Conferencia Colette Soler

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    Conferencia en APdeBA

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    Psicoanlisis APdeBA - Vol. XXVI - N 3 - 2004 777

    Presentacin de la Dra. Mara InsRaitzin de Vidal a la conferencia de

    Colette Soler, Qu se espera del

    anlisis y del psicoanalista1

    La Dra. Mara Ins Raitzin de Vidal, Presidenta de APdeBA presen-ta a la Dra. Colette Soler:

    Dra. Colette Soler es un inmenso placer tenerla con nosotros. Ellaes una asidua visitante de nuestro pas, ha estado aqu innumerablesveces. Y eso hace que, tanto por su enseanza directa como por lalectura de sus publicaciones, su pensamiento est muy difundidoms all de los ambientes o crculos de pensamiento tradicionalmen-te lacaniano. Para nosotros en APdeBA es una circunstancia espe-cial porque es la primera vez que la tenemos aqu, en nuestra casa.Yo quiero trasmitirles que esta reunin fue planeada con muchoentusiasmo y mucha dedicacin por nuestro secretario cientfico, elDr. Julio Moreno quien, como muchos de ustedes saben, por unadolencia reciente pero de la cual est en vas de una plena y total

    recuperacin, no puede estar presente. Pero les quiero transmitir elplacer de l porque este encuentro finalmente sea posible.Ahora voy a presentar a la Dra. Colette Soler. Fue originalmente

    catedrtica universitaria en Filosofa y es a partir de su encuentro conla persona y la obra de Lacan que elige el psicoanlisis y desdeentonces su actividad en este campo es ininterrumpida. Realmenteconsidero que su obra es una sntesis especialmente fecunda queatraviesa todos los campos de nuestra disciplina; no solamenteinvestiga, publica y ensea teora psicoanaltica, sino que ejerce la

    prctica clnica con igual dedicacin y tiene una intenssima activi-dad en el mbito de la poltica institucional.

    Les recuerdo que es a partir de su iniciativa que se organiza el

    1 Conferencia ofrecida en APdeBA el 20 de julio de 2004.

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    MARIAINESRAITZINDEVIDAL

    movimiento de los foros del campo lacaniano. Ella tuvo un papelfundamental en la organizacin, convoc a que se reunieran foros endistintos pases para crear, dentro de un mbito marcado por unespritu democrtico, una posibilidad de reflexin amplia sobre quconsideramos que es la escuela y cul es la formacin que nosconviene a todos como psicoanalistas.

    Con respecto a su obra escrita, son innumerables sus publicacio-nes y abarcan los campos ms diversos, la sexuacin, la escritura en

    psicoanlisis, el psicoanlisis y la cultura, la formacin y la tica, etc.Simplemente har una mencin de los ltimos librosLa maldicin

    sobre el sexo, El inconsciente a cielo abierto de las psicosis, Laspsicosis inspiradas. Este ltimo se refiere a Joyce, Rousseau yPessoa. Y est en vas de aparicin Lo que Lacan deca de las

    mujeres.Como ven es imposible y, por otra parte, carecera de sentido

    totalmente intentar alguna forma de sntesis. Simplemente en estesaludo quera trasmitirle nuestra valoracin de su obra y nuestrodeseo de escucharla.

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    Qu se espera del anlisis ydel psicoanalista

    Colette Soler

    Dra. Colette Soler: Gracias por su presentacin tan generosa ybuenos das a todos. Primero quiero agradecer la invitacin que nosva a dar la oportunidad de un intercambio.

    El ttulo de hoy es: Qu se espera del psicoanlisis y delpsicoanalista.Es un ttulo que me fue sugerido y lo acept ensegui-da porque me pareci bien en su dimensin de actualidad. Obvia-mente cuando uno dice Qu se espera?, la pregunta surge inmedia-tamente, pero, Quin espera? Y es verdad que podramos ensayarrespuestas muy diversas si nos preguntamos Qu espera quien sedirige al anlisis? O si nos preguntamos en tanto que analistas, Quesperamos nosotros mismos de la operacin analtica y de nuestroacto propio? Voy a hablar ms bien de lo que se espera del ladoanaltico en la medida en que sera difcil definir qu espera elinocente que se dirige a un analista. Lo llamo inocente porque vienea pedir algo de lo cual no sabe nada, incluso cuando es alguien bieninformado, que ha ledo a Freud o a Lacan. Puede tener una intuicin,

    pero podramos decir que nadie pide realmente un anlisis. Pidemuchas cosas, espera muchas cosas que dependen de lo distintivo decada uno, pero sin saber exactamente en qu entra.

    Sobre este punto hay grandes diferencias entre los sujetos.Algunos llegan con una esperanza de curacin, pero con la solaesperanza de curacin no se entra en un anlisis, se necesita algoms, un viraje de entrada para entrar realmente en el procesoanaltico. Una cosa que me despierta interrogantes, y que al principiode mi prctica me sorprendi mucho, es el constatar que algunos

    sujetos temen por lo que piensan que pueden descubrir. Otros, quizms inocentes, tienen una expectativa ms positiva; pero estn

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    quienes temen lo que se pueda llegar a descubrir y, esto inclusopuede ser una dificultad de entrada. Al principio de mi prctica alencontrarme con ese temor me sorprend mucho; yo supona quedescubrir era una ganancia en s mismo, pero con el tiempo entendque era algo que se deba cuidar porque quiz, por medio de suinconsciente, el sujeto intua que aquello que poda llegar a descubrir

    poda no serle totalmente placentero.De todos modos no voy a hablar ms de las expectativas de los

    analizantes que empiezan un anlisis. Voy a tomar el programa denuestro lado en tanto que analistas. Y voy a empezar afirmando algoque luego intentar justificar. Creo que desde el punto de vista tico

    podramos hacer una descripcin bastante inquietante de lo quepromete el psicoanlisis porque en realidad, si comprendemos bien

    lo que llamamos con Lacan el acto analtico, hay una violencia delacto analtico. Una psicoanalista francesa, Piera Aulagnier, escribiun libro que titul La violencia de la interpretacin. Aqu yo nohablo de la violencia de la interpretacin pero me refiero a algosimilar cuando hablo de la violencia del acto. Quiero desarrollar un

    poco este tema porque creo que es necesario tomar la medida de eso,que los analistas tomen la medida de eso.

    Al comienzo de un anlisis, la violencia del acto analtico sepresenta de la siguiente forma: recibimos en todos los casos un sujetoque sufre (nunca vemos entrar en anlisis un sujeto que no sufra losuficiente como para pensar que no puede continuar as y que debecorregir algo). Es un sujeto que sufre y que padece de cosas sobre lascuales l no puede hacer nada, es decir, sus sntomas. Son cosas quese le imponen; si es del lado de la inhibicin porque quiere haceralgunas cosas y no las puede hacer o, por el contrario, si se trata dela compulsin son cosas que no quiere hacer pero que no puedeimpedirlo. Entonces, a este sujeto que padece de algo que le caesobre la espalda lo recibimos con una accin y todo el dispositivo,inventado por Freud no por Lacan, le devuelve un mensajeimplcito: que l es el responsable. En efecto, es un sujeto que llegay que padece de algo que percibe l mismo como extrao, ajeno a lmismo. Freud al principio lo invita a hablar, lo que significa que lacausa est en el paciente. Es verdad que es una violencia, es algo queva totalmente a contrapelo de la expectativa de cuidado del analizante.Entonces, a este sujeto que sufre, lo cargamos adems porque est

    implcito en el dispositivo con el peso de la responsabilidad. No levamos a decir cuando llega que l es el responsable porque sino se

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    va a escapar, pero en cierta medida lo invitamos a pasar de unaalienacin a otra. Un sujeto cualquiera es siempre un sujeto nacidoen el vientre del otro del discurso y soporta lo que llamamos laalienacin, los significantes del otro, el discurso del otro sobre lmismo, los imperativos, las prescripciones, y nosotros para curarlode esta alineacin lo invitamos a entrar en otra, en la alienacin deldispositivo analtico que no es slo cargarlo con la responsabilidadsino imponerle una regla de palabra.

    Creo que es importante hoy en da volver a enfatizar el valor de laregla freudiana de la asociacin libre, porque con el desarrollo de las

    psicoterapias mltiples, tengo la impresin de que en la prctica, laexigencia asociativa ha perdido su lugar. Sabemos que la palabra noes una palabra cualquiera, es una palabra con la cual el sujeto no slo

    busca contar su pequea historia, contar su vida, contar los aconteci-mientos pasados y cotidianos. Se trata de una palabra, que Freuddefini como una palabra casi imposible, es decir una palabra sincensuras conscientes las censuras de la preocupacin por ser claro,lgico, por no ser obsceno, etc.; las censuras tica, moral y lgica.

    Todo esto es otra alienacin que cargamos sobre el paciente. Yasabemos que es bastante difcil obtener eso del paciente, obtener esteviraje de la palabra. Digo que es una regla imposible, precisamente

    porque el sentido de la regla freudiana es que no se puede hablar sincensura. Esta restriccin da lugar a otra restriccin mucho ms fuertey es que el paciente no puede decir cualquier cosa. Lo invitamos adecir cualquier cosa, a hablar sin censura y el dispositivo funcionaslo porque lo que pedimos es imposible. El paciente no puede decircualquier cosa y, ms un anlisis se desarrolla ms constatamos, y el

    paciente constata, que se vuelve siempre sobre los mismos surcos,es siempre el mismo disco. Esto es lo que nos permite precisamenteacercarnos al inconsciente o al fantasma del paciente; por el contra-rio, si un paciente realmente habla de cualquier cosa, no podremosanalizar. Quiz el problema alrededor de Joyce sea ste. Joyce puedealcanzar lo que Lacan ha llamado un discurso pulverulento, es decirque se dispersa en toda direccin, en cualquier idioma, palabra,fonemas. En este caso es un discurso que no se puede analizar.Entonces, pobre el paciente que llega con su sufrimiento!, locargamos con una responsabilidad que puede aparecer como unainjusticia desde el punto de vista del discurso comn.

    Pero adems hay otra alienacin, la alienacin del trabajo trans-ferencial. En realidad lo que llamo la violencia del acto, general-

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    mente no se percibe de entrada, aunque algunos sujetos la percibeny no entran. Y creo que no se percibe porque se encuentra encubierta

    por la transferencia. Y la transferencia precisamente introduce alpaciente en una cierta ilusin, una espera. Lo que llamo ilusin noes para decir que la transferencia no tiene su eficacia, sin ella nohabra anlisis. Pero la transferencia introduce en el paciente la ideade ser cuidado, de ser tenido en cuenta, que es quiz la mejor manerade cuidar a un sujeto. Es verdad que es un efecto casi automtico. Al

    principio basta con escuchar a alguien, recoger su palabra, lo quepuede decirnos; esto slo es suficiente para que el sujeto se percibacuidado. A veces percibe que ha llegado a su lugar; se escuchancosas as al principio de un anlisis. Creo que es un efecto delenamoramiento de entrada. Freud deca que sin una razn estructu-

    ral no podramos entender el enamoramiento de entrada. Hay unenamoramiento de entrada, porque el sujeto descubre que el analistale ofrece un espacio que no se encuentra en ninguna otra parte. Enel encuadre del discurso capitalista es bien evidente que nadieescucha a nadie e incluso cuando se escucha no hay dilogo. Estesera otro tema para desarrollar. Pero incluso en el encuadre de larelacin amorosa se intenta hacer circular la palabra pero, sabemosque cada uno habla su idioma, un idioma sin traduccin, el idiomafinalmente del fantasma de cada uno, de los dos. No necesita muchotiempo la relacin amorosa para que cada uno empiece a sospecharque habla solo, que el otro a pesar de todos sus esfuerzos no lo ve,no lo entiende o no lo ve ni lo entiende. Hace rer pero no es divertido,en realidad ms bien es pattico.

    Realmente no es una exageracin decir que slo en el dispositivoanaltico se le ofrece a un sujeto un espacio para que desarrolle su

    palabra. El amor de transferencia del principio disimula el hecho deque en el anlisis ms que en ninguna otra parte, el que escucha noescucha lo que el sujeto quiere decir, hay algo de engao bajo elencanto de la transferencia. El analista escucha con una perspectivade interpretacin, una perspectiva que intenta captar aquello que elsujeto mismo no sabe que dice, no sabe que significa y que tal vezno quiere significar tampoco. Con el transcurso del anlisis encon-tramos muchas veces pacientes que pueden decirnos Pero usted nome entiende, yo digo esto y el analista dice que el paciente dijo otracosa. Hay un hiato entre la intencin de la palabra del analizante y

    la intencin de la interpretacin. Otra violencia del dispositivoanaltico.

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    Hay ms violencia todava, ms empuje a contrapelo si se trata deun anlisis porque finalmente a qu apunta la posicin interpreta-tiva? Aqu no hablo de los tipos de interpretacin, podemos hacerotra cita todava pero de todos modos es seguro que todos losanalistas de todas las corrientes del movimiento analtico compartenla posicin interpretativa. A qu apunta la posicin interpretativa?Lo podemos formular de diversas maneras. Podemos decir, comodeca Freud, que apunta a revelar el inconsciente, lo que el pacienteno sabe. En nuestro movimiento lacaniano decimos ms frecuente-mente que como el inconsciente nunca se revela totalmente, laexpresin no es del todo satisfactoria porque si se trata de revelar elinconsciente, va a ser el trabajo de una vida y al final de la vida nose habr terminado tampoco. Finalmente me parece mejor decir que

    la interpretacin apunta a empujar a conocer las consecuencias delinconsciente. Nosotros, los lacanianos, pensamos que podemosdemostrar que las consecuencias del inconsciente son consecuen-cias del hecho de ser hablante, es decir de nacer en el vientre del otroy de entrar en la estructura del lenguaje.

    Cules son las consecuencias que nadie quiere saber? Las pode-mos llamar con los trminos freudianos que Lacan no rehus y que anhoy utilizamos. La primera de ellas es la castracin, que por supuestono es la falta de pene. Finalmente con un siglo de psicoanlisissabemos que la castracin no se reduce a la falta de pene y que ms

    bien cae ms fuertemente sobre el que tiene el pene, o sea el sujetohombre. Entonces por un lado la castracin, que es un tema siempre

    presente y que nos lleva a repensar a qu llamamos as. No es slo alhecho de tener satisfacciones pulsionales parciales, fragmentadas.Eso lo podemos llamar privacin. El ser humano es privado de un goceinfinito y por eso suea con la beatitud pos mortem en la religin;

    porque en la vida conocemos satisfacciones pulsionales fragmenta-das. Esto es el descubrimiento de Freud en los aos 1905, haceexactamente un siglo. No es slo eso la castracin. La castracin seratodo un tema para interrogar, pero dejo ac el desarrollo.

    Entonces lo primero que nadie quiere saber es la castracin. Y nihablar de un sujeto que acepta la castracin. Hay un cambio en unanlisis respecto de la castracin, pero la palabra aceptarla castra-cin me parece totalmente ilusoria. Incluso basta mirar a los analis-tas para tener una pequea impresin del hecho. No es slo la

    castracin; est lo que Freud ha sealado al principio, la parte depulsin indomable, es decir una parte de exigencia de goce peculiar.

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    A este nivel hay gran diferencia tambin entre los sujetos, entre lafuerza de la exigencia pulsional en cada uno, pero hay una parteindomable tambin. Y eso nadie lo quiere saber tampoco. Cada uno

    prefiere esperar que la solucin aparezca un da. Freud concluye alfinal con estas dos cosas que nadie quiere saber ni aceptar, por unlado la castracin que es una limitacin, y por el otro el empuje deuna exigencia indomable. Eso tambin es una cierta violencia, quelos sujetos experimentan ms o menos, pero es una violencia. Siempujamos a alguien a hacer un anlisis, lo obligamos a sabercuando no quiere saber, y esto no es una sugestin, es un efecto queintentamos producir realmente.

    Es por esto que Lacan habla del horror del acto analtico, delhorror fro del discurso analtico. Puede parecer sorprendente, sobre

    todo cuando hay un gran entusiasmo por el psicoanlisis, y creo queaqu lo hay, ms que en la vieja Europa. Es un trmino que puedesorprender. Recuerdo que en Corea me decan que no entendan ququera decir con el horror fro del discurso analtico. Quiz paracomprenderlo sea necesario un tiempo de prctica, el psicoanalistaque empieza se preocupa por hacer bien lo que debe hacer unanalista, por verificar que puede hacer, se encanta con los efectosteraputicos y se maravilla al comprobar que lo que funcion paral funciona tambin para otros, que hay produccin, desciframientode formacin del inconsciente, entonces al principio hay algo quequiz disimula. Veinte, treinta, cuarenta aos despus, creo que se

    percibe otra cosa, se percibe ms hacia donde empuja el dispositivo.As entiendo la expresin tan fuerte el horror del acto. Lacanmismo la coment, y es as como la podemos entender, hablando delhecho de que cada sujeto en un anlisis debe haber cernido su propiohorror de la castracin. No se trata de un horror general, sino de su

    propio horror, es decir, como para l, en su singularidad de serhablante, se presenta la castracin y la exigencia indomable de goce.As utiliza Lacan la palabra su horror propio, y considera que elhaber cernido este punto es condicin para producir un analista.

    Por supuesto que no voy a abarcar todo lo inquietante deldiscurso analtico. Por supuesto que hay una violencia para obteneralgo y es por eso que creo que el problema del final del anlisis, noen el sentido del momento en el cual se detiene el proceso, pero enel sentido del resultado para el sujeto, es algo capital para todos los

    analistas.Por qu ejercemos esta violencia del acto analtico? Tenemos

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    nuestras razones pero stas no se perciben antes del verdadero final.Hay dos razones: una es ms evidente para todos los psicoanalistas yes que lo hacemos para obtener un efecto teraputico. Creo que no hayningn anlisis que no produzca efecto teraputico, porque es solocuando hay efectos teraputicos que se ven cambios a nivel de lossntomas por los cuales el paciente sufre. Si no hay efecto teraputiconada indica que el bla bla asociativo haya tenido un efecto realcualquiera. El analista debe haber experimentado l mismo el efectoteraputico del desciframiento, de la asociacin libre porque sino no

    podr creer. Cuando Freud deca deben creerle al inconsciente, esa eso a lo que apuntaba, al haber podido experimentar la eficaciateraputica de la asociacin libre ligada a la interpretacin.

    Ahora sabemos que el efecto teraputico es siempre parcial y una

    de nuestra tesis es que no hay sujeto sin sntoma. Al final noproducimos un sujeto sin inconsciente pero tampoco un sujeto sinsntoma, al menos si damos a la palabra sntoma una definicin un

    poco ampliada que no slo designa lo que no va en la vida del sujeto,ya que lo que va tambin es sntoma. Qu quiere decir eso? Lacanda algunas frmulas para sostener eso pero lo podemos decir con

    palabras ms sencillas: toda relacin humana, la relacin de trabajo,la relacin amorosa, la investidura de los objetos de inters pasa porla determinacin inconsciente. Y eso es lo que queremos decircuando decimos que el sujeto tiene sntomas. Me refiero a sntomasremodelados, que incluso pueden ser satisfactorios; y esto implicaque por ejemplo, a nivel de la problemtica sexual, la heterosexualidadmisma sea un sntoma, porque la eleccin de una pareja dentro de lanorma social tanto como la que se hace por fuera de la misma, pasa

    por las determinaciones inconscientes. Si no, no podramos cambiarnada al nivel del trabajo ni de la pareja.

    Entonces con el efecto teraputico se pueden hacer desaparecersntomas locales, obsesiones, inhibiciones, conversiones. Se puedetambin remodelar la relacin de pareja y de trabajo, hacerlas mssatisfactorias que al principio, pero sin embargo caen siempre bajolas determinaciones inconscientes. Esto quiere decir que no hayninguna seguridad de que el sntoma ms satisfactorio obtenido duretoda la vida; a veces comprobamos realmente una mejora que duraun tiempo, otras veces dura toda la vida. Es que el inconsciente noes algo fijado, es una mquina secreta que trabaja siempre. El efecto

    teraputico siempre es parcial y algo precario porque no aportaseguridad de por vida.

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    Si fuera slo esto no s si vale la pena soportar el acto analticoy empujar a los sujetos, porque es penoso hacer un largo anlisis, esun sufrimiento, no es una camino de rosas. Pensemos que con una

    pequea terapia sugestiva tambin se obtienen resultados teraputi-cos. Es una objecin que se le hace al psicoanlisis, el tiempo, eldinero, el esfuerzo que demanda para obtener una mejora quealgunas terapias sugestivas tambin obtienen. Yo las llamo terapiasreeducativas porque buscan alcanzar lo que la educacin y la presinsocial no han logrado. Ponen una capa ms de empuje a la confor-midad.

    Creo que lo que realmente justifica y que otorga fundamento a laviolencia del acto analtico es el efecto que se obtiene al final delanlisis. Sobre este punto hay un debate en psicoanlisis, no pode-

    mos decir que estemos todos de acuerdo, generalmente es agradableestar de acuerdo pero quiz no lo estemos. En la historia del

    psicoanlisis hubo un debate sobre este punto y habl de eso ennuestra cita. Les doy la frmula que utilizo ahora, creo que el anlisislogra su verdadero objetivo tico cuando lleva a un sujeto hasta loque llamo una identidad de separacin. Esto quiere decir, unaidentidad que no se defina por la va de la identificacin a lossignificantes, a los valores, a los ideales del otro del discurso. Lacan

    pele mucho con la tesis de la identificacin al analista al final delanlisis. No s hasta dnde esta nocin de identificacin al analistafunciona ahora en la IPA y en los diferentes lugares. Porque la IPAno es algo homogneo, y la IPA francesa no es la IPA argentina.Realmente no s si hoy, en el 2004, la teora de la identificacin alanalista al final del anlisis mantiene vigencia.

    Lacan ha criticado mucho la obra de Balint, sin embargo, encuanto a la identificacin al analista, a la idea de decir que al finaldebemos terminar con una identificacin, hay algo que se puedesalvar desde nuestro punto de vista, y es la idea de que al final de unanlisis se debera producir un sujeto liberado de la duda sobre ques. Al final deberamos obtener un efecto que pusiera un punto final,un punto de capiton, un cierre. El final no es una apertura, es un cierrea la pregunta que corre bajo la elaboracin analtica. La pregunta

    podemos formularla como Qu soy para tener los sntomas quetengo? y a nivel del inconsciente Qu significan mis sntomas einhibiciones? La respuesta por la va de la identificacin con el

    analista no es del todo satisfactoria pero tiene eso de justo, la idea determinar con un cierre, un cierre a la pregunta acerca de la neurosis

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    (porque son neurticos los que analizamos). El inconveniente delfinal de anlisis por va de la identificacin al analista es querestablece una alienacin clsica, restablece una identificacin dealienacin, es decir, borra la identidad sobre el otro. En cambio, unaidentidad de separacin quiere decir una identidad que no le debenada al otro, gran A del discurso. Cul puede ser esta identidad deseparacin? Evidentemente no es otra cosa que lo que se ha decan-tado en el anlisis, la fijacin de goce del sujeto, especfica de cadauno. El ordenamiento que especifica cada sujeto, el ordenamiento desu fantasma que sostiene su deseo y de sus satisfacciones pulsio-nales. Cada uno tiene un anudamiento especfico entre deseo-goce-fantasma-sntoma y en el anlisis se empieza con una multiplicidadde pequeos sntomas y la elaboracin, lo que llamamos la elabora-

    cin del fantasma. Es una elaboracin que consiste en realidad enreducir esta multiplicidad para lograr percibir, va la interpretacin,lo que Freud llamaba al principio el deseo inconsciente indestructi-

    ble. Este tiene en cada uno una configuracin precisa y se liga conuna economa de satisfaccin pulsional tambin precisa. Lacanfinalmente pudo llamar a la identidad de separacin identificacinal sntoma, que es una expresin contradictoria. Precisamente laidentificacin al sntoma no es una identificacin, es ms bien eldevelamiento al final de la reduccin analtica de la configuracindel deseo y del goce del sujeto. Entonces no se trata de la identifica-cin, se trata de lo que es el sujeto en el ncleo del fantasma y sntomainconsciente. Y es una singularidad porque habla del sujeto. No haydos sujetos idnticos, nosomos al nivel de las normas homogenei-zantes, somos al nivel del ncleo y no hay un sujeto idntico a otroy por eso lo podemos llamar identidad de separacin. Esta es unaexpresin que yo uso, no es de Lacan. No hay otra identidad ms quela identidad de separacin. Fuera de eso hay series de identificacinque se pueden mover, deslizar en el transcurso de una vida.

    Entonces, si me siguen espero que acuerden conmigo en que valela pena ejercer y sostener la violencia del acto analtico para obteneresa identidad al final. Cuando no se la obtiene se puede dudar y estolo vemos. Muchos analizandos que no llegan hasta el final, hacen un

    balance un poco mitigado. No saben si vali la pena haber invertidotantos aos, tanto dinero, tantas emociones, tanto sufrimiento, tantoesfuerzo.

    Lo que digo es que es un gran beneficio, sobre todo para elneurtico que rehusa su identidad fantasmtica y sintomtica, la

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    rehsa y se queja de ella. Por lo tanto, llevarlo hasta el punto dedescubrir y de asumir su identidad de separacin es un logro inmenso

    para l. No digo para los de alrededor. Esto es importante porque laevaluacin de lo que puede el psicoanlisis la hace el analizando, la

    puede hacer el analista y naturalmente la hace el entorno tambin, yel entorno espera que el paciente se vuelva ms cmodo en lasrelaciones. Y a veces escuchamos que el entorno dice que el anlisisno funciona porque el sujeto tiene los mismos defectos, incluso alfinal pueden pensar que los tiene reforzados. Esto es un hecho y tienesu peso con relacin al lugar que ocupa el psicoanlisis en lacivilizacin.

    El ttulo que me han dado es Qu se puede esperar del psicoan-lisis y del analista. Entonces me pregunto qu puede esperar el

    analista mismo de este trabajo raro, de este acto a contrapelo, quobtiene de eso. Pienso que es una manera de ganarse la vida yganarse la vida cuesta en todas las profesiones, es necesario unesfuerzo. Pero creo que esto no alcanza para explicar por qu alguiense dedica a un acto tan violento y que no logra siempre el cierre finalde la identidad de separacin. Entonces qu pasa con el analista alfinal? Cul es el beneficio para l cuando ha conducido a un

    paciente hasta el final? Estamos en un tiempo en el que todo seevala en trminos de costo/beneficio y, lo deca ayer en La Plata,en Estados Unidos una persona que no quiera mucho al psicoan-lisis le podra preguntar a un analista cuntos aos de anlisis y deformacin se requieren y cul es la retribucin al final. Fjense,qu le podemos contestar? El tiempo del anlisis no lo sabemos,la formacin es interminable, los analistas no terminan nunca deformarse. Por eso hablo del analista analizante perpetuo en suformacin. La retribucin de dinero tampoco se sabe, depende demuchos factores y no podemos prometerle al analista en formacinque va a ganar bien; sabemos que hay muchos analistas que no seganan la vida con el anlisis.

    Aqu hay un pequeo problema ms que pequeo es un granproblema que empec a percibir en los ltimos aos y lo voy aintroducir con una tesis de Lacan que no entend en un principio.

    Necesit mucho trabajo y aos para entender la tesis. Cuando Lacandice que el analista es el desecho de la operacin, evoca a SantoToms quien al final de su vida y refirindose a su obra dice como

    basura. Todo esto se elimina como basura. El desecho es una tesisque no se entiende inmediatamente. En qu medida podemos decir

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    que el analista es el desecho? Primero les voy a decir cmo loentiendo yo. Desde mi punto de vista significa que al final delanlisis el analista pierde la idealizacin transferencial, es seguroque la idealizacin transferencial cae al final del anlisis, es elenamoramiento del principio del anlisis que idealiza al analista y loinstituye como un sujeto supuesto saber ideal. Pero hacia el final,ms elabora el paciente su inconsciente, ms cae el Sujeto SupuestoSaber, en tanto que idealizado del lado del otro. Entonces al final elanalista deja de ser idealizado. Y adems el paciente le dice chau.En nuestro ambiente no hablo de esta Asociacin hay algunoscomentarios que se hacen para explicar que realmente es un dolor

    para el analista y que hay algunos analistas que no soportan serdesidealizados y que no soportan ver al paciente marcharse.

    Debo decir que me divierte mucho la tesis, soy un poco maliciosa.Me divierte porque en la vida hay mucha gente que pierde idealiza-cin y que se encuentra abandonada, especialmente los padres, loseducadores. La idealizacin del pequeo por el padre y la madre se

    pierde, la adolescencia se termina en general y finalmente losjvenes se marchan y los padres no mueren y no hacen una crisis.Bueno, a veces la hacen. Pero en general, es un momento fuerte dela vida que cada uno soporta y finalmente descubre que, quizs es unalivio.

    Esto me hace recordar a Mustapha Safouan, el psicoanalistafrancs que fue alumno de Lacan, y trabaj el tema del analistaabandonado en un intento de entender al analista desecho. De entradase pensaba en el analista que caa bajo el desear del Sujeto SupuestoSaber. Haba todo un tema sobre lo duro que era la carrera del analistay Safouan dijo que no entenda cul era el problema; si el analista seva y la idealizacin se termina, es una alivio. El no entenda cmo

    poda haber escndalo con algo que en definitiva los dos esperandesde el principio; porque desde el principio analizante y analista

    programan el final. Por eso deca que el amor de transferencia es unamor especial porque es el nico amor que aspira a su fin.

    Entonces no es eso, sera irrisorio porque no necesitamos unapalabra tan fuerte para decir eso. Creo que se trata de que el actoanaltico es el nico acto en el cual el beneficio no va al agente delacto, el beneficio del acto es para el analizante, no para el analista.El beneficio es para el analizante que logra su identidad de separa-

    cin. Pero al analista, que ha trabajado a contrapelo y por esonecesita de un deseo especfico, al final nada le vuelve del beneficio

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    del acto, el beneficio es para el analizante. Y creo que es el nicocaso, tal vez con una pequea excepcin: la creacin artstica. Alartista, el beneficio del acto le vuelve a su nombre; con el acto elsujeto se promueve, se hace un nombre. El poltico tambin. A losgrandes polticos tambin el beneficio le vuelve al nombre propio.Con el acto cientfico sucede lo mismo. Einstein se nombra con susdescubrimientos cientficos y aunque en ciencia hay muchos descu-

    brimientos que no se ligan con el nombre, se habla del teorema deFulano. Por el contrario el analista se queda como annimo en unacto tan difcil. Por supuesto que hay nombres en la historia del

    psicoanlisis: Freud, Melanie Klein, Ferenczi, hay toda una serie denombres ms o menos grandes al lado de Freud y Lacan, pero no fuecon el acto en la cura que se hicieron esa notoriedad, fue con el

    trabajo de analista en tanto analizante del psicoanlisis, analizantede la teora analtica. Por supuesto suponemos que cuando uno logra

    producir algo valioso en la teora analtica, suponemos que no es sinlazo con su competencia y su tica respecto al acto; lo suponemos.Pero no debemos olvidar la polmica en contra de Lacan en la IPAde los aos cincuenta, entonces lo consideraron un excelente terico

    pero, como analista dijeron que era un impostor. Fue una disociacinentre los dos. Creo que, dejando de lado los productores de teora,realmente a nivel del acto analtico el agente del acto, el analista, esun ser annimo. No annimo para sus pacientes, annimo en elsentido de que el beneficio del acto va por otro lado, del lado delanalizante. Hay una frase de Lacan muy interesante que dice: Elruido no conviene al nombre del analista, se refiere al ruidomeditico. Dicha por l esta frase puede sorprender pero creo queapuntaba a esto. Un analista puede ser un desconocido, salvo en losambientes profesionales, incluso muchos pueden no escribir librosy ser buenos analista a nivel del acto.

    Es as como entiendo al analista desecho de la operacin, elbeneficio no vuelve del lado de su nombre. Lacan hizo una compa-racin con el santo. Los santos no existen ms, los verdaderos, losgrandes santos. El santo tiene algo en comn con el analista y es sudeseo propio, que no es su deseo cannico, que no es el deseonormativizado de la civilizacin, el santo tiene un deseo propio queno es el deseo cannico de la iglesia de su tiempo, va adelante sin

    preocuparse por las protestas, por la iglesia y produce efecto a veces

    de deseo. Es un rasgo comn pero con una diferencia: al santo alfinal, despus de su muerte se lo santifica. El analista sera un santo

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    sin ninguna posibilidad de ser santificado, incluso despus de sumuerte. En realidad creo que eso quiz es algo ms insoportableahora que cincuenta aos atrs o cien aos atrs. Quiero decir que esms insoportable en el rgimen del discurso capitalista actual.Porque no debemos olvidar cuando hablamos del sujeto posmoderno,cuando hablamos de las nuevas caractersticas de los sujetos quevienen a pedir un anlisis, no debemos olvidar que el analista

    pertenece al conjunto del discurso capitalista y que cae de la mismamanera bajo la presin de los valores del discurso capitalista. Y a losvalores del discurso capitalista los conocemos: xito en todo (profe-sional, amoroso, familiar), competencia, luchar para ser visto, paraaparecer en las pantallas de televisin. Hay un empuje hacia uncierto cinismo individualista y los analistas estn bajo el mismo

    empuje. Quiz eso explique un poco la propensin a actuar que noexista cincuenta aos atrs, a aparecer en todos los peridicos, en latelevisin, en todos los medios para hacerse conocidos fuera delambiente del acto analtico. Me lo explico as porque realmente nose ve bien el beneficio para el anlisis de toda esta batalla meditica,de la publicidad meditica. Incluso produce confusin, no se ve bien.Creo que el beneficio no es para el psicoanlisis. Me pregunto almenos si lo es para los analistas que intentaran compensar un pocoel rigor del acto analtico para soportarlo en un tiempo dondevivimos en un discurso sin trascendencia, un discurso que no

    promete nada que sobrepase los objetivos individuales. El sigloanterior no era as, hubieron grandes causas colectivas, se prometala revolucin, se prometa el hombre nuevo, al final no fue un xito

    pero las subjetividades eran llevadas por grandes esperanzas quesobrepasaban los intereses individuales. Podemos pensar que erauna gran ilusin, pero sin embargo la gran ilusin llevaba a lossujetos. En otras pocas era la religin que llevaba a los sujetos conobjetivos, perspectivas no reducidas al s mismo individual. Ahora,el discurso actual no le propone a cada uno otra cosa que no seaocuparse lo mejor posible de lo propio. Soportar el rigor del actoanaltico en este ambiente me parece ms difcil.

    Cuando pienso en el porvenir del psicoanlisis considero que laamenaza no pasa por la desaparicin de los analizantes, creo que laamenaza ms grande puede estar en la desaparicin de los sujetosque quieran sostener el acto analtico tal cual es, con todo su rigor,

    porque creo que mientras haya sujetos que quieran, que acepten estadedicacin, habr analizandos, porque la transferencia tiene su

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    razn fundamental en la estructura del lenguaje y en la existencia delanalista.

    Dra. Mara Ins Raitzin de Vidal: Tenemos unos pocos minutospara abrir el debate al pblico despus de una exposicin tan clara,tan precisa que nos ha hecho recorrer la singularidad de la experien-cia clnica, les dejo la palabra a ustedes.

    Dra. Amalia Pandiella:Estaba pensando que estoy muy de acuerdocon lo que usted mencion pero me abri interrogantes. Estoy deacuerdo con que la sociedad capitalista lo que pide son xitos peroyo creo que el xito es diferente al logro y tambin es cierto que si

    existe una presin capitalista, tambin existen grupos que se estnuniendo antiglobalizacin. Esto lo quera decir de entrada. Peroadems considero que, tomando sus palabras, a la identidad deseparacin yo la llamara individuacin el que una persona seaquien quiere ser, conozca quien es y cumpla sin ser un falso self. Yeso es lo que se logra dentro del psicoanlisis. Yo creo que el

    psicoanalista tiene un logro porque no podra concebir ningn actosin un deseo detrs. Creo que el analista se presta de entrada a serdespojado de esa identidad de separacin que logr por s mismo, yaque por la transferencia no es visto en la mente del otro como l sienteque es. Y que el logro del final del tratamiento para mi entender seraque al final se separa de un sujeto individualizado y el otro, en sucabeza, le devuelve la idea de un sujeto individualizado. Para m sesera el logro del analista. Gracias.

    Dr. Manuel Glvez:Dra. Soler muchas gracias, no puedo decir sinoque estoy muy cerca de todo lo que usted ha dicho lo cual me llevaa reencontrar ideas expuestas en un trabajo escrito en colaboracincon el Dr. Maldonado sobre el problema de las instituciones anal-ticas. Yo no conoca su concepto de identidad de separacin ycoincido. Pero si la identidad de separacin es el objetivo, quhacemos con nuestras instituciones psicoanalticas all donde lasidealizaciones sobreviven en forma de polticas, all donde los textosy las teoras pasan a reemplazar duelos no elaborados, incluso elduelo por Freud, Lacan, etc.? Cmo llegar a desarmar los grupos de

    poder idealizados que se hacen en torno a esos pulverulentosresiduos de idealizaciones? Esa es mi pregunta.

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    Intervencin: Tengo la impresin de que hay, sino una contradic-cin, algo paradojal a lo largo de su intervencin respecto de lanocin de inconsciente. Por un lado usted plante que el psicoan-lisis implica el hacerse cargo de las consecuencias del inconsciente.Y las mencion, castracin y lo indomable de la pulsin. Por otra

    parte mencion que las mejoras pueden durar lo que duran. Cuandousted mencion que las mejoras pueden durar lo que duran, dara aentender (si entend bien) que habra algo as como un inconscienteque tiene ingredientes coyunturales, para decirlo de alguna manera.Sin embargo cuando usted habla de la identidad de separacin y dela reduccin al final de un tratamiento, es como si lo coyuntural delinconsciente se disolviera. Me parece percibir que habra all la

    posibilidad de dos definiciones de inconsciente o de dos modos de

    definir al sujeto con relacin al fantasma, con relacin al goce. Comoen un lugar mucho ms fijo y en otro lugar como mucho ms enmovimiento. Gracias.

    Dra. Colette Soler: La primera intervencin no era una preguntasino una observacin, un comentario. Yo prefiero hablar de identi-dad de separacin porque individuacin es una expresin que se

    puede utilizar en muchos sentidos, fuera del final del anlisis. Meparece una palabra que conlleva una falta de precisin. Estoytotalmente de acuerdo con que si no hablamos de xito del analista

    podemos hablar de un logro que slo la identidad de separacin lepermite alcanzar despus de soportar la transferencia, es decir laproyeccin, imputacin de los personajes repetitivos de la transfe-rencia y tambin la solicitacin actual de la transferencia.

    Con respecto al punto de vista de la comunidad, es cierto que hayun problema que se ve en todas partes. Hay un problema paracolectivizar a los analistas. De eso nadie puede dudar y se entiende

    bien en la medida en que el final, el punto de cierre de un anlisispuede producir el deseo adecuado para que un analista se produzcay se inserte en el lazo social del anlisis que es un lazo entre dos

    personas, entre dos puntos, un analizante y un analista. Eso es un lazosocial, quiz el ms valioso como dice Lacan, pero sin embargo esono hace una colectivizacin de los analistas entre ellos. Y hemosevocado eso en la mesa redonda con los Dres. Abel Fainstein yMiguel Leivi. Efectivamente el problema es cmo obtener que estos

    idnticos a s mismos se soporten entre ellos y hagan una comunidad.Ahora salgo de la mesa con una idea ms precisa, me parece que hay

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    dos tipos de comunidad analtica ahora y si hago un examen de todoslos colectivos que conozco, encuentro colectivos que agrupan a losanalistas, les dan una casa con un nombre y por otro lado lo queLacan ha llamado la escuela, que implica la idea de que se puedenconectar las singularidades de todos los analistas y que no es al niveldel lazo asociativo propiamente dicho, pero al nivel de lo queimplica la palabra escuela, la elaboracin continua de la teora. Y eldebate interno es un dispositivo para permitir a los analistas, que sequieren o no, hablar sobre el psicoanlisis, sobre la formacin. Creoque el problema existe, seguro que la solucin ideal no existe perola apuesta de Lacan es esa, que la escuela no es una sociedad, no esuna asociacin, no es sencillamente un agrupamiento, un agregado,es algo con una carrera comn a nivel del psicoanlisis.

    Respecto a lo que dice la colega, no creo que haya una contradic-cin. En realidad definiciones del inconsciente hay muchas. Quizvoy a proponer que el ao prximo en Francia trabajemos sobre ques el inconsciente. Es una pregunta que se presenta siempre y quefinalmente tiene muchas definiciones. A la vez hablamos del incons-ciente en singular. Eso es un tema interesante.

    Respecto de lo que he dicho creo que el problema se planteaporque hay dos efectos teraputicos. Est el efecto sintomtico, algoque est mal desaparece. El Hombre de las Ratas es un ejemplomagnfico por eso, tena una obsesin y en nueve meses estaobsesin desaparece. Una maravilla. Eso es el efecto teraputicolocal, el Hombre de las Ratas no est curado de su neurosis, es

    patente. Todo queda por hacer despus de la curacin de la obsesin.Entonces yo hablara del efecto teraputico del punto de cierre. Estees el verdadero efecto teraputico, pero no en el sentido comn deteraputico, algo va mal y se cura. Entonces este punto es el puntoms difcil de alcanzar, donde est la ms grande resistencia paraacercarse a la castracin y la exigencia pulsional.

    Colette Soler

    12 Avenue de Lowendal

    75007, Pars

    Francia