8
Resumen: En el ámbito de la conservación preventiva, el adecuado almacena- miento de las colecciones constituye uno de los principales garantes de su trans- misión a generaciones futuras. Nos centraremos en los distintos factores que debemos tener en cuenta para llevar a cabo el almacenamiento de colecciones textiles, especialmente susceptibles al deterioro, y en soluciones prácticas a pro- blemas que cada día se plantean en el museo. El deficiente estado de conser- vación de muchas de las colecciones en los almacenes deriva principalmente de la desinformación o la negligencia, más que de la falta de recursos humanos y económicos. Existen unos criterios básicos, internacionalmente aceptados, que resulta obligado observar si queremos abordar eficazmente la conservación de nuestro patrimonio cultural textil. De la prudencia y el rigor en la manipulación, de la selección de materiales compatibles, de la estabilidad de las condiciones ambientales y del diseño de técnicas y sistemas adaptados, dependerá en buena medida la “calidad de vida” de los objetos en el almacén. Palabras clave: Conservación preventiva, Almacenamiento, Colecciones texti- les, Manipulación, Condiciones ambientales Summary: Within the scope of preventive maintenance, the proper storage of collections constitutes one of the principal guarantees of their transmission to future generations. We will focus on the various factors we should take into account in order to store collections of textiles, which are particularly prone to deterioration, and on practical solutions to problems that arise in museums from day to day. The deficient state of preservation of many of the collections in storage is derived mainly from a lack of information or negligence, rather than from a lack of human and financial resources. There are a number of inter- nationally accepted basic criteria that must necessarily be observed if we are to effectively undertake the preservation of our cultural textile heritage. The “qua- lity of life” of the objects kept in storage will depend largely on the prudence and rigor exercised in handling such objects, the selection of compatible mate- rials, the stability of the environmental conditions and the design of adapted techniques and systems. Key Words: Preventive conservation, Storage, Textile collections, Handling, Environmental conditions. Nos vamos a centrar en colecciones compuestas por objetos diversos y, las más de las veces, numerosos, circunstancia con la que nos encontramos en muchos de nuestros museos. El almacenamiento de las colecciones textiles es sin duda uno de los más complejos en el museo, debido básicamente a las carac- terísticas particulares que presentan estos objetos artísticos. Estas peculiaridades pueden resumirse en las siguientes aspectos: materiales constitutivos especialmente sensibles a los factores de deterioro; heterogeneidad en términos de materiales, formatos y tamaños; desconocimiento por parte del personal, debido a la falta de formación académica especializada y reglada. Paloma Muñoz-Campos 1 Museo Nacional de Artes Decorativas, Madrid CONSERVACIÓN Y ALMACENAMIENTO DE TEJIDOS Problemas múltiples, soluciones prácticas ............ Paloma Muñoz-Campos es licenciada en Historia del Arte por la UAM y diplomada en Conservación y Restauración por la ECRBC de Madrid. Ha trabajado en el actual IPHE y es restauradora de plantilla en el Museo Nacional de Artes Decorativas desde 1992, donde es responsable del área de Conservación Preventiva y Restauración. Ha participado en el proyecto europeo Preventive Conservation Strategy. 1 E-mail: [email protected]

CONSERVACIÓN Y ALMACENAMIENTO DE TEJIDOS · Premisas básicas para el almacena-miento de textiles Considerando todo lo expuesto, podemos afirmar que ... sobre un soporte, evitando

Embed Size (px)

Citation preview

Resumen: En el ámbito de la conservación preventiva, el adecuado almacena-miento de las colecciones constituye uno de los principales garantes de su trans-misión a generaciones futuras. Nos centraremos en los distintos factores quedebemos tener en cuenta para llevar a cabo el almacenamiento de coleccionestextiles, especialmente susceptibles al deterioro, y en soluciones prácticas a pro-blemas que cada día se plantean en el museo. El deficiente estado de conser-vación de muchas de las colecciones en los almacenes deriva principalmente dela desinformación o la negligencia, más que de la falta de recursos humanos yeconómicos. Existen unos criterios básicos, internacionalmente aceptados, queresulta obligado observar si queremos abordar eficazmente la conservación denuestro patrimonio cultural textil. De la prudencia y el rigor en la manipulación,de la selección de materiales compatibles, de la estabilidad de las condicionesambientales y del diseño de técnicas y sistemas adaptados, dependerá en buenamedida la “calidad de vida” de los objetos en el almacén.

Palabras clave: Conservación preventiva, Almacenamiento, Colecciones texti-les, Manipulación, Condiciones ambientales

Summary: Within the scope of preventive maintenance, the proper storage ofcollections constitutes one of the principal guarantees of their transmission tofuture generations. We will focus on the various factors we should take intoaccount in order to store collections of textiles, which are particularly prone todeterioration, and on practical solutions to problems that arise in museumsfrom day to day. The deficient state of preservation of many of the collectionsin storage is derived mainly from a lack of information or negligence, ratherthan from a lack of human and financial resources. There are a number of inter-nationally accepted basic criteria that must necessarily be observed if we are toeffectively undertake the preservation of our cultural textile heritage. The “qua-lity of life” of the objects kept in storage will depend largely on the prudenceand rigor exercised in handling such objects, the selection of compatible mate-rials, the stability of the environmental conditions and the design of adaptedtechniques and systems.

Key Words: Preventive conservation, Storage, Textile collections, Handling,Environmental conditions.

Nos vamos a centrar en colecciones compuestas por objetosdiversos y, las más de las veces, numerosos, circunstancia con laque nos encontramos en muchos de nuestros museos.

El almacenamiento de las colecciones textiles es sin duda uno delos más complejos en el museo, debido básicamente a las carac-terísticas particulares que presentan estos objetos artísticos. Estaspeculiaridades pueden resumirse en las siguientes aspectos:materiales constitutivos especialmente sensibles a los factores dedeterioro; heterogeneidad en términos de materiales, formatos ytamaños; desconocimiento por parte del personal, debido a lafalta de formación académica especializada y reglada.

Paloma Muñoz-Campos1

Museo Nacional de ArtesDecorativas, Madrid

CONSERVACIÓN Y ALMACENAMIENTO DE TEJIDOSProblemas múltiples, soluciones prácticas. . . . . . . . . . . .

Paloma Muñoz-Campos es

licenciada en Historia del Arte por la

UAM y diplomada en Conservación

y Restauración por la ECRBC de

Madrid. Ha trabajado en el actual

IPHE y es restauradora de plantilla

en el Museo Nacional de Artes

Decorativas desde 1992, donde es

responsable del área de

Conservación Preventiva y

Restauración. Ha participado en el

proyecto europeo Preventive

Conservation Strategy.

1 E-mail: [email protected]

El profesional responsable del almacenamiento de lostejidos debe enfrentarse, pues, a una serie de proble-mas en la fase de planificación, encabezados por laimposibilidad de estandarizar los soportes de preven-ción y la dificultad de disponer de los materiales ade-cuados. La casuística de necesidades de los diferentesobjetos textiles (tan dispares como un fragmento tex-til de terciopelo y un vestido del siglo XIX) implica laconsideración de una serie de cuestiones previas, quedeterminarán los tipos y sistemas de almacenamiento.

Ideas previas. Planificación

Puesto que la organización física de una colección detejidos dependerá de muchos factores, antes de deci-dir los sistemas que vamos a emplear será necesariorecabar datos suficientes, como mínimo, sobre lascuestiones siguientes: grado de accesibilidad requeri-do, evaluación cuantitativa y cualitativa, disponibilidadde espacio, y caracterización de la calidad del aire y lascondiciones termo-higrométricas.

Será muy rentable conocer cuál es el grado de accesi-bilidad (que, a su vez, hay que priorizar) que nuestracolección requiere. Los sistemas físicos de almacena-miento, los tipos de contenedores y soportes que esco-jamos, la organización de los objetos dentro de loscontenedores, determinarán en gran medida la facili-dad con la que los “usuarios” de la colección podránacceder a ellos y devolverlos a su ubicación. En relacióncon ello están los datos sobre el personal de apoyo conel que centro contará en el futuro –cuando los autoresmateriales del proyecto de organización ya no estén amano-, ya que, en ocasiones, se instalan sofisticados oinaccesibles sistemas de almacenamiento que, a lalarga pocas personas puedan utilizar con eficacia.

Evidente, pero no por ello obviable, es la evaluacióncuantitativa y cualitativa de la colección. No me estoyrefiriendo al nivel de catalogación –que será tanto másútil al que organiza el almacén cuanto más datos con-tenga-, sino simplemente a la importancia de conocercuántos objetos tenemos y sus datos básicos de identi-

ficación (número de inventario, medidas, materialesconstitutivos e, idealmente, técnica). Puesto que notodos los materiales empleados en conservación sonadecuados para su uso general en tejidos resulta fundamental, por ejemplo, la distinción entre soporteproteínico o celulósico. Las medidas aproximadas sonsiempre un dato esencial en la fase de planificación, yaque conducirán nuestros pasos hacia unos u otros sistemas, soportes o contenedores, así como a un cál-culo económico más afortunado en términos de inver-sión en materiales.

La evaluación y caracterización previa del espacio dis-ponible es otro de los capítulos que, a medio y largoplazo, nos ahorrará más quebraderos de cabeza.Sucede a menudo que nos inclinamos por uno u otrosistema de almacenamiento (por ejemplo, enrollar untejido o hacer un soporte plano) sólo en función de loque la propia pieza nos demanda, sin tener en cuentafactores tales como el tamaño del espacio en el que sevan a ubicar, o las medidas exactas de un mueble que

73

Desde el museo

Figura 1: Almacenamiento de tejidos de gran formato en soportes cilíndricos (Fot.: Archivo MNAD)

nos hemos visto obligados a reutilizar. Finalizados pri-morosamente nuestros soportes, nos encontramosentonces con que sencillamente no caben dondeahora hemos de guardarlos. Una vez más, prevenirvale aquí mil veces más que curar. Debido precisa-mente a que uno de los problemas más generalizadosde nuestros museos es la falta de espacio, dedicartiempo antes a conocer lo disponible, significará aho-rro de tiempo en el futuro.

Muy importante, aunque no única responsable comohemos visto, es la caracterización de la calidad del airey de las condiciones termo-higrométricas del edificio y,concretamente, del espacio en el que hemos de ubicarla colección. Harto conocida es la influencia que los fac-tores medioambientales tienen en la conservación delos tejidos. Por ello, lo fundamental y prioritario esconocer con precisión cuáles son esas condiciones yqué posibilidades reales tendremos de aplicar medidascorrectoras eficaces. Lo que aquí nos interesa destacares la relación directa que existe entre unas condicionesdadas y la elección de sistemas y técnicas de almacena-miento. Cuanto más estables y adecuadas sean las con-diciones termo-higrométricas y mayor sea la pureza delaire en el entorno inmediato de los objetos, más senci-llos (y, por ende, baratos) serán los sistemas a elegir. Enconsonancia con esto, si carecemos, por ejemplo, de unsistema de filtrado del aire exterior y estamos en unárea urbana contaminada, nuestros soportes deberánimpedir la deposición de polvo sobre los objetos. Si, sinembargo, nuestro problema estriba en una humedad

relativa demasiado alta, aparte de la utilización de sis-temas desecantes (deshumidificadores) o reguladores(gel de sílice), será necesario escoger con cuidado lossoportes con el fin de que actúen como colchón y asíatenúen la humedad que llega a nuestro objeto.

Premisas básicas para el almacena-miento de textiles

Considerando todo lo expuesto, podemos afirmar queel fin último de un buen almacenamiento de tejidos escrear “soportes de prevención”, que sean capaces deproteger a los objetos frente a las agresiones de los fac-tores externos y que atenúen en lo posible las causasintrínsecas de degradación de la materia textil.Almacenar es, en definitiva, una de las prácticas funda-mentales de la llamada conservación preventiva, cuyoobjetivo integral es ofrecer hoy y transmitir al futuronuestro patrimonio cultural, en las mejores condicionesposibles y al menor coste global (Figura 1).

a) Manipulación: Los dos grupos de riesgos a los quelos tejidos están habitualmente expuestos son losdaños mecánicos y los daños físico-químicos.Nuevamente, en ambos casos, un almacenamientoadecuado puede ser crucial para evitarlos.

Los daños mecánicos en el almacén derivan fundamen-talmente de la manipulación incorrecta. Los tejidos sonobjetos frágiles, debido a su naturaleza “no rígida”. Latendencia a transportarlos “al aire”, sin un soporte rígi-do que reparta su peso, es una de las causas másimportantes de daños mecánicos para las fibras textiles.La simplificación de movimientos y tareas en el almacénes importante para evitar los daños durante la manipu-lación a la que los objetos son sometidos durante losdiversos procesos que su vida en el museo exige. Talsimplificación pasa por la confección de unos soportesbien concebidos, que permitan extraer el objeto de sucontenedor, sin riesgos tanto para él como para elmanipulador. Como norma general, los textiles planosnunca se trasladarán “al aire” y, siempre que sea posi-ble, se hará en horizontal (Figura 2). Cuando los tejidos

74

SECCIÓN II

Figura 2: Soporte de prevención para abanicos.(Fot.: Archivo MNAD)

son de gran tamaño, habrán de trasladarse enrolladossobre un soporte, evitando igualmente llevarlo a la vertical. Si lo que manipulamos es una prenda de indu-mentaria, deberá siempre contar con dos puntos míni-mos de apoyo: la percha (debidamente almohadillada),que asiremos por el gancho, y un punto de apoyo -intermedio en su longitud-, que descansará transver-salmente sobre nuestro brazo extendido. Si podemoscontar con otra persona, lo mejor es trasladar el traje enhorizontal sobre un soporte rígido continuo. Si nosenfrentamos, cosa no poco habitual, al traslado masivode piezas de indumentaria que todavía no cuentan consoportes de prevención individualizados, resulta muyútil la fabricación de un soporte multi-perchas con ruedas (puede ser de madera, debidamente aislado ysin aristas), de dimensiones adaptadas a nuestros vanosde paso y al ascensor.

b) Materiales: Mucho se ha empleado el término mate-riales “neutros” (también llamados “con calidad dearchivo”, puesto que los archivos fueron su primer des-tino) como panacea para su uso en museos, de unamanera tan superficial como carente de rigor. La neu-tralidad es un rasgo químico que simplemente implicaque una sustancia no es ácida ni básica. Sin embargo,neutralidad no es sinónimo de inocuidad en su uso enmuseos, sobre todo porque la condición de neutro noes una condición inalterable, sino sujeta a cambios pro-vocados por diversos factores, por lo que un materialinicialmente neutro puede dejar de serlo una vezempleado sin que nos apercibamos y, consecuente-mente, provocar en algunos casos un daño mayor queaquél del que se pretendía proteger con su empleo.

Este ejemplo nos sirve para ilustrar la importancia quetiene la cuidadosa selección de materiales que van aestar en contacto con los objetos en el almacén o quevan a formar parte de su entorno, cuya selecciónhabrá de fundamentarse, no en que sean neutros,sino en que sean “compatibles” con los materialesconstitutivos de las obras. El concepto de compatibili-dad se basa en que dos materiales puedan compartirun espacio cercano (y, la mayoría de las veces, estar en

íntimo contacto) sin perjudicarse, ni física, ni química,ni biológicamente. Puesto que este hecho habrá deexplicarse tomando en consideración diversas variables(naturaleza de ambos, tiempo de contacto, cuantifica-ción y hermeticidad del espacio, tasa de intercambiode aire, humedad relativa y temperatura, etc.), nopodemos simplificar la recomendación de materiales yreducirla a buenos y malos, sino que el empleo de lasdiversas opciones que existen en el mercado, estarásujeto a las condiciones particulares de nuestro alma-cén y nuestra colección (Figura 3).

Cierto es que existen materiales cuyo uso está “prohibi-do” (o debería estarlo), tales como el PVC, y materialesque siempre son “seguros”, porque son duraderos einertes, como un tejido de poliéster 100% sin aprestoni otros añadidos. Pero entre ambos extremos, existenmultitud de materiales que podemos emplear siempreque controlemos o conozcamos los parámetros arribacitados y, si está en nuestras manos, comprobemosmediante tests de laboratorio las supuestas virtudes queel fabricante o distribuidor de un material proclama, yaque, desgraciadamente, siempre hay quien nos daimpunemente “gato por liebre”.

Iluminación

Más arriba hemos hecho referencia a las condicionesde humedad y temperatura, pero el medioambienteestá configurado también por la luz, la cual es inclusocapaz de modificar la termo-higrometría. Deliberada-mente hemos preferido referirnos aisladamente al

75

Desde el museo

Figura 3: Almacenamiento de sombrillas de cajón sobre soporte de espuma de polietileno.

(Fot.: Archivo MNAD)

asunto de la iluminación. Dado que los textiles sonmateriales claramente foto-deteriorables, es evidenteque la luz constituye un agente nocivo de primeramagnitud. Pero también debido a su incontestablenecesidad en los diferentes procesos de trabajo, resu-miremos en tres, las exigencias mínimas en cuanto ailuminación en el almacén. Las luces estarán apagadassiempre que no se estén usando. Esto implica la colo-cación de fuentes luminosas que sean accionableszonalmente, de modo que pueda trabajarse en unárea del almacén sin que el resto tenga que estar ilu-minado. El segundo punto hace referencia a la calidadde la luz. Evitaremos tajantemente la iluminación na-tural incontrolable en las áreas de almacén, optandopor iluminación fluorescente compacta e incorporan-do filtros de absorción de radiación ultravioleta. Laadquisición de luminarias, teniendo en cuenta los rápi-dos avances en la industria, debe hacerse siempreconsultando al técnico especialista, que es quien

conoce en profundidad las características en términosde eficacia luminosa, temperatura de color y calidadde los equipos, factores todos ellos importantes parala elección definitiva.

El tercer factor se refiere a la elección de los contene-dores: si podemos elegir, evitaremos los armariostransparentes o traslúcidos y optaremos por aquelloscuyo cerramiento sea opaco. De este modo evitare-mos la acción de la luz sobre contenedores que noestemos directamente manipulando mientras estamostrabajando en la organización de los objetos en elalmacén (Figura 4).

La elección de los contenedores estará sujeta a crite-rios diversos, entre ellos, los recursos económicos y elespacio disponible, pero desecharemos la madera oderivados y nos inclinaremos por armarios metálicos,preferentemente aluminio anodizado o acero inoxida-ble con recubrimiento en polvo. Lo fundamental esasegurarse de que los contenedores no desprenderáncompuestos volátiles perjudiciales, cuyos efectos noci-vos sobre los tejidos han sido ya suficientemente contrastados.

Técnicas y sistemas de almacenamiento

Entre las diversas opciones que en la práctica tenemospara almacenar tejidos, hemos seleccionado unoscuantos ejemplos, agrupando su empleo en cuatrocategorías básicas de objetos textiles: tejidos planos depequeño y/o mediano formato, tejidos planos de granformato, indumentaria y accesorios.

Ya hemos dicho que una de las claves de un buenalmacenamiento está en la confección de buenossoportes. Además de proteger el objeto del polvo, dela luz, y de las fluctuaciones de humedad relativa ytemperatura, un buen soporte debe facilitar el trasla-do, ser sencillo de operar (fácil de abrir y cerrar) yduradero (que no se deteriore con cada uso).

Para los tejidos planos de pequeño y mediano forma-to, se emplean comúnmente tres tipos de soportes:

76

SECCIÓN II

Figura 4: Estantería metálica convencional para el almacenamiento de tejidos de pequeño formato.(Fot.: Archivo MNAD)

bandejas horizontales, soportes cilíndricos y soporte-expositor para colecciones de estudio.

La opción óptima es almacenar siempre en horizontaly extendido, pero por diferentes causas (tamaños limi-tados de los cajones, medidas excedentes de los teji-dos, falta de espacio o falta de materiales) no siemprepodemos hacerlo así. En el MNAD hemos empleadosegún los casos bandejas de cartón pluma o de copo-límero polipropileno-polietileno. Lo importante escrear una superficie plana rígida y estable, donde eltejido no resbale y que permita trasladarlo sin necesi-dad de tocarlo. Puede forrarse de tela (algodón opoliéster) o con venda elástica de algodón. Para“cerrar” el soporte hemos utilizado “tapas” de tisúneutro, tela de algodón o, preferentemente, tejido sintético de olefina. Los soportes no deben apilarsedirectamente unos sobre otros, sino guardarse en dis-tintos cajones (Figura 5).

Los soportes cilíndricos idealmente están constituidosde cartón rígido inerte. Los altos precios en el merca-do, nos han obligado a utilizar tubos comerciales delos que emplean las tiendas de tejidos y aislarlos en loposible de las emanaciones nocivas. Para ello, puedeemplearse lámina de poliéster tipo Melinex o Mylar,pero resulta más eficaz –y, hoy por hoy, más barato-aislar con plástico metalizado de barrera, que redundaen un bloqueo total de las emanaciones. El tejido secoloca sobre una funda de venda elástica de algodón,cuya superficie entramada favorece el enrollado y dis-minuye las posibilidades de deslizamiento del tejido.Puede emplearse una lámina interpuesta con el fin deque el tejido no roce sobre sí mismo, aunque estodependerá del tipo de tejido y de nuestra disponibili-dad de tiempo y materiales. Finalmente, el cilindro formado se protege con una funda, que puede confeccionarse con algodón descrudado, lámina depolietileno espumado o fibra sintética de olefina. Paramantenerla fija la abrazaremos en varios puntos conlazada de cinta de algodón, sobre la que se escribirá elsiglado exterior (Figura 6).

77

Desde el museo

Figura 5: Proceso de termosellado de balda de madera con plástico metalizado de barrera. (Fot.: Archivo MNAD)

Figura 6: Almacenamiento de tejidos planos de medianoformato en soporte cilíndrico. (Fot.: Archivo MNAD)

El soporte-expositor presenta diversas modalidades. Laidea es ofrecer al público los objetos textiles ordena-dos y casi-fijos a un soporte múltiple que los proteja,pero que también permita la observación de detallesnecesarios para el estudio (ver el reverso, por ejemplo).El método más sencillo es contar con un armario-planero en el que se inserten por medio de guíassoportes planos. Estos podrán confeccionarse conplanchas de policarbonato celular, almohadillado conmuletón y forrado con tela de poliéster, sobre la quese fijan los distintos fragmentos por medio de algunaspuntadas o alfileres entomológicos.

Los tejidos planos de gran formato (alfombras, tapices,paramentos murales, ropa de cama) obligan, en lamayor parte de los casos y debido a sus dimensiones,a ser almacenados enrollados. El esquema básico depreparación de soportes es el mismo que para los teji-dos más pequeños, con la salvedad de que, al escogerel material constitutivo del cilindro, habrá que tener encuenta el peso del objeto, su grosor y relieve si lo tuvie-ra y las dimensiones totales. Los materiales común-mente empleados han oscilado desde cartón gruesohasta metal, pasando por distintos tipos de plásticos.La ventaja del uso de cartón de varias capas es su rigi-dez, aunque en su contra postulan el excesivo peso delos cilindros y la necesidad de bloquear la emisión devapores ácidos. Entre los plásticos, desechado el PVC,en la actualidad está dando buen resultado el polipro-pileno. Pero la elección óptima es aluminio anodizado,ligero, rígido y resistente, y no necesitado de materialde bloqueo, dada su inalterabilidad.

El almacenamiento de la indumentaria plantea proble-mas muy diversos, cuya explicación en detalle excedeel alcance de estas líneas. Es importante recordar algu-nos aspectos. Siempre que el objeto permita ser col-gado, se prepararán perchas a su medida (pueden utilizarse las comerciales en muchos casos), aislando lamadera y forrándola con guata de poliéster y vendaelástica de algodón, tratando de “esculpir” una formasobre la que descansen sin tensiones los hombros delobjeto. La funda protectora contra el polvo se confec-

cionará con tela de algodón 100% sin apresto, quepuede cerrarse con ayuda de cintas o botones.Cuando los hombros sean débiles, será necesariorepartir el peso del objeto de modo que no recaigaúnicamente sobre ellos. Para ello, podemos coser a lacinturilla una cinta ancha de tela descrudada a la que,a su vez, fijaremos sendas cintas equidistantes a modode grandes asas que colgarán también de la percha.

Siendo habitual complemento de la indumentaria, losaccesorios requieren una buena dosis de imaginacióny tiempo para diseñar soportes o cajas donde organi-zarlos. Una vez clasificados, podemos agruparlos encajas confeccionadas expresamente o utilizar las quepodemos encontrar en el mercado. Lo esencial es quesu manejo sea fácil y su ubicación en el almacén ade-cuada (quizá las medidas nos las dicten los propioscontenedores disponibles). Los materiales que conmayor ductilidad se prestan a la confección de cajasson el cartón-pluma neutro, el copolímero de polieti-leno y polipropileno y el cartón corrugado neutro. Lasuniones entre partes pueden llevarse a cabo por cos-tura (con cintas o con hilos gruesos) o con adhesivosadecuados o cintas previamente engomadas.Cuidaremos el siglado exterior (identificación clara sinque sea necesario mover la caja de sus sitio) y si esposible, y hasta qué punto, apilarlas, ya que el pesoexcesivo puede desmantelarlas. Los objetos debendescansar sobre un soporte que interiormente man-tenga su forma, para lo que emplearemos tisú neutro,espuma de polietileno en lámina o lámina de terefta-lato de poliéster, según los casos.

No quisiera terminar sin hacer alusión a los problemasde conservación que implican los movimientos deobras para su traslado a exposiciones temporales.Existen objetos textiles especialmente frágiles (porejemplo, un cinturón con colgantes constituidos pormateriales diversos; un vestido de formas complicadasy pesadas aplicaciones), para los que las operacionesde extracción de su soporte del almacén y la coloca-ción en cajas de transporte, unido a los procesos denueva extracción de la caja y montaje en la exposición,

78

SECCIÓN II

suponen un riesgo considerable. Para objetos comoéstos, en el MNAD estamos empezando a desarrollarun sistema que actuará como soporte que podríamosdenominar “mixto”: se trata de confeccionar unsoporte que nos sirva para el almacén, sobre el que laobra pueda ser trasladada y haga, así mismo, las fun-ciones de soporte de exposición.

Conclusiones

El último ejemplo expuesto constituye lo que podría-mos calificar “el colmo de la prevención”. En realidad,aunque pueda parecer chistoso, se trata de un objeti-vo importante al que deberíamos tender, a la hora deabordar el cuidado de objetos tan delicados y suscep-tibles como son los textiles: minimizar la manipulaciónsin comprometer su accesibilidad.

Los mejores aliados del buen funcionamiento de unalmacén son el sentido común y la planificación cuida-dosa. Una buena dosis de capacidad para improvisar(léase, proponer soluciones alternativas, aprovecharmateriales y contenedores, optimizar espacios en lap-sos breves de tiempo) será así mismo bienvenida parael, en ocasiones, tedioso trabajo diario de puesta enmarcha de un área de almacenamiento para coleccio-nes textiles.

BIBLIOGRAFÍA

BACHMANN, C. (Ed.) (1992): Conservation Concerns,Cooper Hewitt Museum, Smithsonian Institution, Nueva York.

FINCH, K. y PUTMAN, G.( 1985): The Care andPreservation of Textiles, Batsford Ltd, Londres.

HERRÁEZ, J.A. y RODRÍGUEZ LORITE, M.A. (1989):Manual para el uso de aparatos y toma de datos de lascondiciones ambientales en museos, Ministerio deCultura, Madrid.

LANDI, S. (1986): The Textile Conservator?s Manual,Butterworths, Londres

ROSE, C. (1992): “Conservación Preventiva”, APOYO 3,2, Washington.

THOMSON, G. (1986): The Museum Environment,Butterworths, Londres.

SHELLEY, M. (1987): The Care and Handling of ArtObjects. Practices in the Metropolitan Museum of Art,MET, Nueva York.

79

Desde el museo

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .