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Control cultural El control cultural es la manipulación deliberada del medio ambiente a fin de hacerlo menos para los patógenos desorganizando sus ciclos reproductivos, eliminando sus fuentes de alimento o haciéndelo más favorable para la presencia de organismos antagonistas. En el control de las enfermedades se suele emplear los siguientes medios: a. Aplicación de fungicidas b. Empleo de variedades resistentes. El primero está dirigido casi enteramente al patógeno y el segundo concierne en el hospedante. El control cultural tiene las mismas facetas, pero dirigidas principalmente al medio ambiente, que afecta al cultivo, al patógeno y a la interacción hospedante – patógeno a través de espacio y tiempo. El control cultural en este sentido nos ofrece la oportunidad de alterar al medio ambiente, la condición del hospedante y la conducta del agente patógeno. El control cultural a menudo involucra más de una operación; se requieren de operaciones conjuntas para lograr resultados positivos, por ejemplo, poco se puede conseguir en la preservación de frutos almacenados en la que se toman todas las medidas para evitar la presencia del patógeno si es que en la cosecha no se toman las medidas

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Control cultural

El control cultural es la manipulación deliberada del medio ambiente a fin de

hacerlo menos para los patógenos desorganizando sus ciclos reproductivos,

eliminando sus fuentes de alimento o haciéndelo más favorable para la

presencia de organismos antagonistas.

En el control de las enfermedades se suele emplear los siguientes medios:

a. Aplicación de fungicidas

b. Empleo de variedades resistentes.

El primero está dirigido casi enteramente al patógeno y el segundo concierne

en el hospedante.

El control cultural tiene las mismas facetas, pero dirigidas principalmente al

medio ambiente, que afecta al cultivo, al patógeno y a la interacción

hospedante – patógeno a través de espacio y tiempo. El control cultural en este

sentido nos ofrece la oportunidad de alterar al medio ambiente, la condición del

hospedante y la conducta del agente patógeno.

El control cultural a menudo involucra más de una operación; se requieren de

operaciones conjuntas para lograr resultados positivos, por ejemplo, poco se

puede conseguir en la preservación de frutos almacenados en la que se toman

todas las medidas para evitar la presencia del patógeno si es que en la

cosecha no se toman las medidas adecuadas para evitar la infección o la

contaminación de dichos frutos. Resulta pertinente mencionar que los

preceptos básicos del control cultural consideran cada uno de los aspectos de

las prácticas culturales tendientes a promover el desarrollo óptimo del cultivo.

Es necesario tener en cuenta que en el uso de fungicidas para el control de

enfermedades, las prácticas culturales pueden hacer más efectiva o pueden

interferir con el éxito de dichas sustancias en su objetivo. En lo referente a las

variedades resistentes, su éxito dependerá igualmente de cómo ellas son

manejadas en el campo. Esto nos indica que el control cultural debe ser parte

integral de la mayoría, sino todos los programas de control integrado de

enfermedades de plantas.

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La mayoría de las prácticas culturales dirigidas al control de las enfermedades

son preventivas; ellas pueden reducir la cantidad o la actividad del inóculo

como en el caso de la rotación de cultivos, en empleo de abono verde, las

araduras profundas, la sanidad y el raleo; o pueden evitar las enfermedades

(evasión) escogiendo la localidad, la época de siembra, la preparación de los

semilleros, el adecuado distanciamiento entre plantas y los aspectos

nutricionales.

Prácticas culturales que reducen la cantidad de inóculo

Rotación de cultivos.

La experiencia nos indica que el monocultivo frecuentemente incrementa la

severidad de las enfermedades debido a que se produce un incremento en

la población de ciertos patógenos al abusar de un tipo de hospedante en un

área dada. En la práctica, la rotación de cultivos tiene por finalidad el uso

racional y continuado de un suelo agrícola. Desde el punto de vista del

control, la rotación es más usada en cultivos anuales, y es más efectiva

contra los patógenos con rango restringido de hospedantes. El mejor

resultado se obtiene cuando un patógeno no posee estructuras de

conservación y/o tiene baja supervivencia en la rizósfera. En las rotaciones

se hace intervenir especies que no sean taxonómicamente afines para

impedir el aumento del nivel inóculo, interrumpiendo el ciclo de la

enfermedad. Mediante la rotación se impide que los patógenos del suelo

tengan acceso a las raíces de las plantas hospedantes, dando tiempo para

la predación, el parasitismo, la antibiosis y a la microflora y fauna del suelo

para que elimine o reduzca los propágulos de los patógenos vulnerables

durante su latencia obligatoria.

Un ejemplo clásico de la acción benéfica de las rotaciones es el control de

Gaemanomyces graminis var. Tritici, causante del mal del pie del trigo,

utilizando rotación con cultivos no hospedantes. En estas condiciones, los

organismos más competitivos del suelo eliminan y sustituyen a G. graminis

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var. Tritici de los rastrojos del trigo. En el cado de la sarna de la papa,

(Streptomyces sacbies), esta práctica no es tan expeditiva pues sólo

después de varias rotaciones sucesivas puede ocurrir un incremento de la

población de organismos antagónicos a S. sacabies.

Destrucción de los hospedantes alternantes y plantas espontáneas.

La población de patógenos puede ser suprimida en forma efectiva

destruyendo sus hospedantes alternantes o eliminando las plantas

espontáneas que quedan de la campaña anterior. Esta técnica que se

considera como control de la roya del tallo del trigo, la erradicación del

hospedante alternante Berberis spp. Ha contribuido grandemente en reducir

la variabilidad de Puccinia graminis f. sp. Tritici, permitiendo un mejor

aprovechamiento de las variedades resistentes desarrolladas.

Abono verde.

Es una práctica que debe ser considerada dentro de la rotación de cultivos.

El abono verde, además de mejorar la estructura y fertilidad del suelo

cuando se le incorpora, puede reducir la cantidad de inóculo de muchos

patógenos por antibiosis o por antagonismo al favorecer la presencia de

antagonistas. La incorporación al suelo de coberturas verdes,

especialmente leguminosas, aumenta su actividad biológica por el hecho de

tener niveles altos de nitrógeno, carbono y vitaminas, entre otros elementos.

Así, la incorporación de residuos verdes de soya disminuye la sarna de la

papa causada por S. scabies, probablemente por el aumento de la

población y por la producción de antibióticos por Bacillus subtilis.

Materia orgánica.

Diversas formas de materia orgánica son usadas en la agricultura, siendo

las más comunes el estiércol de gallina o de ganado, el compost o el

humus. El efecto de estos productos es la estimulación de la actividad

microbiana, lo cual limita la actividad de los patógenos por competencia, y

favorece y activa los procesos de antibiosis y lisis de los propágulos.

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La relación carbono / nitrógeno de la materia orgánica podrá ejercer efectos

diferentes dependiendo del patógeno. Así, productos con una relación

carbono / nitrógeno alta podrán inhibir a Rhizoctonia solani, por estímulo de

sus antagonistas.

Araduras profundas.

Tienen como fin principal enterrar residuos vegetales y/o estructuras de

conservación; es una práctica cultural que ayuda a disminuir la cantidad de

inóculo.

Sanidad.

La sanidad considera la remoción o la destrucción de los lugares de refugio

o de hibernación de los patógenos.

Se consigue por el uso de semillas sanas y por la destrucción de los

residuos de la cosecha. Al igual que las otras prácticas culturales, persigue

la disminución de la cantidad de inóculo a la que la población del

hospedante se encuentra expuesta. La sanidad se logra por una remoción o

destrucción de las plantas enfermas o de sus pares. El solo hecho de

remover partes enfermas por las labores subsiguientes de aplicación de

fungicidas. Este es el caso de oidiosis que afectan a muchos frutales, en

que resulta recomendable una poda de ramas infectadas en la época

indicada del manejo del cultivo a fin de eliminar las estructuras invernantes

o de conservación del hongo.

En enfermedades viróticas transmitidas mecánicamente, por ejemplo el

virus del mosaico del tabaco (TMV), se recomienda lavarse las manos con

jabón, no fumar, usar leche para enjuagarse las manos, etc. durante la labor

del transplante.

El raleo es otra práctica de sanidad que consiste en la remoción de las

plantas indeseables; sin embrago, por ser una operación manual, tiene

costos altos.

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Prácticas culturales que evitan la enfermedad.

Época de siembra.

Debe ser la óptima para el cultivo, pero en lo posible desfavorable para el

patógeno. Siembras tempranas y siembras tardías pueden originar

problemas fitopatológicos o, en general, problemas de tipo sanitario

incluyendo los causados por insectos, factores abióticos, etc.

Áreas libres de la enfermedad.

Escoger áreas donde las condiciones no sean favorables al patógeno

causal. Tiene relación con la rotación de cultivos.

Densidad de siembra adecuada.

Siembras muy densas proporcionan un microclima favorable para el

patógeno y facilitan su determinación entre plantas. Debido al incremento

de la humedad en los campos muy densamente sembrados, los patógenos

se desarrollan y se diseminan más rápidamente; por ejemplo, Botrytis

cinérea en tomate y Sclerotinia sclerotiorum en frijol serán más dañinos en

poblaciones densas de plantas en donde la humedad permanece alta por

períodos largos.

Manejo del agua en los cultivos.

La disponibilidad de humedad en el aire o en el suelo interfiere en las

relaciones entre patógenos y organismos antagónicos. Esta interferencia

resulta útil en el manejo de algunas enfermedades; así, para la sarna de la

papa el mantenimiento de la humedad del suelo mientras ocurre la

suberificación de las lenticelas al inicio del desarrollo de los tubérculos,

favorece la supervivencia de bacteria antagónicas a Streptomyces scabies.

El tipo de riego usado, de gravedad, por aspersión, etc., interviene en la

diseminación de muchos patógenos, entre lo que podemos citar los

causantes de enfermedades bacterianas y fungosas.

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El alejamiento de los riegos del pie de la planta puede influir en una

reducción de la incidencia de ciertas enfermedades causadas por

patógenos de suelo (Phytophthora, Pythium).

Verdeamiento de tubérculo – semilla de papa.

Tubérculos – semilla de papa verdeados han demostrado resistencia al

ataque de Phytophthora erythoroseptica var. Erythroseptica, causante de la

pudrición rosada de la papa, en relación a tubérculos de la misma variedad

no verdeados. En consecuencia, la práctica de inducir el verdeamiento en

dicho material de propagación servirá para reducir la incidencia de dicha

enfermedad.