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Concepcion de La Mujer en El Pensamiento de Jose Martí

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SANTIAGO (94) 2001

Universidad de Oriente. Santiago de Cuba. CUBA

Omar Guzmán MirandaTamara Caballero Rodríguez

Concepción de la mujer enel pensamiento de

José Martí

Resumen

José Martí, a finales del siglo XIX, aporta un enfoque de género dela actividad humana, vigente aún para el siglo XXI, en el cualconsidera que ésta no podría ser efectiva sin el aporte espiritualde la mujer desde su propia naturaleza esencial. El apóstol cubanoafirma que:

(...) las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas nose alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremecey ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima yaplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel desu cariño- la obra es invencible.

En el artículo se describe cómo en la concepción martiana degénero, el problema de la igualdad en los marcos de una culturapatriarcal, se soluciona a partir del complemento dialéctico de lasdiferencias entre lo masculino y lo femenino, para lo cual la mujerdebe tener los mismos derechos que los hombres con el fin de quesu proyección en la construcción de la vida sea cada vez más plena,cuestión que estará relacionada con su naturaleza sui géneris.

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Desarrollo

La concepción martiana de género no exime la incorporación dela mujer a la lucha emancipatoria de la patria, José Martí consideraque a la mujer le corresponde un lugar importante en la cohesióny triunfo de los ideales más nobles de la humanidad. Sin embargo,no deja de destacar las características de ese género que si bien éllo ve en una relación de equidad con el hombre subrayan ladiferencia que, justamente, se convierte en el complemento espi-ritual de la fuerza material del hombre. No se trata de una igualdada ultranza en las mismas condiciones, sino en una igualdad deposibilidades ante las tareas humanas pero con la diferenciapropia de los géneros masculinos y femeninos. A cada uno lecorresponde una parte en la obra magna, y ella es tan importantecomo esencial.

Este razonamiento da claridad sobre la lucha de Martí contra ladiscriminación de la mujer y trasluce un enfoque novedoso de laequidad de géneros en una época donde tal perspectiva erabastante débil debido a un predominio más intenso de la culturapatriarcal. Y como ésta es aún predominante, la visión martianaayuda a plantear una guía metodológica para plantear el problemade la equidad de géneros de una manera coherente y realista aúnen nuestros tiempos en lo que radica la vigencia de las ideasmartianas.

Al respecto, Martí afirma que:

(...) las campañas de los pueblos sólo son débiles, cuando en ellas nose alista el corazón de la mujer; pero cuando la mujer se estremecey ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima yaplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel desu cariño- la obra es invencible.1

Cuando se aprecia la igualdad de las diferencias de dos mitadesque se complementan mutuamente ante las tareas comunes, sepuede ver, al decir de Martí, "(...) un poco de cielo azul, laferviente amiga, la hermana ejemplar, la madre amante, la entu-siasta patriota".2

1 José Martí, Obras Completas, t. I, La Habana, Editorial Ciencias Sociales,1975, pág. 17.

2 Ibid, t. V, pág. 17.

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Una de las ideas más revolucionarias de la ideología martiana dela unidad es el papel esencial que Martí le asigna a la mujer en eldesarrollo de la sociedad y en la consolidación de las ideas másnobles del progreso, porque no deja de destacar la especificidaddel aporte de la mujer. Él dice que "(...) las ideas (...) no estánseguras hasta que las mujeres no las aman".3 También afirmó:"Nada perdura sin la gracia. La mujer, de instinto, divisa la verdady la precede".4

Este enfoque de la participación de la mujer en el progreso tieneuna gran novedad incluso para el mismo siglo XXI en que vivimos,donde hay algunas corrientes feministas que en su lucha contra lacultura patriarcal no plantean la igualdad de la mujer desde suposición sui géneris, sino mediante una invasión de la posición yrol del hombre. Martí destaca que el problema radica en incorpo-rar a esa mujer en su propia naturaleza que difiere de la delhombre. Se trata de un crecimiento verdadero porque hay unasuma real de algo diferente pero necesario en tanto que escomplementario. La expresión martiana: "crecer es el único modode adelantar"5 plantea con un evidente enfoque de género hechoen el siglo XIX, del cual estaría celoso otro pensador del nuestro,la incorporación de la mujer a una cultura de la equidad. Eldesarrollo estaría en la posición dialéctica de estos dos contrariosque debe hacer posible una mejor existencia de ambos en laconstrucción de la realidad.

Sobre esta diferencia de roles Martí se pronuncia cuando, refirién-dose al papel que como "madre bondadosa" cumplía en su hogarClemencia Gómez, escribía: "La casa no vivía en la vanidadegoísta de la gloria del padre, ni como gloria hablaban de él, sinocomo padre: en lo que vive aquella casa es en la pasión de Cuba".6

Padre y madre educaban, desde esta concepción, por igual y desdediferentes lugares, a los hijos. Ante la pasión verdadera ambostenían algo importante que dar desde sus posiciones y roles.

Tal vez la nota más alta de la necesidad educativa de la mujer parala forja de hombres revolucionarios, Martí la pone cuando exalta

3 Ibíd, pág. 18.4 Ibíd .5 Ibíd, pág. 17.6 Ibíd, pág. 20.

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el papel de Mariana Grajales, la madre de Los Maceos, paraenseñarle a las mujeres cuál debe ser su posición ante la tarea detodos. No se trataba sólo de que la mujer fuera al campo de batalla,lo cual él no negaba, pero destacaba que ella en la retaguardia teníauna misión formadora de hombres y mujeres tan importante comola otra y tan digna de honor como cualquiera.

¿Qué había en esa mujer –dice Martí– qué epopeya y misterio habíaen esa humilde mujer, qué santidad y unción hubo en su seno demadre, qué decoro y grandeza hubo en su vida sencilla, que cuandose escribe de ella es como de la raíz del alma, con suavidad al acabarla vida, rodeada de varones que pelearon por su país, criando a susnietos para que pelearan.7

No se trata de ver a la mujer distinta en sus modos de hacer y sentir,sino de saberla incorporada por igual a la misión desde su propiaposición. No se trata de eliminar la esencia de mujer o de hombrepara luchar contra la cultura machista, sino de crear una culturaque contemple la correlación de esas dos esencias que se hacenuna en los empeños comunes. Martí clama por esa miel de cariñopropia del corazón de la mujer, es decir, por su espiritualidad. Asíes como ella se incorpora a cualquier obra.

Dentro de las funciones sociales esenciales de la mujer en el senode la familia, se encuentra la socialización de los hijos para lastareas gloriosas de la patria, así como para el cumplimiento porparte de los maridos del honor. El fallo de esa mujer en ese deber,es un fallo que después se deja ver en la familia. La mujer es elvehículo que lleva los reguladores de la sociedad desde su propianaturaleza, por cuanto ella no es un ser pasivo que los niega oafirma por orden del varón. Su cumplimiento o incumplimiento,por el contrario, se refleja en la vida de éste. Cuando los regula-dores se pierden en la mujer, esto se refleja en el hombre; y cuandose cumplen, también. Martí sentenció: "Como veneno es unamujer frívola e interesada, que descuaja y envilece al maridotemeroso: delicia y manantial de orgullo, es una mujer valiente yabnegada".8 Y en otro lugar dijo que desde que la tenía sobre sushombros, refiriéndose tal vez a la mujer amada, andaba más ligero,como queriendo puntualizar que sin la mujer sería imposible lavida del hombre.7 Ibíd, pág. 26.8 Ibíd, pág. 27.

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Los preceptos morales son llevados a la casa en manos de la acciónsocializadora de la mujer. Ella educa a cada hijo en que la patria(la sociedad) no es un abstracto que existe por sí solo, sino que esuna totalidad que se hace real en cada ser. El todo vive en cadaparte del mismo. Este significado, Martí lo expresa de la siguientemanera: "Ha de ser limpia la casa, y la conducta. Se es cubano, yes Cuba cada hijo suyo; y en todo lo que se hace va el honor deCuba. Se ha visto, por esa idea de madre, convertirse en héroe almastuerzo y en gloria al ladrón".9

En este razonamiento de gran alcance sociológico, se pone demanifiesto la realización de la objetividad de las reglas morales através de la subjetividad de las personas, la cual necesita, sinembargo, de moldes firmes de virtud en la casa, donde predominala acción de la mujer. De ellos es responsable la mujer en el marcode su vida privada como mujer madre, mujer hermana, mujerpatriota, aunque también los ponga el hombre en otro sentido. "Enpueblos nuevos –escribe el apóstol cubano– todo depende delarranque. El hombre es masa hirviente, y toma en los pueblosnuevos la nobleza o vicios el molde en que cae. El molde ha de serfirme y de virtud, para que el pueblo sea bueno. La vergüenza seha de poner de moda: y fuera de moda la desvergüenza".10

El papel determinante en el alcance socializador de la mujer, Martílo ve tanto en la proyección positiva como en la negativa de sunaturaleza. Al respecto, el maestro plantea: "Y podríamos, alhablar del mérito de nuestros hombres, callar sin descortesía sobreel de aquellas que, como de puñalada mortal lo hieren en sutraición, o como con esencia de vida lo alimentan con su virtud ysu cariño".11

En estos análisis, Martí enfoca a la mujer a partir de su propianaturaleza como una entidad necesaria para lograr una culturadiferente. Él alerta sobre esta realidad a nuestros países paraevitarle, junto con otros males que le pueden venir del norte, lafalta de "(...) la suma suficiente de las virtudes femeninas (...)".12

9 Ibíd, pág. 68.10 Ibíd.11 Ibíd, t. XXII, pág. 204.12 Ibíd, t. XII, pág. 154.

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Martí quiere abrirle a nuestros países una libertad plena debido ala pérdida de la libertad de las mujeres.

Martí no sólo habla de las virtudes de la mujer sino de cómohacerles reconocer, eliminando aquello que las frena. Para esto lesirve el estudio de las mejores experiencias que él vivió, alrespecto, en Estados Unidos y Europa.

El considera que la independencia económica de la mujer consti-tuye una premisa necesaria para lograr su igualdad respecto alhombre, cuando al hablar de algunas leyes norteamericanas anti-discriminatorias, afirma:

(...) Nótase en esta tierra nueva, gran premura por dar a la mujermedios honestos y amplios de su existencia, que le vengan de supropia labor, lo cual le asegurará la dicha, porque enalteciendo sumente con sólidos estudios, vivirá a par del hombre como compa-ñera y no a sus pies como juguete hermoso, y porque, bastándose así, no tendrá prisa en colgarse del que pasa, como aguinaldo delmuro, sino que conocerá y escogerá, y desdeñará al ruin y engañador,y tomará al laborioso y sincero (...).13

Esa dependencia económica, no sólo le evita a la mujer cualquierdegradación moral que le condiciona la cultura machista, sino quele abre las puertas a sus derechos políticos.

Martí aplaude el derecho de la mujer al voto y a ser electa paracargas comunes. "(...) Y en otro estado, que es Vermont, –dice élen una de sus escenas norteamericanas–, las damas que pagancontribución votan por aquel que más les place de los candidatosa los empleos de las escuelas, cuyos candidatos pueden sertambién mujeres (...)".14

Martí revela, de esa manera, las cualidades femeninas que puedenhacer crecer cualquier proyecto social. No se trata únicamente detenerlos en cuenta, sino que su puesta en práctica constituye unaporte cualitativo y no meramente cuantitativo para poner enmarcha cualquier obra. Esa fuerza espiritual femenina es elcomplemento no aplicado hasta el momento que podría darlesolución a problemas no fácilmente solubles con las únicasfuerzas masculinas. Martí nos invita a un verdadero enfoque de13 Ibíd, t. IX , pág. 287.14 Ibíd.

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género (de lo masculino y lo femenino en fusión dialéctica) paraconstruir la realidad de una manera más plena.

En esta dirección, el maestro pregunta afirmando:

(...) ¿Quién ha de ser mejor guía para las mujeres extraviadas que unadama buena?. Ni, ¿quién que ve una madre y la ve cómo ama, prevé,y endulza, y perdona, duda de ese caudal de maravillas que yaceignorado en cada alma de mujer? Es una mano de mujer, vara demago, que espanta búhos y sierpes, y ojos de Midas, que trueca todoen oro (...).15

El complemento educativo que aporta la mujer a la sociedadradica no en que ella deba ocupar la posición del hombre, sino quese desprende de otro ángulo de acción.

"(...) El hombre es rudo e impaciente, y se ama más a sí que a losdemás. Y la mujer es tierna, y goza en darse, y es madre desde quenace, y vive de amar a otros (...)".16 Esta diferenciación exageradaviene de la sobrevaloración del hombre en los marcos de unacultura machista y la necesidad de vindicar el mérito de la mujeren contraposición a ésta.

La igualdad no consiste en eliminar la diferencia de géneros, sinomás bien en tenerlas en cuenta a partir del objetivo común. Laigualdad de géneros no es funcional, sino orientadora- metodoló-gica.

Esta visión surge de la misma concepción cosmovisiva y prácticaque tiene Martí de la educación, en la cual cada individuo,institución y género debe aportar armas para la batalla queconsiste en formar al hombre integralmente para enfrentar la vida.

La educación –escribe el maestro– ha de ir a donde va la vida. Esinsensato que la educación ocupe el único tiempo de preparación quetiene el hombre, en no prepararlo. La educación ha de dar los mediosde resolver los problemas que la vida ha de presentar. Los grandesproblemas humanos son: la conservación de la existencia, y el logrode los medios de hacerla grata y pacífica.17

15 Ibíd, pág. 288.16 Ibíd.17 Ibíd, t. XXII, pág. 308.

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No cabe duda que en la concepción educativa martiana, losproblemas espirituales son los más importantes y trascendentalesde la vida. ¿Cómo entender, entonces, que se deje de tener encuenta en la educación a la mujer como fuente de espiritualidadque sería un magnífico medio para la misma?. El hace énfasis a eseaporte orientador- metodológico que proporciona la mujer desdesu propia naturaleza esencial, sin necesidad de cambiarlo. Aquíyace una perspectiva novedosa para enfrentar la discriminaciónde la mujer, y el enfoque simplista de que la mujer haga lo que haceel hombre y viceversa. Incluso, hacer lo mismo no significahacerlo igual gracias a una diferencia de género que yace enquienes hacen, y la cual no puede ser menospreciada, sino apro-vechada. De ese corazón y miel de cariño, de esa alma de mujer,es de lo que Martí considera que debe ser ungida cualquier obrapara que sea posible.

Se trata más que de eliminar las diferencias de género, de inter-cambiarlas para el bien de ambos en función de una obra común.Martí le llama a esa operación de género: "comercio de las almas"masculinas y femeninas. Más que eliminar, hay que fusionarse enlo mejor de cada quien para eliminar lo peor. Al respecto Martíaporta lo siguiente:

(...) Vive todo ser humano de verterse, y es el más suave goce elcomercio de las almas. ¿Qué ha de hacer el marido sabedor, sinoapartar los ojos espantados y doloridos de aquella que no entiendesu lenguaje, ni estima sus ansias, ni puede premiar sus noblezas, niadivinar sus dolores, ni alcanzar con los ojos donde él mira? Y vieneese divorcio intelectual, que es el mal terrible.18

Por eso Martí aplaude la posibilidad de que la mujer vaya a loscentros de educación superior y que se le permita practicar lasartes, leyes y ciencias que le han sido vedadas hasta ese momento,puesto que esa limitación impide la proyección de toda su riquezaen un intercambio creador.

18 Ibíd, t. IX , pág. 288.