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:: portada :: Economía :: 25-06-2013 Austeridad y control político del conocimiento Juan Torres López Sistema Digital   Ya he explicado en otros artículos y en el libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero que escribí con Vicenç Navarro que los recortes de gasto que llevan consigo las políticas de austeridad son un auténtico engaño. Se justifican diciendo que solo con ellos se puede recortar la deuda para que a continuación vuelva a generarse crecimiento y empleo, pero lo que demuestran los estudios empíricos es lo contrario. Al recortar el gasto en etapas de recesión (ya de por sí de gasto insuficiente) lo que sucede es que disminuye la actividad, el empleo y los ingresos y que, por tanto, finalmente aumenta aún más la deuda. Además, cuando estas políticas de recortes se presentan como de austeridad tienen también otro efecto no menos importante a la hora de garantizar el sometimiento de la población. Cuando lo que se reclama es la austeridad -algo con lo que nadie puede estar en desacuerdo- se está sugiriendo que es imprescindible una terapia frente a un despilfarro anterior. O, como suele decirse, para pagar el pecado de haber vivido "por encima de nuestras posibilidades". Su imposición genera en la gente un sentimiento de culpa que atemoriza, confunde y paraliza. Pero, con independencia de ello, los recortes de gasto público social también llevan consigo otras consecuencias muy peligrosas de los que se habla aún menos. Por ejemplo, un mayor control político del conocimiento. Con la excusa de que hay que recortar gastos se ha reducido la financiación a la universidad pública y se están aprovechando los recortes para concederle un papel mucho más determinante aún en toda la actividad universitaria a la evaluación de la actividad investigadora del personal universitario, que en España se realiza desde hace años mediante los llamados sexenios (unos complementos salariales que nacieron para retribuir la productividad investigadora y que se han convertido en medida de su "calidad") y los procedimientos de acreditación que llevan a cabo las agencias de evaluación nacional o autonómicas. Yo soy totalmente partidario de que se evalúe la actividad docente e investigadora de los universitarios. Y de hecho, cuando fui vicerrector de ordenación académica y profesorado de la universidad de Málaga entre 1987 y 1990, puse en marcha uno de los primeros procedimientos de evaluación que se realizaron en España, tanto en los dos primeros ciclos como en el doctorado. Pero lo que ahora se está produciendo es un verdadero control político del conocimiento cuando se empiezan a establecer las nuevas obligaciones docentes (horas de clase) o cuando se hace depender la participación en comisiones de selección, la dirección de tesis doctorales o la page 1 / 5

Control Político Del Conocimiento

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    25-06-2013

    Austeridad y control poltico del conocimientoJuan Torres LpezSistema Digital

    Ya he explicado en otros artculos y en el libro Los amos del mundo. Las armas del terrorismofinanciero que escrib con Vicen Navarro que los recortes de gasto que llevan consigo las polticasde austeridad son un autntico engao. Se justifican diciendo que solo con ellos se puede recortarla deuda para que a continuacin vuelva a generarse crecimiento y empleo, pero lo quedemuestran los estudios empricos es lo contrario. Al recortar el gasto en etapas de recesin (ya depor s de gasto insuficiente) lo que sucede es que disminuye la actividad, el empleo y los ingresos yque, por tanto, finalmente aumenta an ms la deuda.

    Adems, cuando estas polticas de recortes se presentan como de austeridad tienen tambin otroefecto no menos importante a la hora de garantizar el sometimiento de la poblacin. Cuando lo quese reclama es la austeridad -algo con lo que nadie puede estar en desacuerdo- se est sugiriendoque es imprescindible una terapia frente a un despilfarro anterior. O, como suele decirse, parapagar el pecado de haber vivido "por encima de nuestras posibilidades". Su imposicingenera en la gente un sentimiento de culpa que atemoriza, confunde y paraliza.

    Pero, con independencia de ello, los recortes de gasto pblico social tambin llevan consigo otrasconsecuencias muy peligrosas de los que se habla an menos. Por ejemplo, un mayor controlpoltico del conocimiento.

    Con la excusa de que hay que recortar gastos se ha reducido la financiacin a la universidadpblica y se estn aprovechando los recortes para concederle un papel mucho ms determinantean en toda la actividad universitaria a la evaluacin de la actividad investigadora del personaluniversitario, que en Espaa se realiza desde hace aos mediante los llamados sexenios (unoscomplementos salariales que nacieron para retribuir la productividad investigadora y que se hanconvertido en medida de su "calidad") y los procedimientos de acreditacin que llevan acabo las agencias de evaluacin nacional o autonmicas.

    Yo soy totalmente partidario de que se evale la actividad docente e investigadora de losuniversitarios. Y de hecho, cuando fui vicerrector de ordenacin acadmica y profesorado de launiversidad de Mlaga entre 1987 y 1990, puse en marcha uno de los primeros procedimientos deevaluacin que se realizaron en Espaa, tanto en los dos primeros ciclos como en el doctorado.

    Pero lo que ahora se est produciendo es un verdadero control poltico del conocimiento cuando seempiezan a establecer las nuevas obligaciones docentes (horas de clase) o cuando se hacedepender la participacin en comisiones de seleccin, la direccin de tesis doctorales o la

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  • promocin a las diferentes categoras contractuales o del funcionariado, entre otras cosas, enfuncin de los sexenios o de la acreditacin conseguidos en procesos de evaluacin que, sobre todoen algunas reas del conocimiento, son claramente arbitrarios y muy sesgados ideolgicamente.

    En Espaa como en otros pases, estos procesos se basan originalmente en criterios puramentecuantitativos que simplifican al extremo la valoracin de la produccin cientfica, reduciendo oeliminando por completo cualquier atisbo de debate o controversia sobre su calidad efectiva,mediante la aplicacin de ndices que solo pueden tener en cuenta (en el mejor de los casos) elnmero de publicaciones ms o menos ponderado por rangos no menos discutibles referentes a lasrevistas donde aparecen, y el nmero de citas.

    Los efectos de este tipo de evaluaciones son claros. Los investigadores, en lugar de tener comoobjetivo de su actividad cientfica el descubrir nuevos conocimientos, han de orientarlanecesariamente a obtener el mayor nmero de publicaciones consideradas como valiosas pordichos indicadores. As ha de ser, pues de ello va a depender sus financiacin, su promocinprofesional, su capacidad de decisin y su incardinacin en la academia o incluso las horas de claseque van a tener que impartir.

    Ese incentivo perverso tiene multitud de efectos negativos. As, se promueve la firma colectivacomo prctica oportunista para lograr ms y ms rpidas aportaciones susceptibles de servaloradas positivamente aunque en la mayora de las veces eso no responda ni a la realidad de laactividad realizada por cada investigador, ni a necesidades de divisin del trabajo cientfico que serealiza.

    Adems, la exigencia de multiplicar al mximo la publicaciones lleva a que resulte ms rentable alos investigadores el dedicarse a versionar sin descanso un trabajo, descubrimiento oplanteamiento o modelo original a base de introducir muy pequeas variaciones posteriores que sedirigen a diferentes revistas, sin que ninguna de ellas suponga alguna novedad importante o unincremento efectivo del conocimiento.

    Un estudio realizado en Francia al respecto ha mostrado claramente que aunque el numero depublicaciones en el rea de economa se ha triplicado desde la mitad de los aos 90 del siglopasado no puede decirse que haya mejorado sustancialmente su calidad ( Bosquet, C., Combes,P-Ph., y Linnemer, L., "La publication d'articles de recherche en conomie en France en 2008.Disparits actuelles et volutions depuis 1998". Rapport pour la Direction gnrale de larecherche et de l'innovation, DGRI , 2010 ).

    Cualquier investigador que se comporte con un mnimo de racionalidad en este rgimen deevaluacin debe consagrar mucho ms tiempo y esfuerzo a multiplicar las publicacionespreparando diversas versiones y a estar presente all donde se puede conseguir influencia o redesque faciliten la publicacin, que a investigar. Y as resulta que estos mtodos de evaluacin,aparentemente encaminados a medir la productividad y la calidad acadmica, incentivancomportamientos que limitan sta ltima y que se basan en un sentido claramente distorsionado de

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  • la primera. No reflejan la productividad como una mayor capacidad de aportar conocimientoefectivo sino como la de colocar menores dosis de l en mayor nmero de publicaciones. Sepromueve la productividad "publicacional", si vale el barbarismo, que no tiene muchoque ver en estas condiciones con la productividad cientfica.

    La evaluacin cuantitativa de los resultados del conocimiento tiene otro efecto no menos negativo.Para poder llevarla a cabo es por lo que se ha ido limitando a tomar en consideracin los artculospublicados en revistas, que pueden ser jerarquizados y catalogados en funcin de dnde sepubliquen, en detrimento del conocimiento publicado en libros o cualquier otro tipo de monografas,que hoy da no tienen prcticamente valor alguno, o muy escaso, a la hora de acreditarse o de serevaluado para recibir sexenios.

    Las consecuencias de esto ltimo son variadas. Una es que los investigadores que quieran serevaluados positivamente solo deben abordar temas que se puedan exponer en el espacio reducidoy en la forma convencional que se suele establecer en las revistas. Tienen que renunciar as aexponer pasos intermedios, derivaciones de sus anlisis, matices y, sobre todo, las dudas ypreguntas y las cuestiones transversales y sintticas que cada vez son ms necesarias para poderconocer la realidad, pero que es casi imposible trasladar a los espacios muy especializados y pordefinicin ms cerrados, en todos los sentidos del trmino, de las revistas.

    La generalizacin de la publicacin en revistas ha estandarizado la expresin del conocimiento y elconocimiento mismo al establecer no solo el encuadre formal de los textos sino los contenidos, losenfoques, e incluso los postulados e hiptesis de partida "convenientes" en cada una deellas, de modo que salirse de ese saber establecido conduce de modo prcticamente inevitable alostracismo y a la imposibilidad de ser evaluado positivamente, pues es seguro que no se podrpublicar en las revistas que sirven de referencia como de mayor calidad e impacto.

    Es por eso que el poder de evaluacin efectivo recae en ltima instancia en los equipos quemantienen y evalan las publicaciones en las revistas que encabezan los ranking de las msdestacadas: las que estn formados por miembros de los departamentos y grupos de investigacinms destacados, que son aquellos cuyos miembros publican en las revistas ms destacadas. As secrea un crculo vicioso de conformismo y de redes de autentico clientelismo en donde es muy difcilque penetre la luz de enfoques novedosos, alternativos o contrarios a lo que habitualmente sepublica en esas revistas por los autores solo de aquello que sus evaluadores consideran que espublicable, y que lgicamente nunca podr ser diferente de lo que sostienen o defienden. Cmotratar de publicar en una revista si el autor o autores no se ajustan a los criterios de publicacin oenfoques normalizados que mantiene?

    En definitiva, el predominio de este tipo de evaluacin ahoga la disidencia, la duda, la innovacin,la ruptura con el saber establecido..., es decir, justo los factores que sabemos perfectamente quehan sido siempre los que han promovido realmente el conocimiento y los que han hecho que deverdad avance la ciencia.

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  • Lgicamente, no puede ser muy ajeno a todo ello el hecho de que la gestin de los trabajos que seincluyen en el Journal Citation Reports (JCR en la jerga de los investigadores) que sirve como basede referencia sacrosanta de la evaluacin cuantitativa est controlado por una sola y poderosamultinacional, Thompson Reuters, o que estos mtodos de evaluacin se hayan comenzado aaplicar con especial disciplina en ciencias sociales, y muy especialmente en economa, justo en losaos en que se vienen imponiendo las polticas neoliberales. No es casualidad que stas sejustifiquen con el paradigma neoclsico que predomina en las publicaciones de las revistas mejorconsideradas y lo cierto es que pueden aplicarse ms cmodamente en la medida en que eludanms ampliamente la crtica social. Lo que puede conseguirse cuando el pensamiento econmico ysocial en general se hiperespecializa y pierde el contacto con la realidad al desarrollar un tipo deconocimiento encerrado en s mismo, abstracto y completamente ajeno a la complejidad einterconectividad que tienen los fenmenos econmicos y sociales.

    Ahora bien, si en casi todo el mundo viene ocurriendo todo esto, en Espaa la situacin es muchoms grave porque los procesos de evaluacin son opacos y ni siquiera los criterios cuantitativos seaplican objetivamente sino a nuestra carpetovetnica manera clientelar y corrupta.

    Aqu predomina una arbitrariedad constante que da lugar a decisiones contradictorias, aresoluciones caprichosas y sin fundamento alguno, que muchas veces no pueden disimular que setoman ad hoc o incluso ex post de haber decidido el resultado. En el caso particular de la economa,que mejor conozco, se han hecho fuertes grupos de poder de clara significacin ideolgica o almenos, por decirlo ms sutilmente, de evidente connivencia paradigmtica, que aplicando este tipode criterios van consolidando una forma de investigar conservadora y uniformada que poco a pocova dejando fuera del juego acadmico a quienes optan por generar cualquier otro tipo deconocimiento o por difundirlo a travs de otras publicaciones, cuyo impacto, por cierto, suelemucho mayor, la mayora de las veces, que el de las revistas convencionales.

    Al igual que pasa fuera de Espaa, la produccin bibliogrfica mejor valorada en economapresenta, eso s, una gran variedad de temticas, pero una extraordinaria homogeneidad que setraduce en un gran irrealismo y abstraccin, en una gran coincidencia en las perspectiva de anlisisy en la asuncin de conclusiones que terminan justificando un mismo tipo de polticas.

    Es por eso que puede afirmarse que la imposicin de este tipo sesgado de evaluacin, en todos loscampos del saber cientfico pero sobre todo en los que tienen ms que ver con juicios de valor ycon las diferentes preferencias sociales, como la economa, es un claro intento de control (poltico)del conocimiento que se acelera en estos momentos gracias a la oportunidad que proporcionan losrecortes asociados a las polticas de austeridad.

    Los resultados de son tan paradjicos y significativos como el que mencionaba recientemente elprofesor de Sociologa de la Universidad de Oviedo, Holm-Detlev Khler : la investigadora SaskiaSassen que acaba de recibir el Premio Prncipe de Asturias de Ciencias Sociales, "una de lascientficas ms importantes de nuestra poca, no ha conseguido ningn sexenio, ningunaacreditacin, frente a los criterios de nuestras agencias de evaluacin, que anteponen siempre elmismo criterio: tres publicaciones JCR (Journal Citation Reports) en los ltimos cinco aos. Sassenno tiene ni una, sino que ha publicado libros e informes, fruto de proyectos de investigacin de

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  • verdad y referencias fundamentales para acadmicos comprometidos, ha publicado numerososartculos en medios de gran difusin, etc., pero se ha resistido a la prctica de inflar su currculumcon artculos estandarizados sin inters ni lectores, ms all de crculos de amigos de citacinmutua".

    www.juantorreslopez.com

    @juantorreslopez

    Rebelin ha publicado este artculo con el permiso del autor mediante una licencia de CreativeCommons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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    http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/2.5/es/