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Filo. y lingüL8(1 y2):75-79,1982. COSTARRIQUEl'lISMO UNIVERSAL EN "LEYENDAS Y ESCENAS CAMPESINAS" DE JOAQUIN GARCIA MONGE Se nos presentan algunos obstáculos en el momento de iniciar una aproximación metódica a la obra del escritor costarricense Joaquín García Monge; primeramente -y aunque sea paradójico- por el hecho de que supo crear en derredor de su persona una cálida atmósfera con el afecto y cor- dialidad que generosamente dispensaba, lo que, si bien constituye una virtud, puede restar objetivi- dad en los estudios de quienes, como nosotros, lo conocieron de cerca. Pero, a la vez ha de recono- cerse una ventaja para el investigador en el haber participado de alguna manera en el campo de in- fluencia personal del autor, pues tales circunstan- cias contribuyen, en todo caso, a ampliar el cono- cimiento en los niveles connotativo y referencial de la obra. Otro problema consiste en la elección de métodos de análisis, porque es preciso tomar en cuenta que la producción narrativa de García Mon- ge se distingue por una extraordinaria sencillez en el uso del lenguaje, tanto vernacular como culto, brevedad y concisión en las formas expresivas, y austeridad en el empleo de recursos literarios. La transparencia de ambientes, acontecimientos y per- sonajes representados demanda la elaboración de un nuevo instrumental, es decir, preparar un con- junto de técnicas adecuadas para conocer y valorar las delicadas esencias del alma nacional que el autor logró captar en su producción. Es fundamental apuntar también que existe una amplia bibliografía en torno a la labor que como publicista y escritor llevó a cabo, aunque se impone la necesidad de renovar constantemente la actividad crítica en relación con la obra de este clásico costarricense, tratando de buscar nuevos enfoques y actualizando el terreno cultural que dejó preparado a las generaciones venideras. Para conocer y ubicar con precisión cronoló- gica las diversas obras y orientaciones ideológicas y estéticas que constituyen el panorama general en la labor literaria de García Monge, distinguimos en ésta dos grandes etapas. Una primera fase que se prolonga hasta 1906, incluye la mayor parte de su producción narrativa: las novelas El moto (1900), Hijas del campo (1900) y Abnegación (1962). Con Ana Francisca Fernández Ulloa éstas afirma en el medio nacional el movrmrento regionalista, al introducir el habla del campesino, y al mismo tiempo pone en evidencia una cierta intención crítica de tipo liberal y moralizante. Son fuentes de inspiración en esta fase las obras de León Tolstoi, de Emilio Zola, y, sobre todo, José María de Pereda, con sus descripciones realistas de la montaña santanderina (1). En el segundo período tiene lugar su trascen- dental labor de difusión y promoción cultural. Luego de una estadía de tres años en Chile, donde viaja para hacer estudios superiores, empieza su extraordinaria actividad editorial: Ariel (1906) El Convivio (1916) y principalmente Repertorio A- mericano (1919-1958), situándose de lleno en la corriente arielista que entonces alcanzaba gran au- ge en las letras iberoamericanas (2). Además, du- rante esta época publica su colección de relatos: La mala sombra y otros sucesos (1917), que algu- nos investigadores consideran lo mejor de su pro- ducción, por la sobriedad del lenguaje y profundo sentido humano. También hace traducciones y es- cribe gran cantidad de discursos, prólogos, confe- rencias, entrevistas, declaraciones, informes, me- morias, ensayos, biografías, manifiestos, propagan- da, poi ítica, etc. Es posible reconocer en la obra de García Monge, tomada en conjunto, una especial catego- ría que analizaremos en este trabajo con el nombre de "costarriqueñismo universal", entendiendo por éste, no solo el hecho de que el escritor, como individuo, desarrolló en su personalidad un apre- ciable cúmulo de cualidades positivas, extendió fuera del pars el conocimiento de los valores au- tóctonos y atrajo el interés por ellos de intelectua- les americanos y europeos. En sentido estricto, empleamos aquí la denominación de "costarrique- ñismo universal" para designar el conjunto de pro- cedimientos estilísticos que logró perfeccionar en sus descripciones del agro, el hombre y, en general, la vida del campesino del Valle Central. Las investigaciones antropológicas han reco- nocido el valor que en la definición de un pueblo aportan sus leyendas, tradiciones y todo el amplio campo de su riqueza folklórica, pues indudable-

COSTARRIQUEl'lISMO UNIVERSAL EN LEYENDAS Y ESCENAS ... · DE JOAQUIN GARCIA MONGE Se nos presentan algunos obstáculos en el momento de iniciar una aproximación metódica a la obra

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Filo. y lingüL8(1 y2):75-79,1982.

COSTARRIQUEl'lISMO UNIVERSALEN "LEYENDAS Y ESCENAS CAMPESINAS"

DE JOAQUIN GARCIA MONGE

Se nos presentan algunos obstáculos en elmomento de iniciar una aproximación metódica ala obra del escritor costarricense Joaquín GarcíaMonge; primeramente -y aunque sea paradójico-por el hecho de que supo crear en derredor de supersona una cálida atmósfera con el afecto y cor-dialidad que generosamente dispensaba, lo que, sibien constituye una virtud, puede restar objetivi-dad en los estudios de quienes, como nosotros, loconocieron de cerca. Pero, a la vez ha de recono-cerse una ventaja para el investigador en el haberparticipado de alguna manera en el campo de in-fluencia personal del autor, pues tales circunstan-cias contribuyen, en todo caso, a ampliar el cono-cimiento en los niveles connotativo y referencialde la obra.

Otro problema consiste en la elección demétodos de análisis, porque es preciso tomar encuenta que la producción narrativa de García Mon-ge se distingue por una extraordinaria sencillez enel uso del lenguaje, tanto vernacular como culto,brevedad y concisión en las formas expresivas, yausteridad en el empleo de recursos literarios. Latransparencia de ambientes, acontecimientos y per-sonajes representados demanda la elaboración deun nuevo instrumental, es decir, preparar un con-junto de técnicas adecuadas para conocer y valorarlas delicadas esencias del alma nacional que elautor logró captar en su producción.

Es fundamental apuntar también que existeuna amplia bibliografía en torno a la labor quecomo publicista y escritor llevó a cabo, aunque seimpone la necesidad de renovar constantemente laactividad crítica en relación con la obra de esteclásico costarricense, tratando de buscar nuevosenfoques y actualizando el terreno cultural quedejó preparado a las generaciones venideras.

Para conocer y ubicar con precisión cronoló-gica las diversas obras y orientaciones ideológicas yestéticas que constituyen el panorama general en lalabor literaria de García Monge, distinguimos enésta dos grandes etapas. Una primera fase que seprolonga hasta 1906, incluye la mayor parte de suproducción narrativa: las novelas El moto (1900),Hijas del campo (1900) y Abnegación (1962). Con

Ana Francisca Fernández Ulloa

éstas afirma en el medio nacional el movrmrentoregionalista, al introducir el habla del campesino, yal mismo tiempo pone en evidencia una ciertaintención crítica de tipo liberal y moralizante. Sonfuentes de inspiración en esta fase las obras deLeón Tolstoi, de Emilio Zola, y, sobre todo, JoséMaría de Pereda, con sus descripciones realistas dela montaña santanderina (1).

En el segundo período tiene lugar su trascen-dental labor de difusión y promoción cultural.Luego de una estadía de tres años en Chile, dondeviaja para hacer estudios superiores, empieza suextraordinaria actividad editorial: Ariel (1906) ElConvivio (1916) y principalmente Repertorio A-mericano (1919-1958), situándose de lleno en lacorriente arielista que entonces alcanzaba gran au-ge en las letras iberoamericanas (2). Además, du-rante esta época publica su colección de relatos:La mala sombra y otros sucesos (1917), que algu-nos investigadores consideran lo mejor de su pro-ducción, por la sobriedad del lenguaje y profundosentido humano. También hace traducciones y es-cribe gran cantidad de discursos, prólogos, confe-rencias, entrevistas, declaraciones, informes, me-morias, ensayos, biografías, manifiestos, propagan-da, poi ítica, etc.

Es posible reconocer en la obra de GarcíaMonge, tomada en conjunto, una especial catego-ría que analizaremos en este trabajo con el nombrede "costarriqueñismo universal", entendiendo poréste, no solo el hecho de que el escritor, comoindividuo, desarrolló en su personalidad un apre-ciable cúmulo de cualidades positivas, extendiófuera del pars el conocimiento de los valores au-tóctonos y atrajo el interés por ellos de intelectua-les americanos y europeos. En sentido estricto,empleamos aquí la denominación de "costarrique-ñismo universal" para designar el conjunto de pro-cedimientos estilísticos que logró perfeccionar ensus descripciones del agro, el hombre y, en general,la vida del campesino del Valle Central.

Las investigaciones antropológicas han reco-nocido el valor que en la definición de un puebloaportan sus leyendas, tradiciones y todo el ampliocampo de su riqueza folklórica, pues indudable-

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lístico que propone Abelardo Bonilla en la obraantes citada. Tal orientación metodológica -apli-cada libremente y con las modificaciones necesa-rias- permite conocer las características inmanen-tes de texto, sin perder de vista el medio históri-co-social en que se ha desenvuelto la vida delescritor.

En el conjunto de los textos que integranLeyendas y Escenas campesinas, se registran dostipos diferentes de narración: cuadros de costum-bres y leyendas. En los primeros se halla acentuadala función descriptiva del lenguaje, en tanto que ladinámica de los acontecimientos se reduce al míni-mo. La importancia del ambiente que se representaen estos cuadros crece y asume carácter protagóni-co. Paisaje, formas de la vida campesina y persona-jes se hallan estrechamente ligados, por un lado, aldeterminismo de los fenómenos naturales, y porotro, el régimen prim itivo de la sociedad rural quehabita en el Valle Central costarricense; en estasobras el hombre se percibe vinculado y en comple-ta armonía moral y física con el medio en que sedesenvuelve. Se titulan: Lo del c/is de luna, Esce-nas campesinas, La pesca de barbudos. Un turnode Villa, El trompo a la rayuelo, Un domingo deRamos campesino.

El segundo grupo que forma parte de estacolección, presenta carácter eminentemente narra-tivo. Se compone de 5 leyendas: Del Pueblo, Elcaballito de Oro, Cuyeos y Majafierros, Hormigo-nes y Una extraña visita. En estos relatos la fanta-sía popular tiene un importante papel en la expre-sión de motivos terroríficos: La Sirena "Que seaparece al prójimo en forma de mujer de centurap'arriba y de los cuadriles p'abajo lomismo qu' unpeje", el Pizuicas, la Llorona y el Coco, buenospara asustar chiquitos, el Cadejos, "ese espíritu quedicen vive soterrantado en las breñas y por losrius", pájaros agoreros y la Muerte, en forma demujer, personificaciones célebres del folclor uni-versal. La leyenda del Caballito de Oro da, la notaalegre con la imagen de ese "cuadrúpedo chiquitínque de preferencia se aparece a las muchachasbonitas.

FILOLOGIA y LINGUISTICA

mente su autenticidad reside en cualidades genui-nas, libres de toda influencia civilizadora. Sin em-bargo, el concepto que proponemos con el nombrede "costarriqueñisrno universal" no equivale al delfolclor, aunque se relacionan, ni tampoco debe serconfundido con la idea de tipismo, prototipo, usocomún o total de particularidades que permitendistinguir al hombre medio costarricense. Aclara-mos que no se trata de un concepto sociológico,sino estético. Excluye, en rigor, cualquier clase depopularismo o promedio general de actitudes na-cionales. Define el arte de profundizar aspectos dela vida real, en virtud del cual, los elementos cos-tumbristas tomados en bruto de la veta original,son sometidos a un proceso de selección y depura-ción. "Costarriqueñismo universal" es, así una de-nominación que acuñamos para referirnos concre-tamente al estilo con que se presenta la vida cam-pesina en la obra de García Monge.

En Historia y Antología de la LiteraturaCostarricense, Abelardo Bonilla proporciona algu-nos argumentos a favor de esta hipótesis, al expli-car las características de la narrativa de GarcíaMonge. Según el crítico, la expresión fragmentaday el acierto de no abarcar grandes unidades deacción, constituyen una técnica muy apropiadapara tratar la mentalidad y los motivos del cam-pesino costarricense, que tiene mucho de estoico,de resignado y de silencioso. Señala que el sentidopesimista que revelan sus obras puede no ser otracosa que protesta contra la injusticia social, noexpresada conceptual mente. Y destaca como lomás importante en su estilo, que no aprovechadirectamente las formas campesinas, tomándolascomo se presentan en el "concho", según lo hacentodos los demás fol kloristas nacionales, sino queles da un nuevo sabor que se acerca mucho a unredescubrimiento de los valores sonoros y concep-tuales de las palabras y de los giros idiomáticos"(Op. cit.). Sostiene la misma opinión el ensayistaLeón Pacheco cuando señala: que García Monge"coloca finamente al costarricense en su paisaje";lo mismo que Eugenio García Carrillo al afirmar:"Paisanos y paisaje como llevados de la mano, contenrura. Parco en lo sensual ".

El análisis demostrativo de la hipótesis yaformulada, se lleva a cabo específicamente en laobra Leyendas y Escenas Campesinas (1981), puesen este pequeño volumen de cuadros y relatoscostumbristas pueden observarse, como en un pa-radigma, las cualidades que, con respecto a la obratotal de García Monge, han sido anotadas (3).También se utiliza en este estudio el enfoque esti-

En conjunto la obra puede ubicarse en unpromitivismo ingenuo que solo se propone repre-sentar las diversas dimensiones de la vida rústica.El pequeño volumen es un modelo de prosa ponde-rada, desde la construcción gramatical en frasecorta y contenidos claros, hasta la notable modera-ción en el uso de recursos imaginativos. Por ejem-plo, al pintar aspectos sensuales, en el retrato de

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FERNANDEZ: Costarriqueñismo universal...

una moza del campo, el fogoso narrador se contie-ney expresa su comedimiento diciendo:

"Aquí me detuve, si la pluma no ha podidoencerrarla en este grosero marco, al menos quedóretratada en el cristal de mis ojos".

Leyendas y Escenas Campesinas es el pro-ducto de una cuidadosa elección de elementos queentran en la vida rústica: el trapiche, el río, loscaminos de tierra, la montaña, la tertulia familiar.No todo el material costumbrista que se ofrece esrecibido; solo tienen cabida aquellas figuras y he-chos que representan el sustrato humano sencillo yhonesto sobre el que se levanta nuestra nacionali-dad en el siglo XIX. Una técnica opuesta aplica enLasConcherías otro gran costumbrista de la gene-ración de 1900: Aquilea Echeverría, dejando en-trar en sus romances con sentido festivo todo elmaterial que le proporciona la vida del "concho".y Manuel González Zeledón (Magón) ofrece unpunto de contraste semejante con sus páginas hu-morísticas, llenas de picardía y que revelan elpunto de vista de un narrador detenido en losexteriores divertidos de la vida campesina. En cam-bio, los cuadros de García Monge permiten des-cubrir la mirada intensa de un escritor que abando-na gran parte de los elementos pintorescos que lepresenta el panorama nacional, para fijarse conpreferencia en aquellos más permanentes y esen-ciales, lo que no debe interpretarse como desdénpor la veta folklórica sino como voluntad de mos-trar, lo que considera auténticos valores de la na-cionalidad costarricense. En esta forma, elige eldiálogo breve e ingenuo, como, por ejemplo, el quetiene lugar entre cogedoras de café:

- iAp!... qué pelada mi calle.-Qué agobiadita la rnra,- iUff!, qué ranchuda la que me toca-Qué manualita la que me dejaron.

(Escenas Campesinas, pág. 36)

La misma candidez se aprecia en la conversa-ción que mantienen dos hombres en un turno:

-y diay ñor Camilo, usted se sacó la botella devino.-Adió, déjensela, si es pa la Virgen, si a ella le hantraído todo- iAh! , bueno.

(Un turno en la villa, pág. 64)

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Dan la tónica general los acontecimientosalegres y agradables, y las descripciones graciosas,que si bien simples y cotidianas, no caen nunca enel humor fácil ni en lo grosero, inane o superficial;como por ejemplo:

"Algo fatigado subí la cuesta que antes tan ligero bajara;las espumas bañaban los bordes de la paila, más era lacachaza y al decir de los campesinos, esta es la mássabrosa de las espumas ...Más apurémonos, porque ya la tarde se llega, y debemosregresar prontito; con las alforjas llenas de sobados y"alfeñiques. Muy contntos con el recuerdo de Julia y de laescena del trapiche, echamos a todo correr". (Cuadros,págs. 28-29). "Pos es el caso que había en una irla (isla)un muchacho muy guapo, mentado Nicolás, alto y dere-chito como una mata de plátano y todo él de buenahechura ... Tenía la rutina de irse a bañar todos los días delmundo a la orilla de la playa chingo en pelota; bienagarrao de un bejuco esperaba que las olas llegaran enbrinquitos y lo envolvieran en espuma" (Del Pueblo, pág.65). "Bellísima es la moza como acababa de salir de algúnencanto, negros sus ojos, como los de la Virgen; loscabellos rubios como los del maíz al despuntar en lamazorca están sueltos en dos cortinas por el pecho, ocul-tando con egoísmo el par de sueños, duros como una limapintora" (El Caballito de Oro, pág. 73).

Menudea el tipo de analogía que pone enjuego imágenes de animales y productos alimenti-cios de la región; también son frecuentes las alusio-nes a seres y situaciones sobrenaturales, pues lascreencias religiosas proporcionan soporte ideológi-co en la visión del mundo rural, visión mágica quedefine la mentalidad primitiva del campesino ori-ginal, desprovista de las influencias civilizadoras dela urbe.

Leyendas y Escenas campesinas han sido re-cogidas y ordenadas por el editor -probablementeen forma no deliberada- de acuerdo a un particu-lar esquema estilística. En efecto, la nueva colec-ción pone en evidencia un interesante movimientoque relaciona entre sí los diversos relatos, descri-biendo una línea de acción que avanza desde loobjetivo y externo, en los primeros, hasta lo subje-tivo e íntimo, hacia el final. Procede esta línea delo particular en las primeras piezas, hasta lo generalen la expresión simbólica del atormentado mundosicológico del campesino, en las últimas piezas dela antología.

El narrador emplea la tercera persona en lassiete escenas que encabeza la colección -exceptola primera, titulada Cuadros- con el propósito dereproducir objetivamente aspectos de la realidadsocial que vive el campesino. El uso de la 3erapersona se presta para dar el punto de vista distan-ciador e impersonal que mejor se adapta al género.

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78 FILOLOGIA y LINGUISTICA

Sin embargo, en los cuatro relatos finales, la narra-ción en primera persona contribuye a interiorizarla realidad, Ilevándola a la dimensión profunda delos sentim ientos. Sin abandonar el interés por loshechos colectivos, pero intensificando su sentido,las visiones exteriores desaparecen al final ante ladescripción subjetiva y tenebrosa. Surge en las tresúltimas composiciones el temor supersticioso enimágenes fálicas; es la parte en que los temoresaparecen como fantasmas y la fatalidad se cierneinexorablemente bajo la máscara tétrica de la muer-te; las imágenes amenazadoras y las emocionesdepresivas prevalecen y son reveladas por medio deun narrador protagonista que se identifica íntima-mente con el mundo narrado.

Compruébese este proceso de interiorizaciónen algunas muestras significativas: El retrato volup-tuoso de la tímida moza del campo (Cuadros,pág. 22). La descripción minuciosa de usos y cere-monias religiosas (Turno en la Villa, págs 54-57).En cambio, cuando el mundo subjetivo se introdu-ce, irrumpen las imágenes nostálgicas, como la delcanto de un gallo en Un domingo de Ramos Cam-pesino (págs 84-85): " ¿ No lo viste alguna vez cantartristísimo, cuando las campanas suavemente redo-blaban el toque de las ocho, en una noche blanda ysosegada del trópico? Y también no viste cómo lasmamacitas y ancianos buenos al oírlo cantar tem-prano dicen: Esta noche tiembla o alguno se hamuerto? " (Ibídem, pág. 84).

Pájaros agoreros dan siniestras señales en Cu-yeos y Majafierros: "De pronto y no muy lejos, oícon sorpresa otro grito de pájaro, corto, tenaz ymuy semejante al que traía enganchado a misorejas: era otro cuyeo huraño y solitario que can-taba su canción fatídica en el cementerio de laaldea" (pág. 95).

(1) Cfr. Valdeperas, Jorge: Para una nueva interpre-tación de la literatura Costarricense, San José, Edi-torial Costa Rica, 1979. Apunta Valdeperas: "Lapresencia indiscutible de tales elementos en la obrade García Monge y sus contemporáneos nos inducea pensar que la literatura del período liberal efec-J-vamente cumplió una función social específica elimportante, como fue la de servir de apoyo a a-quella corriente de pensamiento liberal que dierabase al moderno estado costarricense, en su luchacontra una concepción patriarcal y anticuada de lavida. García Monge dio el nombre de "sociedad degamonales" a ese período de nuestra vida republica-

El temor a un destino incierto que va soca-vando poco a poco la existencia es el tema que sesimboliza en el relato fantástico de Los Hormigo-nes. La muerte, personificada en tono solemne enUna extraña visita es recibida aquí con una especiede reflexiva serenidad. El mismo escalofriante per-sonaje es objeto de imprecaciones en Cuyeos yMajatierros: "Oh Muerte, cuán miserable me pare-ces ahora! Está bien que purifiques al mundo,destruyendo todos los seres indignos de vivir. Perono tienes por qué envanecerte de tus triunfos! "(pág. 107). Y también es exaltada en un cantoamoroso: " iOh, Muerte! Sonríeme con sonrisas denovia. Tiende tu mano descarnada y lIévame blan-damente". (Ibidem, pág. 100).

El análisis de Leyendas y Escenas Campe-sinas conduce finalmente a comprender la obracomo una cristalización estética de la vida rural.En una combinación acertada de motivos campe-sinos y de tradición universal, el narrador guía varevelando el mundo de valores auténticos naciona-les. Pero estos valores no se enuncian teóricamenteni se sugieren, pues son los mismos hechos repre-sentados en un mundo donde no hay crisis ni luchasni necesidades, y donde el amor, la justicia y la pazfructifican espontáneamente.

En el estilo ocurre un movimiento homólo-go: Elige el material regionalista para constituir elsímbolo del costarricense auténtico; pule y refinaeste producto hasta conferirle categoría universal.Configura de esta manera en sus relatos un campe-sino 01 ímpico, puro, dueño de su vida y de sutierra, un personaje tan noble que ni siquiera sospe-cha que hay ciudades, desarrollo tecnológico, civi-lización. Así logra dar rango literario al hombrepacífico, huraño y resignado que labra la tierra enel Valle Central.

NOTAS

na que arranca con la independencia y se prolongahasta la década del 70 ... La obra de García Monge sedirige constantemente contra la permanencia de re-sabios patriarcales, es el elemento unificador en dosde sus novelas: El Moto e Hijas del Campo(pág. 32).En cuanto a su producción como publicista escribeel ensayista colombiano Germán Arciniegas: "SanJosé de Costa Rica ha sido nuestra forma de con-vivio y convivencia universal; nuestro palacio de launión de la América española, la mesa redonda denuestra gran tertulia; el teatro de feria de nuestragran farándula; el campamento de nuestra tropa sin

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FERNANDEZ: Costarriqueñismo universal. ..

generales". (En "Homenaje a Joaquín García Mon-ge", Cuadernos Americanos 42 (1): 102-104, Mé-xico,D.F.

(2) García Monge se suma al movimiento arielista pro-clamado por el uruguayo J. E. Rodó (Ariel, 1900).Rodó hace representar las dos grandes fuerzas cultu-rales del continente en las figuras simbólicas de dosgrandes genios antagónicos: Ariel, que significa idea-lismo y orden en la vida, noble aspiración en elpensamiento, desinterés en moral; buen gusto enarte, heroísmo en la acción, delicadeza en las cos-tumbres; y Galibán símbolo de la sensualidad y latorpeza.

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(3) El Dr. Eugenio García Carrillo recoge en este libro=recientemente publicado por Editorial Costa Rica(1981)- cuadros relatos y costumbristas de supadre que se hallaban dispersos en períodicos yrevistas. Consta de una Introducción del autor, cin-co opiniones de escritores extranjeros sobre el pen-samiento, la obra y la figura de García Monge (Al-fonso Reyes, Germán Arcinlegas, León Pacheco,León Felipe y Marino Ruiz-Funes}; y el texto dedoce composiciones narrativas. Esta es la ediciónque se emplea en el presente estudio.

BIBLlOGRAFIA

Bonilla Abelardo: Historia y Antología de la litera-tura costarricense, San José, Editorial Trejos,1958.

Castagnino, Raúl: El Análisis Literario, BuenosAires, Editorial Nova, 1971.

Ferrero, Luis: La e/ara voz de Joaquín GarcíaMonge, San José. Editorial Don Quijote,

1963.

García, Monge, Joaquín: Leyendas y Escenas Cam-pesinas, San José, Editorial Costa Rica,1981.

Garrón, Victoria: Joaquín García Monge, San Jo-sé, Editorial Ministerio de Cultura, Juventudy Deportes, 1975.

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