Con Esperanza Y Convencimiento

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    CON ESPERANZA Y CONVENCIMIENTO

    Juan Antonio Hernndez Garca Investigacin & crtica de la ideologa literaria en Espaa

    Estamos en una poca muy extraa. Vivimos conmemorando grandes acontecimientos, grandes hombres, grandes pensamientos [] No se habla de otra cosa que no sea de derecho de inventario o de evaluacin, como si la distancia necesaria para cualquier actividad erudita se resumiera en una vasta contabilidad de cosas y de hombres, o, mejor dicho, de hombres convertidos en cosas1.

    Elisabeth. Roudinesco

    nada hay tan difcil de analizar como aquello que no se desea analizar. Jenaro Talens

    pero el inconsciente rechaza siempre lo que no quiere aceptar. Juan Carlos Rodrguez

    0. Javier Egea fue siempre, y an contina sindolo, un poeta inclasificable y anmalo2 para la historiografa potica de los ltimos treinta aos; su presencia fantasmal en el espacio/campo literario hace estallar las costuras clasificatorias en grupos, promociones, generaciones, etc., costumbre nacional que confunde lo escolar con la crtica (lo emprico con lo analtico); y, de ah, su expulsin casi total (incluso con el tiempo, en los aos 90 y posteriores, brillar su ausencia en las diversas antologas regionalistas andaluzas de poesa) de los espacios publicsticos que justifican su existencia desde parmetros estancos de seleccin y clasificacin dedicados a normalizar la norma. La crtica potica al uso se debate, con sus limitadas herramientas y, en muchos casos, con sus sectarias, dogmticas y excluyentes opiniones, entre la acumulacin, por aluvin, de lugares comunes y datos errneos, e interpretaciones confusas basadas en vagas metforas o formulaciones tericamente incoherentes, hasta alcanzar una hojarasca criticista que todo lo recubre3.

    1 Elisabeth ROUDINESCO, Filsofos en la tormenta, Buenos Aires, FCE, 2007, pg. 9. Un sntoma ms de que el aura, el reconocimiento, etc., se ha desplazado desde el aparato escolar a otros aparatos del Estado, o que la centralidad se ha desplazado de la obra al nombre, en relacin con la necesidad de adecuarse a la sociedad del espectculo, o a la industria cultural productora del espectculo literario, proporcionando nuevos circuitos de autoconsagracin para valorizar el nombre en el mercado o bolsa de las valores ideolgico literarios al servicio de la produccin y reproduccin de una norma hegemnica como condensacin de un bloque de poder. 2 Y lo califico de anomala en funcin de dos aspectos bsicos: A) Por su presencia fantasmal, que sealo, que no se refleja en los espejos y reverberos de la crtica que impone una supuesta normalidad normativa; y B) Por la posibilidad de la brecha y la subversin: estar en minora, en aislamiento [] la minoridad de una literatura que es subversiva porque rompe todos los cdigos, en Juan Carlos Rodrguez, De qu hablamos cuando hablamos de literatura, Granada, Comares, 2002, pg. 411. 3 Cfr. Paul A. BOVE, En la estela de la teora, Madrid, Ctedra/Universitat de Valncia, 1996; Juan Carlos RODRGUEZ, La norma literaria, Madrid, Debate 2001 y Jenaro TALENS, El sujeto vaco. Cultura y poesa en territorio Babel, Ctedra/Universitat de Valncia, 2000.

    Revista de crtica literaria marxista, n 3 (2010)

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    Su posicin en el interior del mercado potico nunca se ajust al orden y a la norma dominante en cada una de las coyunturas que la crtica fue construyendo desde 1970 hasta nuestros das. Situacin permanentemente extraa (y extraada) que ha producido una serie de desajustes en torno a la recepcin de su escritura potica y de su imagen pblica que, brevemente y de un modo un tanto intempestivo, intento analizar en las siguientes pginas4.

    Dentro de este marco se producirn una serie de desajustes y/o paradojas que categorizo en los siguientes puntos:

    1. Un primer desajuste, y no el menos importante, se produce al confrontar los escritos tericos de La otra sentimentalidad (aos 1982-1983) y la prctica real y escritural de Javier Egea, junto con sus declaraciones en diversas entrevistas periodsticas.

    2. Otro desajuste se establece entre la alta valoracin de su obra potica y, por otra parte, la casi inexistente atencin prestada a sta por la crtica potica e historiogrfica durante estos ltimos treinta aos;

    3. y, por ltimo, la expulsin hacia los mrgenes5 de la propuesta potico- ideolgica de Egea que ocasiona el desplazamiento e invisibilidad de su obra durante la dcada de los aos 90.

    En consonancia con estos desajustes, a su vez, se han producido a lo largo de estos aos una serie de lecturas, y aproximaciones, a la obra y figura pblica de Javier Egea que, en esquema, resumo en los siguientes puntos:

    1. Una lectura biografista, que propugna un anecdotario que recrea una divisin y doble imagen de Egea basada en principios moralistas y eticistas que le permite establecer una divisin epocal o espiritualista segn una distincin maniquea entre el bien/el mal, y al que se pretende recuperar en base a un novedoso principio historiogrfico, cada vez ms en boga, que se autoproclama como el de los ntimos amigos6, sumado a una recurrencia de parmetros patologizantes;

    4 Lo que a continuacin expongo es un breve resumen de un ensayo ms extenso que acompaa, como introduccin, a la recopilacin bibliografa de ms de quinientas referencias de/sobre Javier Egea, trabajo de investigacin complementario a la preparacin en estos ltimos aos de la Obra Completa de Javier Egea (proyecto realizado conjuntamente con Jos Lus Alcntara y que permanece indito), que se publicar prximamente con el ttulo Para leer a Javier Egea. Ensayo bibliogrfico (1969-2009), en I&CILE (Granada). Trabajo guiado por el recuerdo de A. Gramsci y la necesidad de repetir, por excesivamente olvidado, desde la vigencia de su proyecto: la filosofa de la praxis no puede ser concebida mas que en forma polmica, de perpetua lucha, en Cuadernos de la crcel/4, Mxico DF, Era, 1986, pg. 262. 5 Vid. Antonio CRESPO MASSIEU, La poesa y los mrgenes, Viento Sur, 91 (abril 2007), pgs. 67-77. Cfr. tambin Juan Jos LANZ, La poesa durante la transicin y la generacin de la democracia, Madrid, Devenir, 2007. 6 As, en noticia de prensa sobre una mesa redonda, celebrada en fechas recientes en Almera, se estableca un ranking de los protagonistas en funcin de los tres mejores amigos y, con posterioridad, Juan Vida, en la prensa granadina, hablaba de Hay que terminar con este campeonato del mundo de ver quin era ms amigo de Javier Egea. Vid. infra, nota 57.

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    2. Otra lectura culturalista, en tanto intento de normalizar la potica de Egea adscribindola, mediante un evolucionismo de matiz humanista y pequeoburgus, a una potica hegemnica basada en principios iluministas que ahistoriza y despolitiza sus propuestas poticas, en ltimo trmino mediante la aplicacin de clichs o una terminologa utilizada como arquetipos incrustados en un mecanicismo vulgarizador y dogmatizante.

    3. Y, por ltimo, una lectura materialista que se presenta como un anlisis de ste en funcin de la objetividad histrica de los textos, del inconsciente ideolgico que los produce y de los desequilibrios/rupturas que articulan su lgica interna en la materialidad del campo literario y que supone una tachadura respecto a las anteriores lecturas.

    Para adentrarme en la especificidad de estos puntos proceder, a continuacin, a una aproximacin cronolgica, subdividida en apartados, en base a las prcticas escriturales de Javier Egea, la recepcin crtica de su obra y las coyunturas ideolgico-polticas que se suceden.

    1. La prehistoria potica de Javier Egea, as calificada por l mismo, que se desarrolla desde su primera publicacin en 1969, en la revista Tragaluz, hasta finales de los aos 70, y que podramos calificar de diez aos de aprendizaje potico, permanece en hueco, en un punto ciego7 sobre el que, de modo reiterado, se aplican trminos (marginalidad, bohemia, rebelda, etc.) que, ms all de su posible utilizacin para establecer parmetros de conocimiento, han sido utilizados, en general, con un matiz despectivo desde un moralismo de base confundiendo y efectuando una sorpresiva mezcla y suma de las falacias biografista y contenidista, obviando que, en parte, ese malditismo y rebelda, se produce por su anclaje en la mala conciencia, permanente, por su extraccin de clase y pertenencia al bando de los vencedores.

    De esta etapa apenas disponemos de esbozos, pinceladas, entre ellas los retratos que Enrique Morn y Juan J. Len han realizado, en sendos libros de memorias (El bronce de los das y Memorial de artimaas y secuencias sin cuento), y que nos permiten ir adentrndonos en ese confuso tiempo, olvidado y an peor analizado, en la mayora de los casos. Pues, si sus publicaciones se iniciaron en el mbito universitario, tambin colaborara en la otra revista fundamental granadina de aquellos aos, Poesa 70, dirigida y obra personal de Juan de Loxa8, en un programa radiofnico que sufri un fuerte encontronazo con la censura franquista9. En medio10 un accsit al premio de poesa para estudiantes de la Universidad de Granada en 1972, con Serena luz del viento, libro que no se

    7 Sin embargo, cfr. Jairo GARCA JARAMILLO, Javier Egea: la bsqueda de una poesa materialista, Granada, Asociacin I&CILE, 2005, pgs. 15-25 [Captulo: 2. Una marginalidad rebelde] que ofrece el panorama ms completo de estos aos y en evidente ruptura con lo que aqu sealo. 8 Cfr. VV.AA., Especial Poesa 70, EntreRos, III.6 (otoo-invierno 2007), pgs. 105-161. 9 Suceso que relataba, en una entrevista para Diario de Granada, Juan de Loxa, y que podemos reconstruir en su totalidad gracias a una extensa carta enviada a Jos Luis Alcntara, recogida en Javier EGEA, Obra Completa/3 (Indita). 10 La transformacin potica que sufre, en los aos 1973 y 1974, podemos estudiarla a travs de un conjunto de poemas inditos recogidos, ahora, en Javier EGEA, Obra Completa/2 (Indita).

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    publicara hasta el ao 1974, y algunas apariciones en la prensa local (Ideal y Patria).

    Pero ya, en 1974, dedicado a la escritura de su siguiente libro, A boca de parir, publicado en 1976 tambin en la Universidad de Granada, se iniciar la transformacin de su potica a travs de la conciencia poltica y un cambio en las formas, imgenes y smbolos bsicos en su poesa.

    Situado en una encrucijada vital, una especie de laberinto de contradicciones que podemos rastrear en: sus intervenciones pblicas en la prctica totalidad de los aparatos publicsticos del momento: antologa potica Jondos 6 y el jondismo11 ah practicado, revista El despeaperros andaluz, revista Letras del Sur, etc.; la pertenencia a determinados crculos de reflexin poltica (Clula Antonio Gramsci y, despus, Club Larra); las apariciones en numerosos actos polticos y culturales12, y sumergido en la escritura de un nuevo libro, determinado por el humus poltico de las luchas izquierdistas granadinas de entonces, Argentina 78, asume una bsqueda, en muchos aspectos inconsciente y dubitativa, que ir desembocando, durante el eje temporal 1976/1979, en su potencia potica conocida (y reconocida) y en una conciencia poltica, de matiz comunista, que le acompaar durante la mayor parte de su vida13:

    No, yo no soy un poeta comunista, sino un comunista poeta, que me parece distinto. Y hay que tener en cuenta que un comunista se hace con muchos comunistas a su alrededor.

    Y as, a travs de un encargo editorial, finalizando la dcada de los 70, fue como Juan Carlos Rodrguez conoci a Javier Egea: Cuando me encargaron hacer una historia de la poesa granadina de posguerra descubr a un poeta asombroso14. Y continu la ruptura vital, ideolgica y escritural de la que tanto se

    11 Cfr. el Prlogo de F. GUZMN SIMN a Juan de LOXA, Juegos reunidos (Memoria 1967-2007 y pico), Granada, Alhulia, 2009; y, tambin, Jos Antonio FORTES (ed.), Los andaluces cuentan, Granada, Aljibe, 1981, y Jos Antonio FORTES, La nueva narrativa andaluza. Una lectura de sus textos, Barcelona, Anthropos, 1990. Vid, tambin, numerosos poemas inditos, inmersos en el andalucismo/jondismo de mediados de los ao 70, ahora recogidos en Javier EGEA, Obra Completa/2 (indita). 12 Vid., por ejemplo, un extenso poema, Audiencia popular de Granada, ledo en numerosos actos polticos y culturales, que ha permanecido indito. Se publica en Javier EGEA, Obra Completa/2 (Indita). 13 Vid. Eduardo castro, Javier Egea: El amor es de carne y hueso, no llueve de las nubes (Entrevista), Diario de Granada. Domingo, 10 octubre 1982, pgs. 11-12. O, como afirma Vicente L. Mora de Javier Egea, en un libro tremendamente desequilibrado con apreciaciones valiossimas y cadas tericas tremendas, no slo el miglior fabbro de ellos [la otra sentimentalidad], sino el ms ortodoxo izquierdista, vid. Singularidades. tica y potica de la literatura espaola actual, Madrid, Bartleby, 2006, pg. 81. Cfr. Juan Antonio HERNNDEZ GARCA, Javier Egea. Es fcil ser marxista en poesa? [Indito] 14 Juan Carlos RODRGUEZ, El hombre que no quiso ser jueves, Ideal, 31 julio 1999 (reeditado en: Elena Peregrina (ed.), Por eso fui cazador (A la memoria de Javier Egea), Granada, Diputacin Provincial, 2004, pg. 17. Esa historia de la poesa granadina a la que hace referencia Juan Carlos Rodrguez consista en un prlogo para la antologa Nueva Poesa. Granada que iba a formar parte de una serie de entregas, tituladas as: Nueva Poesa, que diriga Andrs Sorel para la editorial Zero. Llegaron a publicarse las correspondientes a Cdiz (1976, con prlogo de Carlos Edmundo de Ory) y a Sevilla (1977, con prlogo de Rafael de Czar) antes de la desaparicin de esta editorial. Posteriormente el proyecto pas a la editorial granadina Aljibe (una editorial injusta y excesivamente olvidada) tal como nos informa Jos Antonio Fortes en Los andaluces cuentan, Granada, Aljibe, 1981, pg. 18: Para Granada, cfr. Juan Carlos RODRGUEZ, Historia de la poesa

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    ha escrito, aunque no siempre del modo ms certero posible pues, en numerosos casos, se ha decado en un anecdotario falto del mnimo anlisis ideolgico y en un biografismo excesivamente superficial.

    2. En el ao 1980, con la escritura del poemario Troppo mare, se materializa la ruptura vital y potica de Javier Egea, una situacin que M. Maresca calificara como la poesa al borde de s misma; y una ruptura que toma forma definitiva en el poemario Paseo de los tristes15:

    Troppo mare sera el punto de quiebra de mi trayectoria como poeta. Despus de todo un proceso que en absoluto fue casual ni brusco, aparecera Paseo de los tristes, un libro en el que me propongo analizar el amor y los sentimientos desde un punto de vista netamente marxista, algo que ya haba realizado en Troppo mare, con la sola diferencia de que all los sentimientos y el amor nunca se desarrollaron en un contexto urbano, como ocurre en Paseo de los tristes. En este punto s que tendran que pasar cosas muy raras para que cambie mi concepcin de la poesa.

    Las aproximaciones crticas, reseas, y estudios, para ambos libros, en su momento de publicacin, seran muy dispares y centradas, bsicamente, en el ltimo de estos poemarios; aunque, en los ltimos aos, esta tendencia se ha invertido y las investigaciones publicadas se han ajustado bsicamente a Troppo mare, dando un nuevo espacio y una mayor importancia a ste dentro del conjunto de los libros de Egea. Pero prcticamente todas estas publicaciones efectan su lectura, y anlisis, en funcin de la identificacin entre Javier Egea y la otra sentimentalidad, de ah que, en este apartado, lo que pretendo es establecer una serie de lneas de demarcacin, desde un anlisis radicalmente histrico, de las propuestas ideolgico-polticas que dieron lugar a este movimiento, el nico al que Egea se sinti unido.

    Una historia, la de La otra sentimentalidad16, la de Javier Egea, cada vez ms enrevesada y falta de rigor en las aproximaciones crticas que se vienen sucediendo y que suponen un asalto y tergiversacin de la objetividad histrica17, y que ha afectado negativamente al conocimiento real y radical de la potica de Egea, con una serie de errores bsicos: A) El confusionismo, acrecentado con el

    granadina de postguerra (introduccin crtica de la Nueva poesa de Granada, en prensa para Aljibe). Tampoco este segundo proyecto lograra editarse. 15 Vid. Juan VELLIDO, Javier Egea, poeta de Un pequeo pueblo en armas contra la soledad (Entrevista), Diario de Granada, 10 diciembre 1985, pg. 11. Esta entrevista, junto con las que cito a continuacin y otras muchas, se encuentra recogida en Javier EGEA, Obra Completa/3 (edicin de Jos Luis Alcntara y Juan Antonio Hernndez Garca. Indita). 16 Cfr. Juan Carlos RODRGUEZ, Dichos y escritos (Sobre La otra sentimentalidad y otros textos fechados de potica), Madrid, Hiperin, 1999, para los modelos bsicos, pgs. 35-36; para las claves bsicas, pgs. 39-41; pues, en general: se ha tergiversado hasta el mximo lo que fue la otra sentimentalidad: su significado y su autntico sentido de fondo. Quizs las mentiras no hayan sido todas a propsito, pero el inconsciente rechaza siempre lo que no quiere aceptar, en pg. 25. Cfr. tambin Miguel ngel GARCA, Literatura e historia en la otra sentimentalidad (O cmo poner a la poesa en un compromiso), Insula, 671-672 (noviembre-diciembre 2002), pgs. 16-18. 17 Un resumen de todos estos torpes tpicos se encuentra en Juan Cano BALLESTA (ed.), Poesa espaola reciente (1980-2000), Madrid, Ctedra, 2001, pgs. 47-49. Cfr. Ta BLESA, Un balance que no cuadra, ABC Cultural, 498 (11 agosto 2001), pg. 11, y F. LEN, La traicionada poesa espaola reciente, Cuadernos Hispanoamericanos, 616 (octubre 2001), pgs. 137-141.

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    paso del tiempo, en la descripcin de la antologa titulada La otra sentimentalidad18 y su tratamiento errneo como si se tratase de un manifiesto que inicia esta propuesta, cuando su realidad histrica fue todo lo contrario, tal como informa Juan Carlos Rodrguez: en el 83 la otra sentimentalidad se haba empezado a desvanecer en el sentido originario, precisamente cuando lvaro, Luis y Javier publicaron el libro sobre la otra sentimentalidad19. Este error, tan repetido, lo ha llevado hasta su punto ms alto Francisco Daz de Castro al construir un objeto irreal y fantasioso, en el prlogo a su antologa con intencin canonizante: la otra sentimentalidad como un movimiento potico que ira desde 1983 hasta 2001/2003, claro intento justificativo de una divisin interna (otra separacin grupal ms) dentro de la poesa experiencial que sirva de argumento para una continuidad evolucionista entre ambas; B) La mantenida confusin, en los estudios de la otra sentimentalidad entre el experiencialismo sensorial empirista y el materialismo histrico20, que ha dado lugar a dos efectos: 1. La sustitucin del trmino otra por nueva en las aproximaciones crticas a esta potica, y 2. Una continuada modificacin, y ampliacin, en la nmina, seleccin y alineacin de poetas adscritos a la otra; y C) La errnea identificacin e igualacin de escrituras entre los diversos miembros de este ncleo21. Algo que el propio Javier Egea aclar con suficiente contundencia, entre otros22: nosotros no somos un grupo potico al modo de los surrealistas, pongamos por caso. Nuestro nexo de

    18 Javier EGEA, lvaro SALVADOR, Luis GARCA MONTERO, La otra sentimentalidad, Granada, Ed. Don Quijote, 1983. 68 pgs. (Col. Los pliegos de Barataria, n 5). Los prlogos tericos ocupan las pgs. 11-15 (Luis Garca Montero, La otra sentimentalidad) y pgs. 19-23 (lvaro Salvador, De la nueva sentimentalidad a la otra sentimentalidad). Para la consulta de estos textos, y otros en la misma lnea publicados en el espacio temporal 1983-1987, Cfr. Luis GARCA MONTERO, Confesiones poticas, Granada, Diputacin Provincial, 1993, y lvaro SALVADOR, Letra pequea, Granada, Cuadernos del Viga, 2003. Publicaciones sobre las que hay que volver y releer de nuevo, tal como seala en su artculo M. URRUTIA-ZARZO, vid. infra. 19 Vid. J. Carlos RODRGUEZ, Op. cit., pg. 41. O, tambin, en pg. 26: Al menos en sus orgenes: lo que vino despus ya es otra historia. 20 Cfr. Juan Carlos RODRGUEZ, Op. cit., pgs. 41-42117-122, y Juan Antonio HERNNDEZ GARCA, Veinte aos de crtica marxista en Granada (1975-2000)? Crnica de una desolacin, Granada, Asociacin I&CILE [de prxima publicacin]. 21 Para una aproximacin a lo que expongo en este punto recomiendo una lectura enfrentada de las reseas, de L. Jimnez Martos, a El jardn extranjero, de L. Garca Montero (Garca Montero, un Adonais con propuesta, Nueva Estafeta, 52 (marzo 1983), pgs. 82-85, y a Paseo de los tristes, de Javier Egea (A travs del amor y la muerte, Cuadernos Hispanoamericanos, 418 (abril 1985), pgs. 191-194. Tambin resulta imprescindible la consulta de la crtica, desde la izquierda granadina, de las limitaciones ideolgicas de alguna de estas propuestas (Alfonso H. Prez Padilla, A propsito de la entrega del ltimo premio A dnde vais, Diario de Granada. Cuadernos del Medioda, II.23 (18 marzo 1983), pg. VII. 22 Vid. Jess CANO HENARES, Javier Egea: Poesa y psicoanlisis (Entrevista) , Campus, 54 (junio 1991), pgs. 46-47. Y tambin, Luis Garca Montero, en una entrevista de 1988 (Salvador Alonso, Lus Garca Montero: Granada es un pramo cultural, El Semanero, 20 septiembre 1988, pgs. 42-43) declaraba: La otra sentimentalidad nunca fue un manifiesto de grupo cerrado: fue una reflexin que sobre la entidad de la poesa hicimos una serie de jvenes de Granada, coincidiendo en lo ms importante. [] Lo que no hay es ningn deseo de hacer una escuela cerrada, que parezca un grupillo, porque eso estara reido con la propia reflexin que nosotros hacamos de la poesa [la cursiva es ma]. A esta respuesta se aade, en otra posterior, una constatacin absoluta del final de La otra sentimentalidad. O tambin lvaro SALVADOR, Un lugar para la literatura espaola en nsula, 745-746 (enero-febrero 2009), pg. 46: La otra sentimentalidad, ms que una escuela, un movimiento o un grupo, a la manera en que se entienden actualmente estos trminos, pretendi ser ms bien la representacin potica de un modo muy concreto de concebir y vivir la realidad, y de sentirla. Etctera.

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    unin es ideolgico, pero nuestras respectivas prcticas literarias son diferentes [la cursiva es ma].

    De ah que los diversos intentos de demarcacin, entre la otra sentimentalidad/ poesa de la experiencia se hayan varado en una serie de metaforizaciones de todo tipo (biologicistas, geogrficas, geolgicas, etc.) y un discurso mitologizante de matiz nostlgico, desde una posicin autojustificativa, tica y poltica, del experiencialismo en tanto intento de fundamentar la identificacin prctica y terica entre ambas, lo que ha dado lugar a la imposibilidad de adentrarse con cierta solvencia en el conocimiento real de la otra sentimentalidad.

    Ao 1983, en el que, junto a la publicacin de la pequea antologa titulada La otra sentimentalidad, colofn y fin de esta aventura, tambin sucedan otras muchas cosas, en el proceso de modernizacin capitalista de la ciudad, que resultan ineludibles, en su estudio, para aproximarnos al conocimiento del desenlace de esta propuesta: la eclosin victoriosa de la socialdemocracia espaola; la ruptura interna de sta en el mbito granadino (y la toma del poder provincial por los conocidos como catetos); el desgaste de la hegemona, en la izquierda, del PCE con una prdida de la mitad de su militancia en la provincia de Granada; la configuracin, desde diversas instituciones (Diputacin Provincial, Ayuntamiento, Universidad) de un aparato cultural novedoso23 y acomodado a los nuevos tiempos polticos que se avecinaban.

    Al fin, ante la imposibilidad del proyecto potico e ideolgico-poltico de la otra sentimentalidad se producirn dos salidas divergentes y muy desiguales, durante el periodo 1983-198624: por un lado, Javier Egea, a travs de la radicalizacin de su mirada potica mediante la escritura de Raro de luna y su continuacin en Sonetos del diente de oro, unas posiciones tomadas y ocupadas que

    23 Vid. Rafael SNCHEZ FERLOSIO, La cultura, ese invento del Gobierno, El Pas, 22 noviembre 1984; Manuel SACRISTN LUZN, La viga en el ojo propio, Mientras tanto, 20 (octubre 1984), pgs. 22-24; Hans Magnus ENZENSBERGER, La tribu de los charlatanes, El Pas. Temas de nuestra poca, VII.278 (17 junio 1993), pgs. 2-3, entre otros muchos. 24 El intento ms serio para el estudio de esta coyuntura de cambio paradigmtico? lo encontramos en el artculo de Sultana WAHNON, Lrica y ficcin: de la otra sentimentalidad a la poesa de la experiencia, en VV.AA., Homenaje a la profesora M Dolores Tortosa Linde, Universidad de Granada, 2003, pgs. 494-510. Si bien no comparto, en su totalidad, las conclusiones a las que llega, ya que tras asumir que los componentes centrales de la otra sentimentalidad eran: 1. la ficcionalidad del personaje potico y 2. la historicidad ideolgica de los sentimientos, establece como el menos problemtico el segundo de stos; pero, para ello, asume la filiacin de este componente en los principios machadianos del empirismo burgus error en el que han incurrido otros muchos al adentrarse en esta cuestin y no en los parmetros marxistas de la radical historicidad; o, quizs, como ha sealado M. URRUTIA-ZARZO esos ideologismos empiristas ya anidaban en el interior de la otra sentimentalidad. Pero, indudablemente, esa ficcionalizacin de la lrica, del personaje potico, no era el ms problemtico de esos componentes, como afirma; sino que, ms que una ruptura con las lgicas ideolgicas del llammosle postmodernismo, capitalismo tardo, etc. en relacin con su concepcin del sujeto/subjetivismo, se presenta como una adecuacin, asuncin y reconfiguracin dentro de los parmetros internos de esta situacin histrica e ideolgica, de ah su centralidad bsica en la poesa de la experiencia. Vid. Toni NEGRI, Fin de siglo, Barcelona, Paids, 1992. Cfr. adems, mis comentarios, en infra, a los artculos de M. Urrutia-Zarzo y de J. Luis Belln Aguilera.

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    jams abandonara; y, por otro lado, Luis Garca Montero25, o lvaro Salvador26, a travs de una clara apuesta por el discurso experiencial (o como quiera llamrsele, tanto da la etiqueta) estableciendo las directrices tericas y lneas ideolgicas de esta nueva (y diferente) propuesta en mltiples textos autojustificativos27 que, en bastantes momentos, instituyen una lgica excesivamente excluyente y dogmtica con una relectura de la historia literaria que ha devenido, en sus ltimos tiempos, hacia un torpe anclaje en el peor de los elitismos orteguianos mediante una resacralizacin laicista, por paradjico que parezca, del espacio literario28.

    De este modo, la mxima expresin escritural de la otra sentimentalidad, y su apuesta ms arriesgada, se encontrar en la prctica potica de Javier Egea, cuya no presencia en ninguna de las publicaciones o actos que han configurado, entre 1986 y 1995 al menos, la poesa de la experiencia muestra, como una evidencia ms29, la diferencia radical entre ambas proposiciones en los espacios publicsticos, ideolgicos y polticos de la formacin literaria espaola de aquel tiempo. Junto con la firmeza de sus reflexiones tericas30:

    Todo discurso literario es un discurso ideolgico. Esa ideologa slo puede ser de dos clases: bien la que reproduce las categoras dominantes, mantenindolas, bien la que produce otras nuevas, penetrando mediante un anlisis materialista por las fisuras del sistema normativo. Es evidente que segn sea el inconsciente ideolgico del poeta as ser su compromiso inevitable con la sociedad.

    3. Raro de luna, aunque escrito mucho antes, se publicara en 1990 (Madrid, Hiperin), y a su publicacin se sucederan algunas entrevistas en la prensa local y reseas en diversos medios de comunicacin (Ideal, El Pas, El Independiente, Hora de Poesa, etc.) pero con una mnima repercusin pblica si consultamos los diversos estudios panormicos que se publicaron en aquellos aos (1990-1992).

    Este libro, una ruptura radicalizadora en el interior de la lgica interna de la otra sentimentalidad, apareca en el momento menos oportuno: en pleno proceso de lucha por el poder potico31 y en la carrera por la consolidacin de los

    25 Vid. Miguel ngel GARCA, De Lorca a Don Quijote. Historia, historia de la literatura y poesa en Luis Garca Montero, Paraso. Revista de poesa, 2 (2007), pgs. 49-59. 26 Vid. lvaro SALVADOR, Op. cit., pg. 206, en donde, en un texto de 1990 y de forma un tanto abrupta, expone los nuevos modelos: Nuestra poesa se parece mucho ms a las letras de Joaqun Sabina que a los premios nacionales de poesa, esto es evidente [la cursiva es ma]. 27 Para un anlisis de las contradicciones y confusiones tericas (entre realismo/representacin y distanciamiento/ficcionalidad) de la poesa de la experiencia vid. Jenaro TALENS, Contrapolticas del realismo (De tica, esttica y potica), en Andrs SNCHEZ ROBAYNA y Jordi DOCE (eds.) Poesa Hispnica Contempornea, Barcelona, Galaxia Gutenberg/Crculo de Lectores, 2005, pgs. 129-159. 28 O, como escribe Jos Mara RIDAO, en La efemride permanente, El Pas, 2 mayo 2008, pg. 31: Los aniversarios, centenarios, bicentenarios y tantas otras fechas consagradas a la exaltacin del pasado estn consagrando, no ya un nuevo almanaque patritico, sino un nuevo santoral. 29 Algo que se puede comprobar, a golpe de vista, en el reportaje fotogrfico familiarista incluido en Francisco DAZ DE CASTRO, Op. cit., mediante la constatacin cronolgica de la presencia/ausencia de Javier Egea en esta seleccin. 30 Vid. Manuel PEALVER CASTILLO, Epgrafe para poetas (La palabra y el poema), Utrera, Excmo. Ayuntamiento de Utrera, 1987, pgs. 81-83. 31 Cfr., entre otros, el monogrfico Guerra de poetas, Leer, XV.100 (marzo 1999), pgs. 134-151, y Miguel CASADO, Los artculos de la polmica y otros textos sobre poesa, Madrid, Biblioteca Nueva,

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    experienciales como norma escritural dominante, como propuesta ideolgica hegemnica, en completa ajeneidad a las postulados mantenidos por Javier Egea32.

    Situacin que no slo arrastrara hacia los mrgenes la recepcin de este libro, sino tambin a la totalidad de su escritura y a la propia figura de Javier Egea, refugiado, en unas mnimas publicaciones, en revistas con una minscula difusin, desplazado totalmente de cualquier antologa canonizadora a lo largo de esta dcada sobre la poesa publicada en los aos 80 y alejado de los circuitos de consagracin. Ah, en esa situacin, retornar, ajeno a su voluntad, a una situacin de marginalidad y silencio.

    Aos 90. Una historia de soledad y olvido.

    Una coyuntura ideolgica e intelectual33, tras los sucesos de 1989, que dej sin los mnimos asideros34 a una propuesta que mantena la radicalidad desde haca diez aos y que, en su contextualizacin poltica o en su prctica potica, han destacado tanto lvaro Salvador como Juan Carlos Rodrguez:

    Poesa en la socialdemocracia? En un sentido podramos afirmar que s, al menos s poesa en la socialdemocracia, y esta afirmacin no debe escandalizar a nadie ni tomarse en sentido peyorativo. [] Poesa en la socialdemocracia tambin, porque la recepcin de esos discursos poticos normalizados, que se han abierto paso en los ltimos quince aos hasta convertirse en norma hegemnica, tiene mucho que ver con la aparicin de ciertos grupos sociales emergentes, nuevas clase medias consolidadas al amparo de la poltica socialista, que han demandado la produccin y el consumo de una cultura, as mismo, media, digerible,35

    No es que no tuviera nada que decir [Javier Egea]. Es que la famosa Repblica literaria ya no admita ninguna poesa pblica que no fuera la de la banalidad (tcnica y lingstica) de aquel subjetivismo pequeo-burgus que l haba abandonado en sus comienzos. [] Cmo iba a volver al principio si todo lo que haba escrito despus lo haba escrito rompiendo con el principio. / Javier no era un poeta al uso posmoderno hispnico. Ha

    2005. Batalla, por lo dems, a la que se mantuvo extraado el propio Egea, tal como declaraba, en entrevista periodstica, en el ao 1994: No me interesa el mundo canalla de la sociedad literaria que al fin y al cabo reproduce los vicios de la sociedad civil. La escritura es para m una parcela de libertad personal. 32 Situacin que el propio Javier Egea expondr, en una entrevista del ao 1991, con total claridad: veo un pequeo vaco, me da la impresin de que la gente se est repitiendo. Creo que hay que buscar en otros lugares. ltimamente la poesa me aburre bastante. Hecho de menos, como cualquier lector, un libro que me sorprenda. Y hace mucho tiempo que no lo encuentro. Cfr. Olga PUEYO DOLADER, La crtica de la recepcin: la poesa de la experiencia, Riff-Raff, 30 (invierno 2006), pgs. 7-21. 33 Cfr. James PETRAS, Los intelectuales en retirada, Nueva sociedad, 107 (mayo-junio 1990), pgs. 92-120; Gustavo BUENO, Los intelectuales, los nuevos impostores, Cuadernos del norte, 48 (marzo-abril 1988), pgs. 2-21 y Carlos FERNNDEZ LIRIA, Santiago ALBA RICO, Volver a pensar. Una propuesta socrtica a los intelectuales espaoles, Madrid, Akal, 1989. 34 Vid. Juan Carlos RODRGUEZ, Art. cit., pg. 18: Luego la Otra sentimentalidad y la izquierda que sobamos se vinieron abajo. Tambin se vino abajo poco a poco la realidad vital de Javier Egea, cuyo modo de decir estaba muy unido a esos planteamientos colectivos y cotidianos. 35 Vid. lvaro SALVADOR, Letra pequea, Granada, Cuadernos del Viga, 2003, pgs. 227-228. El artculo en que se encuentra esta cita, La experiencia de la poesa, ocupa las pginas 227-236 y est fechado en Verano, 1996 cuando ya este crtico, entre otros muchos incluyendo a algunos de los protagonistas de esta historia, constataba que la llamada poesa de la experiencia espaola comienza a presentar signos evidentes de agotamiento, pg. 223.

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    habido una posmodernidad incluso progresista, pero en nuestro territorio mental era absoluta banalidad de superficies. Javier comprendi que esa banalidad posmoderna obligaba a todo el mundo a ser jueves36.

    Pues lo terrible no han sido los diez aos tras su muerte, como algunos errneamente sostienen y repiten, sino que lo terrible, lo duro y difcil fueron los diez largos aos de la dcada de los 90 en los que Javier Egea hubo de desafiar el olvido crtico37, las tremendas dificultades para reeditar cualquiera de sus libros38 y la imposibilidad para publicar el proyecto ltimo de su vida (la antologa Soledades. 1970-1990); proyecto que ahora, al igual que entonces, est afrontando diversos impedimentos editoriales y la falta de cualquier apoyo institucional.

    4. Slo tras su muerte (julio 1999), y tras las consiguientes noticias y artculos en prensa39, se producirn una serie de publicaciones, unas ms acertadas que otras, de manera constante, hasta la actualidad: ya, en 2000, se reeditarn dos de sus libros ms importantes, Paseo de los tristes (Granada, Diputacin Provincial)40 y Troppo mare (Granada, Dauro), este ltimo en edicin de Jos Rienda.

    En el ao 2001 se editar, en una pequea plaquette (Me despert de nuevo, Granada, La Tertulia), el considerado como ltimo poema de Javier Egea con diversos textos crticos que lo acompaan.

    En 2002 vera la luz la, por ahora, ms amplia antologa realizada de la obra potica de Javier Egea: Contra la soledad (Barcelona, DVD) en edicin de P. Ruz Prez41, que agrupa los poemas segn unos focos temticos (el amor / la historia / la poesa / la noche) que, incomprensiblemente, rompe con uno de los criterios bsicos de la escritura de Javier Egea: la unidad estructural y tonal de cada uno de sus libros finalizados. A la antologa de poemas le acompaan numerosos textos

    36 Vid. Juan Carlos RODRGUEZ, Art. cit., pg. 19. 37 Olvido producido, en gran parte, por la ceguera que produce en los crticos la socorrida y simplista urgencia en ordenar y repartir a los poetas en grupos y etiquetas. Bastar con consultar unos mnimos artculos con pretensin de establecer una cierta panormica: Antonio ORTEGA, Entre el hilo y la madeja: Apuntes sobre poesa espaola actual, Zurgai, julio 1997, pgs. 42-50 [Monogrfico: Poetas de ahora]; Ignacio ELGUERO, El desencuentro de estticas, Mercurio, 104 (octubre 2008), pgs. 14-15; y un largo etctera. 38 En sus Diarios (Obra Completa/4. Indita) se puede seguir una crnica clarificadora y dolorosa de estas dificultades para la reedicin de sus libros y, muy en especial, diversos apuntes sobre el nico libro que logr reeditar, en el ao 1996, como fue Paseo de los tristes (Granada, Diputacin Provincial, 1996) con la aportacin de un nuevo prlogo, escrito por Ramiro Fonte, para esta edicin a peticin expresa del propio Javier Egea tal como se reconoce en el prlogo: Supone una satisfaccin para m atender la peticin de mi amigo,. Un texto cariossimo (deuda de amor) hacia Javier Egea y su poemario, pero que, en las lgicas analticas que establece, muestra su compromiso con el espesor terico del experiencialismo, ya dominante, a travs de la tematizacin de la potica de Javier Egea mediante la acumulacin de tpicos y errores que anteriormente he sealado: normalidad, grupo, nueva sentimentalidad, crculos concntricos, Ya se hablaba de poesa de la experiencia, romanticismo del corazn, etc. 39 Para un estudio detallado de lo publicado en torno a este suceso remito, de nuevo, a mi estudio de prxima publicacin del que informo en nota 4. 40 Sorprendentemente esta reedicin reproduce y mantiene las numerosas erratas contenidas en la edicin que es su origen, la realizada en el ao 1996 por esta misma institucin. 41 Vid. la resea, a esta antologa, de Manuel RICO, Realidad inhspita y lucidez, El Pas. Babelia, 538 (16 marzo 2002), pg. 11.

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    crticos con un muy desigual acierto y conocimiento de la obra y figura de este poeta.

    Posteriormente, en 2003, se vuelve a publicar el libro Argentina 78 (Madrid, Fundacin de Investigaciones Marxistas), que incluye prlogos de H. Rbora, Susana Oviedo y Carlos Enrquez del rbol. En este mismo ao, tambin, en una editorial granadina, se reeditar El manifiesto albertista (Los cuadernos del viga), que contiene textos de Javier Egea, Luis Garca Montero, lvaro Salvador y Antonio Snchez Trigueros.

    Ya en 2004 se editar Un da feliz. lbum (Granada, Asociacin del Diente de Oro), que consiste en una breve antologa de poemas, con reproducciones en facsmil, su trascripcin, comentarios anecdticos sobre stos y algunas fotografas de Egea.

    Estas ediciones convergern, en el ao 2004, en la publicacin de un compendio de artculos crticos sobre Javier Egea (junto con unos textos en prosa, que cierran el libro, publicados por Egea anteriormente) titulada Por eso fui cazador (A la memoria de Javier Egea) con la pretensin, sealada en las Palabras previas firmadas por lvaro Salvador, de: dejar escrita la memoria de la recepcin de Javier Egea [] este texto sea el punto de referencia necesario para la mejor comprensin y valoracin de toda su obra42. Un libro benemrito; pero que presenta enormes carencias por la irregular, y a veces sectaria, recopilacin y articulacin de los textos (como ya sealara Juan J. Len); por la falta de ensayos crticos sobre Egea, de gran vala, que no se encuentran en este conjunto; por la falta de criterio a la hora de informar de la procedencia de los textos, al igual que ocurre con las prosas incluidas del propio Egea, pues no se informa de su procedencia ni de si han sido editadas con anterioridad. Tambin, para alcanzar las pretensiones de las que se hace gala, hubiese sido imprescindible un mnimo ensayo bibliogrfico que ampliara la recopilacin de textos aqu efectuada.

    En 2006, al fin, se publicar, en edicin artesanal, su libro indito: Sonetos del diente de oro (Granada, Asociacin I&CILE) con unas Palabras previas del profesor Jos Antonio Fortes, en general mal ledas y peor comprendidas, que incluye la reproduccin facsmil del cuaderno de escritura de los sonetos, su trascripcin efectuada por Jos Luis Alcntara y unas breves notas al texto. Tambin se aade un CD-Rom con diversos materiales que completan el contenido del libro.

    En esta misma lnea de publicacin, tambin de modo artesanal, en 2007 se reeditar su libro Raro de luna (Granada, Asociacin I&CILE) en donde se incluye el, por ahora, ms completo estudio de este libro [Prlogo. Juego de espejos transparentes. (Propuesta de materiales para una lectura)] por F. Villar Ribot; el cuaderno, en facsmil, de escritura del poema Raro de luna y su trascripcin por Jos Luis Alcntara, junto con otros materiales (cartas, notas al texto, etc.) que

    42 Elena PEREGRINA (ed.), Por eso fui cazador (A la memoria de Javier Egea), Granada, Diputacin Provincial, 2004, pg. 11. As, en una resea de este libro, publicada en el peridico Granada Hoy, el 12 de junio de 2004, se informa incorrectamente de que ste: recoge por primera vez todos los artculos y semblanzas [la cursiva es ma].

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    permiten un anlisis ms completo de este libro. Tambin se incluye un CD-Rom con otros numerosos documentos.

    Al igual, durante estos aos, su poesa ha aparecido en, al menos, cinco antologas: en el ao 2000 Andrs Soria Olmedo, en Literatura en Granada (1898-1998). II Poesa (Granada, Diputacin Provincial, pgs. 433-443), presentaba una muestra de su potica; en 2003 era Francisco Daz de Castro, en La otra sentimentalidad. Estudio y Antologa (Sevilla, Fund. J. Manuel Lara, pgs. 123-159) quien inclua una amplia muestra de sus etapas; en 2007, Marta Sanz, en Metalingsticos y sentimentales. Antologa de la poesa espaola. 50 poetas hacia el nuevo siglo (1966-2000) (Madrid, Biblioteca Nueva, pgs. 437-444) presentaba, por primera vez, a Javier Egea en una antologa potica de mbito nacional; en 2008, en una reciente muestra de poesa granadina, Poesa-Granada. 12 poetas granadinos (Caracas, Bid&co, pgs. 91-103), . Esteban mostraba, con multitud de erratas, otra seleccin de su obra potica; y, en 2009, Olalla Castro, en una antologa de poesa andaluza, Ocho paisajes, nueves poetas (Antologa) (Granada, Dauro, pgs. 129-145) incluye, en su seleccin, algunos poemas inditos de Javier Egea.

    Y, por ltimo, durante los aos 2007 a 2009 se recopil, por Jos Luis Alcntara y Juan Antonio Hernndez Garca, la Obra Completa de Javier Egea43, proyecto que se present en Granada el pasado 18 de junio y que permanece indita. Se ha estructurado en cuatro volmenes, dos para la poesa (el primero para el conjunto de libros poticos y, el segundo, recoge los poemas sueltos junto con un gran nmero de inditos) y otros dos para la prosa (el primero se ha dividido en diversos apartados: Artculos / Prosa narrativa / Anotaciones / Entrevistas y Declaraciones y Epistolario; y, el segundo, contiene la totalidad de Diarios escritos por Egea y que se encuentran, en su totalidad, inditos)44.

    5. Pero una serie de hechos extraliterarios determinarn la apertura de una nueva fase, con giros prodigiosos, en la aproximacin crtica a Javier Egea: A) El robo/prdida de unos 120 libros (dos cajas) de su biblioteca durante el traslado de sta a otro domicilio (septiembre 2005) y B) La entrega, en depsito, de la biblioteca de Javier Egea a la Fundacin Rafael Alberti (diciembre 2006).

    A raz de estos hechos se producir la plena expansin de lo que he calificado como lectura biografista que se ha constituido en una crtica, pretendidamente dominante, ensimismada en el anecdotario (utilizando constantemente datos errneos, aumentando la confusin y utilizando errticas

    43 Proyecto que ha sido recibido, de modo incomprensible, con una tremenda virulencia y violencia por parte de ciertos intelectuales granadinos. Vid., por ejemplo, D. RODRGUEZ MOYA, Entre dos sombras, La Opinin de Granada, 19 junio 2009, y lvaro SALVADOR, El legado, La Opinin de Granada, 28 julio 2009. En ambos casos, con una total falta de rigor informativo, se tergiversaban las palabras que se dijeron en el acto de presentacin del proyecto de Obra Completa, junto con speros insultos a los editores de sta, aprovechando que ninguno de ellos, estos intelectuales, haba asistido al mismo. Adems se confunde la fecha y el lugar en el que se produjo la citada presentacin. 44 Remito, para una descripcin ms amplia de este proyecto, de nuevo, a mi ensayo informado en nota 4. Tambin pueden consultarse las informaciones publicadas en la prensa granadina (Ideal y Granada Hoy) durante los das 17 a 19 de junio de 2009.

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    interpretaciones) y enrocada en un sistemtico intento de deslegitimacin de los herederos designados por Javier Egea que ha dado lugar a una real historia local de la infamia45 como proyecto de apropiacin del pasado y su memoria y, como efecto secundario, a un arrinconamiento y olvido del estudio materialista de la produccin potica de Javier Egea.

    Esta lectura ha pasado, desde el ao 2005, por diversas fases en funcin de los acontecimientos sealados:

    A) A raz de la sustraccin/prdida de dos cajas de libros de la biblioteca de Javier Egea, durante una mudanza de sta, se producir un torrente de artculos en prensa con el objetivo, en la gran mayora de stos, de aumentar su gravedad y dramatizar la confusin en torno a este suceso. El proceso se iniciara con la publicacin de tres artculos, en los das 17 y 18 de septiembre de 2005, firmados por Luis Garca Montero, Jos Carlos Rosales y lvaro Salvador46, y que se identifican en virtud de su retrica beligerante y el mecanismo tpico, que los articula, fundado en enmascarar la respuesta, ya dada en los textos, mediante el monopolio retrico de preguntas y establecer, as, la ocultacin del planteamiento falso que los fundamenta. El marco interpretativo, de este modo, quedar establecido para el resto de artculos y noticias que se publicarn a continuacin, y que no escribirn otra cosa que el retorcimiento de los apriorismos establecidos mediante una acumulacin de especulaciones y confusin creciente.

    B) En diciembre del ao 2006, los herederos de Javier Egea deciden, tal como hemos indicado, entregar en depsito la biblioteca de Javier Egea a la Fundacin Rafael Alberti. Este hecho, fundado en la camaradera que Egea mantuvo con Rafael Alberti47, se convertira en un paso ms de este proceso aumentando la gravedad de las mentiras y de la desinformacin publicada hasta entonces, pues: se intenta introducir a Javier Egea en una batalla en la cual, durante su vida, no se vio inmerso por voluntad propia (en sus Diarios es bien explcito sobre este asunto); se miente sobre el contenido de las memorias de Rafael Alberti, La arboleda perdida, sin ningn comedimiento y con total desfachatez48, tal como puede

    45 Para un anlisis pormenorizado de los artculos periodsticos que se publicaron en la prensa granadina, con una actuacin destacada del peridico La Opinin de Granada, y en la edicin andaluza de El Pas vid. mi ensayo, en su apartado 5. Los papeles de Egea, de prxima publicacin, informado en nota 4. 46 Vid. Luis GARCA MONTERO, Chamarilero, El Pas. Andaluca, 17 septiembre 2005, pg. 2; Jos Carlos ROSALES, Libros en la carretera, Granada Hoy, 18 septiembre 2005, pg. 8 y lvaro SALVADOR, Maldicin eterna a quien lea estas pginas!, La Opinin de Granada, 18 septiembre 2005, pg. 24. La recoleccin de especulaciones, sin la menor objetividad informativa, se extendi entre los meses de septiembre y noviembre de 2005 y, durante todo este tiempo, slo un artculo, en el que se aclaraban bastantes puntos sobre esta situacin, logr romper la uniformidad y monolitismo acrtico de las informaciones: Jos RIENDA, El legado de Javier Egea. Puntualizaciones, Ideal, 20 septiembre 2005, pg. 28. Pero, sin duda, el sntoma que connota esta anomala informativa se encuentra en el desinters que la prctica totalidad de los opinadores mostrara ante la resolucin judicial del caso, pues slo el peridico Granada Hoy se hizo eco de sta en su edicin del 20 diciembre 2006, pg. 3, y ninguno de los que tanto haban escrito sobre el suceso hara la menor alusin a sta. 47 En los diarios de Javier Egea se encuentran reflexiones muy agudas y esclarecedoras sobre su relacin con Rafael Alberti y los sucesos en torno a su Fundacin. Vid. Javier EGEA, Obra completa /4. Diarios (edicin de Jos Luis Alcntara y Juan Antonio Hernndez Garca. Indita). 48 Vid., por ejemplo, F. VALVERDE, Los libros de la marginalidad, El Pas. Andaluca, 14 diciembre 2006, pg. 40, artculo, con una redaccin y contenido melodramticos, en el que lvaro Salvador

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    comprobar cualquier lector, al afirmar que en stas ha desaparecido Javier Egea de su contenido; y, de paso, se aprovecha para continuar con las insidias e insultos contra los herederos elegidos por Javier Egea inventando una leyenda de prohibiciones y censuras.

    Esta acumulacin de desatinos, despropsitos, maniobras desinformativas e invenciones desembocar, con el tiempo, en una serie de consecuencias graves, y dolorosas, para el conocimiento, valoracin y difusin de la obra potica de Javier Egea49: por una parte, el proyecto de edicin de la antologa de Javier Egea, Soledades (1970-1990)50, firmado por los herederos con la editorial Lumen (para su coleccin de poesa El Bardo) quedara encallado desde el ao 2004 hasta hoy sin ningn tipo de explicacin, a finales de 2009, por parte de la editorial; y, por otra parte, la organizacin de unas jornadas de estudio sobre Javier Egea, que se estaban organizando en la Universidad de Granada, para el mes de mayo de 2009, se veran suspendidas (o mejor dicho: prohibidas) sin ninguna argumentacin lgica y como ejemplo burdo (otro) de la falta de calidad democrtica en este pas.

    Tras la suspensin/prohibicin de estas jornadas, por la Universidad de Granada51, el da 18 de junio de 2009, se realiz uno de los actos, que estaba programado en el seno de stas, gracias a la colaboracin del Centro Artstico, Literario y Cientfico de Granada, que consisti en la presentacin, por parte de sus editores (Jos Luis Alcntara y Juan Antonio Hernndez Garca) del proyecto de Obra Completa de Javier Egea, con las caractersticas que ya he detallado con anterioridad.

    Frente a este ensimismamiento, organizado en principios conspiranoicos y algo fantasmales que, en algunos momentos, roza un incierto delirio, se han producido una serie de aproximaciones crticas que, en su diversidad, pueden adscribirse a lo que he calificado como lectura materialista y que, con su presencia, deslegitiman y dejan fuera de lugar, mediante su potencia, los nuevos horizontes de investigacin que plantean y las lneas de demarcacin que establecen, a las otras dos tipologas de lectura, por su debilidad terica y la vulgaridad de sus planteamientos.

    declara: borr nuestros nombres de La arboleda perdida; o J. ARIAS, Granada, el cruce de legados, Granada Hoy, 31 diciembre 2006, pgs. 2-3, en donde M. MARESCA afirma: tach de las memorias de Alberti los nombres de todos sus amigos poetas de Granada, Javier Egea incluido. Algo, como digo, absolutamente falso pues, circunscribindonos a los poetas granadinos, esta circunstancia slo afecta a dos de ellos: L. Garca Montero y L. Muoz Montero que, junto a Benjamn Prado, tal como nos informa ste (en A la sombra del ngel. 13 aos con Alberti, Madrid, Ed. Aguilar, 2002, pg. 61), Rafael Alberti calificaba como los niitos pueteros. 49 Vid. el imprescindible artculo de Gregorio MORN, El poeta doblemente muerto, La Vanguardia, 27 junio 2009, pg. 26. 50 Para una exposicin completa de este proyecto, su estructura y contenido, vid. el artculo de Jos Luis ALCNTARA, Homenaje a Javier Egea (Historia de una Antologa), en esta misma revista. Ante esta completa informacin sobre la antologa Soledades resultan sorprendentes las continuas alusiones, en especial por parte de lvaro Salvador, a un proyecto inexistente, en base a unas opiniones ausentes de cualquier lgica verosmil. 51 Los artculos en la prensa granadina sobre este nuevo suceso, con un contenido falto de toda veracidad y con un desconocimiento absoluto de la programacin de las jornadas suspendidas, se efectuaron entre los das 30 de abril y 3 de mayo de 2009, pues las jornadas programadas iban a desarrollarse entre los das 18 y 20 de mayo de 2009.

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    En 2004 Manuel Urrutia-Zarzo52 bosqueja el establecimiento de otras problemticas para el anlisis de la otra sentimentalidad y, en especial, de la prctica potica de Javier Egea. En esquema sus propuestas, que abren un nuevo espacio de investigacin, se centran en: 1) Un intento de enfrentar las reflexiones poticas de Egea, y las tericas de Juan Carlos Rodrguez, sobre una subjetividad otra, con la lnea terica de Negri/Guattari en tanto resistencia a las nuevas formas de explotacin capitalista en la vida cotidiana; y 2) Un anlisis crtico y radical de la canonizacin y periodizacin que establece Francisco Daz de Castro, a travs de su antologa de la otra sentimentalidad, mediante el dislinde de una serie de sntomas, al confrontar este texto con otro de Carlos Enrquez del rbol: 1. La narrativa burguesa que impone en su relato mediante la presentacin de los personajes y la periodizacin de esta prctica potica; 2. La exclusin, en su prlogo, de el debate terico desde los presupuestos mismos del grupo granadino y 3. La mirada nostlgica y eufrica que domina, en su conjunto, el estudio de Francisco Daz de Castro, pues lo que propone ste, desde sus premisas culturalistas, es otra historia, y no una historia otra. Pero algo desafina en la propuesta de Urrutia-Zarzo ya que, en ltima instancia, su investigacin se encuentra lastrada por la aceptacin acrtica de los elementos bsicos de la fbula construida para la otra sentimentalidad y de ah que una de las conclusiones de su anlisis sea:

    Quizs, lo nico que queda por hacer es volver a los textos de la otra sentimentalidad, volver a leerlos en su radical historicidad, intentando explicar si en realidad fue un proyecto tan revolucionario u otro requiebro del capitalismo en una nueva era en la que el internacionalismo parece ms una cuestin del mercado, si es que acaso alguna vez intent ser de otra manera, que de proyectos marxistas.

    Jairo Garca Jaramillo, en 200553, public el primer estudio de conjunto sobre Javier Egea en el que, a travs de una aproximacin cronolgica, se distinguen las diferentes etapas en su escritura, se aportan la mayora de interpretaciones que se han publicado sobre stas y se utiliza una amplia informacin bibliogrfica, por ello se ha constituido en el estudio de referencia para adentrarse en la espesura vital y en la complejidad escritural de Javier Egea.

    Con posterioridad, en 2007, Jos Luis Belln Aguilera54 vuelve a plantear la problemtica de la bisagra entre la otra sentimentalidad/poesa de la experiencia ensamblando las teorizaciones de J. Carlos Rodrguez y de P. Bourdieu; anlisis, en parte, desequilibrado por su deuda con las lecturas establecidas desde el experiencialismo sobre la otra sentimentalidad, pero que, en ltima instancia, no rechaza el planteamiento radical de la cuestin:

    El grupo [la otra sentimentalidad] no dur demasiado: alrededor de 1984 fue rebasado por otro movimiento que, de alguna manera, estaba sobrelapado y que reclam sus derechos

    52 Vid. Manuel URRUTIA-ZARZO, Ciego en Granada: la ciudad y su reciente historia potica, Colorado Review of Hispanic Studies, 2 (2004), pgs. 173-186. Los escritos utilizados de T. Negri y F. Guattari, en edicin espaola, pueden consultarse en Las verdades nmadas. Por nuevos espacios de libertad, Donostia, Gakoa, 1996, en especial pgs. 37-145. 53 Vid. Jairo GARCA JARAMILLO, Javier Egea: la bsqueda de una poesa materialista, Granada, Asociacin I&CILE, 2005. 97 pgs. Cfr. Miguel ngel GARCA, La historia vencida, Quimera, 269-270 (abril 2006), pgs. 110-112. 54 Vid. Jos Luis BELLN AGUILERA, Todo modo: Hechos y palabras en la poesa de la experiencia, Bulletin of Hispanic Studies, 84.6 (2007), pgs. 797-819.

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    en el mercado liteario: La poesa de la experiencia. El principal poeta de los experienciales fue Luis Garca Montero. De La otra sentimentalidad slo quedaba una vaga alusin a la cotidianeidad y a la experiencia.

    Y efecta el, por ahora, ms importante estudio del libro Troppo mare de Javier Egea bajo la premisa: Egea fue el poeta con ms fuerza del grupo y probablemente el nico que fue capaz de acercarse en sus poemas a un lenguaje-otro.

    Olalla Castro55, en un amplio prlogo a una antologa potica, dedicar un captulo, en lnea con las exploraciones que Juan Carlos Rodrguez ha publicado sobre Javier Egea, al anlisis de la prctica escritural de Egea, para lo cual se centra en los debates tericos internos de la otra sentimentalidad; tacha, por errnea, la adscripcin, a un romanticismo difuso, que tanto se utiliza para encasillar y simplificar las posiciones ideolgicas conquistadas, y expone, con la utilizacin de la imagen lenguaje del robo, los lmites, potencia y radicalidad alcanzados por ste:

    Y este descubrimiento, el de la continuidad de lo privado y lo pblico, del amor y la ideologa, del deseo y la politica, de las trincheras de la intimidad y las del poder, es lo que caracteriza la poesa de Egea.

    Y por ltimo, en un pequeo libro, Revoluciones diminutas56, Marcela Romano efecta, desde las proposiciones tericas de Pierre Bourdieu, una serie de lecturas, valiosas, de algunos poemas de Javier Egea; pero encuadradas en un debate interno que tensiona a stas: por un lado, la aceptacin, de modo acrtico, de los relatos normalizadores dominantes, que han diluido la realidad de los hechos en una leyenda mitologizante, junto a la utilizacin borrosa de trminos, como marginacin, rareza o romanticismo, que establecen un perfil excesivamente culturalista; y, por otro, en conflicto con ese marco, situar a Javier Egea en: una posicin de corredor de fondo frente al avance de la poesa de la experiencia, que llev a Egea, como bien ha visto Soria Olmedo, a la soledad de los ltimos aos.

    Y, sin embargo tras este largo paseo, an se mantiene firme, de manera arrebatada y permanente, la pregunta: De qu hablamos cuando hablamos de Javier Egea?57

    55 Vid. Olalla CASTRO, Javier Egea: el dolor como albacea o habitar el desencanto, en Ocho paisajes, nueve poetas (Antologa), Granada, Dauro, 2009, pgs. 41-49. 56 Vid. Marcela Romano, Revoluciones diminutas, La otra sentimentalidad en lvaro Salvador y Javier Egea, Mar del Plata, Eudem, 2009. 130 pgs. 57 Finalizando la redaccin de este texto compruebo el desarrollo de unas Jornadas, en Granada (tituladas Soledades eternas, del 18 al 21 de noviembre de 2009), alrededor de la figura de Javier Egea. Unas jornadas que ya nos anunciaba lvaro Salvador, tras la prohibicin de las que se estaban organizando en la Universidad de Granada, en los siguientes trminos: [homenaje] serio y con las personas que verdaderamente deben estar [SIC, en La Opinin de Granada, 30 abril 2009, pg. 39]. En efecto, no slo estas jornadas han cumplido con el aviso sectario y excluyente, sino que han ido mucho ms all e, inexplicablemente, hasta cuatro instituciones pblicas se han sumado a este teatro al desarrollarse en torno a lo siguientes sntomas bsicos, como puede comprobarse mediante la lectura de las noticias publicadas, en la prensa granadina, durante los das 18 a 21 de noviembre de 2009 : 1) Instituye, como eje bsico de su dialctica, un campeonato del mundo en torno a la amistad con Javier Egea; tema recurrente en las declaraciones de Juan Vida y lvaro

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