañana del día 5 de abril de 1970. Me parece que tengomotivos para que me caiga simpático san Antonio Ma-

ría Claret y para estar agradecidoa sus hijos, ¿no?

Andando el tiempo, mi gratitudse amplió especialmente a losclaretianos del Instituto Teológicode Vida Religiosa, que durante elpostconcilio se han volcado en laformación permanente y especia-lizada de religiosos y religiosas.Su Centro está muy cerca denuestro Colegio “Fray Luis deLeón”, lo que ha facilitado enocasiones a los miembros denuestra comunidad -y a sus hués-pedes españoles o extranjeros-participar en diversas actividadesdel Instituto.

Volviendo a san Antonio Ma-ría, leo en una revista de Vic,donde fuera ordenado sacerdoteen 1835, una oración suya quepuede venirnos bien en momen-tos de apuro: Senyor y Pare meu!,- que et conegui i et faci estimar;- que et serveixi i et faci servir;-que et lloï i et faci lloar- per totes

les creatures [Señor y Padre nuestro, que te conozca yte haga amar; que te sirva y te haga servir; que te alabey te haga alabar por todas las criaturas]. Así le fue con-cedido hacer al santo que, por ejemplo, en los años quevan de 1840 –cuando la primera misión- a 1848, en quefue a predicar a Canarias, se hizo presente con su predi-cación en más de trescientas localidades de Cataluña.

A PROPÓSITO DEL BICENTENARIODE SAN ANTONIO MARÍA CLARET

San Antonio María: talla de laclaretiana M. Modorer, en el InstitutoTeológico de Vida Religiosa de Madrid.

11

POR UNA CARTA PASCUAL

orría el año 367. El obispoAtanasio, de Alejandría (Egip-to), acostumbraba mandar ca-da domingo de Pascua a sus

comunidades una carta circular coninstrucciones y enseñanzas. Ese añodecidió incluir en ella el nombre delos 27 libros que integraban el Nue-vo Testamento, y que la Iglesia con-sideraba como inspirados. Esa cartade Atanasio, conocida como la Car-ta Pascual 39, se convirtió así en elprimer documento de la Iglesia, queconocemos nosotros, con la lista (o“canon”) completa de todos los li-bros del Nuevo Testamento, talcomo lo tenemos hoy.

Hacía más de 200 años que se ha-bía terminado de escribir el NuevoTestamento (alrededor del año 125se compuso el último libro). ¿Porqué la Iglesia demoró tanto en for-mar esta colección? ¿Quién comen-zó a establecerla? ¿En qué se basa-ron para aceptar algunos libroscomo inspirados, y rechazar otros?

PREDICAR, NO ESCRIBIR

esús aceptó el Antiguo Testa-mento como Palabra de Dios. ¿Cómo lo sabemos? Porqueentre los judíos, cuando se ci-

taba un libro con valor de Palabrade Dios se decía: “está escrito”. Yvarias veces Jesús usa esta expre-sión. Por ejemplo, cuando Satanáslo tienta en el desierto para convertirlas piedras en pan, le contesta: “No,porque está escrito (en el Deutero-nomio): «no sólo de pan vive elhombre»” (Mt 4,4). Cuando expulsaa los vencedores del Templo, lesdice: “Está escrito (en Isaías): «micasa será llamada Casa de oración»”

(Mt 21,13). Cuando anuncia su futu-ra pasión, dice: “Está escrito (en Za-carías): «heriré al pastor y se disper-sarán las ovejas»” (Mt 26,31).

Jesús, pues, reconoció el AntiguoTestamento como Libro Sagrado. Ylos primeros cristianos hicieron lomismo. Sólo que, además de él, aña-dieron también las enseñanzas deJesús. Pero éstas se transmitían oral-mente, no escritas. Era una Palabrade Dios “oral”, difundida de boca enboca, porque ésa había sido la ordendada por Jesús antes de su partida:“Vayan y prediquen mi palabra” (Mt28, 18-20; Mc 16,15; Lc 24,47). Noles había dicho: “Vayan y escribanlibros”.

Además, a los primeros cristianosno se les ocurrió poner por escritolas palabras de Jesús porque pensa-ban que el fin del mundo estaba cer-ca. Y si la Segunda Venida del Se-ñor era inminente, ¿para qué perderel tiempo editando libros? Habíaque salir a predicar.

LAS TRES RAZONES

ero a medida que transcurríael tiempo, los cristianos vie-ron que el fin del mundo nollegaba. Además, empezaron

a morir los apóstoles que habíanpresenciado la vida de Jesús. Porotra parte, surgieron nuevas comuni-dades cristianas en ciudades lejanas,a las que no se podía visitar perso-nalmente, y había que mandarles al-guna enseñanza por escrito.

Estas tres razones fueron las quehicieron que, poco a poco, apare-cieran los primeros libros del Nue-vo Testamento. El primero fue la1.ª Carta de San Pablo a los Tesalo-nicenses, escrito alrededor del año50. Más tarde surgieron otras car-

PJ

C

DIVULGACIÓN BÍBLICA

¿QUIÉN REUNIÓLOS LIBROSDEL NUEVO TESTAMENTO? Ariel Álvarez Valdés

Los libros del Antiguo Testamentofueron reconocidos ya por Cristo

al afirmar “escrito está”(En el grabado, Judit de Giorgione).

12

tas. Luego, a partir del año 70,se escribieron los cuatro evan-gelios y Los Hechos de losApóstoles. Después el Apoca-lipsis, y otras cartas de diferen-tes autores.

Así, lentamente empezó acircular entre las comunidadescristianas una amplia literatura.Y algunos escritos adquirieronpronto tanta autoridad y presti-gio, que empezaron incluso aleerse en las celebraciones litúr-gicas, antes reservadas sólopara el Antiguo Testamento.

IGUALESA LOS ANTIGUOS

comienzos del siglo II, algu-nos de estos libros empiezan a mostrar una autoridad igual, oparecida, a la del Antiguo Tes-

tamento.La primera vez que vemos un es-

crito cristiano al mismo nivel que elAntiguo Testamento es en la 2ª Car-ta de Pedro, redactada hacia el año125. Allí, el autor dice que los escri-tos de Pablo “son tan difíciles de en-tender... como las «demás Escritu-ras»” (o sea, como el AntiguoTestamento) (3,16). Si dice “las de-más Escrituras”, es porque conside-ra a las cartas paulinas tambiéncomo Escrituras. Pero lamentable-mente no dice a cuáles cartas de Pa-blo se refiere, así que nos quedamossin sin conocer cuáles fueron losprimeros escritos cristianos conside-rados inspirados.

Poco después, hacia el año 131,tenemos el primer libro del NuevoTestamento citado como “Escritu-ra”. En una obra, llamada La Epísto-la de Bernabé, se cita una frase deSan Mateo (Mt 22,14) con la famo-sa fórmula de los Libros Sagrados(“está escrito”). San Mateo pasó aser, pues, el primer libro del NuevoTestamento reconocido y citadocomo Palabra de Dios. Hacia el 150,otra obra llamada 2.ª Carta de Cle-mente cita el evangelio de Marcos(Mc 11,17) con la misma fórmulasagrada.

NO LO ACEPTÓNI SU PADRE

sí, a comienzos del siglo II te-nemos ya las cartas de Pablo y dos evangelios al mismo ni-vel que el Antiguo Testamen-

to. Sin embargo la Iglesia primitivani siquiera sueña todavía con “crear”un Nuevo Testamento, es decir, unalista oficial de libros cristianos tansagrada como el Antiguo. Pero enese momento sucedió un hecho quehizo cambiar las cosas: apareció latemible herejía marcionista.

¿Qué era el marcionismo? Era unmovimiento fundado por Marción, unrico comerciante de la ciudad de Sí-nope (al norte del Asia Menor, la ac-tual Turquía). Su padre era obispo, ypertenecía a la alta clase social. PeroMarción pronto empezó a desarrollarideas muy extrañas, y en su ciudadnatal comenzaron a mirarlo con ma-los ojos. Su padre le hizo notar loequivocado de sus creencias, pero élse mantuvo firme en su postura. En-tonces, aquél decidió excomulgarlo yecharlo de la iglesia de Sínope.

Al verse excluido de su ciudad,en el año 140 se trasladó a Romapara incorporarse a la comunidadcristiana local. Al principio lo acep-taron como un miembro fervoroso,pero pronto sus ideas causaron unfuerte malestar. Escribió un libro ti-tulado Antítesis, para explicarlas,

pero resultó tan escandalosoque en julio del año 144 fue ex-comulgado por segunda vez, ytodos sus libros destruidos.

LA LISTA DE MARCIÓN

ué era lo que enseñabaMarción? Que el Diosdel Antiguo Testamento,llamado por los judíos

Yahvé, no es el mismo Dios deJesucristo. Aquél era un Diosmalvado, cruel y perverso, queimponía la Ley, castigaba a loshombres, y permitía las guerras.En cambio el Dios de Jesucristoes un Dios bondadoso y compa-sivo, lleno de amor y misericor-

dia. Por eso, decía Marción, los cris-tianos no debían aceptar el AntiguoTestamento, porque contenía la pala-bra de un Dios malvado. Sólo debíanleer libros cristianos, que de ahora enadelante eran la única “Escritura”. ¿Ycuáles, de todos los libros cristianosque circulaban, podían leerse? Pararesponder a esta pregunta, Marcióncompuso una lista de libros, que paraél eran los realmente inspirados. Asínació el primer y más antiguo canonque existe, del Nuevo Testamento.

Los libros aceptados por Marciónen su lista eran: el evangelio de Lu-cas, aunque con algunos recortes (alos otros tres los consideró demasia-do “judíos”, y los excluyó), y diezcartas de Pablo (las que dejó fueraeran la 1.ª y 2.ª carta a Timoteo, y lacarta a Tito). O sea que el primer ca-non del Nuevo Testamento que co-nocemos apareció en Roma, suautor fue un hereje, y su contenidoera de sólo 11 libros.

Marción terminó fundando supropia iglesia, y aunque murió en elaño 160, el marcionismo tuvo granéxito, y perduró hasta el siglo V.

UNA BIBLIA INTERMINABLE

ero ése no fue el único proble-ma que tuvieron que enfrentarlos primeros cristianos. Casi simultáneamente con MarciónP

Q¿

AA

Divulgación bíblicaSan Agustín, en el Concilio

de Hipona (393) señalaba ya la listade 27 libros del Nuevo Testamento.

13

Divulgación bíblica

apareció otro hereje, llamado Monta-no. Oriundo de Ardabav, en Frigia(Asia Menor), Montano era un exsacerdote pagano que se convirtió alcristianismo. Al principio fue un cris-tiano muy fervoroso, pero hacia elaño 155 se desvió de la ortodoxia yempezó a enseñar que él era el Pará-clito, es decir, el Espíritu Santo queJesús había prometido enviar a la tie-rra (Jn 14, 16; 16, 12-13) para revelarla verdad completa a los cristianos.De este modo, Montano comenzó adecir que sus palabras y sus enseñan-zas debían considerarse tan “sagra-das” como las mismas palabras deJesús, porque contenían las nuevasrevelaciones prometidas por el Señor.

Montano compuso algunos libros,y pretendió que se los incluyera enel Nuevo Testamento. Se fue, pues,al otro extremo de Marción. Mien-tras éste excluía libros del canon,Montano agregaba sus obras.

Frente a estas dos corrientes heréti-cas, la comunidad cristiana de Romafue la primera en reaccionar. Se diocuenta de que debía fijar de una vezel canon del Nuevo Testamento, a finde acabar con la inseguridad que cau-saban estas herejías. Y así, en el año170 elaboraron la lista de libros queconsideraban como Sagrados. Estalista, que hoy se conoce como el Ca-non de Muratori (por Luis Muratori,que la descubrió en 1740 en la Bi-blioteca Ambrosiana, de Milán), es elprimero y más antiguo canon delNuevo Testamento que existe de laIglesia oficial. Tenía 24 libros (13más que el canon herético de Mar-ción), y era muy parecido a nuestrocanon actual. Sólo le faltaban 5 li-bros: la Carta a los Hebreos, la Cartade Santiago, la 1.ª y 2.ª Carta de Pe-dro, y la 3.ª Carta de Juan. Pero in-cluía 2 libros que no correspondían:la Sabiduría de Salomón y el Apoca-lipsis de Pedro.

CRITERIOS QUE SE USARON

ste primer canon fue un gran paso en la historia de la Biblia,aunque sólo era obligatoriopara la Iglesia de Roma. Pero

poco después, los obispos de otras co-munidades empezaron también a ela-borar sus propios cánones, que, si bienno siempre eran coincidentes, servíanal menos para frenar el peligro de lasherejías. Así, a fines del siglo II, en lasGalias (Francia), el obispo Ireneo deLyon reconoció un canon de 20 libros.En el norte de África, el teólogo Ter-tuliano admitió 23 libros. Y en Orien-te, el obispo Clemente de Alejandríaaceptaba 22 libros.

¿Qué criterios siguieron las autori-dades de la Iglesia para discernir cuá-les libros eran auténticos y cuáles no?Aunque no lo sabemos a ciencia cier-ta, podemos deducir (por escritoseclesiásticos posteriores) que fuerontres.

Primero: la “conformidad con lafe”. Es decir, cuidaban que el conte-nido de los libros coincidiera con loque se venía enseñando en las co-munidades. Cualquier libro que tu-viera alguna doctrina sospechosa oextraña era automáticamente recha-zado.

Segundo: el “origen apostólico”.Es decir, los libros debían procederde algún apóstol de Jesús, o de al-guien que hubiera estado en contac-to con un apóstol, de modo que sepudiera garantizar que su contenidose remontara al propio Jesús.

Tercero: el “uso litúrgico conti-nuo”. Es decir, aquellos libros quedesde hacía muchos años se veníanleyendo en las reuniones litúrgicascon sumo provecho espiritual, y quepor eso gozaban de un cierto presti-gio, fueron sin duda incluidos en elcanon.

LA DUDA DE LOS SIETE

or lo tanto, hacia el año 200habían sido aceptados por to-das las iglesias los siguienteslibros: los 4 evangelios, las 13

cartas de Pablo, Los Hechos de losApóstoles, la 1.ª Carta de Pedro, y la1.ª Carta de Juan. En el año 200aparece, también, por primera vez lapalabra “Nuevo Testamento”, parareferirse al conjunto de libros cris-tianos considerados Palabra deDios. La inventó el escritor Tertulia-no, de Cartago. Con ésta, ahora yase estaba en condiciones de distin-guir entre el “Antiguo” y el “NuevoTestamento” como dos partes dife-rentes de la misma Biblia.

Sólo un pequeño grupo de librosseguía provocando ciertas dudas,pues no parecían cumplir con los re-quisitos necesarios. Eran siete:

a) La Exhortación a los Hebreos.Porque en algunos párrafos (comoen 6, 4-6 y 10, 26-31) parece negarel perdón de los pecados que se co-meten después del bautismo.

b) La Carta de Santiago. Porqueno dice una sola palabra sobre Jesu-cristo (fuera de nombrarlo de pasa-da). Más bien parece un libro judío,que un libro cristiano.

c) La 2.ª Carta de Pedro. Porquecomparada con la 1.ª Carta resultatan distinta, que no puede atribuirseal mismo autor. ¿Cómo pudo escri-birla entonces Pedro?

d) La 2.ª y 3.ª Carta de Juan. Por-que son escritos tan breves (apenas

P

E

Retablo del evangelista san Lucas,en Segorbe (Castellón).

El Concilio de Trentofijó definitivamente

que el Nuevo Testamentoconsta de 27 libros.

14

pocos versículos), que su contenidoparecían insignificante y de escasaimportancia para ser Palabra deDios.

e) La carta de Judas. Porque cita,como si fueran autorizados, tres li-bros apócrifos (El Testamento de los12 Patriarcas, 1.er Libro de Henoc,y La Asunción de Moisés), que eranmal vistos por los cristianos.

f) El Apocalipsis. Porque sus vi-siones nebulosas y su mensaje oscu-ro se prestaban para muchos erroresy malos entendidos.

LAS DECISIONESDE LA IGLESIA

ero a pesar de ello estos 7 li-bros poco a poco fueron tam-bién entrando en el canon. Enel año 235, Hipólito de Roma

acepta ya la 2.ª Carta de Pedro. Enel 240, Orígenes acepta el Apocalip-sis y la Exhortación a los Hebreos.En el 250, Dionisio de Alejandríaacepta la 2.ª y 3.ª carta de Juan. Yasí llegamos al año 367, en el queAtanasio de Alejandría escribe sufamosa Carta Pascual,donde por primera vezencontramos que unaIglesia de Orienteacepte el canon com-pleto, es decir, los 27libros del Nuevo Tes-tamento tal como lostenemos hoy. En Occi-dente, la primera vezque la Iglesia lo aceptaes en el año 382, en elllamado Decreto Gela-siano, dado por elpapa Dámaso enRoma.

Pero éstas eran deci-siones de comunidadesindividuales. No te-nían autoridad másallá de ellas. Sólo en el año 393 te-nemos el primer Concilio de la Igle-sia que fija en 27 los libros del Nue-vo Testamento. Es el Concilio deHipona (norte de África), reunidopor san Agustín, donde se dice ex-presamente que son 27 los libros ca-

nónicos. No contento con esto,Agustín reunió en su diócesis dosconcilios más, en los años 397 y 419(ambos en la ciudad de Cartago),donde ratificó esta determinación.

Pero aunque estas decisiones ha-bían sido tomadas por un concilio,se trataba de concilios provinciales,no universales, y por lo tanto se-guían teniendo una validez limitada(sólo para el norte de África). Elresto de las Iglesias, especialmentelas de oriente, seguía fluctuando so-bre cuántos libros aceptar.

Fue a partir del siglo VI cuandose terminó imponiendo como prácti-ca, en todas las iglesias, el canon de27 libros. Y desde entonces ya nohabrá discusiones. Sólo una que otravoz aislada se levantará cada tantopara expresar sus dudas sobre algúnlibro.

En el año 1441, por primera vezun Concilio Universal mencionará lalista de los 27 libros del Nuevo Tes-tamento. Es el Concilio de Florencia.Pero los nombrará de paso, sin pre-tender expresar un dogma de fe.

Finalmente, cuando el debate so-bre los libros del Nuevo Testamento

parecía ya concluido, la discusiónresurgió otra vez y con nuevas fuer-zas en el año 1517 debido al monjeMartín Lutero, quien había manifes-tado sus dudas sobre 4 libros (San-

tiago, Hebreos, Judas y Apocalip-sis). Entonces la Iglesia, para termi-nar de una buena vez con este pro-blema que tantas discusiones habíasuscitado, decidió declarar definiti-vamente, como dogma de fe, que elNuevo Testamento completo constade 27 libros. Lo hizo en el Conciliode Trento, el 8 de abril de 1546. Seponía, así, punto final a una contro-versia que había durado más de1.400 años.

DE LA MANO DE LA IGLESIA

uién reunió los libros delNuevo Testamento? Nadie.Fue la práctica de las pri-meras comunidades y de

las iglesias locales, inspirada por elEspíritu Santo, la que poco a pocofue aceptando unos libros y dejan-do de lado otros, hasta que final-mente en el siglo VI las autoridadeseclesiásticas oficializaron la colec-ción.

Cuando tomamos la Biblia ennuestras manos, y la leemos como sifuera un libro escrito de corrido, no

nos imaginamos lasgrandes discusiones ypolémicas que huboen la historia de laIglesia para terminarde aclarar cuáles li-bros eran inspiradospor Dios y cuáles no.Pero Jesús había pro-metido: “El EspírituSanto los llevará a us-tedes hasta la verdadtotal” (Jn 16,13). Ycon esa certeza, laIglesia supo que sobreeste tema había llega-do, por fin, a la verdadtotal.

Cuando hoy nospreguntamos: “¿Por

qué debo creer que los libros de laBiblia son Palabra de Dios?”, la res-puesta es simple: porque así lo ense-ñó la Iglesia, asistida por Jesús. Yalo decía san Agustín: “Yo no creeríaen los Evangelios, si la Iglesia nome lo hubiera enseñado”. ❦

Q¿P

Divulgación bíblica

Biblia políglota del siglo XVI.

15

n el número de octubre pasadode nuestra revista publicamosun artículo del P. Valverde, sj

sobre la III Asamblea ecuménica delas Iglesias de Europa en Rumanía.En este mes de diciembre insistimosen tratar este tema por la importan-cia que tiene en orden a la unión delos cristianos. Nuestro colaborador,el P. Fernando Rodríguez Garrapu-cho, profesor de la UniversidadPontificia de Salamanca y represen-tante del UCESM en el Comité or-ganizador y en ese tercer encuentrocelebrado concretamente en Sibiu,nos ofrece un informe más ampliode este acontecimiento.

ibiu, ciudad situada en el centrode Rumanía y en el corazón deTransilvania, ha sido el lugar

por excelencia de un proceso de diá-logo y de encuentro de los cristianosde toda Europa. Sibiu, ciudad conmarcada huella germánica (su se-gundo nombre es Hermannstadt) yde encuentro entre confesiones cris-tianas de diferentes razas y lenguas,ha abierto sus puertas el mes de sep-tiembre a una original Asamblea.Sus iglesias ortodoxas, católicas yprotestantes han sido nuestra casadurante una semana: han sido de al-guna manera “las iglesias de Euro-pa”. La belleza de la ciudad, recien-temente restaurada gracias a sutítulo de capital europea de la cultu-ra, se ha hecho más evidente por laacogida de una población más cons-ciente de sus raíces religiosas, cultu-rales y sociales. En este caso con-creto y a partir de la acogida hechapor el Alcalde de la ciudad, es per-fectamente evidente que sus raícesque dan el nombre y la identidad a

S

E

Sibiu y a Rumanía (como a Europa) están ancladas en el cristianismo. Dehecho, el discurso de bienvenida del Dr. Klaus Johannis, Alcalde de la ciu-dad, fue muy valiente cuando dijo que nos recibía en una ciudad cristiana yque, para facilitar la visibilidad, una gran cruz se había puesto sobre una co-lina cercana, e iluminada durante la noche. Esta idea significaba claramenteel tema de la Asamblea: “La luz de Cristo ilumina a todos los humanos. Es-peranza de renovación y de unidad en Europa”.

Es la tercera vez que una representación de todos los cristianos de Europa seha reunido en asamblea, llena de parecidos y de diferencias con los encuentrosprecedentes. El parecido, como un hilo conductor, ha sido su objetivo: buscarlos caminos concretos que llevan a los cristianos de Europa a afirmar su fe enuna Iglesia que vive en unidad en medio de la diversidad de sus ritos y de sustradiciones. Ya en Bâle (1989) y en Graz (1997), se reunieron durante una se-mana el conjunto de las Iglesias cristianas para buscar la unidad perdida. Estoconstituye el punto común. Pero la originalidad de esta Tercera Asamblea hasido la de concebir como un largo proceso de casi dos años para comprometer-se en una especie de peregrinación ecuménica de las Iglesias de las tres tradi-ciones principales del cristianismo europeo: católico, protestante y ortodoxo.

En efecto, la 3.ª Asamblea tuvo cuatro fases que ha intentado comprometera todos los cristianos del viejo continente con los objetivos que perseguía. Dehecho el proceso empezó en Roma, en enero de 2006, donde la Iglesia católi-ca, por la voz del Papa, subrayó su compromiso de trabajar para alcanzar el

SOCIEDAD

III ASAMBLEA ECUMÉNICADE LAS IGLESIASDE EUROPA Fernando Rodríguez Garrapucho

Es la tercera vez que una representaciónde todos los cristianos de Europa se hanreunido en asamblea.

16

objetivo de la unidad visible de to-dos los discípulos de Jesús. Estafase se ha seguido en las Iglesias lo-cales de todo el continente dondelas iniciativas ecuménicas (a nivellocal, regional y nacional) fueronnumerosas, llenas de imaginación yde pasión, lo que ha permitido tejeruna vasta red de relaciones, de ora-ciones y de iniciativas de encuen-tros que, sin duda, han reforzado elecumenismo europeo. La tercerafase, que tenía como objetivo el en-cuentro y el conocimiento de la Re-forma protestante, ha tenido lugaren Wittenberg, la ciudad donde Lu-tero y Melanchthon comenzaron laaventura de la reforma y donde pa-saron una gran parte de su vida es-cribiendo y dirigiendo el nuevo mo-vimiento que con el tiempo sellamará “protestantismo”. Todo esteproceso terminó, la primera semanade septiembre, en un país de mayo-ría ortodoxa: Rumanía.

En el momento de valorar elconjunto del camino recorrido, podemos hacer una primera observación: elhecho de haber concebido la asamblea como un proceso se transformó en unéxito pues durante dos años y tranquilamente el ecumenismo ha penetradoen diferentes niveles de las Iglesias, de acceso imposible si todo se hubieraconcebido en algunas jornadas de reunión en un lugar de Europa. La dura-ción, relativamente larga, y el recorrido de los lugares más emblemáticos delcristianismo europeo, ricos de significado histórico, teológico y espiritualhan dado una consistencia y una resonancia a esta Asamblea de Sibiu quelas asambleas precedentes no conocieron.

Un segundo punto a subrayar: haber conseguido una de las principales fina-lidades, a saber: el acuerdo de las Iglesias sobre el objetivo a perseguir para laacción ecuménica: Unidad visible y plena de todos los cristianos. Esto noestá siempre tan claro y constituye un punto delicado de nuestras relaciones.Por otra parte, existe un peligro real de una “reconfesionalización” de las Igle-sias que encuentra su solución en un conformismo con la situación creada porla historia. Se dice: “Nosotros no podemos hacer nada por la unidad total, acep-tamos la situación creada e intentamos vivir en paz entre las Iglesias, para quenuestras discusiones no lleguen a ser un escándalo. Pero pensamos, que en elfondo, no podemos hacer nada más”. Algunos llaman a esta actitud “fatiga ecu-ménica” y es un peligro que se encuentra entre los católicos. El otro peligro esla convicción de poder pasar de una unidad visible a causa de la concepciónteológica de Iglesia. La eclesiología protestante ha conducido estos últimosaños de una manera general a un relativismo eclesiológico que acepta a todaslas Iglesias como partes de la única y verdadera Iglesia de Cristo que es el invi-sible. En el cruce de estos dos peligros, existe la convicción formulada en Sibiude que la unidad visible es un objetivo al que nosotros, cristianos, no podemosrenunciar, sobre todo en Europa, donde debemos sentirnos responsables de estecontinente que ha conocido las mayores divisiones de la Iglesia. En este senti-

do, el valiente y sincero discurso delcardenal W. Kasper ha sido el másaplaudido, pues desde mi punto devista había en la asamblea el deseo dereafirmar que la unidad visible no esuna quimera imposible sino un man-dato del Señor y una gracia del Espí-ritu Santo que debemos hacer reali-dad mediante nuestra conversión.

En 3.er lugar, el éxito de la Asam-blea es debido en parte al hecho deque la voz de las Iglesias cristianasha sido oída por las autoridades dela Unión Europea precisamente enel momento histórico que vive Eu-ropa en su proceso de unificaciónpolítica, social y económica. Lo quenos preocupa sin duda es constatarque un continente entero escondalas raíces de su propia identidadcuando redacta una constitución querecoge lo mejor de su historia y de-sea dirigir una mirada de esperanzapara el futuro. Cuando Europa re-niega de su pasado y no tiene encuenta sus raíces cristianas, las quele han dado y le dan hoy la saviamoral, espiritual y cultural que for-ma el núcleo de su identidad propia,estamos delante de un proceso deenfermedad de una cultura que no sereencuentra ella misma. Por estacuestión Europa pone en juego unproblema serio: tener un presentecon sentido y poseer una esperanzapara el futuro (esperanza que esfuente del dinamismo para los ciu-dadanos europeos) o bien caminarsin orientación hacia una meta de laque se ignora dónde conduce. ElPapa Juan Pablo II tuvo una visiónclara de esta idea en la aurora de supontificado y el actual Obispo deRoma, Benedicto XVI, tiene el mé-rito de invitar a Europa a reflexionaren profundidad sobre esta gravecuestión; tiene a su favor la capaci-dad de reflexión e intelectual. Res-pecto a este punto, el Obispo repre-sentante de la Iglesia Evangélicaalemana, el Reverendo W. Huber, hatenido una posición semejante a ladel Papa actual sobre la función dela fe cristiana en la Europa de hoy.

Sociedad

El papa Benedicto XVI subrayóen 2006 el compromiso de la IglesiaCatólica por trabajar por la unidad

de los cristianos.

En esta encrucijada histórica ycultural, ¿sólo debe escucharse enEuropa la voz católica? Ciertamenteno. El 3.er Encuentro de las IglesiasCristianas de Europa no ha queridodejar de lado una propuesta cristianacomún ante las autoridades de laUE, sumergidas actualmente en elproceso de re-iniciación del proyec-to de constitución. Es un contextode nuestra historia ver la importan-cia y el alcance de la presencia depersonalidades como Manuel DuraoBarroso, Presidente de la ComisiónEuropea, Traien Basescu, Presidentede la República de Rumanía, Renévan der Linden, Presidente de laAsamblea Parlamentaria del Conse-jo de Europa, y el Comisario Léo-nard Orban, miembro rumano de laComisión Europea.

Por parte de las Iglesias, habíapersonalidades importantes: el Pa-triarca Ecuménico de Constantino-

pla, Bartolomé I; el Presidente y el Vice-Presidente de la CCEE, CardenalErdö de Hongrie y Monseñor Aldo Giordano; el Cardenal Ricard, de Fran-cia; el pastor calvinista francés y Presidente de la KEK, Monseñor Jean-Ar-nold de Clermont; Monseñor Peter Pavlovic, encargado en la KEK de la Co-misión Iglesia y Sociedad; Monseñor Adrianus Van Luyn, Presidente de laComisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE), yMonseñor Treanor, Secretario General de esta institución; Monseñor Kirillde Smolensk, Presidente del Departamento de relaciones exteriores del Pa-triarcado de Moscú; Monseñor W. Huber, Presidente del Consejo de la Igle-sia Evangélica en Alemania; el Metropolita Daniel de Moldavia y de Baco-vine, Iocum tenens del Patriarca de la Iglesia ortodoxa rumana, pues elPatriarca falleció unas semanas antes (unos días después del encuentro deSibiu, él mismo sería elegido Patriarca). El Papa Benedicto XVI envió unmensaje de apoyo a la Asamblea en el cual repetía que el ecumenismo cons-tituye una prioridad en su pontificado.

Hay que subrayar también el valiente informe del Presidente de la KEK,pastor protestante calvinista, el foro sobre Europa en el que pedía intensifi-car un diálogo más auténtico entre los hombres políticos europeos y las Igle-sias cristianas.

Una 4.ª cuestión que muestra el alcance de esta Asamblea Ecuménica es elhecho de que fue acogida en un país de mayoría ortodoxa. Esto no es eviden-te, pues no es fácil de encontrar una tal apertura ecuménica en una Iglesiaoriental de Europa del Este que ha vivido su fe ortodoxa sin aspirar a la uni-

dad, al menos como nosotros, los católicos, la concebi-mos. De ahí la importancia de esta Asamblea tenida enRumanía y el mérito del Patriarca precedente Téoctist ydel Metropolita de Sibiu que, desde el principio, acogie-ron de buen grado esta idea a pesar de las dificultades pro-pias de un país con una reciente realidad histórica muycompleja. No olvidemos que un Concilio como el Vatica-no II no ha existido en la Iglesia ortodoxa y en ella no seconocen decretos como Unitatis redintegratio, origen delos compromisos ecuménicos. Cada Patriarca funciona deforma independiente y no existe la formación apropiada.

Todo esto nos empuja a creer que la Asamblea de Sibiuha sido una gracia y una oportunidad para la ortodoxia,concretamente para la Iglesia rumana que, al elegir a sunuevo Patriarca, ha probado que está dispuesta a recorrer elcamino hacia la unidad pues el nuevo elegido, el Metropoli-ta Daniel de Bacovina, participa desde hace años en los fo-ros ecuménicos de alto nivel teológico y eclesial. El en-cuentro de Sibiu ha sido un avance del protagonismo que laEurpoa oriental está llamada a jugar en la Unión Europea.

La gran variedad de foros ha sido de gran provechopara los participantes. Los temas se agrupaban por días.El miércoles 5 de septiembre el tema general fue: “La luzde Cristo y la Iglesia”. Por la mañana tuvieron lugar lasintervenciones de base y por la tarde los foros: unidad,espiritualidad, testimonio. El mismo proceso durante losdías siguientes. El jueves 6 de septiembre “La luz deCristo y Europa”, con los foros: Europa, religiones y mi-graciones. El viernes 7 de septiembre el tema “La Luz deCristo y el mundo” tratado en los foros: creación justiciay paz. Los temas elegidos son los puntos calientes que

17

Sociedad

El primer encuentro de la Iglesiacatólica con la ortodoxa se celebróen1964 entre el papa Pablo VIy el patriarca Atenágoras.

El primer encuentro de la Iglesiacatólica con la ortodoxa se celebróen1964 entre el papa Pablo VIy el patriarca Atenágoras.

preocupan hoy a Europa, los desafíos importantes para la sociedad y para lasIglesias cristianas. La elección de los foros para una mejor participación sepresentaba difícil. Para tener una visión de conjunto de las participaciones yde las ideas confrontadas, habrá que esperar a que los participantes tenganlos documentos resultantes de la Asamblea. Constituirán un marco privile-giado de reflexión sobre cuestiones actuales de nuestro trabajo y de nuestravida cotidiana.

El Encuentro ofreció durante las pausas distintas “agora” permitiendo alos delegados de las Iglesias el intercambio de información sobre la vida desus Iglesias respectivas. Las últimas horas de la tarde proponían programasculturales en la Gran Plaza y encuentros alrededor de un tema que ofrecía laposibilidad de abordar en pequeños grupos cuestiones en relación con los te-mas de la jornada. Estos grupos eran más reducidos, hacían posible un diálo-go fructuoso; la discusión de ciertos temas entre los participantes los hacíanmás realistas.

Tengo que subrayar una cuestión que no puede caer en el olvido. EstaAsamblea vivida en Rumanía no puede dejar insensibles a los católicos deeste país, la mayoría de rito bizantino. La Iglesia greco-católica rumana esuna minoría religiosa muy significativa en número y en peso eclesial en elinterior del país. Su historia reciente está marcada por grandes sufrimientosy por la fidelidad a la fe a precio de sangre, de prisiones y de torturas en elperíodo comunista. Esta Iglesia florece hoy en la libertad y se organiza concoraje para llegar a una situación normal e incluso de gran esperanza. El tes-timonio de los recientes mártires fortifica el ánimo de su perseverancia enlas dificultades.

Sin duda que la presencia de cientos de católicos venidos de toda Europa(varios cardenales, 70 obispos, varios centenares de sacerdotes, religiosos yreligiosas, laicos comprometidos en perseguir la unidad) les ha reconfortadoy les ha dado ánimo para continuar la lucha hacia un camino de normaliza-ción, sabiendo que las relaciones con los hermanos y hermanas ortodoxos noson siempre simples y fluidas.

18

El culto y la oración, las reflexio-nes bíblicas, las sesiones plenarias ylos grupos por temas, los foros y lasAgora, los encuentros personales ylos diálogos en un ambiente disten-dido han hecho de esta Asambleaecuménica un acontecimiento deprimera calidad sobre nuestro fati-gante camino hacia la unidad cris-tiana a la que no podemos renunciar.

Los y las que han participado hansentido que es el Espíritu Santo elque empuja a la Iglesia por este ca-mino. La fraternidad que hemos res-pirado nos ha hecho sentirnos máscon la Iglesia, más con Europa y nosha hecho comprender que hoy nopodemos ser cristianos consecuentescon el seguimiento de Cristo y consu proyecto de reconciliación si nonos comprometemos con fuerza re-novada a sanar las heridas de la di-visión de los cristianos. Esta divi-sión que, en medio de una Europamás unida a nivel social, político yeconómico, llega a ser un gran es-cándalo.

La Asamblea no preveía diálogodoctrinal, normal en este marco, ensu programa, pero hay que señalarque ha habido expresiones e indica-ciones claras sobre la voluntad de lasIglesias de trabajar lo antes posiblesobre temas doctrinales concretos,como el reconocimiento mutuo delbautismo, que sean recogidos porcomisiones mixtas y por las autori-dades jurídicas, de manera que Sibiucontribuya también a dar pasos haciadelante en nuestros acuerdos sobre ladoctrina cristiana común.

Por primera vez el mensaje finalha sido elaborado con una metodolo-gía participativa de redacción a me-dida que se desarrollaba la Asam-blea. La lectura de este documentorefleja lo que se ha vivido en Sibiu:las diferentes sensibilidades eclesia-les y ecuménicas que han brotadoallí mismo, así como ciertos caminosconcretos que ayudarán al cristianis-mo europeo actual a reencontrar launidad perdida que hará posible tes-timoniar a Cristo, luz del mundo,con más credibilidad. ❦

Sociedad

El conjunto de actos de oracióny estudio han convertidola asamblea ecuménica en unacontecimiento de primera calidad.

El conjunto de actos de oracióny estudio han convertidola asamblea ecuménica en unacontecimiento de primera calidad.

En las grandes celebraciones y de un modo particu-lar en las fiestas patronales suele encargarse a una

persona de relieve la proclamación de un Pregón oanuncio solemne de las fiestas, en el que se detallanaspectos notables de la vida de la ciudad o el pueblointeresados, de sus tradiciones y costumbres, así comolas excelencias del Patrono o de la Patrona con su vin-culación a la localidad que se acoge a su protecciónespecial.

La liturgia de la Iglesia, en la mayor fiesta de su ca-lendario, proclama también un pregón que denomina-mos pascual y cuyo contenido es alabar a Dios por elsacrificio de Jesucristo, como bien inmenso para lahumanidad culminado con la gloriosa resurrección desu Hijo.

Estamos convencidos de que un momento excep-cional también en la liturgia de la Iglesia es el de laconmemoración anual del Nacimiento de Jesús en me-dio de la pobreza de un establo, pero siendo verdade-ramente el Hijo de Dios y de la Virgen María. Este

prodigio que hace presente en nuestro mundo al mis-mo Dios hecho hombre es recordado y celebrado to-dos los años con especial solemnidad. Para ambientar-nos en estos misterios en la Navidad de 2007 inclui-mos un breve

cÜxz™Ç wx atä|wtwOs anunciamos, hermanos, una buena noticia,una gran alegría para todo el pueblo;escuchadla con corazón gozoso.Habían pasado miles y miles de añosdesde que, al principio, Dios creó el cielo y la tierrae hizo al hombre a su imagen y semejanza;y miles y miles de años desde que cesó el diluvioy el Altísimo hizo resplandecer el arco iris,signo de alianza y de paz;en el año 752 de la fundación de Roma;en el año 42 del imperio de Octavio Augusto,mientras sobre toda la tierra reinaba la paz,en la sexta edad del mundo,hace 2007 años,

1.–CALENDA:EL PREGÓN DE NAVIDAD

19

ESPECIAL EL REINO

”V™ÅÉ vxÄxuÜtÅÉá Ät atä|wtwREste título de Especial El Reino del mes de diciembre es una invitación a hacernos analizar

cómo estamos entendiendo la Navidad y cómo la estamos celebrando. Y ello porque, desde losmedios de publicidad al anunciarla, con las figuras del papá Noël, de santa Claus o las numero-sas de las tarjetas, parece que va difuminándose el sentido cristiano originario de estas fiestas.

El centro del misterio de Navidad y de sus celebraciones está en el hecho de la venida deDios a nuestro mundo, de su llegada como niño por medio de la Virgen María, del nacimientoen carne humana del Hijo de Dios. Este acontecimiento es el que da todo su sentido a la Navi-dad. Por lo tanto, es el que debe ocupar el lugar privilegiado. Navidad no puede convertirse enuna fiesta desprovista de su dimensión religiosa. De ahí la propuesta contenida en la preguntasobre cómo celebramos realmente Navidad en nuestras familias y en la sociedad.

Para afianzar el sentido cristiano de esos significativos días ofrecemos este Especial El Rei-no que incluye en primer lugar la Calenda o Pregón de Navidad con la inserción de esta fiestaen la historia del mundo. Por otra parte, bajo el título de Navidad-Epifanía, el P. Aldazábal vie-ne a ofrecernos una panorámica de las celebraciones litúrgicas de estos días navideños. Bajo laexpresión “Ha nacido un niño”, se presenta una sencilla exposición del nacimiento de Cristo yde los motivos de su gesto de venida a la tierra.

Bajo el epígrafe de “Verdadera y falsa Navidad” se insiste en la idea anotada al principio deesta presentación en ambientes de Iberoamérica y en general del mundo actual. Las poesías in-cluidas en este apartado de la revista quieren ser de algún modo toques de atención acerca delmodo de celebrar la Navidad.

20

ESPECIAL EL REINO

en Belén de Judá, pueblo humilde de Israel,ocupado entonces por los romanos,en un pesebre, porque no tenían sitio en la posada,de María virgen, esposa de José,de la casa y familia de David,nació Jesús,Dios eterno,Hijo del eterno Padre y hombre verdadero,llamado Mesías y Cristo,que es el Salvador que los hombres esperaban.

Lo mejor del Adviento es la Navidad. Desde el Ad-viento a la Epifanía y el Bautismo del Señor, hay

un único movimiento: la celebración de la venida delSeñor, que se prepara en la espera del Adviento, se ce-lebra en su inauguración de Navidad y en sus primerasmanifestaciones o epifanías, y se intenta siempre viviren nuestra existencia cristiana, camino de la manifes-tación definitiva del final de los tiempos.

Navidad y Epifanía celebran el mismo misterio. LaNavidad acentúa sobre todo el nacimiento: Dios se hahecho hermano nuestro. La Epifanía pone más énfasisen la manifestación de su divinidad, sobre todo a losmagos de Oriente, acontecimiento que la liturgia uneal del Bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas deCaná con su primer milagro.

EL SACRAMENTO DE LA NAVIDAD

Lo que celebramos los cristianos en estas dos otres semanas del tiempo de Navidad es el mis-

terio de Cristo que se nos comunica sacramental-mente.

Cuando afirmamos que la Navidad es un sacramen-to queremos significar que la gracia del Nacimientodel Hijo de Dios se nos hace presente y se nos comu-nica en la celebración de esta fiesta. No se trata sólode un recuerdo pedagógico, aleccionador, del aconte-cimiento de Belén, entrañable por demás.

En estos días oímos muchas veces –en las oracio-nes, prefacios y antífonas de la celebración– la palabrahoy: «hoy nos ha nacido un Salvador, el Mesías, elSeñor»; «hoy una gran luz ha bajado a la tierra»; «hoyha nacido Jesucristo, hoy ha aparecido el Salvador,hoy en la tierra cantan los ángeles, hoy saltan de ale-gría los justos».

Lo mismo sucede en la fiesta de la Epifanía, en laque también se recuerda el Bautismo de Jesús y lasbodas de Caná: «hoy has revelado en Cristo, para luzde los pueblos, el verdadero misterio de nuestra salva-ción»; «hoy la estrella condujo a los magos, hoy elagua se convirtió en vino, hoy Cristo fue bautizado»;«hoy la Iglesia se ha unido a su celestial Esposo».

No es sólo un aniversario. Es actualización y nuevapresencia del misterio salvador de un Dios que se hahecho de nuestra familia. De alguna manera nos hace-mos contemporáneos del nacimiento de Cristo y de sumanifestación. El Señor Resucitado ha roto las barre-ras del tiempo y actualiza la gracia de su Encarnaciónpara nosotros.

2.–NAVIDAD - EPIFANÍA

Por el cielo la estrella marca el camino.Por el que van los Reyes a ver al Niño.

ESPECIAL EL REINO

21

Entre el ayer de Belén y el mañana de la parusíaestá el hoy de cada Navidad, el Dios-con-nosotros quenos quiere comunica su vida, su luz, su alegría.

En concreto, la gracia de la Navidad aparece des-crita repetidas veces como «nacer de Dios», ser sushijos. Más aún, es la gracia de compartir con Jesús sudivinidad, ya que él ha querido compartir nuestra hu-manidad: «que renazca tu pueblo, Señor, al conme-morar el nacimiento de tu Hijo»; «a los que le reci-bieron les dio el poder de hacerse hijos de Dios»;«concédenos compartir la vida divina de aquél quehoy se ha dignado compartir con el hombre la condi-ción humana».

LOS PREFACIOS DE LA NAVIDAD

Durante el tiempo de la Navidad y Epifanía, se pro-claman unos prefacios que nos ayudan a centrar

nuestra gratitud en el misterio de ese Dios que ha que-rido venir a nuestra historia.

● Prefacio I de Navidad: Cristo, luz del mundo.

La Navidad es la fiesta de la luz, como lo es tam-bién la Epifanía. Por eso se centra la acción de graciasen esta luz verdadera que Dios nos ha enviado.

En las lecturas del Adviento, el profeta Isaías yanos había anunciado al futuro Salvador como la luzque iba a iluminar a todos los pueblos. Ahora, en Cris-to, agradecemos a Dios que nos haya dado la luz defi-nitiva. En la noche de la Navidad le decimos a Dios:«has iluminado esta noche santa con el nacimiento deCristo, la luz verdadera».

La luz de Dios ya estaba entre nosotros, por la crea-ción. Pero ahora, «por el misterio de la Palabra hechacarne», esta luz brilla ante nuestros ojos «con nuevoresplandor».

En la noche de Pascua, en la solemne Vigilia, vol-veremos a cantar a Cristo como luz, simbolizado porel cirio pascual. La Navidad y la Pascua celebran elúnico misterio de Cristo, Luz del mundo.

● Prefacio II de Navidad: La restauración del univer-so en la Encarnación.

Es densa la teología de esta oración. Está construi-da a base de binomios antitéticos, que ayudan a en-tender el misterio de la Encarnación: el que ya exis-tía antes, como Dios, se nos hace presente comohombre; el que era invisible, ahora se nos hace visi-ble y cercano; el que es eterno, ha querido entrar ennuestra historia.

La finalidad de esta Encarnación se dice que es:para asumir en sí todo lo creado; para reconstruir yrestaurar lo caído; para llamar al pecador de nuevo alreino de los cielos.

Alabamos a Dios por la reconciliación y la paz, porla restauración cósmica y humana que ha realizado demodo admirable en la venida de Cristo en la Navidady en la plenitud de su Pascua.

Una de las bendiciones del formulario solemne dela Navidad, desea: «el que por la encarnación de suHijo reconcilió lo humano y lo divino, os conceda lapaz a vosotros, amados de Dios».

● Prefacio III de Navidad: El intercambio realizadoen la Encarnación del Verbo.

El intercambio que sucede en la Navidad –hoy, enesta Navidad– es en verdad admirable, y plenamentefavorable a nosotros. Dios se hace hombre («el Verbose hizo carne») y el hombre es hecho partícipe de ladivinidad («a los que le recibieron les dio el ser hijosde Dios»).

Cristo Jesús asume nuestra debilidad, nuestra frágilcondición, y así nos da una dignidad divina y eterna.Tenemos motivos para dar gracias a Dios por el miste-rio de esta Navidad.

En Navidad no se celebra sólo un aniversario.Es actualización y nueva presencia del misterio

salvador de un Dios que se ha hechode nuestra familia.

ESPECIAL EL REINO

LAS LECTURAS DE LA NAVIDAD

Las lecturas de estas semanas quieren conducirnosa descubrir a Dios en ese niño nacido en Belén y

manifestado progresivamente a los hombres. Y a lavez, que descubramos el valor del hombre, nuestrohermano, dado que Dios se ha querido hacer de nues-tra familia. El admirable intercambio de la Navidad.

Los aspectos fundamentales de este misterio se leenen las fiestas y domingos: la Navidad, la Epifanía, el 1de enero con la fiesta de Santa María, la Sagrada Fa-milia, el segundo domingo, el Bautismo de Jesús. Sonlos temas centrales como el Nacimiento, la luz, la ma-nifestación a los magos, la circuncisión, el episodiodel niño perdido y hallado en el Templo, las diversasreacciones de las personas (María y José, los pastores,los magos, las autoridades y sabios de Jerusalén).

Las lecturas de las ferias (días laborables) son uncomplemento de las festivas, para que lleguemos aprofundizar gradualmente en el don de ese Hijo deDios que se ha hecho hermano nuestro, y sepamos

asumir las consecuencias que este acontecimientocomporta para nuestras vidas.

● La primera carta de Juan

Durante el tiempo de la Navidad, desde el 27 de di-ciembre hasta el 12 de enero (aunque los últimos díasa veces se omitan, porque el domingo del Bautismodel Señor cae antes de esa fecha), leemos en lecturaprácticamente continuada la primera carta de Juan.

Es un escrito de fines del siglo primero, una cartade reflexión teológica y espiritual, que denuncia lascorrientes gnósticas que no han sabido ver en toda suprofundidad el misterio de Jesús. Hay falsos doctoresque se creen sabios, pero no han captado la seriedaddel amor de Dios encarnado en Jesús, ni sus conse-cuencias vivenciales para nosotros: la comunión devida con Dios y el amor a los hermanos.

● Los evangelios

En el tiempo de Navidad los evangelios tienen dostemas: la infancia de Jesús y el inicio de su ministerio.O sea, sus progresivas manifestaciones como Mesías.Naturalmente, las escenas principales las leemos en lasfiestas: Navidad, Sagrada Familia, Epifanía, Inocentes.

En la octava de la Navidad, además de los evange-lios que se refieren a san Esteban y san Juan, escucha-mos relatos de la infancia de Jesús, la presentación enel Templo, con el testimonio de Simeón y de Ana, y lavuelta a Nazaret.

A continuación, y empezando por el día 31 de di-ciembre con su prólogo, se nos proclama antes de laEpifanía el primer capítulo de evangelio de Juan, conel testimonio del Bautista y la llamada de los primerosdiscípulos por parte de Jesús.

En las ferias después de la Epifanía, del 7 al 12 deenero, escuchamos las primeras manifestaciones delMesías en el inicio de su ministerio: multiplicación depanes, calma de la tempestad, etc.

EL TIEMPO MARIANO POR EXCELENCIA

Si ya en el Adviento, sobre todo en sus últimos días,nuestra oración tenía muy presente a la Virgen

María, durante el tiempo de la Navidad es todavía másintensa esta acentuación.

La que podemos llamar «Santa María de la esperan-za», la maestra de la espera del Adviento, es sobretodo la Madre del Mesías, la que le dio a luz y lo ma-nifestó al mundo en la persona de los pastores y de losmagos: la Maestra, por tanto, de la Navidad y de la

22

La luz de Dios brilla en Navidadcon nuevo resplandor.

ESPECIAL EL REINO

23

Epifanía, la que le acogió y la que mejor evangelizó almundo mostrándole al Salvador.

José Aldazábal

Por el cielo la estrellamarca el caminopor el que van los Reyesa ver al niño.Cruza la caravanamontes y ríos,el áspero desierto,los cristalinosespejos de la aurora,los claros brillosdel sol de luz y fuego,pueblos dormidosbajo la noche oscuray el viento frío.

El universo es nuevo,recién nacidoal sentir la Palabraque al mundo vino,la Palabra primeraque en el principiohizo cielos y tierray ahora es un niño.

José María Suárez Campos

Me llamo Jesús y he nacido en Judea, en Asia. Soyhebreo. El pueblo donde nací se llama Belén,

que en mi lengua significa “Casa del Pan”. Mi padreno ha nacido en ningún sitio, sino que vive sin nacer

ni morir. La gente le llama Dios. Los hombres nace-mos, crecemos, vivimos, engendramos a otros y, en sumomento, morimos. Mi padre no. Cuando no había nirastro del hombre en la tierra, Dios ya existía y lo lle-naba todo. En su vida no cabía el aburrimiento, puesél lo tenía todo, lo era todo, y no se llamaba nada,pues no había en el mundo quien pudiera ponerle unnombre. Además, aunque Dios vivía, no vivía solo,pero sólo vivía Dios.

Sin embargo, Dios quiso dar vida fuera de él, y creóal hombre. Le preparó un mundo para vivir en él y leindicó cómo vivir. Dios no le dejó solo, sino que lehablaba y escuchaba. Le hizo hombre y mujer, paraque se complementaran y llegaran a engendrar hijos.Debían irse multiplicando, hasta llenar el mundo. Latierra se convirtió en un paraíso. Pero el hombre,cuando se consideró conocedor de las cosas y sufi-cientemente fuerte, fue alejándose de Dios, que lo ha-bía creado, y se buscó a sí mismo. Entonces, cadahombre fue intentando tener más, aun a costa de losotros, y su vida se volvió triste. Dejó a Dios a un ladoe intentó seguir viviendo. Poco a poco llegaron las en-fermedades e incluso la muerte. El hombre no era ca-paz de darse la vida. Tampoco sabía a dónde ir pararecuperarla. Había perdido la luz, y le dominaba la os-curidad. Sólo Dios podía salvarlo. Para ello envió a suHijo, y encargó al arcángel San Gabriel de transmitirsu nombre: Jesús, que significa “Dios salva”.

Mi madre se llamaba María. Era una mujer de al-dea. Tenía hermanos, primos y mucha más familia.Sin embargo en mi pueblo, como en todas las tribusde Judá e Israel, unos y otros se llaman “hermanos”.Según las costumbres del lugar, a María le habían bus-cado un novio, que se llamaba José. Chica religiosa,como eran las de aquellos pueblos, pensó en dedicar

3.–MARÍA DIJO “SÍ” A DIOS

Cristo Jesús asume nuestra debilidad, nuestra frágilcondición, y así nos da una dignidad divina y eterna.

UNA CARTA SIGNIFICATIVA

Querido José María: Aunque hace ya bastante que nonos vemos, permanece el recuerdo (que es siempre volvera traer al corazón) y, en estas fiestas de Navidad tan en-trañables y tan llenas de mensaje cristiano (por mucho quese empeñen en desvirtuarlas), hay que expresar siempre elgozo y los deseos de paz y felicidad. Como si fuéramos enla caravana de los Magos y asistiéramos a la creación deun mundo nuevo. Te envío mi acostumbrado poema.

ESPECIAL EL REINO

24

su vida a Dios, con quien hablaba a menudo. Un díatuvo como una visión. Contempló a un ser resplande-ciente, que llenó de luz su casa. En él se manifestabala fuerza de Dios: por eso se llamaba Gabriel. Ya quesu cometido era el de transmitir un mensaje importan-te a aquella chica, los hombres lo consideramos másque ángel: “arcángel”. También a los ángeles y arcán-geles los creó Dios. Estos se mantuvieron fieles yDios les encargó de cuidar de los hombres y de asistir-le a él.

María fue siempre fiel a Dios. También Dios la ha-bía bendecido, más que a nadie, la había protegidodesde que Ana, la esposa de Joaquín, la trajo al mun-do. Cuando el arcángel Gabriel se presentó ante Ma-ría, le anunció lo que Dios quería de ella. Deseaba quetuviera un hijo, pero no de un hombre, sino que el pro-pio Dios la cubriría con su sombra. Así, el hijo que tu-viera sería Hijo de Dios. Ese Hijo ya existía desdesiempre junto a su Padre; pero con su nacimiento en latierra, Dios quería que el hombre se acercara a él, queera la fuente de la vida: así que el Hijo de Dios se ha-ría hombre.

Y María dijo que sí. No se consideraba ella quiénpara decirle a Dios que quería algoque él no quisiera, o que rechazabalo que a él pudiera agradarle. Maríadijo a Gabriel: “Aquí está la esclavadel Señor. ¡Qué se cumpla en mí loque él quiera! Y María engendró alHijo de Dios.

José, el novio de María, descendíade la familia del rey David. De vezen cuando, se veía con ella. Un díaobservó que el rostro de María eradistinto, y que su vientre destacabaen el conjunto de su cuerpo. No que-ría creer lo que veía, pero aquello nopodía agradarle. ¿Cómo es que mimoza, a la que quiero y respeto, seencuentra embarazada? Esto le de-primió y le quitó incluso el sueño.En su mente, despierta por el insom-nio, apareció repetidamente unaidea, expresada con estas palabras,dirigidas al corazón: “José, descen-diente de David: No te preocupespor el estado de María, que lo quehay en ella viene del Espíritu Santo”.En las Escrituras que proclamabanlos sábados en las sinagogas, se ha-blaba muchas veces del Espíritu

Santo, el Espíritu de Dios, distinto del espíritu delhombre. Ese Espíritu Santo pertenecía a Dios, tambiénél era Dios. Y así, con su ayuda, el Hijo de Dios sehizo hombre, y nacerá de una virgen. José acogió conél a María, a la que consideró perteneciente a Dios. Yla protegió siempre, como mujer suya.

José Fernández Lago

Escribo a finales de octubre, y algunas de las grandessuperficies comerciales han comenzado a poner a la

venta los primeros productos navideños, principalmenteadornos para decorar los hogares. Seguramente, cuandocomience el mes de noviembre, habrá luces de coloresen los supermercados, y hasta ellos mismos estarán re-pletos de guirnaldas. El mercado se adelanta a las fe-

chas de la Navidad. Ha comenzadoya para él un falso adviento que llenael corazón de los consumidores de es-peranzas vacías, de pasajeros peroirresistibles deseos de posser, adqui-rir, comprar. El mercado no nos acon-sejará que gastemos menos de lo pen-sado, sino que siempre ofrecerá des-cuentos para que se compre aquelloque ni siquiera había pasado por elpensamiento: como está en oferta...,como hay una promoción..., comohay rebajas... ¡Quién lo diría! ¡Ya esNavidad en octubre!

Este hecho, aunque aparentementeinsignificante, permite reflexionarsobre dos cosas, a la luz del título delartículo: la primera, la dirección devida que puede tomar la poblaciónlatinoamericana. La segunda, el temasiempre actual de la verdadera y lafalsa Navidad.

NAVIDAD Y FALSOS SUEÑOS

Las fiestas de Navidad, tal y comolas presenta la sociedad contem-

poránea de América Latina, aún con

4.–VERDADERAY FALSA NAVIDAD:

TAMBIÉN EN LATINOAMÉRICA

Los primeros padres dejarona Dios de lado e intentaron

seguir viviendo.

25

la ventaja de ser ella muy reli-giosa, pueden ayudar a ali-mentar el anhelo del sueñonorteamericano o del ritmo devida europeo. No sé si Latino-américa se da cuenta de queese sueño o ese ritmo de vidahan producido diferencias en-tre ricos y pobres y el desgas-te del planeta. Por eso, mesurge la pregunta de si las po-líticas del llamado “nuevo so-cialismo”, al hablar de justiciae igualdad, aunque estén encontra de todo atisbo imperia-lista, en el fondo no estaránpensando también en los cri-terios de bienestar de EstadosUnidos o Europa. SI este nue-vo socialismo es capaz en La-tinoamérica de erradicar elhambre, de dar educación atodos, de brindar un buen sis-tema de salud y de seguros de vida, pero al mismotiempo permite que la actividad comercial desencade-ne un deseo desenfrenado de poseer, algo está fallan-do. Y es que no son compatibles, hasta el momento, laconstrucción de un país en justicia y el consumo insa-ciable e incontrolado de bienes, pues esto siempreproduce injusticias. Si el “nuevo socialismo” toma es-tos derroteros, creará nuevamente en Latinoaméricafalsas esperanzas y, con toda seguridad, Navidadeshuecas de fe y vacías de todo contenido sagrado o reli-gioso.

VERDADERA Y FALSA NAVIDAD

Lo importante para el cristiano en la Navidad es Je-sucristo. La Navidad no sería la fiesta que es sin Je-

sucristo. En él se nos manifiesta el rostro divino deDios y el rostro humano del hombre. Fuera de él no tie-ne lugar la Navidad. Hay quienes la vacían de sentido ysignificado cuando, arrastrados por los faroles, losadornos y la última novedad en cocina, se olvidan deJesucristo; cuando el cristiano vive un falso adviento,creyendo que su esperanza está en lo que ve, come, dis-fruta, consigue, tiene o le regalan, etc.; cuando el cris-tiano piensa que esto es lo único que le da vida o lehace vivir: entonces celebrará una falsa Navidad.

Pero, cuando el cristiano vive un verdadero adviento,esto es, sabe que su esperanza es el Dios de Jesucristo y

cree que Dios es el único quele da vida y le hace vivir, en-tonces vivirá una verdaderaNavidad. Si durante todo elaño el cristiano vive como siDios no existiera, al final nocree ni ama al Dios que se haencarnado en Jesucristo. Y así,pierde sentido cualquier fiestaque celebre este acontecimien-to divino a favor de toda la hu-manidad.

Sin Jesucristo, las fiestas deNavidad se convertirán, inclu-so para los cristianos (sin que-rer quitar el gran valor afecti-vo, emotivo, etc. que tienenestos eventos), en encuentrosde amistad, de calor de hogar,de reuniones de empresa, decomidas de fin de año...

NAVIDAD Y SOLIDARIDAD

Otra realidad que llama mucho la atención, con vis-tas a discernir la verdadera o falsa Navidad, está

en las innumerables campañas de solidaridad que seorganizan en estas fiestas para los más pobres y necesi-tados en el continente latinoamericano. Quizá hayaquienes piensen que, participando en estas actividades,viven adecuadamente la Navidad. ¿No se buscará, aveces, calmar la conciencia u obtener la propia satis-facción? En todo ello, son indudables el bien que sehace, el amor que se pone, la esperanza que se mani-fiesta por querer construir un mundo mejor en justiciay en paz. Pero el cristiano no puede disociar la solida-ridad del acontecimiento-Cristo. Si hace esta separa-ción, vivirá una falsa Navidad, puesto que en vez decolocar en el centro de su vida y de sus acciones al Se-ñor Jesús, se pone a sí mismo. La verdadera Navidadayuda al cristiano a darse cuenta de que el único prota-gonista de su solidaridad es Jesucristo. Es decir, todaslas obras de bien, de caridad, etc. que realiza el cristia-no están movidas por el amor de Dios, hechas paraamar a Dios y al prójimo. El cristiano que no pone aDios como protagonista de sus acciones, quizá estámanifestando que Dios aún tiene que nacer en su cora-zón u ocupar el establo o la cueva de su vida. La ver-dadera Navidad no busca calmar conciencias, no buscasatisfacciones personales o acciones heroicas. La ver-dadera Navidad para el cristiano significa dejar que

ESPECIAL EL REINO

Lo importante paraun cristiano en Navidades Jesucristo.

26

Dios ocupe el primer puesto en la vida, en la mesa, enel amor, en el trabajo, en la solidaridad, en todas susacciones. El cristiano no celebrará una verdadera Navi-dad si, al participar en las campañas solidarias, no lohace movido por el amor de Dios y para amar a Diossobre todas las realidades de la vida, y al prójimocomo a sí mismo.

EN CONCLUSIÓN

El consumismo inclina al ser humano a pensar y amirar demasiado a sí mismo. Por eso, una de las

actitudes del cristiano en este cambio de época, tam-bién en Latinoamérica, es la de estar despierto y aten-to a aquellas realidades que pueden falsificar y vaciarde sentido la vida y sus fiestas, incluida la de Navidad.Porque todo lo que genera egoísmo, es decir, lo que

no deja pensar, amar, mirar y celebrar la Navidad des-de Dios y los prójimos, la falsifica. El cristiano quepiensa, mira, ama y celebra la Navidad sólo desde símismo y para sí mismo, falsifica la Navidad. El egoís-mo, en definitiva, no permite pensar, mirar, amar y ce-lebrar la Navidad en toda su verdad.

ESPECIAL EL REINO

Innumerables campañas de solidaridad se organizanen estas fiestas para los más pobres y necesitados

en el continente iberoamericano.

En un mundo que se rompepoco a poco, día a día.En un mundo que corrompeel valor de la alegría.

En un mundo desoladopor el odio de la guerra,en un mundo torturadoque sus virtudes entierra.

En un mundo solitario,que destroza las razones.En un mundo sanguinarioque rompe los corazones.

En un mundo trastornadopor el afán de riqueza.En un mundo atormentadoque desprecia la pobreza.

En un mundo malheridopor la rabia contenida,en un mundo descreídopor el odio y la mentira.

En un mundo donde cabela opulencia y la avariciaen un mundo que no sabeel valor de una caricia.En un mundo traicionadopor mentiras y patrañas,en un mundo trituradodesde sus propias entrañas.

En un mundo que se inclinapor la estulticia y el vicioen un mundo que caminael borde del precipicio.

En ese mundo ha de serdonde se obre el portento,del nacimiento del Serque nos llene de contento.

En ese mundo que a Dios,aparta cual le conviene,y la esperanza perdióestá el Niño que nos viene.

Niño querido que bajasa este mundo desgraciado,Niño yacente entre pajasy por Reyes adorado.

Esucha mi grito amargoescucha mi voz que suena:sácanos de este letargoy rompe nuestras cadenas.Saca el látigo sagradoy cual falsos mercaderesfustiga a los desalmadosque tu puedes, si lo quieres.

Trae la paz, Niño querido,a los pobres y su causaque este mundo malheridote necesita sin pausa.

Danos siempre tu alegríate pido por caridad,permite que cada díasea siempre Navidad. ❦

Xavier Catalán Aznar

5.–EN UN MUNDO...

En este mundoque a Diosaparta cualle convieney la esperanzaperdió estáel Niñoque nos viene.

27

PARA PENSAR

HAY escenas familiares que se repiten diaria-mente: las vemos, somos parte integrante delas mismas; pero no siempre las contempla-

mos, no las miramos con el placer tranquilo que re-quieren para que nos saturen de paz. Una de tales es-cenas la componen una joven madre y su bebé,dormido éste sobre el pecho materno. Es tal vez lamejor representación de la serenidad y sosiego quegoza quien se siente amado. El clima creado por elamor es apacible, sosegado, tranquilo.

Para cuidarse de él, la madre no esperó a que na-ciera el hijo, sino que, ya antes de nacer, preparócuanto éste iba a necesitar. No improvisó, cuidó conesmero los mínimos detalles. Es lo que hizo Diosconmigo, según me lo cuenta el libro del Génesis: mehabía proyectado con ojos que necesitarían de la luzpara ver, y “dijo Dios: ‘Haya luz’, y hubo luz, y vioDios que la luz estaba bien”, me serviría para ver.¿Qué haría con los ojos sin luz? Tuvo en cuenta Diosque necesitaría alimentarme, y dijo Dios: “Brote latierra verdor, hierbas de semilla y árboles frutales”. Yla tierra produjo hierba de semilla y árboles que da-ban fruto. Había juntado las aguas de debajo del cie-lo en los océanos, donde no había más que agua, ydijo Dios: “Bullan las aguas con un bullir de vivien-tes, y vuelen pájaros sobre la tierra”, y creó Dios lospeces y las aves. Y, finalmente, “dijo Dios: Produzcala tierra vivientes según sus especies”. Y los anima-les poblaron la tierra. Una vez que Dios había prepa-rado la despensa para el hombre, dijo: “Hagamos alhombre a nuestra imagen y semejanza” (cf. Gn 1). Enverdad puedo decir que ya antes de existir el hombre,Dios se cuidó de mí.

La contemplación de los pequeños y grandes ges-tos de amor de Cristo narrados en los evangelios meconfirmará que Dios se cuida del hombre. Constata-ré que Cristo es sensible a la situación apurada de losesposos de Caná cuando se ha terminado el vino enel banquete, y transforma el agua en vino; que no esindiferente al dolor de la madre viuda que acompañaa enterrar a su único hijo difunto, a quien resucita yentrega vivo a su madre; que se conmueve ante elhombre que llevaba treinta y ocho años enfermo, es-perando el movimiento de las aguas de la piscina pa-ra lanzarse y ser curado, y oye la invitación de Cris-to: –Levántate, toma tu camilla y anda. Pero sobretodo es admirable la conducta de Jesús en las últimashoras de su vida: en la cruz excusa a sus verdugos,porque no saben lo que hacen; ve a su madre, María,que quedará sola, al igual que su discípulo predilec-

to, y se dirige a ella con aquellas consoladoras pala-bras: –Mujer, ahí tienes a tu hijo. Y a Juan le dice:–Ahí tienes a tu madre (cf. Jn 19, 26-27).

Nos hace mucho bien contemplar nuestra historiapersonal tomando conciencia de la presencia provi-dencial de Dios en ella. Ya en los primeros años denuestra vida contamos con un grupo familiar quecondicionó positivamente los pasos que posterior-mente hemos dado; concurrimos a unos centros deeducación que nos han configurado como somos; per-tenecimos a diferentes grupos de amistades que enbuena parte nos modelaron; los trabajos, la profesiónque elegimos aportó una buena contribución a nues-tro ser; las dificultades, las enfermedades, los triun-fos y los fracasos contribuyeron a nuestro progresoen la madurez humana y cristiana. Llegaremos a laconclusión de que “el Señor se cuida de mí” (Sal39,18).

Y, si él se cuida de mí, lo natural y lógico es queyo me cuide de él. Se cuida de mí porque me ama,porque no puede dejar de amarme. Bastará que dedi-que tiempos de mi vida a contemplar serenamente elamor que Dios siente por mí, para que mi amor a élvaya creciendo continuamente. Sin esfuerzo alguno,seguiré el consejo del salmista: “Desahogad ante élvuestro corazón” (Sal 62,2). Dios merece toda miconfianza. ❦

DIOS SE CUIDA DE MÍ Eduardo Perales Pons

“El Señor se cuida de mí” (Sal 39,18).

Nos hace mucho bien contemplar nuestra historiapersonal tomando conciencia de la presencia

providencial de Dios en ella.

28

Giba y Lu: ¡Gracia y paz!

or la foto ustedes pareceque forman una hermosapareja. Son muy guapos ysu hijito es una verdadera

gracia. Pero reconocen que sumatrimonio llegó a ser difícil.¡Se convirtió en algo difícil!

El casamiento no es fácil paranadie, pero resulta un peso agra-dable de llevar cuando los dos se

Prealizan con la presencia de uno y de otro. Uso una expresión emplea-da por ustedes: remar no es fácil cuando existe una corriente fuerteque se debe atravesar, pero mucha gente consigue atravesarla cuan-do ambos reman con el mismo compás y con idéntico coraje. Existenbarcos llevados por la corriente, porque no tienen piloto o el cascoestá roto, o porque los remeros luchan unos en contra de los otros.

No hablo de culpas. Nadie sube a un coche pensando que va a su-frir un accidente. Todos inician el viaje con idea de llegar a su desti-no. Y la mayoría llega. En el caso de los matrimonios, se dice que enBrasil llegan a buen puerto el 52%; pero no lo alcanzan el 48%. Hayquienes llegan sanos, salvos y bien dispuestos; quienes llegan muer-tos de cansancio o quienes alcanzan la meta después de un viaje ho-rroroso. Otros no llegan, porque sufrieron un accidente.

No se debe esperar a sufrir un accidente para cuidar de un coche quecomienza a fallar. Debe observarse lo que está sucediendo: lo que haceque un coche se deslice sin rumbo o se salga de la calzada. Puede ser el

conductor, pueden ser las ruedas,pueden ser tantas cosas… Acaeci-do el accidente, algunos siguen to-davía usando el coche aunque estédefectuoso. Otros lo cambian o loabandonan allí mismo.

Lo mismo sucede con las pare-jas. Ninguno se casa para sepa-rarse luego. No es el modo deproceder de una persona normal.De acuerdo con las leyes de laIglesia y de muchos países, casar-se con la intención de separarsehace inválida la unión. La perso-na normal no hace eso. Pero gen-te normal a veces huye de la nor-ma…

OBJETIVO, EDUCAR

PALABRAS A UNA PAREJAEN CRISIS Padre Zezinho

Casarse con la intención desepararse hace inválida la unión.

La carta decía

…Llegamos al extremo de romper. Es la segunda vez, pero todavía nos amamos, aunque nos es difícil conti-nuar. Tenemos temperamentos opuestos. Nuestros intereses y motivaciones parecen los de los remeros re-mando en sentido contrario. Lo que uno quiere de más, el otro lo quiere de menos. Una palabra suya, tal veznos ayude. Pensamos mucho en todo cuanto usted habla a veces y lloramos abrazados después de oir algunade sus canciones. Si la religión puede salvar un matrimonio, entonces rece por nosotros. Nunca pensamosque la situación sería tan difícil. Giba y Lu

29

Ignoro lo que ustedes harán con el coche defectuoso en que se estáconvirtiendo su matrimonio. ¿O será el defecto de los conductores?El hecho es que dos veces ya acabaron separándose y con poca dife-rencia de tiempo. ¿Se querían? –Por lo visto, sí. ¿Tenían ilusiones?–¡Claro que sí! ¿Era bonito?– ¡Sí lo era!

Valió la pena durante cinco años. De repente, comenzó a fallar.¿Ustedes son personas amables? ¡Parece que sí! Ninguno desea latristeza o el mal del otro. Entonces, ¿por qué de repente comenzaron acerrarse, a discutir y a usar palabras duras, y a sentir deseos de irse le-jos? ¿Por culpa de quién? No se va a resolver culpando al otro. Estono mejora las cosas. Ahí entra la religión serena e inteligente, sin fra-ses huecas o hechas.

¿Es posible perdonar? ¿Todavía se quieren lo suficiente, como paraceder los dos en lo imprescindible? ¿Será capaz de ceder uno de losdos para salvar el matrimonio? ¿Serían capaces los dos? ¿Quién haríamayor sacrificio en este momento? ¿Valdría la pena? Son respuestasque ustedes necesitan darse, si comprenden que Dios estuvo con uste-des desde el comienzo y si los dos entendieron que se trataba de unadonación de sí mismos.

Si parece que ésta dejó de existir, es porque faltó confianza deuno en otro y está faltando la fe en el Otro Grande que san Juanpresenta como la fuente del amor. Él afirma que Dios es amor, no

que Dios tiene amor (1Jn 4,8)Es posible que esté sucediendoesto en su caso: tuvieron amoruno al otro, pero no consiguie-ron ser uno el amor del otro.¿Serían capaces de recuperar ode descubrir este sentimiento?

Reconozco que las palabras noresuelven un pesar del tamañodel suyo, pero existen pomadasque disminuyen el dolor y consi-guen que el paciente logre andarde nuevo. Yo recé y pedí que re-zaran por ustedes: No soy casadoy no puedo ni imaginar el dolorque se siente cuando un matri-monio se está acabando. Sin em-bargo, sé de algunas parejas quese reconciliaron después de algu-nas crisis. Hoy se les ve besarsey abrazarse y da gusto verlos re-encontrados.

Su carta revela que los dos sontemperamentales, pero son gentebuena y de alma sencilla. Puededarse otra vez el intento de sepa-ración, pero deben aprender a ce-rrar la boca. Úsenla para elogiar,para dialogar o para besarse. Porel contenido de su carta los dosadmiten que no saben elegir laspalabras.

El sacramento es también eso.No sólo hacer, sino también re-hacer. Yo volé en muchos avio-nes que tenían toda la fuerza enel motor. Activaron el motor y lanave voló de nuevo. Ustedes tie-nen arreglo. Son dos personastemperamentales, pero son igual-mente gente buena y amable. Yapor su carta me sentí amigo deustedes. Saben cultivar una amis-tad de lejos por una carta, ¿y noconsiguen dejarse cautivar portodo aquel cariño que todavíasienten? Tiren la pimienta y sa-boreen el chocolate que él es. ❦

¿Será capaz de ceder uno de los dos para salvar el matrimonio?

Objetivo, educar

30

a felicidad es una planta muydelicada que sólo crece en latierra del interior del corazón.

La verdadera felicidad se cultivadentro y se expande hacia fuera.No es como un objeto que se ven-de y se compra. La persona más fe-liz, consecuentemente, no es la quemás tiene, sino la que se esfuerzacada día en ser más persona conlos demás y para los demás. En lamedida en que os preocupéis y osdesviváis por crecer y madurardentro de vuestras tareas y preocu-paciones, seréis felices. La felici-dad es comunicación, diálogo, fra-ternidad vivida, amor creciente,donación, entrega y olvido de unomismo para hacer feliz a tu com-pañero (a).

L La felicidad verdadera es el bienestar del alma, se alcanza sobre todocuando vives en paz con Dios, con tus familiares, amigos, contigo mis-mo. La armonía con los demás y contigo mismo es sinónimo de felici-dad. La felicidad entera y de golpe no existe. Lo único posible es em-prender el camino hacia ella. Procuras cada día recorrer parte de esecamino que lleva a la felicidad fecunda de tu vida.

APRENDER A SER FELIZ

s curioso cómo muchas personas piensan que la felicidad es algo re-servado a otros y muy difícil de darse en sus propias circunstancias.Corremos el peligro de pensar que la felicidad es como una enso-

ñación que no tiene que ver con el vivir ordinario y concreto. La rela-cionamos quizá con grandes acontecimientos, con poder disponer de unagran cantidad de dinero, gozar de una salud sin fisuras, tener un triunfoprofesional o afectivo deslumbrante, protagonizar grandes logros del ti-po que sea. Pero la realidad luego resulta bastante distinta a eso.

La prueba es que la gente más rica, o más poderosa, o más atractiva,o que mejor dotada está, no coincide con la gente más feliz. Para verlo,

basta con echar una ojeada a las re-vistas del corazón. El dinero y lasposesiones son en sí mismas un es-pejismo de la auténtica felicidad. Lafama tampoco aporta demasiadopor sí misma; es más, el hombre fa-moso necesita de una madurez es-pecial para saber asumir bien su en-cumbramiento, sin que le produzcaun desequilibrio emocional (ade-más, es centro de atención de mu-chas miradas, que le siguen muy decerca y suelen juzgarle con especialseveridad).

El egoísmo conduce a la soledadestéril, la soledad a la frustración yésta a la desesperación. Por el con-trario, el amor genera vida, convi-vencia, fecundidad y profunda ale-gría.

E

La gente más rica, más poderosa, más atractiva o mejor dotadano suele coincidir con la gente más feliz.

OBJETIVO, EDUCAR

APRENDERA SER FELIZ (II) Ciriaco Izquierdo Moreno

«La felicidad sólo se puede multiplicar compartiéndola» La felicidad guardada egoístamente dentrode uno, se pudre. Por el contrario, si uno la sabe compartir con los otros, se multiplica. Abrid vuestraalma a la belleza del más hermoso y sublime de todos los ideales en vuestra vida. Si lo que te ha hechofeliz a ti lo acaparas solamente para ti, se te pudrirá entre las manos, y se transformará en infelicidady desgracia.

31

El gran apóstol de los leprosos, R. Folle-reau, afirmaba: «La felicidad es lo único queestamos seguros de poseer cuando la hemosregalado». Es feliz quien se esfuerza por noser feliz solo. Porque el hombre vive en lamedida en que ama, y es feliz en la propor-ción en que se abre y se da a los demás.

Lo más importante de nosotros mismos es-tá fuera de nosotros: arriba, en Dios; a dere-cha e izquierda, en el prójimo; abajo, en latierra que pisamos, nos alimenta y sostiene.

Tampoco parece que disponer de un grantalento o gozar de muy buena salud sean elpunto clave. Son cosas que pueden favorecer,que pueden crear un clima propicio para sen-tirse feliz, pero no siempre es así, pues todoshemos visto muchos ejemplos de personasmuy inteligentes que han arruinado comple-tamente sus vidas, o de otros que, por el con-trario, con ocasión de la enfermedad han des-cubierto una nueva dimensión de su vida, hanmadurado y han sido mucho más felices.

Tampoco es que para ser feliz haya queser tonto, enfermo o desafortunado. Tambiénestre ésos, como entre todos, unos se senti-rán felices y otros no. Parece que la felici-dad y la infelicidad provienen de otras cosas,de cosas que están más en el interior de lapersona, en el talante con que ésta plantea suvida.

Por ejemplo, muchas veces sufrimos, o nosembarga como un sentimiento de desánimo,o de agobio, o de fatiga interior, y no hay aprimera vista una explicación externa clara, porque no hemos tenido nin-gún contratiempo serio, ni tenemos hambre, ni sed, ni sueño, ni nos fal-tan la salud o las comodidades que son razonables.

LA DECEPCIÓN ANTE LA FELICIDAD

on dolores íntimos, y si investigamos un poco llegamos a descubrirque están causados por nosotros mismos: muchas de las quejas quetenemos contra la vida, si nos examinamos con sinceridad y valen-

tía, nos damos cuenta de que provienen de nuestro estado interior, denuestra pereza, de pequeños egoísmos, envidias, susceptibilidades, etc.En definitiva, de errores personales que nos producen una decepción.

Sin embargo, hay que pensar que es precisamente esa decepción la quenos brinda la oportunidad de mejorar y ser más felices. Igual que el do-lor físico tiene la inestimable utilidad de avisar de que algo en nuestrocuerpo no va bien, esos dolores de que hablamos nos advierten de quealgo en nuestro interior debe cambiar. Es positivo –además de natural–que notemos con intensidad el peso de nuestros errores: si no fuera así,sería muy difícil que nos corrigiéramos.

SQuizá el aprendizaje más duro

de la vida sea el de la decepción:aceptar que las cosas –empezandopor la realidad de nosotros mis-mos– no son como las queríamos,com las pensábamos, o como noslas habían contado; que las cosasno son tan sencillas, que la vida noes tan fácil. Pero, como ha escritoEnrique Rojas, la conquista de lafelicidad no es algo a lo que se lle-ga de modo improvisado o casual;se alcanza tras un largo esfuerzosobre nosotros mismos, es comouna obra de ingeniería personalcontinuada. ❦

“La conquista de la felicidad escomo una obra de ingeniería

personal continuada”.

32

RESPONSABILIDAD

El cura párroco da catequesis a una docena de gitani-llos de Málaga. Quiere inculcarles la obligación cristia-na del testimonio.

–¿Quién de vosotros sabe qué es tener responsabili-dad?

Silencio.Hasta que salta Julianín, mocosuelo de once años

vestido sólo con un taparrabos sujeto por el único tiran-te.

Julianín, pícaro, ojos brillantes, se toca un botón queengancha el tirante al taparrabos:

–Señor cura, este botón tiene mucha responsabilidad(J).

SENTIDO

Antes que de pan, el hombre tiene necesidad de senti-do. Y cuanto más una vida tenga unidad de sentido, máses una vida. Lo que da sentido a la vida de los monjesno es la Regla ni las Constituciones: es Jesucristo.

Nada hacer sino porque lo hacía Jesucristo. Hacerlopor amor suyo, para asemejarse a él, para transfigurarseen él y pasar a ser él.

La oración de la noche, como él la hacía, abandonán-dose al Padre. El alimento, sobrio, como él lo tomaríaen Nazaret. Barrer, porque él hacia trabajos humildes enNazaret... Así, todo tiene, para el monje, un único y fas-cinante sentido. Alegría de pasar a ser Cristo (A).

SILENCIO

No es una virtud: la virtud es la palabra correcta yoportuna. Pero el silencio puede ser un ejercicio de as-cética y una forma de respetar la paz de los demás. Sivale, es por esto y por lo que vale la palabra, interior oexterior, que el silencioso elabora y afina gracias al si-lencio. Y que pronuncia en el momento adecuado.

Sea como sea, en el monasterio el silencio es impor-tante: las ciudades modernas –y no digamos las discote-cas– crean una generación de frenéticos y sordos.

Lo primero que nota un huésped que penetra en unmonasterio viniendo de una gran ciudad es la densidadprofunda del silencio (A).

UMFASSEN

Como ser universal en círculo. Una palabra alemanapara abarcar, abrazar al mundo. Una palabra digna delidioma de Goethe.

Los brazos anchos y el pecho amplio, hasta acoger elplaneta. Que para eso es redondo (J).

VASO

Fue durante los meses enfebrecidos que siguierontras la explosión del mayo francés de 1968. Un grupode cristianos «inconformistas» me invitó a tener un do-mingo-de-reflexión. Al terminar la mañana se decidiócelebrar la eucaristía. Allí mismo, en el salón dondenos reuníamos. No tenía ni alba ni estola ni misal. Te-níamos pan y vino. No había cáliz. Una mujer puso de-lante de mí un vaso ordinario. Pregunté si no habría unvaso mejor, una copa por ejemplo. Con tono bastanteagresivo me respondió que había escogido adrede unvaso ordinario. Celebramos la misa con aquel vaso tansencillo.

UN NUEVO DICCIONARIO

LA MORADA DEL SER Jorge Sans Vila

33

¿Por qué aquel minúsculo recuerdo pervive en mí?Después, con frecuencia he celebrado la misa en unamesa familiar o entre amigos, sin pedir un vaso distintodel que me presentaban.

Cuando pedía una copa, sin duda tenía presente la for-ma del cáliz tradicional. Me costaba abandonar los ritoshabituales. Pero más que el recipiente, o el plato en elque iba a partir el pan, lo importante ¿no era el vivo de-seo de aquellas mujeres y aquellos hombres que queríanacoger a Jesús en su vida diaria? El vaso «ordinario» eratodo un símbolo. En aquel instante no lo comprendí.

¿Me equivocaba al pedir un vaso elegante? La belle-za está presente en la vida más banal. Sacamos la vajillade fiesta para acoger a los amigos que nos visitan. Elplato decorado también tiene su sentido discreto. Quizáesté bien, según los días y las circunstancias, variar lossímbolos...

Y Jesús, la noche de la última cena, ¿qué copa teníaante sí? ¿Era de oro, de plata o de alabastro? Quizá fuede humilde barro cocido... (B).

VIAJAR

Cuando me preguntan si he viajado mucho, siempreme cuesta responder. He estado en Beirut, Damasco,Amman, Jerusalén, Madrid, Caracas, Valparaíso, Bue-nos Aires, Montevideo, Milán, Florencia, Roma, Estam-bul, Atenas... Pero tras enumerar estas ciudades, sientoque sólo he dado una respuesta superficial y he disimu-lado lo que mis viajes fueron realmente. Sí, he soñadoante las ruinas de Baalbeck, veo el brillo del enlosadodel gran patio de la mezquita de los oméyades, estoy to-davía en el monte Nebo contemplando la niebla lechosasobre Palestina, experimento siempre la llamada al infi-nito de los amplios horizontes de la meseta castellana,la cordillera de los Andes desfila con frecuencia en mícomo desde la ventanilla del avión durante aquella largatarde luminosa entre Lima y Santiago... Viajes de hacetreinta, cuarenta, cincuenta años perduran en mí. Nuncahe tomado fotografías pero la impresión pervive y estoycon frecuencia, interiormente, en lugares que me habi-tan definitivamente. ¡Cuántas veces no me he extasiadoentrando en la Plaza Mayor de Salamanca!

Nunca contesto del todo cuando me preguntan si heviajado mucho. ¿Qué queda por decir, tan difícil de ex-presar? La palabra que diría, la que me cuesta de enun-ciar, es la palabra «rostro». Durante mis viajes, en plenaciudad cargada de historia y de belleza, frente a un pai-saje infinito, mi atención pronto se desvía hacia los ros-tros, hacia un rostro... y a veces encuentro de nuevo enel recuerdo la serenidad de una humilde mujer en unaiglesia de Montevideo, la mirada de un anciano bene-dictino en Trípoli, la silueta de una joven arrodillada enuna capilla de Roma, la voz de un palestino arrugadoque murmura, sentado bajo una higuera: «Los vientresganarán...», como también la muchedumbre abigarradaen el Gran Bazar de Estambul, la ola de jóvenes en lascalles de Caracas, una marea de reporteros en el aero-puerto de Santiago esperando a un campeón...

El primer encuentro, en un puerto libanés, en 1951,con toda una multitud oriental, mientras se elevaba lavoz del muecín en lo alto del minarete, supuso para míel descubrimiento de la diversidad humana: la sorpresaperdura todavía, y una especie de ternura ante la varidadde las vidas, de la condición humana... ¿Por qué los ros-tros, un rostro, concretamente un rostro femenino, pue-de cautivar hasta tal punto mi atención incluso cuandoun monumento, un paisaje tendría que retenerla? Todosmis viajes han sido viajes de humanidad, todos han sidoencuentros de rostros. ¡Qué pena no haber podido siem-pre hablar con aquellas mujeres y aquellos hombrespara acercarme a su vida de cada día y acoger los anhe-los y el ansia de futuro que ardían en ellos. ¿No son losviajes, a veces, puro espectáculo visto por un traseúnte?Tras un encuentro con países y pueblos, no se lee, comoantes, en el periódico las noticias de allí: ha nacido unacomunidad.

Un nuevo diccionario

34

HACIA UN MUNDO MEJOR

EL REFLEJO DEL YO María Ángeles Chavarría Aznar

Calambreaban todos mis músculos. Conocer al yo.Exactamente no presentía el efecto. Todo era cuestiónde columpiarse en el destino. Quería ver del fondo.

El pozo era profundo. Tantas veces me había acercadoa él y ninguna me llegué a asomar. ¿Por qué? El agua re-flejaba las vacilaciones, los miedos, los trucos cotidianospara sobrevivir. El agua también reflejaba esos deseosacurrucados en el vientre de los sueños. Aireaba peque-ñeces descontroladas. Hacía revivir relajaciones frente alas disposiciones bien dispuestas. Irradiaba la propia in-significancia. Agua escalofriada. Agua repleta de símbo-los, de sinestesias, de epanadiplosis, de onomatopeyas.Agua vestida de fugacidad. Agua sincera.

Emborroné mis prejuicios. Taché del atlas mis cegueras.Di unos pasos al frente. Quise dejar atrás al muchacho gri-llo. Cri, cri. Me escondía tras un arbusto. Cri, cri. Nadie es-cuchaba mis criqueos. Faltaba energía en mi voz. No másmuchacho grillo. Muchacho engullido por el bosque-som-bra. Muchacho llama. Muchacho anhelante de caricias.

Primera visión. Espanto. Lógica debilidad. Se ha que-brado el mar del mundo. Pataleo. Duerme la nostalgia.Despierta la extrañeza. La inocencia muere. Y yo solo.Indefensión conjurada por un hilo de burbuja. ¿Resenti-do? Soy un títere en cuerda floja. Una cometa sin mano.Un tarareo sin letra. Algo por definir.

Me diluyo en el enigma. Aspiro el brillo reflejado. Elcontacto envuelve mis fronteras. Ya no puedo parar.Tengo que sumergirme por completo. Frío. Calor. Tris-teza. Dicha. No sé si levantarme o entregarme a la ver-dad desorbitada. La vida se ha vaciado de recatos. Lasluces han fruncido un cuestionario. ¿Quién soy? Dímeloagua. Dímelo espejo. Demasiada ambición llegar al fon-do. La vida es huraña con las preguntas. Y quedan de-masiadas.

Ya no canto en susurros. He descongestionado mispulmones. Ya no oculto mi desarmonía. Sigo buscandohuellas. Soy un hombre palabra. Un hombre piel. Unhombre que se busca. Como todos. ❦

Cuando me preguntan si he viajado mucho, nuncaquedo satisfecho con la respuesta. Tendría que haceruna confesión difícil, dada la resistencia interior.¿Cómo decirlo? Me arriesgaré con unas cuantas fraseslacónicas: sólo he viajado una vez en mi vida; siemprecon el mismo compañero; el encuentro con el compañe-ro invisible es quizá el verdadero viaje; a él es a quienbusco en todos mis viajes.

Es verdad, siento la vida como un único viaje, en laintimidad de uno mismo, en esa zona de sombra y deluz, de calma y turbulencias, en la que los aconteci-mientos, los encuentros, la presencia profunda de los se-res amados, buscan nuestra frágil libertad. Por ese cami-no interior, habría que tener muy en cuenta las figurasluminosas que siempre me cautivan –personajes de laBiblia, santos, justos perseguidos, pensadores, poetas...–así como las obras maestras de la música, la pintura, laescultura, la arquitectura. Sería demasiado largo apuntaraquí la lista, que jalona y acompaña el viaje.

Allende y aquende, en el hondón del alma –¿cómodecirlo?–, está el compañero. ¿Decir «Dios»? ¡Pobrepalabra estropeada, pervertida por el uso! Preferiría ha-blar del corazón del universo, del Misterio que aflora en

nuestra propia vida, del Rostro de los rostros... Pero estodavía farfullar, y ¿no será mejor buscar más allá de lapalabra, de los símbolos, tras la imposible expresión?

Creía a veces conocer un poco al compañero. Porpoco tiempo siempre. Con frecuencia lo perdía. Me pa-recía que lo volvía a encontrar o que se me acercaba.Para desaparecer de nuevo. Frecuentemente me pregun-taba si no se trataba de un compañero ilusorio, si no eracuestión «de ideas», si no era todo «excesiva hermosu-ra», cuando en el mundo hay tanta crueldad. Pero ¿dedónde viene esa «excesiva hermosura»? ¿No hay quepresentir ahí mismo una discreta presencia?

Dijeron que había muerto. Es verdad, pero el naufra-gio de las ideas, de las fórmulas, de las imágenes, lovuelve Él mismo. Ya dijo el poeta: «todo dios muertoalumbra un Dios siempre futuro». Nuestro desconoci-miento ¿no será el gran umbral abierto al vértigo de...?

Mis viajes, mi viaje de vida, avanza hacia el inefablecompañero. Que se esconde con frecuencia tras la belle-za, el sufrimiento, la dignidad, los avances de la justi-cia, el amor ofrecido... Siento a veces que está en elcompartir... (B). ❦

Un nuevo diccionario

35

PÁGINAS SOCIALES

EL HÉROEY EL MÁRTIR P. José María Salaverri

Como recordamos, a finales de octubre fueron beatificados en la plaza de san Pedro de Roma y en ce-remonia presidida por el cardenal José Saraiva Martíns, prefecto de la Congregación para las Causas delos Santos, los 498 mártires de la persecución religiosa en España durante los años treinta del siglo pasa-do.

Para la misa de beatificación se habían congregado en la plaza cincuenta mil peregrinos de las 15diócesis implicadas en el proceso, como sede de las 23 causas. Entre ellos asistieron numerosos familiaresde los mártires, con el gozo espiritual de quienes vieron reconocida la virtud heroica de los obispos,sacerdotes, religiosos y fieles cristianos que proclamaron su fe, a pesar de saber que les iba en ello lavida.

La ceremonia fue seguida con devoción por los asistentes, que acompañaron a los obispos y sacerdo-tes muy numerosos también, con la conciencia de participar en un acto de tal envergadura que no ha ha-bido otro similar en toda la historia de la Iglesia. Porque esa persecución, impulsada por el comunismoateo y el anticlericalismo militante, fue la más sangrienta de todos los siglos.

El mensaje de los mártires fue un mensaje de fe y amor, señaló el cardenal Saraiva, quien afirmótambién: “El ser cristianos coherentes, nos impone no inhibirnos ante el deber de contribuir al bien co-mún y moldear la sociedad según justicia”.

Para entender mejor el sentido del martirio, el P. José María Salaverri, sm, escribió un artículo brevecon el título de “Fusilamientos. El héroe y el mártir”. Por su interés para nuestros lectores, lo publica-mos a continuación.

FUSILAMIENTOSEl héroe y el mártir

l 28 de octubre de 2007 fue-ron beatificados, entre otrosmuchos, cuatro mártires ma-

rianistas: Miguel, Florencio, Joa-quín y Sabino. He aquí unas refle-xiones sobre la “vidriera de losmártires marianistas”, de la capi-lla del Colegio de Carabanchel.

Los héroesde Francisco de Goya

El 30 de mayo se había presen-tado en el Colegio del Pilar, el li-bro “Madrid, verano 1936”, sobrelos cuatro mártires marianistas deMadrid. Por la mañana, teniendouna horita libre, aprovechamos mihermana y yo para hacer una bre-ve visita al Museo del Prado. Es laventaja de ser mayores; no paga-

mos. No se podía visitar el nuevoPrado de Moneo. Entonces nos li-mitamos a saborear una vez más aVelázquez y Goya... y a saludar depaso la Anunciación de Fray An-

gélico. ¡Una breve y gozosa in-mersión en la belleza!

Al llegar al cuadro de Goya Losfusilamientos del 3 de mayo, meti-do como estaba en la atmósfera in-

E

36

Páginas sociales

terior de nuestros mártires,me vino espontáneamente ala memoria otra obra de arte,de otro estilo: la vidriera delos mártires de la capilla ma-rianista de Carabanchel, delarquitecto don Luis Moya.¿Se inspiró don Luis en Go-ya? Seguro. Varios detalleslo demuestran.

La convergencia de las dosimágenes fue como una es-pecie de ilustración concretade lo que insistimos muchasveces: estos mártires lo sonpor una persecución religio-sa; no son “mártires de laguerra civil”, como tantasveces impropiamente se lesllama. En una guerra no haymártires: hay héroes, hay va-lientes, hay cobardes, hayvíctimas inocentes... pero nodirectamente mártires, testi-gos de su fe en Jesucristo.

Con esto no pretendo evi-dentemente quitar méritos alos españoles que se suble-varon contra la invasiónfrancesa. Al contrario, los admi-ro. Es impresionante la figuracentral, el hombre de rodillas conla camisa blanca, ofreciendo consus brazos abiertos el pecho a lasbalas. Representa al pueblo heroi-co. A su lado hay quien se tapa elrostro horrorizado. Hay algunocon miedo. Hay víctimas inocen-tes. Hay un fraile que ora sobrelos ya caídos, esperando su turnode balas... Es un valiente, un pa-triota, un hombre seguramentebueno, tal vez santo, pero nuncapodrá ser teológicamente un már-tir. Los soldados franceses se vende espaldas, como una máquinaperfectamente operativa de repre-sión, son gente anónima que eje-cuta fría y eficazmente las órde-nes crueles y absurdas de unaguerra.

Los mártires de Luis Moya

La vidriera de Luis Moya, rea-lizada antes de 1944, es decir muycerca del final de la guerra civil,nos mete en una atmósfera muydiferente. Inspirada en Goya, so-bre todo en dos personajes, Moyacrea una atmósfera de paz y de se-renidad; se respira aceptación yperdón. Hay unos fusilamientos,pero no se centra en ellos. Aso-man abajo por la parte derecha lapunta de cinco fusiles, para recor-darnos que la muerte martirial esviolenta. Y la vemos ya sufrida endon Mauricio Fernández, caído entierra. Pero a diferencia del perso-naje paralelo de Goya, su manocaída está abierta hacia lo alto co-mo ofreciendo su sangre en re-dención. No se ve quién empuñalas armas. Los fusiles, levemente

entrevistos, resultan anóni-mos, olvidados, perdona-dos... Así parecen sentirlolos cinco marianistas todavíavivos: rostros serenos, ma-nos orantes, no hay rencor,saben que van a morir por sucondición de religiosos. Sa-ben lo que les espera, per-fectamente representado enla parte superior de la vidrie-ra: el cielo, los ángeles conlas palmas del martirio, laVirgen con su Hijo que losacoge. ¡Qué bien supo donLuis Moya reflejar lo que esel martirio cristiano!

De los seis marianistas es-cogidos al azar por don Luisentre los quince martiriza-dos, sólo los cuatro del cen-tro han sido beatificados:Carlos Eraña, Fidel Fuidio,Miguel Léibar y Jesús Hita,al que se ve inclinado, heri-do y con las manos orantes,como el fraile de Goya. Jun-to con los tres jóvenes tam-bién beatificados –Florencio,

Joaquín y Sabino– representanmuy bien a todos los demás.

Paz y reconciliación

Durante tres años –de 1944 a1947– siendo yo joven religioso,he rezado en esa capilla y con-templado muchas veces esa vi-driera. Nunca suscitó en nosotrosningún sentimiento negativo, niresentimiento, ni odio, ni revan-cha. Al contrario deseos de paz,de reconciliación; de ser –comoellos– fieles hasta el fin. A vecesincluso sentimientos generosos desanta envidia, aunque, –todo hayque decirlo–, con su poco o sumucho de respetuoso temor.

Y es que el perdón sana la me-moria, no borrando el pasado sinorecordándolo de otro modo. ❦

37

MISIÓN Y MISIONEROS

n este apartado de la revista que afecta a nuestros religiosos que tra-bajan en tierras de evangelización a ellos confiadas nos ha parecidooportuno presentar esta carta de monseñor Ramón José Viloria, obis-

po de Puerto Cabello y secretario general de la Conferencia Episcopal deVenezuela, dirigida al P. José García Ercille, sacerdote de nuestra Congre-gación nacido en Eulate (Navarra), al celebrar el 50º aniversario de su or-denación sacerdotal. El P. José García es párroco en la ciudad episcopalde Puerto Cabello y ha trabajado durante más de cuarenta años en tierrasvenezolanas con gran entrega pastoral, en parroquias, en la radio e inclu-so formando y dirigiendo coros de prestigio en la región. Trasmitimos lacarta que le dirigió su obispo por considerarla muy aleccionadora.

Puerto Cabello, 6 de octubre de 2007R.P. José García, SCJESPAÑA

Querido José:

He querido hacerme presente en esta celebración que justificadamente teestán haciendo tus familiares y amigos. Hace unos días estabas festejandotus Bodas de Oro Sacerdotales, y eso es algo que no puede dejarse pasarpor debajo de la mesa.

En primer lugar, por-que es una fiesta de laIglesia santa de Jesús. Elque un hombre esté cele-brando cincuenta años dehaber dado su paso ade-lante para entregarse delleno a su servicio y al desus hermanos, nos dice atodos que sí tiene sentidoamar a Dios y amar a loshermanos con corazónpleno. Que sí tiene senti-do responder afirmativa-mente a la invitación deJesús a dejarlo todo y a

E irse con Él a recorrer rumbos des-conocidos pero seguros, porque escon Él con quien se va. Que sí tie-ne sentido anunciar con ilusión má-xima la salvación que Jesús quierehacer llegar a todos, porque esa con-vicción se tiene en la vida personaly se vive con la mayor alegría. Quesí tiene sentido gastar la propia vidaen la entrega sincera a los demás,procurando los mejores bienes paraellos, tanto en el orden espiritual co-mo en el material, porque uno se sa-be enviado por Jesús a desgastarsepor amor. Que sí tiene sentido elsinsentido que ve tanta gente en pre-ferir estar con Jesús y dejar a un la-do familia, tierra, propiedades...porque de llenar esos vacíos se en-carga el mismo Señor. Que sí tienesentido el llegar a cincuenta años vi-

viendo así, pues tú eresun buen testimonio deeso, y nos dices a todos,con tu vida y tu ilusión,que eres feliz. Y hacesque los que te conoce-mos, te admiramos y tequeremos, deseemos se-guir tus huellas.

En segundo lugar,porque es una fiesta delSacerdocio. Tu Sacerdo-cio vivido ya desde hacecincuenta años, nos hacea todos los Sacerdotesañorar seguir adelante,con la misma fuerza y lamisma ilusión con lasque tú has sabido vivir-lo. Confieso que tengouna envidia santa, puesdeseo llegar a esas fe-chas en el futuro con la

El P. José García en unaprofesión religiosa

en nuestra iglesiade Caracas

(el primero,por la derecha).

ANTE 50 AÑOSDE SACERDOCIO

Mons. Ramón José Viloria PinzónObispo de Puerto Cabello

y Secretario General de la CEV

38

misma entereza, con la misma cer-teza del deber cumplido, con lamisma frescura de corazón, de es-píritu y de cuerpo que tú lo has lo-grado. En cincuenta años son mu-chísimos los bienes que hasprocurado para la inmensa cantidadde gente que se te ha cruzado en tuSacerdocio: miles de niños y niñasque han obtenido la Vida de Diospor tu instrumentalidad al adminis-trarles el Bautismo, miles de hom-bres y mujeres que han obtenido elperdón de sus pecados y se han re-conciliado con Dios y con los her-manos cuando tú has sido el instru-mento del perdón en la Confesión,miles de personas que han recibidoal mismo Jesús, en su Cuerpo y ensu Sangre, cuando has celebrado laEucaristía y distribuido la comu-nión, miles de enfermos que hansentido el consuelo de la oración dela Iglesia en su lecho a través de la

Unción de los Enfermos, miles de parejas que han santificado su unión entu presencia a través del Matrimonio... Y la lista se queda corta. Y por sifuera poco, tu ministerio ejercido al cruzarte en el camino con tanta gen-te a través de las catequesis, de la caridad, de la palabra oportuna aunquesea casual, de las visitas informales a las casas de familia, de los conse-jos, de las caricias físicas y espirituales... Todo eso, se suma a tu cuenta.Y vale muchísimo. Tanto, que supera en mucho las posibles fallas que ha-ya habido. Dios es inmensamente misericordioso y justo. No se deja ga-nar en generosidad y todo lo que haya de rojo en las cuentas, lo salda so-bradamente con los azules (clarísimos, diría yo), que ya tienes en excesoen la misma cuenta.

En tercer lugar, porque es una fiesta personal y particular de la Iglesia dePuerto Cabello. Tu fiesta la hago mía, pues en mi cortísima experiencia deObispo de Puerto Cabello, tú has sido uno de los puntales más importantes.Mi memoria tiene recuerdos hermosísimos de tu ministerio: tu palabra cer-cana, tu preocupación por mi ministerio, la vez que me confesé contigo, tutrabajo denodado a favor de los damnificados por la vaguada y de cómoabriste sin dudarlo las puertas de la Iglesia para que se refugiaran en ella,tu lucha por lograr insumos para su manutención, la injusticia de acusacio-nes infundadas, tu ilusión en todo lo que se refiere a preparar cantos con elcoro para tus celebraciones parroquiales y para las grandes celebracionesdiocesanas en lo que se te va la vida, tu disponibilidad para formar a losministros extraordinarios de la comunión, tu espíritu de entrega por la Igle-sia diocesana en todo lo que se refiere a ella... Y muchísimos más que noalcanzo a colocar en esta pequeña lista.

Sólo me resta agradecer a Dios por tuSacerdocio tan rico, ejercido en tantoscampos. Ni te imaginabas en esa ya lejanafecha del 22 de septiembre de 1957 (¡casidos años antes de mi nacimiento!) que ten-drías tantas talegas llenas para entregar alSeñor. Desde Eulate, en la lejana (para Ve-nezuela) Navarra, saliste como servidor pa-ra el mundo. Y la Providencia nos regalóque estuvieras acá, entre nosotros. Tus pa-dres, Eladio y Serapia, y tus tres hermanosque ya están en el cielo, contemplan gozo-sos este día. Tú has hecho que su estela seenriquezca ante el Señor de la Misericor-dia. Y tus ocho hermanos vivos, particular-mente Benigno, el cura, tus familiares y tusamigos, nos sentimos orgullosos de tenertea ti como hermano y amigo.

Gracias, José. Y sigue siendo para todosnosotros un bálsamo y un testimonio deservicio y de entrega. Así, siguiendo tuejemplo, podremos ser todos un poquitomejor. ¡Que Dios te bendiga! ❦

Misión y misioneros

El P. José García en una simpáticaestampa con niñas de la Casa Hogarde Tinaquillo en Venezuela.

39

MISIÓN Y MISIONEROS

NUESTRA PASTORALDE LA SALUD Artemio López Merino

a sé que, en todas o en casi todas las parroquias,el interés y la atención a los enfermos suelen seralgo prioritario en sus programaciones, al menos

con las visitas periódicas por parte del grupo enviadodesde la misma comunidad cristiana. Con la palabra“nuestra”, simplemente me quiero referir al grupo deesa pastoral en mi parroquia, encargado de visitar a losenfermos de los barrios de la zona de La Ciudadela, LaArgelia, en el sureste de Quito, donde vivo desde hacealgo más de ocho años.

Nuestro punto de partida no podía ser otro que el dela imitación de Cristo, en el sentido de que “Jesús pasópor la tierra haciendo el bien y sanando todas las do-lencias del pueblo” (Hechos 10,38). La Iglesia, comocontinuadora de la misión de Jesús, así lo entendió des-de un principio, atendiendo a los pobres y curando a losenfermos. Quiere decirse que la Iglesia aprendió muybien que su encargo de “ir al mundo entero a enseñar, abautizar y formar comunidades” ... no se realizaba sinla celebración de la fracción de pan (Eucaristía) y sin laasistencia a los más necesitados, los pobres y los enfer-mos (Caridad).

Jesús curó toda clase de males, tanto internos comoexternos, esto es, tanto del cuerpo como del alma. Ex-terna era la mudez, la ceguera, la cojera o la sordera, pe-ro más profundos eran los males de la lepra, de la pa-rálisis o de la epilepsia... y, por supuesto, pertenecía másal espíritu que al cuerpo el hecho de estar poseído por el demonio. Si Cris-to pedía a los enfermos el asentimiento de la fe en su divinidad, es igual-mente cierto que la salud que les otorgaba no era tan sólo material, sino unasalud integral: “Tu fe te ha salvado, vete en paz... y no peques más”. Segúnesto, no podríamos entender bien la misión redentora de Jesús y la llegadade su Reino a la tierra sin esta actividad sanadora, pues es del todo evidenteque, más que sus enfermedades, lo que curaba eran sus vidas.

Como encargado del grupo de pastoral de la salud de mi parroquia, al ini-cio de nuestro caminar me entretuve mucho tiempo en querer hacer com-prender, a los componentes del grupo, la propuesta de Jesús y del evange-lio sobre la salud. Tenía que jugar con limpieza con el sentido de laspalabras sanar, salvar o liberar pero, sobre todo, con el sentido trascenden-te de la palabra “Vida”. Mi tesis era la de que Jesús proponía la salud co-mo signo de liberación, es decir, como plena capacidad de elegir la vida deverdaderos hijos de Dios.

Según esto, en las curaciones que narran los evangelios, la salvación deDios se ofrecía bajo el modo de sanar otorgado por Jesús y, de ese modo,los que se acercaban a Jesús buscando la salud lo hacían también buscan-do la liberación de todas aquellas ataduras que les impedían ser enteramentefelices.

Y

¿Quién no conoce a personas que,sin estar enfermas, no viven saluda-blemente ni viven con dignidad, es-to es, que viven sin libertad y sinresponsabilidad? Leyendo a losevangelistas, entendemos que lapropuesta sanitaria de Jesús era unapropuesta de salud como liberación.Luego, aunque parezca una contra-dicción, los enfermos pueden vivir“sanamente” la enfermedad. Pero,claro, vivir sanamente con una en-fermedad solo es posible si uno escapaz de liberarse psicológicamentedel sufrimiento, no dejando que

“Mi tesis era la de que Jesúsproponía la salud como signo deliberación, es decir, como plena

capacidad de elegir la vida deverdaderos hijos de Dios”.

40

sean los miedos los que me domineny se apoderen de los propios senti-mientos y creencias.

Los apóstoles y todos los grandescristianos de la historia de la Iglesia,especialmente los mártires, enten-dieron muy bien que es posible, co-mo Cristo, poder vivir el dolor y elsufrimiento en la santa libertad delos hijos de Dios. Esta era la ideacentral que yo quería entendieranlos del grupo de pastoral de mi pa-rroquia para, de esa manera, podertransmitir sosiego, serenidad y, has-ta consuelo y esperanza a los enfer-mos de nuestros barrios. A partir deese mensaje, la experiencia nos havenido a decir que es más fácil ha-blar a los enfermos de que sus su-frimientos pueden ser una hermosaoración de ofrenda, y hasta de quelos enfermos son los preferidos delSeñor. En el fondo, creo que de es-te modo estamos haciendo con su feuna buena terapia.

A pesar de que teníamos claro quela nuestra, especialmente, tenía queser una pastoral parroquial de con-junto, hemos tenido que ir superandobastantes dificultades. Se trata de unaparroquia grande y con una geografíamuy abrupta, al estar situada en unaenorme y empinada ladera. A eso hayque añadir que nuestros feligreses, ensu mayoría, han venido de otras pro-vincias, y muchos de ellos aún no hantenido el tiempo necesario para inte-grarse del todo. La comunicación deunos barrios con otros es poca y, dehecho, ocurre que mucha gente casino sale de sus barrios, a no ser parair al centro de la ciudad.

Por pedagogía, tuvimos que hacervarias reuniones, haciendo hincapiéen la unidad de la comunidad parro-quial, a pesar de sus múltiples y va-riados barrios. Hoy sólo hacemosuna al mes, previa al comienzo delas visitas sectoriales. El esquemaque seguimos es muy sencillo, divi-dido en tres momentos que llama-mos de oración, de formación y deinformación.

Sabemos que nuestra misión en la parroquia es muy importante, lo mis-mo que conocemos bien cuáles son nuestras funciones. De entre ellas, quie-ro destacar una: la de integrar a los enfermos en la comunidad y que seantenidos en cuenta, sobre todo, en el ejercicio de la caridad y en la celebra-ción de la fe. Nos hemos propuesto hablar de ellos, con ocasión y sin ella,para impulsar la vivencia de la enfermedad en toda la comunidad parroquial,hasta hacerlo en términos de propiedad: “Nuestros Enfermos”.

Los que tenemos más acceso a los micrófonos de las capillas, frecuente-mente animamos a la gente a que visiten a los enfermos, como práctica deuna buena obra de misericordia. En esas visitas, además de interesarnos porla salud de los pacientes, recalcamos el valor de hacerles compañía, el deanimarlos a llevar la cruz sin amarguras y, cómo no, el de escucharlos conatención e interés, como protagonistas que son de la escena. Tampoco estáde más el llevarles un detalle como obsequio y señal de atención. Estasorientaciones son válidas para todos pero, de un modo especial, para los quedicen que les cuesta hacer ese tipo de visitas porque no saben de qué ha-blar o no les agrada dialogar sobre el dolor y el sufrimiento con las perso-nas que lo está viviendo en sus carnes.

Las orientaciones para los agentes de la pastoral de la salud suelen ser mu-cho más prácticas, puntuales y concretas, así como muy variadas y diversas,pues no es lo mismo visitar a un simple enfermo, que a otro que tiene unaenfermedad crónica, como tampoco es lo mismo estar con un anciano que conun minusválido o un deficiente mental. En todo caso, con cierta frecuenciarepasamos comunitariamente el catálogo de esas orientaciones prácticas paralas visitas a los enfermos. Así, refrescamos la memoria útil y precisa del tra-to peculiar a cada enfermo, más que nada en aras a la mayor eficacia de nues-tras visitas. También aquí, el sentido común tiene mucho que decir y que apor-tar, pero lo que en manera alguna podemos perder de vista es que somosrepresentantes de la comunidad parroquial y discípulos de Jesús. Por ello,nuestra actitud, ante todo, tiene que ser una actitud de servicio, y el mejormensaje que les podemos llevar es el anuncio de la Buena Noticia. ❦

Misión y misioneros

Frecuentemente animamos a la gente a que visite a los enfermos,como práctica de una buena obra de misericordia.

41

eonor y Luciana son dos hermanas muy unidas y no, precisa-mente, pr vivir en la misma casa. En las conversaciones lo com-parten todo con buen humor, y una completa siempre lo que di-

ce la otra, añadiendo algún detalle olvidado.Leonor siempre en una silla de ruedas porque le amputaron hace

tiempo una pierna. Luciana más joven y activa en la casa, pero conproblemas permanentes de salud que la obligan a estar hospitalizadacon relativa frecuencia. Ahora está pendiente de una operación.

Lo que sí las distingue es la edad, porque Leonor es la primera denumerosos hijos y Luciana es la última, la bordona, como aquí deci-mos. Leonor anda por los ochenta y...; Luciana por los sesenta y...Sus rostros reflejan fielmente el almanaque. Leonor tiene ya la caramuy arrugadita mientras que Luciana todavía conserva la piel relati-vamente tersa. Y no me pregunten por qué pero, en una de mis visi-tas, surgió el tema de las arrugas en la cara que, por lo visto, son lasmás visibles, llamativas y las más mortificantes para muchas perso-nas. Eso explica la abundancia de cuñas en la televisión y anunciosen las revistas sentimentales ofreciendo tratamientos para acabar conellas o disimularlas al menos.

Leonor me dice, con mucha filosofía, que nunca le han preocupa-do las arrugas y que el tenerlas es porque a una Dios le ha concedi-do muchos años de vida y eso es un gran regalo. Que son como lasmedallas que se acumulan en el pecho de los militares. Cuanto másviejos, más medallas cargan. Y que su padre le decía que las arrugas

L

...Y ME VISITASTEIS

DOS PAREJAS José Luis Segura Lacruz

son un mal que no tienen los quemueren chiquitos.

A Luciana le falta tiempo paracompletar el tema echándome es-te cuento: Que allá por Barloven-to, en un pueblo, había un grupode amigas solteronas y sólo unade ellas tenía la cara un poco arru-gada. Y he aquí que vino al pue-blo un señor distinguido y conplata que comenzó a enamorarprecisamente a la de la cara arru-gadita, sembrando la envidia en-tre las otras que se considerabanmás bellas por no tener arrugastodavía. ¿Y sabe cómo se venga-ron? –me pregunta ante mi curio-sidad expectante–. Pues cuandoveían llegar al señor por la callepara hacerse el encontradizo, co-menzaban a decir en voz alta pa-ra que todos lo oyesen. ¿Te hasenterado? –decía una– ¿De qué?–respondían las demás –Que por

Caserío de la zona de Caracasdonde se desarrollan las visitasdel P. Segura, autor de este artículo.

42

aquí cerca han puesto una tintore-ría. ¿Una tintorería? –exclamabancon asombro –¿Y para qué? –pre-guntaban –¡Pues para planchararrugas! Risas generales y moles-tia de la aludida, la de la caraarrugadita. Lo que no pudo decir-me Luciana es si el enamora-miento siguió adelante, a pesar delas arrugas, o se malogró.

* * *

Siguiendo con otra pareja dehermanas les hablo de Ana y Ro-

...Y me visitasteis

sa. Hace poco las incorporé a la lista de los enfermos de la parroquia.Mi primera visita fue un poco complicada por tonterías como la deltimbre que se dañó y no sonaba. Yo lo ignoraba. Golpear en la puer-ta de chapa con unas llaves que cargaba en el bolsillo tampoco mesirvió porque las dos andaban metidas por allá dentro en una casagrande, de las de antes. Cuando ya estaba a punto de desistir, salvóla situación un vecino de la parte de arriba que venía entrando.

El panorama encontrado no fue muy alentador en ese primer mo-mento. Ana, un poco más joven, puede caminar pero está ciega. YRosa, bastante mayor, tiene que estar postrada en la cama o sentadaen una silla de ruedas porque las piernas ya no la sostienen. Ana estranquila y Rosa bastante nerviosa y muy conversadora. Ana aceptabien su ceguera pero Rosa, bastante mayor, tiene que estar postradaen la cama o sentada en una silla de ruedas porque las piernas ya nola sostienen. Ana es tranquila y Rosa bastante nerviosa y muy con-

versadora. Ana acepta bien su ceguerapero Rosa quiere a toda costa que la sos-tengan las piernas de nuevo y se desani-ma cuando ve que no puede caminar. Elotro día le exigió a un sobrino que laayudara a ponerse de pie y casi se des-ploma con el peligro de una fractura quehubiese sido fatal.

Pero a lo que iba. Las dos contentasporque, como me decían, es un honormuy grande que un sacerdote las visite.Uno tiene que aceptar esto del honor,aunque no lo vea así. Y, más contentastodavía, cuando les prometí que el señorBelmiro y su esposa Juana les visitaríantodas las semanas y les llevarían la co-munión.

En mi segunda visita comprobé unaevolución favorable del estado de ánimoy nerviosismo de Rosa. Ana, reservada ytímida en el primer encuentro, se hizomás comunicativa y me sonrió amable-mente. Tambien me alegró mucho escu-char esta confesión de las dos. Que co-mo ellas visitaban enfermos cuandoestaban más jóvenes, porque les parecíaalgo bueno, y así se lo enseñó su madre,ahora el Señor les estaba regalando lasvisitas de personas que se interesan porellas, les hacen compañía y las animan.

Desde Caracas, ❦

[email protected]

Estas son las personasque reciben la visita mensualdel P. José Luis Segura.

Padre eterno:te damos gracias,pues tu amor nos ha traído a la existencia.

Y después nos has llamado en Cristo Jesúspara que llevemos una vida santaante tu mirada bondadosa.

Tú nos atraes por medio del Corazón de tu Hijo.Nos unes con su amor salvadoren una vida de entrega y oblación,y nos asocias al misterio de su muerte yresurrección.

Santifícanos en la verdady transfórmanos en Cristo,para que, a ejemplo suyo,estemos a tu disposiciónpara anunciar al mundo tu misericordia.

Unidos al mismo Cristoqueremos hacer de nuestra vidauna oblación de caridad sincera.

Amén.

A ejemplo de Jesucristo

SUSCRIPCIÓN PARA EL AÑO 2008PRECIO DE SUSCRIPCIÓN

■■ Ordinaria: 20 € al año.

■■ De amigo: 40 € al año.

■■ De bienhechor: 50 € al año.

■■ Para el extranjero:– 44 $ USA al año.– Aérea: 75 $ USA al año.

MODO DE ABONARLA

■■ Giro postal.■■ Talón bancario.■■ Domiciliación en cuenta bancaria.■■ Contra reembolso (con gastos de envío).■■ Transferencia a la Entidad 0075.

Oficina 0271. D.C. 67.C/C. número 0 6 0 0 0 2 0 2 6 1 .Banco Popular Español.

REVISTA EL REINO - Apartado 112. Tel. 91 675 15 36. 28850 TORREJÓN DE ARDOZ (MADRID)

sagración la repito cada hora, cada instante y Él me dafuerzas, me sostiene; de lo contrario no sé qué pasaría”.

Para rezar con ellay como ella:

“¿Qué haré, Señor, para más agradarte?Del todo me entrego a tu adorable designio; dispón

de mí, que por entero te pertenezco...Que tu caridad me transforme, que en ella arda y en

ella me purifique...Que me infundas el espíritu de verdad y sencillez

para atraer a las almas...Que me des espíritu de mortificación y a la vez el de

la santa alegría...

Que me revistas de fortaleza y valor para la luchaque me espera...

Que no me regocije más que en ti y en tu MadreSantísima...

Que me concedas la gracia de la perseverancia enesta Institución por la que deseo dar hasta el último mo-mento de mi vida”

(7 agosto 1928)

¿Y yo?

Te pido ser fiel hasta el final a la vocación a la queme has llamado, Señor?

P. José María Salaverri, SM