Comunicar-30-Orozco-10-13

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    Presentacin

    ada ms propicio que un tema como el que nos convoca en este nmero 30, para conme-morar el XV aniversario de Comunicar, porque incide de lleno en la comunicacin y sufuturo, ya que al tiempo que estimula el anlisis, la reflexin y la imaginacin sobre dos delos megaobjetos que ms nos distinguen como sociedades contemporneas, apunta lamirada a la mltiple transformacin que desde la tecnologa, la cultura y la educacin han

    tenido y tienen las interacciones comunicativas, cada vez ms referidas a pantallas, o en tornoa ellas. Y desde un territorio como el americano, altamente multicultural, multilinge, multi-

    tnico, tambin multifragmentado, pero multimediado de maneras propias y universales a la vez.Ser audiencia y estar como audiencia, en contextos complejos y cambiantes como los actuales, den-

    samente cargados de ficciones, es sin duda uno de los fenmenos socioculturales, comunicacionales ypolticos ms relevantes y desafiantes del momento. No slo por lo que la asuncin de nuevos estatus,identidades y actividades en lo individual y en lo colectivo supone para los sujetos-audiencia, sino tam-bin por las posibilidades casi infinitas de expresin, registro y envo de informacin y por la interlocu-cin que nos proporcionan las pantallas, que ms all de las convergencias que logran, nos sumergenen intermedialidades e intertextualidades, inslitas y apabullantes, aunque todava emergentes.

    Como audiencias, estamos an al filo de las pantallas, cada vez ante el riesgo de sucumbir a suseduccin, pero al mismo tiempo apropindonos de sus potenciales tcnicos, lingsticos, estticos yexpresivos de manera ms asertiva; a veces ms situados en la esquizofrenia intermedial y en la mul-tiactividad simultnea prolongada, otras ms ubicados en la recuperacin sosegada de informaciones,inaugurndonos permanentemente en diferentes formatos y soportes tcnicos e industriales, siempreante lo impredecible, reinventndonos, sin certeza de lograr el reconocimiento del otro o en su caso,

    el propio anonimato en nuestras interacciones comunicativas.Decir que de receptores y espectadores pasamos a emisores y productores de informacin es nom-brar de una manera sinttica ese trnsito interminable en el que nos hemos embarcado como pobla-dores comunicantes del siglo XXI. Habitantes nuevos y nmadas, migrantes en el denso escenariode las ciberculturas, como audiencias seguimos evolucionando de manera desigual, claro, enfatizando

    y seleccionando pantallas y situaciones de intercambio simblico y de creacin, inventando cdigos ehipertextos, redimensionando hbitos y rutinas, y modos de hacer y deshacer la comunicacin, impen-sando interlocuciones, desfaciendo entuertos mediticos y sobreviviendo al fin en el ecosistemacomunicacional que nos circunda.

    De aquella comprensin de la audiencia como un ente pasivo, vctima masiva e inevitable de emi-sores voraces e incisivos, a audiencias en plural, activas, buscadoras de gratificacin, que luego devi-

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    Audiencias y pantallas enAmrica

    Audiences and screens in America

    Dr. Guillermo Orozco GmezUniversidad de Guadalajara, Mxico

    Introduction

    DOI:10.3916/c30-2008-01-001

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    nieron hiperactivas, aunque no necesariamente crticas, nicapaces de resemantizar los mensajes segn sus propiasintenciones, al entendimiento de las audiencias que a suvez devienen en emisores, en eso justamente que nuncafueron pero en lo que todava sin mucha precisin empie-zan a experimentarse, hay todo un recorrido histricodonde la comunicacin ha sido a la vez causa y efecto dedominacin y emancipacin, y de implosiones y explosio-nes de la capacidad interactiva y creativa de las sociedadesde la ltima centuria.

    Cien aos de soledad, pero cada vez frente a ms pan-tallas, han sido, sobre todo para los latinoamericanos, unciclo que quiz est a punto de romperse, precisamentegracias al exuberante ecosistema comunicacional y susincontables opciones tecnolgicas para una nueva expresi-vidad, resultante de esas innovadoras combinaciones desonoridades y visualidades que, aunque no al alcance detodos todava, permiten entrever la posibilidad de aboli-cin de las censuras informticas y las exclusiones en pan-talla, de disminucin de la impunidad por la discriminacinde informaciones, expresiones, sujetos y movimientos, de

    lucha contra las dictaduras de la significancia y la esttica, y de lucha contra la imposicin de un len-guaje, un medio y una alfabetizacin nicos en los procesos de educacin y formacin.Con un tono realista, los autores de este nmero exploran el tema de audiencias y pantallas de mane-

    ra crtica, pero con esperanza. Unos los hacen ms desde la reflexin analtica del fenmeno comunica-cional en s, mientras que otros de manera ms puntual a partir de investigaciones especficas y recuentoshistricos particulares.

    El primer artculo, de Jess Martn Barbero, es una recreacin aguda del fenmeno comunicacionalmltiple contemporneo, ms all de pantallas y tecnologas, inscrito en los cambios profundos tecnocul-turales de la comunicacin, por los cuales los relatos y saberes posibles y las interacciones con ellos, sig-nificadas aqu como lecturas, que hoy por hoy estn teniendo lugar, al estallar los tradicionales formatosescriturales, estn permitiendo un empoderamiento de la gente comn, que encuentra como nuncacabida expresiva e interlocucin real en los hipertextos que las pantallas facilitan.

    En su artculo, James Lull, desde una perspectiva tambin histrica, que repasa la capacidad huma-na de comunicarse, enfatiza el potencial que las actuales pantallas ofrecen a las audiencias para expre-sarse y participar activamente a partir de la comunicacin. Al mismo tiempo, este autor destaca la cone-xin que la expresin misma tiene con la creacin y el fortalecimiento de la creatividad, por lo que l semuestra esperanzado de que el fortalecimiento expresivo sirva socialmente para generar autonoma ciu-dadana, sobre todo en aquellos regmenes opresivos que an perduran en el mundo.

    Nestor Garca Canclini, en su artculo, se pregunta por aquello que realmente est transformndosecon respecto al tema que nos convoca en estas pginas. A partir de un recorrido por los cambios de pocade la comunicacin, desde la pantalla cinematogrfica hasta las actuales, argumenta que no hay sustitu-ciones de unas pantallas por otras, sino ms bien reacomodos, tanto de las ofertas programticas comodel tipo de interacciones de las audiencias con ellas. Menciona cmo el libro y la lectura permanecen,

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    aunque con modificaciones, y sugiere que habra que entender que las pantallas son tambin lugaresdonde las audiencias manifiestan sus temores y ansiedades.

    En su artculo, Maria Immacolata Vasallo de Lopes aborda el tema de la ficcin televisiva como unpunto estratgico para entender la vinculacin de nuevas y viejas audiencias con un mega-relato cultu-ral que cada vez ms se desenvuelve en las pantallas. Esta autora considera que es justo, a partir de lainteraccin ficciones y audiencias, que las identidades de stas se transformen y se redefinan, en un con-texto cada vez ms complejo de migraciones y globalizacin. La ficcin se torna entonces como un refe-rente muy importante, inclusive para el sentimiento de pertenencia a una nacin en los tiempos actua-les.

    Por su parte, Jorge A. Gonzlez en su artculo reflexiona, desde el plano de la cibercultura, sobre lamanera en que los sujetos sociales nos relacionamos con la informacin, entendiendo que est ah siem-pre una interaccin importante entre tecnologa, comunicacin y conocimiento, dimensiones que consi-dera son las constitutivas de lo que seran ecologas simblicas. Destaca el vector tecnolgico como unde los tres motores de los cambios que histricamente se han dado en la manera de relacionarse con lainformacin y el conocimiento y sostiene que el punto medular no est en los interfaces mismos de laspantallas, sino en quienes desde ellos generan conocimiento para los otros.

    Pasando a un terreno ms especfico, los siguientes cuatro artculos enfocan la mirada en estudios

    empricos de audiencias concretas, y desde ah ofrecen nuevas perspectivas entre audiencias y pantallas.Valerio Fuenzalida, en su artculo, aborda algunos cambios importantes que se estn mostrando entrela audiencia infantil a partir de sus interacciones actuales con las pantallas. Por una parte, sostiene elautor, estos cambios son debidos a modificaciones de los mismos programas infantiles; en concreto, acambios en la manera de concebir lo infantil en la pantalla, y por otra, cambios en las formas de consu-mo infantil de la programacin. Se evidencia un desplazamiento de la audiencia infantil en AmricaLatina, de la programacin de la televisin abierta a los canales de cable, lo cual ha facilitado los cam-bios que aqu se comentan.

    Desde otra latinidad, Maritza Lpez de la Roche aborda tambin a la audiencia infantil de la tele-visin, preguntndose qu ha cambiado con respecto a la influencia educativa de la programacin en losnios y con la perspectiva para investigarla. A partir de una extensa investigacin, la autora nos sugiereque el capital cultural escolar y familiar sigue siendo el contexto desde donde se define el aprendizaje

    televisivo de los nios y tambin el posible aprendizaje de ellos a partir de otras pantallas. Se reafirma elpapel central de la mediacin adulta para entender las interacciones que se realizan y sus resultados.En su artculo, Nilda Jacks reflexiona sobre el elemento central que permite entender la interaccin

    entre audiencias y pantallas. Recorre los estudios de recepcin que se han hecho en Amrica Latina ysostiene que es justamente la identidad cultural, la mediacin principal desde la cual se produce la sig-nificacin y se define el tipo concreto de interaccin comunicativa. Incluye en sus pginas una discusinsobre el papel de la mediacin de clase, que considera tambin importante pero menos definitoria quela de identidad cultural, dentro de las mediaciones estructurales que se manifiestan en los procesos derecepcin.

    Jos Carlos Lozano, en su artculo, discute sobre la pertinencia de los modelos conceptuales paraentender las interacciones entre audiencias y contenidos especficos transmitidos por el cine y la televi-sin. Especficamente, aborda el caso del estudio del consumo de pelculas y series extranjeras por

    audiencias latinoamericanas, desde donde cuestiona la pertinencia del modelo del imperialismo cultu-ral que los investigadores culturalistas en la regin se han empeado en seguir. Sugiere la pertinenciade usar el modelo de la proximidad cultural para entender mejor el consumo y la apropiacin de con-tenidos extranjeros por audiencias nacionales.

    En el ltimo bloque de artculos encontramos a cuatro autores que desde sus peculiaridades y tra-yectorias acadmicas, abordan especficamente el tema de lo educativo en la interaccin audiencias ypantallas.

    Jorge Huergo trasciende la tradicional perspectiva de la educacin para la recepcin para explorarla manera en que las pantallas ejercen de hecho una formacin amplia en las audiencias, aun sin pro-psitos educativos especficos. A partir del anlisis de las interpelaciones que la programacin hace a susaudiencias, este autor sugiere una estrategia para analizar las pantallas como conjuntos textuales a la vez

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    que se retome la subjetividad de las audiencias para avanzar desde los mundos de la pantalla a lecturasy escrituras ms autnomas sobre el mundo real de los sujetos sociales.

    En su artculo, Kathleen Tyner aborda los nuevos retos educativos que la multiplicidad contempo-rnea de pantallas demanda a las audiencias. Sugiere una estrategia basada en la intertextualidad paratransitar de los viejos a los nuevos medios y, especialmente, para incorporar nuevas tecnologas en elmbito escolar que permitan a los educadores abandonar paulatinamente el modelo instruccional cen-trado en el libro e incorporar pedagogas que integren otras pantallas y tcnicas de aprendizaje susten-tadas en las posibilidades que stas brindan, como el anlisis y la produccin multimedia y la creacincolectiva de conocimientos.

    Ismar de Oliveira realiza un recuento histrico de las diversas etapas por las que ha transitado elesfuerzo dirigido a la educacin de las audiencias. Basado en el caso brasileo, representativo de otrospases latinoamericanos, este autor muestra momentos claves, opciones y obstculos diversos que mar-caron un rumbo, que finalmente en Brasil lleg a la edu-comunicacin. sta incluye no slo alfabeti-zacin meditica sino el uso de medios y programas no educativos con fines pedaggicos y la sensibili-zacin de lo sistemas educativos frente a la urgencia de tener a los medios y tecnologas como objetospermanentes de anlisis, discusin y creacin, como fuentes de conocimiento, y como lenguajes legti-mos para educar.

    En el ltimo artculo, Omar Rincn hace un recuento de las etapas por las que ha trascurrido elentendimiento de las audiencias y las pantallas referido a su propia trayectoria acadmica. Va nom-brando escuelas, autores representativos y pocas con sus particulares entendimientos de audiencias,hasta llegar a la actualidad, en la que debido a la multiplicidad de pantallas, entre otras cosas, las audien-cias hemos devenido en productores y emisores amateur de la propia comunicacin, abandonandoel estatus tradicional de consumidores o receptores pasivos. Ah est el nuevo desafo comunicacional

    y ciudadano a la vez.Sin la pretensin de haberlo dicho todo sobre el tema de este nmero conmemorativo, los autores

    que hemos escrito estas pginas hemos querido compartir con los lectores algunas perspectivas y posi-ciones, descubrimientos, crticas y propuestas que permitan explorar ms estos mega-objetos de estudio

    y nos posibiliten un dilogo mayor, y un entendimiento ms integral de las audiencias, las pantallas y susmltiples interacciones.

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    EnriqueMartnez-Salanova'2008paraComunicar

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