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VISIÓN DE CONJUNTO SOBRE EL CAMPO, LA AGRICULTURA Y EL DESARROLLO RURAL EN MÉXICO El país ha experimentado, en el último siglo, una intensa transformación de la estructura demográfica. En 1900 había cerca de 13 millones de habitantes y, según datos del Censo de Población y Vivienda 2010, la cifra se elevó hasta los 112 millones para este último año; es decir, la población se multiplicó aproximadamente 8 veces y creció a una tasa anual promedio del 1.94%. Así, a pesar de que a partir de 1990 la tasa de crecimiento se ha reducido, ubicándose cerca del 1%, Conapo ha estimado que para 2050 la población será de 150 millones de personas (CONAPO, 2010). De la misma manera, la estructura de las edades ha cambiado; pasamos de una población dominada por niños de 5 a 9 años, a una en donde los jóvenes de 15 a 19 años tienen la mayor proporción. Esto indica que, actualmente, México disfruta del llamado “bono demográfico”. Por otra parte, en 1900, el 71.7 por ciento de la población residía en poblaciones con menos de 2500 habitantes y, en 1960, a causa de la migración del campo a la ciudad, el porcentaje de habitantes en poblaciones con menos de 2500 habitantes se había reducido al 49.3%, por lo que, en ese año, la población entre el campo y zona urbanizadas se había equilibrado. 1 Así, México cambió 1 Isidro Soloaga y Antonio Yuñez (2013) han instrumentado otra clasificación que toma como referencia el concepto de Territorio Funcional y que permite la obtención de 6 tipos de territorios: rural aislado, rural, semi-urbano, urbano, urbano (+) y metropolitano. La metodología para obtener los criterios de selección para el número de cada uno de los diferentes tipos de territorios la obtuvieron de Berdegué, et al (2012). La ventaja que ofrece este tipo de análisis es que permite comprender en mayor instancia un fenómeno que se ha extendido a lo largo del planeta: la urbanización de las regiones rurales, pues permite comprender cómo una región va pasando, paso a paso, de un tipo de territorio a otro. Igualmente, al verlo desde este perspectiva, que mucho hogares rurales se 1

Condiciones generales del campo mexicano

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Descripción de las condiciones generales del campo en México

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Page 1: Condiciones generales del campo mexicano

VISIÓN DE CONJUNTO SOBRE EL CAMPO, LA AGRICULTURA Y EL DESARROLLO

RURAL EN MÉXICO

El país ha experimentado, en el último siglo, una intensa transformación de la estructura

demográfica. En 1900 había cerca de 13 millones de habitantes y, según datos del Censo de

Población y Vivienda 2010, la cifra se elevó hasta los 112 millones para este último año; es decir, la

población se multiplicó aproximadamente 8 veces y creció a una tasa anual promedio del 1.94%.

Así, a pesar de que a partir de 1990 la tasa de crecimiento se ha reducido, ubicándose cerca del 1%,

Conapo ha estimado que para 2050 la población será de 150 millones de personas (CONAPO,

2010). De la misma manera, la estructura de las edades ha cambiado; pasamos de una población

dominada por niños de 5 a 9 años, a una en donde los jóvenes de 15 a 19 años tienen la mayor

proporción. Esto indica que, actualmente, México disfruta del llamado “bono demográfico”.

Por otra parte, en 1900, el 71.7 por ciento de la población residía en poblaciones con menos

de 2500 habitantes y, en 1960, a causa de la migración del campo a la ciudad, el porcentaje de

habitantes en poblaciones con menos de 2500 habitantes se había reducido al 49.3%, por lo que, en

ese año, la población entre el campo y zona urbanizadas se había equilibrado.1 Así, México cambió

de ser un país predominantemente rural a uno en donde la mayor proporción de la población vivía

en localidades urbanas (definidas, en este caso, como aquellas en donde hay más de 2 mil 500

habitantes). Las entidades con mayores niveles de urbanización son el Distrito Federal, Nuevo

León, Baja California y Coahuila; en contraste, en los estados de Oaxaca, Chiapas e Hidalgo,

menos de la mitad de su población habita en localidades urbanas.

De esta manera, con la urbanización como contexto, es posible señalar que uno de los

fenómenos sociodemográficos de mayor alcance es la migración interna, definida ésta como “la

movilidad espacial de la población que tiene que ver con el cambio de residencia habitual de una

entidad federativa a otra” (CONAPO, 2013). Si bien es posible conocer cuáles han sido las grandes

1 Isidro Soloaga y Antonio Yuñez (2013) han instrumentado otra clasificación que toma como referencia el concepto de Territorio Funcional y que permite la obtención de 6 tipos de territorios: rural aislado, rural, semi-urbano, urbano, urbano (+) y metropolitano. La metodología para obtener los criterios de selección para el número de cada uno de los diferentes tipos de territorios la obtuvieron de Berdegué, et al (2012). La ventaja que ofrece este tipo de análisis es que permite comprender en mayor instancia un fenómeno que se ha extendido a lo largo del planeta: la urbanización de las regiones rurales, pues permite comprender cómo una región va pasando, paso a paso, de un tipo de territorio a otro. Igualmente, al verlo desde este perspectiva, que mucho hogares rurales se encuentras en una situación de “multi-ubicación”, es decir, que sus miembros viven o trabajan a lo largo de una división urbano rural (Berdegué y Proctor, 2015). En este trabajo, por otra parte, hemos decidido instrumentar la metodología utilizada por INEGI y por el Banco Mundial, en la cual, las poblaciones menores a 2,500 habitantes son consideradas rurales y las que, en contrapartida, sobrepasan ese rango se consideran urbanas. Decidimos hacerlo así pues las estadísticas y la información presentada en la mayor parte de los estudios y encuestas ─por ejemplo la Encuesta Nacional Ingreso Gasto de los Hogares─ se basa en esta distribución de la población.

1

Page 2: Condiciones generales del campo mexicano

tendencias respecto de este fenómeno, son pocas las investigaciones que lo abordan a escala

territorial, lo cual ha dado como resultado que, hasta ahora, nuestro conocimiento a este respecto

sea muy limitado.

En general, el resultado más aceptado es que la migración apareció, en la década de los años

treinta, como la principal vía para combatir la crisis económica y social que atravesaba el campo

(Gijón y Reyes, 2007). Los principales flujos migratorios al interior del país se efectuaban hacía las

ciudades más grandes del país (Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey) o bien, hacia los

Estados Unidos, razón por la cual se implementó un programa internacional llamado “Programa

Bracero” (1942-1964), con el cual se buscaba dotar de mano de obra campesina al sector agrícola

estadounidense. Esta tendencia, no obstante, comenzó a cambiar hacia 1995, cuando la Ciudad de

México y estados como Nuevo León y Jalisco dejaron de ser los principales destinos para la

migración interna. Durante el periodo 1995-2000, los estados de Baja California, Quintana Roo y

Baja California Sur se convirtieron en los destinos principales. Para el periodo 2005-2010 los

estados con mayor atracción de migrantes eran Baja California Sur, Baja California, Sonora,

Chihuahua y Campeche (Semarnat, 2013). Inclusive, para el año 2010, Baja California Sur

presentaba una tasa de cambio relativo de migración mayor a la de Nueva York. El primero se

ubicaba en 83% y el segundo en 70%. Asimismo, según datos de CONAPO, lugares como el

Distrito Federal o Texas, comenzaron a tener tasas negativas de migración en el periodo 2000-2010.

En el caso del primero, cayó en 20% y en para el estado del sur de Estados Unidos fue de un 5%

negativo (Semarnat, 2013).

Fig. 1: Grado de urbanización

2005

  Porcentaje de población que vive en poblaciones con más de 2500 ha.

Baja California Sur Predominantemente urbana 86.4 – 100

Baja California Muy urbana: 71.1 - 86.3

Chihuahua Muy urbana: 71.1 - 86.3

Coahuila Predominantemente urbana 86.4 – 100

Sonora Muy urbana: 71.1 - 86.3

Quintana Roo Urbana: 59.2 - 71.0

Fuente: Elaboración propia con datos de Semarnat [2005]

De esta manera, a partir de la década de los años noventa, los mayores flujos de atracción migrante

cambiaron y se inclinaron hacia la región norte y sur del país. Aun así, debemos señalar que este

fenómeno no indica que la migración ya no sea predominantemente campo-ciudad, en todo caso,

2

Page 3: Condiciones generales del campo mexicano

señala que ha dejado der ser campo-zona metropolitana. Esto lo podemos comprobar, por ejemplo,

con Baja California, que es el estado con mayor atracción de migrantes: si bien es un estado

periférico, también es predominantemente urbano, es decir, más del 86% de las personas viven en

poblaciones mayores a 2500 habitantes. Lo mismo sucede para el caso de Coahuila, Chihuahua y

Sonora. El cuadro arriba presentado ilustra los valores de urbanización de los estados que

presentaron el mayor grado de atracción de migrantes durante el periodo que comprende los años de

1995 a 2010 y tomándolo como referencia, vale la pena mencionar, por lo tanto, el papel

“amortiguador” de crisis sociales que han tenido los pequeñas y medianas ciudades en el norte y sur

del país.

Por otra parte, la migración es un fenómeno que está ampliamente relacionado con la

dinámica de los ingresos y de la pobreza en las zonas rurales. Es importante señalar que la pobreza

extrema es, casi exclusivamente, un fenómeno rural: aunque para 2010 sólo una parte de la

población vivía en zonas rurales, cerca de las dos terceras partes de la población en pobreza extrema

vivía en estas áreas (Banco Mundial, 2010). La principal diferencia entre la pobreza rural y la

urbana radica en las diferencias entre los ingresos existentes.

Por una parte, los habitantes en condiciones de pobreza de las zonas urbanas tienen acceso a

servicios y oportunidades que, generalmente, no están al alcance de los pobres de zonas rurales. En

cambio, los habitantes de las zonas rurales que se encuentran en condiciones de pobreza se

benefician de “redes de seguridad”, como lo es, por ejemplo, la agricultura para autoconsumo.

Según un estudio del Banco Mundial (2002), para el periodo de tiempo que corre del año 1989 al

2002, la pobreza absoluta del sector rural se redujo en poco más del 10% y la pobreza relativa entre

el 60 y el 50 por ciento. Lo cual se explica ya que, según el mismo estudio, la pobreza rural

disminuyó a tasas superiores a la nacional y a la urbana; es decir, que la relación entre ingreso rural

y el urbano, pasó del 41% en el año 2000 al 48% al año 2002. Posteriormente, según datos de

CONEVAL (2012), entre 2010 y 2012, el porcentaje de pobres rurales disminuyó de 64.9 a 61.6 por

ciento, es decir, poco más de medio millón de personas y las personas que se encontraban en la

categoría de pobreza extrema, pasaron de

26.5 a 21.5 por ciento, es decir, casi dos

millones de personas. En general, esta

reducción en la pobreza se debe,

principalmente, a las transformaciones en

la estructura del ingreso de las familias

rurales. Según los datos de la ENIGH

para el año 2012, las fuentes de ingreso

3

Fig. 2: Distribución del ingreso en las zonas rurales

Porcentajes

Tipo de ingreso Años

200

6

2008 2010 2012

Transferencias 12.5 12.5 14.4 16

Renta de la propiedad 11.3 6 4.5 5.2

Ingresos por trabajo independiente 11 16 11.3 12.7

Remuneraciones al trabajo

subordinado

62.2 62.3 66.4 62.6

Otros ingresos al trabajo 3 3.2 3.4 3.5

Total porcentual 100 100 100 100

Fuente: Elaboración propia con datos de la ENIGH (2012).

Page 4: Condiciones generales del campo mexicano

rural que más han crecido son los salarios no-agrícolas y las transferencias públicas,

específicamente, Procampo ─ahora Proagro─ y Oportunidades ─ahora Prospera─; este fenómeno

es particularmente visible en los primeros dos deciles de la población, en donde representan el 38.1

y el 20.3 por ciento de los ingresos respectivamente. El aumento del peso de las remuneraciones al

trabajo subordinado no agrícola indica, en síntesis, que el medio rural ha sufrido transformaciones

positivas ─desde el punto de vista de los ingresos─ a partir de su acercamiento con los mercados,

pues se han reducido los niveles de pobreza moderada, ya que, a pesar de todo, los niveles de

pobreza extrema no han presentado grandes cambios respecto de 1992. El cuadro “Distribución del

ingreso en las zonas rurales” indica cómo se ha transformado el ingreso agrícola, tomando como

referencia los años 2006, 2008, 2010 y 2012, respecto de la fuente de los ingresos monetarios. El

cuadro nos muestra cómo las remuneraciones al trabajo subordinado representan la mayor

proporción del ingreso a partir del año 2006, sobrepasando el 60 por ciento y, sin embargo, se

mantienen alrededor de ese valor; por otra parte, las trasferencias han crecido de manera constante,

pasando de representar el 12.5 por ciento en el 2006, al 16 por ciento en el 2012. La misma

encuesta informa que, para el año 2012 y en relación a los ingresos no-monetarios, el autoconsumo

representó el 9.3 por ciento; las transferencias en especie el 43.3 por ciento; las remuneraciones en

especie el 5.9 por ciento y el alquiler de la vivienda el 41.5 por ciento. En resumen, tomando todos

los puntos en consideración, es posible señalar que existen dos grandes tendencias respecto de la

estructura de los ingresos en el campo mexicano:

Hay un cambio sobresaliente en la estructura del ingreso rural debido al aumento de las

ocupaciones no agrícolas, así, cada vez una mayor cantidad de personas reciben la mayor

parte de su ingreso fuera de la esfera agrícola.

Si bien, para las personas que se encuentran en pobreza moderada el desarrollo de las

ocupaciones rurales no agrícolas ha sido un elemento fundamental en el fortalecimiento de

los ingresos, no es el caso de las personas en pobreza extrema rural, en quienes el ingreso

sigue siendo, en gran medida, no-monetario ─siendo el autoconsumo un elemento

sustancial─ y, precisamente por esta razón, el crecimiento de la producción agrícola tiene

un gran potencial de reducción de la pobreza extrema.

Por otra parte, ¿cómo se ha modificado la estructura productiva en el medio rural? Pues bien, en

general, las actividades agrícolas han mostrado una tendencia ascendente, que, sin embargo,

presenta fuertes fluctuaciones alrededor de su tendencia de largo plazo: una tasa de crecimiento

medio de apenas 0.4 por ciento en el periodo que corre de los años 2000 al 2013. En contraste, las

actividades ganaderas muestran una clara expansión, pues, en el mismo periodo crecieron a una tasa

4

Page 5: Condiciones generales del campo mexicano

media anual del 1.9 por ciento.

Así, la producción ganadera del

2012 creció en un 28 por ciento

respecto a la del año 2000. El

gráfico de “Producción agrícola,

ganadera, forestal y ganadera”,

elaborado con base en datos del

Banco de Datos Económicos del

INEGI y del SIAP, se presentan

las tasas de crecimiento de estos

sectores para el periodo 2000 al

2013. Cómo es visible, el sector ganadero presenta un crecimiento sostenido, mientras que el

agrícola fluctúa alrededor de su tendencia de largo plazo.

En lo relativo al sector forestal, es posible afirmar que, en países como Finlandia, Suecia,

Rusia, Japón, Canadá, Estados Unidos y Brasil, se ha visto beneficiado con fuertes inversiones en

tecnología que han permitido que los precios se eleven para el caso de los productos elaborados ─en

el caso de Brasil, por ejemplo, el valor de su producción se elevó 6.59 veces de 1992 al 2013─; sin

embargo, no ha sido así en el caso de México, en donde el sector ha sido rezagado de los apoyos

gubernamentales y ha carecido de inversiones privadas; esto ha ocasionado, principalmente, bajos

niveles de producción, productividad y de eficiencia, como se muestra claramente en la gráfica.

Puede verse una dramática disminución de la producción en el 2001 de poco más del 50 por ciento

y de la cual, hasta 2013, no se ha recuperado.

El caso de las actividades pesqueros es particular, pues, a pesar de que ha presentado una

tendencia ascendente de producción, también experimentó un fuerte descenso en el valor de la

misma, durante los años de 1998 a 2002, la cual, sin embargo, comenzó a recuperarse a una tasa

media de crecimiento anual del 2 por ciento para el periodo de 2003 a 2010. Peso a todo, la

producción pesquera tiene un peso relativo en el valor de la producción del sólo 3 por ciento, esto se

debe, sobre todo, a que el 90 por ciento corresponde a captura, ya sea continental o marina, de lo

anterior se desprende que la inversión en acuacultura es un interesante polo de inversión pues los

precios están en constante crecimiento y la escasa inversión actual permitiría rendimientos

crecientes de los capitales (Escalante y Catalán, 2008) (SAGARPA, 2012).

A nivel general, la estructura productiva en el medio rural se explica, en gran medida, por el

comportamiento de las actividades agrícolas que, a pesar de que han presentado crecimiento, las

fuertes fluctuaciones a las que se ha enfrentado, han generado que, a largo plazo, su crecimiento sea

5

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 -

20

40

60

80

100

120

140

Fig. 3: Producción agrícola, ganadera, forestal y pesqueraTasas de crecimiento

2000 - 2013

Producción agrícola Tendencia (Producción agrícola)

Producción ganadera Producción forestal

Producción pesquera

Page 6: Condiciones generales del campo mexicano

exiguo. En la siguiente gráfica, obtenida a partir de datos de las FAO y del SIAP, se presentan los

índices de crecimiento de cereales, oleaginosas, tubérculos, hortalizas, leguminosas, frutas, maíz,

café y caña de azúcar desde el año de 1990 hasta el 2013, para la superficie cosechada. Es visible

como las frutas y las hortalizas son las que ha presentado el mayor crecimiento. Por ejemplo, la

superficie cosechada destinada a las frutas aumentó en un 56 por cierto para 2013, respecto del año

de 1990. Po otro lado, el café ha experimentado un descenso sostenido durante todo el periodo; su

caso es especial, pues la superficie cosechada se redujo en casi 50 por ciento.

1990

1991

1992

1993

1994

1995

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

2011

2012

2013

0

20

40

60

80

100

120

140

160

180

Fig. 4: Estrutura agrícolaÍndice de crecimiento

1990 - 2013

Cereales Tubérculos Leguminosas Oleaginosas Hortalizas

Frutas Maiz Café Caña de azúcar

Fuente: Elaboración propia con base en datos de FAO-Division Statistics y SIAP

De la gráfica anterior se deprende que la orientación productiva de la agricultura en México se está

inclinando, en términos relativos, cada vez más hacia las frutas y las hortalizas. Así, a cada paso, el

peso de los cereales en la superficie cosechada se ha ido reduciendo a una tasa media de -0.72 por

ciento; mientras que los frutos y las hortalizas ha crecido a una tasa del 1.95 por ciento y del 1.57

por ciento respectivamente.

Ahora bien, con base en la información arriba presentada, ¿podríamos determinar que el

campo mexicano es bimodal, es decir, que está dividido, básicamente, en dos grandes regiones una

adelantada y alto índices de productividad y otra atrasada y con poca producción per cápita? Una

posible respuesta tendría que tomar en cuenta, al menos, la productividad de en el sector agrícola

por estado de la federación. Si bien los estados de Baja California Sur, Sonora, Baja California,

Sinaloa, Coahuila, Chihuahua y Guanajuato tienen la mayor inversión de riego por hectárea

sembrada (INEGI, 2012a), no son, de la misma manera, los que presentan, en ese orden, los

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Page 7: Condiciones generales del campo mexicano

mayores niveles de PIB por población ocupada en el sector agrícola. Estos lugares le corresponden

a Sonora, Jalisco, Durango, Aguascalientes, Chihuahua y Nuevo León. De esta manera, Sinaloa,

que está en cuarto lugar en inversión en riego por hectárea, produce 90 mil pesos (del 2002) por

trabajador agrícola, es superado por Aguascalientes que produce 150 mil pesos (del 2002) y que

está en el noveno sitio a nivel nacional. La tendencia del campo mexicano es, a grandes rasgos, a

converger respecto de los niveles de productividad por trabajador en torno a la media; no obstante

los estados de Chiapas, Oaxaca y Guerrero están sumamente dispersos de esta tendencia central.

Precisamente por este hecho, resulta poco representativo hacer un balance del campo mexicano a

nivel nacional tomando como referencia a dos estados tan disímiles como Baja California y

Chiapas.

Por otra parte, si tomamos como punto de partida el porcentaje de la población

económicamente activa por estado en el sector agrícola ─o la capacidad de atracción del factor de

producción trabajo─, las cosas cambian radicalmente, pues los estados de Chiapas, Oaxaca,

Guerrero, Zacatecas y Veracruz se colocan a la cabeza, con una propiedad promedio de 5 hectáreas

o menos y un rendimiento por hectárea de 2.4 toneladas. Esto indica que, si se toma como

referencia el modelo de desarrollo endógeno, una medida benéfica para estos estados sería

incrementar el ahorro ─o canalizar la inversión─ por trabajador, a fin de converger hacia niveles

más altos de productividad, similares al de estados como Aguascalientes, Querétaro o Colima. 2 Si

bien, según un estudio del INEGI (2012a), existe inversión de capital en los estados del sur, el

principal enemigo es la depreciación del capital y la falta de ahorro. Los casos de Aguascalientes,

Guanajuato, Querétaro o Colima, nos muestran que la inversión, por sí sola, no puede explicar las

diferencias en la productividad: hay otros factores de carácter regional que también influyen

fuertemente: factores ambientales, culturales, políticos tienen claras consecuencias en el

comportamiento y en el rendimiento económico de las personas.

No cabe ninguna duda de que el lugar en el que las personas residen definen en gran medida

las diferentes oportunidades a las que pueden acceder. Si bien, tanto los pobres urbanos como los

rurales comparten algunos elementos o características de la pobreza, el grado en el que las

experimentan es muy diferente. Según datos de CONEVAL (2012) la mayor carencia que

2 Los casos de estos estados son dignos de mencionar, pues todos tiene niveles inferiores de inversión por hectárea respecto de Baja California o Sinaloa y, no obstante, en el caso de Aguascalientes y Querétaro el PIB por trabajador agrícola es superior al de los dos estados del norte, para el caso de Colima, es ligeramente inferior. Uno de los principales problemas de México es que la mayor parte de la inversión (stock) que se lleva a cabo es para el “desarrollo de la tierra” ─por ejemplo sistemas de irrigación─ llegando a alcanzar el 48.1 por ciento y, por otra parte, el peso de la inversión en “maquinaria y equipo” es de apenas 5.5 por ciento. Igualmente importante es mencionar la escaza participación que tiene el crédito agrícola en México, con respecto al crédito total colocando: sólo el 1.8 por ciento, si se le compara con Brasil (7.4 por ciento) o Argentina (10.2 por ciento), Perú (6 por ciento) o Ecuador (6.8 por ciento) es visible que aún es necesario llevar a cabo importantes esfuerzos por incentivar este tipo de herramienta de fomento productivo.

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Page 8: Condiciones generales del campo mexicano

experimentan las personas de menores recursos de las zonas rurales es la “carencia por seguridad

social”. Por otra parte, los mejores avances en reducción de pobreza se dieron en los servicios de

salud y en la calidad de la vivienda. Otro aspecto digno de mencionar es la poca atención, ya sea en

el plano urbano y rural, que se le da al rezago educativo, pues este se redujo en apena 0.04 y en

0.08 por cierto respectivamente. Asimismo, al analizar las dos rondas de la ENHRUM para los años

2002 y 2007 con el fin de determinar si hubo cambios en la pobreza rural, se confirma, como ya se

señaló anteriormente, que hubo un aumento de los de 1.7 por ciento en los ingresos no rurales y que

la pobreza rural se redujo de manera significativa en 3.6 por ciento (Taylor, et al, 2011). En

términos generales, podemos señalar que la pobreza ha disminuido en el medio rural en los últimos

10 años; sin embargo, al instrumentar un análisis de largo plazo, las conclusiones deben matizarse,

sobre todo, al enfocarnos en la pobreza extrema.

1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 20100

10

20

30

40

50

60

Fig. 5: Pobreza extrema nacional. rural y urbanacomo porcentaje de la población

1992 - 2010

Nacional Rural Urbana

Fuente: Elaborada con datos de Banco Mundial (2010) y Yúnez & Stabridis (2011).

Como se puede apreciar en la gráfica “Pobreza extrema nacional, rural y urbana”, hubo una

tendencia en la reducción de la pobreza extrema durante el periodo que abarco los años de 1998 a

2004, lo cual es, hasta cierto punto esperado, pues coincide con el primer año de operación del

programa Oportunidades en las zonas rurales. En 2005, no obstante, hay un nuevo repunte de la

pobreza que se originó, en gran medida, debido a la caída de la producción agropecuaria durante el

periodo 2004 – 2005 ─véase el cuadro “Producción agrícola, ganadera, forestal y pesquera” ─ y,

finalmente, el nuevo avance de la pobreza a partir del 2008 se puede explicar por el alza de los

precios internacionales de los alimentos (Yúnez & Stabridis, 2011). Asimismo, si analizamos la

pobreza rural respecto de la pobreza urbana, podemos observar que sigue la misma tendencia, con

excepción del shock del aumento internacional de precios agrícolas que no afectó en la misma

proporción a la población urbana.

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Page 9: Condiciones generales del campo mexicano

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