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“LA PSICOLOGÍA EDUCATIVA ORIENTADA AL SIGLO XXI”
(Edmundo Arévalo Luna, Conferencia por invitación en el día del Psicólogo, evento
realizado en la UPAO- 2008)
Deseo comenzar expresando, primeramente que me siento muy honrado al
haber sido designado el responsable, para ofrecer este discurso en
representación de todos mis colegas y amigos psicólogos profesores de la
Escuela de Psicología de esta prestigiosa Universidad Antenor Orrego de
Trujillo. En segundo lugar, manifestar mi felicitación y reconocimiento a los
directivos y miembros del Colegio de Psicólogos del Consejo Directivo Regional
de La Libertad, por su acertada gestión al propiciar este ciclo de conferencias
por el día del Psicólogo Peruano, en el que participan diversas universidades
de nuestro medio, que tienen la delicada responsabilidad de formar los futuros
profesionales de la salud mental; también es oportuna la ocasión para hacer
un llamado a la reflexión personal de todos mis colegas, para que reafirmemos
nuestro compromiso con la profesión y especialmente con la sociedad, porque
por ella y para ella, debemos la existencia de nuestra profesión
individualmente y por añadidura como gremio profesional. La sociedad, espera
mucho de nosotros, deposita la confianza en nosotros como profesionales y
como institución, consecuentemente, es imperativo tener una mayor presencia
en el escenario social.
Elaborar un discurso de esta naturaleza y en una fecha tan especial, resulta
un tanto compleja, porque de pronto se vienen muchas ideas que uno quisiera
esgrimir, sin embargo, procuraré “pensar en alto” realizando una serie de
reflexiones que me han servido de crisol para inspirar las ideas que pretendo
transmitir.
Partiré señalando que uno de los principales problemas que aqueja a nuestra
sociedad en general, y especialmente a nuestros jóvenes es el vacío
existencial y la falta de sentido a la vida.
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El hombre se encarga, paradójicamente, de estropearse la vida. En tal sentido
propone –irónicamente- un conjunto de fórmulas, para vivir anclado en la
infelicidad. En efecto, cada día hallamos con más frecuencia, personas que
viven constantemente en la angustia, tristeza, pesimismo, con la falta de
confianza en sí mismo y en los demás
Cualquiera tiene motivos, en el día a día, para preocuparse y entristecerse;
pero, estropearse la vida a propósito, es una habilidad que se aprende. Las
experiencias desagradables, tienden a anclarnos o amarrarnos en el pasado,
incluso algunas personas paran rumiando sus fracasos, y se inhiben para
aspirar un mejor futuro, lo que los hace infelices; y son como el mármol que
dejan resbalar sus momentos de dicha y felicidad; es decir son incapaces de
auto valorarse.
Estos son temas que debe ocuparnos a los psicólogos; porque tiene que ver
con la persona humana, con su psicología, porque nuestra razón de ser es
ayudarlos a mejorar la calidad de vida o lo que otros denominan promover y
preservar salud mental, o ayudarlos a encontrar la armonía y felicidad; que a
fin de cuentas, es lo que todo ser humano por naturaleza aspira. Por ello,
quiero compartir en esta fecha, mis reflexiones que los he dividido en CINCO
aspectos que desde mi modesta perspectiva, son pertinentes, los mismos que
se hallan sinérgicamente complementados, y que meditadas ponderadamente,
nos permite visualizar, con mayor objetividad lo que debe ser nuestra
actuación como profesionales de la salud mental. Estas son:
1. Sobre la importancia de generar espacios de confianza
2. Sobre la educación
3. El respeto a la diversidad y multiculturalidad
4. Es imperativo transformar al hombre y a la sociedad
5. Globalización y mundialización
1. Sobre la importancia de generar espacios de confianza:
Vivimos tiempos plagados de desconfianza, donde la alerta roja y la
suspicacia institucional “rayan” casi en la "paranoia". Ya no son sólo los
individuos, son también las instituciones y los gobiernos los que desconfían.
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La incoherencia generalizada, la imposibilidad de cumplir acuerdos, la
corrupción de los políticos y el egoísmo en los corazones son los “nuevos
campeones”. Considero que no es posible alcanzar la madurez o la armonía sin
“el otro”. No se puede dejar de confiar, se puede estar listo para lo
inesperado, lo diferente, lo diverso pero no dejar de confiar en los demás.
Y es pertinente mencionar esto ahora, porque hemos aprendido que no es
posible entender la existencia del que esta por nacer, el recién nacido o el niño
pequeño sin entender y atender el contexto en que nace y vive. En efecto, hay
una gran pregunta que debemos de responder es: ¿cómo educamos a las
nuevas generaciones desde pequeños, inclusive antes de que nazcan, para que
se desarrollen sin dejar de confiar en ellos mismos, ni en los demás? Creo
que ya pueden intuir la importancia del tema, porque generando los EDC,
especialmente a partir de las familia como la matriz y luego la educación
social e institucionalizada, podremos tener mejores hombres y mujeres en las
sociedades. Por ello, debemos educar a las personas desde niños para que
aprendan a confiar en sí mismos y en los demás. Esta es la herencia más
valiosa que les podemos dejar y transmitir; porque, el que aprende a confiar
tiene la llave para todos los conocimientos y para enfrentar con éxito todas las
crisis que la vida le puede plantear.
2. Sobre la educación
El objetivo de la educación es humanizarlo y democratizarlo al individuo, de
tal manera que sea capaz de tomar decisiones con libertad y autonomía, para
avalar este planteamiento, menciono a Hutchins, quién señala que “…el
fundamento de la democracia es el sufragio universal. El sufragio universal
hace de cada hombre un dirigente. Si cada hombre es un dirigente… El
principal propósito de un sistema educativo democrático es la formación de
dirigentes”.
Sabemos que una sociedad que no se educa, será protagonista de las más
absurdas crisis y postergaciones, que se refleja en el deterioro moral y
consecuentemente en el subdesarrollo. Creemos que no es posible tener una
calidad de vida, si no se entiende que salud y educación son ejes
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fundamentales para preservar esta calidad y mejorar la sociedad. Pero nos
queda aún más claro, que no es posible mejorar la salud y la calidad de vida
de una sociedad, si no se la educa. Por tanto, debemos estar convencidos que
la mejor inversión debe ser en la educación, porque de ella se derivará en un
mayor progreso.
Si queremos tener una educación de calidad, debemos recordar los resultados
de diversas pruebas internacionales de rendimiento escolar, que indican que el
sistema educativo peruano está en un nivel por debajo de otros
países latinoamericanos. Se han aplicado cuatro pruebas nacionales que
evalúan a estudiantes de primaria y secundaria en las áreas de Comunicación y
Matemática y, recientemente (2004), en el eje curricular de Formación Ciudadana.
No obstante, sus malos resultados no han alimentado mejores políticas ni
medidas correctivas.
El Consejo Nacional de Educación ha propuesto al país seis objetivos
estratégicos para la educación peruana, luego de un amplio debate público a
nivel nacional, con miras a iniciar procesos sostenidos de cambio estructural a
ser implementados por tres gobiernos sucesivos hasta el año 2021, mediante
33 políticas generales. Se han entregado, con destacable esfuerzo del
Ministerio de Educación, trece millones de textos, 200 mil guías metodológicas
para escolares y docentes de primaria y casi tres mil módulos de biblioteca
para colegios públicos de secundaria.
Sin embargo, pese a cualquier esfuerzo, no se podrá mejorar este escenario tan
espeluznante, si no cambiamos de actitud y perspectiva todos los individuos del
colectivo social, los actores educativos, las autoridades y responsables del
gobierno; porque debemos entender que es una responsabilidad compartida,
que debe asumir cada uno desde la ubicación que le corresponde, y allí
justamente radica el reto de los psicólogos, quienes debemos plantear
inteligentemente propuestas o alternativas que viabilicen esos cambios en las
mentes y conciencias en la persona humana
3. El respeto a la diversidad y multiculturalidad
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Paulo Freire decía: “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las
posibilidades para su propia producción o construcción”. La teoría
Multicultural se basa en las explicaciones que dan desde las perspectivas
antropológica, sociológica, psicológica y pedagógica, quienes describen,
explican y analizan la interculturalidad, desde su posición con la finalidad de
configurar de manera más amplia y precisa el sentido de multiculturalidad.
La postura antropológica, afirma que para entender la dinámica de la teoría
multicultural, se debe considerar a la cultura, el grupo étnico, la subcultura,
la minoría, la marginalidad, entre otros. Dedica su análisis en la transmisión
cultural y los procesos de construcción de las identidades culturales. Esta
ciencia postula que la educación es un proceso mediante el cual se trasmite y
adquiere la cultura. Plantea el concepto de “diferencias culturales” antes que a
la “cultura”, como una forma de contemplar el hecho de que todos somos
diferentes en algún aspecto. En suma, esta perspectiva postula la teoría del
pluralismo multicultural y de un modelo de transmisión cultural que se centre
en la amplitud, profundidad y cambios de los grupos culturales existentes.
Desde la mirada psicológica, se elaboran constructos que explican el
funcionamiento individual, eludiendo los componentes colectivos; sin
embargo, las líneas de indagación como la perspectiva interaccionista y
croscultural en psicología social, así como la escuela histórica cultural en
psicología educativa, modifican tal estado de cosas. En efecto, en la primera
perspectiva, la clave es la “interacción”, que explica como las normas,
valores, estereotipos, objetivos y creencias, son internalizadas por el individuo
creando estructuras y fuerzas socio psicológicas en la cognición individual; y
la psicología croscultural que describe, explica y facilita los procesos y
solucionar los problemas que surgen cuando las gentes de diversas culturas
entran en contacto. El planteamiento de la psicología educativa, se sustenta
en el paradigma histórico cultural, situando su atención en el papel que
cumple la cultura en la formación y desarrollo a través de la interiorización de
los instrumentos culturales, por el niño, facilitado por distintos agentes
educativos y en distintos contextos. La línea de pensamiento que se defiende
favorece la contextualización cultural del desarrollo cognitivo.
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Como peruanos, debemos sentirnos orgullosos de nuestra cultura y tradición;
somos una sociedad multicultural, que se manifiesta de varias formas;
consecuentemente esta diversidad, no debe ser considerada de modo alguno
como una dificultad, o fundamento para la postergación; más por el contrario,
debemos estar convencidos que es una fortaleza, y que debemos capitalizarla;
Por ello, como psicólogos estamos comprometidos no solo a respetar a
nuestros pacientes o clientes en su total dimensión, como persona; sino que
también debemos promover como ciudadanos y como profesionales que se
cultive la identidad nacional regional y local; también debemos proponer
proyectos educativos y de salud social y comunitaria, orientados hacia la
heterogeneidad; para fortalecer esta diversidad respetando la cultura,
costumbres y raíces de cada persona y contexto. Ha quedado demostrado que
como nación somos una sociedad altamente resiliente, que lo que algunos
pueden señalar como una debilidades, en esencia viene a ser una fortaleza.
4. Es imperativo transformar al hombre y por ende a la sociedad
Cuando miramos hacia el futuro, vemos numerosas incertidumbres sobre lo
que será el mundo de nuestros hijos, de nuestros nietos y de los hijos de
nuestros nietos. Pero al menos, de algo podemos estar seguros: si queremos
que la Tierra pueda satisfacer las necesidades de los seres humanos que la
habitan, entonces la sociedad humana deberá transformarse. Así, el mundo de
mañana deberá ser fundamentalmente diferente del que conocemos hoy.
Debemos, por consiguiente, trabajar para construir un “futuro viable”. La
democracia, la equidad y la justicia social, la paz y la armonía con nuestro
entorno natural deben ser las palabras claves de este mundo en devenir.
Debemos asegurarnos que la noción de “durabilidad” sea la base de nuestra
manera de vivir, de dirigir nuestras naciones y nuestras comunidades y de
interactuar a nivel global.
En esta evolución hacia los cambios fundamentales de nuestros estilos de vida
y nuestros comportamientos, la educación –en su sentido más amplio- juega
un papel preponderante. La educación es “la fuerza del futuro”, porque ella
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constituye uno de los instrumentos más poderosos para realizar el cambio.
Uno de los desafíos más difíciles será el de modificar nuestro pensamiento de
manera que enfrente la complejidad creciente, la rapidez de los cambios y lo
imprevisible que caracterizan nuestro mundo. Debemos reconsiderar la
organización del conocimiento. Para ello debemos derribar las barreras
tradicionales entre las disciplinas y concebir la manera de volver a unir lo que
hasta ahora ha estado separado. Debemos reformular nuestras políticas y
programas educativos. Al realizar estas reformas es necesario mantener la
mirada fija hacia el largo plazo, hacia el mundo de las generaciones futuras
frente a las cuales tenemos una enorme responsabilidad, como lo dijo
(Federico Mayor 1998, ex presidente de la UNESCO)
En tal sentido, para cumplir nuestras naturales aspiraciones de tener una
convivencia humana, de calidad, justa y democrática, es imperativo cambiar,
no queda otra alternativa; para ello debemos comprender centrarnos en la
condición humana, que según el gran pensador Edgar Morín (2000) es uno de
los siete saberes imprescindibles para la formación del nuevo hombre, el
señala que deberá ser una enseñanza primera y universal centrada en la
condición humana.
Estamos en la era planetaria; una aventura común se apodera de los
humanos donde quiera que estén. Estos deben reconocerse en su humanidad
común y, al mismo tiempo, reconocer la diversidad cultural inherente a todo
cuanto es humano. Conocer lo humano es, principalmente, situarlo en el
universo y a la vez separarlo de él. Cualquier conocimiento debe contextualizar
su objeto para ser pertinente. Es importante conocer y comprender: « ¿Quiénes
somos? », que es inseparable de un ¿dónde estamos?, ¿De dónde venimos? ¿A
dónde vamos?.
Interrogar nuestra condición humana, es entonces interrogar primero nuestra
situación en el mundo. La afluencia de conocimientos a finales del siglo XX
permite aclarar de un modo completamente nuevo la situación del ser humano
en el universo. Los progresos concomitantes con la cosmología, las ciencias de
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la Tierra, la ecología, la biología, la prehistoria en los años 60-70 han
modificado las ideas sobre el Universo, la Tierra, la Vida y el Hombre mismo.
De allí la necesidad, para la educación del futuro, de una gran religazón de los
conocimientos resultantes de las ciencias naturales con el fin de ubicar la
condición humana en el mundo, de las resultantes de las ciencias humanas
para aclarar las multidimensionalidades y complejidades humanas y la
necesidad de integrar el aporte inestimable de las humanidades, no solamente
de la filosofía y la historia, sino también de la literatura, la poesía, las artes.
Para Morín, el ser humano es un ser racional e irracional, capaz de mesura y
desmesura; sujeto de un afecto intenso e inestable; él sonríe, ríe, llora, pero
sabe también conocer objetivamente; es un ser serio y calculador, pero
también ansioso, angustiado, gozador, ebrio, extático; es un ser de violencia y
de ternura, de amor y de odio; es un ser invadido por lo imaginario y que
puede reconocer lo real, que sabe de la muerte pero que no puede creer en
ella, que segrega el mito y la magia, pero también la ciencia y la filosofía; que
está poseído por los Dioses y por las Ideas, pero que duda de los Dioses y
critica las Ideas; se alimenta de conocimientos comprobados, pero también de
ilusiones y de quimeras. Y cuando en la ruptura de los controles racionales,
culturales, materiales hay confusión entre lo objetivo y lo subjetivo, entre lo
real y lo imaginario, cuando hay hegemonía de ilusiones, desmesura
desencadenada; entonces el homo demens somete al homo sapiens y
subordina la inteligencia racional al servicio de sus monstruos.
Por todo ello, necesitamos entender que la transformación del hombre es de
carácter si ne quanon, y también está en nuestras manos esa gran
responsabilidad de ayudar a cambiar las mentes y los corazones, si queremos
una mejor calidad de vida
5. Globalización o mundialización:
En cierto sentido, el concepto de “globalización”, puede asimilarse al de
“internacionalización” o al de “mundialización”, si con él queremos expresar el
aumento de las relaciones que mantienen entre sí los diferentes territorios del
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mundo, hasta el punto de que, cada vez más, una mayor proporción de los
aspectos locales son ininteligibles sin hacer referencia a la escala mundial.
Todos los efectos de la globalización pasan a través de las estructuras del
Estado-nación, por ende son los estados los que en última instancia deciden
de qué manera la globalización incidirá en el escenario nacional. Es un hecho
económico irreversible generado más por las transformaciones técnicas y
tecnologías, que por la política económica adaptada por los gobiernos
(computador, fax, celular, escaner, fibra óptica, internet)
Así pues, la presente era de globalización y mundialización, no siempre
favorecedora del desarrollo humano general, nos exige desde la perspectiva de
nuestra ciencia y profesión la promoción de la CALIDAD DE VIDA en los
integrantes de nuestra sociedad en niveles y estándares, que superando el
tradicional desempeño intelectual - cognitivo, abarca la posibilidad de un
desarrollo personal-adecuado, la comunicación asertiva-eficaz, la
automotivación y el liderazgo productivo, la sociabilidad pertinente y relevante
así como el fortalecimiento autoestimatorio y el compromiso solidario para con
nuestros congéneres.
En tal dimensión, los psicólogos tenemos que acceder de manera permanente
y continua a conocimientos actualizados que nos permita una praxis calificada
sobre los componentes individuales y colectivos de la sociedad con el claro
objetivo de la búsqueda y logro de un bienestar psicológico a la altura de lo
que la dignidad humana exige.
MUCHAS GRACIAS