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DCA Editores Colección ~ Iglesia en América Medellín Los textos de Medellín y el procesode éá111bioen ; Rutilio Grande, Mártir de la evangelizacion rural en El Los Obispos Latinoamericanos entre Medellín y Documentos episcopales de 1968 a 1978 Mons. Óscar Romero, Mons. Arturo Rivera, Ellacuría, Sobrino Iglesi a de los pobres y organizaciones populares Pueb la. La evangeli záción en el presente y el futuro de R. Cardenal, Martín-Baró, Sobrino La voz de los sin voz, la palabra viva de monseñor Comisión de Derechos Humanos en El Salvador La Iglesia en El Salvador La fe de un pueblo Historia de una comunidad cristiana en El Salvador· María López Vigil, Muerte y vida en Morazán, testimonio de un sacerdote María Ló pez Vig il, Don Lito de E l Salv ador Colección Teología Latinoamericana Jon Sobrino, Jesús en América Latina Rodolfo Cardenal, El poder eclesiástico en El Ricardo Falla, Esa muerte que nos hace vivir 1. Ellacuría, Conversión de la Iglesia al reino de Dios Rafael tle Sivatt e, Dios camin a con su pueblo La palabra queda, de R. Card enal, Hist oria d e una esperanza, vida de R. Jon Sob rino , Resurrección de la verdadera Iglesia Jon Sobrino, Liberación con espíritu Uca Editores, Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" Apartado Postal 01-575, San Salvador, El Salvador, C.A. . REVISTA 8 MAYO AGOSTO LATINOAMERICANA 2010 AÑO XXVII DE TEOLOGíA DE SIVATTE y JON SOBRINO Presentación PEDRO CASALDÁLlGA A os 30 años del martirio de San Romero XAVIER ALEGRE La Iglesia que nace de la Pascua. Seguimiento de Jesús y opción por los pobres GUSTAVO GUTIÉRREZ La opción por los pobres hoy MARíA CLARA LUCHEnl BINGEMER La fe: otra mirada para leer la historia Monseñor Romero: una clave de lectura testimonial JOSÉ COMBLlN Fe y política. Problema de método teológico LUIZ CARLOS SUSIN El corazón del Evangelio en los márgenes del mundo Para una espiritualidad del martirio JON SOBRINO Monseñor Romero: conversión y esperanza "Otra Iglesia necesaria. Iglesia es ÁLVARO RAMAZZINI Ser buen pastor hoy JUAN HERNÁNDEZ PICO Presentación del No sea entre ustedes. Ensayo sobre política y esperanza HÉCTOR DADA HIREZI Comentario al libro de Juan Hernández Pico No sea así entre ustedes RODOLFO CARDENAL Una espiritualidad para luchar por la justicia desde la perspectiva de Ignacio de Loyola Centro e Reflexión Teológica Universida d Centroamerica na José Simeón Cañas '"'

Congreso Internacional de Teología

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7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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DCA

Editores

Colección Iglesia en América

Medellín

Los textos de Medellín y el procesode éá111bioen ;

Rutilio

Grande,

Mártir de la evangelizacion rural en El

Los Obispos Latinoamericanos entre Medellín

y

Documentos episcopales de 1968 a 1978

Mons. Óscar Romero, Mons. Arturo Rivera, Ellacuría, Sobrino

Iglesia de los pobres y organizaciones populares

Puebla. La evangelizáción en el presente y el futuro de

R. Cardenal, Martín-Baró, Sobrino

La

voz de los sin voz, la palabra viva

de

monseñor

Comisión de Derechos Humanos en El Salvador

La

Iglesia

en

El

Salvador

La

fe de un pueblo

Historia de una comunidad cristiana en El Salvador·

María López Vigil,

Muerte y vida en Morazán,

testimonio de un sacerdote

María López Vigil, Don Lito de El Salvador

Colección Teología Latinoamericana

Jon Sobrino,

Jesús

en América Latina

Rodolfo Cardenal,

El poder

eclesiástico

en El

Ricardo Falla, Esa muerte que nos hace vivir

1. Ellacuría, Conversión de la Iglesia al reino de Dios

Rafael tle Sivatte, Dios camina con

su

pueblo

J. Brockman, La palabra

queda,

vida de Mons. Óscar

R. Cardenal, Historia de una esperanza , vida

de

R.

Jon Sobrino, Resurrección de la verdadera Iglesia

Jon Sobrino, Liberación con espíritu

Uca Editores, Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas"

Apartado Postal 01-575, San Salvador, El Salvador, C.A.

.

REVISTA

8

MAYO

AGOSTO

LATINOAMERICANA

2010

AÑO XXVII

DE TEOLOGíA

RAFAEL

DE SIVATTE

y JON SOBRINO

Presentación

PEDRO CASALDÁLlGA

A os 30

años del

martirio

de

San

Romero

XAVIER

ALEGRE

La Iglesia que

nace

de la Pascua. Seguimiento de

Jesús

y

opción

por los

pobres

GUSTAVO

GUTIÉRREZ

La opción por los

pobres

hoy

MARíA CLARA

LUCHEnl

BINGEMER

La

fe:

otra mirada para leer

la

historia

Monseñor Romero: una clave

de

lectura testimonial

JOSÉ

COMBLlN

Fe y

política. Problema de

método

teológico

LUIZ CARLOS SUSIN

El

corazón

del Evangelio en

los márgenes del mundo

Para

una espiritualidad

del

martirio

JON

SOBRINO

Monseñor Romero: conversión

y

esperanza

"Otra Iglesia

es necesaria. Otra Iglesia

es

posible"

ÁLVARO

RAMAZZINI

Ser buen pastor hoy

JUAN HERNÁNDEZ PICO

Presentación

del No

sea sí

entre

ustedes. Ensayo sobre política y esperanza

HÉCTOR DADA

HIREZI

Comentario

al libro

de Juan Hernández Pico

No sea así

entre

ustedes

RODOLFO

CARDENAL

Una espiritualidad

para

luchar

por

la justicia

desde

la perspectiva

de Ignacio de Loyola

Centro

e

Reflexión Teológica

Universidad Centroamericana José Si meón Cañas

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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REVIST

8

MAYO

AGOSTO

LATINOAMERICANA

2010

AÑO XXVII

DE TEOLOGíA

ISSN 0259·9872

íNDICE

Rafael de

Sívatte y Jon Sobrino

Presentación ...

...............................................

...... .......... ......

...............................

.......... 137

Pedro

Casa/dálíga

A

os

30 años del martirio de

San

Romero....................................................................

139

Xavier

Alegre

La Iglesia que nace de la Pascua. Seguimiento de Jesús y opción por los pobres .....

141

Gustavo Gutiérrez

La opción por

los

pobres

hoy....................................................................................

.....

161

María Clara

Luchetti Bingemer

La fe otra mirada para leer la historia

Monseñor Romero: una clave de lectura testimonial..................................................... 175

José Comblin

Fe

y polftica.

Problema de método teológico

................................................................. 195

Luiz

Carlos Susin

El corazón del

Evangelio

en

los márgenes del

mundo

Íl'

Para una espiritualidad

del

martirio

205

Jon

Sobrino

Monseñor Romero: conversión y esperanza

"Otra' Iglesia es necesaria.

Ofra

Iglesia es posible"

215

Á/varo

Ramazzini

Ser buen pastor hoy 239

Juan

Hernández Pico

Presentación del libro No sea así entre

ustedes

Ensayo

sobre política

y esperanza

..

259

Héctor

Dada

Hirezi

Comentario

al

libro de Juan Hernández Pico No sea síentre

uetedes

275

Rodolfo

Cardenal

'\

Una espiritualidad para luchar

por

la justicia

desde

la perspectiva

de Ignacio de Loyola 281

,

Centro de Reflexión Teológica

Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas"

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Presentación

En esta edición especial de Revista Latinoamericana de Teología publi

camos las ponencias del Congreso Internacional de Teología celebrado en San

Salvador, del 17 al 23 de marzo de 2010, a los 30 años del martirio de monseñor

Romero. El Congreso fue organizado por el Departamento de Teología de la

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas .

El lector tiene ahora en sus manos las ponencias escritas. Pero nos parece

importante recordar que antes fueron palabra hablada en un ambiente singular

que dio un sabor especial al Congreso. Los lugares de esa palabra fueron

el Auditorio Ignacio EIlacuría , todavía con vivos recuerdos de palabras

suyas lúcidas y evangélicas, proféticas y utópicas; y la capilla en la que están

enterrados

los

seis jesuitas asesinados. Las fechas recordaban treinta años del

asesinato-martirio de monseñor Romero, la monstruosa iniquidad de los asesinos

y la desmesura del amor de monseñor por su pueblo. Lqs ponentes llegaron de

muchas partes. Aceptaron la invitación, a vuelta de corteo, y agradecieron no

solo poder participar en el Congreso, sino poder estar en el hospitalito donde

monseñor vivió y fue asesinado, y en la cripta donde está enterrado. La audiencia

fue importante. Fue numerosa, a veces hubo más de mil personas. Fue variada

por

su

procedencia (América Latina, Estados Unidos, Europa), condición social

y edad, detalle que no hay que minusvalorar. Asistió gente que conoció y vivió

con monseñor durante los tres años en que con él Dios pasó por El Salvador .

Otros le conoCÍan de oídas y leídas. Y era claro que todos los presentes quieren

a monseñor Romero, y desean mantener

vivo

su trabajo y utopía. En

el

ambiente

había un eco agustiniano: Monseñor, siempre antiguo y siempre nuevo . Y una

convicción: Sigue vivo .

El lector juzgará la calidad de las ponencias y su relevancia, pero, por lo

dicho, pensamos que este Congreso fue muy especial. Fue un acontecimiento

intelectual, dirigido al saber; pastoral, dirigido a la praxis y

al

compromiso;

testimonial, dirigido a la esperanza; evangélico, dirigido a la celebración de una

buena noticia. Las ponencias se agruparon en torno a temas que, por su impor

tancia, hay que mantener vivos. Fueron importantes para monseñor Romero, y en

él se puede encontrar apoyo para abordarlos

hoy

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REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍ

Las temáticas de los tres primeros días fueron Iglesia y pobres , Fe y

realidad histórica y Espiritualidad y martirio , realidades que han sido impor-

tantes en el pasado y que se deben mantener importantes en el presente ante

serios peligros de deterioro. También se presentaron dos libros de actualidad.

Uno, de Juan Hernández Pico sobre fe y política, que lleva .el título de

No sea

as entre ustedes.

Otro, de Dean Brackley,

Espiritualidad para la solidaridad.

Monseñor Álvaro Ramazzini, obispo de San Marcos, Guatemala, brindó en la

capilla de los mártires una ponencia muy personal sobre Ser buen pastor

Como captará el lector, entr¡; las ponencias unas fueron más sistemáticas

otras más bíblicas; unas más expositivas, otras más meditativas. Pero en todas

ellas los ponentes abordaron los temas con objetividad y seriedad conceptual,

y con un talante y lenguaje testimonial y espiritual. En cualquier caso, los

conceptos tenían pondus, peso, y aristas. No fueron discursos light y romos.

Por último, pensamos que las ponencias reflejan bien la perspectiva y

finalidad última del Congreso: conversión y esperanza. Lo primero expresa la

situación de la historia actual que exige conversión, lo que remite a una praxis

concreta. En palabras de Ignacio Ellacuría, hay que

revertir

la historia de una

sociedad gravemente enferma, para evitar un desenlace fatídico y fatal . Lo

segundo expresa una actitud evangélica fundamental: mantener, aunque sea

contra esperanza, la decisión en favor de la vida de los pueblos y el horizonte

de utopía. Fue esta siempre la actitud de monseñor Romero: Sobre estas ruinas

brillará la gloria del Señor .

Pedro Casaldáliga nos envió el texto que suele escribir en el aniversario de

monseñor Romero. Fue leído en el Congreso; todos y todas en En sus

bras finales mantiene la esperanza: Siempre y cada vez más, cuando mayores

sean los desafíos, viviremos la opción por los pobres, la esperanza 'contra toda

esperanza'. En el seguimiento de Jesús, Reino adentro . Y ante monseñor Romero

mantuvimos el compromiso con que termina don Pedro: Nuestra coherencia

será la mejor canonización de San Romero de América, Pastor y Mártir .

Ojalá este Congreso y es ta edición de nuestra revista ayuden a la mejor cano-

nización, no barata, sino cara, de monseñor Romero. Ojalá, junto con muchas

otras celebraciones de este aniversario, ayuden a la coherencia .

Rafael de Sivatte y Jon Sobrino

Departamento de Teología de la UCA

A los 3 años del martirio

de

San

Romero

Pedro Casaldáliga

Celebrar un jubileo de nuestro San Romero de América es celebrar un testi-

monio que nos contagia de profecía. Es asumir comprometidamente las causas,l a

causa

por

la que nuestro San Romero es mártir. Gran testigo él en el segu imiento

del Testigo mayor, el Testigo fiel, Jesús.

La

sangre de los mártires es aquel cáliz

que todos, toda. > podemos y debemos beber. Siempre y en todas las circunstancias

la memoria del martirio es una memoria subversiva.

Treinta años se pasaron de aquella eucaristía plena en la capilla del hospitalito.

Aquel día nuestro santo nos escribió: Nosotros creemos en la victoria de la

Resurrección . Y muchas veces dijo, profetizando un tiempo nuevo: Si me

matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño .

Y

con todas las ambigüedades de

la historia en proceso, nuestro San Romero está resucitando en El Salvador, en

nuestra América, en el mundo.

Este jubileo debe renovar en todos nosotros y nosotras una esperanza

crítica, pero invencible. Todo

es

gracia , todo es Pascua, si entramos a todo

riesgo en el 'misterio de la cena compartida, la cru z y la Resurrección.

San Romero nos enseña y nos cobra que vivamos una espiritualidad

integral, una santidad tan mística como política. En la vida diaria y en los

procesos mayores de la justicia y la paz, con los pobres de la tierra , en la

familia, en la calle, en el trabajo, en el movimiento popular y en la pastoral

encarnada. nos espera en la lucha diaria contra esa especie de mara mons-

truosa que es el capitalismo neo iberal contra el mercado omnímodo, contra el

consumismo desenfrenado. La Campaña de la Fraternidad de Brasil, ecuménica

este año, nos recuerda la palabra contunden te de Jesús: Ustedes no pueden

servir a dos señores, a Dios y al dinero .

* Texto que don Pedro Casaldáliga envió al pueblo salvadoreño en ocasión del 30.

0

aniversario del martirio de monseñor Romero y que el

P.

Jon Sobrino leyó durante el

Congreso de Teología.

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REVISTA LATINOAMERICANA

DE TEOLOGÍA

Respondiendo a aquellos que, en la sociedad y en la Iglesia, intentan desmo-

ralizar la Teología de la Liberación, el caminar de los pobres en comunidad, ese

nuevo modo de ser Iglesia, nuestro pastor y mártir replicaba: Hay un 'ateísmo'

más cercano y más peligroso para nuestra Iglesia:

el

ateísmo del capitalismo,

cuando los bienes materiales se erigen en ídolos y sustituyen a Dios

Fieles a los signos de los tiempos, como Romero, actualizando los rostros de

los pobres y las urgencias sociales y pastorales, debemos subrayar en este jubileo

causas mayores, verdaderos paradigmas algunas de ellas.

El

ecumenismo y el

macroecumenismo, en diálogo religioso y en koinonía universal. Los derechos de

los emigrantes contra las leyes de segregación. La solidaridad e intersolidaridad.

La

gran causa ecológica (precisamente, nuestra Agenda Latinoamericana de

este año está dedicada a la problemática ecológica, con un título desafiador:

Salvémonos con el Planeta ).

La

integración de nuestra América. Las campañas

por la paz efectiva denunciando el creciente militarismo y la proliferación de las

armas. Urgiendo siempre unas transformaciones eclesiales, con el protagonismo

del laicado, que pidió Santo Domingo, y la igualdad de la mujer en los minis-

terios eclesiales. El desafío de la violencia cotidiana, sobre todo en la juventud,

manipulada por los medios de comunicación alienadores y por la epidemia

mundial de las drogas.

Siempre y cada vez más, cuando mayores sean los desafíos, viviremos la

opción por los pobres, la esperanza contra toda esperanza . En el seguimiento

de Jesús, Reino adentro. Nuestra coherencia será

la

mejor canonización de San

Romero de América, Pastor y Mártir.

La Iglesia que nace de la Pascua

Seguimiento de Jesús opción

por los pobres

Xavier Alegre,

Centro de Reflexión Teológica, San Salvador,

Facultad de Teología de Cataluña, Barcelona

Introducción

Quiero empezar recordando unas palabras que dijo monseñor Romero en su

última homilía, comentando el Evangelio de Juan que acababa de leer:

Se nos advierte que de nada le sirve al hombre ganar todo el mundo si se

pierde a sí mismo. No obstante, la espera de una tierra nueva no debe amortiguar,

sino más bien avivar, la preocupación de perfeccionar esta tierra, donde

crece el cuerpo de la nueva familia humana, el cual puede de alguna manera

anticipar un vislumbre del siglo nuevo para esta tierra. Por ello, aunque hay

que distinguir cuidadosamente progreso temporal y crecimiento del reino de

Cristo, sin embargo,

el

progreso temporal, en cuanto puede contribuir a ordenar

m ~ o r la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino de Dios.

Estas palabras muestran la perfecta sintonía que unía a Mons. Romero con

Jesús y con las Iglesias que nacieron de la

Pascua. Y esta sintonía me parece

importante porque estas Iglesias son, gracias al testimonio que nos ha quedado

de ellas en los Evangelios, el punto de referencia fundamental, el criterio

de discernimiento evangélico, para toda Iglesia cristiana. Y si algo aparece

claramente en ellas

es

que son Iglesias que toman conciencia de que han de estar,

como lo estuvo Jesús, al servicio del Reino de Dios cfr. Lc 8,

1 .

De hecho, los Evangelios nos enseñan, sin lugar a dudas, que el Reino de

Dios, tal como lo promovió Jesús, debe ser la tarea fundamental de toda Iglesia

que se precie de ser fiel a Cristo cfr. Mt 4, 17; 10,7).

1

Homilfas. Monseñor Óscar A. Romero, vol. VI, San Salvador, 2009, p. 136.

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EVISTA LATINOAMERICANA

DE TEOLOGÍA

En los Evangelios, el Reino de Dios, que siempre es más grande, por ser de

Dios y superar cualquier realidad humana, es don gratuito de Dios y tarea a la vez.

Por un lado, es don que hay que pedir cfr. Mt 6, 10) humildemente, cons

cientes de que, en un mundo profundamente marcado por la injusticia personal

y estructural, lograr que Dios reine es algo que supera las fuerzas meramente

humanas y pide, por tanto, conversión. Sólo Dios, para.

q1liell

todo es posible

cfr. Mc

10,

27), puede hacer que el Reino de Dios sea una realidád plena en un

mundo dominado por la injusticia y en el que las inmensas mayorías empobrecidas

son las grandes víctimas de la historia. Por eso, porque el Reino es ante todo don

de Dios, monseñor Romero, siguiendo a Jesús cfr. Lc 5, 16; 6, 12; 11, 1-4), pasó

largas horas de oración llenándose de Dios y buscando la fuerza para promover

el Reino.

Pero, por otro lado, el Reino es también tarea que hay que realizar. Al fin y

al cabo, esto es lo que hizo Jesús, que estaba convencido de que había que poner

signos en este mundo de que Dios ya está reinando dinámicamente. Los milagros

cfr.

Lc

11,

20),

Y

el hecho de que su actuación era una buena noticia para los

pobres

cfr.

Mt 11,2-6), son un testimonio de ello. Pues aunque el Reino de Dios

"no es de este mundo"

cfr.

Jn

18, 36),

es decir, no comparte la lógica de este

mundo injusto, sin embargo, sí está en este mund02. todo el que es de la verdad

escucha la voz de Jesús y se deja configurar por la Verdad cfr. Jn 18,37), que es

Jesús mismo

cfr.

Jn

10,

6).

Ese doble aspecto lo entendió muy bien monseñor Romero, que supo unir

la dimensión trascendente del Reino con la inmanente. Cuando decía en su

última homilía que había que "distinguir cuidadosamente progreso temporal y

crecimiento del reino de Cristo", aludía a la dimensión trascendente del Reino.

Pero cuando añadía que "sin embargo, el progreso temporal, en cuanto puede

contribuir a ordenar mejor la sociedad humana, interesa en gran medida al Reino

de Dios", recordaba el aspecto inmanente del Reino de Dios, tal como

10

predicó

y encarnó Jesús. Por eso monseñor Romero supo, como Jesús, poner signos

palpables para los empobrecidos y excluidos de este mundo de que el Reino de

Dios ya se estaba haciendo presente prioritariamente para ellos, aunque no fuera

aún una realidad plena y definitiva.

Es bueno, por tanto, que empecemos este congreso, en el que recordamos

con cariño el

testimonio martirial de monseñor Romero, recordando cómo fue la

Iglesia que nació de.Ja Pascua, una Iglesia a la que monseñor Romero quiso ser,

y fue, siempre fiel. Fundamentalmente, fue una Iglesia totalmente impactada por

2. Cfr. X. Alegre,

Mi

reino no es de este mundo'

(Jn 18,

36). ConJlictividad de la

existencia cristiana en el mundo según el cuarto Evangelio", Estudios Eclesiásticos

54 (1979), pp. 499-525 (también en Id., Memoria subversiva esperanza para los

pueblos crucificados, Madrid, 2003, pp. 309-333).

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

la figura de Jesús de Nazaret, por su vida, su muerte y su resurrección. Por ello

fue una Iglesia que se sintió llamada, ante todo, a seguir a Jesús y a optar p or los

pobres, tal como lo había hecho

el

Maestro.

Jesús había dado su vida, esperando, contra toda esperanza meramente

humana, que Dios acabaría reinando en el mundo, pues con él Dios ya estaba

actuando decisivamente

en

la tierra cfr.

Mc

1, 15). Y, a la vez, lo hizo con

la certeza de que, como consecuencia de su actuación, un día Dios reinaría

plenamente

cfr.

Mc

13,

24-27.28-37. También lo entendió así Pablo, según 1

Cor

15,

20-28). Sería realidad, entonces, el cIelo nuevo y la tierra nueva en el

que no habrá ya muerte, ni luto, ni llanto, ni dolor, porque todo lo viejo se habrá

desvanecido cfr. Ap 21,1-4).

Por ello, la Iglesia que nació de la Pascua fue una Iglesia que se distinguió

por tres cosas:

(1)

recuperó la

memoria

de Jesús, que había puesto toda su vida

al servicio del Reino de Dios; (2) puso a producir a la muerte de Jesús en la cruz,

testimonio martirial del amor sin límites y gratuito del Hijo; y (3) dio testimonio

de que Jesús seguía vivo, porque Dios había resucitado al Crucificado, dando la

razón a la Víctima frente a sus victimarios. Tres aspectos que fueron también

decisivos para la eclesiología que vivió y fomentó Mons. Romero.

1. Recuperar la memoria de Jesús, que puso su vida al servicio del Reino

de Dios

Lo primero que hizo la Iglesia que nació de la Pascua fue proclamar la

Resurrección del Crucificado como fundamento y garantía de la salvación

cfr.

Rom

10,

9). Es el núcleo del

kerigma

(predicación) de la primera Iglesia. El

mismo Pablo recuerda que él lo ha recibido de la tradición de la Iglesia que había

nacido de la Pascua

cfr.

1 Cor

15, 1-5).

Pero por las tradiciones que recogieron los cuatro Evangelios podemos saber

que, gracias a Pedro y a los demás discípulos y discípulas de Jesús, se recuperó

también la palabra y la vida pública de Jesús, partiendo del hecho de que

Jesús empezó a actuar por su cuenta, según Marcos, el Evangelio más antiguo,

cuando vio que metían en la cárcel y asesinaban a su maestro Juan Bautista

cfr.

Mc

1, 14-15)3.

Solo que ahora, después de la experiencia de la Pascua, la

cruz

y la

Resurrección les abrieron los ojos de la

fe

a los discípulos para

o m p r ~ n d e r

en

profundidad lo que en vida de Jesús les había costado comprender

cfr.

Mc 8,

17-21.31-33).

3.

También aquí podemos ver un paralelismo entre la vida de Jesús

y

la de monseñor

Romero, pues

\ J.e

precisamente el asesinato del

P.

Rutilio Grande lo que provocó un

cambio radicáfen la actuación pastoral del arzobispo de San Salvador.

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145

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

Fue el don del Espíritu (cfr. Hch 2) lo que les capacitó para entender, en

primer lugar, la Escritura (cfr. Lc 24, 45-49), es decir, para comprender cómo el

Antiguo Testamento iluminaba la dimensión más honda de Jesús en su relación

con el Padre y en su relación con el mundo.

Y, a la vez, el Espíritu, además de recordarlesconfidelidaciloque Jesús había

hecho, les ayudó a actualizarlo (cfr. Jn 14,25-26; 16,12-13), primero en Jerusalén

y,

luego, en las Iglesias que fueron naciendo a 1 largo del espacio y del tiempo

(cfr. Jn 15,26-27; Hch

1,8 .

Por eso para Lucas, que ve a los Doce Apóstoles

como los garantes de la fidelidad de la Iglesia a su Maestro, solo pueden

formar parte de este círculo aquellas personas que han sido testigos de la vida

pública de Jesús y de su resurrección, desde Juan Bautista hasta la Ascensión

(cfr. Hch 1, 21-22).

La

recuperación de la memoria de Jesús fue decisiva, por tanto, para la Iglesia

que nació de la Pascua. Y lo siguió siendo cuando, al ir muriendo los primeros

testigos, se corrió el peligro de tergiversar y manipular el mensaje de Jesús, tal

como lo hicieron un poco más tarde los Evangelios apócrifos

 

Por ello, la recuperación de esta fidelidad a la memoria de Jesús fue la gran

aportación teológica del primero de los evangelistas hacia los años 70. Tal como

nos muestra el Evangelio de Marcos, seguido luego por los otros evangelistas, la

recuperación de la vida de Jesús es un criterio fundamental de discernimiento de

la fe cristiana, pues no se puede comprender la muerte y la Resurrección de Jesús

al margen de lo que fue su vida.

Para la primera Iglesia

¡y

para toda Iglesia, en principio ) no resultaba fácil

entender, y mucho menos encarnar en la propia vida, el proyecto que Jesús había

vivido. Él había sido un hombre extraordinario. Sin su apoyo en el día a día,

resultaba difícil para los discípulos vivir lo que habían vivido con él. Verle morir

en una cr uz favorecía el desaliento. Pero los primeros compañeros y compañeras

de Jesús lograron, gracias a la experiencia pascual y a la presencia del Espíritu

en medio de la comunidad, encontrar la fuerza que necesitaban para continuar el

proyecto de Jesús. Y se llenaron de esperanza.

1.1. l impacto de

l

persona de Jesús

A los primeros compañeros y compañeras de Jesús la persona de Jesús

les había llegado al 'corazón. Su entrega generosa al servicio de los enfermos,

pobres y marginados (cfr. Mt 8-9), su valentía para denunciar la injusticia de los

poderosos, causante de los males de las mayorías empobrecidas (cfr. Mc

26; Mt 23, 1-12; Lc 13, 31-32), su palabra iluminadora, llena de vida eterna

4, Cfr. X. Alegre, El Evangelio de Judas. ¿Un quinto Evangelio auténtico?, San

Salvador, 2006.

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

(cfr. Jn 6, 68; Mt

5,

3-10), fue algo que había marcado definitivamente su vida. No

es entonces casual que, según los Hechos de los Apóstoles, Pedro resumiera así

la vida de Jesús, en un discurso programático: "Pasó por el mundo haciendo el

bien y curando a los oprimidos por el diablo" (Hch

10,

38). El diablo simboliza

aquí todas las fuerzas del mal que se oponen

al

Reino de Dios y oprimen a los

seres humanos. Frente a ellas, la actuación de Jesús había sido sanadora y liberadora

(cfr.

Mc 1,21-28.32).

Por eso Lucas, el tercer evangelista, no duda en resumir así el proyecto de

Dios que Jesús de Nazaret había venido a realizar en este mundo, mostrando que

en

él se habían cumplido

(cfr.

Lc 4, 20) las promesas del Antiguo Testamento

(cfr. Is 61, 1-2):

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar la

buena noticia a los pobres, me ha enviado a proclamar la liberación a los

cautivos y dar vista a los ciegos, a libertar a los oprimidos y a proclamar un

año de gracia del Señor. (Lc 4,18-19.)

Se trata, por tanto, de un proyecto liberador, en continuidad con el proyecto

de Dios revelado en el Antiguo Testamento, que tiene como destinatarios privile

giados a los pobres. Pues, como muy bien expresó monseñor Romero, "la gloria

de Dios es el pobre que vive". Por ello, solo si los empobrecidos de la tierra

pueden vivir humana y dignamente, podemos pensar que Dios reina en la tierra.

Insisto en este aspecto porque eso, que es fundamental para comprender bien

el proyecto de Jesús, lo entendió y lo vivió generosa y coherentemente monseñor

Romero en su actuación pastoral al frente de la Iglesia de la arquidiócesis.

De

hecho, Jesús fue

un

hombre bueno, entregado generosamente a los

demás, revelando así el rostro misericordioso del Padre (cfr. Lc 15, 11-32).

Nunca marginó a nadie. Al contrario, puso

su

vida al servicio de los pobres y

marginados, a los que consideró como el objeto privilegiado del amor de Dios,

pues tenían la vida más amenazada. Los curaba (cfr. Mc 1, 40-45), los reconci

liaba con Dios y con los demás (cfr. Lc 7, 36-50), compartía la mesa con ellos

(cfr. Mc 2,

15-17;

Lc 15,

1-2),

los invitaba a que le siguieran (cfr. Mc

1,

14),

los amaba (cfr. Lc

15).

Apasionado, como lo estaba, porque Dios reinara

en el

mundo, puso toda su vida al servicio de este proyecto de liberación de los pobres

y marginados social y religiosamente.

Se trataba de un

p r o y e t ~ u e

tenía sus raíces

en

el Antiguo Testamento. Pero

precisamente porque su proyecto era el Reino de Dios, Jesús no sólo destacó por

su bondad y su generosidad, sino que se señaló también por su talante profético

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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147

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

que le llevó (y monseñor Romero lo aprendió de él) a denunciar la injusticia de

los poderosos. Y la denominó pecado 5.

Por ello le acusaron a Jesús de meterse en política

6

y de poner en peligro al

Imperio romano (de lo contrario, no hubiera muerto crucificado como un terro

rista más).

Pero Jesús denunció la injusticia precisamente para ser fiel a la voluntad

de Dios, tal como esta había sido expresada en el Antiguo Testamento. Se lo

recuerda a Juan Bautista, cuando este quiere oponerse a que Jesús sea bautizado

por él: Deja eso ahora, pues conviene que cumplamos lo que Dios ha dispuesto

(Mt 3, 15; cfr. 5, 17-20).

De todos modos, la actuación de Jesús nos plantea una pregunta crucial:

¿por qué no solo los milagros de Jesús, reflejo de la misericordia del Padre, sino

también la denuncia de la injusticia forman parte esencial de la Buena Noticia de

Jesús, del Evangelio, tal como lo comprendió muy bien monseñor Romero?

5.

Iluminado por Jesús, dijo monseñor Romero en el discurso que hizo con motivo

del doctorado honoris causa que le dieron en Lovaina: Pecado es aquello que dio

muerte al Hijo de Dios, y pecado sigue siendo aquello que

da

muerte a los hijos de

Dios. Esa fundamental verdad de la fe cristiana la vemos a diario en las situaciones

de nuestro país. No se puede ofender a Dios sin ofender al hermano. Y la peor ofensa

a Dios, el peor de los secularismos es, como ha dicho uno de nuestros teólogos: oo. el

convertir a los hijos de Dios, a los templos del Espíritu Santo, al Cuerpo histórico de

Cristo en víctimas de la opresión y de la injusticia, en esclavos de apetencias económicas,

en piltrafas de la represión política'''. Citaba al

P.

Ellacuría,EC 353 (1978), p. 123.

6. Una acusación de la que también Mons. Romero tuvo que defenderse a menudo.

Recordemos lo que dijo cuando le concedieron el doctorado en Lovaina: La dimen

sión política de

la

fe

no es otra cosa que la respuesta de la Iglesia a las exigencias del

mundo real socio-político en que vive la Iglesia. Lo que hemos redescubierto es que

esa exigencia es primaria para la fe y que la Iglesia no puede desentenderse de ella.

No se trata de que la Iglesia se considere a sí misma como institución política que

entra en competencia con otras instancias políticas, ni que posea unos mecanismos

políticos propios; ni mucho menos se trata de que nuestra Iglesia desee un liderazgo

político. Se trata de algo más profundo y evangélico; se trata de la verdadera opción

por los pobres,

dé'

encarnarse en su mundo, de anunciarles una buena noticia, de

darles una esperanza, de animarles a una praxis liberadora, de defender su causa y

de participar en su destino. Esta opción de la Iglesia por los pobres es la que explica

la dimensión política de su

fe

en sus raíces y rasgos más fundamentales. Porque

ha optado por los pobres reales y no ficticios, porque ha optado por los realmente

oprimidos y reprimidos, la Iglesia vive en el mundo de lo político y se realiza como

Iglesia también a través de lo político. No puede ser de otra manera

si

es que, como

Jesús, se dirige a los pobres .

LA IGLESIA QU E NACE DE LA PASCUA

La razón está en la misión que había recibido de Dios. Jesús vino en nombre

de Dios a anunciar que el plazo se ha cumplido. El Reino de Dios está llegando.

Conviértanse y crean en el Evangelio (Mc 1, 15).

Pero ¿a qué se refería Jesús, sin explicarlo más concretamente, cuando

anunciaba el Reino de Dios? La respuesta nos la aporta el Antiguo Testament0

 

1.2. El reinado de Dios en

el

Antiguo Testamento

Según el Antiguo Testamento, Dios había escogido a un pueblo, Israel, para

reinar en él

y,

a través de él, reinar en todos los pueblos de la tierra. Por eso, sólo

Dios es el auténtico rey de Israel

y,

cuando Israel quiere tener un rey, Dios indica

que no es a Samuel a quien el pueblo rechaza, sino a Dios mismo cfr. 1 Sam 8, 6-9).

Pero el Dios que se revela en el Antiguo Testamento, y con el que Jesús está

en íntima relación, hasta ser uno con Él

cfr.

Jn 10, 30; 14,

9-11),

es un Dios

compasivo y misericordioso, que escucha el clamor del pobre y del oprimido

(Ex 3), se identifica con él, y pone en marcha un proyecto liberador que muestre

que otro mundo es posible 8.

Dios muestra que reina en el mundo precisamente en el hecho de que,

siendo bueno y misericordioso con todas sus criaturas (Salmos 86, 15;

145, 9),

transforma una realidad histórico-social injusta en otra justa, en la que reina la

solidaridad y no hay pobres

cfr.

Dt 15, 4).

Pero para poder hacer realidad esa utopía, poniendo signos de ella ya en este

mundo, Dios necesita un pueblo que viva de acuerdo con lo que pide la Alianza

cfr.

Ex 19, 8) Y así se convierta en un reino sacerdotal , porque es el instru

mento del reinado de Dios en el mundo cfr. Ex 19, 6; Ap 1,6). La elección

del pueblo de Dios, por tanto (yeso vale obviamente también para la Iglesia,

que tiene su raíz en el pueblo de Israel, como subraya Pablo en Romanos 11),

no es la consecuencia de los méritos del pueblo cfr. Dt

7,

6ss), ni un privilegio

exclusivo, ya que Egipto y Asiria también son amados por Dios

cfr.

Is 19,

19-25),

sino un servicio a la liberación y salvación de todos los pueblos de la tierra

cfr.

Gn

12,

1-3).

Por eso, Dios le pide a Israel que, dando gracias por la liberación gratuita

que ha experimentado cuando era esclavo en Egipto cfr. Dt 26, 5-12), al llegar

7.

Este aspecto lo desarrollo más en mi artículo El Reino de Dios y las parábolas en

Marcos ,

Revista Latinoamericana de Teología

23 (2006), pp. 3-30 (reproducido en

mi libro

La palabra no está encadenada

San Salvador, 2009, pp.

191-230).

8.

Por eso, cuando un discípulo de Pablo proclama que Dios quiere salvar a todo el

mundo

cfr.

1 Tim 2, 4), no podemos ignorar este trasfondo veterotestamentario si no

queremos correr el peligro de espiritualizar indebidamente el proyecto salvador de

Dios, tal como Jesús nos lo reveló. (_

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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  48

49EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

a

la

tierra prometida cumpla lo que Dios le pide en la Alianza

cfr.

Ex 19,

5;

Dt 26, 18-19 .

Cumpli r la Alianza impl ica que. estructuren las leyes del pueblo de modo

que no haya pobres en medio de ellos cfr. Dt 15, 4 Y todo el cap. 15), porque

comparten cfr. Dt 26,13-14), perdonan las deudas cada 7

años y

cada 50 años

vuelven a repartir la tierra para que todas las familias tengan una posibilidad de

vivir humana y dignamente cfr. Lv

que, si Dios tiene tanto interés en que el pueblo guarde unas

leyes que protejan al pobre y al emigrante Dt 11-13 , es porque Dios se

caracteriza por ver el sufrimiento, oír el clamor del oprimido y acudir a liberarlo

cfr. Ex 3,7-10; Ex 14-15; SIlO,

17-18 .

Por eso el rey, si quiere ser un buen lugar

teniente de Dios, debe defender al pobre cfr.

SI

72, 1-4.12-14), posibilitando así

que Dios reine realmente.

Éste había sido el proyecto de Dios al escoger a IsraeL Pero cuando Jesús

apareció en Galilea, el pueblo de Dios no había conseguido cumplir con la tarea

que Dios le había encomendado. No había dejado a Dios reinar, sino que había

cambiado el Dios vivo por ídolos, como el poder y el dinero, que son la ruina

de las mayorías empobrecidas de este mundo. Profetas tan significativos como

Amós o Isaías no se habían cansado de denunciarlo cfr.ls 1, 10-31; Am 5-6).

Jesús recoge la antorcha de estos profetas, como aparece claramente en el

bautismo, donde toma conciencia de su vocación profética, marcada por la figura

del Siervo de Yahvé cfr. Mc 1,9-11 a la luz de Is 42, 1-2 . Piensa que Dios le

ha enviado a Israel para que, finalmente,

el

pueblo de Dios pueda dar el fruto

de salvación universal que Dios espera de él

cfr.

Mc 12,

1-12 .

Es, pues, en

este contexto, que Jesús quiso llamar a la conversión a este pueblo, anunciando

la Buena Noticia de que Dios, con él, ya estaba reinando cfr. Mc 1, 14-15).

Precisamente

el

hecho de que es Buena Noticia para los pobres y que ayuda a

los enfermos y marginados es señal de que él es el Profeta esperado por Israel

cfr.

Mt 11, 2-6). Este aspecto de Jesús, las Iglesias que nacieron de la Pascua lo

comprendieron muy bien y lo encamaron en sus vidas cfr. Mt 10, 7-8), convir

tiéndose así en modelo de lo que luego fue la actuación de monseñor Romero.

A la vez, Jesús, como los profetas, no se cansó de denunciar la injusticia y las

causas,

hoy

diríamos estructurales, que provocaban, ya en su tiempo, la marginación

de las mayorías empobrecidas de su pueblo. Y lo hace, a veces, con palabras

claras y duras que molestaron, como le ocurri6 también a monseñor Romero, a

las personas que él llamaba a la conversión:

¡Ay

de ustedes, los ricos , porque ya han recibido su consuelo. ¡Ay de ustedes,

los que ahora están hartos , porque tendrán hambre.

¡Ay

de ustedes los que

ahora ríen , porque tendrán aflicci6n y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres

LA IGLESIA

QUE

NACE DE LA PASCUA

hablen bien de ustedes , pues lo mismo hacían sus antepasados con los falsos

profetas. (Lc 6, 24-26.)

A modo de

conclusión

de esta parte, quisiera añadir, por último, que hay otro

aspecto de la actuaci6n de Jesús en la que este fue profundamente fiel al Antiguo

Testamento, un aspecto que también monseñor Romero supo encamar en su

actuación pastoral en la arquidiócesis de San Salvador. Me refiero a la unión

indisoluble que hay para Jesús entre el amor a Dios y al pr6jimo

cfr.

Mc 12,

38-44 con Dt 6 4-5 y Lv

Para Jesús es obvio que en el inicio de la vida cristiana se encuentra el amor

gratuito de Dios, un amor que, como explica muy bien san Pablo, se revela clara

mente en

el

hecho de que, cuando éramos pecadores, Cristo muri6 por nosotros

cfr.

m 5, 5-10). Pero se trata de un amor que pide respuesta por nuestra parte.

Por eso, para Jesús no respondemos al amor de Dios, no lo amamos realmente,

si no amamos al pr6jimo como a nosotros mismos

cfr.

Mc 12, 28-34 par). Por

eso es precisamente el amor al hermano, al prójimo, el que encama la voluntad

última de Jesús, su testamento cfr. Jn

13,34-35; 15,11-17).

De hecho, para Jesús la regla de oro, el criterio decisivo para poder ver si

cumplimos o no la voluntad de Dios, es el amor radical al prójimo: "Traten a

los demás como quieran que ellos les traten a ustedes, porque en esto consisten

la ley y los profetas" (Mt 7, 12 . Por eso, consciente de la importancia de esta

afirmaci6n de Jesús, la Iglesia que nace de la Pascua insiste también en la unidad

indisoluble del amor a Dios y al prójimo. Y en que el amar al prójimo como a

uno mismo es la quintaesencia de la voluntad de Dios expresada ya en el Antiguo

Testamento cfr. Rom 13,8-10).

De hecho, la Iglesia de Mateo fue aún más radical y concreta en esta identi

ficación de cuál es realmente la voluntad de Dios para su Iglesia. Pues termina

el último de los cinco grandes discursos de Jesús con una parábola que no tiene

desperdicio, ni debe ser manipulada. Nos dice que, cuando comparezcamos ante

Dios el día del juicio final, Jesús, el Hijo del hombre, nos preguntará

cfr.

Mt 25,

31-46) hasta qué punto hemos sido solidarios y hemos liberado de su sufrimiento

a los pobres y marginados. Más aún, nos dirá que él se ha identificado plena

mente con los que consideramos a veces los más pequeños, con los que padecen

hambre y sed, sufren desnudez y están enfermos o en la cárcel. Y subraya que

Dios nos iuz¡rará por nuestro comportamiento frente a ellos, y no por determi

por más solemnes que hayan sido.

Este último aspecto, que fue fundamental para la Iglesia de Mateo, monseñor

Romero supo encarnarlo bien en su actuación pastoral al servicio prioritario de

los pobres y excluidos por un sistema económico, político, y a veces religioso,

iqjusto, que provocaba, como ya ocurría en el tiempo de Jesús, el sufrimiento y la

muerte de las mayorías empobrecidas de su arquidiócesis y de su

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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151

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOJJOGíA

Y,

a

la

vez, monseñor Romero

9

 

como Jesús, y este aspecto lo ha subrayado

sobre todo la Iglesia de Lucas cfr. Lc 16, 13), no se cansó de interpelar a los ricos

y a los causantes del sufrimiento injusto de las mayorías populares, para

que se

convirtieran, como Zaqueo

cfr. Lc

19, 1-8). Y para que se abrieran a

la

Buena

Noticia del Reino dedos maneras: compartiendo sus bienes con los necesitados

y transformando unas estructuras económicas y políticas, que eran las causantes

de

tanto sufrimiento innecesario. Pa ra Jesús es evidente que no se pue de servir al

mismo tiempo a Dios y al Dinero cfr. Lc

16, 13).

Con ello, Jesús

está

haciendo

alusión a un pecado que hoy llamamos "estructural", y que puede afectar a todo

el mundo, porque tiene sus raíces en el pecado personal que no nos deja ver,

ni

tratar, a todas las demás personas como hermanos y hermanas.

1.3. Continuidad entre Israe l

y

la Iglesia

Es, entonces, en este contexto del Reino de Dios donde aparece

la

continuidad

entre Israel y la Iglesia que nace de la Pascua cfr. Romanos

Llama

la

atención que Jesús,

de

entrada, no intentó fundar una Iglesia. Es

algo obvio.

La

Iglesia, el pueblo de Dios, ya existía.

El

había venido más bien

a cumplir las promesas hechas por Dios a su pueblo en el Antiguo Testamento

y, por tanto, a reunir las ovejas perdidas

de

la casa de Israel cfr. Mt 9, 36-38),

tal como había prometido Dios a través del profeta Ezequiel

cfr.

Ez 34). Jesús

sabía que Dios había escogido a Israel, por pura gracia cfr.

Dt

7, 6ss), para que

se convirtiera en

una

luz y

en

una bendición para todos los pueblos

de

la tierra

cfr. Gn 12,

1-3).

Y que debía serlo por su estilo de vida, alternativo a los falsos

valores

de

este mundo, mostrando, con su modo de vivir, que "otro mundo es

posible", un mundo en e l que no hubiera pobres porque hasta las leyes del pueblo

los protegían. Y porque todos comparten lo que tienen con los más pobres

cfr.

Dt

26, 11ss), a fin de poder erradicar

la

pobreza de este mundo, donde los

empobrecidos son mayoría.

Todo el sermón

de la

montaña cfr. Mt 5-7) quiere ser una radicalización de

estos valores que resultan alternativos, contraculturales, para un mundo egoísta.

9.

Recojo aquí s610 un texto significativo: "Un llamamiento a la oligarquía. Les repito

lo que dije la otra vez: No me consideren juez ni enemigo. Soy simplemente

l

pastor,

el

hermano,

el

amigo de este pueblo, que sabe de sus sufrimientos, de sus hambres,

de sus angustias; y, en nombre de esas voces;

yo

levanto mi voz para decir: no idola

tren sus riquezas, no las salven de manera que dejen morir de hambre a los demás,

compartir para ser felices. El cardenal Lorscheider me dijo una comparación muy

pintoresca: 'Hay que saber quitarse los anillos para que

no

le quiten los dedos'. Creo

que es una expresión bien inteligible. El que no quiere soltar los anillos se expone

a que le corten la mano; y

l

que

no

quiere dar por amor y por justicia social

se

impone a que se

10

arrebaten por violencia" (Homilía del 6 de enero de 1980).

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

Pero son estos valores· precisamente los que la Iglesia, como pueblo

de

Dios,

está llamada a encarnar para poder ser así sal de

la

tíerra y luz del mundo

cfr.

Mt 5, 13-16).

No es casual, entonces,

en

este contexto, que, sorprendentemente

para

la

lógica

de

este mundo (una lógica a la que Israel desgraciadamente demasiado

a menudo había sucumbido, ¡lo cual es una advertencia para la Iglesia ), Jesús

no quisiera realizar el proyecto liberador desde el poder, sino desde el servicio,

simbolizado

por

la figura misteriosa del Siervo de Yahvé, que carga con las

consecuencias del pecado y así nos libera

cfr.

Mt

8, 16-17; 12, 15-21).

Sin embargo, Jesús actúa con una autoridad,

diríamos

' ~ m o r a l l O , que

sorprende a sus mismos compañeros y compañeras, porque ~ u p e r con creces

la autoridad de los escribas y fariseos cfr. Mc

1,

22.27; Mt 7, 28-29). Era una

autoridad que brotaba

de

su unión íntima con Dios, al que llamaba familiarmente

Abbá, papá

querido". Y con el que entraba, como hará luego también monseñor

Romero, en relación profunda en largas horas de oración

cfr.

Mc 1,35;

Lc

5, 16;

11,

1-4; 22, 39-46, etc.).

Desgraciadamente, el anuncio de

la

venida del Reino de Dios,

tal

como

Jesús lo encarnaba, provocó la división entre la gente

cfr. Le

2, 34-35). Por un

lado, provocó el entusiasmo entre el pueblo (sobre todo en los inicios: cfr. Mc

1,

28.37.45;

2,2;

3, 7.20; 4,

1;

6,31-34). Y fue así porque "pasó haciendo el bien y

sanando a los oprimidos por el diablo" (Hch

10;

38;

cfr.

Mt 8-9).

Pero pronto provocó también

oposición

entre sus adversarios

cfr.

Mc 3, 6),

una oposición que cada vez fue creciendo más, como le ocurrió a monseñor

Romero. Pero a medida que creció

la

oposición, Jesús fue radicalizando su

predicación

cfr.

Mc 8,31-10,45) para evitar malentendidos

cfr.

Mc 8,27-30). Y

él mismo se marginó con los marginados

cfr. Lc 9,

57-58) para acabar muriendo

en

una cruz, como un marginado más

de

este mundo.

2. Poner a producir su martirio, su muerte en la cruz, testimonio máximo

de amor

La

muerte de Jesús en

la

cruz, por amor a la humanidad y al Padre, es el

fundamento del amor cristiano. Y

la

expresión máxima del amor

de

Dios a la

humanidad cfr. Jn 3, 16). De hecho, nadie ama más que el que

da la

vida por los

demás

cfr.

Jn 15,

13).

Pero, ¿por qué tuvo que morir Jesús? ¿Cómo pudieron acusarle

de

blasfemo

y terrorista? ¿Por qué son calumniados y tienen que morir, al igual que Jesús,

profetas y pastores tan maravillosos como monseñor Romero?

10.

¡También monseñor Romero tuvo una autoridad moral indiscutible

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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153

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍ

Cuando la Iglesia que nace de la Pascua se pregunta por qué Jesús, que fue

un hombre lleno de bondad y de compasión, un hombre que transparentaba la

misericordia del Padre cfr. Lucas 15), tuvo. que morir en una cruz, llega a la

conclusión de que fue la injusticia personal y estructural que domina nuestro

mundo la que quiso acabar con Jesús. En eso coinciden todos los Evangelios.

Como dice muy bien

J.

L González Faus, Jesús tuvo que morir porque los

hOmbres matamos . Y Jesús quería poner punto final a esta espiral de violencia

que tanto sufrimiento innecesario provoca en el mundo.

Pero fue también el 'amor fiel de Jesús al proyecto del reinado de Dios lo que

hizo que Jesús estuviera dispuesto a morir en una cruz, antes que abandonar el

proyecto liberador que el Padre le había confiado. Y en eso, monseñor Romero

también le siguió.

Jesús no buscó, de entrada, la confrontación. Pues, como acabamos de ver,

quería reunir, por encargo del Padre, las ovejas perdidas de la casa de Israel

cfr. Mc 6, 34) y reconstituir el pueblo de Dios, tal como Dios había prometido

en

el

Antiguo Testamento cfr.

Ez

34; Lc 15, 3-7). Pero

el modo

omo

hacía presente el Reino de Dios

se fue volviendo cada vez más

conflictivo

cfr. Mc 2, 1-3,6; 6, 1-6a), escandaloso para los que no se querían convertir a la

Buena Noticia del Reino de Dios, y difícil de entender y de vivir para los que

querían seguirlo cfr. Mc

8,

32-33; 9, 32ss; 10,42-45). Pues la lógica de Jesús, que

es una lógica configurada por el amor gratuito de Dios cfr. Rom 5, 6-1L20b),

no era evidentemente la lógica de este mundo, como le recuerda Jesús a Pedro,

cuando este se opone a que Jesús pueda morir en una cruz

cfr.

Mc 8, 21-33;

cfr. también Mt 20,

1-16;

25, 31-46; Lc

14,

15-24).

Es muy significativo que cuando Marcos quiso indicar por qué Jesús encontró

una oposición tan radical hasta el punto de que quisieran asesinarlo, da una

respuesta muy sencilla: porque puso el bien del ser humano como criterio deci

sivo para cumplir la voluntad de Dios.

El amor al prójimo en necesidad expresa algo tan fundamental y sagrado que

puede pasar incluso por encima de leyes tan importantes para Israel como la ley

de Dios que mandaba guardar el sábado cfr. Ex 20,

8-11).

Pues, si en Mc

3,

6

los partidarios de una religiosidad tan popular y comprometida, como la de los

fariseos, y los políticos, partidarios del rey Herodes, deciden matar a Jesús, ello

se debe a que ha curado en sábado a un hombre que tenía la mano paralizada

cfr. Mc 3,1-5). Y una religión que prioriza el bien del pobre y del necesitado, por

lo visto, no les interesa, más aún, les resulta peligrosa para sus propios intereses.

Por otro lado, y como acabamos de ver en el Evangelio de Mateo, lo que Dios

espera de cualquiera de las personas que formamos su Iglesia, es que seamos

solidarios de todas las personas marginadas, empobrecidas y que padecen

1)ecesidad. Según Jesús, ellas son el gran sacramento que nos pone en contacto

L IGLESI QUE

NACE

DE L

PASCUA

con él, identificado precisamente con ellas y no con los sacerdotes del Templo

de Jerusalén o con las personas poderosas y socialmente significativas en el

pueblo de Dios cfr. Mt 25, 31-46). Por eso, la opción por los pobres, que tan bien

supieron explicitar Medellín, Puebla y Aparecida, está en

el

corazón mismo de la

revelación del Nuevo Testamento. Y de toda Iglesia que quiera ser fiel seguidora

de Jesús.

De hecho, fue Marcos el primer evangelista que puso por escrito esa toma

de conciencia de que era precisamente el modo de vida que Jesús había llevado,

y la predicación concreta que había hecho, lo que había provocado que tuviera

que morir en una cruz, condenado por las autoridades políticas, económicas y

religiosas de su mundo.

Yeso

le pareció a Marcos tan fundamental, que estructura todo su Evangelio

de modo que la sombra de la cruz penda sobre toda la obra

 

Pues a medida

que va quedando cada vez más claro que el modo como Dios va a reinar no es

creando un reino poderoso, alternativo al de los romanos, sino liberando al pobre

y al oprimido, la oposición va creciendo.

En eso, la vida de monseñor Romero se pareció a la de Jesús. Lo formuló muy

agudamente, con su clarividencia habitual, Ignacio Ellacuría en 1985, cuando la

VC le concedió a Romero el doctorado honoris causa:

En una sociedad configurada por los poderes de la muerte, él [monseñor

Romero], que era promotor de los principios de la vida, no pudo ser tolerado.

Como la de su gran maestro Jesús de Nazaret, su misión pública al frente

del arzobispado sólo duró tres años. Reunidos los poderes de las tinieblas,

decidieron acabar con quien, como en el caso de Jesús, fue acusado de andar

soliviantando a la gente desde Galilea hasta Judea, desde Chalatenango hasta

Morazán. Y 10 acallaron de un tiro mortal porque el pueblo no hubiera permi

tido que lo crucificaran en público. Sólo así pudieron acallar al profeta. Pero

ya para entonces la semilla había fructificado y su voz había sido recogidá

por miles de gargantas que con Monseñor habían recobrado su voz perdida.

Los sin voz ya tenían voz, la suya y la de Monseñor. Y al quedar huérfanos,

podían alcanzar

su

mayoría de edad convertirse así [Monseñor] en padre de

nuevos hijos, innumerables como las arenas del mar. Y es que el asesinado

era un mártir. Lo mataron porque iluminaba y denunciaba desde l Evangelio

los males del país y a quienes los perpetraban, pero murió porque el amor de

Dios y el amor del pueblo le estaban pidiendo dar su vida en testimonio de lo

que creía y de lo que practicaba. Por eso resucitó en el pueblo por el que había

11. X. Alegre, Marcos o la corrección de una ideología triunfalista. Pautas para

la lectura de un Evangelio beligerante comprometido ,

Revista Latinoamericana

de Teología 2 (1985), pp. 234 Y ss. (también en Id., Memoria subversiva, óp. cit.,

pp. 96 YS8.).

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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154

155

EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGÍA

muerto, y por eso esperó también la resurrección cristiana

en

la que confiaba

sin asomo de duda.

Ante la realidad de la muerte y Resurrección de Jesús, la Iglesia que nace

de

la

Pascua toma conciencia de que la manera como puede poner a producir

todo el amor que ha quedado testimoniado en la cruz de

e ~ ú s

es prosiguiendo el

proyecto por el que él había dado la vida. Por eso no es casual que, pa ra explicar

10

que significó para sus discípulos la pascual , todos los

contaran, desde la luz de

la

Pascua, lo que había sido

la

vida de Jesús, que le llevó

a la cruz y a la Resurrección. Y es muy significativo que fuera precisamente el

primer evangelista (seguido, luego, por los demás evangelistas) el que quiso recu

perar toda la vida de Jesús situándola en el marco de un llamamiento a

seguir a

Jesús

cfr. Mc 1, 16-20 con 16, 7). Un seguimiento que implicaba, como en Jesús,

la

opción por los pobres.

De todos modos, llama la atención, ante la creciente oposición que va encon

trando Jesús, que el Maestro no se desalentara, ni abandonara o edulcorara el

proyecto que Dios le había confiado. Ante la creciente oposición, incluso por

parte de los (sumos) sacerdotes del pueblo de Dios, Jesús no renuncia a anunciar

el Reino, porque piensa que el esfuerzo merece la pena, ya que el Reino de Dios

es como un tesoro, una perla preciosa, por el que vale la pena renunciar a todo lo

demás cfr. Mt 13,44-46).

Y, por otro lado, no se deja desalentar por los fracasos aparentes que acom

pañan su actuación y que le llevan a tomar conciencia de que acabarán asesinán

dolo. Pues desde su honda relación con Dios, y en eso fue seguido por monseñor

Romero, piensa que hay motivos para tener esperanza, aunque el éxito superficial

no acompañaba su actividad cfr. Mc 4, como después tampoco acom

pañará la de las Iglesias que vayan naciendo de la Pascua. Estas Iglesias serán

también perseguidas cfr. Mc 13,9-13; Mt 10, 16-33; Lc 21,12-19), como lo había

sido su Maestro cfr. Jn

15, 18-21). De

hecho, Jesús siguió, a pesar de la creciente

oposición y de las amenazas de muerte, fiel a

su

proyecto yen esto fue seguido

también por monseñor Romero), porque estaba convencido de que el Reino es

algo que está en manos de Dios y tiene una fuerza imparable, como la semilla

que crece por

sola cfr. Mc 4, 26-29).

Pero mantener firme la esperanza en medio de los fracasos aparentes y de la

oposición creciente no resultaba nada fácil. Como tampoco resulta fácil seguir

a Jesús en su opción preferente por los pobres y en la denuncia de la injusticia.

Por esto las Iglesias que nacen de la Pascua insisten, basándose en la enseñanza

de Jesús, en que para poder vivir trabajando por el Reino hay que convertirse

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

continuamente y perseverar en la oración, como muy bien lo comprendió más

tarde monseñor Romero

12

Jesús, en todo caso, no se arrugó ante las amenazas de muerte. Más aún,

confió en que su entrega generosa por el proyecto del Reinado de Dios sería

semilla

fecunda que

haría

que el Reino

pudiera

desarrollarse plenamente

Jn 12, 24). Y aunque fue muy lúcido y anunció que acabarían matándolo

Mc 9, 31; 12, 6-8), anunció también que la muerte no sería la última palabra

de Dios sobre él, sino que Dios le resucitaría personalmente, de modo que, como

recuerdan los Evangelios, acabaría convirtiéndose en

la

piedra angular sobre la

que se edificaría la Iglesia que nacería de la Pascua cfr.

Mc

12, lO-In. Por eso

entregó su vida libre y generosamente

cfr.

Jn 10,

17-18 .

Esa

generosidad frente a la propia muerte y l a confianza de que ésta no sería

inútil, sino que serviría para la realización del proyecto salvador de Dios, es la

que inspiró sin duda a monseñor Romero cuando, al prever que lo iban a matar,

expresó su fe en Dios, que resucita a los muertos, y confió en que resucitaría en

el pueblo salvadoreño:

He

sido frecuentemente amenazado de muerte. Debo decirle que como

cristiano no creo en la muerte sin resurrección; si me matan, resucitaré en

el pueblo salvadoreño. Se lo digo sin ninguna jactancia, con la más grande

humildad: como pastor estoy obligado por mandato divino a dar la vida por

quienes amo, que son todos los salvadoreños; aun por aquellos que vayan a

asesinarme. Si llegaran a cumplirse las amenazas, desde ya ofrezco a Dios mi

sangre por la redención y resurrección de El Salvador.

El martirio es una gracia que no creo merecer; pero si Dios acepta el sacri

ficio de mi vida, que mi sangre sea semilla de libertad y la señal de que la

esperanza será pronto una realidad. Mi muerte, si es aceptada por Dios, sea

por la liberación de mi pueblo y como un testimonio de esperanza en el

futuro. Puede decir usted, si llegasen a matarme, que perdono y bendigo

a

quienes 10 hagan; ojalá sí se convenzan de que perderán su tiempo. Un obispo

morirá, pero la Iglesia de Dios, que es el pueblo, no perecerá jamás.

12.

Monseñor Romero dijo en su homilía el 13 de noviembre de

1977:

Yo, que les estoy

hablando, necesito convertirme continuamente. El pecador,

el

religioso, la religiosa,

el colegio católico, la parroquia, el párroco, la comunidad, la Iglesia, pues, tiene que

convertirse a

lo

que Dios quiere en este momento de la historia de El Salvador. Si

uno vive en un cristianismo que

es

muy bueno, pero no encaja con nuestro tiempo,

que no denuncia las injusticias, que

no

proclama el Reino de Dios con valentía, que

no

rechaza el pecado de los hombres, que consiente, por estar bien con ciertas clases,

los pecados de esas clases, no está cumpliendo

su

deber, está pecando, está traicio

nando su misión .

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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157

EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGíA

3. Dar testimonio de que Dios resucitó a Jesús, el Crucificado, daudo la

razón a la Víctima frente a los victimarios

La Resurrección de Jesús es el fundamento de la esperanza cristiana

cfr. 1 Cor 15, 13-14). De hecho, el aparente fracaso de Jesús muriendo en una

cruz podía llevar a pensar que Dios

no

estaba con él Y que su vida. por.tanto, no

merecía la pena. Jesús habría sido, al menos para· sus amigos, tan sólo una más

de las numerosas personas buenas e idealistas en la historia, que han acabado

víctimas de los poderes constituidos de este mundo, que tan a menudo se dejan

dominar por el egoísmo

cfr.

Mc 10,

42).

Pero la experiencia de la Resurrección cambió radicalmente la visión de la

muerte de Jesús. En la conciencia de los amigos y amigas de Jesús, profunda

mente marcados por la religión judía, la Resurrección implicaba que Dios había

tomado partido a favor de Jesús. Y si Dios había dado la ra7,ón a la Víctima frente

a los victimarios, ello significaba que valía la pena vivir como Jesús vivió. Y que,

al final,

el

bien, que Jesús había encarnado en su vida, triunfaría sobre el mal.

Reflexionando sobre el significado de la Resurrección de Jesús, Jon Sobrino

saca una consecuencia importante:

Dios ha resucitado a quien, por haber vivido de una determinada manera,

había sido crucificado. En una palabra, Dios ha resucitado a un justo e

inocente

y,

por ello, a una víctima. La Resurrección de Jesús, pues, no es sólo

símbolo de la omnipotencia absoluta de Dios -como si Dios hubiese deci

dido arbitrariamente, sin conexión con la vida y el destino de Jesús, mostrar

su omnipotencia y revelarse así como Dios-, sino que es presentada como la

defensa que hace Dios de la vida del justo y de las víctimas.

Por eso se puede afirmar que la Resurrección de Jesús es una Buena Noticia

para las víctimas. Y la garantía de que Dios les hará justicia. A la vez que una

invitación a vivir tal como Jesús había vivido en su vida pública.

Fijémonos en que esta experiencia fundamental posibilitó el nacimiento de la

Iglesia después de la Pascua. Los discípulos tomaron conciencia del gran privi

legio que habían tenido al poder ser testigos de la vida de Jesús, de su modo de

hablar de Dios y de su acción liberadora, generosa hasta dar la vida por ello. Era

un don que se les convertía a ellos ahora en tarea. Había que dar testimonio de

algo que c m b i b ~ radicalmente

el

modo de ver la realidad. Y que era una Buena

Noticia para el mundo entero. Y, a la vez, daba una luz nueva a la manera como

el Dios de Israel se había hecho presente una vez más y había actuado en este

mundo, tan necesitado de salvación.

Ahora

1

fundamental para sus discípulos no era llorar su muerte. Ni buscar

entre los muertos al que

les

había salido al encuentro y se les había revelado

como vivo cfr. Mc ]6, 1-8; Mt 28, 1-8; Lc 24, 1-8; Jn 20, 1-18). Lo fundamental

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

era recuperar el proyecto de Jesús y procurar vivirlo, tal como

él

lo había

enseñado y vivido, hasta dar su vida por ello en una cruz. Y había que hacerlo

siguiendo a Jesús y haciendo, como él lo había hecho, una opción por los pobres.

Aunque ello pudiera llevar -como de hecho llevó- a los discípulos a ser

perseguidos. Ya se los había advertido

el

Maestro, preparándolos para lo que les

ocurriría después de Pascua:

Les he dicho esto para que

su fe

no sucumba en la prueba. Porque les expul

sarán de la sinagoga. Más aún, llegará un momento en el que les quitarán la

vida pensando que dan culto a Dios. Y actuarán así porque no conocen al

Padre ni me conocen a mí. Se los digo de antemano para que, cuando llegue

la hora, recuerden que ya se los había anunciado yo.

(Jn

16,

1-4.)

Por eso en el corazón de la vida de la Iglesia que nace de la Pascua resuena

sin cesar la palabra de Jesús: "Si alguno quiere venir detrás de mí, que renuncie

a sí mismo, que cargue con su cruz y que me siga" (Mc 8, 34). Pues a la luz del

Crucificado, a quien Dios ha resucitado, "una vida crucificada y entregada al

servicio y en defensa de los crucificados es la mejor expresión de fe viva en

el

Resucitado"l3

La

experiencia pascual llevó a la Iglesia, como muy bien formula Mateo

28,16-10), por un lado, a participar plenamente de la vida de Jesús, gracias al

bautismo, que expresa el don del amor gratuito de Dios, que lleva a la comunión

con Pero, por otro, implicó también la misión de convertir a todo el mundo en

discípulo de Jesús, enseñándole a guardar todo lo que Jesús había enseñado en su

vida terrena

14

Pero no se trataba de reproducir las palabras de Jesús como

si

fueran un fósil.

Por la Resurrección de Jesús, la Iglesia sabía que Jesús seguía vivo. Por ello, la

13.

J.

A. Pagola, Creer

en

el Resucitado. Esperar

en

nuestra resurrección, Santander',

1991, p. 17. En la misma línea, J. Sobrino ("La Pascua de Jesús y la revelación

de Dios desde la perspectiva de las víctimas", Sal Terrae 83 [1995], p. 205) saca

la

siguiente conclusión: "Por decirlo desde el principio, el misterio pascual revela:

(1)

a un Dios parcial hacia las víctimas, a las que hace justicia; (2) a un Dios

en

lucha con los dioses, 'perdedor' y 'vencedor', digamos, a 10 largo de la historia;

(3) a un Dios que es, a la vez, mayor y menor, dialéctico por

lo

tanto; y, por ello, (4) a

un Dios que sólo al

final

será todo

en

todo, y de ahí su futuridad. Correlativamente,

la fe en el sentido de fides qu en ese Dios significa: (1) esperanza en que el

verdugo no triunfará sobre la víctima; (2) praxis agonista contra los ídolos; (3) dejar

a Dios ser Dios, misterio absoluto; y (4) caminar humildemente en la historia hasta

su consumación".

14. Al

indicar que el Resucitado se aparece en una montaña de Galilea, Mateo está

pensando, de modo especial, en el Sermón de la Montaña, al inicio del Evangelio,

que es como la carta magna de la Iglesia de Mateo «fr Mt

5-7).

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159

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

fidelidad a Jesús debía ser creadora

l5

, encarnando el proyecto de Jesús en cada

Iglesia, teniendo en cuenta los signos de los tiempos, es decir, la realidad que

vivía cada Iglesia. Para ello tenían la ayuda del Espíritu, quien, además, les posi

bilitaba la unión íntima con el Resucitado, a semejanza de la manera como la vid

está unida al sarmiento, pues solo si la Iglesia se mantenía unida a Jesús, podía

dar fruto abundante, aunque encontraraoposíción y no tuvíeraéxito aparente

cfr.

Jn

15, 1-10).

4 Conclusión

¿Cómo fueron, pues, las Iglesias que nacieron de la Pascua? Fueron Iglesias

que, recuperando la memoria de lo que Jesús había dicho y hecho, se sintieron

llamadas, por don gratuito de Dios, a ser pueblo de Dios, realizando la Nueva

Alianza cfr.

Mc

14,22-25; 1

Cor

11,23-25; cfr.

Jer

31, 31-34;

Ez

36, 24-27)16.

Por

eso, cuando Lucas nos quiere presentar el modelo de Iglesia a inicios del cristia

nismo, nos describe la primera, la Iglesia madre de Jerusalén, como una Iglesia

en la que no hay pobres, porque todos comparten cfr. Hch 2, 42-47; 4, 32-35).

Así se cumple lo que Dios había encargado a Israel a través de Moisés

cfr. Dt 15, 4). Y señala que el "pecado original", que introdujo la muerte en esta

comunidad, fue el de Ananías y Safira, quienes mintieron a los Apóstoles para no

tener que compartir todo lo que tenían con los demás cfr. Hch 5,

1-11).

Por otro lado, fueron Iglesias que pusieron a producir la muerte de Jesús,

recordando fielmente lo que este había hecho y dicho a lo largo de una vida

vivida totalmente para los demás, sobre todo a favor de los más pobres y margi

nados. Por ello, después de Pascua y por fidelidad a Jesús, desde la conciencia

de que Dios había dado la razón al Crucificado, se sintieron llamados a seguir a

Jesús y a optar

p r

los pobres, como lo había hecho el Maestro. Fueron Iglesias

que se distinguieron radicalmente por su servicio al mundo y a los pobres

cfr.

Mc

10,42-45;

Jn 13,

1-20),

respetando, por obediencia a Jesús, la fraternidad

radical de todos los miembros de la Iglesia cfr. Mt 23, 1-12)17.

15.

La Iglesia

de

Juan testimonia

muy

bien este aspecto.

16. Cfr.

X. Alegre, "Utopía: La Iglesia tal como Jesús la quería", en

Íd., Iglesia, ¿de

dónde vienes?, ¿a dónde vas?, Barcelona, 1989, pp. 19-52 (también cn Íd., Memoria

subversiva, óp. cit., pp. 171-200).

17. Quisiera recordar' sólo dos textos de Mons. Romero que muestran su afinidad con

la Iglesia servicial y fraternal que quería Jesús, según los Evangelios: "Así, como

hermano, como amigo, es como quiero ser considerado en mi ministerio, es como

yo

he hablado en esta carta, para alegrarme precisamente de que Dios me ha preparado

un pórtico inesperado para entrar en mi nuevo ministerio jerárquico" (17 de abril

de

1977).

"Los obispos

no

mandamos con un sentido despótico.

No

debe ser

así.

El obispo es el más humilde servidor de la comunidad, porque Cristo

lo

dijo a los

Ap6stoles,

los

primeros obispos: el que quiera ser más grande entre ustedes, hágase

LA IGLESIA QUE NACE DE LA PASCUA

Por ello fueron Iglesias perseguidas (Mc

13,

9-13) por los poderes injustos

de este mundo, como lo había sido JesÚs

l8

• Pues fueron Iglesias valientes que se

pusieron alIado y del lado de los pobres, <Lenunciando a los ídolos de este mundo,

los poderes injustos, que amenazan al pobre (Ap 13; Rom 1, 18-32). Y nunca

perdieron la esperanza

l9

y fueron también Iglesias profundamente ricas

y

plurales, de modo que a

ellas se aplicará bien la imagen de Pablo que habla de la Iglesia como del Cuerpo

de Cristo, en el que, formando una íntima unidad,

l

pluralidad de dones y servicios

es

10

que las distinguía

cfr.

1 Cor 12-14)2°.

Fueron, finalmente, Iglesias dialogante s y respetuosas de la pluralidad de

formas que fueron adquiriendo las Iglesias a medida que se fueron encarnando

en los diversos lugares y culturas cfr. Ga 2,

1-10;

Hch 15). Y, a la vez, apasio

el

más chiquito, sea

el

servidor de todos. Nuestro mandato es

servlclO;

nuestra

conducción, nuestra palabra es servicio" (Homilía del

23

de abril de 1978).

18. También en este aspecto, la Iglesia liderada por monseñor Romero fue afín al

Evangelio: "Y me da

más

alegría todavía, cuando

el

Evangelio termina diciendo:

'Hasta vuestros padres y parientes y hermanos y amigos os traicionarán, y matarán

a algunos de vosotros, y todos

os

odiarán por causa de mi nombre'. Hermanos,

¿quieren saber si

su

cristianismo es auténtico? Aquí está la piedra de toque: ¿con

quiénes están bien?, ¿quiénes te critican?, ¿quiénes no te admiten?, ¿quiénes te

halagan? Conoce allí que Cristo dijo un día: 'No he venido a traer la paz, sino la

división y habrá división hasta en la familia'. Porque unos quieren vivir más cómo

damente según los principios del mundo, del poder y del dinero, y otros, en cambio,

han comprendido el llamamiento de Cristo y tienen que rechazar todo

lo

que no

puede ser justo

en

el mundo" (Homilía del13 de noviembre de 1977).

19.

También en esos rasgos

se

descubre la profunda sintonía que tuvo monseñor Romero

con las Iglesias que nacieron de la Pascua. La esperanza resuena a menudo en

sus sermones. Recordaré sólo un texto: "¡Qué hermoso es ser cristiano De veras;

es abrazar la palabra de Dios encarnada, hacer suya la fuerza de salvación, tener

esperanza aun cuando todo parece perdido. Por eso, mi trabajo, hermanos, aquí en

catedral y en mi ministerio episcopal, y mi mayor satisfacción y alegría es cuando

escucho

al

pueblo, como

lo

he escuchado en esta semana en diversas manifestaciones,

que dicen que les transmitimos esperanzas, despertamos su fe" (Homilía del 16 de

julio de 1978).

20

También este aspecto

lo

supo valorar monseñor Romero. En su homilía del

30

de

septiembre de

1979, dijo:

"Por eso, queridos hermanos

y

yo aquí

ya

bajando a la

realidad de nuestra arquidiócesis-, quiero admirar y darle gracias

al

Señor porque

en ustedes, pueblo

de

Dios, comunidades religiosas, comunidades ecJesiales de base,

gente humilde, campesinos, ¡cuántos dones del Espíritu Si yo fuera celoso como los

personajes del Evangelio y de la primera lectura, diría: '¡Prohíbasele, que

no

hable,

que

no

diga nada,

s610

yo,

obispo, puedo hablar '. Y no,

yo

tengo que escuchar qué

dice

el

Espíritu por medio de

su

pueblo

y,

entonces, sí, recibir

del

pueblo y anali

zarlo, y, junto con el pueblo, hacerlo construcción de la Iglesia ".

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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REVISTA I.ATINOAMERICANA

DE TEOLOGÍ

nadas por la unidad entre todas ellas, sin menoscabo de su pluralidad cfr. Jn 17,

20-23; 1 Cor 1, 10_13 21.

Esto es lo que comprendió muy bien monseñor Romero, de quien estamos

celebrando

el

trigésimo aniversario de su martirio. Por eso

su

servicio eclesial

estuvo marcado por la fidelidad a Jesús de Nazaret y a las Iglesias que nacen de

la Pascua, unas Iglesias que han quedado atestiguadas en .el Nuevo Testamento.

Su recuerdo sigue vivo entre nosotros y en el mundo entero; Pues tal como él

mismo anunció, ha resucitado en el pueblo salvadoreño. Y forma parte, como

anuncia

el

Apocalipsis, de una muchedumbre enorme que nadie puede contar.

Son gentes de toda nación, raza, pueblo y lengua, que están de pie, resucitados,

delante del trono y del Cordero. Visten de blanco, llevan palmas en las manos

y claman con voz potente: H nuestro Dios, que está sentado en el trono,

y al

Cordero,

se

debe la salvación cfr. Ap

7,

9-10).

Pongamos, pues, a producir, la memoria de San Romero de América, como

bellamente dijo monseñor Pedro Casaldáliga, para que así podamos seguir más

fielmente a Jesús, tal como 1 hizo monseñor Romero.

21. Son muchísimos los textos de Romero en los que él subraya su comunión con el Papa

y con la Iglesia ulliversaL

a opción por los pobres hoy

Gustavo Gutiérrez,

Lima

Siempre ha sido para mí una gracia poder estar presente en estos aniversarios

de la entrega martirial de monseñor Romero. Son jalones muy importantes en

nuestras vidas, entre otras cosas, o tal vez sobre todo, porque nos ponen en

contacto y sin cortapisas con las fuentes mismas del mensaje cristiano. A los que

estamos aquí, y a muchos otros, nos llaman a una reflexión.

Yo

diría, incluso, a

una revisión de nuestras vidas.

Recordar a Romero significa volvernos a poner ante el reto del Evangelio,

su mensaje y su vida, preguntarnos por nuestra fidelidad, y también, ¿por qué

no?, por nuestras infidelidades. Monseñor nos desafía a mantener muy ligadas la

cercanía a Dios y la cercanía al pobre.

Jon Sobrino ha dicho hace un momento que él fue quien escogió el título

de esta ponencia mía. Siendo él jesuita y yo dominico, muestra la intuición de

Jon. Estoy muy de acuerdo con

el

título y su importancia. Y otra cosa más antes

de entrar en materia. En la introducción, José María Tojeira ha mencionado lo

que algunos están diciendo sobre la muerte de la teología de la liberación . Y

también veo que ustedes están interesados en el tema porque sobre eso mismo

le han preguntado a Xavier Alegre después de su excelente ponencia. Yo sólo

les puedo asegurar

en

este momento no sé muy bien si como testimonio o

anti test imoni o- que a mí nunca me han invitado al entierro de la teología de la

liberación. Y creo que algún mérito he hecho para que me inviten.

El papa Juan XXIII, el 11 de septiembre de 1962, exactamente un mes antes

del inicio del Vaticano II, en un radiomensaje relacionado con

el

Concilio, de

manera algo sorprendente pronunció unas palabras que nos han marcado mucho:

la Iglesia de los pobres .

Voy

a repetir toda la frase, que es muy breve: Frente a

los países subdesarrollados, es decir, frente a la pobreza en el mundo, la Iglesia es

y quiere ser una realidad germinal y un proyecto, la Iglesia de todos

y,

particular

mente, la Iglesia de los pobres . No hay una palabra de más. Este planteamiento J

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163

REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

fue muy importante, aunque, a decir verdad, y por razones que fácilmente

podemos comprender, no tuvo gran peso en los documentos del Concilio. Pero

sí tuvieron gran repercusión entre nosotros, en este continente de mayoría cris

tiana y de alta proporción católica y al mismo tiempo de población pobre y

marginada. Un escándalo, ¿no es cierto?

Si por cristiáno entendemos todo lo que Xavier nos 'harecúrdado hace un

momento, vivir en un continente cristiano con esta ' pobreza inhumana, esta

muerte de tantas personas, prematura e injusta, es una contradicción terrible y

escandalosa. Por esa razón la perspectiva de la Iglesia de los pobres nos marcó

tanto, y en

los

años que siguieron

al

Concilio fue agarrando fuerza en América

Latina. A ello ayudaron también las circunstancias históricas y sociales del

continente, pues creció la presencia de los pobres incluso en forma

novedosa-

en la escena histórica, social y política de América Latina. Esas experiencias y

esas reflexiones se sintieron con mucha fuerza en Medellín, en 1968. ...J

1. Memoria, recuerdo y servicio

Para hablar de

lo

que es y debe ser la realidad y del proyecto de una Iglesia

de los pobres quisiera tomar como hilo conductor un breve texto de monseñor

Romero: Hay un criterio para saber si Dios está cerca

de

nosotros o si está

lejos, todo aquel que se preocupe del hambriento, del desnudo, del pobre, del

desaparecido ...

  .

i

Comienza con una clara referencia a Mateo 25, pero continúa mencionando lo

que no está explícitamente en Mateo: el torturado, el prisionero, toda carne que

. sufre . Llama al ser humano carne , y dice que la carne que sufre tiene cerca

á1

Dios . El que se preocupa del pobre, del desaparecido, tiene cerca a Dios. Ese es

/ el criterio. La garantía de mi plegaria es muy fácil de conocer, cómo me port0.J

l .con el pobre, pues ahí está Dios .

Como dije, quisiera comentar esta frase y tomarla como hilo conductor,

porque me parece que, entre muchas otras frases y otros acentos que hubiéramos

podido tomar de monseñor Romero, ésta indica bien 10 que mencionaba hace

unos minutos: la cercanía al pobre y la cercanía a Dios.

Comienzo con este lenguaje de doble cercanía, aunque, a un nivel más

profundo, lo más importante que hizo monseñor fue hacer ver el lazo que une a

esas dos cercanías hasta el punto de decir que

si

faltaba una de ellas, tampoco

existía la otra. No hay manera de acercase a Dios sin acercarse al pobre. Y desde

una perspectiva cristiana, acercarse al pobre

es

acercarse a Dios. Y mantengo

el término acercarse porque está en el texto que he leído, pero también

porque es hermoso.

No

se trata únicamente de creer , sino de estar cerca ,

familiarmente cerca.

LA OPCIÓN

POR

LOS POBRES HOY

Mi primer punto tiene coincidencias con el primer punto de Xavier. Lo

expondré de dos maneras, aunque el tema de fondo es muy similar, si

no

el

mismo.

Una primera exigencia de una comunidad cristiana y eclesial y voy a usar

términos colectivos, aunque no para escapar del desafío personal es hacer suya

la práctica de Jesús. De eso se trata, de hacer nuestra la práctica de Jesús. Ahora

bien, según los Evangelios, Jesús nos dejó dos indicaciones sobre cómo hacerlo, y

para ello se refirió a

un

tema bíblico central: la memoria de Dios. La Biblia está

llena de esa idea. Acuérdate que Yahvé te sacó de Egipto . Los salmos, dirigidos

a Dios como oración, frecuentemente entonan un acuérdate . La raíz hebrea de

memoria aparece cientos de veces en el Antiguo Testamento, y también en el

Nuevo.

Antes de entrar en detalles, digamos una palabra sobre lo central de la

memoria La meI®O,i' saca a la luz el recuerdo, y

en

c i e r t ( ) I D . . Q º ~ t J l : L l i b e r a · ' " L

de sus límites s p a ~ i a l e s y temporales para h a c e r l , ? ~ i Y i . ~ ~ ~ ~ j J ~ s e . m . ~ : Esto no l

tlenenadli-de raro; y;'·asC·cü'andOleOéCimos-auña persOna que

se

va de viaje

acuérdate de mí , no le estamos diciendo acuérdate de que éramos amigos,

amigas , sino acuérdate de que lo seguimos siendo . La lllemoria apuntªª-JJ..U

J

r

presente, no queda fijada en u . J ~ ª ? l l i k L y _ m . ~ Q ; l . ~ I J I R ~ ~ 2 . ~ 0 1 0 r . . ~ ~ ( : ~ ~ . .

-. --- .

- - ~ - - ~

. ~ - - - ~

-,

, , -

Otra cosa

es

la nostalgia. Esta supone alguna forma dolorosa de conocimiento

que nos puede remitir a realidades de vida anteriores. A veces, nos ponemos muy

nostálgicos y pensamos que hubo momentos en nuestra vida, en la vida política

de América Latina, en la Iglesia, que eran sensacionales. Nos pasamos el tiempo

lamentándolo, pero no lo podemos volver a vivir, Por mucho que manoseemos

el calendario, la historia no regresa. Por eso a los muy nostálgicos les suelo

aconsejar que escuchen durante media hora música de boleros. Así se desahogan

y vuelven al presente.

.

Pues bien, la memoria va a lo esencial, va al significado de las cosas, no a

108'1

detalles. Los cuatro Evangelios son memoria, memorias de Jesús, y por eso van

j

al fondo. Coinciden en 10 esencial y se diferencian en los detalles, lo cual ocurre

siempre. Permítanme una pequeña comparación. Ocurre un accidente en la

esquina y varias personas lo presencian. Una dice: el auto venía por la derecha ;

otra dice: no, venía por la i7,quierda ; era de color verde ; no, era azul . Lo

que importa es que es un carro,

¿no?

Eso son los Evangelios. Son memorias

porque van a

lo

esencial, al fundamento. Entonces, cuando digo que nos han ( )

dejado memorias me estoy refiriendo a este tipo de memoria.

y algo más sobre la noción de memoria . En la Biblia la memoria debe

'1J'

ser puesta en práctica. No es un recuerdo simplemente conceptual, agradable o.

desagradable. Es sobre todo algo que nos lleva a vivir. La memoria que nos es

más conocida

y

voy

a abreviar

mucho

es

la de la última cena: hagan esto

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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164

REVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGÍA

en memoria mía".

La

"memoria" está muy clara.

¿Y

qué es "esto"? ¿Es solamente

la cena,

el

rito de la cena? No.1Se trata de hacer memoria de Jesús, de su

v i d ~

su enseñanza, sus curaciones, sus diálogos, su compasión, su muerte, sus sufri-

mientos, su Resurrección. De eso se trata

el

"hagan esto en memoria mía". Es la

memoria de Jesús, ahora en el contexto de la cena.

1

Y hay que saber cómo hacerlo, porque de alguna manera la Íllstitución de la

eucaristía sintetiza muchos aspectos y es una celebración comunitaria. Memoria

de Jesús no es solo una memoria ritual, pero tampoco va contra el rito; lo que

hace es darle sentido. El rito o la costumbre puede ser muy formal, pero si no

tiene contenido, no tiene sentido. A esto fueron muy sensibles los profetas del

Antiguo Testamento, y Jesús los cita: "No quiero sacrificios, quiero corazones

contritos". No es tanto no querer el sacrificio, sino decir que el sacrificio, el acto

cultual, puede estar enteramente vacío. El corazón contrito, arrepentido, debe

darle contenido. Jesús nos dirá en el Evangelio de Juan que mandará

al

paráclito,

al abogado, al defensor, para que nos recuerde todo lo que él había enseñado.

Y también en Timoteo hay textos que repiten "acuérdense de Jesucristo". En la

memoria de Jesús se trata, pues, de recordar la cena con todo

el

contenido del

testimonio que Jesús dio cuando estuvo presente en nuestra historia.

f'/ v

Paso ahora a una segund. a forma de "memoria" sin que aparezca la palabra. En

----

 

J -

1r

el Evangelio de 'Juan aparece la última cena de despedida con largos discursos,

pero sin institución de la eucaristía. Juan

no

habla de ella. ¿Qué hace en su lugar?

Jesús toma una toalla, una jofaina con agua y lava los pies a sus amigos, servicio

humilde con el que en la época se acostumbraba a recibir a los invitados. Lo

hacían los sirvientes

y,

a veces, el dueño de casa. Jesús es el anfitrión, les lava los

pies y

-después

de las palabras de Pedro, siempre

primario-

les dice: "¿ustedes

han comprendido lo que he hecho? Lo he hecho para que ustedes también lo

hagan". Es decir, "les he dado ejemplo para que ustedes también lo hagan". Noten

la presencia de los dos verbos,

"hagan

esto en memoria mía", "para que ustedes

también lo

hagan",

Se trata, pues, de "hacer" el servicio sencillo y humilde,

e n ~ í

la forma como el maestro,

el

Señor, lava los pies a sus amigos, sus discípulos.

Una vez más, la memoria va a lo esencial.

No

se trata de hacerlo litúrgicamente

el Jueves Santo, en que se pierde mucho de su significación.

Lo

que queda, el .,-t

sentido, es

el

servicio a otra persona.

Estas dos memorias son las que nos deja Jesús para que hagamos nuestra su

práctica. Es la práctica de recordarlo plenamente, de recordar su enseñanza, su

testimonio, su presencia en medio de nosotros, y la práctica del servicio. Pero

hay que tener presente las dos memorias

-"hagan,

hagan"

-

son inseparables,

ambas deben estar presentes. A

me gusta mucho la eucaristía, pero no tengo

mucho tiempo, tengo trabajo". Y se puede perder uno de los dos lados. Pero eso

es perder los dos. El que dice que se quiere quedar con

la

mitad, se queda sin

nada. Y la eucaristía pierde sentido, si no está allí el servicio.

LA OPCIÓN POR LOS POBRES HOY

165

Y además recuerdan

el

texto de Mateo en el capítulo

5:

"si en el momento de

ir a presentar tu ofrenda ante el altar recuerdas que tu hermano tiene algo contra

ti, da media vuelta, reconcíliate con tu hermano y vuelve a presentar la ofrenda".

Si

me permiten la comparación geométrica, es como una elipse,

no

un círculo. Hay

dos centros. Ir a presentar al altar es contemplación, es dimensión religiosa, eso va

hacia Dios. Pero si recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti,

no

la presentes,

reconcíliate con tu hermano

y,

una

vez

reconciliado,

ve

a presentar la ofrenda. De

nuevo, la memoria apunta al significado. La reconciliación, es decir, la comunión,

la amistad con

el hermano, la hermana, es condición para ofrecer algo ante el altar.

Al hablar de estas cosas, bien podemos recordar una frase de San Vicente

de Paúl. Ese gran santo dice en una carta enviada a las religiosas vicentinas, las

hermanas de la caridad: "Si fuera voluntad de Dios que tuvieran que asistir a un

enfermo en domingo, en vez de oír misa, aunque esto fuera obligación, habría

que hacerlo". Y termina con esta frase brillante: A eso se llama dejar a Dios por

Dios". Se deja a Dios porque no se va a misa, pero en verdad no se deja a Dios.

No está diciendo que la misa

no

tiene importancia, sino que está recordando esta

otra memoria: "he hecho esto para que ustedes también lo hagan".

Ya

dije que

no

se puede escoger una de las dos memorias. Lo correcto sería hablar de una sola

•memoria que comprende estos dos aspectos. Esto es lo que va construyendo una

comunidad cristiana.

Una Iglesia de los pobres, como la que construyó monseñor Romero, Iglesia

de todos, pero particularmente de los pobres, tendrá que vivir esas dos memorias.

Una cosa muy impresionante de m o n s e ñ o r R o m e r o ~ s justamente la unidad con

que vivió ambas cosas, la dimensión religiosa y la humildad de su disposición al

¡

servicio y sencillez. Eso es lo que hizo en su vida. Fue alguien profundamente

inmerso en la historia de su país y del mundo, y, al mismo tiempo, sumamente

atento a dar gracias al Señor.

En el comienzo del Evangelio de Lucas hay una oración, un salmo, que

conocemos bien. Es

el Magnifica ,

en donde están estos dos aspectos. Comienza:

~   ~ _ _ w   -

"Engrandece mi alma el Señor", y toda la primera parte es

a 9 c i Ó l L d L g : ~ c i a s

por

los bienes, por las gracias que esta joven judía ha recibido de Dios. Luego, en la

segunda parte, habla de derribar a los

p o d e r Q s . Q ~

de sus tronos y de despedir a los

ricos con las manos , . .

Un conocido político francés de comienzos del siglo XX escribió que

habría que pedir a Roma que cambiara ese texto del Evangelio. Ignorancia. El

Magnificat

es un texto que anticipa el capítulo cuarto del Evangelio. Mantiene

claramente las dos cosas. El anuncio de la buena nueva a los pobres y la acción

de gracias. Ésta deber estar acompañada y sostenida por el servicio, y el servicio

iría, de algún modo, colocado en el contexto de la acción de gracias. Creo que

'\

 

,

esto debe ser una nota de la Iglesia de los pobres. No es una Iglesia aparte de la

Iglesia. Es una Iglesia que vive las dos memorias.

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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166

167

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLO GÍA

2. Gratuidad justicia

Quisiera pasar a un segundo punto. Esas memorias, o esa sola memoria ,

en unidad, pero sin confusión, deben ser comunicadas. Es 10 que Isafas pide en

el capítulo 50: hay que tener lengua de discípulo . Y aquí hay también como

dos carriles. El primero es el. lenguaje de .la gratuidad, ya

m e n c i o n d ~

El Dios

que nos ama aunque seamos pecadores incluso antes de que existiéramos, como

dice Efesios en el primer capítulo: nos llamó a ser hijos e hijas de Dios antes

de la creación del mundo . El lenguaje de la gratuidad, no es solo el lenguaje

de la acción de gracias, sino también de proceder gratuitamente. En la primera

carta de Juan, en frase breve y maciza, Dios nos amó primero . Es el punto de

partida. Nuestro amor por Él y por los demás es una respuesta a la iniciativa de

amor que tiene Dios: nos amó primero . Y otra sentencia, también joánica dice:

ámense como

yo

los he amado , es decir, gratuitamente. Tanto amó Dios al

mundo que envió a su propio hijo , y hay que amar como él.

Eso pone una condición a la evangelización, que Bartolomé de las Casas

cumplió a cabalidad en la primera evangelización en este continente. Es lo

que dice Jesús en Mateo. Debemos dar gratis lo que hemos recibido gratis .

Parece sencillo, ¿verdad? Pero

si

ese amor de Dios es gratuito, démoslo también

gratuitamente. Lo que Bartolomé de las Casas tenía en mente al decir la frase

mencionada era una teología, increíble pero real, en que se suponía, o se pensaba,

que Dios había dado las minas y las riquezas de este continente a los europeos

para que, a cambio, estos quisieran llegar a evangelizar.

Incluso hay una parábola de la segunda mitad del siglo XVI que dice: Había

un rey que tenía dos hijas, una muy bonita y la otra muy fea. En un momento

dado decidió casarlas, y claro, cuando presentó a la bonita, había cola de

pretendientes, naturalmente. A la presentación de la fea no llegó nadie. Entonces,

le dio una dote, una gran riqueza, y así las dos hijas se pudieron casar . ¿Qué

significa esta parábola? Europa era tan bonita que los evangelizadores corrieron

presurosos a evangelizarla. Pero América, estos indios, no es lo mismo. Para que

alguien venga a evangelizar acá hay que darle una mina, un terreno.

Si

no, no

vendrían. Todo eso está escrito en un documento de la historia peruana, que es

además muy crítico en contra de De las Casas.

Volvamos al tema: dar gratis lo que hemos recibido gratis . No se trata solo

del

amor gratuitg de Dios, sino que también el nuestro debe ser gratuito. Hay

muchas personas que hablan de los pobres agradecidos , y a esos es a los que

hay que ayudar. Pero hay que ayudar a alguien no porque agradezca, sino porque

es pobre. Y la razón es dar gratis

10

que hemos recibido gratis .

hay algo más en

el

lenguaje de la gratuidad y cuando hablo de lenguaje

no me refiero únicamente a palabras, sino también a gestos, actitudes-o Es

el

lenguaje de la amistad. La amistad es el terreno del amor y de la gratuidad.

LA

OPCIÓN POR

LOS POBRES HOY

Recuerden el texto de Juan: no los llamo ya siervos porque el siervo no sabe

1

que hace

su

amo, los he llamado amigos . Y añade la razón, que es lo impor

tante: porque todo lo que dice mi Padre se lo he dado a conocer . La razón de

llamarlos amigos es que

el

Hijo ha compartido lo que el Padre le ha dado, y al

compartirlo los hace amigos y no siervos. El texto dice que al siervo le dan una

orden y la cumple, el amigo no. Al amigo no se le puede dar una orden ni hay

que explicarle por qué quiere uno algo.

Somos amigos,

no

siervos, y la amistad es una cuestión de igualdad. No

hay amor auténtico si no hay igualdad entre las personas me refiero a la

igualdad fundamental, pues puede haber diferencias de todo tipo, de edad, de

conocimientos-o Pero

hay

una dignidad humana que nos iguala. Habría que

decir que no hay amor sino entre iguales; si no es así,

lo

que hay es protección,

engreimiento, favor que hacemos. El amor supone igualdad.

En la Conferencia Episcopal de Aparecida hay un hermoso texto sobre la

amistad. Solo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profunda

mente los valores de los pobres de hoy sus legítimos anhelos, y su modo propio

e

vivir la opción por los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres .

No

demos esto por supuesto. Se puede hacer una opción por una clase social,

un

género, una cultura, una etnia. Y es legítimo. Pero lo que quiero señalar es que

el

compromiso debe ser fundamentalmente con las personas. Ellas, y esto hay que

tenerlo en cuenta, pertenecen a esas categorías, pero el compromiso es con las

personas, con María, Pedro, Juan, Luzmila, es con ellos y ellas.

Muchos de ustedes tienen experiencia de trabajar en ambiente pobre y saben

lo que eso significa y lo que significa para los pobres. Es también lo que se

planteaba muy claramente monseñor Romero en unos de sus textos, hablando

de lo que habían hecho con unos catequistas, Felipe de Jesús y otros. A uno

lo llamaban Polín. Dice monseñor: los he llorado de veras y con ellos a otros

muchos que fueron catequistas, trabajadores de nuestras comunidades . Los,

lloró, eso

es

amistad. Uno llora ante la persona que uno quiere. Lloró. Si quieren,

esto es compasión en el mejor sentido del término. Pero es gratuidad, forma

parte de este mundo de la gratuidad. Y quiero aclarar que

no

he empleado el

término gratuidad como sinónimo de arbitrario , como a veces ocurre en el

lenguaje corriente: gratuitamente, me insultó . Con gratuidad me he referido

a este gesto primero: Dios nos amó primero ; y naturalmente, nosotros también

. debemos hacerlo.

Nuestro compromiso y solidaridad con el pobre significará tomar la iniciativa,

yendo hacia ellos, como en la famosa parábola del samaritano, saliendo de

nuestro camino y acercándonos a un hombre desnudo, personaje central de la

parábola. Por cierto, el herido en el camino es el único personaje del cual no se

dice que tuviera alguna responsabilidad. De todos los otros sí: de los ladrones,

su responsabilidad era robar; el levita tenía el estudio; el sacerdote,

el

culto. El

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168

169

EVISTA LATINOAMERICANA

DE TEOLOGÍA

samaritano no sabemos qué hacía, pero era samaritano, miembro de un pueblo

marginado y despreciado por el mundo judío. Finalmente, el hospedero. De todos

sabemos algo, del herido nada. ¿Quién era? Un cierto hombre ,

anthropos ,

que puede significar anónimo . Narrativamente hablando, el personaje central

es este marginado al borde del camino casi muerto. De eso se trata. Desde otro

punto de vista, también el samaritano es centraL Es el que tiene el gesto. No

se preguntó: ¿merecerá este hombre que lo ayude, será compatriota mío, será

hebreo, qué hará? . No se preguntó nada de eso. Simplemente, salió y lo atendió.

El segundo lenguaje es el profético o el de la justicia. De alguna manera

corresponde a la memoria del servicio, así como el de la gratuidad corresponde a

la memoria de la acción de gracias por la presencia de Jesús entre nosotros. Con

el lenguaje de la justicia, estamos otra vez ante un tema absolutamente central

en la Biblia. El tema es tan rico que para Pablo la justificación , justificar,

hacer justicia, llegó a convertirse en salvación. Estamos hablando de justicia, en

lenguaje contemporáneo del reconocimiento de los derechos de otra persona.

Pero semánticamente el término se carga de tanto significado que se convierte en

sinónimo de salvación.

En la Biblia es muy claro que ese lenguaje remite a la justicia social y

está ligada fundamentalmente al pobre. No es que no haya justicia para otras

personas, pero el acento está puesto en la justicia hecha al pobre, al más débil

de la sociedad. Este lenguaje profético tiene en cuenta el detalle de la historia,

,lo que sucede día a día con las injusticias, postergaciones, maltratos, muertes,

sufrimientos. Así como el hablar de Dios es lenguaje de gratuidad; contemplativo

o místico no místico en el sentido de misterio del que no entendemos nada,

sino como algo que no entra totalmente en nuestros conceptos- y es lenguaje

de creación de un mundo justo. Monseñor Romero se quejaba de un lenguaje

muy espiritualista -noten que recalca el muy y el espiritualista , pues hay

que tener un respeto muy grande por la palabra espiritual . Denunciaba una

palabra muy espiritualista, sin compromiso con la historia, que puede sonar en

cualquier parte del mundo porque no es de ninguna parte y no crea problemas ni

conflictos .

La comunicación de las memorias tiene estas dos vertientes, pero como

en el caso anterior, tampoco podemos separar el lenguaje de la gratuidad, o

contemplativo del lenguaje profético, o de la justicia. Si queremos quedarnos

con uno, perdemos los dos , ciertamente en una perspectiva bíblica y cristiana.

Hay

una frase muy linda de san Agustín. De una homilía. Y san Agustín es el

único predicador que tenía sermones más largos que los de monseñor Romero.

Con una diferencia. Hipona era un pueblo muy chico, no había circo, el único

entretenimiento era la homilía del obispo. Pues bien, san Agustín, que es tan fino

para sus cosas, le decía a su gente: canten, pero caminen . Canten , oración,

lO

canto, agradecimiento a Dios. Pero caminen , historia. Es una intuición cris-

LA OPCIÓN POR LOS POBRES HOY

tiana. No se queden cantando todo el día, con eso no somos discípulo's de Jesús.

y no se trata

ú n ~ c _ a l " f ~ n ~ _ d ~ ª m i l ~ L s j 1 Q . . Q ~ s l a r g . r ~ < : i ¡ t ~ _ H a y

caminantes que

cantan en el camino, van caminando y cantando. Eso es lo que debemos hacer. El

canto como algo gratuito, bello, no estrictamente necesario. Y el caminar, porque

hay que ir ha:craüi1higar. Es contemplar y practicar, es gratuidad y justicia, es

mística y profecía.

El lenguaje de la gratuidad

da

horizonte al de la justicia, lo coloca en el

marco del amor gratuito de Dios, de Dios como amor. Dios no es amor porque

ama, sino que ama porque es amor. No es justo porque hace justicia, sino que

hace justicia porque es justo. Este poner el lenguaje de la gratuidad, de la justicia,

en este marco del amor, y yo diría de la fineza también en el trato con el otro,

de la amistad, le puede quitar una cierta dureza al lenguaje de la justicia, que se

preocupa más de la justicia que de la persona que vive la injusticia. El lenguaje

de la gratuidad le da sentido, le da horizonte. Y a su vez, el lenguaje de la justic ia

le da concreción histórica al de la gratuidad o al contemplativo, porque de otra

manera el lenguaje

de

la gratuidad corre el gran peligro de ser etéreo.

Volvamos a monseñor Romero. ¿Podemos decir que esta expresión de

cercanía personal le quitó concreción histórica y le quitó fuerza para defender

los derechos de esas personas maltratadas? De ninguna manera. Le dio más bien

fuerza para hacerlo. ¿Podríamos decir que

su

lucha por la justicia le hizo olvidar

la acción de gracias? Jamás. Me parece que, una vez más, como en el caso de las

dos vertientes o de las dos memorias, Romero es alguien que justamente al tener

en cuenta esas cosas, que están en la Biblia, en el mensaje de Cristo, al juntarlas

hizo que adquirieran una fuerza, una dimensión y un alcance muy grande, mucho

más que si se quedara con una de las partes y descuidara

l

otra.

3

Pobreza espiritual y pobreza real

Estas dos cosas, estas dos indicaciones de memoria, caminar por estos dos

carriles, se entrelazan. Me refiero a la pobreza espiritual , que tiene como

texto mayor, no el único, bienaventurados los pobres de espíritu . La pobreza

espiritual muchas veces la tomamos como desprendimiento de los bienes de este

mundo, pero no es esa la primera acepción. Esto es consecuencia de otra cosa

mucho más honda, y es poner nuestras vidas en manos de Dios. Eso es la pobreza

espiritual. Naturalmente, una consecuencia ineludible es estar desprendido de los

bienes de este mundo. No se trata de no considerarlos. El mensaje de ese texto,

como ocurre con otros de los Evangelios,

no

comunica a veces lo esencial de la

confianza en la Providencia. Es el único texto poético de Mateo, quien no tenía

vena poética, aunque sí otras. En realidad el gran tema es la libertad: no se

afanen, no se afanen , dice seis veces. No se preocupen, no se afanen .

¿Cómo podemos ser libres en la vida cotidiana? Estableciendo prioridades,

sabiendo qué es primero, qué es segundo y qué es tercero. Eso es lo que nos

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EVISTA ~ T I N O M E R I N DE TEOLOGÍA

Pastor del pueblo de Dios en la Iglesia de El Salvador, enseñaba de palabra

y con el ejemplo. Testigo de Jesucristo, fue coherente con 1 que entendía que le

pedía el Evangelio que profesaba y con el Dios en quien creía, hasta

dar

su vida

por aquello en que creía. Tuvo la oportunidad de frecuentar los salones de los

poderosos y dialogar con ellos para buscar soluciones a la situación de tremenda

violencia e injusticia en que vivía su país. Pero prefirió, decidida y claramente,

ponerse del lado

de

las víctimas

los

pobres y perseguidos de muchas

formas-

y correr la misma suerte que ellas y ellos.

Hace treinta años fue asesinado mientras celebraba

la

eucaristía, pero sus

palabras están vivas en nosotros y en todos aquellos que, hoy como ayer, luchan

por un mundo más humano y más según el corazón de Dios.

En esta ponencia intentaremos reflexionar sobre la síntesis de fe e historia que

nos parece ser el gozne central del dinamismo interior y del proceso vivido por

monseñor Romero en los últimos años de su vida. Buscaremos, primero, asentar

el marco teológico sobre cómo la historia desafía a la fe cristiana desde siempre,

una vez que el Dios de la revelación se manifiesta y dice su nombre en situa

ciones muy concretas de tiempo y espacio,

en

medio de conflictos y realidades

imprevisibles.

Trataremos, después, de ubicar a monseñor Romero dentro de ese dinamismo

histórico. Nuestro intento será ver cómo su segunda conversión , ya nombrado

arzobispo, fue producida por los desafíos que la realidad histórica le ponía

delante y que él intentaba leer con una mirada iluminada por la fe. Aparecerá

no solo la transformación de su mirada a la realidad

de

la injusticia socio-econó

mica-política de su país, sino también al interior de la Iglesia y de la manera de

concebirla.

Eso nos llevará a nuestro tercer punto, que será reflexionar sobre monseñor

Romero como mártir de Jesucristo. Nuestro intento aquí será ver cómo la vida y

la muerte de monseñor Romero, en perfecta coherencia y conexión la una con la

otra, nos remiten a

la impresionante semejanza con la pasión de Jesús de Nazaret,

y a la manera como el profeta galileo vivió y asumió su destino. Y mostraremos

cómo el martirio del obispo salvadoreño ha sido semilla fecunda no solo para su

Iglesia particular, sino para muchas otras comunidades y personas alrededor del

mundo.

Finalmente, nos detendremos en el Dios que estaba en el centro de la fe de

monseñor Romero. El Dios que era el sujeto y el objeto de su fe, Aquél a quien

se dirigían sus pensamientos, sus acciones, su amor, sus decisiones. Intentaremos

ver cómo para él ese Dios era inseparable de la historia y sus vicisitudes, y sobre

todo era inseparable del pueblo a quien servía como pueblo de Dios.

Esperamos que el itinerario de esta reflexión teológica pueda llevarnos a

algunas conclusiones sobre el legado de monseñor Romero treinta años después

LA FE:

OTRA

MIRADA PARA

LEER

LA HISTORIA

de su martirio, para que las comunidades puedan seguir bebiendo de esa fuente

fecunda que es su figura, su vida y su muerte. Ojalá en estos nebulosos y difíciles

tiempos postmodernos en que vivimos, parcos en utopías, podamos encontrar

renovado fervor, contemplando el testimonio de fe de ese pastor totalmente

entregado a Dios y a su pueblo.

1.

El desafío de la historicidad

El ser humano es un ser histórico, además de ser un ser relacional, intersub

jetivo, dialogal. La historia, sin embargo, es siempre historia de una comunidad

de

un

pueblo

más que de uno o más individuos. Es el conjunto del acontecer

universal como determinación y obra del ser humano.

¿Pero cómo puede la palabra humana hablar de Dios dentro de la historia?

¿Cómo relacionar a Dios e historia, si Dios trasciende la historia? ¿No es Dios el

motor inmóvil, atemporal, intemporal? Y la historia ¿no es el terreno de

10

provi

sorio, de 1 contingente, de la caducidad? Más aún, ¿no es la historia el terreno

del conflicto, de la lucha, de la ambigüedad? ¿Cómo puede Dios, que es Verdad

absoluta y transparente, revelarse en medio de las sombras y dolores del tiempo

y del espaci0

2

?

Aunque la revelación también se dé a través de la naturaleza, de la crea-  1

ción, del mundo visto y contemplado que nos eleva en su belleza, revelando

la

presencia del artista que 10 concibió, la historia, unida a la creación, es un espacio

donde el pueblo de Israel y la primera comunidad cristiana percibieron de forma

privilegiada la presencia y la acción de Dios.

Para el cristiano, por lo tanto, es fundamental la convicción de que Dios

además de revelarse en la creación y de poder ser encontrado a partir y a través

de

la naturaleza

también se reveló y se revela en

la

historia. No hay que salir

de

la

historia para oírlo, encontrarlo y recibir su revelación. Pero es en

la

historia

misma, en esta historia concreta, donde podremos oír su Palabra y captar lo que

ella quiere decir.

La

revelación cristiana, por tanto, además de se r una revelación

cósmica (que se da a conocer en el mundo, en

la

creación, en la naturaleza), es

una revelación histórica

3

El hecho

de

un Dios que se comunica con hombres y mujeres, hablando con

ellos y ellas en medio de

la

historia, es central en la visión cristiana. Por esto el

pueblo de Israel fue percibiendo que las cosas que iban ocurriendo en su historia

de cautiverio y liberación, en su lucha por encontrar asentamiento en una tierra,

en su necesidad de organización política, etc. no eran acontecimientos separados

2. Cfr. K. Rahner, Curso fundamental sobre la fe, Grado 5.°: Historia de la salvación

de la revelación , 1979, pp. 172-213.

3. Ibídem.

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179

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

78

y distantes entre sí, ni tampoco cosas que solo decían algo sobre lo inmediato de

cada momento. Llevaban en sí un sentido mayor que era necesario escuchar con

mucha atención, porque allí estaba, en persona, el mismo Dios

4

Experimentando la comunicación de Dios y oyendo su Palabra en medio

de los acontecimientos históricos e interpretando esa experiencia, el pueblo fue

configurando el proyecto histórico y salvador que Dios deseaba. Y entendió 1

que después escribió sobre la revelación de Dios a Moisés, lo que desembocó en

la liberación del pueblo del cautiverio de Egipto y en su caminar hacia la tierra

de la liberación. Dios se revela hablando a Moisés

de

lo que ve en la historia del

pueblo y de aquello que pretende hacer en esta historia, en favor de este pueblo \

que tanto ama: He visto la opresión de mi pueblo en Egipto,

he

escuchado sus

¡

quejas contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos.

Y

he bajado a

í

liberarlos de los egipcios, a sacarlos de esta tierra para llevarlos a una tierra fértil

y espaciosa, tierra que mana leche

y

miel. .. La queja de los israelitas ha llegado a

mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios (Ex 3, 5-9).

Por eso también el pueblo de Israel, lejos

ya

del cautiverio de Egipto y

asentándose en la tierra de promisión, para

no

olvidarlo repetía todos los días la

revelación de ese Dios que se había mostrado tan poderosamente en su historia:

Mi padre era un arameo errante; bajó a Egipto y residió allí con unos pocos

hombres; allí se hizo un pueblo grande, fuerte

y

numeroso. Los egipcios nos

maltrataron y nos humillaron, y nos impusieron dura esclavitud. Gritamos al

Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz; vio nuestra

miseria, nuestros trabajos, nuestra opresión. El Señor nos saeó de Egipto con

mano fuerte, con brazo extendido, con terribles portentos, con signos y prodigios.

Nos trajo a este lugar y nos dio esta tierra, una tierra que mana leche y miel

(Dt 26, 5-9).

La experiencia que tiene este pueblo según la Biblia es paradigmática para

nosotros. Y ciertos acontecimientos, claramente históricos en la historia del

pueblo de Israel, apuntan más allá de sí mismos a una disposición y una provi

dencia divinas. Y por eso deben ser narrados, contados, repetidos, una y otra vez,

siempre, para que el pueblo crea y 1 transmita a las generaciones futuras

5

.

Del mismo modo, en el Nuevo Testamento, la presencia y la revelación de

Dios paradójicamente se dejan verificar en la impotencia y en el fracaso de

la cruz, acontecimiento histórico que sitúa al cristianismo naciente, teniendo

que encontrar su identidad en un hombre que nació, vivió, sufrió y murió

4. Ibídem.

Cfr.

1. B. Libanio, Teología da Revela{:iio a partir

da

modernidade,

Revela¡;:ao e história: reflexao introdutória, pp. 283-306.

5.

Cfr.

P.

Ricoeur, Herméneutique de l'idée de Révélation , en

P.

Ricoeur et

álii

La

révélation,

Bruxelles, Publieation des Facultés universitaires Saint-Louis,

1977,

pp. 10-27.

LA FE: OTRA MIRADA PARA LEER LA HISTORIA

violentamente en

un

determinado período de la historia humana. El sufrimiento

y la muerte no son frontera para Dios. Y la primitiva comunidad cristiana

lo

1

comprendió porque, cuando hizo la experiencia de su Resurrección, escuchó 1

que Dios decía a través de la muerte de Jesús. A partir de ella, releyó la historia

y comprendió que se encontraba ante un acontecimiento no m'eraiñente lineal

y cronológico, sino ante algo que hacía girar a la historia sobre sus goznes.,J

Comenzaba una nueva era, en la que era necesario anunciar la Buena Noticia

y construir el Reino a

fin

de que la propuesta de Jesús pudiera expandirse por ..

el

mundo y no quedara sofocada por instituciones que no le eran adecuadas. El r

cristianismo está, pues, fundado sobre el anuncio del Reino de Dios por Jesús,

hecho acontecido en la historia, y por

el

anuncio de Jesucristo reconocido perso

nalmente como Palabra viva de Dios, pronunciada sobre la historia. J

Sin embargo, no podemos disponer de la totalidad

de

la historia. Asumimos

la totalidad solo

bqjo

forma de anticipación, expectativa y acción inspirada por

ella. La historia no transcurre según las leyes de la necesidad. Está hecha por el

ser humano y está condicionada por la libertad humana.

¿Pero qué sentido tiene afirmar que Dios preside la historia

y,

en verdad,

percibir en esta historia los condicionamientos, parcialidades y provisionalidades

que nuestra limitación introduce en ella? Si todo fuera absurdo, también lo sería

nuestra propia existencia,

y no

podríamos vivir

ni un

instante más. El sentido no

es solo la meta del hacer humano, sino también su fundamento y presupuesto.

Experimentamos fragmentariamente el sentido que nos remite al Sentido

apenas

vemos algunos signos

y

señales que marcan la historia y nos remiten al

paso de Dios, Señor de ella, que nos abre camino-o

Afirmar un sentido presente en la historia es afirmar que comprometerse

en

la historia, luchar por la justicia, la paz y la libertad, es coherente, justo y nece

sario. Esperando y confiando siempre, pues Dios no es solo el Dios que habló a

un pueblo

en

el pasado, sino igualmente

el

Dios que habla

hoy,

en la vida y la

muerte de los hombres y mujeres que viven, sufren y se alegran a nuestro lado. Y

es igualmente el Dios que viene, que va delante de nosotros abriéndonos futuro.

La

fe

cristiana, por tanto, tiene como elementos una Escritura siempre por

descifrar e interpretar; una palabra siempre para ser escuchada y retransmitida

a interlocutores, siempre otros y nuevos, de un acontecimiento históricamente

situado que no cesa de reactualizarse en nuestra historia, desde el horizonte

del

final de los tiempos; una tarea ética

de

humanización a ser llevada adelante en la

secularidad de la historia con todas las personas de buena voluntad. Así es como

la

fe

cristiana, que es fe en la revelación de Dios, escapa a la fascinación de lo

sagrado, donde nacen otras religiones, y trasciende los ritos y observancias donde

aquéllas buscan su ejercicio y su culminación.

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180

 

REVISTALATINOAMERICANADETEOLOGÍA

Ahíestá un caminoimportanteparalafe cristianaenelmundocontempo

ráneo: recuperarlanarrativa deDios que genera la

fe.

Y también,yno menos

importante,recuperarla narrativade los testigos que tejieronesa historia con

su experiencia,con

su

compromiso, con

su

testimonio,con su sangre.

Yeso

sólo se da pensandoesa

fe

comoacontecimiento, comoexperienciaque seda

enmediode

la

historia.Comomirada,comoperspectivaparaleereinterpretar

esahistoria.Comoclavedelecturaquepermitecomprenderlahistoriadesdela

miradadeDios.

Monseñor Óscar Arnulfo Romero es uno de esos testigos. Una deesas

personas que son marcos luminosos, luces dentro del tiempoy se convierten

enclavede lecturapara permitirnosanosotros,cristianosdel sigloXXI, leere

interpretaresahistoriaenlacualestamos inmersosyenlacualsomosllamados,

tambiénhoy,comoélhacetreintaaños,adarrazóndenuestraesperanzayadar

testimoniodenuestra fe.

2. Romero,

un

testigode

la

fe

dentro

de

la

historia

Como hombre de su tiempo,monseñorRomero estaba configurado porla

formación que había recibido. Una formación que le fue dada poruna Iglesia

preconciliar,dondelavivenciadela

fe

ylaprácticadelareligióneranconcebidas

un tanto desvinculadasde lavida realy cotidianade laspersonas. Hombrede

feydeoración,pastordedicadoa susovejas,asíhabíavividodurantesus años

de seminaristay sacerdote,y sus primeros añosdeobispo. Cumplíafielmente

lasexigenciasde sucondicióny desu vocación,pero noestaba tanatentoa la

realidadhistóricacomo

locus

privilegiadoy fuente primordialparabeber,leer,

interpretaryvivirsu

fe

cristiana.

El caminodemonseñorRomero,enesecomoen otrosaspectos,es extremamente

coherente con el camino cristiano alo largode 2,000años dehistoria. La

fe

cristianafuedesdesus comienzosunafe basadaeneltestimoniodeotros.Los

discípulos creyeron en Jesús, en quien reconocieron y a quien proclamaron

TestigoFiel

6

Las mujeres creyeronque latumbanoerael lugarde aquél que

estaba vivo, y de eso dieron testimonio. Los Apóstoles -después decierta

resisten cia- creyeronalasmujeres.Yasícomenzóel caminodeesapropuesta

devidaque.fueconquistando el mundoconocidodeentonces.Su fuenteestaba

en la palabrade algunos débiles seres humanos que decían: "Eso es verdad

porqueyo vi,yo experimenté.Doytestimonioysoycapazdemorirporello"7.

6.

Ap

1,5;

3,

14.

7.

J. L González-Faus, Calidad cristiana. Identidad y rws del cristianismo

Santander,SalTerrae,2006,pp.85-103:Antropologíacristiana

y

martirio.

LAFE:OTRA MIRADAPARA

LEER

LAmSTORIA

181

La

fe

cristianadesdesusinicioses,porlotanto,una

fe

detestigosynotanto

detextos

s

.Cadavez sevuelvemásverdaderay verificable laafirmacióndeque

hayquehacerunateologíano tantode textos,sinodetestigos. Apelandoalos

testimoniosdehombresymujeresquefueronalcanzadosporDiosenmedio de

la

historia,sehacemásevidenteladiferenciaentre fe yreligión,fe einstitución.

Lal

fe

es

un

caminovital,unaexperienciaexistencialeinalienablementehumana.La

fe

dasentidoalavida.Lareligióneselsoportedoctrinalymoral, la expresiónritual

yculturaldela fe. Estáinfluenciadayconfiguradaporunacultura,unasituación,

unatradición.Algunasdesusexpresionespuedenydebenserrelativizadas. .

Cuandoaprendemosadistinguirloqueconstituyelaidentidadmásprofunda

deloshombresymujeresde

fe lo

quesomosllamadosaser,asícomoaayudar

aotrosa

serlo-,

enestaconfusaydifusacontemporaneidaden

la

quevivimos,

aprendemos mejor a distinguir

fe

y religióny dara cadaunasu debido lugar

y

su

debida importancia. Nuestros contemporáneos,con

su

visión crítica, sus

interpelacionesmuchas vecesdesconcertantes,suincredulidadosu religiosidad

distintaalanuestra,seconviertenenbuenosinterlocutoresparanosotros.Ellosy

ellasnosmuestranquelafecristianatodavíatienehoy

un

papelquedesempeñar,

siempreque nopierda suidentidaden mediode los tiempos nebulososen que

vivimos. Para rescataresa identidad, los textos son necesarios, pero a veces

pueden no comunicar todo lo que seríanecesario comunicar, seaporque son

deotraépoca,seaporqueellenguajeesinadecuado,seaporquelaculturadela

imagenyaexigeotrasformasdecomunicación.Encambio,el testimoniosigue

siendoelocuente,siempreverdadero,siempretransparente,siempre impactante .

Los testigos siguen siendo los mejores teóricos'de la

fe

que profesamos yque)

deseamoscomunicarhoycomoayer.Enese sentido,siguensiendolos teólogos

primordiales.

, 1

MonseñorOscar ArnulfoRomeroes uno deesos testigos.Su testimoniode

viday

su

muerteiluminaron,ysigueniluminando,elcaminoylavidadevarias

generaciones. Siguen señalandoque seguir aJesús deNazaret no se hacepara

calmarnuestrasansiedadesyangustiasydejarnosdormirtranquilos,sinoquees

unapropuestaquedebellevarnoshaciaelcorazóndelarealidadtalcomoesy

ponernosen

el

epicentrodelosconflictosde lahistoria,alladodelas víctimas,

tomandopartidoylevantandolavozendefensa

de

lavida.Esaactitud

-que

fue

la delosprofetasylade Jesús- esarriesgadaypuedeexigirquenosmanten

gamosenella,nosolohablandoodenunciando,sinodandolavidaporaquelloen  J

quecreemosysobre

10

quehablamos.

Comosacerdote,ÓscarAmulfoRomerofue

de

cortetradicionaLEjercíasu

pastoralmásalinteriordelaIglesia,celebrandomisas,impartiendosacramentos,

8. Esaexpresiónes adoptadapor algunosteólogos contemporáneosen susobras más

recientes,talescomo

J.

B. Metz

yJ.

Sobrino.

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200

201

REVISTA LATINOAMERICANA

DE

TEOLOGí

social la Iglesia trata de mantener por lo menos

su

poder ideológico y lucha para

salvar las normas de la moral cristiana por ejemplo en materia de sexo y familia.

El esquema imperial todavía no ha muerto

en

la imaginación y en la acción

política de la Iglesia. Esta ejerce una acción política para defender lo que le

queda de los privilegios de la antigua cristiandad por ejemplo en América Latina

o en Europa. Trata de imponer la moral católica en los países que fueron parte

de la antigua cristiandad.

El

papa ejerce un poder político aunque sea siempre

menos eficiente. No permite que los católicos tomen actitudes políticas distintas

de las suyas. En la Iglesia sólo el papa puede definir y hacer la política.

En toda la histor ia de la cristiandad y también después de ella hubo

movimientos inspirados por

el

Evangelio que pidieron reformas de la sociedad

llamada cristiana estuvieron en la base de revoluciones sociales y políticas

criticando y rechazando la sociedad establecida aunque tuviera el apoyo y

estuviera asociada al poder del clero.

Todos

fracasaron y finalmente

las

revoluciones

se hicieron por los que se habían separado de la Iglesia aunque invocaran

el

Evangelio. La oposición entre Evangelio y religión fue reemplazada por la

hostilidad entre la Iglesia y las repúblicas laicizadas. Siempre hubo dos políticas

cristianas en la cristiandad y después de la cristiandad. En ese estado de virtual

guerra los que daban prioridad al Evangelio quedaron reprimidos.

En América Latina tuvimos en

el

siglo una manifestación visible de

esa oposición. La política romana buscó siempre la alianza con los Gobiernos

dictatoriales contra los movimientos r e f o r m i s t ~ o revolucionarios. Sin embargo

en la base de esos movimientos había siempre una inspiración evangélica y

representantes de una parte del clero disidente de la política de los papas. Aún

hoy en

el

siglo XXI la Iglesia romana se opone a los movimientos de transfor-

mación social en Venezuela Bolivia Ecuador Honduras. Pero hay católicos que

los

apoyan en nombre del Evangelio. La razón es que la Iglesia romana da la

prioridad al polo religión y la religión es defendida por las dictaduras de derecha.

La

oposición se inspira en

el

Evangelio.

La entrada en

el

Imperio romano como religión de Estado y la cristiandad

que de ella resultó tuvo también consecuencias inmensas en

el

régimen interno

de la Iglesia. Esta se constituyó según

el

modelo imperial. Poco a poco nació un

derecho eclesiástjco inspirado en

el

derecho romano de Justiniano.

En el

derecho

romano todos los poderes están

en

la persona del emperador. Este delega sus

poderes a sus funcionarios de todos los niveles. El pueblo es puramente pasivo:

su

misión es obedecer. Todas las decisiones vienen desde arriba y bajan por

inter-

medio de los

niveles

de oficiales

del

Imperio. En la Iglesia

el

modelo imperial estaba

directamente en oposición al modo de vivir de las comunidades cristianas.

No

había clero como clase superior. La liturgia la enseñanza de la

fe

las decisiones

relativas a la comunidad se definían localmente con la participación del pueblo

cristiano incluso

la

elección de los obispos cuando estos aparecieron.

FE

Y

POLíTIC

La implantación del modelo romano

no

fue fácil ni rápida porque se oponía

a la antigua tradición cristiana. Pero cuando los papas asumieron la dirección de

la cristiandad empezaron a imponer la uniformidad imperial a todas las partes

de la cristiandad. Durante siglos lucharon para controlar la doctrina con los concilios

medievales la liturgia romana fue eliminando las otras

lo

que finalmente se

logró en el Vaticano

11.

Los papas lucharon por

el

nombramiento de los obispos

lo que se logró con

el

Código de Derecho Canónico de 1917 finalmente aplicado

a casi todas las diócesis. Cuando los obispos dejaron de ser nombrados por los

reyes

el

papa asumió

el

cargo en lugar de devolver ese nombramiento a las

iglesias locales como era la tradición antigua.

La organización imperial de la Iglesia católica impidió el desarrollo del

pueblo cristiano. Los laicos fueron infan tili zados por los sacerdotes lo que

constituye el gran problema de la Iglesia en medio del mundo moderno laicizado.

Siempre hubo protestas propuestas de volver a las tradiciones antiguas de la

Iglesia pero los papas y su curia romana siempre impidieron todas las manifesta-

ciones en ese sentido. La Iglesia se ha transformado

en

un imperio religioso

bajo

el

pretexto de que la Iglesia no es una democracia. Sin embargo ella debía

parecerse más a la democracia que al imperio

si

examinamos las fuentes de los

orígenes cristianos.

En América Latina al comienzo de la conquista hubo misioneros franciscanos y

dominicos que vinieron con la intención de predicar el Evangelio y de constituir

una Iglesia diferente de

]a

que había en sus países de origen que conocían las

corrupciones de la cristiandad. Cuando los imperios de España y Portugal se

consolidaron en América se implantó el régimen de cristiandad

en

forma radical

y

el

polo religión predominó hasta

el

siglo XX casi hasta el principio de Vaticano

n

Los sacerdotes y religiosos fueron organizadores de la institución eclesiástica

pero dejaron a los indígenas a los esclavos negros y al pueblo mestizo sin

conocimiento del Evangelio y solo con fragmentos de la religión de las

metrópolis.

Después del Vaticano

T

sucedió el milagro de Medellín confirmado por

Puebla. Hubo una generación de obispos sacerdotes religiosos y religiosas que

adoptaron

el

polo Evangelio sin romper con la religión. Fue una generación que

comenzó con Vaticano

TI

después de algunos precursores y duró más o menos

hasta mediados de los años ochenta. No todos entraron en

el

movimiento pero

este constituyó la tendencia dominante en las Iglesias de América Latina en

general aunque no en todos los países.

Ahora estamos

en

otra fase de la historia. Predomina

el

polo religión con

el

pontificado de Juan Pablo II prolongado por el papa actual. Los obispos que

hicieron Medellín fueron reprendidos y castigados. Fueron acusados de hacer

política en lugar de administrar la religión de su diócesis. Desde entonces predo-

mina una vigorosa campaña en contra de Medellín y Puebla.

La

teología de la

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2 3

EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGÍ

liberación fue condenada y sigue siendo c99denada. Las comunidades eclesiales

de base cayeron en sospecha y fueron prácticamente abandonadas por la mayoría

del

clero. Reapareció una teología tradicional, con seminarios tradicionales, una

vida sacerdotal tradicional, todo ello anterior al Vaticano II. El Concilio se repite

verbalmente, pero la pastoral promovida por Roma es un· regreso a la estructura

anterior al Vaticano II.

Prevalecen en la Iglesia romana y en todos los países, los movimientos

burgueses que todavía creen que es posible volver a formar una cristiandad

gracias a la reconquista del poder político. Ignoran la situación de las grandes

masas humanas, de los pobres de modo particular. Es verdad que muchos obispos

no creen en esa ficción, pero no se manifiestan porque Roma está vigilando.

El papa está dirigiendo un gran combate contra el relativismo. Ahora bien, el

relativismo es todo

el mundo contemporáneo interpretado en esa forma. Creen

que una pequeña minoría

de

defensores fanáticos

de

las estructuras establecidas

será capaz de rehacer una cristiandad. De allí la alianza con todos los movi-

mientos burgueses en la sociedad, con la política de los Estados Unidos y de

la Unión Europea, y de modo general con los partidos conservadores. Por eso

nunca aparece una condena del capitalismo, aun después

de

la gran crisis que

se

ha

manifestado desde 2008. No se nota que el documento de Aparecida haya

provocado un cambio real en la política eclesiástica.

Esta rápida evocación de la historia

de

la cristiandad nos permite entender

por qué es necesario reexaminar el método de la teología. Esta revisión ya

empezó en América Latina, pero fue frenada con mucha fuerza por Roma. Si

existen dos polos contradictorios en la Iglesia como institución, aunque no como

pueblo

de

Dios, la teología debe estudiar ambos polos.

Por un lado, una teología cristiana consiste en buscar desde los orígenes

hasta hoy la tradición

del

Evangelio vivido en la Iglesia. ¿Dónde se encuentra en

cada época de la historia? ¿Cómo fue vivido el mensaje

del

Evangelio en toda la

historia? ¿Qué significa

el

mensaje evangélico en la actualidad? ¿Dónde podemos

verlo hoy día?

No se trata de doctrinas, sino de vida. El Evangelio es una vida y el mensaje

es

su

vida, como el mensaje

de

Jesús fue

su

vida terrena. Vidas humanas vivieron

el Evangelio y lo viven aún hoy día. ¿Dónde?

El

objeto primordial de la teología

no son las doctrinas enseñadas desde los siglos pasados hasta hoy. Las doctrinas

son creaciones humanas. Aunque el Espíritu pueda trasmitir un mensaje por

medio de ellas, las doctrinas nunca son sencil1amente la enseñanza del

Siempre son relativas al alcance de la inteligencia humana, relativas a la cultura

en la que fueron elaboradas. Los llamados dogmas no son sencillamente la

palabra del Espíritu. La vida mostrará lo que era

del

Espíritu y lo que era

del

pensamiento humano.

Por supuesto, tal teología nunca coincide con la verdad. Habrá muchas inter-

pretaciones diferentes, lo que es previsible en toda obra

~ u m a n a

Pero

1

que el

pueblo cristiano necesita en primer lugar es el mensaje de

lh

vida.

Por otro lado, la teología contempla también toda las tradiciones eclesiásticas

que en el decorrer de los siglos han transformado la Iglesia y la han llevado a

sus estructuras actuales. Se trata de la doctrina, de la liturgia, de la moral y de

la organización eclesiástica. Se trata de todo lo que se ha añadido al mensaje

de

Jesús. En la teología moderna se enseñó que junto a la Biblia hay verdades

reveladas no escritas que fueron trasmitidas oralmente désde los Apóstoles. Pero

en la práctica es muy difícil identificar esas tradiciones. Salvo si se considera

como tradición todo lo que existe en la Iglesia actual. Pero históricamente no

puede mantener. Además,

el

Concilio de Trento había sido más prudente y

no había enseñado que existen verdades no escritas en la Biblia y trasmitidas

solamente por vía oral.

Esta parte de la teología comienza con un estudio histórico de la construcción

de

todas las estructuras que existen en la institución Iglesia católica. A partir de

eso, la teología busca el origen de las transformaciones, que

es 1

que viene

de

algunas personalidades fuertes o de algunas instituciones cristianas particulares,

o lo que viene de las tradiciones populares, o de las religiones

de

los pueblos

con los que la Iglesia estuvo en contacto. Debemos examinar especialmente las

raíces posibles en los pueblos que han sido evangelizados por la conquista militar

b política. Todo eso incluye una historia de los dogmas y

de

las doctrinas, una

historia del culto, de la moral, de la institución de gobierno.

Todas esas tradiciones pueden y deben cambiar porque son relativas a la

cultura de su tiempo. Además,

su

significado cambia en las diversas épocas de

su

historia.

Esas tradiciones son buenas en la medida en que conducen al Evangelio,

son

malas si apartan del Evangelio. Hay tradiciones que deben cambiar porque

ya no corresponden a la cultura contemporánea. Por ejemplo, podemos citar el

mundo sagrado de los pueblos gennánicos (santos, milagros, reliquias), el mundo

penitencial que vino de los monjes irlandeses o ingleses (sistema penitencial

prácticas ascéticas extremas), la filosofía griega que entró en el siglo XIII y

condicionó todo el pensamiento cristiano y que es incomprensible en la cultura

la devoción moderna su individualismo espiritual propio de una época

en la que todo apartaba de las instituciones eclesiásticas.

Hay tradiciones que hay que interpretar de modo diferente, por ejemplo, los

sacramentos y todo el sistema

de

bendiciones. Podemos añadir la organización

de los ministerios, de tal modo que el pueblo pueda ocupar el lugar al que tiene

derecho en la Iglesia.

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204

REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

En toda religión, incluso en la religión cristiana, hubo y hay aspectos

negativos y aspectos positivos. Como negativos podemos recordar la conquista

de los pueblos bárbaros por medio de la guerra, las Cruzadas, las guerras de

religión, todo en nombre de Dios. También en nombre de Dios, la Inquisición,

las torturas, quemar a los supuestos herejes, la represión sangrienta de las here-

jías, la ignorancia de los derechos humanos, la ignorancia de la miseria obrera

durante tanto tiempo, la conquista de América y la destrucción de los pueblos

indígenas justificados por la donación del papa, la importación de millones de

esclavos africanos, el actual silencio sobre el capitalismo y todo lo que produce

en los pobres que son sus víctimas, la destrucción de África por los poderes

económicos extranjeros, incluso las guerras financiadas por los pueblos desarro-

llados con el silencio de sus autoridades, el reciente silencio de la jerarquía en

muchos países de América Latina durante las dictaduras militares como en la

Argentina, en América Central y otros países siempre con el apoyo de Roma y

de las nunciaturas, el silencio sobre las guerras de Estados Unidos en el mundo

musulmán de Asia en nombre de Dios. Son solo algunos aspectos más evidentes.

No se justifican eomo errores de algunos cristianos, sino que fueron hechos en

nombre de Dios por las supremas autoridades de la Iglesia. La misma religión

cristiana estuvo y está comprometida, y los laicos no recibieron la orientación

que debían recibir. Hay en la religión fermentos perversos que hay que combatir

sin guardar silencio.

Por otro lado, la religión cristiana creó una civilización en Europa occidental

entre los siglos V y XII, sobre todo por las obras de los monjes. Salvó los

monumentos literarios de la civilización grecorromana. Dejó inmensas obras

artísticas y literarias en los siglos pasados. Estamos hablando aquí de la religión

y no de la tradición evangélica que se trasmitía en medio de la institución

eclesiástica, muchas veces en conflicto con ella.

Todo esto es materia de una teología que esté al servicio del pueblo cristiano

porque no puede limitarse al estudio de las doctrinas, sino más bien dedicarse al

estudio de la vida entera. Las doctrinas no dejan de ser un aspecto secundario

en la vida.

Lo

que hace vivir es el Evangelio de Jesucristo y no las doctrinas que

durante la historia han tratado de enunciar en forma intelectual, con los recursos

de la cultura de su tiempo, el contenido del Evangelio.

El corazón del Evangelio

en los márgenes del mundo

Para una espiritualidad del martirio

Luiz Carlos Susin*,

Pontificia Universidad Católica de Río Grande del Sur,

Brasil

Mártir es el que da testimonio, el testigo que arriesga incluso su vida y su

sangre. Juan es el evangelista que mejor expresa la dimensión martirial de Jesús,

el testigo por excelencia de Dios, el Padre!. Visto desde esta perspectiva es

espantoso y trágico lo que dice Juan en el comienzo de su Evangelio: "Vino a los

suyos y los suyos no lo recibieron" (Jn

1, 11 .

Y si se tiene en cuenta la procla-

mación grandiosa y esperanzada que le procede, la constatación es sorprendente,

totalmente inesperada y sin aparente lógica: "E n el principio, la Palabra estaba en

Dios y todo se hizo y tomó vida por la Palabra de Dios. Esa Palabra es la vida del

mundo, la luz que alumbra en la oscuridad. Estaba en el mundo el mundo fue

hecho por ella, pero l mundo no la conoció. Vino para lo que era naturalmente

suyo, pero los suyos no lo han recibido" cfr. Jn 1, 1-11 . Y mataron a Jesús, la

Palabra, amparándose en justificaciones legales. Pero Juan añade una segunda

constatación que sí es una buena noticia. "A los que recibieron la Palabra de

Dios, les dio poder de hacerse hijos de Dios, nacidos de Dios"

eir.

Jn

1, 12s .

sin embargo, la intrigante pregunta: ¿por qué el mundo no

conoce a su autor? ¿Por qué los suyos no lo han recibido? ¿Será mala voluntad o

es algo estructural en este mundo?

Carlos Susin, fraile capuchino, licenciado en filosofía doctor en teología por

la Universidad Gregoriana de Roma, es profesor en la Pontificia Universidad Católica

de Río Grande del Sur, Brasil. Es también miembro del equipo de reflexión teológica

de la Conferencia de los Religiosos de Brasil (CRB), miembro del equipo editorial

de la Revista Internacional de Teología

oncilium

secretario general del Foro

Mundial de Teología Liberación.

\. En este texto, más bien meditativo, nos fijaremos en el Evangelio de Juan desde su

estructura interna. Cfr. J. Mateos J. Barreto,

El

Evangelio de Juan. Análisis lingüístico

comentario exegético, Madrid, Cristiandad,

1979 2:

ed.

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213

EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGíA

con que se libera y se redime el mundo son fruto de una libre decisión. También

es posible permanecer y perecer en un mundo de odio.

La Pascua victoriosa de Cristo no produce una fascinación que seduce y que

elimina la libertad. Es una invitación en libertad, serena y pacífica, para entrar

en la nueva lógica, la lógica divina: No se convierte en espectáculo, ni se acerca

con ostentación. Si Dios, en Jesús, se acercó

al

mundo en los márgenes, desde

abajo, en la piel de los pequeños, entonces sabemos cuál es el lugar, no sólo de su

revelación, sino también el lugar donde puede comenzar la Pascua de un nuevo

mundo posible: en el reconocimiento, en la acogida y ayuda a los más pequeños,

en la lucha por la vida de los que están más abajo, allá donde el mismo Dios está

en el mundo. Obviamente, es esta una vocación arriesgada, especialmente para la

Iglesia de los discípulos de Jesús.

Quiero terminar mi intervención recordando un hecho que pasó casi inadver-

tido con ocasión de la elección de Juan Pablo 1. Entrevistado pocos días después,

con humor dijo a los periodistas que la historia de la Iglesia no es exactamente la

historia de los papas, sino la historia de los santos. Es cierto que hay santos entre

los papas, aunque no todos. Lo que Juan Pablo 1 quería decir es más profundo: el

corazón de la Iglesia, el hilo dorado de la historia de la Iglesia, no es la institu-

ción y quienes la encarnan, sino quienes aman al mundo y dan sus vidas por el

mundo.

Para finalizar, recuerdo que en los inicios de los años ochenta, cuando yo era

estudiante en la Universidad Gregoriana de Roma, tuve en mis manos un folleto

sobre los sufrimientos en América Latina, sobre todo en los países de América

Central en aquel preciso momento. Al final de un texto se podía leer: ...  son

centenas los laicos, catequistas, ministros de la palabra, militantes cristianos,

curas... mártires de nuestro tiempo". Un compañero de estudios, al leerlo,

expresó una duda: "¿Son mártires o son

imprudentes? .

Mi reacción fue inme-

diata y acalorada: "Con prudencia, Jesús hubiera muerto de viejo en la cama,

no en una cruz". La prudencia es una virtud humana y, por supuesto, cristiana.

Pero puede ser también una actitud de los hijos de las tinieblas, cuando callar y

esconderse es infidelidad y traición.

Hay situaciones e l

las que la fidelidad llama a superar lo que parecería \

prudencia. Yeso me llevó a volver a leer a san Agustín cuando analiza cómo

distinguir el martirio del suicidi0

3

No era solo curiosidad mental. Es la nece-

sidad de aclararse cuando surge una duda importante sobre la verdad, y sobre

todo cuando el precio del testimonio es la pérdida de la vida. De hecho, san

Agustín, entre la noble herencia de los estoicos, por una parte, y la herencia de

años y años de mártires cristianos, por otra, recuerda que los estoicos presentan

3

Cfr.

Agustín de Hipona,

La Cíudad de Dios,

XIX, 4.

EL CORAZÓN DEL EVANGELIO

EN

LOS MÁRGENES

DEL

MUNDO

el suicidio, quitarse la vida, mejor dicho, desprenderse y despedirse de la vida,

como la virtud más racional cuando

ya

no vale la pena vivir, o como diríamos

hoy, cuando ya no hay "calidad de vida", incluida la vida política. Fue el caso

de Sócrates y de Séneca. Como ocurriría hoy ante la falta de calidad de vida

productiva o consumista, se retiraron.

C

No ocurre así con los mártires: En pleno vigor de sus vidas, no

se

retiran,

I

sino que dan la vida. Mueren por aquello por lo que vale la pena vivir. Y con tal

lealtad que,

si

por eso vale la pena vivir, también por eso vale la pena morir. Por

decirlo al revés: ¡solo vale la pena vivir por aquello por lo que vale la pena morir

San Agustín termina sus reflexiones afirmando que el gesto de los estoicos no es

un gesto de valentía, como aquéllos enseñaban, sino de cobardía.

Hoy sabemos que, dadas las complicaciones, sobre todo de carácter psicoló-

gico, no debemos comprender el suicidio necesariamente como acto de cobardía,

pero sí es un gesto de retirarse, de pérdida trágica. Los mártires, al contrario

hay

que subrayar con san

Agustín

son amantes de la vida y de todo lo que

es verdadera vida, ya que en definitiva solo vale la pena vivir por

10

que vale la

pena morir, y viceversa. Ir viviendo e ir muriendo es, ontológicamente, lo mismo.

Por eso son mártires: porque han amado al mundo y han dado intensa y

decididamente su vida por el mundo. Así es su seguimiento de Jesús: amaron

con fidelidad un mundo que les ha odiado, y no se callaron. A este mundo han

dado testimonio de la verdad, sin temor de los que pueden matar. El mundo, no

ellos, les ha quitado la vida del cuerpo. Pero, como monseñor Óscar Romero y

centenares de mártires de nuestro tiempo, viven en el testimonio, en el amor con

que Dios ama y rescata a este mundo.

Esto es ser cristiano. Ser del Reino victorioso de Jesús, que vence alodio del

mundo, rompiendo el círculo del odio en el momento preciso de la ent rega y de la

aparente victoria del odio. De esta forma, el mismo mundo puede ser salvado en

la Pascua de los mártires, inaugurando con signos muy cercanos el "otro mundo

posible".

Permítanme finalizar con una exhortación de san Francisco de Asís, que

viene al caso después de lo que hemos dicho:

Consideremos, hermanos, al buen pastor que

ha

dado su vida por sus ovejas.

Los santos

10

han seguido en la tribulación y en la persecución, en la

vergüenza y en la tentación.

y

sería una gran vergüenza para nosotros que los

santos hayan hecho las obras y nosotros nos contentemos con contarlas y con

eso recibir la gloria.

4

..

;

4. Francisco de Asís, Exhortación VI.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGíA

en dos cosas:

1)

la Iglesia es la congregación de todos con igual dignidad, por

lo cual el pueblo de Dios es presentado no sólo cronológica, sino esencialmente,

antes de la diferencia entre jerarquía y laicos. 2) El pueblo de Dios está en la J

historia humana, caminando entre peligros y tribulaciones..

a) Comencemos por lo segundo, pues apunta a lo fundamental. Siempre es

difícil aceptar las dificultades inherentes a la metáfora pueblo : caminar sin

estancarse, unas veces por el desierto y otras entre conflictos, en búsqueda de

una meta que nunca se alcanza adecuadamente y ni siquiera se vislumbra en el

horizonte. Ser en verdad pueblo de Dios es costoso. Por ello, apuntarse a ser

pueblo de Dios exige la humildad de todo caminar.

y

lo más fundamental: ser pueblo de Dios remite al misterio absoluto sin

muchos apoyos que habían sido tradicionales en otras formas de ser Iglesia. El

Dios de un pueblo no es un Dios estático, sino en marcha . El Dios del culto

es más accesible que el Dios en marcha.

Ese Dios siempre mayor y novedoso, en el cristianismo es también menor.

El caminar cristiano

-que

retoma

la

exigencia de Miqueas 6,

8:

practicar la

justicia y amar con ternura - lleva a la cruz, como a Jesús. Y allí Dios no es

sólo un Dios con los hombres y un Dios par a los hombres , sino que es un

Dios a merced de los hombres . Camina r con y hacia ese Dios no es cosa fácil.

El camino, que tiene mucho de v ía crucis.

Con 'esto queremos indicar que pueblo de Dios , antes de ser un concepto

eclesiológico configurador de la Iglesia, tiene una fuerte carga teologal y de

espiritualidad. Su redescubrimiento en el concilio fue gozoso, pero también

exigente, como lo es todo lo que tiene que ver con Dios.

b)

Dicho esto, en el día a día y en la dimensión social de

la

Iglesia,

lo

que

hoy más impide que sea pueblo de Dios es la tradición de siglos, vertical y

autoritaria, contraria a la dimensión democrática , al todos del pueblo de

Dios. Es difícil para quienes desean mandar e imponerse y también par a quienes

prefieren someterse y evitar inseguridades, responsabilidades y En la

actualidad, lo más nocivo para que la Iglesia sea pueblo de Dios es el exceso de

jerarquía con potestas poder sagrado, presentado como si fuese diseñado y

exigido por Dios -'ignorando el modo de proceder de Jesús in actu- de modo

que el ser-con-poder y el tener-más-poder-que-otros otorgado por la ordenación

ministerial, se le convierta en segunda naturaleza. Y como contrapartida, el

déficit de palabra y libertad de los miembros no jerárquicos de la Iglesia, el

déficit de igualdad en dignidad entre la jerarquía y los supeditados, que muchas

veces es clamoroso. Más allá del término, se trata del rechazo a aceptar la

democracia

en su significado social-antropológico, como dimensión configuradora

de la Iglesia.

MONSEÑOR ROMERO: CONVERSIÓN Y ESPERANZA

Con la excepción de los primeros siglos, la igualdad imp1icada en el pueblo

de Dios no ha tenido mucho éxito. Fue mérito del Vaticano n volver a introdu

cirla en la conciencia eclesial y sacar conclusiones: todos los bautizados forman

parte del pueblo con igual dignidad; todos son sacerdotes -aunque se insista

en que existe una diferencia esencial, no de grado, lo que en principio chirría

con el concepto de y todos son portadores de carisma.

La

verdad

de la

fe es comunicada en directo a la tota1idad de los creyentes. Y lo más

novedoso es que, al menos en la teoría, la jerarquía, el poder sagrado, deja de

ser eficazmente centro y referente último de la Iglesia. Es bien sabido, pero sin

sacar las consecuencias, que en

la

Lumen gentium antes que el capítulo tercero

sobre la jerarqu{a está el capítulo segundo sobre el pueblo de Dios. El problema

hermenéutico fundamental es qué capítulo se debe entender a partir del otro.

Desafortunadamente, en

la

realidad no se entiende la jerarquía a partir del pueblo

de Dios, sino este a partir de aquella. Y cuenta con el peso de muchos siglos

a su favor.

e)

y

no sólo eso. Después del Vaticano II, relativamente pronto comenzó

el declina r oficial del pueblo de Dios , incluso en el concepto. En el sínodo

extraordinario de obispos de 1985, el entonces cardenal Joseph Ratzinger dijo

que el concepto era peligroso por sus connotaciones sociológicas. Se pretendía

acabar con él. Y como alternativa proponía el concepto communio para definir la

esencia de l a Iglesia, lo que el sínodo explicó así: Fundamentalmente se trata de

la comunión con Dios por Jesucristo en el Espíritu Santo (II C

1).

Es correcto,

pero nada dice de

cómo

historizar dicha comunión. Y al analizar este problema

entramos en

10

que lleva a otra marcha atrás : qué hace que la comunión sea

comunión jesuánica.

Hace ya muchos años,

J.

Moltmann se preguntaba: ¿En dónde está

la

verda

dera

Iglesia: en la

comunidad

manifiesta a través de la palabra y el sacramento,

o en la fraternidad latente del juez universal oculto en los pobres? 5. No es una

disyuntiva, evidentemente, pero es decisivo mantener la pregunta, porque poner o

no en el centro a Mt 25 sigue siendo la gran batalla eclesial, solo resuelta, como

veremos, en Medellín.

Con monseñor Romero la Iglesia fue comunión

pero ante todo alrededor de

los crucificados. Así fue pueblo de Dios, pueblo de pobres que camina hacia su

liberación.

y añadamos que poner en el centro a los crucificados, se trate de pueblo de

Dios de cuerpo de Cristo o de comunión en el Espíritu es el mejor antídoto

contra l peligro

de

aburguesamiento que amenaza siempre a la Iglesia en

cualquiera de sus configuraciones. Insistir, por ejemplo, en nuestros derechos,

5

La Iglesia juerza del Espíritu Salamanca, 1978, p. 160.

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REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

garantizados por ser miembros del pueblo de Dios, no puede hacernos olvidar

que ante los crucificados no tenemos derechos. Nos podemos rebelar con

razón contra una autoridad que somete y priva de derechos y dignidad, pero no

para desentendernos de algo más primordial: la autoridad de los que sufren

(J. B. Metz).

1.2:

Marcha atrás

con respecto a Medellín:

la

Iglesia de los

pobres

(a)

El pueblo de Dios del Vaticano 11, y su dimensión democrática, no

es hoy toinado en seri0

6

,

y mucho menos lo es la Iglesia de los pobres . Sus

orígenes se encuentran en la ilusión de Juan XXIII poco antes de comenzar

el Concilio: proclamar que la Iglesia es Iglesia de los pobres ? El cardenal

Lercaro tuvo un emotivo y lúcido discurso a favor al final de la primera sesión

en 1962. Y monseñor Himmer, obispo de Tournai, dijo: ''primus locus in ecclesia

pauperibus reservandus est . Pero de la Iglesia de los pobres no quedó nada

importante en los textos del Concilio.

Varios obispos captaron pronto que a la mayoría les era lejano el tema de una

Iglesia volcada a los pobres de este mundo, en pobreza y sin poder. Y siguiendo

la inspiración de Juan XXIII se reunieron confidencialmente y con regularidad

en Domus Mariae, en las afueras de Roma, para tratar el tema de la pobreza de

la

Iglesia .

Pocos días antes de la clausura del Concilio, cerca de

40

padres conciliares

celebraron una eucaristía en las catacumbas e Santa Domitila. Pidieron ser

fieles al espíritu de Jesús , y al terminar la celebración firmaron lo que llamaron

pacto de las catacumbas: una Iglesia servidora y pobre . Uno de los propulsores

del pacto fue don Hélder Oimara.

El pacto era un desafío a los hermanos en el episcopado a llevar una

vida de pobreza y a ser una Iglesia servidora y pobre . Los signatarios -entre

ellos muchos latinoamericanos, a los que se unieron

otros-

se comprometían a

vivir en pobreza, a rechazar todos los símbolos o privilegios de poder y a colocar

a los pobres en el centro de su ministerio pastoral. Es un texto singular que

tendría un fuerte influjo en la teología de la liberación. Así comienza:

6. De ahí las numerosas críticas y exigencias de volver al Vaticano 11. En Italia la

fundación Ambrosianum ha impulsado un portal de Internet con el propósito de

relanzar l Concilio Vaticano 11". Entre los promotores hay prominentes personajes

eclesiales: los cardenales Cario María Montini, Roberto Tucci, Roger Etxegaray,

Silvano Iovanelli, Achille Silvestrini, Dionigi Tettamanzi y una veintena de obispos.

7. Frente a los países subdesarrollados, es decir, frente a la pobreza en el mundo la

Iglesia es y quiere ser una realidad germinal y un proyecto, la Iglesia de todos

y,

particularmente, la Iglesia de los pobres , Radiomensaje,

11

de septiembre de 1962.

MONSEÑOR ROMERO: CONVERSIÓN y ESPERANZA

Nosotros, obispos, reunidos en el Concilio Vaticano 11, conscientes de las

deficiencias de nuestra vida de pobreza según el Evangelio; motivados

los unos por los otros en una iniciativa en la que cada uno de nosotros ha

evitado el sobresalir y la presunción; unidos a todos nuestros hermanos en

el episcopado; contando, sobre todo, con la gracia y la fuerza de nuestro

Señor Jesucristo, con la oración de los fieles y de los sacerdotes de nuestras

respectivas diócesis; poniéndonos con el pensamiento y con la oración ante la

Trinidad, ante la Iglesia de Cristo y ante los sacerdotes y los fieles de nuestras

diócesis, con humildad y con conciencia de nuestra flaqueza, pero también

con toda la determinación y toda la fuerza que Dios nos quiere dar como

gracia suya, nos comprometemos a lo que sigue.

y enumeran su compromiso en 13 puntos, todos ellos alrededor de vivir en

pobreza y sin poder g.

(b) La idea y el compromiso fueron recogidos por Medellín en l capítulo

Pobreza de la Iglesia . En él los obispos se preguntan por su propia pobreza y la

de sus iglesias. Y como es más conocido, desde la pobreza real y la opresión que

vivían las mayorías del continente comprendieron centralmente la misión de la

Iglesia en los dos capítulos inaugurales sobre Justicia y Paz .

Pues bien, también en relación a la Iglesia de los pobres , reconocida por

los obispos de Medellín, se ha dado una marcha atrás. Y no es sorprendente.

A diferencia del Concilio, Medellín, por hacer central a los pobres y su libera

ción, tuvo en su contra desde el principio a los poderes económicos, militares,

policiales y en buena parte también mediáticos del' continente. Recuérdese el

informe Rockefeller de 1968, el documento de la reunión de Santa Fe en 1980,

las reuniones de militares en el Cono Sur en la década de los ochenta. Fueron

campañas crueles, a las que a veces se unió una parte de la Iglesia institucional.

y han sido campañas duraderas allá donde la Iglesia se ha mantenido

fiel

a

Medellín y es esencial recordar e insistir en que fueron también épocas

de martirio, que fue lo más jesuánico que ocurrió en la Iglesia. Sobre ello

volveremos-o

Sin embargo, desde un punto de vista cristiano, lo más grave ocurrió al inte

rior de la Iglesia institucional.

La

persecución exterior asustó a la Iglesia insti

tución, comprensiblemente. Pero además vio con temor que Medellín, muchos

obispos prominentes

-más

la teología de la

liberación-

concedió adultez y

libertad a los cristianos, para obedecer a Dios y defender a los pobres. Sentían

que el poder de la jerarquía se tambaleaba. Eso fue juzgado como grave mal para

la Iglesia. Y la jerarquía reaccionó.

8. El texto puede verse en Carta a las Iglesias 590 (junio 2009), pp. 6-8.

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225

EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOLOGíA

Volver , al Concilio, a Medellín, a monseñor Romero, es una mrulera

de

formular la necesidad de conversión de la Iglesia como hecho y de apuntar a

contenidos fundamentales que

la

configuren teologal, cristológíca y evangélica

mente. Volver no tiene nada de nostalgia

ni

de ingenuidad. Dados los cambios

históricos y de paradigmas, es evidente que ningún intento de imitacion sería

sensato, además de ser imposible.

Y

para

una fe utópica tampoco es deseable,

pues haría desaparecer el elemento de novedad esencial en

la

esperanza. Pero

no es desatino, aunque haya que historizarlo adecuadamente, volver a lo que fue

fundrunental en la irrupción. si a pesar de todo produce desasosiego oír hablar

de volver a Medellín, quizás ayuden las siguientes reflexiones.

1.

Salvadas las distancias, igual o mayor desatino sería

pedir

volver a la

Pascua

de

Jesús , sobre todo

"al

Crucificado .

De

hecho, ocurre con gran difi

cultad. Pero no por ser cosa del pasado , sino por ser cruz . Lo mismo ocurre

con Medellín: no se trata

de

volver simplemente al pasado, sino a los pobres

y oprimidos, lo cual suele llevar a

la

cruz, aunque esta hoy no

sea

como

la de

antaño.

2.

Al

soñar un futuro mejor, los profetas se remiten al origen, pero, de nuevo,

no

por

haber ocurrido en el pasado, sino por

ser

principio que principió reali

dades salvíficas. Hablan así

de

un nuevo éxodo, recordando la realidad y las

exigencias que acompañaron al antiguo : cercanía de Dios y liberación, por un

lado; exigencia al pueblo

de

justicia y fraternidad; lucha contra los ídolos que

exigen víctimas

para

subsistir,

por

otro.

3. Nunca, que yo sepa, como en Medellín

y

creo que más todavía con

monseñor Romero-

la

Iglesia ha superado con eficacia las crisis más graves que

la han runenazado desde el principio: el docetismo es decir,

la

irrealidad de su

estar en el mundo; y el gnosticismo es decir,

la

irrealidad en ofrecer salvación

 

-llevándola

al mundo del conocimiento esotérico, descarnado e

individual-,

tentación que Marcos intuyó con toda claridad y

por

eso presentó a un Jesús

inmanipulablemente real . Pienso que ni siquiera en el Concilio,

tan

importante

por

muchísimos capítulos,

la

Iglesia fue realidad tan real como en Medellín y

con monseñor Romero. Ambos son una seria llamada de atención en contra del

distanciamiento de la realidad conflictiva, en contra del solemnismo que se

ha

apoderado de la Iglesi; y que se comunica interesadamente por los

medios-,

con lo que se puede crecer en número, pero no en calidad cristiana. Y en contra

de ofrecer alivio en medio de una vida de sufrimientos, pero sin comprometerse

a erradicar la injusticia que en bue na medida los produce.

11. Cfr.

Según

W.

Kasper ante la gnosis, movimiento espiritual que

amena7,ó

en su

sustancia la esencia de la fe cristiana , la Iglesia cayó quizás en la crisis más

profunda que jamás ha tenido que superar y que fue mucho más peligrosa que la

persecución exterior

de

los primeros siglos .

En

Jesús el Cristo Salamanca, 1976, p. 243.

MONSEÑOR ROMERO: CONVERSIÓN Y ESPERANZA

4.

En

El Salvador, después

de

monseñor Romero,

han

proliferado movi

mientos espiritualistas, muchas veces infantilizantes; y otros integristas y

egoístas, facilitando y bendiciendo buen vivir

de

minorías. Se mantiene

la

religiosidad alrededor de algún Cristo, pero el Jesús del Evangelio, el que asomó

con

fuerza en Medellín como liberador, con frecuencia parece como si hubiera

desaparecido; peor aún, como si hubiese sido escondido, secuestrado. si se

recuerda cómo en aquellos años estuvo presente entre nosotros el Jesús histó

rico , no falta quién

en

otro lenguaje- diga lo del gran inquisidor: Señor,

vete y no vuelvas más . Par a superar cristologías que, evangélicamente hablando,

más parecen a-cristologías, e incluso anti-cristologías, mucho ayudará volver a

Medellín.

Éste me parece a

que es en definitiva el problema fundamental al hablar

de

otra Iglesia es necesaria : recuperar una Iglesia con Jesús de Nazaret en l

centro. Y con él, los pobres de este mundo.

2.

"Otra Iglesia es posible . La conversión de y

desde

monseñor Romero

Sería simplismo preguntarse qué haría hoy monseñor Romero ante la marcha

atrás y el deterioro eclesiaL Pero

para

mantener la esperanza de que otra Iglesia

es posible y poner manos a la obra, mucho ayudará conocer

su

reacción, una vez

elegido arzobispo de San Salvador, ante las exigencias de la realidad, del pueblo

y de Dios.

A monseñor Romero le llamamos pastor , profeta y mártir , y esas

dimensiones suyas han sido bien analizadas. Pero pienso que no se suele analizar

ni valo rar suficientemente, sino que se

da

como

por

sabido, que

el

obispo Romero

llegó a ser el monseñor Óscar Romero, arzobispo, y que para ello pasó

por

un

innegable y esencial proceso de crunbio . Queremos insistir en que, dicho en

forma lapidaria, monseñor Romero se convirtió , aunque haya que explicar bicn

el significado del término. A ello ya ha aludido María C lara Bingemcr.

2.1.

La importancia

del

cambio-conversión en monseñor Romero

A monseñor Romero no le gustaba que se hablase de ese cambio en términos

de

conversión , y es comprensible. También monseñor Urioste prefiere que

se use otro lenguaje: A monseñor

se

le fue cayendo

la

venda de los ojos .

Ciertamente, el cambio no consistió en dejar de hacer el mal

para

hacer el bien

ni siquiera en pasar de ser un buen cristiano a ser un cristiano comprometido.

Pero aunque esto es verdad, no nos parece bueno ignorar

la

profundidad del

cambio que configuró toda su vida posterior, y lo que posibilitó tal radicalidad.

En

su vida hubo un antes y un después. Si se olvida esto, no solo se ignora un

hecho biográfico fundamental, sino que no se entiende a cabalidad qué tipo de

pastor, profeta y mártir llegó a ser monseñor. Ni se entiende qué Iglesia deseó y

ayudó a

dar

a luz.

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227

REVISTA LATINOAMERICANA

DE

TEOLOGÍA

Cambio o conversión , lo cierto es que nadie, ni pobres ni oligarcas, ni

laicos ni jerarcas, habían visto cosa igual. Monseñor llegó a ser un salvadoreño

y un obispo muy otro. El suyo fue un cambio descomunal, es decir, fuera de lo

común.

Es cierto que había sido siempre hombre piadoso, sensible y compasivo con

los pobres

 

. Su conducta ética fue intachable, y siempre fue sacerdote celoso

de las almas, con amor y obediencia a la Iglesia, también en su dimensión

institucional.

Pero le faltaba la aceptación cordial de Medellín: hacer central el clamor

de los oprimidos que llega hasta Dios y la esperanza de liberación de todas sus

esclavitudes. En términos de ideas Medellín le asustó, y más todavía la teología

de la liberación. En términos de praxis no pensaba que fuese asunto de sacer

dotes y obispos enfrentarse a estructuras de injusticia y provocar los conflictos

que dicho enfrentamiento conlleva.

Lo decisivo para comprender al nuevo monseñor es que la conversión no

acaeció regionalmente, solo en el ámbito ético-moral, por así decirlo, sino que

lo

configuró en su identidad total: en su saber, su actuar, su esperar -siguiendo a

Kant - yen

su celebrar, lo que incluye centralmente recibir y dar un

eu-aggelion.

En sus últimos años de obispo de Santiago de María, monseñor ya había

sentido la crueldad de la injusticia

 

, pero fue elegido arzobispo de San Salvador

con una finalidad definida: apaciguar los ánimos liberacionistas

de

comunidades

y parroquias, grupos de sacerdotes diocesanos, la Conferencia de religiosos y

religiosas, la UCA... Ellacuría lo dijo con agudeza: No se le eligió para que

fuera a ser lo que fue; se le eligió casi para todo lo contrario 14.

Pero cambió, y milagro fue que monseñor Romero llegase a ser práctica

mente lo contrario de aquello para

lo

que fue elegido. Tenía

59

años, edad en la

que los seres humanos han fraguado sus estructuras psicológicas y mentales, su

vivencia de la su espiritualidad y compromiso. Y acababa de ser constituido

12. Jesús Delgado, en su libro sí

tenía que morir. ¡Sacerdote Porque

así

vivió Mons.

Ósear A. Romero, Ediciones de la Arquidiócesis de San Salvador, 2010, pp. 26 Y

S. cuenta anécdotas de cuando estudiaba en Roma, de 1937 a 1942. Una ancianita

pidiendo pan, muerta de frío

y

de hambre,

l

impactó mucho más que el imponente

templo del Gesu que tenía delante. En el seminario donde vivía solfa llevar pan

del comedor a su cuarto, lo que estaba prohibido, para repartirlo después entre los

mendigos.

13. Zacarías Diez

y

Juan Macho, "En Santiago de María

me

con la miseria". Dos

años de la

Vida

de Mons. Romero (1975-1976). Años de cambio, 1994

14.

L ElIacuría, Monseñor Romero. Un enviado de Dios para salvar a los hombres ,

Sal

Terrae (diciembre 1980), p. 827.

MONSEÑOR ROMERO: CONVERSIÓN Y ESPERANZA

en máxima autoridad de la institución eclesial en el país, lo cual casi siempre

suele favorecer la continuidad, cuando no la marcha atrás, y asegurar el poder.

Pronto intuyó también lo que se le venía encima: las iras de la oligarquía,

Gobierno, partidos políticos, Ejército y cuerpos de seguridad; las críticas de

casi todos sus hermanos en la Conferencia Episcopal y de dicasteríos vaticanos.

Hasta del Gobierno de Estados Unidos. Pero nada detuvo a monseñor. Y para

comprender la profundidad de su conversión es igualmente esencial recordar que

pronto también sintió el amor del pueblo, el cariño de los pobres y el respeto de

toda la gente de bien. Le acompañaron hasta el final.

2.2. El origen del cambio y conversión

La dificultad de un cambio como el de monseñor es evidente, y más para un

colectivo como la Iglesia. Por ello es importante conocer su raíz, si la Iglesia

quiere en verdad ponerse en trance

de

conversión. Veámoslo brevemente,

teniendo presente aquello que más puede iluminar y animar a trabajar por otra

Iglesia posible, que hoy, además, es necesaria.

En el origen está un crucificado . Monseñor se convirtió ante el asesinato

de Rutilio Grande, junto con el niño Nelson y Manuel, un señor mayor, expresión

de la opresión radical del pueblo que ya había empezado a sentir en Santiago de

María. Dios y la historia le pusieron ante un crucificado. Y como en las mejores

tradiciones cristianas -sin reducirlas a palabrería

piadosa-

el crucificado le

concedió la gracia de la conversión. En mi opinión, aquí está el misterio más

hondo del nuevo monseñor: una irrupción de Dios en un crucificado, su amigo

Rutilio, y una irrupción del pueblo salvadoreño, simbolizado en un niño y un

anciano, que enseguida comprendió como pueblo crucificado, sacramento de Cristo.

No ocurrió todo de golpe, pero la reacción de monseñor ante el asesinato

de Rutilio fue inmediata. Esa misma noche en Aguilares exigió al Gobierno el

esclarecimiento de los tres asesinatos. Prometió no asistir a ningún acto oficial

mientras no se esclarecieran. Prometió solemnemente no abandonar al pueblo.

y

nunca se echó atrás. El cambio fue espectacular: en El Salvador nunca nadie

había visto cosa igual.

Sin pretenderlo, l nuevo monseñor estaba re-creando la estructura de la vida

de Jesús de Nazaret. Rutilio fue para monseñor el detonante que Juan Bautista

había sido para Jesús. Apresado Juan, marchó Jesús a Galilea . Asesinado

Rutilio Grande, comenzó monseñor Romero"15.

El asesinato de Rutilio fue el origen del nuevo monseñor. Y

lo

que le mantuvo

para siempre y le llevó a plenitud fueron los pobres del pueblo, sufrientes y

esperanzados. Por ellos hizo una opción total y con ellos tuvo una identificación

15.

Años más tarde añadimos: Asesínado monseñor Romero, surgió Ignacio Ellacuría .

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EVISTA LATINOAMERICANA

DE

TEOLOGÍA

total. A ellos les anunció la buena noticia de la liberación y el amor de un Dios

liberador. En ellos vio a Cristo crucificado, en ellos escuchó la voz de Dios y en

ellos se encarnó. Eso lo cambió todo.

Lo

que rantes del cambio] era una palabra

opaca, amorfa e ineficaz se convirtió en un torrente de vida, al pual el pueblo se

acercaba para apagar

su sed"16.

.

Para los campesinos, sobre todo los perseguidos, acosados por el Ejército,

paramilitares y escuadrones de la muerte, monseñor Romero significó un antes

y un después. En él vieron, en medio de aberraciones y crueldades, mayor posi

bilidad de vivir y de vivir con dignidad. En vida, monseñor los defendió con

su

palabra, y en alguna medida significó algún tipo de freno ta l era su peso en el

país-

de capturas, torturas y asesinatos

-aunque

ciertamente no pudo evitar

muchas barbaries-. Pero los campesinos sintieron que, sin él, corrían todavía

mayor peligro. Después de muerto, creció la barbarie ya sin el freno de monseñor,

pero

su

recuerdo producía aliento y esperanza a los oprimidos. Mínimos podrá

decirse, pero importantes.

en ese pueblo monseñor encontró don y gracia: Con este pueblo no cuesta

ser buen pastor. Es un pueblo que empuja a

su

servicio

(18

de noviembre de

1979).

en el pueblo encontró su lugar natural. Cerca del final dijo sin ninguna

jactancia: Si me matan, resucitaré en el pueblo salvadoreño (marzo de 1980).

y

monseñor, admirado y venerado por su pueblo, fue sobre todo querido -cosa

nada frecuente-o Hasta el día de hoy el amor que le tuvo y le t iene- el pueblo

permanece como

lo

más entrañable.

Pero, recordémoslo, todo comenzó con una conversión . Y monseñor

Romero vivió siempre

en

disposición de conversión como algo esencial, para él,

para los cristianos y para la Iglesia. Lo decía con convicción.

Todos debemos convertirnos. Yo, que les estoy predicando, soy el primero

que necesita conversión; y le pido a Dios que me ilumine mis caminos para

no decir ni hacer cosas que no sean de su voluntad, que debo de convertirme

a lo que Él quiere, que debo de decir lo que Él quiere, no lo que conviene

a ciertos sectores o me conviene a mí, si es contra la voluntad del Señor.

(23 de octubre de 1977.)

Yo, que les estoy hablando, necesito convertirme continuamente. (13 de

noviembre de

1977.)

2.3. Las

raíces de

la nueva Iglesia de

monseñor

Romero

La

conversión de monseñor se produjo en lo escondido, pero se expresó visi

blemente en su modo de ser y actuar. Ahora lo vamos a analizar en su modo de

construir Iglesia . Y comenzamos con una aclaración.

16.1. ElIacuría, Monseñor Romero ,

6p

cit.

p. 829.

MONSEÑORROMERO: CONVERSIÓN Y ESPERANZA

En el índice analítico de la edición crítica de sus homilías, de UCA Editores,

la entrada que aparece más veces es Iglesia . Pero lo importante es que, ya como

arzobispo, monseñor Romero usó el término en sentido preciso, no en forma

genérica, lo que en la práctica dice poco o nada. Y menos en forma reduccio

nista, lo cual, consciente o inconscientemente, suele significar

la Iglesia oficial

y,

en definitiva,

la

jerarquía , Roma .

Monseñor Romero también usó otras expresiones vigorosas y menos ambi

guas, como pueblo de Dios

1

? e Iglesia de los pobres

18

• Y con esos términos,

mejor que con el término Iglesia , ponía de relieve la dimensión histórica,

popular, democrática, salvífica, jesuánica y teologal de la Iglesia.

Al hablar de monseñor Romero y la Iglesia, se suele recordar que, al ser

nombrado obispo en 1970, eligió como lema de su episcopado sentir con la

Iglesia . Así fue, y quizás en aquellos años lo entendiese en sentido convencional.

Pero desde

1977, ya

arzobispo, concretó su significado evangélica y tcologal

mente. En palabras de Ricardo Urioste, vicario general e íntimo colaborador

suyo, para monseñor sentir con la Iglesia significaba estar arraigado en Dios,

defender a los pobres y aceptar todos los conflictos procedentes de la fidelidad

al

Señor"19.

Sentir no significa aquí simplemente identificarse con lo que dice la Iglesia

ni afectarse y defender cualquier actuación suya, sino que es un vigoroso acto

del espíritu: estar arraigado , defender , aceptar . Y el sentir así entendido,

no cualquier sentir , remite a algo que va más allá de la Iglesia . En concreto,

remite a Dios , realidad transcendente; y a pobres y conflictos , realidades

históricas. Esto quiere decir que para conocer a monseñor Romero no se avanza

mucho sólo analizando términos y conceptos sobre la Iglesia , sino viendo a

monseñor in actu construyendo la Iglesia.

Comencemos. Monseñor no empezó

de

la nada. En El Salvador, ya en

1970,

tuvo lugar una asamblea eclesial nacional, llena de vida e ilusiones, y con grandes

tensiones. Grupos de sacerdotes trabajaban para que Medellín se hiciese realidad

en el país. De los obispos, algunos ni siquiera asistieron a la asamblea, otros se

asustaron. El mismo monseñor Romero no participó y s e refugió en el seminario.

Al final se escribieron dos distintos textos de conclusiones. Uno, escrito por los

sacerdotes. Otro, enviado por los obispos y el nuncio a Roma. Rutilio Grande

captó lo que estaba en juego en aquel conflicto eclesial por haber tocado a fondo

17. En sus Homilías en I, 38 veces;

n

42; III, 22; IV, 45; V, 45; V, 19.

18

INd.

en

I, 2 veces;

n

7;

III,4;

IV, 6;

V,

2;

VI,

1.

Su

segunda carta pastoral de 1977

lleva por título La Iglesia, cuerpo de Cristo en la historia .

19.

Citado en D. Marcouiller, El sentir con la Iglesia

de

Monseñor Romero San

Salvador,

p.

28.

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Ser buen pastor hoy*

Monseñor Álvaro Ramazzini

Obispo de San Marcos

Guatemala

Muchas gracias por la presentación que ha hecho el padre Juan. Es cierto que

siempre he mantenido una relación de amistad y fraternidad con estos hermanos

jesuitas, especialmente cuando trabajaban en la Ciudad de Guatemala y vivían

en la zona 5 Thvimos muchas ocasiones para reflexionar sobre la situación del

país antes de que aumentara el nivel de violencia y de represión, que causó tantas

víctimas y ocasionó el éxodo de cientos de miles de guatemaltecos hacia la zona

de Chiapas en San Cristóbal de las Casas y hacia la zona de Campeche. Otros se

quedaron en la selva del Ixcán, y formaron lo que se llamaron comunidades de

población en resistencia .

El padre Juan ha recordado el encuentro que tuve con el padre Ricardo Falla,

y en

l

memoria y el corazón se me han agolpado sentimientos y recuerdos.

Cabalmente, el día de ayer hizo ocho días que el párroco de unas comunidades,

llamadas Cuarto Pueblo y Pueblo Nuevo, en el Ixcán, me invitó a celebrar

los veintiocho años de la masacre de Cuarto Pueblo. Fueron asesinadas 480

personas. Formaban parte de las cooperativas del Ixcán, un proyecto muy intere-

sante y muy útil. Desgraciadamente, fue aplastado por la represión. Y también lo

dificultó la muerte del padre Guillermo Woods, padre de Maryknoll. Se dijo que

murió cuando la avioneta en que viajaba cayó a tierra por fallas mecánicas, pero

la investigación apunta a que no fue esa la causa, sino que fue un atentado.

Vivían totalmente escondidos en la selva. Y estando con ellos, cuando

ya salieron a la luz después de muchos años, uno va descubriendo cómo hay

*

Ponencia pronunciada en la capilla de la UCA. En su introducción, monseñor

Ramazzini mencionó al padre Juan , refiriéndose al padre Juan Hernández

Pico, S.J., profesor de teología de la UCA; y al padre Ricardo Falla, S.J., quien

trabaja en la Plataforma Indígena en Santa María Chiquimula.

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EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

guerrilleras

e l

ORPA se desarrolló en San Marcos y ahí tuvo todo su campo

de acción-o Entonces, ustedes se pueden imag inar la represión que hubo en esa

región.

Yo

llegué a San Marcos en

el

mes de febrero de 1989, y en el mes de

septiembre ya contabilizábamos 22 personas desaparecidas. Jall1iis se supo qué

había pasado con ellos. Este es el ambiente.

4. Volvamos a nuestro tema. El número

131

de Aparecida dice: "El llama

miento que hace Jesús, el Maestro, conlleva una gran novedad". Y la explica con

estas palabras que citamos en lo fundamental. En la Antigüedad, los maestros

invitaban a sus discípulos a vincularse con algo trascendente, una doctrina, una

tesis... y los maestros de la ley les proponían la adhesión a la Ley de Moisés.

Jesús invita a encontrarnos con

Él No es una idea. No es una tesis. No es algo

trascendente. Es alguien. Eso es muy importante. Y para que nos vinculemos

estrechamente a Él porque Él es

la

fuente de la vida y sólo Él tiene palabras

de vida eterna. Pronto, los discípulos descubren dos cosas en confrontación

con otros seguidores de otros maestros. Primero, que no fueron ellos los que

escogieron a su maestro. Fue Cristo quien los eligió.

Y

en segundo lugar, que no

fueron convocados para algo

-purificarse

aprender

la

ley-

sino para alguien.

Elegidos para vincularse íntimamente a su persona. Jesús los escogió para que

estuvieran con Él y enviarlos a predicar. Para que lo siguieran con la finalidad de

ser de Él y formar parte de los suyos y participar de su misión. Esto no se refiere

a los pastores, sino que se refiere a los cristianos en general porque estamos

hablando del discipulado, y los bautizados somos discípulos y discípulas. "El

discípulo experimenta que la vinculación íntima con Jesús en el grupo de los

suyos es participación de la Vida salida de las entrañas del Padre, es formarse".

Y esto es 10 que me interesa recalcar: es formarse para asumir su mismo

estilo de vida y sus mismas motivaciones. Ese es el discipulado: asumir el estilo

de vida de Jesús y asumir las motivaciones de Jesús, correr su misma suerte.

Monseñor Romero siguió la suerte de Jesús. Los mártires de la UCA siguieron

la suerte de Jesús, porque Jesús terminó crucificado. Correr la misma suerte y

hacerse cargo de su misión de hacer nuevas todas las cosas. Sin esta convicción

fundamental no se puede ser buen pastor. Y esto lo digo por mi experiencia

personal. A veces, nosotros, sacerdotes, creemos que por ser sacerdotes no

estamos obligados a sef cristianos. Parece contradictorio,

Sólo les pongo un ejemplo sin ánimo de juzgar. Simplemente, son hechos.

¿Qué piensan ustedes de una parroquia en la que, cuando la gente entra, en la

oficina parroquial el párroco ha escrito un texto donde dice: "Aquí no aceptamos

migrantes"? Es histórico, no es mentira, aunque a veces

no

hace falta escribir "no

aceptamos migrantes", pues en la práctica puede ser que no los aceptes. Una de

las dificultades que tenemos en el tema de las migraciones

es

lograr sensibilizar

a los cristianos y cristianas en general, incluidos sacerdotes y también nosotros,

obispos, en el tema de que en el migrante está presente Jesús.

SER BUEN PASTOR HOY

Me encanta el texto del Apóstol Santiago: "Si ustedes están reunidos y de

repente entra alguien, sucio, roto, que huele mal -bueno eso no lo dice Santiago,

eso lo añado YO- que va todo barbudo, los tenis rotos porque a saber desde

cuándo viene caminando, ¿qué es lo que ustedes hacen?". Según Santiago, los

reunidos le dicen: "Siéntese hasta allá atrás, hermano, por favor, hasta allá

atrás". "Ah, prosigue Santiago, pero si entra alguien bien vestido, con anillos en

las manos y con ropas elegantes, ustedes le dicen: 'Por favor, hermano, véngase

hacia aquí adelante, este es su lugar'''.

¡Qué difícil es descubrir a Cristo Jesús en los migrantes Hace años, con un

hermano campesino -somos amigos, no hermanos

solamente-

nos invitaron a

ir a Alemania, porque hay allá una organización campesina que quería relacio

narse con otra organización campesina de San Marcos. Llegamos al aeropuerto

de Frankfurt y nos tocó pasar por migración. Yo iba adelante, con alzacuello,

y pasé. Después, seguí para recoger el equipaje, y en eso volteé a ver y él no

venía. Me quedé esperando, pasaron diez, quince, veinte minutos, y él no salfa.

Entonces, me acerqué a alguien para que me dijera qué pasaba y no me supieron

decir nada. Tuve que salir porque ya nos estaban esperando fuera, y les expliqué:

"Miren, ahí atrás se quedó el hermano campesino, no sale. Ustedes vayan a

averiguar. Ustedes son alemanes, hablan alemán, vayan a ver qué pasa". A los

treinta y cinco minutos lo sacaron. Entonces,

yo

mequedé pensando: ¿por qué 10

detuvieron? Porque vieron su aspecto. No iba con traje como yo. Lo vieron una

persona bastante sencilla.

Saber descubrir en el otro al ser humano igual a mí, y desde la fe cristiana,

descubrir en el otro a Cristo presente, eso es una piedra de toque para llegar

a descubrir hasta dónde tú eres discípulo de Jesús y hasta dónde tú asumes el

estilo de Jesús. No olvidemos eso en el caso de los sacerdotes. Si un sacerdote,

un obispo, hace acepción de personas no solo va a escandalizar a los que tienen

sensibilidad, sino que sobre todo va a herir profundamente el alma y el espíritu

de aquellos que son discriminados. Y

la discriminación no es solamente, como

en el caso de Guatemala, que te digan: "Sos indio, sos terco como un indio", una

frase que uno muchas veces escucha. Allá en Guatemala utilizan otra expresión,

dicen: "Sos jashto". No sé de dónde viene la palabra "jashto". Pero "jashto"

quiere decir que "sos indio, no vales nada, sos

t e r c o ~ .

"Sos terco como un indio".

¿Qué hay en el fondo de estas palabras? Un espíritu racista y discriminatorio.

Hay que asumir, pues, el estilo de Jesús para ser sus discípulos y para ser

sus seguidores. Por eso la respuesta a la llamada del discipulado -partiendo

de lo básico, para aplicarlo después a la vida sacerdotal- exige entrar, como

dice Aparecida, en la dinámica del buen samaritano. Nos lanza el imperativo de

hacernos prójimos, especialmente con el que sufre, y de generar una sociedad sin

excluidos, siguiendo la práctica de Jesús que come con publicanos y pecadores.

"Mira, Zaqueo, bájate de ahí. Hoy voy a comer en tu casa". El Evangelio dice

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Saben lo que ha significado para ellos ir a cortar el café en las fincas, pasar

hambre, mojarse porque llueve y hay que trabajar.

Los explotados, los hermanos y hermanas campesinos, niñosy niñas some

tidos a la prostitución infantil.

Yo

creo que la Iglesia católica nunca ha rá lo sufi

ciente para pedir perdón por todos los casos de abusos de menores. Es una herida

muy profunda que la Iglesia va a tener que

ir

sanando y curando no solamente

pidiendo perdón, sino buscando otras maneras para asegurar que realmente

estamos en un proceso de conversión y en un proceso en el que la justicia tiene

que prevalecer.

Niños víctimas del aborto, millones de personas y familias que viven en la

miseria, dependientes de las drogas, personas con discapacidades, enfermos de

VIH-sida, los que sufren la soledad, ancianos .. Es el número 65 de Aparecida:

los rostros de los que sufren. El pastor que no sepa descubrir en ellos la presencia

de Jesús, que no sepa contemplar

el

rostro de Cristo en estas personas sufrientes,

que no se plantee qué clase de cristiano es, no se plantea qué clase de discípulo

es. Estamos llamados a ser pastores, no mercenarios. Jesús lo dice claramente en

el Evangelio de Juan, en el capítulo 10: El buen pastor da la vida

por

sus ovejas".

El mercenario, el asalariado, no. Dispuestos a dar la vida por el rebaño que nos

ha sido confiado, ponernos en la primera fila, sin condiciones, sin temores, sí,

sin temores, porque el Señor ha dicho: "¡No tengas miedo, yo estoy contigo ".

Aunque uno en el fondo siente miedo, ¿verdad? "¡Pero no tengas miedo, yo estoy

contigo ".

Una profunda y total entrega de nosotros mismos hasta hacernos pan partido

para los hambrientos yagua fresca para los sedientos. Qué triste cuando un fiel

viene donde uno y le dice: "Mire, monseñor, fíjese que fui a buscar al padre

fulano. Tenía necesidad urgente de que él me escuchara. Estaba pasando por un

momento muy serio, muy difícil. Y llegué con el padre: '¿Padre, pudiera usted ser

tan amable de atenderme?'. 'Ah', dice. 'No, no, ahorita no puedo porque tengo

¿Por qué no regresa dentro de tres días?'. 'No, no padre, es que es algo urgente'.

'Mire, ahorita no puedo'. Sí podía, pero dice: 'No puedo, regrese dentro de tres

días"'. Entonces, este fiel me dice: "¿Para qué voy a regresar dentro de tres días si

yo necesitaba en ese;nomento que el padre me hubiera escuchado siquiera cinco

minutos? Era lo único que yo necesitaba". Por lo tanto, la entrega de uno mismo.

El pastor no solamente lava los pies a sus hermanos y hermana s, sino que entrega

su existencia de modo radical en favor de los demás. No se trata solo de ser

pacientes, amables, generosos, altruistas, buenos contadores de chistes para estar

alegres. No se trata solo de eso. Eso está bien, porque la risa es remedio infalible

y ayuda. Cuando el sacerdote cuenta un chiste alegra a la comunidad. Pero es

mucho más: morir cada día, momento a momento en favor de los otros.

SER BUEN PASTOR HOY

8. Yo creo que todo esto se

o

tenemos que decir con mucha claridad a los

seminaristas: "¿Ustedes quieren ser pastores? ¡Esto es lo que les espera No

tienen que querer ser sacerdotes porque, una vez ordenados, 'voy a tener mi

carro, voy a tener mi aparato de televisión, voy a tener mi computadora, voy

a tene r todo . .'. Mira, ¿tú de dónde vienes? Yo conozco de dónde vienes. Sé

quiénes son tus papás. Sé que tu papá s e gana la vida cada día con esfuerzo. ¿Por

qué estás pensando que s er sacerdote es para cambiar estatus de vida? Si lo haces

por esa intención, ¡ándate mejor Así no". Seamos menos, pero de calidad , y no

un montón, de solo cantidad. Ahí está el reto de un obispo antes de ordenar, de

imponer las manos, a un sacerdote.

Yo

se las impuse a Manfredo y estoy seguro

que él anda bien, y no me va a hacer quedar mal aquí, delante de todos.

El buen pastor es servidor, no somos ni jefes ni caciques. Es triste, pero

en Guatemala se usa esta frase: No hay peor cuña que la del propio palo". Y

es verdad. Uno a veces descubre que sacerdotes que vienen de comunidades

indígenas se vuelven caciques con sus propias comunidades, olvidan que son

servidores, imponen, mandan, son autoritarios, no fomentan el diálogo. Si el papa

Pablo VI dijo que el diálogo es el arte de la comunicación, ¿por qué no dialogas?

"No, yo aquí soy el párroco.

Yo

aquí soy el que manda". ¿Consejo pastoral?

"¡Ustedes solo tienen que hacer lo que yo aquí mando ". Pero si no te formamos

así en el seminario. Te formamos para que fueras hombre de diálogo, que escu

ches. Estás peor que los presidentes de la república que ya no oyen el clamor de

la gente. Estás peor que los diputados del Congreso a quienes les vale lo que la

gente les dice. Dialogantes, respetuosos de las diferencias. Me enca nta esta frase

de monseñor Romero: "El pueblo me enseña", algo así es la frase.

claro, tenemos que ser promotores de la justicia, de una nueva sociedad.

Pero eso nace euando, como muy bien decía monseñor Romero, el sacerdote, el

obispo, tiene la conciencia de comprometerse más y más para asimilarse más y

más a Jesucristo.

Leí

esa frase que él escribió en uno de sus retiros espirituales.

"Tengo que poner atención en irme haciendo más y más conforme a la imagen

del Señor". No es la frase exacta, pero esa era la idea: transformarme más y

más para vivir la radicalidad del Evangelio. Porque somos pastores, no somos

mercenarios.

9 En Aparecida también dijimos cosas fundamentales para los que queremos

ser pastores, sobre todo en el tema de la opción preferencial por los pobres En el

tema 8 del documento de Aparecida, "Reino de Dios y promoción de la dignidad

humana", escribimos lo siguiente, en el número 396: "Eso es una responsabilidad

y un compromiso que tomamos. Y ahora nuestro esfuerzo es tratar también de

que los sacerdotes, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros colaboradores

vivan de esa manera. Nos comprometemos a trabajar para que nuestra Iglesia

latinoamericana y caribeña siga siendo con mayor ahínco compañera de camino

de nuestros hermanos más pobres incluso hasta el martirio".

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EVISTA LATINOAMERICANA DE

TEOU GÍA

No sé si caímos en la cuenta de lo que escribimos y firmamos, pero ahora está

escrito y firmado. Queremos ratificar y potenciar la opción del amor preferencial

por los pobres hecha en las conferencias anteriores: Medellín, Puebla, Santo

Domingo. Que sea preferencial implica que debe atravesar todas nuestras estruc-

turas y prioridades pastorales. Por eso ustedes se han fijado que en

el

mensaje

que mandó Pedro Casaldáliga dice "mística y política". Ahí está. Si te metes en

la política, en la búsqueda del bien común, excelente. Pero si no lo haces desde la

mística, no vas a ser constante, vas a ceder muy fácilmente a las tentaciones del

poder, del dinero, del quedar bien .. Pero si lo haces desde la mística, vas a

a ser mártir como monseñor Romero. Ese va a ser tu destino en estos países, así

que prepárate. Bueno, de repente no, porque Dios no quiere eso para

posible que sea así.

10. ¿Cuáles son, a mi juicio, las dificultades para ser buen pastor Primero.

Lo decía muy bien el papa Benedicto XVI en

el

mensaje cuaresmal. El primer

obstáculo es la autosuficiencia: "No necesito de nadie. Yo lo puedo arreglar

todo". También el buen pastor tiene que evitar el complejo de superioridad y el

complejo de inferioridad. Eso tiene que ver con la madurez humana.

Otra dificultad es el aislamiento. Cuando el sacerdote no se integra en su

presbiterio, cuando no se integra en la comunión de la comunidad, cuando no

trata a las hermanas religiosas como hermanas, cuando no trata a los laicos y

laicas como su familia, se va aislando y va dejando de ser el buen pastor y se

convierte en un individuo que lo que busca es hacer las cosas por si mismo. Esto

tiene que ver con la autosuficiencia, y no hay quien lo aguante. Claro que a veces

tiene que ver con la soledad, sobre todó en las aisladas, montañosas,

donde la soledad muchas veces es mala consejera.

Otra gran dificultad para ser buen pastor

es

el ansia de "carrerismo". Pienso

que en la Iglesia habría que quitar los títulos porque son una gran tentación.

"Monseñor aquí, monseñor allá, canónigo aquí. ..

.

Gracias a Dios, en la nueva

legislación de la Iglesia quedó la posibilidad de suprimir los capítulos de canó-

nigos. En algunas diócesis lo hicieron, en otras no. Mejor hubiera sido eliminarlos

de una vez, prohibirlos. Y en las que están, que desaparezcan. En Alemania o en

Italia eso son palabras serias. "Voy a suprimir el consejo de los canónigos", y le

cae todo el mundo encima. Pero habría que preguntarse

si

por esa fisura no

va

entrando la falta de credibilidad en la Iglesia institucional. Dejarse llevar por el

afán de carrera, ¡gravísimo , ¡gran tentación Y por eso habría que entrar a los

cambios estructurales que la Iglesia necesita. Pero ni ustedes ni yo vamos a ver

esos cambios, así que no vale la pena hablar de ellos. Sería gastar energías.

un gravísimo peligro, una gravísima dificultad.

El

pastor no va a ser buen

pastor si en lugar de dejarse llevar por el Espíritu, trata de imponerse al Espíritu.

Jesús diío: "El Espíritu sopla donde quiere". Y uno a veces se pregunta: "¿Señor,

SER BUEN PASTOR HOY

qué es lo que quieres de mí?". Y ahí entra el discernimiento espiritual, en lo

que son expertos los jesuitas: hacer de la vida una realidad tal, que de veras

busquemos siempre ajustarnos a

10

que Dios quiere y no a lo que yo quiero.

El papa Benedicto XVI dice en el mensaje cuaresmal: "¿Cuál es el concepto

de justicia en el Antiguo Testamento?". Y señala que es doble. Por un lado,

justicia quiere decir ajustar mi vida a la voluntad de Dios.

Y,

por

el otro, tener

un comportamiento de equidad hacia los más vulnerables, que

en

el Antiguo

Testamento son los forasteros, los huérfanos y las viudas. Buscar en todo la

voluntad de Dios para que sea Él quien aparezca y no

yo.

Termino. El reto siempre va a ser escuchar: "Yo te llevo a donde quiero". Y

decir al Espíritu: "¡Llévame adonde Tú quieras ". Y a veces los caminos de Dios

son inexplicables.

Les agradezco su paciencia, de veras.

Pregunta. Monseñor, ¿qué se está haciendo en la diócesis de San Marcos en la

lucha por la dignidad de la mujer y la igualdad de derechos?

Ramazzini.

En San Marcos tenemos un programa que se llama "Pastoral de la

mujer", a cargo de una comunidad de religiosas y también de mujeres no consa-

gradas. Como en Guatemala el machismo es muy fuerte, se hace el esfuerzo para

que en el programa participen los esposos y así también ellos escuchen un poco

lo que se les dice a sus esposas. También estamos reforzando mucho la pastoral

En el caso de lo social, lo económico y lo cultural, estamos tratando de

revalorizar la dignidad de la mujer porque hay muchos casos de violencia doméstica,

de abusos sexuales de familiares contra jovencitas, y hay también muchos casos

de madres solteras. A nivel intraec1esial, tratamos de que haya participación de

las mujeres en los ministerios laicos, ministras de la eucaristía, lectoras de la

palabra de Dios, animadoras de las comunidades. Y también estamos insistiendo

mucho en la participación más directamente política de las mujeres.

P. Nuestra Iglesia, como institución, necesita una gran reforma para lograr los

objetivos de Aparecida. ¿Es Aparecida un a utopía?

R. No, para mí no

es

una utopía. Indudablemente,

va

a exigir un cambio de

mentalidad en nosotros, obispos y sacerdotes, que tenemos una mayor respon-

sabilidad, y en un laicado también comprometido. Y va a ser un proceso que

va a tomar sus años. Pero no es una utopía, porque no estamos diciendo cosas

exageradamente nuevas, ni imposibles. Sí hay todavía caminos por recorrer en

Aparecida, sobre todo en

el

tema de cambiar estructuras ec1esiales. Pero yo no

considero que sea una utopía.

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EVISTA LATINOAMERICANA

DE TEOWGÍA

desengañada y desencantada, ¿habrá alguien que se atreva a intentar sacarnos,

arriesgando su poder, su dinero y su prestigio? ¿Podremos nosotros participar

en una política que se arriesgue a enrumbar el timón hacia un horizonte de una

humanidad mejor y más solidaria? ¿Tendrá que ver Dios con una .nueva lucha por

la emancipación y la liberación, que impida que a nuestra libertad la embrujen

y coopten los aires contaminados del consumismo insaciable, ese nuevo rostro

de un salvaje capitalismo para minorías, sin escrúpulos para embargar hogares

y ahorros

-como

en las casas hipotecadas y embargadas de los EE. UU. o en el

'corralito'

argentino-

y para exigir

la

disminución del gasto social

es

decir,

de la inversión para sacar de la pobreza a mucha gente, aunque no haya clima

de inversión

lucrativa-

y para someter a la ley del lucro las pensiones de la

ancianidad?

¡:Tendrá que ver Dios con un fundamento de la política que, en lugar

de llamarse interés privilegiado, se llame esperanza de los pobres? ¿O nos ahoga

remos todos en el lento pero seguro naufragio de la naturaleza y de la historia,

a través de la muerte de los mil cuchillos, de

la

Tercera Guerra Mundial ya

estallada en la agujereada capa de ozono y en el cambio climático, en el Ártico

y la Antártida y en el Amazonas, en los Balcanes, en Liberia y Sierra Leona, en

Zimbabue, en Darfur y en

el

Congo, en los barrios marginados de El Salvador,

Honduras y Guatemala, en las favelas de Río, en las selvas de Chiapas y en los

Cuchumatanes

- los

montes

azules-

de Huehuetenango, en los golpes de Estado

redivivos como el de Honduras, en las atrocidades de Chechenia, Afganistán,

Cachemira, Myanmar y el Tíbet, en los atentados de la India e Indonesia, en

los exterminios de Perú y Sri Lanka, en los miles de prisiones de emigrantes y

en los innumerables campos de desplazados y refugiados, en Colombia, Gaza,

Cisjordania, Tel Aviv Líbano, Irak, y los S, 11 M y 7 J del mundo rico

amenazado? .

Hoy, en nuestras calles y plazas y en las encuestas sobre creencias religiosas

que se pasan a nuestros contemporáneos, comienzan a destacar sobre autobuses

de servicio público o en grafitis sobre paredes antes vacías respuestas de No

creo en Dios y leyendas con la frase Dios no existe . Esta confesión de ateísmo

se considera tan digna de publicidad propagandística como, por ejemplo, aquella

otra de Coca Cola: La chispa de la vida . En todas partes

la

pregunta sobre

creencias que más no es recibe como respuesta, incluso entre personas que han

respondido que sí creen en la existencia de Dios, es ¿cree usted en la resurrec-

1

ción de los muertos? , o ¿cree usted que hay otra vida después de la muerte? . \

La gente, pues, no tiene mucha esperanza en una vida más allá de la vida sobre \

esta tierra.

0

en todo caso, esa esperanza está en declive... o parece estarlo. j

Puede ser que nunca fue tan sólida como se creía al interior de la Iglesia

-¿no

sería diferente esta tierra si hubiera sido tan sólida aquella

esperanza?-

y que,

por tanto, tampoco haya sido

su

declive tan grande como se piensa.

De todas maneras, desde nuestro punto de interés en este libro, existe también

un contrapunto. En no pocos países las instituciones que peor puntuación

PRESENTACIÓN DEL

LI RO O SE Si ENTRE USTEDES

reciben cuando en las encuestas de opinión pública se pregunta al público por la

confianza que les merecen o por la manera como funcionan son las instituciones

políticas. Y los líderes políticos rara vez reciben la aprobación de más del 50%

de los encuestados, excepto, en todo caso, durante su primer año de mandato.

Casos como los de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, Ricardo Lagos en Chile,

que han punteado alrededor del 70% de aprobación o más después de seis años

de gobierno, y el 84% de aprobación con que Michelle Bachelet ha dejado la

presidencia de Chile incluso después de un bárbaro terremoto, son altamente

excepcionales. Tanto la esperanza religiosa como las expectativas políticas se

mueven hoy en una zona gris, al menos en Occidente.

Este libro se remonta nada menos que hasta hace veintiocho años. No es

que se haya estado veintiocho años seguidos escribiéndolo, aunque sea un poco

grueso. Pero sí ha estado en mi corazón y en mi pensamiento, porque en 1982 en

una reunión en Petrópolis, Brasil, de especialistas en teología y en las ciencias

sociales orientados por el

pathos,

la sensibilidad profunda de la liberación en

América Latina, me comprometí a escribir un libro sobre fe y política -¡nada

menos que

fe y poUtica -,

y

así, sobre una política que pueda llegar a ser amor

más eficaz y servicio a la humanidad. De lo que se trataba, con una iniciativa

que partió fundamentalmente de Leonardo Boff, de Gustavo Gutiérrez y de

Sergio Torres, tres grandes impulsores de la teología de la liberación, era hacer

una colección de libros que desarrollaran todos los temas de la teología bajo la

perspectiva de la liberación, para mostrar que este pensamiento no era una espe

cialidad dentro de la teología, como, por ejemplo, la teología

e

la revolución o

la teología de las realidades terrestres, sino una perspectiva para tratar todos los

temas de la teología desde el lugar teológico de los pobres. Jesucristo liberador

fue, por ejemplo, el título que aportó Jon Sobrino. María, mujer profética, el de

Ivone Gebara y María Clara L. Bingemer.

Creación e historia en el proceso de

liberación,

el de Pedro Trigo.

La Trinidad, la sociedad la liberación,

el

de

Leonardo Boff. Y así, sucesivamente, otros temas de Dios, de los sacramentos,

de los rostros de Dios en los pueblos amerindios, de la moral, de

la

historia de

la Iglesia, etcétera. Me tocó y me quedé con

l

tema de

fe

y política. ¿Por qué?

Porque siempre me he ubicado en mi trabajo intelectual y pastoral en la frontera

entre la teología y las ciencias sociales, y he tratado de tender puentes entre

ambas. Y además porque en aquel momento

-estamos

hablando del comienzo

de los

ochenta-

era normal pensar en las muchas cristianas y cristianos que se

comprometían con la política motivados por

su fe.

Por una serie de circunstancias, muy difíciles de explicar, principalmente por

momentos de mucha densidad de sufrimiento en mi vida, porque en una hora

dada vi y sentí acumularse alrededor de mi persona todas las sangres , la sangre

de muchos amigos y la sangre de mucha gente pobre, no me sentí con el impulso

investigador y la imaginación creativa necesarios para escribirlo. Nombro a tres

personas mártires que fueron para

de gran influjo en mi vida: Myrna Mack,

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267

EVISTA LATINOAMERICANADE

TEOLOGÍ

poder divisar a Jesús en medio de la multitud; si Zaqueo, un rico y corrupto jefe

de cobradores de impuestos, escucha que Jesús viene a Jericó,

su

ciudad, y siente

curiosidad por verlo y tiene la buena fortuna de que Jesús se dirija a él y le invite

a su mesa diciéndole: "baja aprisa, pues hoy tengo que hospedarme en tu casa",

y él baja del árbol y le abre las puertas de

su

casa, lo que ocurre ahí es que Jesús

lo valora como persona y entra en su casa sin importarle que murmuren contra

él "porque entraba a hospedarse en casa de un pecador". La forma como Jesús

valora su 4ignidad humana impacta hondamente a Zaqueo y lo lleva a dar la

mitad

de

sus bienes a los pobres, y a devolver cuatro veces a cualquiera que haya

defraudado (Lc 19,1-9). Tal vez no le quedara mucho después de eso. Lo impor

tante es que Zaqueo se ha sentido acogido en Jesús por un Dios diferente del

Dios de los líderes religioso-políticos que lo condenan. Es como si los directivos

de un banco actual, moderno, quisieran hacer lo que hizo Zaqueo con aquellas

personas a quienes han prestado; al final se quedarían sin bóveda, sin caja

fuerte, después de haber invertido la mitad del capital de su banco en proyectos

sociales rentables solo humanamente, y de haber devuelto una cantidad cuatro

veces mayor a todas aquellas personas deudoras a quienes les hubieran cobrado

intereses altísimos por

sus

tarjetas, o a aquellas personas a quienes no hubiesen

considerado razonable para los intereses del banco concederles m i r o r é d i ~ o s ni

siquiera para construir un ranchito y para comprar unas palmas o unas láminas

para techar una casucha en cualquier suburbio urbano marginado de nuestras

ciudades.

El gran mensaje religioso-político de Jesús fue tratar que las mujeres y

hombres de su entorno, sus amigas y amigos que se sintieron discípulas y

discípulos suyos, fueran captando que Dios no era solamente el Dios del sábado,

sino por encima de todo el Dios de los seres humanos, a favor de cuyo descanso

el mismo sábado había sido instituido; y que las necesidades

de

las personas,

especialmente de los enfermos y de los pobres, estaban, por consiguiente, por

encima de la observancia hiperescrupulosa del descanso del sábado (Mc 2, 23-27

Y 3, 1-5). Su mensaje fue también tratar de que captaran que la misericordia,

la compasión ante

el

sufrimiento humano, valía más que todos los sacrificios

(Mt 12,

7)

y que por consiguiente Dios, mucho más que el Dios del culto sacri

ficial en el templo de Jerusalén, era el Dios del culto "al Padre en espíritu y de

verdad" (Jn 2, 13-16 y '4,

23).

El mensaje religioso-político de Jesús retomaba

lo que ya se había dicho en la profecía de Isaías, que la misión del profeta era

"dar una buena noticia a los que sufren" (ls 61, 1), pero

lo

radicalizaba, según

Lucas, afirmando que la misión de Jesús era dar "la buena noticia a los pobres".

Teniendo en cuenta la versión lucana de las bienaventuranzas, donde la felicidad

de los pobres está dialécticamente contrapuesta a la lamentable situación de los

ricos (Lc 6, 20-26), Jesús está afirmando revolucionariamente con gran radica

lidad que Dios no es el Dios de los ricos insolidarios, sino el Dios de los pobres

necesitados. Revolucionariamente, porque en una corriente tradicional bíblica

PRESENTACIÓN DEL

LIBRO

NO SE sí ENTRE USTEDES

anterior a Jesús solía aparecer "la riqueza como señal de bendición divina, que

recompensa una conducta intachable .. o como recursos para dar limosna y

socorrer las necesidades del pobre"2, mientras que en el Nuevo Testamento,

entre el destino de los ricos ostentosamente despreocupados de los pobres y los

pobres que sufren esa despreocupación, "se abre un abismo inmenso", infran

queable (Lc

16,

26), porque las personas "no pueden servir a Dios y al dinero"

sin ser idólatras

(Le 16,

13). Por eso Pablo dirá que la avaricia "es una especie

de idolatría" (Col 3,

5).

Y en las Cartas Pastorales se llegará a afirmar que "la

raíz de todos los males es la codicia"

(1

Tim 6, 10), una afirmación con una

gran resonancia actual cuando se ha llegado a decir hoy que la crisis económica

mundial, que deja tras de sí millones y millones de desempleados, es "una crisis

de avaricia"3.

El mensaje religioso-político de Jesús cambiaba también al Dios de la ley

por el Dios de "la misericordia, la justicia y la lealtad" (Mt 23,

23).

El mensaje

religioso-político de Jesús afirma que Dios es más el Dios del amor al prójimo

que el Dios de los sacrificios y holocaustos (Mc

12,

28-34 Y Mt 25, 31-46).

Finalmente, el mensaje religioso-político

de

Jesús cambiaba al Dios exclusivo

de los judíos por el Dios abierto a todos los pueblos y todas las personas justas.

Comentando la fe de un centurión romano, Jesús dijo: "Se 1 aseguro, una fe

semejante no la he encontrado en ningún israelita; les digo que muchos vendrán

de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino

de

Dios. Mientras que los ciudadanos del reino serán expulsados a las tinieblas de

fuera ..." (Mt 8, lOb-12a). Karl Barth afirmó lo siguiente en tiempos de la exal

tación nazi de la raza aria como raza de superhombres: "Ninguna proposición

es más peligrosa, ninguna más revolucionaria que ésta: que Dios sólo hay uno,

que nadie se le puede comparar .. Frente a la verdad de que Dios sólo hay uno

fracasará y se cubrirá de oprobio el Estado de Adolfo Hitler''''', que quiso hacer

de

la raza aria una divinidad.

Así de peligrosa fue también la proposición de Jesús de Nazaret, de que Dios

es el Dios de los pobres. Ese mensaje religioso-político fue su gran "política",

y consistió en el cambio revolucionario de la imagen de Dios. Nada había más

revolucionario y peligroso en su tiempo. No puede, por lo tanto, parecernos

extraño que sea por eso por lo que lo condenan, al final de la gran controversia

práxica, es decir, teórico-práctica, sobre el Dios verdadero que fue su vida. Lo

2. J. Fitzmyer, El Evangelio según Lucas l/l Madrid, Cristiandad, 1986, p. 724.

3. Tanto Joaquín Almunia, comisario de la DE para Economía y Moneda, como el

mismo presidente Obama

lo

han afirmado así.

4. K Barth,

Die Kirchliche Dogmatik

[La dogmática de la Iglesia], n

]: Die Lehre

von Gott [La Enseñanza sobre Dios], vierte Ausgabe [cuarta edición], Evangelischer

Verlag AG [Editorial Evangélica, S.A.), Zollikon,

1958.

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EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

o

sí la imagen de Dios de estas personas, sus antiguos amigos, y pretendiendo

.oscitar en ellas un deseo de conversión a la justicia y al amor al prójimo pare

ido al que Jesús suscitó en

l

rico Zaqueo, ahí sobrevino la controversia y ahí

umero fue poco a poco abandonado por casi todos sus amigos de antes. Volver

oherentemente a la imagen de Dios de Jesús de Nazaret, esa fue la gran contri

ución política

de

Óscar Romero desde

el

centro de su

fe

cristiana.

Romero no pretendió ser candidato a la presidencia de la república, como lo

aria décadas

más

tarde Fernando Lugo, por ejemplo, quien legítimamente dejó

u obispado, se apartó de su oficio y servicio jerárquicos en

la

Iglesia y como

iudadano laico común, se metió a la política. Romero

no

hizo eso. Romero, como

rzobispo de San Salvador, como hombre de Dios, religioso, como representante

ficial de la Iglesia, anunció con fidelidad el Evangelio de Jesús y cuando llegó

pedir a los soldados que no obedecieran las órdenes de matar represivamente

ue daban sus oficiales en la Fuerza Armada, eso resultó

ya

blasfemo para mucha

ente, y subversivo también para muchas personas. El resultado fue que culmi

aron la conspiración que ya habían iniciado contra él, lo condenaron a muerte

n la clandestinidad y lo mataron realmente por el Dios

de

Jesús que anunciaba,

or el Evangelio de Jesús que predicaba, y que, por

su

enorme atractivo en El

alvador, un país tan religioso, se volvía políticamente agitador y subversivo.

or eso lo mataron, por la

fe

y la justicia que la misma

fe

exige, cpmo a Jesús de

\lazaret, y no por otra cosa. Y por eso, como mártir, debería estar ya canonizado

iesde hace décadas. Sin embargo, en opinión del obispo auxiliar de San Salvador,

::Jregorio

Rosa Chávez, no ha sido canonizado aún fundamentalmente porque los

iucesivos Gobiernos del partido Arena se han opuesto diplomáticamente con

uerza ante el Vaticano. ¿Por qué? La Comisión de la Verdad investigó y afirmó

lue

el fundador de Arena, mayor Roberto D'Aubuisson, fue la inteligencia detrás

lel

crimen. Canonizar a monseñor Romero sería como desautorizar directamente

1

fundador de Arena.

El Evangelio de Jesús de Nazaret, el Dios de Jesucristo muerto y resucitado,

.redicado hoy con verdad en una sociedad cualquiera de este mundo actual,

s una fuerza subversiva del orden establecido, de la civilización del capital y

e la riqueza, y mucho más en una sociedad que no está todavía fuertemente

ecularizada como, por j ~ m p l o lo están muchas de las sociedades europeas hoy

lÍsmo. Pero,

en

cambio, en Centroamérica, donde vivimos todavía envueltos

n una atmósfera en la que se respira un aire bastante religioso, tal vez no tanto

ntre los jóvenes universitarios y algunos de sus profesores, tal vez ahí un poco

lenos religioso o de menor afiliación a las Iglesias, según alguna encuesta ya

un

oco antigua

8

, pero de todas maneras así es fundamentalmente en los departa-

Ver Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP), "La religión para los

salvadoreños en 1995", Estudios centroamericanos (ECA), n.o 563, septiembre 1995.

pp. 849-862.

PRESENTACIÓN

DEL

LIBRO NO SE 'AASi NTR USTEDES

mentos salvadoreños de San Vicente, Ahuachapán, Chalatenango, o Cabañas,

por ejemplo, y así es en los barrios de clase media baja y pobre, tan populosos,

de San Salvador y su área metropolitana. Así es en Guatemala, Honduras,

Nicaragua, Costa Rica y Panamá, y en México, Bolivia, Brasil o Colombia. Por

eso, precisamente, para unas personas que vivían tranquilas con sus riquezas

y su poder y

su

olvido de la enorme mayoría del pueblo, como el anónimo

rico del Evangelio olvidado del pobre Lázaro (Lc 16, 19-21), legitimadas en su

mentalidad y en sus sentimientos por

el

"dios" de los ricos, la predicación del

Evangelio que hizo Romero lo ubicó en el mismo papel de Jesús frente al poder

de su tiempo.

Es

decir, lo que hizo Romero fue quitar el fundamento religioso a

las posiciones de clase de muchas personas que vivían en la riqueza y quitarles

la buena conciencia de ser ricas y opresoras sin mayor inquietud religiosa.

Oyendo a Romero ya no se podía vivir con la misma tranquilidad y allí estaba

su mensaje político desde la fe. ¿Por qué? Porque aun siendo un mensaje tremen

damente religioso era un mensaje con una incidencia fuertemente política en la

vida social y en la cotidianidad. Y porque, al igual que Jesús, el arzobispo Óscar

Romero

no

vino "a traer paz, sino espada" y "a enemistar a un hombre con su

padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra" (Mt

10,

34-35), es decir,

el anuncio del Evangelio fue tan conflictivo en Romero como lo había sido en

Jesús de Nazaret. Todo eso es lo que hizo exclamar a Ignacio Ellacuría: "¡Con

monseñor Romero Dios pasó por El Salvador ".

Al fin y al cabo, en 1967, el mensaje cristiano social del papa Pablo VI

en su carta encíclica

El desarrollo de los pueblos,.

profundamente crítico del

capitalismo desde el Evangelio, tuvo una serie de respuestas altamente coléricas.

En Estados Unidos, el famoso periódico

The New ork Times,

por ejemplo,

pretendió desprestigiarlo llamándolo editorialmente "marxismo recalentado",

como ya hemos dicho antes. Y en 1968, al terminar la II Conferencia General

del Episcopado Latinoamericano en Medellín y ser publicados sus documentos,

el ex presidente de Colombia Alberto Lleras Camargo escribió un comentario

en la revista Visión previniendo a los obispos de que sus posiciones les iban

a acarrear un muy profundo desagrado

¡notable

eufemismo - de parte de

la gente de bien de sus mismas Iglesias. En ese mismo año el Informe sobre

América Latina del vicepresidente electo de Estados Unidos Nelson Rockefeller

señalaba a la incipiente teología de

la

liberación como peligrosa para los intereses

estadounidenses. Y en los años ochenta los dos Informes de Santa Fe, producto

de la Heritage Foundation para los dos períodos presidenciales de Ronald

Reagan, profundizaban ese mismo tema.

4. El

m n s ~

de Jesús en l situación actual de secularización alrededor del

mundo

La

política en el mundo actual, analizada con las herramientas que nos dejó,

por ejemplo, el gran teórico marxista Gramsci, es una política secular. Gramsci,

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REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

con el problema de organizar la esperanza, es decir, darle un cuerpo político a

la

esperanza cristiana, que es la esperanza de confesores y mártires, pero que es

también principio esperanza de no poca gente ho creyente.

¿Cómo se puede organizar la esperanza? La esperanza es una virtud cristiana.

La esperanza a

a veces no se me presenta como se

le

presentó al poeta francés

de comienzos del siglos XX, Charles Péguy, no se me presenta como una niña

débil, como la más débil de las virtudes cristianas. Se me presenta más bien en

el mundo actual como aquella anciana, seguro que se recuerdan ustedes, del final

de esa película que muchas y muchos habrán visto, Titanic que mantiene toda

la vida el recuerdo de su primer amor y que cuando puede contar lo que sucedió

en aquel momento, entonces ella, llena de años, arrugada, ya no aquella joven

de la que se enamoró el joven quc dio la vida por ella en las aguas heladas del

Atlántico en

el

naufragio del Titanic, ella echa al mar el diamante. Ha encontrado

al fin de cuentas lo mejor de

la

vida: ha encontrado el cumplimiento de su amor.

La esperanza es como una mujer anciana, gastada de años que, como dice el

1

Apóstol San Pablo, no tiene más remedio que ejercitar esa realidad, esperar

con paciencia (Rom 8, 25). Porque la realidad concreta no ofrece muchos

motivos para la esperanza,

si

bien hay realidades como las políticas de Lagos,

Lula, Bachelet, Evo o Correa, que, a mi juicio, proyectan o contienen esperanza.

Contra muchos otros, tal vez abrumadores, signos de desesperanza, hay mujeres

y hombres entre nosotros que tienen esperanza. Y tienen esperanza incluso de

que la política un día, a pesar del desastre del sandinismo en Nicaragua, a pesar

del desastre de otras revoluciones que hemos intentado en América Latina y en

el mundo, sea verdaderamente servicial, pero para eso hay que organizar la espe

ranza. No podemos vivir la esperanza aislados. Tenemos que juntarnos en una

acción conjunta para levantar este ideal de una política servicial, que corresponda

a la palabra de Jesús: No sea así entre ustedes . Entonces, organizando la espe

ranza, organizándonos nosotros como gente y agentes de esperanza, podemos

luchar para poner entre nosotros una imagen de servicio y no de dominación, una

imagen de verdad y no de engaño. Ni siquiera con la ideología de la beneficencia.

Esto es lo que intento decir fundamentalmente en el libro, pero obviamente,

como estoy hablandordel Estado, y estoy hablando de la sociedad civil, para

ser honesto, no puedo dejar de hablar también de la Iglesia y de

la

Iglesia que

tantas veces es tentada por el poder, y no por el poder servicial, sino por el

poder dominador, por

el

poder de

la

ley y por eso en el libro trato también de

una historia triste, que es la historia de la seducción, de la rendición de la Iglesia

frente al poder y del ejercicio eclesial de un poder no servicial. Porque desde

desde la humildad de nuestra pertenencia como cristianos a

la

Iglesia, o por lo

menos desde

la

humildad de mi propia pertenencia a la Iglesia, se puede hablar

de la esperanza en la política pero también de la esperanza en una Iglesia que use

la autoridad de Jesús servicialmente al modo de Jesús, y no

el

poder secular

al

modo de los

Que

dominan.

omentario al libro de

Juan Hernández Pico

No

se sí entre

ustedes

Héctor Dada Hirezi

Este libro, que ustedes deben leer, parte de una pregunta básica a

la

que

apunta el subtítulo: ¿es posible seguir teniendo esperanza en la política?

Yo

{'

diría que es una pregunta válida, pero que hay que contestarla con una respuesta

precisa: tenemos obligación de tener esperanza.

Hay que decir también que la forma de nuestra aproximación a la política

r

depende de nuestra aproximación al Evangelio, a la palabra de Jesús de Nazaret,

como prefiere decir Jon Sobrino. Y uno no puede aproximarse al Evangelio en r

una visión lineal. La Biblia solo es interpretable dentro de los límites que esto

supone

con una visión dialéctica.

Hace ya un buen número de años uno de los teólogos que estuvo presente

entre nosotros, cuando estábamos en un pequeño círculo, decía que si Dios

pudo haber cometido algún error fue el de habernos hecho libres. A mi juicio, la

I '

libertad es en lo que más nos parecemos a Dios, pues Él es esencialmente libre,

un ser infinitamente libre. Pero la libertad es también lo que nos permite equivo-

J

carnos,

y

sin embargo, el uso de la libertad es la primera responsabilidad que el

cristiano pone en juego cuando se mete a la política. No se trata solo de construir J

libertad, sino de vivir la libertad; y es esa difícil combinación

la

que uno vive {

constantemente en la política. Hay que actuar en un colectivo, respetar la acción

conjunta, pero sin perder la capacidad

e

reflexión y de decisión personal. Y ello

significa una dialéctica que difícilmente es tenida en cuenta por una decisión

teórica.

Además, hay que saber vivir con dos mensajes de la palabra de Dios aparen

temente contradictorios. Por un lado, nos manda: Creced y multiplicaos y

* Transcripción de la intervención oral del comentarista, a la que se le han hecho sólo

correcciones de forma.

~ f o ; t c , '

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REVISTA LATINOAMERICANA

DE

TEOLOGÍA

dominad la tierra .

Y

por otro, afirma que

mi

reino no es de este mundo . Esta

aparente contradicción

- los

teólogos aquí presentes lo saben

bien-

en el fondo

no existe, por más que se haga presente en el razonar de no pocos cristianos. A

nuestro juicio, se trata de saber vivir con una doble realidad: .la obligación de

construir el mundo inmersos en él,

y

a la vez, saber que el

fin

del cristiano no es

el reino de este mundo, sino el reino del otro mundo, pero que se construye desde

éste. Y como nos decía Juan Hernández Pico citando a Karl Rahner, no hay otra

manera'de eonstruir el Reino de Dios sino desde este mundo.

Un problema fundamental que muchos cristianos viven en la política es la

tentación de pretender que la fe nos da respuestas a los problemas concretos, a

los retos que deben ser respondidos a partir de la libertad y por lo tanto de

la responsabilidad- y de la capacidad de raciocinio de las que Dios ha dotado

a los seres humanos. La fe ilumina la política, le da su sentido trascendente. A

través de la ética que se deriva de nuestra fe nos da los marcos fundamentales de

acción al poner en primer lugar la igualdad intrínseca de los seres humanos, pero

no nos proporciona soluciones unívocas.

Haciendo un paréntesis, permítanme mencionar que para no pocos cristianos

se vuelve difícil aceptar

la

acción política desde la visión peyorativa que se tiene

de esa actividad humana, que es noble por naturaleza como exigencia de compro-

miso con la solidaridad y con el bienestar de todos. En el fondo, se confundel

lo político con la mezquindad

en

la que a veces cae la disputa partidaria. Y por

otro lado, para algunos esta visión peyorativa de la política es una forma de

encubrir la visión ideológica que intenta imponer soluciones a los problemas de

la sociedad con el argumento de que requieren respuestas técnicas alejadas de la

disputa política.

Retomando el hilo de este tipo de razonamiento, como muy bien lo señala

mi amigo Juan Hernández Pico -quizás muy brevemente en una frase muy

importante dellibro-, por razón de nuestra fe no tenemos una superioridad en el

diseño de las políticas. No tenemos superioridad, pero tenemos responsabilidades \

Entrar a la política desde la para nosotros señala límites )

de la política: los límites de la ética, que no es solo .

sino que es una ética que nos lleva a entender d e acuerdo a la \

doctrina ortodoxa de fa Iglesia- que la ética social es tan importante como la

ética individual. Dicho de otra manera, no hay ética individual sin ética social, y

viceversa.

El

libro de Juan Hernández Pico hace un reeorrido por una serie de pensadores

según una secuencia cronológica que resalta la evolución de sus ideas de forma

muy eficiente. En ese recorrido,

l

autor nos conduce, a través de la evolución de la

política, a una creciente secularización, hasta llegar a nuestros días en la que ésta

es el signo de los tiempos.

COMENTARIO AL LIBRO DE JUAN HERNÁNDEZ PICO

Secularización de la política no quiere decir que la fe no tiene relación con

la política, sino, dicho con precisión, quc la política no está al servicio del poder

religioso, sino, más bien, que la visión religiosa, la fe está al servicio de una

política más solidaria, más humana, fundada en el amor, en la caridad cristiana y

con requisitos de verdad, como nos enseña la última encíclica del papa Benedicto

XVI.

En la política no estamos exentos de tentaciones. Cuando pienso en las rela-

ciones del cristiano y del poder me acuerdo de aquellos dos Apóstoles que, apro-

vechando su cercanía con Jesús, le piden estar a su lado en el Reino de los

uno a

la

derecha y otro a la izquierda, lo que es muy próximo a la búsqueda de un

tráfico de influencias. No estamos exentos de tentaciones, y estas pueden llegar

a veces hasta a poner en juego nuestra fidelidad a la fe en Jesús de Nazaret, en

momentos álgidos de la política. Como tampoco Pedro estuvo exento de negar

a Cristo en el momento en que corría peligro frente al poder de su tiempo. Ni

podemos rechazar a los que vienen de hacer cosas diferentes, cosas contrarias a

nosotros, y con quienes, luego de la evolución existencial, la vida misma nos lleva

a compar tir visiones. Como tampoco el Señor rechazó a Pablo porque había sido

perseguidor de cristianos.

La política la hacemos seres humanos que tenemos la obligación de buscar

ser perfectos, pero que no lo somos ni logramos serlo. Y esas pretensiones

de perfección son las que a veces niegan el verdadero sentido libertario del

Evangelio y las políticas que los cristianos tenemos que hacer.

Si bien ahora la política se seculariza,

la

utilización de la religión para

ponerla al servicio de una visión política determinada es una tentación presente,

y no siempre a partir de actitudes de la Iglesia, como no pocas veces ha sucedido

en la historia de la humanidad.

Por citar un ejemplo, tengamos presente que

la

derecha suele decir que ellos

separan la fe y la política. Pero si uno lec ese documento olvidado y que

todos los cristianos debiéramos releer frecuentemente, el

nforme Rockefeller

de finales de los sesenta-, encontramos un mensaje que demanda la utilización

de visiones religiosas para obtener resultados políticos frente al progresismo

creciente de entonces, alimentado en parte por la encíclica Populorum progressio

y los documentos de Mede llín y Puebla, aprobados po r la Conferencia Episcopal

Latinoamericana

(calificados

por

algunos portavoces del

statu

quo

como

marxismo recalentado

-como

cita Hernández

Pico-,

aunque muchas veces

hubo marxistas que los tildaron de capitalismo amoroso).

A partir de entonces se originó con gran intensidad la estimulación de una

interpretación escapista de la fe afirmando que hay que soportar pasivamente )

todas las desgracias que Dios nos impone en este mundo

para

ganarnos .la

salvación. Como si Dios nos mandara a este mundo a ser infelices y no a trabajar

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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278

279

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGíA

por

la

realización plena como seres humanos, tanto en el plano personal como

en el social. En esa tarea no solo han participado y participan algunas deno

minaciones religiosas llamadas evangélicas, sino también grupos católicos con

tendencias sectarias. Esto último es citado por HernándezPico, resaItando la

tergiversación del Evangelio, la Buena Nueva de Jesús de Nazaret, para escapar

del sentido social intrínseco a la palabra de Dios.

Una de las más graves tentaciones citada al principio del libro es la visión que

afirma que la economía no tiene responsabilidad moral, a la que le acompaña la

predicación creciente de que los problemas sociales y políticos tienen soluciones

técnicas, unívocas, no sujetas a la discusión en el espacio político, y por consi

guiente a cargo de los técnicos .

Cuando creemos que

la

técnica da soluciones a los problemas políticos, le

damos a la técnica una misión que no tiene, pues

el

papel de la técnica es señalar

opciones, y la política es el espacio de las decisiones. Ni aun en temas en los que

la decisión parece estar lejos de la política, como es el de las infraestructuras, en

\

el fondo las decisiones se toman a partir de prioridades que se definen desde la

política. Y aun si, exagerando la nota, aceptamos que la técnica no tiene por qué

sujetarse a normas éticas

lo

que al menos es

discutible-

al fin de cuentas en la

decisión hay un componente ético que para los cristianos es una responsabilidad

inexcusable. Y no olvidemos que desde la llamada hegemonía de la técnica, en

años recientes se tomaron decisiones sobre temas económico-sociales de gran

importancia, con graves consecuencias para la vida de las mayorías, muchas

veces sin que hubiera cristianos que se decidieran a asumir la defensa de los

principios de solidaridad humana que nos predica la palabra del Señor.

Pero existe también otro problema central que los cristianos debemos

resolver l: la visión del poder. Algunos cristianos resaltamos excesivamente una

visión de sacrificio, de entrega desinteresada por los demás, en nuestra acción

política, y nos cuesta concebir el poder con el equilibrio necesario para estar

en él con la capacidad de ejercerlo eficazmente con sentido ético, y no utilizándolo

inadecuadamente. Los cristianos debemos aceptar la necesidad del poder \

para transformar la sociedad, y requerimos de una adecuada visión de cómo

se construye el poder,

y

por supuesto, no podemos olvidar la necesidad de la

organización social para poder generar poder, un poder real que permita trans

formar la sociedad. Esta reflexión de parte de aquellos católicos que hacemos

política

y

de los poJitólogos

cristianos-

debe estar centrada sobre esa relación

difícil entre

l

poder y la visión de la vivencia política del cristiano que muchas

veces tenemos.

1 Lo ponemos entre comillas porque la forma de enfrentarlo es hist6rica, es decir,

depende

de

cada momento concreto,

y

nunca se logrará una solución definitiva.

COMENTARIO AL LIBRO DE JUAN HERNÁNDEZ

PICO

El ejercicio del poder plantea tentaciones.

Y

como expresa muy claramente

Juan Hernández Pico, los que creemos en la palabra de Jesús no podemos justi

ficar la utilización indebida del poder, de forma contraria a

la

ética, sea que 10

haga la derecha, como tradicionalmente 10 ha hecho, sea que lo haga la izquierda.

Y menos que lo hagamos quienes nos profesamos cristianos. Y no basta decir

que la satisfacción de necesidades humanas básicas da espacios para tolerar

l

graves violaciones a los derechos intrínsecos de los seres humanos.

Esa difícil combinación de eficacia y eficiencia social con el ejercicio de la

libertad es un requisito ético fundamental del cual

no

nos podemos desprender.

Cómo participar en el ejercicio real del poder respetando la libertad de los ciuda

danos y trabajando para construir una sociedad más equitativa es un reto que hay

que enfrentar cotidianamente, y que exige tomas de decisión nada fáciles. Pero

ya sabemos que no es fácil ser cristiano, y ya San Pablo decía que el cristianismo

es una gran locura. Y tampoco es fácil combinar la acción política con las

responsabilidades de la

fe.

El libro que ahora comentamos nos ayuda a la reflexión sobre estos temas.

Ojalá lo leamos todos. Nuestro reconocimiento al amigo Hernández Pico.

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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i

¡

Una espiritualidad para luchar

por la justicia desde la perspectiva

f

de Ignacio de Loyola

Rodolfo Cardenal

El Congreso de Teología, organizado por el Departamento de Teología

de la

Universidad Centroamericana José Simeón Cañas para conmemorar los treinta

años del martirio de Mons. Ósc ar A. Romero, es lugar apropiado para presentar y

comentar la obra

de

Dean Brackley, Espiritualidad para

l

solidaridad Nuevas

perspectivas ignacianas (UCA Editores, 2010), porque contribuye a enriquecer la

espiritualidad de

la

liberación. Intentaré presentar y comentar

l

libro al mismo

tiempo. Aun cuando toda presentación siempre es una interpretación, me esforzaré

por

ser fi l a su pensamiento, al mismo tiempo que comento sus aportes más

sobresalientes.

En particular, me interesa destacar la novedad de esta obra para la espiritualidad

ignaciana y también para la espiritualidad

de

la liberación. ean Brackley

consigue, desde su experiencia personal y desde su perspectiva teológica y

espiritual, encarnar los

Ejercicios espirituales

de Ignacio

de

Loyola en el mundo

actual, algo que en

la

década de 1970, Ignacio Ellacuría ya había sugerido.

Así, pues, este libro pertenece a la corriente de

la

teología de la liberación.

La

perspectiva histórica y liberadora no es u n añadido,

ni

una superposición a la

experiencia espiritual ignaciana, porque su estructura interna la reclama.

1

n

testimonio de fe actualizado e histórico

Espiritualidad para l solidaridad Nuevas perspectivas ignacianas es

un

libro que no deja indiferente, aun cuando se desconozca o no se haya pasado por

la experiencia de los Ejercicios espirituales de Ignacio

de

Loyola. Sus páginas

tocan fibras profundas de la realidad perso nal y social, que interpelan a quien las

lee. En efecto, la claridad y la propiedad con las que Dean Brackley explora

la

realidad humana pueden ayudar a quienes se encuentran en búsqueda o a quienes

luchan por alcanzar

la

plenitud.

283UNA ESPIRITUALIDAD PARA LUCHAR POR LA JUSTICIA

7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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282

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

No deja de ser curioso que la primera sorprendida por este libro haya sido

su editora, Ellen Calmus. El contenido del texto la cambió de tal manera que

se ha tomado la libertad de colocar un prólogo de su propia cosecha, dirigido a

escépticos o agnósticos como ella, a quienes invita a tomar con int erés una obra

que puede ayudarlos a encontrar lo que buscan con tanto tesón. La editora habla

desde

su

experiencia. Tomó el libro sin mayor pero el estilo directo y

agudo de Brackley la impulsó a leerlo de corrido. A medida que avanzaba, éste

la 11evó desde su problemática personal hasta Ignacio de Loyola y su experiencia

del Dios de Jesús. De esta manera, descubrió que el libro podía ayudar a otras

personas a encontrar respuesta a las cuestiones que tanto les preocupan, así

como también podía ayudarlas a tomar decisiones importantes, para las cuales

nadie se encuentra preparado. Constata con admiración que Ignacio de Loyola

se habría anticipado varios siglos a la psicología moderna en el descubrimiento

de las dificultades para comprenderse sí mismo, para superar los fracasos y las

frustraciones, y para decidir aun en contra de los proyectos personales o para

emprender caminos contrarios a los previstos. Otra de las características del libro

que sorprende a la editora es la habilidad de Brackley para discutir las ideas reli

giosas en el contexto de la modernidad y la postmodernidad. Al final, ella misma

se convierte al Dios de Jesús. Aun cuando no puede garantizar este resultado a

otras personas, sí les asegura que sus páginas pueden abrirles un horizonte hasta

ahora desconocido.

Cuando hace ya algunos años, leí por primera vez este libro, en la edición

inglesa, animé a Brackley a traducirlo al español para publicarlo en VCA

Editores, porque pensé que haría mucho bien a mucha gente. En él pueden encontrar

un comienzo de respuesta quienes sufren las consecuencias de la desarticulación

cultural del cristianismo occidental. Gracias a su capacidad para comunicar

ideas complejas, Brackley consigue exponer

el

genio de Ignacio de Loyola en

el contexto de la modernidad y la postmodernidad. De esta forma, ofrece una

alternativa válida y provocadora a quienes buscan una espiritualidad para llenar

el vacío que los angustia y atormenta. Sobre todo a quienes se lanzan a la caza

de experiencias novedosas, incluso esotéricas, más allá del cristianismo. Ante un

Dios experimentado como ausencia, Brackley ofrece

un

Dios cercano e interesado

en las personas y

su

futuro. No es, pues, necesario acudir a las innumerables

ofertas del mercado religioso actual. A quienes desconfían de una institución

eclesiástica que ya no orienta, ni integra, ni expresa la experiencia religiosa

personal, Brackley les presenta un camino para aprender a confiar en el Dios de

Jesús o en 10 que él llama "el Santo Misterio", para evitar susceptibilidades

inútile s-o En este sentido,

Espiritualidad para l solidaridad

responde al deseo

profundamente sentido por encontrar respuesta satisfactoria a las cuestiones clave

de la vida humana. Esta es una obra de espiritualidad que abre horizontes nuevos

a quienes buscan un sentido para su vida.

Espiritualidad para la solidaridad

es un libro para un tiempo de crisis

de Dios

y,

en consecuencia, también de crisis de humanidad. La inseguridad

provocada por estas crisis suscita la proliferación de tendencias gnósticas,

cuyas incontables posibilidades ofrecen respuestas al margen de las confesiones

religiosas y de la institucionalidad eclesiástica. Por lo tanto,

la

religiosidad

no

ha

desaparecido, pues las expresiones religiosas, incluso místicas, son muchísimas,

pero sin Dios. Estas corrientes afirman de manera tan absoluta la individualidad

y la interioridad que llegan a identificar a la persona con Dios o absorberla en

Dios y a Dios en

la

persona. Los mitos gnósticos, clericales y anticlericales, sofis-

 

ticados y elitistas, pero siempre vulgarizaciones, se encargan de explicar cómo

la salvación se encuentra en la interioridad individual, en la autorrealización y

el individualismo. Esta religión no puede fallar, porque su dios está arraigado

en el yo

aunque al

mismo tiempo está desterrado más allá del cosmos, en

algún lugar infinitamente remoto-o En todo caso, desvincula la salvación de lar:

historia, con lo cual hace desaparecer la dimensión histórica de la

fe

y Dios deja

de ser Dios. El antiguo ideal de cambiar el mundo es reemplazado por la trans

formación individual. El compromiso político es sustituido por la experiencia

·

mística y la emoción efervescente.

La

responsabilidad ética se diluye en una (

enorme variedad de valores, todos ellos relativos y válidos, pero sin posibilidad

de verificación. No

hay visión de futuro, ni utopía. Lo único que importa es la

verdad del instante.

En cambio,

Espiritualidad para

l

solidaridad

deja a Dios ser Dios y, por 10

tanto, mantiene la relación entre salvación e historia. No niega la individualidad,

ni la interioridad de la persona, pero enfatiza

su

apertura a los demás, a la tras

cendencia y a la utopía. Sin desconocer el profundo deseo personal y social de

salvación, señala que esta pasa por los pueblos crucificados y la solidaridad. La \

J

tentación real de refugiarse en la intimidad y la emoción es contrarrestada por

la dimensión práctica de la fe cristiana, que exige cierta reciedumbre y madurez.

La necesidad de salvar la historia retorna a la ética y a la acción eficaz como

criterios de verificación imprescindibles de una verdadera experiencia de Dios.

Finalmente, señala un camino viable para conquistar la libertad para amar y

para dejarse amar, una dimensión del amor que suele ser pasada por

alto o

La

transformación del mundo necesita de personas libres para amar y para dejarse

amar.

Este libro no es una simple introducción a los

Ejercicios espirituales

sino una

aproximación a la experiencia ignaciana, desde la realidad histórica, personal y

social. Dean Brackley recrea la experiencia de Ignacio de Loyola desde la seria

crisis de identidad y de fe de su juventud, desde sus experiencias en el Bronx

York

y

Perú y El Salvador, en concreto, Jayaque. Asimismo, recoge

impresionantes testimonios de grandes creyentes del siglo XX. Estos relatos

y testimonios introducen los diversos temas y, así, los actualizan y los hacen

comprensibles a la mentalidad contemporánea. El punto de partida de cada tema

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UNA ESPIRITUALIDAD PARA LUCHAR POR LA JUSTICIA

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donde es más vulnerable en la humillación, la impotencia y el sufrimiento-o

Dios sufre con la humanidad las consecuencias del pecado del mundo

la

avaricia, el desprecio, la idolatría del poder y de la violencia, la adicción, la

ceguera culpable, el rechazo al forastero y la denegación del perdón-o Esta

manera de ser Dios cuestiona la idea tradicional de la divinidad. El poder divino

no se manifiesta en obras portentosas, sino en ponerse a disposición de la huma

nidad para liberarla del pecado opresor. Es la divinidad escondida la que, de

manera desconcertante, revela el poder divino en todo su esplendor. De la misma

manera que la pasión y la muerte de Jesús nwestr¡m .dónde encontrar a Dios, la.

pasi ón y muerte del inocente indican dónde encontrarlo en la actualidad. Por eso,

Jesucristo sólo se deja ver por quienes han reconocido su divinidad escondida

en su pasión y su muerte. Se deja ver a los pobres con espíritu y entre las

víctimas de la injusticia y la violencia, a quienes da esperanza y anima a luchar

para salvar el plan de la creación.

Intentar bajar a los crucifieados de la cruz, impedir que la injusticia cause más

estragos y defender a las vÍCtimas del poder opresor suele ser conflictivo y desata

la persecución

y,

no

pocas veces, la muerte. Contrario a

la

idea predominante,

Brackley defiende que el conflicto es parte del Evangelio y de la construcción

del reino de Dios. Por lo tanto, en sí mismo, no es malo, ni debe ser evitado, ni

tampoco suprimido. En consecuencia, el seguimiento de Jesús exige una espi

ritualidad para esos tiempos recios, la cual, según Brackley, se caracteriza por

conservar la paz interior, en el conflicto y la persecución, por confiar en Dios, en

la oscuridad y el abandono, por actuar con audacia, creatividad y en comunidad,

y por amar a los enemigos.

Los Ejercicios espirituales culminan con la llamada contemplación para

alcanzar amor , una experiencia que Brackley considera en sí misma revolu

cionaria. Esta contemplación se propone experimentar

el

amor de Dios, por lo

general, en las maravillas de la creación. La experiencia de ese amor suscita una

respuesta agradecida. Ahora bien, no cualquier respuesta es válida, sino solo la

determinación de servir al mundo. La gran novedad de Ignacio de Loyola estriba

en afirmar que Dios puede ser encontrado en todas las cosas y en todas las acti

vidades. El amor es concebido como aetividad - en todo amar y servir La

proximidad con Dios'es tal que la acción se vuelve contemplación, pues siempre

lo encuentra. La intimidad con Dios facilita la comunicación, aun ahí donde

ésta parece imposible. Esta meditación es una especie de Pentecostés, un tema

ausente en los

Ejercicios

al igual que el Espíritu Santo, mencionado sólo en seis

lugares. Ignacio de Loyola no enfatiza su acción quizás para evitar una condena

de la Inquisición por alumbrado . De hecho, el cristianismo occidental aprecia

poco la acción del Espíritu Santo.

La familiaridad con Dios también revoluciona el concepto de la oración.

Contemplar es dejar que la realidad penetre y remueva la manera de sentir y de

289

pensar. Hacer oración es ser realista. Dios habla desde el centro de la realidad

personal e histórica. Cuando esta forma de orar se convierte en hábito, se

proyecta en la acción y la transforma en contemplación. Ignacio de Loyola, por

lo tanto, concibe la oración como contemplación en la acción. Tradicionalmente,

la oración está asociada a la vida retirada, según un falso ideal monástico, que

contrapone las figuras de Marta y María. Esta concepción valora el retiro

y

la

contemplación con menoscabo de la acción transformadora del mundo o de la

salvación de la historia. Por lo tanto, la oración contemplativa sería la medida de

la santidad. Ignacio de Loyola, en cambio, rechaza como criterios de perfección

la soledad y las largas horas de oración. Tampoco las considera como medio

preferencial para la unión con Dios. Aun cuando la oración en soledad es siempre

necesaria, no es lo ideal. La unión con Dios no ocurre en la oración, sino en la 1

búsqueda y en la puesta en práctica de su voluntad. Se ora en la medida en que la 1

contemplación influye en la acción. La radicalidad de esta propuesta consiste en

permanecer en unión con Dios, en la vida diaria. Es la práctica del amor la que J

une a Dios, quien, a su vez, se hace presente en el amar.

No obstante, tal como señala Brackley, ese amor es histórico, porque el

objeto de su actividad o servicio por amor- es la liberación de los pobres y

los oprimidos, y porque la gratitud es auténtica cuando la vida es experimentada

no como algo dado, sino como una conquista cotidiana. En efecto, Dios se

hace presente en toda acción buena, pero de manera especial y específicamente

cristiana, en la acción histórica, que libera del pecado opresor y homicida y así

da vida. Indudablemente, Dios se revela en la belleza de la creación

a

lo cual 1

suele contribuir el ambiente idílico de las casas de ejercicios-, pero sólo a quien

también puede reconocerlo en los pobres y los oprimidos, porque ellos se colocan

forzosamente en su presencia. Si

no

se es capaz de reconocerlo en la humanidad

quebrantada, Él tampoco se deja ver en las maravillas naturales. Jesucristo sólo

.1

se deja ver cuando se

ven

las cruces históricas. Esto no es obvio, porque su

crueldad impulsa a volver la mirada hacia el otro lado. La acción contemplativa

que comunica la voluntad de Dios es la acción del seguimiento histórico. De esta

manera, la liberación es el lugar privilegiado para la acción, que en su secula

ridad, transparenta la presencia y la acción del Dios salvador - Dios se hace

presente al hombre haciendo y el hombre hace presente a Dios y se hace presente

a Dios haciendo (Ellacuría)-.

Al igual que Ignacio de Loyola, Brackley también recomienda la oración t

breve y transida por los afanes de la vida entregada con generosidad

en

r

contraposición a la oración prolongada

y

tranquila. Por eso, la mejor preparaciÓn),

para la oración, un recurso muy recomendado por Ignacio de Loyola, consiste en

colocarse delante de los crucificados del mundo y dejar ellos nos liberen de

los prejuicios y nos interpelen sobre lo que haremos para bajarlos de la cruz. Este

A

s

es un método eficaz para evitar las demandas de

un

amor abstracto. SI, pue ,

291

EVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

UNA ESPIRITUAUDAD PARA LUCHAR POR LA JUSTICIA

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290

contraponer oración y acción es una artimaña teórica para huir de la historia y de

sus reclamos de salvación.

La

oración es uno de los momentos de la acción. Es

cuando la acción, en su modalidad cristiana, se capta a sí misma reflexivamente.

Seguir a Jesús hoy según Ellacuría, es· ser contemplativo en

la

acción por la 1

justicia, unido a Dios en la lucha por un mundo más justo.

A Dios, por lo tanto, lo encontramos en

la

actividad secular e histórica. En

concreto, en las encrucijadas. Ahí donde se decide la vida y la muerte de la

mayor parte de la humanidad. Dios siempre es Dios en y con la humanidad. Se

hace presente en la persona en acción y la persona se hace presente a Dios y

vuelve presente a Dios en la acción. Pero para ello es necesario estar libre de y

tener libertad para entrar en comunicación con

Él.

'

3.

Libres

para

la solidaridad el amor

Espiritualidad para la solidaridad,

al

igual que los Ejercicios espirituales,

es un libro práctico. Ambos intentan ayudar a adoptar decisiones sabias

y

por

lo tanto, apuntan a la acción que se propone dar continuidad a la misión de

Jesús. Así, pues, ninguno de estos libros es totalmente contemplativo, tal como

pudiera pensarse a priori. Tampoco se mantienen en el reino de la pasividad. Sino

que invitan a reformar la vida y a transformar la historia, en la línea del Reino

de Dios. Esta dimensión práctica es necesaria para verificar la veracidad y la

bondad de la elección. En definitiva,

Espiritualidad para la solidaridad

puede

ser de mucha utilidad para

el

postmoderno interesado en descubrir su vocación

personal.

A diferencia de las corrientes gnósticas, aquí la respuesta ética es obligatoria. \

De lo contrario, la responsabilidad se diluye en filantropía vaga e ineficaz.

Redescubrir o retornar a

la

religiosidad sin compromiso ético es esnobismo.

La

derecha divina espiritualista, en concreto, comete la temeridad de obsesionarse

con la búsqueda de experiencias nuevas y excitantes, que se agotan en sí mismas.

Espiritualidad para la solidaridad, en cambio, anima a descubrir la vocación')

primaria al amor y a la solidaridad en los pueblos crucificados o en el sufri-

miento de la humanidad. Ahora bien, ese descubrimiento no depende únicamente

del esfuerzo humano.

J. a

iniciativa proviene de una llamada "suave y delicada",

pero clara e inconfundible, por la cual Dios irrumpe en la vida de las personas.

; 1

La contribución humana se da en un segundo momento, en la respuesta a esa ,

invitación. Una respuesta que debe ser inmediata y personal, que compromete a \

toda la persona al mismo tiempo que la introduce en una nueva manera de vivir.

J

Aunque, por lo general, esa llamada se deja escuchar en la juventud sin compro-

miso,

no

es un don reservado a unos cuantos privilegiados, sino que incluye a

toda persona descosa de hacer el bien.

Antes, esta llamada se entendía como invitación a colaborar con la obra

salvífica de Dios y con la misión de la Iglesia. Pero en la actualidad, advierte

Brackley, solo es comprensible si es entendida como participación en la, lucha

para quitar el pecado del mundo y salvar la historia. En cualquier caso, la

respuesta a la llamada de Dios es un desafío. Obstáculos de toda clase impiden

que la buena disposición inicial se concrete en acciones salvíficas. Algunas

veces, la respuesta es incompleta; otras veces, se malogra por completo. Los

mejores proyectos con frecuencia arrojan realidades demoníacas. El espíritu de

Jesús tiende a la libertad y la vida, pero el egoísmo innato empuja a la esclavitud

y la muerte. La fantasía contemporánea

La guerra e las galaxias

y

El señor

de los nillos

comparte esta visión dual de la vida y la historia, pero

no

saca

sus consecuencias. Ignacio de Loyola, experimentado conocedor de la ambi-

güedad de la realidad humana, nos coloca ante esa alternativa con connotaciones

religiosas

-Jesucristo

y

Lucifer-.

Debemos escoger entre ellas, porque no solo

son fuerzas que se excluyen, sino que, además, se encuentran enzarzadas en una

constante y encarnizada lucha. En la llamada meditación de "las dos banderas",

intenta ayudarnos a elegir la libertad y la vida en lugar de la perversión

y la muerte.

Aun cuando esta meditación penetra en lo más recóndito de la persona,

Brackley abre nuevas perspectivas desde la solidaridad.

La

decisión sobre el

rumbo que tomará la vida no concierne únicamente a la persona, pues tanto una

como la otra poseen dimensiones sociales e históricas. La trilogía "riquezas,

honores y soberbia", en la que Ignacio de Loyola sintetiza de manera magistral

la objetivación del pecado, también explica, según Brackley, el mundo capitalista

y patriarcal. En la actualidad, el capitalismo exacerba el deseo universal de

poseer bienes materiales y recompensa la codicia con mayor generosidad que en

el pasado, cuando la posición social dependía de las relaciones familiares. Peor

aún, fomenta la arrogancia, el desprecio a los demás, la ambición y la voluntad de

poder, es decir, induce a la soberbia, cuya lógica empuja hacia arriba. El soberbio

'1

se coloca por encima de los demás y convierte en razón de su existeneia alcanzar

los primeros puestos de la jerarquía sociaL Por eso, desprecia y resiente a quienes

se encuentran por encima de él y a quienes percibe como rivales. Entre más

estrecha es la ruta del ascenso social, la lucha por escalar a los primeros lugares

es más despiadada.

a

medida del éxito, y de lo humano, la dan quienes llegan

¡

a la cima. Ellos son quienes ejercen la autoridad y el poder, indispensables para J

la vida social, como dominación para contener a los fracasados y los débiles y

para mantenerlos en

la

dependencia, la ignorancia y la desorganización. Esta

1

dinámica social engendra y propaga la agresividad y la corrupción, pero, sobre

todo, el miedo, la desconfianza y la supremacía. No obstante su naturaleza

J

diabólica, la lógica de la soberbia es presentada como sentido común y atrapa por

igual a hombres y mujeres, ganadores y perdedores sociales. No es, pues, fácil

modificarla.

REVISTA LATINOAMERICANA

DE

TEOLOGÍA

UNA ESPIRITUALIDAD

PARA

LUCHAR P R LA JUSTICIA

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292

La

trilogía opuesta de

pobreza, oprobios y

humildad sintetiza la

objetivación del bien, pues representa

la

respuesta

de

Jesús a las tentaciones

del desierto, expresa el servicio y define la estructura de la liberación cristiana.

En clave de solidaridad, estas fuerzas delbieil empujan hacia abajo y desatan

una dinámica alternativa a las fuerzas del mal. Según Brackley, la solidaridad

es

el criterio objetivo de

la

pobreza.

La

movilidad hacia abajo introduce en el

mundo

de

los pobres, invita a asumir su causa

y

en alguna medida, también su

condición, incluidas la oscuridad, el malentendido y el desprecio.

La

superación

del capitalismo no consiste en que los pobres sean ricos, sino en compartir los

bienes comunes

de

la creación y en comprometerse con la transformación

de

este mundo injusto en otro distinto, de acuerdo a los valores del Reino de Dios.

El compartir y el colaborar revierten la lógica

de la

movilidad hacia arriba y

ofrecen

una

alternativa real

para

la competencia salvaje.

La

solidaridad también

es el sentido social de la humildad, pues identifica con los despreciados

por

la

soberbia, comparte con ellos el sufrimiento y prefiere la pobreza y el rechazo

social. De esta manera, la humildad es el fundamento

de

la sociedad justa, donde

la

dignidad humana es reconocida con independencia de la posición social, pues

todo es don de Dios y nada es mérito propio.

Las riquezas, los honores y la soberb ia son tanto pecados como principios de '(

pecado,

es

decir, constituyen

la

vida personaL Esta trilogía conduce a toda clase \

de vicios, a la comisión de toda clase de injusticias y a la justificación de cualquier

conducta. La penetración diabólica es objetiva y universal

y

por 10 tanto, fácil-

mente reconocible, pese a su carácter teologal. Por el otro lado,

la

penetración

de las fuerzas del bien la pobreza, los oprobios y la humildad- también es

objetiva y universal. En concreto,

la

humildad es una fuerza activa y transfor-

madora. Piensa y actúa en grande, pues siempre busca el mayor bien posible,

conoce su potencial y lo pone a producir en esa dirección, es espontáneamente

generosa, capta las ironías de

la

vida con su profundo sentido del humor, no

se

pierde en trivialidades y es superior a

la

mezquindad. Sin embargo, Brackley

pone en guardia contra las falsas ideas de la humildad. No debe confundirse con

la negación

de

sí mismo, pues ésta fomenta el pecado

de

omisión y obstaculiza

la acción creativa. Tampoco con el resentimiento, que niega la bondad y

la

auto-

ridad interior y ocultaelos talentos. Paradójicamente, los oprimidos son quienes

con mayor facilidad dudan de sí mismos y quienes tienden a refugiarse en la

pasividad. Los poderosos, por el otro lado, resienten la dignidad de los d ~ b i l e s

Estas falsas humildades son una rémora para el reino de Dios, pues impiden

seguir el impulso del Espíritu pa ra hacer el bien.

La lucha librada por las fuerzas del bien contra las del mal es teologal y \

al mismo tiempo, siempre es histórica. Por eso, es obligado tomar partido

por

una

de ellas. Toda persona debe decidir si realiza su vida desde la solidaridad

{h

o desde

la

soberbia. Sin embargo, es muy común no decidir. A veces se sale del

paso sin saber cómo se rcaeciona a la situación. No en vano, observa Brackley,

la habilidad más importante de

la

vida

es

aprender a adoptar decisiones sabias.

La

meditación de las dos banderas intenta reclutar para luchar del lado de las

fuerzas del bien y de la solidaridad y en contra de la soberbia y

de

las fuerzas

diabólicas. Aparentemente, la soberbia no sería

una alternativa, pero, en realidad,

no es así. El deseo tan humano de seguridades suele conducir a

la

absolutización

de los medios que controlan el entorno e l dinero, el poder, el armamento y el

prestigio social-o Una vez absolutizados, esos medios se convierten en ídolos

que esclavizan a sus devotos y les exigen sacrificar vida humanas, incluso

la propia. Aun los medios más necesarios, aquellos que facilitan

la

vida y

la

1

vuelven más cómoda, pueden dominar a quien se descuida.

La

incertidumbre es

el caldo de cultivo de la peor soberbia.

La

plenitud no depende de la posesión de -:

bienes, en sí mismos, buenos y necesarios, sino del abandono en las manos de

Dios. Entonces,

la

cuestión es cómo

dar

este paso

de

fe profunda y cómo tener

seguridad de que ese abandono se

ha

consumado.

El abandono en las manos

de Dios supone

la

liberación de los ídolos, las

compulsiones y los apremios más refinados y socialmente más estructurados.

Pero esa liberación no es algo dado

de

una vez por todas, sino que es

una

conquista permanente. A medida que

se

goza de libertad interior se es indife-

rente para percibir y asumir el bien más universal, aun cuando este parezca ser

contrario a las propias inclinaciones.

De

nuevo Brackley advierte contra

una

falsa concepción de la indiferencia, que ni siquiera es cristiana. Ser indiferente

no es impasibilidad estoica, ni supresión del deseo,. tal como pr oclaman algunas

corrientes religiosas orientales. La indiferencia no es tanto desprenderse de las

cosas como disponibilidad para entregarse al amor

- una

generosidad magnánima,

una entrega en las manos de Dios -. Es el más de la exigencia cristiana

- estar

comprometido

con

tanta pasión y determinación, estar

tan

enamorado, que

estamos dispuestos a sacrificar cualquier cosa, hasta

la

propia vida,

por

el fin

supremo -.

El

medio para avanzar

con

cierta seguridad hacia el abandono total en las

manos de Dios es el discernimiento de los estados emocionales. Ignacio de

Loyola descubrió que la consolación y la desolación son fuerzas emocionales

sutiles y contagiosas, que surgen desde las profundidades de cada persona y que

actúan a través de la personalidad, en especial, de la psicología y del entorno. No

obstante su apariencia tan humana, son de origen trascendente, lo cual dificulta

definir sus límites.

La

consolación está asociada

con

el bienestar, mientras que

la

desolación lo está con la depresión. La primera ilumina la inteligencia, sana

la psicología y el cuerpo y en definitiva, humaniza; mientras que la segunda

se ceba en la debilidad moral y la neurosis para deshumanizar y destruir.

El

discernimiento es necesario porque la voluntad

de

Dios no se reduce a principios

universales y porque el signo de los tiempos no es unívoco, sino que debe ser

REVISTA LATINOAMERICANA DE TEOLOGÍA

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7/25/2019 Congreso Internacional de Teología

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interpretado. Asimismo, el discernimiento permite reconocer la actuación de las

fuerzas del mal y ayuda a resistir sus embestidas. Las artimañas de las fuerzas

diabólicas son más sutiles cuanto más completa es la entrega a Dios.

Ignacio de Loyola plantea tres cIases de discernimiento. En la primera, .

la acción del Espíritu no deja dudas sobre cuál es la voluntad de Dios. En

l

segunda,

se

examinan las consolaciones y desolaciones. Y en la última, se recurre

al

análisis racional. La espiritualidad ignaciana ha privilegiado la segunda clase

?

de discernimiento, complementada con la tercera, porque la primera siempre ha

suscitado desconfianza. De esta manera, la consolación, a través de la cual el

inspira audacia, fortalece en la lucha y el fracaso, e infunde alegría y

paz interior, sería el criterio fundamental para decidir. Ni el discernimiento ni,

por lo tanto, la voluntad de Dios, recuerda Brackley, están reservados a una elite

l

espiritual. Ambos están al alcance de cualquier persona, dispuesta a descubrir

esa voluntad y a dejarse llevar por el impulso del Espíritu. La convicción de

haber descubierto la voluntad divina se fundamenta en la

fe

en la bondad de Dios

y en su deseo de comunicar esa buena noticia a la humanidad. Pero la voluntad

de Dios

no

es

un

dato dado de una vez para siempre, sino que cambia, de acuerdo

a las circunstancias históricas y personales. Por lo tanto,

el

discernimiento debe

j

ser una actividad constante.

Dean Brackley enfatiza que el prinCIpIO hermenéutico de los jercicios

espirituales de Ignacio de Loyola es la realidad histórica, porque el Dios de

Jesús es inaccesible al margen de la salvación de la historia. Cuando la justicia

sea realidad, vendrá tu reino de la vida y las nuevas relaciones sociales, y de

la liberación de la pobreza, del hambre y del llanto. El camino que conduce a la

realización humana plena pasa, pues, por la opción por los pobres. En definitiva,

ser recibido bajo la bandera de Cristo , el tema central de la espiritualidad igna

ciana, significa, según Brackley, solidarizarse con los pobres y oprimidos, y por

consiguiente, rechazar la riqueza y optar por la pobreza material y

el

desprecio

que ellos experimentan. Ser puestos con

el

Hijo , la meta de la meditación de

las dos banderas , es ser colocados ahí donde el Hijo dijo que estaría, entre

los pobres y los oprimidos. Alabar, hacer reverencia y servir a Dios en la

actualidad es, por consiguiente, el servicio de la

fe

y la promoción de la justicia .

La tarea a la cual Mons. Romero y los mártires de la

VC

consagraron sus vidas

y por la cual las entregaron con generosidad total.

Panamá, Managua y San Salvador, febrero-mayo de 2010