Conflicto Del Cenepa

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ANEXO

GUERRA Y PAZ EN EL AMAZONAS: IMPLICANCIAS POLTICAS DEL CONFLICTO ECUADOR- PER PARA LOS ESTADOS UNIDOS Y AMRICA LATINAPor: Dr. Gabriel Marcella Departamento de Seguridad Nacional y Estrategia, Us Army War College. La primera versin de este trabajo fue preparada para la conferencia "Seguridad en la Post- Cumbre de las Amricas", organizadas por el North-South Center de la Universidad de Miami, la National Defense University, y la Fundacin canadiense para las Amricas, 30- 31 de marzo de 1995, en Washington DC. Los puntos de vista expresados pertenecen el autor y no representan aquellos del gobierno de Estados Unidos, del ejrcito norteamericano o los de US Army War College. El autor expresa su profundo agradecimiento a Mara C. Rozos y Jos M. Boza de la Embajada Peruana en Washington D.C., al Coronel (RE) Dennis Caffrey, USAF, al embajador Luigi Einaudi, y al Dr. William Naughton por sus comentarios e informaciones. 1. GUERRA EN LA CUENCA DEL CENEPA El 26 de enero de 1995 la tranquilidad del Alto amazonas sucumbi ante la lucha de las tropas ecuatorianas y peruanas en la disputada regin fronteriza alrededor de la cuenca del ro Cenepa. Pequeas unidades de 40 hombres entraron en combate. A su tiempo, tropas de alrededor de 3000 ecuatorianos y 2000 peruanos fueron desplegados en el rea. Los ecuatorianos explotaron sus cortas lneas de comunicacin interiores y su posicin en la altura (6500 pies) de la Cordillera del Cndor para dirigir el fuego de morteros y mltiples lanzadores de misiles contra los soldados peruanos, para reforzar sus posiciones. La Fuerza Area ecuatoriana estableci superioridad area y su artillera e infantera de jungla dominaron el terreno. Los combates ms serios se dieron alrededor de la Cueva de los Tallos, Base Sur, y puestos Tiwinza. Ocupadas por tropas ecuatorianas se establecieron del lado peruano de la no demarcada y disputada frontera(1).

Ambas partes desplegaron sofisticados aviones (Kfir, Sukoi, Mirage, A37)y Ecuador us tecnologa moderna tales como satlites de posicionamiento global para localizar blancos en el rea inmediata de combates, Ecuador y Per firmaron un acuerdo de cese al fuego en Brasilia bajo el auspicio de los cuatro Estados garantes del Protocolo de Ro de 1942 -Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos. Un segundo acuerdo para cesar el fuego y separacin de fuerzas se firm en Montevideo el 28 de febrero. El proceso de separacin de fuerzas comenz el 3 de marzo. Para el 30 de abril, aproximadamente el 90% de las fuerzas haban sido reteiradas del rea disputada. Las discusiones de junio entre los garantes y contendientes se focalizaron el creacin de una zona desmilitarizada, un acuerdo para intercambio de prisiones, la apertura de la frontera, t la remocin de minas puestas en el rea en pugna. La limitada victoria de Ecuador en el rea del Cenepa alcanza un nuevo umbral en el viejo conflicto: Ecuador infringi una derrota militar al Per por primera vez desde la batalla de Tarqu de 1829. Por otra parte, integraron exitosamente la estrategia militar, operaciones y tcticas con una campaa informativa que oper tanto en el nivel nacional (diplomacia) como en el militar (operaciones psicolgicas). 2. IMPLICANCIA POLTICAS Y ESTRATGICAS DE LA GUERRA. La no declarada guerra de 34 das rompi la paz en Amrica Latina. Pero algo ms que la paz fue roto. Un nmero de puntos de vista emergente acerca de las relaciones internacionales, la poltica exterior de los Estados Unidos, y los asuntos interamericanos modernos, fueron tambin rotos seriamente desafiados. a)La primera asuncin quebrada es la tesis de que las democracias no van a la guerra entre ellas por que la democracia constrie el uso de la fuerza tanto en los asuntos domsticos como en los internacionales y por que las democracias comprenden los mismos valores. Necesitamos reexaminar esta formulacin respecto a Ecuador y Per. Dos sociedades que comparten una herencia similar pero que cuyas culturas polticas han sido profundamente afectadas por las prdidas territoriales a manos de vecinos. Esto es particularmente cierto respecto del legado de la guerra de Junio-Agosto 1941 y el Protocolo de Ro de 1942. Cada uno tuvo un impacto extraordinariamente diferente en las dos sociedades: el triunfo militar para el Per - el primero desde su independencia- y el sentimiento de humillacin nacional para

Ecuador. Ambos sentimientos estn gravados en la mitologa nacional y ayudan a configurar y legitimar las polticas domstica e internacional, particularmente las relaciones cvico-militares y las estrategias de defensa de ambas naciones. El conflicto es ms que una disputa territorial. Es el acrecentamiento de siglos de desacuerdo y desconfianza entre Quito y Lima, combinado con reclamos competitivos acerca del descubrimiento del Amazonas, la imprecisin de las fronteras coloniales bajo la autoridad imperial espaola, y la aplicacin del principio de uti possidetis por las nuevas naciones independientes del siglo diecinueve para delimitar las fronteras nacionales. Una impresin de la guerra de 1941 es fundamental para la apreciacin de la disputa. La guerra fue casi de un lado. Fuerzas peruanas, bajo el comando general Eloy Ureta, invadieron Ecuador con 15,000 hombres contra 3,000 soldados ecuatorianos pobremente conducidos y equipados. El propsito de la inversin era terminar de una vez para siempre la disputa fronteriza. Ecuador estaba totalmente falto de preparacin de la guerra, mientras Per se haba preparado para ella por algn tiempo. As, las subsecuentes expresiones de temor ecuatoriano por la amenaza del militarismo peruano estn basadas en la conducta del General Ureta y elementos del liderazgo militar. El principal estudioso norteamericano en la evolucin de las fuerzas armadas peruanas modernas escribe: "Ureta recibi ordenes en junio solamente para sostener las posiciones peruanas y repeler cualquier ataque ecuatoriano. Sin embargo, el general no deseaba seguir esas instrucciones Ureta envi un ultimtum a Prado (Manuel, presidente del Per), diciendo que si no se le permita iniciar operaciones contra las fuerzas ecuatorianas en la regin de Tumbes, esto resultara una revuelta militar contra el gobierno". (2) Estos antecedentes son significativos por que las instituciones militares de cada pas han tomado inspiracin de la guerra de 1941. En Per, la generacin militar de 1941 provey el liderazgo y las ideas para el reformista cuerpo de oficiales de los 50 y los 60- los fundadores del moderno Centro de Altos Estudios Histrico militares. En Ecuador, la prdida territorial a afectado profundamente la percepcin militar de s mismos y de sus pensamientos estratgicos. Ntese un sentimiento del reciente Ministro de Defensa, General Jos Gallardo: "Entre los miembros de las fuerzas armadas, el conocimiento de la inmensa prdida territorial de la tierra de nuestros padres a creado un sentimiento de decisin

que nunca ms el pas ser vctima del despojo territorial, o de agresin contra su dignidad y su honor". (3)Otros dos puntos acerca de la guerra son crticos para entender la disputa. El protocolo de ro de termin la guerra, y la solidaridad interamericana contra el Efe fue fortalecida. Pero alcanzo una paz "sin amistad", en palabras del historiador diplomtico bryce wood. En segundo lugar, los reclamos ecuatorianos acerca de que el Protocolo de Ro de 1942 priv a Ecuador de la mitad de territorio nacional son totalmente inexactos. La firma del Protocolo verific la lnea de Status Quo de 1936 firmada en Washington por Ecuador y Per, menos la prdida para Ecuador de solamente 5.392 millas cuadradas(4). El Protocolo de Ro de 1942 fue declarado nulo en 1961 por Ecuador. La razn fue la cartografa de la Fuerza area de EE.UU. (en cuyo proceso se perdieron dos aeronaves y 14 hombres en accidentes en la densa y brumosa jungla) entre 1943 y 1946 que verific que el ro Cenepa era mucho ms largo que lo conocido originalmente y que corra entre los ros Zamora y Santiago. Los estadistas ecuatorianos han argumentado que la provisin del Protocolo de que la frontera sigue la vertiente entre los ros Zamora y Santiago es invalida por que la Cordillera del Cndor, que no es mencionada en el Protocolo de Ro, corre entre el Zamora y el Cenepa y en consecuencia no podra ser la vertiente entre Zamora y Santiago. A pesar de que las marcas fronterizas han sido colocadas en alrededor del 95% (1600 kilmetros) de la frontera, 78 kilmetros del rango montaoso de la Cordillera del Cndor esperan la demarcacin final. La poltica exterior ecuatoriana a perseguido activamente por treinta aos la nulidad del Protocolo de Ro, arguyendo adems que una acuerdo injusto fue impuesta por la fuerza de un ejrcito de ocupacin peruano actuando a despecho de la ley internacional y el control civil en Lima. Posteriormente, ha avanzado el concepto de que el Protocolo de Ro es "no ejecutable" en los 78 kilmetros. En la poltica domstica el asunto amaznico se a convertido en una cruzada nacional. La conmemoracin anual del Protocolo de Ro del 29 de enero es un evento emotivo para los ecuatorianos. Enero es un mes sensitivo a lo largo de las fronteras disputadas, con ocasionales escaramuzas entre los dos lados, como ocurri el 9 y 11 en 1995. Fueron el preludio de la ms seria lucha que se produjo el 26 de enero y luego en febrero. La diplomacia peruana a insistido en concluir la demarcacin final y rechaza el intento de Ecuador de "invalidar un pacto que repre-

senta una realidad geogrfica, histrica y jurdica ejecutada en buena fe por los pases a lo largo del 95% de la frontera, con la cooperacin de cuatro naciones americanas (Argentina, Brasil, Chile y los Estados Unidos) como garantes que se comprometieron en el esfuerzo por que encontraron que el tratado era una solucin justa y concluyente"(5). Los Estados Unidos y los otros garantes a sostenido consistente mente la validez del Protocolo y han urgido a las dos partes a completar la demarcacin. Hasta que los hechos de enero de 1995 se clarifiquen, el mundo no sabr quien dispar primero y por qu. El criterio convencional es que cuando se encontraron accidentalmente dos patrullas y se produjo un escaramuza, el combate escalo ms all de lo rutinario. Si las democracias no van a la guerra una contra otra, entonces Ecuador y Per son menos que completas democracias viable. The Economist recientemente advirti: "La creencia de que los estados democrticos no van a la guerra una contra otra se ha convertido en una creencia corriente de la poltica occidental. Tan plausible como esto puede haber sido en el pasado, es presupuesto peligroso para aproximarnos al futuro". (6) Lo que esta advertencia tambin dice es que la poltica exterior de los EE.UU. en los aos recientes puede haber sido prematuramente triunfalista y eufrica acerca de la profundidad de la democracia en Amrica latina. Como correctivo, un reciente estudioso acerca del concepto de Immanuel Kant de paz democrtica, enfatiza la importancia de distinguir entre democracias completas y parciales. De acuerdo con ellos, es en la transicin del autoritarismo a la democracia que existe el peligroso recurso de la guerra. b) La visin de que Amrica latina es un modelo de relaciones internacionales pacficas, y que el conceso de la cumbre de Miami y el movimiento hemisfrico hacia el libre comercio, reforma econmica, integracin y democratizacin puede proceder sin dificultad, puede ser prematura. En realidad, Amrica Latina ha tenido histricamente una de las ms bajas tasas de gastos de defensa en el mundo. De hecho, han decrecido desde fin de la Guerra Fra. Recientemente ciertos pases, como Argentina, Brasil y Chile, han tomado la primicia de no-proliferacin nuclear, biolgica y qumica, y en medidas de construcciones de confianza y seguridad regional y de apoyo a esfuerzos internacionales de mantenimiento de la paz. An Ecuador y Per estuvieron avanzando hacia una cooperacin mayor, con la propuesta del Presidente Alberto Fujimori a su contraparte Sixto Durn Balln, de al menos 32 iniciativas de coope-

racin fronteriza durante la primera visita de un presidente peruano a Quito. Otro signo de cooperacin fue la concesin, por parte de Per, de una salida al mar para Bolivia en el puerto de Ilo. por otra parte, Argentina y Chile llegaron a un acuerdo final sobre los enclaves fronterizos en disputa. Como miembros del mercado comn Mercosur, Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay fueron complementando su integracin econmica con consultas de alto nivel sobre asuntos estratgicas. En Amrica Central, La Corte Mundial ha adjudicado la demarcacin final de la frontera entre Honduras y el Salvador. La intensidad de la guerra en el Alto Amazonas, incluyendo la tecnologa y las bajas, nos urge a reapreciar nuestra visin de Amrica Latina en la posguerra fra. De acuerdo a los reportes de presa. Ecuador derrib nueve aparatos areos peruanos, cuatro de las fijas (dos Sukhoi-SU22, una37, un bombardero Camberra y cinco helicpteros; otros reportes indican dos helicpteros derribados, (antas que Cinco), a travs de una combinacin de armas antiareas automticas, misiles tierra - aire disparados desde el hombro y aviones Kfir, Ecuador tuvo un A37, ligeramente daado. Las prdidas de equipo y el nmero de bajas no combatientes peruanas (300) indican que el Per no estaba preparado para el encuentro, mientras Ecuador estaba mucho mejor preparado. Tal sofisticacin tecnolgica es desconocida en operaciones militares entre pases latinoamericanos en las dcadas recientes. Ha habido, para estar seguros, muy pocas operaciones de guerra actuales, como El Salvador Y Honduras en 1969,que emplearon armamentos cosechados de la II Guerra Mundial. Los F5 hondureos arrojaron bombas sobre supuestas fuerzas sandinistas en el norte de Nicaragua en abril de 1988. La Guerra de Malvinas sostenida entre Argentina y Gran Bretaa tuvo, por supuesto, mucha mayor sofisticacin tecnolgica y operacional. De este modo, se ha cruzado un umbral. Mientras muchos de los pases tienen esas armas y comprenden la doctrina y teora de su aplicacin, es la primera aplicacin exitosa de sofisticacin. Ms an el empleo por parte de Ecuador de la doctrina de "defensa activa" en la cuenca del Cenepa parece ser una adaptacin de la doctrina "batalla tierra-aire" de las fuerzas armadas estadounidenses. Adems, el nmero de muertos y heridos en ambos lados ha subido la apuesta para Per y Ecuador. A los funerales de hombres y nios muertos de ambos lados se le ha entregado una extensa y altamente emocional cobertura. Las relativamente altas cifra de

bajas (los reportes de presa indican 27 muertos y 80-87 heridos, y 46 muertos y tantas como 300 bajas de no combatientes para el Per). Tales casos podran tambin tornarse en resentimientos contra ambos gobiernos. La guerra nos recuerda que existen otros conflictos territoriales en Amrica Latina que podran poner en peligro la paz: Venezuela versus Colombia sobre los derechos en la Pennsula de la Guajira y el. Golfo de Maracaibo; l reclamo venezolano de una mayor porcin de la Guyana; l reclamo de Guatemala sobre una parte de Belice: Las aspiraciones bolivianas de una salida al mar; el reclamo de Nicaragua sobre las Islas de Providencia y San Andrs (reclamadas y ocupadas por Colombia), y la incertidumbre en Buenos Aires y Santiago sobre la aprobacin parlamentaria del acuerdo de Laguna del Desierto propiedad disputada entre Argentina y Chile. An todos palidecen en comparacin a la explosividad potencial del conflicto Ecuador - Per. Los expertos militares, tales como el antiguo Jefe de Junta Interamericana de Defensa, Mayor General Beruard Loeffeke, consideraron la disputa entre Ecuador y Per como la ms probable de conducir una guerra convencional. Existen lazos entre el contexto internacional y nacional que afectan la conducta de la diplomacia y, en el caso de la guerra Ecuador - Per, la conducta de las operaciones militares y la naturaleza de la conclusin de la guerra. A sido por largo tiempo una tesis de los asuntos internacionales que los Estados que carecen de la soberana interna- esto es, que no estn completamente integradas en naciones y democracias- tienden a ser abiertamente celosos defensores de su soberana externa, en un esfuerzo por compensar su debilidad interna. Tanto Ecuador como Per carecen de los atributos de integracin nacional y ambos son democracias parciales. En 1995 las fuerzas armadas fueron instadas a perder un porcentaje garantizado (estimado en el 12,5 al 15%) del impuesto que pagan las compaas extranjeras de petrleo. El impuesto iba directamente al presupuesto de defensa. Ms an, hubo demandas para que los militares permitan la privatizacin de sus compaas -el ejrcito ecuatoriana tiene o comparte cerca de 31 compaas. Durante la guerra de los 34 das, el congreso ecuatoriano restaur la garanta de los ingresos del petrleo por otros 15 aos, las discusiones por la privatizacin se dejaron a un lado. Las causas para el conflicto son a menudo una combinacin de factores domsticos, institucionales e internacionales. Escribiendo acerca de las causas de la guerra, Seyon Brown captura

elocuentemente la combinacin. "los altamente subjetivos factores de ideologa, prestigio, credibilidad, y honor, son a menudo parte de la definicin de un pas de sus intereses nacionales, y afectan su juicio de las amenazas internacionales que enfrentan y las caractersticas de las fuerzas militares necesarias para neutralizarlas"(7). c) El consenso emergente acerca de que las relaciones cvico militares en Amrica Latina estaban movindose en la direccin de menor tensin y mayor control civil necesita ser reapreciado. Las relaciones cvico- militares son, entre otras cosas, el controlado proceso civil que decide como la fuerza es empleada para defender la nacin. Las relaciones cvico- militares democrticas requieren que la autoridad civil est a cargo del proceso y que las operaciones militares sean conducidas de una manera tica y legal. Las operaciones militares ponen serias tensiones a las relaciones cvico- militares. Necesitamos examinar quin esta a cargo y quin fue a la guerra: los civiles, los militares, o coaliciones de los dos?, el comienzo de la guerra fue accidental, y como consecuencia estuvieron los militares en la delantera con las autoridades civiles asumiendo posteriormente un liderazgo ostensible?, Cmo afectara la guerra las perspectivas para las relaciones cvico- militares democrticas? Es demasiado esperar un deseo de subordinacin de los militares a la autoridad civil en los aos venideros? Envalentonar el triunfo a los militares ecuatorianos para reclamar no slo mayores recursos, sino tambin para disminuir la autoridad civil? Intensificar la humillacin sufrida por los militares peruanos las constreidas relaciones entre la autoridad civil y los militares? En la guerra en el amazonas la superior preparacin en el campo de batalla condujo a victorias tcticas que realzaron la popularidad de los militares ecuatorianos. En Per, en contraste, ha comenzado la bsqueda de culpables a quienes adjudicar la fallas de la inteligencia para anticipar las posibilidades ecuatorianas y el fracaso de las fuerzas armadas para responder efectivamente a la presencia ecuatoriana en el rea disputada. El presidente Fujimori respondi a estos cargos: "Por algn tiempo hubo una detente en la frontera. Esto nos dio cierto alivio y una chance para luchar contra el terrorismo. Hemos eliminado. , o casi eliminado, al terrorismo...No slo eso. Como haba una clara detente en nuestra frontera con chile y Ecuador, se me permiti concentrarme en luchar contra el terrorismo, por supuesto sin descuidar las fronteras. Me pregunto, y

les pregunto a ustedes: Cun diferente hubiera sido si luchando contra el terrorismo, no hubisemos podido desplegar nuestras tropas porque temamos una debacle en el interior?"(8). De este modo, los pesados costos de la guerra imponen reflexin y aprendizaje. La sociedad ecuatoriana demandar una rendicin de cuentas de los lderes que condujeron la guerra. Conducir este aprendizaje a un mayor pragmatismo y responsabilidad de parte de los lderes civiles y militares, y tal vez una mayor apertura y comprensin de la necesidad de una mayor armona civil- militar y la subordinacin del poder militar del control civil? O, como se indicara anteriormente, causar resentimiento una vez que la futilidad de la guerra llegue a ser ntida? d) Finalmente, el principio de que los acuerdos territoriales en Amrica Latina, hasta ahora la ms pacfica de las regiones, no son hechos como resultado del uso de la fuerza, necesitar ser reexaminado. Es claro que las tropas ecuatorianas no han sido desalojadas del lado peruano de los limites no marcado. Se fueron en conformidad con el acuerdo de cese el fuego y separacin de fuerzas. Por otra parte, el desempeo de Ecuador sugiere que el balance militar -histricamente a favor de Per- ha cambiado sustancialmente. En este sentido, el Presidente Durn Balln afirm el 4 de marzo que la victoria se haba debido a los 14 aos de preparaciones militares. Ecuador ha reducido realmente la disparidad de larga permanencia en tecnologa y capacidades operacionales. Esto fue claramente demostrado los por los esfuerzos previamente mencionados para neutralizar la superioridad del Per en su dominio tctico de aviacin. Pero este proceso es dinmico y Per probablemente pretende mantener su superioridad. De Hecho, ya casi ha comenzado a hacerlo va la creacin de una zona militar cerca de la frontera. Se habla incluso de rearme. Todava la tecnologa militar moderna permite an a un poder ms pequeo como ecuador, bajo las correctas circunstancias (entre ellas, la sorpresa estratgica), alcanzar una disuasin y una capacidad de guerra para objetivos polticos limitados. Pueden, a pesar de su tamao, imponer serios costos a un poder mayor. La estrategia militar peruana desear, como mnimo,, evitar ser introducidos en una guerra donde los ecuatorianos tengan claramente la ventaja estratgica. Este parecera ser el caso de la Cuenca del Cenepa, donde las tropas ecuatorianas pueden reinfiltrarse fcilmente hacia el lado peruano de la frontera no demarcada.

Se necesita responder a un nmero de preguntas polticas. Cules son las implicancias estratgicas y econmicas de esto para el balance militar relativo en la Costa Oeste de Sudamrica, particularmente respecto de la alta performance de la aviacin, equipos y armas antiareas, radares, y las consiguientes logsticas? Cul ser el efecto sobre las percepciones de amenaza de otras naciones y militares? Habr un nuevo ciclo de modernizacin de armas, como resultado? Cmo afectar esto las percepciones y las relaciones cvico- militares en pases que tradicionalmente ejercen roles de liderazgo -Brasil, Argentina, Chile, Colombia y Venezuela? O los puntos de vista de los actores ultranacionalistas de la sociedad, que argumentan a favor de mayores rasgos militares para defender la soberana? Estas preguntas son crticamente importantes para Argentina, que en los aos recientes ha reducido agudamente sus fuerzas armadas y desarrollado una nueva estrategia militar para adecuarse al contexto de la post guerra fra, optando por la cooperacin regional en materia seguridad con sus vecinos, la participacin en misiones de internacionales de paz, y fraguando una fuerte relacin con los Estados Unidos. 3.PERSPECTIVAS PARA LA RESOLUCIN DEL CONFLICTO Las elecciones del conflicto alrededor del planeta son exploradas por Arie Marcelo Kacowicz en el libro reciente Cambio Territorial Pacfico(9). Este trabajo propone algunas hiptesis que pueden arrojar luz acerca de cmo encontrar una solucin al conflicto. Las ms pertinentes, con su correspondiente anlisis, son las siguientes: Es ms probable que ocurra el cambio territorial pacfico cuando la distribucin de poder entre las partes es algo as como asimtrica y preferiblemente para ventaja del poder del status quo. Per permanece como el poder superior, plenamente capaz de movilizar su capacidad militar para atender la amenaza percibida desde el norte. Pero un esfuerzo de esta magnitud llevar tiempo, mientras las fuerzas armadas peruanas cambian del esfuerzo interno contra Sendero Luminoso hacia la defensa tradicional de las fronteras. Ecuador probablemente no ceder unas pulgadas de su reclamo de unas salidas al Amazonas y/o a un acuerdo

territorial. En el corto mediano plazo, porque la prdida de prestigio engendrada por algunos comentaristas en Lima estn llamando la mayor derrota militar desde la Guerra del Pacfico del siglo XIX, tampoco lo har per. Ecuador continuar explotando su papel de vctima y pintando a Per como el agresor. La diplomacia ecuatoriana y sus relaciones con los medios de comunicacin han sido ciertamente superiores durante este conflicto, mientras la de Per fue torpe en dar una imagen de secreto e incertidumbre. Tal vez no pueda encontrarse mayor contraste en la cultura y estilo estratgico y operacional, entre dos pases en Amrica Latina. (10) Es ms probable que ocurra el cambio territorial pacfico cuando las partes sostienen el mismo o similar tipo de rgimen poltico. Ecuador y per tienen tipos similares de gobierno, pero el de ecuador tiene una ventaja de una mayor cohesin y una unidad de comando poco comn en su problemtica historia. Ambos son democracias parciales, en los cuales los militares poseen una autonoma significativa. Por ejemplo, a causa de la sensibilidad del asunto de la frontera, el presupuesto de defensa ecuatoriana es secreto como lo son muchos presupuestos latinoamericanos, total o parcialmente-. Fujimori a establecido un estilo autoritario de democracia que triunf en la derrota estratgica de la insurgencia de Sendero Luminoso y en reencender el crecimiento econmico. El 9 de abril d 1995 fue resonantemente reelecto para la presidencia. Una de sus primeras iniciativas fue proponer una ley de amnista, rpidamente aprobada por el Congreso, que exoner a cualquier personal uniformado potencialmente implicado en violaciones a los derechos humanos durante la guerra interna contra Sendero. (11) Sin embargo, existen demandas para la apertura del proceso democrtico en Per. Cada pas puede se adems caracterizado como poseedor de problemas internos que favorecen una atencin desviada hacia una amenaza externa, lejos de los asuntos domsticos. Pero constituira una seria simplificacin atribuir la guerra slo a este factor. Estas circunstancias y las pasiones

encendidas por el gran nmero de personal muerto y herido no favorecen a una pronta resolucin del conflicto. Es ms probable que el cambio territorial pacfico ocurra cuando existe un consenso entre las partes acerca de la implementacin de las normas y reglas del derecho y la moral internacionales. Aqu yace el problema ms serio. Per cita el derecho internacional y afirma la validez del Protocolo de Ro de 1942 como el acuerdo final del asunto territorial, mientras los ecuatorianos han perseguido el principio de equidad, el cual requiere la modificacin (si no la nulificacin) del protocolo de Ro. Para los peruanos no existe tal problema. Un avance significativo ocurri recientemente, sin embargo, cuando el presidente Durn Balln acept la validez del Protocolo de ro como base para las negociaciones. Al mismo tiempo Quito mantiene que existe "realidades geogrficas" (el ro Cenepa) que hacen que el Protocolo de Ro no sea ejecutable en los 78 kilmetros de disputa. Esto fortalece la accin de los Estados garantes y mejora la posibilidades de una solucin pacfica. El derecho y la equidad no deberan estar en conflicto; deberan complementarse el uno al otro y una solucin final debera combinar a ambos. en realidad, ambos gobiernos en los aos recientes parecieron moverse en la direccin de un equilibrio de la ley y la equidad, hasta que el tiroteo hizo pedazos este proceso. Una vuelta al camino de la equidad es una posibilidad, pero requerir un liderazgo confiable y visionario en Quito y Lima y la madurez del tiempo. El artculo 6 del Protocolo de ro provee una solucin potencial, al garantizar derechos de navegacin a ecuador para llegar al amazonas. Esta propuesta debera ser factible, pero Ecuador tendra que acordar participar activamente y aceptar la demarcacin definitiva de la frontera a cambio del derecho de acceso al amazonas. Esto podra tomar la forma de un corredor y puerto en el ro Maran que es navegable (desde el este del Pongo de Manseriche), o polticamente ms difcil para el per, un reajuste del lmite que permitira que el territorio ecuatoriano alcance el Maran en algn punto oeste del Pongo de Manseriche. Per podra eventualmente aceptar este concepto, pero para un gobierno peruano sera difcil garantizar algo ms all de un libre

acceso. Contemplar, garantizar alguna forma de soberana sobre las tierras dentro del lado peruano de lnea del protocolo sera polticamente suicida para un gobierno en Lima, al menos en el corto plazo. Es ms probable que el cambio territorial pacfico ocurra cuando terceras partes estn involucradas en el rol de buenos oficios, mediacin y arbitraje. Los garantes del Protocolo de Ro desempean este rol. Sus buenos oficios fueron instrumentales para alcanzar los acuerdos de Itamaraty y Montevideo de febrero de 1995, para cese del fuego, separacin de fuerzas, y el envo de observadores para verificar el cumplimiento. Ecuador persevera la opcin flexible de salirse de lo que considera el "chaleco de fuerza" del protocolo, elevando el asunto a la Organizacin de Estados Americanos, las Naciones Unidas y an el Vaticano. Pero sus opciones estn ahora complicadas por el recurso de los buenos oficios de los Estados garantes del Protocolo, porque razonan que debilitara la autoridad del Protocolo del Ro dentro del derecho internacional. Podran ambas partes promover su causa y encontrar una solucin amigable buscando un foro fuera del Protocolo -por ejemplo, la OEA? Ciertamente, ambos podran arriesgarse, pero el riesgo podra ser realmente mayor para Ecuador, por que acordara una adjudicacin final de la disputa en trminos que probablemente no sean distintos de aquellos del Protocolo. La demarcacin final de la frontera incrementara inconmensurablemente las posibilidades para la paz. Una frontera indelimitada es una invitacin constante al conflicto. Es fundamental redefinir el asunto no como territorial, sino como una oportunidad para la paz bilateral y la cooperacin, para lo cual es necesaria la demarcacin. Por ltimo, es ms probable que el cambio territorial pacfico ocurra cuando las partes han estado involucradas en una guerra dentro de un perodo anterior de diez aos, previ a la negociacin sobre el cambio territorial. Esta es la dimensin ms sobria. desde 1941 no ha habido mayor guerra. Ecuador y Per se han involucrado en escaramuzas ocasionales, siendo la ms seria el incidente Paquisha en 1981 y los eventos de 1995. Lo que es cuali-

tativamente diferente acerca de la lucha de enero- febrero 1995 es- como se indic anteriormente- la necesidad, la sofisticacin tecnolgica, y la victoria de las armas ecuatorianas. A menos de que se detenga el espiral de la confrontacin, puede bien haber otra guerra en el futuro pero ms desastrosa. En una guerra futura. Per podra intentar ejecutar un plan de guerra similar al de 1941 ocupar la parte sur de Ecuador y amenazar con tomar Guayaquil en orden a imponer un acuerdo. Pero la nueva preparacin militar ecuatoriana podra hacer que tal esfuerzo fuera muy costoso. Por otra parte, a fines de abril de 1995 el Presidente Fujimori especficamente desestim tal curso de accin. Alentar el valor disuasivo de una guerra futura desastrosa una solucin honorable y pacfica? Tienen que pagar estas sociedades un alto precio por la paz? Cul sera ese precio? Bajas mayores, quebrantos econmicos (la estimacin del costo de los 34 das de guerra para ambos pases sube hasta un milln de dlares), y la discordia civil militar? O emergern lderes responsables que nos hagan retroceder de al orilla del desastre? Habr una guerra mayor en los prximos tres a cinco aos, descargada por un encuentro accidental entre patrullas de los dos ejrcitos armados hasta los dientes y acampadas en la impenetrable jungla de la Cuenca del Ro Cenepa? Esta es una clara posibilidad, dado que la irracional escalada de los incidentes de tiroteo en la jungla podra conducir de otra manera a honorables lderes a llevar a sus naciones al desastre. Existe ya algunas evidencias de que la prudencia y el pragmatismo estn llegando a la escena. El escritor ecuatoriano Ral Gangotena Ribadeneira del peridico de Guayaquil "El Universo" expresa la precaucin elocuentemente: "Es verdad que el desafortunado conflicto militar de 1995 a despertado viejos resentimientos, pero el irresistible anhelo de una solucin definitiva constituye una fuerza poderosa para neutralizar esos rencores." "Siendo realistas, es necesario que tomemos en cuenta que el desempeo de las Fuerzas Armadas peruanas ha sido cuestionada. Para mantener prestigio, estn ya usando los abundantes recursos ya generados por el ex-

traordinario crecimiento econmico que Per a experimentado- casi de un diez porciento anual -no muy distante- esas Fuerzas Armadas sern forzadas a demostrar con resultados los beneficios de esta letal "inversin" ". "Las semillas de una tragedia de grandes dimensiones estn siendo desparramadas, por lo tanto, si los gobiernos dejan una vez ms el problema sin resolver". "Esto no slo afectara a los contendientes de 1995, sino que tendera a desparramarse, por que todos los pases vecinos seran forzados a entrar a una carrera armamentista. Todas esas "inversiones" deberan tambin mostrar resultados"(12) Los comentarios de la prensa peruana se enfocan en la amenaza ecuatoriana. El Latin American Weekly Report de Londres refiere: "Los comentaristas peruanos...han llegado a una desagradable conclusin: es imposible detener la infiltracin de tropas ecuatorianas en el territorio peruano en la Cordillera del Cndor, pues sus ventajas en el terreno son demasiado abrumadoras. Esto significa que el costo potencial del fracaso en contra de una solucin diplomtica es casi demasiado terrible para ser contemplado: un estado permanente de guerra no declarada"(13) Fernando Rospigliosi, un respetado analista peruano, escribi en caretas (Lima): "El pas vecino, su gente y sus lderes, deben convencerse a s mismos de que no pueden continuar provocndonos con impugnidad, sin sufrir una resonante derrota, en la cual sufrira significativas prdidas "(14) 4. IMPLICANCIAS POLTICAS Los Estados Unidos tienen un nmero de interese en juego: la santidad de los tratados internacionales, la resolucin pacfica de conflictos, la amistad entre don naciones que son clave en la lucha contra el narcotrfico, la no proliferacin de armas de alta tecnologa, y el propsito de la democracia y el libre comercio en el hemisferio. Los Estados Unidos tambin son un Estado garante del Protocolo de Ro hasta que se complete la demarcacin final de la frontera. Hemos asumido, bajo los buenos oficios del secretario de estado para Asuntos Interamericanos Asistente, Alexander Watson,, y la diplomacia de la construccin de la paz del Em-

bajador Luigi Einaudi, junto con el resto de los estados garantes y gobiernos adicionales amistosos, un rol mediador lder. La mediacin a enfriado tensiones, alcanzo un cese al fuego, una separacin y retirada de fuerzas, el establecimiento de observadores de los cuatro garantes (10 cada uno) a lo largo de la frontera, y ayud a llegar a un acuerdo para una comisin de seguridad conjunta ecuatoriana- peruana para sumir responsabilidades despus de la partida de los observadores garantes. El Comando sur de los Estados Unidos est proveyendo tambin un significativo apoyo logstico para los equipos de observadores. Estos son avances significativos, pero se necesita ms para prevenir el desastre. Es fundamental una demarcacin definitiva de los 78 kilmetros. Deberamos asumir, en conjunto con los Estados garantes, una accin diplomtica plena con los lderes en Quito y lima y en la comunidad interamericana para alterar el clculo estratgico de confrontacin y belicosidad. Esto supone un proceso de educacin mutua e informaciones compartidas. Deberamos enfatizar los riesgos de la escalada para ambas partes, y asumir medidas de construccin de la confianza y seguridad, tales como las de la desmilitarizacin de la frontera y programas de desarrollo econmico bilaterales en ella. Este es el desafo de construir mayores apuestas en la paz. Organizaciones tales como la National Defence University y el comando Sur de los Estados Unidos deberan avanzar sobre el desafo adicional de la situacin de conflictos, promoviendo medidas de construccin de confianza tales como traer a ambas partes juntas para que tengan discusiones sustantivas acerca de los asuntos de la seguridad regional. El Comando sur de los Estados Unidos est profundamente comprometido, proveyendo un staff de apoyo de 82 personas- conocido como Operacin Frontera Segura- para los observadores internacionales que monitorearn la tregua. (15) La comunidad interamericana de naciones debera elevar el asunto a un dilogo acadmico y pblico mayor. El asunto debera ser analizado cuidadosamente en las instituciones interamericanas y colegios de guerra, tales como el colegio Interamericano de Defensa, como un caso de estudio de resolucin de conflicto. Debera haber una verificacin plena de los hechos que tuvieron lugar y de las localizaciones de fuerzas y establecimientos en el rea fronteriza afectada por la guerra. La resolucin afectiva del conflicto requiere que los peacemakers comprendan las emociones y sentimientos nacionalistas involucrados en ayudar a ambos pases a negociar una resolucin final, necesitan toda la ayuda que puedan conseguir para comprender los puntos de vistas y las

perspectivas de ambas parte, dnde estn sus prioridades y demandas mnimas, qu opciones posibles podra haber para una solucin, y qu les supondra alcanzar un acuerdo. Con respecto a las relaciones entre los militares estadounidenses y los ecuatorianos peruanos, necesitamos reafirmar nuestras lneas de comunicacin profesional. Estas han sido excelentes con Ecuador, que tiene acceso a los militares estadounidenses para educacin y entrenamiento y para la construccin de apoyo poltico. Los lazos con Per han sido dbiles desde finales de los 60', y recientemente se han subsimido bajo la lucha contra el narcotrfico y las exigencias del autogolpe de 1992, y la poltica estadounidense de derechos humanos. Necesitamos amplificar nuestros canales de comunicacin profesional con los militares peruanos en orden a establecer una relacin de mayor confianza y mutuamente satisfactoria. en cualquier caso, probablemente vamos a sumir un rol ms directo disuasin del conflicto que el que tuvimos en el pasado. Los Estados Unidos deberan promover una reafirmacin amplia del estado de los programas de modernizacin de armamento en la regin, con vistas a una mayor contabilidad internacional de las compras de armas. Pero en el anlisis final, el problema deber ser resuelto por ecuatorianos y peruanos, ciertamente en el nivel de lo lderes nacionales pero tambin en el de la gente. 5. MEMORIA HISTRICA Y CONSTRUCCIN DE LA PAZ El difcil terreno de la jungla amaznica y la ignorancia de la historia son los enemigos de la paz y la reconciliacin. Esto lo hace doblemente desafiante para los constructores de la paz y mediadores internacionales, que necesitan ser imparciales en su trabajo. Necesitan tambin ser conocedores y respetuosos de la interpretacin de la nacin de su propia historia. No deberan subestimar los resentimientos nacionalista que pueden existir en pases que se ven as mismos como vctimas de la injusticia histrica. El pasado debe ser confrontado y clarificado en orden a encarar el futuro. La disputa fronteriza ha dominado totalmente las relaciones bilaterales entre Ecuador y Per, eclipsando los numerosos tpicos sociales, econmicos, polticos y ambientales donde existe una comunidad de intereses y tanto la necesidad como la prospectiva para mayor cooperacin. (16). Los ecuatorianos y los peruanos tienen diferentes interpretaciones sobre la guerra de 1941 y sobre el Protocolo de Ro. En realidad el desacuerdo entre Quito y Per data del tiempo del Im-

perio Incaico. Pero ellos comparten el propsito de trabajar hacia la paz, la reconciliacin, la democracia y el desarrollo econmico. NOTAS (1)La "niebla de guerra" en la jungla ha hecho difcil distinguir los hechos de la ficcin y el valor de los reclamos oficiales de los extraoficiales. Algunos de los reportes confiables hechos por los siguientes: James Brooke de The New York Times, Gabriel Escobar de The Washington Post, Howard La Franchi y Sally Bowen del Christian Science Monitor, Mac Morgolis, Adriana Von Hagen y William R. Long del Los Angeles Times, sumado al Foreign Broadcast Information Service. Latin Amrica (FBIS-LA). (2)MASTERSON, DANIEL. Militarism and Politics in Latin America: Per fom Sanchez Cerro to Sendero Luminoso. New York, Greenwood, 1991,pg.71 (3)Gallardo "Los grandes Combates: La Epopeya del Cenepa", en Hoy Quito, edicin especial, junio de 1995,pg.5. (4)La diplomacia y las operaciones militares de la guerra del 1941 se discuten en WOOD, BRYCE, Agression and History: The Case of Ecuador and Per. New York, Columbia University Press and University Microfilms International.1978, pgs.50-174; y del mismo autor The United States and The Latin American Wars,1932-1942. New York, Columbia University Press,1966,pgs.255-342.ver tambin ZOOK,DAVID H. Jr. Zarumilla - Maran. The Ecuador-Per Dispute, New York, Bookman Associates,1964,Y KRIEG, WILLIAN, Ecuadoran-Peruvian Rivalry in Upper Amazon, 2.edicin, Washington DC, Departamento de Estado de los EE.UU., 1986. (5) EMBAJADA DEL PER. THE Peruvian-Ecudorian Conflict. Washington DC, february 1995,p 5.La posicin Per est expresada en los siguientes documentos: Ministerio de Relaciones Exteriores Documentos Bsicos sobre el Protocolo de Ro de Janeiro de 1942 y su ejecucin, 3rd. Edition, Lima: Editora Per, sin fecha. The Peruvian -Ecuatorian Border in the Cordillera del Cndor, Lima: Imprenta FAP, 1981. Embassy of Peru, Washington, DC, Border Demarcation in de Cordillera del Condor. La investigacin histrica ecuatoriana a sido ms extensiva. Ver por ejemplo: PEREZ CONCHA, JORGE. Ensayo Histrico- Critico de las Relaciones Diplomticas con los estados limtrofes.

2vols. Quito: Banco Central del Ecuador, 1979. BARRERA VALVERDE, ALBERTO, ed., Hombres de Paz en Lucha Ecuador ante la Agresin Peruana del 1981, Salamanca, Grficas Ortega, 1982. (6)The Economist, april 1- 7, pg. 170; ver tambin el debate: LAYNE, CHRISTOPHER. "Kant Cant: The myth of the Democratic Peace", en International Security, vol 19, N 2, Fall 1994, pp. 87 125. Ver tambin MANSFIELD, EDWARD y SNYDER, JACK, "Democratization and war", en Foreing Affairs, May/June 1995, pp. 79-97. Mansfield y Snyder afirman: "Gobernar una sociedad que est democratizando es como manejar un auto mientras se arroja el volante, se para la nafta, y se lucha con otro pasajero que estar en el asiento del conductor. El resultado, a menudo, es la guerra". El problema, aducen, est en la transicin de la democracia: "las recientes escaramuzas fronterizas entre Per y Ecuador, sin embargo, coinciden con las tendencias a la democratizacin en ambos Estados y un giro nacionalista en el discurso poltico ecuatoriano. Adems, las tres guerras previas entre ese par en los dos siglos pasados ocurrieron en perodo de democratizacin parcial. " Ibid, pp. 89-95 Una totalidad significativa fue agregada por el secretario de Defensa William J. Perry en su alocucin en el simposium estratgico anual "Partners in Regional Peace and Security", coorganizado por el United States Souther Command and el Institute for National Strategic Studies, National Defense University , Miami, Florida, 26 de abril de 1995: "Las democracias tienden a resolver los conflictos internos pacficamente y comparten el respeto por los derechos humanos. Tambin tienden a resolver los conflictos externos pacficamente. Pero la democracia no garantiza la paz y la estabilidad. Muchas de las naciones de este hemisferio estn luchando con conflictos externos e internos espordicos. La mayora de los conflictos externos, tales como disputas fronterizas, se resuelven a travs de la mediacin. Pero a veces la disputa estalla, como la ilustra el conflicto entre Per y Ecuador". (7)BROW, SEYOM. The Causes and prevetion of War, segunda edicin, New York, St. Martin's Press, pg. 82 (8) "Fujimori entrevistado sobre el conflicto con Ecuador", Televisin Panamericana de Lima, 13 de marzo de 1995; FBIS-LA, 14 de febrero de 1995, pg. 50. (9)Columbia, University of South Carolina Press, 1994. (10)Sobre este punto ver el comentario de Manuel Moreyra, "National Agreement and Security", en El Comercio (Lima), 22 de

marzo de 1995 p. A2, como fue reportado en FBIS-LA, 3 de abril de 1995. (11) "Amnesty Law Criticixed, Creation of Truth Comission Urged", en La Repblica (Lima), 17 de junio de 1995 pg. 20, como fue reportado en FBIS-LA, 29 de junio de 1995, pgs. 44-45. (12)"Fronm Drifting to Shipwrecking", en El Universo, 20 de marzo de 1995, como fue reportado en FBIS-LA, 27 de marzo de 1995, pg. 57. (13)Latin American Weekly Report, 23 de marzo del 1995, pg. 125. (14)Caretas, 16 de marzo de 1995, pg. 21. (15)DAVIS, LORI. "Safe Border troops Settle in al 'Higginsville", Tropic Times, United States Southern Command, Quarry Heights, Panam, abril 7 de 1995, p. 7. (16)Este es el tema del reporte de la Corporacin de estudios Para el Desarrollo, Ecuador y Per: Vecinos Distantes. Quito, 1993.

SITUACIN ACTUAL Escribimos estas lneas en los primeros das de diciembre de 1997, a la luz de hechos acontecidos en los ltimos das. No queremos contradecir al jefe supremo de la Fuerza Armada y gran estratega, el seor presidente Fujimori, ni al profesional de la guerra y comandante general del ejrcito, ni el super asesor, al ms grande self man made de este siglo, estratega y analista de inteligencia. Segn ellos ganamos en El Cenepa y le dimos con todo a ecuador. Y entonces, Por qu se firm Itamaraty?, Por qu se acepta la existencia de impases y, lo ms grave, por que se consiente la discusin sobre una salida soberana del pas agresor al Amazonas? Si acaso en verdad ganamos en el campo militar, ninguna duda cabe que continuamos cediendo en el campo diplomtico. El nuevo ministro de Relaciones exteriores, Ferreo Costa, declar a poco de asumir ese cargo lo que siempre debi de ser norma: "no discutiremos salida soberana al Amazonas". Aparentemente recuperbamos as el orgullo nacional y era de suponer que estbamos listos para la defensa militar de nuestros derechos. Pero vino luego la reunin de Brasilia y se firmo all una Declaracin aceptando discutir la libre navegacin de ecuador en el Amazonas, considerada en el protocolo de Ro de Janeiro, pero adems aceptando fijar la frontera comn en el terreno, cuando la frontera estaba ya fijada y slo caba demarcar unos cuantos kilmetros. Consecuencia de estos es el incremento de motivaciones en Ecuador, cuyos dirigentes no han renunciado ni pice a sus pretensiones sobre el Amazonas. Lo ms inexplicable es que el presidente del Per se a apresurado en ofrecer puerto libre y zona franca en territorio peruano, algo no consignado en el Protocolo de Ro de Janeiro y que ni siquiera Brasil ni Colombia se atrevieron a reclamar nunca. Esta es otra muestra de debilidad que no hace sino acicatear ms y ms las ambiciones ecuatorianas. Para agravar ms la situacin, Chile, teniendo como portavoz al generalsimo de sus Fuerzas armadas, Augusto Pinochet, se saca finalmente la mscara y expresa con meridiana claridad, sin tapujo alguno, lo que muchos sabamos y lo que slo algunos de nuestros estadistas pretendan ignorar: Chile, el garante, es el ms firme apoyo de Ecuador. El colmo es que con una ingenuidad digna de mejor causa por calificar de alguna manera una increble declaracin- el pre-

sidente quiere hacernos creer que lo acordado en Brasilia aleja la amenaza de guerra y que de esa manera nos hemos ahorrado 500 millones de dlares. Tan bajo puede cotizarse la Dignidad Nacional?. Mientras tanto ecuador gasta no quinientos sino miles de millones de dlares en armamento y Chile hace lo mismo adquiriendo tanques que sita en nuestra frontera. En el Per todo sigue igual por que se considera innecesaria la potencializacin de las Fuerzas armadas. Pareciera revivir el pensamiento del dictador Augusto B. Legua, para quien tambin lo ms importante era evitar a toda costa la guerra, aunque para ello fuera de necesidad hacer concesiones territoriales a nuestros voraces vecinos. Si esto es as, para ahorrarnos 500 millones de dlares cedamos de una vez Tumbes, Jan y Maynas. Valga entonces una nueva invocacin a los estrategas de nuestro siglo y a sus temblorosos diplomticos: Si no se define de una ves por todas el diferendo con Ecuador, no habr ms disyuntivas que el entreguismo o nuestra extincin como repblica digna de respeto en el conceso de las naciones. La nica forma de asegurar la paz es mediante la estrategia disuasiva, siendo militarmente ms fuertes que ecuador. De lo contrario poca esperanza nos queda de no ver nuevamente mutilado nuestro territorio hasta que sea reducido a una mnima expresin o tal vez a la nada. Lo real es que unos cuantos no tienen nada de peruanos hacen poco caso de la gravedad de la cuestin, seguros como estn de que llegada la hora de la suprema prueba, emulando a sus pares de 1879, huirn a tiempo para disfrutar en el extranjero de los millones de las reservas. Y aqu el pueblo peruano, el sufrido y siempre patriota pueblo peruano, como ayer dijera "Mamita, los chilenos", no tardar en decir maana "Mamita, los monos". Los seores estrategas de nuestros das debieran recordar al mariscal Castilla, teniendo presente su concepcin geopoltica. Debieran mirarse como en un espejo en la figura agregia del mariscal Ureta, el ltimo vencedor de este siglo, quien por las armas que defendan el derecho impuso la suscripcin del protocolo de Ro de Janeiro, documentos que otros no son capaces de hacer respetar, pese al valor de los soldados que comandan, soldados que son dignos herederos de Cceres. A Cceres, el patriota excelso, se le pretendi olvidar, como tambin se desde a sus heroicos breeros. Al mariscal Ureta nadie lo recuerda, no se le ha erigido monumento alguno y pese a su triunfo en Zarumilla ni siquiera es hroe nacional. Lo que es

ms inicuo, sus camaradas de la campaa del 41 o han muerto o agonizan en medio de una miseria espantosa, vencidos por el resentimiento y por el hambre. En ese camino van los combatientes de El Cenepa. Un pueblo que se deja arrebatar su dignidad es un pueblo sin futuro. Peruano de corazn herederos de Cceres, Mamanis, Quispes y Yupanquis, hombres de ancestros peruanos: digamos basta ya! a tanta humillacin. Vale ms morir de pie que vivir de rodillas. Por escribir esto no se me podr acusar ni de derrotista ni de traidor a la patria. Porque enarbolamos la verdad. Morir antes que ceder un milmetro ms de nuestro sagrado territorio patrio! O, en ltimo caso, Muerte a quienes se nieguen a hacer respetar la intangibilidad territorial del Per!