Creencias populares en pediatría

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  • Rev Med Uruguay 1990; 6: 23-33

    Creencias populares en pediatra Investigacin a nivel hospitalario*

    Dra. Ileana Alga&Bayley

    En Uruguay, al igual que en todos los pueblos del mundo, existen creencias que arrancan de los orbenes socioculturales de cada grupo humano y que wndicionan el comporfamiento de las personas en relacin wn la salud y la enfermedad. Para el pediatra, este es un hecho tangible cotidianamente pero habitualmente desatendido.

    Palabras clave: Antropologa. Medicina tradicional. Relaciones mdico-paciente.

    El propsito de este trabajo es investigar las creencias ms comunes en una poblacin de madres del Hospital Pereira Rossell mediante una encuesta realizada fuera de situacin de enfermedad de sus hijos. 74% de las madres revelaron poseer creencias en relacin con el uso de hierbas o yuyos, enfermedades tales como empachoy mal de ojoy recurren regularmente al curandero. La existencia de creencias se relacion con el nivel de instruccin materna y no guard relacin wn la zona o el barrio de procedencia ni wn la clase social del ncleo familiar.

    Dra. Ileana Algazy-Bayley Cardiloga y Pediatra Servicio de Cardiologa Infantil Hospital Pereira Rossell

    INTRODUCCION

    Bases antropolgicas de la investigacin

    Las creencias constituyen la base de la conducta huma- na. Se afirma que ellas condicionan la vida del hombre ya que son el terreno sobre el cual sta acontece. Es el sistema de creencias el estrato ms profundo del indivi- duo y sobre el cual se apoyan todos los dems, incluso la vida intelectual (1). El hombre primitivo, sintindose oprimido por el misterio de un mundo en el cual no haba podido penetrar, y que impona a sus sentidos un espectculo imponente de grandezas -mares, montaas, bosques- de las cua- les temla ver surgir lo desconocido, atribuy un carcter de persona a las cosas y a los fenmenos de su mun- do, a los cuales supuso siempre intencionadamente centrados sobre s mismo (2). Es as que en todos los pueblos primitivos, en pocas di- versas yen distintos lugares, se han podido rastrear cre- encias afines sobre el origen de las enfermedades. El

    *Trabajo realizado durante el Curso de Posgrado de Pe- diatra en la Ctedra de Pediatra A - Facultad de Me- dicina - Montevideo.

    Correspondencia: lleana Algazi-Bayley Velsen 4547 Ap. 301 Montevideo, Uruguay.

    hombre atribuy un espritu comparable al suyo, el esp- ritu de las wsas vivas, a todb lo que le rodeaba, aun a los seres inanimados. Se comprende que haya depositado en ellos la causa de los males que lo aquejaban. La en- fermedad que causa dolores y provoca muerte deba provenir de algo situadofuerade l, de algo exterior, hos- til. Constituyeron as los pueblos, complejos sistemas de creencias a los que equivocadamente se denomin el mundo de las supersticiones. Se trataba de creencias que originaron hbitos y costumbres, modalidades que se adaptaban a las formas particulares de vida de cada colectividad, a su sistema de convivencia social, al cua- drode sus hbitos regionales (3-5). El primitivo solamen- te poda valerse y defenderse de un mundo que le era desconocido y hostil, wn ritos mgicos y plegarias. As comenzaron a transitar por las sociedades el sacerdote- mago, el shaman, el hechicero, el brujo, quedando re- zagado en nuestro mundo americano el curandero. Este personaje ha sido nutrido por dos races: lo mgi- coy lo emprico, que lo han surtido de frmulas terapu- ticas, algunas veces casi monstruosas y tambin de re- laciones msticas (6). En Amrica primitiva, donde el in- dio nativo mitigaba sus dolores entregado a ingenuos pantesmos, hall el curandero su mejorclimaparapros- perar. El panorama social de esos primitivismos qued bien proyectado en la abundante produccin literaria nativista donde el personaje aparece como importan- te exponente de las creencias arraigadas en nuestratie- rra. Se extrae de La vuelta de Martn Fierro de Jos Her- nndez, fragmento que describe la Ceremonia de ex- pulsin del gualicho en la viruela negra (7):

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  • Dra. lleana Algazi- Bayiey

    . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    All soporta el paciente Las terribles curaciones; Pues, a golpes y estrujones, Con los remedios aquellos, Lo agarran de los cabellos Y le arrancan los mechones.

    Hcenle mil herejas Que el presenciarlas da horror, Brama el indio de dolor, Por los tormentos que pasa; Y, untndolo todo en grasa Lo ponen a hervir al sol. . . . . . . . . . . . . . ..-................................

    Numerosos autores en el Ro de la Plata han estudiado el tema y ofrecen descripciones de las distintas creen- cias, tanto referidas al mbito de la salud como a otros aspectos, y los tratamientos popularesde usocomn. La mayora de los trabajos se refieren al hecho haciendo nfasis en el carcter primitivo de la creencia y a que su aplicacin seobsewafundamentalmenteen el medio ru- ral, es decir en aquellos medios en los cuales la medici- na cientfica moderna an no tiene la extensin y jerar- qua que posee en los medios urbanos. De la variedad de temas abarcados por los trabajos re- feridos, se mencionan algunos de especial inters para este estudio. Con respecto a enfermedades se sealan el empacho y el mal de ojo como las creencias ms extendidas, que perjudican fundamentalmente al nio pequeo, no estando los mayores libres de contraerlas (3). Gudio Kramer (3) define el empachocomo un gra- ve problema originado en la falta de conocimientos de puericulturade la madre, por lo cual el nio, errneamen- te alimentado padece de indigestin con dolores clicos, vmitos, diarrea, etc. La curacin supone un tratamien- to con procedimientos mecnicos y ayuno, con lo que el nio mejora rpidamente. Pero dado que no se comba- te la causa del mal sino sus resultados, el nio se em- pacha con gran frecuencia. Otro captulo importante lo constituye el mal de ojo. No es sta una creencia autctona sino que tiene una anti- gedad milenaria, con antecedentes precristianos. Ya en la mitologa griega figuran las Gorgonas, que podan petrificar con la mirada todo lo que apareciera al alcan- ce de su vista. Ms adelante aparece el mal de ojo en la tradicin arbiga preislmica, donde ms tarde se adoptar la Mano de Ftima como ei poder anuiatorio i- rresistible. En el siglo ll DC, la tradicin oral juda se ma- nifiestaen recomendacionesdelTalmudcontrael malde ojo y as se presenta en todos los pueblos del mundo ex- presado como: malocchio, jettatura, evil eye, bse blick, mal-olhado, dao (8). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Me puse a contar mis penas Ms colorao que un tomate, Y se me aud el gaznate Cuando dijo el ermitao: Hermano le han hecho dao; Y se lo han hecho en un mate. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

    De El Hijo segundo de Martin Fierro (7)

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    Dice Faget (8): En el Uruguay, sus vctimas predilectas son los nios de corta edad, aunque su posibilidad no re- conoce condicin. Reviste en nuestra tierra dos formas apreciables: la fascinacin maligna y la accidental. Pue- de suceder que un eventual enemigo conjure su maldad contra una persona a travs de una mirada premeditada o que un individuo sin malas intenciones dae a otro, en especial a un nio, por condiciones de su mirada, que ig- nora. As las mujeres del campo ocultan a sus bebs de la vista ticl nllim IIPIVP rli! !dlj^ n hl nlcPn M c--p- ._ .._. - -_ -l- - --.~ - - -- r---- -- sancio para que con sus ojos, voluntaria 0 involuntaria- mente no les trasmitan esa condicin negativa. Toda persona buena, sabedorade tener mirada4uertese pri- var de mirar a los nios muy chicos para evitar ojear- los...

    ...Un beb ojeado puede decaer en pocos das hasta la muerte; un hombre igualmente afectado debe recurrir al arsenal mgicorreligioso para sobrevivir al maleficio. Si la madre olvid poner una ramita de ruda bajo la almo- hada del nio, debe llevarlo a la curandera para que s- ta lo salve con su secreta santiguada...

    Juntocon estasdefinicionesseencuentran recetasdela medicina popular que mezclan el uso de las hierbas y yu- yos con procedimientos mgicos, generalmente a cargo del curandero, pero que muchas veces aplican las ma- dresporconocimientostrasmitidosdegeneracin enge- neracin.

    He aqu algunas frmulas recogidas de las obras de Fa- get (8) y Pereda Valds (9):

    Dolor de odos: Se fren tres bichos de la humedaden aceite comestible. Cuando se entibie se sacan los bichos y se echa elacei- te en el odo dolorido.

    Empacho: Se hacen friegas en el estmago con unto sin sal y alco- hol blanco; luego se tira fuerte tres veces del pellejo de fa espalda a la altura de la ltima vrtebra hasta que se oiga un ruido interior; luego se vuelve a dar friegas tam- bin en la espalda para aliviar el dolor. Infusin fuerte de hojas de yerba del pollo. Se moja un papel de estraza con alcohol blancw y se a- plica sobre eles tmago tres veces por da, dejndolo se- car cada vez. Se da al enfermo una infusin de hierba cul; por otra parte, en un pao se pone papa ralladay se aplica sobre el estmago (8).

    Oracin para curar el empacho: Se fricciona el estmago en cruz y se repite tres veces: Qu corto? Ros de agua o comida encharcada. Eso mismo corto yo. En elnombre de Dios y de la Virgen Mara. (Se repite tres veces) (10).

    Denticin: Se les pasa miel rosada por las encas y se les pone en el cuello un collar hecho con nueve pedazos de raz de lirio blanco (8).

    Revista Mdica dei Uruguay

  • Creencias populares en pedlatrla

    Mal de ojo: Fulano de tal, te sant&0 en el nombre de Dios, de la Vir- gen Mara y del nio Jess. Aire caliente, aire fro de la noche, del da, de todos bs aires, quebrante el mal oie- ado, am&P (8).

    El marco sociocultural

    Que importancia merece el estudio de esta realidad desde el punto de vista del mdico? Constituye una par- tefundamentaldelconocimientodelmedioenqueseac- ta. Sin duda la formacin que brindan las Escuelas de Medicina no contempla, en general, los aspectos socio- culturales de la colectividad en la que el futuro mdico deberdesempearse. Ya en 1914, el Dr. Mateo Legna- ni (Il) seala: En Montevideo y las poblaciones cerca- nas, la enorme cantidad de mdicos impulsa a los recin egresados de la Facultad a buscar trabajo en la campa- a y, en sta, el curanderismo suele forzarles a una po- lmica disgustante... . . . Y si por prctica profesional se entiende no nicamen- te la prctica clnica, sino tambin la conducta general del mdico frente a la clientela, justo es que antes de abordar el duro aprendizaje que comienza cuando con- cluye la carrera, se posean algunos conocimientos te- ricos acerca de los curanderos, los nombres que dan a las enfermedades y afecciones y los remedios que em- plean. Como l, varios autores puntualizan la importancia que tiene para quien pretende jugar no slo un rol de tcni- co, sino -de acuerdo con la moderna concepcin de la medicina- una tarea educativa en materia sanitaria, el conocimiento de las pautas culturales y por lo tanto del terreno en que va a ejercer la profesin. Se afirma que toda idea o tcnica nueva ser ms rpi- damente aceptada por la gente, cuando en la culturade kta exista ya algo que sea 0 parezca ser, semejante al elemento extrao que se pretende introducir. 0 sea, que los pacientes probablemente otorguen su confianza y acaben por aceptar nuevos conceptos y h- bitos si en las recomendaciones que les haga el perso- nal mdica encuentran algo parecido a sus propias cre- encias y prcticas, que encaje en sus conceptos de en- fermedad, en vez de menosprecio e ignorancia para los mismos (12). Merecen consideracibn especial los hallazgos de los mdicos de nios cuando son curiosos y examinan los colgantes al cuello de sus enfermos o prendidos con al- fileres de sus ropas. Son cosas que se desprecian en el apuro de un examen clnico, donde los hallazgos que se obtienen del examen fsico son los de mayor importan- cia. Pero los fetiches y amuletos que porta el nio dicen algo del rumbo que traen las cosas o de cmo se van a seguir las indicaciones teraputicas; hablan del ambien- te que rodea al nio, donde muchas veces se aplican procedimientos mgicos para la curacin (13). Frente a este problema se yergue como personaje mis- terioso la figura del curandero. Sin duda, la primera ac- titud del mdico es de desprecio tanto a la persona del curandero, por su prctica indebida de la tarea de curar, como a sus mtodos, que carecen de validez para quien tiene una formacin cientfica que exige rigor, objetivi-

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    dad, comprobacin, estadsticas, para adoptar una de- terminada teraputica. Pero vale la pena detenerse a pensar sobre las razones de que exista una figura para- lela a la del m&ko, que perdure a travs del tiempo el legendario personaje y que conserve casi intactas las caractersticas que encontramos en la literatura y en los relatos antiguos sobre el arte de curar en nuestras tie- rras. Seala Rosell (6) que el curandero es un hombre suel- to y libre, desligado de todo compromiso cientfico, legal o filosfico, que si subsiste es porque las razones que b mantienen en pie son distintas de las que pueden darva- lidez al pensamiento lgico. El curandero, a diferencia del mdico, huye de las razones y se refugia en el mis- terio. Afirma que por su intermedio pueden ser inducidas las potencias invisibles y supraterrenales-que son ms fuertes que el hombre- para lograr el alivio y la confor- midad del hombre que sufre. Estos poderes m&gicos y sobrehumanos de los cuales se cree poseedor el curan- dero, lo colocan en el polo opuesto al m&Gco; pero de- be comprenderse que si muchas veces el enfermo recu- rre a l, es porque le sirve, sin con ello pretender dar una valoracin real de su eficacia. El curandero afirma inva- riablemente su optimismo, trasmite al ser que sufre lase- guridad de unacuracin, el xito del gualicho, y asCIle- ga rpidamente a la intimidad del hombre que anhela.. lograinstalarse, mucho ms hondamenteque el mdico, en laintimidad inquietaydesordenadadelenfermo...;f- cilmente se hace cmplice entonces de la necesidad an- siosa que tiene el que sufre de una inmediata tranquili- dad (6). El mdico, en cambio, frecuentemente desarma total- mente sus posibilidades de accin sugestiva; su gran error consiste en que explica y desgrana ante el enfermo sus vacilaciones, sus escrpulos y sus limitaciones; en que muestra que realmente est sometido a un determi- nismo inexorable y estricto, del cual no le es permitido apartarse ni por un momento; que no puede esperar un milagro, ni solicitar un perdn ya que esto sera inadmi- sible dentro del objetivo mecanismo del orden univer- sal. Es por ello que el enfermo recurre a quien le brinda la oportunidad de burlar lo inexorable, que lo autoriza a evadirse del destino. A tales efectos el curandero exige fe absoluta de su paciente y plenitud de poderes pa- ra realizar su tratamiento. Reviste sus actuaciones con elementos mgicos para colocarse ms all de lo huma- no, y en una mezcla de temor y credulidad, el paciente pone en sus manos su imperiosa necesidad de alivio y consue!o. No se le puede pedir entonces que acte a la luz del solu ya que justamente su principal atributo es lo misterioso y por lo tanto debe estar rodeado necesaria- mente de silencio y de signos ocultos de carcter mgico. Tal vez, el mayor error del mdico ha sido buscar en es- te personaje, elementos de similitud con el profesional acadmico, que de ningn modo puede tenerlos, ya que se ocupa de un sector bien diverso del ser humano en el que el rigorcientfico no cabe. Es interesante aqu, sea- lar la opinin del Dr. Legnani (ll) quien expresa: Hay que empezar por darse cuentaque nunca la imaginacin popular prestar acatamiento completo al legislador de su salud que no ostente otro ttulo que ei universitario.

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  • Dra. lleana Algazi-Bayley

    Debe poseer tambin el de milagroso, y ste lo concede la misma fantasa del pueblo, y nadie ms. Y aunque el curandero de nuestras campaas es, en general, un in- genuoque ignoradedndeprocedesu autoridad, se es su solo ttulo, el de milagroso, pues lagente est imbuida de la creencia segn lacual, la vida humana procede del prodigio y del prodigio debe depender. Plantea Rosell (6)que elcurandero resulta un persona- js exigido, determinado y condicionado por el ambiente crw-.iol CL nl r., ,11 m.ilJ Cr *Vo 1-r rrT.+,..rr -*r Arr---- ---1a1 sn I w. W, U.YU. LI 011 ,I *~L,csa ,t,aa cz+wnrpo- dos y cufturalmente rezagados que el curandero cobra mayor importancia. Si se consideraque a nivel de las cla- ses pobres y marginadas, tal como lo seala Gentile (14) slo existe un hoy y un ahora, no hay lugar para la ambicin porque esta es un lujoque solo cabe cuando se planifica un futuro, 9s decir cuando la diaria lucha por so- brevivir no impone la conquista del presente inmediato, podemos concebir fcilmente que el individuo busque por todos los medios huir de la realidad, escapar -mo- mentneamente aunque sea-a su destino inexorable. Slo la magia 0 una mstica pueden procurarle, en tal ambiente, consuelo y esperanza. No se debe pues echarle la culpa al curandero de que an sobreviva y est9 delante nuestro; si sobrevive es porque an lo exige y lo compromete, 9n algn sitio, un ambiente local todavfa primitivo, no evolucionado. El sera pues un producto del ambiente, un personaje exi- gido (ll ).

    Visto desde otro angula, hay asimismo varias razones que colocan al curandero en un lugar ventajoso con re- lacin al mdico dentro de las clases populares. Sea- la Boltanski (15) que el paciente posee aguda concien- cia de que subyacentemente, en la relacin con el m- dico, existe una relacin de clase en la cual se siente en franca inferioridad de condiciones. A esto coadyuva la distancia que impone el lenguaje, dado que el mdico - frecuentemente sin intencin- utiliza trminos desco- nocidos an para el paciente de buen nivel cultural, que abren una valla insalvable frente al que procede de cla- ses socioculturales ms bajas. El curandero en cambio, es uno de ellos, hablaen su mismo lenguaje, participade su mismo sistema de ideas y creencias, llegando al alma del paciente en forma inmediata, sin obstculos que sal- var. Se concluye que el conocimiento respetuoso de las cre- encias de la colectividad en que acta debe formar par- te indispensable de la formacin del mdico, para poder no solo comprender las actitudes del paciente, sino ins- trumentar la forma ms eficaz de conducirlo sin violen- cia al terreno de los procedimientos cientficamente v- lidos en los que ste apoya su conocimiento y su tera- p&&a. En Estados Unidos, Harwood (16) estudi la teora ca- lor-fro como etiologa de la enfarmedad, creencia sta arraigada en varias generaciones entre los pacientes provenientes de Centroamrica. La teora no solo abar- ca aspectos etiolgicos, sino que comprende una clasi- ficacion de lOs alimentos y de los medicamentos en fros y calientes. En el marco de la misma, la creen- cia es que para curar una enfermedad fra se ha de apli- car un remedio caliente a fin de neutralizarla, y a la inver- sa.

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    Sin duda el mdico que desconozca la teora fracasar en que se cumplan sus indicaciones, si stas nocontem- plan aunque sea parcialmente estos antiguos conceptos que siguen siendo vlidos para esos sectores de la po- blacin, aun en el momento actual y aun estando inser- tos en una cultura diferente con mayor nivel de desarro- llo. Hurtado (17) en 1978, presenta un estudiode las creen- cias en relacin a la enfermedad en et altiplano de Gua- ;e&a y /S &?&f;ca e seis r;;loyras*

    1. Enfermedades causadas por ruptura del equilibrio mecnico del cuerpo. 2. Enfarmedades causadas por ruptura del equilibrio emocional. 3. Enfermedades causadas por rupturadel equilibrio ca- lor-fro. 4. Enfermedades producidas por la prdida del alma. 5. Enfermedades causadas por la influenciad9 otros se- res naturales o sobrenaturales. 6. Enfermedades producidas por parsitos intestinales.

    Como s9 puede apreciar, se mezclan elementos mgi- cos y atribuidos apoderes sobrenaturales, con otros que encuadrarfan en un concepto estrictamente fsico de la enfermedad. Los trabajos realizados en nuestro medio son funda- mentalmente de carcter decriptivo y contienen prolijas recopilaciones de creencias e incluso del origen de las mismas, considerando las races fundamentales que nu- tren la cultura rioplatense (3,8,9, 13,18-20). Tomando como punto de partida las creencias popula- res ms comunes yen especial aquellas que se relacio- nan con la enfermedad en el nio, se realiz un estudio en la poblacin hospitalaria ds Montevideo.

    OBJETIVOS

    1. Investigar la existencia de creencias populares en la poblacin que se asiste en el Hospital Pereira Rossell de Montevideo. 2. Conocer cules son las creencias ms arraigadas en relacin con ciertas enfermedades del nio y caracteri- zacin de sus sntomas. 3. Determinar la participacin del curandero en el trata- miento de las enfermedades de referencia. 4. Indagar si la existenciade dichas creencias guarda re- lacin con el nivel sociocultural de la madre y de su n- cleo familiar.

    MATERIAL Y METODO

    1. Se realiz una encuesta a cien purperas internadas en el Servicio de Recin Nacidos del Hospital Pereira Rossell (alojamiento conjunto madre-hijo), seleccionan- do aquellas que tuvieran por lo menos un hijo vivo ante- rior al que motivaba su internacin. La muestra fue toma- da al azar entre ellas, en forma discontinua, durante el perodo enero-julio de 1981, 2. La edad de las madres oscil entre 18 y 42 aos (me- dia 27.7) siendo 83 de ellas procedentes de Montevide- o y 17 del Interior, con la distribucin que se expone en el cuadro 1.

    Revista Mdica del Uruguay

  • Creencias populares en pediatrla

    CUADRO 1. 4,00% Zona de procedencia de la poblacin encuestada

    Urbana

    Suburbana

    Rural

    41%

    40%

    19%

    El nivel de instruccin de las madres se detalla en el cuadro II y la clase social de acuerdo a la escala de Graf- far se representa en la figura 1. 3. El formulario encuesta utlizado abarc preguntas so- bre uso de yuyos, hbitos de higiene y su relacin con la enfermedad y creencias acerca de la denticin, el em- pacho y el mal de ojo. Se investigaron los caracteres socioculturales de la madre y la procedencia y nivel so- coeconmico del ncleo familiar (figura 2). 4. Se relacion la existencia de creencias con el nivel de instruccin de la madre, la zona y barrio de procedencia y la clase social del ncleo familiar, determinando su sig- nificacin estadstica.

    CUADRO II Nivel de instruccin materno.

    Analfabetas

    Primaria incompleta

    3%

    31%

    I Primaria completa 30% I Secundaria incompleta 24% I Secundaria completa 4%

    RESULTADOS

    1) Uso de hierbas o yuyos en la alimentacin y/o tratamiento del lactante.

    75% de las madres afirm utilizar yuyos regularmente preparados como infusiones, de los cuales 73,7% lo ha- ce con una finalidad curativa siendo las afecciones ms comunes los dolores de barriga, nervios, empacho, la diarrea y algunos cuadros respiratorios. 13.1% los usa como preventivos del empacho y el res- to manifiesta otras finalidades como entretener al niho y como hidratante en los meses de calor. La mayora de las madres que usan ts de yuyos acos- tumbra a usar varios de ellos y afirmaconocer los bene- ficios especiales de cada uno de ellos para las distintas afecciones que pueden presentarsus hijos. En el cuadro III se enumeran los yuyos utilizados en orden defrecuen- cia. La forma de administracin es como infusin que se mezcla o no con la leche del bibern. Aveces se hierve la leche con el yuyo incorporado que luego se cuela.

    II) Hbitos de higiene del nio y su relacin con la enfermedad.

    27% de las madres manifest baar diariamente a sus

    m Clase II a Clase IV

    m] Clase III El Clase V

    FIGURA 1 Clase social de la poblacin encuestada.

    Escala de Graff ar

    hijos, 60% entre 2 y 4 veces por semana y 13% entre 2 y 4 veces por mes. 64% de las madres no baan a sus hijos si estn enfer- mos. Esta negativa a baarlos resulta de la plena convic- cin de lo perjudicial que puede resultar, siendo los mo- tivos fundamentales los que se sintetizan en la figura 3 Acerca de la modificacin delcursode la enfermedad va- rias madres piensan que se agrava y otras que se pue- de resumir con lo cual la enfermedad se le queda adentro y es peor.

    III) Creencias en relacldn con la denticin

    77% de las madres encuestadas considera que la erup- cin dentaria provoca alteraciones de salud, siendo las ms frecuentes: la diarrea (64.9%), fiebre (61%) y con menor frecuencia trastornos respiratorios (16.9%)

    A.N. 24 aos 5 hijos Cuando le salen los dientes les viene darreape- ro si es por los dientes no hay que cortrsela por- que le viene peoT.

    Algunas madres manifestaron utilizar remedios como la miel rosada para calmar las encas, 14% de las encues- tadas seal haber utilizado diversos amuletos o simila- res para inducir una erupcin dentaria sin trastornos. La mayora coloca al nio un collar de raz de lirio.

    Este debe reunir ciertas caractersticas a saber: realizar- se con una raz fresca, cortada en trozos y el collar de- be contener nmero impar de trozos, preferentemente nueve. Otras madres ufilizan un diente de ajo, aplicando la creencia de diferentes formas: como callar enhebrado en 1 ln hilo nlantindo!o con !as manos de! nio o frotan- II II ,111 (t, do las encas con el mismo.

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  • Dra. Ileana Alga&Bayley

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    ll.

    Hospital Pereira Rossell. Ctedra de Pediatra A. Facultad de Medicina.

    Encuesta sobre Creencias populares en Pediatria

    12. Crea Ud. 9 l.hFbas a

    ue es conveniente dar te de yuyos os nonos pequehos?

    2. NS 3. No sabe

    Con qu6 finalidad? t. Curativa 9: g;wFtiva

    eCtu?u~~; presentaba?

    2. Anorexia 3. Mal humor 4. Estrehimiento 5. Diarrea 5: g5r&yo

    ~0~4 yuyos o hierbas utiliza con mayor frecuencia? 1 . . . I . . . . 2.. . 3.. . , . .

    ?. Dianamente Con que frecuencia baha a su hijo?

    2.2 a 4 vewssemana 3.1 vez por semana 4. Menos de 1 veasemana

    Lo baAa cuando esta enfermo? f. SI 2. No

    Si contest NO a la pregunta anterior

    f.!Kq$aebe mojar 2. Se enfrfa 4: gr&odtftca el curso de la enfermedad

    La erupcin dentaria provoca alteraciones de salud? t SI 2. No 3. No sabe

    i: &m&omos respiratorios

    lJsa Ud. algo para que la erup&n dentaria se 1. l c:

    reduzca normalmente?

    2. No

    FYutili2a.: . . . ..

  • Creencias populares en pediatra

    No se debe mojar

    Se enfra

    Se modifica curso de la enfermedad

    Otros I

    1 1 m . 1 1 1 1 1

    100%

    FIGURA 3 Motivos por los que no se baa a los nifios enfermos

    CUADRO 111. IV) Creencias en relaci6n al empacho

    Yuyos utilizados en alimentacin o tratamiento del lactante.

    l Anis estrellado l Manzanilla l Yerba del pollo l Cul l Marcela l Naranjo (hoja) l Tilo l Cedrn l Menta l Cebada l Malva l Guaco l Yerbabuena l Mburucuy

    l Hinojo verde

    59.2% 48.0% 43.4% 18.4%

    7.9% 0.0% 5.2% 3.9% 2.0% 2.0% 2.0% 1.3% 1.3% 1.3% 1.3%

    64% de las madres manifestaron que sus hijos haban padecido empacho. De 36% que contest negativamente, algunas expresa- ronqueasus hijosnoleshabaocurridograciasalasme- didas preventivas que ellas utilizan.

    R. del C. P. 21 aos, 5 hijos. A m, gracias a Dios, nunca se me empacharon porque yo les pongo t de cul en todas las ma- maderas. El empacho es gravsimo. Agarran pe- lo adentro, cran gusanos y se puede morir lacria- tura.

    Los sntomas atribuidos al empacho se resumen en el cuadro IV. Varias madres mencionaron ms de un sntoma asocia- do, especialmente anorexia y deposiciones ftidas.

    M.J. 27 aos, 2 hijos Mi hijo haca fiebre y tena la materia de un olor horrible. Lo llevaba al mdico y deca que no era nada. Entonces lo llev a vencer y se mejor.

    M.P. 20 aos. 2 hijos. Hay que plantar un dientito de ajo y se hace que el nio con su dedito lo empuje en la tierra. A me- dida que crece la planta le van saliendo los dien- titos lo ms bien.

    V) Creencias en relacin al mal de ojo.

    Deltotalde madres, 59%creen en su existencia, 27% no creen y 14% manifestaron no saber con seguridad.

    Tres madres manifestaron usar un coiiarformado por un hilo con un colmillo de perro, que se mantiene coloca- do hasta que se completa la erupcin dentaria. Una madre afirm valerse de una reliquia de ombligo.

    M.C.A. 27 aos. 4 hijos

    D.P. 27 aos. 5 hijos. Se hace una reliquiacon el ombligo--cuando se cae, se envuelve en un trapito y se hace santi- guar- y eso se le cuelga al cuello al nio hasta que le salgan todos los dientes... . . . Esto no lo pude hacer con todos porque dos fueron prematuros y cuando me los dieron ya no tenan el ombligo; esos la pasaron muy mal con los dientes.

    Creo s, porque mi marido casi le parte la cabe- zaami hijade tantomirarla. Eratangrandeelme- tejn que tena con la nena que se la pasaba mi- rndola dormir. Y de ah empez a no poder dor- mir y a no cerrar los ojos. Yo entonces llam a la vecina y me dijo que no era pa mdico; que era el mal de ojo tan grande que tena la nena. Dicen que no hay que creer, pero yo creo. La vecina la santigu tres das seguidos y se le pas.

    C.T. 35 aos. 4 hijos. Creo s. Yo tengo una hermana fallecida de mal de ojo por mi padre no creer.

    Vol.6 - NP 1 - Marzo 1990 29

  • Dra. Ileana Algati-Bayley

    CUADRO IV. Sntomas atribuidos a empacho

    Sntoma

    Anorexia

    Deposiciones fQtidas

    Vm rtos

    Estreimiento

    Diarrea

    Llanto

    Otros

    n %

    f

    48 75

    13 20.3

    13 20.3

    4 0.2

    4 0.2

    2 3.1

    5 1 7.8

    A.E.A. 38 aos. 10 hijos. El mal de ojo es grave. No se cura. Si est oje- ado no es tanto.

    M.R. 26 aos. 7 hijos. Mi hermana perdi uno por no creer. Muri de mal deojo mal curado, porque demor mucho en llevarlo. Cualquiera puede ojearlo. La gente que no le cae simptica y el nio se pone a llorar. Ave- ces la madre o el padre lo ojea por la mirada fuer- te. Cuando es la madre tiene que evitarlo, mirar paraotro lado, lo mismo si le est dando el pecho o la mamadera.

    Una madre que contest no saber si exista la enferme- dad relat:

    E.S. de D. 24 aos. 5 hijos. Una tuvo meningitis y la tuve internada en este hospital un mes, y se cur. Me dijeron los parien- tes que era mal de ojo mal curado. Pero yo no la hice curar. Ahora, si hubiera marchado mal, no s, tal vez habra llamado a alguien.

    De las 59 madres que afirmaron creer en el mal de ojo, a 86% les haba ocurrido con sus hijos y a 14% no.

    Z.L. 39 aos. 7 hijos. A los mos nunca les pas porque yo no los sa- co para que no los miren.

    Se esquematizan en el cuadro V los sntomas atribuidos a la enfermedad y su frecuencia. En la mayora de los ca- sos se asocian dos o t:es sntomas. Slo 26%de las madres utiliza amuletos o prcticascon- tra el mal de ojo siendo las ms frecuentes las que se detallan en el cuadro VI. Las madres que creen pero no usan antdotos manifes- taron que cuando los sntomas se presentan prefieren llevarlos a curar puesto que no les parece que sea eficaz su uso.

    VI) Consulta realizada en presencia de slntomas de estas enfermedades y eficacia observada con el tratamiento aplicado.

    Ante los sntomas deempacho 10,9% (n=7) de las ma- dres recurri exclusivamente al mbdico, logrando lacu-

    CUADO v. Sntomas atribuidos a mal de Oi 10

    Sntoma n %

    Llanto 28 47.4 Dormir con ojos abiertos 21 35.5 Supraversin ocular 15 25.4 No duerme 9 15.2 Frente salada 5 8.5 Se le abre la mollera 4 0.8 Cefaleas 3 5.1

    Fiebre 3 5.1 Vmitos 2 3.5 Cabeza hacia atrs 0 10.5

    Otros 0 10.1

    CUADRO VI. Proteccin utilizada contra el mal de ojo

    Amuleto n

    Manito roja (o de coral) 18

    Cinta roja 3

    Gajo de ruda 2

    Manito negra 2

    Santiguar la gorra 2

    Almohadilla colgada 1

    Cruz negra 1

    Reliquia de ombligo 1

    racin del nio. 85.9% (n=55) consult a un curandero exclusivamente, con buenos resultados. 3.1% (n=2) consult a ambos: mdico y curandero. De estos ltimos dos casos, la curacin se atribuy al curandero en uno de elios y ninguno en el otro caso, ya que el nio falie- ci. Esto apunta 87.5% de xitos teraputicos en el cu- randero. Frente a los sntomas atribuidos a mal de ojon, 98% (n=50) consult exclusivamente al curandero con resul- tados !avorab!es. Una madre (2%) consu!t a mdico y curandero pero no logr mejora y el nio falleci. Se re- gistran expresiones de algunas madres:

    M.R. 26 aos. 7 hijos Me lo han salvado estando grave. Yo tengo una parienta que es la que me los cura. Yo si no es eDra. Ileana Algazi-Bayleylla no los llevo a na- die. Hay que tener fe en la persona que cura por- que si no, no resulta. Adems no se puede llevar a dos personas distintas, porque el que cura se da cuenta, y ya no es lo mismo.

    A.M.W. 32 aos. 4 hijos. El mal de ojo mal curado da meningitis. Yo lote-

    30 Revista Mdica del Uruguay

  • Cr&encias populares en pediatra

    1007

    BO %,

    iO%.

    10 %,

    20 %

    L,

    con creencias sin creencias

    - iii~~~~~~~~~~~~~~~~~ ~~~~ll~~~~~ii~~~~::iiii-

    . . . . .,.,,.. ..:..i. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . i.. ,~.~.~.~.~.~.~.~.~.)~. :::r:::::::::~:~:::~:~::j:::::::x .~jj:::::.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:.:ri. .^ .,.,. _. ::::i:~::::~i:i:~;~~~.:~:~:~:~:~:~::: . . . . . ...,.. ::. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .,.,.,.,.,.,.,.,.,.,.. .:.:.:.:.;:.:.:.~-.:.:.:.:.:.:.:.:.:,:.

    p < 0,05

    INSTRUCCION

    ::::::::z$::z:::;

    t ::::::::::z:::::::::>.; I(i:s:c::::

    Analfabeta + Primaria incomp.

    Primaria 0 superior

    FIGURA 4 Creencias segn grado de

    instruccin materna

    na internado en el Pedro Visca a los 17 meses por meningitis y estaba cada vez peor. El mdico me dijo que no esperara nada, que estaba grave. Entonces yo llam a una viejita, que me dijeron, que vive ah a la vuelta del Hospital y vino de tar- de y lo santigu. Al da siguiente el mdico no po- da creer lo bien que estaba. A los 7das me lo Ile- v para mi casa lo ms bien.

    Relacidn entre creencias y nivel educacional de la madre, zona y barrio de procedencia y clase social del ncleo familiar

    Teniendo en cuenta solamente las creencias relativas al em$cho y/o mal de ojo, as como el hecho de haber coisufado curanderos ante sntomas sugestivos de es- tas enfermedades, se confeccionaron dos grupos de madres:

    Grupo 1: con creencias, integrado por 74 madres Grupo ii: sin creencias, integrado por 26 madres

    CUADRO VII creencias en relacin a la zona de procedencia

    GI GII Total

    n % n % n

    Urbano 31 41,8 10 38,5 41

    Suburbano 28 37,8 12 46,l 40

    Rural 15 20,3 4 154 19

    x2 4.07 N.S.

    CUADRO VIII Creencias en relacin al barrio de procedencia

    X2 = 0,23 N.S. (l-2-3/4-5)

    CUADRO IX Creencias en relacin a la clase social

    q

    IV 45 60.8 16 61.5 61

    V 13 17.5 1 3.8 14

    I

    x2= 1.11 (II-IIIIIV-V) N.S.

    Se comprob que en las madres instruidas (con Prima- ria completa como mnimo) existe menor nmero de cre- encias que en las no instruidas (~~0.05) tal como se ex- presa en la figura 4. No existieron diferencias estadisticamente significativas entre ambos grupos cuando se consideraron: el barrio, la zona de procedencia y la clase socia! de !a madre (cuadros VII, VIII y IX)

    Vol.6 - NP 1 - Marzo 1990 31

  • Dra. Ileana AlgazCBayley

    D!SCUSION Y CONCLUSIONES

    Caracteres de la poblacin estudiada

    Se trata de una poblacin procedente, primordialmente (81%), de zonas urbana y suburbana, con escasa repre- sentacin de madres de reas rurales. Los barrios ma- yoritariamente representados son los de tipo 4 y 5 de la escala de Graffar que poseen las siguientes caracters- ricas: Tipo 4: Barro obrero, populoso, mal aireado, de valor disminuido por la proximidad de aguas contaminadas, basurales, usinas, barracas, puerto. Tipo 5: Zona de cantegriles suburbanos, zona rural de escaso valor. Elio est de acuerdo oon las clases socia- les ms representadas en la muestra ya que 75% perte- nece a las clases ms bajas (IV y V de la escala de Graffar). Los caracteres sealados se atribuyen a que la muestra corresponde a madres de medio hospitalario.

    Uso de hierbas o yuyos en la alimentacin ylo trata- miento del lactante. Existe un elevado nmero de madres que maneja hier- bas en la alimentacin o tratamiento de sus hijos (84%), exstiendoclaro predominio del ans estrellado, manza- nilla, yerba del pollo y CuM sobre los restantes sea- lados. Esos se administraron primordialmente con fines curativos. Su uso coincide con las propiedades atribui- das a dichas hierbas por Goyeneche en su Diccionario de Medicina Rural (21).

    Hbitos de higiene del nio y su relacin con la en- fermedad La mayora de las madres baa a sus hijos 2 a 4 veces por semana. 84% no lo baa cuando est enfermo, lo cual indica que la creencia de que el bao puede ser per- judicial en situacin de enfermedad est muy arraigada.

    Creencias respecto a la erupcl6n dentaria La mayora de las madres encuestadas opina que la erupcin dentaria es responsable de enfermedades del nio siendo las ms frecuentes la diarrea y la fiebre. Una pequea proporcin de madres utiliza mtodos m- gicos y amuletos para favorecer una correcta erupcin dentaria.

    Creencias en relacin al empacho 64% de las madres considera el empacho una enfer- medad frecuente en ei nio, siendo su sntoma p:edomi; nante la anorexia. 85.9% de las madres cuyos hijos pa- decieron el empacho consutt curandero con resultados satisfactorios, lo que denota la jerarqua que posee el mismo entre las madres con creencias. Slo 10.9% con- sult mdico en esta situacin, obteniendo tambin la curacibn del nio.

    Creencias en relacl6n al mal de ojo 59%de las madres afirm6creer en la supuesta enferme- dad. Los sntomas que ms frecuentemente se atribuye- ron a la afeccin fueron: llanto, dormir con los ojos abiertos, supraversln ocular, dificultad para con- ciliar el sueo e hlperextensin de cabeza. Por la a- bundante nmina de sntomas referidos, el cuadro de la

    32

    enfermedad no parece estar muy bien definido en el con- cepto popular. Interesa destacarque varias madres des- cribieron los sntomas como autnticas crisis convulsi- vas, lo cual entraa el riesgo de que las mismas no se- an reconocidas como tales y se atribuyan a mal de ojo. La informacin recogida acerca de los sntomas de es- ta afeccin requiri una recodificacin de las respuestas de las madres, ya que en el formulario elaborado no se plantearon las opciones ms probables, de forma que la --t--l n-++~lo rln 1-c rncnamctac n~mdarnn r.nmpndidas i,lUJ, FU,, ve IU .WI r--- -(----. -. . en la opcin otros. Elio denota la falta de conocimien- to previo en relacin con esta creencia, y que los snto- mas citados por las madres no coincidieron con los ca- racteres sealados por la bibliografa consuitada a los efectos. La casi totaiidad de ias encuestadas, cuyos hijos pade- cieron mal de ojo, consult curandero con resultados positivos. Esto confirma el carcter mgico religioso que se atribuye a la misma. No existen trabajos similares al presente que permitan cotejar los datos obtenidos con los de otros autores. Lla- ma la atencin el alto porcentaje de respuestas afirma- tivas acercade hechos que habitualmente no se comen- tan con el profesional mdico, lo cual viene dado por las cifras de creencias positivas registradas, as como los relatos y declaraciones que se citan en el captulo de Re- sultados. Este hecho sugiere que se logr evitar pala- bras o gestos de reprobacin frente a los conceptos ex- presados por la madre, favoreciendo la expresin fran- ca de sta acerca de sus creencias. Otro hecho a sealar es que no fue posible indagar otras creencias por faita de conocimiento sobre las mismas, hecho que conviene tener presente a fin de promover nuevas investigaciones en la materia. Se encontraron diferencias estadsticamente significati- vas entre la existencia de creencias y el nivel de instruc- cin de la madre, siendo aqullas ms frecuentes en las madres no instruidas. No existi correlacin significativa entre la zona de pro- cedencia, el barrio y la clase social de las encuestadas con creencias y sin ellas. Esto puede estar vinculado a la escasa representacin de las ciases altas en la pobla- cin estudiada. Se concluye de! presente trabajo que la existencia de creencias de tipo folclrico o popular en la poblacin de madres que se asiste en el Hospital Pereira Rossell en relacinala enfermedad es un hecho real y frecuente. Es sobre este terreno que acta el pediatra y procura impar- tir nociones de puericultura para lograr un buen desarro- llo del nio como unidad bio-psico-sociai. Si se acepta que en el acto mdico, la comunicaci6n entre mdico y paciente (madre en este caso) constitu- ye una etapa fundamental, y se entiende que losconcep- tos expresados por el puericultor constituyen un mensa- jeque transcurre entre un emisor (el mdico) y un recep- tor (la madre), es fcil comprender que sin conocer los caracteresdel receptor no es posible emitir ningn men- saje con la certidumbre de que ste ser bien captado. Por lo tanto, de acuerdo con Prieto (22) el primer paso para una comunicacin real es el conocimiento de quien va a recibir ese mensaje de forma de adecuar el mismo a las posibilidades de ste de reconocerlo y captarlo. El presente trabajo constituye un paso en el sentido de

    Revista Mdica del Uruguay

  • Creencias populares en pediatrla

    conocer el terreno sobre el que acta el pediatra dentro del hospital y encarar sobre bases ms reales la comu- nicacin que establece con la madre al realizar su labor.

    AGRADECIMIENTOS

    A los Dres. J.L. Daz Rosell y J. Bielawski, por su ase- soramiento y colaboracin en la realizacin de este tra- bajo.

    NOMBRE CIENTIFICO DE LAS HIERBAS MENCIONADAS EN EL TEXTO (21)

    ANIS - Pimpinella anisum CEBADA - Hordeum vulgare CEDRON - Lippia citriodora CULE - Psoralea glandulosa GUACO - Mikania scandeus HINOJO - Foeniculum vulgare MALVA - Malva rotundifolia MANZANILLA (DULCE) - Anthemia arvensis MARCELA (MACHO) - Gnaphalium

    cheirantifolium MBURUCUYA - Pasiflora cerulea MENTA - Menta rotundifolia y

    acuatica

    NARANJO - Citrus aurentium RUDA - Ruta graveolens YERBA DEL POLLO - Alternanthera achyranta

    Rsum

    Comme dans le monde entier, en Uruguay, il existe des croyances qui ont ieur origine socioculturel de chaque groupe humain et qui dterminent la conduite des gens en ce qui concerne la sant et la maladie. Pourle Pdiatre, ce faitestconstat tous les jours. Le but de ce travailfutdanalyserles croyances les plus couran- tes chez les mres de I Hpital Pereira Rossell, A travers des enqutes. 74% des meres assurhrent connaitre Iemploi dherbes et de plantes mdicinales pour des maladies telles que Yembarras gastrique (empacho) et e mauvais oeil (mal de ojo); la plupart rend visite rguliremente au gurisseur? les croyances ntaient diles ni au quariier ni la rgion, mme pas 21 la classe sociale de la famille; elles furent en rappoti avec le niveau dinstruction de la mere.

    Summary

    In Uruguay, as elsewhere, there ex& beliefs stemming from the socio-cultural origins of every single human group, which determine the behavior of persons in con- junction with health and disease. Pediatricians are daily aware of this fact, usualy disre- garded. Thepresent workisaimedatinvestigating themostwm- mon beliefs in a population of Pereira Rossell Hospital mothers by means of a survey of the ailment status of

    their children 74% of mothers exhibited beliefs relating the use of herbs, disorders such as embarassment and evel e- ye, prompting them to resort regula@ to quacks. The existence ofbeliefs was related to the educationalle- veis of mothers and was unrelated to the area or neigh- borhood from which they stemmed or the socialstatus of the fami unit involved.

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