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Condiciones precarias con rostro de mujer Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, destaca que las mujeres siguen siendo aplastadas, especialmente discriminadas en el campo laboral. En América Latina y el Caribe, las mujeres no sólo dedican más tiempo a las labores domésticas no remuneradas, sino también soportan las pésimas condiciones de trabajo y los bajos salarios. El mismo informe destaca que “no será posible lograr igualdad laboral para las mujeres mientras no se resuelva la carga de trabajo no remunerado y de cuidado que recae históricamente sobre nosotras las mujeres”.Dicho de otra manera, las mujeres hacemos tantas cosas en la casa, nos arrinconan en la cocina y en todas las labores domésticas, y es como si pasáramos de balde. Por años el sistema patriarcal, ha colocado a las mujeres en las cuatro paredes del hogar, negándoles la oportunidad de desempeñarse en otras áreas de la sociedad. Pero sus esfuerzo las ha colocado en diversas actividades, pese a que hacen doble y triple jornada laboral, desempeñándose en sus trabajos y dentro de sus hogares. El trabajo debe ser la base de la igualdad entre los géneros y para ello es fundamental el logro de la autonomía económica, física y política de las mujeres. La autonomía económica implica tener el control sobre los bienes materiales y recursos intelectuales, y la capacidad de decidir sobre los ingresos familiares. Mientras no logremos esta autonomía, nadie puede hablar en Honduras de soberanía, sin caer en la más barata de las demagogias. La lucha ahora debe ir encaminada en romper las barreras que existen en el ejercicio de la sexualidad, la integridad física de las mujeres y la reproducción, además de ir abriendo espacios de toma decisiones, especialmente en la política para ir incidiendo en políticas públicas donde hombres y mujeres tengamos plena participación. Para ir cambiando NO sólo las condiciones precarias laborales de las mujeres, es necesario contar con un Estado que garantice los derechos y la igualdad de la población. Es imprescindible que el Estado tome todas las medidas necesarias, ya sean legislativas, institucionales, educativas, de salud, fiscales o de participación de las mujeres en la toma de decisiones para así eliminar los sesgos de género en el mercado laboral, superar la brecha salarial, y la discriminación. Y para que el Estado cumpla este servicio, tenemos que asumir el compromiso de refundarlo, y en esta tarea, hemos de estar todos los sectores de la sociedad hondureña, comenzando por nosotras las mujeres. Nuestra palabra | 14 Julio 2010

Condiciones precarias con rostro de mujer

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Condiciones precarias con rostro de

mujer

Un reciente informe de la Comisión Económica para América Latina, CEPAL, destaca que las mujeres siguen siendo aplastadas, especialmente discriminadas en el campo laboral. En América Latina y el Caribe, las mujeres no sólo dedican más tiempo a las labores domésticas no remuneradas, sino también soportan las pésimas condiciones de trabajo y los bajos salarios.

El mismo informe destaca que “no será posible lograr igualdad laboral para las mujeres mientras no se resuelva la carga de trabajo no remunerado y de cuidado que recae históricamente sobre nosotras las mujeres”.Dicho de otra manera, las mujeres hacemos tantas cosas en la casa, nos arrinconan en la cocina y en todas las labores domésticas, y es como si pasáramos de balde.

Por años el sistema patriarcal, ha colocado a las mujeres en las cuatro paredes del hogar, negándoles la oportunidad de desempeñarse en otras áreas de la sociedad. Pero sus esfuerzo las ha colocado en diversas actividades, pese a que hacen doble y triple jornada laboral, desempeñándose en sus trabajos y dentro de sus hogares.

El trabajo debe ser la base de la igualdad entre los géneros y para ello es fundamental el logro de la autonomía económica, física y política de las mujeres. La autonomía económica implica tener el control sobre los bienes materiales y recursos intelectuales, y la capacidad de decidir sobre los ingresos familiares. Mientras no logremos esta autonomía, nadie puede hablar en Honduras de soberanía, sin caer en la más barata de las demagogias.

La lucha ahora debe ir encaminada en romper las barreras que existen en el ejercicio de la sexualidad, la integridad física de las mujeres y la reproducción, además de ir abriendo espacios de toma decisiones, especialmente en la política para ir incidiendo en políticas públicas donde hombres y mujeres tengamos plena participación.

Para ir cambiando NO sólo las condiciones precarias laborales de las mujeres, es necesario contar con un Estado que garantice los derechos y la igualdad de la población. Es imprescindible que el Estado tome todas las medidas necesarias, ya sean legislativas, institucionales, educativas, de salud, fiscales o de participación de las mujeres en la toma de decisiones para así eliminar los sesgos de género en el mercado laboral, superar la brecha salarial, y la discriminación. Y para que el Estado cumpla este servicio, tenemos que asumir el compromiso de refundarlo, y en esta tarea, hemos de estar todos los sectores de la sociedad hondureña, comenzando por nosotras las mujeres.

Nuestra palabra | 14 Julio 2010