9
COOPERACIÓN CULTURAL INTERNACIONAL Y GLOBALIZACIÓN Alfons Martinell La gestión de las políticas culturales se enfrenta a nuevos retos emergentes provocados por los cambios de modelo de sociedad que la llamada era de la información va generando. Uno de los aspectos de estos cambios más evidente se puede observar en la creciente interdependencia de las realidades geopolíticas, superando las fronteras y límites que los Estados- nación habían creado en sus momentos. Este elemento tiene una gran trascendencia económica, pero nadie puede desvalorizar las repercusiones culturales sobre nuestras identidades y formas de producción artística. Las culturas no pueden sobrevivir aisladas del impacto y contacto entre ellas, adquiriendo una perspectiva internacional mucho más amplia y plural de las influencias culturales de los pasados siglos XIX y XX. El poder de la información nos permite un mayor conocimiento de las otras culturas y un nuevo significado de la diversidad cultural. En muchos sectores de la realidad social, como dice Galbraith (1), «la responsabilidad con respecto al bienestar social es general, transnacional. Los seres humanos son seres humanos dondequiera que vivan», los problemas y necesidades ya no se pueden plantear únicamente desde la perspectiva local y nacional. La perspectiva internacional forma parte de las obligadas lecturas para entender y responder a estas nuevas realidades. El sector cultural, a pesar de los problemas de proximidad y de inmediatez, se encuentra en la encrucijada de integrar y aceptar su necesaria respuesta a los problemas de globalización. Una política cultural no puede plantearse en la actualidad de

Cooperacion Cultural - Alfons Martinell

  • Upload
    nskla

  • View
    220

  • Download
    0

Embed Size (px)

DESCRIPTION

jkjkj

Citation preview

COOPERACIN CULTURAL INTERNACIONAL Y GLOBALIZACIN

COOPERACIN CULTURAL INTERNACIONAL Y GLOBALIZACIN

Alfons Martinell

La gestin de las polticas culturales se enfrenta a nuevos retos emergentes provocados por los cambios de modelo de sociedad que la llamada era de la informacin va generando.

Uno de los aspectos de estos cambios ms evidente se puede observar en la creciente interdependencia de las realidades geopolticas, superando las fronteras y lmites que los Estados-nacin haban creado en sus momentos. Este elemento tiene una gran trascendencia econmica, pero nadie puede desvalorizar las repercusiones culturales sobre nuestras identidades y formas de produccin artstica.

Las culturas no pueden sobrevivir aisladas del impacto y contacto entre ellas, adquiriendo una perspectiva internacional mucho ms amplia y plural de las influencias culturales de los pasados siglos XIX y XX. El poder de la informacin nos permite un mayor conocimiento de las otras culturas y un nuevo significado de la diversidad cultural.

En muchos sectores de la realidad social, como dice Galbraith (1), la responsabilidad con respecto al bienestar social es general, transnacional. Los seres humanos son seres humanos dondequiera que vivan, los problemas y necesidades ya no se pueden plantear nicamente desde la perspectiva local y nacional.

La perspectiva internacional forma parte de las obligadas lecturas para entender y responder a estas nuevas realidades. El sector cultural, a pesar de los problemas de proximidad y de inmediatez, se encuentra en la encrucijada de integrar y aceptar su necesaria respuesta a los problemas de globalizacin. Una poltica cultural no puede plantearse en la actualidad de espaldas a las dinmicas de internacionalizacin que se estn produciendo.

En este nuevo contexto, la cooperacin cultural internacional adquiere un nuevo perfil con la emergencia de nuevas regiones geopolticas, los cambios culturales derivados de las nuevas tecnologas, los procesos de globalizacin y un nuevo rol o protagonismo de lo local.

La cooperacin cultural fue un instrumento de relacin y aproximacin al servicio de las diplomacias oficiales de los Estados en sus contactos y convenios. Las denominadas embajadas culturales se han convertido en un elemento de acompaamiento de las relaciones diplomticas y una actividad ms cercana al simple protocolo que un verdadero contacto entre culturas y sus agentes.

Este concepto y prctica se ha visto cuestionado por la emergencia de nuevos fenmenos:

- Por un lado, los efectos de las nuevas tecnologas de la informacin y la comunicacin, las cuales se han convertido en plataformas de intercambio y difusin entre realidades sociales muy diferentes. Y sus consecuencias en un cambio de mentalidad debido al incremento de la circulacin de personas a nivel internacional (emigracin, turismo, negocios, etc.) con un aumento de las sensibilidades por los problemas planetarios y la diversidad cultural.

- La eclosin de nuevas organizaciones civiles y privadas que actan en el campo de la cooperacin cultural al margen de las relaciones oficiales. Fomentando relaciones bilaterales ms ligeras y constituyendo redes artsticas y culturales que actan de forma ms espontnea, rpida y eficaz. Este proceso se inscribe en las nuevas posibilidades de comunicacin y desplazamiento como en la prdida de exclusividad de los Estados en las relaciones internacionales.

Estos procesos se han observado de forma muy explcita en el espacio cultural europeo, donde los intercambios, coordinaciones y proyectos en comn se han convertido en una nueva forma de relacin de los ciudadanos y organizaciones de los diferentes Estados-Nacin que han perdido peso en la hegemona de las relaciones transnacionales.

Las relaciones de cooperacin entre Espaa e Iberoamrica constituyen uno de los componentes significativos de su poltica exterior, facilitando la circulacin de personas, grupos y proyectos culturales entre los pases latinoamericanos y la pennsula ibrica con ciertas dificultades de crear unas relaciones ms abiertas e igualitarias entre los dos contextos.

Estos espacios de cooperacin se han visto desbordados por los procesos que apuntbamos anteriormente. La creciente sensibilidad social por la cooperacin para el desarrollo, la interdependencia entre el norte y el sur y los valores polticos de la solidaridad entre los jvenes han provocado la institucionalizacin de diferentes plataformas y organizaciones no gubernamentales con un importante peso meditico y poltico.

Introduciendo un cambio de tendencia en los procesos de cooperacin, donde los antiguos planteamientos necesitan de una nueva conceptualizacin adaptada a la realidad de los nuevos contextos. Procesos que se estn desarrollando fruto de una dinmica en la cual participan amplios sectores de la sociedad.

En este proceso podemos observar cuatro fenmenos significativos:

1. Desplazamiento de la exclusividad de las estructuras del Estado en las relaciones internacionales obligados a compartir con otras organizaciones el protagonismo de los proyectos de cooperacin para el desarrollo. Este hecho es fruto, y consecuencia, de la emergencia de nuevos agentes sociales que intervienen en el campo de las relaciones internacionales. Como se evidencia en el gran crecimiento de las ONGs en Espaa e Iberoamrica y el nmero de proyectos en interaccin.

2. Poca o nula presencia de la perspectiva cultural en los planteamientos y proyectos de cooperacin para el desarrollo con todo el significado y contradicciones que este hecho evidencia. Responde a una lectura muy parcial del concepto de desarrollo sin incorporar la necesaria relacin entre factores pesados y factores intangibles (2) en las lgicas del desarrollo.

3. Una gran parte de la cooperacin cultural se sigue articulando a partir de prcticas clsicas (becas, giras, exposiciones, etc.) con criterios muy individualizados o desde ciertas instancias oficiales que no han permitido una gran visibilidad de la pluralidad artstica en nuestros escenarios culturales de la realidad latinoamericana contempornea.

4. En general, en los procesos de cooperacin cultural, no existe una presencia del sector privado e industrial del mbito cultural que acta al margen de las polticas culturales y utiliza las plataformas que le presenta la cooperacin comercial cuando sta existe.

En este sentido, consideramos conveniente proponer una reflexin sobre la cooperacin cultural internacional que nos permita aportar nuevas ideas y planteamientos para una adecuacin a esta nuevas realidades:

a) Incorporar el concepto de espacio euroamericano en la mentalidad de la cooperacin cultural internacional adaptndonos a una realidad poltica europea y a una visin ms amplia del espacio iberoamericano. No podemos olvidar los procesos polticos y sociales que se estn produciendo en Europa, la existencia de un gran nmero de redes artsticas y el aumento de interacciones entre las realidades locales, regionales y nacionales en el espacio europeo. Por otro lado, los tratados de Libre Comercio en Amrica del Norte entre Canad, Estados Unidos y Mxico, as como los procesos de integracin del Mercosur y el Pacto Andino, estn configurando unas lecturas territoriales diferentes. De la misma forma, las acciones de los organismos supranacionales del continente americano en el campo de las culturas, tomando, por ejemplo, los programas de la Organizacin de Estados Iberoamericanos, Convenio Andrs Bello, Organizacin de Estados Americanos, Banco Interamericano del Desarrollo, etc., que nos evidencian la visibilidad y funcin de las estructuras supranacionales, capaces de fomentar proyectos de cooperacin, que modificaran las formas de relacin de los Estados a corto plazo. Pero el elemento ms significativo de esta reflexin se orienta a concebir y fomentar una nueva relacin entre el espacio europeo y el espacio americano en el campo de la cultura. En la misma dinmica que establecen los acuerdos bilaterales entre la Unin Europea y algunos pases latinoamericanos (Mxico, Mercosur, Brasil, etc.), as como la presencia de algunos de estos pases como observadores en el Consejo de Europa. En sntesis, un amplio y complejo sistema de relaciones donde la cultura ha de encontrar su espacio y las sinergias con otro tipo de cooperaciones. En este contexto, Espaa puede desempear un papel relevante que supere los planteamientos tradicionales de nuestras relaciones con los pases iberoamericanos. El espacio cultural euroamericano se presenta con unas grandes posibilidades donde se relacionan realidades diferentes, llenas de diversidades, multiculturalidades, y con identidades culturales procedentes de diferentes niveles, donde lo local (regional, nacional) va a adquirir un nuevo significado en un campo de interacciones en el juego complejo de la globalizacin.

b) La cooperacin cultural internacional requiere el fomento de nuevos agentes culturales que nos permitan una verdadera interaccin entre estos espacios geopolticos. La lgica de interconexin requiere contrapartes con capacidades y habilidades para el trabajo en comn surgidas desde diferentes instancias y niveles de las estructuras sociales. La diversificacin de los agentes permite ampliar las posibilidades de actuacin y superar las diplomacias clsicas de la cooperacin cultural, las cuales se encuentran en dificultad para controlar y mantener el gran nmero de intereses y posibilidades de los diversos agentes que van participando en estos escenarios. Para este fin se requiere incorporar agentes procedentes de la sociedad civil, el sector privado y, sobre todo, la presencia de instancias pblicas locales y regionales con capacidad de proyeccin de sus realidades en el contexto internacional y participar en los fenmenos de globalizacin. La inversin ms importante ha de dirigirse a crear un capital humano capaz de trabajar en dinmicas de desarrollo e internacionalizacin de sus propios proyectos y aprovechar todas las facilidades que los procesos de globalizacin estn posibilitando aceptando intentar desempear un papel en estas potencialidades. Por esta razn, la educacin en estos nuevos conceptos va a ser un elemento determinante para fomentar la participacin en las relaciones y actividades de cooperacin.

c) La expresin de las nuevas estructuras de cooperacin internacional en la era de la informacin se visualiza en las redes culturales y artsticas. Los procesos de consolidacin del espacio cultural europeo, fruto de los cambios polticos del viejo continente, han generado la emergencia de unas nuevas formas de articulacin de las prcticas culturales a partir de la mentalidad del trabajo en redes diversificadas (networking). Estas estructuras emergentes nacen de la libre voluntad de grupos o personas interesadas en la interaccin para compartir su experiencia con otras realidades. Son una de las expresiones de los cambios en las prcticas sociales que las nuevas tecnologas de la comunicacin estn introduciendo. Pero tambin es el desarrollo de una nueva cultura poltica en las relaciones internacionales, una nueva forma de diplomacia transversal, autnoma y libre, una nueva concepcin del ciudadano internacional al margen de las estructuras del poder o las elites econmicas que actan paralela y/o alternativamente a ciertas polticas culturales oficiales con una gran autonoma y eficacia. El networking constituye una estrategia y una cultura organizativa que permite encontrar respuestas a las necesidades profesionales y artsticas de los creadores y gestores. Pero una de las mejores posibilidades se centra en las potencialidades de una perspectiva internacional de lo local, la opcin de jugar en espacios ms amplios desde la prctica cultural de proximidad, de intentar actuar en lo que hemos denominado globalizacin ascendente, donde la voluntad de internacionalizacin se puede realizar desde posiciones modestas y perifricas. Un potencial importante de democratizacin y solidaridad en el hecho creativo y artstico como expresin de unos derechos culturales universales. El trabajo y el fomento de redes no se ha desarrollado mucho en Latinoamrica debido a la posicin predominante del papel de los Estados en las polticas de relaciones internacionales y a una cierta dependencia de la sociedad civil de sus estructuras. Las reducciones presupuestarias como consecuencia de los programas de ajuste estructural, las crisis econmicas y la implementacin de polticas econmicas neoliberales tambin han limitado mucho los recursos para estos fines en la mayora de los pases con menos renta per capita. Este hecho ha influido notablemente en una cierta parlisis de los proyectos internacionales de los pases latinoamericanos por la ausencia de otras estructuras asociativas que sustituyeran el papel hegemnico de las instituciones estatales. Consideramos importante una reflexin en cada una de las realidades nacionales para analizar estos procesos y fomentar el desarrollo de formas organizativas alternativas y redes que permitan un juego de la realidad latinoamericana en el contexto internacional a partir de sus diferentes posibilidades. ste es un aspecto que hemos de dejar en manos de los agentes de cada pas o de los nuevos espacios geopolticos. Por esta razn proponemos un espacio euroamericano que permita la contrastacin de las realidades europeas y americanas creando redes ms amplias que nos permita trabajar en una verdadera vivencia de la multiculturalidad.

d) Nuevos contenidos para nuevas necesidades de la cooperacin cultural euroamericana. Hemos mantenido la necesidad de estudiar y analizar los cambios polticos, sociales, econmicos y culturales de las relaciones internacionales, los cuales estn condicionando las lecturas tradicionales sobre el futuro de la cooperacin cultural. Se necesita una nueva generacin de polticas, agentes, ideas y contenidos para el fomento de un amplio espacio de intercambio cultural entre Amrica y Europa que integre las nuevas posibilidades y nos presente unas nuevas lecturas del otro. En un mundo en globalizacin e interconexin, muchas de nuestras percepciones van a entrar en crisis al disponer de ms informacin y conocimiento, estas influencias van a aportar nuevas perspectivas en el diseo de proyectos culturales de cooperacin. En este sentido, la existencia de redes internacionales en el espacio euroamericano nos pueden permitir un mayor intercambio de experiencias e informacin ms prxima a los fenmenos artsticos actuales de las dos realidades, pero con una cierta decantacin por el necesario conocimiento en Europa de lo que est aconteciendo culturalmente en Latinoamrica. El conjunto de pases, regiones, culturas e identidades de este continente, el cual muchas veces slo es conocido por el exotismo tnico de sus formas tradicionales, con poca presencia en los escenarios europeos de las formas expresivas contemporneas. La mutua transferencia de conocimiento y experiencia en el campo artstico simboliza la expresividad ms clara de la interdependencia entre norte y sur en muchos aspectos sociales y econmicos, pero tambin en la confrontacin de sus formas simblicas y culturales.

Con estas lneas mantenemos la propuesta de reflexin sobre la cooperacin cultural internacional, su finalidad y sentido como expresin de una necesidad de las sociedades contemporneas. Y su funcin como aportacin a otros aspectos de las relaciones y los conflictos internacionales, as como la necesaria reflexin sobre la perspectiva cultural en la cooperacin para el desarrollo y la ayuda humanitaria.

Nuestros interlocutores de diferentes pases e instituciones de Latinoamrica nos proponen abrir un amplio debate sobre la necesidad de profundizar en procesos de cooperacin ms amplia y abierta con la realidad europea. Quiz es el momento de encontrar nuevas prcticas para un nuevo contexto, como nos anuncia Castells: Hemos entrado en un mundo verdaderamente multicultural e interdependiente que slo puede comprenderse y cambiarse desde una perspectiva plural que articule identidad cultural, interconexin global y poltica multidimensional (3).

NOTAS

(1) J. F. Galbraith (1996): Una sociedad mejor. Barcelona, Crtica, p. 14.

(2) UNESCO (1995): Dimensin cultural del desarrollo: hacia un enfoque prctico. Pars, UNESCO.

(3) M. Castells (1997): La era de la informacin. Economa, sociedad y cultura, vol. I: La sociedad red. Madrid, Alianza.

Extrado de: Campus Euroamericano de Cooperacin Cultural www.oei.es/euroamericano