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Conclusiones de la primera parte

Conclusiones de la primera parte...renciación social no era el mismo en Sueca que en Estivella, por citar los dos casos más extremados, pero en todos ellos era general la exis-tencia

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El Realengo.

El realengo presentaba a inicios del siglo XIX una situación másevolucionada, en general, que buena parte de los señoríos. Los pro-pietarios mantenían la propiedad plena sobre casas y tierras, a excep-ción de los escasos territorios controlados efectivamente por la Coronaen los que, ac^uando el rey como un señór más, predominaba la figu-ra de la enfiteusis. Nobleza, clero y propietarios residentes en la ciu-dad de Valencia, aprovechaban buena parte de la superficie cultiva-da, que a su vez cedían en régimen de arrendamiento. Otra capa conuna considerable importancia en la propia comunidad rural, veníaconstituida por un grupo de ricos propietarios locales o de la comarca;los tres grupos acaparaban la mayor parte de la renta agraria, extraídamediante el sistema generalizado de arrendamientos. Finalmente,una gran masa de pequeños propietarios vecinos de la localidad o demunicipios colindantes, eran poseedores de pequeños lotes, por loque, o bien tomaban tierras complementarias en arrendamientó 0trabajaban como jornaleros.

Existían diferencias comarcales importantes. En Valencia y Albo-raia por ejemplo, se daban unos niveles de concentración de tierras enmanos de la nobleza y el clero superiores a los de ottos realengos. Deigual modo y siempre bajo el signo de la gran infuencia de la ciudadde Valencia, existía una gradacióñ en aquellos municipios donde casila totalidad de la tierra estaba en manos de forasteros (más del 90%en Alboraia) y otros donde era menor, como en Castelló de la Ribera,Alzira o Requena. Pero lo que parece claro es que el realengo presen-taba unos acusados contrastes sociales entre los distintos estamentosde la vieja sociedad. Ello respondía a una situación análoga a la deCastilla o Andalucía, donde la nobleza, el clero y las clases urbanasiniciaron, especialmente durante el siglo XVIII, un proceso generalde compra de tierras, dado que la inversión les resultaba en ocasio-nes más rentable incluso que en sus respectivos señoríos, en el caso delos que eran titulares. De este modo, no es de extrañar, por ejemplo,

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Fig. 12. Representacibn en curva de Lorenz de la acumulación de la propiedad enel realengo a comienzos del siglo XI:C.

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que uno de los mayores propietarios de la Huerta de Valencia fuera elReal Colegio del Corpus Christi, señor de Burjassot; o que el condede Parcent y Contamina, señor de Parcent, Setla, Mirarrosa y Benissa,se dedicara durante el siglo XVIII a invertir parte de sus ingresos enla compra de casas y tierras en las diferentes zonas de realengo, hastael punto de que en 1828 aparecía también entre los cinco mayorespropietarios de la Huerta con más de 90 Ha. y una renta anual supe-rior a las 6.000 libras. Las mismas circunstancias se daban en los casosdel marqués de Cerdanyola, la duquesa de Almodóvar, el marquésde Malferit, el marqués de Dos Aguas, la condesa de Casal y tantosotros. EI mismo proceso se daba en los reálengos de Alzira, Castellóde la Ribeta, Guadasuar, 1'Énova o los municipios de la villa y Honorde Corbera. La importancia de la ciudad de Valencia se halla, en defi-nitiva, en la base de toda la explicación si sc realiza una lectura geo-gráfica de la información. La gran influencia urbana, ligada lógica-mente a la rentabilidad de ciertos cultivos comerciales, no sólo se ha-ría patente en las zonas de realengo sino que, como se comprobará,también se extendió a ciertas áreas de señorío.

El Señorío

A la vista de la gran variedad de situaciones expuestas sobre el re-parto del suelo en los señoríos valencianos, cobra pleno sentido laconveniencia de no establecer ningún tipo de generalización al res-pécto. Ni siquiera con este amplio recorrido por las tierras señorialesde las comarcas centrales valencianas se agota la variedad de situacio-nes. Ahí está en primer lugar el ejemplo del señorío de Énguera: lainexistencia de la enfiteusis en las tierras cultivadas concedía la plenapropiedad sobre casas y tierras a sus titulares. EI régimen señorial en-guerino petcibía sus ingresos prácticamente en su totalidad «en base asus derechos de señoría (jurisdiccionales) y en^especial de su participa-ción en la fiscalidad eclesiástica y real, aunque no era despreciable elrendimiento de los monopolios de servicios del señorA120. En este ca-so, la inexistencia de derechos sobre lá tierra cultivada que contem-plara la separación de dominios, haría que no existiera diferencia res-

120 HERNÁNDEZ MARCO, J. L., Ertsuctura económica.:. Op. cic.

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pecto a la evolución de la estructura de la propiedad en cualquier rea-lengo. Nada sabemos tampoco acerca de los señotíos con jurisdicción ^alfonsina y, sin embargo, la configuración de las estructuras de pro-piedad del suelo en este tipo de señoríos sería distinta a la de los juris-diccionales o mixtos.

Nu obstante, los diferentes casos estudiados permiten extraer al-gunas conclusiones:

1) En un amplio grupo de señoríos nos encontramos a principiosdel siglo XIX con un tipo de comunidad rural relativamente homo-génea, con enfiteutas poseedores en su mayoría de modestas exten-siones y cuyos ingresos procedentes de la tierra iban a parar en granparte a las arcas de los señores quienes, por otra parte, tenían el con-trol absoluto de los mecanismos de extracción de renta. Se trataba deseñoríos en los que el ejercicio de la jurisdicción se había visto acom-pañado del elemento territorial a raíz de la expulsión de los moriscospero conviene precisar que en muchos de ellos se había desarrolladouna importante capa de ricos enfiteutas locales, muy consolidadoseconómica y políticamente, que acapataba buena parte de la tenta dela tierra y comercializaba sus propios excedentes. Casas y tiertas esta-ban cedidas en enfiteutis y la prestación además de un canon eri dine-ro, llevaba aparejada la partición de frutos. A pesar de las diferenciasde grado entre las distintas capas del campesinado, el dominio útilestaba en manos de enfiteutas vecinos o de núcleos cercanos, desta-cando en todos estós lugares un rasgo común: la ausencia casi absolu-ta de elementos de .la nobleza y el clero y la escasa presencia, cuandola había, de las clases urbanas.

Otro tipo lo constituye la villa de Sueca, perteneciente al Maes-trazgo de la Orden de Montesa e incorporada al Patrimonio Real en1587. Un señorío poblado de antiguo pot cristianos viejos, en el quela conti^ua devaluación de unos cesos de tipo antiguo, la escasa cuan-tía de ;as particiones y la rentabilidad del cultivo del arroz, había po-sibilitado la compra de tierra por parte de la nobleza y burguesía fo-ráneas, al tiempo que se había consolidado una importantísima capade ricos enfiteutas locales.

En otros señoríos, donde la población había estado integrada porcristianos desde el momento de la ieconquista, la tierra estaba some-tida al dominio directo del señor e igualmente cedida en enfiteusis,pero el poseedor del dominio útil sólo estaba obli ĝado por lo gene-

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ral al pago de un censo en metálico. En estos casos, el elemento dife-renciador básico venía dado por la importante presencia de enfiteutasajenos a la propia comunidad y pertenecientes a las clases urbanas, alclero o a la ptopia nobleza titulada. EI pago de un censo en metálicodesvalorizado y la nó existencia de particiones, había hecho atractivala inversión en la compra de tierra a estos grupos privilegiados. Las re-laciones de propiedad eran diferentes al realengo, pero a la vista delos gtupos sociales, el resultado final era, de facto, el mismo.

El señorío de Búrjassot es un caso atípico en la geografía señorialvalenciana. Por una parte había en él tierras censidas sujetas al pagode un canon en métálico, sin partición de frutos; gran número de losenfiteutas eran representantes de las capas más altas de la sociedadvalenciana. Pot ótra, el titular del señorío había iniciado en el sigloXVII una política de adquisición de tierras, tanto censidas como fran-cas, paza posteriormente cederlas mediante la fórmula del debitorio ymás tazde en régimen de azrendamiento a corto plazo. También el se-ñorío de la Valldigna disponía de una amplia propiedad señorial nosujeta a separación de'dominios.

Queda finalmente el tipo de señoríos de carácter tardío, proce-dentes de enajenaciones del Patrimonio Real en fecha po ĝterior a laexpulsión de los moriscos. En estos casos, al haber heredado una si-tuación anterior de realengo, tendría una evolución muy similar a és-te, tal y como ha podido comprobazse en el ejemplo de Cullera.

En definitiva, una tipología, que en modo alguno ptetende ser .exhaustiva, suficientemente amplia como para desaconsejar toda ge-neralización acerca de la presión señorial sobre el campesinado, la es-tructura social de la comunidad rural, el reparto del suelo y otros mu-chos aspectos referidos a las tierras de señorío.

Lo que sí pazece claro, al menos, es la dificultad que entraña elhablaz en tétminos generales de fuerte presión señorial. Se ha escritoel tema de la telación señor-enfiteuta desde la perspectiva de una si-tuación de dominio del señor sobre una gran masa de enfiteutas em-pobrecidos. Lo cierto es que; como consecuencia de esa presión seño-tial, deberíamos haber encontrado a principios del siglo XIX, una si-tuacibn en la que hubiera sido muy difícil el surgimiento de encre lamasa campesina de una capa social diferenciada. Pero la realidad que_se desptende de los ejemplos estudiados es muy diferente. Parece ge-neral la existencia de distintas capas sociales en el seno de las comuni-dades sujetas a tégimen señotial. Es evidente que el proceso de dife-

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Fig. 13. Reparto del suelo en Tavernes de Valldigna.11_Reparto del dominio útil.2) Reparto de la propiedad.

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renciación social no era el mismo en Sueca que en Estivella, por citarlos dos casos más extremados, pero en todos ellos era general la exis-tencia de jornaleros con o sin tierra, de un númeto amplio de peque-ños y medianos enfiteutas, de arrendatarios y de un grupo privilegia-do de campesinos enriquecidos, variable en número y nivel de rentasegún !os casos.

2) Buena patte de los territorios valencianos sujetos a jurisdicciónseñorial tenían a principios del XIX una característica común: en to-dos ellos sus titulares se habían visto extraordinariamente beneficia-dos por las consecuencias de la expulsión de la numerosa poblaciónmorisca que habitaba esas tierras. Las compensaciones territotialeshechas a los distintos señores y las nuevas condiciones establecidas porestos a los nuevos colorios repobladores, incidieron de manera directasobre la nueva organización del paisaje rural, dadas las profundastransformaciones operadas en el reparto del suelo, en la estructura delas explotaciones y en la organización y funcionamiento de las comu-nidades rurales nacidas a partir del año 1609.

Sería ocioso por nuestra parte intentar analizat un hecho sobre cu-ya repercusión en la economía y sociedad valencianas se han escritotantas páginas12t. Los estudios más recientes de Císcar Pallarés y GilOlcina122 han abordado de manera más precisa la relación directa en-tre el extrañamiento morisco y la posterior tepoblación, con la consi-guiente redistribución del terrazgo. Allí donde la expulsión alcanzó ala totalidad o a la mayor parte de la población, se sucedió ala consoli-dación del dominio útil con el directo, así como la adjudicación delos bienes alodiales o afrancosn al señor de la baronía. Este los distri-

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'zz CtscAR PAUAREs, E., Op. cit.CitL OLCINA, A., Op. Cl[.

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buye de manera ^homogénea^ y en pequeños lotes (aunque no en to-dos los casos) a los nuevos vasallos, con el sistema tradicional de la enfi-teusis, tal como existía en muchos lugates antes de 1609. En general,los campesinos no tienen que pagar ninguna «entrada> o el precio totaldel dominio útil establecido, excepto en la Valldigna, Alberic, Muro,Rafelguazaf... EI objetivo primotdial de conseguit un poblamiento es-table querrá ser gazantizado con una setie de requisitos o condiciones,como unos años de petmanencia indispensable para cónfirmaz la pro-piedad útil, la ausencia punible, limitaciones a la facultad de vender(cantidad de bienes, calidad y domicilio del comprador)...123. Las tie-ttas del señorío de lá Valldigna, mazquesado de Llombai, bazonía deConfrentes, Potries en el condado de Oliva, baronía de Antella, ba-tonía de Estivella, se ajustaban, como se ha visto, a este modelo gene-ral. En todos estos lugares, teniendo como elemento común el esta-blecimiento enfitéutico con exigencia de censos en especie, se confor-mó ex novo a partir de 1609 un tipo de comunidad rural, a la que elreparto del dominio útil en lotes de igual extensión, confirió un ele-vado grado de homogeneidad y cohesión. Unas comunidades ruralessobre las que los diferentes señores pudieron, en la mayoría de ocasio-nes, imponer nuevas condiciones, que les permitió actualizar sus ren-tas a costa de unas condiciones más gravosás para el nuevo enfiteuta.La relación de la comunidad con el exterior se limitaba únicamente alas poblaciones vecinas, dado que la gran masa de enfiteutas estabaintegrada por campesinos, en su mayoría cultivadores de sus propiastierras y domiciliados en el propio lugar (así lo exigían muchas cattaspueblas) o en los municipios vecinos. Con el paso del tiempo se iríaptoduciendo, en mayor o menor grado, un proceso de diferenciacióninterna: por una parte las herencias habrían de ir fragmentando demanera continua el dominio útil y, por otra, la polítiĝa de compra detierras por un reducido número de campesinos, habría de conducir algrado de estratificación que se ha podido constatar en los primerosaños del siglo XIX. En ninguno de los casos estudiados de estas carac-terísticas, se habían ptoducido adquisiciones de tierra por parte de lanobleza y el número de enfiteutas pertenecientes a las clases urbanaso al clero, no existía o apenas si revestía impottancia. Sin embazgo noquiere decirse con ello que no existieran señotíos de esta naturalezadonde se diera una cierta estrategia inversora por parte de estos gru-

^^3 Cfscne PnuneEs, E., Op. cit., pág. 273.

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pos. Alginet, Alberic y Gavarda pueden ser ejemplos significativos alrespecto; es decir, allí donde una serie de circunstancias entre las quecabe citar la buena calidad del terreno y un estado aceptable de lasvías de comunicación, hacía rentable la invetsión, aun a pesar de lasposibles trabas derivadas de su condición de señoríos sujetos incluso apartición de frutos.

En resumen nos hallamos ante un modelo de señorío que tradi-cionalmente se ha considerado como típico del País Valenciano. Unmodelo sobre el que se ha convenido en cargar buena parte de las cul-pas del atraso económico valenciano y el escaso dinamismo de su es-tructura social durante la época moderna. Como señala el propio Cís-car Pallarés, la expulsión de los moriscos, habría de suponer, paulati-namente, «la refeudalización de la economía y sociedad en el Reinode Valenciam124. Quizá fuera ciertamente como dice Císcar, pero encualquier caso ^se prolongaron sus consecuencias durante todo el si-glo XVII y el XVIII? No puede precisatse con el nivel de estudios quetenemos; ni siquiera parece claro ese proceso refeudalizador a que sealudía. De ser así, ^cómo explicar el dinamismo de ciertas capas deenfiteutas acomodados en la segunda mitad del siglo XVIII y princi-piós del XIX, en algunos de estos señoríos repoblados tras la expul-sión? Habtá que dejat abierta por ahora la interrogante en este pun-to.

3) Queda por analizar un aspecto que, en mi opinión, no ha sidosuficientemente valorado: la expulsión de los moriscos y sus graves re-percusiones en lá economía y sociedad valencianas no afectaron a latotalidad de los señoríos. EI propio Císcat lo comenta brevementecuando afirma que ala situación en los señoríos poblados exclusiva-mente por cristianos viejos nó quedó modificada prácticamente ennada por la expulsión, salvo en una ligera disminución de la pobla-ción, es decir, los pobladotes de las zonas que quedaron deshabita-das. En cambio, los señoríos de moriscos, repoblados «ex-novoD conunas ^-ondiciones dadas especialmente para ese momento en las cartaspuevla.5, sufrieron unos cambios muy considerablesp1zs

Gandía, Sueca, Albalat de la Ribera, Albalat dels Sorells, Burjas-sot y tantos otros, son ejemplos más que significativos de un tipo deseñoríos en los que existían marcadas diferencias en el grado de evo-

iz4 Ibídem, pág. 295.^z5 Ibídem, pág. 273.

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lución de la estructura social con respecto a aquellos otros que se vié-ron afectados por la expulsión. Diferencias que, como se ha podidocomprobar; tenían un claro reflejo en el esquema general de distribu-ción del dominio útil y del régimen de tenencia.

Como características comunes hay que citar básicamente las si-guientes: a) la no existencia (salvo en Sueca) de partición de frutos,obligándose el enfteuta únicamente al pago de un canon en metáli-co. b) La pervivencia de unos censos de tipo antiguo, muy devaluadoscón el paso del tiempo y la buena calidad de las tierras motivó que losestamentos privilegiados del Antiguo Régimen y las clases urbanasiniciaran, especialmente a partir de la segunda micad del siglo XVIII,la compra masiva del dominio útil en estos lugares. EI hecho revistetal importancia, que a principios del siglo XIX estos ricos enfiteutasacumulaban la mayor parte de la superficie agrícola y por tanto de larenta agraria. c) EI proceso se había llevado a cabo a costa de elemen-tos del campesinado rural quienes, al vender el dominio útil, pasa-ban automáticamente a la categoría de jornaleros o se convertían enarrendatarios de las propias tierras que habían vendido. d) Al propiotiempo, un gtupo de ricos enfiteutas locales habíá emergido de entrela gran masa de pequeños y medianos campesinos a medida qué elcapitalismo se iba introduciendo en la agricultura; una auténtica^burguesía ruraln mostraba la existencia de unas desigualdades socia-les en el seno de la comunidad, que en muchos casos poco tenían quever con las diferencias de grado que se apreciaban entte el campesina-do de la baronía de Estivella, la baronía de Cofrentes, Potries, Algi-net o Antella. La tespuesta a esta mayor diferenciación social habríaque buscatla, en mi opinión, en la ausencia de población morisca. Es-tos lugares habían sido repoblados en el mismo momento de la re-conquista por población cristiana; la expulsión de los moriscos no tu-vo repercusión alguna y pot ello no existió posibilidad de partir exnovo de una situación de homogeneidad económica y social a partirde 1609. El proceso de diferenciación social de esas comunidades ru-rales se había iniciado cuatro siglos antes y ya no se vería interrumpi-do. Este grupo de ricos enfiteutas locales y foráneos (entre los que nofaltaban representantes de la nobleza y clases urbanas), sería el másinteresado én la desaparicion del régimen señorial como se vería des-pués.

4) Había, por último, un número indeterminado de señoríos conpoblación mixta. Se ha podido estudiar el caso concreto de Carlet.

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Gil Olcina ya había reparado en este punto cuando, refiriéndose a lasexplotaciones, afirmaba que había que introducir una diferenciaciónbásica aentre los señoríos cuyos titulares se beneficiaron de una con-fiscación total y aquellos ottos donde los cristianos viejos poseíanfranca o a censo enfitéutico una parte considerable en la tierra. (...)Allí donde coexistían haciendas de moriscos y cristianos viejos los es-cablecimientos a raíz de la expulsión no alcanzaron a recreat los par-celazios respectivos en toda su amplitud por cuanto las tierras no con-fiscadas, al mantener sus linderos, dificultaron o, en determinadasáteas, apenas petmitieton la concentración parcelariab126. Incluso seprodujo el establecimiento de cristianos viejos que ya eran enfiteutasen las tierras que quedazon vacantes, incrementando de este modosus explotaciones y, en consecuencia, sus patrimonios.

En conclusión, en ningún momento habrá que restaz importanciaa un hecho tan ttascendental como la expulsión de los moriscos, perotambién habrá de colegirse que sus consecuencias no alcanzaron a latotalidad del País Valenciano. Si se tiene en cuenta además, no sóloel número, sino que la localización geogtáfica de realengos y señoríospoblados por cristianos viejos, se daba preferentemente en la franjalitoral, más rica y dinámica, habrá que revisar o, cuando menos, ma-tizaz la relación establecida entre la expulsión de los moriscos (conunas soluciones que sólo tuvierón en la azistocracia la única beneficia-ria) y la posterior refeudalización, frustándose de ese modo la posibi-lidad de que pudieran surgir de otras capas sociales elementos capacesde romper con el entramado feudal. Quizá sea el momento de inten-tar buscaz más razones al «atrasoD económico, la frustración social eincluso la «no industrializaciónn del País Valenciano en los siglosXVIII y XIX.

5) El régimen señorial valenciano, por lo que respecta a las co-marcas centtales, era de una dureza muy variada como lo demuestrala diferenciación social interna alcanzada en los distintos señoríos es-tudiados. Las razones que motivaron el mayor o menor peso de lascargas sobre el enfiteuta eran muy diversas, pero existía una diferen-cia básica: en los señoríos donde se había llevado a cabo la repobla-ción a pattit de 1609, Ia ptesión sobre la gran masa del campesinadofue, en general, superior a la de los señoríos poblados por ctistianosviejos y realengos. La supetior cuantía de las prestaciones así lo indi-

izb Gt^O^.c^Nn, A., Op. cit., PP., G1-62.

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ca. Por otra parte, no deja de ser cierta la mala situacióri general delos pequeños enfiteutas, pero quizá no fuera peor de la que pudierasufrir el pequeño arrendatario del realengo. Además, existía una di-ferencia cualitativa que podía hacer más favorable la primera de lassituaciones, puesto que el enfiteuta pudo finalmente resistirse frenteal señor al pago de las cargas y además ganaría la batalla legal que lehabría de convertir en propietario; en el caso^de los arrendatarios nosucedería igual. ^

6) Patece que la remodelación en la esttuctuta de las explotacio-nes Ilevada a cabo en los señoríos afectado ĝ por el extrañamiento de lapoblación motisca, debió Ilevat aparejada algún tipo de concentra-ción en la estructura del parcelario. El ptoceso de repoblación debiósuponer en muchos casos la eliminación de antiguos linderos y la en-trega al nuevo enfiteuta de unidades más homogéneas y probable-mente de mayor tamaño.

7) Sobre este esquema general preexistente, los nuevos aconteci-mientos políticos vendrían a incidir en territorio valenciano de formanegativa para los señotes, a pesat de sus vanos intentos pot conservatlo esencial, la propiedad de la tierra, a cambio de renunciar a sus de-rechos exclusivos, privativos y prohibitivos. La fuerte resistencia anti-señorial, encabezada en los distintos pueblos por los enfiteutas, másricos, se concretaba en el hecho de considerarse como propietariosplenos de unas tierras que estaban sujetas a separación de dominiospero que ellos, lógicamente, se negaban a reconocer. Los decretosabolicionistas habrían de permitir finalmente a los enfiteutas el acce-so a la plena propiedad, mediante la posibilidad legal de redimir elcenso enfitéutico, consolidando así el dominio útil y el directo, acambio de u.n pago establecido al correspondiente señor. Como con-secuencia, la estructura del dominio útil se habría de correspondercon la estructura de la propiedad resultante en el último tercio del si-glo XIX. Con ello se transmitiría también la diferencia de estructuradel dóminio útil y por tanto de categorías o clases existentes en el An-tiguo Régimen.

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Segunda parte

Un elemento cle contr^zste:Estructura, crisis

^e l^z socie^acl estament^zly consoliclación c^e l^z gran

^ro^iecli^c^ enC^zstill^x La Nuev^z

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En las primetas páginas del trabajo se inencionaba un hecho para-dójico: mientras en el ámbito valenciano la propiedad de la tierra sehallaba hoy extraordinariamente fragmentada, en Andalucía, Casti-lla y La Mancha, el peso actual de la gran propiedad es abrumador.En uno y otro caso, puede afirmarse que las estructuras de propiedaddel suelo ya se hallaban en buena parte consolidadas en los años fina-les del siglo XIX. Por tanto, habría que dirigir la mirada a las trans-formaciones que sé Ilevaron a cabo en la ptimera mitad del siglo XIXo incluso antes, y buscar allí los elementos que hicieron posible elafloramiento de unas estructuras de propiedad sustancialmente dis-tintas. Sin embargo, establecida la necesidad del análisis comparativoentre diferentes regiones, como único medio de ir sentandó algunasconclusiones válidas en torno a la evolución del régimen de propie-dad en España, una vez más, conviene preguntarse si estas diferenciasinterrégionales eran de carácter general, o si, por el contrario, se li-mitaban a aquellos territorios sujetos a jurisdicción señorial.

Para precisar los elementos de contraste entre dos ámbitos dife-rentes, Castilla y el País Valenciano, con una dinámica evolutiva dis-tinta respecto al régimen de propiedad, se ha estudiado una extensacomatca de La Mancha oriental. Una comarca, Los Llanos de Albace-te, que además puede considerarse plenamente representativa, no só-lo cuantitativa sino cualitativamente, para conocer el reparto del sueloen Castilla durante los siglos XVIII y XIX, por existir pueblos sujetosa diferente jurisdicción: realengos (Albacete, Barrax, La Herrera, LaGineta), señoríos jurisdiccionales (Valdeganga) y señoríos mixtos oplenos (Balazote). Los decretos abolicionisr,as, desvinculadores y desa-mortizadores, haciendo posible un nuevo marco, o sancionando unasituación anterior, dieron paso a la consolidación de una gran propie-dad que habría de mantenerse estable hasta la actualidad, como pue-de verse en los cuadros y gráficos que siguen a continuación. A travésde estos casos elegidos y con idéntica metodología.al análisis del PaísValenciano, se intentará profundizar en el conocimiento de todosaquellos mecanismos fundamentales qué fueron configurando las ac-tuales estructuras de propiedad de aquellas tierras.

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60 804020Superfic•ie

........ BelazOte

Valdeganga

_.- Barrax

__ La Gineta

_..- Albacete

100

Fig. 14. Representación en curva de Lorenz de la estructura de la propiedad co-rrespondiente a 1981.

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A.- EL REALENGO.

I. Concentración de la propiedad a mediados del siglo XVIII.

La concentración de la propiedad de la tierra en pocas manos es lacaracterística fundamental de las tiertas realengas de La Mancha amedia3os del siglo XVIII. Un largo proceso de apropiación de tierrasexplica la existencia de unas estructuras de propiedad totalmente po-larizadas: por una parte, un grupo reducido de grandes terratenien-tes, locales y foráneos, que ieunía la casi totalidad del terrazgo y de laproducción agraria y, en el otro extremo, la masa de pequeños pro-pietarios poseedores de reducidas extensiones.

Algún ejemplo concteto puede servir para ilustrar con mayor pre-cisión estas afirmaciones. En el extenso municipio manchego de Ba-ttax (más de 14.000 Ha. cultivadas y 3.967 Ha. de baldíos y pastos),16 ptopictarios se repartían, según el catastro de Ensenada, más del73% de la supe^cie cultivada ( 10.531 Ha.) y el 74% del producto

bruto extraído (435.535 reales de vellón). Mientras tanto, el 45 % de

ptopietarios con extensiones inferiores a 20 Ha. , no conseguía reunitmás que el 1,2% del terrazgo ( 170,3 Ha.) y menos del 1% del pro-

ducto bruto ( 5.264 reales de vellón).En cuanto al origen social de los ptopietarios, cuatro caractetísti-

cas generales merecen destacarse: a) la ausencia en este caso de noble-za titulada, b) la moderada importancia de las propiedades del clero,c) la existencia de baldíos y d) el indudable peso específico, dentro delos ptopietarios seculares, de algunos grandes propietarios locales y delos núcleos urbanos más importantes de la comarca. La relación depropietatios con más de 300 Ha. , resume con clatidad la patticipa-ción de los grandes grupos sociales más privilegiados.

En el resto de los núcleos realengos de la comarca se daban unosíndices similares de concentración de la propiedad. En cuanto a lospropietarios, también puede decirse que el caso de Batrax constituyeun modzlo susceptible de ser ampliado al resto. Existían algunas dife-rencias, tales como úna mayor presencia del clero y de la nobleza titu-lada en el municipio de Albacete y Chinchilla, pero en ningún casoalteran de manera sustancial el esquema anterior. -La componente ur-bana se halla en la base de toda la explicación.

En definitiva, los datos ponen de relieve la existencia a mediadosdel XVIII de una situación en la que el grupo de mayores propietarios

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no pertenecía ni a la nobleza ni al clero, sino a una capa, bien dife-renciada del resto de propietarios, de terratenientes locales y forá-neos. No constituía un grupo homogéneo puesto que en él se in-cluían antiguos linajes de hidalgos y caballeros, propietarios urbanosdomiciliados en los ñúcleos más importantes de la tegión y propieta-rios locales sin ninguna vinculación con la nobleza menor.

Según parece, el surgimiento y consolidación de estos grandes te-rratenientes no es un hecho que haya que cenuat en el ptopio sigloXVIII. De la lecrura de la obra de Salomón sobre la sociedad castellanaen tiempos de Felipe II, se extrae la conclusión de que apenas si ha pasa-do el tiempo desdé ese momento hasta mediado el siglo XVIII^.Otros trabajos, como el de Isabel Carrillo, hablatl también de los im-portantes niveles de concentración de la propiedad a fines del sigloXVI en las tierras de La Sagra2. Debe colegirse, por tanto, que el pro-ceso de apropiación de tierras en los realengos debió ser anterior, conlo cual cobran pleno sentido las interpretaciones de Reyna Pastor deTogneri, en el sentido de que ya en el siglo XIII la supuesta estrúctu-ra «democrática^ de la sóciedad rural castellana, organizada en base alos «concejosp presentaba una clara esttatificación social3. En el mis-mo sentido se ptonuncia Crarcía Sanz cuando habla de que la repobla-ción en tierras segovianas se realizó sobre la base de los «concejosA, parainmediatamente señalar que «no hay que olvidar que los «caballerosp,nobles -«caballeros fijosdalgo^- o no -«caballeros villanos^ y«ca-balleros ciudadanosp-, constituían una. capa social claramente dife-renciada por su hegemonía respecto al resto de la sociedad repoblado-ra. Estos «caballeros^ controlaban los concejos de las villas y ciudades,y dirigían el proceso repoblador en los respectivos alfoces. Por lo ge-neral, los linajes de los «caballerosA repobladores llegaron a reunirgran cantidad de tierras y de ganadoA4. La progresiva concesión deprivilegios -fundamentalmente ganaderos- y el control del gobier-no municipal acabaría por otorgar a estos caballeros una gran preemi-

^ Sn^ontON. Noel, la vida rura! calte!lana en tiempot de Felipe //, Planeta, Barce-lona, 1963, pág. 153.

z CnRR^^^o. Isabel, .La población y la propiedad en la Sagra da Toledo del sigloXVI al XVIIIs, Ertudior GeográfrcoJ, 1970.

3 PASTOR DE TOGNERI, R., Con^lctOJ JOCia^eJ y eJtaflcamlent0 CLOfIOmtcO en ^a FJ-

paira medieval, Ariel, Batcelona, 1973, pág. 188.4 GARCÍA SANZ. A. , DeJalro!!o y critit de! Antiguo Régimen en CaJti!!a !a Vieja.

Economía y lociedad en tielsaJ de Segovia. IS00-1814, Akal, Madrid, 1977, pp. 265-2GG.

201

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CUADRO G7. ESTRUCTURA GENERAL DE LA PROPIEDAD EN BA-RRAX. 1753.

Propietarios SuperficieGrupos

(Ha.) Núm. % Total °h

Menos de 1 10 10,0 4,6 0,031-2 11 11,0 14,3 0,072-5 15 15,0 54,6 0,45-10 5 5,0 34,7 0,2

10-20 4 4,0 62,1 0,520-50 16 16,0 504,1 3,5SO-100 7 7,0 479,4 3,4100-200 11 11,0 1.540,1 11,0200-500 12 12,0 3.832,1 27,1Más de S00 9 9,0 7.596,6 53,8

TOTAL 100 100,0 14.122,G 100,0

CUADRO 68. DISTRIBUCION GENERAL DEL PRODUCTO BRUTO ENBARRAX. 1753

Propietarios ProductoGrupos

Núm. % Rs. vellón °^

Menos de 100 24 24,0 1.259,9 0,210U-300 18 18,0 3.251,1 0,5300-500 2 2,0 754,4 0,1500-1.000 8 8,0 5.239,9 0,9

1.000-3.000 13 13,0 22.154,5 3,83.000-5.000 7 7,0 25.724,1 ^4,35.000-10.000 8. 8,0 67.518,0 11,4

10.000-30.000 12 12,0 18G.628,4 31,830.000-50.000 4 4,0 154.237,8 26,2Más de 50.000 2 7.,0 121.897,9 20,8

TOTAL 100 100,0 588.666,0 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Catdttm de Entenada, libros núm. 32-34.Elaboración propia.

nencia social. Los descendientes de estos caballeros hijosdalgo (cuyaspropiedades casi siempre aparecen vinculadas), más algunos ticos la-

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bradores que habían adquirido patrimonios considerables, clérigosque poseían tierras a título particular, propietarios urbanos, el clerocomo institución y, en algunos casos, la nobleza titulada, poseían lamayot parte de las tietras y ganados del siglo XVIII.

RELACIONDEPROPIETARIOS QUEEN 1753 SUPERABANLAS300 Ha.EN BARRAX.

Nombre Residencia Ext. (Ha.)Producto

(Rs. vellón)

1. D. Juan Isidro de Arce Albacete 1.900,5 55.0002. D. Pedro Patiño Tarazona (Albacete) 1.103,8 G6.3983. Fábrica Parroquial Barrax 795,1 38.7394. D. Andrés Alarcón Villanueva de la Jara 728,1 ' 41.0285. Diego Alfaro Espinosa Barrax 725,3 40.227G. D. Pedro Vinuesa.

(Pbro) La Roda (Albacete) 641,8 18.6187. D. Pedro Urrea Jorquera (Albacete) 629,8 34.2438. D. Alonso de Haro Chinchilla (Albacete) 599,4 28.3139. D. Juan de Arce Vera La Roda (Albacete) 512,4 8.597

10. D. José Arce (Pbto) . La Roda (Albacete) 589,7 15.76611. D. Gabriel Diaz

(Pbro) La Roda (Albacece) 469,8 19.40412. D. Antonio Benícez Chinchilla (Albacete) 368,2 9.81113. Parroquial de Lezuza Lezuza (Albacete) 355,4 10.49814. D. Antonio Fernando

Alfaro Barrax 380,8 11.80315. Convento Religiosas

Agustinas El Bonillo (Albacete) 328,5 20.1791G. D' Elvira Andújar Albacete 322,5 16.408

10.351,1 435.534

Fuente: A.H.P. Albacete, Cata.rtro de EnJenada.

EI ejemplo de Chinchilla, a pesar de no disponer del libro de ecle-siásticos del Catastro de Ensenada, sirve para ilustrar el origen socialde los grandes propietarios y el papel teal que debían ejercer en estosnúcleos básicamente rurales. ^

Sabido es que en el Catastro de Ensenada no figura el tégimen detenencia, salvo en las tierras de eclesiásticos. Esco impide la posibili-

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dad de conocer a fondo la estructura social de la comunidad rural. Pe-ro hay que suponer que gtan patte de las tiertas poseídas por los gran-des propietarios foráneos y residentes, estarían cedidas mediante con-tratos de atrendamiento a corto plazo. Generalmente estos propieta-rios cedían la tierra a grandes arrendatarios (labradore.r) residentes enlas propias aldear o ca.ra.c de labor ubicadas en las tierras arrendadas.

Por debajo, residiendo en los pueblos, un número no muy am-plio de medianos y pequeños propietatios y una gran masa de jorna-leros sin tierra, completaban los distintos grupos sociales de estas co-munidades rutales. En el censo de Floridablancas, las cifras de labra-dores son suficientemente representativas de la importancia de estegrupo de campesinos; también los porcentajes de jotnaleros (sin con-tabilizar los criados) ayudan a comprender la realidad de la condiciónsocial de buena patte de la población.

RELACION DE MAYORES PROPIETARIOS EN CHINCHILLA. 1772.

Nombre ResidenciaExtensión

(Ha.)

1. D. Salvador Barnuevo. Estado hijos-dalgo, Regidor perpetuo Chinchilla 10.238

2. D. Sancho Barnuevo (menor) . " 1.4913. D. Pedto Núñez Flores Arce. Estado

hijosdalgo, Regidor perpetuo " 1.3464. D. Fdo. Núñez Robres. Estado hijos-

dalgo " 1.3035. D. Jerónimo Núñez Robres. Estado

hijosdalgo, Alguacil mayor " 6906. D. Pedro Navarro de Cantos. Aboga-

gado del Real Consejo. Regidor per-petuo " 629

7. D. Julián I.ópez. Estado hijosdalgo " 6168. D. Juan Cañabate Albacete 4559. Nicolás Martínez Salcedo (Labradot) Chinchilla 333

10. D. Marcos Núñez Cortés. Estado hi-josdalgo " 316

Fuente: A.H.P. Albacete, Catartro de En.renada, Chinchilla, leg. núm. 225.Elaboración propia.

5 Archivo de la Real Academia de la Historia, Cento de Flo>idablanca, leg. núm.9/G.237.

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CUADRO 69.

^ °h sobre el % sobre el

_ Labradorestotal de lapob. activa Jornaleros

total de lapob. activa

Albacete 685 36,5 618 32,9Barrax 118 21,7 220 40,5Chinchilla 77 8,2 178 29,8

Fuente: A.R.A.H. Cen.ro de Floridablanca, 1787.Elaboración propia.

II. Transformaciones en la segunda mitad del siglo XIX.

1. Cambior en !a propiedad de !a tierra.

A la vista de los cuadros siguientes queda evidenciada una situa-ción típica de cualquier región de España meridional durante la se-gunda mitad del siglo XIX. Mientras un gran número de pequeñospropietarios reunían un escaso porcentaje de la supe^cie, en el poloopuesto un reducido número de ellos acaparaban casi la totalidad delterrazgo. EI grupo de medianos propietarios no parece que tuviera,en cambio, mucha importancia. En definitiva, un esquema típica-mente latifundista, que no había sufrido alteraciones sustancialesdesde mediados del siglo XVIII y que había de experimentar en lo su-cesivo cambios poco significativos hasta el momento presente.

Si se 1 ace excepción del escaso número de pequeños propietarios(menos de 20 Ha.) no residentes, es evidente que la pequeña propie-dad seguía distribuida casi en su totalidad entre el gran número depequeños residentes en la capital y en las pedanías de los distintostérminos. Constituían pequeños lotes, en muchos casos de huerta, enlas cercanías de los núcleos urbanos y en los escasos regadíos existentesen el término. Predominaba el cultivo directo sobre otras formas detenencia y aparecían dos grupos de propietarios bien diferenciados:aquellos que únicamente disponían de los ingresos provenientes de lapuesta en cultivo de su propiedad y aquellos otros que al tiempo eranarrendatarios, a veces de considerables extensiones, de los grandespropietarios absentistas. En el primer caso, si la propiedad era menor

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ESTlZUCTURA GENERAL DE LA PROPIEDAD EN EL REALENGO HA-CIA LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX.

CUADRO 70. ALBACETE 1862.

Propietarios Superficie (Ha.)' Grupos

(Ha.) Núm. °^ Total °^

Menos de 1 455 42,0 188,9 0,11-2 1G1 14,9 223,2 0,22-5 137 12,7 427,6 0,4

5-10 G8 G,2 495,4 0,410-20 54 5,0 739,1 0,7

20-50 47 4,3 1.572,G 1,7

50•100 31 2,9 2.317,2 2,3

100-200 34 3,1 5.008,7 5,0200-500 48 4,4 15.270,4 15,1más de 500 49 4,5 75.112,9 74,1

TOTAL 1.084 100,0 101.356,0 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento, 1862, Libros núm. 226-229.

CUADRO 71. BARRAX. 18G2.

Propietarios Superficie (Ha.)Grupos

(Ha.) Núm. °^ Total °^

Menos de 1 5 , 2,2 3,5 0,011-2 15 G,G 21,0 0,192-5 57 25,2 189,1 0,9

5-10 29 . 12,7 208,1 1,1

10-20 38 1G,7 542,2 2,8

20-50 28 12,3 8G3,1 4,4

50-100 16 7,1 1.178,3 6.1

100-200 10 4,4 1.458,5 7,5

200-500 18 8,0 5.37G,9 27,7Más de 500 11 4,8 9.563,5 49,3

TOTAL 227 100,0 19.404,2 100,0

Fuente: A.H.P. Albacetc, Relacione.r de Rigueza, 1862, Libro núm. 369.Elaboración propia.

20G

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CUADRO 72. CHINCHILLA. 1863. •

Propietarios Superficie (Ha.)Grupos(Ha.) Núm. °^ Total %

Mer..os de 1 7 1,2 3,2 0,0061-2 315 55,2 201,5 0,362-5 55 9,6 ' 180,3 0,35-10 41 7,2 295,4 0,7

10-20 29 5,2 449,8 0,920-50 32 5,7 1.009,1 2,150-100 21 3,6 1.625,1 3,4

'100-200 18 3,1 2.449,5 5,2200-500 25 4,5 8.699,9 18,2

Más de 500 27 4,7 32.797,1 68,7

TOTAL 570 100,0 ^ 47.7i0,9 100,0

Fuente: A. H. P. Albacete, Ami!laramiento, 1863, Libro núm. 268.Elabotación propia.

CUADRO 73. LA HERRERA. 18G2.

Propietarios Superficie (Ha.)Grupos(Ha.) Núm. °^ Total %

Menos de 1 33 31,5 18,8 0,31-2 9 8,6 13,4 0,22-5 10 9,6 31,7 0,6

^ 5-10 15 14,3 117,9 2,210-20 7 G,6 103.5 1,9 _20-50 16 15,2 525,9 9,850-100 4 3;8 270,0 5,1

100-200 3 2,8 404,6 7,G200-500 G 5,7 1.689,1 31,G

Más de 500 2 1,9 2.184,3 40,7'

TOTAL 105 100,0 5.359,2 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento, 1862, Libro núm. 278.Elaboración propia.

de 5 Ha., es de suponer que en épocas de demanda de mano de obtase emplearán como jorna)eros en los grandes latifundios de la comar-ca.

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Por lo que respecta a la gran propiedad, ya se indicaba el elevadoíndice de concentración. En el extenso municipio de Albacete, porejemplo, en el año 1862, un total de 78 propietarios se repartían90.950 Ha., lo que suponía más del 80% de la superficie del térmi-no. De ellos, 30 eran no residentes y poseían el 35 % del terrazgo,mientras que entre 49 propietarios residentes se repartían el 46% dela superficie. Niveles similares se daban en el resto de lugaies.

Se ha apuntado con anterioridad la idea de que el proceso de acu-mulación de tierras én manos de la nobleza, el clero y sectores de laburguesía agraria no partió del siglo XVIII, sino que hay que remon-tarse a épocas anteriores. No obstante, no es menos cierto que comoconsecuencia de lós cambios que llevó aparejada la crisis del AntiguoRégimen, la supresión del mayorazgo y la venta de tierras del clero yde propios y comunales, supuso la puesta en circulación de una im-portante cantidad de tierras a precios muy favorables para los nuevoscompradores.

Por lo que respecta a la desamortización eclesiástica -de relativaimportancia en la comarca-, pueden extraerse unas conclusiones ge-nerales a través del caso de Albacete: sobre un total de 4.000 Ha. ven-didas procedentes del clero regular y secular, un porcentaje muy ele-vado estaba dedicado al cultivo de cereales y todas las fincas se halla-ban localizadas en las tierras de mejor calidad. La venta se realizó, ge-neralmente en conjunto, sin proceder a la fragmentación más que enmuy contados casos. Entre los compradores, dejando aparte un ciertonúmero de especuladores siempre difíciles de precisar, aparecenmiembros de la burguesía local o provincial, siendo igualmente des-tacable la presencia de individuos de Madrid y Murcia. A veces com-praron también propietarios locales con residencia fijada en ca.ca.r delabor, lo cual hace suponer que se trataba de grandes arrendatariosque por haber disfrutado de condiciones favorables en sus contratos,uniendo a ello una buena coyuntura de los precios de los productos, po-dían ahora invertir sus ahorros en la compra de tierras desamortiza-das. Es de notar la casi nula incorporación de la nobleza a este procesode compras e igualmente, aunque por razones bien distintas, de lospequeños propietarios y jornaleros.

Mayor importancia revistió, por su gran extensión superficial, laventa de baldíos. Generalmente pasaron también a pocas manos. Co-mo indica Gil Olcina, «no hay riesgo en afirmar que la gran benefi-ciaria de la almodeña de bienes públicos.fue la oligarquía monopoli-

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zadora del poder en los grandes municipios, que a los herederos de ex-tinguidos mayorazgos añadía ahora la presencia cada vez más nutridade una burguesía aristocratizante a la que el remate de bienes nacio-nales reportó elevados beneficios y prestigio social^^'. A veces se reali-zaron adquisiciones de miles de hectáreas por un solo comprador; esel caso de D. José Salamanca, posteriormente marqués del mismonombre, hombre destacado de la burguesía financiera, quien sólo enlos municipios de Albacete y Barrax compró un total de 6.033 Ha.procedentes en .su totalidad de bienes de propios.

Lógicamente, este movimiento de tierras provocó ciertas remode-laciones en las estrticturas de propiedad preexistentes, posibilitandola aparición de nuevos latifundios, aunque especialmente sirvió paraagrandar aquellos que ya lo eran en el Antiguo Régimen. Acabado elproceso, las familias nobles conservaban sus patrimonios y la burgue-sía agraria, tanto la procedente del Antiguo Régimen como la denuevo ascenso, había afianzado su poder político y económico. Pero,en esencia, la revolución burguesa o liberal no había alterado las vie-jas estructuras de propiedad.

RELACION DE MAYORES PROP/ETARIOS EN LA HERRERA. 1862.

Nombre ResidenciaExtensión

(Ha.)

1. D. Cecilio Mudela Sta. Cruz de Mudela 1.8682. PascualIbáñez Yecla 1.2503. D. Antonio Fernández La Herrera 5874. D. Pedro de Haro Chinchilla (AIb.) 5515. D? Rosa Prada Madrid 3356. Ramona Moreno Chinchilla 3277. D. José Alfaro Albacete 324

8. Conde de Balazote Madrid 286

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento, 1862.Elaboración propia.

6 GIL OLGINA. A., CniiJ y trantrerencia de la.r propiedadel..., Op. cit.

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RELACION DE MAYORES PROPIETARIOS DE BARRAX. 18G2.

Nombre Residencia Extensión

1. D. José Alfaro Albacete 1.3892. D. Ramón Peral Albacete 1.2283. D. Angel Escobar Albacete 1.0504. D. José Galiano Almansa (Alb.) 8285. D. Ramón de Haro Chinchilla (Alb.) 6346. D° Escolástica Martínez Iniesca (Cuenca) 6167. D. José Na:arro EI Bonillo (Alb.) 5608. D. José M' Herrera Sisante (Alb.) 5299. Gerónimo Grande La Roda (Alb.) 526

10. Gerónimo Tebar La Roda 52611. D. Miguel Diefebruno Madrid 44812. D. Manuel Cortés Balazote (Alb.) 38013. Roque Iniesca Martínez Barrax (Alb.) 35314. D' Rosa La Prada Albaceté 35315. D. José de'Salamanca Madrid 34816. D. Benico Núñez Bárrax 32317. Santiago Avendaño Lezuza (Alb.) 32318. D. Pedro M' Vinuesa La Roda (Alb.) 318

Fuente: A. H. P. Albacete, Amillaramiento, 1862.Elaboración propia.

RELACION DE PROPIEDADES SUPERIORES A S00 Ha. EN ALBACETE.18G2.

Nombre ResidenciaExtensión

(Ha.)

Condesa de Villaleal Albacece 17.767

Marqués de Salamanca Madrid(3.356 pasto)

7.G18

D. F. A. Bastida y Bustamante Albacete(7.500 pasto)

3.896Herederos D. C. Núñez Robres Chinchilla (Albacete) 3.671D. Pedro Falcón Hellín (Albacete) 2.895D. Miguel Agraz Núñez Albacete 2.074Conde de Casal Valencia 1.968D. Gabriel Alfaro Albacete 1.885D. Antonio Fernández Albacete 1.675D. Julián Zamora Ibáñez Albacete 1.613

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Nombre ^ ResidenciaExtensión

(Ha.)

D. Tadeo Barnuevo Chinchilla (Albacete) 1.611

D. Pedro López de Haro Chinchilla (Albacete) 1.555D. José Alfaro Sandoval Albacete 1.504D? Eusebiá A^raz Albacete 1.470D? Dolores y María Bástida Albacete 1.432Condesa de Antillbn Madrid 1.401

D, José M ? Jaraba La Solana (Albacete)(700 pasto)

1.401

D. Ildefónso Núñez Flores Chinchilla (Albacete) 1.343D? M? Eugenia Pérez Castillo Chinchilla (Albacete) 1.122

D? Josefa Zamora Albacete 1.109

D, Paulino Saavedra Albacete 1.005

D. Jesualdo I.ópez Moratalla (Murcia) 1.034D. Fernando Cutolí Madrid 959D. Rambn Agraz Albacece 891D? Carmen Yáñez Barnuevo Albacete 878

D. Miguel Fernández Albacete 831

D? Remedios Salazar Hellín (Albacete) 817

D. V. López del Castillo Chinchilla 807

D. J. M? Urrea Cañizares Albacete 805

D? Leocadia Peral Albacete 79G

D. Ramón Gascón Madrid(210 pasto)

791

D. Juan Cañabate Albacete 773

D. Alonso Ballesteros Castillo Albacete 770

D. Manuel Serna Albacete 739

D? Dolores Benítez Escobar Albacete(pasto)

73GD. Ramón Núñez de Haro Requena (Valencia) 718

D, José M? Mora Albacete G9GJosé Olivas García Santa Ana (Albacete) G95D? Antonia Ramírez Albacete G74Andrés Olivas García Santa Ana (Albacete) G72

D. Francisco Saavedra Albacete .^ GGSD. Pedco Nolasco Pérez Albacete 655Asensio Martínez El Salobral (Albacete) G44D. Valerio Peral Albacete G25D. Gabriel de Arce La Roda (Albacete) 542D. Antonio López Ruiz Albacete 51GFrancisco Navarro Tinajeros (Albacete) 515D. José Yáñez Barnuevo Albacete 50G

Fuente: Ami!laramiento, 18G2.Elaboración propia.

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RELACION DE MAYORES PROPIETARIOS EN CHINCHILLA. 1863.

Nombre ResidenciaExtensión

(Ha.)

1. D. Pedro López de Haro Chinchilla 3.9462. D. Fco. Núñez Robres Chinchilla 2.5393. D. Manuel Núñez Cortés Chinchilla ^2.2674. D? Fca. Pérez Pastor Madrid 1.9955. D. José M? Pérez Pastor Madrid 1.9446. D. Aquilino Ruiz La Roda (Alb.) 1.6967. Diego Núñez Robres Chinchilla 1.6158. D. Valentín Ballesteros Chinchilla 1.6009. D. Ildefonso Núñez Flores Chinchilla 1.362

10. D. Diego Marín Chinchilla 1.09111. D? Fca. Núñez Flores Chinchilla 1.06412. D. Pedro Falcón Hellín (Alb.) 96713. D. Alejandro Matíq Hellín (Alb.) 93114. D. Victoriano López Castillo Chinchilla 92215. Juan Matías Gómez Albacete 86016. D. Pascual Ibáñez Valencia 85917. D. Luis Amorós Chinchilla 85218. D. Jerónimo Núñez Flores Chinchilla 74719. D. Ramón Núñez de Haro Requena (Val) 73520. D. Fco. Fernández Mayoral Murcia 68321. D. Crúpulo Giménez ^ Chinchilla 61322. D. Tadeo Barnuevo Chinchilla 73823. D. Ramón López de Haro Chinchilla 60124. D. Florentino Ballesteros Chinchilla 59625. Excmo. Sr. D. A. Gallego Madrid 52526. Hdos. de D. Cecilio Núñez

Robres Chinchilla 50727. Conde de Casal Valencia 49828. D. Paulino Saavedra Albacete 46029. Testamentaria de D. Vicente

Cano Huete 44930. D. Salvador Barnuevo Chinchilla . 43731. D? Ana M? Real Almansa (AIb.) 42332. D. José Rodríguez Paterna

Barnuevo Almansa 419

Fuente: A.H.P. Albacete, AmtYlaramiénto, 1863.

2. Propiedad y explotación: la figura de lo.c grande.r arrendatario.r.

Los mismos contrastes que existían en las estructuras de propie-dad, se daban también en las explotaciones. El análisis de los amilla-

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ramiento.r de Albacete y Barrax ha permitido establecer un panoramageneral de la estructura de las explotaciones en el que aparecen im-portantes diferencias respecto a la distribución de la propiedad. Estadisociación aparece todavía más clara en el cuadro donde, para el casode Albacete, se ha hecho la diferencia entre propietarios que cultiva-ban sus tierras, propietarios que solamente lo hacían en parte, ce-diendo el resto en régimen de arrendamiento a corto plazo, un tercergrupo constituido por aquellos que, además de cultivar sus tierras,tomaban a su vez la mayor parte en arrendamiento y, finalmente, uncuarto grupo muy importante integrado por «grandes arrendatariospsin tierra propia. Las conclusiones que destacan especialmente son lassiguientes: a) Hasta el intérvalo cotrespondiente a las 100 Ha. , la es-tructura de la propiedad y de las explotaciones concidían en granmedida, en especial las comprendidas hastá las 50 Ha. Ello significaque la casi totalidad de pequeños y medianos propietarios eran altiempo cultivadores de sus tierras. En general eran pequeñas exten-siones, aunque de buena calidad, por tratarse de las huerta.r que ro-deaban la capital y algunas vegaa del término. Constituían un grupomuy numeroso (70,5% del total) y muy definido, ya que rara vezaparecen como arrendatarios de otras tierras. b) AI segundo grupopertenecían aquellos propietarios que sólo explotaban parte de sustierras; constituía el 8,8% del total y estaba integrado casi en su tota-lidad por los grandes propietarios, residentes o no; poseían el 59,6%del total de tierras de las que más de la mitad habían cedido enarrendamiento. c) Finalmente, un tercer y cuarto grupo de caracterís-ticas similares, formado por «grandes arrendatariosn con tierra propiao sin ella; cultivaban más del 53% del total labrado y sólo el ĝrupode arrendatarios sin tierra propia labraba más del 33 % de la superfi-cie. Figura común a otras tierras peninsulares, especialmenté enAndalucía^, el «gran arrendatariob ha constituido, al menos desde elsiglo XVIII, una base fundamental en el esquema general de explo-tación de la tierra de La Mancha, actuando de hecho como si de auténti-cos propietarios se tratara frente a la gran masa de jornaleros. No dejade ser significativo que todavía en los años cincuenta del presente si-glo, los asalariados de las casas de labor hicieran la distinción entre el«señorito^ (propietario de la finca) y el «amon (gran arrendatario).

^ BERNAL. A.M., la /ucha pos la trena..., pp. 37G-379.- ARro^n y orros, Op. cir.- CRU7_ VILLALOh.^., Op. cir.

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ES?RUCTURA GENERAL DE LAS EXPLOTACIONES

CUADRO 74. ALBACETE. 18G2.

GruposCultivadores Superficie (Ha.)

(Ha.) Núm. °h Total %

Menos de 1 443 37,1 187,4 0,11-2 181 15,1 246,2 0,22-5 130 10,8 395,6 0,45-10 66 5,5 468,3 0,5

10-20 • 46 3,8 640,3 . 0,620-50 62 5,2 2.060,1 2,250-100 33 2,7 2.340,3 2,3100-200 72 6,1 10.787,7

^10,8

200-500 115 9,6 36.978,3 37,3Más de 500 . 48 4,1 45.387,3 45,6

Total 1.196 100,0 99.491,9 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento, 1862, Libros núm. 226-229.Elaboración propia.

CUADRO 7S. BARRAX. 18G2.

GruposCultivadores Superficie (Há.)

(Ha.) Núm. % Total %

Menos de 1 5 2,2 3,5 0,021-2 15 6,7 21,1 0,12-5 53 23,7 174,4 1,05-10 24 10,8 177,9 1,1

10-20 36 16,2 513,5 3,020-50 20 8,9 589,8 3,450-100 23 10,3 1.719,2 10,1

100-200 21 9,4 2.938,9 17,1200-500 18 8,2 5.206,G 30,4Más de 500 8 3,6 5.784,G 33,78

Total 223 100,0 17.129,7 1Ó0,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Relacionet de Riquexa, 1862,Elaboracibn ptopia.

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RELACION DE EXPLOTACIONES SUPERIORES A S00 Ha. EN ALBA-CETE. 1862.

Extensión (Ha.)En En

,

Nombre Residencia propied. arrend. Total

1. Condesa de Casal Albacete 5.370 - 5.370(2.351pastos)

2. D. José de Salamanca Madrid 5.259(pastos)

- 5.259

3. D. Tadeo Barnuevo Chinchilla 1.611 - 1.6114. Pedro Monsalve 'C? Molina - 1.576 1.5765. D. Miguel Agraz Albacete 1.412 - 1.4126. Julián Calderón 'C? Don Diego - 1.401 1.4017. D. F° Antonio Bastida Albacete 1.051 - 1.0518. D. Cecilio Núñez ' Chinchilla 1.025 - 1.0259. D. Pedro Falcón Hellín 964 - 964

10. Antonio Córcoles 'Ontalafia 390 561 95111. Pascual Herreros 'C? Benitez - 840 84012. Regino Olivas 'Pozarro - 835 83513. Juan Gómez 'Salomón - 801 80114. Q. Honrubia 'Mercadillos 67 722 78915. D. Manuel Serna Albacete 739

(pastos)- 739

16, Jerónimo Padilla 'Riachuelos - 720 72017. D. José M? Mora Albacete 696 16 71218. Antonio Rodenas 'C? Sevilla 2 702 70419. Pedro Villar 'La Morena - 700 70020. Segundo Giménez La Gineta 175

(pastos)525 700

21. José Olivas Santa Ana 696 - 69622. Manuel Román 'Campillo 12 672 68423. Patricio Sánchez 'Campillo. 12 672 68424. Andrés Olivas Santa Ana 672 - 67225. D? Antonia Ramírez Albacete 670 - 67026. Antonio García 'Casas Rojas 105 546 65127. José Alcaraz 'Tinajeros 2 631 633y28. José Olivas 'Malpelo - 624 62429. Juan Lozano 'C? Capitán 378 245 62330. D. Valerio Peral Albacete 300 300 60031. Eusebio Villar 'El Villar - 560 56032. Juan Martínez 'La Torrecilla 392 163 55533. D. Mamerto Parra Albacete 109 444 ^55334. Pedro Molina 'C? Alta 12 531 54335. D. Gabriel de Arce La Roda 542 - 54236. Pedro Mattínez 'C? Monte 539 - 539

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Nombre Residencia

Extensión (Ha.)En En

propied. arrend. Total

37. Emeterio Tárraga 'Cerro Lobo 351 182 53338. Diego Gómez 'Ca Nueva 1 52S 52639. Asensio Martínez ^Salobral 522 - 52240. Antonio Sánchez 'Mercadillos - 504 50441. Juan Sánchez `La Cortesa - 504 50442. Antonio Piñero `B. Viejos 175 327 502

Fuente: A.H.P. Albacete, Am:llaramiento. 1862.Elaboración propia.

(') Grandes arrendatarios (labradores} con o sin tierras, residentes en las casas delabor.

CUADRO 76. DISTRIBUCION DEL CULTIhO DE LA TIERRAEN ALBACETE. 1862

Explotaciones

Propietarios que sólo explo-taban sus tierras

Propietarios que cultivabansólo una parte de sustierras

Propietarios que tomabantierras en arrendamiento

Arrendatarios sin tierra pro-pia

TOTAL

Sup. en propiedad

Núm. % Explotada Cedida

840 70,5 18.580 -

105 8,8 22.528,7 37.728,9

86 7,2 5.793,7 -

160 13,5 - -

1.191 100,0 46.902,4 37.728,9

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Sup. tomadaen arrenda- Sup. explotada

miento

Propietarios que sólo ex-plotaban sus tierras

Propietarios que cultivabansólo una parie de sustierras

Propietarios qué tomabantierras en arrendamiento

Arrendatarios sin tierra pro-pia ^

T O T A L

Total Explot. media

- 18.580 22,1

- 22.528,7 214,5

19.964,9 25.758,7 299,5

34.040,4 34.040,4 212,7 .

54.005,3 100.907,8 84,2

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento. 18G2.Elaboración propia.

B.- SEÑORIOS JURISDICCIONALES.

EI lugar de Valldeganga de Jorquera es un claro exponente de se-ñorío donde el ejercicio de la jurisdicción por parte del titular no (le-vaba aparejada la componente solariega. En la respuesta al Interroga-torio del Catastro de Ensenada puede leerse que «este Referido Lugarcomo uno de los treze que abraza la villa de Jorquera capital de su es-tado es de señorío y la Jurisdicción Pedánea que Goza es a elección dela Señora Marquesa de Villena con quien se elixen annualmente sinque por este Derecho Jurisdiccional trivuten a S.E. maravedises algu-nos^s. La apropiación de excedente agrario por parte del señor queda-ba limitada a su participación en el cobro de diezmos y a la percep-ción de alcabalas y tercias reales enajenadas de la Corona; cantidadesque, en cualquier caso, había de pagar el campesino, tanto en realen-gos como en señoríos. La inexistencia de algún tipo de derechos deri-vados del reconocimiento del dominio direcco sobre la tierra viene

8 Atchivo Histótico Provincial de Albacece, Catartro de EnJenada, libro n° 183.

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avalada tanto por la tespuesta 22 al Interrogatorio, en la que se afir-ma que «esta Población está adornada con ciento setenta y nueve ca-sas (...) y que aunque este lugar es de señorío y pertenece a la Exma.Sra. Marquesa de Villena no pagan pot el establecimiento del suelo aS.E. cantidad alguna...n`^, como por hecho de que la marquesa no fi-guraba entre^los propietarios de tierra del término. En consecuencia,la evolución experimentada en las estructuras de propiedad no pre-sentan diferencias con la de cualquier realengo.

Según el Catastro de Ensenada10, a mediados del siglo XVIII másdel 80% d^ propietarios residentes sólo reunían el 30,5% de la tierracultivada y el 33 % del producto bruto, mientras que los no residen-tes, que suponían un 15 %, poseían más del 68 % de la tierra y el65 % del producto. La tierra poseída por el clero suponía, en cambio,un porcentaje insignificante. Entre los aspectos más reseñables encuanto a la estructura social destaca: a) la ausencia del grupo de gran-des propietarios residentes que existía en los realengos estudiados;

predominio de la propiedad media, pequeña y minifundista. b) lagran concentración de tierras en pocas manos, destacando entre losmayores ptopietarios el mayorazgo de D. Francisco Betástegui (821Ha. y 11.146 reales de vellón de producto) quien a su vez era señorjurisdiccional de las villas de Alpera y Carcelén; Miguel Alegre, do-miciliado en Albacete ( 561 Ha. y 20.547 teales de vellón) y D. PedtoSilvestte Urrea ( 368 Ha. y 5.731 reales de vellón).

En 1862 apenas si había cambiado la situación^l. Se había incte-mentado el número de pequeños propietarios residentes, pero la ma-yor parte de la superficie seguía concentrada entre un reducido grupode propietarios a cuya cabeza estaba el conde de Casal (titular de unade las casas nobiliarias ^valencianas más importantes), con 1.326 Ha.en.el término. Como es lógico, los marqueses de Villena, a raíz de.lapromulgación del decreto de 6 de agosto de 1811, perdieron definiti-vamente todos los derechos derivados del ejetcicio de la jurisdicción.A1 no disponer de sustrato territorial, con la abolición de su señoríojurisdiccional desaparecerían todos sus derechos en este lugar.

`^ Ibídem.1Ó Ibíqem., Libros núm. 182 al 188.^^ A.H.P. Albacete, Amitlaramiento, 1862.

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CUADRO 77. DISTRIBUCION GENERAL DE LA PROPIEDAD EN VAL-DE.GANGA. 1753.

Propietarios Superficie (Ha.)Gr supo

(Ha.) Núm. % Total %

Menos de 1 40 25,1 25,8 0,81-2 39 24,4 44,7 1,42-5 24 I5,1 7G;4 2,35-10 23 14,4 1G0,2 5,0

10-20 11 6,8 162,2 5,020-50 11 6,8 328,2 10,050-100 7 4,4 450,2 13,8

100-200 2 1,2 2G5,0 8,1200-500 1 0,G 3G8,5 11,3Más de 500 2 1,2 1.382,1 42,3

TOTAL 1G0 100,0 3.2G3,4 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Cata.rtro de Entenada, libros núm. 182 al 188.

CUADRO 78. DISTRIBUCION GENERAL DEL PRODUCTO BRUTO

Propietarios Producto

Grupos Núm. % Rs. vellón %

Menos de 100 88 55,0 3.G05,6 4,6100-300 31 19,3 5.200,1 G,6300-500 12 7,G 4.803,8 6,2500-1.000 18 11,2 12.G30,G 1G,2

1.000-3.000 8 5,1 14.353,1 18,53.000-5.000 - - - -5.000-10.000 1 0,G 5.731,4 7,3

10.000-30.000 2 1,2 31.G94 40,G30.000-50.000 - - - -Más de 50.000 - - - -

TOTAL 1G0 100,0 78.018,G 100,0 •

Fuente: A.H.P. Albacete. Cata.rt^n de Enlenada, libros núm. 182-188.Elaboración propia.

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CUADRO 79. ESTRUCTURA GENERAL DE LA PROPIEDAD EN VAL-DEGANGA, 18G3.

Propietarios Superficie (Ha.)Grupos

(Ha.) Núm. % Total %

Menos de 1 135 45,6 54,5 1,61-2 44 14,8 61,1 1,82-5 58 19,6 181,9 5,65-10 27 9,2 185,9 5,710-20 12 4,2 174,3 5,420-50 10 3,4 289,9 9,050-100 5 1,6 335,4 10,3

100-200 3 1,0 408,4 12,5200=500 1 0,3 233,4 7,2Más de 500 1 0,3 1.326,4 40,8

TOTAL 296 100,0 3.251,2 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Ami!laramiento, libro núm. 333.

C.- SEÑORIOS TERRITORIALES.

I. El régimen señorial y los mecanismos de extracción de ezcedente

Queda por último el tipo de señorío territorial cuyo titular reuníael elemento jurisdiccional y el solariego. Ya en el siglo XVIII eran es-casos en Castilla la Nueva. Moxó señala que la fecha de su creaciónfue básicamente entre los siglos XIV y XV, con el entronamiento dela dinastía de los Trastámara. Por lo que se refiere a Castilla, aunquecomienzan a basarse esencialmente en el ejercicio de funciones públi-cas -judiciales, administrativas y financieras- no pierden la nociónde su primitivo dominio sobre la tierra, origen primario de la institu-ción señorial y, si bien pueden ver reducido el ámbito territorial de laantigua reserva y resultan evidentes ciertos derechos al dominio útilde los vecinos o cultivadores, establecidos en los señoríos recién cons-tituidos, el dominio directo -o si se prefiere, señorial- sobre la tie-rra, se refleja en los atributos de índole esencialmente territorial queaquellos pagan, como canon de disfrute de sus parcelas. Entre estos

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destaca en Castilla la «martiniegap1z. Según se desprende del estudiode Salomón para el siglo XVI, nó eran muy numerosos en tierras cas-tellanas, donde predominaba más bien el tipo de señorío jurisdiccio-nal simple13, pero los que se crearon habrían de permanecer intactoshasta el mismo siglo XIX, como exponentes de un feudalismo de ca-rácter tardío, donde la presión señorial sobre el campesinado, alcan-zaba en muchos casos cotas extraordinarias.

Laso verdaderamente paradigmático de dureza señorial, lo cons-tituye el señorío de la villa de Balazote, creado por Juan II en virtuddel Real Privilegio.del año 1437, en favor de D. Rodrigo Manrique,conde de Paredes. Por dicho privilegio se le entregaba el señorío de lavilla de Balazote y su término con la jurisdicción civil y criminal y elmero y m:xto imperio. El traspaso de la jurisdicción se completabácon la concesión de rentas, pechos y derechos, penas y calumniás. Porúltimo, se completaba la cesión de «aguas corrientes y manantes en eldistrito y territorio de dicho término y las demás cosas anexas y de-pendientesb14.

La situación apenas ha variado a mediados del siglo XVIII. A tra-vés de las Re.rpue.rta.r Generaler sabemos que era «un señorío pertene-ciente al vínculo que en esta fundó D? Juana de Guebara, viuda quefue de D. Juan de Alpharo y Ortega, del consejo de S.M. y su Alcaldede Hijos Dalgo en la Real Chancilleria de Granada, como marido quees de D? Ana Theresa de Alpharo y Colomer, su legítima esposa,Condesa de dicha Villap15. Un señorío en el que las rentas percibidaspor el titular derivadas de sus funciones jurisdiccionales y de su carác-te de señor territorial eran de una extraordinaria importancia, exis-tiendo todavía reminiscenciaĝ de antiguos tributos percibidos por losnobles castellanos en la Edad Media y ya prácticamente extinguidos.

1. La relación detallada de los tributos era la siguiente:

a) Juri.rdicción civil y crimiunal, mero y mixto imperio.b) Impo.ricione.r inherente.r al.ruelo o al.rolar.

'^ Moxo, S., lu dirolución de! régimen rerroria! en Erparia. C.S.I.C., Madrid,1965, pág. 43.

i3 SALOMd\, N., ^p. Cl[.

- MneCOS. M? Dolores, la Erpaña de! Antiguo Régimen. CaJti!!a !a Nueva yFxtremadura, Salamanca, 1971, fascículo Vl.

14 A.H.P. Albace[e, CataJtro de Enrenada, libro de Perrona! Secular de !a vi!!a deBatazote, libro núm. 38, fol. 345-246.

15 A.H.P. Albace[e, Rerpuertat Generaler de la vi1la de Balazote, libro n° 28.

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- Fl derecho de «fumazgon (o humaxgo), como tributo queanualmente pagaban al conde todos aquellos vasallos que po-seían casas en la población, «por el establecimiento del suelode e11asA'^

- El tributo que Salomón recoge con el nombre de aloxoresl^,impuesto exclusivamente a los predios ocupados por la viña.En las Respuestas Particulares el derecho quedaba precisadoen «la séptima parte del fruto de uva que le pagaban los veci-nos de dicha villa y de fuera de ella que tienen viñas en el tér-mino de ella por el dominio directo que tiene dicho señor enlas tierras que ocupán dichos plantíosu18. No resulta fácil defi-nir con precisión esta fórmula de aprovechamiento del suelopues, si en principio podía pensarse en un contrato enfitéuti-co, aunque con carácter limitado en el tiempo (una figura encierto modo patecida al foro gallego), es sabido que desde fi-nes del siglo XIV el mayorazgo castellano era incompatiblecon cualquier tipo de arrendamiento a largo plazo y de mane-ta específica con la énfiteusis.

c) Monopolio.r

- detechos de pontaxgo y portaxgo sobte las caballerías y cartua-jes que pasaban por cualquiera de los puentes del término.

- derechos de contaduría y fiel almotacén tefetidos a vigilanciade pesos y medidas en el metcado y control de los comercian-tes. Este tributo, junto con el de escribanías, no reportaban alseñor ningún beneficio por estar cedidos graciosamente a losvasallos.

- horno de pan, molino harinero, batán y poxo de nieve, todosellos arrendados a distintos individuos.

d) Alcabalas. También petcibidas por el señot de la villa a partitde 1610 en que este derecho fue enajenado a la Cotona.

2) Pero la patte más importante de sus rentas no provenía de es-tos derechos señoriales, sino del producto del atrendamiento de ca-sas, tierras y dehesas (todas de utilización exclusiva del señor) sujetas

16 Ibídem.^T sn^oMOn^, N., Op. cit.18 t1.H.P. Albácete, Cata.rtro de Entenada, libro de Perronal Secular de !a villa de

Balazote, libro nGm. 38, fols. 241-242.

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al vínculo. En total, el conde poseía a mediados del siglo XVIII 5.278Ha. de las 6.017 que tenían el término, o lo que es lo mismo, el 95%de la tierra cultivada o de pastos.

3)^'Por último, estaban los bienes no vinculados, propios del con-de, que se limitaban a un importante número de cabezas de ganado.

Llegados a este punto, quizá converíga re)acionar de forma deta-llada el producto del dinero obtenido por el señor, para averiguarqué porcentaje provenía de )os derechos puramente señoriales, delarrendamiento de las tierras y de los ganados. Es la única forma decomptobar tealmente la presión señorial, al tiempo que puede servirde comparación con el señorío valenciano.

CUADRO 80. INGRESOS OBTEIVIDOS POR EL SEÑOR DE BALAZOTE,1756. ^

ConceptosIngresos

(Rs. de Vellón)

1) Derechos señorialesfumazgo 859aloxores 1. 200horno de pan 286molino harinero 1.620pontazgo y portazgo 250batán 500

2) Alcabalas 600Total 5.315

3) Casas alquiladas número37 4.003

4) Tierras arrendadasreĝáario Ha.1? calidad 175,2 28.868,42? calidad 1.158,5 78.239,2viña 4,6 1.580.recano ^2? calidad 15,1 6803? calidad 628,8 12.0093? calidad (azafrán) 2,5 400,3

Total tierra• 121.776,9

223

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ConceptosIngresos

(Rs. de Vellón)

5) DehesasHa.

1' calidad 4202a calidad 630 1.322,23a calidad 2.881

Total dehesas 1.322,2

6) Bienes libres propios del señor2.447 cabezas de lanar- lana- corderos

TOTAL INGRESOS

Resumen general de ingresos

otal ganado

3.4026.804

10.206

142.623,1

Reales de vellón %

Derechos señoriales 4.715 3,3Alcabalas 600 0,4Alquiler de casas 4.003 2,8Arrendamiento de tierras 121.776,9 85,4Dehesas 1.322,2 0,9Ganado (bienes nó vinculados) 10.206 7,2

Fuente: A.H.P. Albacete, Cata.uro de En.renada, Balazote.

Elaboración propia.

A la vista del cuadro, cobra pleno sentido la crítica que se ha veni-do haciendo a las estimaciones de Canga Argiielles cuando comparalas percepciones señoriales en las distintas regiones y señala que enCataluña y sobre todo en el antiguo Reino de Valencia, era donde losseñores percibían las mayores cantidades con mucha diferencia.

Es evidente que en las estimaciones de Canga entraron solamentelas prestaciones de tipo antiguo (monopolios, censales vi censos enfi-téuticos). De esas estimaciones podría desprenderse un mayor gradode presión señorial en tierras catalanas y valencianas y mejores condi-ciones para el campesinado en Andalucía, Extremadura o Castilla laNueva. Pero, si se hubieran tenido, lógicamente, en cuenta los pro-

224

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ductos de los arrendamientos como en el ejemplo anterior, o de lasexplotaciones ganaderas en señoríos como el de Buitrago'`', las con-clusiones habrían sido muy distintas.

Los mecanismos de extracción de excedente al campesino no aca-baban ahí, pues no debe olvidarse el papel de la Iglesia como gruposocial privilegiado en la sociedad del Antiguo Régimen. Disponía desu propio aparato fiscal que en este caso era enormemente variado:intereses de préstamos (censales) y derechos sobre la tierra (diezmos yprimicias). Había que añadir además el producto de los arrendamien-tos de sus tierras20.

CUADRO 81. EL APARATO FISCAL DE LA IGLESIA, BALAZOTE.

Producto en reales1) Derechos sobre la tierra de vellón

- Diezmo pontiticial de granos150 tanegas de trigo 2.52095 fanegas de cebada 76023 fanegas de centeno 276

- Diezmo pontificial de minucias y vino 350- Diezmo de pan y vino 8.000- Diezmo de cáñamo pontiticial 200- Diezmo menor de cerdos y hortalizas 1.100- Primicias 456- Voto de Santiago 216

2) Censales- 2 censos redimibles sobre bienes del conde 2.711,1

3) Arrendamiento de tierras 1.340,2TOTAL 17.929,3

Fuente: A.H.P. Albacete, Cata.rtro de En.renada. Balazote.Elaboración propia.

Queda finalmente la Corona, que por impuesto de cientos,llones y servicios, percibía 1.642 reales de vellón al año21.

mi-

t`' Gauvo 13. E! Seriorío de Buitrago, Madrid, Univ. Autónoma, 1973.'-0 EI cuadro general de los ingresos del clero ha sido elaborado con las Recpuettar

Generaler de! Catartro de Enrenada y el Libro de Perrona! y Rea! de! Ertado Ecle.riárti-co, A.H.P. Albace[e, Cata.rtro de Enrenada, libros núm. 28 y 39.

21 A.H.P. Albacete, Retpuettar Generaler de !a vi!!a de Balazote. .

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II. El reparto de la tierra

EI cuadro general de distribución de la propiedad agraria hay queponerlo en relación directa con el esquema anteriormente expuesto.Como ya se dijo, las tierras poseídas por el señor territorial, sujetas amayorazgo vinculado, suponían más del 90% del total municipal.Un 3,9°k se tepartía entre seculares no residentes y bienes patrimo-niales de clérigos. El clero sólo reunía el 0,1 %. Finalmente, el cam-pesinado con residencia en la villa totalizaba 44,8 Ha. (el 0,7%), delas cuales hay que tener en cuenta que solamente 22,5 Ha. no esta-ban sujetas al pago de la séptima parte del fruto de uva por el domi-nio directo que tenía el señor sobre las tierras de viña; si partimos delhecho de adjudicar al propio campesino la propiedad de las tierras deviña sujetas al pago de un canon en especie, tal y como hace el Catas-tro, solamente 40 vecinos de un total de 11322 eran propietarios deuna pequeña parcela. Como es sabido, el Catastro no especifica losregímenes de tenencia, salvo en las tierras del clero y no en todas las

CUADRO 82. ES7RUCTURA GENERAL DE LA PROPIEDAD. BALA-ZOTE, 17SG.

Propietarios SuperficieGrupos

(Ha.) Núm. , °^ Total °^

Menos de 1 40 74,1 15,5 0,21-2 4 7,5 4,6 0,12-5 - - - -5-10 4 7,5 30,4 0,5

10-20 3 5,5 3G,2 0,720-50 - - - -50-100 1 1,8 56,9 0,9

100-200 1 1,8 145,2 2,4200-500 - - - -500 y más 1 1,8 5.728 95,2

Total 54 100,0 6.016,8 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete, Catattro de En.renada, Re.rpue.rtar Particulare.r.Elaboracibn propia.

z1 Según con.rta en !a retpue.rta núm. 21 de! Interrogatorio de la.r Retpueua.r Ge-nerale.r. .

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ocasiones, con todo, aunque no puede reconstituirse la estructura delas explotaciones, es lógico pensar que canto las tierras del señor (ex-cepto las dehesas), como las del clero^y algún propietario residente,estarían cedidas en arrendamiento al campesinado residente o de po-blaciones vecinas.

Los decretos abolicionistas y las leyes desamortizadoras del sigloXIX habrían de introducir cambios en la vida y organización de la co-munidad rural. La desaparición de las cargas señoriales y eclesiásticasdebió suponer un alivio a la precaria situación económica de la mayorparte de las familias. También se habrlan de producir algunos cambiosen la estructura de la propiedad con la aparición de nuevos propieta-rios foráneos y la desaparición de la Iglesia; sin embargo, el señor te-rritorial había conservado buena parte de las tierras y figuraba comomayor propietario del término. En el extremo opuesto, los campesi-nos residentes propietarios de tierra apenas habían incrementado,salvo alguna excepción, el número existente a mediados del sigloXVIII. En síntesis, las transformaciones operadas en la estructura dela propiedad quedan resumidas en el siguiente cuadro:

Propietarios Núm. %Superficie

(Ha.) °^

Nobleza (conde de Bala-zote) 1 0,8 1.261,5 27,6

Residentes en distintascapitales 16 13,3 922,5 20,2

Propietarios de pueblosvecinos 39 53,7 1.308,4 28,6

Propietarios residentes 65 ?2,2 1.084,2 23,6

TOTAL 121 100,0 4.57G,6 100,0

Fuente: A.H.P. Albacere, Relacione.r de Riqueza, 1862, Sección Hacienda, leg. n°

553. ^ ^Elaboración propia.

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CUADRO 83. EL REGIMEN GENERAL DE DISTRIBUCION DE LA TTERR.

Regadío

Huerta

Trigo,cáñamo

maízSembra-

dura Viña

Señor territorial Ex. 1,75 24,91 1975,63 6.9166Prod. 864,2 rs 798G,58 98.256,7 1.580

Eclesiásticos Ex. 0,25 110,43 , 2,25Prod. 123,04 7.G60,1 441,03

Legos Ex. - 86,8 4G,3Prod. - 14.652,9 10.253,4

TOTAL

Superficie (Ha.) 21? calidad

24,91 303.04 53,5

Rendimiento (Rs.) 989,03 7.968,58 37.065 11.799,17

Supe^cie (Ha.)2? calidad

1.856,39 1,97

Rendimiento (Rs.) - - 83.479,5 475,4

Supetficie (Ha.)3? calidad -

13,58

Rendimiento (Rs) 25,2

Ex.TOTAL

2 24,91 2..173 55,47

Rs. 989,03 7.968,5$ 120.569,7 12.274,5

Fuente: Catartro de Entenada.Elaboración propia.

Del análisis de las Relacioner de Riqueza del año 1862^3, se apre-cia cómo se ha producido el acceso a la propiedad de un considerablenúmero de propietarios residentes en núcleos próximos, casi siempreposeedores de pequeños lotes; de ellos, un grupo muy reducido ha-bía accedido en cambio a la propiedad de grandes extensiones (supe-

^3 A.H.P. Albace[e, Relacionet de Riqueza, 1862, Sección Hacienda, leg. n° 553.

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' DEL PRODUCTO.

Secano Total

Sembra-Extensión

N.° Rendimientodura Azafrán Dehesas fanegas °^ reales mvds. o^

965,912.G89

3,75400,32

3.932,21.322,23

8.591,8 96,9 123.098 9 78,7

111,06

113,9 1,2 8.235 2 5,2

34,G227,4

167,7 t,9 25.133 7 16,1

8.873,4 100 156.46G 18

420,3

300

42,6 630,5

1.280 370,20

95.893 3,75 2.881,4

11.192,6 400,32 651,2

1.001,5 3,75 3.932,2

13.472,6 400,32 1.321,4

riores a las 400 Ha. ) procedentes de la compra de parte de las dehe-sas. Aparecen también algunos grarrtíes propietarios residentes en lacapital provincial. Pero el mayor propietario, con diferencia, era D.I~ernando Díaz de Mendoza, conde de Lalaing y Balazote y Grandede España; bien es verdad que su patrimonio territorial se había vistomermado con respecto al total de tierras amayorazgadas a mediadosdel siglo XVIII. Las 1.261 Ha. de que era propietario en 1862 eran,sin embargo, las tierras que siempre habían estado cultivadas, mien-

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CUADRO 84. ES7RUCTURA GENERAL DE LA PROPIEDAD. BALAZO-TE. 1862.

Ha. Propietarios % Superficie %

Menos de 1 56 46,3 25,1 0,51-2 13 10,8 20,0 0,42-5 9 7,5 24,9 0,55-10 14 11,6 106,3 2,1

10-20 4 3,3 57,7 1,220-50 14 11,6 42G,9 9,450-100 2 1,6 117,1 2,5

100-200 3 2,4 419,6 9,3200-500 4 3,3 1.582,5 34,G

500 y más 2 1,G 1.796,1 39,2

TOTAL 121 100,0 4.576,2 100,0

Fuente: A.H.P. Albacete. Relacioner de Riquexa, 1862.Elaboración propia.

tras que la superfcicie perdida se correspondía básicamente con lasdehesas. EI hecho hace pensar en la posibilidad de que en el sigloXVIII, por una extralimitación en sus derechos, el señor territorial sehubiera apropiado ilegalmente del uso y disfrute exclusivo de las de-hesas y que posteriormente no hubiera podido justificarlo. No hemoslocalizado ningún documento que haga referencia a protestas de loscampesinos en este sentido, por lo que en principio este extremo nopuede asegurarse, pero lo que sí es evidente es que la nueva legisla-ción petmitió consolidar como propiedad privada al antiguo señor te-rritorial las casas y las tierras cultivadas sobre las que había ejercido eldominio directo, con lo cual había conseguido salvar la parte esencialde sus rentas.

Entre los 65 propietarios residentes, dos únicamente poseían ex-tensiones comprendidas entre las 300 y 500 Ha.; uno de ellos era a suvez administradot de los bienes del conde. Seguía un grupo reducidode medianos propietarios, mientras que más de la mitad eran posee-dores de una parcela inferior a una hectátea.

En el Repartimiento de la Contribución Territorial rústica y pe-cuaria correspondiente a 189824, este esquema genetal no había expe-rimentado muchas variaciones:

z4 A.H.P. Albacete, Repartimiento de Contribuce^n Te»itorialrútnca y pecuaria,año 1898-1899, leg, núm. 608, folleto 11.

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a) Sobre un total de 333 contribuyentes vecinos, solamente coti-zaban 135 como propietarios (40,5 %), siendo el resto arreqda-tarios sin tierra propia. La riqueza imponible reunida por losvecinos residentes suponía el 57% del total.

b) EI mayor contribuyente seguía siendo el conde de Balazote. Suriqueza total, rústica y pecuaria, suponía el 19,3% del totalmunicipal.

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Conclusionesde la segunda parte

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Es sabido que el proceso .de transición se llevó a cabo en Españasegún el modelo que comúnmente se llama vía pru.riana. De acuerdocon el mismo, «la ariscocracia terrateniente y el Estado a su serviciootorgaron de.rde arriba una reforma que mantendrá en el seno de lanueva sociedad importantes supervivencias del antiguo modo de pro-ducción y de las relaciones sociales tradicionales^25. En el caso concre-to de España, el final del Antiguo Régimen, vendría propiciado «me-diante una alianza entre la burguesía liberal y la aristocracia latifun-dista, con la propia monarquía cbmo árbitro, sin que hubiese un pro-ceso paralelo de revolucibn campesinaA26, donde los grandes perjudi-cados habrían sido el clero y los municipios, con las desamortizacio-nes, y los sectores menos favorecidos del campesinado (pequeños pro-pietarios y/o arrendatarios) que quedaron en general, al margen delproceso de adquisición de tierras.

Este modelo general puede ser válido, por ejemplo, para las tie-rras peninsulares de realengo o de dominio del monarca, donde lasrelaciones de producción se encontraban ya a inicios del XIX másevolucionadas que la mayor parte de las tierras sujetas a régimen se-ñorial y donde la propiedad de la tierra -excepción hecha de amorti-zaciones y vinculaciones- era plena, puesto que el titular tenía la ca-pacidad de decidir el uso de sus tierras y excluir del mismo a los nopropietarios27. En este caso, la nobleza seguiría conservando íntegra-mente sus propiedades al tiempo que la burguesía en ascenso saldríamuy beneficiada.

EI tema del señorío ofrece, en cambio, una gran complejidad,puesto que entran en juego diferencips regionales que afectarían demanera profundá a la estructura general de la propiedad resultantetras los decretos abolicionistas y desvinculadores. Y es en este caso

2s Sosou^. A., Le.r Prr^blémel Payran.r..., Op. cir. pág. 339.26 FONTANA. ^., Cambio económico y actitude.r política.r en !a Erpaira de! liglo

XIX, Ariel, Barcclona, 1973, pág. 162.27 AxTO^n. M., Antiguo Régimen y revolución liberal, Ariel, Barcelona, 1973, pp.

52-54. .

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donde el modelo general de vía pru.riana, de compromi.ro por amba,ha de ser forzosamente tevisado pata algunas regiones españolas,puesto que al parecer fue otra la vía de transición.

Es cierto que en el caso de Andalucía, Castilla la Nueva o La Man-cha, los señores territorialeĝ mantenían, durante el Antiguo Régi-men, el pleno dominio sobre la tierra que era cedida a diferentes cul-tivadores en régimen de atrendamiento a corto plazo; para ellos, laabolición de derechos señoriales significó únicamente la pérdida desus derechos exclusivos, privativos y prohibitivos, pero consolidaroncomo propiedad privada sus respectivos patrimoniosz8.

En ámbitos del País Valenciano, a pesar de que publicaciones re-cientes afirman que también aquí salvaron los señores lo fundamen-tal: la propiedad de las casas, tierras y pastosz^, sin que los cultivado-res directos accedieran por tanto a la propiedad30, lo cierto es que laextensión generalizáda en el señorío valenciano de la figura de la enfi-teusis, cuya característica más definitoria consistía en que el dominiosobre la tierra era compartida entre el señor, poseedor del dominiodirecto y el enfiteuta, que poseía el dominio útil, posibilitó, una di-námica evolutiva patecida a la de amplias regiones europeas y muydiferente de la de Castilla, la Mancha o Andalucía. En el caso valen-ciano serían los enfiteutas los grandes beneficiarios del desmorona-miento de los patrimonios señoriales valencianos, quienes, al redimirlos censos transmitieron a las estructuras de la propiedad del suelo,con pocas variantes, la fragmentación existente en el dominio úti131

2R ROMERO, J., aPropiedad de la tierta y conttastes sociales en la meseta castellanaduran[e la segunda mitad del siglo XIX: el caso de AlbaceteD, ALBarit, Revirta de Er-tudioJ AlbacetenreJ, n° 9, 1981, pp. 103-118.

Z^ FONTANA, J., Ia revolución liberal (Política y Hacienda 1833-45J, Instituto deEstudios Fiscales, Madrid, 1977.

30 MAR7INEZ SERRANO Y OTROS, Irttfl)dtlGGtÓ a l'economía del PaíJ [/alenciá, Tres iQuatre, Valencia, 1980, pág. 30.

31 GIL OLCINA, A., la pTVpiedadreñorial..., Op. ci[. pp. 141-146 y 188. En el mis-

mo sentido, aunque con matizaciones, se pronuncia Rutz ToRRes, P., .Propiedad de la1TBTTa y CJ1T7[Gt1[ra dC GIaJCJ...^, Op. cit., pág. 124. También Peset había intuido la im-

portancia de la redención de censos pata los casos de Cataluña y Valencia, como ele-

mento esencial para la consolidación de capas importantes del campesinado, en una fe-

cha temprana: PeseT ReiG, M. .Derecho y propiedad en la España liberab, QuaderniF:órentini perla Jtoria delpenriero giuridico moderno, núm. 5-6, Milano, 1976, pág.

482. Igualmente, una reciente y novedosa aportación sobre el tema de la enfi[eusis la

constituye el trabajo de CLAVERO, B., a^Foros y rabasas. Los censos agrarios ante la re-

volución españolai, Agricultura y Jociedad, núm. 16, pp. 27-G9.

23G

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Es aquí, por tanto, donde hay que buscar la explicación al origen delactual estado de minifundismo del campo valenciano.

Como consecuencia, es lícito pensar que, nos hallemos ante unavía distinta de transición, mediante la cual, los antiguos enfiteutas,favorecidos por la legislación emanada de la revolución burguesa, ac-cederían definitivamente a la propiedad plena y por consiguiente, side aplicar algún modelo se tratara, habría que pensar en la existenciade una víu «campe.rina.^ o, cuanto menos, una imposibilidad de conso-lidación de la Ilamada vía pru.riana, debido a una fuerte presión ejer-cida por el campesinado y a su posterior triunfo frente a los señoresmediante la vía legal3^.

Esta figura jurídica de la enfiteusis, común a extensos territoriosde la antigua Corona de Aragón, incidiría igualmente, si bien conmatizaciones específicas, en Cataluña33 y las Baleares. De igual mo-do, no puede olvidarse, dentro de este marco general de contrastesregionales, la figura del for.o gallego, similar a la enfiteusis en cuantoa la sepatación de dominios, y con resultados algo parecidos respectoal reparto del suelo tras la ctisis del Antiguo Régimen34.

;z Véase, BRENNER. R., .Agrarian classes s[ruc[urc and economic developmen[ in

[hc pte-indus[rial Eutopes, Patt and Pretent, n° 70, 1976, pp. 30-75. ,^3 Vease, VILAR, p., Catalunya dint !'Erpanya Moderna, Ed. G2, Barcelona, 1966,

vol. III, pp. 554-561.34 GARCiA FERNÁNDEZ, J.; Organización de! etpacio y economía rural en !a Erpaña

Atlántica, Siglo XXI, Madrid, 1975, pág. 85. Véasc también, GARCÍA IAMBARDERO.^.,!a agricultura y e! eltancamiento económico de Galicia en !a Ecpaña de! Antiguo Régi-

men, Siglo XXI, Madrid, 1973, pp. 93-94.

237

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Tercera parte

Cambio.r en el reparto c^elsuelo c^urante la segunc^amitad del.riglo XIX

en I^alencia.Las base.r c^e las actualesestructuras c^e propiedad

agraria.

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