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Cómo dar órdenes y hacer que te obedezcan En una empresa, debe regir el orden. Y dicho orden, es el resultado de unas normas que se cumplen. De lo contrario, si no hubiese normas llegaría el caos. Las normas comienzan por algo tan sencillo en apariencia como el horario de salida y de entrada en la oficina, y continúa con la labor que el jefe desempeña en su puesto laboral. En última instancia, el rol del jefe es mandar de una forma coherente e inteligente y a su vez, el papel de un empleado es obedecer. ¿Cómo se debe dar órdenes con autoridad? En primer lugar, no saturando a los empleados de mandatos. De lo contrario, se corre el peligro de lograr el efecto contrario al deseado. Por tanto, es importante marcar lo prioritario y generar confianza en los trabajadores. Aprender a delegar y dejar que cada empleado resuelva los problemas por sí mismo ya que de este modo, se le otorga la capacidad de mejorar sus competencias. Además, a la hora de tener autoridad es fundamental dar un buen ejemplo como jefe. Ser trabajador y generar un buen clima de diálogo en la empresa. Por supuesto, cualquier jefe debe actuar sin miedo a las críticas, de lo contrario, dicho temor puede llegar a paralizar. Por otra parte, lo adecuado también es tener un buen nivel de autoestima para poder generar seguridad en uno mismo y no caer en el autoritarismo sin sentido. Por último, un buen jefe también debe saber motivar. Hay trabajadores que sólo están acostumbrados a recibir críticas o mandatos por parte de su jefe, sin embargo, no saben qué es un elogio. De este modo, están tan poco acostumbrados a las críticas positivas, que cuando las reciben se sienten incómodos. La autoridad emana del respeto hacia uno mismo, del sentido común y de la coherencia. Es decir, a la hora de mandar, un jefe también debe de ponerse en el lugar de sus empleados, al menos, en situaciones puntuales.

Comunicación. cómo dar órdenes y hacer que te obedezcan

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Page 1: Comunicación. cómo dar órdenes y hacer que te obedezcan

Cómo dar órdenes y hacer que te obedezcan En una empresa, debe regir el orden. Y dicho orden, es el resultado de unas normas que se

cumplen. De lo contrario, si no hubiese normas llegaría el caos. Las normas comienzan por

algo tan sencillo en apariencia como el horario de salida y de entrada en la oficina, y continúa

con la labor que el jefe desempeña en su puesto laboral. En última instancia, el rol del jefe es

mandar de una forma coherente e inteligente y a su vez, el papel de un empleado es obedecer.

¿Cómo se debe dar órdenes con autoridad? En primer lugar, no saturando a los empleados de

mandatos. De lo contrario, se corre el peligro de lograr el efecto contrario al deseado. Por tanto,

es importante marcar lo prioritario y generar confianza en los trabajadores. Aprender a delegar

y dejar que cada empleado resuelva los problemas por sí mismo ya que de este modo, se le

otorga la capacidad de mejorar sus competencias.

Además, a la hora de tener autoridad es fundamental dar un buen ejemplo como jefe. Ser

trabajador y generar un buen clima de diálogo en la empresa. Por supuesto, cualquier jefe debe

actuar sin miedo a las críticas, de lo contrario, dicho temor puede llegar a paralizar. Por otra

parte, lo adecuado también es tener un buen nivel de autoestima para poder generar seguridad

en uno mismo y no caer en el autoritarismo sin sentido.

Por último, un buen jefe también debe saber motivar. Hay trabajadores que sólo están

acostumbrados a recibir críticas o mandatos por parte de su jefe, sin embargo, no saben qué

es un elogio. De este modo, están tan poco acostumbrados a las críticas positivas, que cuando

las reciben se sienten incómodos. La autoridad emana del respeto hacia uno mismo, del

sentido común y de la coherencia. Es decir, a la hora de mandar, un jefe también debe de

ponerse en el lugar de sus empleados, al menos, en situaciones puntuales.

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Las órdenes tienen que ser claras, firmes y convincentes.

Las órdenes tienen que ser:

Claras: La claridad se consigue: usando un vocabulario adaptado al nivel del receptor,

recalcando los puntos claves de la orden y con una breve explicación del propósito de la orden.

Concretas: Una orden reúne las características de concreta, si se puntualizan aspectos tales

como cantidad, tiempo, tamaños, etc. y se indican los medios para cumplirla.

Breves: Una orden es breve, cuando en ella se utiliza el número de palabras adecuado para

que sea clara. Evítese los detalles.

Razonables: Una orden es razonable siempre y cuando sea posible su cumplimiento, ya sea

porque garantice la calidad deseada, la disponibilidad de recursos o se adapte a la capacidad y

la habilidad de la persona a quien se dirige.

Firmes y convincentes: La firmeza o manera de dar la convicción, será producto de la forma en

que motive para su ejecución.

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A menudo cuando queremos que alguien haga lo que le pedimos se pueden obtener tres

reacciones:

1. Que la persona se siente ofendida y rechace la orden.

2. que la persona se siente ofendida y realice la orden generando sentimientos negativos en ti.

3. Que la persona note un ambiente cálido, de confianza y realice la orden con gusto, sin sentir

ningún tipo de amenaza, presión o algún otro sentimiento negativo.

Y todo ello va relacionado en cómo lo dices y cómo usas tu lenguaje corporal para expresar

esa orden, dependiendo de esos factores así reaccionará la persona ante tu solicitud.

Se pueden dar diferentes combinaciones: que se lo digas amablemente, pero tu lenguaje

corporal delata una orden autoritaria agresiva generando sentimientos negativos; que se lo

digas agresivamente pero tu lenguaje corporal no expresa autoridad, o diciéndolo

amablemente, con un lenguaje corporal expresando calidez y autoridad inofensiva. En esta

última, la persona puede sentir que das una orden pero lo hará con gusto, sólo para hacerte el

favor, y esta es la manera que debemos dominar para hacer que nos obedezcan.

Muy pocas veces nos gusta recibir órdenes, sólo las acatamos cuando viene de un superior si

trabajamos en una empresa, pero aún así si ese superior no sabe mandar se pueden generar

sentimientos negativos en contra suya, como resentimiento, odio, desprecio, etc.

La clave radica en las manos, aunque para muchos puede pasar desapercibido las manos

tienen un poder increíble, sobre todo porque podemos dominar las emociones de la otra

persona con sólo modificar la posición. Por ejemplo, no es lo mismo que des una orden cuando

señalas mostrando las palmas de las manos hacia arriba que si das la orden señalando con el

dedo o mostrando las palmas de la mano hacia abajo.

Allan Pease llevó a cabo un experimento con ocho conferenciantes a los que les pidió que

utilizaran los gestos antes mencionados a lo largo de una charla de diez minutos frente a

diversos públicos. Grabó las actitudes de los participantes ante cada conferenciante y

descubrió que los que utilizaron mayoritariamente la posición de la palma de la mano hacia

arriba recibieron un ochenta y cuatro por ciento de opiniones positivas de los participantes,

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cuando llevaron a cabo la misma presentación ante otro público y utilizando principalmente el

gesto de la palma de la mano hacia abajo sólo obtuvieron el cincuenta y dos por ciento de

opiniones positivas; y la posición con el dedo apuntando, registró tan sólo un veintiocho por

ciento de respuestas positivas y algunos participantes abandonaron la sala durante la

conferencia.

Del gesto menos agresivo al más agresivo se encuentra:

Palma de las manos hacia arriba (Menos agresivo)

Palma de las manos hacia abajo

Apuntando con el dedo (Más agresivo)

Cuando los antepasados visitaban otras aldeas mostraban las palmas de las manos para

indicar que iban desarmados, y actualmente este gesto ha venido evolucionando hasta

nuestros días para indicar sinceridad, confianza y calidez.

Entonces, cuando des una orden procura señalar con las palmas de las manos hacia arriba

para que la persona no se vaya a sentir intimidada o presionada sobre ese mandato.

Hay otro gesto que puedes realizar y que no indica ninguna amenaza para la otra persona, es

el de señalar presionando el dedo índice con el pulgar, si lo usas dejarás la impresión de que

eres una persona autoritaria, pero no agresiva.

Del gesto menos agresivo al más agresivo se encuentra:

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Palma de las manos hacia arriba (Menos agresivo)

Palma de las manos hacia abajo

Apuntando con el dedo (Más agresivo)

Cuando los antepasados visitaban otras aldeas mostraban las palmas de las manos para

indicar que iban desarmados, y actualmente este gesto ha venido evolucionando hasta

nuestros días para indicar sinceridad, confianza y calidez.

Entonces, cuando des una orden procura señalar con las palmas de las manos hacia arriba

para que la persona no se vaya a sentir intimidada o presionada sobre ese mandato.

Hay otro gesto que puedes realizar y que no indica ninguna amenaza para la otra persona, es

el de señalar presionando el dedo índice con el pulgar, si lo usas dejarás la impresión de que

eres una persona autoritaria, pero no agresiva.

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Ricardo Ernesto González Olarte