5
El Gestor de Información y su desconocido rol en la Sociedad de la Información Por Bárbara Contreras Fuentes En el último tiempo las tecnologías de la información y la comunicación han comenzado a jugar un papel preponderante en la vida de las personas, es decir, éstas han trastocado la manera en que los seres humanos interactúan entre sí y en la forma en que se efectúa la comunicación. Este proceso ha trascendido todos los ámbitos de la sociedad, especialmente la manera en que las personas se relacionan con la información: búsqueda y recuperación de información cada vez más masiva. Pero esta situación trae consigo serias dificultades respecto a la calidad de la información presente en la Web porque ¿quién, realizando una búsqueda en Internet, no se ha encontrado con información repetida e irrelevante respecto a la indagación inicial? Frente a esta situación, es necesaria la irrupción de diferentes profesionales de la información, con vasto conocimiento en esta área. Ésta es la temática que plantearemos: el rol del profesional o gestor de la información en la sociedad de la información. El gestor de la información debe ser una persona capaz de responder a los requerimientos de usuarios cada vez más heterogéneos y exigentes, pues tienen a su alcance cada vez más información. La biblioteca o cualquier dependencia que tenga como fin el ofrecimiento de información debe ser capaz de “competir” con estos nuevos medios y transformarse en una hibridación entre los digital y lo analógico. Para ello, el rol del profesional de la información es fundamental para implantar paulatinamente estas transformaciones. Como lo señala Muñoz y Rubiano 1 : “La biblioteca inmersa en el medio digital necesita de bibliotecarios digitales pues no pueden ser construidas, gestionadas y preservadas sin la ayuda de estos profesionales. Estas bibliotecas deben contar con la infraestructura necesaria (hardware, software, personal y colecciones apropiadas) para cumplir las tareas de seleccionar, adquirir organizar, poner a disposición del usuario todo los fondos, preservarlos y conservarlos. Es aquí donde el gestor de la información debe involucrarse, actuando como un mediador entre los usuarios y la información en diversos medios y formatos, porque no basta con poseer una gran infraestructura: si no se tiene el personal capacitado para administrar estos servicios, toda esta tecnología resulta vana. El gestor de la información debe promover el uso de los diversos recursos y servicios que tiene a su disposición y conocer su colección independientemente de su formato y soporte; en esta diversidad se encuentra la nueva fortaleza de los centros de información. El gestor de información debe ser capaz ir a la par con los requerimientos de los usuarios mediante una formación constante y actualizada, ser proactivo y tener una amplia mirada a futuro, pero lo principal, es que debe conocer a su usuario y determinar sus necesidades para poder adaptarse idóneamente a ellas: es en el usuario donde debe centrar su atención. Para cumplir con esta amplia y ardua tarea, el gestor de la información dispone de un espectro de herramientas y recursos cada vez mayor, ya sea para acceder directamente a la información, como para promover sus servicios, haciendo necesario el análisis de las ventajas y desventajas de los nuevos sistemas, la consulta de fuentes con formatos 1 MUÑOZ GÓMEZ, María y RUBIANO MONTAÑO, Penélope. 1998. El bibliotecario digital: el perfil de un nuevo profesional de la informaciónFESABID. VI Jornadas Españolas de Documentación. Disponible en: http://www.ciepi.org/fesabid98/Comunicaciones/m_munyoz.htm [Consulta: 20/05/12]

Comunicación interactiva (ensayo)

  • Upload
    3240236

  • View
    525

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

El Gestor de Información y su desconocido rol en la Sociedad de la Información

Por Bárbara Contreras Fuentes

En el último tiempo las tecnologías de la información y la comunicación han comenzado

a jugar un papel preponderante en la vida de las personas, es decir, éstas han trastocado

la manera en que los seres humanos interactúan entre sí y en la forma en que se efectúa la

comunicación. Este proceso ha trascendido todos los ámbitos de la sociedad,

especialmente la manera en que las personas se relacionan con la información: búsqueda

y recuperación de información cada vez más masiva. Pero esta situación trae consigo

serias dificultades respecto a la calidad de la información presente en la Web porque

¿quién, realizando una búsqueda en Internet, no se ha encontrado con información

repetida e irrelevante respecto a la indagación inicial? Frente a esta situación, es

necesaria la irrupción de diferentes profesionales de la información, con vasto

conocimiento en esta área. Ésta es la temática que plantearemos: el rol del profesional o

gestor de la información en la sociedad de la información.

El gestor de la información debe ser una persona capaz de responder a los requerimientos

de usuarios cada vez más heterogéneos y exigentes, pues tienen a su alcance cada vez

más información. La biblioteca o cualquier dependencia que tenga como fin el

ofrecimiento de información debe ser capaz de “competir” con estos nuevos medios y

transformarse en una hibridación entre los digital y lo analógico. Para ello, el rol del

profesional de la información es fundamental para implantar paulatinamente estas

transformaciones. Como lo señala Muñoz y Rubiano1: “La biblioteca inmersa en el

medio digital necesita de bibliotecarios digitales pues no pueden ser construidas,

gestionadas y preservadas sin la ayuda de estos profesionales. Estas bibliotecas deben

contar con la infraestructura necesaria (hardware, software, personal y colecciones

apropiadas) para cumplir las tareas de seleccionar, adquirir organizar, poner a

disposición del usuario todo los fondos, preservarlos y conservarlos”.

Es aquí donde el gestor de la información debe involucrarse, actuando como un mediador

entre los usuarios y la información en diversos medios y formatos, porque no basta con

poseer una gran infraestructura: si no se tiene el personal capacitado para administrar

estos servicios, toda esta tecnología resulta vana. El gestor de la información debe

promover el uso de los diversos recursos y servicios que tiene a su disposición y conocer

su colección independientemente de su formato y soporte; en esta diversidad se

encuentra la nueva fortaleza de los centros de información. El gestor de información

debe ser capaz ir a la par con los requerimientos de los usuarios mediante una formación

constante y actualizada, ser proactivo y tener una amplia mirada a futuro, pero lo

principal, es que debe conocer a su usuario y determinar sus necesidades para poder

adaptarse idóneamente a ellas: es en el usuario donde debe centrar su atención.

Para cumplir con esta amplia y ardua tarea, el gestor de la información dispone de un

espectro de herramientas y recursos cada vez mayor, ya sea para acceder directamente a

la información, como para promover sus servicios, haciendo necesario el análisis de las

ventajas y desventajas de los nuevos sistemas, la consulta de fuentes con formatos

1 MUÑOZ GÓMEZ, María y RUBIANO MONTAÑO, Penélope. 1998. “El bibliotecario digital: el perfil de un

nuevo profesional de la información” FESABID. VI Jornadas Españolas de Documentación. Disponible en:

http://www.ciepi.org/fesabid98/Comunicaciones/m_munyoz.htm [Consulta: 20/05/12]

cambiantes, diseño y generación de plataformas de información (bases de datos), filtrado

de información excesiva, concentración de la formulación de necesidades, además de la

interpretación de los resultados. Todo esto hace imperiosa la necesidad de formación de

usuarios, es decir, que ellos sepan cómo utilizar los recursos que tienen a su disposición.

Para ello, igualmente, se hace preciso que ellos adquieran la confianza en las bibliotecas

y diversos centros de información y sepan que siempre recibirán una respuesta de

acuerdo a sus necesidades.

El gestor de la información, debe ejercer un papel formador, en concordancia con los

cambios producidos en el entorno web para acceder, manejar y utilizar la información y

así lograr una democratización y uso más equitativo de ésta. Por su parte, los usuarios,

frente a sus requerimientos debieran adquirir ciertas habilidades para adecuarlas a las

tecnologías, ya que tal como lo señala Monfasani y Curzel: 2“No existe una fórmula

general que transforme al usuario en un experto en el uso de la información, pero es

posible lograr que sepa cómo encontrarla, cómo evaluarla y cómo usarla”. El profesional

de la información debe aprender a enseñar y encaminar a los usuarios en esta senda en

donde la información se encuentra dispersa y muchas veces difusa. Para ellos la

formación tanto del gestor como de los usuarios es vital. El profesional como formador,

puede planificar actividades en concordancia con los objetivos y el tipo de institución a

la que pertenece y estar dirigidas a la comunidad de la que forma parte, además debe

poseer determinadas destrezas y habilidades individuales de acuerdo a sus propios rasgos

de personalidad y capacidades.3

Como lo mencionamos anteriormente, en la sociedad de la información, el gestor cuenta

con una serie de herramientas que le permiten compartir información y promover todo lo

que la biblioteca tiene para ofrecer. A modo de ejemplo, se puede hacer uso de

herramientas como Blogs, Wikis y páginas Web actualizadas constantemente, en donde

los usuarios pueden contribuir con sus propios aportes y conocer los servicios que tienen

a su disposición. Otra interesante iniciativa es la utilización del chat, en donde los

usuarios pueden tener una conversación directa con el bibliotecario, en tiempo real y

obtener respuestas personalizadas según sus inquietudes. El Facebook institucional y

Twitter son también un medio de información de gran concurrencia por parte de los

usuarios y donde la biblioteca no puede estar ausente, porque es un medio cercano a ellos

y permite la actualización permanente. Finalmente, los OPAC (Catálogos Públicos en

línea) permiten que el usuario esté al tanto del acervo de recursos de información que

tendrán a su disposición, sin que ello le implique un consumo innecesario de tiempo.

Estas herramientas pueden ser de gran utilidad para las bibliotecas inmersas en la

sociedad de la información, pero para que éstas puedan funcionar adecuadamente, se

necesita de personal preparado y especializado en la administración de información.

En estas circunstancias, como lo señala Monfasani y Curzel4, la evolución de la

formación del bibliotecario posibilitará, entre otros roles: cumplir con el papel formador,

proporcionar una gama de nuevos servicios para nuevos usuarios, gestionar los recursos

necesarios, funcionar adecuadamente en el mundo de las redes, integrar y operar en

2 MONFASANI, Rosa Emma y CURZEL, Marcela Fabiana. 2008. “Usuarios de la Información: formación y

desafíos”. Argentina: Alfagrama. 3 Ibidem, p. 111.

4 Ibidem p. 39.

organizaciones cooperativas, desarrollar modelos de sistemas de información locales e

intervenir en los nacionales. Los usuarios y sus requerimientos van cambiando

constantemente, por lo tanto, los resultados que se obtengan mediante la oferta que

entrega la biblioteca y la demanda de los usuarios deben ser un punto de reflexión

constante. No olvidar además que el papel del profesional de la información implica una

gran responsabilidad social y formadora, para que la inclusión de tecnologías en las

bibliotecas no aumente la Brecha Digital entre sus usuarios y los espante.

El témino “Brecha Digital”, debe ser para los bibliotecarios en esta era de la información,

la inspiración para proseguir con los procesos de formación de usuarios, para combatirla.

Según la OCDE, este vocablo hace referencia al “desface o división entre individuos,

hogares, áreas económicas o geográficas con diferentes niveles socioeconómicos con

relación tanto a sus oportunidades de acceso a las tecnologías de la información y la

comunicación, como al uso de Internet para una amplia variedad de actividades”. Para

erradicar esta brecha, el gestor de información debe tener muy claros los objetivos que

desea lograr e internalizar la importancia de éstos durante todo el proceso, pensando

siempre en los tipos de usuarios que posee, las estrategias que utilizará para lograr este

fin y los recursos con los que cuenta.

Con todo esto, se aspira en muchos casos a formar un usuario relativamente

autosuficiente en el uso de la información, capaz de reconocer sus necesidades, de

encontrar, evaluar y utilizar la información correctamente. Al respecto, dada la

desmesurada cantidad de información (“infoxicación”) existente tras el apogeo de

Internet y la liberación de los mecanismos regulatorios existentes en materia de

publicaciones, es necesario invertir mucho tiempo en localizar información que sea

pertinente a la búsqueda inicial, debido a la existencia de información repetida y de baja

calidad, que sobrepasa a aquélla que realmente se considera información útil y

adecuada. Los gestores de información se enfrentan con esta problemática

constantemente. Entonces, ¿Qué estrategia utilizar para que a los usuarios se les facilite

la encontrabilidad de documentos de calidad en medio de la selva tecnológica que no

permite ver entre las ramas lo que realmente es relevante? Esta problemática está en boga

y no resulta fácil de responder. Por ahora, los usuarios debieran aprender a evaluar las

fuentes de información existente y confiar en las destrezas que debieran poseer los

profesionales de la información, en búsqueda y recuperación para poder ayudarlos

oportunamente y que sus demandas sean satisfechas.

Para lograr los fines propuestos, el gestor no se encuentra solo, sino que deberá contar

con un equipo multidisciplinario: informáticos, pedagogos, bibliotecarios y diversos

profesionales que se relacionen con la información. La clave es el trabajo en equipo y la

adecuación de las tecnologías disponibles de acuerdo a la realidad de la biblioteca y de

las demandas de sus usuarios; esto es muy importante, no se debe olvidar que se trabaja

para responder a los requerimientos de las personas.

A modo personal, creo que la “biblioteca híbrida” es lo que más se adapta a los

requerimientos actuales de la sociedad de la información. Es necesario hacer convivir lo

impreso con lo tecnológico, porque así es posible incluir a la gran mayoría de la

población que potencialmente utilizarían los servicios bibliotecarios. El papel del gestor

de la información es hacer perdurar esta diversidad de medios, que responden a la

heterogeneidad de usuarios. Si pensamos en la población de adultos mayores y de

personas con alguna discapacidad, el papel de este profesional es brindarles el modo de

acceso que mejor se adapte a sus necesidades y con lo que se sientan más cómodos de

trabajar. La convivencia de los medios análogos y digitales involucra a todos los sectores

de la sociedad; el rol del bibliotecario es difundir esta diversidad de medios para que el

usuario sepa que siempre encontrará un recurso (en cualquier soporte) que responda a su

necesidad personal de información.

Este compromiso debe ser asumido por los diversos profesionales que se relacionan con

la información. Se debe permitir que los usuarios participen y contribuyan en su proceso

de aprendizaje creando las instancias para ello. Tener un trato amable, acogedor y

cercano, para que las personas deseen volver a la biblioteca. Se debe contar con

herramientas y conocimientos sólidos en la forma en que se realizan las búsquedas y la

recuperación de la información para dar una respuesta satisfactoria a las necesidades de

los usuarios. Dentro de los requerimientos técnicos, es recomendable cumplir con

estándares internacionales para contribuir a la interoperabilidad con otras instituciones,

así lograr el intercambio y enriquecer el propio acervo documental.

Por lo demás, el gestor documental debe mantenerse al tanto de todos los adelantos que

puedan ser de utilidad para su institución, pero teniendo en cuenta que la tecnología no

siempre constituye una mejora en la calidad del proceso si no se utiliza adecuadamente.

El usuario finalmente será quien utilice los servicios, el principal y más riguroso

evaluador de los procesos, por ende es necesario escuchar siempre lo que ellos tienen que

decir para poder mejorar y lograr así un mejor servicio. “La formación del bibliotecario

digital deberá centrarse en la adaptación a las nuevas corrientes tecnológicas, deberá ser

flexible, multidisciplinar y evolutiva5”.

No olvidar también la hibridación que se produce entre los sistemas análogos y digitales:

el gestor de información debe ser capaz de resguardar y trabajar con ambos, según la

diversidad de usuarios que existen y cómo se relacionan con las tecnologías. Muchos de

los documentos que se preservan, forman parte de la memoria de una familia, institución

o país, por lo tanto requieren un tratamiento diferente en su conservación y lugar físico

adecuado a ellos. No así, la información digital, que requiere otro tratamiento, utilizando

bases de datos y metadatos, además de otros respaldos. Se debe aprender a trabajar con

diversos tipos de información, por lo que el profesional debe tener un conocimiento

integral y una vasta cultura general (sobre todo al trabajar directamente con usuarios).

Respecto a los nuevos roles de los profesionales, Peter Drucker manifestó que “este final

o inicio de siglo será recordado, más que por los avances tecnológicos, por los profundos

cambios que se producirán en las profesiones”.

Por último, y a modo de conclusión ponemos énfasis en el recurrente tema de la “Brecha

Digital”. Los gestores de información tienen una fuerte responsabilidad social al

respecto; no se trata solo de implementar tecnologías en las bibliotecas para llegar a ser

la más avanzada tecnológicamente, se deben combinar los adelantos técnicos con la

disposición de integrar éstas a su uso cotidiano. La formación de usuarios debe iniciarse

desde el momento en que el individuo muestre una necesidad de información y se le cree

desde la biblioteca la necesidad de ser formado. Como lo señala Emir José Suaiden:

5 5 MUÑOZ GÓMEZ, María y RUBIANO MONTAÑO, Penélope. 1998. “El bibliotecario digital: el perfil de un

nuevo profesional de la información” FESABID. VI Jornadas Españolas de Documentación. Disponible en:

http://www.ciepi.org/fesabid98/Comunicaciones/m_munyoz.htm [Consulta: 20/05/12]

“Toda gran innovación, toda gran revolución, trae en el fondo la cuestión de

la exclusión.

Cuando Guttenberg inventó la imprenta, automáticamente creó a los

iletrados y a los analfabetos.

La revolución tecnológica, a pesar de los incuestionables beneficios, creó a

los excluidos digitalmente.

Así el papel del bibliotecario es la construcción del proceso de inclusión

social utilizando la competencia informacional”

Bibliografía adicional

FELICIÉ SOTO, Ada Myriam. 2006. “Biblioteca pública, sociedad de la información y

brecha digital”. Argentina: Alfagrama ediciones.

MARTÍ LAHERA, Yohannis. 2007. “Alfabetización informacional: Análisis y gestión”.

Argentina: Alfagrama ediciones.

MARTÍNEZ USERO, José Ángel. 2007. “Nuevas tecnologías para nuevas bibliotecas:

desarrollo de servicios de información electrónica”. Argentina: Alfagrama ediciones.