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CONCEPCIÓN EMPIRISTA DE LA MEMORIA Los partidarios del enfoque empirista conciben al ser humano como una especie de tabula rasa en la que se van imprimiendo o formando las ideas y las imágenes. Según este enfoque, entonces, la memoria es como un pizarrón en blanco, en el que se van grabando las asociaciones de elementos que el individuo realiza mediante su experiencia. Así, el recuerdo se construye por medio de esa asociación: los elementos que están más próximos en el tiempo se asocian con más fuerza y permanecen más tiempo en nuestra mente. Los enfoques empiristas consideran que ni los afectos ni el significado que la información tiene para el individuo son factores relevantes para explicar el funcionamiento de la memoria. La corriente conductista en psicología asume una visión empirista de la memoria y, si bien no concede gran importancia a su estudio, se centra en aspectos cuantitativos -que pueden ser medidos o reducidos a cantidades- y asociativos del recuerdo. Los experimentos de Ebbinghaus Hermann Ebbinghaus (1850-1909) fue un psicólogo alemán conocido, entre otras razones, porque fue el primer científico que realizó estudios experimentales sobre la memoria humana. Influido por las ideas asociacionistas de la época, Ebbinghaus concibe el funcionamiento de la memoria como una serie de asociaciones entre elementos. Para investigar estas cuestiones, Ebbinghaus realizó una serie de experimentos con las siguientes características: Seleccionó una serie de sílabas sin sentido (por ejemplo, "wux", "bij") para repetir y memorizar. De esta manera, buscó eliminar la influencia del significado sobre la memoria. Controló con rigor las condiciones en que se repetían esas listas: hora del día, número de repeticiones, cantidad de sílabas que se recordaban, etcétera. Así introdujo, por primera vez, los análisis cuantitativos precisos de tipo estadístico en el estudio de la memoria. Ebbinghaus se utilizó a sí mismo como sujeto experimental: leía las sílabas a una velocidad de 150 por minuto para, luego, comprobar cuántas recordaba. Procuró no realizar otra actividad que la repetición (evitó, por ejemplo, agrupar esas sílabas con algún criterio). CONCEPCIÓN RACIONALISTA DE LA MEMORIA Desde la perspectiva racionalista, se considera que la memoria depende de la interacción entre la información externa que recibe el

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CONCEPCIÓN EMPIRISTA DE LA MEMORIA

Los partidarios del enfoque empirista conciben al ser humano como una especie de tabula rasa en la que se van imprimiendo o formando las ideas y las imágenes. Según este enfoque, entonces, la memoria es como un pizarrón en blanco, en el que se van grabando las asociaciones de elementos que el individuo realiza mediante su experiencia. Así, el recuerdo se construye por medio de esa asociación: los elementos que están más próximos en el tiempo se asocian con más fuerza y permanecen más tiempo en nuestra mente. Los enfoques empiristas consideran que ni los afectos ni el significado que la información tiene para el individuo son factores relevantes para explicar el funcionamiento de la memoria. La corriente conductista en psicología asume una visión empirista de la memoria y, si bien no concede gran importancia a su estudio, se centra en aspectos cuantitativos -que pueden ser medidos o reducidos a cantidades- y asociativos del recuerdo.

Los experimentos de Ebbinghaus

Hermann Ebbinghaus (1850-1909) fue un psicólogo alemán conocido, entre otras razones, porque fue el primer científico que realizó estudios experimentales sobre la memoria humana. Influido por las ideas asociacionistas de la época, Ebbinghaus concibe el funcionamiento de la memoria como una serie de asociaciones entre elementos. Para investigar estas cuestiones, Ebbinghaus realizó una serie de experimentos con las siguientes características:

Seleccionó una serie de sílabas sin sentido (por ejemplo, "wux", "bij") para repetir y memorizar. De esta manera, buscó eliminar la influencia del significado sobre la memoria.

Controló con rigor las condiciones en que se repetían esas listas: hora del día, número de repeticiones, cantidad de sílabas que se recordaban, etcétera. Así introdujo, por primera vez, los análisis cuantitativos precisos de tipo estadístico en el estudio de la memoria.

Ebbinghaus se utilizó a sí mismo como sujeto experimental: leía las sílabas a una velocidad de 150 por minuto para, luego, comprobar cuántas recordaba.

Procuró no realizar otra actividad que la repetición (evitó, por ejemplo, agrupar esas sílabas con algún criterio).

CONCEPCIÓN RACIONALISTA DE LA MEMORIA

Desde la perspectiva racionalista, se considera que la memoria depende de la interacción entre la información externa que recibe el sujeto y lo que él ya conoce. Los afectos y el significado son factores fundamentales en la construcción de los recuerdos. Para los partidarios del enfoque racionalista, la memoria no es una copia de la realidad o de las experiencias pasadas, sino una construcción activa realizada por el sujeto.

Dentro de este enfoque racionalista, se enmarcan las posturas de: Frederic Bartlett, el psicoanálisis, la psicología cognitiva (procesamiento de la información).

Los experimentos de Bartlett

Unos cincuenta años después de Ebbinghaus, el psicólogo inglés Frederic Bartlett (1886-1969) realizó un estudio completamente diferente. Bartlett sostenía que el trabajo con material sin sentido, como las listas de sílabas, solamente revelaba el funcionamiento de los mecanismos de repetición de la me-moria humana y que de esa manera se prescindía de su característica central: el significado. Por ello, en sus experimentos utilizaba material significativo para los sujetos como dibujos y relatos.

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Bartlett seleccionó una serie de historias o narraciones breves para estudiar lo que se recordaba de ellas una vez oídas y leídas. Estas narraciones tenían significado variable para los distintos sujetos, pero eso no perjudicaba en absoluto los experimentos porque lo que pretendía era investigar, precisamente, la influencia del significado en la memoria.

Bartlett partía de la hipótesis de que la memoria consiste en recordar las cosas según el significado que tienen para las personas. En este sentido, su concepción de la memoria es constructivista, es decir, la memoria depende del significado que las personas dan a las cosas. ¿Y de qué depende ese significado? De la interacción entre la información nueva y la que ya poseemos; de nuestros modelos del mundo, es decir, de nuestra forma de comprender la realidad, nuestras actitudes y afectos, aquello que pensamos y sentimos acerca del mundo, de las personas y de nosotros mismos.

Las conclusiones de Bartlett

Si les piden a distintos miembros de la familia (madre, padre, tíos, abuelos, hermanos mayores) el relato del nacimiento de ustedes, es muy probable que obtengan distintas versiones del acontecimiento. Aun cuando ningún familiar estuviera mintiendo, seguramente habría datos poco coincidentes o muy incongruentes entre sí. ¿Qué explicación se puede dar a ese fenómeno?

Lejos de la imagen del sujeto pasivo del empirismo, actualmente se sabe que el ser humano construye, de manera activa, el significado de los sucesos y los objetos de su experiencia con el mundo y consigo mismo. En consecuencia, construye también su memoria.

Así, la memoria no es sólo un proceso de repetición, como Ebbinghaus sostenía, ni tampoco es una mera copia o reproducción de la realidad o de las experiencias pasadas. Para Bartlett, cualquier proceso de recuerdo o de recuperación de la información almacenada en nuestro cerebro se ve influido por nuestro conocimiento previo, nuestras motivaciones y emociones.

Por otro lado, Bartlett considera que la memoria no funciona recordando hechos o elementos aislados, sino que más bien recuerda totalidades en las que cada elemento tiene relación con los demás.

El principal resultado experimental que obtuvo Bartlett al pedirle a sus sujetos que recordaran las historias que habían leído fue detectar las siguientes operaciones mentales.

1.Racionalizaciones. En el recuerdo se introducen elementos nuevos que no estaban en el texto original. Esto sucedería para dar mayor congruencia a aspectos del texto que el sujeto no comprendió bien. Parece existir una tendencia a lograr que el conjunto del texto resulte significativo.

2.Organización de acuerdo con ideas centrales. En el recuerdo, los elementos se organizan en torno a una serie de ideas centrales, aunque éstas no estén explicitadas en el texto. Parece que la memoria subraya lo importante y oscurece lo accesorio.

3.Supresiones. Se suelen suprimir no sólo algunos elementos aislados del texto, sino también trozos enteros si no concuerdan con el conocimiento anterior del sujeto.