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COORDINACIÓN DE CORREDORES Y RECURSOS BIOLÓGICOS Consultoría: Diagnóstico de los sistemas de silvicultura y de caoba en los corredores de la Península de Yucatán Consultor: Timothy Jasper Synnott Hillary Contrato: CBM-M/UTRP/2C/011/2006 Unidad Técnica: Región Península Tipo de reporte: Informe final incluye resumen ejecutivo Fecha de entrega: Febrero 2007

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COORDINACIÓN DE CORREDORES Y RECURSOS BIOLÓGICOS

Consultoría: Diagnóstico de los sistemas de silvicultura y de caoba en los corredores de la Península de Yucatán

Consultor: Timothy Jasper Synnott Hillary

Contrato: CBM-M/UTRP/2C/011/2006

Unidad Técnica: Región Península

Tipo de reporte: Informe final incluye resumen ejecutivo

Fecha de entrega: Febrero 2007

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CBMMCaobaIntroducción 14 Feb 2007

La Caoba en la Península de Yucatán

Informe preparado por el Dr. Timothy J. Synnott

para el Corredor Biológico Mesoamericano-México

CONABIO Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la

Biodiversidad

Febrero de 2007.

Estudios Forestales Synnott S.C. Apdo. Postal 162, C.R. Norte, 25280 SALTILLO, Coahuila, México.

Tel: + (52) 844 4182 183 [email protected]

Este informe representa el Reporte Final del Contrato de Servicios Profesionales No. CBM-M/UTRP/2C/011/2006

entre Nacional Financiera y el Dr. Timothy Synnott: Diagnóstico de los Sistemas de Silvicultura de Caoba en los Corredores de

la Península de Yucatán

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CONTENIDO Acrónimos Agradecimientos Mini-Resumen Introducción Parte 1. La Ecología y Regeneración de la Caoba. Parte 2. La Silvicultura de las Selvas con Caoba. Parte 3. La Gestión de las Selvas con Caoba. Resumen de las conclusiones y Recomendaciones Anexo 1. Distribuciones diamétricas de la caoba publicadas. Anexo 2. Distribuciones diamétricas de la caoba en inventarios de Campeche y Quintana Roo. Anexo 3. Ejidos y Propiedades productoras de madera en Campeche y Quintana Roo. Anexo 4. Tipología para ejidos forestales en Campeche y Quintana Roo. Anexo 5. La NOM 059 y sus implicaciones. Anexo 6. Bibliografía. ACRÓNIMOS AFP Área Forestal Permanente, en ejidos. AMA Acuerdo México Alemania CBMM Corredor Biológico Mesoamericano-México CITES Convention on International Trade in Endangered Species of Wild Flora and Fauna. CONABIO Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad CONAFOR Comisión Nacional Forestal DFID Department for International Development, Reino Unido. dap, dnp Diámetro al nivel del pecho, diámetro a la altura del pecho, 1.3 m FSC Forest Stewardship Council GTZ Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit, Alemania. LGDFS Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable LGEEPA Ley General del Equilibrio Ecológico y al Protección al Ambiente MIA Manifestación del Impacto Ambiental MIQRO Maderas Industrializadas de Quintana Roo NOM Norma Oficial Mexicana NPDL No-pionero demandante de luz. ODA Overseas Development Administration, Reino Unido OIT Organización Internacional de Trabajo PdMF Programa de Manejo Forestal PEF Plan Estatal de Quintana Roo. PPF Plan Piloto Forestal de Quintana Roo PPM parcela permanente de muestreo PROCYMAF Proyecto de Conservación y Manejo Sostenible de Recursos Forestales en México PSTF Prestador de Servicios Técnicos Forestales

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SARG Secretaría de Agricultura, Riego y Ganadería. SARH Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos SEMARNAP Secretaria del Medio Ambiente, Recursos Naturales y de Pesca. SEMARNAT Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales. SFF Subsecretaría Forestal y de Fauna Silvestre SPR Sociedad de Producción Rural UIEF Unidad Industrial de Explotación Forestal AGRADECIMIENTOS En el transcurso de este estudio, he consultado con, y mandado borradores a forestales e investigadores en México y afuera. Quiero agradecer a todas las personas que me han ayudado, con comentarios amplios Y puntos específicos. Todos han sido generosos con su información y experiencias, pero ninguno tiene la responsabilidad para mis errores aquí incluidos. Aquí se presentan la mayoría de ellos, con mis disculpas a las personas accidentalmente omitidas. Ciudad de México Alejandra García, Ricardo Río Rodríguez, Juan Manuel Torres Rojo, Edgar Luque Sandoval. Campeche Guillermo Dávalos, Fernando Durand, Jorge García Lanz, Angélica Padilla, Carlos Rene Estrella, Guillermo Reyes, Manuel Sánchez, Jorge Uribe, Alberto Villaseñor Quintana Roo: David Acopa, Manuel Aldrete, Alfonso Argüelles, José Luis Azuara, Marcelo Carreón, Celso Chan Rivas, Rafael Contreras, David del Ángel, Hugo Galletti, Salvador Gutiérrez, Rosa Ledesma Santos, Juan Manuel Mauricio Leguizamo, Lino Martínez Orozco, José Ramón Cabral, José Roque Alamina, Paulino Rosales, Felipe Sánchez, Victoria Santos, Hans Vester Yucatán: Rafael Durán, Pedro Gutiérrez, Angélica Navarro, Ann Snook, Investigadores en el extranjero: David Barton Bray, Florida Internacional University Nick Brown, William Hawthorne, University of Oxford. Matthew Dickinson, USDA Forest Service James Grogan, Yale University Julian Norghauer, University of Troronto F. E. Jack Putz, University of Florida Lincoln Quevedo, U.A. Gabriel René Moreno, Bolivia. Laura Snook, CIFOR.

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MINI-RESUMEN: La regeneración y establecimiento de la caoba: * En las selvas de esta región, casi siempre se dan más plántulas, arbolitos y árboles pequeños (< 50 cm dap) que grandes. Los árboles pequeños producen menos semillas que los más grandes, pero la supervivencia de la especie no esta en riesgo por la corta de árboles grandes cuando existen suficientes árboles de tamaño medio y cuando suficientes de sus semillas logran sobrevivir y desarrollar. * En su primer año, las causas principales de la mortalidad son los depredadores y la sequía. * Las plántulas y arbolitos toleran sombra cuando no es muy densa. Para sobrevivir y crecer, pueden aprovechar de aperturas formadas por la caída de ramas y árboles. Para crecer bien y llegar a tamaños grandes, pueden aprovechar de las perturbaciones causadas por los aprovechamientos, aclareos, tormentas, incendios y huracanes, pero no dependen de los disturbios catastróficos. * Nuevas plántulas pueden regenerarse bien en las aperturas formadas por tormentas, incendios, agricultura y bacadillas, siempre y cuando las semillas llegan y sobreviven a los depredadores y la competencia. * Los desmontes y los aprovechamientos sin control son amenazas mucho más graves que las cortas controladas o el deterioro genético. El manejo sustentable: Los ejidos están ya en el camino hacia la sustentabilidad. Algunos han avanzado varios pasos, mientras que otros están apenas en la primera etapa de introducir la ordenación en bosques casi intactos. Para poder avanzar y cumplir los objetivos, es preciso promover mejoras en todos los principales elementos de manejo: El control de la producción: las normas para diámetros, superficies, volúmenes y ciclos de corta deben ser flexibles, para permitir la toma de decisiones en base a la demanda comercial, la mano de obra disponible, la abundancia y regeneración de cada especie, las distancias de transporte, rentabilidad, etc. El control de los volúmenes aprovechables en cada grupo de especies debe basarse en proporciones de volúmenes y áreas basales, y en los incrementos volumétricos, y no solo en los diámetros y las existencias en pie. Sistemas de aprovechamiento: Para mantener la productividad del bosque y aumentar las opciones del gerente, es necesario aprovechar más especies potencialmente maderables, y también más especies e individuos no-maderables, junto con sistemas más adecuados para la extracción. El sistema silvicultural (combinando intervenciones silvícolas con el control de aprovechamiento): Hay que aplicar las intervenciones necesarias para asegurar la regeneración y el crecimiento de las especies deseadas, y para evitar que las especies no-aprovechables tomen la dominancia del bosque, asegurando también los demás beneficios requeridos. La gestión Es preciso seguir fortaleciendo la administración, contabilidad, capacidad empresarial y transparencia en el sector forestal, en los ejidos, en sus asociaciones y en los equipos de servicios. El mercadeo: Urgen mejoras en los sistemas de procesamiento primaria y secundaria, control de calidad y mercadotecnia. Estos elementos pueden asegurar que el manejo forestal comunitario siga avanzando hacia la sustentabilidad, evitando el estancamiento y la degradación, pero precisan de más apoyos técnicos y financieros.

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INTRODUCCIÓN En 1983, en gobierno estatal y el gobierno federal aprobaron un experimento en manejo forestal comunitario en diez ejidos de Quintana Roo. El concepto de empoderar a lo dueños comunitarios para manejar sus propios bosques fue innovador en México, donde los derechos sobre los bosques habían sido otorgados a propietarios privados y concesionarios industriales desde el Porfiriato. Muy pronto, esta práctica se extendió a más ejidos, otros estados, fue incorporado en la Ley Forestal de 1987, y fue incluido en la política forestal de otros países, notablemente en Brasil y Guatemala. Durante los primeros años, las iniciativas de manejo comunitario fueron apoyadas no solo por los gobiernos federales y estatales, pero también por programas de asistencia técnica de fundaciones de los Estados Unidos y de los gobiernos de Alemania y el Reino Unido. Hicieron avances notables en las áreas de organización social, aprovechamientos y comercialización. Además, en los ejidos con programas de manejo forestal, las tasas de deforestación y degradación suelen ser menor que en algunas de las áreas naturales protegidos en la región. Sin embargo, han salido problemas. La sustentabilidad de la producción de las maderas preciosas, la habilidad de la caoba de mantenerse después de los aprovechamientos selectivos, las capacidades gerenciales de los ejidos, y la calidad de la conversión y comercialización de los productos forestales han sido cuestionados. Este estudio ha sido financiado por el proyecto Corredor Biológico Mesoamericano-México de la SEMARNAT, como un elemento de su programa orientado a evaluar y apoyar usos de la tierra compatible con la conservación de la biodiversidad y el desarrollo sustentable. El estudio se llevó a cabo entre agosto del 2006 y enero 2007. Los términos de referencia incluyeron los siguientes elementos: Diagnóstico de los Sistemas de Silvicultura de Caoba en los Corredores de la Península de Yucatán. Contrato No. CBM-M/UTRP/2C/011/2006

Informe sobre la regeneración y ecología de la caoba. Síntesis del comportamiento biológico de la caoba, y una evaluación crítica de la información y conclusiones publicadas, basado en la literatura disponible, los conocimientos en la región, y experiencias con la caoba y otras Meliáceas, con sus implicaciones para el manejo. Informe sobre Sistemas silvícolas. Descripción de experiencias de (1) los impactos del aprovechamiento maderero en esta región y otras similares, (2) los elementos principales de la silvicultura (ciclos de corta, el turno, diámetros mínimos, etc.) y

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(3) la productividad maderable de las selvas, con las conclusiones, implicaciones y recomendaciones. Informe sobre el manejo / gestión de los bosques y empresas forestales comunales. Los arreglos y normas de manejo forestal ejidal en la región, y sus arreglos institucionales para gestionar los bosques y empresas forestales, sus industrias, sus ventas y sus repartos, con una tipología detallada para la región, con recomendaciones.

Recomendaciones para sistemas de manejo en bosques comunitarios, con énfasis en el control de los volúmenes anuales cosechables, para gestión de empresas forestales comunitarios, con énfasis en arreglos institucionales y viabilidad económica, para estudios e investigaciones, para servicios técnicos y apoyo financiero, para políticas y proyectos de gobierno (incluyendo al CBM-M y a la CONABIO). Este informe ha sido redactado principalmente en base a información disponible en publicaciones, muchas no fácilmente disponibles dentro de la región, interpretados en base de consultas y experiencias propias en diferentes países. Abarca una variedad de temas, pero se reconoce que muchos de ellos todavía faltan estudios detallados (por ejemplo, la dinámica de la depredación de las semillas, el papel de la calidad y profundidad de suelos, la productividad de la selva). Aparte, hay elementos de mucha importancia para el manejo forestal (por ejemplo, el papel de los productos no-maderables, la ecología de las demás especies) que no están tratados aquí. Sin embargo, con este informe, se espera hacer una contribución al buen manejo forestal en la Selva Maya.

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La Silvicultura de las Selvas con caoba del CBM-M Este informe trata del tema del manejo y silvicultura en los bosques naturales de la Península de Yucatán. El término silvicultura abarca las actividades y decisiones que tienen un impacto directo y físico sobre el bosque, dentro del ámbito del manejo forestal. El tema incluye tres elementos claves: 1. El control de la producción y aprovechamiento: en términos del área, volúmenes anuales o periódicos, diámetros mínimos, técnicas de corta, extracción, ciclos y turnos. 2. Las intervenciones y tratamientos silvícolas, incluyendo enriquecimiento, corta de lianas, protección de árboles semilleros y aclareos. 3. Los métodos de aprovechamiento y sus impactos. Se presenta una descripción y diagnóstico sobre estos elementos, terminando con una evaluación del conjunto y las recomendaciones. La silvicultura junto con el control y ejecución del aprovechamiento son elementos del “manejo forestal”, en el sentido que son actividades basadas en las decisiones del gerente, con impactos directos en el bosque. El manejo también abarca la administración y organización de las actividades como un proyecto, programa o empresa, elementos considerados en el Informe No. 3 La Gestión de los Bosques. Contenido: 1 Control del aprovechamiento. 1.1 El sistema de ordenación forestal. 1.2 Diámetros mínimos 1.3 Ciclo de corta 1.4 Turno 1.5 Inventarios

2 Producción y productividad maderable 2.1 Sistemas de extracción 2.2 Crecimiento en diámetro y volumen 2.3 Impactos del aprovechamiento. Estimaciones en Quintana Roo y en otros países. Los impactos socio-económicos. La erosión genética. 2.4 Pronósticos del crecimiento y producción.

3 La sustentabilidad 3.1 ¿Que quiere decir la sustentabilidad? 3.2 Notas sobre el Rendimiento Sostenido 3.3 ¿A sostener QUE en esta región? 3.3.1 ¿Qué quiere decir la sustentabilidad para los dueños y para la sociedad? 3.3.2 ¿Cuáles son los objetivos de los dueños para sus bosques, y cuales son los posibles conflictos con los objetivos de la sociedad en general? 3.3.3 ¿Qué son las actividades que impactan en la sustentabilidad forestal en esta región? 3.4 El camino hacia la sustentabilidad forestal.

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4 Tratamientos silvícolas 4.1 Silvicultura en bosques naturales de Campeche y Quintana Roo 4.1.1 Enriquecimiento 4.1.2 Aperturas 4.1.3 Tratamientos silvícolas 4.2 Experiencias relevantes en otros países de América tropical. 4.3 Conclusiones y recomendaciones para la silvicultura

5 Conclusiones y recomendaciones. 6 Investigaciones de tratamientos silvícolas en Quintana Roo y Belice. 1 CONTROL DEL APROVECHAMIENTO 1.1 El sistema de ordenación forestal Esta sección intenta una caracterización de lo que se conoce en México como el sistema o método silvícola, o de manejo o de ordenación. (Todos estos términos aparecen en el borrador del Proyecto de NOM Contenido de Programas de Manejo (SEMARNAT 9 Mar 2006)). El sistema abarca el conjunto de decisiones y actividades que contribuyen al control de la producción y la formación de un monte ordenado. El sistema de hoy, como el sistema de MIQRO, es un sistema policíclico, selectivo, con un ciclo de corta determinado, regido por * controles por área (superficies anuales iguales y volúmenes variables) o por * controles por volumen (áreas anuales equiproductivas pero variables en superficie, así que los volúmenes de cosecha anual sean iguales para las especies guía, principalmente la caoba, junto con * límites del diámetro mínimo (uno para preciosas, otro para las demás) El sistema está basado en la regeneración natural, a veces con prácticas de enriquecimiento para suplementar esta regeneración. En casos aislados, se presenta los inicios de sistemas silvícolas más complejos, con tratamientos de liberación, y con la eliminación de árboles dañados o sin valor comercial.

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Este sistema tiene muchos de los elementos tradicionales usados para la introducción de manejo en bosques tropicales desde el siglo 19. Estos elementos han resultado los únicos métodos factibles para introducir el manejo, cuando apenas una minoría de los árboles en pie tenga un valor comercial. Nota: Especies guías: Una especie guía es típicamente la especie más valiosa y/o importante del bosque, así que el aprovechamiento anual está organizado para producir una cantidad igual o casi igual de esta especie, junto con un volumen variable de otras especies. Se ha usado principalmente la caoba como especie guía, para fines de la regulación de los aprovechamientos forestales. En Noh Bec, el Área Forestal Permanente (AFP) se dividió en cinco bloques equivolumétricos, cada uno con el potencial de rendir el mismo volumen de la caoba. Cada bloque estaba programado para cosecharse durante cinco años. “Considerando la caoba como el árbol-guía, el área definida por cumplir con la posibilidad anual de esta especie define el área de corta de todas las otras especies” (Argüelles). Para los últimos diez años del primer ciclo de corta en Noh-Bec, se usa la combinación de la caoba y el sacchaka como especies guías (Argüelles et al. 1998). 1.2 Diámetros mínimos: La definición de diámetros mínimos ha sido una herramienta de manejo desde el Siglo 19 en bosques tropicales donde el manejo fue orientado principalmente a la producción de madera en tamaños grandes. (Claro, estos bosques fueron aprovechados para muchos otros productos maderables y no-maderables, pero estos elementos no fueron siempre elementos importantes de la silvicultura). Los diámetros mínimos juegan un papel menos importante en los sistemas de manejo más intensivos en bosques templados, y en el sistema clásico de selección, donde la silvicultura y el aprovechamiento están orientados a la producción de una gran variedad de tamaños. La preferencia silvícola para árboles de diámetros grandes viene en gran parte de la industria y del mercado. Desde su inicio, la comercialización y exportación de la caoba en la península han sido marcadas por una preferencia para tamaños grandes, por factores económicos en la cadena de transporte y utilización. En los últimos años, se ha visto una aceptación cada vez más amplia de tamaños más pequeños. El saqueo del cedro en el norte de la península, y la gran demanda ahora para más especies de tamaños medianos y pequeños, son indicaciones de la expansión del mercado y la flexibilidad de la industria. Los actuales sistemas de control basados en el diámetro mínimo tienen valor como herramienta de control de la intensidad de la cosecha, reduciendo el riesgo de una sobre-explotación. Tales controles parecen justificables, mientras que el manejo y el aprovechamiento siguen algo erráticos. Los diámetros mínimos son fáciles de implementar, control y vigilar. Sin embargo, esta norma es una camisa de fuerza que impide la introducción de sistemas de manejo más intensivos y

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flexibles. Las autoridades siguen renuentes en autorizar el aprovechamiento de árboles debajo de los diámetros mínimos reconocidos, por temor de abrir las puertas a un sobre-aprovechamiento desenfrenado, reconociendo, tal vez, sus propias capacidades limitadas para monitorear la implementación del manejo en el campo, y las capacidades limitadas de las gerencias forestales. Sin embargo, es grato reconocer que la SEMARNAT ha autorizado la implementación de un sistema silvícola totalmente distinto en el predio Central Prado, Municipio Felipe Carrillo Puerto, Q.Roo, con el aprovechamiento de fustes de todos tamaños (Sánchez & Argüelles 2004). El tamaño mínimo de los árboles cosechados ha variado con el tiempo, y también entre diferentes industrias y países de la región. En los primeros siglos de aprovechamientos, los únicos criterios fueron la demanda del mercado (para diámetros grandes) y las dificultades de extracción de los árboles demasiado grandes. En algunos países, los árboles más grandes fueron labrados en el bosque a mano, con hachas, para reducir su volumen y peso (véase fotos en Snook 1999 con caobas, y en Dawkins & Philip 1998 con Meliáceas de África) En la primera mitad del Siglo 20, las concesiones en Quintana Roo solieron aplicar un diámetro mínimo de 40 cm en el extremo delgado de la madera en rollo (Snook 1999). Miller (1941) reportó un árbol de la caoba con 3.27 m de diámetro arriba de los contrafuertes en Belice, demasiado grande para los tractores disponibles. Miranda (1952) recordó árboles con 65 m de altura y 5 m diámetro en la base en Chiapas (citado por Chavelas & Contreras, 1990), un reto difícil para la extracción. En contraste, De Los Santos (1976) cubicó 2221 árboles de caoba en el área de concesión de MIQRO, con apenas uno arriba de 125 cm dap. En el área de conservación El Huasteco en Noh-Bec, aparentemente nunca aprovechada comercialmente, hay árboles con más de 120 cm dap (Dickinson 1998, y observación personal). En Quintana Roo, antes de 1954, el diámetro mínimo fue más bien un requisito interno de la misma industria maderera. En 1956, el proyecto de Ordenación Forestal de MIQRO incluyó un diámetro mínimo de 60 cm (Medina 1956, citado por Snook 1993), seguramente porque su planta industrial pudo trabajar madera de este tamaño (no se sabe si este limitante fue estipulado en su Decreto Presidencial de 1954, o en su concesión como UIEF de 1957). Los permisos de aprovechamiento para los ejidos del Plan Piloto Forestal a partir del 1983, y los Programas de Manejo Forestal en los siguientes años, fueron basados en diámetros mínimos de 55 cm. La reducción desde 60 hasta 55 cm fue justificado (según informes verbales) por varias razones: la factibilidad de producir tablas de caoba en aserraderos locales, la necesidad de liberar una cantidad adecuada de la caoba como inyección de capital para los ejidos, y para provocar aperturas más grandes en el dosel del bosque. En Campeche, se usa un límite de 50 cm.

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Ahora, los diámetros mínimos no están establecidos por leyes, reglamentos ni normas. Están asentados en los PdMFs preparados por los mismos ejidos y sus asesores, y aprobados y autorizados por la SEMARNAT. Así que deben ser bajo constante evaluación para asegurar que son adecuados para cumplir con los objetivos de manejo, y los objetivos de los dueños. Ejemplos de los diámetros límites para la caoba: México: 80 cm en los 1950s 60 cm en MIQRO, 1954-1983 55 cm en PdMFs en Q.Roo 1983 hasta la fecha (inicialmente 60 cm en Noh-Bec) 50 cm en Campeche ahora Belice: 78 cm arriba de los contrafuertes en 1940 (Miller 1941) 63 cm, según Belize Forests Act Chapter 213 (2003) 60 cm, con ciclo de 40 años en Program for Belize, Rio Bravo Bolivia 70 cm (Kometter et al. 2004) Perú 75 cm Guatemala establecidos el los Planes de Manejo (Nittler & Tschinkel 2005) Argumentos para aumentar el diámetro mínimo: Producción de semillas. En general, lo más grande el árbol de caoba (por lo menos hasta 100-120 cm dap), lo más grande es su producción de semillas (véase Sección 4.3 del Informe sobre Ecología y Regeneración). Así que algunos investigadores han recomendado aumentar el diámetro mínimo, o dejar árboles semilleros grandes, para proporcionar más semillas después de la cosecha, fomentar más regeneración, y asegurar más madera de la caoba en el futuro. Sin embargo, la conservación de estos árboles es un sacrificio de ingresos, por parte de los ejidos, en la espera de obtener más árboles maduros dentro de 50 a 100 años. No queda claro que esta medida es la estrategia más viable para aumentar la futura producción de la caoba en la región. Además, Snook (1993, p.220) y Jennings & Baima (2005) han indicado que los árboles más pequeños pueden hacer una contribución importante a la producción de semillas. Argumentos para reducir el diámetro mínimo: Hay claras indicaciones que los volúmenes de caoba disponibles en la segunda corta de los programas ejidales serán menos que lo previsto en los Programas de Manejo de los 80s y 90s. En este caso, la única manera de mantener la misma producción volumétrica anual sería de reducir el diámetro mínimo (o reducir el ciclo de corta). Si el manejo dependiera de la producción de la caoba, los argumentos serían fuertes. Sin embargo, la producción forestal ahora incluye volúmenes cada año más grande de otras especies maderables, incluyendo casi todas las especies de maderas blandas (sacchacah, pasaak, chacah rojo, amapola, jobo), y algunos de las maderas duras (tzalam, machiche, chechem, nabá), además de la palizada. Existe un mercado inicial o potencial para varias más especies, incluyendo pukté,

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cencerro, chakté viga, katalox, jabín y hasta ramón y chicozapote. Estos productos están contribuyendo al rendimiento volumétrico y financiero de las selvas, y a su sustentabilidad económico. En conclusión, dado el creciente número de especies comerciales, y dado las preocupaciones sobre la producción de semillas de la caoba, y la falta de datos de aplicación general sobre crecimiento y productividad, no hay una justificación para reducir el diámetro límite para la caoba, que podía arriesgar la sustentabilidad de su producción a lo largo. Igualmente, dado la vulnerabilidad de las economías de las empresas forestales ejidales, y la misma falta de datos, no hay justificación para aumentarlo, que podría poner en riesgo la viabilidad económica del manejo. Sin embargo, el gerente tiene que vigilar la densidad de árboles produciendo semillas, y asegurar que no se corten árboles abajo del diámetro mínimo. El diámetro límite es más riesgoso en Campeche (50 cm), donde es más importante asegurar su cumplimiento y monitorear la regeneración. Para otras especies, se puede justificar cambios en los diámetros mínimos para diferentes especies y diferentes mercados. Se recomienda que los Prestadores de Servicios evalúen diferentes opciones, y que la SEMARNAT mantenga una posición flexible a diferentes propuestas. Sobre todo, se recomienda que elementos tan importantes para el manejo forestal, como los diámetros y ciclos de corta, no deban ser establecidos por ley. Son decisiones que deben tomarse por el gerente, basado en información sobre existencias, regeneración, acceso, demanda y otros elementos, que varia entre predios y regiones. En casos de duda, se recomienda que los ejidos sigan usando los mismos límites de costumbre. En los ejidos con posibilidades de mejorar su silvicultura, se recomienda que sus PdMFs incluyan la opción de cortar caobas con diámetros más pequeños cuando su potencial de crecimiento está limitada por la competencia en rodales con una alta concentración de árboles valiosos, o cuando se encuentran estancados o en situaciones de inestabilidad o peligro. Así los gerentes y silvicultores deben tener la autoridad para seleccionar árboles para aprovecharse o liberarse según su estatus y características, sin limitarse con reglas y límites fijos que no toman en cuenta el entorno natural. Para las demás especies, se recomienda mucho más flexibilidad en la selección de los árboles a aprovecharse, según las características de cada especie, la abundancia de su regeneración natural, y el mercado local para su madera. 1.3 Ciclos de Corta MIQRO adoptó un ciclo de corta de 25 años en su Proyecto de Ordenación Forestal (Medina 1956). No he podido averiguar si esta decisión formó parte del

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Decreto Presidencial de julio del 1954, o de la concesión de 25 años otorgado al MIQRO como UIEF en 1957, o del plan de Ordenación por razones técnicas en 1956. De todos modos, queda claro que el ciclo de corta y la duración de la concesión fueron intencionalmente iguales. El ciclo de 25 años está dentro del rango típico de los ciclos de corta en selvas tropicales en América Latina, en sistemas policíclicos, típicamente entre 20 y 40 años. Por ejemplo, la Ley Forestal de Bolivia 1996 fija un mínimo de 20 años. En el Petén, la primera concesión comunitaria de 1994 tiene un ciclo de 60 años, hay tres de 1997-1999 con 40 años, y luego todas las otras concesiones tienen 25 o 30 años (Tschinkel & Nittler 2000). (Los sistemas uniformes o monocíclicos en otras regiones típicamente tienen ciclos de corta desde 60 hasta 100 años). La selección de este u otro ciclo de corta no está bien respaldada por razones técnicas, económicas o silvícolas, en la ausencia de información detallada sobre crecimiento, productividad, costos, precios y mercados. En efecto, es una decisión arbitraria, con ventajas y desventajas. Algunos investigadores han sugerido alargar el ciclo de corta. Snook (2000) comentó que “Para garantizar la sostenibilidad de la tasa de extracción, sería prudente tomar un turno de 120 años para que la caoba alcance un límite diamétrico comercial de 55 cm, con ciclos de corta correspondientes a 40 años por ejemplo”. Sin embargo, en la ausencia de datos confiables de crecimiento volumétrico, no hay garantía de la tasa de productividad que pueda resultar de este u otro ciclo de corta, mucho menos hay un análisis sobre las implicaciones para las empresas forestales comunitarias. La ventaja de este ciclo, como han mencionado muchos de los forestales profesionales, es que está bien entendido y aceptado en la región. Es un elemento integral de los Programas de Manejo Forestal, los inventarios, y los pocos intentos de pronosticar el futuro rendimiento. Cualquier cambio del ciclo de corta no debe ser una mera imposición de las autoridades: debe basarse en una justificación técnica, y debe conllevar un programa de explicación y educación para los ejidatarios y prestadores de servicios. Aunque un gerente o dueño bien puede justificar y adoptar otro ciclo, basado en la calidad de sus recursos, y sus propuestas para la silvicultura y cosecha, no hay justificación para una decisión por parte de las autoridades, imponiendo el cambio como obligación. En el caso que se mantiene este ciclo de corta para la caoba y otros árboles de tamaño grande, bien se puede incluir ciclos más cortos para otras especies y productos, como para la palizada, leña, carbón, artesanía y para aclareos, como parte del sistema silvícola. Una de las principales desventajas y peligros de este ciclo, y de cualquier sistema policíclico, trata de los daños causados a la regeneración y los árboles jóvenes por los repetidos aprovechamientos durante el periodo entre el establecimiento y madurez de un árbol. Por esta razón, Dawkins (1958) argumentó a favor de

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sistemas uniformes o monocíclicos, con un ciclo de corta largo, igual al turno o rotación, una recomendación que ha tenido más influencia en África y Asia que en América Latina. Un árbol maduro y aprovechable puede tener por lo menos 70 años, pero es difícil que un árbol sobreviva sin daño los 2 o 3 aprovechamientos intermedios. Este es un asunto que merece estudiarse. Unos investigadores han sugerido que un sistema uniforme o monocíclico sería más apropiado para la producción de la caoba en bosques naturales. Gullison et al. (1996) sugieren un aprovechamiento monocíclico, con un turno o rotación de 100 años o más. En un sistema uniforme, se corta casi todo el bosque a la vez, aprovechando todo lo posible, tal vez dejando árboles semilleros o individuos pequeños de las especies valiosas, para promover el establecimiento de un nuevo rodal desde semillas y rebrotes. Las ventajas puedan incluir el rejuvenecimiento de todo el rodal, dando ventaja a ciertas especies (incluyendo, con suerte, la caoba), y la posibilidad de formar un rodal de árboles valioso sin ponerlos en riesgo con cortas intermedias. Las desventajas incluyen el alto costo del desmonte (cuando no hay mercado para toda la madera), y el alto impacto ambiental. Por el momento, parece que este puede ser una opción viable para pequeñas propiedades con la posibilidad de desarrollar un mercado para toda la biomasa maderable para carbón, palizada, postes y tablas. Esta opción está bajo prueba en el predio Central Prado. Cualquier ciclo de corta para los árboles grandes (e.g. 25-100 años) puede combinarse con otros ciclos de intervenciones silvícolas y de cortas de palizada (e.g. cada 10-15 años). Conclusión: Se recomienda mantener el ciclo de corta de 25 años como una norma indicativa. Los gerentes pueden considerar otros ciclos, incluyendo ciclos más largos con sistemas uniformes, y más cortas para algunas especies y productos como intervenciones silvícolas. Se recomienda que la SEMARNAT se mantenga flexible, frente a las iniciativas de los gerentes de adaptar el manejo según sus objetivos y circunstancias. Se recomienda evaluar las implicaciones de extender el ciclo de corta, o introducir un sistema uniforme, monocíclico, después de estudiar y pronosticar los incrementos, productividad y rendimiento volumétrico de las selvas, basados en modelos con diferentes opciones. 1.4 El turno Un turno está definido por la SEMARNAT como el “periodo de regeneración de los recursos forestales que comprende desde extracción hasta el momento en que éstos son susceptibles de nuevo aprovechamiento” (SEMARNAT 2005, Reglamento de LGDFS). Desde 1983, cada PdMF típicamente ha definido su propio “turno”, aplicable a su “especie guía”, o a toda la mezcla de especies con

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diferentes tasas de crecimiento y diámetros mínimos. En general, se ha tratado de un turno de 75 años, como una estimación del tiempo que requiere una caoba para crecer hasta el diámetro mínimo de 55 cm. En la realidad, el turno de 75 años es simplemente tres de los ciclos de corta de 25 años de costumbre. El turno tiene poco sentido en la silvicultura de selvas naturales, con su gran variedad de especies, edades y tasas de crecimiento, manejados con cortas selectivas. Para plantaciones y sistemas uniformes, el turno es la rotación. Es un concepto que sirve bien en plantaciones, donde se aprovecha casi todo el rodal al mismo tiempo. En estos casos, el turno es una decisión práctica del gerente, como los diámetros mínimos o el ciclo de intervenciones silvícolas, que puede cambiarse de tiempo en tiempo según los cambios en los objetivos de manejo. Hasta ahora, se ha manejado el concepto del turno como la edad promedio de las caobas del tamaño comercial, o arriba del diámetro mínimo, pero de hecho desconocemos esta edad promedio. En los años ochenta, los informes solían suponer que las caobas tardan unos 75 años en llegar al tamaño comercial. Este puede ser cierto en los mejores sitios, pero es probable que muchos árboles de 55 cm tengan más que 75 años, con un rango de variación muy grande. Aún así, el crecimiento diamétrico de la caoba, y su productividad volumétrica anual, no son decisiones del gerente: son hechos biológicos. El gerente debe poder cuantificar y pronosticar las tasas de crecimiento diamétrico y volumétrico, tanto por año como por ciclo de corta, como elemento del manejo. El puede, posiblemente, tener influencias sobre estas medidas, y aumentarlas. Pero no es necesario saber, fijar o decidir el promedio en años, como un turno. El concepto del turno es superfluo ahora, para el manejo de selvas tropicales en esta región. 1.5 Inventarios El primero inventario forestal en la región se llevó a cabo en 1920 por el Ing. Cenobio Blanco. Este fue seguido, años después, por los inventarios de MIQRO, y por el Inventario Forestal Nacional de los años 1960. En 1963, hubo un inventario piloto en Quintana Roo para valorar la utilidad del empleo de fotografías aéreas, y luego un inventario preliminar en tres zonas del N, C y S de la Península (Vásquez & López 1965, Díaz 1978, Caballero 1967, INF 1969). (cf. Otros inventarios nacionales o regionales en 1985, 1991-2, 2000-1, 2004-6) Desde 1983, con el inicio del Plan Piloto Forestal (PPF) y el Acuerdo México Alemania (AMA) en Quintana Roo, se han implementado un gran número de inventarios a nivel ejidal. Las técnicas de inventario han evolucionado durante estos años, típicamente usando líneas de muestreo con parcelas circulares o rectangulares de 500 m2. Ahora, el sistema más común se base en líneas distribuidas sistemáticamente, con parcelas redondas de diferentes diámetros

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(concéntricas) para árboles de diferentes tamaños, con intensidades de muestreo típicamente de 2 – 4 %. Los inventarios del pasado tuvieron algunos puntos débiles: una distribución inadecuada de las líneas de muestreo, y un muestreo incompleto de las especies menos valiosas y de los tamaños menores de 25 cm dap, en parte porque los ejidatarios estaban interesadas principalmente en las caobas grandes (com.pers. Felipe Sánchez, Alfonso Argüelles). Además, muchos ejidos han organizado sus inventarios en bloques para 5 años (dado que la CONAFOR no puede financiar inventarios para más que 5000 ha en un año). Como consecuencia, no fue posible programar el aprovechamiento para todo el ciclo de corta. Los primeros inventarios fueron ubicados en las zonas más ricas en caoba, dando volúmenes anuales indebidamente grandes que tuvieron que reducirse después de algunos años. Los inventarios tienen el objetivo de estimar las existencias de las especies maderables principales, para calcular el rendimiento durante el periodo de planificación y para obtener la autorización de aprovechamiento. En el campo, siguen tomando las mismas mediciones, en la mayoría de los casos, desde los tiempos de MIQRO: el dap y la altura del fuste limpio, para todos los árboles arriba de 35 cm dap en las parcelas de muestreo, y los árboles arriba de 10 o 15 cm dap en sub-muestras. Noh-Bec es ahora el primer ejido de aplicar un inventario basado en mediciones de diámetros, sin medir las alturas de fuste limpio. En efecto, los resultados sirven para determinar áreas de corta anual aproximadamente equiproductivas para las especies guía, y para hacer una estimación aproximada de los volúmenes anuales disponibles de las especies principales. Los datos se procesan y analizan por los PSTFs o por consultores independientes. Los resultados y resúmenes se presentan en los PdMFs en diferentes formas y niveles de detalle, según los criterios de los PSTFs. El sistema cumple con sus objetivos, aproximadamente, pero sufre de debilidades, principalmente los siguientes: 1. Los costos de los inventarios están elevados innecesariamente por la medición de las alturas de fuste limpio para cada árbol muestreado. Con mediciones del diámetro, sería posible obtener la información requerida (volúmenes a pie) con un costo más bajo, y con un nivel de confianza adecuada. 2. Los costos están elevados innecesariamente por las mediciones de los árboles pequeños. Información sobre las densidades y distribuciones diamétricas de los árboles pequeños es muy valiosa para mostrar el estado del bosque y las perspectivas para la producción en un futuro ciclo de corta; sin embargo, para este, no es necesario medir alturas, mucho menos calcular volúmenes.

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3. Los datos no permiten un cálculo preciso de los volúmenes aprovechables en cada área anual, dado que el nivel de precisión requerido es de +/- 10% para el volumen total para todo el predio. Así que los ejidos suelen encontrar volúmenes diferentes a los esperados, para una especie u otra. Cuando estos volúmenes son más altos que los volúmenes aprobados en el PdMF, tiene que solicitar una autorización para el nuevo volumen de aprovechamiento, con los costos y demoras inevitables. 4. Las fórmulas y tablas de volúmenes usadas son antiguas, muchas veces de los tiempos históricos de MIQRO, y no son aptas para el arbolado de hoy, con diámetros más pequeños. Existe otra problemática: Los costos de los inventarios son, en muchos casos, apoyados por contribuciones de la CONAFOR. Sin embargo, la CONAFOR proporciona financiamiento para un máximo de 5000 ha a la vez, aún cuando el PdMF abarca AFPs mucho más grande. Así que pocos de los ejidos grandes tienen inventarios completos (Naranjal Poniente, Noh-Bec, Petcacab). Esta provisión hace imposible la estimación de todos los recursos, y así hace imposible la planificación de áreas anuales equiproductivas. La regla debe re-considerarse, dado que es incompatible con una ordenación y planificación (y, claro, incompatible con el concepto de rendimiento sostenido). Un inventario de baja intensidad del AFP completa debe complementarse con inventarios más detallados de las áreas para cada año o cada 2 - 5 años. Se propone un re-diseño del sistema de inventarios: la redacción de una guía práctica, para el diseño de inventarios indicativos de gran escala, inventarios anuales más detallados para las áreas de corta, y programas de cómputo; la preparación de nuevas regresiones (dnp / volumen) para las especies más importantes; y una guía adecuada para la redacción de PdMFs. Propuestas para cumplir con estos objetivos están ahora en la etapa de diseño. 2 PRODUCCION Y PRODUCTIVIDAD MADERABLE 2.1 Sistemas de extracción. La extracción de la caoba en la Selva Maya fue hecha inicialmente con mano de obra, muchas veces con esclavos en el Siglo 18. Desde los primeros años del Siglo 19, su usaron la fuerza de tracción animal: con bueyes en Belice a partir de 1805, y con mulas en el lado mexicano del río Hondo, alcanzando distancias de ocho km o más del río (Snook 1999) y después, en las concesiones extranjeras altamente capitalizadas) con maquinaría pesada y ferrocarriles, por distancias mucho más grande. Por todos estos años, la caoba se exportó por río en balsas, principalmente por el Río Hondo y la laguna de Bacalar, hasta Belice o hasta barcos en la bahía de Chetumal. Las extracciones fueron limitadas por las distancias, y también limitadas a las especies caoba y el cedro, suficientemente ligeras para flotar.

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La extracción del palo de tinte fue más sencillo: “El corte del palo de tinte había tenido lugar en las zonas bajas y pantanosas cercanas a la desembocadura de los ríos” (Galletti 1994). A partir de los años 30, se extendió una red de caminos para la extracción de la madera, permitiendo también de extracción de otras maderas preciosas, como el siricote y el granadillo. Hasta el establecimiento de MIQRO en 1954, hubo un solo aserradero en Quintana Roo (Galletti 1993, p.27). Los sistemas de extracción de hoy siguen muy influenciados por los sistemas introducidos por MIQRO: el uso de maquinaría pesada y la construcción de una red extensiva de caminos. Ahora, (resumiendo la descripción de Argüelles et al. 2003) existen tres principales sistemas de extracción:

1. El sistema tradicional con maquinaría pesada, como tractores D7 o D9, o Treefarmer D5 o D6. En algunos ejidos, los caminos principales siguen siendo los construidos por MIQRO. Con la maquinaría pesada, se abren carriles de arrime, derribando el sotobosque y los árboles pequeños para llegar a los árboles cosechables. Este sistema se caracteriza por un exceso de carriles de arrime de gran longitud, y una deficiencia de caminos secundarios. Dado el tamaño de los árboles ahora cosechados (la mayoría de las especies cosechadas tiene diámetros mínimos de 35 cm dap), se considera este sistema lo menos rentable, en términos económicos, y lo menos fuerte en su impacto ambiental.

2. El sistema Zafar, con tractores agrícolas adaptados (Zafar & Gutiérrez 1996). Este sistema incluye la ubicación y mapeo de todos los árboles a cosechar, un mejor diseño y mantenimiento de caminos principales y secundarios, el trazo y construcción de carriles de arrime, maquinaría más ligera y barata, e impactos ambientales moderados. Este sistema fue introducido en Noh-bec y Caoba, y luego adoptado en Petcacab.

3. El sistema Ramaleo-Pasteca, con camiones tipo rabón. Este sistema es más común en Campeche, con camiones y la abertura (con hacha y machete) de caminos transitables hasta cada árbol cosechable. Se caracteriza por muchos caminos secundarios y una falta de carriles de arrime. Implica menos capital invertido en maquinaría, pero más impacto sobre los suelos y regeneración.

2.2 Crecimiento y productividad en diámetro y volumen. La producción volumétrica actual es una reflexión de los mercados fácilmente disponibles, y de la eficiencia del sistema de extracción, más que un indicador de la productividad potencial del bosque. En esta región, la producción actual varia desde cero (en los bosques pequeños y pobres, donde los madereros no tienen interés) hasta un máximo en los ejidos con sus propias industrias y sus ventas bien organizadas.

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En Noh-Bec, la producción promedia en los primeros tres años, 1984-1986, fue de 18 m3/ha, debido a las altas compras de maderas blandas y duras por el MIQRO, siguiendo una política del gobierno. Durante los siguientes tres años, el promedio bajó hasta 7.1 m3/ha (Argüelles 1991, Cap. 5.1.3). El promedio para todo el periodo 1984-1998 fue de 8.1 m3/ha (Argüelles et al. 1998, p.20). Durante 2005, según información proporcionado por el ejido, la producción llegó hasta 12-13 m3/ha (aprox. 20 - 25 % siendo caoba). Tas tasas de producción pueden seguir aumentando en los próximos años, mientras que los ejidos siguen aprovechando más especies, cada una con volúmenes acumulados durante décadas o siglos. Sin embargo, estas tasas de producción no son buenos indicadores de la productividad de la selva a lo largo. El crecimiento promedio de los rodales de caoba varía según * los suelos: se han observado los mejores resultados en suelos Ya’axhom / vertisol pélico, Puslum & Ka’akab / Rendzina, * la topografía y drenaje, con una preferencia para sitios intermedios entre los bajos y las laderas pedregosas, y * la precipitación, con más precipitación en el sur de Campeche y Quintana Roo que en el norte de la Península. Además, hay evidencia de diferencias entre los años, por la distribución de las lluvias, y entre los individuos, por razones genéticas y por la competencia. Varios investigadores han medido los incrementos diamétricos en diferentes rodales de Campeche y Quintana Roo, dando promedios que van típicamente desde 4 hasta 8 mm por año, con una alta variabilidad entre árboles. En Belice, Shono & Snook (1994 & 1996, los mismos datos) han indicado un IMA de >1 cm d/año. Hasta ahora, las pocas mediciones ofrecen unas muestras de la amplia variedad de incrementos diamétricos individuales y promedios en la región. Sin embargo, no es posible relacionarlos con diferentes calidades de sitio, ni generalizarlos. Para planear los programas de aprovechamiento, es importante saber el incremento volumétrico por hectárea, tanto para la caoba como para los rodales completos. No existen mediciones en esta región. Estudios en otros países sugieren que el Incremento Medio Anual (IMA) de árboles de tamaño comercial en los bosques aquí es probablemente menos que 1 m3/ha/año. El posible rendimiento en términos de la producción comercial, a lo largo, es siempre mucho menos que el incremento de los árboles en pie, por las pérdidas en la corta y extracción, y los defectos en los árboles. Alder (1999) indicó que un IMA de 1 m3/ha/año rinde, en la práctica, 0.25 – 0.5 m3 de madera en rollo en el patio. La corta comercial permitida (Annual Allowable Cut) debe ser típicamente alrededor de la mitad del IMA, y el rendimiento de madera aprovechable en rollo es todavía menos.

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Así que la futura tasa de incremento volumétrico en las selvas de la Península, después de aprovechamientos más intensivos que los de ahora, será probablemente menos que 1 metro cúbico / ha / año neto, en total, de árboles en pie. Sin embargo, el aprovechamiento comercial será siempre menos. Algunos de los árboles tienen defectos, una parte del volumen siempre queda en el bosque como desperdicio, y alguna parte del incremento resulta dañado durante el aprovechamiento. Así que el rendimiento comercial será del orden de 0.5 m3/ha/año. 2.3 Impactos de los aprovechamientos Los impactos del aprovechamiento varían, como siempre, de acuerdo con el sistema de extracción, el volumen y número de árboles extraídos, y el cuidado de los operadores. En ésta región, la topografía y las características del suelo no causan muchos problemas, dado que existen pocos pendientes fuertes, y los suelos profundos y pantanosos no tienen existencias grandes de madera comercial. La intensidad de aprovechamiento en esta región no es alta, pero está aumentando con la lista de especies comerciales. Los suelos son típicamente delgados, con una velocidad rápida de drenaje, así que el paso de vehículos de extracción en el bosque no daña severamente a los suelos, ni cuando hace interferencia con el drenaje superficial, por que no provoca un estancamiento del agua, ni una compactación severa de los suelos, salvo en casos aislados. Sin embargo, los sistemas de extracción causan muchos daños innecesarios al arbolado y sotobosque, destruyendo regeneración y plantas valiosas. El desarrollo y difusión de sistemas de aprovechamiento de bajo impacto continua siendo urgente. Aparte de estas generalidades, hay poca información sobre el rango de los impactos; además, hay que considerarlos desde dos puntos de vista: como daños al ambiente forestal, y como aberturas favorables a la regeneración de la caoba y otras especies valiosas. Estimaciones en Quintana Roo: En los primeros años del PPF, se estimó que los impactos de aprovechamiento selectivo en Noh-Bec fueron los siguientes: bacadillas con aprox. 2% del la superficie total del área de corta, caminos con más de 1%, y las aberturas y carriles de arrime con aprox. 10 %, por un total estimado de 13% de disturbios de varios grados (Álvarez Alatriste 1987). Una estimación del impacto del sistema de extracción en el ejido X-Hazil se calculó “los huecos a pie de tocón en un 5% del área a intervenir, los carriles de arrime en más bajo porcentaje ya que se cierra el dosel pronto, las bacadillas que representan entre un 3% y 5% del área y los caminos y brechas de saca en un

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0.5% del área de corta. En total se estima que el método abrirá un dosel de aproximadamente 8.5% al 11.5% del área de corta” (Escobar 1998). Sin embargo, no es fácil relacionar estos datos de “disturbio” con el concepto de “daño”, como algo negativo, dado que casi siempre hay una recuperación rápida tanto de la estructura como de la biodiversidad del bosque. Tan poco se puede usar estos datos como indicadores de la apertura favorable a ciertas especies como la caoba: Flachsenberg et al. (1992) concluyeron que no toda la superficie de una bacadilla ofrece un sitio favorable para la regeneración, y estimaron que “las condiciones favorables en bacadillas se presentan en término medio en el 0.26% de la superficie total de un área de corta”. En otros países: En Belice, un aprovechamiento selectivo en 1992, evaluado un año después, afectó directamente a 12.9% del área de corta, distribuido de la siguiente manera: 2.8 % en los claros causados por la caída de árboles, 3.8% impactos severos en carriles de arrime, y 6.3% impactos menos severos al lado de los carriles, aparentemente con una apertura del dosel equivalente a 2% (Whitman et al. 1997). Otro estudio en Belice mostró una apertura del dosel de 2.8% (Shono & Snook, 2004, citando a Robinson, 1998). El estudio de Snook et al. (2005b) en Belice sugiere que las pequeñas aperturas en el dosel, formado por el aprovechamiento de árboles individuales, se cierran dentro de muy pocos años. Considerando otros extremos, un aprovechamiento mucho más selectivo en Brasil, en la extracción de apenas 74 caoba de 600 ha, afectó aprox. 4.4 % del bosque (Gullison & Hardner 1993). En Bolivia, un aprovechamiento de 1.8 m3/ha afectó 5.9 % del bosque (Putz et al. 2004) y otro de 10 m3/ha afectó 28% del bosque (Salas 2002, van Rheenan et al. 2004). El impacto de los aprovechamientos madereros y tratamientos silvícolas ha sido estudiado en Bolivia, en el proyecto Bolfor. En general, reportaron que los impactos eran modestos, y que la fauna se recuperó rápidamente después de las intervenciones. En general el impacto de la cacería sobre es mucho más grande que el impacto de aprovechamientos selectivos (Putz et al. 2004). Es prácticamente imposible hacer comparaciones entre estos resultados, dado que los impactos están presentados con medidas diferentes, como números de árboles o por m3 por hectárea, y las consecuencias están presentadas con una variedad aún más grande de medidas. Como una conclusión empírica, se puede deducir que los aprovechamientos madereros típicos de la región, hasta los más intensivos, no son tan fuertes como para provocar una invasión de especies colonizadoras, ni para perjudicar los suelos ni cauces de agua, salvo en casos aislados, pero sí contribuyen a dar algo de espacio para la regeneración y crecimiento de especies como la caoba, complementando los disturbios eventuales de los vientos y la mortalidad natural.

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Los impactos socio-económicos de los aprovechamientos: No es posible intentar un análisis socio-económico, pero sí se puede hacer algunas observaciones relevantes para el manejo forestal: Las antiguas explotaciones del palo de tinta y de la caoba por las empresas extranjeras, vigentes hasta 1924, no aportaron beneficios significantes ni para la región ni para el país; tan poco fue su objetivo. Las empresas se enriquecieron, mientras que los bosques se empobrecieron. Entre los resultados fue el estímulo para la instalación de Pontón Chetumal, fabricado en Nueva Orleáns en 1898, y la fundación de la ciudad de Payo Obispo, ahora Chetumal, para controlar el tráfico de productos entre México y el ahora Belice, y para cobrar impuestos. Las concesiones para empresarios nacionales, UIEFs y empresas paraestatales hicieron una contribución mayor a la región, incluyendo infraestructura en los pueblos y caminos en la selva. Este proceso ayudó el desarrollo del Estado, formando trabajadores en el sector forestal, sobre todo en los ejidos forestales más antiguos, un aporte que ayudó en el éxito inicial del Plan Piloto Forestal a partir de 1983. Además, una parte significante de sus productos abastecieron los mercados nacionales. El impacto negativo más grande del periodo 1954-1983 no fue tanto la extracción de la caoba, pero más bien la divulgación de un modelo de manejo forestal empresarial que fue un fuerte desestímulo para los dueños ejidales, incentivando (junto con muchos estímulos oficiales) una deforestación masiva en la región. Los aprovechamientos comunales desde 1983 han proporcionado beneficios más importantes a las comunidades y a los habitantes de la región, en términos de empleo, ingresos y desarrollo. Los productos, como materia prima o productos procesados, han sido dirigidos en su mayoría a mercados nacionales. Los ingresos para los ejidos han aumentado mucho (aunque con mucha variación, según el tamaño y valor de sus bosques). Una parte de estos ingresos ha contribuido a su desarrollo socio-económico. Gracias a la decisión de reducir el diámetro mínimo de corta desde 60 cm hasta 55 cm, y gracias también a algunos errores en los inventarios, y otros descuidos, muchos de los ejidos han aprovechado más caoba que su simple incremento, reduciendo así el capital forestal. Herencia y erosión genética: Muchas de las características de forma y crecimiento de la caoba están probablemente genéticamente controladas. Estudios en plantaciones han mostrado evidencia de control genético sobre la forma del fuste y tasas de crecimiento, la resistencia a los vientos fuertes (Francis & Alemañy, 2003) y probablemente resistencia a la Hypsipyla (Newton et al. 1996). Styles & Khosla (1976) y Styles (1981) argumentaron que el aprovechamiento selectivo de los árboles mejores y más grandes puede provocar una seria erosión genética, cuando no está acompañado por intervenciones silvícolas con criterios selectivos.

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Sin embargo, hasta ahora no hay evidencia clara acerca de la importancia del componente genético en las características fenotípicas, en comparación con los componentes ambientales (luz, suelo, humedad), y mucho menos evidencia de que esta erosión ha ocurrido en la caoba. Lugo (1999) argumentó que no se han substanciado las aserciones de erosión genética y deterioro de la calidad genética en la caoba como resultado del aprovechamiento comercial, así que Ward & Lugo (2003) opinan que los riesgos pueden ser pequeños. Cornelius et al. (2005) han hecho un análisis detallado de los posibles efectos genéticos del aprovechamiento selectivo, y concluyen que, como amenaza a la conservación y producción sustentable de la caoba, el aprovechamiento selectivo es probablemente insignificante en comparación con otros factores, como los desmontes. Ellos citan al Ledig (1992) para indicar el aprovechamiento de solo los mejores árboles es mucho menos dañino que el aprovechamiento de todos menos los peores; los aprovechamientos menos selectivos son los más dañinos para la conservación. 2.4 Pronósticos del crecimiento y producción. El método tradicional, desde los mediados del siglo 19, ha sido el cálculo del “tiempo de pasaje” (time of passage). Este consiste en calcular la tasa promedio del incremento en diámetro (o área basal) en cada clase diamétrica, y aplicar estos mismos promedios a todos los árboles del rodal en esta clase. Este método tiene algunos problemas: supone implícitamente que todos los árboles tienen el mismo incremento diamétrico, y que los árboles del rodal están distribuidos uniformemente dentro de la clase, y no toma en cuenta el margen de error en el cálculo del incremento promedio (Bragg & Henry 1985). De hecho, casi todos los árboles crecen más lento o más rápido que el incremento promedio, así que este método “no puede pronosticar con confianza el rango de tamaños esperados para cada especie, ni el número de árboles que van a llegar a un diámetro específico” (Synnott 1979). Según la experiencia empírica en muchos países (como enfatiza Grogan 2001, p.129 y 325, para la caoba en Pará), los árboles grandes han típicamente crecido más rápido que el promedio de la población durante la mayor parte de sus vidas. Los arbolitos y árboles jóvenes con una tasa de crecimiento cerca o por debajo del promedio tienen menos probabilidad de alcanzar tamaños grandes, o vidas largas. Si los árboles grandes tienen tasas de crecimiento equivalentes a los 25% más rápidos de los incrementos observados, el tiempo necesario para alcanzar los tamaños comerciales será mucho menor que el tiempo promedio estimado por el “tiempo de pasaje”. Sin embargo, es un método rápido y sencillo, y puede proporcionar una pronóstico muy improvisado, cuando esté calculado con pequeñas clases diamétricas (5-10 cm o menos). Se ha indicado este método para esta región: “Los incrementos … por clases diamétricos pueden combinarse con los datos de los inventarios generales … para calcular la producción de la caoba” (Shono & Snook 2004, 2006), pero hasta ahora el método no ha sido aplicado aquí.

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Los métodos más confiables están basados en modelos de cómputo. Estos han sido aplicados en bosques tropicales desde hace más de 30 años (primero en Queensland, Australia), basados inicialmente en probabilidades de la Cadenas Markov. Ahora, existen una amplia variedad de modelos. Los modelos de cómputo están típicamente basados en datos de las mediciones y remediciones de parcelas permanentes de muestreo (PPM), aunque pueden también aprovechar de otras mediciones del incremento, incluyendo con cintas diamétricas metálicas en árboles individuales. Caballero (1978) hizo la primera llamada para el establecimiento de PPMs en esta región. Los proyectos del AMA y del DFID instalaron más que 2000 parcelas permanentes entre 1990 y 1995. Algunas han sido medidas últimamente, y se pretende remedir un gran número durante 2007 con el apoyo del CBM-M. Luego, por fin, será posible hacer extrapolaciones y pronósticos confiables. 3 LA SUSTENTABILIDAD 3.1 Que quiere decir la Sustentabilidad? El concepto es un supuesto básico de manejo forestal comunitario, tanto en el sentido de rendimiento sustentado como de manejo sostenible. Es un elemento del paradigma del buen manejo forestal, de la certificación forestal, y del reglamento nacional. Sin embargo, no existe una explicación clara de su aplicación ni de sus implicaciones en esta región. Vale la pena aclarar algunos elementos del concepto: Primero, Desarrollo Sustentable: Este puede entenderse como un desarrollo que cumple con las necesidades de hoy, sin comprometer la habilidad de generaciones futuras para cumplir con sus propias necesidades (WCED 1987). El concepto de desarrollo implique cambios, innovaciones y mejoras, con el resultado que la gente tengan más posibilidades de mejorar sus propias vidas. Este tiene implicaciones para todos los proyectos y programas de uso de la tierra. Los proyectos de conservación para el largo futuro, como los Parques Nacionales, deben tomar en cuenta las necesidades inmediatas de los habitantes locales; si no lo hacen, la misma sustentabilidad del proyecto es en riesgo. Los proyectos de producción comercial, con vistas a más corto plazo, basados en remplazar los ecosistemas naturales, deben tomar en cuenta elementos como la contaminación y la protección de sitios y especies de importancia regional; si no lo hacen, los beneficios para la sociedad puedan ser menores que las pérdidas a futuro. Segundo, Manejo Forestal Sustentable: Para el sector forestal, el concepto de desarrollo sustentable justifica la producción maderable y no-maderable, cuando estos productos son necesarios para la sociedad local o regional, con la condición que el bosque mantenga la capacidad

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de seguir produciendo una mezcla de productos semejantes en el futuro, junto con una gran variedad de otros servicios y beneficios ambientales, ecológicos, sociales y hasta espirituales. Existen múltiples definiciones e interpretaciones del concepto, incluyendo las siguientes: La producción continua de madera y otros productos a largo plazo, manteniendo los servicios ambientales. (Pearce et al. 2003) El proceso de manejar bosques para lograr uno o más objetivos de manejo, claramente especificados, para la producción de un flujo continuo de productos y servicios forestales deseados, sin una reducción indebida de sus valores inherentes y productividad futura, y sin efectos no-deseados indebidos en el ambiente físico y social (OIMT 1998) Conforme al concepto de Patiño & Marín (2003), el manejo sustentable es el manejo que conserva la productividad, la estructura y la biodiversidad forestal, los procesos ecológicos básicos de las poblaciones, las comunidades y los ecosistemas. Estos conceptos aportan un conjunto de implicaciones para el buen manejo forestal, incluyendo elementos económicos, sociales, ambientales y legales. Estas implicaciones están elaboradas en múltiples libros e informes, y también en las normas del FSC para la certificación. Incluyen, por ejemplo: * El mantenimiento de las funciones ecológicas y diversidad biológica. * La certeza que la gente que trabajan o habitan en el bosque recibe una parte justa de los beneficios del manejo. * La viabilidad económica, asegurando que los recursos forestales y económicos son aprovechados con eficiencia, o no desperdiciados. Todas las recomendaciones en el transcurso de este informe están dirigidas para mejorar las perspectivas de la sustentabilidad del manejo en este sentido. Tercero: Rendimiento Sostenido: Este concepto es más antiguo que el concepto moderno del Manejo Forestal Sustentable, y tiene diferentes interpretaciones e implicaciones. El concepto clásico fue diseñado para regir los aprovechamientos en los bosques templados ya ordenados en Europa, y no para los primeros aprovechamientos en bosques vírgenes, mucho menos para bosques tropicales. El concepto tiene las siguientes definiciones legales en México: Rendimiento Sostenido: “La producción que puede generar un área forestal en forma persistente, sin merma de su capacidad productiva” (SEMARNAT 2005, LGDFS definición). Aprovechamiento sustentable: La utilización de los recursos naturales en forma que se respete la integridad funcional y las capacidades de carga de los

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ecosistemas de los que forman parte dichos recursos, por periodos indefinidos (SEMARNAT 2003, LGEEPA Art. 3). Estas definiciones están abiertas a diferentes interpretaciones, pero implican que la producción no debe perjudicar la capacidad del bosque para seguir produciendo madera comercial y otros productos, beneficios y funciones. Para esta región, se puede interpretar el concepto de Rendimiento Sostenido en estos términos: * Mantener la producción maderable y no-maderable en un bosque ordenado en equilibrio con la productividad del bosque. * Asegurar que la existencia y regeneración de ninguna especie resulte perjudicada por el aprovechamiento. 3.2 Notas sobre el Rendimiento Sostenido. El concepto de rendimiento sostenido como un objetivo de manejo forestal emergió en los fines de Siglo 18 en Alemania y Austria como meta para perfeccionar el manejo de bosques ya ordenados o casi ordenados (y también para calcular los impuestos debidos). Este concepto salió junto con el concepto del Bosque Normal como un bosque ideal, con una distribución exactamente balanceada de edades, y una producción anual de madera igualada al incremento, y cada año igual. En estos tiempos, y por todo el Siglo 19, fue muy importante para las economías locales mantener una producción estable y casi constante de cada unidad de producción forestal. Ahora, gracias a las mejoras en los sistemas de transporte, la movilidad de la mano de obra, y las variaciones en los precios y demanda para productos, resulta que la constancia de la producción es mucho menos importante. Desde hace un medio siglo, ha sido evidente que ahora no es tan clave asegurar una producción volumétrica exactamente igual todos los años, y mucho menos de cada especie (Osmaston 1968 cap.3, Jonson et al. cap.21). Hay cada vez más estudios mostrando las desventajas de limitar la producción a una cantidad fija cada año, sin tomar en cuenta los cambios en precios, demanda y necesidades de ingresos (Luckert & Williamson 2005). Para las empresas comunitarias, y para los ejidatarios, una producción estable anual tiene ciertas ventajas, en términos de planificación y estabilidad. Sin embargo, un énfasis rígido en anualidades fijas y predeterminadas puede reducir la flexibilidad necesaria para la buena gestión, frente a los cambios de precios y demandas del mercado, las variaciones en la composición del bosque, y las opciones y prioridades de las comunidades. En México, y en ciertos otros países de América Latina, ha salido un concepto algo original del rendimiento sostenido, con la expectación que la primera cosecha de madera, en bosques relativamente intactos, debe ser igual a la segunda

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cosecha, unos 25-30 años después. Este concepto no es siempre promulgado explícitamente, y no corresponde con las experiencias de aprovechamientos en África y Asia (donde los sistemas de aprovechamiento suelen usar ciclos de corta más larga, precisamente por esta razón). Sin embargo, la observación que la segunda cosecha de la caoba no será igual a la primera, en las selvas de muchos países de América tropical, suele interpretarse como una falta de sustentabilidad. Es muy normal que las primeras cosechas en bosques naturales siempre rinden volúmenes en ciertas categorías más altas que la siguiente cosecha, cuando esta sigue después de apenas 25-30 años. La producción de estas mismas categorías (de calidad o tamaño) no es sostenida, una vez que las próximas cosechas estén formadas por el incremento anual periódico. Eso ha sido el caso con la caoba en la Península. Las primeras cosechas, durante en Siglo 19 y los primeros años del Siglo 20, tuvieron normas de tamaño y calidad bastante exigentes. A partir de los años 1950, las cosechas de las UIEFs como MIQRO aceptaron árboles y trozas de diámetros más pequeños. Con el inicio de las cosechas comunitarias a partir de 1983, se redujo más el diámetro mínimo hasta 55 cm. Estas fases, en el transcurso de unos 150 años, han aprovechado una parte del capital forestal acumulado durante siglos. A partir de los nuevos Programas de Manejo, y el segundo ciclo de corta comunal, el rendimiento de la caoba será el resultado del incremento (menos mortalidad y daños, por supuesto). Luego, se puede tratar de un rendimiento sustentable, no en términos de un volumen rígidamente constante año por año, pero sí en términos de asegurar que la productividad y existencia de la caoba siguen a futuro. Como enfatizó Dawkins (1958), “el primer ciclo de corta no es otra cosa que la introducción de un manejo ordenado en el bosque natural. Aún cuando significa el nacimiento de un rendimiento sostenido, es muy poco probable que sea, desde su inicio, un sistema sostenido”. Así que debemos reconocer que los sistemas de aprovechamiento y manejo en esta región están todavía en marcha hacia la sustentabilidad. Después de este primer ciclo de aprovechamiento comunitario, todo tiene que ajustarse: los volúmenes anuales y los demás elementos del manejo y la silvicultura. Los aprovechamientos selectivos de los primeros años tienen que ampliarse para acercarse más a la sustentabilidad. Como comentó Alder (1999): “Casi cualquier régimen de aprovechar los mejores y más grandes árboles de las especies demandantes de luz puede ser no-sustentable sin regeneración artificial. Al contrario, las prácticas de manejo con el aprovechamiento de una amplia mezcla de especies pueden mostrarse normalmente como sustentable en términos silvícolas…”. Queda claro que la sustentabilidad tiene más que ver con la salud del sistema, con su gran número de actores e indicadores, que con los tamaños relativos de las cosechas sucesivas. Estudios y pronósticos del crecimiento y productividad han mostrado como una primera cosecha puede rebasar el volumen sustentable, sin

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perjudicar, y hasta aumentar, la producción sustentado total a lo largo (Vanclay 1996). Este aprovechamiento del capital forestal, para luego vivir del incremento sostenido, es conocido como la “liquidación de los volúmenes excedentes”. Este puede ser un procedimiento justificable, siempre y cuando una parte suficiente del capital esté invertida en recursos humanos y físicos para las próximas fases del manejo. En Quintana Roo, ha sido reconocido la estrategia de aprovechar la gran cosecha inicial de la caoba para capitalizar la instalación de un buen sistema de manejo: “La caoba es la especie que ha funcionado como catalizador para la consolidación de estos grupos sociales y del manejo forestal comentario” (Chan 2005). También ha sido recomendada explícitamente en las concesiones comunitarias en el Petén, donde “Las existencias actuales de caoba y cedro deben seguir aprovechándose para capitalizar la industria y garantizar el manejo forestal como una actividad económicamente atractiva a futuro” (Tschinkel & Nittler 2000). 3.3 ¿A sostener QUE en esta región? Antes de precisar los elementos del Manejo Forestal Sustentable en la Península de Yucatán, no sería mal intentar identificar los elementos que el manejo pretende sostener. Se propone aquí una interpretación de lo que quiere decir la sustentabilidad en el contexto de manejo forestal comunal en la Península. Hay que aclarar estos elementos: 1. ¿Que quiere decir la sustentabilidad para los dueños y para la sociedad? 2. ¿Cuales son los objetivos de los dueños para sus Áreas Forestales Permanentes, y cuales son los posibles conflictos con los objetivos de la sociedad en general? 3. ¿Cuales son las actividades que impacten en la sustentabilidad en esta región? 3.3.1 ¿Que quiere decir la sustentabilidad para los dueños y para la

sociedad? A lo mejor, no hay una respuesta clara a esta pregunta, porque raras veces se ha preguntado directamente. Sin embargo, existen indicaciones en diversas publicaciones e informes de las sociedades civiles forestales que los ejidos dueños de bosques tengan un fuerte concepto de propiedad, derechos y responsabilidades con respeto a sus comunidades, terrenos y bosques. A lo mejor, este concepto varía entre diferentes miembros de las comunidades, y también varía con en tiempo y con el estado actual de sus recursos y de su rentabilidad. Cada caso es único y dinámico. El pueblo mexicano tiene un interés legítimo en la existencia continua de los bosques privados y ejidales, y en sus beneficios y servicios. Por eso, existen

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reglamentos y restricciones sobre las actividades e impactos permitidos. Muchas de estas reglas están diseñadas para evitar actividades no-sustentables (la sobre-explotación, la deforestación), tanto para facilitar el monitoreo, vigilancia y recopilación de información. Estas provisiones logran evitar algunas actividades que van en contra de la sustentabilidad del bosque, pero por otro lado agregan un peso de tramitología, inevitablemente una desventaja para los planes y programas de los dueños. En casos extremos, y en bosques donde la viabilidad del manejo es marginal, una sobre-carga de reglamentación puede causar que el manejo no logre ni sus objetivos ni su sustentabilidad. Para promover los objetivos de todos los interesados, hay que atender al balance entre la reglamentación, los intereses de la sociedad y la flexibilidad gerencial. 3.3.2 ¿Cuales son los objetivos de los dueños para sus bosques, y cuales son los posibles conflictos con los objetivos de la sociedad en general? Sacando conclusiones de los Objetivos de Manejo propuestos en los Programas de Manejo, y también de los objetivos menos explícitos evidenciados por decisiones, acciones y declaraciones en los últimos años, parece que los ejidatarios tienen preferencia para sostener las siguientes prioridades: 1. Producción maderable y no-maderable, con una preferencia para aumentar ciertas categorías (por ejemplo, las especies preciosas en la selva y en plantaciones), y con toda voluntad de surtir nuevos mercados (p.ej. para palizada), pero aceptando que la producción de otras especies y productos puede reducirse en el futuro (p.ej. chicle). 2. Mayores ingresos económicos, pero aceptando que los futuros ingresos puedan provenir de una mezcla de diferentes productos mejor que aquellos del pasado. 3. Fuentes de empleo productivo, aceptando diversificación de actividades, y abiertos a empleos afuera de su propia comunidad. 4. La cobertura forestal al nivel del paisaje, siempre que existan perspectivas de beneficios y que no haya alternativas más rentables. 5. La biodiversidad de flora y fauna, para una variedad de beneficios y valores, incluyendo la caza. N.B. Estas observaciones no vienen de estudios o consultas participativas en las comunidades. Hasta ahora, se han llevado a cabo pocos de tales estudios, mostrando la variedad de objetivos entre los diferentes miembros de las muchas diferentes comunidades. Se presentan aquí como un diagnóstico personal, abierto a comentarios y correcciones, para alimentar el análisis del manejo actual en la región. Estos objetivos son muy generales y amplios -- casi una filosofía. No son prescripciones. No hablan de cómo conseguir los objetivos ni la sustentabilidad. Hay que reconocer que existen muchas combinaciones adecuadas de objetivos y actividades, y otras combinaciones que conducen a un deterioro del bosque y de la viabilidad de manejo. Por ejemplo, la extracción de pequeños volúmenes de pocas especies puede considerarse sustentable donde el objetivo principal es la conservación de la cobertura y el ecosistema forestal; puede ser viable donde el

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valor de los productos es tan alto para cubrir el costo del manejo y protección; pero parece poco viable donde los objetivos incluyen la producción comercial, un rendimiento económico y la generación de empleo. Conflictos: Esta región tiene tasas de deforestación bajas, y una proporción de bosques bajo manejo autorizado relativamente alta, en comparación con otras regiones de México, y más en comparación con otras regiones de bosques tropicales en América. Así que, en principio, no hay grandes conflictos inmediatos entre las actividades forestales de los ejidos y los intereses del pueblo mexicano (expresados en las leyes y reglamentos). Sin embargo, existen riesgos a la vista: En esta región, se puede identificar los retos, dificultades e incertidumbres que ponen en peligro la sustentabilidad del manejo forestal, incluyendo: ¿ La producción comercial del bosque, maderable y no-maderable, a largo plazo: será suficiente para justificar los programas de aprovechamiento? ¿ Los ingresos ejidales: serán suficientes para cubrir todos los costos de transacción o gestión (trámites, autorizaciones, informes)? ¿ La capacidad administrativa y gerencial del ejido: va a poder evolucionar a la medida con las necesidades del manejo? ¿ La competencia con otros usos de la tierra: los ejidatarios van a seguir pensando que el manejo y la conservación de las selvas son opciones atractivas? Si los ejidos no logran conseguir sus objetivos, ni suficientes beneficios para cubrir el costo del manejo y para competir con otras opciones del uso de su tierra, se puede prever una degradación y deforestación continua. 3.3.3 ¿Cuales son las actividades que impactan en la sustentabilidad forestal en esta región? A primera vista, las actividades más críticas son aquellas que tengan un impacto físico y directo sobre el bosque: la construcción de caminos y brechas, el derribo y la extracción de árboles y otros productos, la extracción de palizada, leña, carbón, chicle, hojas de palma etc., la cacería doméstica y deportiva, además de las actividades agro-pecuarias. Sin embargo, el futuro de las bosques depende también de la decisión ejidal e individual, renovada constantemente, de mantenerlos, protegerlos, y no convertirlos en otro uso. Desde hace casi 25 años, el supuesto básico subyacente para todos los esfuerzos de apoyo ha sido que los ejidos van a mantener sus bosques siempre y cuando reciban beneficios directos y suficientes de ellos. Así que la sustentabilidad de los bosques depende en gran parte de las oportunidades técnicas, legales y comerciales para sacar provecho y beneficio de los bosques, y de la capacidad de los ejidos para aprovechar de estas oportunidades. 3.4 El camino hacia la sustentabilidad.

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La sustentabilidad del manejo forestal es un objetivo, una meta. El manejo debe ser dirigido hacia la sustentabilidad, pero nunca es realista afirmar que un sistema esté ya definitivamente sustentable, o que ya llegó a la sustentabilidad: 1. La sustentabilidad abarca muchos elementos – sociales, ambientales, ecológicos, técnicos, económicos. Estos elementos cambian constantemente: los elementos mismos, la información disponible sobre cada uno, y su importancia relativa. Se mueven los postes de la portería. Así que los objetivos inmediatos, y las prácticas escogidas, deben revisarse continuamente. Ninguna empresa o programa puede seguir haciendo la misma cosa, año tras año, mientras que su entorno económico, político y social sigue cambiando. (Por ejemplo, la conservación de la biodiversidad no tuvo tanta importancia hace 50 años. Las convenciones del OIT y del CITES son recientes. El secuestro de carbón es una opción más nueva.) 2. Un elemento crucial del buen manejo empresarial y de la sustentabilidad es la flexibilidad, la capacidad de adaptarse, de ajustarse a las circunstancias. Un sistema sustentable no puede ser fijo o rígido. Un sistema en transición, cambiándose, o uno que debe cambiarse, bien puede ser el camino más indicado hacia la sustentabilidad. Los ejemplos de manejo forestal en esta región (y en casi toda América Latina) están en las etapas tempranas de la introducción del manejo y ordenación forestal:

i. El régimen de MIQRO fue un inicio, basado en una explotación casi mono-específica, sin intervenciones silvícolas.

ii. El primer ciclo de corta de los ejidos, a partir de 1983, ha sido un seguimiento, un paso más, aprovechando algunas especies más, con un control más estricto del aprovechamiento, y programas modestos de enriquecimiento.

iii. El segundo ciclo ejidal empieza con un interés amplio en extender las intervenciones silvícolas y el número de especies y productos aprovechados. El manejo está evidentemente avanzando hacia la sustentabilidad.

Estos pasos son todavía pasos iniciales. El sistema actual de control de la producción (el método de ordenamiento) es adecuado para los primeros pasos, sobre todo en vista de la estructura de obligaciones legales y administrativas construida por las autoridades para ellas mismas y para los dueños de los bosques. Sin embargo, es muy básica, y es más un régimen de control que un sistema silvícola. Un régimen tan básico puede ser conveniente para las autoridades en sus trabajos de evaluación de propuestas y de monitoreo de actividades en el campo. Sin embargo, es una camisa de fuerza para un silvicultor intentando responder a las características de diferentes sitios, especies y árboles; favorecer los árboles grandes todavía creciendo bien; o remover los árboles pequeños, enfermos y estancados.

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También, es un impedimento para cualquier gerente intentando aprovechar nuevos mercados y tecnologías, como por ejemplo la fábrica en Escárcega, Campeche, interesada en maderas blandas de todos tamaños para muebles, o las fábricas de PIQRO y Cambium en Chetumal, listo para aprovechar las maderas duras de todos los tamaños. Falta todavía la posibilidad de combinar un aprovechamiento más completo de los recursos existentes con las intervenciones adecuadas para asegurar la producción continua de productos comerciales, en un sistema silvícola. Es urgente tomar medidas para consolidar los avances hechos, y para alcanzar los siguientes pasos, acercando más hacía una sustentabilidad firme. Para dar los próximos pasos hacia la sustentabilidad, son necesarios algunos cambios y mejoras, para promover: * La capacidad técnica para adaptar los aprovechamientos y las intervenciones a las características del rodal. * La capacidad gerencial para organizar sus ventas para aprovechar mercados existentes y fomentar nuevos mercados. * La capacidad de las autoridades de reconocer y apoyar estos cambios y mejoras. En esta próxima etapa, deben cuestionarse y adaptarse los diferentes elementos del sistema de ordenación y control del aprovechamiento en cada ejido, conforme con las capacidades del ejido y sus miembros, y las oportunidades encontradas. En principio, se puede modificar cada elemento (diámetros, superficies anuales, ciclos de corta, volúmenes por hectárea), en una manera compatible con los principios de Manejo Forestal Sostenible. Además, se puede diseñar los aprovechamientos y aclareos para la producción de diferentes especies y tamaños. Para las especies de alto valor como la caoba, sería factible hacer una selección entre los árboles individuales, con aclareos y aprovechamientos selectivos: cortando algunos de diámetros pequeños cuando se observen que están estancados, dañados o suprimidos, y dejando crecer otros de diámetros grandes cuando se observen que todavía crecen con vigor o producen abundante semillas. Sin embargo, es evidente que hay un riesgo de un estancamiento en el manejo, y que urgen ciertos cambios y avances. El aprovechamiento de tan pocas especies puede ser adecuado en los primeros pasos de la introducción del manejo, pero no es viable a futuro. 4 TRATAMIENTOS SILVICOLAS

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Esta sección trata de las intervenciones silvícolas en las selvas de la región, como actividades adicionales a los elementos del control de producción. El sistema actual de control de cortas no incluye elementos de silvicultura. Desde hace más que 100 años (Dawkins 1997, p.83), se han creído que el valor comercial de un bosque, y la calidad promedio de los árboles, tienden a bajar, cuando las cortas selectivas no estén acompañadas por la corta de los árboles con defectos, enfermedades o de bajo crecimiento, y árboles que impiden o compiten con los árboles requeridos. Esta conclusión sigue válida. En los bosques tropicales, y en las primeras etapas de introducir un programa de ordenación, estos tratamientos de “refinamiento” son raras veces factibles. Sin embargo, hay varias prácticas que pueden contribuir a fomentar la regeneración y crecimiento de las especies más valiosas en las selvas. 4.1 Silvicultura en bosques naturales de Campeche y Quintana Roo, hasta la fecha. El primer intento de aplicar tratamientos silvícolas se llevó a cabo durante la concesión de MIQRO, para cumplir con las obligaciones de promover la regeneración de las especies aprovechadas, definidas en las Leyes Forestales de 1948 y 1960. Hubo ensayos con tratamientos silvícolas intensivos, ya aplicados en Belice: “La vía de entrada silvícola que se pretendía aplicar en la década del 60 para modificar la composición de la masa forestal, a través del envenenamiento de grandes árboles sobremaduros, sin producir daños en el monte. En Quintana Roo, se llevaron a cabo en esa época algunos ensayos de eliminación, a cargo de la empresa MIQRO, que fueron abandonados por sus costos” (Ávila 1960, citado por Galletti & Argüelles 1987). Lo que es más conocido es que MIQRO tuvo un gran programa de enriquecimiento, por muchos años. Esta práctica se conoció como Enriquecimiento Bajo Dosel Protector, con plántulas de la caoba sembradas en brechas o líneas bajo dosel dentro de la selva. Las líneas siempre fueron ubicadas en áreas accesibles, cerca de caminos, muchas veces en acahuales abandonados, pero nunca o casi nunca en las áreas de corta de la concesión. Después de plantarse, las líneas fueron abandonadas sin darles mantenimiento. Se supone que la idea del Dosel Protector salió por los malos resultados con plántulas sembradas en plena luz de sol durante los años 1950, principalmente en Campeche. Sin embargo, las plántulas sembradas y abandonadas bajo dosel tan poco daban buenos resultados. Probablemente, algunos árboles todavía existen, como resultado de este programa, pero no hay información. A partir de los mediados de los 1980s, se han visto diferentes líneas de intervenciones en la selva, para promover la regeneración y producción de la caoba:

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4.1.1 Enriquecimiento en bacadillas, claros y carriles de arrastre 4.1.2 Abertura de claros con intervenciones fuertes, con o sin siembra de semillas o plántulas 4.1.3 Tratamientos selectivos 4.1.1 Enriquecimiento La Ley Forestal de 1960 obligó a los concesionarios a promover la regeneración, plantando diez árboles por cada árbol comercial aprovechado. Esta obligación no fue incluida en la Ley Forestal de 1986, pero los ejidatarios con experiencia en MIQRO estaban familiarizados con la práctica, y fue promovida por el equipo técnico del PPF. La reforestación ya no es una obligación legal en todos los casos. Ahora, los PdMFs deben indicar “los compromisos de reforestación cuando no se presente la regeneración natural” (SEMARNAT 2005, Reglamento Artículo 37.j). Muchos ejidos han incluido el enriquecimiento dentro de sus propios PdMFs, así que para ellos sí es una obligación legal. Dado que la regeneración de la caoba sí existe casi siempre (aunque escasa), un PdMF puede indicar que la reforestación no es una necesidad para cumplir con la Ley. Sin embargo, dado la posibilidad de promover más regeneración, con un costo muy reducido, estas prácticas están muy recomendadas y deben seguir implementando y perfeccionándose, como herramientas voluntarias de los ejidos. Los ejidos del PPF empezaron ensayar diferentes técnicas de enriquecimiento desde aprox. 1985, inicialmente con semillas y luego con plántulas en los patios de carga (conocidos como bacadillas en Quintana Roo, tumbos en Campeche), carriles de arrime, y a pie de tocón (del Ángel 2000, Argüelles et al. 2005). Pronto, se dieron cuenta que los resultados fueron mucho mejor en las bacadillas y grandes claros. En los bordes de los caminos, y en las líneas de arrastre, la competencia con los árboles existentes provocó una mortalidad alta, y fustes deformados en los sobrevivientes. Los árboles plantados a pie del tocón, en los pequeños claros formados por el aprovechamiento de árboles individuales, tan poco daban buenos resultados, por la competencia y por el cierre rápido del dosel. Estas conclusiones han salido de muchos ensayos con sistemas de enriquecimiento en los trópicos por todo el siglo 20, y siguen siendo confirmadas (d’Oliveira 2000; Snook, Iskander et al. 2005). Los enriquecimientos en los carriles de arrime, y al lado de caminos, parecen poco exitoso. Esta práctica no es un fracaso total, y puede resultar en algunos árboles bien establecidos, pero no hay indicaciones que es rentable. Un número importante de los ejidos productores de madera en Quintana Roo siguen plantado en sus bacadillas, sobre todo los miembros de las asociaciones de la Zona Sur y de la Zona Maya. La práctica es más limitada en Campeche (Álvaro Obregón, Lechugal, Veinte de Noviembre). No existe una evaluación de cuantos ejidos plantan con este sistema, ni el tamaño de las áreas plantadas,

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mucho menos de su éxito y crecimientos volumétricos. Algunos ejemplos han sufrido por falta de mantenimiento: los sitios están ocupados por una gran variedad de árboles y arbustos, con poco o cero caoba. Sin embargo, los informes de las observaciones en el campo indican que las mejores áreas, con buenos sitios y algo de mantenimiento, tienen rodales saludables y vigorosos, completamente ocupando el sitio, con crecimiento comparable a las mejores plantaciones en la región. En general, a pesar de la falta de información sobre productividad volumétrica o económica, queda claro que esta forma de enriquecimiento puede hacer una contribución valiosa al manejo forestal, en dos formas: * Las bacadillas ocupan una proporción pequeña de cada área de corta (hasta 2 % o más en los ejidos con maquinaría de extracción hasta bacadillas), pero, una vez plantadas, pueden tener una productividad de la caoba y de otras especies mucho más grande que el resto de la selva, haciendo una contribución útil a la próxima cosecha. El costo es bajo, usando la mano de obra y transporte del mismo ejido. * La decisión de hacer la inversión en enriquecimiento, la organización, y el seguimiento con limpieza y aclareos son decisiones que contribuyen mucho para que los ejidos y los ejidatarios se sientan silvicultores. En Noh-Bec, se ha desarrollado la práctica, desde 2001, de abrir y limpiar claros lo suficientemente grandes, hasta 1000 m2 o más, donde dos o más árboles comerciales son aprovechados. Luego los claros son plantados con cedro, caoba y otras especies, dando excelentes resultados (Argüelles et al 2005). Enriquecimiento o nuevas plantaciones en milpas abandonadas (acahuales, huamiles) han dado buenos resultados en muchos ejidos. Estas prácticas son muy recomendables en términos económicos y ambientales (Macario et al. 2004, Synnott 2005), o como iniciativas privadas o como contribución a la empresa forestal comunitaria. También, son métodos viables para iniciar la restauración de una selva en áreas desmontadas. 4.1.2 Apertura de claros con intervenciones fuertes, con o sin siembras Algunos investigadores han estudiado los resultados de abrir y sembrar en claros formados por intervenciones silvícolas fuertes no relacionadas con el aprovechamiento. Estos ensayos han sido motivados por la observación que la caoba se regenera y crece mejor en áreas abiertas que bajo sombra, y por la convicción que la regeneración natural de la caoba dentro del bosque, después del aprovechamiento, no es suficiente para mantener la producción maderable. Se han abierto los claros con varios métodos, incluso con maquinaría pesada, a veces quitando toda el material leñoso de los árboles y arbustos derribados, y a veces quemando el área limpiada.

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Los resultados han sido muy variables, en términos de la nueva regeneración natural, supervivencia de plántulas sembradas, y su crecimiento. Sin embargo, resulta claro que se puede conseguir buenos resultados en estos claros, confirmando las observaciones en las bacadillas plantadas, y en los miles de hectáreas plantadas por campesinos y propietarios en la región. Como consecuencia, se ha recomendado la aplicación de estos tratamientos en los bosques ejidales. “Estos experimentos … sugieren las posibilidades de recurrir a la corta y quema como técnica de ordenación forestal” (Snook et al. 2005a). “El establecimiento de la regeneración de la caoba parece requerir tratamientos preparatorios, tales como incendios o desmontes por maquinaría, para abrir completamente la copa y reducir drásticamente la competencia con la regeneración de otras especies” (Snook et al. 2005). Hasta ahora, los ejidos no han implementado estos métodos de regenerar la caoba, con intervenciones fuertes o maquinaría pesada en sus bosques naturales, aunque si han establecido plantaciones en sitios desmontados años antes por la agricultura. Una breve descripción de los principales ensayos, y las publicaciones con sus resultados, está incluido abajo. 4.1.3 Tratamientos selectivos Existen unas pocas iniciativas con tratamientos dirigidos a favorecer los árboles de valor, o para quitar individuos no-requeridos. Árboles semilleros: Esta práctica consiste en dejar en pie, sin aprovecharse, algunos árboles maduros para promover la regeneración natural. No es una obligación legal en México. Algunos ejidos han incluido esta técnica en sus PdMF, pero no es siempre cumplida. Típicamente, todos los árboles sanos y de buena forma, arriba del diámetro mínimo, son aprovechados en las áreas de corta. Noh-Bec tiene la práctica de conservar árboles semilleros cuando se encuentran al lado de las bacadillas. Corta de lianas: Algunos ejidos tienen la práctica de cortar las lianas en los árboles marcados para su derribo, así reduciendo riesgos para los trabajadores forestales y también reduciendo los daños a otros árboles durante el aprovechamiento. Claros para promover la regeneración: En Noh-Bec, los árboles de la Reserva (35-54 cm dap) están enumerados, mapeados, y liberados de lianas y de la competencia de otros árboles, para promover su crecimiento y para dar espacio para su regeneración natural. Esta actividad se lleva a cabo durante la corta, favoreciendo árboles que van a formar parte de la siguiente cosecha 25 años después. Así que el costo es mínimo, liberando un promedio de unos 400 árboles por año.

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Aclareo con producción de carbón: En 1988, se aprovecharon puntas y ramas, y árboles sin valor comercial, para la producción de carbón (Janka et al. 1989), pero no se logró organizar como un elemento de manejo y silvicultura. Recién en 2004, se inició un nuevo sistema basado en aprovechar la mayor parte de la biomasa forestal para madera aserrada y carbón, dejando árboles jóvenes de las especies valiosas, en un sistema casi uniforme, monocíclico, en el predio Central Prado en Quintana Roo. Aunque nuevo para las selvas de México, este sistema tiene mucho en común con sistemas ampliamente implementados en África y Asia durante los 1950s – 1970s. 4.2 Experiencias en tratamientos silvícolas en otros países: América tropical tiene 100 años de experiencia con ensayos y programas operativos, de los cuales podemos sacar algunas lecciones. En Trinidad & Tobago, algunos controles silvícolas empezaron en 1907, con reglas para diámetros mínimos. Los tratamientos silvícolas en bosques naturales empezaron en 1916, con cortas de liberación y de lianas, y abriendo claros a sotoviento de árboles semilleros. Planes de Manejo fueron escritos para las selvas naturales en los años 20. Un sistema silvícola intensivo (Trinidad Tropical Shelterwood System), con una secuencia de 10 años de intervenciones, fue perfeccionado durante los 30s. En este sistema, las puntas y ramas se aprovecharon para carbón. (Dawkins 1997, p.69; Dawkins & Philip 1998, p.94-96). En la Selva Maya, los primeros ensayos y aplicaciones de tratamientos silvícolas empezaron en 1923 en Belice, un año después del establecimiento de un Departamento Forestal y el nombramiento de Hummel como Conservador Forestal. Los tratamientos fueron intensivos, diseñados para abrir el dosel y el sotobosque, para promover la regeneración de la caoba, y últimamente para liberar arbolitos ya existentes. Stevenson (1927) describió los avances y resultados. Estos tratamientos, sobre todo de liberación, daban buenos resultados, pero con altos costos. Continuaron, con varias pausas, hasta 1959. Estos tratamientos estaban basados en experiencias en otros países tropicales, iniciándose en la India en los últimos años de Siglo 18, aplicándose en muchos bosques en lo que es ahora India, Pakistán, Bangladesh y Myanmar durante el Siglo 19, y luego en Asia (sobre todo en Malasia) y África (Sierra Leone, Ghana, Nigeria, Uganda) a partir de los 1920s y 1930s. Hasta los primeros años de los 1960s, estos tratamientos fueron aplicados como rutinarios en grandes áreas en África y Asia, pero fueron abandonados poco a poco. Malasia fue uno de los últimos países en abandonar la aplicación generalizada de éstas prácticas, en los últimos años de los 1970s. Prácticas similares han continuados a nivel piloto de vez en cuando, incluyendo el sistema CELOS en Surinam y el sistema Pichis-Palcazú en Perú.

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Los tratamientos casi siempre daban algunos resultados positivos, en términos de crecimiento y/o regeneración de árboles valiosos. Sin embargo, siempre tuvieron altos costos. Fueron considerados como inversiones en el futuro, pero vulnerables en competencia con programas ofreciendo beneficios más rápidos. Los tratamientos silvícolas tuvieron, intencionalmente, impactos fuertes sobre la estructura y composición del bosque. Lo más fuerte el tratamiento (abriendo el dosel, eliminando las especies e individuos “sin valor” con arboricidas), lo más fuerte fue su impacto sobre la flora y fauna. Las especies o individuos “sin valor” tienen propiedades técnicas, o formas, o daños, que hacen que no se pueda extraer y venderlas con ganancias. Sin embargo, tienen valor como componentes del ecosistema forestal, y pueden ser claves para la supervivencia de otras plantas y animales. Por eso, los tratamientos fuertes han sido vulnerables a las críticas de los biólogos y ecólogos, a partir de los 1960s. En los 90s, motivado en parte por el éxito del manejo comunitario en Quintana Roo, se iniciaron nuevos intentos de manejo forestal en Bolivia y en el Petén de Guatemala, y en menor escala en otros países, con ensayos de tratamientos silvícolas. En el Petén, los tratamientos no pasan de los enriquecimientos en bacadillas y claros, como en México (Tschinkel & Nittler 2000, Chemonics 2003). En Bolivia, durante diez años, el proyecto Bolfor probó una variedad de tratamientos, incluyendo escarificación, corta de lianas, siembras y el uso de fuegos, resumidos por Putz et al. (2004). Entre las conclusiones indicadas por ellos, se destacan la corta de lianas enfocadas en la liberación de los árboles cosechables, de preferencia combinado con el trabajo de los inventarios, y el control de cacería. De nuevo, muchos de los tratamientos silvícolas tuvieron impactos positivos sobre crecimiento o supervivencia, pero los altos costos y las incertidumbres sobre la productividad volumétrica y económica hacen difícil recomendar la aplicación de la mayoría de estos tratamientos en escala grande operacional. Por ejemplo, Fredericksen & Pariona (2002) reportaron los resultados de muchos tratamientos, incluyendo disturbios con maquinaría pesada, para promover la regeneración de las especies valiosas: “todos éstos métodos resultaron demasiado costoso y apenas parcialmente eficaz en promover una regeneración adecuada de los árboles comerciales”. Además, Putz et al. (2004) concluyeron que ningún sistema silvícola puede ser apropiado para la regeneración de todas especies: diferentes especies aprovechan las diferentes intervenciones. 4.3 Conclusiones sobre la silvicultura. Las opciones: ¿Cuales son las opciones silvícolas para aumentar la densidad y volumen de la caoba y otras especies valiosas en las próximas cosechas? ¿Cuales de estas opciones son factibles y viables en términos económicos, ambientales, sociales…? 1 Dejar más árboles semilleros.

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2 Controlar los mamíferos e insectos, depredadores o plagas. 3 Cortar lianas, en general o en forma de liberación selectiva. 4 Plantar o sembrar en bacadillas, en claros formados por el aprovechamiento o en otros sitios. 5 Plantar o sembrar en nuevos claros, hechos con maquinaría o rosa-tumba- quema. 6 Tratamientos de Liberación: Aclareos y aperturas del dosel para favorecer los individuos y especies valiosas, y fomentar su regeneración natural. 7 Tratamientos de Refinamiento: Eliminar los árboles de especies no- valiosas o los individuos con defectos, con arboricidas o anillamiento. 8 Una corta completa o casi completa, para rejuvenecer un rodal degradado o estancado (sistema uniforme). La lista de opciones es larga. Todas han sido ensayadas en diferentes lugares y diferentes tiempos. Los tratamientos y medidas silvícolas son inversiones diseñadas para lograr los objetivos de manejo, sobre todo aquellos relacionados con la producción y comercio de la madera. Algunos implican gastos significantes e inmediatos (como los aclareos de liberación), otros un sacrificio o aplazamiento de ingresos (como los árboles semilleros, o diámetros mínimos altos), en espera de ingresos o beneficios en diferentes formas y diferentes tiempos en el futuro. Kaimowitz (2004) señaló que en las empresas comerciales, las ganancias que puedan llegar en 20 o 30 años típicamente no tienen mucha influencia sobre las decisiones. Las empresas ejidales tienen razón en tratar con cautela las propuestas de tratamientos silvícolas involucrando inversiones grandes. En las selvas ejidales, como en cualquier empresa, hay que evaluar las posibles inversiones en términos de costos, beneficios y factibilidad. Hasta ahora, no hay evaluaciones cuantitativas de los resultados de las variadas prácticas y ensayos en términos de la productividad volumétrica: no se sabe cuantos más metros cúbicos de la caoba se puede esperar por hectárea o por ejido, por la aplicación de éstas prácticas, el posible costo por m3 de estos productos, o su rentabilidad. Sin embargo, se puede sacar ciertas recomendaciones como guía. Se recomienda que tratamientos silvícolas aplicados en grande escala u operacional deben satisfacer los siguientes criterios:

Beneficios y resultados claramente visibles, o relativamente fácil de medir y evaluar, para que los mismos ejidatarios pueden fácilmente apreciarlos.

Impactos ambientales mínimos sobre la flora, fauna, suelos, cuerpos de agua; o, en el caso de impactos más grandes, claramente compensados por beneficios económicos y/o sociales. En ningún caso deben perjudicar las especies en la NOM 059.

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Costo mínimo: de preferencia, involucrando mano de obra ejidal fácilmente coordinada con otras actividades programadas en el bosque.

No es indicado recomendar intervenciones de alto costo o alto impacto ambiental a no ser que estén respaldados por estimaciones confiables de su productividad volumétrica y económica (excepto, por supuesto, al nivel de demostración, investigación o ensayo). 5 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

“Inventarios repetidos de los recursos en pie, la ordenación de la producción (por muy flexible que sea su ejecución) conforme con los recursos y los objetivos de manejo, un monitoreo y registro constante de la producción, y una comparación con su prescripción, son características esenciales en cualquier manejo forestal” Osmaston 1968.

Control de aprovechamiento: En los ejidos haciendo esfuerzos para mejorar la calidad y sustentabilidad de su ordenación forestal, es recomendable desarrollar nuevos sistemas de control, basados en las tasas de crecimiento volumétrico de la selva, indicado por modelos de crecimiento y rendimiento, y también en guías para la proporción del número, área basal y/o volumen de cada especie sujeto a aprovechamiento. Se recomienda que el aprovechamiento de la caoba siga respetando los mismos diámetros mínimos como guía, pero no como regla absoluta, dando flexibilidad para tomar en cuenta el estatus, vigor, calidad y competitividad de los árboles individuales. Para las demás especies, los diámetros mínimos deben considerarse como guías, y deben revisarse y aplicarse con flexibilidad según la abundancia y facilidad de la regeneración natural, y según los mercados para diferentes especies, tamaños y calidades. En los ejidos donde las posibilidades de mejorar la calidad del manejo siguen limitadas, se recomienda mantener el sistema básico de ordenación, mientras que se siga intentando mejorar su manejo y sus mercados para más especies y calidades. Para ejidos y predios particulares con superficies forestales pequeñas, se recomienda desarrollar más experiencias y prácticas para utilizar sistemas uniformes, siguiendo los esfuerzos iniciados en el predio Central Prado. Urge una revisión de los sistemas de inventario, para mejorar su eficiencia estadística y económica, y adaptarlos a las múltiples necesidades de manejo.

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También urge promover sistemas de extracción más eficiente, con inversiones en camiones y maquinaría adecuadas. Se debe promover el uso de tractores agrícolas adaptados y una distribución de carriles de arrime y caminos secundarios adecuados, distribuidos según el monteo detallado de los árboles aprovechables. Se reconoce que los bosques ejidales ya aprovechados van a rendir volúmenes menores de ciertas especies (caoba, cedro, granadillo, ciricote, etc.) en el futuro que en las últimas décadas. Así que es urgente promover la utilización y procesamiento local de muchas más especies, para mantener la viabilidad social y económica del manejo comunitario. Las últimas cosechas de maderas preciosas, el palo de tinte y los durmientes, y hasta la extracción de la palizada de buena calidad, han resultado en una cierta descapitalización del bosque, en términos del valor comercial de la madera. Este problema no debe exagerarse. Los bosques todavía tienen mucha madera con valor comercial potencial, y los valores de la biodiversidad y los servicios ambientales siguen intactos. Una parte del valor maderable ha sido convertido en el capital humano y la organización del manejo forestal ejidal. Ahora, hay que trabajar para dar valor a la demás madera en pie. Lo importante ahora es asegurar que las comunidades mantengan sus AFPs, su compromiso e interés, y la sustentabilidad de su manejo productivo. Con tratamientos silvícolas se puede aumentar el número y el crecimiento de las caobas y otras especies valiosas, en todas sus etapas. Para esta región, se recomienda seguir con prácticas que dan resultados claramente visibles y fáciles de medir y evaluar, siempre y cuando tengan costos mínimos. Por otro lado, se recomienda que tratamientos con costos y/o impactos más altos sigan como investigaciones o demostraciones, hasta que hay conclusiones confiables sobre su rentabilidad y su balance costo-beneficio. En general, los problemas de la silvicultura pueden resolverse mejor usando los productos que la selva genere, en vez de manipular la selva para la producción de los que uno puede vender fácilmente ahora; procesando y vendiendo de más especies, en vez de eliminarlas. “Que la industria de la madera se adapte al monte, al recursos forestal y no a la inversa” (Gómez Quiles 2004). Los siguientes elementos pueden formar un sistema silvicultural, avanzando hacia la sustentabilidad: 1. Control del aprovechamiento: 1.1 Normas flexibles de volúmenes, tamaños, calidades, áreas y superficies anuales y periódicos, para diferentes sitios y habitats, determinados por las características de cada especie (abundancia, regeneración, incrementos) y por los mercados y precios, 1.2 Rendimientos basados en modelos de cómputo, derivados de las mediciones de árboles y parcelas de muestreo.

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1.3 Inventarios indicativos de gran escala (Área Forestal Permanente total), y monteo total (100%) de árboles aprovechables con un año de anticipación. 1.4 Aprovechamiento de bajo impacto, con maquinaría adecuada. 2. Los productos aprovechados: La comercialización de más especies y productos, maderables y no-maderables, manteniendo o aumentando los volúmenes anuales totales, para aprovechar una proporción más alta de la productividad del bosque: 2.1 La corta intensiva de maderas blandas, en todos los tamaños aceptados en el mercado (arriba de 25-30 cm dap?), promoviendo su regeneración por rebrotes y semillas en aperturas. 2.2 La corta de maderas duras, en los tamaños aceptados para la industria de pisos en Chetumal, usando aserraderos portátiles en bosques pequeños o donde no hay una red de caminos de acceso. Hasta ahora, estas especies tienen una regeneración abundante. 2.3 La corta de maderas preciosas (caoba, cedro, siricote…), fijando diámetros mínimos para asegurar la producción de semillas. 2.4 El aprovechamiento de árboles sin valor para madera comercial (por su forma, defectos o propiedades técnicas) para leña, carbón, palizada (siempre conservando árboles semilleros, y conservando especies amenazadas o de valor crítico para la fauna silvestre). 3. Tratamientos silvícolas: Intervenciones a favor de especies e individuos valiosos, de preferencia combinada con otras actividades en el bosque, para minimizar el costo: 3.1 Enriquecimientos en claros con costos mínimos, 3.2 Liberación de árboles valiosos ya establecidos, para una futura cosecha. 3.3 Corta de lianas que afectan los árboles seleccionados para su aprovechamiento o liberación. Evidentemente, el aumento de la demanda para más especies, calidades y productos no garantiza mejoras en el manejo: también puede facilitar aprovechamientos más destructivos. Sin embargo, son pasos necesarios para fortalecer el manejo sostenible en esta región, para ampliar la paleta de opciones para los gerentes. Anexo. Investigaciones de tratamiento silvícolas en Quintana Roo y Belice. Reseña de algunas investigaciones formales con intervenciones fuertes en bosques naturales (excluyendo ensayos informales y experiencias en viveros y plantaciones). 1 X-Hazil, 1986 - 1990.

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Cinco parcelas de 0.5 ha en bosque no-explotado. En 1986, se cortó el sotobosque y todas las plántulas, junto con 0, 8 28, 45 y 55 % del área basal de los árboles comerciales > 60 cm dap, sin quitar los árboles cortados. La nueva regeneración evaluada en 2% del área, en 1989 después de tres años. No se detectaron diferencias significantes en la regeneración natural: los tratamientos “no parecieron tener mucho efecto en la cantidad de regeneración”. No hubo replicaciones de los tratamientos, ni mediciones de radiación. Los detalles han sido reportados en: García Cuevas, X. (1990) Aplicación de diferentes intensidades de corta para favorecer la regeneración natural de caoba (Swietenia macrophylla King). Pp. 188-211 en: Rodríguez Franco, C. & A.M.Fierros González (Eds.)(1990). Taller Internacional sobre Investigación en Silvicultura y Manejo de Selvas. Informe del Taller Oct.29 – Nov.9, 1990, Escarcega, Campeche. SARH-INIFAP & USDAFS-COFAN. Publicación COFAN No. 006. 244 p. [Este informe reportó reducciones en el área basal de 0, 15, 25, 50 & 75 %. También indicó densidades de regeneración de la caoba de 500-2100 por hectárea en 1990, 4 años después de los tratamientos] García Cuevas, X., P. Negreros Castillo & B. Rodríguez Santiago (1993) Regeneración natural de caoba (Swietenia macrophylla King) bajo diferentes densidades de dosel. Ciencia Forestal en México 18(74) 25-44. Negreros Castillo, P. (1990) Effects of Silvicultural Treatments on the Natural Regeneration of Tropical Forests in Quintana Roo, Mexico. Paper, 102 Session, Iowa Academy of Science, Iowa State University, Ames, Iowa. Negreros Castillo, P. (1991) Ecology and management of mahogany (Swietenia macrophylla King) regeneration in Quintana Roo, Mexico. PhD thesis, Iowa State University, Ames. 132 p. Sección 1. Effects of partial overstory removal on the natural regeneration of a tropical forest in Quintana Roo, Mexico. Sección 5. Growth in tropical trees after partial overstory removal, Quintana Roo, Mexico. Sección 6. Sprouting capability of seventeen tropical tree species in Quintana Roo, Mexico. Negreros Castillo, P. & C. Mize (1994) El efecto de abertura de dosel y eliminación de sotobosque sobre la regeneración natural en una selva de Quintana Roo. p.107-123 in: Snook, L.K. & A. Barrera de Jorgenson (1994) Madera, Chicle, Caza y Milpa. Contribuciones al Manejo Integral de las selvas de Quintana Roo, México. Memorias del Taller, Chetumal, Julio 1992. 135 p. Negreros Castillo, P. & C. Mize (1993) Effects of partial overstory removal on the natural regeneration of a tropical forest in Quintana Roo, Mexico. Forest Ecology and Management 58: 259-272.

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Negreros Castillo, P. & R.B. Hall (2000) Sprouting capability of 17 tropical tree species after overstory removal in Quintana Roo, Mexico. Forest Ecology and Management 126:399-403. 2 San Felipe Bacalar, 1988-1989. 25 parcelas de 2000 m2 establecidas en 100 ha de bosque en el Campo de INIFAP en el verano del 1988. 5 tratamientos aplicadas y 5 parcelas cada uno, tratando con arboricidas o anillos de la corteza a 0, 20, 30, 50 y 60 % del área basal de árboles < 10 cm dap. Mortalidad evaluada en un año, 1989. La mortalidad de los árboles tratados no fue completa, y las reducciones en el área basal tuvieron un rango de 0-30%. En cada parcela, se sembraron 300 semillas de la caoba, y se mediaron su supervivencia y altura después de 6 y 12 meses. Se hicieron mediciones de la luz (no publicadas) en junio de 1989, 1 año después del tratamiento, (según Negreros & Hall 1996), o en junio del 1990, dos años después del tratamiento (según Negreros 1991, pág. 74). No se encontró relación significativa entre la reducción del área basal y la supervivencia de semillas, ni el crecimiento en altura de las plántulas. Los detalles han sido reportados en:

Negreros Castillo, P. (1991) Ecology and management of mahogany (Swietenia macrophylla King) regeneration in Quintana Roo, Mexico. PhD thesis, Iowa State University, Ames. 132 p. Sección 3. Comparison of four methods for partial overstory removal in tropical forests, Quintana Ro, Mexico. Sección 4. First year results from partial overstory removal to improve initial mahogany (Swietenia macrophylla) seedlings establishment, Quintana Roo, Mexico. Negreros Castillo, P. & R.B.Hall (1994) Comparison of four methods for partial overstory removal in tropical forests, Quintana Roo, Mexico. Journal of Environmental Management 41(3):237-243 Negreros Castillo, P. & R.B. Hall (1996) First-year results of partial overstory removal and direct seeding of mahogany (Swietenia macrophylla) in Quintana Roo, Mexico. Journal of sustainable Forestry 3(2/3) 65-76. 3. X-Pichil, Naranjal, Limones y Rancho Grande, 1996 - 2001. En cada sitio, en abril-junio 1996, se aplicaron tres intervenciones en dos parcelas de 0.5 ha, total 24 parcelas: corta & dejar, cortar & quemar, y limpiar con tractor de oruga, (con cultivos, en algunos casos). En mayo-junio 1996, se sembraron plántulas o enterraron semillas de caoba en sub-parcelas en cada parcela tratada, y en el bosque intacto alrededor como control. En el primer año, la tasa de germinación de semillas fue cero, y la tasa promedia de supervivencia de plántulas fue 60%. Se sembraron plántulas y semillas de nuevo en abril 1997 en algunas

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parcelas dentro de la regeneración natural de c.1.5 m de altura. Se evaluaron cada sub-parcela en detalle durante los primeros 5 meses, y luego 10, 15, 22, 27, 32 & 49 meses después. Las semillas enterradas tuvieron una mejor supervivencia que las semillas sembradas en la superficie, sin diferencias significantes entre los tratamientos. Supervivencia y crecimiento hasta 49 meses variaron entre tratamientos. Su supervivencia y crecimiento fueron monitoreados hasta julio 2001, con mejores resultados en las áreas más abiertas. Investigación reportada en: Negreros Castillo, P., L. Snook & C.W. Mize (2002) Presentación, Working Forests in the tropics. Gainesville, Univ. of Florida. Negreros Castillo, P., L. Snook & C.W. Mize (2003) Regerating mahogany (Swietenia macrophylla) from seed in Quintana Roo, Mexico: the effects of sowing method and clearing treatment. Forest Ecology and Management, 183(1-3): 351-362. Snook, L.K. & P. Negreros Castillo (2004) Regenerating mahogany (Swietenia macrophylla King) on clearings in México’s Maya forest: the effects of clearing treatment and cleaning on seedling survival and growth. Forest Ecology and Management 189, 143-160. Snook, L.K., V.A. Santos Jiménez, M. Carreón Mundo, C. Chan Rivas, F.J. May Ek, P. Mas Kantún, C. Hernández Hernández, A. Nolasco Morales & C. Escobar Ruiz (2003) Ordenación de bosques naturales para la explotación sostenible de la caoba (Swietenia macrophylla): experiencias en bosques comunales de México. Unasyla 214/215 (54) 68 – 73. Negreros Castillo, P., L.K. Snook & C.W. Mize (2005) Regeneración de caoba a partir de siembra directa en aperturas creadas en un bosque natural en México. Recursos Naturales y Ambiente 44:84-90. Snook, L.K., P. Negreros Castillo & J. O’Connor (2005c) Supervivencia y crecimiento de plántulas de caoba en aperturas creadas en la Selva Maya de Belice y México. Recursos Naturales y Ambiente 44:91-99. 4. Belice, RBCMA, 1996-2001.

Una investigación dentro del Área de Conservación y Manejo Río Bravo, del Programa para Belice. Ocho bloques de aprox. 7.5 ha. En cada bloque, se abrieron parcelas de 500, 1000, 2500 & 5000 m2, y se extrajo todo el arbolado en junio de 1996. En el centro de cada parcela, se plantaron 20 plántulas de caoba, de diferentes viveros y tamaños, entre julio y diciembre 1996. Las mediciones siguieron para 5 años, hasta julio 2001. No se detectaron diferencias significativas en supervivencia ni en crecimiento entre los diferentes tamaños de claro. Sin embargo, la supervivencia y crecimiento en los claros fueron significativamente más que en plántulas sembradas como testigos bajo el dosel cerrado del bosque.

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Investigación reportada en: Snook, L.K., P. Negreros Castillo & J. O’Connor (2005) Supervivencia y crecimiento de plántulas de caoba en aberturas creadas en la Selva Maya de Belice y México. Recursos Naturales y Ambiente 44:91-99. Snook, L.K., P. Negreros Castillo y J. O’Connor (2003) Sobrevivencia y crecimiento de caoba en aberturas de tamaños diferentes producidas de diferentes maneras. Presentación, taller sobre regeneración de la caoba: frutos de 7 años de investigación colaborativa. Chetumal, México, noviembre 2003. Snook, L.K., V.A. Santos Jiménez, M. Carreón Mundo, C. Chan Rivas, F.J. May Ek, P. Mas Kantún, C. Hernández Hernández, A. Nolasco Morales & C. Escobar Ruiz (2003) Ordenación de bosques naturales para la explotación sostenible de la caoba (Swietenia macrophylla): experiencias en bosques comunales de México. Unasylva 214/215 (54) 68 – 73. 5. Belice, RBCMA, PfB, Punta Gorda, 1998 – 2000. Una investigación en Hill Bank Station, Punta Gorda, Área de Conservación y Manejo Río Bravo, del Programa para Belice. En 1998, se aplicaron 4 tratamientos (roza del sotobosque, anillamiento, roza + tumba, limpieza total mecánica con tractor oruga) con 5 repeticiones, en parcelas de 2712 m2, al sotavento de 20 árboles semilleros. Se evaluó la regeneración natural en franjas en noviembre del 2000, con mejores resultados en los tratamientos más fuertes. Investigación reportada en: Toledo S., M. & L.K. Snook (2003) Regeneración natural de la caoba después de cuatro tratamientos silviculturales en Belice. Presentación, taller sobre regeneración de la caoba: frutos de 7 años de investigación colaborativa. Chetumal, México, noviembre 2003. Toledo Sotillo, M. & L.K.Snook (2005) Efectos de la dispersión de semillas y tratamientos silviculturales en la regeneración natural de la caoba en Belice. Recursos Naturales y Ambiente 44:68-75. Snook, L.K., V.A. Santos Jiménez, M. Carreón Mundo, C. Chan Rivas, F.J. May Ek, P. Mas Kantún, C. Hernández Hernández, A. Nolasco Morales & C. Escobar Ruiz (2003) Ordenación de bosques naturales para la explotación sostenible de la caoba (Swietenia macrophylla): experiencias en bosques comunales de México. Unasylva 214/215 (54) 68 – 73. …………. Otros ensayos están tratados dentro del texto, como Rodríguez & Escoto (1990), Rodríguez et al. (1992/4). En algunas de las investigaciones con siembra de semillas, se han evaluado la tasa de depredación de las semillas (p.ej. Negreros Snook & Mize 2003), o las

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tasas de viabilidad de las semillas usadas (p.ej. en Negreros & Hall 1996). Sin embargo, en la mayoría, se desconoce las causas de las diferentes tasas de germinación y supervivencia, dado que no se puede distinguir entre los efectos de la germinabilidad de las semillas, la intensidad de depredación, y los factores ambientales (luz, agua, suelos, temperatura etc.) Tres ensayos mostraban cero germinación en el campo, presumiblemente por usar semillas con baja viabilidad.

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La Gestión de las Selvas con Caoba, Swietenia macrophylla,

de la Península de Yucatán, México. La Gestión de las Selvas con Caoba en el CBM-M Esta sección trata del manejo y gestión forestal comunitaria, incluyendo sistemas de la toma de decisión y la selección de objetivos de manejo. Es más breve que los Informes 1 y 2, por dos razones sencillas: Primero, el estudio de la ecología y regeneración tuvo como justificación la falta de información disponible en la región, y la falta de acceso a las publicaciones e informes; y tuvo como objetivo proporcionar un resumen extenso de la información, y una interpretación de sus implicaciones para el manejo. Segundo, el manejo y la gestión forestal en esta región tienen características muy particulares, las cuales han sido descritas con claridad invaluable por analistas como Galletti, Bray y otros. Experiencias de otras regiones tienen menos aplicación. Así que no es tan necesario reproducir la información ya conocida, y no puedo mejorar sus análisis, pero sí puedo resaltar las principales conclusiones de importancia para el proyecto CBM-M. Contenidos: 1 La organización de la explotación forestal: reseña histórica. 2 El papel del estado 2.1 Obligaciones legales. El estatus legal de las selvas. CITES. NOM 059. 2.2 Procedimientos administrativos, Trámites. 3 El modelo del manejo ejidal. Certificación. Fortalezas y debilidades. El papel de los ejidos en la conservación y la deforestación. 4 Conclusiones y recomendaciones. El panorama regional. El panorama ejidal.

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1 LA ORGANIZACIÓN DE LA EXPLOTACIÓN FORESTAL: RESEÑA HISTÓRICA. La explotación comercial de estas selvas empezó en los 1540s o 50s, después de la fundación de la ciudad de Campeche, con la exportación del palo de tinte (Haematoxylum campechianum), usado para las industrias de lana, principalmente en España e Inglaterra. Su extracción y exportación duró varios siglos, y tuvo un papel importante en el desarrollo económico de Campeche. El interés de los ingleses en la madera empezó con la piratería del palo de tinte desde los 1550s, usando la Isla del Carmen como un base a partir de 1558. El bucanero escocés Capt. Peter Wallace estableció el primer asentamiento británico en la boca del Río Belice (Wallace Belice) en 1638, seguido en los años 1650s por varios campamentos para la extracción del palo de tinte en esta localidad y en Campeche. En 1670, un tratado entre Inglaterra y España reconoció el derecho de los campamentos ingleses para la extracción del palo de tinte en Campeche y Quintana Roo. A partir de c.1683, los ingleses fueron sacando palo de tinte, cerca del Río Hondo, por la Bahía de Chetumal. El aprovechamiento de la caoba empezó unos años después, cerca de 1720 o antes, con extracción fluvial por el Río Belice, el Río Hondo y otros ríos, todo pasando por Belice. Esta dinámica continuó por varios años, con un mercado fuerte de palo de tinte, y creciente para la caoba, y con varios enfrentamientos y tensiones entre ingleses, españoles y mayas. En 1763, el Tratado de París reconoció los derechos de los colonos ingleses de cortar palo de tinte en Belice, sin definir límites. Dos años después, el Almirante Burnaby desarrolló un reglamento (Burnaby´s Code) para definir los límites de las diferentes áreas de extracción, uno de los primeros intentos de ordenamiento territorial forestal en el trópico americano. En 1783, el Tratado de Versailles reconoció los derechos de usufructo de los ingleses para el aprovechamiento de palo de tinte entre los ríos Hondo y Belice. Este acuerdo fue aumentado por la Convención de Londres en 1786, incluyendo la caoba, hasta el Río Sibun. En 1787, se definían los límites de áreas de extracción de la caoba. El aprovechamiento de la caoba se extendió al sur hasta el Río Sarstoon (la frontera actual con Guatemala) por 1800. Con la Guerra de Castas, a partir de 1847, (o probablemente antes) los ingleses extendieron su aprovechamiento de la caoba por el sur de Quintana Roo, siempre con su extracción hacia Belice por el Río Hondo y la laguna de Bacalar. El aprovechamiento comercial de la caoba se extendió en el Petén durante estos años, aparentemente a partir de 1820, y con más fuerza a partir de los 1860s y 70s. En los mediados del siglo 19, el aprovechamiento de la caoba y cedro fue importante en el norte de la Península de Yucatán, con la extensión de las grandes haciendas. Durante el Porfiriato, por la primera vez el gobierno mexicano

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empezó a reglamentar la explotación y extracción de la caoba y cedro por medio de concesiones. En los 1870s, se iniciaron las grandes concesiones extranjeras en el norte de la Península de Yucatán: El Cuyo y Anexos, y la Compañía Agrícola. En los 1880s, compañías de los EEUU obtuvieron grandes concesiones madereras en Tabasco, y la Compañía Martínez en el NE de la Península. En los 1890s, se inició la Compañía Explotadora Mexicana, y las concesiones de J.E. Plumier, Mengel & Co. y Stanford Manufacturing Co. para extraer madera en el sur de Quintana Roo. Todos sacaron su madera por Belice. Al fin de los 1890s, ocho compañías de los EEUU tuvieron concesiones en Campeche, con 1 300 000 ha. La guerra civil en México no tuvo gran impacto sobre la explotación forestal en la región, hasta que todas las concesiones de madera y chicle para compañías extranjeras fueron canceladas por el gobierno de Carranza en 1917. En 1918, nuevas concesiones fueron otorgadas, principalmente a negocios prestanombres de compañías de los EEUU, como Explotadora de Caobas y Chicle, Mahogany Company, y Chicago Wrigley’s Co. con representación en Belice. Estas nuevas concesiones fueron anuladas en 1924. Nuevas concesiones, más pequeñas, fueron otorgadas a empresarios de la región. Esta situación puso fin a la época de las grandes concesiones extranjeras. Entre 1935 y 1940, los primeros ejidos forestales fueron establecidos en la región, con 420 ha por ejidatario, en base a la producción de chicle. Estos ejidos han sido comparados a las Reservas Extrativístas establecidas en Brasil 50 años después, donde los campesinos pudieron vivir de la producción del caucho. Sin embargo, hubo una gran diferencia: las Reservas Extrativístas tuvieron el propósito explicito de prohibir tanto la extracción maderera como la ganadería. En los ejidos de Quintana Roo, el gobierno autorizó las actividades de contratistas, para la corta, y algo de aserrío, de las maderas preciosas, y sus ventas a compañías extranjeras como la Freiburg Mahogany Co. En los terrenos ejidales, “si bien formalmente el bosque era un bien comunal, de hecho la tierra pertenecía a los campesinos pero el bosque no” (SPFEQR 1988). En los 1940s, la política cambió de nuevo, promoviendo grandes concesiones madereras, las UIEFs, para negocios nacionales en terrenos nacionales y ejidales: por ejemplo: 1947: La Compañía Impulsora Forestal Peninsular, ubicada en Zoh Laguna, Campeche, abasteciendo a las empresas Maderera del Trópico S.A. (Colonia Yucatán) y Caobas Mexicanas (Zoh Laguna). 1949: una concesión a favor de las empresas Maderera del Trópico S.A., Madereras de Yucatán S.A., Madereras Laminadas S.A., en el norte de la Península de Yucatán. Estas empresas consumieron grandes cantidades de cedro

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de esta región, y grandes cantidades de caoba del sur de Campeche, proveídas por su filial, la Compañía Impulsora Forestal Peninsular. 1952: una concesión para Maderas Campechanas, en dos áreas en los Municipios de Hopelchén y Champotón, incluyendo áreas antes asignadas a Impulsora Forestal Peninsular, establecidas para surtir la Compañía Industrial Maderera de Campeche y Colonia Yucatán, cerca de Tizimin. 1954: Maderas Industrializadas de Quintana Roo, MIQRO. Los derechos fueron otorgados inicialmente por Decreto Presidencial en una superficie de 462 894 ha, y luego como concesión en 1957, con dos lotes, N & S, con un total de 550 000 ha, incluyendo 6 ejidos forestales y grandes áreas de terrenos nacionales. Estas concesiones incluyeron, por la primera vez, actividades industriales importantes, y la construcción de una amplia red de caminos. En las áreas afuera de las concesiones, los contratistas madereros siguieron trabajando, con Permisos Forestales del Servicio Forestal. La concesión de MIQRO tuvo un Programa de Ordenación (Medina 1956, Medina et al. 1968). El aprovechamiento de MIQRO fue ordenado con áreas anuales de corta en cada uno de los grandes ejidos existentes en su concesión, así que los ejidatarios ganaron bastante experiencia con las actividades de este aprovechamiento ordenado. Este fue el primer programa de manejo forestal de gran escala en América tropical, aunque existieron otros anteriores para bosques tropicales más pequeños, como en Trinidad & Tobago en los 1920s (Dawkins & Philip 1998) y un poco más tarde en Puerto Rico y Belice. La concesión de MIQRO terminó en 1983. Durante sus 29 años, los terrenos nacionales fueron otorgados casi en su totalidad a ejidos y propietarios con fines agrícolas, y el número de ejidos dentro de la concesión aumentó desde 6 en 1954 hasta 62 en 1983. Por supuesto, el Proyecto de Ordenación perdió todo sentido. En 1983, la política cambió radicalmente con el Plan Piloto Forestal y luego el Plan Estatal Forestal de Quintana Roo, con aplicaciones similares en Campeche. Los Permisos de Aprovechamiento eran otorgados, y siguen otorgándose, directamente a los dueños ejidales y particulares. Un elemento importante de esta etapa fue la definición de las Áreas Forestales Permanentes (AFP) en los ejidos participantes. Muchos de ellos se formaron en asociaciones, compraron maquinaría, organizaron su propia extracción, y en algunos casos establecieron aserraderos. Sin embargo, las actividades de contratistas en la corta, extracción y compra de madera continúan de manera importante. Este proceso sigue vigente, con mucha variación entre ejidos. Las diferentes etapas, y sus implicaciones para el desarrollo social, económico, ambiental y para la infraestructura de la región, han sido ampliamente analizadas por Galletti (1993/4, 1999), Bocanegra (2004) y Argüelles et al. (2003).

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2 EL PAPEL DEL ESTADO 2.1 Obligaciones legales: Las implicaciones de las Leyes, Reglamentos y NOMs en las practicas de silvicultura y manejo forestal. Esta sección presenta una breve descripción de la reglamentación y algunos de los impactos directos de la reglamentación nacional. El gobierno federal, específicamente la SEMARNAT y PROFEPA, tiene las siguientes responsabilidades (entre muchos otros) (LDGFS Arts. 12, 16): Las Normas Oficiales Mexicanas (NOMs); Promoción de buenas prácticas, métodos y tecnologías; Inspección y vigilancia; Sanciones a las infracciones; Autorizaciones y permisos para aprovechamientos y manejo. El papel de los estados y municipios en los asuntos forestales es principalmente de apoyo, asesoría, participación y capacitación (LGDFS Arts. 13-15). El manejo y la autorización están basadas en un Programa de Manejo Forestal (PdMF) con características descritas en el Reglamento LGDFS Art. 37, incluyendo un Manifiesto de Impacto Ambiental en el caso de selvas tropicales (Art. 75), y otro en el caso de bosques que contienen especies de flora y fauna incluidas en la NOM-059, junto con otra documentación (Art. 74). Las autorizaciones otorgados por la SEMARNAT tienen una vigencia igual a un ciclo de corta (LGDFS Art. 60). Antes de otorgar la autorización, la SEMARNAT deberá solicitar las opiniones y observaciones técnicas del Consejo Estatal (Art. 59, 75). La SEMARNAT podrá agregar condiciones, medidas adicionales, restricciones y requisitos al PdMF (Art. 82), para asegurar su cumplimiento con las obligaciones legales. La SEMARNAT puede autorizar modificaciones en el plan de corta y en el PdMF, por razones económicas, meteorológicas o sanitarias (LGDFS Art 71, Reglamento Arts. 24-25). Una solicitud para modificaciones sigue los mismos procedimientos que una solicitud nueva, incluyendo un nuevo PdMF modificado (LGDFS Art.81). El dueño del predio o el gerente deben presentar un informe detallado, anualmente o con la periodicidad indicada en la Autorización (LGDFS Art. 61.IX, Regl. Art. 27). Los dueños, y las prácticas de manejo tienen que cumplir con un gran número adicional de leyes, reglamentos y normas, bien conocidos por las autoridades, pero no tanto por los ejidatarios, incluyendo: NOM 059 Protección ambiental, especies en riesgo. NOM 060 y 061 Mitigación de los efectos adversos de aprovechamiento forestal.

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El estatus legal de las Selvas. El Reglamento Cap. 3 requiere una Zonificación Forestal, con varias categorías. La mayoría de las selvas de esta región caben en la categoría de Zonas de Producción, como Terrenos Forestales de Productividad Alta o Media. Así que la SEMARNAT puede otorgar autorizaciones para aprovechamiento forestal en ellas (LGDFS Art. 73). Las Selvas Altas Perennifolias son una de las 7 formas de vegetación en la categoría de “Zonas de Conservación y Aprovechamiento Restringido o Prohibido”. Sin embargo, ni el Reglamento ni las Normas definen cuales aprovechamientos puedan ser permitidos o prohibidos en esta categoría. El Reglamento define la clasificación y cuantificación de las áreas abarcadas por PdMFs y por Autorizaciones para el Aprovechamiento (Regl. Arts. 28.1 y 37.1.d), tomando en cuenta las Áreas de Conservación y Aprovechamiento Restringido, con solo 6 formas, sin incluir las Selvas Altas Perennifolias. Así que la situación legal de los aprovechamientos en las Selvas Altas Perennifolias no queda muy clara. Este no es un gran impedimento en el Corredor Biológico, dado que la gran mayoría del manejo forestal comunitario se ejerce en la Selva Alta o Mediana Subperennifolia. CITES: El Convenio CITES impone ciertas obligaciones en los trámites para la exportación e importación de la caoba. Cada carga de madera debe acompañarse por documentación oficial, firmado por uno de los funcionarios designados de la SEMARNAT (Ciudad de México), avalando que la madera cumple con las reglas de ordenación sostenible del país de origen, y un dictamen sobre extracciones no perjudiciales del medio silvestre basado en datos científicos. Aunque esta suena intimidante, la documentación afirma sencillamente que la madera viene de una procedencia legal, y que el aprovechamiento ha sido autorizado por la SEMARNAT, en base a los procedimientos normales. Así que toda caoba que viene de los bosques ejidales, hasta los volúmenes anuales aprobados en el PdMF, cumple con los requisitos del CITES, y es elegible para la exportación. Existe una percepción que el CITES ha impuesto un paquete de nuevos requisitos para el manejo o prácticas silvícolas de la caoba, pero no es así. Toda caoba que cumple con la autorización de la SEMARNAT cumple también con los requisitos técnicos del CITES. El cumplir con la tramitología para obtener la documentación es otra cosa. (Información proporcionada en CONABIO y en la Dirección General de Vida Silvestre, SEMARNAT, Sept. 2006; CITES 2006). En resumen, la reglamentación es exigente, onerosa y específica en términos de los estudios, documentación y tramitología asociados con el manejo y silvicultura; es flexible y general en términos de las prácticas y técnicas permitidas o exigidas; y es abierta en términos de los poderes de discreción, juicio y criterios de las autoridades para condicionar las autorizaciones de aprovechamiento. Casi no hay criterios, normas operativas ni guías para las actividades silvícolas o de aprovechamiento, así que cada prestador de servicios establece sus propios

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criterios. La falta de guías y manuales de buenas prácticas es un impedimento fuerte para los dueños y gerentes de bosques. Argüelles (1999) explica algunos de los requisitos de las leyes y reglamentos, y comenta: “En esta mezcla de requisitos, se aprecian ya las tres líneas de política vigentes. Como antaño, la política agraria tiene que ver con el derecho de uso y la política forestal revisa aspectos técnicos de manejo, protección y fomento; adicionalmente se incorpora la política ambiental cuyo ámbito es identificar los impactos adversos y promover medidas preventivas y correctivas”. Aunque las múltiples obligaciones legales son pesadas, también son una necesidad para proteger los recursos naturales, el medio ambiente y los intereses del pueblo Mexicano. Evidentemente, deben acompañarse con los apoyos necesarios. Los dueños de los bosques no deben cargar todo la responsabilidad y los gastos para un recurso de importancia nacional. No es viable, ni sustentable. 2.2 Procedimientos administrativos: Aquí se puede señalar otros requisitos que afectan el manejo: los requisitos administrativos o “burocráticos”, definiendo la presentación y aprobación de la documentación requerida, y los requisitos discrecionales de las autoridades, funcionarios y comités con amplios poderes de decisión. Los dueños quienes pretenden aprovechar sus recursos forestales tienen que tramitar los siguientes procedimientos (en breve resumen): 1 El Programa de Manejo Forestal (PdMF), preparado por un Prestador de Servicios Técnicos Forestales (PSTF) acreditado por la SEMARNAT. El PdMF debe estar acompañado por una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), en el caso de aprovechamientos en Selvas, o cuando el aprovechamiento pudiera afectar especies incluidas en la NOM059. Se presentan estos documentos, junto con otros, a la delegación estatal de la SEMARNAT, con los pagos indicados. 2 La SEMARNAT hace una evaluación técnica de la documentación, solicitando las opiniones del Consejo Estatal Forestal, y a veces de la SEMARNAT en la Ciudad de México, para verificar del cumplimiento con las leyes, reglamentos y normas relevantes. La SEMARNAT redacta un documento autorizando la ejecución del PdMF, indicando los volúmenes anuales permitidos para cada especie, con los cambios y condicionantes agregados por la SEMARNAT. 3 Al final de cada año, el dueño y/o el PSTF presenta a la SEMARNAT un informe anual de la ejecución del PdMF. 4 Al inicio de cada año, el dueño presenta un oficio a la SEMARNAT reportando el inicio de actividades, solicitando la Documentación Forestal de Transporte para las especies, volúmenes y características (en rollo, cuadrado, etc.) especificados en el PdMF. En el caso que los volúmenes y características de la madera disponible en el área de corta no correspondan con los datos

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autorizados en el PdMF, el dueño tiene que solicitar autorización para una modificación del PdMF, para luego recibir la Documentación de Transporte. Los trámites, y las múltiples limitaciones en la flexibilidad y discreción del dueño o gerente, y los poderes de decisión y escrutinio de la SEMARNAT, son medidas consideradas necesarias a nivel de escritorio para evitar la sobre-explotación y degradación del recurso forestal, mientras que las autoridades federales no cuentan con los recursos necesarios para monitorear y seguir las actividades en el campo, y no tienen plena confianza en los dueños y gerentes. Sin embargo, son también un estorbo para la eficiencia económica y administrativa de las empresas e iniciativas forestales comunitarias. Todavía no se puede permitir un relajamiento y simplificación de las reglas para un PdMF, o la introducción de una lista de control (checklist) para las solicitudes de autorizaciones, informes anuales y otros trámites, mientras que las capacidades institucionales y gerenciales de los ejidos siguen débiles (com. pers. en la SEMARNAT). Sin embargo, no se puede confiar en la sustentabilidad del manejo forestal mientras que no hay confianza en la competencia de los dueños. Así que debe ser prioritario fortalecer las habilidades administrativas y técnicas de los ejidos y de las asociaciones civiles para implementar la gestión, tanto como la capacidad de la SEMARNAT para apoyar y monitorear el manejo. 3 EL MODELO DE MANEJO EJIDAL La estructura de decisión ejidal se basa en la asamblea general. El órgano de conducción es un comisariado ejidal (presidente, secretario y tesorero) y el órgano de auditoria es un consejo de vigilancia (con la misma composición). Ambos órganos son elegidos por la asamblea general. El comisariado es un órgano con funciones muy amplias y composición muy restringida, que ve por todos los problemas comunales y donde la capacidad de ejecución se concentra en una sola persona. El consejo de vigilancia no es una estructura de control interno eficiente. Esta estructura resulta suficiente en ejidos con una actividad económica básicamente de subsistencia, con una escasa diferenciación de trabajo y que no requiere de un órgano administrativo específico. También funciona en los ejidos que venden su madera a pie, donde el presidente del comisariado se encarga de la comercialización. La organización ejidal se revela insuficiente cuando enfrenta nuevas exigencias de gestión, como en la gestión de una empresa de manejo forestal y aprovechamientos de productos maderables con una escala significante. En las actividades forestales, la persona encargada de los trabajos especializados, o para supervisar los trabajos del comprador de la madera, es conocido como el jefe de monte, elegido anualmente por el ejido. El personal no especializado es cambiado con más frecuencia. Esta situación no permite una especialización en el

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trabajo, ni una estructura administrativa estable. El personal es reemplazado a pesar que desempeñe su puesto eficientemente sólo porque es tradición reemplazar al mismo anualmente o cada tres años. Sin embargo, está funcionando adecuadamente en los ejidos con pocos recursos, donde venden sus árboles en pie. En la organización ejidal, falta un órgano con funciones de consejo de administración, capaz de concentrar, conservar y fortalecer la capacidad e iniciativa local, al cual la asamblea ejidal delegue la toma de decisiones empresariales y la selección del personal directivo, y falta una estructura de ejecución que se encargue de la organización y control de la operación. Se ha comentado que el PPF concentró su atención principalmente en asuntos técnicos, y que la incorporación de los ejidos en el programa técnica del PPF no tuvo incidencia en sus sistemas de toma de decisiones. Los ejidos tuvieron que comprometerse con ciertas decisiones con respeto a sus recursos forestales, incluyendo la definición de Áreas Forestales Permanentes, y desarrollaron grandes capacidades en las actividades del monte, pero no hubo mucha atención en desarrollar sus capacidades gerenciales ni sus sistemas de administración y contabilidad. Se han hecho los mismos comentarios con respeto al manejo forestal comunitario en el Petén, donde el fortalecimiento institucional, la gerencia y la contabilidad no tuvieron suficiente énfasis desde el inicio (Patel 2005, Nittler & Tschinkel 2005). Esta situación tiene como consecuencia la mezcla de las funciones de gestión comunal con las funciones empresariales, una débil estructura administrativa que facilita la fuga de capital. El rápido aumento en las ganancias ejidales, y las dudas sobre su repartición, provocaron pugnas internas. Como respuesta ejidal a la falta de una administración forestal confiable, algunos de los ejidos más ricos (Caoba, Nuevo Becal, Petcacab, Tres Garantías, X-Hazil, Naranjal Poniente, y en menor grado Noh-Bec, entre otros) han dividido su volumen cortable anual entre los ejidatarios, formando diferentes grupos internos del ejido, sin abandonar los arreglos de su Programa de Manejo Forestal basado en su Área Forestal Permanente. Cada grupo establece sus propias normas de trabajo, y sus propias decisiones sobre el manejo de dinero y la venta de su madera. Algunos grupos han vendido su madera a contratistas con varios años de anticipación; otros, como en Noh-Bec, mandan su madera en rollo al aserradero ejidal, para luego vender las tablas. Esta división en Grupos de Trabajo ha logrado evitar conflictos mayores y mantener el aprovechamiento forestal. El hecho de dividir las operaciones de monte complica la planificación, ejecución y control de las operaciones, pero ha resultado compatible con los elementos básicos del buen manejo forestal, incluyendo su certificación. Se ha comentado que “la fragmentación de los ejidos forestales debe leerse coma la factura que se pagó por acelerar el proceso, instalando aserraderos antes de que los ejidos hubieron desarrollado capacidad gerencial y sistemas de administración y contabilidad (Argüelles et al. 2001).

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En un caso de estudio, se reportaron las “ventas individualizadas de producción, en algunos casos con los mismos compradores y a precios variables. En el peor de los casos, la vulnerabilidad de la división en grupos se ha traducido en la vente anticipada de la producción a compradores intermediarias. En uno de los ejidos tienen comprometida su madera hasta el año 2008” (Salazar, 2005). No todos los grupos han podido organizar un fondo para las inversiones comunes en construcción y mantenimiento de caminos, en silvicultura, y en mantenimiento y renovación de maquinaria de arrastre y transporte. Como consecuencia, se ha manifestado un deterioro de la maquinaria, y en algunos casos su venta a contratistas. El gobierno ha subsidiado tanto a los ejidos como a los grupos internos, pero sin establecer obligaciones para mejorar su contabilidad o administración empresarial. La fragmentación de las operaciones de aprovechamiento refleja una fragmentación interna del ejido. Un gran número de ejidos volvieron al arreglo rentista, vendiendo su madera en pie. Así, paulatinamente, durante los últimos 10 años, los ejidos han perdido el control de la extracción forestal, que está ahora de nuevo en manos de los madereros tradicionales, y, peor, parece que algunos ejidatarios han perdido el ánimo para el manejo forestal. La gran mayoría venden sus árboles en pie, o al pie del tocón, así recibiendo un precio mínimo. Algunos ejidos tienen su propio aserradero y/o equipo de extracción (no necesariamente en buen estado, ni funcionando bien): Álvaro Obregón en Campeche, y Caoba, Felipe Carrillo Puerto, Naranjal Poniente, Noh-Bec, Petcacab, Tres Garantías, X-Hazil y X-Maben en Quintana Roo. Certificación Los siguientes ejidos en Quintana Roo tienen certificados de buen manejo forestal de sus AFPs, reconocidos por el FSC: Caoba, Laguna Kaná, Naranjal Poniente, Noh-Bec, Petcacab, Tres Garantías y X-Hazil. Los siguientes ejidos están siendo evaluados para la certificación: Betania, Chacchoben, Chunhuas, Cuauhtemoc, Laguna Om, San Francisco Botes, X-Maben, X-Pichil, Hasta ahora, la demanda comercial para productos certificados ha sido mínima. Existe una percepción entre la mayoría de los involucrados que la certificación no está produciendo ventajas significantes. Sin embargo, la mayoría de los ejidos certificados han mantenido su certificación, y muchas otras están en la fila, por varias razones: las cuotas para las evaluaciones han sido subsidiadas por el gobierno estatal o federal, y el certificado facilita, a veces, la aprobación de solicitudes para financiamientos de la CONAFOR. Aun así, los ejidos encuentran costos importantes para las evaluaciones (por el tiempo invertido por los ejidatarios y sus asesores) y para cumplir con las condicionantes. Para que la certificación sirva para incentivar el buen manejo forestal, urgen dos líneas de acción:

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* Investigar la opción de Certificación en Grupos. Este arreglo puede facilitar certificados asignados a las Asociaciones Civiles de la Zona Sur y la Zona Maya, cubriendo un número determinado de sus miembros aprobados por los Certificadores. El costo anual del paquete de evaluaciones debe reducirse. * Promover la demanda para productos certificados en las principales empresas nacionales, y en las dependencias del gobierno. Tales campañas de promoción han tenido fuertes impactos en muchos países, cuando apoyadas por ONGs importantes como Greenpeace o WWF, y son mecanismos poderosos para incentivar el buen manejo forestal y para frenar la comercialización de madera ilegal. Fortalezas y debilidades: La fuerza de la propiedad ejidal reside en su fuerte sentido de un compromiso de largo tiempo. Uno no debe exagerarla, pero hay que reconocer que constituye una fortaleza que rara vez se encuentra en México en las tierras nacionales, con su historia de privatización, repartición y desatención, rehenes de los cambios políticos sexenales; tan poco no se encuentra siempre en propiedades privadas, tratadas más como sitios para explotar y re-vender; ni en las concesiones madereras típicas de otros países tropicales. Una evidencia de esta fortaleza es la baja tasa de degradación de las AFPs asignadas por los ejidos. Hasta los arreglos de grupos de trabajo muestran una habilidad de encontrar una distribución justa y aceptable de recursos e ingresos, en situaciones donde el sistema tradicional ejidal no tenía la capacidad administrativa de asegurar la transparencia y equidad. Las debilidades del sistema ejidal son también ampliamente reconocidas, incluyendo elementos de su manejo administrativo y financiero. No están acostumbrados ni obligados de tener los arreglos de contabilidad y gerencia de otras entidades legales. Notoriamente, hay poco interés por parte de las autoridades federales, estatales y municipales en apoyar la organización social de las comunidades, o su desarrollo institucional. Así que la tenencia ejidal tiene ventajas únicas para proteger y conservar los bosques, y para promover su papel en el desarrollo de la región; y tiene limitaciones severas en sus capacidades institucionales, que hacen más difícil el perfeccionamiento de su manejo forestal. El papel de los ejidos en la conservación y la deforestación, hoy y en el adelante. Hace 100 años, la región del Corredor Biológico tuvo una cubierta forestal casi completa, una recuperación casi completa de los desmontes extensos del auge de la cultura Maya mil años antes. La población fue baja, con aldeas pequeñas

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distribuidas en el bosque, con campamentos de los madereros y chicleros, y con pueblos pequeños en Chetumal, Bacalar y Felipe Carrillo Puerto. El establecimiento de los primeros ejidos grandes en Campeche y Quintana Roo en los años 1930 no tuvo un impacto sobre el bosque en los primeros años. Los ejidos tuvieron dotaciones de 420 ha por ejidatario en Quintana Roo, con carácter comunal y la obligación de conservar los recursos forestales; y con dotaciones a veces mucho más en Campeche. En los 1960s y 70s, muchos más ejidos fueron establecidos, con dotaciones de apenas 20 ha por ejidatario, con carácter parcelario y fines agropecuarios. A partir de los mismos años, el gobierno federal estableció el Programa Nacional de Desmontes, seguido por numerosos apoyos financieros, facilitando la conversión de grandes áreas de los bosques ejidales. La mayor parte de la deforestación en esta región ha sido ejecutada por colonos y ejidatarios en búsqueda de una vivencia agro-pecuaria, apoyados por los gobiernos. Los ejidos forestales en el sur del estado aprendieron de MIQRO y de los contratistas madereros que, de un lado, fue posible obtener ganancias interesantes de los bosques ejidales. Del otro lado, estas ganancias no llegaron a los ejidos mismos, por lo tanto decidieron mejor remplazar los bosques con cualquier otro uso del suelo. El inicio del Plan Piloto Forestal en 1983 no fue la primera experiencia de los ejidos con la producción y gestión forestal. En este periodo, muchos ejidatarios tuvieron años de experiencia con la extracción de chicle y con las cooperativas chicleras, con el mercado para durmientes, y sobre todo con el trabajo de MIQRO. Sin embargo, el PPF marcó una nueva etapa, con el reconocimiento de los derechos y obligaciones de los ejidos, como los dueños de los bosques y los responsables para su manejo y aprovechamiento. La filosofía impulsora del PPF fue expresada claramente en los documentos (mayormente inéditos) de los primeros años, resumida por Galletti (1993): “si se busca la conservación del bosque a largo plazo, éste deberá representar una alternativa económicamente interesante para los dueños”. Y también: “El elemento motor de la participación social en el PPF fue la siguiente concepción: si el bosque no representa una alternativa económica interesante para el campesino, éste lo destruirá. Si, por el contrario, el bosque representa una fuente segura de ingresos, el campesino hará esfuerzos para conservarlo” (SPFEQR 1988) (cf. también Janka 1985). Esta posición sigue válida. Los ejidos saben como eliminar el bosque, y siguen eliminándolo. La tasa de deforestación en terrenos ejidales es relativamente baja, porque ahora hay pocos apoyos financieros, el uso agrícola es poco atractivo económicamente, y tienen compromisos para mantener sus AFPs. También, saben protegerlos contra robos, saben evitar los incendios y como controlarlos cuando suceden, y saben aprovecharlos para ventas comerciales (con diferentes niveles de eficiencia). El futuro de los bosques está es sus manos. Bray et al. (2005) y Nittler & Tschinkel (2005) han comentado sobre la tasa muy reducida de

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desmontes y incendios en los bosques comunitarios, en comparación as las áreas designadas para la conservación en la Selva Maya. Este futuro tiene cierta seguridad mientras que el bosque sigue proporcionando algunos ingresos y fuentes de empleo para los ejidos, mientras que no hay otras opciones más rentables al alcance de los ejidatarios, mientras que los gobiernos ya no apoyan tanto el cambio de uso de suelo (aunque si siguen apoyando los usos agropecuarios), y mientras que la tierra sigue de facto y de ley bajo el dominio ejidal. Estas condiciones no son garantizadas. Muchos ejidos están muy concientes de que sus bosques ya producen muy poco de valor comercial: cada vez menos demanda para chicle, menos existencias de maderas preciosas, y ya cero demanda para durmientes. Si no se desarrollan demandas para más maderas y otros productos forestales, y si los ejidos no desarrollan arreglos institucionales para aprovechar estas demandas, es bastante probable que el entusiasmo para el manejo forestal ejidal pueda desaparecer. Ya, uno de los problemas identificados en el sector es el desánimo. Cuando el manejo forestal pierda su fortaleza, se puede prever una secuencia de consecuencias, muchas de ellas muy negativas para los bosques y para el desarrollo rural. Se prevé una aceleración en el proceso de fraccionamiento de los terrenos ejidales, incluyendo los bosques, y del reconocimiento ejidal de los derechos de posesión y usufructo. Este proceso está en marcha en algunos ejidos, sin avanzar hasta su legalización, pero se prevé que los próximos pasos puedan incluir la compra-venta de derechos de posesión, y el fortalecimiento del concepto de propiedades privados de hecho. Este proceso de fraccionamiento y reconocimiento de derechos, en la ausencia de programas de manejo forestal, conlleva al fraccionamiento de la cobertura forestal, con diferentes posesionarios / dueños ensayando diferentes opciones para el uso de sus tierras. La importancia del sector forestal varía mucho entre ejidos, así que la velocidad del declive va a variar mucho en fortaleza y en tiempo. Sin embargo, se prevén otros impactos negativos asociados, por ejemplo: * Un declive de interés en proteger los bosques contra incendios y contra el tráfico de madera no-autorizada y robada. * Un declive en los ingresos de la madera, hasta que el manejo forestal resulte una actividad marginal excepto en los ejidos más grandes y ricos, causando un declive en la economía ejidal y familiar, y un declive en los servicios disponibles y una mayor migración a las ciudades. * Un aumento en la marginalización, y en actividades ilícitas asociadas. Existen opciones más alentadoras: que los bosques queden intactos, frente el declive en aprovechamiento maderero; que los ingresos del ecoturismo y de productos no-maderables (miel, chicle, pimienta gorda, hojas de palma, cacería, servicios ambientales…) rinden suficiente para cubrir los gastos de las autorizaciones, administración y protección; que la economía ejidal consiga suficientes apoyos para actividades productivas o redituables, sin necesidad de

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desmontar más de sus bosques. Hasta ahora, no hay mucha evidencia de este escenario a la vista. Las consecuencias para la conservación de la biodiversidad de un deterioro en la fortaleza del manejo forestal serán muy graves. Es críticamente importante hacer lo posible para mantener la viabilidad económica y social del manejo forestal ejidal. 4 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES El panorama regional: Los bosques ejidales y privados en Campeche y Quintana Roo, bajo regímenes de aprovechamiento maderero, tienen una superficie arriba de 1 millón de hectáreas. Es evidente que tienen una importancia enorme para la conservación de la biodiversidad en la región, con casi la totalidad de las especies terrestres de flora y fauna. Así que su integridad y conservación tienen que ser una alta prioridad para el Proyecto CBM-M. Además, el paisaje forestal es un factor importante de las atracciones turísticas de la región, un elemento con creciente importancia, en vista del deterioro del ambiente costero en muchas partes afectadas por construcciones, y el interés cada vez más grande en el turismo biológico. Por esta razón, el gobierno del Estado de Quintana Roo tiene el objetivo de mantener la cobertura forestal al nivel del paisaje, con menos énfasis en el desarrollo sustentable de la producción e industrialización forestal (com. pers. Ing. J M M Leguizamo, agosto 2006). Los bosques productivos de madera están distribuidos en una región con aprox. 400 000 habitantes, tanto en el campo como en los pueblos. Los productos de la selva, y las actividades de manejo y producción forestal, hacen una contribución importante para la viabilidad socio-económica de toda esta región, y para la estabilidad del sector rural. Cualquier deterioro en la contribución económica de los bosques iba a perjudicar la viabilidad de muchas comunidades rurales. El panorama ejidal. En el inicio del Plan Piloto Forestal en 1983, hubo una coyuntura de tres elementos positivos, abriendo paso a un experimento en manejo comunitario:

1. El gobierno federal (SARH) y el gobierno estatal coincidieron en reconocer una crisis en el sector forestal, y el fracaso del modelo de las concesiones, frente a la ola de desmontes.

2. La concesión de MIQRO terminó. 3. Se encontró una buena voluntad para promover el manejo comunitario por

parte de agencias internacionales, como GTZ, las Fundaciones Ford, Rockefeller y MacArthur, y después el DFID.

Este escenario ya no existe, y el sector está en riesgo de estancamiento.

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La filosofía impulsora del PPF fue expresada así: “Si se busca la conservación del bosque a largo plazo, éste deberá representar una alternativa económicamente interesante para los dueños”. Esta posición sigue válida. El destino de los bosques, su integridad y protección, siguen en las manos de los ejidos. Por 20 años, los ejidos han logrado frenar la deforestación y la tala ilegal en sus AFP, e introducir un manejo básico. La sustentabilidad de los sistemas de manejo está ahora en duda, en vista del declive en los volúmenes de las maderas preciosas, las demandas y precios muy limitados para la mayoría de las demás especies, y la falta de apoyos para el desarrollo silvicultural, gerencial y comercial del sector. Se recomienda que el CBM-M de una mayor prioridad a los estudios e inversiones que puedan apoyar todo el sector del manejo sustentable del los bosques, como complemento a los apoyos eventuales de la CONAFOR para ejidos individuales. En conjunto, el futuro de los bosques de la región depende de la capacidad y voluntad de los ejidos de mantener sus sistemas de manejo. El peligro principal ahora no es solo la falta de buenas capacidades empresariales en los ejidos, ni la caída en los volúmenes disponibles de la caoba. Más bien es la imposibilidad de instalar un sistema de manejo sustentable, en todos sentidos, frente a grandes necesidades de ingresos, y un peso significante de administración, cuando la demanda para productos forestales es tan limitada en términos de especies, calidades y precios. Los rendimientos de la fuerza de trabajo, y los beneficios socio-económicos de los bosques, puedan aumentarse con diferentes medidas ya identificadas: * mejorar la silvicultura, aprovechamiento y extracción, * aumentar la diversificación, rendimiento, control de calidad, fabricación y comercialización de especies y productos, * fortalecer la administración y gerencia del sector, incluyendo la contabilidad y transparencia. Los ejidos y grupos de trabajo con más éxito han logrado mantener y aumentar su equipo de maquinaría, asignar un presupuesto anual para el mantenimiento y construcción de caminos, y hacer una distribución de ingresos considerada justa y transparente. En muchos casos, han formado una Sociedad de Producción Rural (SPR). Se encuentran ejemplos con un buen grado de éxito en Noh-Bec (ejidal), en Petcacab (grupos de trabajo), y en Fidechicle, la Unión de Productores de Chicle Natural SPR de RL (regional). Las SPR tienen ventajas que ayudan en superar algunos de los problemas del manejo ejidal, y al mismo tiempo abrir el camino hacia el fortalecimiento institucional, contabilidad profesional y líneas de crédito.

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El proyecto CBMM tiene la única oportunidad y responsabilidad para organizar su programa para fomentar el desarrollo del sector como tal. No es tan necesario planear el donde, porque las Áreas Forestales Permanentes han sido designadas; ni el quién, porque los principales actores están identificados y experimentados. Tan poco es necesario distribuir pequeños paquetes de apoyo financiero para cubrir los gastos rutinarios de la administración forestal (PdMFs, MIAs, inventarios, evaluaciones anuales, etc.) porque la CONAFOR y el gobierno del estado se preocupan con estos. Más bien, el CBMM debe concentrarse en las actividades y estudios que puedan fortalecer el desarrollo de todo el sector y el manejo forestal de todos los ejidos.

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Recomendaciones para el Manejo de las Selvas de la Península de Yucatán,

con énfasis en la silvicultura de la caoba.

Contenido:

1 Resumen de las conclusiones presentadas en los Informes 1–3 2 Síntesis de recomendaciones 3 Texto para cuatro folletos (borradores)

1 Resumen de las conclusiones. El panorama regional: Los bosques ejidales y privados en Campeche y Quintana Roo, bajo regímenes de aprovechamiento maderero, tienen una superficie arriba de 1 millón de hectáreas. Están distribuidos entre por lo menos 120 ejidos y más que 40 propiedades privadas en Quintana Roo, y 80 ejidos y 57 propiedades pequeñas en Campeche. Tienen una gran importancia para la conservación de la biodiversidad en la región, y una alta prioridad para el CBM-M. Estos bosques están distribuidos en una región con aproximadamente 400 000 habitantes, tanto en el campo como en los pueblos. Los productos de la selva, y las actividades de manejo y producción forestal, hacen una contribución importante para la viabilidad socio-económica de toda esta región y para la estabilidad del sector rural. Cualquier deterioro en la contribución económica de los bosques iba a perjudicar la viabilidad de muchas comunidades rurales. Por más de cien años, la caoba ha sido el producto forestal más importante, junto con aportes valiosos del palo de tinte, chicle y otros productos. El manejo de las selvas ha mostrado una evolución desde concesiones otorgadas a extranjeros, luego a empresarios nacionales y después a grandes para-estatales como la MIQRO con un Plan de Ordenación pionero. Desde 1983, el manejo forestal ha estado a cargo de los dueños, principalmente ejidos, aprovechando más especies y avanzando hacia la sustentabilidad. Ahora, el futuro de los bosques depende en seguir mejorando el manejo, con bases firmes de conocimientos sobre la regeneración y crecimiento de las especies principales, y con un fortalecimiento de las técnicas y sistemas de ordenamiento y gestión forestal. La caoba sigue teniendo un papel clave en el manejo. La regeneración de la caoba: La caoba de la península de Yucatán es reconocida como una sola especie, Swietenia macrophylla King, pero tiene bastante variabilidad genética y ecológica. También probablemente tiene algunas diferencias de la caoba de otras partes de América, y ciertas características en

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común con las otras dos especies de Swietenia, y con sus parientes africanos cercanos, Khaya y Entandrophragma. Los resultados y conclusiones de diferentes partes de su rango natural pueden servir como indicios de su posible comportamiento ecológico en esta región, y como pistas a seguir en estudios e investigaciones, aún cuando se refieren a otras especies o géneros de la tribu Swietenieae. La caoba es un componente característico de la selva alta y mediana subperennifolia, abarcando anteriormente la mayor parte de Campeche y Quintana Roo, y todavía presente hasta 21º 30’N (ejido de Kantunilkin). Los inventarios con muestras grandes típicamente tienen una distribución regular o normal de diámetros en forma exponencial negativa, una curva J-inversa, con muchos más árboles pequeños que grandes. Inventarios con muestras pequeñas suelen mostrar mucha variabilidad en su distribución. La producción de frutos y semillas varia entre años y entre árboles. La producción puede empezar en árboles de 25-30 cm dap cuando su copa recibe plena luz solar o alcanza el dosel. La producción aumenta con el diámetro del árbol, y con el volumen y condición de la copa. En un bosque con abundantes árboles grandes, típicamente hay una abundante producción de semillas. La gran mayoría de las semillas caen muy cerca de los árboles padres, mientras que una pequeña proporción es distribuida más lejos, por ráfagas de vientos fuertes, por animales y a veces por agua. Las semillas de la caoba típicamente tienen una alta tasa de viabilidad durante sus primeros meses. Empiezan a germinar rápidamente, con el inicio de las lluvias durante mayo-junio. La gran mayoría de las semillas y las plántulas recién germinadas mueren durante su primer año. La tasa de supervivencia es reducida por la hojarasca, la sequía y por una gran variedad de depredadores. La importancia de estos factores puede variar mucho año con año. La abundancia o escasez de la regeneración joven está determinado por estos factores, en diferentes combinaciones, y por las variaciones en la producción y dispersión de semillas. La germinación y establecimiento de las plántulas, durante las primeras semanas, puede desarrollarse bajo los niveles típicos de sombra en el bosque natural, o en lugares más abiertos; así que la caoba no es un colonizador típico. Situaciones muy abiertas pueden perjudicar el crecimiento inicial cuando la carga de radiación y calor es muy alta, sobre todo cuando las plántulas no tienen suficiente agua para evitar el calentamiento de sus hojas. Las plántulas pueden alcanzar una cierta altura (probablemente de 15-25 cm) utilizando las reservas de nutrientes de las semillas, aún bajo la sombra forestal densa. Una vez que estas reservas estén agotadas, las plántulas están en riesgo de morirse cuando siguen bajo esa sombra densa. El nivel mínimo de radiación necesario para la supervivencia puede variar entre diferentes regiones, dependiendo del clima y régimen solar, pero es probablemente alrededor de 10% de la luz total exterior.

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Donde las plántulas se encuentren en sitios con más luz, o con manchas solares ocasionales, pueden seguir vivos, creciendo lentamente, o manteniéndose estancadas, por muchos años, hasta que reciben más luz (y crecen más rápido) o menos luz (y mueren suprimidos). Donde el dosel es menos denso, y en aperturas, las plántulas y árboles jóvenes crecen más rápido, según la disponibilidad de agua y la fertilidad del suelo. Una vez bien establecidos, con más luz mejor crecen los árboles jóvenes. La mínima cantidad de luz necesaria para que un árbol joven pueda seguir creciendo bien puede ser alrededor de 25-30% de la luz solar total afuera del bosque. Posiblemente, los árboles jóvenes puedan alcanzar el dosel y su madurez por una secuencia de períodos de aperturas y crecimientos, y no necesariamente por una sola apertura del dosel muy fuerte. En áreas de cultivos abandonados, las condiciones son ideales para la regeneración de la caoba (siempre y cuando lleguen sus semillas): la vegetación incluye muchas hierbas anuales y de corta vida, junto con arbustos y árboles colonizadores, dando una sombra no muy densa con pocas plantas perennifolias en el dosel. Así que es posible que muchos rodales ricos en caoba tengan su origen en cultivos abandonados. Los incendios forestales tienen diferentes orígenes, intensidades e impactos. Todos suelen afectar el sotobosque, la regeneración y hojarasca. Los incendios fuertes causan altas tasas de mortalidad en los árboles y la fauna. Parece que la flora y fauna forestal se recupera en pocos años, adaptándose a estos disturbios. Las áreas afectadas o perturbadas pueden formar sitios favorables para la regeneración de la caoba, siempre y cuando las semillas lleguen a tiempo, y el sitio no sea ocupado por una vegetación colonizadora demasiado densa. Los huracanes y otros vientos fuertes causan impactos de todos niveles, desde quebrar algunas ramas hasta desfoliar y tumbar la mayoría de los árboles, siempre abriendo el dosel del bosque. A diferencia de los cultivos e incendios, no necesariamente dañan las plántulas y arbolitos existentes, ni matan todos los árboles maduros de la caoba. Así que la apertura parcial o completa del dosel favorece los arbolitos existentes, y abre espacio para nueva regeneración. Las semillas de la caoba bien pueden aprovechar de las condiciones criadas por los disturbios más fuertes. Hay indicaciones que la presencia e impacto de mamíferos depredadores es menor en claros grandes y en bosques afectados por disturbios catastróficos, así dando oportunidad a la regeneración. Sin embargo, la caoba puede desarrollarse hasta árboles maduros sin tanto disturbio, aprovechando los cambios en la estructura del bosque y aperturas en su dosel, causados por la caída de árboles y ramas. En estas selvas subperennifolias, las plántulas y arbolitos del sotobosque reciben un aumento de luz cada temporada seca, con la apertura del dosel. La regeneración en manchones y mosaicos (“patch regeneration” en inglés), promovida por pequeños disturbios y la

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mortalidad natural, puede complementar la regeneración que se establece como resultado de los disturbios más grandes. Parece que la caoba puede mantenerse, con densidades típicamente bajas, en bosque natural, siempre y cuando existan suficientes árboles semilleros en el rodal, sin la necesidad de intervenciones o tratamientos silvícolas fuertes. Control de aprovechamiento: En los ejidos avanzando con la calidad y sustentabilidad de su ordenación forestal, se recomienda cambiar el método para calcular los volúmenes autorizados. En vez de basarse en los volúmenes existentes de árboles en pie, el cálculo de los futuros aprovechamientos debe ser regido por las tasas de incremento volumétrico de los principales grupos de especies (caoba, duras, blandas y otros), indicadas por modelos de crecimiento y rendimiento. Se recomienda que el aprovechamiento de la caoba siga respetando los mismos diámetros mínimos como guía, pero no como regla absoluta, dando flexibilidad para tomar en cuenta el estatus, vigor, calidad y competitividad de los árboles individuales. Para las demás especies, los diámetros mínimos de aprovechamiento deben revisarse y aplicarse con flexibilidad según la abundancia y facilidad de la regeneración natural, y según los mercados para diferentes tamaños y calidades. En los ejidos todavía con recursos limitados para mejorar su manejo, se recomienda mantener el sistema básico de ordenación, mientras que se siga intentando mejorar su sistema de manejo y aumentar el mercado para más especies y calidades. Para ejidos y propiedades con superficies forestales pequeñas, se recomienda desarrollar más experiencias y prácticas para sistemas uniformes, siguiendo los esfuerzos iniciados en el Prado Central. Urge una revisión de los sistemas de inventario, para mejorar su eficiencia estadística y económica, y adaptarlos a las múltiples necesidades de manejo. Se recomienda un sistema de inventarios basado en diámetros (no en alturas de fuste limpio), y la elaboración de nuevas tablas de volumen para las principales especies. También urge promover sistemas de extracción más eficiente, con inversiones en tractores y maquinaría adecuados. Se debe promover el uso de tractores agrícolas adaptados y construir carriles de arrime y caminos secundarios con una distribución adecuada, distribuidos según un monteo detallado de los árboles aprovechables. Se reconoce que las especies más aprovechadas en el pasado (caoba, cedro, granadillo, ciricote y otras) van a rendir menos volúmenes en el futuro (basados en sus incrementos anuales) que en los aprovechamientos anteriores (basados en el capital acumulado). Así que es urgente promover la utilización y procesamiento

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local de muchas más especies, para mantener la viabilidad social y económica del manejo comunitario. Las últimas cosechas de maderas preciosas, el palo de tinte y los durmientes, y hasta la extracción de la palizada de buena calidad, han resultado en una cierta descapitalización del bosque, en términos del valor comercial de la madera. Este problema no debe exagerarse. Los bosques todavía tienen mucha madera con valor comercial potencial, y los valores de la biodiversidad y los servicios ambientales siguen intactos. Una parte del valor maderable ha sido convertido en el capital humano y la organización del manejo forestal ejidal. Ahora, hay que trabajar para dar valor a las demás maderas en pie. Lo importante ahora es asegurar que las comunidades mantengan sus AFPs, su compromiso e interés, y la sustentabilidad de su manejo productivo. Con tratamientos silvícolas se puede aumentar el número y el crecimiento de las caobas y otras especies valiosas, en todas sus etapas. Para esta región, se recomienda seguir con prácticas que dan resultados claramente visibles y fáciles de medir y evaluar, siempre y cuando tengan costos mínimos; por otro lado, se recomienda que los tratamientos con costos y/o impactos ambientales más altos se queden en el área de investigaciones o demostraciones, hasta que haya conclusiones confiables sobre su productividad, rentabilidad y balance costo-beneficio. En general, los problemas de la silvicultura pueden resolverse mejor, usando los productos que la selva proporcione, en vez de manipular la selva para que produzca lo que uno quiera o pueda vender fácilmente ahora; procesando y vendiendo más especies, en vez de eliminarlas. Los siguientes elementos pueden formar un sistema silvicultural, avanzando hacia la sustentabilidad: 1. Control del aprovechamiento: 1.1 Normas flexibles de volúmenes, tamaños, calidades, áreas y superficies anuales y periódicas, para diferentes sitios y habitats, determinados por las características de cada especie (abundancia, regeneración, incrementos) y por los mercados y precios. 1.2 Producción basada en incrementos volumétricos, indicados por modelos de cómputo, derivados de las mediciones de árboles y parcelas permanentes. 1.3 Inventarios indicativos de gran escala (AFP completa), y monteos de 100% de los árboles aprovechables con un año de anticipación. 1.4 Aprovechamiento de bajo impacto, con caminos bien planeados y maquinaría adecuada. 2. Los productos aprovechados: La comercialización de más especies y productos, maderables y no-maderables, manteniendo o aumentando los

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volúmenes anuales totales, para aprovechar una proporción más alta de la productividad del bosque: 2.1 La corta intensiva de maderas blandas, en todos los tamaños aceptados en el mercado (arriba de 25-30 cm dap?), promoviendo su regeneración por rebrotes y semillas en aberturas o claros. 2.2 La corta de maderas duras, en los tamaños aceptados para la industria de pisos en Chetumal, usando aserraderos portátiles en bosques pequeños o donde no hay una red de caminos de acceso. Hasta ahora, estas especies tienen una regeneración abundante. 2.3 La corta de maderas preciosas (caoba, cedro, siricote…), fijando diámetros mínimos para asegurar la producción de semillas. 2.4 El aprovechamiento de árboles sin valor maderable (por su forma, defectos o propiedades técnicas) para leña, carbón, palizada (siempre conservando árboles semilleros, y conservando especies amenazadas o de valor crítico para la fauna silvestre). 3. Tratamientos silvícolas: Intervenciones a favor de especies e individuos valiosos, de preferencia en combinación con otras actividades en el bosque, para minimizar el costo: 3.1 Enriquecimientos en bacadillas y claros con costos mínimos, 3.2 Liberación de árboles ya establecidos del grupo de preciosas, para una futura cosecha. 3.3 Corta de lianas afectando los árboles seleccionados para aprovechamiento o liberación. Evidentemente, un aumento en la demanda para más especies, calidades y productos no garantiza mejoras en el manejo: también puede facilitar aprovechamientos más destructivos. Sin embargo, es un paso necesario para ampliar la paleta de opciones para los gerentes, y para fortalecer el manejo forestal sostenible. El panorama de la gestión ejidal. En el inicio del Plan Piloto Forestal en 1983 se encontró una buena voluntad para promover el manejo comunitario por parte de agencias internacionales, como GTZ, las Fundaciones Ford, Rockefeller y MacArthur, y después el DFID. Este escenario ya no existe, y el sector está en riesgo de estancamiento. La filosofía impulsora del PPF fue expresada así: “Si se busca la conservación del bosque a largo plazo, éste deberá representar una alternativa económicamente interesante para los dueños”. Esta posición sigue válida. El destino de los bosques, su integridad y protección, siguen en las manos de los ejidos. Por 20 años, los ejidos han logrado frenar la deforestación y la tala ilegal en sus AFP, e introducir un manejo básico. La sustentabilidad de los sistemas de manejo está ahora en duda, en vista del declive en los volúmenes de las maderas preciosas, las demandas y precios muy limitados para la mayoría de las demás

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especies, y la falta de apoyos para el mejoramiento silvicultural, gerencial y comercial del sector. Se recomienda que el CBM-M dé una mayor prioridad a los estudios e inversiones que puedan apoyar todo el sector del manejo sustentable de los bosques, como complemento a los apoyos eventuales de la CONAFOR para ejidos individuales. El futuro de los bosques de la región depende de la capacidad y voluntad de los ejidos de mantener sus sistemas de manejo. Los peligros ahora incluyen no solo la falta de buenas capacidades empresariales en los ejidos, y la caída en los volúmenes disponibles de la caoba, sino también de la dificultad de instalar un sistema de manejo sustentable, en todos sentidos, frente a grandes necesidades de ingresos, y la carga pesada de administración, cuando la demanda para productos forestales es tan limitada en términos de especies, calidades y precios. Los rendimientos de la fuerza de trabajo, y los beneficios socio-económicos de los bosques, pueden aumentarse con diferentes medidas ya identificadas: * mejorar la silvicultura, aprovechamiento y extracción, * aumentar la diversificación, rendimiento, control de calidad, fabricación y comercialización de especies y productos, * fortalecer la administración y gerencia del sector, incluyendo la contabilidad y transparencia. Los ejidos y grupos de trabajo con más éxito han logrado mantener y aumentar su equipo de maquinaría, asignar un presupuesto anual para mantener y construir caminos, y hacer una distribución de ingresos considerada justa y transparente. En muchos casos, han formado una Sociedad de Producción Rural (SPR). Se encuentran ejemplos con un buen grado de éxito en Noh-Bec (ejidal), en Petcacab (grupos de trabajo), y en Fidechicle, la Unión de Productores de Chicle Natural SPR de RL (regional). Las SPR tienen ventajas que ayudan en superar algunos de los problemas del manejo forestal ejidal, y al mismo tiempo abrir el camino hacia el fortalecimiento institucional, contabilidad profesional y líneas de crédito. El proyecto CBMM tiene una única oportunidad y responsabilidad para organizar su programa para fomentar el desarrollo del sector como tal. No es tan necesario planear el donde, porque las Áreas Forestales Permanentes han sido designadas; ni el quién, porque los principales actores están identificados y experimentados. Tan poco es necesario distribuir pequeños paquetes de apoyo financiero para cubrir los gastos rutinarios de la administración forestal (PdMFs, MIAs, inventarios, evaluaciones anuales, etc.) porque la CONAFOR y el gobierno del estado se preocupen con estos. Más bien, el CBMM debe concentrarse en las actividades y

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estudios que puedan fortalecer el desarrollo de todo el sector y el manejo forestal del conjunto de ejidos.

2 Síntesis de recomendaciones Recomendación 1: Sistemas de manejo en bosques comunitarios, con énfasis en el control de los volúmenes anuales cosechables. La sustentabilidad del manejo forestal comunitario exige mejoramientos en la eficiencia técnica y económica de las prácticas, y un aumento en la productividad de los bosques. Sin una intensificación del aprovechamiento y silvicultura, es probable que el manejo pierda su viabilidad como opción para los ejidatarios. 1.1 Revisión del sistema de control de aprovechamiento: el cálculo debe estar basado en la abundancia y facilidad de la regeneración, y las oportunidades del mercado; con más flexibilidad en diámetros; y con volúmenes anuales basados en los incrementos de grupos de especies, no en los volúmenes de árboles en pie. 1.2 Más especies y productos: El número y volúmenes de otras especies y productos tiene que seguir aumentando, para incrementar los ingresos de los dueños y las opciones de los gerentes. El sub-aprovechamiento de los bosques pone en peligro la viabilidad de su manejo y su protección. 1.3 Tratamientos silvícolas: La sustentabilidad de la producción maderera precisa de intervenciones silvícolas prácticas y baratas para promover la supervivencia y crecimiento de la regeneración. Se recomienda desarrollar, promover y difundir las prácticas más factibles, como por ejemplo la corta de lianas, aclareos de liberación y producción de carbón, y enriquecimiento en bacadillas (tumbos) y claros grandes. 1.4 Medición del Incremento volumétrico: La manera más confiable de controlar la producción maderable será con el uso de datos de inventarios en modelos de crecimiento y productividad, basados en la medición de árboles y parcelas permanentes. Este sistema debe ser institucionalizado en todos los ejidos, incluyendo los que no cuentan con parceles permanentes. 1.5 Inventarios: nuevos sistemas de inventario y tablas de volumen. 1.6 Aprovechamientos de bajo Impacto: Para reducir los daños y aumentar la eficiencia del aprovechamiento, hay que promover las técnicas ya comprobadas con tractores agrícolas adaptados, caminos principales mejorados, y una red de carriles de arrime basada en un monteo del 100% de los árboles aprovechables. Recomendación 2: Gestión de empresas forestales comunitarias, con énfasis en arreglos institucionales y viabilidad económica. Los arreglos de la gestión ejidal tradicional han sido adecuados para los primeros pasos en el aprovechamiento ordenado, pero no son adecuados

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para un proceso de mejoras e intensificación. Se busca introducir arreglos más estables y equipos más capacitados. 2.1 Delegación de la administración forestal y empresarial: Se recomienda desarrollar un paquete de opciones para capacitar personal en cada ejido y sociedad, para separar el aprovechamiento y silvicultura forestal del manejo de las empresas ejidales, y para delegar más responsabilidades a un equipo más estable (o en el ejido o en la sociedad de productores), sin perder la autoridad legal del Comisariado y los poderes de decisión de la Asamblea. Las opciones tendrán que adaptarse a las necesidades de ejidos grandes y pequeños, ricos y pobres en recursos forestales. 2.2 Control de calidad: Las ventas y las ganancias en las industrias ejidales son reducidas por la baja calidad del derribo y saneo de los árboles, y del aserrío, secado y procesamiento de madera. Las opciones para mejoras incluyen capacitación a nivel ejidal, y la formación de equipos inter-ejidales para aprovechamientos e industrias. 2.3 Contabilidad: Se recomienda apoyar a los ejidos y las sociedades de productores en la introducción de sistemas de contabilidad más confiables y transparentes, así mejorando su eficiencia empresarial y la confianza de los miembros. 2.4 Mercadotecnia: Se recomienda esfuerzos para capacitar personal de los ejidos y las asociaciones de productores en las técnicas de comercialización, para promover la venta de más productos. Recomendación 3: Estudios e investigaciones. La necesaria intensificación del manejo, y el creciente número de maderas aprovechables, destacan muchas incógnitas. El sector forestal, como cualquier sector, precisa de programas de investigación aplicada para mantener su competitividad. 3.1 Silvicultura, Regeneración y Ecología de las principales especies: Se sabe muy poco de cómo promover la regeneración y crecimiento de las especies que ahora forman la base de la economía forestal de la región (ni hablar de las demás especies raras, prioridades para la conservación de la biodiversidad). Se recomienda apoyar estudios de las especies de valor comercial, enfocadas a las condiciones ambientales favorables a la regeneración, supervivencia y crecimiento de la regeneración, y las causas de mortalidad. 3.2 Tratamientos silvícolas: La experiencia empírica ha dado indicaciones de los tratamientos más prometedores (Recomendación 1.3). Sin embargo, no existe información de aplicación general sobre costos, beneficios económicos, o impactos sobre crecimiento y productividad. Se precisa de esta información para perfeccionar las técnicas y justificar su aplicación general. Prioridades: enriquecimiento en bacadillas (tumbos) en diferentes sitios; refinamiento con producción de carbón. 2.3.3 Calidad de sitios: No se sabe bien el papel de diferentes suelos y sitios en esta región, ni para la caoba y mucho menos para las demás especies. Hay experiencia empírica no-cuantificada, estudios localizados

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y generalizaciones sobre los sitios preferidos, pero se recomienda estudios para (1) cuantificar la relación entre diferentes sitios y el crecimiento y productividad de las especies más importantes (spp. de cedro, caoba y otras especies plantadas) y (2) los suelos, sitios y ambientes ecológicos preferidos por otras especies maderables. Recomendación 4: Servicios técnicos y apoyo financiero. El apoyo financiero ofrecido por el gobierno, y el apoyo técnico ofrecido por los PSTFs, sirven para cumplir con las obligaciones legales y trámites anuales, y poco más. La tecnología disponible y los mercados limitados hacen que los ejidos no pueden aprovechar plenamente ni de sus recursos forestales ni de los recursos financieros disponibles. Es preciso canalizar más inversiones públicas en el sector, hasta el punto que su buen manejo sea auto-financiable. 4.1 Apoyo para equipos técnicos: En capacitación y recursos para equipos, infraestructura y materiales para las asociaciones de productores, los prestadores de servicios, y los equipos técnicos ejidales. 4.2 Intercambio de información: Apoyo para talleres técnicos, distribución de publicaciones, difusión de información, tomando en cuenta que la mayoría de la gente que trabaja en manejo forestal tienen muy poco acceso a información. 4.3 Promoción de mercados y procesamiento: El desarrollo de la demanda comercial para más especies y productos es clave para el mejoramiento del manejo forestal, y precisa de un programa técnico a nivel regional. 4.4 Clasificación de madera por calidad: Se recomienda desarrollar y difundir un sistema reconocido y bien ejecutado para la clasificación de los productos. Recomendación 5: Políticas y proyectos de gobierno, incluyendo CBMM y CONABIO. Hay necesidad de apoyos estratégicos, sectoriales, de amplio alcance, para complementar los programas actuales (PROCYMAF, CONAFOR) que suelen fraccionarse para poder apoyar a los ejidos por separado. 5.1 Simplificación de trámites: Los intentos de simplificación en la LGDFS están contrarrestados por nuevas exigencias eventuales (el Reglamento, nuevas leyes forestales estatales, CITES, NOMs) agregando más trámites. Se recomienda fortalecer la política de simplificación, (sobre todo para bosques certificados), reconociendo que donde no hay confianza no puede haber sustentabilidad. 5.2 Programación estratégica regional: Para el desarrollo de la industria forestal, para su integración con el sector de construcción hotelera, y para el fomento y aprovechamiento de las plantaciones comerciales. Estas tres áreas tienen enorme importancia para todo el sector forestal, y precisan de planificación estratégica profunda y profesional. Estos estudios pueden ser aptos para el Proyecto CBMM.

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5.3 Políticas de compras de los gobiernos: Los gobiernos y sus dependencias están entre los más grandes compradores de madera. Sus políticas de compra pueden proporcionar un gran incentivo para el buen manejo forestal. En vista de la alta proporción de madera ilegal en el mercado, los gobiernos deben tomar esta responsabilidad en serio.

3 Folletos para el Manejo de Bosques en Campeche y Quintana Roo. Folleto 1 LA CAOBA: ECOLOGÍA Y REGENERACIÓN. La caoba, Swietenia macrophylla es una de las tres especies de Swietenia, la única en la Península de Yucatán. Se distribuye en las selvas medianas subperennifolias de casi todo Campeche y Quintana Roo. La distribución de la caoba en la selva: Casi siempre, las caobas con menos de 50 cm dap son mucho más abundantes que las más grandes. Así que la próxima cosecha depende del crecimiento de estos árboles de diámetros pequeños. Producción de semillas: Árboles con más que 30-40 cm dap, suelen producir semillas casi todos los años. La mayor producción viene de los árboles con copas más grandes y más saludables (con menos daños). Hay mucha variación entre árboles individuales, entre tamaños y entre años. Distribución de semillas: La gran mayoría de las semillas caen dentro de 100 m del árbol padre. Algunas siempre van más lejos, dando alguna posibilidad de regenerar en rodales donde no hay árboles padres, un proceso muy lento. La distribución de las semillas depende de la gravedad (la mayoría cae bajo de la misma copa del árbol), del viento (algunas son distribuidas a pocos metros, y otras mucho más lejos a través de las ráfagas fuertes), y por roedores que almacenan semillas en sus escondites o madrigueras. Supervivencia de semillas: La mayoría de semillas no llegan a germinar dentro de su primer año por varias razones: Antes de la germinación, mueren por la acción de roedores (tepezcuintle y otros roedores), insectos (gorgojos y otros), aves (loros) y hongos (demasiada humedad). Parece que los depredadores causan menos daños en lugares abiertos. Después de la germinación, las plántulas mueren principalmente por la falta de lluvia y la competencia. Germinación: Las semillas pueden germinar y empezar su crecimiento en casi cualquier sitio, desde plena sombra hasta lugares abiertos. No se establecen bien en pleno sol (porque se secan muy rápido), ni en suelos muy duros o saturados, ni donde hay mucha hojarasca seca (porque su raíz tiene dificultades en penetrar hasta el suelo). Las pequeñas plántulas sufren por las sequías, pero casi no sufren daños por insectos o por ramoneo.

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Establecimiento: Las plántulas y arbolitos suelen morir bajo un dosel muy cerrado, pero pueden aguantar media sombra, aprovechando pequeñas aberturas o claros y la caída de las hojas del dosel en la temporada seca. Sin embargo, no alcanzan el dosel del bosque, ni llegan a tamaños grandes, si no están expuestos a la luz del sol, o en claros grandes o por una serie de aperturas más pequeñas del dosel. La experiencia empírica práctica nos dice que crecen mejor con más luz. La mortalidad de plántulas y árboles pequeños en el bosque natural es principalmente por la competencia: una combinación de falta de humedad y luz, y en menor grado por el ataque de insectos. Crecimiento: El crecimiento depende de la calidad del sitio y de la exposición a la luz. En general, los árboles grandes son aquellos que han crecido más rápido por toda su vida que el promedio de los árboles. Impacto de tormentas: Árboles grandes: Los huracanes suelen derribar y desramar hasta las caobas más grandes, pero la caoba resiste los vientos mejor que la mayoría de los árboles. Las copas dañadas producen menos semillas por unos años, pero pueden recuperar se productividad después, contribuyendo a la regeneración de las áreas afectadas. Árboles pequeños: Sufren daños como todas los árboles pequeños, pero las caobas menos dañadas suelen poder recuperar y crecer con más vigor cuando quedan expuestas a la plena luz. La caída de ramas y copas de los árboles competidores, causada por vientos de todas intensidades, es un factor importante ya que puede liberar la caoba y estimular su crecimiento. Regeneración: Las plántulas existentes sufren por la acumulación de materia orgánica seca, por la regeneración vigorosa de colonizadores y lianas, y aún más que por los incendios que pudieran presentarse. Sin embargo, algunas plántulas de la caoba suelen establecerse o desarrollarse después de las perturbaciones causadas por los huracanes. La producción de semillas suele reducirse después de los huracanes, pero algunas de las semillas que logran llegar suelen encontrar sitios adecuados para la regeneración, a pesar de la competencia. Impacto de incendios:

Árboles grandes: Por su corteza gruesa, las grandes caobas resisten y se recuperan de incendios mejor que muchas otras especies, sobre todo cuando los incendios forestales suelen pasar por la hojarasca, materia orgánica y el sotobosque. Las semillas de estos árboles sobrevivientes caen directamente en las áreas quemadas, un ambiente favorable para su regeneración. Árboles pequeños: Los árboles pequeños y de tamaño medio son vulnerables al fuego, tanto en selvas como en plantaciones, y precisan de protección, hasta que desarrollen una corteza gruesa con la edad. Regeneración: Las plántulas existentes suelen ser eliminadas por los incendios, pero el área quemada queda como un sitio favorable

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para la nueva regeneración, siempre y cuando las semillas lleguen pronto, frente a la recuperación vigorosa de rebrotes y nuevos colonizadores. Impacto de cultivos: Los huamiles suelen ser sitios favorables a la regeneración de la caoba: sus raíces penetran el suelo fácilmente y las malezas de hierbas anuales no ofrecen tanta competencia que los rebrotes y colonizadores. Además, parece que los animales depredadores (típicos del bosque cerrado) impactan menos en estas áreas abiertas. Impacto de aprovechamientos madereros: Los aprovechamientos suelen dañar la regeneración y arbolitos de todas especies. Aprovechamientos repetidos cada 25 años pueden ser muy perjudiciales a largo plazo. Sin embargo, la regeneración nueva y los arbolitos establecidos aprovechan de las aperturas en el dosel para aumentar su crecimiento y supervivencia. La nueva regeneración de la caoba es típicamente escasa, pero suele desarrollarse en bacadillas, claros grandes y al lado de los caminos, siempre y cuando no se corten todos los árboles padres. Folleto 2: LA CAOBA: SILVICULTURA EN SELVAS NATURALES. La silvicultura incluye las intervenciones en la selva diseñadas para alcanzar los objetivos de manejo, sobre todo para mantener o aumentar la producción de los productos y beneficios más requeridos. En esta región, la silvicultura ha sido dirigida principalmente para promover la caoba, tanto con tratamientos silvícolas como con reglas para el control de aprovechamientos. Hay una larga historia de tratamientos, con muy diferentes niveles de éxito. Los mismos tratamientos pueden servir para promover otras de las especies valiosas. Los tratamientos más prometedores han tenido tres líneas de acción: 1. Aperturas para promover la regeneración natural: La caoba suele regenerarse mejor en claros (milpas, bacadillas, etc.) que en el bosque cerrado mejor en claros grandes que en claros pequeños. La corta de árboles no-valiosos, y la apertura de grandes claros son tratamiento que pueden aumentar la regeneración de la caoba. Sin embargo, los costos son altos y la regeneración natural de la caoba es muy variable, por la variabilidad en la producción de semillas, la depredación y la competencia con colonizadores y rebrotes. Así que se recomienda estos tratamientos únicamente cuando sus costos son mínimos, en sitios favorables, como en los siguientes casos:

El aprovechamiento comercial de más especies, así se obliga abrir el dosel y mejorar las condiciones para la regeneración de algunas especies como la caoba.

La corta de árboles no valiosos para usarse como leña o carbón, abriendo el dosel y el sotobosque.

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El aumento y limpieza de claros formados por el aprovechamiento de grupos de árboles comerciales, sobre todo cerca de árboles padres de especies valiosas, y aprovechando de la presencia de maquinaría y mano de obra para minimizar costos.

2. Enriquecimiento: Hay casi 60 años de experiencia práctica en esta región con plantaciones de enriquecimiento en las selvas con la caoba. Las prácticas que dan mejores resultados de supervivencia y crecimiento inicial son ya conocidas. Sin embargo, no sabemos mucho de la producción volumétrica comercial de los diferentes métodos, ni de sus costos o rentabilidad económica. Así que hay que minimizar los gastos hasta que haya más información disponible. Las siguientes técnicas parecen las más indicadas:

En bacadillas y claros: limpiar y plantar en estos lugares producidos por el aprovechamiento de grupos de árboles comerciales; limpieza de malezas y enredaderas durante los primeros años; aclareos según necesidad.

En milpas y pastizales abandonados: plantar las áreas ya desmontadas y abandonadas en líneas a cada 10 metros o más, aceptar la regeneración natural de especies valiosas, e incorporar éstas áreas al Área Forestal Permanente.

El enriquecimiento tradicional en líneas o en brechas en la selva ha dado pobres resultados, porque se acostumbró dejar las plántulas en el abandono bajo sombra sin mantenimiento. Es recomendable únicamente en los bosques que han sido abiertos por aprovechamientos o aclareos muy intensivos. Estas condiciones pueden presentarse con sistemas uniformes, después de la producción intensiva de carbón. Los claros y aperturas grandes formadas con maquinaría pesada en la selva puede criar condiciones ideales para plantar la caoba y otras especies valiosas. Estas aperturas tienen un alto costo, cuando no están combinadas con aprovechamientos comerciales. No se recomienda implementarlos a nivel ejidal hasta que su productividad volumétrica y rentabilidad económica han sido demostradas. 3 Liberación de árboles valiosos: La corta de árboles no-valiosos y la apertura del dosel dan resultados más seguros cuando están dirigidos para liberar árboles valiosos existentes. Son tratamientos costosos, así que es preciso combinar el trabajo de campo con otras actividades para minimizar los costos, y enfocar los tratamientos donde puedan tener más impactos. Se recomienda los siguientes tratamientos, en orden de prioridad: * Corta de lianas que afectan las copas de los árboles comerciales, durante el monteo de 6 a 12 meses previo a todo aprovechamiento, para reducir los riesgos a los trabajadores y los daños causados a los árboles residuales valiosos por la caída de los árboles.

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* Corta de lianas, bejucos o enredaderas que afectan las plantas pequeñas de las futuras cosechas, durante inventarios e inspecciones, para liberar sus copas y mejorar su crecimiento. * Aclareos: la corta de árboles en competencia directa con los árboles más valiosos, siempre y cuando se puedan cubrir algunos de los costos con la venta de leña o carbón. Los tratamientos generales de “refinamiento” bien pueden aumentar el crecimiento de los árboles valiosos y su regeneración natural, pero hasta ahora no son recomendables en escala grande por sus altos costos e impactos ambientales. Pueden ser factibles donde se puede aprovechar los productos para leña o carbón, en combinación con reglas estrictas para proteger especies y sitios de importancia biológica. Los tratamientos silvícolas aplicadas en escala grande u operacional deben satisfacer los siguientes criterios:

Beneficios y resultados claramente visibles, o relativamente fácil de medir y evaluar, para que los mismos ejidatarios puedan fácilmente apreciar los beneficios.

Impactos mínimos sobre la flora, fauna, suelos, cuerpos de agua, o claramente compensados por beneficios económicos y/o sociales. En ningún caso deben perjudicar las especies en la NOM 059.

Costo mínimo: por preferencia, involucrando mano de obra ejidal fácilmente coordinada con otras actividades programadas en el bosque.

Folleto 3 EL CONTROL Y LA SUSTENTABILIDAD DE LA PRODUCCIÓN El sistema de ordenación forestal es un sistema policíclico, selectivo, con aprovechamientos controlados por un ciclo de corta, y por áreas, volúmenes y diámetros mínimos. Estos elementos son determinados por costumbre y por decisiones de los dueños, no por ley. La introducción de manejo forestal, y los avances hacia un bosque ordenado y la sustentabilidad, se han desarrollado durante más de cien años, desde los aprovechamientos poco controlados de concesionarios extranjeros y nacionales, y el primer ciclo de corta ejidal a partir de 1983. Sin embargo, el sistema ahora consiste básicamente en dividir la superficie forestal en 25 partes, cada una con el mismo volumen de la Especie Guía (la caoba), y luego aprovechar los árboles comerciales arriba del diámetro mínimo en una parte cada año. Este proceso, durante 100 años, corresponde a la introducción del ordenamiento en una selva casi intacta. Faltan todavía elementos para el camino hacia la

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sustentabilidad y para formar un bosque ordenado. Los elementos faltantes más importantes incluyen: * El control de aprovechamiento basado en la productividad del bosque, y en su incremento volumétrico anual, y no solo en los volúmenes existentes a pie. * Una demanda para la gran mayoría de las maderas con un potencial comercial. * Intervenciones silvícolas adecuadas y económicamente factibles, para modificar la composición y estructura, y promover la regeneración y crecimiento de especies deseadas, evitar la dominancia de especies no-deseadas, y asegurar la conservación del conjunto de valores biológicos y ambientales (biodiversidad, agua, suelos etc.) * Una gestión que satisface los objetivos de los dueños (ingresos, empleo, producción) además de financiar el manejo y protección del bosque. Recomendaciones técnicas del manejo: Ciclo de corta y diámetros mínimos: Se recomienda mantenerlos igual en la mayoría de los ejidos, principalmente porque son bien conocidos y entendidos. Se recomienda tratarlos con flexibilidad, cambiándolos según el desarrollo de nuevos mercados para más especies, y nuevos sistemas silvícolas. Se recomienda la venta de maderas blandas y duras con diámetros menores, siempre y cuando su regeneración esté asegurada. Aprovechamientos: Se recomienda la promoción de sistemas de corta y extracción más eficiente, con tractores agrícolas adaptados, con redes de carriles de arrime diseñadas en base de un monteo completo de los árboles aprovechables. La extracción puede organizarse por los mismos ejidos, por las asociaciones civiles o por contratistas, siempre en base a nuevas inversiones. Inventarios: Se recomienda un rediseño de los inventarios, para reducir sus costos y aumentar su confiabilidad. Los elementos más necesarios son nuevas tablas de volúmenes para árboles aprovechados y la estimación de volúmenes en pie en base a diámetros sin medir las alturas de fuste limpio. Incrementos: Es preciso estimar el incremento volumétrico de la selva, por diferentes sitios y especies. Mientras que no se puede aprovechar la mayoría de las especies con potencial maderable, ni manipular la composición y estructura de la selva para asegurar la producción de las especies deseadas, la selva seguirá a alguna distancia de ser un bosque ordenado, con muchos elementos de una selva intacta y poco aprovechada. Hasta ahora, la producción de la caoba ha sido basada en el recurso acumulado durante muchos años, más que su incremento. Una vez que el volumen total en pie ha sido ordenado por aprovechamientos más completos, el

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bosque podrá rendir un volumen anual que corresponde a su incremento volumétrico. El futuro incremento volumétrico de las selvas de la Península, de las especies maderables y tamaños comerciales, será probablemente menos que 1 metro cúbico / ha/ año. Tomando en cuenta los defectos naturales y los daños causados por el aprovechamiento, el rendimiento comercial derivado del incremento será alrededor 0.5 m3 /ha/año. El rendimiento actual bien puede ser más o menos de esta cantidad, según los objetivos y el sistema silvicultural. Folleto 4: LA GESTIÓN FORESTAL COMUNAL Las unidades de manejo forestal que cuentan o han contado con autorizaciones para la producción de madera suman por lo menos 120 ejidos y más que 40 propiedades privadas en Quintana Roo, y 80 ejidos y 57 propiedades pequeñas en Campeche, con un total de más de 1 000 000 ha (Anexo 3). Desde 1983, la organización y administración del manejo forestal comunitario ha sido basada en el concepto que la participación social en el manejo y conservación de los bosques sería factible únicamente cuando los bosques representen una alternativa económicamente interesante y una fuente segura de ingresos para los ejidatarios. Esta premisa sigue valida. Los arreglos de manejo ejidal tiene algunos puntos en común: El Comisariado ejidal es siempre el responsable legal para el manejo forestal. Todas las unidades tienen o han tenido Programas de Manejo Forestal. Todos cuentan con apoyos técnicos de organizaciones o individuos, prestadores de servicios para planear, organizar, supervisar o implementar sus actividades de campo. Sin embargo, tienen múltiples diferentes formas de manejar sus actividades. La organización del aprovechamiento de los bosques comunales abarca una gran variedad de formas: * Las autoridades ejidales: El papel del Comisariado Ejidal varía desde un mínimo hasta un control directo del aprovechamiento y comercialización. * Los Prestadores de Servicios: Su papel varía desde el mínimo de redactar el Programa de Manejo Forestal y tramitar los permisos e informes con las autoridades hasta una participación activa en todas las actividades del manejo. * Aprovechamientos: Algunos ejidos tienen su propia maquinaría y equipos de personal para extracción y procesamiento. En otros ejidos, grupos de ejidatarios trabajan con su propio equipo, aprovechando una parte del volumen

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autorizado. En otros ejidos, el Comisariado organiza la venta de los árboles a contratistas a pie del tocón. Todos los arreglos tienen sus ventajas, en proveer beneficios y resolver dificultades eventuales. A corto plazo, todos logran mantener los bosques intactos, y contribuyen beneficios a los ejidos o por lo menos a los ejidatarios involucrados. Sin embargo, algunos ofrecen menos perspectivas para mejorar el manejo y silvicultura, y menos posibilidades para avanzar hacia la sustentabilidad. Los ejidos con poca caoba y superficies forestales reducidas pueden esperar dificultades en ejecutar su gestión forestal: Los ejidos con aprovechamientos muy selectivos van a enfrentar cosechas reducidas. Ellos que venden sus árboles a pie de tocón van a recibir ingresos apenas suficientes para cubrir los costos administrativos del manejo. Ellos con superficies reducidas y sin una red de caminos ya tienen dificultades en encontrar compradores para su madera. Los ejidos con toda su cosecha repartida entre Grupos de Trabajo no siempre generan suficientes excedentes al ejido para financiar las mejoras en la silvicultura y la infraestructura necesarias para seguir el avance hacia la sustentabilidad. Estos escenarios ponen en riesgo la viabilidad del manejo forestal, y el futuro de los bosques. Los siguientes arreglos son ahora prioridades para el futuro del manejo forestal ejidal: * Arreglos para la repartición de beneficios para asegurar ingresos suficientes para cubrir los costos de la administración y tramitología (gestión), incluyendo mejoras en silvicultura e infraestructura. * La comercialización de más especies maderables y/o el procesamiento de los productos para aumentar los ingresos totales, tanto para el ejido como para los ejidatarios involucrados. * Aumentar el valor agregado de los productos, con sistemas ejidales o cooperativos para la corta, extracción y procesamiento de madera, reduciendo la dependencia en contratistas independientes. Estos arreglos exigen una buena coordinación entre los ejidos, sus asociaciones y sus asesores, con el apoyo del gobierno estatal y federal. Se recomienda que cada ejido examine la factibilidad de separar las actividades de extracción y silvicultura del manejo, administración y contabilidad ejidal; y de instalar una S.P.R. para mejorar la eficiencia y transparencia de su manejo forestal.

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CBMMCaobaRegenDDAnex1 Revisado 12 febrero 2007.

Anexo 1 Distribución Diamétrica de la caoba en la literatura. Este anexo muestra las distribuciones diamétricas de la caoba, con datos de muestras de 5 ha o más, y de aquellas diseñadas para mostrar la características generales del bosque (así evitando información de parcelas pequeñas no representativas del rodal completo, y parcelas ubicadas para mostrar el efecto de condiciones eventuales como incendios, bacadillas etc.)

Quevedo (1986). Cuadro 41A, p.221. La densidad promedio por hectárea de toda la caoba encontrada en la totalidad de parcelas medidas incluyendo los árboles vivos y los tocones explotados 3 o 9 años anteriormente. Superficies medidas: 16 ha para árboles >60 cm dnp 4 ha para árboles 10-59 cm dnp. Clase diamétrica Densidad de árboles de la caoba/hectárea CM DAP vivos tocones total 10-19 0.5 0.5 20-29 0.5 0.5 30-39 - 40-49 0.25 0.25 50-59 - 0.06 0.06 60-69 0.38 0.19 0.56 70-79 0.38 0.38 0.75 80-89 0.12 0.06 0.19 90-99 0.19 0.12 0.31 100-109 0.06 0.06 110-119 0.06 0.12 0.19 120-129 0.06 0.06 130-139 - 0.06 0.06 140-149 - 0.06 0.06 150-159 - - - 160-169 - - - 170-179 0.06 0.06 Chan 2005. p. 42. Densidad de árboles/ha en Petcacab (14000 ha) & Chacchoben (2000): 10-24.6 cm d 6.469 2.422 25-54.9 2.128 0.752 55+ 0.468 0.334 Total 9.066 3.507

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Bird 1998, resumido en Rosado 1999. 30 parcelas de 1 ha, 21 con caoba, establecidas en 1992. No. de árboles de la caoba en 30 ha. Cm dnp total 10-19 107 20-29 82 30-39 55 40-49 12 50-59 7 60-69 1 70-79 1 Vester & Navarro Número de individuos en 100 parcelas de 500 m2 = 5 ha. Clase diamétrico, cm dnp número 1 524 2 4 3 3 4 2 5 3 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 - 14 1 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21 - 22 1 23-36 - 37 1 38 1 39 1 40, 41 - 42 1 43, 44 - 45 1 46 - 47 1 48 1 49 - 50 1 51 1 52 1 Argüelles 1991: Ejido Noh-Bec, Clase diamétrico Densidad promedio / ha en Noh-Bec, 20 000 ha 15-34 cm dnp 3.162 árboles/ha en promedio 35-54 cm 1.757 55 + cm 1.138 Total 6.057

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Argüelles, Sánchez, Caballero & Ramírez (1998): Ejido Noh-Bec. PdMF. Superficie forestal aprovechable en el área inventariada: 6 900 ha Superficie inventariada para caoba de 30 cm dnp + 276 ha Superficie inventariada para caoba de >30 cm dnp 138 ha Clase diamétrica Densidad promedio 10-24 2.68 25-34 2.03 35-44 1.26 45-54 0.93 55-64 0.48 65-74 0.22 75-84 0.13 85 + 0.17 El PdMF muestra dos más gráficas de distribución para rodales individuales, una con una distribución más “perfecta”, otra con menos árboles de 10-24 cm que de 25-34 cm. No se sabe la superficie del rodal ni de la muestra. E.F.Sanchez & L.A.Argüelles 2004. (App. 9, p.3). Pedio Central Prado Promedio de las densidades por hectárea encontrado en un predio de 750 ha, cerca de Noh-Bec, donde toda caoba comercial fue aprovechada en los 80s. Área inventariada: 75 ha para árboles >25 cm dnp, 37.5 ha para árboles de 10-24 cm dnp. cm dnp total huamiles selva Selva Quemadales buena pobre 10-19 1.590 20-29 1.075 30-39 1.075 40-49 0.572 50-59 0.082 60-69 0.029 70-79 0.016 E.O. López Tejada (2006) Distribución diamétrica de la caoba en la zona de uso múltiple de la Reserva de Biosfera Maya, El Petén, Guatemala. cm dnp total 10-19 0.93 20-29 0.59 30-39 0.55 40-49 0.36 50-59 0.27 60-69 0.20 70-79 0.16 80-89 0.09 90+ 0.15 Total 3.29

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ANEXO 2 Este anexo muestra la distribución de tamaños de la caoba en los inventarios ejidales en Quintana Roo en los últimos años. Los datos fueron proporcionados por el Ing. Felipe Sánchez. Se va a agregar más información sobre las fechas y superficies muestreadas durante los inventarios.

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Distribución de Caoba

Manuel Avila Camacho

3,500 hectáreas

DAP Número

15-24 0.557

25-34 1.812

35-44 1.185

45-54 0.697

55-64 0.314

65-74 0.070

75-84 0.174

85 o + 0.105

Total 4.913

Botes

5,000 hectáreas

DAP Número

15-24 2.247

25-34 3.399

35-44 1.376

45-54 0.562

55-64 0.393

65-74 0.197

75-84 0.056

85 o + 0.056

Total 8.287

Caoba

18,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.159

25-34 0.988

35-44 0.553

45-54 0.395

55-64 0.255

65-74 0.145

75-84 0.075

85 o + 0.057

Total 3.628

Annex 2. Datos de inventarios ejidales.

0.56

1.81

1.19

0.70

0.310.07 0.17 0.11

0.00.20.40.60.81.01.21.41.61.82.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

2.25

3.40

1.38

0.56 0.39 0.20 0.06 0.06

0.00.51.01.52.02.53.03.54.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.160.99

0.550.40

0.260.15 0.08 0.06

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

1.4

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 1

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Distribución de Caoba

Caoba 1995

900 hectáreas

DAP Número

10-24 1.669

25-34 0.676

35-44 0.744

45-54 0.361

55-64 0.271

65-74 0.113

75-84 0.023

85 o + 0.023

Total 3.878

Caoba 1997

2,400 hectáreas

DAP Número

10-24 3.260

25-34 1.630

35-44 0.557

45-54 0.636

55-64 0.119

65-74 0.000

75-84 0.000

85 o + 0.040

Total 6.243

Chacchoben

5,000 hectáreas

DAP Número

15-24 0.783

25-34 0.391

35-44 0.272

45-54 0.185

55-64 0.087

65-74 0.022

75-84 0.043

85 o + 0.043

Total 1.826

1.67

0.68 0.74

0.36 0.270.11 0.02 0.02

0.00.20.40.60.81.01.21.41.61.8

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

3.26

1.63

0.56 0.64

0.12 0.00 0.00 0.04

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

3.5

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.78

0.390.27

0.190.09

0.02 0.04 0.04

0.00.10.20.30.40.50.60.70.80.9

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 2

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Distribución de Caoba

Los Divorciados

3,200 hectáreas

DAP Número

15-24 3.758

25-34 2.718

35-44 2.181

45-54 1.376

55-64 0.503

65-74 0.336

75-84 0.134

85 o + 0.101

Total 11.107

Nuevo Guadalajara

6,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.336

25-34 0.685

35-44 0.387

45-54 0.123

55-64 0.07

65-74 0.018

75-84 0.035

85 o + 0.035

Total 2.689

Nohbec 92

3,500 hectáreas

DAP Número

10-24 2.119

25-34 1.102

35-44 1.246

45-54 0.444

55-64 0.401

65-74 0.229

75-84 0.072

85 o + 0.215

Total 5.827

3.76

2.72

2.18

1.38

0.50 0.34 0.13 0.10

0.00.51.01.52.02.53.03.54.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.34

0.69

0.39

0.12 0.07 0.02 0.04 0.04

0.00.20.40.60.81.01.21.41.6

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

2.12

1.101.25

0.44 0.400.23

0.070.22

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 3

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Distribución de Caoba

Nohbec 95-96

6,900 hectáreas

DAP Número

10-24 1.347

25-34 1.311

35-44 1.256

45-54 0.932

55-64 0.477

65-74 0.215

75-84 0.124

85 o + 0.164

Total 5.827

Petcacab

21,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.874

25-34 1.691

35-44 1.399

45-54 0.793

55-64 0.485

65-74 0.185

75-84 0.117

85 o + 0.131

Total 6.675

Petcacab 93

6,000 hectáreas

DAP Número

10-24 3.386

25-34 2.255

35-44 2.202

45-54 1.335

55-64 0.601

65-74 0.186

75-84 0.088

85 o + 0.018

Total 10.071

1.35 1.31 1.26

0.93

0.48

0.220.12 0.16

0.00.20.40.60.81.01.21.41.6

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.871.69

1.40

0.79

0.49

0.19 0.12 0.13

0.00.20.40.60.81.01.21.41.61.82.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

3.39

2.26 2.20

1.34

0.600.19 0.09 0.02

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

3.5

4.0

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 4

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Distribución de Caoba

Plan de la Noria

6,000 hectáreas

DAP Número

15-24 2.97

25-34 1.914

35-44 0.561

45-54 0.248

55-64 0.066

65-74 0

75-84 0

85 o + 0.017

Total 5.776

Tres Garantías

20,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.413

25-34 1.514

35-44 0.86

45-54 0.383

55-64 0.188

65-74 0.112

75-84 0.065

85 o + 0.141

Total 4.676

Tres Garantías 93

3,300 hectáreas

DAP Número

10-24 0.451

25-34 0.348

35-44 0.445

45-54 0.507

55-64 0.313

65-74 0.099

75-84 0.094

85 o + 0.32

Total 2.577

2.97

1.91

0.560.25 0.07 0.00 0.00 0.02

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

3.0

3.5

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.411.51

0.86

0.380.19 0.11 0.07 0.14

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

1.4

1.6

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.45

0.35

0.450.51

0.31

0.10 0.09

0.32

0.0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 5

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Distribución de Caoba

Cafetal Limones

10,000 hectáreas

DAP Número

15-24 4.766

25-34 3.224

35-44 0.923

45-54 0.666

55-64 0.175

65-74 0.023

75-84 0

85 o + 0.012

Total 9.79

Chan Santa Cruz

3,500 hectáreas

DAP Número

15-24 0.241

25-34 0.873

35-44 1.024

45-54 0.452

55-64 0.151

65-74 0.06

75-84 0

85 o + 0.06

Total 2.861

Chunhuas

7,000 hectáreas

DAP Número

15-24 0.453

25-34 0.283

35-44 0.156

45-54 0.113

55-64 0.028

65-74 0

75-84 0

85 o + 0

Total 1.033

Zona Maya

4.77

3.22

0.92 0.670.18 0.02 0.00 0.01

0.0

1.0

2.0

3.0

4.0

5.0

6.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.24

0.871.02

0.45

0.150.06 0.00 0.06

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.45

0.28

0.160.11

0.030.00 0.00 0.00

0.00.10.10.20.20.30.30.40.40.50.5

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 6

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Distribución de Caoba

Felipe Carrillo Puerto

25,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.292

25-34 0.993

35-44 0.662

45-54 0.705

55-64 0.28

65-74 0.159

75-84 0.083

85 o + 0.04

Total 4.214

Laguna Kana

10,000 hectáreas

DAP Número

15-24 0.549

25-34 0.512

35-44 0.387

45-54 0.287

55-64 0.125

65-74 0.012

75-84 0.012

85 o + 0.037

Total 1.923

Naranjal Poniente

8,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.444

25-34 4.359

35-44 1.516

45-54 1.507

55-64 1.209

65-74 0.379

75-84 0.316

85 o + 0.289

Total 11.02

1.29

0.99

0.66 0.71

0.280.16

0.08 0.04

0.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

1.4

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.550.51

0.39

0.29

0.13

0.01 0.01 0.04

0.0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.44

4.36

1.52 1.511.21

0.38 0.32 0.29

0.00.51.01.52.02.53.03.54.04.55.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 7

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Distribución de Caoba

X´hazil

25,000 hectáreas

DAP Número

15-24 1.3

25-34 2.06

35-44 1.267

45-54 1.077

55-64 0.699

65-74 0.329

75-84 0.131

85 o + 0.141

Total 7.004

X´maben

25,000 hectáreas

DAP Número

15-24 0.168

25-34 0.161

35-44 0.1

45-54 0.182

55-64 0.074

65-74 0.049

75-84 0.035

85 o + 0.054

Total 0.822

1.30

2.06

1.271.08

0.70

0.330.13 0.14

0.0

0.5

1.0

1.5

2.0

2.5

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.17 0.16

0.10

0.18

0.070.05

0.040.05

0.00.00.00.10.10.10.10.10.20.20.2

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 8

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Distribución de Caoba

Haro

3,500 hectáreas

DAP Número

15-24 4.9

25-34 2.279

35-44 0.997

45-54 0.513

55-64 0.142

65-74 0.028

75-84 0

85 o + 0

Total 8.86

Lechugal 2

2,100 hectáreas

DAP Número

10-24 1.531

25-34 0.383

35-44 0.153

45-54 0.026

55-64 0.026

65-74 0

75-84 0

85 o + 0

Total 2.117

Lechugal 3

3,800 hectáreas

DAP Número

10-24 0.474

25-34 0.237

35-44 0

45-54 0

55-64 0

65-74 0

75-84 0

85 o + 0

Total 0.711

Campeche

4.90

2.28

1.000.51

0.14 0.03 0.00 0.000.0

1.0

2.0

3.0

4.0

5.0

6.0

15-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.53

0.380.15

0.03 0.03 0.00 0.00 0.000.00.20.40.60.81.01.21.41.61.8

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

0.47

0.24

0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.000.00.10.10.20.20.30.30.40.40.50.5

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 9

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Distribución de Caoba

Pixoyal

5,000 hectáreas

DAP Número

10-24 0.976

25-34 0.276

35-44 0.021

45-54 0.011

55-64 0

65-74 0

75-84 0

85 o + 0

Total 1.283

Colorado

5,000 hectáreas

DAP Número

10-24 1.143

25-34 0.714

35-44 0.408

45-54 0.204

55-64 0

65-74 0

75-84 0

85 o + 0

Total 2.469

0.98

0.28

0.02 0.01 0.00 0.00 0.00 0.000.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

1.14

0.71

0.41

0.20

0.00 0.00 0.00 0.000.0

0.2

0.4

0.6

0.8

1.0

1.2

1.4

10-24 25-34 35-44 45-54 55-64 65-74 75-84 85 o +

DAP

Arboles por hectárea

página 10

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1

Anexo 3 CBMMQRooCampecheEjidos&PP EJIDOS Y PROPIEDADES PRODUCTORAS DE MADERA EN CAMPECHE Y QUINTANA ROO. Los ejidos y Propiedades Privadas (PP) que tienen, han tenido o esperan tener autorizaciones para aprovechamientos forestales Estos datos vienen de una gran variedad de documentos no-publicados, de diferentes fechas y organizaciones, mostrando muchas diferencias entre sí. Este resumen está incluido en el informe para el CBMM como información de respaldo. La actualización de estos datos sigue adelante. Clave de columnas: 1 Nombre del ejido y propiedad privada (PP) 2 Nombre de Prestador de Servicios Técnicos Forestales, PSTF. 3 Área total del ejido o propiedad, ha. 4 Área Forestal Permanente (AFP), o el área cubierta por el PdMF, en hectáreas. 5 Volumen anual autorizado de la caoba. 6 Volumen anual total de madera autorizada, incluyendo la caoba, excluyendo palizada, leña y carbón. Estos datos vienen de fuentes oficiales, pero no hay garantía que estos volúmenes existen en el área vigente, ni que van a aprovecharse. Algunos PdMFs autorizan volúmenes diferentes para cada año, según sus existencias, así que los volúmenes aprovechados en el año actual no corresponden exactamente con estos volúmenes. 7 Programa de Manejo Forestal, PdMF, vigencia. 8 Notas. Estos datos no incluyen los ejidos que cuentan con bosques pero no cuentan con autorizaciones para el aprovechamiento de la madera; ni las autorizaciones para productos forestales no-maderables.

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1 2 3 4 5 6 7 8 Ejido o PP Servicios Área total AFP, ha Vol. Aut. Vol. Aut. PdMF Notas Técnicos ha de caoba total, excl. M3 palizada QUINTANA ROO Municipio Benito Juárez Alfredo V. Bonfil Biosilva Leona Vicario Biosilva 18 773 0 4 848 99-22 Municipio Felipe Carillo Puerto Andres Q.Roo OEPFZM 6 450 4 000 0 1 200 01-26 Betania OEPFZM 11036 5000 10 1 174 99-23 Central Guayaritas PP J.Arreola 500 0 791 02-26 Central Prado PP SPFEQR 749 749 0 963 04-14 Chan Santa Cruz OEPFZM 6540 5000 0 690 01-16 Chancah Derrepente OEPFZM 4850 3000 0 1 121 01-26 Chunhuas OEPFZM 14420 10000 0 1 240 03-11 Chunhuhub OEPFZM 14430 4 400 25 1 400 01-25 Chun Ox PP J.Arreola 217 0 0 03-27 Chunyaxche OEPFZM en trámite

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Cuauhtemoc OEPFZM 2 800 2 000 0 250 Dos Hermanos CEEAMFOR 80 0 0 03-27 Dzoyola OEPFZM 6480 5000 0 902 01-26 Dzulá SPIFQRTC 25368 7 000 41 2 526 98-25 El Eden PP SPFEQR 140 0 0 02-26 Emiliano Zapata OEPFZM en trámite Esperanza Limones PP T.Gaston 750 Fpe Carrillo Pto J.Arreola 20 000 290 1 959 06-10 aserradero. Filomeno Mata OEPFZM 8820 5000 0 690 99-23 Kampokolche OEPFZM 5750 4000 0 783 Kopchen La Esperanza PP SPFEQR 140 0 0 02-26 La Guadalupana PP J.Arreola 94 0 12 03-26 Laguna Kaná OEPFZM 32 180 10 000 35 1 335 03-11 Laguna Ocomi PP CEEAMFOR 400 0 125 04-29 La Herradura 96 La Mixtequilla SPFIQRTC 3370 1700 0 1 52

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Los Cascabeles PP CEEAMFOR 40 0 0 03-27 Los Encinos PP CEEAMFOR 40 0 0 03-27 Naranjal Poniente OEPFZM 12 620 10 750 467 3 445 03-10 aserradero Noh Bec TRL 23 100 17 055 1 545 18 595 99-08 Pocos grupos. Aserradero. Est. 1936 Nueva Loria en trámite Nuevo Israel SPFIQRTC 8 400 1 524 0 346 Paraíso PP CEEAMFOR 110 0 0 03-27 Petcacab SPFEQR 51 177 42 315 2 153 17 687 02-08 14 Grupos. Est. 1936 Aserradero. Ramonal PP SPFEQR 150 0 227 02-26 Rancho Grande PP CEEAMFOR 80 0 31 03-27 Reforma Agraria OEPFZM 2800 2 000 0 567 05-19 San Angel PP San Antonio Nuevo J.Arreola 1 000 0 277 01-26 San Diego PP CEEAMFOR 15 0 0 04-29 San Juan PP CEEAMFOR 180 0 0 03-27 San Pedro PP SPFEQR 80 0 0 02-26

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San Pedro II PP J.Arreola 500 0 600 99-23 Santa Isabel J.Arreola 2 000 0 466 99-23 San Jorge PP CEEAMFOR 30 0 0 04-29 San Felipe PP CEEAMFOR 105 0 0 04-29 Sta María Pte OEPFZM 8330 5000 250 2 600 01-25 Tabi OEPFZM 5400 3500 0 725 01-11 Tierra y Libertad PP CEEAMFOR 35 0 0 04-29 Tixcacal Guardia OEPFZM Trapich OEPFZM 2550 2000 0 114 99-22 Tres Potrillos PP CEEAMFOR 100 0 0 03-27 Tres Reyes OEPFZM 10500 7000 0 640 05-18 Tuzik Vergel I PP A.Huchin 200 X-Conha OEPFZM 4400 2000 0 450 03-22 X-Hazil SPFEQR 55020 25000 480 1 385 04-08 Grupos de trabajo. Aserradero X-Maben OEPFZM 73 400 40 000 60 4 300 05-13 Aserradero X-Pichil OEPFZM 27 300 17 500 60 2 960

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X-Yatil SPFIQRTC 17 575 6 786 24 3 082 Yaxley OEPFZM 10 340 7 500 0 1 145 03-11 Yoactun OEPFZM 16 800 12 500 0 3 070 05-19 Yodzonot Nuevo OEPFZM 3 384 1 000 0 98 01-26 Municipio José María Morelos Adolfo de la Huerta SPIFQRTC 5 243 2 670 0 939 Candelaria II C.Escobar 3 100 0 557 01-26 El Naranjal C.Escobar 3 000 0 148 01-26 El Triunfo C.Escobar 2 500 0 390 01-23 El Ultimo Recuerdo PP C.Escobar 960 0 1 268 00-24 Fracc. 3 La Ceiba PP A.Huchin 264 0 0 01-26 Gavilanes C.Escobar 2 500 0 1 990 05-29 I.M. Altamirano. SPIFQRTC 3 600 3 600 0 1 276 en trámite KanKapchen C.Escobar 4 000 0 406 01-26 La Esperanza C.Escobar 4 000 0 0 01-26 La Pimienta C.Escobar 2 500 0 0 05-29

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Lazaro Cardenas C.Escobar 3 500 0 0 01-26 Org. De P.P. SPFIQRTC 4 099 3 500 10 410 O.P.Blanco 3 000 Piedras Negras C.Escobar 2 500 0 2 070 03-28 Plan de la Noria Ote C.Escobar 2 500 0 685 03-28 Plan de la Noria Pte SPFEQR 9 450 5000 0 468 Pozo Pirata C.Escobar 2 500 0 0 01-26 Puerto Arturo C.Escobar 3 100 0 311 01-26 Rancho Viejo C.Escobar 1 000 0 0 01-26 Sabana San Francisco C.Escobar 2 500 0 349 01-26 San Antonio Tuk A.Huchin 2 825 6 2 215 06-31 San Carlos C.Escobar 1 500 0 196 05-29 San Felipe III 1 000 San Francisco I PP C.Escobar 900 0 0 00-21 San Francisco II PP C.Escobar 900 0 0 00-21 San Isidro Poniente SPFIQRTC 8 250 4 000 0 1 274 Zafarrancho C.Escobar 3 000 0 517 01-26

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Municipio Othon P. Blanco 18 de marzo SPFEQR 2 000 2 635 03-26 A Merino F OEPFZM 2 500 0 543 03-28 Bacalar Chaktemal 56 280 35 000 80 390 03-08 Est. 1936 Buenavista Chaktemal 13 154 4 500 40 86 03-17 Est.1942 Cacao SPFEQR 2 000 19 302 01-26 Cafetal Limones OEPFZM 20 681 12 500 150 1 650 Caoba SPFEQR 68 553 32 500 310 7 370 03-27 Grupos de Trabajo Aserradero. Est 1940 Carmelita S Miguel PP C.Escobar 400 1 322 03-28 Carmelita 96 Chacchoben SPFEQR 18 450 6 000 280 5 086 03-08 Cuatro Hermanos PP 500 El Achiotal SPFEQR 1 800 1 250 04-26 El Atoron V PP CEEAMFOR 250 0 0 03-27 El Gallito CEEAMFOR 1 000 1 345 99-09 El Nopal PP TRL 50 0 39 03-27

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El Petuleño PP CEEAMFOR 80 0 77 03-27 El Recuerdo PP CEEAMFOR 80 0 0 03-27 El Retiro PP CEEAMFOR 80 0 0 03-27 El Torito PP TRL 50 0 0 03-27 Francisco Villa C.Escobar 2 500 0 573 03-27 Gabino Vásquez Chaktemal 1 000 Graciano Sánchez Chaktemal 9 957 2 500 100 520 Guadalupe Victoria Chaktemal 5 600 1 000 0 200 Gustavo Díaz Ordaz C.Escobar 500 Huanacastle Huatusco 116 Isidro Favela 1 Grupo La Buena Fe Chaktemal 4 250 1 210 45 39 02-15 La Guadalupe PP M.Carreón 1 000 Laguna Om Chaktemal 88 350 25 000 450 1 878 02-09 Grupos de Trabajo Laguna Vázquez Chaktemal 2 600 1 000 50 101 La Peninsula T Gaston 2 700

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Limonar T.Flores 2 000 0 255 03-28 Los Divorciados OEPFZM? 12 000 5 000 34 1 291 03-09 Manuel Avila Camacho SPFEQR 12 962 1 500 15 1057 Melchor Ocampo L.G.Uc 1 500 0 474 99-09 Miguel Aleman L.G.Uc 5 000 23 2 691 99-08 Nuevo Guadalajara SPFEQR 28 500 6 000 237 548 Nuevo Jerusalén OEPFZM 1 000 0 300 06-29 Nuevo Tabasco L.G.Uc 2 500 0 1 061 99-09 Otilio Montaño L.G.Uc 2 100 0 653 99-09 Org. PP OPB Ramonal OEPFZM Reforma C.Escobar 2 500 0 282 03-28 Rio Verde L.G.Uc 1 500 6 556 99-09 San Francisco Botes SPFEQR 18 900 7 358 393 3 474 04-09 San Isidro PP SPFEQR 260 0 400 03-27 San Juan I PP T.Gaston 100

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San P Peralta 96 C.Escobar 1 250 Santa Elena SPFEQR 2 426 0 1 013 04-29 Tollocan CEEAMFOR 2 000 0 0 03-27 Tomas Garrido C SPFEQR 1 500 113 865 04-28 Tres Garantias SPFEQR 43 678 32 265? 565 12 605 03-08 Grupos de Trabajo. Aserradero. Est 1943 Municipio Solidaridad Chacara PP CEEAMFOR 150 0 79 03-27 Santa María PP Tulum OEPFZM 22 800 20 000 0 3 230 05-08 Municipio Lazaro Cárdenas Arizona PP 500 Constituyentes del 74 Biosilva 2 000 0 477 03-27 Chiquila Biosilva 15 000 0 538 01-09 El Ideal Biosilva 2 000 0 0 00-24 El Naranjal Héroes de Nacozari

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Kantunilkin Biosilva 2 000 Nuevo X-Can Biosilva 10 800 18 328 01-26 San Ángel Biosilva S Juan de Dios OEPFZM 3 000 0 635 01-26 Solferino H.Flores 10 000 Valladolid Nuevo Biosilva 5 000 0 569 04-28 CAMPECHE Municipio Calakmul 16 se Septiembre 600 50 580 95-99 Álvaro Obregón SOSETECA 17 000 10 000 0 30 609 96-06 Aserradero Arroyo Negro 1 500 1 570 11 670 99-04 Bonanza PP 120 79 1 004 98-03 Bolonchén de Rejona A.F. 5 000 1 155 56 965 97-02 Carlos A. Madrazo 722 524 8 617 97-00 Centauros del Norte 955 31 849 97-07 Champotan A.F. 4 000 1 177 18 380 97-98 Conhuás G.Dávila 50 000 2 000 182 10 177 99-02

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2 600 0 11 610 04-17 Constitución 2 150 0 27 023 99-04 2 688 0 12 041 05-25 Dos Lagunas 2 142 0 11 730 99-09 Dzilbalchena A.F. 5 000 50 14 100 94-04 El Carey PP SOSETECA 800 0 489 05-25 El Charo PP 600 99 539 97-02 El Ciricote PP 196 388 3 442 97-99 El Manantial 1 100 0 5 680 95-04 El Porvenir SOSETECA 1 300 0 2 099 05-25 El Tesoro SOSETECA 500 79 544 95-99 1 000 170 9 780 05-25 Gustavo Diaz Ordáz (S Ant.Sosa) 1 004 0 8 558 00-03 Haro A.F. 3 600 1 050 29 540 94-00 5 020 1 792 75 933 02-12 Hecelchakán A.F. 4 000 1 129 38 268 97-02 3 015 13 26 135 05-25 Josefa Ortiz de Domínguez 650 0 6 381 95-04 Justo Sierra Mendez 204 303 1 914 97-07 Kicche 455 0 1 862 95-04 La Perla PP 400 0 618 06-26

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Ley de Fomento Agrop 610 268 2 448 97-02 Los Angeles 500 0 243 95-99 Luna A.F. 5 000 1 944 95 667 98-03 3 000 398 40 361 04-18 Narciso Mendoza 1 230 0 2 030 95-04 Nuevo Becál L Contreras 5 000 115 30 445 95-04 Grupos de trabajo Nuevo Progreso SOSETECA 500 27 584 95-99 546 270 1 805 03-19 Pablo Garcia 1 067 0 5 787 01-03 Pioneros del Rio Xhon-Ha SOSETECA 483 408 2 133 98-01 1 727 311 6 064 05-25 Pustunich 3 000 4 485 40 666 01-06 R. Flores Magon SOSETECA 2 56 40 9 170 95-04 San Carlos 202 0 729 99-04 San Carlos PP 506 204 1 915 99-02 Santa Rosa SOSETECA 778 141 3 015 00-05 2 540 681 6 263 03-19 Santa Rosa PP 800 796 849 98-03 Veinte de Nov. SOSETECA 5 000 209 44 794 95-04 35 217 21 682 46 81 320 05-25 Xbonil 3 000 0 19 320 94-99 5 000 39 33 153 01-21

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Xpujil 657 0 1 545 00-03 Yohaltun 3 000 200 12 998 03-28 Municipio Campeche La Veleta PP 80 0 1 132 98-08 Mucuychakan 610 0 69 797 05-13 Noh-Yaxche PP 466 0 10 511 04-32 San Francisco Koben 1000 98 1 457 02-12 Santo Domingo Pixal I PP 250 0 140 04-24 Municipio Candelaria Aguas Malas PP 1 299 13 6 673 04-24 Alianza Productora PP 362 27 1 182 05-06 Bebederos y otros PP 907 531 14 857 98-03 1 093 0 5 332 03-18 El Desengaño 2 100 3 586 86 486 97-07 El Destino 2 655 12 9 155 04-24 El Pedregal 990 36 1 487 04-23 El Pulguero PP 1 299 9 5 415 04-24 El Roblar y otros PP 638 429 4 666 00-11 El Tasistal PP 1 487 0 7 353 04-05

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El Tulipán PP 1 072 0 4 308 04-24 Estrella del Sur 1 061 86 6 972 94-03 Innominado PP 200 0 783 04-24 Isidro Garcia O. PP 200 0 5 781 95-97 Jacintal y otros PP 362 288 3 393 01-09 L.A.Antonio Gonzalez Curi PP 404 0 1 232 05-25 Las Golondrinas 1 510 0 9 171 04-24 Miguel Alemán 1 040 0 7 640 04-24 Narciso Mendoza 300 84 8 408 96-01 Nuevo Capricho PP 3 148 0 15 746 04-24 Nuevo Comalcalco PP 3 180 0 17 000 04-2005 Nueva Rosita 1 161 196 2 627 03-23 Pablo García 714 32 2 674 03-08 Pomuch 4 000 301 43 212 94-99 Pomuch A.F. 3 000 125 24 888 02-07 Rio Caribe PP 1 800 18 6 414 04-24

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San Antonio PP 13 0 229 06-26 Santa Ana PP 32 0 129 04-24 Santo Domingo 1 847 7 2 333 03-11 Tres de Mayo PP 617 5 2 431 04-24 Zapotalillo y Tzitzio PP 701 13 727 02-09 Municipio Carmen Chekubul 2 742 0 11 777 04-24 Chivota-Cristalina PP 168 0 2 575 03-23 El Pedregal 1 450 408 17 725 97-01 El Reparo PP 327 0 1 654 05-25 La Herradura PP 172 0 1 690 03-23 Las Palmas PP 150 74 1 800 97-99 Palo Alto PP 145 769 1 348 98-2000 San Fermín PP 283 0 670 05-25 San Joaquin del Este L VII PP 410 464 3 995 00-04 San José PP 65 0 1 045 04-24 Santa María PP 151 66 2 702 97-99 107 45 1 948 00-45

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SPR Tintal Escondido PP 1 186 766 6 379 00-20 Uberal PP 300 22 4 554 01-06 Municipio Champoton Chen Valdez PP 300 0 950 01-06 Chiná A.F. 3 000 0 25 161 01-21 Cinco de Febrero 1 000 248 14 925 98-02 1 500 0 11 136 03-19 Faja de Oro PP 27 0 400 03-23 Felipe Carillo Puerto 2 000 0 13-689 94-99 3 000 0 10 958 05-20 1 000 6 3 570 02-22 La Esperanza PP 100 0 951 05-25 Ley Fed de Reforma Agr 260 0 1 332 99-04 234 86 7 538 03-23 Miguel Colorado 10 200 950 108 839 96-04 6 008 870 49 912 04-16 Pich A.F. 5 000 0 11 199 94-04 Pixoyal 5 000 0 68 452 97-03 5 309 29 49 833 05-19 Revolución 656 0 772 03-23 San Pablo Pixtun 1 000 192 9 137 96-99 447 0 7 361 00-02 1 005 0 4 219 05-25

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Turitzio PP 100 33 1 669 97-99 Yacasay 500 0 2 469 00-02 Municipio Escarcega Centenario 1 400 56 4 474 98-00 3 431 0 15 497 04-24 Don Samuel 1 000 61 5 437 01-08 INIFAP PP 1 400 1 330 49 606 99-18 Justicia Social 1 042 99 12 448 00-04 La Libertad 997 9 8 587 04-05 Lechugal 2 100 28 24 773 96-98 3 800 0 19 220 99-05 5 094 0 21 315 05-25 Matamoros 3 000 527 41 887 96-00 5 970 2 116 68 068 04-18 San José PP 51 0 365 04-24 Santo Domingo del Azote PP 61 49 542 00-07 Silvituc 5 000 410 49 213 94-03 5 000 197 44 813 01-21 51 000 47 100 Municipio Hopelchén Agroforestería de Cam PP 1 260 0 4 984 05-16 Cancabchen 1 604 0 4 113 00-04 3128 0 3 011 05-25

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Chanchén 2 000 52 9 544 96-00 Chencoh 2 000 0 3 186 98-00 1 539 0 9 790 02-05 Chunchintok 1 500 0 10 699 03-23 Chun-Ek 2 983 0 11 111 00-03 3 010 0 6 843 05-22 El Sol, La Jagua y S Juan PP 800 232 4 566 05-25 German Valdéz Azuara PP 220 0 163 95-00 Iturbide 1 869 0 8 582 19-03 3 045 0 7 880 05-22 Pachuitz 3 000 278 7 937 00-06 5 335 0 45 377 05-25 Raymundo Piedra O. PP 947 0 1 585 96-16 Ukum 1 340 0 3 169 00-04 2 800 0 8 810 05-22 Xmaben 3000 0 17 426 00-06 Xcanhá 3 040 0 13 313 00-06 X’Mejia 1 536 0 5 789 02-22 Municipio Palizada El Refugio PP 90 600 803 98-00 El Retiro PP 20 324 485 98-00 Fernando Filigrana C. PP 455 372 2 168 96-97

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La Lampara PP 10 321 490 98-00 Las Naranjas PP 125 398 685 98-00 Mata de la Mica PP 755 471 3 477 97-99 967 0 2 853 04-24 San Luis PP 125 400 612 98-00 Municipio Tenabo Espinosa Hnos. PP 450 175 1 713 94-04

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Anexo 4. Tipología de empresas forestales comunitarias en el Corredor Biológico Mesoamericano de México (CBM-M). Febrero de 2007 Esta sección tiene dos objetivos: primero para describir, clasificar y entender la variedad de sistemas de derechos, organización, manejo y gestión en comunidades con bosques productivos, y segundo para aclarar los padrones y las correlaciones entre los derechos de las comunidades y sus miembros, las características de los bosques, y los productos y beneficios de los bosques. i Introducción. Los gerentes de bosques y los Prestadores de Servicios Técnicos Forestales (PSTF), están familiarizados con la tipología usada por PROCYMAF. Esta tipología ubica a los ejidos en una de las cuatro categorías, según el nivel de desarrollo de la cadena productiva que cada ejido realiza, es decir el nivel ó tipo de organización que ejercen en su aprovechamiento maderable:

Comunidades productoras potenciales…………….. (CPP)

Comunidades rentistas de bosques………………… (CRB)

Comunidades productoras de materia prima………. (CPMP)

Comunidades con industria primaria........................ (CIP) Las primeras versiones de esta tipología fueron usadas en la SFF de la SARH. Luego fue adaptada por PROCYMAF en 1997-1998 para la asignación de sus apoyos económicos, y elaborada y explicada por Bray & Merino (2004, pp. 28-31). Es evidente que esta tipología sencilla puede mostrar solo una pequeña parte de la complejidad encontrada en los bosques comunitarios. Como explican Merlet et al. (2003), la organización de la cadena productiva no es necesariamente el indicador que mejor define la capacidad de la comunidad de manejar su bosque. Según ellos, una tipología basada en los arreglos institucionales de tenencia y aprovechamiento sería un mejor criterio para diseñar los apoyos requeridos. Cada tipología es una caracterización, o un juego de categorías, que puede ayudar en aclarar los padrones de interacciones entre los derechos de las comunidades, la naturaleza del bosque mismo y los beneficios derivados del bosque y de su manejo. Claro que existen muchas otras maneras de clasificar el manejo forestal comunitario. En la ausencia de una clasificación claramente aceptada, salen malentendidos y diferentes interpretaciones de los informes y descripciones de las comunidades. ii Antecedentes. Las actividades y responsabilidades de las comunidades en el aprovechamiento y la protección de bosques son tan antiguas como las sociedades humanas, y por cierto mucho más antiguas que la profesión forestal, pero las experiencias han sido muy variables y no siempre positivas. El manejo forestal comunitario y participativo es ahora promovido en muchos países, en diferentes modelos, pero todavía no hay un sistema aceptado para

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clasificarlos. Ha sido difícil interpretar y compararlos, porque los intereses de cada comunidad son bastante distintos. Durante los últimos quince años, un gran número de tipologías y clasificaciones han sido desarrolladas. Muchos investigadores han visto que la gran variedad y complejidad de la relación de comunidades con bosques y su manejo no puede explicarse ni analizarse con un solo juego de categorías, ni reducirse en un solo matriz. El manejo forestal comunitario es un proceso social que puede examinarse desde distintos puntos de vista, como cualquier proceso social complejo. Un solo juego de categorías no puede describir ni abarcar toda la variedad de situaciones comunitarias, ni la diversidad de su estatus y organización interna. Sin embargo, cada juego puede ilustrar una parte de la situación, y ayudar en explicar padrones y pautas. Aquí se presenta un marco de clasificaciones, o juegos de categorías, una tipología de bosques comunitarios o de empresas forestales comunitarias, para ayudar en el entendimiento del padrón de interacciones. Esta colección se deriva principalmente del trabajo de Merlet et al. (2003) en Oaxaca, y luego elaborado por Synnott (2004). Esta colección de categorías es extensa y compleja. Sin embargo, tan solo en México, existen miles de comunidades con derechos de propiedad, y responsabilidades para su manejo. Tan solo en Campeche y Quintana Roo, existen cientos de empresas o programas forestales comunitarios, con diferentes niveles de complejidad. Cada uno es único de una manera u otra. No es posible entender o analizar el padrón de interacciones, beneficios, problemas y resultados en este conjunto de situaciones sin tener un marco en que se pueda desmenuzar las variables más importantes. Con esta tipología, se pretende ofrecer una herramienta para cualquier investigador interesado en estudiar la complejidad del manejo comunitario, y para cualquier programa de apoyos diseñados conforme a esta complejidad. Por lo menos, esta tipología sirve para demostrar la enorme variedad de las situaciones en las cuales se encuentran las comunidades forestales de la región. Así que se pretende oponerse a las propuestas sencillas, las soluciones de tamaño único, y las recomendaciones generalizadas. La situación es compleja, y merece medidas adecuadas. iii El marco de clasificaciones. Se identifican unas 20 clasificaciones, tipologías y juegos de categorías distintas, cada una capaz de mostrar o explicar diferencias entre comunidades. Para evaluaciones más detalladas, cada una puede dividirse en sub-categorías. Por ejemplo la tipología usada por PROCYMAF puede dividirse fácilmente: La

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categoría “Comunidades productoras de materia prima” abarca comunidades vendedoras de árboles a pie de tocón, a pie de brecha, en bacadillas o en el patio de almacenamiento. Así cada categoría puede adaptarse en juegos de sub-categorías, en el caso que este sea útil para explicar diferencias. Los juegos de categorías descritos a continuación abarcan tres grupos: 1. El marco legal e institucional: los derechos de propiedad y de usufructo, y el papel del estado, reconociendo que estos elementos son determinantes por la habilidad, poderes y capacidad de la comunidad para manejar los bosques y disfrutar sus beneficios (tipologías 1 - 4). 2. Las características del sistema de manejo y gestión, reconociendo que la capacidad gerencial e institucional de la comunidad determina la calidad y manejo y los beneficios obtenidos (tipologías 5 – 17). 3. Las características del bosque, reconociendo que la superficie, valor y accesibilidad del recurso forestal tiene un papel en los beneficios potenciales y en la toma de decisiones (tipologías 18 – 20 y otros).

Tipologías o tipificaciones aplicables en Campeche y Quintana Roo

1. Tenencia de la Tierra: La gran mayoría de los terrenos forestales

productivos en esta región son propiedades ejidales o privadas. 1.1 Propiedad pública: Son derechos de propiedad otorgados al estado, o al gobierno federal, estatal o municipal. Bosques públicos. 1.2 Propiedad comunal ejidal: Son derechos de propiedad otorgados a un ejido: bosques privados comunales. 1.3 Propiedad privada: Son derechos de propiedad otorgados a un individuo o una empresa (persona física o moral). Bosques privados. 1.4 Propiedad libre: Son derechos de propiedad indefinidos. Comunes de acceso abierto.

2. Arreglos institucionales comunales: Son acuerdos y decisiones

internos para regular o permitir el uso adecuado de los recursos forestales. 2.1 Gestión forestal comunal centralizada. La gestión se concentra en las autoridades ejidales, típicamente en el Comisariado de Bienes Comunales en la cabecera ejidal, incluyendo la contratación de Servicios técnicos y la venta de productos forestales. Este arreglo es lo más común en esta región. 2.2 Gestión forestal comunal-descentralizada. El aprovechamiento y comercialización están asignados a Grupos de Trabajo, cada uno con una parte del volumen de madera autorizado en el Programa de Manejo, según el número de ejidatarios en cada grupo. El Comisariado sigue de responsable como

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representante legal para la gestión forestal. El Prestador de Servicio Técnico Forestal calcula la superficie y volumen cortable correspondiente a cada grupo. Este arreglo se encuentra en los ejidos con superficies y volúmenes más grandes. 2.3 Gestión forestal comunal con bosques parcelados. El bosque se encuentra parcelado, y cada ejidatario tiene derecho de usufructo de los recursos forestales en su parcela. Hasta ahora, parece que no hay ejidos con sus Áreas Forestales Permanentes parceladas, pero algunos han parcelado de hecho sus áreas forestales “de uso comunal” 2.4 Gestión de libre acceso al recurso. La comunidad carece de un arreglo institucional que regule el acceso al recurso forestal. Cada ejidatario extrae y vende los productos según su fuerza de trabajo. Algunos ejidos cuentan con Programas de Manejo autorizados, para obtener la autorización para una cosecha, pero no se cumplen.

3. Capacidad de gestión forestal comunal. Este grupo mide la fuerza

institucional o capacidad gerencial del mismo ejido para fines del manejo forestal, indicado por el rol de los ejidatarios en la Asamblea General y otros comités. 3.1 Ejidos con muy baja o nula capacidad de gestión forestal comunal. La gestión comunal depende del Comisario de Bienes Ejidales, con muy poca participación de la Asamblea General. 3.2 Ejidos con baja capacidad de gestión forestal comunal. La Asamblea General, el Consejo de Vigilancia y otros comités tienen algo más de influencia sobre la gestión. 3.3 Ejidos con regular capacidad de gestión forestal comunal. Ejidos con reuniones frecuentes de la Asamblea General, y más participación de las autoridades comunales y otras instituciones. 3.4 Ejidos con alta capacidad de gestión forestal comunal. Ejidos con reuniones frecuentes de la Asamblea General, y con la mejor participación de otros Comisariados y comités.

4 Esquemas de administración de la organización forestal. El

nivel de desarrollo de la capacidad de dirección y administración de las actividades forestales como empresa. 4.1 Unidad Forestal tradicional. La Asamblea General elije los Comisariados y el jefe de monte. Las responsabilidades y la administración forestal están combinadas con los demás recursos ejidales. 4.2 Unidad Forestal Tradicional separada de la industria ejidal. La administración del aserradero ejidal está separada del manejo y aprovechamiento

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del bosque. La industria ejidal tiene su propia administración y compra madera de la Unidad Forestal, de grupos de trabajo o de otros ejidos. En Noh Bec, la industria esta constituida como S.P.R. 4.3 Unidad Forestal descentralizada. La Unidad Forestal está a cargo de la administración y manejo financiero de los recursos forestales, independiente del Comisariado de Bienes Ejidales, el cual sigue como representante legal y una autoridad moral. 4.4 Esquema de Manejo Gerencial. La Unidad Forestal funciona como una empresa, comprando madera del ejido. La Asamblea General nombra el gerente de la unidad, y aprueba el programa de metas y administración financiera, mientras que el gerente tiene a su cargo la dirección de la empresa y el reclutamiento de su personal. El CBC sigue como representante legal.

5 Manejo Forestal: la calidad, legalidad, intensidad y transparencia.

5.1 Ejidos con áreas significantes de no-cumplimiento con las leyes y reglamentos forestales. Principalmente ejidos con pocos recursos forestales de valor comercial, sin Programas de Manejo autorizados. 5.2 Ejidos con programas de manejo forestal autorizados, y con aprovechamiento forestal legal, cumpliendo por completo, o casi por completo, con los requisitos legales, pero con poco esfuerzo para mejorar el manejo forestal. 5.3 Ejidos en el proceso de cumplir con criterios e indicadores del buen manejo forestal, con esfuerzos para mejorar su manejo. 5.4 Ejidos certificados, donde la calidad de su manejo cuenta con un certificado con reconocimiento internacional, con mejoras continuas en su manejo.

6 Apoyos técnicos y servicios forestales. El estatus de los

esquemas de servicios técnicos, indicando el grado de integración de las capacidades técnicas forestales dentro de la comunidad. 6.1 Ejidos cuentan con un servicio técnico forestal privado. Prestadores de servicios, contratados por el ejido, proporcionan los servicios necesarios para cumplir con la normatividad legal. Los archivos forestales se encuentran en el despacho privado del PSTF, mientras que el jefe de monte se encarga de la operación forestal. El ejido paga una cuota, por metro cúbico de las diferentes especies. Existen aprox. 10 PSTFs cumpliendo este papel en Campeche y Quintana Roo. 6.2 Ejidos en una asociación regional: ellos que cuentan con una dirección técnica forestal: Las Sociedades Civiles forestales en Quintana Roo cumplen con los requerimientos de la normatividad forestal, tienen los archivos forestales, y

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ofrecen una variedad de apoyos técnicos y intercambios de experiencias para los ejidos socios o vinculados. Los ejidos pagan una cuota por metro cúbico de las diferentes especies. Este arreglo ha facilitado la canalización de los apoyos de ONGs para mejorar el manejo. 6.3 Ejidos con su propia oficina de manejo forestal ejidal. Un grupo de ejidatarios tienen las capacidades técnicas para ejecutar su programa de manejo, y mantener los archivos forestales comunales dentro del ejido. Contratan servicios técnicos, según las necesidades.

7 Distribución e inversión de beneficios. Los ejidos tienen prácticas

muy distintas para distribuir las ganancias proporcionadas por sus actividades forestales. Las diferentes prácticas tienen impactos muy distintos en la opinión e interés de los ejidatarios, y las posibilidades de mejorar los bosques, su manejo y su aprovechamiento. Estos ejemplos no son en orden de calidad o intensidad. 7.1 Beneficios divididos en partes iguales entre los ejidatarios. 7.2 Beneficios divididos según la participación de cada ejidatario en las actividades forestales. 7.3 Beneficios asignados a las actividades u obras de beneficio comunal, escogidas por el ejido (las autoridades o la Asamblea). 7.4 Beneficios asignados al manejo, protección o aprovechamiento de los recursos forestales.

8 Ordenamiento territorial: la planificación del uso del suelo y el

establecimiento de reglas para el aprovechamiento de recursos naturales, dentro y afuera del área forestal. 8.1 Ejidos sin planificación ni reglas para el uso de su tierra, y sin definición de objetivos. 8.2 Ejidos con Áreas Forestales Permanentes para la producción: Ejidos con parte o todo su territorio arbolado designado como áreas forestales permanentes para fines productivos, también con áreas asignadas a otros fines, como para proteger fuentes de agua, la conservación o eco-turismo, pero sin reglas, o con pocas reglas, para el resto del territorio. 8.3 Ejidos con bosques de producción y otras áreas de conservación: Ejidos con partes de su territorio asignadas como áreas forestales permanentes para fines productivos, con parte o todo su territorio arbolado, pero sin reglas, o con pocas reglas, para el resto del territorio.

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8.4 Ejidos con ordenamiento territorial: Ejidos que planifican el uso de su territorio, definiendo las áreas, los usos y las reglas para diferentes usos.

9 Uso múltiple de los recursos forestales: Las selvas contienen

una gran variedad de productos con valor actual o potencial, pero diferentes ejidos los aprovechan en diferentes grados; así que la importancia de la selva para el ejido, y los intereses de los ejidatarios, varia según el rango de productos aprovechados. 9.1 Ejidos sin aprovechamiento comercial controlado por el ejido (aunque puede seguir el aprovechamiento a nivel de subsistencia o doméstica de algunos productos, como leña o plantas medicinales). 9.2 Ejidos con aprovechamiento de un solo producto forestal, es decir la madera o productos no-maderables, pero no los dos. 9.3 Ejidos con aprovechamiento de diversos productos forestales: la madera junto con una variedad de productos no-maderables (chicle, pimienta gorda, xate, etc.) 9.4 Ejidos con uso amplio de sus recursos naturales: Comercializan los productos maderables y no-maderables, y también envasan el agua de los manantiales, y venden servicios ambientales y servicios de turismo (por ejemplo).

10 Organización de la cadena productiva: El papel del ejido en las

obras de aprovechamiento de la madera. Este grupo de categorías ha sido adaptado de la tipología usada por PROCYMAF 10.1 Ejidos con bosques sin potencial productiva comercial, por el tamaño pequeño de su área forestal, o el poco valor actual de los recursos existentes. Pueden producir cantidades limitadas de productos maderables y no-maderables, pero actualmente no tienen potencial para producción comercial a largo plazo. 10.2 Ejidos productores potenciales: Ejidos que tienen bosques con potencial para producción comercial de madera, pero que no cuentan con las autorizaciones oficiales para su aprovechamiento, así que legalmente no hacen ningún tipo de aprovechamiento legal de sus recursos forestales. 10.3 Ejidos rentistas / neorentistas: Ejidos con bosques productivos que cuentan con autorizaciones oficiales para aprovechamiento, pero que no aprovechan directamente los recursos. El ejido vende sus árboles a pie de tocón. El aprovechamiento, otras actividades en el bosque, y muchas veces los servicios técnicos, son la responsabilidad de otra empresa prestadora de servicios técnicos forestales (PSTF), bajo contrato con el ejido. A veces, miembros del ejido trabajan (mano de obra) para el maderero.

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10.4 Ejidos productores de materia prima: Ejidos que cortan, y a veces extraen sus árboles, y los venden a pie del tocón, a pie de brecha, en bacadilla o en el patio. El ejido tiene un jefe de monte y muchas veces su propia maquinaría de extracción, o puede tener un contrato con una empresa de extracción maderera. (Ejemplos: 20 de Noviembre, Bacalar y muchos más). 10.5 Ejidos con industria primaria: Ejidos que cuentan con permisos de aprovechamiento, equipo de extracción y aserradero, y pueden producir y vender madera en tabla (verde o secado al aire). (Ejemplos: Caobas, Petcacab, X-Hazil, Tres Garantías, Felipe Carrillo Puerto, X-Maben, Álvaro Obregón). 10.6 Ejidos con industria secundaria: Ejidos que cortan, extraen y procesan su madera, y también tienen estufas de secar y/o industrias de muebles o molduras, hornos de carbón, venden tablas secadas y productos terminados. (Ejemplo: Noh-Bec)

11 Accesibilidad: Desarrollo de la infraestructura de caminos. Estas

categorías describen la red de caminos que forma parte del sistema de producción forestal. La calidad y alcance de la red de caminos esta estrechamente relacionada con el potencial de la producción forestal y con su importancia económica y social. 11.1 No toda el área productiva de la selva es accesible para la extracción de productos. Algunas áreas inaccesibles. 11.2 Toda el área productiva de la selva tiene accesibilidad en tiempos secos. 11.3 Toda el área productiva de la selva tiene accesibilidad todo el año (época de lluvias y de sequía).

12 Tamaño y valor de los recursos forestales: Una clasificación

según la superficie total de la comunidad, o el Área Forestal Permanente, o según el volumen o valor de los productos maderables, no-maderables, preciosas, potenciales o aprovechables. Estas categorías están fuertemente ligadas con la importancia de la producción para el ejido, y con la viabilidad de un manejo. Se pueden dividir las categorías en diferentes medidas, por ejemplo: Superficie del AFP: pequeña: < 1000 ha mediana 1000 – 5000 ha grande > 5000 ha Producción de caoba: 0 m3/ejido/año 1 - 50 51 - 100

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101 - 500 > 500 (Bray & Merino 2004, p.226) Ojo: Las categorías no son marcos fijos: algunos abarcan una continuidad. Aún así, las agrupaciones pueden ayudar en aclarar procesos y relaciones. Se encuentran situaciones cruzadas, con ejidos que tienen características de más que una categoría. No son marcos fijos ni permanentes: “los arreglos institucionales que sustentan la gobernabilidad forestal no son eternos; por el contrario, estos arreglos requieren revitalizarse y/o renovarse” (Merlet et al 2003, p.57). Hay riesgos en basar conclusiones y decisiones en una sola tipología: como señalan Merlet et al. (2003) “El no considerar … la tipología de las comunidades en el diseño de la acción institucional de proyectos como el PROCYMAF, podría acentuar los conflictos intracomunales en lugar de apoyar el desarrollo de las comunidades. En todo caso es preferible una etapa previa para determinar el tipo de comunidad, identificar los conflictos y facilitar los arreglos institucionales de gobernabilidad forestal, antes de invertir recursos en el desarrollo forestal comunal”.

Bray, D. & L. Merino Pérez (2004) La experiencia de las comunidades forestales en México. México, SEMARNAT, INE, CCMSS. 270 p. Merlet, M., Argüelles, N. Aguilar & I. Santiago (2003) Estudio de las empresas sociales forestales de Oaxaca. Tomo 1, Evaluación económica del proyecto PROCYMAF. CIFOR, IRAM. 98 p. Synnott, T.J. (2004) Categories of community forest management: types and typologies. In: Lawrence, A., M. Richards, T.J. Synnott, & P. Maiteny (2004) Community Forests and Sustainability Indicators: The contribution to poverty alleviation. A report to WWF-UK, Project 9Z90003D, School of Geography, University of Oxford. 97 p.

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Anexo 5 CBMMCaobaNOM059 La Norma Oficial Mexicana 059 y sus implicaciones. Una lista de algunas especies en riesgo en las selvas de Campeche y Quintana Roo, y las implicaciones para el manejo forestal, según la NOM de 6 marzo 2002. Las categorías de especies en riesgo señaladas en la NOM059 son las siguientes: P en peligro de extinción A amenazadas Pr sujetas a protección especial (raras). Las implicaciones para los dueños y gerentes de bosques son indicadas en las siguientes provisiones legales: “El aprovechamiento y manejo de las especies y poblaciones en riesgo se debe llevar a cabo” de acuerdo con artículo 87 de la LGEEPA y los artículos 85, 87 y otros de la LGVS (NOM059 para 2). “La vigilancia del cumplimiento de esta Norma Oficial Mexicana le corresponde a la SEMARNAT por conducto de sus órganos competentes (NOM059 para 9.1). “El aprovechamiento de especies de flora y fauna silvestre en actividades económicas podrá autorizarse cuando los particulares garanticen su reproducción controlada o desarrollo en cautiverio o semicautiverio o cuando la tasa de explotación sea menor a la de renovación natural de las poblaciones” “No podrá autorizarse el aprovechamiento sobre poblaciones naturales de especies amenazadas o en peligro de extinción excepto en los casos en que se garantice su reproducción controlada y el desarrollo de poblaciones de las especies que correspondan” (LGEEPA Art. 87). “Los propietarios y legítimos poseedores de predios en donde se distribuye la vida silvestre, tendrán el derecho a realizar su aprovechamiento sustentable y la obligación de contribuir a conservar el hábitat conforme a lo establecido en la presente ley; …. Los propietarios y legítimos poseedores de dichos predios, así como los terceros que realicen el aprovechamiento, serán responsables solidarios de los efectos negativos que éste pudiera tener para la conservación de la vida silvestre y su hábitat” (LGVD Art. 18, 106) La SEMARNAT “promoverá e impulsará la conservación y protección de las especies y poblaciones en riesgo, por medio del desarrollo de proyectos de conservación y recuperación, el establecimiento de medidas especiales de manejo y conservación de hábitat críticos …, la coordinación de programas de muestreo y seguimiento permanente, así como de certificación del aprovechamiento sustentable, con la participación en su caso de las personas que manejen dichas especies o poblaciones y demás involucrados” LGVD Art. 60). “Solamente se podrá autorizar el aprovechamiento de ejemplares de especies en riesgo cuando

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se dé prioridad a la colecta y captura para actividades de restauración, redoblamiento y reintroducción” (Art 85) Así que existen reglas estrictas sobre la explotación de las especies clasificadas como “en riesgo”. Además, la SEMARNAT tiene derechos de introducir más medidas y reglas para asegurar la conservación de estas especies. En principio, las MIAs deben asegurar que las actividades forestales no tengan impactos negativos sobre las especies y ecosistemas existentes. Sin embargo, hasta ahora no se encuentra información sobre las “medidas especiales” que deben tomarse en el manejo y aprovechamiento forestal. La caoba no se encuentra en la NOM059. Así que las implicaciones de la NOM059 para el manejo forestal no son claramente definidas hasta ahora, pero se pretende desarrollar materiales de apoyo en el futuro. Aves Tinamus major tinamú mayor Pr Crypturellus soui tinamú menor Pr Crypturellus boucardi tinamú januey Pr Tachybaptus dominicus zambullidor menor Pr Botaurus lentiginosus avetoro del Eje Neovolcánico A Tigrisoma mexicanus garza-tigre mexicana Pr Agamia agami garza agami Pr Jabiru mycteria cigüeña jabirú P Mycteria americana cigüeña americana Pr Sarcoramphus papa zopilote rey P Cairina moschata pato real P Nomonyx (Oxyura) dominicus pato enmascarada A Leptodon cayanensis gavilán cabeza gris Pr Chondrohierax uncinatus gavilán pico gancho Pr Elanoides forficatus milano tijereta Pr Rostrhramus sociabilis gavilán caracolero Pr Harpagus bidentatus gavilán bidentado Pr Quitina plumbea milano plomizo A Busarellus nigricollis aguililla canela Pr Accipiter striatus gavilán pecho rufo Pr Accipiter bicolor gavilán bicolor A Geranospiza caerulescens gavilán zancón A Buteogallus urubitinga aguililla-negra mayor Pr Buteo albicaudatus aguililla cola blanca Pr Buteo albonotatus aguililla real Pr Spizastur melanoleucus águila blanquinegra P Spizaetus tyrannus águila tirana P Spizaetus ornatus águila elegante P Micrastur ruficollis halcón-selvático barrado Pr Micrastur semitorquatus halcón-selvático de collar Pr Falco deiroleucus halcón pecho rufo P Falco peregrinus halcón peregrino Pr

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Penélope purpurascens pava corolita A Crax rubra hocofaisán A Meleagris ocellata guajolote ocelado A Odontophorus guttatus codorniz bolonchaco Pr Dactylortyx thoracicus codorniz silbadora Pr Porzana flaviventer poiluela pecho amarilla Pr Helornis fulica pájaro cantil Pr Columba speciosa paloma escamosa Pr Aratinga nana perico pecho sucio Pr Pionopsitta haematotos loro cabeza oscura A Pionus seniles loro corona blanca A Amazona xantholora loro yucateco Pr Amazona farinosa loro corona azul A Bubo virginianus mayensis búho carnudo A Ciccaba (Strix) nigrolineata búho blanquinego A Trogon collares trogón de collar Pr Trogon massena trogón cola oscura A Hylomanes momotula momoto enano A Notharchus macrorhynchus buco de collar A Aulacorhynchus prasinus tucaneta verde Pr Pteroglossus torquatus arasari de collar Pr Ramphastos sulfuratus tucán pico canoa A Celeus castaneus carpintero castaño Pr Campephilus guatamalensis carpintero pico plata Pr Xenops minutus picolezna liso Pr Scierurus guatemalensis hojarasquero oscuro P Dendrocincla anabatina trepatroncos sepia Pr Dendrocolaptes sanctihomae trepatroncos barrado Pr Microrhopias quixensis hormiguero ala punteada Pr Platyrinchus cancrominus mosquero pico chato Pr Onychorhynchus coronatus mosquero real P Manacus candei manaquín cuello blanco Pr Vireo pallens vireo manglero Pr Hylophilus ochraceiceps verdillo ocre Pr Polioptila plumbea perlita tropical Pr Myadestes occidentalis clarín jilguero Pr Limnothlypis swainsonii chipe corona café Pr Eucometis penicillata tángara cabeza gris Pr Lanio aurantius tángara garganta negra Pr Euphonia gouldi eufonia olivácea Pr Cyanerpes lucidus mielero brillante Pr Psarocolius montezuma oropéndola Montezuma Pr Mamíferos Alouatta pigra mono aullador P Ateles geoffroyi mono araña P Caluromys derbianus tlacuache arborícola Pr Rhynchonycteris naso murciélago Pr

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Coendou mexicanus pueco espín A Herpailurus yagouarondi jaguarundi A Leopardos pardales tigrillo, ocelote P Leopardos wiedii margay, ocelote P Pantera onca jaguar P Otonyctomys hatii ratón A Eira barbara tayra P Galictis vittata grisón A Lontra longicaudis nutria A Spilogale pygmaea zorrillo pigmeo A Chrotopterus auritus vampiro-falso lanudo A Lonchorhina aurita murciélago-espada A Micronycteris brachyotis murciélago-orejón A Mimon bennetti murciélago A Mimon crenulatum murciélago lanza rayado A Tonatia brasiliense murciélago oreja redonda A Tonatia evotis murciélago oreja redonda A Trachops cirrhosus murciélago labio verrugoso A Bassariscus sumichrasti cacomixtle tropical Pr Potos flavus kinkajou, mico de noche Pr Cryptotis nigrescens mayensis musaraña orejillas parda Pr Tapirus bairdii tapir P Plantas Tabebuia chysantha A Thrinax radiata palma chit A Pinus caribaea hondurensis pino caribeo A Esta lista es incompleta y extraoficial. Incluye algunas especies de aves, mamíferos y árboles de la NOM059 presentes en las selvas de la región, según los mapas de distribución publicados por Emmons (1990), Howell & Webb (1995), Pennington & Sarukhán (1998) y Reid (1997). Mas información sería disponible de la CONABIO.

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