Crecimiento de Armas en El Peru y Otros Paises

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  • 7/26/2019 Crecimiento de Armas en El Peru y Otros Paises

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    volumen 10 nmero 1

    enero-marzo de 2010

    Alianzas externas paraarmamento y defensa

    Una nueva dimensin en la agendade seguridad latinoamericana

    Daniel Flemes y Detlef Nolte

    FL A T I N O A M R I C A

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    Alianzas externas paraarmamento y defensa

    Una nueva dimensin en la agendade seguridad latinoamericana

    Daniel Flemes y Detlef Nolte

    n

    introduccin

    En julio de 2009, el Instituto Internacional de Estudios Estratgicos (iiss)advirti que los gastos de defensa en Latinoamrica haban crecido en ms de 90%

    entre 2003 y 2008, esto es, de 24 700 millones a 47 200 millones de dlares. Porejemplo, a comienzos de septiembre de 2009, Brasil y Francia cerraron unacuerdo de cooperacin de largo plazo en industrias de armas. Venezuela dio aconocer casi al mismo tiempo una generosa compra de armas a Rusia. Pocoantes, Colombia haba concluido un acuerdo con Estados Unidos que otorga alas tropas estadounidenses el derecho de usar siete bases militares colombianaspor un perodo de 10 aos; esto ha generado tensiones entre Colombia y Ve-nezuela en el marco de la Unin de Naciones Suramericanas (Unasur). Asi-mismo, en la prensa internacional se han acumulado titulares sobre la espiral

    armamentista y sobre el creciente riesgo de que se presenten conflictos en laregin.

    Daniel Flemes es investigador del Instituto de Estudios Latinoame-ricanos (ilas) del German Institute of Global and Area Studies (giga)en Hamburgo, Alemania. Trabaja sobre temas de Sudamrica, principal-mente sobre Brasil y Venezuela. Detlef Nolte es Vicepresidente delgiga y Director del ilas. Tambin es profesor de Ciencia Poltica y

    Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Hamburgo.

    n material original de fore ign affairs latinoamrica

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    Por otro lado, en los ltimos aos, el aumento de la exportacin de materias pri-mas en Latinoamrica ha generado los recursos necesarios para la compra de arma-mento, en parte, para modernizar el armamento obsoleto y como consecuencia delos realineamientos de las polticas exteriores y de las fuerzas armadas de la regin.Como resultado del trasfondo ideolgico de la poltica exterior de algunos pasesde la regin, la compra de armamento podra agravar los conflictos latentes (hastaahora limitados a ataques verbales y a operaciones militares encubiertas), a pesarde que es poco probable que ocurran guerras abiertas entre los Estados de Latino-amrica.

    Tanto las alianzas estratgicas de los pases sudamericanos con actores extrarre-gionales por ejemplo, la de Venezuela con Rusia, o la de Brasil con Franciacomo la creciente presencia de Estados Unidos en Sudamrica por ejemplo, conla utilizacin de bases militares en Colombia y la reactivacin de la 4a Flotason fenmenos relativamente nuevos. La carrera armamentista y las alianzas conactores externos afectan negativamente el proceso de integracin en Sudamrica yentorpecen las aspiraciones de Brasil de demarcar y consolidar su zona de influen-cia. Por otra parte, la poltica armamentista de Venezuela y el estacionamientode fuerzas militares estadounidenses en Colombia amenazan la unidad sudameri-cana y ponen en peligro la cooperacin regional en materia de defensa.

    conflictos entre estados:resentimientos histricos e ideolgicos

    Los temas de los gastos militaresy de las polticas de seguridad en Latino-amrica reciben cada vez mayor atencin en la prensa. El peridico estadounidenseEl Nuevo Herald critic en su editorial del 12 de septiembre de 2009 el aumentode los gastos en armamento en Latinoamrica, a pesar de la crisis econmica. El pe-ridico espaolEl Paspublic el 28 de agosto de 2009 una nota titulada Sur-amrica refuerza sus arsenales. Cmo se percibe la seguridad regional en AmricaLatina? Cmo se debe interpretar el creciente gasto en armamento?

    A primera vista, y en comparacin con otras regiones, Latinoamrica es unaregin pacfica: segn datos del Instituto Internacional de Estudios de la Paz de

    Estocolmo (sipri), durante la dcada de los noventa slo hubo cuatro conflictosentre los Estados de la regin. Durante el mismo perodo, se registraron diecisisconflictos en frica, nueve en Asia, nueve en Medio Oriente y ocho en Europa.Sin embargo, a causa de las delimitaciones territoriales fijadas en los tiempos co-loniales, que no eran siempre claras, prevalecieron en Latinoamrica varios conflic-tos latentes; muchos de ellos, principalmente entre Chile y Argentina, pudieronsolucionarse en los aos noventa, en el marco del proceso de integracin regional.El Instituto de Investigacin de Conflictos Internacionales de Heidelberg (hiik),en su Barmetro de conflictos, solamente enumera siete conflictos territoriales

    persistentes en Latinoamrica en 2008, aparte del conflicto entre Argentina y

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    Reino Unido por las Islas Malvinas. Segn otros clculos, todava existen unos 36conflictos fronterizos sin solucionar en los que participan pases latinoamericanos.

    En 1995, an haba escaramuzas en los territorios fronterizos entre Ecuador yPer, as como conflictos por la delimitacin de fronteras en Centroamrica; tam-bin por las fronteras martimas entre Honduras, Nicaragua y El Salvador; porla demarcacin fronteriza entre Guatemala y Belice; por el lmite en el ro San Juanentre Nicaragua y Costa Rica; por la frontera martima entre Nicaragua y Colom -bia y dos islas en el Caribe; por las islas Los Monjes, entre Venezuela y Colombia,as como pugnas territoriales entre Guyana y Surinam, y entre Guyana y Vene-zuela. Casi todos estos conflictos se resolvieron a travs de procesos de conciliacin

    y de arbitraje internacional.La Guerra del Pacfico (1879-1883), en la que se enfrentaron Chile, Bolivia y

    Per, sigue teniendo repercusiones en la actualidad. En esa guerra, Chile se anexgrandes extensiones de territorio, y en consecuencia, Bolivia perdi su salida almar. Desde entonces, la recuperacin de una salida al ocano Pacfico es uno de lostemas ms importantes de la poltica exterior boliviana. Entre Per y Chile, lademarcacin de la frontera martima an no est acordada. De hecho, Per llev elcaso a la Corte Internacional de Justicia. Por su parte, en octubre de 2009, Chilellev a cabo el ejercicio militar Salitre 2009, cerca de la frontera con Per. El ejer -cicio planteaba inicialmente que las fuerzas armadas de Chile deban replegar a

    Tarapac, un pas ficticio que haba invadido el territorio chileno y se negaba a aban -donarlo a pesar de la orden de Naciones Unidas. Tarapac fue uno de los territo-rios peruanos que qued en manos chilenas despus de la Guerra del Pacfico.

    Solamente despus de fuertes crticas del gobierno peruano, Chile redise elejercicio, que cont con la participacin de tropas de Argentina, de Brasil, de Francia

    y de Estados Unidos.Los conflictos internos de los Estados latinoamericanos tambin han afectado

    a pases vecinos, como sucedi con las guerras civiles en Centroamrica de lossetenta y de los ochenta. El potencial de desestabilizacin regional de los conflic-tos y de las crisis internas sigue vigente. En los ltimos aos, los enfrentamientosarmados en Colombia han cobrado un carcter internacional y ms ideolgico.Estados Unidos apoya considerablemente a Colombia con armas y capacitacin

    militar en el marco del Plan Colombia. Las Fuerzas Armadas Revolucionariasde Colombia (farc) que, en gran parte, han degenerado en una organizacincriminal usan a pases vecinos, como Ecuador y Venezuela, como zonas deretirada. Por otra parte, Hugo Chvez ha mostrado pblicamente su simpatahacia las farc. El 1 de marzo de 2008, el ejrcito colombiano incursion en terri-torio ecuatoriano para atacar una base de las farc, lo que provoc la muerte deun alto jefe de esta organizacin. La violacin de la frontera ecuatoriana por partedel ejrcito colombiano gener graves tensiones diplomticas, y Ecuador y Ve-nezuela movilizaron sus tropas hacia las fronteras con Colombia. En la resolucin

    de este conflicto no slo particip la Organizacin de los Estados Americanos

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    (oea), sino tambin el Grupo de Ro. Sin embargo, las relaciones entre los pasesinvolucrados permanecen paralizadas.

    el gasto en defensa y las polticas

    armamentistas en latinoamricaEn la dcada de los noventa, casi todos los pases latinoamericanos reduje-ron el nmero de sus efectivos militares, especialmente en Centroamrica, dondelas guerras civiles llegaron a su fin. Por el contrario, en la primera dcada del sigloxxi, los efectivos militares han aumentado en varios pases la regin. Especial-mente notorio es el caso de Colombia, en donde el gobierno aspira a una solucinarmada al conflicto con las farc. Tambin ha habido un aumento del personalmilitar en Mxico, en Brasil y en Venezuela.

    Mientras que los gastos militares en los aos ochenta y noventa se estancaron oincluso disminuyeron, desde el comienzo de esta dcada ha habido un crecimientodel gasto en defensa. Este aumento en el gasto militar ha ido a la par del creci-miento econmico y del aumento de los recursos generados por las exportacionesde materias primas. En relacin con el pib, la proporcin correspondiente al gastoen defensa no se increment. En Brasil, esta proporcin en 2007 era del 1.5% (encomparacin con el 4% de Estados Unidos). Destaca el caso de Chile que, con 3.4%,supera por mucho a los gastos de defensa de Argentina, que representan el 0.8% desu pib. En Venezuela, el gasto en defensa representa el 1.3% del pib. Los gastosen defensa de Colombia y Ecuador son considerablemente elevados, pues repre-

    sentan el 11% y el 9%, respectivamente, de los presupuestos de sus gobiernos. Porotra parte, el gasto en defensa de Mxico es notablemente bajo (el 0.4% del piben 2007), lo que podra explicarse como una consecuencia de que este pas se en-cuentra bajo abrigo de la seguridad estadounidense.

    En Latinoamrica, dos terceras partes del gasto militar se invierte en personal,incluido el gasto en pensiones, mientras que el resto se destina a la compra de equi-pos y de armamento. Casi todos los nuevos sistemas de armas son importados: Rusiase ha posicionado como el mayor exportador de armas en Sudamrica, seguido deEstados Unidos. Alemania, debajo de estos dos pases por una larga distancia, es el

    mayor exportador europeo de armas en la regin.Asimismo, el gobierno brasileo se ha mostrado interesado en ampliar su indus-tria de defensa. Los aviones Tucano y Sper Tucano, utilizados por Colombia en elataque al campamento militar de las farc en Ecuador, eran de manufactura bra-silea. La fuerza area ecuatoriana tambin solicit 24 aviones de este tipo. Asi-mismo, Chile y Argentina han intentado establecer industrias nacionales de arma-mento capaces de abastecer al mercado latinoamericano.

    Tradicionalmente, Brasil ha sido el pas con el mayor arsenal de Latinoam-rica. Con mucha distancia le sigue Colombia, que ha sido azotada por la violencia

    de sus conflictos internos. Otros pases ms rezagados han avanzado claramente en

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    los ltimos aos. En especial, las fuerzas armadas de Chile han dejado en claro sucapacidad en las reas de defensa terrestre y control de crisis en el marco de lasmisiones de paz de Naciones Unidas. El potencial de Chile en tierra y aire, des-pus de concluir la renovacin de su flota area y de sus tanques, podra inclusoalcanzar a Brasil en estos rubros. Venezuela, con fuerzas militares de bajo nivel,ha invertido considerablemente en su capacidad militar. Por ltimo, se estima queBolivia y Paraguay permanecern, junto a los pases de Centroamrica y el Ca -ribe, con un poder militar reducido.

    alianzas externas:armamento y cooperacin militar

    Las crecientes compras de armas por parte de pases que ocupan una posi-cin intermedia en el escalafn de poder sudamericano, como Chile y Venezuela,han puesto a prueba el dominio militar de Brasil. En este contexto, Brasil pre-sent una nueva estrategia de defensa en diciembre de 2008, que apunta hacia laexpansin de su potencial militar y, con ello, a la consolidacin de su papel comopotencia regional. Los pilares de esta estrategia el aumento del armamento,las polticas de disuasin y la proyeccin de poder reflejan la gran influenciade las fuerzas armadas en la poltica de defensa de Brasil.

    Mientras que Brasil escogi una alianza con Francia para el desarrollo de supotencial militar, Venezuela prefiri a Rusia, y Colombia se inclin por EstadosUnidos. Por el contrario, Chile ha diversificado el abastecimiento de su equipo

    militar con compras a Estados Unidos, Holanda, Alemania, Francia, Espaa yel Reino Unido, y ha evitado mezclar las importaciones de armamento con lasalianzas bilaterales en el mbito poltico. Al importar sus armas de pases miem-bros de la Organizacin del Tratado del Atlntico Norte (otan), Chile asegurael alto nivel tecnolgico de su arsenal.

    La necesidad de modernizar las fuerzas armadas de los pases sudamericanoses innegable, y la integracin de las fuerzas por medio de una mayor interopera-bilidad y de operaciones conjuntas sigue siendo una tarea pendiente. Hoy en da,en algunos pases pequeos, siguen en uso equipos y armas que en otros pases

    ya son obsoletos. Por este motivo, y gracias a los ingresos por las exportaciones dematerias primas (petrleo, gas natural, cobre, etctera), se han podido financiarlas compras de armas y se puede explicar, en parte, la acelerada dinmica de los gas -tos en defensa de los ltimos aos.

    Esta situacin ha contribuido a la profundizacin de los conflictos entre lospases de la regin, y explica las relaciones diplomticas tensas, su ruptura enalgunos casos y la movilizacin de tropas en las fronteras. Estos conflictos se ca -racterizan por tener un alto contenido histrico, como en el caso de Chile, Per yBolivia, e ideolgico, como en el caso de Venezuela, Ecuador y Colombia. Adems,

    son explotados con frecuencia por polticos y lderes populistas para desviar la

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    atencin de problemas internos. Los acuerdos militares y de defensa con potenciasextrarregionales terminan por sumarle una dimensin externa a la ya complejaagenda de seguridad regional.

    Desde la dcada de los noventa, Brasil ha encabezado la cooperacin regionalen seguridad, despus de haber descartado la posibilidad de un conflicto militarcon los pases vecinos. La Misin de Estabilizacin de las Naciones Unidas enHait (Minustah) ha servido como semilla de una poltica de defensa regional queno ha crecido todo lo esperado. Los intentos del Consejo de Defensa Surameri-cano de la Unasur a lo largo de 2008 y de 2009 para coordinar las estrategias dedefensa y lograr una agenda de seguridad comn han sido hasta ahora poco exi-tosos, debido a la renuencia de Colombia a integrarse en una poltica de defensacomn. El acuerdo sobre las bases militares que Estados Unidos usar en Co-lombia ha sido rechazado por otros pases sudamericanos, ya que contradice elobjetivo de que las polticas de defensa del subcontinente sean un asunto mera-mente sudamericano. De esta forma, las alianzas con potencias externas ponenen peligro el futuro de la cooperacin sudamericana para la defensa.

    alianza de armamento entre brasil y francia

    En diciembre de 2008, Nicolas Sarkozy y su homlogo Luiz Incio Lula da Silvacerraron una alianza estratgica entre sus pases. Tambin concertaron posicio-nes para reformar el sistema global financiero y proteger el medio ambiente.Adems, el presidente Sarkozy confirm el apoyo a Brasil para que obtenga un

    asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Pero el con-tenido clave de dicha alianza estratgica es el sector del armamento y de la tecno-loga militar. Se espera que Helibras, una filial de Eurocopter en Itabuj, en elestado de Minas Gerais, fabrique helicpteros ec-725 Cougar. El traspaso de latecnologa necesaria para este proyecto est regulado en un contrato de aproxi-madamente 2 700 millones de dlares, en el que adems se estipula que Brasiladquirir 51 helicpteros de guerra y transporte. Por otra parte, en septiembre de2009, durante la licitacin de un gran contrato de la fuerza area para la fabrica-cin de 36 aviones de caza, con un valor de 7 000 millones de dlares, el presi-

    dente Lula mencion que el modelo francs de Dassault Rafale tena una venta-ja comparativa. Al contrario del competidor estadounidense Boeing y del suecoSaab, los franceses aceptaron el traspaso de tecnologa desde el comienzo de lasnegociaciones. Ya en 2005, Brasil haba comprado doce aviones de transporte detipo c-295 a la European Aeronautic Defence and Space Company (eads). Enel futuro se espera otra compra de cincuenta aviones tipo c-212. Para este fin estplaneada la construccin de una lnea de montaje en Brasil.

    Otro de los negocios franco-brasileos de armamento es la compra de Brasil desubmarinos franceses por un valor de 6 000 millones de dlares. Hasta 2018, se tie-

    ne prevista la construccin de cinco submarinos de clase Scorpne y la transferencia

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    de la tecnologa correspondiente. Para el montaje de los submarinos, Francia estfinanciando un astillero que despus de 20 aos pasar a manos del gobierno bra-sileo. Uno de los submarinos por fabricarse ser de tipo nuclear, debido a quela armada brasilea est interesada en desarrollar la propulsin nuclear por smisma. En otra parte del contrato, se estipula la construccin de una base marinaadecuada para la flota de submarinos, con asesoramiento francs. Adems, existeun prestigioso proyecto que se inicio hace 30 aos para desarrollar un submarinonuclear en el centro de investigacin de las fuerzas navales brasileas, Aramar.Se estima que faltan por lo menos 10 aos ms para alcanzar dicho objetivo. En estemismo centro de investigacin, se desarroll la tecnologa que permiti que Brasilse convirtiera, en 2006, en el noveno pas del mundo en controlar el ciclo nuclear,incluido el enriquecimiento de uranio.

    La mayora de las inversiones brasileas en armamento estn dedicadas al des-arrollo de las fuerzas navales para garantizar la seguridad de las aguas costeras. Lasdemandas de modernizacin de la armada brasilea, despus de ser ignoradas du -rante varios aos, adquirieron mayor importancia desde que fueron descubiertoslos inmensos yacimientos de petrleo en la zona econmica exclusiva de la costaatlntica. La rpida sucesin de hechos desde comienzos de 2008 dej en claro ha-cia quin est dirigida la nueva poltica armamentista y de disuasin de Brasil. Pocodespus de que Brasil descubriera el segundo yacimiento de petrleo en el Atlnticosur, el gobierno estadounidense dio a conocer la reactivacin de la 4a Flota, que se-ra puesta en operacin en aguas latinoamericanas despus de 58 aos fuera de servi-cio. En reaccin a este anuncio, en septiembre de 2008, la armada brasilea llev

    a cabo, junto a unidades de la fuerza area y del ejrcito, un ejercicio militar conel nombre de Operao Atlntico, en el que veinte barcos de guerra, cuarenta avionesde combate y ms de 10 000 soldados realizaron maniobras de simulacin durante2 semanas. Especficamente, se plante un escenario de guerra en el que dos pasesluchaban por el control de los yacimientos de petrleo en aguas brasileas.

    el eje caracas-mosc

    Venezuela se ha convertido en un socio estratgico de Rusia en el sector de

    armamento. Desde 2005, Mosc y Caracas han cerrado contratos con un valorde 5 000 millones de dlares, que en gran parte estn cubiertos con clusulas de noproliferacin del armamento. Venezuela ha adquirido un nmero importante delanzamisiles y de lanzagranadas, 100 000 fusiles de asalto (ak-103) y la transfe-rencia de tecnologa necesaria para producirlos. A pesar de las clusulas de no pro-liferacin, se han encontrado fusiles y lanzagranadas venezolanos en manos de lasfarc en Colombia.

    Por otra parte, las fuerzas armadas venezolanas le han comprado a Rusia 55helicpteros de combate y transporte (modelos mi-17v5, mi-35 y mi-26), veinti-

    nueve aviones de combate (Sukhoi su-30), un avin Ilyushin ii-96 y veinte buques

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    de guerra. En su ltimo viaje a Rusia, Hugo Chvez encarg 92 tanques modelot-72, as como misiles antiareos con un alcance mximo de 90 kilmetros. Contodo esto, Venezuela es el ms grande comprador de armas de fabricacin rusaen toda Latinoamrica.

    Tambin vale la pena recordar que el Presidente del pas ms pobre de Sudam-rica y el ms leal seguidor de Chvez, Evo Morales, solicit a Rusia en agosto de2009 un crdito con un valor de 100 millones de dlares para la adquisicin de arma-mento. Ecuador, por su parte, concert recientemente con Rusia la compra dehelicpteros ni para el transporte de tropas. Adems, segn Javier Ponce, Ministrode Defensa de Ecuador, se tiene prevista la compra de seis aviones no tripuladosrusos. Las compras de armas rusas por parte de Venezuela, Bolivia y Ecuador con-solidan sus alianzas polticas y a su vez refuerzan el otro polo ideolgico de la re-gin, liderado por Estados Unidos.

    Las compras venezolanas de armas se financiaron a travs de crditos y pormedio de negocios compensatorios. De esta manera, se abrieron sectores estrat-gicos gas natural, petrleo y la extraccin de bauxita y de oro de la economa

    venezolana a inversionistas rusos. Desde el ao pasado, Venezuela tambin ha de-clarado su inters por construir una planta nuclear con asesora rusa. Segn la infor-macin existente, el trabajo en conjunto se limitar al uso civil de energa nuclear

    y no est prevista la transferencia de tecnologa de uso dual de enriquecimientode uranio. En su ltima visita a Rusia, en septiembre de 2009, el presidente Ch-

    vez asegur su intencin de usar la tecnologa nuclear solamente con fines pacfi-cos. En ese viaje, Chvez tambin visit Tehern, donde se reuni con su hom-

    logo Mahmud Ahmadineyad, que en los ltimos aos ha desplegado una polticaexterior basada en la defensa de un programa de energa nuclear, destinado a usosciviles, segn las autoridades iranes.

    Sera mera especulacin afirmar que Chvez est aspirando a construir armasnucleares. Sin embargo, si se fuera su objetivo, Venezuela necesitara muchosaos para desarrollar las tecnologas de enriquecimiento de uranio con fines milita-res y de misiles capaces de transportar ojivas nucleares. Hasta ahora no se ha vistoningn paso concreto en esa direccin.

    La cooperacin entre Venezuela y Rusia tambin abarca la realizacin de ejer-

    cicios militares conjuntos. En septiembre de 2008, dos bombarderos estratgicostu-160 de la fuerza area rusa aterrizaron en Venezuela. Pocos meses despus, sellevaron a cabo maniobras conjuntas en el Caribe, en las que participaron fuerzas

    venezolanas, y, por parte de Rusia, cuatro buques de guerra entre ellos, el cruce-ro nuclear Pedro el Grande y un buque antisubmarinos. Este llamativo ejercicioruso-venezolano en el Caribe se puede interpretar como una respuesta a la presen-cia de fuerzas navales estadounidenses en el mar Negro durante el enfrentamientoentre Rusia y Georgia en verano de 2008, y tambin como una respuesta a los pla-nes estadounidenses recientemente abandonados de colocar un escudo anti-

    misiles en Europa oriental.

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    Por otra parte, existe un conflicto poltico e ideolgico entre Venezuela y Esta -dos Unidos. Chvez asegura que Washington particip en el intento de golpe deEstado en su contra en 2002, y que durante la operacin del ejrcito colombianoen Ecuador, en 2008, Estados Unidos prest ayuda logstica al gobierno de Co -lombia. Adems, Venezuela compite con Brasil por la hegemona militar enSudamrica. La alianza armamentista entre Mosc y Caracas tambin puede in -terpretarse como un intento venezolano de mantenerse cerca de la supremacamilitar de Brasil en el subcontinente. Sin embargo, si se comparan las adquisi-ciones de armas de Chile y de Venezuela (por ejemplo, los aviones Sukhoi y lostanques t-72 rusos comprados por Venezuela, en contraste con los aviones esta-dounidenses f-16 y los tanques alemanes Leopard II adquiridos por Chile), quedaclaro que Caracas, aun contando con los sistemas de armas desarrollados en Rusia

    y en la antigua Unin Sovitica, est atrasada en tecnologa, por lo menos poruna generacin.

    cooperacin militar entre bogot y washington

    El presidente colombiano lvaro Uribe concluy recientemente un acuer-do con Estados Unidos en el que se les permite a las tropas estadounidenses eluso de bases militares colombianas. Por un perodo de 10 aos, el personal militarlos llamados consejeros civiles y otros equipos especializados podrn ope-rar en siete bases militares de Colombia. El comando de las bases estar formal-mente en manos colombianas. La informacin oficial hasta ahora disponible

    revela que, en una primera instancia, se estacionarn aviones awacs con el pro-psito de vigilar las actividades del narcotrfico, incluidas las actividades de laguerrilla relacionadas con el trfico de drogas.

    Colombia tendr acceso a la informacin que obtengan los militares estadouni-denses en las bases. Tambin se harn inversiones para la modernizacin de lasbases. Slo la modernizacin de la base de Palanquero tendr un costo cercano alos 50 millones de dlares. Al mismo tiempo, se mantendr la ayuda militar enel marco del Plan Colombia, que en 2008 representaba un monto cercano a los500 millones de dlares. Se espera que el acuerdo sobre el uso de las bases mili-

    tares tambin facilite la ratificacin del Congreso estadounidense del tratado delibre comercio entre ambos pases.El gobierno de Estados Unidos tiene un inters claro en la contencin de la pro-

    duccin de cocana, cuyo principal destino es su pas. Adems, Estados Unidostiene un inters estratgico en mantener su presencia y su influencia histrica enSudamrica. En 2009, expir el acuerdo que le daba el derecho a usar la base mi-litar de Manta, en Ecuador, ya que ste no fue renovado por el gobierno del pre-sidente Rafael Correa, quien ha acercado a su pas a la propuesta ideolgica deChvez al unirse a la iniciativa de integracin de la Alianza Bolivariana para los

    Pueblos de Nuestra Amrica (alba).

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    consolidacin militar de las alianzas polticas?Con el aumento de la presencia de Estados Unidos en Colombia, el gobier-no de Uribe parece consolidar su papel de un outsideren Sudamrica. Desde haceunos aos, Colombia se mueve al margen de las dinmicas de integracin sudame-ricanas. El nico amigo que an tiene el gobierno de Uribe, el gobierno de Perencabezado por el tambin conservador y econmicamente liberal Alan Garca,parece estar de acuerdo con la presencia estadounidense en las bases militares deColombia. Como era de esperarse, Venezuela, Bolivia y Ecuador han rechazadotajantemente esta situacin. Sin embargo, Colombia no fue juzgada claramentedentro de la Unasur, debido a que los gobiernos moderados y conciliadores delCono Sur recordaron los principios de soberana nacional y de no intervencin enlos asuntos internos de otros Estados.

    La declaracin final de la cumbre extraordinaria de la Unasur, celebrada enBariloche en agosto 2009, fue conciliadora. La declaracin advierte de que lapresencia de tropas extranjeras en los pases de la regin refirindose a las tropasestadounidenses no debe representar una amenaza para la paz y la seguridadde la regin, pero al mismo tiempo seala que los grupos armados, el terrorismotransnacional, el crimen organizado y el trfico de drogas son desafos comunespara toda la regin. Una reunin posterior de Ministros de Defensa y de Rela-ciones Exteriores en el marco del Consejo de Defensa Suramericano, en Quitoen septiembre de 2009, tambin result infructuosa. Colombia se neg a dar aconocer a los dems pases sudamericanos los detalles de su acuerdo con EstadosUnidos y, en cambio, se dedic a criticar las compras de armas que hacen los otros

    pases de la regin. Al verse arrinconado, el gobierno colombiano amenaz indi-rectamente con retirarse de la Unasur. No obstante, el papel conciliador del pre-sidente Lula no cambia el hecho de que Brasil y Venezuela (junto con sus sociosestratgicos Francia y Rusia, respectivamente), adems de los gobiernos de Argen-tina y Chile, estn unidos en su aspiracin de limitar la influencia de Estados Unidossobre la poltica de seguridad regional. De esta manera, no es ningn misterioque cuando Brasil, en su estrategia de defensa nacional, menciona la amenaza querepresenta una gran potencia militar, se refiera indirectamente a Estados Unidos.

    El Presidente peruano, Alan Garca, critic en la reunin de Quito el vergon-

    zoso gasto en armamento de los pases sudamericanos, y propuso un pacto deno agresin en el marco de la Unasur con el doble propsito de detener la carreraarmamentista en la regin y promover la transparencia de los gastos militares. Elgobierno chileno se sinti directamente aludido por la propuesta peruana y negla existencia de una carrera armamentista. El Ministro chileno de RelacionesExteriores, Mariano Fernndez, rechaz la peticin y afirm que el lenguaje de unpacto de no agresin militar era propio de un clima blico que, a su considera-cin, no existe en la regin. Al mismo tiempo, se mostr de acuerdo con la propues-ta del mandatario peruano de transparentar los gastos militares y record, irnica-

    mente, que Chile haba hecho una propuesta similar a Per, pero que todava

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    estaba esperando una respuesta. La propuesta de Chile a Per consisti en seguir elmodelo de la Comisin Econmica para Amrica Latina y el Caribe (cepal) sobrela homologacin de gastos en defensa que se usa exitosamente con Argentina.

    La ltima reunin de los Ministros de Relaciones Exteriores y de Defensa dela Unasur tuvo lugar en noviembre de 2009 en Quito. En la resolucin final de lareunin se reitera la proscripcin del uso o la amenaza del uso de la fuerza entre losEstados miembros de la Unasur. Respecto al uso de las bases militares colombia-nas por parte de tropas estadounidenses, en la resolucin se afirma que los acuerdosmilitares de los Estados miembros de la Unasur tendrn siempre que incluir unaclusula explcita que asegure el respeto a los principios de la igualdad soberana, dela integridad e inviolabilidad territorial y de la no intervencin en asuntos internos.En la misma reunin, se le asign al Consejo de Defensa Suramericano la tareade desarrollar un mecanismo para la notificacin y el registro de los acuerdos decooperacin en materia de defensa y seguridad. Adems, se acord que el mismoConsejo tendr la responsabilidad de crear un registro regional de compras dearmas y de establecer mecanismos para aumentar la transparencia de los gastosmilitares.

    reflexin final

    En latinoamrica, el riesgo de un conflicto armado entre dos o ms Estadoses bajo. Sin embargo, no se puede descartar del todo que en el futuro se presentenacciones militares en zonas fronterizas como el ataque colombiano a una basede las farc en Ecuador que pudieran transformarse en conflictos ms graves.

    Existe tambin el riesgo de que los polticos populistas se queden atrapados ensu propia retrica y caigan en la tentacin de probar el nuevo armamento que hanadquirido. Desde hace unos aos, las tendencias de poltica exterior de algunospases, como Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, han adquirido un fuertecarcter ideolgico que agudiza la tensin y el resentimiento entre los pases dela regin. Adems, las disputas territoriales que llevan un largo tiempo sin resol-

    verse y otros factores, como las alianzas armamentistas y militares con potenciasextrarregionales, obstaculizan la cooperacin en defensa y en seguridad entre losEstados sudamericanos. Y por si esto fuera poco, las aspiraciones militares y las ri -

    validades ideolgicas impiden que las verdaderas amenazas a la seguridad regionalreciban la debida atencin para entablar una cooperacin regional exitosa.Los gobiernos sudamericanos parecen estar de acuerdo en que las amenazas

    transnacionales de carcter no militar son los desafos prioritarios de la seguridadregional. Desde hace mucho tiempo han surgido en la regin distintas formasdel crimen organizado, como el trfico ilegal de drogas y de armas, pero su crecien-te transnacionalizacin representa nuevos desafos, ya que muchas veces el crimenorganizado debe ser combatido por policas ineficientes, profundamente corruptas

    y que operan con escasos recursos. Estos desafos no se pueden enfrentar de forma

    adecuada con tanques y con submarinos. Por otra parte, los crecientes gastos en

    Daniel Flemesy Detlef Nolte

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  • 7/26/2019 Crecimiento de Armas en El Peru y Otros Paises

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    armamento agudizan la falta de inversin en temas de la agenda social y educa-tiva, lo que en el largo plazo pone en vilo los mismos fundamentos sociales de lospases de la regin. Estos problemas deben ser atendidos por los pases de Sud -amrica, pues algunos gobiernos, como los de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Ni-caragua, fueron elegidos porque una buena parte de sus ciudadanos haban sidoexcluidos, durante dcadas, de la participacin poltica y marginados del desarrolloeconmico de sus pases. 4

    Alianzas externas para armamento y defensa

    [ 1 3 ]foreign affairs latinoamrica o