“Andamos con graves preocupaciones, pero no desesperados” 2 Cor 4, 8

CONFIANZA

EN DIOS

EXIGENCIAS 2021

1. En un nuevo contexto

Las diversas manifestaciones de protesta social y la pandemia causada por el COVID-19, marcan el devenir de nuestro tiempo, gestando e indicando un nuevo contexto histórico-social que, como ciudadanos y cristianos, estamos llamados a discernir e intervenir. Tiempo de crisis, tiempo de confrontación profunda, tiempo de prueba, tiempo de conversión, tiempo para un nuevo comienzo, tiempo de Dios. La Esperanza que da el acontecer sal-vador de Jesucristo en la historia, nos anima e impulsa a procla-mar con mayor fuerza el Evangelio.

2. Miramos y actuamos con fe

Sin desconocer la gravedad del momento presente, aprendemos de Jesucristo a reconocer, contemplar y secundar la obra pacien-te de Dios. Sabemos que la fe actúa por la caridad, por esto, le-jos de la pasividad, nuestra actitud es de caridad constante: “ante tanto dolor, ante tanta herida, la única salida es ser como el buen samaritano” (FT 67).

3. Marchamos al ritmo de Dios

Sabiamente nuestro nuevo arzobispo, Luis José, nos ha llamado a marchar según el ritmo de Dios. No podemos imponerle a Dios ni planes ni tiempos. La cosa es al revés, nosotros debemos marchar según el Plan y el tiempo de Dios. Nuestro Plan de evangelización, fruto del discernimiento eclesial, busca cooperar con la construc-ción de su Reino, “aquí y ahora”.

4. Impulsamos la misión

Nuestra Vicaría posee la misión de crear, en todo su territorio, las mejores condiciones para que las líneas y proyectos arquidioce-sanos se realicen de forma eficaz y coordinada; para esto, resulta fundamental animar y acompañar a los evangelizadores en su pro-yección misionera. Por otra parte, los arciprestazgos están llama-dos a asegurar la unidad de acción, coordinando y articulando la

acción común; para lo cual, se hace necesario vivir la espiritualidad de la comunión y un estilo sinodal.

5. Juntos y en comunión

Las apuestas y acentos vicariales son la manera contextualizada de desarrollar los proyectos arquidiocesanos; son el modo con-creto como, en el contexto particular de nuestras comunidades y territorio, desarrollamos los proyectos globales de la acción evan-gelizadora. Nuestro reciente ejercicio sinodal de discernimiento nos indicó que éstos guardan vigencia y que las circunstancias ac-tuales nos llaman a profundizarlos y a precisarlos para fomentar su desarrollo.

6. Atentos a las exigencias del nuevo tiempo

El tiempo que estamos viviendo con sus dificultades, tensiones y novedades nos pide asumir con especial responsabilidad y deci-sión, entre otras, las siguientes exigencias:

Nutrir la espiritualidad y fraternidad sacerdotal Hemos avanzado en la vivencia de la fraternidad entre nosotros, pero podemos más. Estamos convencidos de que, si somos con-ducidos por el Espíritu del Señor, reflejaremos aún mejor su esti-lo fraterno de relacionarnos, tratarnos y cuidarnos. Para esto se hace necesario permanecer unidos a él, como los sarmientos lo están a la Vid: ¡sin él nada podemos hacer! (cf. Jn 15, 5).

Cultivar la vida espiritual profunda entre los fielesSin vida interior y sin la vida según el Espíritu del Señor, pronto experimentamos la mundanidad que denuncia el Papa Francisco, la aridez y la falta de fecundidad en la misión. Hay en los fieles un reclamo de vida espiritual más profunda y auténtica: se nos ha revelado la fuente, necesitamos beber de ésta.

Fortalecer nuestro “ser familia”La pandemia nos ha permitido valorar la importancia de los afec-tos y de los lazos familiares. Ciertamente nuestras familias se han visto afectadas de diversas formas, pero a la vez hemos redes-

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ÍA EPISCOPAL TERRITORIAL D

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QUIDIÓCESIS DE BOGOTAAR

QUIDIÓCESIS DE BOGOTA

VICARÍA EPISCOPAL TERRITORIAL DE SAN PEDRO

cubierto su dignidad y valor como un auténtico soporte. Este ser familia no se agota en el núcleo básico social y eclesial. Como hu-manidad toda, como Pueblo de Dios, somos familia, fraternidad abierta, universal y solidaria. Nos confiamos a la poderosa interce-sión de San José, patrono de la Iglesia y singular custodio de las familias.

Seguir formando y acompañando a los animadores de evange-lizaciónAgradecemos y valoramos el servicio generoso de nuestros ani-madores de evangelización; queremos responder a sus demandas de formación permanente en los campos doctrinal, litúrgico y so-cial. Nos preocupa el relevo generacional: necesitamos convocar y formar nuevos evangelizadores que reciban la antorcha e irradien la luz del Evangelio.

Promover decididamente la dimensión social de la evangelización La compleja y difícil crisis humanitaria actual (polimórfica y multi-causal), nos apremia a hacer lo mismo que Jesús ha hecho: asumir nuestro sufrimiento, cargarlo, hacerlo más liviano por la presencia y el compromiso solidario con el que se encuentra herido por el camino. Necesitamos promover la cultura del encuentro, del cui-dado y la ecología integral.

Saber comunicarnos mejor a través de la virtualidad En medio de la crisis sanitaria y económica, hemos descubierto la importancia de las tecnologías de la comunicación; hemos tenido que explorarlas y valorarlas, realizando acelerados aprendizajes. Podemos y debemos comunicarnos mejor a través de la virtuali-dad haciendo uso, cada vez más adecuado, de las herramientas y recursos que ésta nos ofrece; para ello es necesario capacitarnos y mejorar la calidad de nuestros equipos y emisiones.