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17 de abril de 2020 20 COVID-19 COVID-19 Como era de esperar, la enfermedad emergente provocada por el coronavirus Sars-CoV-2 logró llegar a Cuba para protagonizar uno de los más grandes desafíos que haya tenido el sistema de salud de la Isla. A fin de impedir su propagación, las autoridades y la población despliegan numerosas recomendaciones emanadas de la Organización Mundial de la Salud, como es el distanciamiento social, y otras vernáculas. Mientras, los profesionales sanitarios rivalizan contra el agente infeccioso, desde la detección del contagio, hasta el forcejeo medicamentoso en las salas de ingreso de los hospitales y los centros de investigación científica, para salvar vidas cubanas y de otras partes del mundo Por Por MARIETA CABRERA, MARÍA DE LAS NIEVES GALÁ, LISET GARCÍA, PASTOR MARIETA CABRERA, MARÍA DE LAS NIEVES GALÁ, LISET GARCÍA, PASTOR BATISTA BATISTA y y TONI PRADAS TONI PRADAS La Isla La Isla se aísla se aísla GILBERTO RABASSA

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17 de abril de 202020

COVID-19COVID-19

Como era de esperar, la enfermedad emergente provocada por el coronavirus Sars-CoV-2 logró llegar a Cuba para protagonizar uno de los más grandes desafíos que haya tenido el sistema de salud de la Isla. A fi n de impedir su propagación, las autoridades y la población despliegan numerosas recomendaciones emanadas de la Organización Mundial de la Salud, como es el distanciamiento social, y otras vernáculas. Mientras, los profesionales sanitarios rivalizan contra el agente infeccioso, desde la detección del contagio, hasta el forcejeo medicamentoso en las salas de ingreso de los hospitales y los centros de investigación científi ca, para salvar vidas cubanas y de otras partes del mundo

Por Por MARIETA CABRERA, MARÍA DE LAS NIEVES GALÁ, LISET GARCÍA, PASTOR MARIETA CABRERA, MARÍA DE LAS NIEVES GALÁ, LISET GARCÍA, PASTOR BATISTABATISTA yy TONI PRADASTONI PRADAS

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Año 112/No. 8 21

QUÉ precio tan grande se está pagando para confi r-mar lo que ya sospechába-

mos: un médico es más impor-tante que un futbolista.

Sin embargo, por alguna razón inexplicable, los cuba-nos en un principio confi aron en que la condición insular los protegería de ser hospederos de la pandemia que tanto ruido y muertes estaba provocando, primeroeen Asia y después en Europa. Unos lamentaron el cese de los eventos deportivos; otros echaron el ojo vidrioso al calcular el batacazo económico que signifi caría la reducción y luego la interrupción total, de la actividad turística. Y todos, eso sí, confi aron en la robustez del sistema de salud cubano.

Hasta los canadienses Fran-co y Stacey Manzo, un matrimo-nio seducido por los encantos naturales y humanos del polo turístico Jardines del Rey y su hotel Pullman, experimentaron tanta seguridad y placer que le confi aron a BOHEMIA: “Ahora mismo preferiríamos quedar-nos y no tener que regresar a nuestro país”.

Al ser los viajeros de países con transmisión de la enferme-dad causada por el coronavirus Sars-CoV-2, los potenciales por-tadores de la COVID-19, las pri-meras medidas sanitarias re-forzadas, así como las primeras restricciones, recayeron sobre la transportación aérea y naval que bombeaba a chorros turis-tas a Cuba. Afortunadamente, la insularidad era un capital.

Mientras, con mucha clari-dad y rapidez las autoridades sanitarias y políticas del país di-señaban y organizaban planes de contingencia desde bastante antes, irradiados estos hacia to-dos los sectores de la sociedad a fi n de minimizar los efectos posibles que traería la inevita-ble llegada del morbo. Con el tiempo, el catálogo de medidas tomadas contendría cientos de recomendaciones.

El turismo, por ejemplo, se preparó mediante la capaci-tación de sus trabajadores y adoptó medidas muy concretas en todos los hoteles y demás

instalaciones, aseguró Iyolexis Correa Lorenzo, delegada del Ministerio del Turismo en Cie-go de Ávila.

Ante la suspensión de los vuelos turísticos desde y hacia Cuba, la Agencia de Viajes Cu-batur y en especial sus guías, garantizaban la salida escalo-nada y organizada de los clien-tes extranjeros que aún perma-necían en el país. Así lo certifi có Carlos Pérez, director de la su-cursal comercial de servicios al exterior de la empresa.

Médicos y enfermeras de las instalaciones hoteleras, re-cepcionistas, relacionistasupú-blicos, camareras, animadores, transportistas, personal de almacenes, seguridad, mante-nimiento… todos los del país, organizaron un sistema de de-tección de indicios o sospechas de la enfermedad para, tras inmediata valoración, poder trasladar cuanto antes a un huésped presuntamente enfer-mo a la correspondiente Clínica Internacional.

Así fue como se logró alertar la presencia del primer caso confi rmado que reportara el país: un turista italiano conta-giado, junto a otros tres, aún asintomáticos. Era el 11 de mar-zo, el mes en que las liebres en-tran en celo y que por ello, se dice, se ponen locas.

Desde entonces, con la adop-ción de extendidas medidas de

aislamiento social y limitación de movimiento en las calles en toda la nación, debido al autoen-cierro el mes se convirtió en el más largo del siglo para los cubanos. La primera semana pudo resultar agradable, sí; la segunda fue como para perder la cordura de la liebre.

Pero todos aprendieron a cuidar y cuidarse, incluso a ha-cer provechoso el claustro. En primer lugar, descubrir dónde rayos quedó en casa guardado un pedazo de tela para hacer un nasobuco.

El gran desafíoUna ola de audiencias sanita-rias en las cuadras, centros laborales y de estudio, cubrió todo el mapa del país para explicar de qué trataba la ya declarada pandemia, suerte de corona mundial entre las epidemias. Profesionales del nivel primario de atención médica fueron protagonistas en la enseñanza de cómo to-rear el desmesurado poder de propagación del nuevo virus coronado.

Si alguien dudó de la efecti-vidad de este método, pronto quedó convencido de que gra-cias a estas reuniones no pocas dudas fueron esclarecidas. Y aún faltaría por aprender más sobre ese organismo del que se iría descubriendo algo nuevo cada día.

Las primeras medidas sanitarias reforzadas, así como las primeras restricciones, recayeron sobre la transportación aérea y naval.

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Esa entropía creciente fue cediendo ante las acciones de los medios de comunicación y la repercusión en las redes sociales. De hecho, con mejor acierto ahora que en otras con-tingencias vividas, se logró que en buena medida la información científi ca y organizacional se convirtiera en un capital para la comunicación. Y si no, ¿cómo fue que la inmensa mayoría de la población adoptó las medidas de aislamiento, distanciamiento y desinfección con una concien-cia a prueba de balas?

Sin embargo, fuera por ig-norancia o malas intenciones, también fue propagada una gran cantidad de desinforma-ciones y manipulaciones de la verdad. Se hicieron virales, muy a tono con estos días, y hasta provocaban risas contagiosas, si no ofende el término hoy. In-fodemia le llaman. Con los ojos clavados durante más tiempo en las redes sociales gracias al ocio masivo, no pocos replica-ron supercherías y cayeron en la trampa de las dudas sobre la transparencia de las orientacio-nes emanadas por la dirección del país.

Mas la correlación fue cam-biando por sí solita. El éxito que se fue logrando –aun sin tomar medidas tan drásticas como en otros países– y el acierto de las previsiones cumplidas, conta-

bilizado en salud, compulsaron a gran parte de los dudosos a participar junto a todos los cu-banos en el desafío más grande que ha tenido la medicina mun-dial y, con todo respeto, no los futbolistas.

Mientras tanto, los niños, sin pelotas y con deseos reprimidos de mataperrear, aprendieron a lavarse las manos cantando, a riesgo de dejar sus fi nas yemas húmedas con más arrugas que un viejo.

El museo de la memoria“Un pueblo sin niños no tiene futuro, un pueblo sin ancianos no tiene historia”, comenta a BOHEMIA la especialista en Medicina General Integral En-rieta Callaba Alacán, directora del hogar de ancianos 28 de enero, ubicado en la barriada habanera de Lawton.

En lo que fuera el Convento de Santa Marta, la santa de las llaves que recibe a los huéspe-des, 150 ancianos pasan el tor-nado viral acariciados por el silencio que reina en el asilo.

Una botella de hipoclorito –¡todo el mundo aprendió quí-mica! –da la bienvenida en la puerta del hogar. El que entra debe lavarse las manos y pisar la frazada para higienizar las suelas de los zapatos.

Frías estadísticas revelan que son las personas de mayor

edad, debido a sus más desgas-tados órganos y sus achaques, las víctimas predilectas del in-truso microrganismo. Mas la sociedad en pleno creó un escu-do de afectos y atenciones para que no fueran destruidos sus museos de la memoria.

Dice Norkis Torres Finalés, de 71 años, que sabe bien cómo protegerse de esa nueva enfer-medad que tanto daño ha hecho en otros países, y está confi ado porque “el sistema cubano de salud nos protege y seguirá ha-ciéndolo para que no nos pase nada”.

Ibrahín Sabigne García lleva cinco años allí, desde que perdió una pierna en un accidente de tránsito. En su silla de ruedas se le ve fuerte, bien alimentado, tanto que no parece tener 79 de edad. Él sabe que debe guar-dar la debida distancia, usar el nasobuco y lavarse las manos frecuentemente. Tipo sabio.

“La mayoría está física y mentalmente apto, unos cuan-tos padecen alzheimer y otras patologías como la llamada en-fermedad obstructiva crónica, que lleva un seguimiento estric-to, y más ahora por la amena-za de la COVID-19”, explica la directora.

Mientras, la enfermera Ma-risol Díaz anota en las historias médicas los pormenores del día. Hay que vigilarlos de cerca, ma-nifi esta, al tiempo que cierra los ojos y dice en voz alta: “Espero que el coronavirus no toque a ninguno de mis ancianos”.

Del quirófano a la calleLas cosas van saliendo bien: una abuela de 94 años logró salir viva de su contagio de la COVID-19, demostrando que el malefi cio se puede romper. Y mientras convalecía, todos fue-ron encontrando en olvidadas gavetas un trozo de tela para hacerse tapabocas.

Nadie pensó antes que el cu-banismo nasobuco, con el que el personal de salud de la Isla llama coloquialmente a las mas-carillas quirúrgicas que cubren la nariz y la boca, se pusiera de moda. Es más, rápidamente encontró un lugar dentro de la

Ante la suspensión de los vuelos turísticos desde y hacia Cuba, se garantizó la salida escalonada y organizada de los clientes extranjeros que aún permanecían en el país.

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Año 112/No. 8 23

enciclopedia criolla Ecured y hasta la explicación al detalle de cómo se hace.

Solo usaban excéntricamen-te este artículo en Cuba, adoles-centes durakos y miembros de otras tribus urbanas, a lo Bad Bunny. Introducidos por prime-ra vez en los hospitales a fi nales del siglo XVIII, no pasaron a ser de uso público hasta el brote de la gripe española de 1919, que mató a más de 50 millones de personas.

Pero no solo se puso de moda el término, sino diversos mode-los y colores que son aplaudidos o repudiados como si de vesti-dos de pasarela se tratara, y hasta se crean cotilleos sobre quién en la televisión aparece mejor vestido del tabique a la barbilla.

Para que ese milagro obrara, con la vista puesta en la protec-ción y no en el modelaje gran cantidad de mujeres y hombres cortó y cosió miles de paños, demostrando que no había que esperar, como en otros lugares, por un nasobuco industrial o desechable.

“No fue difícil”, dice Virginia Benítez Lorenzo, del munici-pio de Diez de Octubre, quien buscó todos los recortes de tela que pudo conseguir y se puso a hacer los nasobucos de toda la familia enseguida que vio por el televisor cómo hacerlos. “Siempre he tenido mi máqui-na de coser. Tuve cuatro hijos varones en tiempos difíciles y a ellos, de niños, les cosía alguna ropa. Ahora también les hice mascarillas a algunos vecinos para dar mi granito de arena”.

Y rauda con las manos como asombró antes con los pies, la insigne campeona mundial de atletismo, la mariana Ana Fi-delia Quirot, se mostró en HD como hábil costurera, demos-trando así que un deportista puede hacer por la salud tanto como un médico.

Un ciclón con SolYunidis Castillo, la multicampeo-na paralímpica, llamó a los lec-tores de BOHEMIA a expresar a distancia el cariño que carac-teriza a los cubanos, así como a

extremar la higiene personal y mantenerse al tanto de las in-formaciones. “Los medios han sido bastante extensivos para transmitir a la gente las orien-taciones de los especialistas”, acotó.

La inmensa mayoría de la población, gran parte de ella liberada de sus responsabi-lidades laborales o estudian-tiles, se ha recluido en sus viviendas, cumpliendo la reco-mendación expresada por las autoridades, de distanciarse de las calles a fi n de prevenir contagiarse o contagiar, así como otras medidas.

De un plumazo, las calles se han visto desiertas. Si no fuera porque no predominan los des-trozos y radia intenso el Sol, po-dría jurarse que se cumple con la disciplina que suele seguirse durante los ciclones. Apenas deambulan personas en fun-ción de tareas específi cas como comprar alimentos o desplazar-

se a sus trabajos, con sus silen-ciosos rostros parapetados tras nasobucos y mascarillas: Por primera vez no se puede saber quién es feo y quién no, y a cam-bio se descubre la nobleza en muchas miradas.

Pero algunos han intentado desafi ar la necesaria medida de aislamiento y autoprotección, salirse injustifi cadamente de esta suerte de piyamada ge-neral, y a cambio han recibido multas, como indica ceñuda una ley vigente que es capaz de hasta pedir cárcel para quien se le antoje actuar como un agen-te epidémico.

Sin embargo, la prioridad de la Policía ha sido colaborar con la organización de las co-las, asistir con la desinfección y, sobre todo, educar, según testi-monian cientos de anécdotas.

“El viernes (27 de marzo) en la tarde, cuando regresaba a mi casa, llevaba el nasobuco en el cuello, y miembros de la

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PNR se me acercaron de forma correcta. Me dijeron que de-bía tenerlo bien colocado para que en verdad me protegiera”, agradece Edilberto Téllez Pé-rez, del municipio capitalino de Cerro. “También vi cuando se acercaron a un grupo de mu-chachos que estaba en la es-quina de la casa, y expresaron que ellos debían permanecer a un metro de distancia, para cumplir lo orientado”.

“Solidaridad”, pudiera in-cluirse en el diccionario como sinónimo de “cubano”. Y ¿qué pasaría si de pronto /dejamos de ser patriotas para /ser hu-manos?, poetizó en su momen-to Mario Benedetti.

Cuando a varios cruceros varados en medio de los océa-nos se les negó autorización para desembarcar en numero-sos puertos, recargar insumos y tratar casos sospechosos de coronavirus, el altruismo cu-bano le tiró un cabo en la rada de Mariel al crucero británico MS Braemar, a pedido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, luego de estar varado durante varios días frente a Bahamas.

“Amor a todos los que han es-tado siguiendo nuestra terrible-

mente gran aventura”, escribió en su muro de Facebook la cru-cerista Anthea Guthrie, y pidió al mundo levantar una copa por el gesto, mientras otros viajeros alzaban una tela que pasará a la historia gráfi ca de esta desgra-cia: “Te quiero Cuba!”, rezaba la banderola que luego llevaron a su patria al partir desde el aero-puerto internacional José Martí.

En medio de presiones y campañas de descrédito de Es-

tados Unidos para impedir que naciones necesitadas de apoyo médico soliciten ayuda a Cuba, brigadas del Contingente Inter-nacional Henry Reeve para ca-sos de Desastres y Graves Epi-demias, han viajado a brindar sus servicios contra la COVID-19 en 14 países, hasta el cierre de esta edición.

Uno de los sucesos que más movieron las noticias en los principales medios y en las re-des sociales, fue el arribo a Ita-lia, el 22 de marzo, de una bri-gada integrada por 36 médicos, 15 licenciados en Enfermería y un especialista en logística, para inmediatamente afi ncarse en un hospital de campaña en la ciudad de Crema, región de Lombardía, la de mayores afec-taciones en ese país.

Unos días después, una nue-va brigada viajó a otro estado europeo, el principado de An-dorra, fronterizo con España y Francia.

En menos de un mes, 590 colaboradores han ido a cum-plir esta misión en Venezuela, Nicaragua, Granada, Surinam, Jamaica, Haití, Italia, Belice, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, Santa Lu-cía, San Cristóbal y Nieves, Do-minica y Angola.

“Cuba ha extendido la mano muchas veces, pero nunca tantas veces en un tiempo tan breve”, tuiteó el ministro

El intercambio informativo diario mantuvo a la población orientada y contribuyó, sin alarmismo, a incrementar la percepción de riesgo entre los ciudadanos.

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En el hogar de ancianos 28 de enero,

el personal sanitario vela

constantemente por el estado

de salud de los longevos,

más aún ante la COVID-19.

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cubano de salud, José Ángel Portal, al tiempo que nuevas solicitudes de otros países son coordinadas por autoridades binacionales.

Al salvar, nos salvamos, es la máxima martiana que ha reco-brado vigencia en estos días. Y en reconocimiento a la entre-ga de los médicos cubanos, los pueblos les reciben con vivas y toques de claxon, mientras en la Isla sus compatriotas les aplauden desde sus portales y balcones, justo a las nueve de la noche, cuando la oscuridad es-conde que el pecho agradecido está apretado.

Prever la jugada del enemigo

Entre tantas interrogantes que despierta el nuevo coronavirus, la doctora Vivian Kourí comparte algunas de las pistas que guían hoy a los científi cos

YA avanzada la tarde, la doctora Vivian Kourí Car-dellá recibe en su ofi cina a

los reporteros de BOHEMIA, enfundados en sus mascarillas casi hasta las pestañas.

La subdirectora primera del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), acostum-brada a lidiar con los virus en el laboratorio –una pasión que cul-tivó de la mano de su padre, el profesor Gustavo Kourí, director fundador del centro– la viróloga recuerda que este instituto fue creado en 1993 por Fidel como

un centro no solo para Cuba sino para la humanidad, y ha estado siempre en el primer escalón para encarar las diversas epide-mias que han afectado al país.

“Mi padre decía que el IPK era el Ministerio del Interior de la salud pública porque el enfrenta-miento a todas las situaciones de guerra biológica nos correspon-de; de hecho, él siempre estuvo involucrado en las epidemias de dengue, cólera y otras”.

Ahora, el nuevo coronavirus que se ha dispersado en un san-tiamén por el planeta es la causa de sus desvelos. “Todavía no se conoce por qué es más contagio-so que otros”, afi rma la experta y agrega que en la familia Coro-naviridae, a la cual pertenece el Sars-CoV-2, los que afectan a los humanos en general son los alfa coronavirus y beta coronavirus.

“Hay cuatro –estudiados du-rante años– que producen enfer-medades endémicas muy conta-giosas, pero provocan resfriado común. Los otros coronavirus más conocidos por la gravedad que ocasionan son el SARS, que originó el síndrome respiratorio agudo severo en 2002-2003, en

China, y el MERS, el síndrome respiratorio severo del Oriente Medio, en 2012. Ambos produ-cían una mortalidad mucho más elevada (10-35 por ciento) pero requerían un contacto cercano con la persona para que exis-tiera transmisión, por eso no se diseminaron tanto.

“El virus que afecta hoy al mundo es nuevo, se parece al SARS en cuanto a su genoma, pero la transmisibilidad es mu-cho mayor. Se dice que una per-sona lo transmite a tres o cuatro individuos, en tanto la letalidad es menor, sin ser tan baja como la del coronavirus endémico habitual. Es decir, se comporta como un intermedio entre este y los que ya mencioné.

“Lo que sí es evidente es que se excreta en saliva, tracto respi-ratorio, nasofaringe, y se ha ob-servado también en heces feca-les, en orina y, en casos graves, en sangre. Que pueda durar en superfi cies varios días también lo hace más contagioso”.

Refi ere la doctora que los vi-rus de infl uenza producen neu-monía y muertes también, aun-que no la mortalidad ocasionada por el Sars-CoV-2. “Hay muchas cosas de este nuevo coronavirus que no se pueden explicar, por-que no se conocen. Al parecer, el sistema inmune, tratando de eliminar la infl amación produci-da por una infección del apara-to respiratorio, provoca fi brosis pulmonar, o sea, un daño en el pulmón que es parte del proce-so de cicatrización que ocurre

Gran cantidad de mujeres y hombres cortó y cosió miles de paños, demostrando que no había que esperar, como en otros lugares, por un nasobuco industrial o desechable.

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17 de abril de 202026

O no vi a ninguno, pero estaba atenta a si alguien tosía o tenía

gripe”, recuerda Oralys Mar-tínez Rojas, de 54 años, 25 de estos como camarera. Aunque esta profesión pudiera no te-ner interacción directa con los clientes, la gerencia del hotel Vedado, en La Habana, había informado la necesidad de to-das estar atentas a cualquier síntoma febril o de malestar que vieran en algún turista, para informarlo al personal sanitario de la instalación.

Cigarro en mano y algo pa-sado de tragos, la mañana del lunes 16 de marzo llegó un es-pañol al céntrico hotel. Al día si-guiente, Oralys y su compañera de labores fueron a hacerle la habitación, pero el huésped les pidió que realizaran el servicio más tarde. La directora del ho-tel les había mandado guantes desechables a las mujeres: ellas siempre los usan para trabajar, y el nasobuco cuando van a lim-piar con cloro.

Mientras, la enfermera del hotel visitaba a menudo al es-pañol “porque fumaba mucho

Cual orquesta del Titanic

Los profesionales de la salud lidian con el coronavirus para salvar nuestra especie, en Cuba y más allá

“Y y tosía”, y ante la sospecha, el miércoles, ella y la doctora deci-dieron trasladarlo para hacerle las pruebas de COVID-19, a la vez que les prohibió a las cama-reras entrar a la habitación.

El domingo 22 fue un día pre-cioso y Oralys se levantó con bríos para ir a trabajar. Casi a las seis de la mañana, lista ya para salir, le timbró su compa-ñera para decirle que no fuera

en este caso de forma anormal, exagerada”.

En medio de tantas interrogan-tes, investigadores de diversos países siguen al pie de la letra el comportamiento de este enemi-go microscópico para prever sus pasos. Comenta la doctora Vivian Kourí que se estudian marcado-res, ya sea clínicos o del virus, que puedan indicar severidad de la infección para poder pronosti-car qué paciente va a evolucionar a un cuadro grave. “Se han visto enfermos que fallecieron o agra-varon luego de estar casi asinto-máticos; algo tiene que estar ocu-rriendo a nivel celular y del virus que lleve a esa condición”.

A la par, continúa, se reali-zan estudios relacionados con la epidemiología molecular para determinar el origen del virus (si procede directo de murciélago o si pasó por otro hospedero intermediario antes de llegar al hombre), y después en humanos las mutaciones ocurridas al transitar por dife-rentes localizaciones geográfi -cas. “El objetivo de esto último es tratar de asociar después estas variaciones de mayor virulencia, con determinado grupo de riesgo, edad de los pacientes. Es decir, empezar a relacionar los datos del virus con los epidemiológicos”.

Los países más desarrollados están trabajando en vacunas, y algunos aseguran tener ya un posible candidato vacunal.

“Pero lograrla requiere tiempo, porque hay que cum-plir determinadas etapas, aun-que si todo sale bien esas fases se pueden acelerar un poco”, considera la doctora Kourí, y concluye que la ciencia cuba-na también perfi la sus propias líneas de investigación en tor-no a estos temas para, en me-dio de la desgracia que signi-fi ca esta pandemia, contribuir a la salud de los habitantes de esta Isla y de otras partes del mundo.

al hotel, que una doctora de su policlínico la había llamado para que se presentara allí y a ella igual le avisarían: el cliente español tenía el coronavirus.

Inmediatamente llamó tam-bién la enfermera del hotel y la remitió para su policlínico 19 de Abril, del municipio de Plaza de la Revolución. Cuando Oralys llegó al centro de salud, los fa-cultativos ya tenían sus datos e iban raudos camino a su casa.

Apenas llegó, le dieron un nasobuco y la llevaron al cuar-to de aislamiento. Hasta que se presentó el médico, la reco-noció y le preguntó qué había sucedido, dónde había estado, sus contactos, todo… Luego, una ambulancia la llevó para

Estudiantes de ciencias médicas se han hecho dueños de la calle para realizar la pesquisa activa y conocer el estado de salud de millones de ciudadanos.

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el Hospital Militar Central Dr. Luis Díaz Soto, conocido como Naval, al este de la ciudad.

“Lo que quiero es que me cuiden a la vieja”, alcanzó a decir desde la ambulancia, sin sospechar que dos enfermeras y un enfermero del policlínico iban rumbo a su casa para lim-piar todo con cloro, la primera acción emprendida para cuidar a “la vieja”, su suegra Rafae-la González Rodríguez, de 86 años.

El Naval y otros hospitales militares del país fueron rápida-mente acondicionados desde la etapa informativa de la COVID-19, para recibir los casos de per-sonas con riesgo de infección por haber tenido contactos con viajeros internacionales llega-dos a la Isla.

Tras varias preguntas y exá-menes en el hospital, al no ha-ber tenido relación directa con el cliente ni tener síntomas, a Oralys la mandaron para su casa. Pero era un alta entre co-millas, porque fue aislada en su vivienda durante 14 días bajo vigilancia médica.

Durante dos semanas, cada mañana y tarde la visitaban una doctora y una enfermera para ver su estado. Al principio iban tres veces en el día. “¡Oye, me tienen loca!”, les dijo en broma. Impasibles, las profesionales de la salud, debidamente pro-

tegidas, sin entrar a la vivienda le extendían un termómetro y Oralys lo devolvía con la tem-peratura actualizada. Hacían lo mismo con la suegra, la mira-ban casi con lupa y se interesa-ban por su estado.

“Todos los días pido a Dios por la salud de mi familia, de los cubanos y de todos en el mundo, para que nos libremos pronto de esta enfermedad”, expresó “la vieja”, también en cuarentena.

Los primeros en escuchar la plegaria de Rafaela fueron los profesionales de la salud, quie-nes, aun a riesgo de su vida,

no han dudado poner toda su pericia y humanidad al servicio de sus congéneres y así demos-trarle a la naturaleza que, como dijera recientemente el cantau-tor Silvio Rodríguez, no somos plaga sino especie.

De puerta en puertaUn sencillo y a la vez bien en-tramado sistema de detección de potenciales contagios, fue previsto antes de conocerse el primer caso reportado en Cuba. Apenas esa esperada e indesea-da noticia se supo, fue activado el mismo para conocer quiénes tenían en el país condiciones clínicas y epidemiológicas para sospechar que habían contraí-do COVID-19.

La presencia de enfermeda-des cardiovasculares e hiperten-sión, diabetes mellitus y otras, particularmente en las perso-nas de mayor edad, son factores que pueden hacer caer la balan-za a favor del agravamiento de la posible enfermedad, incluso determinar la muerte. De ahí la importancia del husmeo.

Así, junto a los mecanismos de vigilancia sanitaria –estable-cidos en aeropuertos, puertos y marinas, y en hoteles y otras instalaciones turísticas–, en-cargados de divisar la entrada furtiva del nuevo coronavirus en personas procedentes de países ya afectados, un ejército de estudiantes de profesiones

En la consulta de infecciones respiratorias del policlínico 19 de Abril son evaluados los pacientes para adoptar la conducta indicada en cada caso.

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El policlínico Rampa preparó, como sus similares, un área para la atención diferenciada de pacientes con enfermedades respiratorias.

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médicas se ha hecho dueño de la calle. Tocando casa por casa, realizan el pesquisaje de millo-nes de ciudadanos para conocer su estado físico, así como sus padecimientos, a fi n de elabo-rar diversas estrategias de se-guimiento según dicte el caso, junto al médico de la familia y el policlínico correspondientes.

Miles de jóvenes de todo el país –desde segundo a quinto año de Medicina, así como de tercero y cuarto de Estoma-tología– son los protagonistas de esta cruzada. Algunos por primera vez; otros ya con expe-riencias en buscar indicios de dengue o zika.

“Tenemos conciencia de la labor que hacemos, y que esta-mos integrados al sistema de salud pública del país. Y esta es la misión que nos ha tocado”, co-menta a BOHEMIA Liset Ma-ría Riverón Suárez, estudiante de cuarto año de Medicina, ubi-cada para ejercer en el capitali-no policlínico Rampa. “Vamos a ser médicos y desde ahora nos sentimos responsables de la sa-lud de la población”.

Lejos de allí, en Ciego de Ávila, Dianet Cuba León, estu-diante del mismo año que Liset María, apunta que para hacer esta tarea recibió antes la ade-cuada capacitación, primero en el hospital, durante dos sesio-nes, y luego en el policlínico del área que atiende. “Realmente nos ofrecieron una información muy buena”, juzgó.

Con nasobucos en sus rostros y libretas en las manos, Stefan Morales Gallo, José Luis Sán-chez y Xavier Chang Rivas, de segundo año de Medicina en la Facultad Manuel Fajardo, exploran por las áreas del po-liclínico 19 de Abril donde, afi r-man, son bien recibidos.

Cuenta Felipe Hernández Caldevilla, estudiante de cuarto año de Medicina de la Facul-tad Calixto García, que en su búsqueda de síntomas respira-torios o contactos con extran-jeros en la zona que cubre el policlínico Rampa, las personas son muy receptivas y le invitan a pasar a sus hogares. Pero él rehúsa: hay que mantener

la distancia, otro día será. De paso, hace promoción de salud, explica la necesidad de lavarse las manos, de evitar las aglome-raciones.

“Las personas están dando una buena respuesta ante el tra-bajo que hacemos. A todos los casos sospechosos o con sínto-mas respiratorios les hacemos un seguimiento diario para ver su evolución”, acota el futuro doctor Hernández Caldevilla.

Por si fuera poco, cuando la joven doctora Berta Leysi Santos Vegas, del consultorio del Médico de la Familia No. 1, perteneciente al policlínico 19 de Abril, visita a las octogena-rias hermanas María, Ramona, Margarita y Enriqueta Ruiz Bravo, así como a Juan Fran-cisco Ibarra, esposo de esta úl-tima, “nos ponemos –dicen– en fi la india para que nos tome la presión a todos”.

Cazando arañas epidemiológicas

Cuba tiene un sistema de vigi-lancia de las infecciones respi-ratorias agudas graves, le re-cuerda a BOHEMIA el doctor Francisco Durán García, direc-tor nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública. Es habitual, dice, que se rea-licen cinco o seis millones de atenciones anualmente por in-fecciones de ese tipo.

Para determinar el virus res-piratorio que provoca cada cua-dro agudo, se hacen pruebas que comprenden 17 agentes en total, lo cual permite saber a los epidemiólogos cuál virus está circulando. Asimismo, se efec-túan campañas de vacunación antigripal todos los años para proteger a niños, embarazadas y la población de riesgo.

Desde la aparición del nue-vo coronavirus en Cuba, la en-trada principal que da acceso a la consulta de enfermedades respiratorias del policlínico 19 de Abril puede, por momentos, estar encrespada. Allí llegan los pacientes habituales de ese servicio, otros que nervio-samente quieren descartar la COVID-19 y rezan para que su tos sea de infl uenza, y tam-bién los remitidos por quienes pesquisan y los médicos de la familia al considerarlos porta-dores “sospechosos”.

La licenciada en Enferme-ría Mercedes Pérez Cuesta es la encargada de “clasifi car” (orientar) a las personas que se le acercan, pero antes les indica que se laven las manos con el hipoclorito que tienen allí preparado. Cumplido el rito, les pide que se sienten a espe-rar que el doctor los atienda. La mayoría supera los 60 años y afortunadamente casi todos van con nasobucos.

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Revela el doctor Ernesto Fi-del Córdova Oro, especialista en Medicina General Integral y director del policlínico Rampa, que su institución, llamada a velar por la salud de casi 19 800 habitantes de los consejos popu-lares Rampa y Príncipe, prepa-ró, como sus similares, un área para la atención diferenciada de pacientes con enfermedades respiratorias, con sala de ais-lamiento, y personal dispuesto las 24 horas. Allí permanece un médico y una enfermera, y se realiza la desinfección del local después que sale cada persona que fue aislada.

Asimismo, se creó en el lu-gar una comisión evaluadora para defi nir cada caso. Está integrada por profesionales clí-nicos, pediatras, ginecobstetras y médicos generales integrales de mayor nivel. Es decir, más-teres y diplomados en atención de urgencias.

Según el protocolo, para que una persona sea sospechosa de portar COVID-19 tiene que ha-ber estado en contacto con un paciente enfermo o que proven-ga de un país con transmisión de la enfermedad.

Por ello, precisa el doctor Córdova Oro que solo se remi-ten los sospechosos con sínto-mas, es decir, con un criterio clínico y un criterio epidemio-lógico. Estos van a la sala de aislamiento y los envían, si es cubano, para el Hospital Militar Central Dr. Luis Díaz Soto, y si es de otra nacionalidad, para el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), en las afue-ras de la capital.

Pero muchísimos sospecho-sos son asintomáticos, así que pasan a ser vigilados faculta-tivamente en aislamiento do-miciliario. Entonces el equipo básico de salud (médico o en-fermera de la familia) mantiene sobre estos un seguimiento y sin falta les controla la tempe-ratura dos veces en cada jorna-da durante 14 días.

El director del policlínico Rampa recuerda que su equipo médico participó en el control de foco relacionado con el turis-ta español del hotel Vedado, ese

que fumaba mucho, y resultó positivo a la COVID-19.

“Estamos indagando sobre los contactos para determinar la araña epidemiológica. La única manera de contener la enferme-dad es cortar todos los puntos de transmisión. Y todo el posible contacto, hay que controlarlo y aislarlo”, sentencia el experto.

Tal vez, a manera de compri-mido farmacéutico, pueda sin-tetizarse mejor esa política con las palabras del ministro de Sa-lud Pública, doctor José Ángel Portal Miranda, dichas en una de las numerosas emisiones sobre el tema, del programa te-levisivo Mesa Redonda: “No es-peramos que aparezca el caso: lo buscamos”.

Ajustando tuercasArmar el árbol genealógico de la infección puede resultar bas-tante complejo. “La gente no siempre quiere aportar la can-tidad de datos necesarios. Y en estos momentos, de la calidad de la investigación epidemioló-gica que se haga depende que se pueda cortar la transmisión. Si se nos queda un cabo suelto o alguien que estuvo en contacto con un caso positivo, ese pue-de estar transmitiendo”, se la-menta el director del policlínico Rampa, ubicado en una de las zonas de mayor circulación de cubanos y extranjeros, hoteles,

instalaciones extrahoteleras y arrendamientos para turistas.

Durante el mes de marzo, los casos detectados tenían como fuente de infección predominan-te la entrada de portadores al país y el contacto en primero o segundo nivel con esos viajeros.

Pero a partir del 31 de ese mes, los 1 400 pobladores de la comunidad Camilo Cienfuegos, del pinareño municipio de Con-solación del Sur, tuvieron que ajustarse a inusuales medidas de aislamiento, luego de detec-tarse allí el segundo evento de transmisión local de la COVID-19 en Cuba. Para entonces, ha-bía cinco pacientes positivos a la enfermedad, mientras que unas 110 personas, identifi cadas como contactos, permanecían aisladas en centros habilitados con esos fi nes en el territorio y en la cabecera provincial.

Igualmente, a partir del 3 de abril fueron incrementadas por el Consejo de Defensa Provin-cial de La Habana las medidas de aislamiento social del Con-sejo Popular El Carmelo, ba-rriada del Vedado, Plaza de la Revolución. En esta urbanizada área de 1.32 kilómetros cuadra-dos, habitan 27 000 residentes que, en escasísima cantidad y muy justifi cadamente, pueden desplazarse a otras zonas de la ciudad con salvoconductos y previo test para la COVID-19.

En ambos casos, como ga-rantías básicas para hacer efec-tiva la restricción, a sus pobla-dores se les asegura el abasto de agua y el suministro de ali-mentos, así como los servicios sanitarios, que en el caso de la comunidad pinareña se ofrecen en un puesto médico concebido para la vigilancia permanente.

De 14 en 14Desde la aparición del virus en el país, el 11 de marzo pasado, una buena cantidad de casos detectados como positivos fue-ron ingresados en las salas del apacible IPK, una institución que prestigia, con sus resulta-dos científi cos y clínicos, al sis-tema de salud cubano.

Las pruebas de biología mo-lecular (PCR, para confi rmar la

El chequeo diario del estado de los pacientes ingresados en el IPK y el cumplimiento de los protocolos establecidos es parte de la labor del doctor en Ciencias Médicas Daniel González Rubio.

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presencia del nuevo coronavi-rus en los pacientes sospecho-sos) se realizan desde el primer momento en el IPK. Luego se sumaron los centros provincia-les de Higiene, Epidemiología y Microbiología de Santiago de Cuba y Villa Clara. Más recien-temente, con la ampliación de esos diagnósticos y la masifi ca-ción de los llamados tests rápi-dos fue incorporado el homólo-go de La Habana.

Explica la doctora en Cien-cias María Guadalupe Guz-mán Tirado, jefa del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto, que en estos predios tres grandes funciones ocupan sus días: la investigación en enfermedades infecciosas, los servicios alta-mente especializados (atención de los pacientes, evaluación de los estuches, vigilancia, refe-rencia), y la capacitación y la docencia.

En este sentido, el IPK es uno de los centros nacionales que está asumiendo a los pacientes sospechosos y confi rmados de la COVID-19 con una serie de protocolos desarrollados para su tratamiento, siguiendo las recomendaciones de la Orga-nización Mundial de la Salud (OMS), las experiencias obte-nidas internacionalmente y de China en primer lugar, así como las propias experiencias nacio-nales, en particular la adquirida en el tratamiento de otros cua-dros respiratorios graves.

“Fue en el IPK donde se capa-citaron miles de profesionales del sistema nacional de salud, para apoyar la implementación del plan país ante esta emer-gencia. También se ha entrena-do personal de otros sectores”, recuerda la investigadora.

Uno de aquellos primeros ca-pacitados fue el doctor en Cien-cias Médicas Daniel González Rubio, médico especialista de segundo grado en Medicina In-terna, quien está a cargo en el IPK de los equipos de profesio-nales que atienden a los pacien-tes recluidos.

Cuando comenzaron a llegar las ambulancias con los prime-ros pacientes remitidos des-

de los puntos donde existe un control sanitario internacional (aeropuertos, puertos), de las áreas de atención primaria y de algunos hospitales, el Instituto habilitó sus aproximadamente 140 camas en total aislamiento y se dedicó enteramente a esta infección viral.

A la vez, se conformaron di-ferentes grupos que escalona-damente asisten a los pacien-tes en esas salas, debidamente protegidos y sin salir durante 14 días. Luego se sustituyen y los salientes pasan otras dos sema-nas cumpliendo una cuarente-na lejos de sus familiares. Solo después, durante otros 14 días, pueden disfrutar el calor hoga-reño cumpliendo el aislamiento social adoptado en todo el país. Retomadas las fuerzas, regre-san a la tarea de arrancar de la muerte a otros congéneres que padecen la COVID-19 en los impolutos y gélidos salones,

acompañados de las medidas de bioseguridad imprescindi-bles para el enfermo y el perso-nal que lo atiende.

“La dinámica diaria es llegar y –vía telefónica con los médi-cos que están en la sala y que nunca salen– ver la situación, lo nuevo que pasó, en las pocas horas transcurridas. Y vamos discutiendo todos los días sobre los pacientes que tienen crite-rio para hacerles el examen de comprobación de la enferme-dad, los que tienen criterio de alta, cómo van evolucionando los positivos, cómo va el cum-plimiento de los protocolos”, re-vela el jefe de los sanitarios.

“Me siento un poco al mar-gen”, se lamenta González Rubio. Ahora es directivo y no puede verles la cara a los en-fermos, tocarles, como otras veces que ha trabajado en el zika, en la epidemia de dengue de 2001-2003, en la de cólera.

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“No es igual, a los médicos que vemos a los enfermos nos gusta estar comprobando con nuestros propios ojos lo que nos dice otro”.

Como compensación, nin-guna de las anteriores contin-gencias ha tenido para él la magnitud de la actual desde el

punto de vista científi co, social, mediático y, por supuesto, del aprendizaje.

De vuelta a casa sobre la me-dianoche, el especialista se en-trega al placer de su familia: su esposa, bacterióloga del IPK, y su hija Dania, estudiante del se-gundo año de Medicina, quien

se encuentra haciendo pesqui-sajes para atajar en un escon-drijo a la COVID-19.

Es que los médicos son –así describió en Facebook una pro-fesional de la salud su tarea– como la orquesta del Titanic, que nunca dejó de tocar mien-tras se hundía el trasatlántico.

Una pelea cubana contra el coronavirus

El sistema de salud asegura los fármacos necesarios para atender un número considerable de pacientes

BIEN camufl ado dentro de un cuerpo sin síntomas –si acaso, aparentemente visi-

ble como una gripe simplona–, el nuevo coronavirus Sars-CoV-2 consigue algunas veces escu-rrirse ante la estricta mirada de muchos. Hasta que las patrullas científi cas logran esquinarlo en un callejón y encandilarlo con los refl ectores que encienden las primeras pruebas médicas, esas que dejan reveladas la verdade-ra identidad y las malas intencio-nes del intruso.

Menos policial pero igual-mente rigurosa su investigación, científi cos de cuatro laboratorios dispuestos en varias provincias del país aplican, sobre las mues-tras de exudado –tomadas de las mucosas de la nasofaringe

de personas sospechosas de po-seer la enfermedad COVID-19–, la técnica de biología molecular conocida como reacción en ca-dena de la polimerasa (PCR, sus siglas en inglés).

El test, que se aplica 72 horas después de evidenciarse algún síntoma o criterio epidemioló-gico en una persona, arroja re-sultados en 24 horas. De existir el coronavirus en el cuerpo, en ese lapso se tendrá ya un gran número de copias de un frag-mento de su ADN.

A pesar de su antigüedad (fue desarrollada en 1986), la técnica sigue siendo deslum-brante y tiene como méritos en Cuba haber detectado antes los virus del zika y del dengue en los pacientes.

Pero el producto es limitado, pues es caro y depende de su importación. Aun así, el Minis-terio de Salud Pública cuenta con sufi cientes kits y sigue am-pliando sus reservas para dar la imprescindible respuesta in-formativa, útil para sortear la contingencia viral.

La PCR es hoy, sin duda, la más mediática de las técnicas utilizadas en torno a la enfer-medad. También el llamado test rápido, que permite con una simple gota de sangre, en unos 30 minutos, descartar o no la existencia del virus. Si la prueba da positiva, se aplica a la persona sospechosa la PCR, y lo que diga esta es defi nitorio.

Ambas, lamentablemente, diagnostican, pero no curan. Es decisivo entonces que los hospitales cuenten, además de personal de salud, con ca-mas, unidades de cuidados intensivos, ventiladores y me-dicamentos para revertir la COVID-19 y mantener a raya otros padecimientos que pu-dieran ayudar a complicarle la vida al paciente.

Garantizar los medicamen-tos incluidos en los protocolos de actuación que establece el sistema de salud pública en Cuba, es tarea del grupo empresarial BioCubaFarma, como parte del plan del país para la prevención y control del nuevo coronavirus.

Eduardo Martínez Díaz, pre-sidente del grupo, explica que en el diseño de este protocolo los especialistas cubanos tuvie-ron en cuenta las experiencias de China en el enfrentamiento a esta epidemia. Y aun cuando no está defi nido un tratamiento es-pecífi co como el más efectivo, sí existen líneas de tratamiento.

Según la alcanzada experti-cia china, un producto de acción antiviral que se recomienda es

Las pruebas de test rápido realizadas a las personas que permanecen en los centros de aislamiento o en las viviendas, si bien no aportan un diagnóstico concluyente, orientan hacia dónde puede existir una mayor circulación del virus.

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el Interferón alfa 2b humano re-combinante, fármaco producido en el Centro de Ingeniería Ge-nética y Biotecnología (CIGB) y en la planta mixta cubano-chi-na ChangHeber, instalada en la localidad de Changchun.

Los interferones –dice la doc-tora Marta Ayala, subdirectora del CIGB– son moléculas que produce el propio organismo ante los ataques virales. “Es una primera defensa natural que tiene el sistema inmune para combatir la entrada del virus y también participa en la inhi-bición de la replicación viral”.

En opinión de Martínez Díaz, el CIGB cuenta con capacidades sufi cientes para suministrar el Interferón al sistema nacional de salud. Incluso, muchos paí-ses solicitan ese producto “y estamos respondiendo, porque tenemos capacidades para su-ministrarlo sin poner en riesgo las cantidades que se requieren para Cuba”.

El protocolo adoptado inclu-ye, además, otros 21 medica-mentos. A pesar de las difi cul-tades económicas acrecentadas por el bloqueo de Estados Uni-dos contra Cuba, “en este mo-mento están garantizados en las instituciones de salud todos los fármacos para un número considerable de pacientes y estamos produciendo antivi-rales, antiarrítmicos, así como antibióticos que pudieran utili-zarse para el tratamiento de las complicaciones que se presen-ten en los enfermos”, afi rmó Rita María García, directora de Operaciones y Tecnologías de BioCubaFarma.

A la par, se evalúan otros fár-macos para su incorporación en dichos protocolos. Entre los de producción nacional aparece la Biomodulina T, un producto biológico de origen natural que cuenta con Registro Sanitario y está incluido en el cuadro bási-co de medicamentos para tra-tar infecciones respiratorias y de otro tipo, a repetición en el adulto mayor.

Maricarmen Reyes Zamora, jefa del grupo de ensayos clí-nicos del Centro Nacional de Biopreparados (Biocen), don-de se produce la Biomodulina T, comentó que este producto,

usado en adultos mayores con gran efi cacia y seguridad, au-menta las células de defensa como los linfocitos T e, incluso, la producción de interferones por parte de dichas células.

“Bajo estos conceptos, una estrategia prometedora y fac-tible es el uso de Biomodulina T en pacientes infectados, de riesgo, y en el personal sanita-rio que atiende a los enfermos”, concluyó.

También son bien valorados otros productos como el CIGB 210, un inhibidor antiviral con-tra el virus del sida; mientras del CIGB 300, estudiado para usar contra el cáncer, se espera tenga también capacidad inhi-bidora contra el Sars-CoV-2.

Cuba, por supuesto, ha echa-do mano a muchos medicamen-tos en diferentes momentos de la enfermedad (antivirales como oseltamivir o tamifl u, an-tipiréticos, anticatarrales, clo-roquina, antibióticos de prime-ra línea) que han tenido éxito al aplicarse en el mundo. Uno de estos es Kaletra (compuesto de lopinavir y ritonavir), un an-tirretroviral utilizado contra el VIH-Sida, que ha demostrado tener efectos positivos en pa-cientes que tienen enfermeda-des subyacentes, o aquellos con riesgo de neumonía en la fase inicial.

El medicamento “milagro-so”, eso sí, parece ser una vacu-na preventiva. Pero de momen-to no se cuenta con alguna en el botiquín.

“Esta toma un tiempo”, ex-plicó la doctora Vivian Kourí Cardellá, viróloga y subdirec-tora primera del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí, durante un foro online propi-ciado por el diario Juventud Rebelde. “Una vez que se logre obtenerla, requiere realizar las pruebas en animales para eva-luar su seguridad, inmunoge-nicidad (capacidad de producir anticuerpos) y protección al en-frentarla con el virus. Cuando esto muestre buenos resulta-dos, entonces se realizarán en-sayos en humanos, de manera escalonada”.

Varios países ya están traba-jando en acelerar estos pasos. De hecho, existen en camino varios proyectos de antígenos, principalmente en China, Rusia, Estados Unidos y Alemania.

La ciencia cubana también está inmersa en la pelea con-tra los demonios virales, según revela el director de Investiga-ciones Biomédicas del CIGB, Gerardo Guillén.

El también miembro de la Academia de Ciencias asegura que actualmente se trabaja en la parte metodológica y de di-seño de una vacuna vernácula. Esta tiene la ventaja de utilizar la plataforma desarrollada por el CIGB, donde se trabaja con partículas semejantes a virus con gran capacidad de estimu-lar el sistema inmune.

Otra plataforma, precisa Gui-llén, es por inmunización a tra-vés de la vía nasal, teniendo en cuenta que Cuba tiene experiencia, pues cuenta con una vacuna ya registrada. (La COVID-19, re-cordemos, tiene entre las vías de transmisión la nariz).

De momento, la Isla ha pro-puesto a las autoridades chinas realizar la vacuna en conjunto con el Centro de Investigación y Desarrollo Mixto, ubicado en la ciudad de Yongzhou, provincia Hunan. Esta institución tiene experiencia en el trabajo con el nuevo virus, además de contar con laboratorios de alto nivel de contención.

En el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología se produce el Interferón alfa 2b humano recombinante, uno de los fármacos utilizados en el tratamiento de los pacientes con la COVID-19.

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EL doctor Francisco Du-rán García tiene una se-renidad inusual en estos

días, como la de un herrero que sostiene con su tenaza el hierro al rojo vivo. Será por-que antes ha martillado con su maza sobre otras epidemias, como aquella del enigmático dengue en 1981, o la de cólera padecida durante varios años de la década de 2000 y que con mucho tesón fue eliminada en Cuba.

“Pero no tienen nada que ver con la actual pandemia”, com-para el actual director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, y confi esa no creer que haya existido en los últimos dos siglos una pande-mia con las características que tiene la actual.

“El problema es el corto tiempo entre su comienzo, su conocimiento y su identifi ca-ción”, resume y, aun así, como mariscal confi ado más en su es-trategia que en su artillería, no transmite un átomo de pánico ante los curiosos periodistas de BOHEMIA.

“Ni pesimistas, ni con espejuelos oscuros”

Francisco Durán García, director nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud Pública, asegura que el país trabaja para no recibir, como ha ocurrido en otras naciones, el gran impacto negativo del nuevo coronavirus

“Nosotros tenemos desde el mes de enero un plan de preven-ción y control de la COVID-19. Una cosa era entonces y otra es hoy, porque las medidas se van incrementando o reforzando en dependencia de la evolución de la enfermedad”, precisa el ex-perto. “Lo importante es que en cada momento que se van apli-cando nuevas medidas, se le va informando a la población”.

–¿Cuál es el algoritmo diagnóstico que se sigue en Cuba?

–A una persona con una sin-tomatología determinada, que tiene un riesgo epidemiológico determinado (viene de un país con transmisión, o ha estado en contacto con personas que proceden de un lugar con trans-misión, o trabajan atendiendo a personas con esas caracte-rísticas), se le descartan los 17 virus respiratorios habituales, y entonces se le manda la prueba específi ca de la COVID-19.

“Esta prueba se hace en el hospital a personas ingresadas que tienen un cuadro clínico de-terminado y un elemento epide-

miológico de mucho valor, que hacen pensar que pueda tener la COVID-19.

“Ese algoritmo diagnóstico era solo en el Instituto de Me-dicina Tropical Pedro Kourí (IPK). Después se hizo un en-trenamiento a especialistas de otros laboratorios y desde en-tonces se realiza el diagnóstico en el de Santiago de Cuba, que atiende la región oriental; el de Villa Clara, la central; y el IPK, el occidente.

“También tenemos un algo-ritmo de la conducta ante un caso: no es lo mismo una per-sona que tiene una sintomato-logía, que ha tenido un riesgo fuerte... Fíjense que algunos de los pacientes que se han confi r-mado no han salido al exterior, pero han tenido contacto con personas con mucho riesgo. Un grupo se mantiene ingresado con una categoría: sospechoso de sintomatología respiratoria y elemento epidemiológico de mucho riesgo.

“Otros se mantienen ingresa-dos porque han tenido contac-tos con enfermos. Se les ingresa y se ve si tienen síntomas. Así tenemos a cientos de personas que se han sometido a una vi-gilancia durante 14 días. Por ejemplo, los choferes que tras-ladaron a los viajeros y a la tri-pulación del crucero británico MS Braemar, del puerto de Ma-riel hacia el aeropuerto inter-nacional José Martí, quienes se pusieron bajo vigilancia a pesar de haberse protegido con naso-buco, guantes, gorro, para que no corrieran ningún riesgo”.

–¿Cuánto personal de la sa-lud se ha capacitado?

–En febrero se capacitaron en el plan, en la conducta te-rapéutica, especialistas (epide-miólogos, intensivistas clínicos, intensivistas pediátricos, direc-tivos) de toda Cuba, en el IPK. Ese personal se dedicó a capa-citar a otros especialistas en las provincias, en aspectos que tienen que ver con la conducta ante un caso y los controles de focos que inmediatamente se hacen –cuando se detecta un sospechoso– con todas las per-sonas que han estado en contac-to con este. Unas se ingresan y otras se vigilan en la casa. Este es el algoritmo de vigilancia.

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–¿Qué acciones epidemio-lógicas se aplican en cada etapa?

–Al principio se tenía una vigilancia de los viajeros pro-cedentes de China con rigor; después se fue extendiendo a los de otros países, en la me-dida en que se fue haciendo compleja la situación. Primero teníamos un número limitado de centros para la atención; en estos momentos hay hospita-les a los que van las personas con sintomatología –que puede ser grave; por tanto, cuentan con terapia intensiva– y cen-tros de aislamiento en todas las provincias. En los comien-zos no había restricción de mo-vimiento, luego se cerraron las actividades masivas. Al prin-cipio no había limitación en la entrada de personas a Cuba y ahora solo lo pueden hacer los residentes en el país.

–¿Pudiera decretarse una cuarentena en el país?

–Sí, tal vez en la tercera etapa.–A pesar de la prioridad que

tiene la COVID-19, no se ha des-cuidado la fumigación contra el Aedes aegypti…

–No, porque ese es el otro fl a-gelo. Ahora viene el período de elevada infestación por el mos-quito Aedes aegypti, que suele ocurrir por el calor y las lluvias, lo cual acelera la multiplicación de este vector. Sabemos que en Cuba no están resueltos los problemas de saneamiento, y la percepción de riesgo de la población para combatir el den-gue no se ha logrado enraizar, a

pesar de que esa enfermedad causa mucha morbilidad.

“Y no se puede descuidar, porque si nos concentramos solo en la COVID-19, cuando vamos a ver lo que tenemos es una epidemia de dengue, que afecta también al sistema de salud y a la sociedad”.

–¿Y qué tienen previsto para una contingencia como esta?

–Se mantienen las medidas previstas en el caso de las ar-bovirosis, porque no es solo dengue, también zika, chikun-gunya, fi ebre amarilla, esta úl-tima erradicada en Cuba desde la década de 1960. En el país se mantienen todas las activida-des, el personal de control de vectores, la vigilancia en las viviendas, el control de focos, la fumigación, el ingreso de cua-dros febriles sospechosos de tener una arbovirosis y el estu-dio para descartar si tiene una de estas enfermedades.

“Desde fi nales del año pasa-do tuvimos una reducción de la transmisión del dengue (chikun-gunya no tenemos hace tres o cuatro años, ni zika desde el primer semestre de 2019). Por eso, con respecto al dengue, es-tamos ahora en una mejor con-dición. Pensábamos que íbamos a tener un poco de tranquilidad epidemiológica, pero ahora apa-reció la COVID-19”.

–¿Cuáles son las fortale-zas y las debilidades de Cuba para enfrentar la pandemia de la COVID-19?

–Entre las fortalezas, la pri-mera es la prioridad que tiene

para el Estado cubano la salud. También, la estructura del sis-tema sanitario nacional, y en particular la atención prima-ria, que en muchos lugares del mundo es una utopía, incluyen-do Estados Unidos.

“En Cuba, un pesquisaje con vigilancia de los cuadros respiratorios, febriles, se basa fundamentalmente en las es-tructuras de los policlínicos, en la formación de recursos humanos. La intersectoriali-dad que existe es sumamente importante: desde un princi-pio participan todos los orga-nismos y organizaciones de masas.

“Esto nos permite decir, no que no vamos a tener afecta-ciones, sino que trabajamos para no tener una situación catastrófi ca.

“Y las debilidades, quizás no logramos una percepción de riesgo importante en toda nuestra población. También la situación que enfrenta Cuba por el bloqueo de Estados Uni-dos y la economía. Pero cuan-do se han solicitado recursos para comprar equipamientos, medicamentos y los medios para enfrentar la COVID-19, a pesar de nuestras limitacio-nes, han tenido una prioridad y una solución.

“Uno ve las estadísticas mundiales y se eriza. Pero no-sotros, en ningún momento, ni pesimistas ni con espejuelos oscuros. Trabajamos para que, de tener una afectación, no sea de esa magnitud”.

En todas las provincias se habilitaron centros de aislamiento para recibir a las personas con riesgo de haber contraído la enfermedad, a fi n de someterlas a una vigilancia durante 14 días.

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