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199 Agricultura Familiar en España 2010 E l topillo campesino (Microtus arvalis) era una especie desconocida en las zonas agrarias del valle del Duero hasta los años 70 del siglo pasado. Desde su área de dis- tribución original en zonas montanas de la peri- feria de la submeseta norte, y a través de valles fluviales, la especie colonizó en menos de dos décadas todo el valle del Duero. En los años 80 se detectaron las primeras plagas de esta espe- cie en zonas agrarias, causando daños en culti- vos de alfalfa y cereal. Las plagas de este roedor suelen tener ca- rácter cíclico, con explosiones demográficas ca- da 3-5 años, seguidas de una brusca disminu- ción poblacional, que ocurre de forma natural. En Castilla y León se han registrado plagas en los años 1983-1984, 1988-89, 1993-94, 1997- 98 y 2006-07. Por tanto, con la excepción del periodo entre 1998 y 2006, las plagas de la es- pecie en esta comunidad autónoma también pa- recen tener un carácter cíclico similar al bien co- nocido en países como Francia, Alemania o Che- quia. El mundo científico y técnico tiene, pues, bien registrados dos fenómenos clave: la expan- sión de los topillos en la meseta norte y la forma- ción de plagas de carácter cíclico que aparecen y desaparecen de forma natural. Sin embargo, en la población rural de Casti- lla y León está ampliamente extendida la idea de que estas plagas son causadas de forma ar- tificial por los seres humanos. En concreto, se cree que el “ICONA” (todavía utilizan los agri- cultores el nombre de este organismo ya desa- parecido) o los ecologistas soltarían los topillos para alimentar a las aves rapaces, en campa- ñas que, en opinión de la población rural, in- cluirían hasta la suelta de cajas con topillos des- de helicópteros. Esta fantasiosa percepción puede deberse a varias causas, entre las que podemos destacar dos: que realmente hay organismos guberna- mentales u ONG que liberan animales al campo (por ejemplo, los centros de recuperación de es- pecies protegidas), y que el topillo campesino realmente no existía en esta región hasta recien- temente. Además, cuando se producen las ex- plosiones demográficas, los topillos (que normal- mente son animales discretos y huidizos, de vi- da en gran parte subterránea y nocturna, y por tanto poco visibles) se hacen muy notorios de forma brusca, con un comportamiento de alta movilidad y actividad diurna que les lleva a inva- dir a plena luz del día incluso los cascos urba- nos. En esos momentos de pico poblacional se hace creíble la idea de que, en efecto, alguien ha soltado de repente un montón de roedores en el campo, que tan sólo semanas o meses an- tes no se veían. Como consecuencia, el agricultor puede per- cibir este problema de forma muy diferente a otros de origen más “natural”. Es fácil compren- der que un agricultor no puede tener la misma sensación cuando un pedrisco le arruina la co- Javier Viñuela Madera Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC) [email protected] Juan José Luque Universidad de Valladolid Juan Antonio Fargallo Museo Nacional de Ciencias Naturales. CSIC Pedro Olea Universidad de Segovia Alfonso Paz GREFA Francois Mougeot Estación Experimental de Zonas Áridas-CSIC Conflictos entre la agricultura y la conservación de la biodiversidad Las plagas de topillo en Castilla y León

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Conflictos entre agricultura y biodiversidad

199Agricultura Familiar en España 2010

E l topillo campesino (Microtus arvalis) erauna especie desconocida en las zonasagrarias del valle del Duero hasta los

años 70 del siglo pasado. Desde su área de dis-tribución original en zonas montanas de la peri-feria de la submeseta norte, y a través de vallesfluviales, la especie colonizó en menos de dosdécadas todo el valle del Duero. En los años 80se detectaron las primeras plagas de esta espe-cie en zonas agrarias, causando daños en culti-vos de alfalfa y cereal.

Las plagas de este roedor suelen tener ca-rácter cíclico, con explosiones demográficas ca-da 3-5 años, seguidas de una brusca disminu-ción poblacional, que ocurre de forma natural.En Castilla y León se han registrado plagas enlos años 1983-1984, 1988-89, 1993-94, 1997-98 y 2006-07. Por tanto, con la excepción delperiodo entre 1998 y 2006, las plagas de la es-

pecie en esta comunidad autónoma también pa-recen tener un carácter cíclico similar al bien co-nocido en países como Francia, Alemania o Che-quia. El mundo científico y técnico tiene, pues,bien registrados dos fenómenos clave: la expan-sión de los topillos en la meseta norte y la forma-ción de plagas de carácter cíclico que apareceny desaparecen de forma natural.

Sin embargo, en la población rural de Casti-lla y León está ampliamente extendida la ideade que estas plagas son causadas de forma ar-tificial por los seres humanos. En concreto, secree que el “ICONA” (todavía utilizan los agri-cultores el nombre de este organismo ya desa -parecido) o los ecologistas soltarían los topillospara alimentar a las aves rapaces, en campa-ñas que, en opinión de la población rural, in-cluirían hasta la suelta de cajas con topillos des-de helicópteros.

Esta fantasiosa percepción puede deberse avarias causas, entre las que podemos destacardos: que realmente hay organismos guberna-mentales u ONG que liberan animales al campo(por ejemplo, los centros de recuperación de es-pecies protegidas), y que el topillo campesinorealmente no existía en esta región hasta recien-temente. Además, cuando se producen las ex-plosiones demográficas, los topillos (que normal-mente son animales discretos y huidizos, de vi-da en gran parte subterránea y nocturna, y portanto poco visibles) se hacen muy notorios deforma brusca, con un comportamiento de altamovilidad y actividad diurna que les lleva a inva-dir a plena luz del día incluso los cascos urba-nos. En esos momentos de pico poblacional sehace creíble la idea de que, en efecto, alguienha soltado de repente un montón de roedoresen el campo, que tan sólo semanas o meses an-tes no se veían.

Como consecuencia, el agricultor puede per-cibir este problema de forma muy diferente aotros de origen más “natural”. Es fácil compren-der que un agricultor no puede tener la mismasensación cuando un pedrisco le arruina la co-

Javier Viñuela MaderaInstituto de

Investigación enRecursos Cinegéticos

(IREC)[email protected]

Juan José LuqueUniversidad de

ValladolidJuan Antonio Fargallo

Museo Nacional deCiencias Naturales.

CSICPedro Olea

Universidad de SegoviaAlfonso Paz

GREFAFrancois Mougeot

Estación Experimentalde Zonas Áridas-CSIC

Conflictos entre la agricultura yla conservación de labiodiversidadLas plagas de topillo en Castilla y León

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secha que en el caso de una plaga que, desdesu percepción, “sueltan los ecologistas”.

Sin embargo, la realidad es que “nadie suel-ta a los topillos”. La hipótesis de que estas pla-gas las causen sueltas masivas de los ecologis-tas sólo puede inducir a la carcajada en el ámbi-to científico o técnico. Es muy importante quelas asociaciones agrarias y los responsables gu-bernamentales eliminen esta percepción absur-da aún anclada en el mundo rural. Es éste unprimer paso muy importante, desde el punto devista sociológico y cultural, para sentar bases sen-satas en la lucha contra este problema.

¿Por qué han invadido los topillos el valle delDuero?

Los que opinan que los seres humanos “suel-tan” a los topillos se acercan a la verdad en unaspecto clave: los cambios a gran escala que elhombre ha producido en el medio natural de Cas-tilla y León durante las últimas décadas son losresponsables de la expansión de esta especie.Para que se produzca la expansión de una es-pecie como el topillo campesino en una superfi-cie tan enorme, y de una forma tan rápida, de-ben darse al menos tres condiciones básicas.

La primera es que las poblaciones originalesde topillos gocen de buena salud, y tener “exce-dentes demográficos” que permitan su emigra-ción. Es decir, debe haber poblaciones “fuente”en incremento. En las áreas de montaña se haproducido un fenómeno a gran escala que ha fa-vorecido a las poblaciones de topillo campesino:el abandono de la ganadería extensiva. Nuestroequipo de investigación ha demostrado que el ga-nado vacuno inhibe la presencia del topillo cam-pesino, gracias a los efectos de compactación delsuelo y al control de la cubierta vegetal que causala ganadería extensiva. La reducción en la caba-ña ganadera de montaña ha proporcionado am-plias superficies de hábitat óptimo para los topi-llos, como son los pastizales abandonados.

La segunda condición es que debe haber víasde dispersión con hábitat adecuado entre las po-blaciones “fuente” y las áreas colonizadas. Unode los hábitats primordiales del topillo campesi-no son las cunetas y lindes, donde encuentransuelo blando y estable para construir sus huras,y abundante vegetación natural, que les sirve dealimento y cobertura defensiva frente a depre-dadores. El desarrollo y mejora de la red viariaha generado, por tanto, una amplia red de víasde dispersión para esta especie.

La tercera condición es que, en las áreas co-lonizadas, haya hábitat adecuado para acogernuevas poblaciones de la especie. El topillo cam-pesino es una especie norteña, de climas fríos yhúmedos, que tiene en España el límite meridio-nal de su distribución. Por esa misma razón, erauna especie de montaña en nuestro país, comotantas otras especies que en el norte de Europason de áreas bajas y que en España son relictosglaciales “refugiados” en las montañas. El topi-llo es un herbívoro estricto que necesita vegeta-ción fresca durante todo el año.

En el valle del Duero, el factor que debíaimposibilitar la presencia de una especie co-mo ésta son, muy posiblemente, las condicio-nes durante el verano: escasez o ausencia devegetación fresca, y clima seco y cálido. Du-rante las últimas décadas se han extendido loscultivos de regadío en Castilla y León; en parti-cular uno que constituye un hábitat óptimo pa-ra el topillo, como es la alfalfa de regadío. Es-tas alfalfas regadas son una especie de paraí-so para este roedor, proporcionando enabundancia durante todo el año uno de sus ali-mentos favoritos y altamente nutritivo, ademásde suelo estable donde construir las huras (lasalfalfas no se labran durante varios años), debuena cobertura defensiva (excepto tras las cor-tas) y de un microclima húmedo y fresco in-cluso en verano. Nuestro equipo de investiga-ción ha comprobado que, tras la desapariciónde la plaga en el invierno 2007/2008, las alfal-fas de regadío fueron rápidamente recoloniza-das, alcanzando altas densidades tan sólo unaño después de que la población de topillosestuviera en mínimos.

En definitiva, hemos llenado el paisaje de “is-las” paradisíacas para los topillos, desde dondese expanden a otros medios menos favorablesdurante los años de explosión demográfica, ydonde se refugian y medran los remanentes po-blacionales tras las plagas. Además, en las últi-mas décadas se han producido al menos otrostres fenómenos que han mejorado el hábitat pa-ra el topillo en la meseta castellana.

En primer lugar, la concentración parcelaria,que ha generado nuevas cunetas y simplificadoel paisaje agrario, causando posiblemente re-ducciones en las poblaciones de los principalesaliados del agricultor en la lucha contra esta pla-ga: sus depredadores naturales. En segundo lu-gar, también en el valle del Duero se ha produci-do una reducción en la cabaña ganadera exten-siva. Por último, se ha extendido el cultivo decereal en siembra directa, lo que ha supuesto la

�Los que opinan quelos seres humanos“sueltan” a lostopillos se acercana la verdad en unaspecto clave: loscambios a granescala que elhombre haproducido en elmedio natural deCastilla y Leóndurante las últimasdécadas son losresponsables de laexpansión de estaespecie

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eliminación del arado, que es el peor enemigodel topillo campesino en los medios agrarios.

En definitiva, los seres humanos no sueltantopillos, pero sí han favorecido su expansión einstalación permanente en las zonas agrarias delvalle del Duero. Pero ojo, no han sido las accio-nes de los ecologistas o de las instituciones gu-bernamentales encargadas de la conservaciónde la naturaleza los que han producido estoscambios. Al contrario, ha sido el propio mundoagrario y ganadero el que ha inducido una plagaque, por tanto, debe considerar como “suya”,no de los ecologistas, ni de nadie más.

La plaga de 2006/2007: efectos sanitarios ydaños a cultivos

En el otoño de 2006, las organizaciones agrariasdieron la voz de alarma por la alta densidad detopillos que se había alcanzado en el sur de Pa-lencia. En febrero de 2007 la situación ya se ha-bía descontrolado, con graves daños a nivel lo-cal en alfalfas y los primeros rodales de dañosen cultivos de cereal. En los muestreos realiza-dos por estas fechas, los topillos habían invadi-do ya el interior de las parcelas de cereal, tantode siembra directa como tradicional.

Se reclamó una acción contundente, consis-tente en liberar grano de cereal impregnado conun rodenticida anticoagulante (la clorofacinona)mediante abonadoras. Finalmente, se declaróoficialmente al topillo como plaga agraria, y sepermitió una campaña de control con abonado-ras que dejaron toneladas de grano envenenadoen una superficie de unas 20.000 ha. Esta cam-paña se paralizó por una denuncia de los ecolo-gistas, que también pusieron una queja en la UE.El trabajo científico ha demostrado que este tra-tamiento causó la muerte de muchas otras es-pecies, ya que los animales granívoros son co-munes en los medios cerealistas.

En mayo de 2007 aparecieron los primeroscasos de tularemia en ciudadanos del sur de Pa-lencia. La epidemia terminó afectando a más de500 personas, todas ellas dentro del área dondeocurrió la plaga de topillos. Es bien conocido quelos roedores son los principales transmisores deesta enfermedad. De hecho, la tularemia se de-tectó por primera vez en Castilla y León en lie-bres, durante un año de plaga de topillos (1994).

La primera epidemia de tularemia en huma-nos coincidió con la siguiente plaga de topillos(1997). Entre 1997 y 2007, tan sólo un bajo nú-mero de afectados se detectaba cada año. Nues-

tro equipo ha demostrado que el tratamiento ma-sivo con rodenticidas en superficie que se llevóa cabo en Palencia pudo favorecer la transmi-sión de la enfermedad entre los topillos, ya queencontramos una alta tasa de topillos con la en-fermedad entre los cadáveres de zonas tratadascon el veneno, pero no en animales vivos o enlas zonas sin tratamiento. El tratamiento en su-perficie deja multitud de cadáveres expuestosen superficie, que pudieron favorecer la trans-misión de tularemia a otros topillos por caniba-lismo (comportamiento propio de muchos roe-dores, en particular en situaciones estresantescomo es una explosión demográfica) o inhala-ción, ya que la bacteria que causa la tularemiaes capaz de sobrevivir largo tiempo en cadáve-res, y los rodenticidas anticoagulantes causanhemorragias. De hecho, la epidemia de tulare-mia de 2007 en humanos tuvo una peculiaridadmuy difícil de encontrar: la mayor parte de loscasos se produjo por inhalación, vía de contactomuy rara en la tularemia, que se contagia nor-malmente por contacto con animales infectados(despellejado de liebres), y hubo un claro máxi-mo de contagios durante el tiempo de la cose-cha.

La única explicación factible es que durantela cosecha había muchos cadáveres de topillosen los campos de cereal, y la enfermedad se ad-quiría al respirar el polvo que expulsan las cose-chadoras. Desde aquí rogamos, una vez más, alas autoridades regionales que informen sobrelo que ya nadie duda en el mundo científico: lasepidemias de tularemia en humanos están rela-cionadas con las plagas de topillos y con las téc-nicas de lucha. Y se debe informar claramente ala población rural sobre los riesgos. La tularemiaes una enfermedad fácil de evitar mediante pre-vención, pero para ello la población tiene queestar bien informada.

Durante el verano de 2007, la plaga se habíaextendido ya sobre unas 500.000 ha, y se desa -rrolló otra campaña de control con clorofacino-na en grano, sobre al menos 100.000 ha, estavez depositando el grano en unos tubos corru-gados (los usados para proteger cables eléctri-cos), con la intención de dificultar el acceso alveneno por parte de otras especies. Sin embar-go, los tubos se dejaban en superficie, cuandoeste sistema, utilizado en Francia, se basa enenterrar los tubos en “U”, dejando sólo sus dosaberturas a nivel de superficie (esto es lo que loshace selectivos para roedores que viven en hu-ras). Los tubos en superficie perdían el grano opodían ser movidos, con lo cual su efecto selec-

�Las epidemias detularemia enhumanos estánrelacionadas conlas plagas detopillos y con lastécnicas de lucha.Y se debe informarclaramente a lapoblación ruralsobre los riesgos.La tularemia esuna enfermedadfácil de evitarmedianteprevención, peropara ello lapoblación tieneque estar bieninformada

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tivo fue altamente dudoso. De hecho, en estacampaña siguieron apareciendo cadáveres deotras especies. Esta campaña de control quími-co se combinó con quemas de rastrojos, y la lim-pieza de 37.000 km de cunetas.

Por último, entre febrero y abril de 2008 sedesarrolló una tercera campaña de control. Eneste caso se cambió el cebo de grano a pasti-llas, y el veneno a bromadiolona. Es éste un tóxi-co mucho más potente, del que, además, se hademostrado que causa intoxicaciones indirectas(los depredadores o carroñeros que consumencadáveres o roedores vivos con el tóxico tambiénpueden morir envenenados). El veneno era co-locado por equipos especializados (se contratóa 169 personas) introduciendo las pastillas enlas huras de los topillos, siguiendo por fin la re-comendación del mundo científico, al usar el sis-tema más eficaz y selectivo de control químicode esta especie. Desafortunadamente, llegabanlas elecciones, y se distribuyeron también simul-táneamente toneladas de bolsas de grano conbromadiolona a los ayuntamientos y cámarasagrarias, veneno cuya aplicación ya no se hacíapor parte de esos equipos especializados. Lacampaña afectó a 375.000 ha y 830 municipios.

Además de todas estas campañas oficiales,durante toda la plaga también hubo muchos agri-cultores que actuaron por su cuenta, adquirien-do el veneno con sus propios fondos, y aplicán-dolo según su criterio individual, a menudo ensuperficie. Nadie sabe con certeza cuántas to-neladas de cebos tóxicos se han liberado en Cas-tilla y León, pero la cantidad total se debe mediren cientos o miles.

Hasta donde sabemos, no se ha hecho unestudio realmente científico sobre los daños quecausa el topillo campesino en los cultivos de Cas-tilla y León. ASAJA estimó las pérdidas causa-das por el topillo en la campaña 2006/2007 en30 millones de euros. Sin embargo, y paradóji-camente, la temporada 2006/2007 se considerófinalmente como de récord de producción en ce-real, uva y patata, todos ellos cultivos que se de-cían muy dañados por los topillos. De hecho, esacifra de 30 millones, que puede parecer muyabultada, en realidad es ridícula si la compara-mos con una estimación del volumen de dineroque generó la cosecha récord de cereal en Cas-tilla y León esa temporada, en un año en que elprecio de cereal también alcanzó niveles nuncavistos: supondría menos del 5%.

La realidad es que la plaga de topillos no de-bió causar más de un 1% de pérdida de la cose-cha global de cereal, tal y como estiman investi-gadores de la Universidad de León. Que un añorécord de cosecha coincida con una plaga ré-cord de topillos no es de extrañar, ya que la in-formación científica procedente de Europa cen-tral indica que la productividad vegetal es el fac-tor que mejor explica la aparición de altasdensidades de topillos.

La pregunta es si en un año récord de pro-ducción había que desarrollar una campaña decontrol de dudosa eficacia y alto coste ambien-tal, que costó 24 millones de euros (frente a po-co más de 7 millones que pagó la Junta de Cas-tilla y León en concepto de daños a cultivos). Lasuma del coste de la campaña de control y lospagos de daños fue superior a todos los dañosque estimaba ASAJA.

Suele definirse una plaga, en términos agro-nómicos, como aquel exceso de abundancia deuna especie dañina para los cultivos en una cir-cunstancia en que el valor económico de los da-ños que causa es superior al coste de acabar conella. Y es importante resaltar que las dos cam-pañas de control a mayor escala se desarrolla-ron después de la cosecha de cereal. O sea, losdaños al cereal debieron estar cerca del máximoque puede causar una plaga de topillos.

En definitiva, es dudoso que las campañasde control químico a gran escala de una plagaque desaparece por sí sola sean económica-mente rentables. Sería adecuado explorar la víaalternativa del establecimiento de líneas adecua-das de seguros agrarios (Agroseguro ya incluyelos daños de topillos en su seguro agrario) y elpago de daños, centrando el control químico alládonde pueda haber riesgo de contagio de enfer-

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medades a humanos, como en el entorno de lospueblos o en las parcelas “fuente” (como las al-falfas de regadío), antes de alcanzarse máximosdemográficos de topillos. Esta vía podría ser eco-nómicamente más rentable y, sin duda, tendríaun menor coste ambiental.

Campañas de control químico y efectos sobrela biodiversidad

La expansión de los topillos en Castilla y León hapodido tener efectos positivos y negativos sobrela biodiversidad. Entre los positivos, cabe seña-lar que, dado que el topillo puede constituir unapresa abundante para muchas especies de de-predadores, su expansión ha podido tener efec-to sobre la distribución y abundancia de estasotras especies. De hecho, la lechuza campestre(Asio flammeus) empezó a aparecer como es-pecie reproductora en Castilla y León coincidien-do con la aparición de las plagas de topillos. Tam-bién es la aparición de los topillos lo que podríaexplicar la presencia de armiños (Mustela ermi-nea) en áreas bajas de la meseta, siendo en nues-tro país una especie norteña y montana.

Por el contrario, y entre los aspectos negati-vos, cabe señalar que, desde la aparición del to-pillo campesino en la Meseta, algunas especiesde roedores se han hecho más escasas o handesaparecido a nivel local, lo cual puede deber-se parcialmente a competencia interespecífica,pero también a los efectos negativos de las cam-pañas de control químico.

Como hemos indicado, la técnica más exten-dida para el control de las plagas de topillos enCastilla y León ha sido el uso de venenos anti -coa gulantes. Estos plaguicidas son tóxicos nosólo para los roedores, sino para cualquier espe-cie que los ingiera, incluyendo humanos. Losefectos que han tenido estas campañas de usomasivo y a gran escala de productos tóxicos so-bre las poblaciones de algunas especies han si-do dramáticos.

Por ejemplo, las poblaciones de liebre sufrie-ron una espectacular disminución, hasta el pun-to de arruinar más de una temporada cinegéticaen la región, que es el corazón de la caza congalgos de Europa. Muchos cotos abrieron la tem-porada de caza de 2008/2009 para cerrarla in-mediatamente ante la escasez de presas. La es-pectacular desaparición de la liebre pudo tenerque ver con la tularemia (enfermedad a la quees muy sensible), pero también sin duda al usode tóxicos, ya que el 40% de las liebres encon-

tradas muertas en zonas tratadas con rodentici-das durante 2007 en Castilla y León, y analiza-das en el laboratorio de toxicología del IREC, mu-rieron por consumo de este veneno.

También detectamos efectos claros sobreotras especies de roedores como el ratón de cam-po. En el sureste de León se muestrearon las mis-mas zonas antes y después de las campañas decontrol y se confirmó la disminución poblacionalde varias especies de aves y mamíferos. Por últi-mo, uno de los casos más dramáticos posible-mente sea el del milano real (Milvus milvus), undepredador y carroñero oportunista que por sushábitos alimentarios (buscador de presas fácilescomo pueden ser animales intoxicados o peque-ños cadáveres) es particularmente sensible aluso de tóxicos en el medio natural. La poblaciónde milano real en el área con mayor incidenciade las campañas de control de topillos disminu-yó de 205 parejas a tan sólo 59 entre 2004 y2008. En cambio, en las comarcas de Castilla yLeón donde no hubo plaga de topillos, pasó de563 a 607.

¿Realmente era necesario este alto coste am-biental? ¿Fue en realidad rentable económica-mente desarrollar estas agresivas campañas decontrol que han arruinado buena parte de la ac-tividad cinegética? ¿No se pudo hacer mejor? ¿Nohay alternativas al uso de tóxicos?

Control ecológico de las plagas de roedores

Lo primero que debemos asimilar sobre las pla-gas de topillos son tres hechos muy importantesque tienen apoyo de información científica.

En primer lugar, que las plagas de esta espe-cie, tan pronto como vienen, se van. Son cícli-cas. De hecho, una de nuestras críticas princi-pales a la gestión desarrollada por la Junta deCastilla y León es que, en 2008, ya no había pla-ga de topillos, o que, en los focos que quedabancon densidad apreciable, la población estaba yaen pleno colapso.

Es vox populi en las áreas rurales de Castillay León que la plaga desapareció de forma muyparecida en áreas tratadas con veneno y de áreassin tratar. De hecho, hubo municipios o comar-cas enteras que se negaron a distribuir el vene-no que ofrecía la Junta de Castilla y León. De allídesaparecieron los topillos a un ritmo similar alobservado en las áreas tratadas, tal y como ex-ponemos ocurrió en el sureste de León en unode nuestros artículos científicos.

Además, dado que es temporalmente prede-

�La técnica másextendida para elcontrol de lasplagas de topillosen Castilla y Leónha sido el uso devenenos anti coa - gulantes. Estosplaguicidas sontóxicos no sólopara los roedores,sino para cualquierespecie que losingiera, incluyendohumanos

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cible, no es necesario tratar todos los años. Setrata de tener una monitorización científica (co-mo exige el Real Decreto de plagas de topillosdel MARM), y actuar de forma preventiva antesdel máximo poblacional, en el otoño-invierno an-terior. Es bien conocido, y expuesto en la litera-tura científica, que no tiene sentido actuar con-tra las plagas cíclicas de roedores cuando se en-cuentran en su máximo poblacional. Sería tirarel dinero cuando van a desaparecer solos, y esoes lo que debíamos aprender de la última plaga.

En segundo lugar habría que tener en cuen-ta que no todos los años de explosión demográ-fica de topillos se van a encontrar densidadestan altas como en 2006/2007. De hecho, no en-contramos plaga entre 1998 y 2006, posible-mente porque el año de máximos poblacionalesno coincidió con un año favorable para los topi-llos, a diferencia de 1997 o 2006. De nuevo, lamonitorización científica de densidades se mues-tra como la clave de gestión.

En tercer lugar, que la eficacia de los roden-ticidas no alcanza el 90%, según los estudiosdesarrollados por el Ministerio de Agricultura.En cambio, es bien conocido, y registrado en Cas-tilla y León, que el uso continuado y masivo devenenos contra las plagas de roedores generaresistencia al veneno en las poblaciones, y portanto reducción de la eficacia. Esto puede estarocurriendo ya en el sur de Palencia, donde ade-más de las tres campañas de control menciona-das anteriormente, se ha tratado con veneno du-rante el otoño-invierno de 2009/2010 de formacontinuada varias parcelas, en las que las den-sidades se mantenían altas a pesar de los trata-mientos.

El estudio del control de plagas de roedoresha sido muy intenso en varios países en los queéste es un problema muy serio, como Alemania,Francia, Polonia, China, Vietnam o Australia. Entodos estos países se tiene ya muy claro que hayque buscar y aplicar métodos de control alterna-tivos a los rodenticidas. Hechos demostrados enel control de plagas de topillo campesino en otrospaíses europeos, o incluso en España, son lossiguientes:> La inundación breve y transitoria de campos

de cultivo (riego a manta) reduce de formamuy eficaz la población de Microtus arvalis, yen cambio no es tan destructiva con otras es-pecies de roedores, con lo cual existe ciertogrado de selectividad. Sin embargo, por razo-nes obvias, no debería ser una técnica comúnen regiones mediterráneas, aunque probable-mente se podría considerar en casos puntua-

les, sobre todo en Castilla y León, con un au-téntico “mar” subterráneo, y donde el avancede los regadíos parece imparable.

> El arado profundo con vertederas es eficaz pa-ra eliminar topillos, pero en cambio no lo es lasiega o la cosecha. Es dudoso que la quemade rastrojos sirva para algo más que para ex-pulsar a los topillos a zonas con vegetación,entre las que se encuentran los regadíos y vi-ñedos.

> El rodillo elimina hasta el 60% de la poblaciónde topillos de un campo. Pero, como en el ca-so del arado, para que sea eficaz hay que apli-carlo en su debido momento (otoño-inviernoen fechas de mínimos poblacionales), y de for-ma coordinada en grandes superficies.

> Aún en evaluación en otros países, existen téc-nicas muy prometedoras, como los cebos es-terilizantes específicos que afectan sólo a laespecie diana, o la protección de cultivos conrepelentes u olores que no gustan al topillo.

> Los estudios realizados en Campo Azálvaro yotras áreas muestran que el aumento de de-predadores puede ser una técnica factible decontrol biológico, incluso para el grave casode las plagas de ratas en arrozales asiáticos.Las poblaciones de cernícalo vulgar, uno delos mayores consumidores de topillo, es fácil-mente manejable mediante el uso de cajas ni-do, y lo mismo podría aplicarse a las lechu-zas. Además, también se sabe que al menosel cernícalo puede ejercer de factor limitanteen la dinámica poblacional de los topillos. Elincremento artificial de la población de depre-dadores podría constituir un peligro para otrasespecies, en el conocido como “efecto rebo-te”: la densa población de depredadores y lasaltas productividades que induce un año deplaga, podrían reflejarse en un incremento dela depredación sobre otras especies en añossubsiguientes. Sin embargo, la lechuza es undepredador altamente especializado en roe-dores, que son también la base de la dieta delcernícalo cuando abundan. Ambas especiesson además, y hasta cierto punto, nomádicas,y sería esperable que el número de parejasque usaran cajas-nido se ajustara a la dispo-nibilidad de topillos. Es, sin duda, una técni-ca que merecería mayor atención. De hecho,nos encontramos desarrollando un programapiloto experimental de instalación de cajas ni-do, financiado por la UE (proyecto ECOCY-CLES, convocatoria BIODIIVERSA), y la Fun-dación Biodiversidad del MARM. En dicho pro-yecto colaboran GREFA y los Ayuntamientos

�El rodillo eliminahasta el 60% de lapoblación detopillos de uncampo. Pero, comoen el caso delarado, para quesea eficaz hay queaplicarlo en sudebido momento(otoño-invierno enfechas de mínimospoblacionales), yde formacoordinada engrandessuperficies

Page 7: Conflictos entre la agricultura y la ... - upa.es · bres, durante un año de plaga de topillos (1994). La primera epidemia de tularemia en huma - nos coincidió con la siguiente

de Villalar de los Comuneros, Boada de Cam-pos y San Martín de Valderaduey. El coste deuna caja nido instalada en poste es de unos100 euros y, bien instaladas, pueden tener unavida útil de 20 años. De demostrarse su utili-dad para el control de topillos, sería un siste-ma no sólo ecológico, sino mucho más baratoa largo plazo que los rodenticidas.

Conclusiones y algunas recomendaciones

El uso de rodenticidas ha quedado ya tan asen-tado entre los agricultores de Castilla y León, yen la propia Junta de Castilla y León, que mu-cho nos tememos se van a seguir usando duran-te largo tiempo. En ese caso, al menos hay queintentar seguir una serie de normas básicas queaumenten la eficacia del tratamiento, y reduz-can su efecto sobre otras especies: > El topillo es una especie herbívora, y el cebo

en grano es poco eficaz. El uso de pastillas,como se hizo en la última campaña de con-trol, o de pellets de alfalfa, el cebo más exten-dido en Europa central, es más adecuado.

> El tratamiento químico que se utilice debe sereficaz contra la plaga, pero respetuoso con otrasespecies y el medio ambiente en general. Nues-tro equipo ha demostrado que la clorofacino-

na, al menos durante la primera campaña decontrol, fue muy eficaz como rodenticida paralos topillos (el problema era el cebo poco ade-cuado, no el tóxico), y es uno de los rodentici-das menos letales para otras especies. Se de-be mantener la clorofacinona como principalrodenticida cuando su uso sea imprescindible,y evitar otros productos con mayores riesgosambientales, como la bromadiolona.

> Hay que evitar radicalmente la colocación decebos en superficie. Se deben introducir enlas huras, o utilizar sistemas que reduzcan laposibilidad de acceso de otras especies (ca-jas metálicas o tubos enterrados).

> La formación de equipos especializados quehagan un uso racional del veneno, introdu-ciéndolo en las huras, como se hizo en la últi-ma campaña de control, es lo más adecuado.Sin embargo, no debería repartirse entoncessimultáneamente y de forma masiva veneno alos agricultores, ya que en ese caso la laborde control selectivo de los equipos especiali-zados sería irrelevante. Podemos asumir que los topillos se han insta-

lado ya definitivamente en los campos de Castillay León, causando cinco plagas en 30 años. De-bemos aprender a controlar el problema de unaforma sensata y serena, económicamente renta-ble, y minimizando los costes ambientales. �

�El tratamientoquímico que seutilice debe sereficaz contra laplaga, perorespetuoso conotras especies y elmedio ambiente engeneral

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Agricultura Familiar en España 2010 206

Conflictos entre agricultura y biodiversidad