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“Todavía mucha luz debe emanar de la ley de Dios y del Evangelio de justicia. Cuando se comprenda el verdadero
carácter de este mensaje y se lo proclame con el poder del Espíritu, iluminará la
tierra con su gloria. El gran asunto acerca del cual todos tendrán que tomar una
decisión debe ser presentado a todas las naciones, todas las lenguas y todos los
pueblos.
La obra, mediante la cual se pondrá fin a la proclamación del mensaje del tercer ángel, estará acompañada de un poder que llevará los rayos del sol de justicia por todos los caminos y senderos de la vida, y muchos se decidirán a hacer de
Dios su supremo Gobernante, y aceptarán su ley como la norma de su
gobierno.
Muchos de los que pretenden creer en la verdad cambiarán de opinión en los
momentos de peligro, y se pondrán de parte de los transgresores de la ley de Dios
para evitar la persecución. Habrá una profunda humillación de corazón delante
de Dios por parte de los que quieran permanecer fieles y leales hasta el fin. Pero Satanás trabajará de tal manera sobre los
elementos no consagrados de la mente humana, que muchos no aceptarán la
verdad tal como Dios lo indica …
Existe definidamente el peligro de que muchos que profesan creer la verdad se
hallen en una situación parecida a la de los judíos. Aceptan las ideas de los hombres con quienes se relacionan, no por haber
adoptado concienzudamente sus doctrinas como verdad mediante el escudriñamiento de las Escrituras. Les suplico que pongan
su confianza en Dios; no idolatren a nadie; no dependan de nadie.
No permitan que el amor a un hombre los induzca a ubicarlo en puestos de
responsabilidad que él no está en condiciones de desempeñar para gloria de Dios, porque el hombre es finito y sujeto a error, y sujeto además a ser
manejado por sus propias opiniones y sentimientos.
La estima y la justicia propias se están manifestando entre nosotros, y muchos caerán por causa de la incredulidad y la
injusticia, debido a que la gracia de Cristo no gobierna el corazón. Siempre debemos
estar escudriñando la verdad como si fuera un tesoro escondido”.
CDCD:312.