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E l t r a b a j o e s d i g n o l a s c o n d i c i o n e s s o n l a s i n d i g n a s : ¡ R a t i f i c a c i ó n d e l C o n v e n i o 1 8 9 A H O R A ! 2 D e l a c a s a a l S i n d i c a t o : l a o r g a n i z a c i ó n d e l a t r a b a j a d o r a d e c a s a p a r t i c u l a r t o - m a n d o p a r t e e n l a s o c i e d a d . 4 E l t e a t r o d e l o p r i m i d o c o m o h e r r a m i e n - t a d e e m a n c i p a c i ó n d e l a s m u j e r e s . 8 ¡ P O R L A L I B E R A C I Ó N D E L A O P R E S I Ó N D E G É N E R O , P A R A L A A B O L I C I Ó N D E L T R A B A J O C A P I T A L I S T A ! 1 0 C a m i n a t a " P o r l a r a t i f i c a c i ó n d e l C o n v e - n i o 1 8 9 O I T e n C h i l e " 1 1 Convenio 189: Dignidad para todas las mujeres

Convenio 189 dignidad para todas las mujeres

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Desde la organización sindical avanzamos por nuestros derechos como trabajadoras

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Page 1: Convenio 189 dignidad para todas las mujeres

El trabajo es digno las condiciones son

las indignas:

¡Ratificación del Convenio 189 AHORA!

2

“De la casa al Sindicato: la organización

de la trabajadora de casa particular to-

mando parte en la sociedad”.

4

“El teatro del oprimido como herramien-

ta de emancipación de las mujeres”.

8

¡POR LA LIBERACIÓN DE LA OPRESIÓN

DE GÉNERO, PARA LA ABOLICIÓN DEL

TRABAJO CAPITALISTA!

10

Caminata "Por la ratificación del Conve-

nio 189 OIT en Chile"

11

Convenio 189: Dignidad para

todas las mujeres

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En la actualidad los y las trabajadoras domésticas de Chile están demandando la ratificación del Convenio 189 de la Organi-zación Internacional del Trabajo (OIT). Este fue creado el año 2011 y entró en vigor el 5 de septiembre del presente año 2013: ex-tiende los derechos laborales fundamenta-les a las trabajadoras y los trabajadores do-mésticos de todo el mundo. El convenio 189 permitiría avanzar en la legislación de garantías, derechos y protección social para los y las trabajadoras domésticas. Lo consi-deramos un paso que permite progresar en el proceso de erradicación de todas las for-mas de abuso, acoso y violencia contra los y las trabajadoras del hogar.

Las trabajadoras de casa particular son

las más desprotegidas en términos de dere-

chos laborales, permaneciendo marginadas

de la escaza seguridad social que tienen los

demás trabajadores. Además de contar con

bajas remuneraciones tiene un alto porcen-

taje de informalidad: Sólo un 30% de las tra-

bajadoras puertas afuera tiene contrato de

trabajo indefinido. Levantarla demanda de

ratificación del Convenio 189 es fundamen-

tal para avanzar en la dignificación de su

trabajo.

Desde La Alzada (AFL), hace meses

comenzamos a trabajar conjuntamente con

nuestras compañeras del Sindicato de Tra-

bajadoras de Casa Particular-SINTRACAP. A

través de esta experiencia, tanto ellas como

nosotras, hemos podido ver la importancia

que tiene el empoderamiento de nuestros

cuerpos y voces, reconociendo en ellos lu-

gares de opresión, pero también de posibili-

dades de disputa y construcción: nuestros

cuerpos son una herramienta que estamos

y debemos utilizar para construir nuestra

bertad. La soberanía sobre nuestros cuerpos

Página 2 Convenio, 189: La dignidad para todas las mujeres.

El trabajo es digno las condiciones son las indignas:

¡Ratificación del Convenio 189 AHORA!

Page 3: Convenio 189 dignidad para todas las mujeres

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Apoyamos la demanda de nuestras compañeras trabajadoras,

invitando a todas las organizaciones cercanas a la marcha

convocada este domingo 30 de Marzo a las 10.00 hrs., la cual

tendrá su punto de inicio Av. Manquehue con Av.Apoquindo.

libertad. La soberanía sobre nuestros cuer-

pos es condición necesaria para sentirnos

capaces de transformar nuestra existencia,

nos valoramos como mujeres trabajadoras

en el camino de nuestra emancipación.

Nuestras compañeras de SINTRACAP

son mujeres luchadoras que viven cotidia-

namente la explotación en el trabajo do-

méstico. Hoy se articulan a través de la

práctica sindical y reconocen que su traba-

jo es un aporte a la economía nacional que

ha sido invisibilizado por las estadísticas.

Como feministas libertarias comparti-

mos su diagnóstico político, solidarizamos y

nos hacemos parte de su lucha por la dig-

nidad y libertad, por superar el actual tra-

bajo doméstico impuesto a las mujeres,

propio de nuestra sociedad patriarcal y de

clases.

¡Desde la organización sindical

avanzamos por nuestros

derechos como trabajadoras!

Page 4: Convenio 189 dignidad para todas las mujeres

De la larga lista de sindicatos que en la historia de Chile se han organizado y lu-chado por sus derechos, el ejemplo de las trabajadoras de casa particular debe ser rescatado, no solo por la perseverancia de su lucha, sino también debido a sus difíciles condiciones de sindicalización. Se trata de mujeres que pasan gran parte del día lejos de su hogar (puertas afuera) o que ni si-quiera viven en él (puertas adentro). Al no poseer un lugar donde convivir con otras compañeras de trabajo se hace es difícil le-vantar un imaginario que genere una iden-tidad de comunidad, perdiendo su visibili-dad en lo público.

Sin embargo, es posible observar cómo el esfuerzo de sindicalización ha tenido reper-cusiones en las políticas del país; al hacerse visibles como sujetas demandantes de la protección estatal. De esta forma, la organi-zación va dialogando con las líneas políti-cas de cada gobierno, siendo incluidas o excluidas según la influencia ideológica que éste tenga.

El empleo doméstico ha estado presente desde los inicio de la historia de Chile, rela-cionándose en primera instancia con el mundo rural al ser un legado del sistema de hacienda; este “se traslada del campo a la ciudad según las necesidades de las ca-sas citadinas de ingresos altos y luego tam-bién medios”(1). Por otro lado, las mujeres del mundo rural tienden a migrar a la ciu-dad debido a la propia estructura patriarcal predominante en el campo, donde la auto-ridad del hombre está por sobre la de la

mujer, siendo un factor determinante en la empleabilidad de la mujer campesina debi-do a la división sexual del trabajo. Pese a esto, en la ciudad también el trabajo do-méstico constituye uno de los más recurri-dos por las mujeres, debido a la falta de es-tudios a comienzos del siglo XX, era una de las pocas alternativas para las mujeres de la clase obrera.

.

1.- Ximena Valdés y Kathya Araujo, Op. Cit, p.70

“De la casa al Sindicato: la organización de la trabajadora de casa particular tomando parte en la sociedad”.

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Durante este período, los obreros de diver-sos rubros hacen propias las corrientes mar-xistas y anarquistas que comienzan a llegar a América. Es al calor de estas luchas que surgieron las organizaciones sindicales y los trabajadores/as de casa particular no se quedaron fuera, creando el año 1926 el Sin-dicato Profesional de Empleados Domésti-cos de Ambos Sexos. Este fue dirigido prin-cipalmente por hombres, quienes se desem-peñaron en tareas como la jardinería, sir-vientes, cuidadores, etc. Este sindicato no registró movilizaciones propias, debido a las dificultades para organizarse, ya que no pueden paralizar si no pertenecen todos a una misma empresa. Finalmente en 1948, la promulgación de la Ley de Defensa Perma-nente del Estado y la persecución de las diri-gencias sindicales llevó al Sindicato de Em-pleados Domésticos a su cierre definitivo.

Pero casi al mismo tiempo surgió promovi-do por la Acción Católica una nueva organi-zación de trabajadoras de casa particular, con una vocación religiosa que influiría pro-fundamente a sus participantes. El Hogar de Acogida fue un refugio para las trabaja-doras ante cualquier adversidad (cesantía, embarazo, enfermedades, etc.), aumentan-do a medida que crecía la inclusión femeni-na en el movimiento obrero. Para 1950 el Hogar se transformó en la Federación de Empleadas, administrada con dinero de las propias trabajadoras pero siempre bajo la asesoría de la Iglesia, fue el capellán a Ber-nardino Piñera quien pensó la organización como un cuerpo completo que buscaba cu-brir las distintas necesidades de las trabaja-doras, promoviendo la consolidación de di-rigentes de peso y la organización sindical. En el año 1964 la Federación pasaría a lla-marse Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular (ANECAP). Es aquí a don-

de llegaban la mayoría de las empleadas en busca de apoyo, siendo derivadas a las di-versas ramas del organismo, dentro de éstas la rama sindical.

Pese a esto el Sindicato se constituyó como una organización independiente, con su propia directiva, luchando para conse-guir las reivindicaciones del gremio, movili-zándose activamente en la esfera pública. Si bien por esos años el Sindicato no contaba con muchas afiliadas, ya que la mayoría eran derivadas desde ANECAP en búsque-da de la solución de algún problema laboral específico, de todas formas tuvo una gran actividad, abriendo sus puertas todas las tar-de hasta altas horas de la noche.

El rol público de la Iglesia como pro-motor del movimiento sindical poco a poco se fue traspasando al Estado. Los gobiernos buscaron incluir a los sectores marginados en sus programas, debido en gran parte a la fuerte presión que estos ejercían en la so-ciedad y a la influencia de las tendencias políticas mundiales. Así llegó la Unidad Po-pular, uno de los momentos de mayor mo-vimiento en el Sindicato, llegando a tener 2.500 afiliadas entre todas las organizacio-nes de trabajadoras de casas particulares del país. Se realizaron bailes, se entregó apoyo social, se participó en marchas, se promovió el carnet sindical y la defensa de los derechos laborales.

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Un hecho que marcó la historia de las TRABAJADORAS DE CASA PARTICULAR es su afiliación a la CUT en el año 1971, ga-nándose un cupo en las asambleas y apa-reciendo como un actor más en la escena del movimiento social. Por otro lado, el in-terés de la CUT por trabajar con ellas tam-bién radicaba en que fueran una organiza-ción constituida en su totalidad por muje-res. Sector que el presidente Allende bus-caba atraer debido a la suposición de que era el grupo donde poseía menos apoyo en la sociedad.

La participación en la escena pública pudo observarse a través de diferentes hechos; por primera vez se reunieron con las auto-ridades con respuestas concretas y trabajo en conjunto. Incluso en enero de 1973 se inauguró una casa de sala cuna para las trabajadoras, esta medida era de especial urgencia para el gremio, ya que muchas mujeres no tenían el apoyo de una familia para cuidar a sus hijos. Otro hito para las trabajadoras de casa particular en la Uni-dad Popular fue el Primer Congreso Nacio-nal de dirigentes del gremio, reuniendo a la directiva de ANECAP, del Sindicato nº2, más tres sindicatos de Santiago que se ha-bían formado en esos años de movimiento social.(2) En esta reunión, a la que asistió el presidente Allende, se discutió sobre un Proyecto de Ley que exigía el fin de la ser-vidumbre de las trabajadoras y un trato humano.

Sin embargo, el 11 de septiembre de 1973 marcó el fin de toda una época de sindica-lización. La idea de consolidar un poder popular no solo caería sino que además sería combatida con toda la fuerza del Es-tado. El gremio de las trabajadoras de casa

particular no se quedó fuera de este proce-so, durante el mismo 11 de septiembre la primera preocupación de las miembros del Sindicato fue la oficina que tanto había costado formar, así lo recuerda Aída Mo-reno: “voy a ir a rescatar lo de la oficina, pero antes de ir pasé donde la tesorera del sindicato…y me dice: ¡pero estás loca mujer de ir a meterte allá!”.

Luego de los momentos más críticos las trabajadoras de casa particular acudieron a la Intendencia a pedir permiso para po-der volver a realizar asambleas, si bien se les otorgó, las reuniones debieron realizar-las con Carabineros presentes. Igualmente el temor de estas mujeres queda manifies-to en la gran baja de miembros del sindica-to, al punto de llegar a poseer cerca de 40 participantes.

2. Manuel Calcagni Rojas, Op. Cit., p. 32.

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Pese a todas estas dificultades el Sindicato participó en la Coordinadora Nacional Sindical, organismo que reunió a mujeres de diversas empresas y pequeños gre-mios. En este marco el año 1977, el Sindi-cato asume la organización del Día Inter-nacional de la Mujer.

El nuevo código laboral de José Piñera, estableció un sinnúmero de medidas que buscaban acabar definitivamente con el activismo en los sindicatos, pero sin duda la orden que más afectó a SINTRACAP fue la clasificación de estas organizaciones se-gún su pertenencia a alguna empresa: los de una misma empresa, los de más de 3 empresas distintas (inter-empresa), traba-jadores independientes o trabajadores de la construcción. Esto dejaba fuera a las or-ganizaciones de trabajadoras de casa par-ticular ya que no entraban en ninguna categoría, entonces las dirigentes acuden al Ministerio del Trabajo, en donde se cla-

sifican como sindicato inter-empresa: “una casa no es una empresa, pero no había otra alternativa, ósea nosotras estábamos organizadas dentro de la ley que nos co-rresponde”. (3)

Bajo esta legalidad el sindicato logró mantenerse activo hasta la vuelta a la de-mocracia, reafirmándose poco a poco en su lucha y en la cantidad de afiliadas. Hoy el Sindicato de Trabajadoras de Casa Parti-cular cuenta con una casa propia, esto ha potenciado la labor del Sindicato, atrayen-do a más afiliadas siendo un lugar de des-canso y de reunión. Sin embargo pese al espacio que han vuelto a ocupar en lo pú-blico, sus demandas por mejores condi-ciones continúan siendo las mismas que hace 50 años. De esta forma éstas muje-res toman hoy como bandera de lucha la rectificación del convenio 189, lo que les aseguraría condiciones mínimas de traba-jo: la exigencia de la regulación de la jor-

nada laboral, aumentar la fiscalización, fuero maternal, descanso en días feria-dos, salario mínimo, delimitar la defini-ción ambigua de las funciones de las trabajadoras y un aumento de la in-demnización; además de temáticas nue-vas como la inclusión de las trabajado-ras migrantes.(4) Lucha que las ha lleva-do nuevamente a salir a la calle y a unir-se para conseguir sus demandas.

3.- Aída Moreno.

4.-www.sintracapchile.cl, rescatado en 17 de

diciembre de 2011.

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Las mujeres de SINTRACAP como trabaja-doras de casas particulares, no poseen estu-dios superiores, la mayoría de ellas sólo han completado -con suerte- su educación bási-ca y/o media en establecimientos públicos, por lo tanto han tenido que acceder al mundo laboral actual ejerciendo labores domésticas para sustentarse ellas como a sus familias. De esta forma, han tenido que enfrentar un trabajo que por siglos de la historia humana, ha sido basado en la lógi-ca patronal y de esclavitud servil, general-mente desempeñado por mujeres. El traba-jo doméstico, ha sido nulamente valorado por no estar asociado directamente a la producción económica, y esto se refleja en las condiciones laborales de estas mujeres; donde no se les hace contratos que respal-den su trabajo y calidad de vida, no tienen derecho a una salud digna (no sólo por las carencias del sistema de salud público, sino también por sus jornada extensa de traba-jo, sobre todo para aquéllas que trabajan puertas adentro siendo su único día libre los domingos). Además, su remuneración no equivale a la cantidad de labores y hora-rio que desempeñan, como también no existe una cotización de renta digna en una AFP para efectos de indemnización. Para seguir sumando, las trabajadoras de casa particular no tienen derecho a descan-sos semanales, no siempre se les respeta su derecho a vacaciones de quince días hábi-les anuales con remuneración íntegra lue-go de haber cumplido un año de servicio, y por último pero no menos grave, se silencia en muchas ocasiones el acoso e incluso el abuso sexual por parte de los empleadores

varones hacia ellas.

El trabajo desarrollado en conjunto con las trabajadoras consiste en un taller de orato-ria, que es planificado integrando la meto-dología del Teatro del Oprimido, con el ob-jetivo de poder transformar estas relaciones de dominación, permitiéndonos en primer lugar desalojar al opresor que llevamos en nuestras conciencias, incluso por herencia socio-histórica. Para esto es necesario re-apropiarnos de nuestra voz, de nuestros cuerpos y de nuestra memoria, de nuestros significados y de nuestra identidad. De esta manera, abrir cada vez más los campos de la transformación social que conlleva la su-peración de la lógica de dominación impe-rante y vivenciadas a diario por las mujeres.

El Teatro del Oprimido (TO) es un sistema de ejercicios físicos, de juegos estéticos, de técnicas de imagen y de improvisación, donde se construyen medios artísticos del teatro al servicio de una pedagogía de la responsabilidad y la autonomía. Cada suje-ta está capacitada para enunciar propues-tas indispensables sobre su condición y sus caminos, en donde el TO ayuda a las suje-tas a elaborar sus propuestas y a dotarlas de un espacio donde expresarlas. Una de las técnicas del TO es el Teatro Imagen, que como objetivo apunta a concienciar, discu-tir y analizar de forma concreta, detallada y clara, problemáticas reales de una situación en particular y todo lo que le rodea, todo a través de imágenes corporales de las mis-mas participantes.

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“El teatro del oprimido como herramienta de emancipación de las mujeres”.

http://www.periodico-solidaridad.cl/2014/03/05/el-teatr...eres/

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Ésta técnica no sólo es una herramienta de concientización de problemáticas y de solu-ciones, sino que va mucho más allá, al con-vertirse en un ensayo para la vida, y así ha-cernos protagonistas de éstas, consientes de nuestro presente a partir de nuestro pa-sado, para así construir en conjunto un fu-turo más libre, digno e igualitario para to-das y todos. El Teatro del Oprimido (TO) permite mediante estos ejercicios teatrales, que las mujeres de SINTRACAP se conoz-can, se piensen en su relación a otros y que emerjan en el proceso, potenciales solucio-nes a sus problemas cotidianos. El TO tiene un potencial especial, como herramienta de trasformación y emancipación de las mujeres. Creemos que el TO permite resig-nificar el lenguaje y la identidad de las per-sonas participantes, herramientas funda-mentales en el proceso de emancipación; un proceso que requiere en primer lugar de que; las mujeres puedan visibilizar su po-sición en la estructura social y su situación de subordinación en tanto mujeres trabaja-doras y sindicalistas, las mujeres toman con-

ciencia de cuáles son los elementos que operan en su exclusión y segregación en cuanto al acceso a la educación, al mundo laboral y al escenario político; para final-mente empoderarse ellas mismas mediante la reflexión y control sobre el uso del len-guaje y sus cuerpos.

El resultado que se busca es un proceso de metacognición, donde las mujeres son ca-paces de desarrollar habilidades de oratoria y expresión corporal, y dónde el objetivo último es permitir y fomentar espacios de diálogo, encuentro y reflexión entre muje-res, escenarios de debate constante donde las mujeres puedan generar discursos, de forma autónoma y participativa. La invitación es a que sigamos integrando metodologías participativas en la construc-ción de un horizonte político amplio, pon-gamos nuestros conocimientos y energías al servicio del pueblo y aportemos de forma colectiva a la emancipación de las y los oprimido

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Son las y los trabajadores, quienes guardan la posibilidad de emancipación de la sociedad ca-pitalista. Sin embargo, desde el feminismo li-bertario nos preguntamos; ¿Cuál es el lugar de quienes padecen y resisten la opresión de gé-nero en la emancipación de la sociedad capita-lista? ¿Qué emancipación es posible cuando todavía las mujeres vivimos en el inquilinaje de los trabajos domésticos? ¿De qué revolución nos hablan si el único trabajo posible para las transexuales es la bestialidad del comercio se-xual y la más brutal mercantilización del cuer-po? ¿Cómo vamos a emanciparnos todavía so-mos discriminadas/os, reprimidos y obligados en sistemas de dominación y jerarquía sexual hetero y homo-normativa en el trabajo y en el resto de la vida social?

Como feministas libertarias tenemos la convic-ción de que la abolición del trabajo capitalista sólo es posible si nos liberamos de la opresión de género. No debemos olvidar que la socie-dad en la que vivimos es capitalista y patriarcal y es nuestro deber luchar para su destrucción y la construcción de una sociedad libre en to-dos sus niveles y sentidos.

El aporte del feminismo es mostrar, como dijo Julieta Kirkwood, que “el proyecto político po-pular propone al hombre el umbral de la liber-tad; para las mujeres, la libertad no termina de traspasar el umbral de la casa".

Reivindicamos las luchas sindicales de las tra-bajadoras y trabajadores, quienes constituyen ejemplos de organización y autodefensa. Los sindicatos de la izquierda clasista histórica-

mente han dado una batalla concreta y cotidia-na por frenar los avances del capitalismo, de-mostrando que al hacer efectivas huelgas y pa-ros pueden poner en jaque al mercado y a la patronal.

Sin embargo, al interior del mundo sindical, y de las organizaciones sociales en general, se reproducen prácticas machistas, patriarcales y sexistas, donde tanto el espacio como el acce-so a la participación sindical están sesgados por la opresión de género. Síntomas de aque-llo son: la hegemonía de dirigencias masculi-nas y la distribución de roles dentro de los sin-dicatos. Todo esto impide la participación acti-va de las mujeres en el sindicalismo, y se tra-duce en la invisibilización de las demandas de las trabajadoras, las cuales son postergadas y desplazadas a un segundo plano.

Una vez terminada la jornada laboral las muje-res debemos asumir el trabajo doméstico en nuestros hogares. Trabajo históricamente na-turalizado; nosotras debemos lavar, barrer, co-cinar, planchar todo el año, toda la vida, por-que así lo dice nuestra cultura patriarcal. Fren-te a ello creemos que todas y todos quienes integran la familia debemos hacernos cargo de este trabajo, en el camino de su abolición co-mo trabajo subsidiario de la explotación capi-talista. Estamos en contra de la organización patriarcal de la sociedad en todas sus esferas.

Por la organización horizontal y solidaria en to-dos los ámbitos de la vida social. Luchamos contra el autoritarismo machista al interior de la familia, del trabajo y de la sociedad.

¡POR LA LIBERACIÓN DE LA OPRESIÓN DE GÉNERO, PARA LA ABOLICIÓN DEL TRABAJO CAPITALISTA!

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En el marco de la conmemoración del Día Internacional de las Trabajado-ras de Casa Particular, la Coordinadora Nacional de Organización de Tra-bajadoras de Casa Particular convoca a la caminata “Por la ratifica-ción del Convenio 189 OIT en Chile".

La Presidenta (e) Michelle Bachelet comprometió en su programa de go-bierno la ratificación del convenio 189 de la OIT en Chile. La Coordinado-ra llama a una movilización nacional para solicitar el cumplimiento de este compromiso durante el primer semestre de su gestión.

Ruth Solar Olate Moreno

Presidenta

SINTRACAP

Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular

Presidenta de la FESINTRACAP-Chile

Secretaria de Comunicaciones Internacionalde la Confederación Latinoa-mericana y el Caribe de Trabajadoras del Hogar

Vocera de la Coordinadora de las Organizaciones

Caminata "Por la ratificación del Convenio

189 OIT en Chile"

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