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CAPITULO VII: COMUNITARISMO DE PUEBLOS y POBLACIONES…O LA GOBERNANZA COMO FUENTE DE TRANSFORMACION SOCIAL. Alejandro Díaz, 2002 RESISTENCIA Y CLANDESTINIDAD COMUNITARIA. “…Los movimientos sociales pueden ser derrotados 'físicamente', pero los flujos de historicidad que generan, no. Al contrario: a través de esos flujos tienden a 'adueñarse' (nunca completamente) de los procesos históricos de mediano o largo plazo, sea por la aceptación tardía de sus demandas, por la obvia 'acomodación' que producen en la oligarquía, o por la 'modernización' que desatan en el sistema social o político. Las delgadas capas copulares de la política están, pues, frecuentemente, remecidas por 205

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CAPITULO VII: COMUNITARISMO DE PUEBLOS y POBLACIONES…O LA GOBERNANZA COMO FUENTE DE TRANSFORMACION SOCIAL.

Alejandro Díaz, 2002

RESISTENCIA YCLANDESTINIDAD COMUNITARIA.

“…Los movimientos sociales pueden ser derrotados 'físicamente', pero los flujos de historicidad que generan, no. Al contrario: a través de esos flujos tienden a 'adueñarse' (nunca completamente) de los procesos históricos de mediano o largo plazo, sea por la aceptación tardía de sus demandas, por la obvia 'acomodación' que producen en la oligarquía, o por la 'modernización' que desatan en el sistema social o político. Las delgadas capas copulares de la política están, pues, frecuentemente, remecidas por ondas sísmicas (históricas) cuyo epicentro radica en el magma comunal de la sociedad civil. Ondas a las que, en definitiva, se adaptan, con tardanzas y torpezas. Pero con buen sentido de 'equilibrio'…”

Gabriel Salazar, Historia Contemporánea de Chile, Tomo I Cap. III

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1. EL NUCLEO PRIMIGENIO DE LA RESISTENCIA: EL COMUNITARISMO SINERGICO SOCIAL.

Las ciencias sociales han deambulado en los últimos años, en la búsqueda de los factores constituyentes de sociabilidad comunitaria o de capital social, que remita a las esencias que se colocan en juego en las comunidades, cuando estas tienen que someterse al enfrentamiento existencia de la sobrevivencia. Desde los factores identitarios esencialistas hasta adquisiciones de conciencia politicas, han sido invocados como componentes primigenios explicativos de la capacidad situacional de transformación de la naturaleza y de las relaciones sociales, cuando estas se convierten en obstáculos para la el desarrollo de la existencia en condiciones culturalmente aceptables.

En este capítulo, postulamos como hipótesis exploratoria, que la condición constituyente de sobrevivencia y desarrollo de resistencia física y cultural frente a los desastres ambientales o políticos, se afinca en el intercambio protector de interacciones sociales frecuentes , vividas en condiciones de comunitarismo, siendo este ultimo una construccion social situacional que puede tener variados resortes ideológicos, culturales o religiosos.

La resistencia política en Chile, se desarrollo, germinalmente en torno a la necesidad de protección y solidaridad y por ello, cuando las capillas de la iglesia católica, estuvieron disponibles, se relevaron como espacio para desarrollar esta solidaridad. Los que hasta el dia de hoy piensan estos espacios como artefactos utilitarios para insuflar ideología revoluciona”, no desentrañaron las claves identitarias troncales, que se desataron en estas conjunciones de solidaridad emocional que se desarrollaron en torno de misa o de una asamblea comunitaria para solidarizar con los familiares de detenidos desaparecidos. Nos asiste la sospecha, que la lectura apurada y movilizadora, en clave instrumental, de la resistencia comunitarista, operó como efecto succionador, en reversa, de la sinergia que se reconstituía en los cataclismos represivos, vividos comunitariamente y en familia.

La posibilidad de vivir comunitariamente el cataclismo social de la invasión militar a territorios y poblaciones, solo pudo neutralizarse por la intensa interacción, construida comunitariamente, en condiciones de cotidianeidad completa, entendiendo a esta ultima como aquella que se desarrolla en el ciclo completo de vida diaria, impactando por tanto los aprendizajes, reconstruyéndolo y construyendo otros nuevos para desarrollar en forma constante ejercicios de exploración y

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adaptación e invención de la vida diaria en una estrategia situacional adaptativa inteligente. Los lugares que estuvieron disponibles para este proceso, fueron comprimidos y vigilados pero se desarrollaron.

Uno de ellos fue el comunitarismo poblacional. Por las condiciones de desarticulación del trabajo y del salario, los obreros fueron reconvertidos a pobladores residenciales y obligados a comenzar un lento y traumático proceso de reconversión, guiado por las mujeres que a ras de población, habían estado en la cotidianeidad de la alimentación y del cobijo del hogar. El cuidado del fuego era su responsabilidad. En este periodo, su responsabilidad, aumento para procurarse el alimento en la olla común o en el trabajo publico del PEM. La interacción social comunitarista, se cerró sobre la población y sobre los pequeños espacios de recogimiento y protección mutua. Por ello solo población reconvirtió el espacio público en espacio comunitario íntimo.

Un segundo lugar, que emergió, para constituirse en soporte de comunidad fue la universidad y los espacio territoriales íntimos que los estudiantes, gradualmente fueron capaces de reconstituir, en principio sin plan previo. Emergió de la interacción silenciosa primero de mutuos y conspiradoras miradas para un habla común en una sala de clases, para después establecerse contacto sin agenda”,y finalmente para reconocerse en la aceptación de códigos comunes de resistencia frente a la dictadura. Solo la cotidianeidad de ciclo completos existenciales, residenciales y de estudio, proveyeron de la sinergia social para el establecimiento de una emergente capacidad política de resistir. Ello fue lo primero. Allí donde hubo comunitarismo, se hizo posible la resistencia articulada y donde no la hubo o fue esporádica, finalmente fue domesticada o aplastada por la represión o por la cooptación.

De ello trata este capítulo. Resituar los componentes y los territorios, que a nuestro juicio, explican la resistencia y la ubican como los soportes sociales, que nos permiten hoy recordar con dignidad histórica ese periodo. Todo estuvo y está en el interior de la sinergia comunitarista, como memoria constituyente, de otros ejercicios históricos, desarrollados para afrontar similares cataclismos sociales.

Esta memoria es campesina e indígena y constituye un soporte de anclaje social histórico. Chile popular no puede escapar a ese anclaje. Es constituyente. Y es mestizo y popular. En el periodo de este capítulo, este soporte de anclaje, se comporto como todos los anclajes. Silencioso, pero no sumiso, observante y con mirada atenta. Los hechos políticos del cataclismo, desembocaron en vuelos de helicópteros con mapuches colgando en los contrafuertes cordilleranos de Panguipulli. El proceso de sanación fue una vez mas, interno y familiar. Fue puertas adentro de la reducción y de la comunidad. Por muchos años no volvería a correr la flecha de la movilización. Pero se volvió al silencio resistente de la creación

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cotidiana de la vida. Fue en el fogón familiar, donde se recupero la memoria de las agresiones contemporáneas del ejército de Chile.

Solo en estos tres territorios, se constituyó comunitarismo como sinergia social, reconstituyente de los posteriores procesos de resistencia, como capacidad de larga duración, para estar disponible, incluso en estado de latencia, para las confrontaciones del futuro. No fue “inserción de conciencia política” en la masa, lo que constituyo el basamento esencial de despliegue resistente. Fue el nucleamiento de grupalidad sinérgica de protección mutua con conciencia histórica, con interacción sanadora de resiliencias comunitaristas. Identificamos allí, una condición primigenia o núcleo comunitarista resistente.1

2. 1973: COMUNIDADES A LA INTEMPERIE.

a. Poblaciones.

Nunca la indefensión y la impotencia fue vivida más dramáticamente por los campesinos y pobladores de los territorios, en Chile. Y nunca la alegría de un sector fue tan contundente para aplaudir el golpe de Estado. Si atendemos las cifras electorales de la elección municipal del 73. El país nuevamente estaba dividido entre los arriba o se creían arriba y los de abajo. Ciento sesenta y tres años más tarde, la confrontación tomaba forma bajo una nueva guerra civil por medios políticos que habían neutralizado a la Unidad Popular de Salvador Allende, desde el paro de Octubre del 72.

El cardenal Silva Henríquez, abría las puertas a los refugiados que deambulaban por las calles, carentes de protección. Las puertas estaban cerradas y el miedo se expandía por los intersticios de la ciudad encomendera. El año nuevo de 1973, la champaña corría rauda y nutritiva por las copas de cristal de los barrios altos de Santiago.

Los pobladores de poblaciones y poblados y aldeas, estaban expuestos por primera vez a la acción impune de los aparatos coercitivos policiales y militares, en forma permanente ya agresiva hasta la muerte. Habían transcurrido mucho tiempo que los no ocurría en la situación nacional. La alevosía d e la acción estatal para penetrar las intimidades territoriales y humanas adquirió caracteres de infiernos vividos en forma permanente. La noche del poder militar de la alianza militar golpista, logro reclutar a la base cívica de la ciudad primada de Santiago, para, otra vez, luchar, contra los bárbaros. Estos últimos eran los asaltantes de fundos, con caras indígenas o mestizas de pueblos populares originarios, que llegados a ciudad, se habían transformado en proletarios, que impulsaban la toma de empresas. Habían penetrado la ciudad encomendera y

1 Este planteamiento se desarrolla más extensamente en el Capitulo X

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bajo la forma de propuestas políticas socializantes, amenazaban de manera definitiva con la expulsión de la clase ciudadana civilizada, a la cual habían accedido una creciente clase media cristiana, que en el curso del estado desarrollista, había logrado adquirir una posición de administradores sumisos del capital nacional y transnacional.

Por primera vez, la indefensión era máxima. Amenazaba la vida y los cuerpos, corriendo río abajo daban cuenta de los mensajes aterradores para los rostros inexpresivos del miedo de los transeúntes. En esas condiciones, la indefensión comenzó a procurarse de los antídotos que podían estar subsistentes en la capitalidad social de los círculos vernáculos de la interioridad intima de la memoria historia popular. Y lo primero que se procuró fue un derecho de asilo en los muros de la iglesia. Desde las profundidades de la cotidianeidad de la colonia, emergió la vieja máxima de que los muros cristianos son sagrados y que las puertas de las iglesias son territorio consagrado y que ellos soportaran al refugiado.

Treinta años después, los sobrevivientes dando cuenta de lo acontecido, establecían la verdad oculta, que era registrada por la Comisión establecida para tal efecto por el gobierno y que fue dirigida por Monseñor Valech:

“…En promedio, las personas estuvieron privadas de libertad por 180,1 días...Como se ha señalado, cerca de un 94% de los declarantes respecto de los cuales esta Comisión se ha formado convicción moral de que permanecieron privados de libertad por razones políticas, señalan haber sido víctimas de tortura… en los primeros años del régimen militar no hubo posibilidad de denunciar las torturas. Sólo luego de algunos años, y cuando las violaciones a los derechos humanos no tenían la masividad del primer período, fue posible a las personas de localidades urbanas donde existían organismos d defensa encontrar la asesoría necesaria para denunciar las torturas… La Comisión recibió también los testimonios de personas que estaban en gestación cuando sus madres fueron torturadas, así como de personas que fueron engendradas producto de violaciones cometidas durante la privación de libertad de sus madres, lo que constituye también una forma de tortura…Las que fueron engendradas producto de violación se consideran como víctimas directas…El 67,4% de los testimonios calificados por la Comisión refieren haber sido detenidos entre septiembre y diciembre de 1973 (18.364 personas, 22.824 detenciones). Durante ese período, la tortura la practicaron miembros de las Fuerzas Armadas y Carabineros, en lo que fue una práctica generalizada a escala nacional.”2 3

2 Informe de la Comisión nacional sobre Prisión Política y Tortura, Capítulo IV, Prisión Política y Tortura, Gobierno de Chile, 2005.

3 Informe de la Comisión nacional sobre Prisión Política y Tortura, Introducción a apartado sobre Nomina de Personas reconocidas como víctimas.

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Un porcentaje mayoritario de los detenidos, torturados y desaparecidos fueron pobladores, campesinos, estudiantes y profesionales. Es decir, precisamente de aquellos que habían producido la activación de le energía social que se dispuso a cambiar las reglas del juego, que le habían sido impuestas hace mucho tiempo atrás. Casi doscientos años. Los resultados relatados son de factura similar a los provenientes de la primera guerra civil de 1810, las insurrecciones del 29 del 51, 59 y 91. En esta ocasión, la repulsa internacional obligaba al gobierno sucesor a incorporar la necesidad de dar cuenta de lo ocurrido.

En la conviviabilidad urbana y rural se impuso el silencio y la única cadena televisiva, estableció la censura y el discurso monocorde de la dictadura, que ordenaba al país, en sus condiciones clásicas de relaciones sociales dominantes, por un breve lapso amenazadas por peones, labradores y proletarios”, que transmutaban sus clásicos papeles de sumisión y dependencia por otros de autonomía y suficiencia social y política. Ello fue demasiado y la expresiones de sociabilidad fueron violentamente reprimidas. En la interacción, cara a cara, se encontraba la peligrosidad del peligro subversivo. Cuando por primera vez la grupalidad social comunitarista pudo establecer una comunicación libre y política, pletórica de autonomía política, se desarrolló una violenta contraofensiva para suprimir ese germen de convivencia y sociabilidad comunitarista que comenzaba a germinar en población, sindicatos y universidades. La primera apropiación de la ciudad y del concepto de ciudadanía, fue intensamente vivido por primera vez en los breves años de gobierno popular, por abajo y muchas veces a contrapelo de las propias intencionalidades oficialistas del periodo.

“…En este período, se invocaron las facultades de los estados de excepción para efectuar las detenciones. Algunos detenidos fueron enjuiciados en Consejos de Guerra. Otros, aunque nunca procesados, fueron recluidos por tiempos variables en estadios, campos de detenidos habilitados con esa finalidad, regimientos, comisarías o cárceles. Las características de la privación de libertad, las torturas sufridas y presenciadas, y el conocimiento acerca de las ejecuciones de detenidos generaron una sensación de gran vulnerabilidad en las personas, acompañada por un fuerte temor a perder sus vidas…A algunos se les impusieron medidas de relegación administrativa; otros fueron condenados a relegación por los tribunales militares. Fue frecuente también que, una vez recobrada la libertad, se les impusiera a las personas arrestos domiciliarios u otras medidas restrictivas, como la prohibición de abandonar la ciudad de su residencia. Finalmente, algunos de los detenidos en este período, incluso luego de haber permanecido años en prisión, fueron expulsados del país, ya sea conmutándoles sus penas de prisión por extrañamiento, o bien, tras forzar su abandono del país, prohibiéndoseles su reingreso a través de decisiones administrativas. En total se registraron 1.432 personas que declararon que estando privadas de libertad fueron expulsadas del país…”4

4 Informe… Cáp. IV, Op Cit.

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El ejercicio de ciudadanía había sido de corta duración. Cuándo las masas desposeídas de pobladores y campesinos, fueron más alla del voto e intentaron apropiarse de los excedentes del capital, la situación devino peligrosa y todas las alarmas sensoriales de capitalismo saltaron escandalizadas. El control de autonomías territoriales sobre paños territoriales de los campos del valle central y de la propia ciudad primada, era mucho más de lo que podía soportar la regulación genotípica del capital nacional y extranjero.

Y el escenario central del drama fue Santiago. La ideología de seguridad Nacional, había predispuesto a militares, respecto de la noción del enemigo interno, que surgiría de las propias entrañas del territorio propio, pero aparecería como un extraño con apariencia de compatriota. Era ese mismo extraño, que hacía rato había estado ensayando formas comunitarista de autonomía en los Campamentos, Poblaciones, Campamentos y Universidades. No se regulaba por la “Constitución de la Republica de los Padres de la Patria” y parecía mas extraño, si aparecía pretendiendo cambiar las estructuras sociales. Por tanto se convertía en un enemigo abominable y pertinaz, por cuanto subvertía la Constitución permanentemente.

“…Las fuerzas Armadas, actuando institucionalmente, operaron como fuerza de ocupación; a saber a) aislaron las ciudades de periferia al centro b) cortaron las comunicaciones c) desencadenaron combates de corta duración e) (sic) aislaron los focos de resistencia d) recurrieron a las técnicas de guerra sicológica g) anularon las direcciones politicas y h) destruyeron la organización social. Tras 24 hrs. culmino todo intento de resistencia…”5

Ya no había nada que hacer. Solo aguantar. Y eso lo entendieron bien las gavillas del pueblo a pie, que tendría que resistir en silencio en las poblaciones, a pie firme, para, una vez más, enfrentar la sobrevivencia, que a la subsistencia física, añadía esta vez la necesidad de manutención de la vida, amenazada por el Estado, que recuperado por sus legítimos poseedores, establecía una vez mas las reglas imperecederas ancestrales del sistema encomendero de siempre.

Desde este mismo instante los Pobladores comienzan a engrosar su identidad: de ser marginales sin vivienda, ex campesinos en busca de trabajo, se reconvierten brindando acogida amplia, como categoría explicativa, hacia todos aquellos que estarán obligados a convivir bajo la única forma identitaria que la dictadura va dejando en para ellos, la casa y la población.

“…En las poblaciones existe de hecho una gran heterogeneidad ocupacional: hay obreros, empleados, trabajadores por cuenta propia. Con todo el grueso de la población adulta está formada por obreros y ex obreros…Quienes forman este enorme conjunto de trabajadores mal remunerados,

5 Patricio Quiroga, La gran Ruptura, El Gobierno de la Unidad Popular (1970-1973), Articulo Revista Encuentro XXI, pp. 44 -45.

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desempleados y sub empleados que viven en la periferia de Santiago o en sus sectores más deteriorados…han sido llamados los pobladores…”6

Y en su casa, lo único propio y fuente de hogar, es el matrimonio, la religión y las velas prendidas ante algún Cristo en donde se preparan a vivir un largo duelo, en silencio y detrás de las ventanas: Como dice Garcés:

“…Durante el golpe de Estado, la política de los militares golpistas fue la inmovilización del pueblo, al que se le ordenó volver a sus casas y permanecer en ellas, mientras, paralelamente, toda la información acerca de lo que ocurría en el país era controlada y regulada por los periodistas afines a los militares. En este contexto, parte importante del pueblo –en las poblaciones -vivió el golpe al interior de sus casas. Lo que vieron, literalmente hablando, era lo que podían ver a través de las ventanas de sus casas y entonces vieron fragmentos –un joven que corría, una patrullera o una tanqueta que cruzaba su pasaje- y lo que no vieron, lo oían: disparos que interrumpían el silencio de la noche, helicópteros que se desplazaban por los cielos de su barrio. Y lo que no vieron ni oyeron, lo supieron por el relato de sus vecinos, del hijo que retornó más tarde desde su lugar de trabajo o de estudio, de la vecina cuyo marido no regresó, del pariente que fue detenido en el sur, etc.…”7

En esa situación de desamparo extremo, enfrentados a la muerte que los cazaba por las calles y pasajes, los mecanismos de sobrevivencia fueron ancestrales. Una recuperación rápida de la religiosidad suspendida del campo, desembocó a las puertas de las parroquias poblacionales, en donde monjas y sacerdotes de la teología de la liberación y de los curas para el socialismo, con militancia o sin militancia, entreabrieron las puertas clandestinas para acoger las militancias suspendidas. No fue una práctica generalizada, pero sirvió para establecer en torno a las parroquias una solidaridad comunitarista de base. La comunión había comenzado muchos años en Barrancas y en la Población Joao Goulart, y las urgencias de vida, desarrollaron naturalmente las fuerzas de la complicidad clandestina. En las parroquias de la periferia las puertas se abrieron a todos y los alteres se transformaron en el agora y en el espacio publico de reflexión comunitaria. Por primera vez, en la historia de Chile, un cabildo reflexivo municipalista, se hacía cargo de los acontecimientos más importantes de la vida cotidiana. El desastre que arrasaba las calles bajo la forma del miedo, fue cotidianamente acogido entre guitarras y cantos. Los cantos andaluces” rechazados por la otra iglesia colonial controladora, se abrieron paso en las reuniones de los grupos de base. La religiosidad secular de los campesinos andaluces, ahora pobladores cesantes de un ayer inmediato obreros, recupero su vinculación vernácula ancestral campesina. Recordemos que esta vertiente movilizadora de la iglesia, tenía una historia que la ligaba a la vertiente de ciudadanía pobladora

6 Jorge Chateau y Hernán Pozo, Los pobladores en el Área Metropolitana, Situación y Características, en Espacio y Poder, Los Pobladores, Flacso, 1987. 7 Mario Garcés, Guía Metodológica. Recreando el Pasado, Pág. 21 en Sitio WEB www.eco-educacionycomunicacines.cl

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“…El 11 de agosto de 1968 un grupo de sacerdotes y laicos, provenientes de parroquias periféricas del Gran Santiago, ocupan durante un día el Templo Catedral de la ciudad, a objeto de llamar la atención de la comunidad nacional sobre sus puntos de vista sobre la Iglesia, sus autoridades y la situación sociopolítica del país…La agrupación comienza a tomar forma en las barriadas populares del Gran Santiago, principalmente, las poblaciones Joao Goulart, Malaquías Concha y las Barrancas. Sus miembros confluían tanto geográfica como ideológicamente, con una lectura política similar sobre la realidad nacional, de fuerte impronta dependentista. Las primeras manifestaciones del grupo son anteriores a la Toma de la Catedral y se remontan a junio del año en cuestión (1968), a propósito del viaje del Papa Paulo VI a América Latina. Un grupo de Católicos, entre ellos algunos sacerdotes, nucleados en torno a la parroquia San Luis de Beltrán de la población las Barrancas, envía al pontífice una misiva, que en lo esencial señala: "Sabemos que en Latinoamérica impera el sistema capitalista, con la explotación del hombre y de todos sus valores. Sabemos que hay una minoría que, a expensas del pueblo, se afirma cada vez más (...)Una nueva manifestación de voluntades ocurrirá en el mes de julio, de manera inédita una cincuentena de fieles solicitan la paralización de los trabajos de construcción del Templo Votivo de Maipú, entre los firmantes están los sacerdotes Carlos Langue, Francisco Guzmán, Fernando Ugarte y Paulino García, futuros líderes de Iglesia Joven y participantes de la Toma de la Catedral…La concreción del proyecto siguió una cuidadosa estrategia:… La mayoría de los participantes ignoraban el momento exacto en que se procedería...Durante la misa vespertina del día sábado 10 de agosto de 1968, varios miembros de Iglesia Joven pernoctaron secretamente en el edificio, a las cuatro de la madrugada las puertas de la Catedral eran abiertas desde el interior. La Toma del recinto estaba consumada…En el frontis de la Catedral fueron colgados dos lienzos con proclamas, hecho de común ocurrencia en actos similares pero inéditos en un recinto religioso. Las consignas de los lienzos resumían la filosofía de la Agrupación: "Cristo es igual a la verdad" y "Por una Iglesia junto al pueblo y su lucha. Justicia y amor"…”8

Años antes, la Toma como estrategia de apropiación de territorios, tanto materiales como simbólicos, se había instalado tambien en sectores prominentemente de la pequeño burguesía santiaguina (de origen cristiano católica y que provenían fundamentalmente de la Universidad Católica), y que asumía la criticidad de la izquierda y sus formas de lucha. La toma, había sido el lugar de encuentro comunitario. Paralela y simultáneamente, el Movimiento de Cristianos por el Socialismo desarrollaba una actividad militante comprometida.

Después de la “guerra inmediata”, los pobladores se refugiaban en los mismos territorios comunitaristas, que habían construido años atrás y con los cuales habían negociado habitabilidad de distintas formas y variedades. Un municipium “sui generis” se había construido en los márgenes de la ciudad primada encomendera. Era a ras de piso y sus lugares de encuentro comunitario, fueron reconstruidos

8 Héctor Concha Oviedo, Iglesia joven y la "toma" de la catedral de Santiago: 11 de agosto de 1968 en sitio web www2.udec.cl/historia art9-re7.htm

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para recoger la derrota del asalto inconcluso a la ciudad encomendera. De rodear los fortines encomenderos, terminaron siendo rodeados en la cotidianeidad de los pasajes poblacionales. La población había sido entendido sociológica y políticamente de múltiples maneras: al final de la confrontación desigual, el lugar poblacional, era residencia y posibilidad de recogimiento. Igual aspiración que los campesinos rebeldes de la interioridad de Chillan, cuando la primera guerra civil de 1810. Las parroquias se transformaron en lugares de municipalismo comunitarista poblacional, en muchos lugares a pesar de los mismos sacerdotes a cargo. Las parroquias poblacionales se transformaron en lugares deliberativos semi clandestinos, porque la santidad del lugar sagrado parroquial, impedía en forma relativa el allanamiento en la búsqueda de la actividad conspirativa. Similares hechos sucedían en algunas parroquias universitarias y seminarios, en donde se sucedían las deliberaciones religiosas y seculares de conspiración clandestina, en salas contiguas entre mezcladas con los cánticos de Gracias a la vida o el Himno a la Alegría. Evidentemente el lugar parroquial se transformó como nunca antes ni después, en un lugar deliberativo de comunitarismo ciudadano poblacional o universitario.

Sin embargo lo peor aún no había llegado. Si la represión política fue el fenómeno traumático de mayor impacto, la represión económica por medio de la cesantía iba a capturar de mejor manera la cotidianeidad en proceso de alienación progresiva. La reestructuración del aparato del Estado aparece cumpliendo sus funciones básicas, es decir represión y coacción, obligando al desmantelamiento de las funciones “inútiles” y que colocaban en juego al propia sobrevivencia del Estado capitalista. Así funciones asistenciales y productivas son ajustadas y devueltas al mercado y al ámbito de lo privado o subsidiadas por la “institucionalidad municipal de nuevo tipo”.

En este contexto, aparece el fenómeno de la cesantía como un efecto, principalmente de la reducción del gasto público y de la crisis de la industria nacional, pero que siendo una característica permanente del sistema, asume en la condiciones de la política económica de la dictadura, tal virulencia que golpea de manera manifiesta a los pobladores, es decir a aquellos habitantes de los bordes del sistema. Pero esta vez va más alla, incorporando a los tradicionales sectores medios de profesionales, que por primera vez se enfrentan a la traumática situación de la cesantía, con título profesional en mano. Hecho que en la historia cívica ciudadana de Chile, no había acontecido nunca como situación a generalizada. Por tanto el estupor es general y la sensación de derrota se multiplica a grados máximos. No solo se tiene que enfrentar la muerte próxima de algún conocido, sino que la propia sobrevivencia esta puesta en juego en el día a día.

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“… (La cesantía muestra) caracteres totalmente distintos a los observados tradicionalmente, no tan solo por4 sus volúmenes y proporciones, sino por la diferente composición social de los sectores afectados. El fenómeno actual excede los efectos de las alzas y bajas de las economías de los países subdesarrollados y dependientes. Lo característico de la situación actual estriba en que los nuevos cesantes y los nuevos contingentes de aquellos que buscan trabajo por primera vez, representan a sectores que nunca antes han debido enfrentar tales situaciones, con todo lo que ello implica en términos de sus consecuencias psicológicas, culturales, económicas, etc., tanto en el orden personal como en el familiar y propiamente social…”9

En ese contexto aparece el Plan de Empleo Mínimo, que junto a otro conjunto de de las llamadas políticas de desempleo (Plan del Nuevo Empresario, Contratación adicional de mano de Obra, etc.) pretende ser una solución ante la creciente cesantía, definiéndose este programa como un sistema de subsidio a la cesantía para los trabajadores del sector público y privado: los orígenes de esta medida se encuentran en Decreto Ley Nº 603 del 5 de agosto de 1974, que se aplica a partir de marzo de 1975. Según el discurso oficialista de la época, el PEM consagraba el “derecho al trabajo” asegurando un trabajo mínimo a todos los jefes de hogar: En el artículo 113 de este decreto ley, se señalaba que la jornada laboral de trabajo no debía exceder a las 15 horas, lo que equivalía aproximadamente al tercio de un sueldo mínimo. Sin embargo, en el transcurso de la aplicación de este programa, se exigió una jornada completa de trabajo y el subsidio llego a ser menos de un tercio del sueldo mínimo legal, no gozando los cesante PEM de ningún beneficio.

“…esta iniciativa tuvo buena publicidad en su época. Los medios de comunicación le dedicaron un espacio considerable en sus páginas, presentándola como una creación original y generosa del régimen. El gobierno lo señalo como el programa principal entre los seis puntos de su plan de acción social, solemnemente proclamado el 10 de junio de 1975. Las municipalidades presentaron esta iniciativa, como un aporte de Chile a la consideración del Congreso Iberoamericano de Municipalidades…”10

En esta perspectiva, el tratamiento de la política social del PEM, adquiere las características de doble faz de todas las políticas públicas del estado capitalista. Por un lado un espacio de disciplinamiento de las rebeldías potenciales de una masa sin trabajo y por otro una nueva realidad de cooptación por medio del trabajo precario, que opera como lugar de sobrevivencia dadivosa de la institucionalidad municipal. El cuadro siguiente muestra este fenómeno, que adquiere magnitudes cada vez mas importantes, que obliga a las instituciones administradoras de estos programas, las municipalidades, a dotar de recursos humanos especiales” para cumplir este objetivo.

9 Patricio Frías, Estrategias de Sobrevivencia, Documento de Trabajo, Flacso, Pág. 11.10 Jaime Ruiz Tagle, El Plan de Empleo Mínimo en Chile, Edición Mimeografiada, Programa Economía del Trabajo, 1981, Pág 2.

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Trabajadores ene. PEM 1975- mayo 1983 en relación a la fuerza de trabajo. Fuente Elaboración Propia con datos del INE

Año Fuerza de trabajo Adscritos al pem % fuerza de trabajo

1975 3.185.510 72.695 2.3

1976 3.181.900 157.836 5.0

1977 3.199.500 187.647 5.9

1978 3.469.000 145.742 4.2

1979 3.477.400 180.673 3.9

1980 3.635.500 190.673 5.2

1981 3.594.000 175.607 4.9

1982 3.660.700 336.469 9.2

1983 396.277

Al pem se agregará, más tarde un Programa Ocupacional para jefes de Hogar de características similares que en mayo de 1983 llega a tener 132.449 adscritos a nivel nacional. Uno y otro, son programas que desarrollan una particular institucionalidad, creándose algo inédito: una estructura de trabajo semi forzado (por la necesidad) que es normativizado por el Estado, mediante circulares y órdenes, que lo van definiendo como una institucionalidad represiva en el ámbito laboral. La circular K217 del Ministerio del Interior de la época, postulaba que a los desocupados”…evita que se dediquen a actividades nocivas para ellos y para la sociedad…”

De esta manera, las comunidades a la intemperie, estarán tambien controladas por el trabajo precario y represivo11

b. Pueblos.

Por otra parte, si esto estaba ocurriendo en la ciudad primada, pletórica de entusiasmo por la destrucción de la amenaza bárbara de los rotos alzados en clave revolucionaria comunista, en los pequeños poblados y ciudades provincianas la intemperie era despiadada. No había refugio posible. La corta distancia del poder represivo fue tangible de inmediato y los lugares de ocultamiento ya no existían.

11 En el próximo Capitulo veremos el papel jugado por la Municipalidad del Régimen Militar como principal institucionalidad de represión social y de cooptación de energías comunitarias.

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Los campos habían sido penetrados por los “kulaks Chilensis” aliados y serviles a las fuerzas militares, que recorrían las escasas cuadras de cada pueblo y acosaban las casas rurales, en la búsqueda constante de los subversivos: En forma inmediata, allí se hizo visible el triunfo de los otros, cuando el pequeño municipio fue apoderado e intervenido por el alcalde designado por la dictadura.

El control fue total y absoluto y no existió un lugar en el territorio comunal, que no estuviera sometido al ojo implacable del control del Estado, que recuperaba su coerción genotípica. Las estructuras de poder pueblerino, volvieron a recuperar su clásica tradición de pirámide dominada por los mayores contribuyentes del siglo XIX o la de los encomenderos hacendados del siglo XVIII y XVII. El núcleo duro de la estructura social Chilena, recuperaba en los pequeños pueblos, la diafanidad paradigmática y la simple pureza de la dominación desnuda y sin mediaciones. La intemperie comunitaria fue extrema. No hubo protección alguna y el miedo comunitario impregnó de manera definitiva la ruralidad del sur de Chile. La energía social comunitaria se refugió en la intimidad del silencio mas absoluto del hogar y en la religiosidad evangélica no contestaria, reemplazo las asambleas campesinas de las tomas de fundo y de la organización comunal campesina. Como tantas otras veces, el pueblo mestizo adopto la única respuesta posible originaria indígena: el mutismo absoluto por muchos años.

El 24 de Noviembre de 1977, la plaza de armas de Tomé, apareció llena de camiones de la armada de Chile, ágilmente desembarcados en el pequeño puerto, frente a la Isla Quiriquina. En la municipalidad el Alcalde designado, se reúne con los oficiales a cargo de la operación y todo el personal municipal se sube a los escasos vehículos municipales que incluyen los camiones de basura. El personal del Pem y del POJH12, es embarcado con palas y picotas y los alumnos en práctica de la escuela de Servicio Social de la Universidad de Concepción, se aprestan a desarrollar su practica de terreno. La primera dama de la comuna, junto a una cohorte de mujeres vestidas con delantales de colores, que delatan sus membrecías caritatitivas, la acompañan obsequiosamente. Toda la caravana inicia su ascenso a la cercana localidad de San Rafael, una comunidad pueblerina de orígen campesino. Se trata del desarrollo de un Operativo de Acción Cívica Militar, mediante el cual la “fuerzas vivas del pueblo de Tome” se unen a las fuerzas armadas para el desarrollo social de una localidad en extrema pobreza. En un diario de campo de Trabajo Social de la época, se lee:

12 El Programa de Empleo Mínimo y Programa Ocupacional para Jefes de Hogar fueron programas de tratamiento militarizado de la cesantía y opero como el principal mecanismo de asistencialidad que la Dictadura desarrollo en las Municipalidades con nuevas atribuciones investidas por el Decreto Ley 1.289 del año 1976.

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“…Estamos en camino a la localidad de San Rafael. La larga fila de camiones y vehículos, presentan el aspecto de un convoy militar dispuesto a acciones ofensivas. Muchos de los reclutas arriba de los camiones, llevan fusiles y cascos, más atrás los camiones del Pem, llevan palas y picotas. Se nos ha pedido que establezcamos una oficina de atención social y no queda muy claro que podamos hacer, en una comunidad en donde no hemos estado nunca ni nunca vamos a volver. Se estima que nuestra presencia como profesionales le confiere categoría técnica al “Operativo”…obviamente estas reflexiones no serán parte de mi informe…Lo primero que se establece es una carpa para las autoridades y para tomar café…nos instalamos en una cancha de fútbol…no hay nadie esperando…rápidamente un jeep militar sale a recorrer las calles con megáfono para invitar a los pobladores a concurrir al operativo. Es domingo y una niebla densa recorre las calles de tierra del poblado. Otros camiones armados siguen al jeep. La siguiente carpa se arma para cortar el pelo y muy luego, comienzan a llegar muchachos a usar este servicio. Salen al rape .Otra se arma para reparar anafes y planchas eléctricas… En nuestra carpa, muy luego se arma una larga fila de cesantes, para inscripción el Pem y el Pojh…estaremos en resto de la mañana…inscribiendo cesantes”13

La intemperie de los pueblos rurales fue total y absoluta. Y en ellas no había posibilidades de ocultamiento posible.El territorio de estos pueblos rurales a la intemperie, estaba además sometida a los proceso de reconversión como territorios económicos en formación y que estarán en estos momentos siendo objeto de los procesos políticos de contrarreforma agraria, mediante la cual, habilitarán una amplia masa territorial de tierras para los procesos de organización institucional de la reforma agraria, o bien producidas por el mismo proceso de contra-reforma agraria, vía despojo de tierras, que habían sido entregadas a las comunidades indígenas de estos territorios. Los remanentes poblacionales de esos procesos se asientan en los poblados rurales.14

c. Poblados Rurales.

Los sobrantes expulsos de la tierra, nuevamente se echarán al camino, pero esta vez el camino ya no tiene pasaportes expeditos a ninguna parte. La Argentina vive su propia Campaña del Desierto, contra el enemigo interno, como proceso de pacificación de similar factura que el chileno. Esta vez no son solo los mapuches los

13 Alejandro Díaz, Diario de Campo, Escuela de Servicio Social, Universidad de Concepción, 1977.14 Un recordatorio de dominación, que de tiempo en tiempo, era producido mediáticamente bajo la forma de estos Operativos de Acción Cívica para reiterar la relación entre poder del Estado central y el municipio local. Esa relación es la que producía, por ejemplo, la Municipalidad de Tome sobre pequeños poblados campesinos como San Rafael. Como este operativo de Acción Cívica, cientos se desarrollarían en el país, en especial en las localidades rurales. Los efectos de represión sicológica eran evidentes. Se trataba de demostrar la presencia activa de las fuerzas armadas en cada uno de los puntos del territorio, bajo la careta de la asistencialidad social. Una faceta de la guerra interna y de las propuestas de seguridad nacional.

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insurrectos, sino que todo el pueblo de baja ralea, aliado al “comunismo internacional”. Por tanto las fronteras están vigiladas y convertidas en ratoneras peligrosas, hacia ambos lados de la cordillera. El norte no recibe inmigrantes y el sur, es esta vez más terrateniente hacendal que el valle central. La cesantía de la ciudad primada no permite concluir ningún ciclo inmigratorio Solo queda el camino como lugar permanente y ahí se arman los poblados rurales, de tablas, nylon y algunos zinc. Entre Rancagua y Chillan, los cruces de caminos y los terrenos baldíos entre líneas y caminos, se ocupan de a poco por los expulsos de la tierra.15

Una vez más, el cambio en la configuración de los poblados es la sobrevivencia. Los trabajadores se adaptan a las condiciones de la existencia y modifican sus formas de asentamiento para existir. Esta vez, lo tienen que desarrollar cerca de sus fuentes de trabajo, que conforme se produce la penetración de capitalismo, tiende a desarrollar la asalarización del trabajo como forma principal de remuneración. La existencia reproductiva de la familia se tiene que desarrollar al borde del trabajo ocasional y temporal y por tanto en el borde asequible de espacio disponible. Así surgen una nueva expresión de floraciones habitacionales precarias, que esta vez son callampas de extirpe genuinamente campesina. La detección fue temprana y ostensible:

“…estos conjuntos de viviendas extremadamente pobres aparecían en el cruce de los caminos, en los lechos de los ríos, en fin, en sitios, que aparentemente no tenían propietarios y que sus nuevos moradores, ocupaban de hecho…no tenían tierras de cultivo ni otros medios de producción. Eran asalariados agrícolas…Las empresas capitalistas estaban en proceso de reestructuración y la expansión del capital podía contar con una amplia disponibilidad de campesinos pauperizados como fuerza de trabajo temporal. Esta situación posibilito el aumento de las tasas de explotación, en la medida que la fuerza de trabajo podía reproducirse en parte en la unidades de producción campesina sin costo para el capital…”16

Esta fue la exploración académica de una situación de estudio. La explicación que los propios actores se dieron no esta registrada de manera sistemática, pero por testimonios colaterales, se señala la profundidad cataclismica a la cual nuevamente estaban expuestos. La la sindicalización campesina había lanzado a muchos de ellos a la esperanza de que por medio de la integración a las colectividades que surgían en casi todos los lugares en donde explotaba el conflicto campesino, pudieran acceder a la tierra ancestralmente negada, sobre todo el valle central de raigambre hacendal.

“…Nosotros no alcanzamos tierra en la reforma agraria…después de que llegaron los militares…se hizo una reunión y a los que habíamos llegado después o teníamos menos antigüedad, nos largaron a la calle…y aquí

15 Al respecto ver el Libro Poblados Rurales de Maria Elena Cruz, Ediciones GIA, santiago de Chile, 1988.16 Rigoberto Rivera, Maria Elena Cruz, Poblados Rurales, Ediciones GIA, Santiago de Chile, 1988 pp. 17-19.

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estamos…de repente trabajo en las forestales que se están instalado para el lado de la montaña de la costa…ahi estoy dos meses trabajando…a veces me acompaña la vieja…ella va a trabajar en la cocina …en el verano nos venimos para aca y trabajamos en la fruta…pero siempre estamos mal…pasamos hambre de repente…no sé cómo arreglar esta cosa…”17

La precariedad se instala como elemento central de inestabilidad y de vulneración. Los acontecimientos represivos ya han pasado hace años, pero la inestabilidad de la sobrevivencia, se extiende por estos poblados rurales que surgen, aumentando año a año sus habitantes y acogiendo a los hijos, que se instalan en los bordes de los pequeños sitios. Allí comienza a surgir una conviviabilidad atravesada por la cotidianeidad de la pobreza. Son nuevos lugares en donde comienza s urgir nuevos patrones culturales de enfrentamiento de la modernidad agraria que recorre sus caminos de asentamiento. En algunos lugares surge una inédita forma de organización, gestionada desde el municipio cercano bajo la rotulación de juntas de vecinos. No es el desarrollo de ninguna forma de empoderamiento ni de autogestión. Solo se establece para certificar una formalidad que respalde la emisión de certificados de residencia para justificar la existencia vecinal de familias objeto de la asistencialidad vía pensiones asistenciales. Las redes sociales, que la Dictadura ha creado como parte de sus programas sociales, han encontrado en estos lugares una población manifiestamente ordenada y sumisa.

En la larga cadena de pueblos a la intemperie, después del golpe militar del 73, estos son probablemente los eslabones más vulnerables de la contracción cataclismica desarrollada por la condición genotípica del Estado capitalista, para desprenderse de los perniciosos efectos anti sistémicos, agregados por el desarrollismo y populismos entre 1925 y 1973.

Más al sur en los territorios campesinos indígenas, las relaciones de poder se intensifican, como expresión de la necesidad de dominación frente a las recientes y pasadas pequeñas insurrecciones campesinos mapuches. El estado militar desarrollara un tipo de institucionalidad pública que construye la territorialidad mapuche basadas en el monopolio municipal de las funciones de dominación y coerción y que se asientan en largas épocas de discriminación racial hacia el mestizo y el mapuche. Relaciones que inoculadas desde arriba hacia abajo, desarrollan una clase media campesina, sumisa y permeable a la ideología conservadora de los terratenientes locales

Para ello el peso de la cotidianeidad y de las estructuras sedimentadas social y culturalmente, han jugado un peso determinante. La institucionalidad central de la república especializa estrategias en distintas épocas históricas, conforme se construye en estos tipos de territorio una hegemonía cultural “chilena-centralista”,

17 Testimonio recogido en la localidad de Pencahue, Informe de Practica de Alumnos de Trabajo Social, Universidad del Valle Central, Talca, 2002.

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afincada en los pueblos de las tierras de colonización. Así, la institucionalidad de las políticas públicas de la República, asientan un tipo de dominación, que mediante procesos sucesivos, contribuye a la hegemonía sin contrapesos y sin procesos de negociación, en la territorialidad campesina y campesina-mapuche. La constitución del 25, especializa a la Intendencia y los Gobernadores como los principales fiscalizadores de las políticas públicas nacionales, que se ejecutan uniformemente en todo el territorio nacional. Intendencia y Gobernaciones, y últimamente las Municipalidades refundadas del régimen militar, gestionan coercitivamente y homogéneamente, los territorios en sus ámbitos jurisdiccionales. Desde los proceso de pacificación de fines del siglo pasado, y por todo el siglo veinte, la institucionalidad del Estado de Chile atraviesa los territorios culturalmente distintos, mediante la práctica centralista del Estado integrativo desarrollista o del Estado neoliberal de globalizante. Las relaciones sociales que las comunidades campesinas y mapuches, estarán intermediadas por la adscripción y sometimiento al poder municipal, establecido en cada pueblo y ciudad.

Por otro parte, tal situación de amedrentamiento obligará al despoblamiento en favor de procesos de hiperurbanización, con un proceso simultáneo de establecimiento de pueblos y ciudades provinciales como delegativas del poder central y cohesionadoras de la ideología dominante del Estado.

En este sentido, con ello se continuará un proceso de recolonización de los territorios mapuches y campesinos, ahora a finales del siglo XX, que se traduce en la municipalización de pueblos, en clave neoliberal, destinados a ejercer dominio permanente en representación del Estado Nacional y que finalmente producen el pueblo rural que conocemos actualmente.

Con la irrupción de la dictadura, el territorio con asentamientos indígenas, formarán parte de objetivos especiales de represión y desarticulación, conforme al grado de participación de comunidades indígenas y sindicatos campesinos en los procesos de reforma agraria. Después de la primera etapa de represión sistemática directa, los territorios del sur de la Octava, Novena y Décima, son reestructuradas bajo el patrón dominante de pueblos que son conquistados represivamente por la derecha militarizada, en la forma de alcaldes designados, desde el interior de la dictadura.

La represión y la dominación, serán el punto de vista ordenador de un nuevo aparato institucional central que toma forma en la municipalidad y que conforme avance la peculiar regionalización-descentralización del régimen militar, desarrollará procesos de incentivos para la recuperación de tierras y fortalecerá prácticas de dominación de la pequeña burguesía rural, que se convierte en sostenedora política de los terratenientes expropiados, y por ende, soporte político de la naciente dictadura.

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Serán los alcaldes designados por la dictadura los que ejecutarán en la ciudades y pueblos del Sur Campesino Indígena, una práctica de coacción sistemática que operará sobre la base de un gran debilitamiento y del desarrollo de políticas desarticuladoras de los grados de organización colectiva de sindicalización campesino y cuando no, de represión sistemática utilizándolo aparato represivo. Emergerá un tipo especial de institucionalidad pública, que ocupará el lugar dejado por la dominación política y cultural de las sociedades rurales pueblerinas y de los destruidos mecanismos de dominación latifundista. Esta institución reemplazará a lo largo de los 17 años de la dictadura, los mecanismos clientelares de relación de la sociedad rurales y campesina con las políticas públicas del estado y en esta nueva realidad sociológica, se rearticularán los factores de poder local en base a la personalidad de un jefe local, que con características de caudillo dictatorial, con facultades delegadas de la institucionalidad estatal de de la ciudad primada regional, establecerá los nuevos arreglos políticos-institucionales mediante las cuales los territorios campesinos e indígenas, articularan sus sistemas de relación con el centro del país.

d. Aulas bajo interdicción.

Singularmente, el mutismo pueblerino campesino fue de idéntica factura genotípica a la que se adoptó en el ambiente universitario, que por muchos años se había constituido en el otro agora espacial y publico para la contestación deliberativa ciudadanizante.. Las horas de sala de clases eran de mutismo observante. Las cabezas gachas de estudiantes copiando kilométricas materias de sociología funcionalista o matricería tecnocrática, caracterizaría, por ejemplo, muchos de los ámbitos universitarios de la ciencias sociales del país. De tanto uno u otro alumno, desaparecía y su nombre dejaba de aparecer en lista.

El comunitarismo universitario, se comenzaría a reelaborar bajo nuevas condiciones y de ellas, emergerían más tarde, las cohortes que con mejor o peor suerte, volverían a insistir en la ciudadanía comunitaria de los de abajo, con adecuados ropajes tecnocráticos acordes a la época. En los primeros años solo fue posible la actividad clandestina de estructuras deliberativas de organizaciones compartimentadas, que reemplazaron las grandes asambleas, bullentes de ideas e ideología.

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En definitiva los tres soportes de masas reales, estaban una vez mas neutralizados y desbaratados por la simultaneidad de respuestas represivos coactivas dadas por el Estado. Pobladores, campesinos y universitarios, estaban arrojados a la intemperie de la acción intimidatoria y solo de esa vulnerabilidad extrema, se condensarían de nuevo las energías para el desarrollo de formas sinérgicas de fluidez histórica para enfrentar, de nuevo, el camino de nuevas acumulaciones de desarrollos de conviviabilidad comunitarista. Solo que esta vez, el desarrollo político había dado una nueva vuelta de acumulación experiencial e histórico y por tanto la emergencia de esa convivialidad, resultaría más potente que las anteriores. Pareciera ser que en cada nueva vuelta acumulativa de sinergia comunitarista, la resiliencia se vuelve más inteligente.

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3. LA INSURGENCIA COMUNITARISTA.18

a. Los lugares de resistencia.

Población, Campo y Universidad fueron los lugares reales de ejercicio de dominio represivo y coactivo. Allí estaban los objetivos del plan de contrainsurgencia respecto de los verdaderos peligros que afrontaba su gobernabilidad. Ellos habían emergido como el verdadero sujeto antisistémico que eventualmente, podía constituirse en poder alternativo19. Y por tanto, nuevamente el ciclo volvía a iniciarse, otra vez en un punto crítico que atravesaría las biografías generacionales de múltiples actores. Pero al decir de Salazar, nuevamente se desenrollaría la resistencia:

“…En los momentos críticos de "constitución de sociedad" (en rigor: del Estado), la mayoría ciudadana tiende a actuar por sí misma en resistencia al orden dictatorial que se le impone, a cuyo efecto echa mano de todo: crea sus propias organizaciones de sobrevivencia, de lucha, de discusión y aprovecha incluso - en el sentido de resistencia - los restos (bases, no cúpulas) de las organizaciones partidarias derrotadas. Y no hace gran diferencia entre las nuevas y las viejas, con tal de que todas se muevan como ella se mueve. El indudable 'derecho' de la sociedad civil a resistir operó, en Chile, no sólo como un polo de resistencia, sino también como un foco de atracción y aglutinación de fuerzas. Muy pronto, la Iglesia Católica y numerosas otras iglesias se plegaron, de un modo u otro, al frente de resistencia civil. Diversas entidades de clase media hicieron lo mismo. Ciudadanos que nunca habían militado, lo hicieron por primera vez (sobre todo mujeres), sea en la lucha social contra el hambre y la enfermedad, sea en las barricadas contra la dictadura…”20

Y en ese camino se comenzó a reconstituir, la comunidad comunitarista de imaginario latino, que sin poder emerger en ningún momento de la historia de Chile, ni aun en la Colonia, solo ha podido 18 Este es un fenómeno que surge como un polo de la contradicción. En el otro extremo, se encuentra el lugar del silencio y el desamparo, que muy bien recoge la psicología social con orientación latinoamericanista. Y a su vez este tiene una expresión colectiva (por ejemplo algunas iglesias evangélicas) y una expresión individual de silencio intradomiciliario. Para los fines de esta Tesis nos interesa destacar los lugares de resistencia comunitarista públicos y contestarios, aunque reconocemos que los lugares de silencio. Operaron en muchos casos como lugares de sanación.19 La centralidad de la clase obrera, había quedado desbaratada, como concepto ordenador de una determinada estrategia insurreccional el mismo día 11 de septiembre. Las posteriores reestructuraciones tecnológicas productivas, solo vinieron a fortalecer el cambio sísmico de las transformaciones productivas del capitalismo en clave neoliberal, devaluando la presencia y la vigencia de la clase obrera.20 Julio Pinto y Gabriel Salazar, "Historia de Chile Contemporánea Capítulo III Sistema Político, Partidos, Ciudadanía " Volumen 1

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desempeñar ese rol de deliberativos, precisamente en esas grandes crisis, a las que se ve enfrentado, cada vez que el estado capitalista se sacude de resistencias que pueden amagar su funcionalidad reproductora de sus relaciones sociales. En ese desempeño, la sinergia comunitarista foral española, que no pudo reproducirse popularmente en Chile por la marca encomendera hacendal, ha ido construyendo a retazos ese comunitarismo democratizante, siempre en clave de resistencia profunda, a los poderes imperiales del Estado, ajeno y extraño a su identidad popular.

Si la conciencia comunitarista, es en esencia resistencia al poder de la centralidad del Estado, ésta en Chile, comenzó su largo periplo histórico de resistencia, desde el mismo momento de la irrupción española en territorios mapuche y desde allí se fue desplegando sus niveles crecientes de complejidad conciencia territorial y de complejidad conciencia identitaria, en fases sucesivas de insurgencias comunitaristas, que siempre estuvieron dirigidas contra la dominación central. Así fue cuando Chillan se ve violentado por las fuerzas centralistas de Carrera en 1812 y se decide a resistir a los supuestos independentistas del Valle Central o cuando Freire toma conciencia de la operación política montada por los encomenderos para controlar todo el territorio y desarrolla alianzas con los mapuches y campesinos rebeldes, que meses entes había estado combatiendo en las montañas precordilleranas de la “guerra a muerte”. En cada uno de estas coyunturas críticas, se fue constituyendo un comunitarismo orientado a la resistencia del poder central.

Al contrario, el vocablo municipalidad siempre se dejo caer sobre los derrotados como institucionalidad del poder central. La municipalidad Cabildo nunca fue comunidad, salvo por escasos periodos de tiempo y en pequeñas localidades. Lo que ha aflorado con fuerza identitaria ha sido siempre la insurgencia comunitarista. Y por tanto, en ella se han desplegado los mejores momentos de floración comunalista, Comunitarista o comunista, si por estas expresiones entendemos la aparición resistente y violenta de la voluntad de asentamientos humanos constituidos en comunidad, desplegando un poder autonómico y de dignidad esencialista sin acomodos ni retaceos. Si existe un hilo conductor de una tradición comunalista, que suponga entronques con la latinidad andaluza española e indígena, este debe ser la pesquisa de insurgencias comunitaristas efectivamente existentes en la tradición, sobre todo oral, de pueblos poblados, comunidades territoriales y temáticas, armándose y reconstituyéndose siempre permanentemente, para afrontar el dominio insultante del centro único pero mutante de dominación encomendera-hacendal y proto burguesa santiaguina.

Ello fue lo que empezó a acontecer desde los primeros momentos de la última arremetida del Estado capitalista contra los atisbos de insurrección antisistémica, gestados desde el año 1970.

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b. Los Pobladores.21

Decíamos en otra parte que los pobladores habían nacido imbricados a la noción de constitución de un espacio y territorio.En el plano nacional la noción de desarrollo territorial ya había estado presente en la discusión de la ley de Juntas de Vecinos del año 196822 y por tanto era parte de la memoria del movimiento de pobladores y por supuesto de los primeros cristianos y falangistas de la promoción popular. En la discusión parlamentaria de ese entonces, el Partido Comunista por medio de su Comisión Nacional de Pobladores señalaba la necesidad de hacer de esta Ley de Junta de Vecinos un instrumento de organización del pueblo y de hecho son variadas las experiencias de organización de pobladores que muestran la organicidad y la innovación social de los dirigentes comunistas para enfrentar la nueva realidad de los marginales periféricos urbanos.

Mucho de la experiencia comunista para experimentar su acción social y Política en el desarrollo de una política de pobladores se vincula con su experiencia histórica de organización del movimiento obrero y campesino y en forma particular con la experiencia de las mancomúnales obreras que promovidas por Recabarren, rearticulaban la sociabilidad cultural de la clase obrera chilena en torno a nuevos tipos de organicidad social. Tal experiencia será reivindicada por Volodia Teitelboim, cuando en el año 1989 planteaba que la Comuna es una experiencia histórica, que desde la Comuna de Paris ha expresado las reivindicaciones de los explotados y que expresa la permanente reflexión marxista respecto de la relación y oposición entre democracia directa y democracia representativa:

“… Poder municipal ha existido en Chile desde el momento mismo de la llegada del conquistador español, y de alguna manera empieza a ser historia con el nacimiento del país; pero no quiere decir que ese poder municipal fuera un poder ni democrático ni popular;; pero subrayamos que en toda sociedad organizada, formas de poder local son las primeras que se manifiestan…En Chile, el primer organismo colegiado que se crea es el poder comunal…el Cabildo…es el único poder elegido por los vecinos frente al Gobernador, representante del poder ejecutivo que es designado por el Rey de España, y también por la Real Audiencia, que desempeña un papel legislativo…los españoles en el siglo XVI fundaron en esencia las ciudades

21 Seguimos aquí los planteamientos efectuados en el Documento de Trabajo Los Cuasi Mercados de participación…casi participación, del Seminario de Politicas Publicas del Doctorado de Estudios de la Sociedad Latinoamericanas, Universidad Arcis, 2000.22 Véase ley 16.880 Ley de Juntas de Vecinos y demás Organizaciones Comunitarias del Agosto de 1968. 20.- El Gobierno de Freí estableció la Consejería Nacional de Promoción Popular, organismo encargado de promover la participación comunitaria por medio de “Promotores” que estaban encargados de producir organización social de pobladores y campesina. Es el típico caso de Institucionalización técnica de las labores de promoción social, que florecieron en América Latina a impulsos de la Alianza para el Progreso y de la Carta de Punta del Este

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chilenas pero fueron los pobres, los sin casa, aquella gente sin hogar, los que en el siglo XX han fundado la mitad o un tercio de Santiago: han dado casa, pobre pero casa al fin, sobre la base de la lucha y del sacrificio, a la mayor parte del pueblo chileno…”“…Marx le atribuyó a la Comuna un papel fundamental…decía que la Comuna es el gobierno de los productores por si mismos” porque al fin y al cabo, ahí están los trabajadores, el estudio mucho el problema de la Comuna de Paris, es la revolución del año 1870, que para él fue un anuncio de las revoluciones futuras del siglo XX y posiblemente del siglo XXI; a su juicio, la representación elegida por el pueblo de Paris por sufragio universal expresa la necesidad de un gobierno democrático e integrado-agrega- por miembro supeditados a las instrucciones concretas de sus electores, y destituibles en cualquier momento , es decir, dependen de la voluntad popular, es una forma de democracia directa y muy controlada; muy controlada por el elector, no desde arriba, sino desde abajo; es una democracia desde abajo; esto es una cooperación no solo-dice- parlamentaria sino trabajadora, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo; él se pronuncia contra el poder centralizado y la comuna es el poder descentralizado…”23

La experiencia comunista con las acciones locales de pobladores estaban sistematizando un pensamiento de base comunitaria, que se había estado desarrollando, con una dinámica propia que obligaba a los referentes políticos a producir un pensamiento sistematizador que diera cuenta de sus principales facetas de desarrollo La acción de resistencia general de los pobladores inaugura una línea reivindicativa, que da orígen a un movimiento social que reivindicará esa experiencia para subvertir el orden urbano de la ciudad capitalista, organizando, uniendo, movilizando y haciendo uso gradual y medido de la fuerza como factor potenciador de la reivindicación poblacional. La resistencia clandestina, en especial del PC y del Mir en los primeros momentos de fines de la década de los 70 e inicios d e los 80, contribuirá a desarrollar células clandestinas que se nutrirán de la emergencia de un comunitarismo democrático de resistencia. Se unirá a otras y múltiples vertientes.

Desde la vertiente que se incuba en los referentes de la doctrina social de la Iglesia, se desarrolla una segunda matriz de pensamiento y acción que comienzan a desarrollar sus acciones en el interior de la Iglesia católica. En los primeros años de la década del sesenta el cardenal Raúl Silva Henríquez, entrega fundos de la Iglesia a los campesinos en una virtual micro reforma agraria de sus propiedades y con ello se señala una orientación de un sector de la Iglesia Chilena, que desde el Concilio Vaticano II, había venido haciendo la autocrítica respecto del papel de la Iglesia en la promoción del desarrollo social. Esta orientación se encuentra con la posibilidad de actuar societalmente en dimensiones mayores, cuando asume el Gobierno de Freí, en el año 1964 y se aboca al cumplimiento de algunos de los acuerdos de la Alianza para el Progreso proclamada por Kennedy en 1961 para neutralizar la Revolución Cubana. Muchos de los católicos 23 Volodia Teitelboim, Ponencia La Comuna Democrática en seminario de Participación y municipalidad democrática, Noviembre de 1990, Instituto de Ciencias Alejandro Lipchutz, Doc. De Trabajo sin publicar.

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de la Juventud Obrera Católica (JOC) concurren junto a los hijos de la pequeña burguesía emergente del Colegio San Ignacio a rendir testimonio social en “acciones de desarrollo social” en las variadas formas de trabajo voluntario para promover la solidaridad y la participación de los “marginados”.24

Se asiste -como señalara Aníbal Quijano-, al nacimiento de un nuevo estrato formado de la población marginalizada por el conjunto del cuerpo social. Ya no son pequeños grupos aislados y dispersos sino qué tienden a constituirse en franjas que comprometen a vastos conjuntos de población, que han dejado de estar aislados y dispersos y que se encuentran rechazados del mercado del trabajo y privados de recursos: puesto que todos los sectores y ramas de la economía marginalizan mano de obra, existe un sector marginal en todos los niveles del sistema. No se trata de un grupo limitado, sino de la formación de una estratificación nueva en todo el cuerpo social por un conjunto de grupos salidos de todos los sectores.25

Una tercera gran matriz de pensamiento local se elabora en los propios procesos de movilización social de la Unidad Popular, fundamentalmente en los modos que la clase obrera comienza a estructurar su participación en las fabricas que comienzan a ser integradas en la llamada Área social de la Economía, la emergencia de formas sociales de propiedad de la tierra, que definían con mas fuerza la propiedad cooperativa y la propiedad estatal de las tierras expropiadas y los procesos de tomas de terreno que redefinían de manera abrupta la velocidad con que los pobladores accedían a un terreno y a una vivienda. Todo ello, en el contexto de una experiencia revolucionaria de cambio social que establece una referencia definitiva para los procesos emancipadores de América Latina. Las experiencias de movilización social en estos ámbitos destacan dos elementos centrales: que la participación es una manifestación de poder autónomo para reivindicar satisfacción a necesidades y expresar identidad contra cultural y que en ese proceso se construyen nuevas realidades locales que asumen la integralidad de constitución sistémica de asentamientos humanos, en donde la

24 Los Jesuitas del Colegio San Ignacio marcan “culturalmente y socialmente” toda una generación de jóvenes Católicos pudientes, que más tarde darán origen a la principal escisión histórica del Partido Demócrata Cristiano, el Movimiento Acción Popular Unitaria (MAPU), mas tarde dividido en el Movimiento Obrero Campesino (MAPU-OC) y en su fracción armada el Movimiento Juvenil Mapu Lautaro.

25 En este periodo el Jesuita Roger Vekemans funda el Instituto de Desarrollo Social (DESAL) que propondrá una explicación teórica para la marginalidad social de América Latina y que con sus conceptos de participación pasiva y activa, nutrirá de soportes teóricos-ideológicos a las teorizaciones sociales que nutrirán el desempeño de los cientos de católicos activistas sociales, que se despliegan por el territorio, para superar la marginalidad social en la así llamada “revolución en libertad”. Ello produjo efectos inmediatos en la formación de un pensamiento común legitimador de un tipo de acción social que alimentaría las políticas sociales, en particular el primer periodo de la Reforma Agraria y de las reformas educativas y de salud.

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multifacética tensión del desarrollo de un grupo humano para su reproducción social, se presentaba completa. Ello era especialmente observable en los asentamientos de la Reforma Agraria y en el establecimiento de los Campamentos Poblacionales, que institucionalizaban formas avanzadas de democracia directa y de autoorganización de sus habitantes. Al respecto una investigación del año 1971 señalaba que:

“…la cuestión fundamental planteada es saber el significado social objetivo de los campamentos chilenos con respecto a las relaciones de clase y su potencialidad en tanto que experiencia de transformación social. Esto puede precisarse a través del examen de dos niveles de practicas: 1.- El tipo de práctica social observada en los campamentos en las diferentes dimensiones de la existencia material (modo de vida, organización local, etc.) En este caso se trata de detectar cuales son las experiencias socialmente transformadoras y, sobre todo, que factores estructurales y coyunturales favorecen o dificultan la emergencia de esas practicas en los diferentes aspectos. 2.- El modo de articulación del movimiento de pobladores al conjunto de contradicciones sociales, en particular aquellas generadas en el sistema productivo y en la, lucha Política…” Tal investigación concluía que en la experiencia de los campamentos se dan “experiencias de transformación en la organización social a partir de la fusión de tres elementos fundamentales: la importancia estructural de la contradicción en cuestión, la débil capacidad de intervención del aparato del Estado en ese terreno y la presencia de una línea política coherente sustentada orgánicamente y dirigida a la defensa de los intereses de los pobladores. De esta forma, el movimiento de pobladores se articula objetivamente por un lado a la política estatal de la UP, de dar respuesta a las necesidades colectivas y, por otro, a la movilización social necesaria para conquistar los centros de poder contradictorios con el orden social que prefiguran los campamentos…”.26

Estos elementos de participación social, se veían a través de la escena principal y dominante, cual era la confrontación Política entre un Gobierno que amenazaba la estabilidad de los intereses de la clase dominante y sus aliados imperialistas y la derecha política y que representaba esos intereses. En ese contexto las experiencias de participación y su profunda vinculación con la memoria histórica de prácticas sociales del movimiento popular quedo temporalmente subsumida en la contienda política y en su trágico desenlace. Sin embargo, cuando se desarrollan las miradas de ciclo largo, para desentrañar las posibilidades de construcción de una de gestión social colectiva la necesidad de reconstituir eslabones del “ADN” que han estado ocultos se tornan más evidentes.

Desde estas tres principales ambientes se desenvuelve una explicación de los procesos que comienzan a emerger como una

26 Manuel Castells, M. Teresa Chadwick et al, Campamentos de Santiago: Movilización Urbana en Imperialismo y Urbanización en América Latina, Resumen preliminar de Investigación, 1971.

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práctica contra-sistémica y que en un proceso de desarrollo en espiral comienza a involucrar círculos concéntricos cada mas amplios en los territorios en donde se despliegan las nacientes resistencias comunitaristas.

Los pobladores “urbanos” marginales de Santiago, se convierten de esta manera en una nueva categoría de expresión comunitaria, que adquiere una singularidad de explicación sociológica más amplia, que la que había tenido en épocas pasadas. Ya no es solo ejército industrial de reserva o masa marginal, destinada a ser integrada vía políticas sociales. Se extiende con fisonomía propia como asentamientos y campamentos potencialmente peligrosos, y en donde se estarían desarrollando practicas de subversión, atentatorios al paz de la cuidad de Santiago. Máxime si algunos de los campamentos, colindaban con los barrios de la ciudad patricia del siglo XXI sin murallas protectoras.

De estas forma, existen en el periodo dos grandes movimientos que se enfrentan y colisionan permanentemente: por una lado una política de represión espacial, política y social orientada a neutralizar la capacidad de cohesión de una masa potencialmente insurrecta y por tanto con posibilidades de convertirse en enemigo interno y por otra una acción de gobernanza, surgida desde abajo, propiciada por múltiples sectores sociales y políticas, orientada a contener la acción represiva. Por un lado, la acción semi oculta de las direcciones clandestinas de los partidos políticos populares y por otro, la Vicaria de la Solidaridad como frente de unidad social antidictatorial y que sin lugar a dudas, representaba un pedazo de iglesia popular en Chile.

Nuevamente, al desarrollar las practicas de subsistencia primigenias y básicas, se desarrollaba la principal herramienta política de los sectores populares: una conviabilidad comunitarista que en otra vuelta en espiral, desarrollaría una práctica de conciencia comunitarista. Esta vez para enfrentar la subsistencia física amenazada por hambre y por represión. El hambre provenía del ajuste económico y la represión del Estado capitalista, que en condiciones de extremo peligro, se había desnudado en sus funciones básicas. La sorpresa para muchos había sido mayúscula. Tambien en Chile el Estado se comportaba igual.

Pero la interpretación de estas acciones se convirtieron en disputa y los discursos explicativos de la profundidad y características del fenómeno poblacional, transcurrió como una polémica soterrada, que evidenciaba otra más profunda: quien lideraba las posibilidades de conducción de los movimientos de resistencia clandestina y las probables acumulaciones de fuerzas, que serian definitorias para el tipo de salida a una eventual democracia, que se veía como poco probable en el futuro cercano.

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Y entonces por otras vías, los sistemas cooptativos, también se introdujeron en hora temprana en las sinuosidades de la resistencia primigenia. Parece extraño que al lado de la muerte y extrañamiento que la situación de dictadura producía, hubiera concomitantemente procesos de cálculo extremadamente sofisticados, que digitaban procesos para enrumbar los procesos de estallidos y de resistencia. En esencia, se trasuntaba que en el oleaje sinuoso de la superficie, que reacomodaba las aguas por el efecto cataclísmico de las capas tectónicas del capitalismo, se producían tambien las corrientes que ene. Mar no ven, pero que existen y que se “ladinizan” en el romper acompasada de las olas de la cotidianeidad social

Para las vertientes profesionales cristianas progresistas que dirigían la Vicaria de la Solidaridad y otras instituciones, el fenómeno de la emergencia poblacional, se producía en un contexto de activa participación de una institucionalidad, creada y financiada para el efecto de apoyar los pobladores. Al respecto se señalaba en una publicación de la época:

“…En este contexto, las instituciones de apoyo, como se las denomina comúnmente, se levantan como una alternativa social que desde un ámbito no estatal abren un espacio de debate (denuncia) y acción. Primero de defensa de los derechos elementales de las personas y luego de transformación social y política…”27

Tales institucionalidades se constituían sobre la base de otras, que habían desarrollado sus obras sociales en las décadas del 50 y 60. Sus primeras actividades, se desarrollan sobre la base de la emergencia para atender a las victimas derechos humanos:

“…El panorama cambia con respecto a la atomización y desorganización imperantes en la etapa anterior. Se observa el surgimiento de un conjuntos de iniciativas de autosubsistencia y ayuda reciproca que generan una red de organizaciones relativamente articuladas entre si, red que comienza a contar con el apoyo programado de las instituciones…Las iniciativas organizadas mas representativas de la etapa son: los comedores populares, las bolsas de cesantes con sus talleres productivos y de servicios, los centros de apoyo escolar, bibliotecas y grupos juveniles, grupos de familiares de detenidos desaparecidos y comisiones de vivienda…quienes se integraron mas tempranamente a las organizaciones solidarias fueron sectores cercanos a la iglesia y algunos disidentes políticos…”28

Los primeros integrantes de estas organizaciones, ceden su paso a los carenciados por ausencia de políticas sociales estatales y en proceso de creciente organización, se disponen a realimentar las organizaciones semi clandestinas de denuncia más o menos explicita de la dictadura. La sinergia comunitarista comienza de nuevo su eterno peregrinar para responder a lo inhóspito que resulta la trashumancia en Chile. El habitar en poblaciones se había convertido

27 Espacio y Poder, Los pobladores, Flacso Daniela Sánchez, Instituciones y Acción Poblacional: seguimiento de su acción poblacional en el periodo 1973-1981, en coautoría con otros, pág. 127.28 Ibíd. Pág. 138, Op Cit

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en situación peligrosa, tal como lo había sido reivindicar salarios en Santa Maria de Iquique o pedir títulos de dominio en Ranquil. Los procesos de sanación comunitarista, entregaban intermitentemente nuevos militantes a la combatividad de la resistencia comunitaria. Un lento despliegue de nuevas organizaciones recogía las nuevas pulsaciones orgánicas y telúricas de la reactividad social, para enfrentar la construcción de sentidos e imaginarios para deambular por entre las cotidianeidades del despliegue opresivo del Estado. La Moneda ya reconvertida a tradicional mascara democrática, reiniciaba su ciclo carismático de visión totémica de la democracia

Una primera etapa se había cumplido: el servir de soporte protector de las políticas represivas. Pero en el proceso de vivir la convivencia comunitaria, en el interior de la parroquia y de la población, bajo las claves de solidaridad extrema para sobrevivir, cambió para muchos de ellos, las claves explicativas del accionar social y cambiaron la gravitación de los componentes de los análisis políticos tradicionales en clave estructural maximalista. De sustentarse en el exclusivo apoyo partidario, como organismo mediador entre el Estado y el pueblo, se reconvierten a una mirada de nucleamiento comunitarista poblacional como soporte de la actividad política con fundamento en la sociabilidad a ras de piso. Era la práctica sedimentaria cultural de la actividad de comunitarismo democrático, que reemprendía de nuevo sus procesos de nucleamiento genésicos. Tales procesos parecían fundamentar las prácticas de estas instituciones de acompañamiento, en particular el proceso de testimonio de muchos curas y dirigentes poblacionales. La historia posterior, evidenciaría que la cooptación del “Estado de transición”, doblegaría tales fenómenos hasta hacerlos marginales.

“…Las instituciones hablan de promoción y asesoria en organización, de comunicación y expresión popular, de educación y capacitación de grupos y de asistencia técnica y material para la subsistencia, como una forma de respaldar organización popular…”29

La condensación en espiral de los procesos de conciencia y complejidad social, comienzan a desarrollar “especializaciones orgánicas de pensamiento sistematizado “que se apropian progresivamente del imaginario conductor de las relaciones sociales que se promueven para el desarrollo de estas aspiraciones. Desde la práctica cotidiana de la conjunción de voluntades, surge la expresión de la educación popular como un remanente y un retorno a una práctica de educación, que se eslabonaba con expresiones de educación liberadora que iniciaban su tránsito por América Latina y paralelamente, se desplegaban “profesionales” que asumían su despliegue tecnocrático por los carriles alternativos de sentirse colaboradores de una práctica de resistencia. En igual condición, se pensaban las condensaciones programáticas, para entender esta actividad desplegada por el interior de pasajes y poblaciones, que por

29 Ibíd., Op cit pág 141.

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primera vez en Chile, transitaba despegada del estado “desarrollista”. La experiencia de “transitar en despoblado” de los profesionales, sería el otro lado del “transito de supervivencia de los pobladores”.

La multiplicación de equipos de acompañamiento de profesionales”, determinaron la fisonomía de variadas de estas organizaciones, que fundamentaban su accionar en la necesidad de la solidaridad internacional para enfrentar la compulsión represiva de los derechos humanos, que se desarrollaban con la violencia por primera vez descarada del estado capitalista. Era el cataclismo mas violento de represión social acontecido en el siglo XX de América Latina.

“…Las demandas de los pobladores a los equipos de apoyo eran…apoyo solidario…apoyo técnico…y finalmente trabajo organizativo y conducción de los campamentos…” “…la organización de los pobladores ha tenido que ofrecer y dar respuestas a las demandas concretas que surgían de la vida cotidiana de los campamentos. Y esto significó que los dirigentes desarrollaran la capacidad para generar organización interna. Para solucionar problemas contingentes, para proponer alternativas, para mantener movilizaciones de apoyo, para negociar…”30

Sin embargo no todos era resistencia, ni podía leerse en clave de potencialidades de reconstitución democrática de tejidos sociales. Al mismo tiempo que estos hechos desembocaban en la activación de un variado cúmulo de energías sociales articuladoras de conciencia comunitarista, paralela y simultáneamente otra importante parte de los pobladores, sucumbían a la cooptación y manipulación estatal31. De igual forma, las posibilidades interpretativas de la resistencia poblacional, comenzaba a discurrir por carriles contrapuestos de explicación. Si los pobladores contenían en su interioridad sujetos disponibles para la insurrección o si bien era una masa amorfa, disponible para el populismo. Se avizoraba en el horizonte la salida de la Dictadura y los caminos estratégicos se comenzaban a enfrentar para nombrar los fenómenos y construir acumulaciones de fuerzas para uno u otro proyecto político. Una propuesta “realista”, ya señalaba en 1985, la precariedad de los pobladores y la inexactitud para analizarlos en clave de movimiento social.

“…Nuestra conclusión principal es que no existe un movimiento social de pobladores, ni por tanto un cuerpo de dirigentes representativos de aquel; con lo que uno se encuentra realmente mas bien, es con un grupo de dirigentes que se esfuerza por constituir o levantar un movimiento de pobladores…es una invención o clase especifica de individuos, la de los dirigentes poblacionales…”32

30 Alfredo Rodríguez, Asistencia Técnica, Punto de encuentro entre pobladores y profesionales, Sur Profesionales, 1985, pp. 11 y 21, Documento de Trabajo de Sistematización de la experiencia de acompañamiento profesional a la Toma de Pobladores Raúl Silva Henríquez del 22 de Septiembre de 1983.31 El papel jugado por la Municipalidad desde su reconversión estatal, lo veremos en el Capítulo VIII.32 Pobladores 4 La Acción Reivindicativa, Eugenio Tironi, Vicente Espinoza y Fernando Echeverría, 1985, Documento de Trabajo Nº 48

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En el otro extremo, el Partido Comunista mostraba la necesidad de reconstituir una fuerza de resistencia a partir de las demandas de los pobladores. En la trastienda, se confrontaban las dos estrategias de salida de la dictadura y una vez más, como en el año 24, con la constitución de Alessandri, las piezas se movían para aminorar la radicalidad de la crisis y neutralizar el reventón, se que se estaba incubando y que las protestas del 83 y 84 habían preanunciado. Toda la gobernabilidad capitalista se disponía a contener.

“…La disputa hoy por un poder democrático comunal, amplio y participativo depende de que el pueblo juegue un rol protagónico…Impulsando, Desarrollando y dándole sentido reivindicativo al proceso de Democratización de las Juntas de Vecinos y de otras organizaciones sociales… Retomando la movilización y la lucha por la solución de los problemas que más angustian al pueblo. Asumiendo de lleno, con este contenido de movilización y de democratización, la lucha por los Municipios democráticos...Esto derrotará las vacilaciones y el inmovilismo que pretenden sectores de centro y permitirá desplazar del movimiento poblacional a las fuerzas del continuismo derechista...Otra tarea de la época es afianzar nuestra influencia política como Partido y la conducción del movimiento poblacional… Aspiramos a que este se transforme en una gran fuerza de masas que sea parte de un proceso ascendente hacia el poder democrático comunal, a través de cuyo accionar alcancemos la profundización de la democracia y su defensa…”33

A su vez, la aparente unidad del movimiento de los pobladores era frecuentemente confrontada, desde por lo menos dos posiciones centrales: la heterogeneidad social y política y la capacidad para plantearse la integración a proyectos políticos mayores. Una se eslabonaba con la influencia democristiana, proveniente de la promoción popular, creadora de la institucionalidad de las juntas de vecinos del año 1968 y otra vertiente proveniente del PC, sustentada en el historial de las Tomas de Terreno

“…El dirigente izquierdista se siente vitalmente miembro de una clase mayor: el pueblo, los pobladores, los trabajadores, los obreros, su actividad tiene un horizonte de clase mas vasto que el propio…el dirigente democratacristiano…cuyo foco de referencia son los individuos y sus familias, de una parte y la sociedad de los chilenos de la otra, sin una fuerte mediación clasista ni menos una dimensión confrontacional…”34

Pareciera ser evidente que la discusión y el sentido de la resistencia comunitarista de los pobladores, transitaba indefectiblemente por dos carriles, al menos, que daban cuenta de los mundos interconectados de vivencia que hacía mención a dos planos de conciencia comunitaria. Los dos eran y son inseparables, pero al calor del enfrentamiento de las necesidades de la cotidianeidad aplastante se verían y se leían como tácticas irreconciliables. Esta separación y división, sería una condición para traspasar al interior de la

33 Documento de Comisión nacional de Pobladores del Partido Comunista, Mayo de 1990.34 ? Pobladores 4, Ibíd. Pág. 18.

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marginalidad poblacional, los proyectos populistas de la concertación y de la derecha proto fascista.

Para el PC la cuestión de la radicalidad se hacía vitalmente necesaria,, sobre todo , cuando se advierte que esta resistencia comunitarista de los pobladores, en esa vasta heterogeneidad, podía proveer de un nuevo sujeto revolucionario que alimentara una nueva forma de sublevación de masas, cuestión que habiendo sido anunciada el año 1980, estaba en tránsito de constituirse en una embrionaria fuerza militar, que precisamente se nutriera de los sectores mas pauperizados de la ciudad, es decir , de aquellos que habiendo tenido o imaginado que iban a tener, no tenían y aquellos que estaban condenados por su marginalidad a no tener nunca.

“…Hay que recoger la esencia -y en su momento, también muchas de las formas- de las mejores tradiciones de combate poblacional de estos últimos años, incorporando necesariamente los elementos modernos y las características de los nuevos tiempos; la lucha poblacional debe ser tecnificada, traducidas en propuestas concretas que sea visibles y atrayentes para amplios sectores. Hay que considerar, ineludiblemente, que a la lucha poblacional se incorporan gentes con pensamientos y formas distintas de actuar, en función de problemas viejos y nuevos, y deben ser tomados en cuenta… Existiendo grandes condiciones para el trabajo junto a los cristianos en lo poblacional, ha habido serias deficiencias en ello. Debemos considerar la importancia que ha tenido la participación de las fuerzas cristianas en el proceso de liberación en América Latina y en el mundo…”35

En medio de estas dos posturas propuestas, que mostraban la importancia de la magnitud del fenómeno de los pobladores, que hacía rato habían dejado de ser auto contemplativo y habían pasado a “ofender” las calles de la ciudad primada y central.

Las sucesivas Tomas de terreno y los paros cívicos comunales, rememoraban en condiciones de fines del siglo XX, las asonadas de la plebe del siglo XIX y principios del XX. La segmentación y orden de la ciudad primada dictatorial había gastado muchos esfuerzos para producir un orden urbano”, que se condijera con las nuevas condiciones políticas. Cuando todo parecía ordenado, la crisis económica del año 82 y la irrupción de una inédita marcha del hambre por el centro de las calles de Santiago, habían puesto de nuevo en el tapete de la conciencia oligárquica el problema fundamental: el miedo a los rotos y a la plebe, que mostraba de nuevo grados crecientes de organización.

“…en mi caso, participar en las protestas ha nacido de mi mismo, porque yo veo que se me cierran las posibilidades de estudiar. Además, yo creo que todas las personas tienen derecho a pensar como quieran y a manifestar sus ideas. Entonces cuando matan porque una persona tiene una idea contraria a la otra…eso no se puede aguantar…si soy consecuente, debo manifestar mi descontento en la forma que sea; de repente, escribiendo un

35 Documento clandestino de Comisión nacional de Pobladores del Partido Comunista, Mayo 1990.

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poema de esperanza, o de repente tocando la olla, o participando en la marcha…”36

Una vez más, la resistencia comunitarista democrática, que se densificaba hacia su interioridad, permitía nuclear grados germinales, pero crecientes de conciencia, que por ejemplo habían estado detrás de cada toma de fundo o parando el paro patronal de Octubre de 1972. Germinales o regenerativos, se alimentaban de algo existente en forma de capitalidad social o cívica o cosmovisión comunitaria originaria. Independiente de quien haga el análisis, tendencialmente para sustentar su estrategia, el fenómeno de una evidente condensación social era evidente y ameritaba la realización de análisis y propuestas.

Desde otras perspectivas, centradas en la relevancia de las sinuosidad de la cotidianeidad se levantaban algunas propuestas de validación del fenómeno por si mismo y no en relación a su instrumentalizad en relación con la referencia estatal, por oposición o por incorporación vía cooptación. Se trataban de programas de acción social poblacional, que utilizando campos referenciales alternativos, daban cuenta de una aproximación a esta realidad, cuidando la textura de la relación entre capas distintas de la ciudad objeto del ajuste neoliberal.

Se incorporaban a esta perspectiva, distintas disciplinas, que se insertaban en un aprendizaje de construcción social desde abajo, con valoración de los procesos e identidades y sin referencia a la instrumentalidad de la acción. La educación popular y los procesos de capacitación, orientados a restaurar y producir, grados crecientes de conciencia social, comienzan a llenar las propuestas de grupos de base y de las coordinadoras poblacionales, que en torno a barrios y poblacionales establecen redes de intercambio con las cuales rearticulan de trabajo conjunto y desarrollan un arco de iniciativas para la sobrevivencia.37

36 Testimonio de Marco, Entrevista entre Lucidos y Volados, Revista Que Hacemos, Nº 8 y 9, citado en Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, Pag. 49-51.37 Habiendo existido muchas organizaciones, genéricamente denominadas ONG, una en particular desarrollo una labor de coordinación y sistematización. El Centro el Canelo de Nos, dirigido por Francisco Vio, desarrolló una importantísima labor practica de desarrollo de esta orientación localista, articulada en una activa campaña de proselitismo en torno al Desarrollo Local como propuesta integradora de un nuevo esquema de desarrollo. En este campo, las ONG y algunas sedes zonales de la vicaria de la solidaridad, jugaron roles destacados. Muchos de los actuales académicos y directivos públicos desarrollaron en estas propuestas sus primeras elaboraciones teóricas. Por ejemplo la revista del Taller de Desarrollo Local del año 1988, congrega artículos que resumen esta línea de desarrollo de una asesoría y acompañamiento al movimiento de pobladores, basado en el “paradigma” del desarrollo local.

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“La preocupación común de los siguientes artículos es el desarrollo local. Quienes reflexionan pertenecen a equipos de profesionales que poseen relaciones con grupos populares con algún grado de organización; muchas veces han contribuido a gestarlos… ( el desarrollo local) se trata de un tema…en una posible referencia orientadora para las actividades que varias instituciones de apoyo realizan en los espacios locales…”38

Genéricamente esta línea de acción, se denominó de desarrollo local, en tanto pretendía colocar la mirada de atención en las particularidades de los pequeños territorios y ya no en las grandes estructuras estatales o de politicas públicas. En si representaba una propuesta, que tambien se vinculaba a los desarrollos internacionales de la socialdemocracia y del eurocomunismo. De hecho, muchos de los “dueños” ONG nacionales, adscribían a esta postura y como se demostró más tarde, esta institucionalidad colaboró en medida no menor, al financiamiento de la postura moderada de salida de la dictadura.

En otro ámbito, los lugares de comunitarismo poblacional tambien fueron el escenario para la radicalidad armada, que desarrollo las fuerzas proto milicianas del Frente Patriótico Manuel Rodríguez y del movimiento Juvenil Lautaro.

“…Pero si sigue la incomunicación, si se mantiene esta marginación social…esto va ser peor…porque muchas de las personas van a tener que salir por una via violenta…vienen las autoridades ¡que autoridades! Y sin motivo, disparan contra la gente…no soporto mas esta situación…no voy a esperar a que vengan a dispararle a mi vieja o que me disparen a mi, mejor salgo agarro lo que sea y a demostrarles que antes de morir con la cabeza gacha, prefiero morir peleando…porque si nos dejamos llevar…vamos a terminar trabajando en el POJH, así por 50 años y después nos van a dar una jubilación d e otras cuatro lucas…”39

Uno y otro se nutría de los sectores poblacionales que mostraban mayores grados de desarrollo y combatividad. De hecho en un mismo territorio poblacional, como por ejemplo la malaquias Concha en la Comuna de la Granja, las energías comunitaristas estaban disponibles para una organización del POJH, una olla común, una emergente junta de vecinos democrática, un centro de recreación infantil para acoger los niños de la población, una actividad de recuperación armada de dinero en el Banco próximo, una actividad de preparación clandestina de uso de M16 o del desarrollo de un paseo al cajón del Maipo con los “abuelitos de la población. Sus participantes tejían sus redes con espacios interconectados y asistían tambien, obedientemente, a una actividad de capacitación para el

38 Raúl González, Presentación Revista de Desarrollo Local, sin fecha de edición, probablemente 1988, Pág. 5.39 Testimonio de Marco, Entrevista entre Lucidos y Volados, Revista Que Hacemos, Nº 8 y 9, citado en Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, Pag. 49-51, Op cit.

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desarrollo local en el Centro el Canelo de Nos, ya mencionado. Como señalábamos en otro artículo:

“…En esta perspectiva, es posible afirmar que existiría en el interior un “lado oscuro” de los micro territorios vecinales y poblacionales, una demanda por el restablecimiento de relaciones comunitarias, signadas por la solidaridad, el afecto y compromisos no contractuales. Esta “demanda comunitaria” constituida hasta el momento en la acción de resistencia, cuyos orígenes pueden ser religiosos, proféticos, obreros, evangélicos o políticos, expresa un discurso elaborado para defender la comunidad entre los suyos. Sin embargo, coexisten con estos grupos, otros, cuyas declaraciones para constituirse en comunidad, son “disfrazados” de demandas. En este sentido, la historia antigua y reciente del movimiento poblacional, nos señala la existencia de centros de madres y ollas comunes, que claramente no satisfacen (solo) los fines reivindicativos para los cuales habían sido creados…”40

Los pobladores y las poblaciones de Santiago, mas alla o mas aca , de su efectiva transformación en movimiento, se constituyeron en los lugares del territorio nacional, en donde se desarrolló una transformación social de resistencia comunitarista, que cimentó la autoconciencia de logro empoderamiento y autonomía. Sin lugar a dudas, el largo proceso de asentamiento y sobrevivencia en el periodo dictatorial, contribuyo a formar una capa de resiliencia, que se agrega a las otras ya desarrolladas como “tomadores de Terrenos baldíos en los 40, 50 60 y 70.

El periodo de resiliencia de los 80 y 90 del siglo XX, decantará en los lugares de asentamiento de poblaciones, la emergencia de una conciencia de resistencia comunitarista poblacional, territorialmente concebida. Sin lugar a dudas población y pobladores, se constituye en una categoría que remite a un imaginario de autonomía y resistencia

40 Alejandro Díaz, Juntas de vecinos y Derechos de Ciudadanía, Documento de Trabajo, Servicio Evangélico para el Desarrollo, 1991.

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c. Los Estudiantes.

“…Hemos conspirado. La conspiración es apagamiento de voces y ruidos para captar fuerzas ocultas. Recoger acentos escondidos por donde circulan anhelos íntimos…mientras las dictaduras eclipsan el sol en las plazas públicas…Somos los estudiantes de América. Venimos de las cárceles, y tal vez mañana caeremos bajo las patas de la caballería, sobre las piedras o el alfasto, donde la sangre no pinta inscripciones duraderas…”

German Arciniegas, Los Estudiantes de la Mesa Redonda, Pág 9.

“…11 septiembre de 1973.Los sucesos de la mañana ya son reportados por la radio. El sol del día se despliega por encima de la montaña cercana a las cabinas universitarias, que en esta Universidad, la de Concepción, no está en el horizonte lejano, sino que se toca con la mano en los árboles cercanos. Nadie sabe cómo es un golpe militar. Todos hablan, todos se lo imaginan. Pero nadie lo sabe. La radio ha obligado a levantarse presuroso. Nadie se imagina que será el último día. El ambiente es el mismo de siempre como un día de primavera normal en el campus. El desayuno en Hogar Central se sigue dando y aparentemente, muchos corren a tomarlo. Será para muchos una última comida antes del desastre. Parece de rutina. Con carreras presurosas y rostros preocupados y demudados. Algunos se desplazan en grupos y a la carrera. Por entre medio de los árboles del campus todo se mira con sospecha…Pero aun hay tiempo para comer…el desayuno rápido, presuroso y de pronto… el despliegue de las tropas militares, que aparecen con rostros entintados, por los recovecos y árboles del barrio. Camiones que irrumpen con tropas y cañones. Un extraño y ultimo discurso, frente a la escuela de educación… Después…la huida a campo traviesa…la Universidad de Concepción había caído sin dispararse un tiro…después el silencio y la invasión militar…”41

La Universidad se convirtió en un lugar territorial de resistencia comunitarista. En estricto rigor, las acciones de resistencia comunitarista, en poblaciones se efectuaron acompañadas por profesionales y por estudiantes. Estos últimos, no se iniciaron, como

41 Hojas Sueltas Clandestinas, Anónimo, 1973.

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resistencia en los años 80, como comúnmente se señala. Las primeras organizaciones estudiantiles fueron las organizaciones clandestinas, en torno a las propuestas del MIR y de las JJ.CC. En los años 74, 75,76 y 77 en la Universidad de Concepción, se nuclearon las primeras organizaciones, que desarrollaran organización partidaria y que contribuían a orientar el desarrollo de las “primeras actividades de masas” y de educación de las nuevas generaciones de dirigentes de masas. En estricto rigor, las generaciones estudiantiles que se muestran a la luz pública en los inicios de los 80, han sido formadas por las direcciones clandestinas Universitarias de finales de los año 78 y 79. Por tanto nada hay de “espontáneo” en ninguna de las manifestaciones públicas de los ochenta, sino la activa y paciente planificación preparada en los años anteriores y siendo esta fue de carácter política y clandestina, estuvo asentada en la camaradería comunitarista estudiantil. Y “persuasiva persistentemente” para alentar y orientar a los “hombres públicos”, que comenzaban a dirigir federaciones y agrupaciones culturales. Para alimentar esa resistencia comunitarista, los mecanismos de sustentación, fueron los de siempre: el recuerdo de los procesos que pocos años antes habían cruzado las universidades y que permanecían como memorias disponibles para la acción.

En primer lugar se sustentaba en la reforma Universitaria del 68, un proceso cercenado, como lo fue toda la experiencia participativa social y política de la década de los 60 y 70. La experiencia sesentista de construir Universidad, nunca tuvo la oportunidad de desarrollarse en plenitud. El golpe militar y la marejada neoliberal revirtió el modo primigenio de constitución de la relación sociedad y Estado y devolvió a la Universidad a sus antiguos roles y pronto los reconvirtió en función de la matriz neoliberal educativa. El imaginario sesentista de reforma, se alojo fuertemente, sin embargo, en la conciencia social reprimida y de tanto en tanto, pugnara por aparecer, y con más o menos fuerza, se seguirá expresando en la seguidilla de reivindicaciones estudiantiles en las décadas siguientes. Tal fenómeno, será expresión de una latencia universitaria democratizante que se negara a desaparecer.

En segundo lugar, tales expresiones de un núcleo de pensamiento universitario reformista, sufre la diáspora de los múltiples exilios y sufrirá junto con el todas sus consecuencias reinterpretativas. Pero que a la vez, será devuelto como demanda internacional de democratización para despejar un espacio institucional, que en la historia del país, había sido justipreciado por la comunidad internacional. Los efectos adversos, que una política represiva en el campo universitario, permiten un retroceso táctico de la represión del régimen.

En tercer lugar, en la interioridad de la Universidad, la contrarreforma es un proceso de fácil resolución para la dictadura. La represión,

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despejará cualquier manifestación opositora y en segundo lugar, la estructura genotípica conservadora, devolverá al cauce tradicional, los fenómenos que pugnaron por escaparse de esa matriz y con ello, la Universidad se preparara obedientemente para asumir un nuevo rol en la estructura neoliberal de relaciones sociales.

En cuarto lugar, se reconfigura el aparato universitario y se desarrolla un nuevo imaginario conservador de profundos cambios que significan un antes y un después con respecto a la relación del Estado y la Sociedad y de la Universidad con todos ellos. Explícita o implícitamente, se advierte un ambiente de sumisión y aceptación gozosa de los cambios introducidos. En no pocos casos, este conjunto de modificaciones, se elevan a la categoría de paradigma y en otros, adquieren la propuesta de modelos, que deberían informar los cambios institucionales de los sistemas de educación superior en América Latina.

En ese ambiente de extrema ideologización de la función neoliberal de la universidad, comienzan a desarrollarse los núcleos de articulación cotidiana para enfrentar el desamparo en el que se vive la cotidianeidad universitaria.

“…estamos en 1976 y todavía se mueven las hojas del ultimo vendaval represivo…hace ha desparecido Rodrigo Medina, estudiante del pedagógico, hijo de una profesora del mismo lugar. Estamos hablando de los inicios de 1977…cuando un grupo de 30 estudiantes hace una Asamblea protestando por la política de autofinanciamiento Universitario…y con todo el miedo en el cuerpo se suben a una micro y van hasta la casa central a exigirle al secretario de asuntos estudiantiles que de soluciones…una centena de panfletos de borronienta tinta…llamando a un boicot de matriculas…”42

No hay modelo al cual asirse ni como vivir el ser universitario en resistencia comunitarista. El anterior es estigmatizado y perseguido policialmente y con delaciones. Las materias de clases han retrocedido a su pasado positivista anterior, cuando no antes y las carreras de ciencias sociales han sido suspendidas o cerradas y las que quedan, son controladas en sus contenidos y profesores. Los alumnos, son obligados al silencio. De tanto en tanto, algunos desparecen.

Y por tanto, la clandestinidad asume como siempre, su forma mas básica. Primero, la relación horizontal de camaradería en la pensión o en el hogar universitario, comienza su lento trabajo de chequeo y contra chequeo de solidaridades y afinidades perceptivas, Y en ese proceso que duraba meses y años, los grupos de camaradería y de de farra y trago, pudieron transformarse en grupos formalizados de

42 Ricardo Brodsky y Ramiro Pizarro La constitución del movimiento estudiantil como proceso de aprendizaje político, Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, Pag 138.

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resistencia. Nunca más alla de tres o cuatro. En las sinuosidades del clima fascista universitario, que unía a la represión un fuerte componente ideológico de postulación de un nuevo paradigma económico social, los estudiantes comenzaban a tejer la conspiración. Una canción en una Peña con una sopaipilla con vino navegado, para mirarse y reconocerse con un guiño, equivalía a la algarada callejera de la Unidad popular. Un aparentemente neutro Negro José43 en una antigua Mutual de Carpinteros y Ebanista en Concepción, era reproducir los encuentros en las catacumbas de los cristianos. El reconocimiento de comunidad y comunitarismo, establecía complicidades que convergían para operar en la “normalidad” del ambiente universitario represivo.

“…En este esfuerzo por crearnos relaciones propias, que estuvieran de acuerdo con nuestras necesidades y nos permitieran enfrentar lo que reconocíamos como dominación, fueron multiplicándose los Talleres Culturales. Eran pequeñas comunidades en la que nos relacionábamos principalmente en torno a la Literatura, la Música, el Teatro. Tambien estaban los que discutíamos materias académicas. Eran fundamentalmente espacios donde podíamos expresar nuestra creación…”44

En este sentido, los sectores universitarios comenzaron a crear un espacio, para ellos inédito de comunitarismo público, ambiente en el cual habían operado desde siempre los sectores populares, solo que no formaba parte de la historia oficial del las luchas populares o del movimiento obrero:

“…Los sectores populares, tenían dificultades serias para montar espacios privados para si mismos, como tambien lo tenían para modelar el espacio público de acuerdo a sus necesidades y derechos, pero no tenían que esforzarse mucho para montar espacios comunitarios en cada suburbio importante del país, puesto que ya lo habían montado en las minas pirquineras (trabajo en torno a los marayes), en las faenas agrícolas(mingacos, trillas, vendimias) y en el trabajo duro en general(mingas chilotas)…”45

A partir de este momento, la universidad chilena comenzará a transitar por, a lo menos, tres procesos bastante marcados: la Universidad represiva y la respuesta reivindicativa de resistencia anti dictadura; la emergencia de una Universidad Tecnocrática, aparentemente neutra frente al golpismo militar ; y una Universidad que se oculta en la sociedad civil, quizás la que con mayor fuerza acuna y atesora los principios reformista del 68, aunque sea como

43 Canción del Conjunto Illapu, que siendo creada en el interior de la época dictatorial, era usada como símbolo - estandarte para los espacios comunitarios de resistencia.

44 Ricardo Brodsky y Ramiro Pizarro La constitución del movimiento estudiantil como proceso de aprendizaje político, Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, Pag 139.

45 Gabriel Salazar, Julio Pinto, Historia Contemporánea de Chile, Tomo IV, Hombría y Femineidad, Pág 119, Editorial LOM, 2001.

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recuerdos de latencia de un capital social histórico , que se negaba a convertirse en nostalgia.

Este último proceso, pensando con la reforma y actuando en un presente de clandestinidad, se transformó en la resiliencia necesaria que desarrollaría una multiplicidad de ambientes clandestinos y semi clandestinos de resistencia comunitarista y que más tarde se transformaría en movilización social y política.

“…pequeñas comunidades que multiplicamos en un ambiente institucional hostil…si no podíamos juntarnos en una sala, lo hacíamos en los patios…en el casino…en el Parque…en los bares en donde celebrábamos nuestra existencia…de estas relaciones propias que fuimos construyendo nació la ACU(agrupación Cultural Universitaria)…fue el salto de las redes clandestinas para ejercitar la política…pasamos de los baños a los patios…con la ACU llegamos al Teatro Caupolicán, convocando a Chile con nuestros festivales…folklore contra dictadura…”46

Es en los años 73 al 80 en donde la universidad vivirá sus años más negros y más profundos, plenos de represión y con impactos en sus estructuras tan fuertes como los que vive la sociedad nacional, con desaparecimientos, con practicas represivas al interior de la estructura universitaria y con una fuerte persistente política de segregación del pensamiento progresista y o marxista. Es el tiempo de las quemas de libros y de los condicionamientos ideológicos para las materias y contenidos que se imparten en las aulas de clase.

“…Miles de estudiantes están a punto de interrumpir sus carreras universitarias porque les es imposible pagar la matrícula de 1.900 pesos. Cuando hacen presente que no pueden pagarla por su angustiosa situación, les dicen: "De lo que se trata es que a la Universidad venga gente sin problemas económico”. Se pretende que los alumnos de las universidades solo provengan de una elite adinerada. Las autoridades universitarias impuestas por la tiranía se jactan de la reducción del numero de alumnos…”47

Es en este periodo, en donde la represión intensa se mezcla con la emergencia paulatina de un modelo tecnocrático de Universidad, que es la parte de un modelo alimentada por el Banco mundial, que “encuentra propicia la ocasión” para señalar las razones profundas que invalidarían la postura reformista de los años 70. Al contrario, se postula una universidad rutinizada, con marcado énfasis tecnocrático, con profesionales y racionalidad, orientados al mercado, con vinculación fuerte a las empresas de mercado., ojalá globalizadas y con una relación distante de las humanidades, la ciencia y la cultura Comienza a perfilarse un sujeto demandante de universidad,

46 Ricardo Brodsky y Ramiro Pizarro La constitución del movimiento estudiantil como proceso de aprendizaje político, Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, Pag 139.

47 Luis Corvalan, Informe al comité Central, Agosto de 1976, Pág. 15.

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determinado por una característica de homo económicos y comprador de diplomas.

En este punto del camino, es cuando aparece un modelo neoliberal de construcción de universidad que postulará la apertura de un mundo privado universitario, que parodiando sistema norteamericano, apelará a la existencia de un mercado de educación, y que se constituiría para estos efectos en un cuasi mercado nacional y globalizado. Y en este mercado, como cualquier mercado, se juega con las reglas de la competencia y la maximización de la tasa de ganancia. Sobrevivirá el más fuerte y las universidades privadas pequeñas, se encontrarán con que cada vez menos alumnos pueden aspirar a pagar sus estudios o se convertirán en parte de una cartera morosa. En esta situación, estás universidades serán empujadas adicionalmente a bajar costos, a precarizar aún más a su personal y a concentrar su oferta en nichos de mercado. La realidad del mercado neoliberal las obligará a veces desechar cualquier aspiración a un objetivo trascendente. La autonomía universitaria será sustituida por la descentralización en empresas, con o sin fines de lucro, proveedoras de servicios de educación. La investigación desaparecerá y el mérito de las becas, estaría asociado a los rendimientos demostrables de cada persona con base en la educación, de las experiencias acumuladas previamente y del capital social de origen familiar. Estaríamos, entonces, ante la presencia de un fenómeno que deberíamos caracterizar como universidad neoliberal, que, en la larga marcha de la universidad desde el medioevo hasta la época actual, deviene también en un fenómeno constructor de realidad social, en tanto comienzan a operar como modelos deseantes de política educativa universitaria de los Estados transnacionalizados del capitalismo globo dependiente de los países periféricos.

Todo ello contribuirá a formar una sedimentación de aspiraciones y necesidades de comunidad y comunitarismo, que siendo sentimientos de comunidades protectoras, muy pronto se transformaran en articulaciones de mayor densidad, que producirán movimiento, primero espasmódicos y después mas sostenidos de movimiento social. Así se producirá, una sinergia social en la universidad, que será, antes que nada comunitarista y productora de comunidad social:

“…Los movimientos de la comunidad social, según revela la historia, son más anchos, profundos y complejos que los procesos políticos formales. Pues no sólo son políticos: son también económicos, culturales y, sobre todo, societales. E incluyen las incursiones ciudadanas sobre el ámbito público (o político) tanto como los repliegues hacia el ámbito privado (o socio-cultural), y la acción regida por la normatividad sistémica, tanto como el uso a discreción de los 'saldos libres' de su propia capacidad de reflexión, opinión y acción. Pues - como se dijo - la sociedad civil puede ir, venir, hacer y deshacer por donde y como ella misma no le permite al Estado. Son las ventajas de la soberanía… Los movimientos sociales son, además, tejedores

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de comunidad. Fabricantes perpetuos de micro-asociatividad. Sobre todo en sus fases de repliegue político. O de aparente derrota. Pues, al replegarse a sus nidos privados, tienden a hacer lo que los sistemas oligarquizados no hacen: integrar comunalmente a la masa ciudadana. Haciendo eso, se reconstituyen como movimientos. Como flujo de historicidad. Y como poder…”48

En la Universidad y con los estudiantes, este movimiento se desplegó con fuerza persistente. Sin embargo, no todo era traducible a las claves partidarias, en legítima necesidad de articulación y protagonismo. Lo que no era traducible a clave de organicidad política, se tradujo, como movimiento reemplazable, necesario pero desechable. Y en ese movimiento de comunitarismo universitarios, había bastante más que solo movilización antidictadura. Y ello, una vez más, no fue suficientemente advertido por la irrupción de las orgánicas y más tarde por las cooptaciones de los viejos partidos tradicionales de la etapa desarrollista del Chile republicano. Así como plantea Salazar, por urgencias e insuficiencias, se construyeron flancos débiles para las posteriores, sedimentaciones de un actor social, que en tanto estudiante, podía haber jugado un papel distinto al que jugó como profesional integrado y cooptado a los sistemas de la llamada transición:

“…No todo movimiento o flujo de historicidad civil llega, sin embargo, a plantearse objetivos de cambio político, puesto que, a menudo, la asociatividad de resistencia, de repliegue y de reintegración local produce momentos y sentimientos de intensa plenitud comunalista (local, vivencial, cultural y de poder), que torna desmotivante seguir hasta la 'fase política'. Frente a esa plenitud, la política aparece como un ámbito sin prestigio, frío, tensado por luchas egoístas y de poder. Seguir hasta allí implica cambiar de valores. De estatus. Y de personas. ¿Por qué no dejársela a los que gustan de eso? El 'goce' de la autogravitante vivencia comunalista suele frenar el avance de los movimientos sociales (cuando no es la rápida represión preventiva que lanza sobre ellos el sistema) hacia la política pura y hacia la 'toma' o 'construcción' del Estado. Lo que genera un vacío histórico que, usualmente, aprovechan las clases políticas para reimponer la frialdad de sus sistemas y el rigor mortis de la ley…”49

En definitiva, es una fracción de resistencia comunitarista, que al igual que la poblacional, desarrolla conciencia hacia arriba, para concluir en algunos casos en territorios de profundización de ciclos de conciencia política, traducibles en una mayor activación de una sinergia comunitarista, basada en los mecanismos milenarios de protección mutua y de amistad. Sin lugar a dudas que estos lugares de espacios comunitarios, en algunos casos semi públicos,

48 Historia de Chile Contemporánea Julio Pinto y Gabriel Salazar, Cap. III, Volumen 1, Pág. 187-188.

49 "Historia de Chile Contemporánea" Julio Pinto y Gabriel Salazar, Volumen 1 , Capítulo III, LOM Ediciones, Pag. 188

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contribuían a mostrar algunos dientes de violencia comunitaria, pero en general estaban refrendados en la activación de sentimiento de camaradería, frente a la desprotección ambiental.

Por ello era evidente que estos movimientos transversales, hacia el lado, para él solo disfrute de relaciones comunitarias, se sustentan por si solas casi genéticamente en el genoma social cultural. Evidentemente, se mostraba el fenómeno opuesto: porciones considerables de estudiantes, transitaban como semi profesionales, con la marca de fábrica de la gobernabilidad proto sistémica y ya desde la interioridad de la Universidad reprimida, caminaban en dirección a la década del silencio de los 90, que los acogerá como intelectuales para-estatales o para-mercado, en condiciones de lasitud y acomodo mental . No poco del cinismo de los 90, se incubo en los ambientes de la Universidad realista y neoliberal de los 80.50

En la fracción militante de este estudiantado, surge tambien con una profunda y lacerante critica a la “ingenuidad de los partidos populares”, que habían hecho voto de confianza en las fuerzas armadas. La autocrítica del PC del año 1976,51 no es suficiente para entender y justificar los errores de dirección de la unidad Popular con la consecuente acción impune y genocida de la Dictadura. Ello provoca en la fracción estudiantil, que se forma en este periodo, al menos dos grandes orientaciones: una, de asumir a como de lugar, la necesidad de construir y usar una capacidad militar, fuera o dentro del país y por otra, una desconfianza en los viejos cuadros de la tradicional militancia de izquierda. Es precisamente en el ámbito universitario, en donde la política de la Unidad popular, es pasada por el cedazo crítico de un análisis “realista”, en condiciones de desarrollo del Estado capitalista, en clave represiva.

Una gran proporción de esas cohortes de cuadros críticos, fueron aventados para el desarme del Frente Patriótico Manuel Rodríguez en el año 1987 o bien se auto recluyeron en sus casas, una vez reinstalada la vía electoral con los desastrosos resultados que ya llevan 17 años. La mayoría de este conglomerado, se formó en este periodo en las Universidades y nutrieron las aparentes “acciones espontáneas” de rebeldía estudiantil, que nuclearon las acciones culturales y propiamente políticas. Se debe señalar que una suerte de racionalidad transformadora, nutria cada una de las acciones de protesta, fuera y dentro de la Universidad. Decenas y en algunos casos, centenares de “cuadros”, recorrían las sedes universitarias y núcleos poblacionales territoriales. Nada de la reactividad social pre

50 La base de la Concertación parece haber mutado su base de apoyo intelectual orgánico hacia este conglomerado de nuevos profesionales, disponibles para hacerse cargo de una época renovada” sin violencia, sin los traumas del pasado, se dice.51 Informe al Comité Central en donde se señala las “insuficiencias” de la política militar del PC en el periodo de la Unidad Popular.

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protestas, fue espontáneo o se alimentó de una inmanencia cultural contestaria, puesta en la sinergia social.

Había comunitarismo y por ello inteligencia transformativa y producción social de los acontecimientos. Es posible que una de las conclusiones de Moulian para su libro Chile Anatomía de Un mito sea pertinente repetirla aquí:

“…Se ha dicho que lo histórico es siempre producción social de lo social, esto es intervención de sujetos sobre estructuras; intervenciones de diverso tipo sobre el rodaje del mundo social, producidas por sujetos que trabajan”, enmarcados por una matriz de condicionantes: Los objetivos o fines de acción pueden ser: a) reproducir, esto es mantener fuerzas inerciales del sistema, b) adaptar al sistema a nuevas condiciones, provenientes del exterior” o del interior”, produciendo un ajuste o un transformismo y c) revolucionar el sistema, generando intervenciones en contra de las tendencias de reproductibilidad o ajuste , generando crisis o “desquiciamiento” para abrir espacio a transformaciones” 52

El estudiante recibe aromas de haberse considerado un intelectual y haberse provisto de un imaginario heredado de la reforma del 68 y de la revolución del 68 parisino. Estertores de ese recuerdo “sesentero” queda alojado sedimentariamente en algunos rincones de la conciencia colectiva.

No representa, sin embargó, un código orientador. Actúa, a lo mejor subliminalmente. Se recuerda a lo mejor de los escasos recuerdos de algunos, en alguna reunión clandestina, No hay posibilidades de reflexión serena. Los escasos voluntarios para afrontar la clandestinidad, que es disponerse a participar en una reunión, y nada menos que en condiciones de terror y muerte. Esa primera etapa, antes del 80, es actividad especial y esencial de los estudiantes. Es posible que hayan sido los primeros con decisión irrenunciable y ellos son los que nutrirán el resto de los esqueletos con los cuales se comienza a organizar la resistencia. Y con ellos recomienza un pedazo capitular importante de comunitarismo.

Evidentemente, la especial configuración situacional que se desarrolló en las Universidades y en algunos colegios de enseñanza media, teniendo al estudiante como un sujeto en constante producción, tuvo como escenario un campo de lucha, que por lo menos se desarrollaba en tres ámbitos: a) para enfrentar la coacción ideológica de las materias particulares de la cultura, atravesadas por el cedazo contrarrevolucionario; b) para enfrentar, la coerción proveniente del interior y del exterior del ambiente inmediato; c) para enfrentar la “angustia” y el “desencanto” que produce el miedo, proveniente de su propio ser y de la observancia de los prójimos en el sometimiento a la cotidianeidad represiva. Ello era un campo de lucha. Sin a lugar dudas:

52 Tomas Moulian, Chile Anatomía de un Mito, LOM- ARCIS. 1997, Pág. 374-375

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“…Un campo de lucha es un espacio de interacción de sujetos múltiples, en el cual las condiciones de posibilidad generadas por los entornos institucionales están en constante producción. Un campo de lucha es un campo de enfrentamiento azaroso (pero en condiciones dadas) de estrategias y deseos. Los que luchan interpretan esas condiciones dadas y buscan orientar sus combates, según criterios de racionalidad: pero las interpretaciones y los criterios no necesariamente coinciden…”53

Sin lugar a dudas, quienes protagonizaron, en condiciones comunitarias de autocompresión colectiva creciente este campo de lucha, fueron los estudiantes. Entre los años 77 y 87, la Universidades produjeron especiales momentos de comunitarización, en donde los procesos centrales transitaron por la producción de una cotidianeidad de protección y de construcción de espacios privados de sociabilidad. El núcleo de resistencia, en clave celular o en clave de asociación cultural, posibilitó el despliegue de la sinergia estudiantil, que establecía los sedimentos de soporte de comunidades de de diferente tamaño que se “comunizan” o que se “comunitarizan” en desarrollo de vertientes de solidaridad interna grupalizados y de acompañamiento de camaradería. Algo de esto visualizaba un dirigente de los núcleos de resistencia universitaria:

“…La resistencia parte en el curso, en la fábrica, en el barrio. Ganado ese terreno podremos tomar las calles. Debemos tener las orejas más grande que la boca…la represión tiene éxito cuando golpea cosas sin raíz…hay un estilo que se agotó, de la calle y el patio: tenemos que volver al curso…”54

La conclusión era volver a la comunidad. La primera y básica expresión de libertad estudiantil es la que se despliega desde tiempos inmemoriales, desde la taberna de la Edad Media, hasta nuestros boliches de los año 20, la pensión de comida barata o la cantina restaurante, con trago barato, hasta llegar hoy día a la circulación de la “chela-cerveza” comunitaria, que transita de mano en mano. Allí, en los espacios de sociabilidad íntima del pueblo, los estudiantes tambien desplegaron las mesas para guitarrear un canto y comenzar las conspiraciones. La resistencia, en este tiempo, jamás vino desde arriba, por orientación partidaria. Siempre se amarró y se hizo posible por el despliegue ancestral de prácticas comunitaristas de amparo mutuo.

Frente a la desprotección total ya la sensación de desamparo, que se auscultaba en el ambiente privado residencial, la comunitarización de las relaciones en la Universidad, tambien desplegada privadamente,

53 Tomas Moulian, Chile Anatomía de un Mito, LOM- ARCIS. 1997, Pag 378-379

54 Planteamiento de Dirigente de los Núcleos de Resistencia Universitaria en 1980, citado en Ricardo Brodsky y Ramiro Pizarro La constitución del movimiento estudiantil como proceso de aprendizaje político, Juventud Chilena, Razones y Subversiones, Ediciones ECO FOLICO Y SEPADE, , Pag 145.

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se convirtió por aquella época en el embrión de los espacios públicos, que de comunitarizados se convirtieron en contadas ocasiones en “publificados” por la germinación cívica política de la cuestión universitaria.

Quizás, nuevamente el tiempo de comunitarización, estuvo comprimido, para obligarlo a desplegarse en clave política institucional, en los 80. Y en ese ambiente, obligado a ser lo que no podía ser todavía, por despliegue formativo natural, nuevamente abortó, como espacio de sustentación de un nuevo movimiento social, que se reprodujera por génesis y genealogía natural. Finalmente, demandado a manifestarse, recorrió los mismos caminos de manifestación en la centralidad de Santiago y obligado a coordinarse, se comprimió para actuar en la simultaneidad de las acciones antidictadura. En ese proceso, estuvo obligado a abandonar, centrales procesos de nucleamiento, distintos de los propiamente políticos, que requerían mas y distintos tiempos de maduración, para el despliegue de sinergia comunitarista e integración a procesos autoreflexivos de gobernanza universitaria.

Finalmente, agotados o instrumentalizados los despliegues movilizadores estudiantiles, la retaguardia quedó una vez más vaciada de organicidades sustentadores de procesos culturales cívicos, para las nuevas generaciones. Y con ello, devienen los 90, como la época estudiantil de perplejidad de silencio y de cooptación democrática con autoprocesos de comprensión cínica. Una vez más, el espacio estudiantil había sido vaciado de cultura comunitarista y no había referencia ni historia, sustentadora de corto plazo para nuclear nuevas esperanzas.

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d. Los Campesinos.

“…La desmoralización y los horrores como la de nuestra independencia nacional influyeron altamente a nuestro dictamen, en corromper a las masas; y esta corrupción formo el carácter de nuestros labradores y jornaleros…los hijos de semejantes padres, que nacen y se crían a su lado, llegaran sin duda a ser, cuando grandes, mucho más corrompidos que aquellos, costando el doble moralizarlos. Sepárense estos muchachos de semejantes padres. No pretendo que se les haga estudiar las ciencias, ni menos materias, que convienen a jóvenes de más alto rango. Pero désele al menos, instrucción religiosa y moral…es indudable que todo lo que propende a sostener el respeto y sumisión de los sirvientes e inquilinos acalla sus patrones contribuirá tambien al orden y moral de aquellos…”55

Durante 9 años, desde el 64 al 73, el campo y los campesinos, alimentaron la esperanza de acceder por fin a la tierra, que les era esquiva desde siempre. L a reforma agraria, corporizo esa esperanza. El Golpe Militar retrotrajo la situación a la década del sesenta y comenzó la mayor represión campesina, desde la guerras de a Muerte contra los peones de las Montañas de Chillan, alzados contra la oligarquía independentista. Más tarde, silencio y mutismo en el campo.

La resistencia campesina, retomó con la irrupción de la dictadura al viejo y transitado camino de mutismo al acecho. Por los viejos y nuevos poblados rurales se desplazaron las cohortes de latifundistas, desplegando todo su poder de fuego, en alianza con los grupos locales de patria y libertad y soplones del partido demócrata cristiano.56Es el tiempo, en que pequeños y grandes agricultores, cooptados a la alianza del CODE, establecía una política de represión local, que era administrada por los servicios de inteligencia de las ciudades provinciales. Los Alcaldes designados establecían las nuevas politicas de orden, con especial vigilancia de aquellos campesinos que habían participado en los Sindicatos Comunales de Campesinos. Y con especial represión sobre aquellos que hubieran participado en Tomas de Fundos y Huelgas. 57

55 El Campesino, febrero de 1842, órgano de prensa de la Sociedad Nacional de Agricultura, citado por Elizabeth Reiman y Fernando Rivas, en la Lucha por la Tierra, Colección Nosotros Los Chilenos, Editorial Quimantu, 1971, Pag. 20-21.56 El autor de estas líneas, estuvo preso en Octubre de 1973, en la leñera de uno de los jefes locales de Patria y libertad en Loncoche, en la calle Buenos Aires 641, antes de ser confinado junto a otros, en un calabozo de la base de la Fuerza Aérea de Temuco. 57 El municipio Militar fascista lo desarrollaremos en el Capítulo VIII.

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Las movilizaciones campesinas, habían prendido con la rapidez de todo su “capital variable”58 y sinergia comunitarista. En especial en la zona de los territorios mapuches, que encontraban en la situación UP la coyuntura favorable para seguir desarrollando la lucha por la recuperación de tierras y de volver a construir un territorio propio. Nadie volvería a hablar de los campesinos y de su papel como actor social hasta varios años después, cuando algunas ONG y la Iglesia católica, desarrollaría iniciativas de comprensión de las nuevas coordenadas, que se identificaban en los territorios campesinos. Desarrollemos sintéticamente algunas ideas, que comenzaban a replantearse de los nuevos escenarios agrícolas y de los campesinos.

El tema de los campesinos y su inserción en el modo de producción capitalista, ha sido de largos y fundamentados análisis, desde el siglo XIX hasta nuestros días. Sin lugar a dudas es un tema que ha provocado polémicas y las seguirá provocando. Las referencias obligadas son los textos de los clásicos y en ellos ubicamos a Marx, Engels Lenin, Kaustky y Chayanov. Los tres primeros planteando y reafirmando una tesis central: los campesinos dejan de ser tales en un proceso irreversible, que marcha paralelo a la penetración del capitalismo y sus relaciones en el campo. Chayanov, en cambio plantea que la penetración de relaciones capitalistas, se produce en un modo especial de producción: el campesino. Y en este modo especial, los procesos que experimenta “la unidad económica campesina”, son elemento central de un planteamiento que hoy día recoge muchos adeptos, que intenta “cruzarse” en el camino del avance despiadado del capitalismo en el campo.(59)

58 Usamos la expresión capital variable, tal como la entiende Gabriel Salazar en Explorando Senderos Transliberales, Capital Constante y Capital Variable, en donde el capital social tendría una consolidación orgánica como constante y estaría volátil y en estado de latencia como capital social variable.59 En general nos remitiremos a la interpretación de distintos autores realizan respecto de la cuestión campesina, mas que a tratar de identificar posiciones disciplinarias respecto del tema por las dificultades que se presentan Así algunos textos desarrollan supuestas posiciones disciplinarias como por ejemplo eenfoques antropológico de economías campesinas, según el cual los campesinos no se encuentran dentro de una sociedad en que los intereses económicos sean determinantes en el comportamiento social y de producción, ya que mantienen sociedades parciales, con culturas parciales. En donde sus agrupaciones locales mantienen como antaño gran parte de su identidad, integración y apego al suelo y sus cultos y mantienen relaciones económicas con el mundo urbano. Estas relaciones económicas incluyen la parte de dominación a que están sometidos los campesinos para la obtención de trabajo, producción, insumos o elementos de consumo que no son generados dentro de la unidad de producción. Así en este enfoque se puede señalar que el campesinado tiene como características "su producción agrícola, su control sobre la tierra y la producción para la subsistencia", pero no realiza una inversión para la obtención de ganancias. El elemento urbano ejerce una influencia importante en la desestructuración de los estilos de vida tradicionales y una desorganización cultural debido al comportamiento más individualista y a una mayor secularización de la comunidad campesina. El resultado final será la sociedad moderna.

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Una segunda vertiente, son aquellas que se refieren, a que en el particular contexto latinoamericano de la cuestión campesina, se producen sistematizaciones teóricas, que dan cuenta de la emergencia del fenómeno campesino y de los procesos de Reforma Agraria, como la representación de un proceso de movilización social de masas campesinas, que comienzan a “negociar” su inserción en el modo de producción capitalista sustitutivo de importaciones(Chile), o a hacerse visible ante el Estado nacional, que recién se constituye(Bolivia) o bien a formar parte de una alianza de poder, reconstitutiva de la nación( México)) etc.

Lo esencial de los análisis, es que se ha reconfigurado una nueva realidad campesina, que recién comienza a ser sistematizada a finales de los años ochenta. Han transcurrido, desde el golpe militar, mas de 10 años de abandono y orfandad, para un sector social , que en general, había accedido a la visibilidad publica como parte de las politicas publicas del Estado, sin organizacidad autosustentada y siendo parte de las politicas del estado populista. Con la dictadura, se ve obligada a la aceptación pasiva de la represión y al mutismo, con la cual había venido autososteniendose, desde los inicios de siglo XX. Antes de eso, había ensayado prácticas bandoleras o migraciones, persistentes a la ciudad. Después del 73, no había espacio ni para una ni para otra, por cuanto, la ciudad no representaba el mismo efecto demostración” de hace algunos años. Así surge una nueva versión de campesino.

Este nuevo tipo de campesino, es el producto de una generación que vivió la hacienda y el fundo como sistemas sociales de integración y posteriormente la reforma agraria con sus aspiraciones de propiedad de la tierra o de emergencia económica en el caso de los independientes para nuevamente ser expulsado de los mecanismos de integración societal mediante la modernización excluyente de la Dictadura. Ese ambiente histórico y de capital social, es el que recibe al nuevo campesino y que se enfrenta a la mundialización y a la penetración de las practicas de la modernización capitalista. Ese nuevo campesino (hijo o padre) desarrolla estrategias de sobrevivencia sea como propietario individual de una parcela CORA

Por otra parte existirían enfoques modernizante según el clásico enfoque de los dos sectores, uno moderno, industrial y capitalista, ligado a la urbe y otro tradicional, agrícola y de subsistencia, sin tener interés en maximizar la comercialización, generando subempleo de recursos, en función de la tierra y la mano de obra disponible, debido a la falta de acumulación de capital. a interacción que existe entre lo tradicional y lo moderno es la transferencia de mano de obra excedente en el trabajo agrícola al sector industrial, y a venta de productos agrícolas excedentes que alimenta a la población. La transferencia de mano de obra influye en que debido a una escasez de ella en el ámbito rural, tiende a eliminar el subempleo, o desempleo disfrazado y conduce un proceso de modernización, a través del uso eficiente de la tecnología y el cambio del comportamiento económico de los agricultores. Un punto importante es lo que sucede con los pequeños productores que no pueden generar el cambio. Estos a largo plazo serán absorbidos por los sectores urbanos más productivos como mano de obra barata.

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(Chile) o como expulsado de la tierra asentado en poblados rurales y comienza a convivir con los espacios del continum rural urbano de una manera mucho mas, frecuente de lo que hicieron sus padres. En ese devenir, como trashumante de la modernidad, se asienta un “germinal carácter rurbano”, que le obliga a moverse estratégicamente por las oportunidades laborales del pueblo urbanizado mas próximo, alguna incursión a la ciudad primada capital o bien el intento de asalarizarse en el complejo agro industrial, que reemplazo a la hacienda como componente gravitacional de poder en el ahora espacio rurbanizado.

Opera en este aspecto un fenómeno inicial estructural producto de los proceso de penetración capitalista. Al decir de la CEPAL”…se puede afirmar que la descampesinización es un efecto directo de la modernización sectorial, que opera por la vía del cambio de la estructura productiva y tiene dos connotaciones:

(a) proletarización de campesinos productores, por perdida de sus tierras y (b) expulsión de mano de obra campesina, semi proletaria y proletaria por reducción de la demanda de trabajo”60 o “ la descampesinización es mas acelerada cunado la búsqueda del incremento de la rentabilidad agrícola, pasa por la reactivación de los mercados de la tierra”61 62

Con la irrupción de la dictadura, el territorio con asentamientos campesinos e indígenas, formarán parte de objetivos especiales de represión y desarticulación, conforme al grado de participación que comunidades indígenas y sindicatos campesinos hubieran tenido en los procesos de reforma agraria. Emerge la contrarreforma como fenómeno central y que es la contraparte rural de la reconversión neoliberal militarista neofascista y de la recomposición del capitalismo en los territorios dependientes latinoamericanos.

Se plantea, que estos procesos, alimentados las más de las veces, por agentes provenientes de la urbe politizada y primada, desarrollan productivos procesos de movilización, que operan como agentes catalíticos, que en el fragor de las luchas antisubversivas, desaparecen sin haber alcanzado a desarrollar los componentes de autosustentación orgánica, que los constituya como comunidades de clase, dispuesta a desarrollar sus autonomías. Así muchas veces, en el análisis que se hacen del periodo, se tiene la sensación de estar en presencia de una gran tragedia de pueblos orientados a la conquista de la libertad, con fuertes procesos de abandono posteriores desde la

60 Agricultura Campesina, Op. Cit. Pag 7061 Ibíd. Pag. 71.62 Seguimos aquí los planteamientos expuestos en el Documento de Trabajo, Apuntes para Interpretar las concepciones de Desarrollo Rural, Seminario El estado y las Politicas Publicas en América Latina, Doctorado en el Estudio de las Sociedades latinoamericanas, Universidad Arcis.

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sociedad global. En la situación nacional, este proceso se produjo bis a bis, en todos lo territorios con fuerte movilización campesina.

Después de la primera etapa de represión sistemática directa, los territorios del sur Campesino, son reestructurados, bajo el patrón dominante de pueblos, que son conquistados represivamente por la derecha fascista, en la forma de alcaldes designados, desde el interior de la dictadura. La represión y la dominación, serán el punto de vista ordenador y legitimador, de un nuevo aparato institucional central, que toma forma en la municipalidad y que conforme avance la peculiar regionalización-descentralización del régimen militar, desarrollará procesos de incentivos para la recuperación de tierras y fortalecerá prácticas de dominación de la pequeña burguesía rural, que se convierte en sostenedora política de los terratenientes expropiados, y por ende, soporte político de la naciente dictadura.

Serán los alcaldes designados por la dictadura, los que ejecutaran en la ciudades y pueblos del Sur Campesino Indígena, una práctica de represión sistemática que operará sobre la base de un gran debilitamiento y del desarrollo de políticas desarticuladoras de los grados de organización colectiva de sindicalización campesino y cuando no, de represión sistemática utilizándolo aparato represivo. Emergerá un tipo especial de institucionalidad pública, que ocupará el lugar dejado por la dominación política y cultural de las sociedades rurales pueblerinas y de los destruidos mecanismos de dominación latifundista.

Esta institución reemplazará a lo largo de los 17 años de la dictadura, los mecanismos clientelares de relación de la sociedad rurales y campesina, con las políticas públicas del Estado y en esta nueva realidad sociológica, se rearticularan los factores de poder local, en base a la personalidad de un jefe local, que con características de caudillo dictatorial, y con las facultades delegadas de la institucionalidad estatal de la ciudad primada regional, establecerá los nuevo arreglos políticos-institucionales mediante las cuales los territorios campesinos e indígenas, articularan sus sistemas de relación con el mundo global.

Clandestinidad, ONG e Iglesias

El camino de exploración del campo, comienza a ser recorrido de nuevo. Una larga lista de desaparecidos son o provienen del campo. Paine se constituye en el caso paradigmático. Los Maureira de Paine, representan a todos aquellos campesinos que se constituyeron en protagonistas de la reforma agraria.

Lo que queda en pie, aflora en sus primeras expresiones: por un lado los restos de la organización sindical y algunos de sus dirigentes y por otro, una iglesia católica, demandada por la solidaridad impuesta por

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el Cardenal Silva Henríquez, promueve el reencuentro con las comunidades campesinas del país, en nuevas condiciones de recuperación y superación del miedo. Los que se sostienen, son aquellos que habían aprendido a resistir. El pueblo mapuche desarrolla, en este aspecto la recuperación de su resistencia ancestral, a pesar de los factores de represión permanente.

“…Es que el golpe militar y su secuela represiva se expresaron de manera particularmente violenta en territorio mapuche, pues los latifundistas, apoyados por las fuerzas armadas, ejercieron su venganza ante la reforma agraria llevada a cabo por el gobierno de la Unidad Popular...Para Pedro Cayuqueo, ex dirigente estudiantil mapuche, "el protagonismo alcanzado por muchos sectores de comunidades en la ocupación efectiva de fundos y haciendas en la zona sur, la reorganización estudiantil liderada por la Federación de Estudiantes Indígenas, el surgimiento de importantes organizaciones en ese tiempo mal llamadas "campesinas", Toda esta actividad suscitó el odio de los latifundistas y, por lo mismo, "la represión no la hicieron solo los militares, sino que los dueños de fundo que tenían toda la información. Ellos manejaban las listas y tomaban la decisión de a quien detener torturar o fusilar". La venganza de los latifundistas fue feroz y, en algún momento, producto de la represión generalizada por parte de civiles y militares "nos quedamos solos como mapuche, los sectores que luchaban a favor nuestro desaparecieron. El movimiento social desaparece, el movimiento estudiantil, el Movimiento Campesino Revolucionario MCR, que tenía mucha fuerza también", señala Rosamel Millaman, antropólogo y profesor de la Universidad Católica de Temuko…La mencionada soledad tenía que ver, por cierto, con el repliegue de los sectores de izquierda…”63

Las décadas de sistema políticos populistas desarrollistas habían terminado abruptamente en Chile. El último de ellos, había terminado anunciando la incapacidad del desarrollismo para cumplir con el destino manifiesto del desarrollo. Y la propia capacidad del Estado capitalista, había desnudado su capacidad genética estructural para autoregenerar su capacidad primigenia. Y esta se mostró particularmente hacendal y con rostro de clase dominante. En Santiago los cuerpos represivos, se ocultaban con pasamontañas y las elites de la clase política civil y de la clase política militar, no manchaban sus manos con sangre cercana. En el sur en cambio, los mecanismos represivos cívicos militares se mostraban a rostro descubierto, sobre todo en los primeros tiempos, con la impunidad de haber regresado la sociedad al orden natural de las cosas. La represión no solo desnudó, al Estado en su trama básica, sino que tambien hizo posibles la comprensión acelerada de la otra trama, la que en definitiva le da sustento, la de las clases y su configuración latinoamericana.

"…No estaba vinculado al movimiento mapuche. El golpe me llevó al movimiento mapuche. El día del golpe salí temprano del hogar Luis Emilio Recabarren donde vivía. Al pasar por la sede de la Jota veo solo destrucción. Traté de encontrarme con otros compañeros, pero todo el mundo estaba intentando esconderse. Incluso en un momento sentí gritos desde un cerro,

63 Mauricio Buendía Chile: El pueblo mapuche y el golpe militar, Revista Punto Final, Agosto 2003.

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era un grupo de compañeros que se estaba ocultando en el bosque. Otros trataban de organizar algún tipo de resistencia hasta que llegó la orden de que quedaba todo paralizado. Ahí dejé Concepción y viajé a Pitrufquen. En mi casa creían que estaba muerto. Partí al campo a Villarrica y ahí me di cuenta que la tortura fue grande en la comunidad. Era un sector con mucha presencia comunista y socialista y a los peñi los colgaron de los helicópteros"64.

Los recuerdos y la memoria reaparecen y dan sentido al presente. El silencio comunitarista en la interioridad de la comunidades campesinas mapuches, se reencuentran con los sentidos originarios y mudan paulatinamente su referencia campesina por una progresivamente nacionalitaria. A medida que la razón del conocimiento histórico se profundiza, develando sentidos para entender la vida y el territorio, se profundizan tambien los anclajes comunitarios y comunitaristas, hasta en este caso convertirse tambien persistentemente en reconstrucción nacionalitaria de una utopía histórica

”…Carmen Curihuentro, de la comunidad Francisco Curihuentro en el sector de Carahue, era una niña pequeña al momento del golpe, pero recuerda vívidamente que con sus hermanas y hermanos cuidaban "chanchos y ovejas cerca de la carretera principal que unía Carahue con Temuko por el bajo. Yo veía todo, como los milicos pasaban en camiones apuntando sus armas. Iban a saquear las casas y la gente tenía mucho temor y nadie decía nada". Después, en la escuela tampoco se hablaba nada. No se podía decir nada. Nos hacían cantar la canción nacional. Con amigos mapuches podíamos discutir e intercambiar opiniones y escuchábamos canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés".

De esta forma este territorio, con asentamientos indígenas, formarán parte de objetivos especiales de represión y desarticulación, conforme al grado de participación que comunidades indígenas y sindicatos campesinos hubieran tenido en los procesos de reforma agraria. Después de la primera etapa de represión sistemática directa, los territorios del sur de la Octava, Novena y Décima, son reestructuradas bajo el patrón dominante de pueblos que son conquistados represivamente por la derecha fascista, en la forma de alcaldes designado desde el interior de la dictadura.

La represión y la dominación, serán el punto de vista ordenador de un nuevo aparato institucional central que toma forma en la municipalidad y que conforme avance la peculiar regionalización-descentralización del régimen militar, desarrollará procesos de incentivos para la recuperación de tierras y fortalecerá prácticas de dominación de la pequeña burguesía rural, que se convierte en sostenedora política de los terratenientes expropiados, y por ende, soporte político de la naciente dictadura. Serán los alcaldes designados por la dictadura los que ejecutaran en la ciudades y pueblos del Sur Campesino Indígena, una práctica de represión sistemática que operará sobre la base de un gran debilitamiento y del desarrollo de políticas desarticuladoras de los grados de organización 64 Rosamel Millaman, entrevista artículo de Mauricio Buendía, Op Cit.

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colectiva de sindicalización campesino y cuando no, de represión sistemática utilizándolo aparato represivo.

Emergerá un tipo especial de institucionalidad pública, que ocupará el lugar dejado por la dominación política y cultural de las sociedades rurales pueblerinas y de los destruidos mecanismos de dominación latifundista. Esta institución reemplazará a lo largo de los 17 años de la dictadura, los mecanismos clientelares de relación de la sociedad rurales y campesina con las políticas públicas del estado y en esta nueva realidad sociológica, se rearticularan los factores de poder local en base a la personalidad de un jefe local, que con características de caudillo dictatorial, que con facultades delegadas de la institucionalidad estatal de de la ciudad primada regional, establecerá los nuevo arreglos políticos-institucionales mediante las cuales los territorios campesinos e indígenas, articularan sus sistemas de relación con el mundo global .

”…El miedo… también se replicaba en otras, en Panguipulli, Ercilla y Melipeuco - dice Caquilpan - hubo mucha represión llevada a cabo por milicos, pacos, Fach, dueños de fundo. La represión hacia nuestra gente fue terrible, los mataron en su propia casa. Y ahí quedó sola la señora o la hijita que vieron todo. Hay familias en Lautaro, por ejemplo, donde están desaparecidos 4 hijos. Se ensañaron con los mapuches. La tortura fue en presencia de la familia. A Juan Eleuterio Cheuquepan, que solo tenía 15 años, le quebraron los brazos y después se lo llevaron. Caquilpan tenía la misma edad para el golpe militar, pero ello no fue óbice para que lo detuvieran y tuviera que soportar "una fuerte tortura, a pesar de mi edad. Ahí uno se da más cuenta que nunca que el racismo existe. Te decían: además de revolucionario, soy indio. Y más te golpeaban".65

La convicción de pertenencia a algo mas profundo que la sola referencia a lo campesino, es una convicción sicosocial colectiva que transita y se reaviva con especial fuerza en este momento. En el fogón de la ruca mapuche, el comunitarismo de la memoria histórica se impulsa a cada instante, en el compás de la solidaridad del mate

“… hicimos cosas importantes a nivel campesino y poblacional. Caímos todos presos y el único que quedó acá fui yo, el resto salieron todos al exilio. Fue una opción personal, priorizando la relación con mi familia. Vivimos en la pobreza por décadas. Todo lo que ganaba iba a la alimentación de mis hermanos. Pero era natural, porque la solidaridad es cosa intrínseca en nuestro pueblo. Además de la pobreza, estuve firmando largo tiempo, sin poder salir de la región. Me expulsaron del liceo, no me admitieron más. No pude ingresar más a la enseñanza media. Solo el año 93, veinte años después, pude terminar mi educación…"66

Y el trípode poblador-estudiante-campesinoindigena, basamento de la primera resistencia comunitarista, comienza a desarrollar su lento pero inexorable proceso de conjunción. Los caminos se transitan hacia la expansión de la conciencia y enseguida hacia el

65 Ibidem Articulo66 Francisco Caquilpan, presidente de la Corporación de Comunicaciones Mapuche Xeg-Xeg, Articulo Op Cit.

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ayuntamiento de las identidades realmente existentes, por su presencia histórica genética

”…Rosamel Millaman…logró retornar a Concepción y a la universidad. Una vez allí, " empecé a dar un giro en mi compromiso político hacia lo mapuche. Al poco tiempo teníamos un centro de estudiantes mapuche. Esto se vincula también a los centros culturales mapuche que nacen acá en Temuko en 1979, luego de la aprobación de la ley indígena. En Concepción hicimos las semanas culturales mapuche, una de las actividades más masivas después del golpe. Cerca de 3 mil personas logramos reunir en el gimnasio de los curas al lado del regimiento. Todo esto a pesar que la represión era fuerte, de hecho, la CNI mató a un compañero del MIR haciéndolo explosar como una advertencia a todos nosotros. Pero el trabajo hacia las comunidades en Arauko, por ejemplo, se siguió haciendo igual, la organización mapuche continuó fortaleciéndose hasta que se realizó en 1980 el Congreso de los centros culturales mapuche en la ciudad de Temuko".También en esa fecha, Millaman fue elegido dirigente nacional de Ad -Mapu, una de las principales organizaciones indígenas de la época. Es más, es posible afirmar que es en estos centros culturales donde han de hallarse los gérmenes de la reorganización del movimiento mapuche y de su desvinculación paulatina con la forma tradicional de hacer política en Chile en la esfera de la problemática indígena. Es decir, una izquierda que se relacionaba con los pueblos y problemas indígenas a través de la militancia y, en muchos casos, a través de la imposición de sus políticas partidarias en desmedro de los Intereses reales de los pueblos originarios… Hoy existe un listado superior a los 200 militantes mapuche asesinados, ejecutados políticos y/o detenidos desaparecidos que refleja esta cruda realidad". No cabe duda que la violenta represión contra el pueblo mapuche tiene una innegable centralidad durante el período dictatorial…”67

La resistencia discurre por nuevos territorios. El desarrollismo de Frei y Allende, ha posibilitado que la Gobernabilidad del estado capitalista se extienda hacia los estudiantes pobres e indígenas y a pretexto de desarrollo y adquisición de gobernabilidad, corra el riesgo de “entregar educación” aun a riesgo de desarrollar conciencia constestaria al sistema. Es el caso de Millamán y otros, desde ese momento en adelante.68 No estará disponible la opción cooptadora del sistema, por cuanto la desnudez de los crímenes es evidente y la impunidad de los terratenientes se combina en la cotidianeidad social, con la grosería de la violencia sin resguardos ni miramientos.

Entonces, se constituye el núcleo de la resistencia “campesina” en torno a la resistencia del territorio originario mapuche. No habrá, de ahí en adelante, una presencia combativa “chilena” con características tales que llegue a colocar en peligros las gobernabilidades de pueblos y ciudades rurales. Una vez impuesto el orden total sobre la republica encomendera del siglo XX, en el campo seguirá existiendo el mismo núcleo resistente del siglo XVI: el pueblo mapuche. Solo que esta vez, por las mismas condiciones de

67 Ibidem , Op Cit68 Los gobierno de Frei y Allende desarrollaron un activo Programa de Becas por medio de la Junta Nacional de Auxilio escolar y Becas para estudiantes pobres e indígenas. El autor de estas líneas, recibió este tipo de Becas que pudo mantener hasta el año 1976.

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despliegue de la resistencia y de la sobrevivencia, tendrá que expandirse a nuevos territorios populares. Uno de ellos será el territorio del borde la ciudad encomendera, que atrae por las posibilidades hipotéticas de trabajo y por la capacidad eventual de obtener servicios negados de plano en el territorio originario, entre ellos, el de la educación. Se transita entonces a un nuevo territorio de despliegue de la resistencia comunitarista por la sobrevivencia, el de un hibrido territorio rurbano.

Este territorio se forma como un nuevo espacio territorial socio cultural y económico, que se forma en la fricción de los modos de asentamiento y producción del capitalismo en Chile, con los espacios tradicionalmente definidos como rurales o ruralizados, entre ellos los espacios de asentamiento y producción indígena. Esta fricción estaría conformando un espacio mezcla sinergetica de los clásicos componentes urbanos, que estarían avanzando sobre los espacios rurales y que en la forma de modernidad y empresa agroindustrial, rediseñarían una nueva fisonomía de los espacios intersticiales entre ciudad primada, ciudades intermedias y pueblos satélites del espacio nacional. Ello seria, un espacio rurbano, que es a veces virtual y que constituye una nueva frontera para entender la configuración original de las resistencia comunitaristas que se despliegan desde el campo y desde el territorio mapuche y que además, obliga a la constitución de un saber transdiscipinario para actuar en este nuevo espacio territorial y temático: el espacio rurbano.69

4. La Movilización Comunitarista Vecinal.

El 24 de octubre de 1989, en la Villa Nueva Lo Espejo, la sede del centro Comunitario del Servicio Evangélico del Desarrollo, empezó a llenarse de gente. Un poco expectante, los dirigentes de la Coordinadora de Pobladores, comenzaba a armar unas urnas de cartón y unos libros de firmas eran desempaquetados pòr los profesionales de apoyo al programa de democratización vecinal de la ONG del Sepade. Por alla grupos de estudiantes de Trabajo Social y miembros de un grupo juvenil se desplazaban por las esquinas repartiendo los panfletos llamando a democratizar la Junta de vecinos. A lo lejos, una camioneta con el logos del Depto de desarrollo comunitario de la Municipalidad de la Cisternas, se detenía a dos cuadras y se observaban miradas atentas. Se ha ganado el plebiscito del 88 y la oposición ha terminado por aceptar el itinerario de la Dictadura. La campaña de elecciones as presidente, llena las calles con afiches de Alywin y en algunos lugares, unas fotos de

69 Ver Alejandro Díaz, Apuntes para interpretar el Desarrollo Rural, Documento de Trabajo Seminario de Estado y Políticas Publicas, Doctorado en el estudio de las Sociedades Latinoamericanas, Universidad ARCIS, 1999, en www.alediaz.cl

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Buchi, el candidato del continuismo, tambien se despliegan en las calles centrales e gran avenida. En los municipios, siguen desplegando su poder los alcaldes designados por el Consejo de Desarrollo Comunal, organismo designado por las intendencias. Este sistema continuara hasta el año 1992, fecha en la cual se elegirán democráticamente concejales y estos al Alcalde.

Los pobladores han modificado su estrategia de enfrentamiento y han optado por la democratización de las Juntas de Vecinos. Al mediodía, ya se visualiza que la convocatoria es aceptada por los pobladores y el libro de firmad instalado en plana calle d 3ela Villa, lleva el registro de 3400 personas, mayores de 18 años, que han optado por elegir a sus dirigentes vecinales en forma directa y derogando pro abajo el decreto 349 de designación de los dirigentes. El final de la jornada es de alegría y los profesionales y dirigentes, además de estudiantes en practica de las Universidades, celebran los 5.400 sufragios emitidos para en la elección. La junta de vecinos se instalara, pasando por alto las normativas de la dictadura. Así se desarrollaba el proceso en todas las Comunas del país.

Para desplegar esta especie de táctica compensatoria, el movimiento de pobladores se desplegó las zonas interiores del país y allí se reconvirtió a sus fuentes comunitarias y vecinales. En el transcurso de este despliegue, las singularidades de resistencia en la universidad y en el campo, se encauzaron por una vertiente, que parecía viable y de efectiva visualización. Elegir a los dirigentes de la población. Y hacia allí confluyeron los restos de energía y sinergia social que se había desplegado en las protestas y en el llamado a sublevación del 86. El fracaso de año decisivo, había potenciado esta estrategia compensatoria. Y al parecer, movilizarse para votar, estaba al alcance de la disposición psicosocial de los pobladores. Y por allí caminaron. Algunos a regañadientes, por la aparente escasa combatividad de la alternativa. Otros, por volver a hacer los que habían hecho siempre en tiempo de populismo y desarrollismo en clave DC o UP. Tambien colaboraron los estudiantes. La sinergia comunitarista, se reunía en torno a un proceso de elecciones de dirigentes vecinales que se desarrollaría en casi todas las comunas del país. El proceso concluiría, después de la elección de Alywin, cunado los partidos políticos, se aprontaban a recoger la vieja red de los clientelismos ancestrales.

La Democratización de Juntas de vecinos.

Pero este proceso había tenido sus antecedentes previos. La integración de las vertientes de resistencia comunitarista, tanto en la Universidad (profesionales de la gestión social) como en la Población (dirigentes de protesta y rebelión reconvertidos a la comunidad vecinal), desarrollaron una “estrategia compensatoria”, cuando se sintió aplastada por la madeja transicional y esta fue el planteo de

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reformular una organicidad desde abajo en torno a la antigua Junta de Vecinos, creada por la Ley 16.880 de 1968. Los estudiantes de la movilización por protestas, habían confluido en las acciones de los pobladores y muchos de ellos se encontraban con los jóvenes pobladores, integrando estructuras paramilitares o accionando encuentro de estudiantes y pobladores. La educación popular, desarrollaba tambien acciones que circulaban como espacios de alternatividad académica de nuevo tipo. Eran este contexto y sobre todo después de de la derrota de 1986, el accionar de antiguos dirigentes establecieron la posibilidad hipotética de democratizar por abajo y por la vías de hecho y anular el decreto 349 de designación de los dirigentes vecinales, que había desplegado la dictadura. Era una posibilidad y surgía en el proceso evidentes de desplazamiento paulatino pero persistente de una estrategia insurrecional o irruptiva para la “jaula de Hierro” del 80. Un dirigente de esta propuesta vecinal d e rearticulación social, señalaba e 1988:

“…Yo quiero comenzar diciendo que esta idea o intención democratizadora de las Juntas de Vecinos, comenzó más o menos por alla el 85, en que algunos dirigentes de los pobladores, que habíamos estado en las capillas, que habíamos estado apoyando a los grupos de apoyo escolar, que habíamos estado en las ollas comunes, que organizamos a los comités de cesantes, empezamos a decir que deberíamos recuperar la junta de vecinos que estaban intervenidas, los dirigentes eran designados, las sedes sociales estaban cerradas, había un presidente que hacia todo y además era el recadero del alcalde…Por esa época comenzamos algunos dirigentes…me acuerdo de la población Yungay…de Viña de Mar…a plantear nuestra incorporación a la Junta de vecinos y desde dentro…democratizarlas. Se vivieron experiencias muy ricas…por ejemplo se pedía el cambio de los dirigentes designados y se elegían nuevos dirigentes que tambien serian designados…el intendente que ponía la firma al decreto 349, tenia que obedecer la voluntad de los pobladores…Así nos unimos varios dirigentes elegidos de esa manera …designados por el 349.Comenzamos a vivir en ese momento una intención de democratización…a demostrar que era posible democratizar…recuperar la junta de vecinos para los pobladores…Nos costo,,,nos trataron de amarillos…de entregados a los alcaldes. Sin embargo las juntas de vecinos que pudimos recuperar…se transformaron en pequeñas luces…La Yungay con su ambulancia, la primera ambulancia que tenia una Junta de vecinos,,,el Montijo con su policlínico…Viña del mar con sus semáforos…con los vecinos que se paraban en las calles…Así, el año 88, mas o menos treinta dirigentes vecinales reunidos en Santiago, con la participación de algunas provincias, formamos la Comisión Nacional de Junta de Vecinos Democratizadas…asumió como tarea principal la derogación del decreto ley 349…”70

La elección del 89 ha concluido y esta ha demostrado la prevalencía del movimiento de pinzas del estado capitalista: por un lado, una fuerte represión de la dictadura ha dejado exhausto a los resistencia en clave social o militar y por otro una fuerte coacción, que ha permitido desplegar la estrategia de la transición, con control

70 Enrique Nuñez, Dirigente Poblacional, Conferencia dictada en seminario Instituto de Ciencias Alejandro Lipchutz, Noviembre de 1990, citado en Hacia la Construccion de un Poder Democrático Comunal, Documento de Trabajo, Taller de Estudios Municipales, ICAL 1991

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direccional del capital transnacional, diseccionado por el departamento de estado norteamericano. Se ha consumado la estrategia pacifica” y el Estado puede volver a ser funcional a la acumulación en su fase neoliberal transicional. Para los pobladores y los partidos políticos que pretendían representar sus intereses políticos, la situación es de la mayor complejidad, por cuanto se tendrá que establecer un camino de resistencia en un tiempo de “democracia”, en donde la confrontación será estigmatizada como practica violentista en tiempo de democracia. Al respecto la Comisión de Pobladores del PC caracterizaba de la siguiente manera este cuadro:

“…La disputa hoy por un poder democrático comunal, amplio y participativo depende de que el pueblo juegue un rol protagónico…Impulsando, Desarrollando y dándole sentido reivindicativo al proceso de Democratización de las Juntas de Vecinos y de otras organizaciones sociales…Retomando la movilización y la lucha por la solución de los problemas que mas angustian al pueblo… Asumiendo de lleno, con este contenido de movilización y de democratización, la lucha por los Municipios democráticos… Esto derrotará las vacilaciones y el inmovilismo que pretenden sectores de centro y permitirá desplazar del movimiento poblacional a las fuerzas del continuismo derechista…”71

La situación parece desembocar de todas maneras a los viejos cauces de la eyección democrática que parecía estar patente en la memoria corta de los pobladores que habían construido sus poblaciones en el juego de la toma y de la negociación con intermediación de los partidos políticos populares o con la democracia Cristiana. Algo se eso se olía en el análisis del PC:

“…El nivel de lucha y organización de los pobladores se ha elevado, teniendo en cuenta la serie de deficiencias y retrasos que aquí se mencionan. Hay grandes posibilidades de poner en pie un movimiento poblacional poderoso debido a la conquista de espacios democráticos, a la permanencia de los graves problemas sociales y económicos que siguen aquejando a la gente y al entusiasmo del pueblo. Ello nos plantea a los comunistas un desafío muy urgente y que debemos asumir en todas partes. De lo contrario, otros sectores se pondrán a la cabeza para inmovilizar a los pobladores y desvirtuar su lucha allí donde no estemos; o bien, el movimiento de dispersara y perderá fuerzas…”72

Había vientos de inmovilización, pero parecía que la resistencia comunitarista quería jugar sus últimas cartas. Y las jugo, Y perdió nuevamente, Aparentemente. Pero la aparición de una nueva comprensión comunitarista parecía estar abriéndose paso y esta a lo menos daba cuenta de aspectos esenciales de la movilización social del bajo pueblo comunitario.

Primero, que la experiencia social acumulada en casi cuatro años de recuperación y democratización de las juntas de vecinos, hacia

71 Partido Comunista, Comisión Nacional de Pobladores, Informes Político, Mayo de 1990.72 Ibídem, Op Cit, el subrayado es nuestro.

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posible plantearse hoy día algunas interrogantes, respecto de los sentidos y objetivos que tendría esta organización de base social y popular, en el contexto de transición a la democracia.

Dos, que esta organización comunitarista u otra de base social y vecinal tendría capacidad, para acoger las diferentes experiencias de acción social colectiva existentes en determinados territorios vecinales, que van desde los grupos y organizaciones de carácter reivindicativo político hasta los grupos de corte comunitario o religioso, pareciendo que en el ejercicio de este rol aglutinador y coordinador, se jugaba parte del futuro social de la junta de vecinos, a riesgo de convertirse en una cáscara institucional, esta vez, del territorio vecinal.

Tres, que sería vital el tipo de ambiente institucional con el cual se relacionaran las juntas de vecinos, que acotados por la institución o instancias gubernamentales, señalaran una diversidad de modos de relación, a partir de la cual, la relación Estado-Actor (junta de vecinos) puede sufrir alteraciones perversas que pueden traducirse en clientelismo caudillismo y colaboracionismo para-estatal.

Cuatro, que el sentido estratégico, que podría adquirir la constitución de un Movimiento de Juntas de Vecinos, que traspasando las fronteras de los espacios del territorio y comuna, se atrevieran a identificarse con sus copartícipes de este proceso, en una dimensión provincial, regional o nacional. En este sentido la interrogante de ese momento apuntaba a señalar en torno, de qué sentidos articuladores, ideas fuerzas o utopías se podría aglutinar un movimiento nacional que rescate la noción de vecino, en una noción mas amplia que la de poblador, y dimensión en torno a este sujeto social en construcción, un conjunto de demandas; reivindicaciones, anhelos y aspiraciones que se relacionan con su derecho al consumo y su derecho a vivir en una ciudad habitable.

Quinto, que estando en juego el viejo tema de la participación era preciso dotar a este concepto de una perspectiva popular, en donde lo popular no restringe, si no que amplía el campo de alianzas y relaciones de un Movimiento Vecinal. Y en esa ampliación para integrar todo lo popular, debería recuperar desde una nueva perspectiva, una concepción de ciudadanía, que supere cualitativamente, la concepción individualista liberal burguesa que nos acompaña desde la revolución francesa.

Sexto, que la recreación y asignación de nuevos contenidos al concepto de ciudadanía debe significar necesariamente una recreación del Estado de Derecho en una democracia real y no solo formal, en una democracia sustantiva que permita el cambio social y la constitución de diversos sujetos políticos con capacidad de interlocución local y nacional.

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Séptimo, que una organización de carácter comunitarista debía devolver el carácter colectivo a la satisfacción de necesidades básicas para un pleno ejercicio de acceso a un bienestar social, y por ello convirtiéndose en objetivos centrales de las juntas de vecinos. Al tratamiento individual, caso a caso de los problemas sociales, la organización social debe oponer una concepción colectiva de los derechos sociales de los ciudadanos que dependan simplemente del atributo de ciudadanía residencia y participación en el colectivo que demanda determinadas medidas de bienestar social.

Octavo, que la posibilidad de establecer una identidad de ciudadanía, requiere de condiciones ambientales que permitan restablecer formas de relación social, ausentes de autoritarismo, represión, cooptación o clientelismo y que ello solo se lograría, si se construyen “ambientes vecinales”, comunales, provinciales, regionales y nacionales de pleno respeto a los derechos civiles de los ciudadanos.73

Y todas estas reflexiones que se expresaban en la conjunción sinérgica de los aparatos profesionales orgánicos de Ong democráticas (todavía) y de los dirigentes de pobladores vecinales, no era poco. Pero era mucho para la transición democrática que se aprontaba a iniciar la concertación. Y por ello que el desarrollo de un Congreso de Juntas de Vecinos, con protagonismo de estas y de las ONG que aportaban los recursos, independiente del Estado y de su recién inaugurada Dirección de Organizaciones Sociales (DOS), era una posibilidad subversiva de la normalidad democrática y de las condiciones pacificas que esta debía tener. Había que contenerlo. Y lo hizo. En el año 1991, en forma premonitoria la transición democrática demostraría precozmente, lo que después seria su plena adultez: su invariable capacidad para contener la reactividad popular. Esta vez en clave vecinal comunitaria.

73 Al respecto, y mas extensamente una recopilación de estas propuestas programáticas para una nueva Junta de Vecinos en Alejandro Díaz, Juntas de Vecinos y Derechos de Ciudadanía, Documento de Trabajo, Servicio Evangélico para el Desarrollo, 1991.

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El Congreso de Juntas de Vecinos del año 91.

La foto muestra el acto inaugural de este Congreso, que surgido desde la nada y solo con el apoyo de los equipos poblacionales de profesionales de apoyo al movimiento de pobladores, se planteaban un lugar de protesta orgánica, de la sinergia social desplegada durante la dictadura. Algunos no querían estar ausentes y otros no querían estar.

Atilio Gaete, dirigente de junta de vecinos de la Población malaquias Concha de la Granja, inauguraba el Congreso señalando:

“Compañeros, vecinos, amigos, invitados y delegados del Congreso, tanto titulares como fraternales, reciban el saludo de la Comisión Nacional de Juntas de Vecinos Democratizadas, de la Comisión Organizadora de este II Congreso y de los equipos operativos de Santiago y Viña del Mar, que han trabajado abnegadamente para asegurar el éxito de este importante torneo vecinal...Tal como lo señala el reglamento, este es un Congreso de Juntas de vecinos y Uniones Comunales democratizadas...“En este evento participan delegados titulares y fraternos, tenemos la presencia de delegados de las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales desde Arica a Punta Arenas…Contamos con el invalorable apoyo y cooperación de las organizaciones no gubernamentales SEPADE, QUERCUM, PAS, CORDILLERA, KAIROS, SOINDE, ECO, JUNDEP, CESOC, PRED, IGNACIO ELLACURIA, TIJERAL, CIDE, CRP, PEHUEN, CANELO DE NOS, FUNDACIÓN FRIEDRICH EBERT. A sus representantes nuestros más sinceros agradecimientos...Este es un Congreso que cuenta con la convocatoria de todas las organizaciones que de

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una u otra manera están vinculadas al mundo social y poblacional. Es así como en la preparación de este Congreso, han participado de una manera franca y leal, la Coordinadora Metropolitana de Pobladores (METRO), Coordinadora Metropolitana de Dirigentes de Juntas de Vecinos (COMEDEJ), Pobladores Unidos de Chile, Movimiento Poblacional Pedro Aguirre Cerda y Comisión Nacional de Juntas de Vecinos Democratizadas y de diferentes Uniones Comunales del país...”74

La presencia y articulación de pobladores en un número cercano a los 1.1000 participantes expresaba la potencialidad que había logrado reunir la democratización por debajo de un organismo de base social. La presencia política, evidenciaba sin lugar a dudas, la importancia de estar presente en una movilidad social, que no estaba claro cual podría ser su despliegue. La presentación inaugural de Gaete, dejaba a las claras, que estando presente la convocatoria del Partido Comunista, no por ello se invalidaba la presencia de cientos de delegados que respondían fielmente a la necesidad de evidenciar sus aspiraciones democráticas y comunitarias.

Además, se sentaba el hecho de la participación de un actor profesional, que deambulando por la interioridad de las ONG, se había ligado estrechamente a la condición estratégica de ser poblador en el 74 II Congreso Nacional de Juntas de Vecinos Democratizadas, Viña del Mar, 31 mayo al 2 junio 1991, Conclusiones y Comentarios, Alejandro Díaz y Cecilia Díaz, Editores, Pag. 12.

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territorio de Santiago. La larga lista enumerativa de esas instituciones, daba cuenta de un apoyo “internacional” allí corporizado. ¿Que otras cosas decía Gaete y con ello una buena parte de los pobladores movilizados de la ultima década?

“…En nuestro trabajo en las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales creemos que debemos poner énfasis en lo social… nos une la realidad, los problemas y legitimas aspiraciones que todos organizadamente debemos resolver. Por lo tanto consideramos que el movimiento social y poblacional debe ser independiente de todos los partidos políticos, y de todos los gobiernos. En su independencia reside la razón de su fuerza…llegar a la realización de este II Congreso no fue fácil. Diversas dificultades tuvimos que vencer, sobre todo desde el punto de vista económico...Recordemos que a petición de las autoridades del gobierno, este congreso fue suspendido en dos oportunidades, ocasionándonos un serio perjuicio y no se respondió por los costos de esas postergaciones. Hay documentos firmados al respecto...Sin embargo, a pesar de las dificultades, hemos salido adelante, y la presencia de Ustedes así lo demuestra. Las delegaciones de diversas Uniones Comunales, han realizado actos económicos, han solicitado apoyo a sus municipalidades, han vendido bonos de cooperación, han hecho colectas, de una u otra manera están aquí presentes, esto es de extraordinario valor. Es un verdadero merito pues han sido los vecinos, pobladores, los que han contribuido a financiar este su Congreso...”75

El largo y pesado brazo de la gobernabilidad de la transición había comenzado a operar. Las invariables esperanzas de democratización real del país anidaban en no pocas voluntades, pero ya los signos que gaete se apresura a denunciar eran evidencia clara de las acciones de pasillo que la direcciones de organizaciones sociales, desarrollaba para neutralizar la emergencia de una actor que no estaba contemplado para nada en la mesa de la democracia de baja intensidad que planificaba la concertación.

“…Este Congreso se realiza como una necesidad; las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales tienen mucho que decir con respecto a su realidad, a sus éxitos, a sus dificultades, a los numerosos problemas que cada una de las Unidades Vecinales (territorios) y Comunas tenemos, así como los obstáculos que en el proceso democratizador vamos encontrando y que sabremos superar...Es así como entre un primer Congreso que se realizó en febrero de 1990 y el actual, luego de un periodo de un año y tres meses, vemos que la cantidad de Juntas de Vecinos y Uniones Comunales democratizadas ha tenido un enorme salto. En el primer Congreso participaron 272 delegados y no había más de 150 Juntas de Vecinos, y sólo una Unión Comunal democratizada. Este es un importante momento para la realización del II Congreso. En 15 meses han aumentado enormemente las organizaciones vecinales democratizadas y creemos que en este Congreso se debe formar y elegir democráticamente una nueva organización unitaria con dirigentes que cuenten con el apoyo y el respaldo de las bases del país...”76

75 II Congreso Op Cit. Pág. 1476 II Congreso Op Cit. Pag. 15, Op Cit., el subrayado es nuestro.

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Esa organización unitaria de base poblacional, resumidero en buenas cuentas de un largo deambular histórico de campesinos, peones labradores, proletarios pobladores y vecinos, no era un actor bienvenido en su dimensión colectiva. Solo podría estar presente en la calidad difusa de gente y por medio de la larga hilera de demandantes individuales, pero nunca en su dimensión colectiva. Tenían un vago parecido y recordaban a aquellos “rotos” del siglo XIX y mal que mal, ellos habían sido contenidos siempre por los “caballeritos”, abuelos o bis abuelos de los que en ese momento se instalaban en la Moneda. La memoria sicosocial de clases parecía operar a modo de cerebelo genético racial para aceptar o no aceptar invitados a la mesa siempre pequeña de la distribución social de la riqueza social. Y no había que olvidar que había que ser cuidadoso y ponderado por cuanto a unas cuadras de “la Moneda”, estaba el “Diego Portales”, el edificio, con la sombra ominosa de Pinochet en el traje portaliano que se autoimpuso como modelo “teórico-intelectual”. Y este y sus amanuenses de entonces estaban vivitos y coleando, para desarmar las posibilidades contestarias de este actor:

“Actualmente el Poder Ejecutivo, envió un proyecto de una nueva Ley de Junta de Vecinos, muy superior en contenido a la actual. Principalmente en lo que se refiere a que exista una sola Junta de Vecinos por unidad vecinal y una sola Unión Comunal por comuna. Sin embargo, esta forma de organización tan sentida y necesaria para tener éxito en nuestras demandas, derechos y obligaciones, se ha visto frustrada por la actitud de 31 diputados pertenecientes a los partidos Renovación Nacional y la Unión Democrática Independiente, que, recurrieron al Tribunal Constitucional y éste, en un fallo insólito, ha declarado inconstitucionales diferentes artículos del Proyecto. No aceptaremos que burdamente en nombre de la “libre asociación” se pretenda debilitar y dividir a las organizaciones vecinales y se afecte la participación de las Juntas de Vecinos y las Uniones Comunales. La participación real de las organizaciones vecinales, es una herramienta necesaria para contribuir y acelerar el proceso democrático en el país. El propósito de la mayoría de los dirigentes sociales, en el sentido de que la vida democrática se desarrolle con la participación e interlocución de organizaciones sociales amplias, pluralistas, democráticas y con poder de convocatoria ha sido anulado por un acuerdo político...”77

La constitución del 80, estaba comenzando a rendir excelentes dividendos en el mercado social de acciones. Los socios mayoritarios de este mercado, imponían un directorio y las gerencias respectivas y la “producción social de la realidad” debía estar diseminada en miles de poros, atomizados y esperpénticos en su accionar. Por ello, debían surgir miles de expresiones sin posibilidad de coordinación y disponible para el clientelismo multiespacial y temático, provenientes del Estado y del Mercado. Nada que reprodujera la necesidad de la coordinación de la sinergia social bajo un mismo territorio o bajo un mismo techo. La memoria histórica del “patriciado”, tenia recuerdos de las mancomunales y de los sindicatos y de los colegios electorales de la Municipalidad de Valparaíso, cuando la Comuna Autónoma o de

77 II Congreso Op Cit. Pag. 16, Op Cit.

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los cercanos sindicatos campesinos o Tomas de terreno con territorios liberados. Nada de eso debía ser de nuevo posible. Entonces había que ser cuidadoso. Y lo fueron. Hasta el día de hoy. Y Gaete lo advertía:

“…Estamos ante una situación difícil y complicada. Se quiere hacer de las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales, organizaciones sociales amorfas, sin contenido, disminuidas, politizadas, atomizadas y débiles. Esto no lo podemos aceptar. Este Congreso debe tomar resoluciones efectivas en defensa de la Organización. Estamos seguros de tener la razón y con ella debemos iniciar desde ya una gran movilización nacional, por hacer más numerosas, más organizadas, más pluralistas, más cohesionadas, más luchadoras, más democráticas todas las organizaciones sociales...”78

Repitamos…“Organizaciones sociales amorfas, sin contenido, disminuidas, politizadas, atomizadas y débiles…” Todos los 15 años posteriores de organización social, retratados en esta seca y lapidaria precognición política y social.

Y desde las palabras iniciales se prefiguraba las ideas de poder comunitario que se debían articularse en los intentos de democratización. No era poco:

“…Que se amplíe el Fuero Laboral a todos los dirigentes vecinales… una subvención anual para el funcionamiento de las Uniones Comunales…opinión de los propios vecinos en la determinación de las unidades vecinales. Terminar con la pena aflictiva que se aplica a los presos políticos inhabilitándolos para ser elegidos dirigentes, lo que discrimina a quienes lucharon contra la dictadura... derecho de las JJ.VV y UC de participar en el debate y aprobación del presupuesto municipal…Distribución del Fondo de Desarrollo Regional, en la asignación de subsidios y asignaciones municipales…derecho de las JJ.VV de elegir directamente sus representantes al CESCO…derecho a convocar a plebiscitos comunales abiertos y con carácter resolutivo…establecer los Consejos de Salud y Educación en cada comuna … El derecho a fiscalizar la correcta aplicación de las funciones municipales…participar y decidir en el proceso de otorgamiento de patentes de bebidas alcohólicas y a organizar los comités de Defensa de las Personas y la Familia…Comités de Defensa del Consumidor con una clara orientación antimonopólica...”79

Al parecer, desde los territorio populares de las tomas, hasta la democratización con sentido de desarrollo local y las alianzas con profesionales estudiantes, la capacidad organiza intelectual del movimiento comunitarista de base poblacional o vecinal, había desarrollado una capacidad de conciencia colectiva respecto de sus necesidades para participar en la ciudad. No eran balbuceos inconexos. De allí el peligro que se avizoraba en la insegurizada tecnocracia estatal concertacionista. Este no era un actor que pudiera

78 II Congreso Op Cit. Pag. 17, Op Cit.

79 Ibidem, Pag 18.

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ser operable desde los necesarias y pacificas politicas de la concertación. La autopercepcion de fuerza era clara y evidente:

“Pretendemos avanzar… como Uds. saben, el Proyecto de Ley sobre la materia limita el techo de la organización sólo hasta la Comuna con la Unión Comunal. Y ¿qué pasa en la provincia, en la región y a nivel nacional?. En ese sentido la Ley dictada en 1968 interpretaba más y mejor la organización poblacional. Creemos que el ejemplo dado en la provincia de Concepción, al reunirse y crear el Consejo Provisional de Uniones Comunales…es el camino correcto…e a nivel regional también puede estructurarse una… Federación Regional. A nivel nacional se debería contar con un ente orgánico generado democráticamente y participativamente, y cuyo nombre proponemos que sea una de las materias que resuelva este II Congreso...”80

Y ahi estaba claramente expresada la idea mas peligrosa para la estabilidad de la transición made in EE.UU”: la emergencia de una articulación que reuniera los disperso de las comunidades vecinales…que asumiera la representatividad reivindicativa de los hasta ayer malentretenidos. Había que pararlo y lo pararon.

Pero antes los delegados de Arica y otros de Punta Arenas, como los de Puerto Montt o Valdivia expresaron lo que habían venido a decir. Y lo dijeron fuerte y claro. Los papeles dispersos, que no alcanzaron a ser discutidos en las resoluciones, se diseminaron por las carpetas de cada uno de los delegados. Cada comisión discutió los temas a los cuales habían sido llamados. ¿Y que dijeron estos delegados? Sus demandas históricas. Aquellas que habían estado rumiando, desde mucho antes de la Dictadura y que en numerosas ocasiones habían quedado traspapeladas. Desde 1924 con la Asamblea del Pueblo o antes con las demandas habitacionales. Que habían de seguir diferentes cursos, por arriba por el municipio o por abajo con las tomas de terreno. Ni por arriba ni por abajo habían conseguido la institucionalidad democrática. Ahora nuevamente lo demandaban y acometieron la tarea en un Liceo de Viña de Mar, facilitado por el recién designado Alcalde democrático de esa ciudad.

“…Aspiramos a que la mayor parte del poder regional sea generado directamente por la gente y que la participación social tenga un carácter resolutivo. Que este signifique mayores posibilidades para el desarrollo autónomo de las regiones, dentro del Estado Unitario chileno. Así también, que el pueblo incida en los cambios sociales y en la política democrática de desarrollo regional, en las que se articulen los sectores públicos y privados, y que se tenga en cuenta la debida autonomía comunal...La regionalización requiere de una reflexión más a fondo, colocando en primera línea los intereses populares y la profundización de la democracia…Proponemos al Congreso la elaboración de una plataforma en la que estén consideradas las grandes demandas del numeroso sector poblacional...Que este documento sea complementado con las demandas propias de cada Junta de Vecinos, de cada Unión Comunal y de las organizaciones provinciales y regionales…que sea el

80 II Congreso Op Cit. Pag. 19, Op Cit.

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Documento Madre por el cual nos guiemos en la lucha por una vida mejor a la que tenemos derecho todos los vecinos…”81

¿Y que se aprobó? Por cada sala de clases, se desarrollaron sábado y domingo los encuentros, que ya eran parte del aprendizaje democrático de los pobladores. Durante bastante tiempo, habían estado aumentando la regularidad de los ejercicios de asambleas y de discusión en grupos. No pocos habían transitado por los caminos de la educación popular by las discusiones, desplegaban nuevas formas y recursos pedagógicos para valorar las autonomías y dignidades personales y colectivas. Evidentemente, algo mas alla del mero recursos a la asamblea, estaba ya presente en la sinergia grupal comunitarista que se desplegaba en esas reuniones. Mas aca de populismos y grandes alamedas”, la sinergia social, educada en identidad popular, se hacia presente en no pocos procesos de sedimentación de educación popular y educación de nuevas radicalidades educativas.

Primero, que la participación social es una construcción de toda la ciudadanía, con la más amplia y plural participación de la ciudadanía vecinal. Y que esta participación es una contribución ciudadana la proceso de democratización, tarea aún pendiente en los ámbitos locales y se discutió ampliamente la necesidad de dimensionar adecuadamente la noción del territorio vecinal, como el espacio de vida colectiva y cotidiana susceptible de potenciar un concepto amplio de participación social, que se exprese en un espacio de descentralización organizada hacia el interior del territorio vecinal. Estaba presente, por tanto, la cotidianeidad del territorio como el único lugar disponible que habían tenido los pobladores como verdadero refugio. Allí se realizo el valor social de la participación. Y allí debe desarrollarse y asumirse la democratización como un proceso vital, capaz de retomar la experiencia histórica y democrática de las Juntas de Vecinos, con autonomía e independencia, con educación e identidad.Dos, que la comuna es el lugar clave para la democratización y que el proceso democratizador-que emerge a nivel de barrios, una de cuyas expresiones más importantes ha sido la democratización de Juntas de Vecinos- mantiene una “asincronía” con la institucionalidad municipal continuistas del régimen militar. Y que por tanto, desde esta institucionalidad debería desarrollarse la constitución y diseño de un sistema de participación ciudadana, que permita la elección de autoridades y contemple mecanismos de decisión en la planificación y ejecución de las actividades municipales. La comuna democrática, a través de sus representantes, debería conocer y sancionar el estado político, económico y social de la comuna y el desarrollo de sus planificaciones.

81 II Congreso Op Cit. Pag. 19, Op Cit.

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Tres, que el medio ambiente invita a pensar los problemas ambientales como problemas de derecho, ante los cuales los ciudadanos, como sujetos activos de una sociedad civil, podían presionar por una legislación en torno a ellos. Considerarlos como derechos del pueblo por los cuales exigir respeto. Y que el tema pone relieve a la responsabilidad del individuo en el deterioro ambiental, en cuanto consumidor y productor de basura e invita a una reflexión desde una perspectiva micro, a la solución de este problema. Problema que debe discutir la organización vecinal, la organización local, para convocar desde una perspectiva de vecindad a una estrategia que motive al sujeto a tomar conciencia frente al problema.

Y que además es de por si evidente que el tema del deterioro ambiental, es producto de un sistema económico que prioriza el crecimiento a costa de la indiscriminada explotación de materias primas. Versus un crecimiento sustentable, que permita un desarrollo más participativo y respetuoso de los recursos no renovables y la calidad de vida. Y Frente a ello se cuestiona el papel protagónico del movimiento popular en cuanto a organización responsable; en cuanto trabajador, vecino, y actor local, de la situación denunciada. Y sobre todo como organización y entidad política que tiene derecho frente al desarrollo local.

Cuatro, la gran pregunta es por la calidad y pertinencia de la vinculación de la organización vecinal con la participación de los actores sociales más marginados del quehacer vecinal como son los jóvenes, las mujeres y la tercera edad Se reconoce ampliamente que los sectores populares urbanos fue uno de los más golpeados en tiempos de dictadura y que los cambios económicos, sociales y políticos vividos en las últimas décadas, han provocado profundos cambios y búsquedas en las identidades populares. Ello ha sido particularmente perceptible entre las mujeres y los jóvenes, que puestos ante una situación social nueva han protagonizado diversas iniciativas organizativas. Y que todo esto es expresivo de la capacidad del pueblo, para gestar autónomamente organizaciones y movimientos sociales de diversa naturaleza. Y que conforme con ello, es necesario reconocer algunos activos de sabiduría social respecto de nuestros modos de “realizar organización:- La participación es siempre más un hecho práctico que legal, la organización popular, entre nosotros, siempre ha sido más una iniciativa social de base que la acción institucionalizada del Estado, y que la participación debe ser entonces protagónica, so pena de convertirse en un actor formal, compartiendo una noción de democratización que recoja las formas democráticas tradicionales (elección directa de representantes) y las formas que surgen de la organización social (reconocimiento y participación activa de las organizaciones populares en el gobierno local),entendiendo que la participación social popular no avanzará significativamente sino reconocemos a los diversos sujetos populares, con sus particularidades y si al mismo tiempo no compartimos un

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proyecto de democratización comunal, que asegure la participación protagónica de los diversos grupos populares.

Cinco, reconocer que las aspiraciones nacionales de democratización, participación y mayor justicia social, no sólo puedan tener una expresión a institucionalización a nivel del país en su conjunto, sino que requieran de una expresión regional y local como único mecanismo para hacerlas estables y que incluyan a todos los habitantes del país. Ello amerita la existencia movimientos regionales, que reivindiquen el cese de las desigualdades de distribución nacional de recursos humanos, financieros y de infraestructura. Esto puede tener profundas repercusiones positivas hacia el interior de los espacios subnacionales. Se plantea que las condiciones para un desarrollo regional que pasa por construir un creciente proceso de autonomía en las decisiones para la región, por establecer capacidad de capacitación y reinversión del excedente económico regional, por una mejoría sistemática de la distribución del ingreso per cápita al interior de la región. Y en definitiva por crear una cierta identidad regional que establece mecanismos formales de participación política, en donde se desarrolle una conciencia respecto de los estilos de desarrollo, acordes a los patrones culturales del territorio.En este cuadro, se propone que la junta de vecinos, siendo sostenedoras de una participación es base, deberían estar disponibles para la elaboración de las políticas regionales. Para este efecto se propone el reconocimiento de las dimensiones provinciales, regionales y sectoriales de las organizaciones vecinales; generar una institucionalidad que permita a la Junta de Vecinos la formulación de propuestas de desarrollo local y regional, posibilitando los instrumentos técnicos y financieros para el ejercicio de tal acción.

Seis, que las politicas sociales de más alto impacto en los pobladores, por sus condiciones deficitarias estas referidas a educación, salud y vivienda.

La primera, tiene las limitaciones que dicen relación con la herencia jurídica legal que proviene de la dictadura, relativo a la municipalización y privatización de la educación que incapacita al Ministerio de Educación, para realizar o implementar directamente programas educacionales, otorgándoselo sólo derecho a ejercer funciones de supervisión y control técnico-pedagógico. Además de la limitación que proviene de la incapacidad de cambio y remoción de funcionarios, lo que implica mantener una planta de personal inamovible y muchas veces desafecta de los principios y postulados de las nuevas orientaciones de la política educacional. Y ello amerita

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que la participación ciudadana debería revertir la tendencia actual a dejar en manos de las autoridades y profesionales de la educación, los problemas del sector. Para ello deberían operar dos condiciones generales: la primera, que las organizaciones sociales consideren que es un legítimo campo de acción y la segunda, que se construyan los espacios institucionales en las propias organizaciones y en el Estado, que hagan posible tal participación.

La segunda, salud, es parte de un modelo autoritario, que deposita el saber y la gestión, en forma exclusiva en los técnicos. Desde esta perspectiva, se plantea que la municipalización de los servicios del nivel primario puede permitir espacios de utilización por medio “grupos de salud” que en diferentes periodos de la historia reciente del país, han desarrollado variadas experiencias de participación popular en salud, que permiten una sólida base de sustentación para proponerse futuras experiencias de gestión y participación.

Y finalmente, que en vivienda se desarrolle un cambio profundo en la Ley General de Construcciones, desarrollándose las fiscalizaciones de los pobladores y de las Juntas de Vecinos y Uniones Comunales con el SERPLAC y el SERVIU, los que deben súpervigilar la calidad de las viviendas, ubicando las nuevas viviendas ser dentro de la comuna de los futuros asignatarios, desarrollándose una política de solidaridad con los allegados y con las tomas de terrenos como una acción legitima

Estas conclusiones ¿eran la expresión de politizados dirigentes, representantes o militantes de partidos políticos de izquierda o DC? ¿Eran la expresión legítima de un cierto comunitarismo emergente al inicio d e a transición democrática o bien era la simple y pura correa de transmisión de unos mefistofélicos partidos políticos populares que no habían aprendido a hacer la nueva política y que estaban anclados en el pasado reivindicativo populista-desarrollista? Sobre todo cuando desde los sectores de la renovación socialista o social demócrata, se planteaba la necesidad de una “nueva forma de hacer política”. Que por lo demás esta critica a la instrumentalizacion política de la organización social tambien tenía otro filo:

“…Según esta, la participación popular, y los sectores sociales que la alimentan, solo podrían ejercer protagonismo, si estos sectores eran capaces de despojarse de las formas tradicionales de “hacer política” y que accederían a una nueva forma mediante un aprendizaje nuevo, con metodologías democráticas y participativas. Y solo seria posible mediante la acción de partidos nuevos y renovados. Una tesis, que teniendo atractivos teóricos, cabalgaba, sin embargo, con un jinete que repartía descalificaciones a la relación sectores populares y partidos populares de izquierda. Algo de eso, todavía esta presente en la critica actual a la “politización” de las juntas de vecinos…”82

Probablemente, el intento se separar estas dos fenómenos, sea un problema insoluble. Esta claro que el discurso socialdemócrata al

82 Alejandro Díaz, Junta de vecinos y Derechos de Ciudadanía, Op Cit. Pág. 14

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inicio de la transición rindió sus frutos y fue eficaz y productivo. El final de esta congreso, se abatió por la pugna y la manipulación de fuerzas oscuras digitadas desde la interioridad de la DOS del gobierno concertacionista. Según otros desde la interioridad de la Comisión Política del PC.

Como era de esperarse, al inicio de la transición (larga y profunda) que ya dura 16 años, se enfrentaron una vez más, la juridicidad del Estado y la historicidad popular desde abajo y desde dentro. Al parecer, finalmente la juridicidad, logró, aparentemente, domesticar los movimientos díscolos del bajo pueblo vecinal y someterlo a la lógica de os fondos concursables y fondos de desarrollo vecinal. Aunque nunca se sabe.83

Las Movilizaciones inconclusas y pendientes.

Y al igual que ayer, la actividad volcánica del bajo pueblo campesino, peonal, mancomunero, proletario, poblador o vecinal, nunca se sabe por donde emergerá. Y menos por donde, por cuales cursos discurrirá. Las lagunas de contención serán eficaces para disminuir potencialidad o serán abiertos nuevos cursos de acción para sorpresa de los tecnócratas gestionadores de la participación mediante los cuasi mercados participativos.Hoy día, parecen ser tan fuertes y potentes las unas (lagunas de contención) como los otros(los nuevos cursos de derrame). Aparentemente las fotografías de la coptacion tecnocrática, vía fondos concursables como la movilización disruptiva, se disputan palmo a palmo el terreno. Así informaba un artículo en Internet en julio del 2005 la actividad de las juntas de vecinos:

“…Hay 358 uniones comunales de juntas de vecinos... En Vallenar, por ejemplo, hay 49 juntas de vecinos urbanas y 15 rurales”, enumera Jorge Seleme, presidente de Confederación Nacional de Uniones Comunales de Juntas de Vecinos (Confuch)…Considerando estas cifras, parece claro que, a pesar de la premura de los tiempos actuales y el individualismo imperante, las personas se agrupan por un fin común, sobre todo cuando afecta directamente al entorno en el que viven, como el caso de estas organizaciones territoriales. Una muestra de su vigencia, es el Octavo Congreso Nacional de Uniones Comunales que se celebrará en Puerto Montt los días 21, 22 y 23 de julio, oportunidad en la que esperan asistan cerca de 450 dirigentes a nivel nacional, según su presidente, para reflexionar sobre su quehacer y delinear los próximos pasos a seguir…Pero los recursos con los que cuentan las juntas de vecinos y las organizaciones comunitarias regionales muchas veces son limitados. Rifas, bingos, fiestas, completadas y actos sociales o culturales, no bastan para llevar a cabo todas las actividades

83 Por informaciones de prensa, se advierte que las Juntas de vecinos han realizado su Octavo Congreso Vecinal y al parecer sus dirigencia nacionales, refrendan el aparato de proyectos y conceptualización de participación de la Concertación y de la DOS, con voluntarios, fondos y programa puente.

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que requiere la localidad y, sobre todo, para fortalecerse internamente como organización…Para esto, el Estado cuenta con una serie de fondos concursables a los que pueden acceder a través de proyectos. Pero, en su mayoría, estos fondos están enfocados a temáticas e intereses acotados, es decir, financian ciertas áreas de desarrollo o investigación, dejando de lado el fortalecimiento de la gestión de las propias organizaciones que los ejecutan. Recursos que, si bien son útiles y cumplen objetivos, han sido criticados por parte de las organizaciones sociales porque consideran que las atomiza, les imponen temas y las desperfilan…”84

Quince años después. El 8vo congreso de juntas de vecinos se aprontaban a debatir las formas de financiamiento y a denunciar (tímidamente) la operatividad de los fondos concursables. Quince años de transición y la presencia nacional de una confederación de pobladores, mediante uniones comunales, ya no parecía ser un peligro para la estabilidad democrática. Los fondos concursables y la disputa por los recursos parecían haber logrado implacablemente sus objetivos. ¿Qué decíamos en los inicios del año2000 respecto de estos fondos concursables?

“…Uno de los mecanismos profusamente utilizados en los mecanismos de implementación de políticas sociales es la configuración de cuasi mercados, que aparecen como la solución técnica óptima mediante los cuales el Estado posibilita una metodología descentralizada económicamente para actuar en el desarrollo social. Esta especial configuración de provisión descentralizada de servicios sociales que son catalogados de servicios y bienes finales, ha desembocado en la experiencia chilena en la aparición de un especial fenómeno según el cual las instituciones publicas construyen fondos de acceso restringido de servicios sociales, utilizando el mecanismos de fondos concursables, que colocados en la oferta publica de la institucionalidad social del estado permite a un numero restringido de organismos sociales, competir por recursos siempre escasos. Tal mecanismo se ve complementado por la creación de listas de “proveedores sociales”, que en su mayoría siendo originalmente ONG, han devenido en instrumentos operativos de ejecución de las políticas… En estas condiciones el Cuasi Mercado Chileno de Servicios Sociales se configura como una Estrategia pretendidamente aséptica con la cual la transición chilena se “hace cargo de la promoción social, desarrollo social, pobreza, exclusión e integración”. Tal mecanismo es una operación de descentralización económica, aplicada, se supone, según las orientaciones del FMI Y BM al Ministerio de Hacienda nacional. Tal procedimiento se desarrolla en forma creciente, sin cuestionamientos de los actores sociales y de la propia institucionalidad de la sociedad civil….”85

Inconcientes ¿o concientes? de este proceso, el artículo periodístico sigue señalando la siguiente conducta de los dirigentes vecinales actuales:

84 Sohad Houssein, Organizaciones territoriales y recursos estatales: La participación comienza en casa, publicado el 27-07-2005 en Internet www.terram.cl

85 Para una definición más amplia de esta operación de las politicas neoliberales ver Cuasi Mercados de Participación…casi participación, Documento de Trabajo Seminario Doctorado en el estudio de las Sociedades latinoamericanas, Alejandro Díaz, 2002, en www.alediaz.cl

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“… Llegaron hasta el Presidente Lagos y, finalmente, se creó el Fondo de Desarrollo de la Sociedad Civil del Ministerio de la Secretaría General de Gobierno, que es ejecutado por la División de Organizaciones Sociales (D.O.S.)…Se puede participar en este Fondo como titular o como ejecutor. El titular sólo pueden ser organizaciones de interés público (…) que son las juntas de vecinos y las organizaciones comunitarias funcionales, las organizaciones que son asociaciones o comunidades indígenas y las corporaciones y fundaciones que realizan trabajos de interés público…porque entendemos que el fortalecimiento de la sociedad civil pasa más bien por este grupo de organizaciones que han estado más postergadas de recursos …los criterios de elección de los proyectos ganadores ponen énfasis en la asociatividad con sus pares, con el fin de formar redes…el 2004, más del 60% de los proyectos ganadores provinieron de organizaciones territoriales…El Fondo de Desarrollo de la Sociedad Civil es esencialmente innovador. En el Gobierno se le considera como un sistema de financiamiento de segunda generación ya que responde a las necesidades que la propia sociedad civil…implica un acercamiento de las organizaciones de base a las nuevas tecnologías de la información: para postular, es necesario hacerlo por Internet…Por esto, el Portal Ciudadano se perfila como una gran herramienta para las organizaciones sociales. Gracias a un proyecto de la Unión Europea se está transformando en un sistema único de concursabilidad que aúna todos los fondos disponibles para la sociedad civil en la misma plataforma virtual…”

En quince años, según esta “política social”, la participación discurrirá por portales y sitios web. La contaminación del Estado con la suciedad de los barrios movilizados parece haber quedado en el pasado romántico de los años de las protestas o peor aun de los años sesenta ¿Será cierto esto? Veamos que piensa Lautaro Guanca, el aparente último exponente de una cultura que se niega, persistentemente a ser disuelta en la modernidad o post modernidad neoliberal:

"…Yo nací en una marcha”, confiesa metafóricamente Lautaro Guanca. Él es uno de los tantos miembros del Movimiento de Allegados en Lucha que el domingo pasado –mientras el flamante gobierno de Michelle Bachelet festejaba su comienzo decidieron realizar, sin mayores resultados, un intento de toma en terrenos de Peñalolén, una comuna al oriente de Santiago…ocurre que Lautaro siempre ha estado ligado a la lucha social. Tiene 23 años y desde hace seis que milita en “la Jota”, como se conoce a las Juventudes Comunistas. Nació en Argentina, pero a principios de los noventa llegó a vivir a nuestro país junto a su familia y ya es un chileno más…Aunque ocupa una pieza en la población Lo Hermida, se traslada frecuentemente a Esperanza Andina, no muy lejos de allí, para participar en reuniones del Comité Lucha y Vivienda, que se congrega semanalmente en una sede del sector. En este lugar, los propios pobladores, reunidos en asamblea, deciden qué tipo de acciones emprenderán para conseguir lo que durante años han reclamado: un sitio donde vivir en condiciones dignas, que les permita dejar atrás el hacinamiento actual. Y que por cierto esté ubicado en Peñalolén, donde ya han echado raíces…El padre de Guanca –ya fallecido– también fue comunista. De él precisamente heredó su inquietud por el activismo político; y más tarde, ya como estudiante de Derecho en la Universidad Arcis, fortaleció sus convicciones y su capacidad organizativa…el Intendente de PPD, Víctor Barrueto, insinuó que habría claras motivaciones políticas de gente ajena a la comuna…Guanca responde simplemente: “lo único que hay aquí es organización”…se habló de colaboración de grupos extranjeros… el líder “piquetero” argentino Carlos Huerta los asesoraba y …contacto con

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miembros del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil. Pero los pobladores prefieren hablar sólo de un “intercambio de experiencias” en el contexto del Foro Social Chileno realizado el año pasado…La autoridad no pudo establecer si los disparos de esa noche fueron efectuados por quienes pretendían tomarse el terreno o por los propios pobladores del sector…La noche de los disturbios fueron detenidas 17 personas en total, algunas de las cuales eran universitarios que de acuerdo a su abogado, Hugo Gutiérrez, prestaban ayuda en el lugar…”86

     Y de esta forma nuevamente, llegamos al inicio de la espiral: los mestizos del siglo XX, al igual que sus hermanos gavilleros del XIX, deben establecer sus “reales” en donde sea posible. Las viviendas sociales están demasiado lejanas y la libreta del ahorro, es demasiado grande en hojas para llenarla con plata. E incluso las propias juntas de vecinos, han sido succionadas hacia arriba, tal como predijera Gaete en el 91…solo queda la lucha a “pata pela” como los “chilotes realistas” con estudiantes como camaradas de gavilla, a lo mejor temporales, pero que acompañan y se transforman en compañeros.

¿Por dónde discurrirá la lava? ¿Será contenida por las lagunas de convención? O inventara nuevos cursos en “coladas o flujos de lava” no previstos por la sapiencia de la gobernabilidad estatal, adoptando “cordadas” de descanso, para nuevamente entrar en erupción… ¿Cuántas páginas web tendrá que abrir la gobernabilidad miedosa, para contener a los díscolos vándalos?

Al parecer la resistencia comunitarista, se rearma en cada pliegue de los intersticios espaciales y temporales de su devenir histórico y construye el rancho de su comunitarismo social con lo que tenga a mano, en una práctica primigenia de desarrollo localista desde siempre, muy lejos en la profundidad de la historia, que de tanto en tanto es necesario rescatar a los fagocitamientos de los domesticadores oficiales de la historia.

86 Marco Braghetto, La irrupción de “los piqueteros” made in Chile, Diario El Sur, 25 de marzo del 2006.

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