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«Creyendo e confesando firmement todo lo que la Sancta ... · Luis Alonso Schökel, enamo-rado de los clásicos, traductor de poesía hebrea, último edi-tor de la Biblia políglota

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«...Creyendo e confesando firmement todo lo que la Sancta Iglesia Católica de

Roma tiene, cree e confiesa...en la qual fe e por la qual estoy aparejada para por

ella morir, e lo reçibiria por muy singular e exçelente don de la mano del Señor».

.....

«...Quando pluguiere a Dios de me llevar desta presente vida , los que allí se hallaren

presentes luego, e los absentes dentro del termino que las leyes destos mis reynos

disponen en tal caso, ayan e reçiban e tengan a la dicha prinçesa donna Juana,

mi hija, por reyna verdadera...»

.....

«...Ordeno e mando, que cuando la dicha prinçesa mi hija, no estuviere en estos

dichos mis reynos...o estando en ellos no quisiere o no pudiere entender en la

governaçión dellos... el Rey mi sennor, rija, administre e govierne los dichos mis

reynos...»

.....

«E asi mismo, ruego e mando muy afectuosamente a la dicha prinçesa mi hija,

porque merezca alcançar la bendiçion de Dios e la del Rey su padre e la mia, e al

dicho prinçipe, su marido, que siempre sean muy obedientes e subjetos al Rey mi

sennor...»

Enigma Isabel. José Mª Javierre . . . . . 4

Homilía del Sr. Arzobispo de Valladolid, Medina del Campo 26-11-04 . . . . . 6

La Reina Católica y Santiago de Compostela. Vidal González Sánchez . . . . . 9

Noticias . . . . . 11

La doctrina del máximo religioso. Luis Suárez Fernández . . . . . 12

Testimonios de ayer... y de hoy . . . . . 18

Homilía del Sr. Arzobispo de Granada, 27-11-04 . . . . . 20

Desde Internet . . . . . 25

Isabel y la Modernidad: Señora de su libertad. Pilar de Arístegui . . . . . 26

Entrevista a D. Luis Suárez. Palabra, octubre 04 . . . . . 32

Recortes de Prensa . . . . . 34

Favores . . . . . 37

ISABEL NAVIDAD 05 14/2/05 18:30 Página 3

Enigma

Cetro de la reina

Isabel la Católica.

Capilla Real de Granada.

Estuche para el Misal de la reina

Isabel.

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Luis Alonso Schökel, enamo-rado de los clásicos, traductorde poesía hebrea, último edi-tor de la Biblia políglota deAlcalá, aseguraba que la ima-gen infalible de un personajehistórico la obtienes reflexio-nando pausadamente sobrelos acontecimientos ocurridosen torno suyo. Me ponía elejemplo, convincente. Elrapto de Helena por Paris ori-ginó la guerra de Troya.Homero consume infinitosversos describiendo la bellezade Helena. Para justificar laslocuras de Paris. En un reco-do de su poema, Homerocoloca una viejuca de Troya,aterrada, llorosa, sufrientecon las consecuencias deldesastre sobrevenido a suciudad. De repente, la ancia-na levanta los ojos y ve pasara la princesa Helena: dorada,bellísima. La vieja debieraodiar, incluso insultar a esajoven, causa de las desgraciasde Troya. Pero la contempla,y murmura: “Valía la pena...”.Según Alonso Schökel, nin-gún párrafo literario expresa-ría mejor la belleza de Hele-na...

En el verano de 1489 encon-traremos al rey don Fernandositiando la plaza mora de

Baza, último reducto nazaríantes de Granada.

La conquista de Baza se lepuso difícil al rey castella-no... Don Fernando intimó aCid Hiaya la rendición, conhalagos y ventajas. El caudi-llo moro respondió: “Tengo laciudad para defenderla, nopara entregarla”.

De junio a noviembre Bazaresistió.

En éstas, la reina Isabel vinoal campamento desde Jaén:solía hacerlo en momentos deapuro...

Venía doña Isabel, sabemospor Bernáldez, revestida degrandeza: cubierta su cabezacon sombrero negro bordado,manto de grana a estilo de lasprincesas árabes, “debajobrial de terciopelo y saya debrocado”...

El campamento la recibió conalborozo.

Los moros desde sus murallasla vieron llegar: tan gentil,tan agraciada...

Les arrebató: jamás habíancontemplado el espectáculode mujer tan atractiva.

Ambos bandos pararon lasarmas.

El caudillo Cid Hiaya enviómensajeros al rey Fernando:los moros sitiados deseabansalir de la muralla a tierra denadie y celebrar a honor dedoña Isabel un torneo acampo abierto. Don Fernandoaceptó complacido.

Caballeros musulmanes y suscapitanes ofrecieron unamañana el curioso espectácu-lo de las justas islámicas antela reina cristiana, “arreba-tando la admiración de Isabely de sus damas”.

Homero hubiera dedicado unpoema a doña Isabel en Baza,como lo dedicó a Helena enTroya. La presencia de lareina –escribe Pulgar– produ-jo un milagro, “un iris depaz” que trastornó completa-mente el ánimo de los moros:“Desde aquel instante no sevolvió a derramar una gota desangre, ni una lágrima: cesa-ron las explosiones de pólvo-ra, acabaron las escaramuzasy desafíos, mitigáronse losrigores de la guerra y sucedióuna calma, precursora decapitulaciones honrosas”.

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Isabel...1. ¿Cómo era Isabel...?

José Mª Javierre

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El año de 1504 hubierasido un año más de laHistoria; es cierto, pero

ocurrió un hecho muy cercade donde celebramos: murióIsabel de Castilla, la ReinaCatólica. Con su muerte nosólo acabó su persona, sinotambién un poco la impresio-nante estabilidad conseguidaen Castilla a lo largo del rei-nado. Unas semanas antes, "elcronista coetáneo escribió conmesura que, conocida laenfermedad de la reina, sehicieran plegarias y procesio-nes en todos los pueblosdurante más de cincuentadías. “Y visto por la Reyna queera voluntad de Dios de la lle-var a descansar, mandó que noimportunasen más a Dios porsu salud y olvidadas las cosasde este mundo... entendió en lasalud de su ánima" (Lorenzode Padilla). Ésta era única ytotal; afectaba a su universopolítico-jurídico de reina, y asu mundo humano y religiosode mujer Católica. Por eso,entendió en la salud de suánima con un acto completo yunitario supremo (...). Isabel sedecidió a otorgar testamento"(T. de Azcona, Isabel La Cató-lica, p. 926s).

Hoy estamos celebrando la

Eucaristía "In memoriam" deIsabel de Castilla, pero deacción de gracias, en una igle-sia de Medina, justo el 26 denoviembre, centenario de sumuerte. Muere "la Católica esanta Reyna Doña Isabel enMedina del Campo, XXVI delmes de noviembre cerca de laora de medio día anno DominiMDIIII años". Y celebramosMisa de acción de gracias,porque Isabel es Sierva deDios. "Que Isabel fue mujercreyente cristiana católica -pronuncio en voz alta las cua-tro palabras:

“MUJER, CREYENTE, CRIS-TIANA, CATÓLICA- nadie,tampoco quienes la odian -porincreíble que parezca, hayquienes a cinco siglos todavíala odian-, nadie, si lee losdocumentos con un mínimode respeto histórico, lo duda”

(José María Javierre, Isabel LaCatólica. El enigma de unareina, p. 840).

Podemos centramos en elmomento de su muerte:“Muere cristianamente, viviósu agonía como una experien-cia cristiana, indudable, pen-sar otra cosa sería insensato,no encajaría en la trayectoriapersonal de Isabel (...) Meditódurante sus últimos días unpoema compuesto por supoeta preferido, fray Ambrosiode Montesinos, luego publica-do con este título Coplas pormandato de la Reyna doñaIsabel, estando su alteza en elfin de su enfermedad. Interpre-taba los sentimientos de Jesu-cristo, sus horas de agonía enel huerto de Getsemaní,momentos antes de su muerte;para que ella pudiese suscitaren sí misma aquellos mismossentimientos de Cristo en losdías postrimeros de su vida:¿Quién te dio, Rey, la fatiga//deste sudor estremado?// ¡O,Señor, que me criaste!// ¡Quiénte siruiera de un paño//parareparo del vaño// de la sangreque sudaste!// Pido te por qualquedaste,// tan aflito y fatiga-do,// ser de ti yo perdonado."(José María Javierre, Ibid., p.852s).

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EN LA MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS"IN MEMORIAM" DE ISABEL LA CATÓLICAEN EL V CENTENARIO DE SU MUERTE.

Homil íaDEL SR. ARZOBISPO DE VALLADOLID,D. BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA,

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Con mucha frecuencia semuere como se vive. La queasí muere fue cristiana ejem-plar, hija de la Iglesia, necesi-tada del perdón del Padreotorgado en Cristo, pero siem-pre consciente del amor deJesucristo, a quien conociódesde niña y en cuyo segui-miento creció, sin dejar su fecatólica al margen en la noblee ingente tarea de gobernarCastilla y Aragón, y -mástarde-, Granada; de gobernarasí España en una unidaddeseada. Una mujer casada,fiel, exigente con su esposo;una madre con hijos a los quededicó todo su tiempo dispo-nible, en una movilidadimpresionante de una Cortesiempre de un lado para otro.Una mujer cristiana, que utili-za el poder no para sí misma,sino para el bien común. Unamujer que es Sierva de Dios,en proceso de canonización,que esperamos llegue a ser undía proclamada como ejemplopara los cristianos.

Sé que, en el centenario de sumuerte, la figura de Isabel I deCastilla está siendo estudiaday exaltada por muchos estu-diosos en tantas facetas de suvida, pues su figura es impre-sionante y, por desgracia, des-conocida por el gran públicoespañol tan dado al tópico y ala superficialidad. Pocos, sinembargo, glosan su figuraseñera de mujer cristiana, decatólica convencida, de seglarcomprometida en lo más difí-cil del testimonio cristiano: laactividad política a favor delos demás, del bien común, delgobierno de la "res publica".

Reina, sí, pero ante todo cris-tiana.

Un ejemplo que pocas vecesacontece y que parece aconte-cerá menos en el futuro, cuan-do está cuestionada la implan-tación en la sociedad de laIglesia Católica, "la relación desus instituciones con las insti-tuciones del Estado y la cola-boración de éste a la vida de laIglesia, en el respeto de laautonomía de ambos. Indirec-tamente se está cuestionandola significación de Dios para lavida humana, la aportacióndel cristianismo a la sociedad,la capacidad de los cristianospara ser ciudadanos a la altu-ra del tiempo. La Iglesia, fun-dada en un principio de liber-tad y de autoridad normativa,es considerada como un cuer-po extraño dentro de unasociedad democrática, para lacual nada precede a la deci-sión de sus miembros y todoes revisable desde la participa-ción. Como consecuencia se

reclama la exclusión social deDios (...) o bien la reducción dela fe e Iglesia a otras formas deorganización como las 'nogubernamentales', mediantelas cuales puedan acreditar sueficacia social. En una pala-bra, se le reclama una 'trans-valoración' de su identidadreligiosa y la sumisión al pro-yecto de ciudadanía que esta-blece la cultura y el podergobernantes como condiciónpara recibir reconocimiento yapoyos públicos" (O. G. deCardenal, ABC, 16.11.2004).

¿Por qué la Iglesia de Vallado-lid desea que Isabel la Católicasea canonizada? Hay muchasrazones, que no puedo expre-sar aquí en el tiempo de unahomilía. Basta decir que en unmundo como el del siglo XV,en el que se busca como metala fama que perdura, ella tratóde alcanzarla mediante el"saneamiento de su concien-cia" cumpliendo lo que enten-día era voluntad de Dios y de

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HOMILÍA DEL SR. ARZOBISPO DE VALLADOLID, D. BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA

Castillo de la Mota. Medina del Campo, Valladolid.

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su Iglesia. En medio de ladisolución de costumbres delos nobles de su tiempo, fuemujer austera y casta. Trans-formó su Corte en la más lim-pia de Europa. Mujer de con-sejo y mujer prudente, queescuchaba a consejeros pru-dentes antes de resolver nin-gún asunto. Destacaba por supiedad y su justicia.

Vivió con intensidad y devo-

ción la Eucaristía. No leimporta incluso escribir a losobispos del Reino, de su pro-pia pluma, una carta en la queexpone la situación de ciertodescuido que existe en la aten-ción del Tabernáculo y en larenovación de las sagradasespecies, porque "es cosa delservicio de Dios e que todocristiano debe procurar”. Y nohablemos de la relación delimosnas no hace mucho tiem-po descubierta en Simancas y

que, hechas por la Reina, ellaprohibió a su limosnero dar aconocer. Sabemos tambiénque la fe religiosa, como aglu-tinante de los pueblos, estabade moda ser profesada por losgobernantes del siglo XV, peroen no pocos reyes había unagran diferencia entre lo queteóricamente se afirmaba y suconducta práctica. No así enIsabel, que se empeña en hacerde la doctrina realidad. Ellaestá convencida de que éste essu deber. Y hace de su vida unempeño continuado en el ser-vicio de Dios y de su Iglesia.

En realidad encontramos en laReina Católica lo que apareceen otros hombres y mujeressantos: no son superhéroes; elsanto es un hombre o unamujer real. Eso sí, siguen aJesucristo y, en consecuencia,al ideal por el que fue creadosu corazón y del que estáhecho su destino. En efecto,todos los santos saben que lasantidad es el reflejo de lafigura del único ser en el quela humanidad ha encontradoperfecto cumplimiento: Jesu-cristo. ¡ Qué distintos son elhéroe de una acción moralpuramente racional y el santocristiano! ¡Qué diferencia deverdad humana, de realismo yfértil positividad, por ejemplo,ante la muerte, prueba supre-ma de los humanos! En el Tes-tamento y el Codicilo de Isabelde Castilla vemos aquello queel protagonista del Diario deun cura rural, de G. Bernanos,experimenta:

"Yo, ante la muerte, no inten-taré hacerme el héroe o elestoico. Si tengo miedo diré:

tengo miedo; pero se lo diré aJesucristo".

En cierto sentido, lo que elsanto desea es encuentro,apoyo, ensimismamiento conCristo, como valor supremo. Elencuentro con el Señor le dala certeza de una presenciacuya fuerza le libera del mal yhace que su libertad sea capazde hacer el bien. "La santidadno consiste en el hecho de queel hombre y la mujer dan todo,sino en el hecho de que elSeñor toma todo" (A. vonSpeyr). Además, también enIsabel se da otro hecho consta-table: un santo cristiano esparte de un pueblo, del Pueblode la Alianza comenzada enAbraham. Es más, la santidadde Dios es la que ha generadoun Pueblo, la Iglesia de Cristo.Muchas cosas no se entiendenen Isabel sin este sentido fuer-te de pertenencia a la Iglesia.

Tal vez de ahí viene tambiénen Isabel de Castilla el deseode una unidad del pueblo quegobierna. Una unidad que noes óbice para que ella deseeigualmente la pluralidad depueblos y regiones de nuestrapatria; esa diversidad es ricaen matices y la Reina sabefomentarla. También podemosdar gracias al Señor por esteaspecto de la persona de Isa-bel, que unido a las otrasriquezas de vida cristiana nospermiten hoy hacer memoriade esta hija de la Iglesia. Queasí sea.

MEDINA DEL CAMPO26·11·2004

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HOMILÍA DEL SR. ARZOBISPO DE VALLADOLID, D. BRAULIO RODRÍGUEZ PLAZA

Palacio Testamentario. Medina del Campo.

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En la primavera de 1.486,los Reyes Católicos, enplena guerra de Grana-

da, tras la conquista de Loja,decidieron acelerar un viaje,ya decidido, a tierras gallegas,con el fin de remediar algunosmales surgidos y para cumplirsu deseo de pedir, y agradecera la vez la ayuda del ApóstolSantiago en todo el período dela reconquista española,incluida la presente guerra deGranada.

Parten de Córdoba el 17 dejulio con el príncipe heredero,la infanta Isabel y una grancomitiva. Ya en tierras caste-llanas se desvían a Arévalopara visitar a la madre y a laabuela materna dela Reina, Isabel dePortugal e Isabel deBarcelós, que tanto

habían influido en su forma-ción en la infancia de la Reina.

El 15 de septiembre llegancomo peregrinos a Santiagodonde van a permanecer hastael 6 de octubre. Son innume-rables las limosnas y ayudasque la Reina hace durantetodo el viaje y en los veintedías de estancia en Santiago.De todas ellas se hace relaciónen El libro del limosnero (B.Ruano. Madrid, Ministerio AA.Sociales, 1989): a peregrinos,particulares, nativos, extranje-ros, clérigos,monjas, frailes,monasterios,...incluso, detallede gran ternura

de Isabel, llamando a unamadre con un niño en brazosque lloraba junto a la habita-ción del palacio donde seencontraba la Reina.

Durante la estancia en Santia-go los Reyes cumplieron conel ritual y requisitos paralucrar las gracias del jubileocompostelano. Con toda sucomitiva velaron en el templouna noche, durante buenaparte de ella.

La Reina donó al Apóstol unincensario de plata, una cruz

con reliquia de “lignumcrucis” y tres grandeslibros cantorales de cantollano. Pero la dádiva máspreciada fue un hospitalpara peregrinos, cuyaconstrucción sedemoró, por dificul-tades económicas,

hasta 1501: plane-ado por Enrique

de Egas, se

La Reina Católicay Santiago de Compostela

(Síntesis de varios escritos del Dr. Vidal González Sánchez)

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concluyó diez años después (hoy es unlujoso parador de turismo).

EL VOTO DE SANTIAGO. En 1492, 15 demayo, expedían los Reyes Católicos desdeGranada una Carta de Privilegio sobre “elvoto que hicieron (en 1486) al gloriosoapóstol Santiago, Patrón de España, enreconocimiento de la merced y favor quede él recibieron en la conquista, victoria ytriunfo del Reino de Granada”.

El documento consta de tres partes. En laprimera se exponen hechos de armas dela Reconquista, empresa en la que se reci-bieron señalados favores del Apóstol.

La segunda parte insiste en la obligaciónde gratitud a Dios, especialmente de lospríncipes de los pueblos, por los innume-rables beneficios recibidos de su mano. Seaporta la narración de la victoria delmonte Clavijo (844), por la que el reyRamiro I formuló el primer voto de San-tiago: ofrecer al Apóstol cada año medi-das de trigo y de vino de todo el reino.

En esta segunda parte se concreta el Votode los Reyes Católicos, que ellos hacen ennombre de todo el pueblo cristiano de susreinos: Por la conclusión de la guerra deGranada y la de toda la Reconquista,reconocen la protección del Apóstol yofrecen media fanega de pan por cada parde bueyes, vacas, yeguas, mulas, asnos, ...con que se labraren las tierras en el Reinode Granada. Se concretan las modalida-des del pago. Lo donado se dividirá entres partes: 1) para culto en la iglesia delApóstol; 2) para conservación y mejorade dicha iglesia y 3) para los pobres delHospital fundado por ellos para peregri-nos.

En la tercera parte, al referirse el voto alámbito territorial del reino de Granada,donde residían y labraban tierras muchosmoros mudéjares, se tratan con respetosus circunstancias, conforme a lo pactadoen las Capitulaciones firmadas en la tomade Granada.

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NoticiasNoticias

1El día 26 de noviembre, mientras la Conferencia Episcopal Española sereunía en Santiago para ganar el Jubileo del Año Santo, nuestro Sr. Arzo-bispo D. Braulio Rodríguez Plaza, celebraba en Medina del Campo, a lamisma hora en que entregó su alma a Dios la Reina Isabel I de Castilla,sobre las 12 del mediodía, una solemne Eucaristía de Acción de Gracias“In Memoriam” de la Reina Católica, en la preciosa Colegiata de San Anto-lín, recién restaurada, abarrotada de fieles –El Ayuntamiento había decre-tado día de fiesta laboral-. El grupo Alfonso X el Sabio, de Madrid, solem-nizaba el acto con música del siglo XV, de compositores pertenecientes ala Capilla de Música de los Reyes Católicos, acompañado al arpa. Trans-cribimos la homilía de nuestro Sr. Arzobispo, en lugar aparte.

Por la tarde, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento,tuvo lugar la conferencia de doña Pilar de Arístegui:“Isabel y la Modernidad: Señora de su libertad” de laque les ofrecemos un resumen y puede leerse íntegra enla página web de la Comisión www.reinacatolica.org.

2Al día siguiente, nuestro Sr.Arzobispo se reunió con nume-rosos miembros de la C.E.E. enuna solemne Eucaristía, en laCapilla Real de Granada, ciu-dad tan amada por la Reina,donde quiso que reposaran susrestos junto a los de su esposo.Ofrecemos también la homilíade D. Javier Martínez, arzobis-po de aquella diócesis.

5A finales de octubre recibimosla visita de D. Antonino Fer-nández Rodríguez, gran mece-nas de la Causa de la Reina.Le recibió la Comisión en unareunión extraordinaria, aun-que no pudo estar al completopues varios de sus miembrosestaban comprometidos conantelación para dar conferen-cias por diversos puntos deEspaña, con motivo del Cente-nario.

6Está ya a la venta el libro de D. Vidal González Sánchez “Isa-bel I de Castilla, la estela de una reina con presencia univer-sal”, editado por Desclée de Brouwer que te hará profundi-zar en aspectos inéditos de la Reina.

3Las Conferencias Episcopalesde Iberoamérica están solici-tando a la S. Congregaciónpara las Causas de los Santosse agilice el Proceso de laReina Isabel I de Castilla, quetanto contribuyó a la evange-lización de aquellas nacioneshermanas.

4Nos llegan noticias del entu-siasmo con que se está cele-brando en América este Cente-nario de la Reina. Disponemosde numerosas conferenciaspronunciadas en CongresosIberoamericanos, que por nodisponer de espacio no publica-mos en este número.

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Al finalizar el siglo XVIun importante politó-logo francés, Jean

Bodin elaboró una doctrinaque pretendía poner fin a lanorma a que se acomodabanhasta entonces todos los Esta-dos europeos y la llamó “míni-mo religioso”. Quería decir conello que, cualquiera que fuesela confesionalidad del rey y desu Corte, era posible asegurarla coexistencia de comunida-des cristianas de signo dife-rente. En otras palabras, elEstado se colocaba por encimade cualquier compromiso res-pecto a una de las iglesias enque Europa había llegado adividirse. De este modo se ini-ciaba una evolución de granimportancia dentro de la“modernidad” que conduciríaal “absolutismo”, plenitud del“poderío real absoluto”haciendo que a él también sesometiesen las dimensionesreligiosas de los súbditos. Par-tiendo de aquí es correctodecir que, antes, predominabala tendencia opuesta, es decir,un “máximo religioso” quetrataba de hacer de los nacien-tes estados una dimensiónpara la comunidad religiosa.

Ese máximo hundía sus raícesen las postrimerías del Imperioromano. Podemos remontar-nos a Teodosio y los años

finales del siglo IV cuando seretiró la condición de “religiolicita” tanto al judaísmo comoal helenismo idolátrico. Lacomunidad política quedó for-mada únicamente por aquellaspersonas que compartían lamisma fe. El Islam adoptó elmismo modelo. De este modocuando el soberano se conver-tía lo hacía con él todo el pue-blo. Así sucede en España elaño 589 con el III Concilio deToledo cuando Recaredo cam-bia la fe arriana por la católi-ca romana. El rey podía otor-gar un permiso excepcinalpara que comunidades de dis-tinto signo residieran en elterritorio por él controlado.Pero esta estancia no lasincorporaba a la comunidadpolítica que seguía siendomonolítica...

A estas comunidades, que for-maban parte del patrimonioreal –“son míos” decía a vecesel rey- se aplicaban dos califi-cativos, “deben ser tolerados esufridos”, que nos explicanmuy bien tal condición...

Máximo religioso quiere decir,en consecuencia, que elmonarca y sus súbditos com-partían las mismas obligacio-nes religiosas. Jorge Manri-que, en sus Coplas recoge estaconciencia general de un

modo certero. “Nuestras vidasson los ríos que van a dar a lamar, que es el morir”. “Allega-dos son iguales los que vienenpor sus manos y los ricos”.¿Iguales? ¿Iguales? Tal vez no;en una de sus cartas Isabelrecordaba a su marido que aellos iba a pedir-se cuenta másestrecha que a sus súbditos.Del término máximo hallamosdos versiones que se sitúan enun mismo plano aunque conextremos distintos: someti-miento de la comunidad y susinsti-tuciones a la confesiónde fe ("cuius religio eiusregio") que es la fórmula espa-ñola; o de cada uno de susmiembros a la que el príncipehabia escogido como mejor("cuius regio eius religio").Esta segunda es la propuestapor Martín Lutero...

Para comprender correcta-mente qué forma embrionariade Estado asumió la Monar-quía hispana del siglo XV...tenemos que desprendernos delos valores que hoy imperan,sin tratar de hacer juiciosapriorísticos, para intentarasumir los que conformabanla sociedad de aquel tiempo.No hallamos, por otro lado,excepciones. Se trataba de unaactitud universal. En el tránsi-to a la Modernidad no se reco-nocía valor comparable al de

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La doctrinadel máximo religioso

Luis Suárez Fernández1

1) Luis Suárez Fernández, es miembro de la Real Academia de la Historia, Premio Nacional de Historia 2001. Esta conferencia puede obte-nerse entera en la página web de la Comisión: www.reinacatolica.org.

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la fe; verdad absoluta y, porello, indiscutible, proporciona-ba fundamento a toda socie-dad.

El Estado, integrador de lo queconstituye el "bien de la repú-blica”, tenía como primera yprincipal misión la de ponerlos medios necesarios para queesa fe llegara hasta sus últimasconsecuencias ya que el únicoverdadero bien que debía pro-porcionar a sus súbditos eraque alcanzasen la vida eternapues "cumple tener buen tinopara andar esta jornada sinerrar". Fernando e Isabel secolocaron en esta dirección.La reina, a quien producía ver-dadero espanto una guerraentre príncipes cristianos,estaba dispuesta a compartircon sus caballeros el esplendorde las campañas en el reino deGranada.

Si se acepta que el hombre esun ser transitorio, no hacia lamuerte sino hacia la eternidad-"que se acuerde que hemos demorir" escribe Isabel en másde una ocasión a su marido- yque en ella se produce elencuentro definitivo con Dios,personal y trascen-dente absoluto, nin-gún bien puedecompararse con lafe. Ésta, por otraparte, no es crea-ción humana sinorevelación dispen-sada por el mismoDios lo que le con-fiere el carácter deverdad absoluta,certeza y no simpleevidencia, seguri-dad descansada,

criterio de razón y norma demoral mediante la cual puedeel ser humano alcanzar laplena dignidad. Tal era elorden de valores imperante enel siglo XV, aunque no sea elde nuestros días. Nadie puededecir que nosotros -me refieroa los criterios imperantes ennuestra generación- tengamosrazón e Isabel y Fernando ytodos los que constituían lasuya, carecieran de ella. Mos-tramos los historiadores unatendencia a juzgar desde nues-tros propios criterios sin teneren cuenta los que entoncesimperaban. Desde Roma odesde la Universidad de Parisaplaudieron las decisiones quehoy más se les censuran por-que respondían a criteriostenidos por indudables... El reyno debe su oficio a elección odelegación del reino, sino auna designación divina (“legi-timidad de origen") que seproduce por la vía objetiva delnacimiento. En consecuenciatiene el "deber" más que el"derecho" a reinar. Del cum-plimiento de ese deber -"legi-timidad de ejercicio"- es delque, en la hora suprema de la

muerte, tendrá que rendirestrecha cuenta ante el mismoDios.

En consecuencia se llegaba ala conclusión de que unacomunidad política perfecta esaquella que alcanza la unidad.religiosa y elimina del solarque ella ocupa las otras confe-siones; no los hombres que lasprofesan sino las creencias porellos profesadas. Ni en Utopía,imaginada por Moro, ni en LaCiudad del Sol propuesta porCampanella hay la menor des-viación en este sentido. Enesto consiste precisamente el"máximo religioso"...

Isabel, al comienzo de su rei-nado, había confirmado elOrdenamiento de Valladolid de1432, que databa de la épocade don Álvaro de Luna, garan-tizando seguridad y mostran-do su confianza hacia Abra-ham Seneor, rab mayor. Hasta1482 estas disposiciones semantuvieron sin variaciónapreciable. Sin embargo lasCortes, en especial las de Tole-do de 1480, plantearon ciertascuestiones como la necesidadde apartar a los judíos en

barrios especia-les, como sevenía disponien-do desde el IVConcilio deLetrán de 1215, yde regular loscréditos quemuchas vecesdaban origen aldelito de usura.Pero estas últimasdisposiciones nofueron mal reci-bidas por los

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Misal de la reina Isabel la Católica, Capilla Real de Granada.

LA DOCTRINA DEL MÁXIMO RELIGIOSO

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judíos: también a ellos conve-nía mucho que se fijasen ygarantizasen los réditos inhe-rentes a los préstamos. En1484 un polaco que viajabapor Cataluña oyó decir a algu-na gente que la reina protegíaa los judíos. Y, en una fechatan avanzada como 1487, lasaljamas castellanas comunica-ron a la comunidad judía resi-dente en Roma que se consi-deraban muy afortunados alpoder disponer de la protec-ción de reyes justos y de lapresencia influyente de Abra-ham Seneor.

No hay contradicción entreestos datos y el clima de hos-tilidad que desde mucho tiem-po atrás se venía produciendocontra el judaísmo. La prácticade esta religión, la negativarotunda a admitir que el Mesí-as había venido ya, el repudioradical a la persona de Cristo,en quien veían un blasfemo,creaba barreras infranquea-bles. Los reyes y la alta noble-za se inclinaban en favor deuna protección interesada yaque eran muchos los judíosque prestaban buenos servi-cios en la medicina y en diver-sos campos de la administra-ción. Cuando los Abrabanel sevieron obligados a huir dePortugal porque se les consi-deraba cómplices de los Bra-ganza, se les abrieron laspuertas en Castilla. Todo estoobedecía a criterios de utili-dad, nada más. Los documen-tos son bien explícitos cuandodicen que los judíos deben ser"tolerados e sufridos". La con-vivencia entre cristianos yjudíos se consideraba indesea-

ble por el peligro que podíasignificar para la fe.

Esta conciencia antijudía noera estrictamente española, nitenía en este país su origen.Desde que las denuncias de unconverso, Nicolás Donin,hubieran provocado en 1248una sentencia pronunciadapor la Universidad de Pariscontra el Talmud, ejecutadaluego en la plaza de la Grévemediante la cremación devarias carretadas de ejempla-res del libro, numerosos predi-cadores y maestros veníansosteniendo que esta Tradicióno Enseñanza tergiversaba ladoctrina de la Escritura Santay no podía ser otra cosa queun invento diabólico para per-vertir a los judíos y, medianteellos, también a los cristianos.De modo que la presencia delos hebreos debía considerarsecomo un peligro social. Laconsecuencia de este razona-miento era lógica: una doctri-na perversa debe ser prohibiday extirpada. Inglaterra, que nocontaba entonces con muchosjudíos, tomó la iniciativa deresolver el problema expul-sándolos. El ejemplo habíasido seguido por Francia,Nápoles y la mayor parte delas autoridades europeas, for-zando una emigración hacia elEste. España, en donde existí-an leyes que les protegían encalidad de huéspedes directa-mente dependientes del rey,no parecía sin embargo unrefugio adecuado porque enella se produjeron en 1391terribles matanzas que forza-ron muchas conversiones.

Ahora los judíos eran menos

numerosos que antaño, peroreligiosa-mente de muchamayor calidad, por habersetemplado con la perse-cución.Los sentimientos hostileshacia ellos venían creciendo.En 1313 los obispos de la pro-vincia jacobea, al regreso delConcilio de Vienne, se reunie-ron en Zamora para presentaruna fuerte denuncia ante losregentes de Alfonso XI: no seestaban cumpliendo en susreinos las leyes acordadas enel IV Concilio de Letrán quedisponían el apartamiento y laobligación de llevar una señaldistintiva en la ropa exteriorpara que todo el mundo supie-ra con quién se las había. Aesto se sumaban ahora nume-rosas denuncias contra aque-llos conversos que trataban deretornar a las prácticas judai-cas.

En consecuencia el estableci-miento de la Inquisición obe-decía a este propósito concre-to: descubrir, castigar y des-arraigar a los "judaizantes".Más adelante, como era fácilsuponer, las competencias delSanto Oficio se extenderían amuchos otros delitos, pero en1480 parecía responder a eseúnico propósito. Se creó unaespesa atmósfera de recelo:eran muchos los que, en secre-to, volvían a practicar los ritostalmúdicos y a seguir susenseñanzas. Desde el primermomento los inquisidoresseñalaron el que, a su juicio,constituía un contrasentido: seles ordenaba extirpar unapráctica religiosa que, almismo tiempo, estaba protegi-da por la ley. Si la doctrina es

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"perversa" no puedetolerarse que hayaquienes la profesenlegalmente, pues seríatanto, para usar térmi-nos actuales, como cul-tivar un foco de palu-dismo y pretender quelas fiebres no se extien-dan. Añadieron que lasmedidas tomadas porlas Cortes de Toledo de1480 para procurar elaislamiento de los judí-os resultaban de todopunto insuficientes. Lasciudades, en general, semostraron muy duras aeste respecto, asignan-do espacios de pésimacalidad para el aloja-miento de los judíos. Demodo que todos parecí-an entrar en competen-cia a la hora de mostraranimadversión.

En 1483 los inquisido-res, por su cuenta, deci-dieron prohibir la resi-dencia de judíos en lastres diócesis de Sevilla,Córdoba y Cádiz. Fer-nando el Católico inter-vino para ampliar los plazosde salida pero confirmó la dis-posición inquisitorial. Loshebreos creyeron que se trata-ba de una medida transitoria,pero no fue así. Cuando Tor-quemada se hizo cargo de laInquisición general volvió ainsistir en el tema: las prácti-cas judías legalizadas estabanen el origen de la depravaciónde muchos conversos. Sinembargo durante ocho añoslos monarcas resistieron laspresiones y la abundante

documentación procedente delConsejo Real nos demuestraque los judíos seguían siendotratados con bastante equidad.Se ha supuesto que el retrasofuese debido a la guerra deGranada; no convenía pres-cindir de los subsidiosextraordinarios que, con talmotivo, les eran exigidos.El decreto de expulsión, quelleva la fecha del 31 de marzode 1492, fue redactado porTorquemada aunque se exten-día a nombre de los reyes por-

que el inquisidor general care-cía de competencia sobre losno cristianos. Nos ayuda acomprender lo que significa-ba el "máximo religioso" en suaspecto coercitivo. Pues la fe,bien supremo e insoslayable,no era considerada como per-teneciente al ámbito de com-petencia individual. Por eso seinsistía en una idea vieja: sehabía esperado que la convi-vencia permitiese la conver-sión, pero ésta no se habíacumplido; al contrario sedetectaba un peligro con ame-

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La Virgen de los Reyes Católicos, anónimo del s. XV (Museo del Prado)

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naza. Tal vez deberíamosmodificar los términos y defi-nirlo como prohibición de lapráctica del judaísmo. Pues laexpulsión afectaba únicamen-te a los que no quisieran bau-tizarse. No se les obligaba arecibir el sacramento ya que lavalidez de éste depende de lalibre voluntad pero quienesoptaban por esta solución eranintegrados en la sociedad conciertas garantías de que noserían perseguidos por laInquisición.

Los no bautizados, converti-dos ahora en extraños, dispo-nían ahora de un plazo para

marchar, conservando suspropiedades pero sujetos a lascondiciones dictadas por lasleyes del reino. Disposicionesposteriores, con ventajas fis-cales y de garantía personalnos demuestran que habíapreferencia por conseguir con-versiones; algunos agentesreales, en lugares comoMaqueda, insistieron paraconseguir que no se fueran.Los que, habiendo salido,decidieran regresar para con-vertirse, tenían derecho arecobrar todos los bienes quehubieren vendido pagando porellos exactamente el mismo

precio que hubieran recibido.Hemos podido comprobarvarios casos, uno de ellos el deAlfonso de Zamora, que cola-boró eficazmente con Cisnerosen la Biblia Políglota Complu-tense.

Los autores coetáneos, comoAndrés Bernáldez, compadeci-dos evidentemente, de lossufrimientos de aquellos sereshumanos, no atribuían estos alas acciones contra ellos eje-cutadas sino a las propias vic-timas: su terquedad al no que-rer aceptar el error en quevivían. En la otra vertiente delcuadro los grandes autoresjudíos, como Abrabanel oSalomón ben Verga dan unaversión de la misma clase: laexpulsión era una especie decastigo de Dios por las defi-ciencias en el cumplimiento desu Ley...

... Los aspectos más importan-tes de ese "máximo religioso"de que aquí nos ocupamosdesde una perspectiva actualse reflejan especialmente en lacultura y de modo especial enla Universidad. Ya hemosmencionado cómo de la pecu-liar reforma española arrancael reconocimiento de los dere-chos humanos naturales. Conel tiempo la doctrina acerca deellos y también de la profundadignidad que alcanza la natu-raleza humana se asignó a una

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Fachada perteneciente a la Casa

de la Santa Hermandad en Toledo.

Abajo, escudo de los RR.CC.

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Escuela de Salamanca, en laque se incorporaban maestrosde otros lugares; el nombre,sin embargo, significaba unreconocimiento de las dimen-siones que a esta Universidadse reconocía. En el siglo XV, ycomo una consecuencia de ladifusión del Humanismo, seregistró un verdadero entu-siasmo por el saber. En variasciudades y de la mano deÓrdenes religiosas, comenza-ron a fundarse nuevos Estu-dios que se sumaban a los yaexistentes. Sin embargo Isabel,con más empeño aun que sumarido, puso especial volun-tad en la defensa de las tresUniversidades antiguas, esdecir, Salamanca, Valladolid yLérida, a las cuales otorgaron,desde 1480, una especie demonopolio en la profesionali-zación de los títulos.

Sin embargo en estas viejasUniversidades la indisciplinaentre los estudiantes habíaprovocado desorden moraldifícil de corregir. Siguiendo lapauta que el cardenal don Gilde Albornoz estableciera enBolonia, algunos importanteseclesiásticos, ya en el sigloXIV, habían comenzado a fun-dar Colegios. De este modo seestablecía una relación muyíntima entre el aula, que pro-porcionaba la necesaria ins-trucción, y el colegio en dondese ponía atención preferente ala formación. Inevitablementelos Colegios, -ahora llamadosmayores- creaban unas mino-rías en cierto modo privilegia-das pues se reservaban ciertos

oficios para sus miembros.Inevitablemente surgierontensiones entre los "colegia-les" y el resto de los alumnos,"manteístas". El cardenalMendoza y fray Alonso deBurgos crearon en Valladolidlos Colegios de Santa Cruz yde San Pablo, respectivamen-te, poniendo al alcance de susmiembros recursos de que losmanteístas carecían.

En 1499 Cisneros, por encargode la reina, hizo una visita deinspección a Salamanca. Novale la pena entrar en el deta-lle de los desarreglos que allídescubrió. La ciencia abunda-ba pero la inmoralidad tam-bién. Llegó a la conclusión deque era imposible enmendartanto daño. Lo que se necesi-taba era crear un nuevo mode-lo de Universidad en que sediese a la formación másimportancia que al saberabriendo también a este aotras influencias como el sco-tismo franciscano. En resumenconsiguió del Papa una licen-cia para establecer en Alcaláde Henares una Universidad ala que pensaba organizarcomo una suma de Colegios.Isabel no se mostró muy parti-daria de esta novedad; ellaseguía confíando en los anti-guos modelos.

La Monarquía, primera formade Estado, todavía en suscomienzos, precisaba de lainstrucción y formación deuna minoría de letradosexpertos para emplearlos enlas tareas de gobierno. Los rei-

nos, en su conjunto se definí-an como comunidad de bauti-zados ordenada en grupo polí-tico, teniendo en la cúspide lasoberanía que, naciendo deella misma, es otorgada al reya quien corresponde por estacausa el "deber" de reinar. Alconvertirse en depositario dela misma, el rey se obliga ahacer cumplir la ley divinapositiva, las leyes humanasconsuetudinarias y los fuerosy privilegios que contienen laslibertades del reino. Por estacausa la propia comunidadestaba reclamando el someti-miento del monarca a la ferelegando, en cierto modo, alnaciente Estado a un papelsubsidiario. Por una parte semostraba intolerante respectoa los que rechazaban o tergi-versaban la fe; por otra, sinembargo, sometía las leyes yactuaciones públicas al ordende la moral cristiana, recono-ciendo en la persona humanaderechos que, por ser natura-les, resultan inalienables; endefinitiva establecidos porDios. Es este último aspecto elque permite el paso de gigan-te que aleja a España del abso-lutismo y de la "razón de Esta-do" para entrar en la doctrinadel derecho de gentes como yalo dispuso Isabel en el famosocodicilo de su Testamento.

Luis Suárez Fernández de la Real Academia de la

HistoriaPremio Nacional de Historia,

2001

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Fernando el Católico, Archivo dela Real Chancillería. Valladolid:

Presidente e Oidores delAbdiençia e Chanzillería quereside en la villa de Valladolid:Hoy día de la fecha de esta, haplacido a Nuestro Señor llevarpara sí a la Serenísima ReynaDoña Isabel, mi muy cara emuy amada mujer e aunque sumuerte es para mí el mayortrabajo que en esta vida mepodía venir y por una parte, eldolor de ella por lo que en per-derla perdí yo y perdieron todosestos Reynos me atraviesa lasentrañas; pero por otra, viendoque ella murió tan santa ecatólicamente como vivió, deque es de esperar que NuestroSeñor la tiene en su gloria epara ella es mejor e más perpe-tuo Reyno que los que acátenía...”.

Del Testamento de don Fernando,Madrigalejo, 22 de enero 1516:

“...Yten consyderando que entrelas otras muchas y grandesmercedes, bienes y graçias quede nuestro Señor por su infini-ta bondad e no por nuestrosmerecimientos avemos recibido,una e muy señalada ha sydo enavernos dado por muger e com-pañía la serenísima señorareyna doña Isabel, nuestra muycara e muy amada muger queen gloria sea, el fallesçimientode la qual sabe nuestro Señorquanto lastimó nuestro coraçony el sentimiento entrañable quedello ovimos, como es justo,que allende de ser tal persona etan conjunta a nos meresçíatanto por sí en ser doctada detantas e tan singulares exçelen-çias que ha sydo en su vidaexenplar en todos abtos de vir-tud e del temor de Dios yamava e celava tanto nuestravida, salud e honrra que nosobligava a querer e amarlasobre todas las cosas de estemundo...”

Fray Bartolomé de las Casas, enel recibimiento de Colón en Bar-celona:

“¿Quién podrá referir las lágri-mas que de los reales ojossalieron, de muchos grandes deaquellos reinos que allí estabany de toda la casa real?

...Porque oían y vían que losserenísimos príncipes y singu-larmente la sancta reina doñaIsabel, que por palabras y lasmuestras de sus heroicas obras,daban a todos a cognoscer que

su principal gozo y regocijo desus ánimas procedía de ver quehabían sido hallados dignosante el divino acatamiento deque con su favor y con los gas-tos, aunque harto pocos, de sureal cámara, se hobiesen descu-bierto tantas infieles naciones ytan dispuestas que en sus tiem-pos pudiesen cognoscer a suCriador y ser reducidos al gre-mio de su sancta y universalIglesia y dilatarse tan inmensa-mente su católica fe y cristianareligión...”

De las instrucciones a Colón parael segundo viaje:

“...Mandaron proveer de orna-mentos para las iglesias, decarmesí, muy ricos, mayormen-te la Reina doña Isabel, que diouno de su capilla, el cual yo vi,y duró muchos años, muy viejo,que no se mudaba o renovaba,por tenello casi por reliquias,por ser el primero y habellodado la Reina, hasta que deviejo no se pudo más sostener”.

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De ayer...TestimoniosTestimonios

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Pío XII: “Aquellas tierras delNuevo Mundo, hacia las quevolvieron los ojos moribundosde la gran Isabel, en cuyo espí-ritu singular querríamos evocarno tanto la fortaleza de lavisión política, cuanto lasansias maternales de paz, dic-tadas por un concepto profun-damente cristiano de vida, quepedía para los que llamaba sushijos de América, un trato dedulzura y devoción”.

Cardenal Rouco Varela: “Isabella Católica fue una mujer, unacristiana, que ayudó decisiva-mente a la Iglesia en su refor-ma, en la reforma más auténti-ca de sí misma, en un momen-to clave de la historia de la

misma; y lo hizo porque anteshabía vivido ella, en la historiainterior de su alma y de suvida, un proceso de constanterenovación interior y de cons-tante aspiración a la pefeccióncristiana”.

Cardenal Castrillón: “¿Unamujer fuerte, quién la encon-trará? Es la pregunta que sehace el libro de los Proverbios.El modelo lo tenemos delante.Isabel de Castilla no solamentefue mujer de su tiempo, quesupo vivir en medio de los ava-tares de la historia, sino quepermanece en el momentoactual como ‘modelo de mujer’,que será ejemplo permanenteen la historia. Mujer, con toda

la dignidad de mujer. Aquelladignidad que ha quedado plas-mada en la doctrina de la Igle-sia, con las palabras del PapaJuan Pablo II en su CartaApostólica Mulieris dignitatemdel 15 de agosto de 1988...

Reina católica del descubri-miento del Nuevo Mundo. Ibe-roamérica la recuerda y lacanta en un sinfín de Nacionesagradecidas por el gran signoprofético, que ella tuvo. Ordenóque en cada nave, que partíahacia el Nuevo Mundo, debíaembarcarse un grupo de misio-neros españoles; ellos consu-mieron sus sandalias en la tie-rra americana para que la his-toria de América fuera otra,aquella que tiene su comienzobajo el signo de la Cruz”

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... y

de

hoy.

Testimonios

Cristóbal Colón. Carta autógrafaa su hijo Diego:

“Lo principal es de encomendarafetuosamente con muchadevoción el ánima de la Reinanuestra Señora, a Dios. Su vidasiempre fue católica y santa ypronta a todas las cosas de susanto servicio; y por esto sedebe creer que está en su santa

gloria y fuera del deseo desteáspero y fatigoso mundo”.

De una carta de Colón a doñaJuana de la Torre, ama que fue delpríncipe don Juan, 1500:

“... En todos hobo incredulidad;y a la Reina mi Señora diodello el espíritu de inteligenciay esfuerzo grande y lo hizo detodo heredera como a cara ymuy amada hija. La posesiónde todo esto fui yo a tomar ensu Real nombre. La ignoranciaen que habían estado todosquisieron enmendallo traspa-sando el poco saber a fablar eninconvenientes y gastos. SuAlteza lo aprobaba al contrario

y lo sostuvo fasta que pudo...El esfuerzo de nuestro Señor yde su Alteza fizo que yo conti-nuase...”

Cardenal Cisneros: No estaba enMedina, sino en Toledo. Alrecibir esta noticia, con profun-da emoción, rara en él porsevero en la manifestación desus sentimientos, “se le salta-ron las lágrimas.. y con acentode dolor insólito en él dijo:

Desaparece una Reina que noha de tener semejante en la tie-rra, por su grandeza de alma,pureza de corazón, piedad cris-tiana, justicia a todos porigual...”

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27 de noviembre del año2004.

Queridos hermanos Arzobis-pos y Obispos,Autoridades, Queridos hermanos y amigos:

Los cristianos nos reunimossiempre junto al altar de Cristopara darle gracias a Dios. Nues-tra oración se llama Eucaristía,que significa precisamente eso:acción de gracias. El motivo denuestra gratitud es siemprenuevo, y a la vez no tiene fin:se llama Jesucristo. En Jesucristo, en efecto, loshombres accedemos al don másgrande: participar de la vidadivina, llegar a ser hijos deDios. Unos hijos que puedendirigirse a su Padre con la con-fianza de los niños, y que vivendespreocupados bajo la miradade un Padre que tiene contados“hasta los cabellos” de nuestracabeza. En Jesucristo hemosconocido y experimentado lamisericordia infinita de Dios, yel perdón de nuestros pecados,fuente inagotable de alegría. EnJesucristo hemos conocido “laesperanza que no defrauda”, laesperanza de la vida eterna,para la que hemos sido creados,y de la que tenemos ya unamisteriosa experiencia aquí enla tierra, en la comunión de la

Iglesia. En Jesucristo hemosconocido la dignidad inaliena-ble de la persona humana, elvalor de la vida, de toda vidahumana, siempre. En Jesucristohemos conocido la verdad delamor humano y del matrimoniode un modo que corresponde alas exigencias profundas delcorazón del hombre y de lamujer. En Jesucristo hemosconocido la posibilidad deconstruir en este mundo unasociedad basada en la confian-za y en la libertad, en el apreciopor la razón y el derecho, en elgozo por el bien de los demás yen el afecto mutuo.¿Cómo podríamos no dar gra-cias por tanto bien? ¿Cómopodríamos avergonzarnos deesta experiencia humana, lamás bella que hay en la histo-

ria? En medio de mil traicionesy debilidades, a través de perío-dos enteros de corrupción odecadencia, la gracia de Cristono ha dejado nunca de estarpresente entre nosotros, y deabrir para los hombres, en todaclase de culturas, en circuns-tancias diversas, y en todas lasclases sociales, la posibilidad deuna humanidad resplandecientede verdad y de bien, de amorpor la razón y por la libertad,de afecto por la vida.De esa acción de gracias alPadre, por Jesucristo, en elEspíritu Santo, no es separablela cadena de personas a travésde las cuales la fe cristiana hallegado hasta nosotros. Todasellas, al igual que las mil cir-cunstancias contingentes quehacen la historia, forman parte

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EN EL V CENTENARIO DE LA MUERTE DE LA REINA ISABEL LA CATÓLICA

Homil íaDEL ARZOBISPO DE GRANADAD. JAVIER MARTÍNEZ

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del designio bueno deDios para nosotros.Pero en esa cadenahay un elemento, elmás misterioso detodos, que es la liber-tad de los hombres.Por eso, en nuestraacción de gracias, esesencial “esa muche-dumbre enorme quenadie podría contar”de personas de fe,hombres y mujeres detoda raza, pueblo ynación, de todas lasclases sociales, dediferente condicióncultural, que mencio-na el libro del Apoca-lipsis, y que han dadoun testimonio especialde fe y de amor aJesucristo. Ellos son miembrosdel cuerpo de Cristo, son elcuerpo y la forma histórica dela gracia.En Granada, pero también enEspaña en general, una de esaspersonas que juegan un papelen la providencia por la quehoy nosotros somos cristianos,es la Reina Isabel. No es difícildar gracias por su figura, encuanto se la conoce, porque esuna figura llena de encantocristiano. No celebramos nos-otros sus victorias, o su contri-bución a la cultura, o susextraordinarias dotes degobierno, que las tuvo, sino sucalidad cristiana y sus virtudescristianas. Fue una mujer de fe,y de honda piedad, llena de for-taleza en su fidelidad a la Igle-sia y al Evangelio. Fue unaesposa y una madre ejemplar.Siempre se mantuvo firme ensu conciencia de que todos loshombres, los indios recién des-

cubiertos al igual que los venci-dos, eran poseedores de unalma inmortal, y como talesdebían ser tratados con un res-peto grande a su dignidad,como ella los trató siempre. Esadmirable el interés con que enel Codicilo que acompaña a suTestamento, pide a su hija laprincesa, y al príncipe, su mari-do, “que no consientan ni denlugar a que los indios, vecinosy moradores de las dichasIndias y Tierra firme, ganadas opor ganar, reciban agravioalguno en sus personas ni bien-es, mas manden que sean bieny justamente tratados, y sialgún agravio han recibido, loremedien y provean por mane-ra que no se exceda en cosaalguna”. Es admirable en suhumanidad el trato a los venci-dos, especialmente si se compa-ra con el que se le daba por logeneral en esa época en otraslatitudes, y en otras culturas.

La Reina Isabel destacapor su grandeza huma-na en un contexto en elque la violencia, lamentira y la corrupcióneran moneda corriente,incluso entre eclesiásti-cos. Pronto, una refor-ma de la Iglesia que noacababa de ir a las ver-daderas raíces del malque había en ella, y elabsolutismo naciente,iban a dar lugar a unaEuropa profundamentedividida, en la que porprimera vez después demuchos siglos Cristo ysu cuerpo no iban a serla clave de compren-sión de lo humano, nide la actividad huma-

na, ni de la vida política ysocial. Y así empezaría unafragmentación y una destruc-ción de lo humano cuyos últi-mos episodios han sido lashorribles experiencias de lasdos guerras mundiales, provo-cadas por las ideologías queocuparon el lugar de la fe.Precisamente porque la figurade la Reina Isabel no es unpatrimonio exclusivamentegranadino (aunque ella amabaentrañablemente –“más que ami propia vida”– a esta ciudad,y por eso quiso ser enterrada enella), sino español y europeo, ytambién americano, a esta cele-bración de acción de gracias, enel quinto centenario de sumuerte, han querido unirse anosotros, fieles cristianos deGranada, un nutrido grupo dearzobispos y obispos de la Con-ferencia Episcopal Española.En nombre de la Iglesia de Gra-nada, a todos os doy las gra-cias. Sé del esfuerzo que habéis

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HOMILÍA DEL ARZOBISPO DE GRANADA

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hecho para poder uniros a estacelebración, después de pere-grinar ayer al sepulcro delApóstol Santiago, y presentaral Señor las necesidades y lasintenciones de nuestras Iglesiasde España, por intercesión deaquél a quien los pueblos deEspaña debemos el don de la fey de la comunión. Saludo y doy las gracias tam-bién a las autoridades presen-tes, civiles y militares, de Gra-nada y de otros lugares de laprovincia eclesiástica. En esta acción de gracias por loque la Reina Isabel supone en lahistoria de nuestra fe, hay dosaspectos que vienen espontáne-amente al corazón y a la mente:la unidad de los pueblos deEspaña, y la evangelización deAmérica. La unidad de los pueblos deEspaña ha sido y es un biengrande, de naturaleza propia-mente moral, como lo es siem-pre la unidad de los hombrescuando está fundada en algomás grande que los meros inte-reses de poder. Aunque hoy esaunidad esté amenazada poresos mismos intereses, es preci-so pedirle al Señor que no serompa, que sepamos mantener-la de modo que se permita lalibre expresión de cada puebloen una multiplicidad armónica.En la historia, la separaciónentre pueblos que han vividounidos largo tiempo no se pro-duce jamás sin violencia y sinsufrimientos enormes. Por esoes preciso trabajar por esa uni-dad, sembrando el amor yfomentando la cooperación deunos con otros y el afectomutuo donde otros alientan elodio y la división. La “unidad del género humano”

forma parte esencial de lamisión de la Iglesia. En unaantropología no cristiana, launidad se obtiene siempre afir-mándose a uno mismo “frente aotros”, “contra otros”. En clavecristiana, en cambio, la unidad,en la familia como en la polis,significa la afirmación de losotros, la donación por el biende los otros, el amor de losotros por lo que son, y no porinterés en lo que tienen. Por esoesa unidad no es contra nadie,sino a favor de todos, y siempreabierta al horizonte de todos loshombres, del mundo entero. Enel contexto cultural nuestro,tan distinto del de la Reina Isa-bel, la llamada a los cristianos atrabajar por esa unidad entrelos hombres es una urgenciaparticular, que requiere unaespecial sabiduría. Requieretambién un amor verdadero alos hombres que sólo puede serfruto de una participación en elEspíritu de Dios.A la otra gran obra de la queella fue inspiradora, la evange-lización de América, ya hemoshecho referencia. Aunque sinduda, como en toda obra

humana, hubo mil miserias ypecados, contra los que laReina ya advertía e hizo loposible por evitar, la Evangeli-zación de América es una de lasempresas más bellas y exquisi-tamente humanas de la historiade los encuentros entre pue-blos: y los innumerables santosque han surgido, y que nocesan de surgir, en aquellosbenditos pueblos hermanosnuestros son un elocuente testi-monio de ello. Como Reina cristiana, la reinaIsabel gobernó el reino de estemundo sabiendo que ella perte-necía a otra polis, a la “otraciudad”, que tenía otra ciuda-danía en el Reino de los cielos.Y a la vez, sabía que esa ciuda-danía, que es la decisiva, sejugaba en las decisiones de lavida cotidiana, en la conduc-ción de los asuntos de estemundo, en la responsabilidadcon la realidad y con la histo-ria. Nunca dejó de ser conscien-te de ello, y eso le permitió esalibertad y esa fortaleza que leson tan características.Nuestro mundo es bien diferen-te del de la Reina Isabel, puesnosotros estamos al final deuna modernidad que encuentradificultades para sobrevivirse así misma, y que se disuelve ennihilismo. La Reina, en cambio,representa el comienzo de lamodernidad. Hay que decir, sinembargo, que ella, como poste-riormente algunas otras gran-des figuras de la reforma cató-lica, representa la posibilidadde una modernidad distinta,mejor y más plenamente huma-na que la que se ha construidosobre la llamada “razón secu-lar”, que tantas veces se hamostrado amante de la razón y

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HOMILÍA DEL ARZOBISPO DE GRANADA

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de la libertad sólo en aparien-cia. La Reina Isabel es signo deuna modernidad que no estabaconstruida sobre la fragmenta-ción de la realidad y de la con-ciencia, en vistas al dominioabsoluto del hombre sobre elmundo material, o sobre la exa-cerbación de la separaciónentre natural y sobrenatural,con todas las desastrosas con-secuencias que esa exacerba-ción ha producido y sigue pro-duciendo en la cultura cristianaeuropea. Era una modernidad,en cambio, construida sobre lacentralidad de Cristo comocondición de un amor verdade-ro a la dignidad, a la razón y ala libertad de los hombres,incluidos los diferentes. y con-dición de un amor a la vida y ala realidad entera, algo que ennuestro mundo se muestra cadavez más difícil y extraño. El momento en que vivimos enOccidente, y la ocasión de estaacción de gracias a Dios por lafe recibida, y en memoria unagran gobernante cristiana como

la Reina Isabel, nos invita denuevo a pensar en los elemen-tos que constituyen esa “otraciudadanía”, esa otra polis quees la Iglesia, y su significadoespecífico para la ciudad terre-na. Toda política, hasta la apa-rentemente más banal, no loolvidemos, tiene unas implica-ciones teológicas. Y el aconte-cimiento cristiano, que proba-blemente no es una religión enel sentido normal que se da altérmino “religión” en el voca-bulario secular, tiene, desdeluego, unas implicaciones polí-ticas, de las que somos a vecesmuy poco conscientes los mis-mos cristianos. Nosotros mis-mos hemos admitido como nor-mal una separación tan radicalentre la fe y la vida y hemoscontribuido de tal modo a ella,que somos tal vez los primerosresponsables de un laicismocuyas consecuencias ahora nosescandalizan.Dejadme señalar brevísima-mente, en el marco en que esposible aquí, algunas de esasimplicaciones, algunos de losrasgos esenciales de las conse-cuencias políticas de la ontolo-gía que se deriva de la expe-riencia cristiana. Aunque lahistoria ponga de manifiestomultitud de caídas y de traicio-nes a estos ideales, la existenciamisma de un pueblo cristianoimplica por sí misma estos ras-gos, que es necesario recordar,primero porque tal vez los olvi-damos demasiado fácilmente, ysegundo, porque son de unadramática actualidad: El primero es la imposibilidadde la divinización del Cesar, odel imperio. En el mundo paga-no, el Cesar y el imperio sonsiempre dos absolutos, se pre-

sentan a sí mismos como dio-ses. Esa divinización no erasólo cosa de la antigüedad,existe igualmente hoy con otrasformas. A ellos, al Cesar y alimperio, se les somete todo: eljuicio, la libertad, la conducta,la vida. Los cristianos, en cam-bio, respetuosos siempre conlas leyes y las autoridades queno atentan contra la ley deDios, saben siempre que alCesar hay que darle “lo que esdel Cesar”, que el culto sólo sele da a Dios, y que sólo Dios esel dueño de la conciencia de loshombres, de su libertad y de susvidas.El segundo es que la violencia,que sin duda llena la historia (yhace de ella una historia depecado), no es un dato primige-nio, originario de la realidad.La violencia no pertenece alorden de las cosas como son,sino que es una intromisióndestructiva en ese orden. Elconocimiento de un Dios que esamor, que crea todas las cosaspor amor y, más aún, es tangrande en su amor que seentrega a sí mismo por laredención de su criatura, haceque el significado último detodas las cosas, y especialmen-te de la vida humana, sea unmisterio de amor. Por ello, paraun cristiano, la violencia o lacompetitividad no son nunca elmodo por el que progresa lahistoria, sino el modo en que sedestruye lo humano. Sólo elamor crea, sólo el amor cons-truye, sólo el amor hace progre-sar y crecer la humanidad.El tercero es la centralidadabsoluta de la persona humanay de lo humano, como un biensagrado e intangible. “El pro-fundo estupor ante la dignidadde la persona humana se llama

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evangelio, se llama tam-bién cristianismo”, decíaJuan Pablo II en su pri-mera Encíclica. La verdady el bien de la persona,alma y cuerpo, en todassus dimensiones, son elcentro mismo de unaexperiencia que consisteen acoger a un Dios quequiere unirse a su criatu-ra hasta el punto dehacerse uno con ella, para lle-narla con su amor y con suvida.

Como el acontecimiento deCristo –Encarnación del Verbo,victoria de Cristo sobre lamuerte, don del EspírituSanto–, afecta a la humanidaden cuanto tal, y por tanto atodos los hombres, resulta quela vida cristiana, cuando esvivida con sencillez de corazón,genera un corazón “ecuménico”(por decirlo con una sola pala-bra), capaz de abrazar a todoser humano como a un herma-no, capaz de perdonar siempre,capaz de amar a los enemigos,incluso cuando se viera en laobligación de luchar contraellos. Y sólo sobre un amor así–que no existe sino como parti-cipación en el amor de Dios–,es posible una convivencia ple-namente humana. Sólo sobreun amor así es posible pensar yconstruir una paz verdadera.Y por eso también es esencial ala vida de la Iglesia, a la luz denuestra experiencia de Dios ypor tanto de la realidad, elvalor de la vida humana desdeel primer instante de su con-cepción hasta su muerte natu-ral, y la verdad sobre el amorhumano, y la verdad sobre elmatrimonio (que sólo es launión de un hombre y unamujer), y sobre la familia. En

ese reconocimiento de la ver-dad de la persona, un factoresencial es también el amorespecial a los más débiles, a losmás pequeños e indefensos, alos que sufren más. Al serviciode este bien de la persona y dela familia, de cada persona y decada familia –porque en clavecristiana el bien de cada unocoincide con el bien común–,existen todas las demás realida-des de la vida política y social:la educación, el mercado, lavida de la ciudad y sus leyes,las asociaciones libres de todotipo.

El cuarto y último elementoque quiero mencionar, tambiénmuy olvidado entre nosotrosmismos (tal vez el más olvida-do, y tal vez la fuente del olvi-do de los demás), es el hecho deque la Iglesia no consiste en lamera agregación de quienes tie-nen las mismas ideas o compar-ten los mismos valores, llama-dos a veces “valores cristianos”;tampoco es una organización, ouna “institución”, en el sentidomundano del término. La Igle-sia es el Cuerpo de Cristo, con-gregado en torno a la Eucaris-tía. La Iglesia es un cuerposocial, un pueblo estructurado,una realidad visible unida porlos lazos de la comunión en elCuerpo de Cristo. Y esos lazos

son más poderosos quelos de la familia, lanación, la lengua o laraza. Esta pertenencia ala Iglesia, para quienha encontrado a Jesu-cristo, “vale más que lavida”, y no es un biennegociable, y menosaún, con los poderesdel mundo; porque esapertenencia –al ser la

Iglesia el lugar donde Cristo seme da, la humanidad históricade Cristo, su “cuerpo” y mi“cuerpo”, desde el que sé quiénsoy, y para qué estoy en elmundo–, esa pertenencia esprecisamente la fuente de laverdad y de la vida, la fuente dela esperanza y de la alegría.

En esta Eucaristía de hoy, al dargracias al Señor por lo que laReina Isabel hizo por la fe cató-lica y por cómo la vivió, lepedimos también al Señor porsu alma. Que ella goce ya de lavisión prometida a los siervosfieles, y que a nosotros nos ins-pire su ejemplo de esposa y demadre, de mujer y de gober-nante cristiana. Pedimos alSeñor que, si Dios fuera servidocon ello y fuese para el bien dela Iglesia y de los hombres, susvirtudes sean reconocidas porla autoridad de la Iglesia, y loscristianos podamos venerarlapúblicamente e impetrar suintercesión ante el Señor.

Y que a todos nos conceda elSeñor, y su Madre, la VirgenInmaculada, ser hoy, en estemundo nuestro, testigos de lafe, es decir, ser el pueblo cris-tiano en que resplandece esahumanidad que nace de la pre-sencia en medio de nosotros delDios tres veces Santo.

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Desde InternetInternetDesde estas líneas agradecemostodas las cartas de adhesión yestímulo, aunque también nosllegue alguna como ésta:

Desde mi condición de especia-lista en la España del Siglo deOro y también como ciudadanode un estado aconfesional memolesta profundamente que laIglesia Católica pretenda apro-piarse de la figura de la reinaIsabel, perpetuando con ese actola estela de división y enfrenta-miento que constituyó el único-y gran- punto negro de lalabor de gobierno de la sobera-na.

Todos tenemos puestas grandesilusiones en el centenario deIsabel de Castilla, pero piensoque la revisión de su obra debereservarse a los historiadores, enningún caso al sectarismo yparcialidad de una institucióncomo la Iglesia, que tan residualpapel juega en la Españamoderna y democrática denuestros días.

J.V. Barcelona.

Muy Estimado D. J. V.:

Hace dos días hemos recibidosu mensaje, pero no he podidocontestarle reposadamentehasta este momento. Lo voy ahacer con toda claridad y conel respeto que Ud. me merece,aunque no compartamos lamisma opinión, creo sincera-mente que Ud. no buscará otracosa y estará abierto a recibirotras opiniones diferentes a lasuya.

Me parece magnífico que seaUd. especialista en la Españadel Siglo de Oro y también ciu-dadano de un estado aconfe-sional, pero sin duda que esta-rá de acuerdo en que ese esta-do aconfesional está integradopor multitud de ciudadanosque profesan un determinadocredo y que ajustan su formade vida a lo que piensan, eso esser coherente.

Y esos ciudadanos de ese esta-do aconfesional, pueden ejer-cer determinada profesión y ala vez vivir según su Fe, si latienen. ¿Por qué razón se lespodría valorar únicamentedesde una de las dos facetas?El hombre es lo que piensa y suforma de ver la vida es lo queda sentido a sus actos. ¿Preten-de valorar sólo a la Reinadesde su papel histórico, parasituarse más en la realidad delpersonaje, sin tener en cuentalos motivos que impulsaronsus actos y que también revelaen su correspondencia y enotros documentos que tambiénson historia?

La Iglesia Católica no pretendeapropiarse de la Reina al pro-mover su canonización, sinoprestar un servicio al hombrede hoy, católico o no, brindán-dole modelos que valgan lapena ¿o le parecen mejores losque la sociedad materialista yagnóstica nos ofrece?

Que para Ud. no es válido elcriterio con el que juzga laIglesia, no tiene la obligaciónde aceptarlo. Para muchísimoscatólicos sí lo es y le aseguroque no emite un juicio sin

haber estudiado multitud dedocumentos. Treinta y tresvolúmenes de ellos, relaciona-dos con la Reina Isabel I deCastilla, fueron presentados ala Sgda. Congregación.

En cuanto al "punto negro dela Soberana" al que se refiere,tal vez dando a entender losenfrentamientos originadospor motivos religiosos, dígameUd. por favor en qué momentode la historia humana no losha habido por ése u otros moti-vos más baladíes. No tiene Ud.más que analizar el panoramaactual y no solo a nivel inter-nacional o nacional sino hastafamiliar... Los egoísmos son losque enfrentan a los hombres yeso ayer, hoy y siempre.

Lo que le digo sin ninguna ani-madversión es que me parecesectaria su postura, tratando ala Iglesia de "sectaria", y encuanto al papel que desempeñahoy, no me atrevería yo a juz-garlo con tanta ligereza, tengaUd. en cuenta que del mayorfracaso, la muerte en Cruz delHijo de Dios, resultó la máximaeficacia, como es la redencióndel hombre y le aseguro quehoy hay muchos cristianos quecalladamente participan en lacruz de Cristo y eso siempre esfecundo. Es verdad que paravalorarlo hace falta tener fe,pero el no poder valorarlo noquiere decir que no exista.

Con mis mejores deseos, recibaun cordial saludo.

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Nacida Dª lsabel enMadrigal de las AltasTorres, el 22 de abril de

1451, hija de Juan II y de DªIsabel de Portugal, tenía tantopor su abuela paterna Dª Cata-lina de Lancaster, como por subisabuela materna Dª Felipa,sangre de los Lancaster, de ahísu apariencia física blanca yrubia.

Antes de continuar con nuestraextraordinario personaje, quie-ro decir que la sentencia: "es debien nacidos ser agradecidos",me parece fundamental paratransitar por la vida. Por estarazón, por justicia y por amor ala verdad, ("la verdad os liará

libres" nos dice S. Juan) he sen-tido el deber de estudiar, inda-gar y documentarme, para des-pués contar, propagar, sinmiedo a no ser "'políticamentecorrecto", sobre esta granmujer adelantada a su tiempo,visionaria eficaz, que fue IsabelI de Castilla. Mujer apasionaday apasionante, defendió contenacidad aquellos proyectosen los que creía, ordenando elardor creativo con la templan-za del talento. Enamorada,como soy, convicta y confesa,de ese prodigio de espirituali-dad, pasión y poesía que esHispanoamérica, sólo por lagran hazaña que es el Descu-

brimiento, Isabel merece unpuesto en el firmamento de losGrandes de la Historia.

Muchos son los motivos deadmiración hacia Isabel... quesupo ser mujer, y mujer impor-tante, con decisiones transcen-dentes en sus manos, en unaépoca, en la que la mujer servíacomo moneda de cambio, enlos intereses familiares ó políti-cos...

Tengo el convencimiento deque nos encontramos ante la“Mujer del Milenio”.

Un impulso de destrucción nosempuja, con demasiada fre-cuencia, a descuidar las figuras

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Isabel y la Modernidad:Señora de su libertad.

Pilar de Arístegui1)

1) Resumen de la conferencia pronunciada por Dª Pilar de Arístegui, esposa de D. Carlos Abella Ramallo, ex embajador de España ante laSanta Sede, el 26 de noviembre de 2004, en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Medina del Campo, dentro de las conmemoracionesdel V Centenario. Puede leerse completa en la página web de la Comisión: www.reinacatolica.org

Detalles con la”F” de Fernando y la “Y” de Isabel, en la portada de la Sacristía de la Catedral de Granada.

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excelsas de nuestras tierras, ycreo que es el caso de Isabel laCatólica. Muchas veces me hepreguntado, qué hubieranhecho los franceses, tan admi-rablemente amantes de lo pro-pio, con un personaje comoIsabel.

1º FORJA DEL CARÁCTER

("DE NECESIDAD, VIRTUD”)

... La joven infanta, privada desu padre, su madre, con susausencias, sus trastornos men-tales, no podrá darle aquelloque los padres dan habitual-mente: los principios, el cono-cimiento de los usos delmundo. Isabel tendrá queaprender sola.

Los distintos bandos de lanobleza, entregados a la perse-cución de sus propios interesescomplicaban aun más este esta-do de cosas.

Supo Isabel de traiciones y per-secuciones, pero causa asombrocomprobar, que esta vida tanturbulenta, no engendra en Isa-bel rencor y venganza, sinoprudencia, habilidad y magna-nimidad, cualidad ésta propiade los mejores...

MATRIMONIO

Muchas fueron las presionesque tuvo que soportar Isabel, araíz de su decisión de no matri-moniar con el Rey de Portugal.Don Pedro Fernández de Velas-co, hijo del Conde de Haro,intentó doblegar con ásperaspalabras la voluntad de unainfanta de 17 años: "y usó depalabras tan ásperas y riguro-sas, que la princesa, con

muchas lágrimas reclamaba anuestro Señor, para que lasocorriese, de manera quepudiera excusar tan grandeinfamia y denuesto de aquellosreinos" nos cuenta Zurita.

La Infanta pudo llorar, pudosufrir, pero no se doblegó. Lasrepresalias no tardan en llegar;Se decide desheredarla...Aprende pronto Isabel, con sólo17 años repito, a creer en suvoluntad, a mantenerse firme, apesar de las amenazas, a tem-plar y resistir. Forja del carácterque será tan necesaria en sufuturo. Ni un atisbo de desfalle-cimiento, sino coraje, valor, ysobre todo, la cabeza fría,determinada...

Después de la Conciliación deGuisando, el 19 de septiembrede 1468, Enrique IV manda endiciembre del mismo año, comodecíamos una carta a Pablo II,pidiendo que anule la Concilia-ción de Guisando.

El Papa contestará en octubrede 1470, negándose a concederel desheredamiento de Isabel.La reacción del Rey es indigna;proclama una real cédula,explicando la decisión de dichodesheredamiento, en Val deLozoya, del 25 de octubre de1470.

¿Cómo reacciona Isabel, antesemejante catástrofe, mediáticadiríamos hoy? Con temple yfirmeza, pero también con undeje de dolor ante la falta dedignidad de su hermano, queademás, es el Rey. En marzo de1471, escribe Isabel una carta alreino, que rezuma maestría yhabilidad.

Dejemos hablar a la propia

Reyna: "segund e visto por eltrasunto de una carta patentequel dicho Rey, mi hermano, amandado publicar por estosregnos, mirando muy mal pormi honra: pues no se puedeofender la una, sin que la otraquede mancillada, siendo comosomos fijos (hijos) de un mismopadre''.

“A la cuál protesto de respon-der por las deshonestidades enella contenidas, las cuales sifuesen verdaderas, yo me debíade doler y dolería más de laculpa que de la pena; y sinduda yo puedo decir con SantaSusana, que me son angustiasde todas partes, porque ninpuedo callar sin ofender ydañar a mi, nin hablar sinofender y desagradar a dichorey mi hermano, lo cual todo esa mi, grave. Mas por si estascosas dejase so silencio, pare-cería que yo misma las otorga-ba opremida por necesidad,responderé a los puntos sustan-ciales de la dicha carta lomenos deshonesto y más tem-plado y breve que pudiere"

Asombrosa carta de una jovenmujer de 20 años, que en elsiglo XV, ojo siglo XV, y pordefender su nombre y su digni-dad, no duda en contradecir almismísimo Rey.

¿Traza Isabel una estrategiaastuta que le llevará al trono? Obien ¿su firmeza, inteligencia, yprincipios le conducen a él?

2º SER MUJER

EN EL SIGLO XV

Hace muchos años, alguien mehizo con absoluta seriedad lasiguiente consideración: "no

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ISABEL Y LA MODERNIDAD

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ISABEL Y LA MODERNIDAD

existen grandes mujeres cientí-ficas... Desde entonces me heinteresado por el papel de lamujer en la historia... entretodas las que he encontradodestaca por su ingente laborIsabel la Católica... Se ocupa desu casa, de la educación de sushijos, de las tareas de gobierno,y está presente en las másduras batallas. Nada en suinfancia permite presagiar unfuturo tan brillante y dinámico.

Tercera en la incierta sucesión,y además mujer, con lo queesto conlleva en el siglo XV...

Tuvo que ganarse, paso a paso,a base de trabajo y aciertos, elrespeto, hasta que los grandespersonajes de su época, le acep-taron y sucesivamente obede-cieron sus directrices.

Instalada ya en el poder, enenero de 1475, su posiciónvuelve a peligrar: Alfonso deCaballería, intenta dar la pri-macía al Rey Fernando sobreIsabel... La solución final lleva-rá el nombre de Concordia deSegovia, y es un admirabledocumento, testigo de la preci-sión de la reina.

1º.- Las cartas patentes de jus-ticia, pregones, moneda ysellos serán comunes a ambos,"... pero que el nombre de dichorey, halla de preceder, y lasarmas de Castilla y León prece-dan a las de Aragón y Sicilia"

2º.- Los homenajes de las forta-lezas se harán a la SeñoraReina.

3º.- Las rentas se dedicaránpara pagos, y el sobrante, seutilizará de común acuerdo.

4º.- Lo mismo hará el ReyFemando con las rentas de Ara-

gón y Sicilia.

5º.- Las cuentas vendrán anombre de Isabel, el rey podrádisponer del sobrante.

6º.- Las mercedes y oficios seotorgarán en nombre de lareina.

7º.- Los beneficios eclesiásticosy maestrazgos se harán deacuerdo "pero a voluntad suyade ella".

8º.- La administración de justi-cia "a nombre de ambos si esta-ban juntos, o a nombre de cadauno si estaban separados”.

9º.- Del mismo modo, juntos oseparados, se nombrarán loscorregidores.

Cuánta sensatez y cuánta fir-meza, en una mujer, que sabe-mos muy enamorada de sumarido. Isabel defiende susderechos, en defensa de sulibertad, al mismo tiempo queafirma, a Fernando en sus rei-nos de Castilla y León, y consi-gue que los poderosos nobles leacaten como su señor.

Con energía extraordinariacontesta a Alfonso V de Portu-gal, quien pedía las plazas deToro, Zamora y el Reino deGalicia, a cambio de retirarsede nuevo a Portugal: “en lotocante a territorios”, no con-sentiría perder ni una almenade lo que le dejó su padre elRey Don Juan. Era una situa-ción extraordinariamente difí-cil de Guerra Civil, pero ella semantiene firme. Esta actitudserá su manera de hacer, supatrón de comportamiento, ensu círculo familiar, y a todo lolargo del Reinado.

Su gran sentido común le lle-vará a poner orden en el país

desmembrado por las guerras.Orden en la justicia para quesea más eficiente; orden en laeconomía, destrozado el país,con los pillajes de los gruposincontrolados de mercenariosguerreros, que vagaban a susanchas...

En este patrón de comporta-miento de Isabel, su firmeza, sudecisión, descubrimos un rasgodiferenciador: la modernidad.

No se contenta con aquellodestinado a las mujeres de suépoca.

Coge con firmeza y decisión,las riendas de su vida, y se pre-para a cambiar radicalmente,aquello que en sus Reinos, estáanticuado y caduco:

1º.- Se ocupará de tomar medi-das económicas para ayudar alos necesitados.

2º.- Sabe que la proyecciónexterior de lo que será un granReino, tendrá que ser más con-sistente y decidida.

3º.- Tendrá que encaminar elpaís hacia la unidad.

Para lograr estos objetivos, esconsciente de que necesita a losmás preparados, y para ellollama a la corte, no sólo a losnobles, sino a menudo, a gentemodesta.

Estos funcionarios excelentes,serán la columna vertebral deese excepcional reinado...

Otra vez debo repetir que causaadmiración y asombro, hoy díay con razón, contemplar muje-res que conjugan trabajo profe-sional, la organización de unafamilia y la educación de loshijos.

Las llamamos super-mujeres.

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Pues bien, Isabel reali-za todo esto en el sigloXV, cuando, una sani-dad que no es la dehoy, hacía del embara-zo y del parto, situa-ciones delicadas, porno decir peligrosas.

Domeña a los nobles,reduce a los revolto-sos, e innova en lagobernación de unpaís, que ella ve yaunido, y al mismotiempo concibe, pare yeduca cinco hijos...

3º.- ISABEL Y LA EDUCACIÓN

La educación de sus hijos fueuna gran prioridad para lareina...

La formación concebida porIsabel, no se limitaba, siendo yaun amplio campo, a las huma-nidades, las lenguas extranjeraso clásicas, y la religión. Loshumildes trabajos de casa,coser, hilar, etc, eran parte dedicha preparación. Pensaba Isa-bel que la mujer era tan capaci-tada, provista de una buenaeducación, como un hombre"tanto monta, monta tanto, Isa-bel como Femando" demuestraclaramente el pensamiento pro-fundo de la Reina. No hay tra-bajo, no hay empresa, que Isa-bel no se atreva a asumir.

Gran preocupación para laReina resultó la educación desu nieto Carlos. Temía con todala razón, que educado en laCorte de Gante, su conocimien-to del país que debería gober-nar, fuera incompleto... Su otronieto Fernando, que nace enAlcalá de Henares, es educado

directamente por Doña Isabel,y resulta un modelo de Prínci-pe. Creará nuevas alianzasmediante la pacífica y eficientepolítica de nuevas alianzasmatrimoniales...Tengo para mi, que una de lasmayores empresas, propia deuna mujer de talante avanzado,fue la creación de las "EscuelasPalatinas", que tenía por objetoeducar y formar a la juventud,para que pudieran convertirseen la clase dirigente, digna yeficiente que necesitaba el país.Las ideas del Renacimiento quetraían a la Península, reciénliberada de la Invasión Musul-mana, los aires nuevos de unpensamiento "aperturista" -diríamos ahora -convencierona Isabel de tal manera, que setrajo al milanés Pedro Mártir deAngleria, Lucio Marineo Sículoy los hermanos Geraldini, comodecíamos antes...

4º.- ISABEL Y LA CULTURA

La Corte de Isabel, distaba deser triste y aburrida. La Reina

mandará venir a su Cortea los mejores músicos ytrovadores; grandes edu-cadores formarán gene-raciones de jóvenes des-tinados a regir los desti-nos de un país que seconvertirá en uno de losImperios más extensosde la Historia.

Pero quizás la acción demayor trascendenciapara la cultura, será ladecisión de la aventuraamericana: todo un con-tinente recibirá la len-gua, la cultura, la reli-gión de uno de los países

más avanzados de la época.

Siempre, ante todo, la educa-ción. España transmite el cono-cimiento desde los albores de lacolonia, a través de sus exce-lentes Universidades. A la pri-mera Santo Domingo en 1535,seguirán México y Lima en1551 que serán importantescentros del saber. Todo un rosa-rio de excelentes Universidadesse extenderá por todo el Conti-nente, haciendo a la AméricaEspañola culta desde el sigloXVI.

Estos siglos de cultura engen-drarán genios universalmentereconocidos como Sor JuanaInés de la Cruz, Rubén Darío,Gabriela Mistral, Mutis, Miguel

Ángel Asturias y Octavio Pazentre tantos otros.

Hay que añadir a las Universi-dades, "Los Colegios Imperia-les" que proporcionaban unaformación adecuada a los jóve-nes autóctonos de familiasprincipales.

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Arqueta de la reina Isabel.

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ISABEL Y LA MODERNIDAD

Capítulo aparte merecen lasescuelas para indígenas, quebrillan en lugares disparescomo Ciudad de México, lasreducciones Jesuíticas del AltoParaná o las Escuelas-Talleresde Formación Profesional de laépoca para indígenas en Texaso California. Una vez máscausa admirativo estupor ver lalabor cultural ejercida por lasdistintas Órdenes Religiosas,Dominicos, Franciscanos,Jesuitas, Mercedarios, etc... envariadísimos campos.Fray Pedro de Gante funda enCiudad de México en 1527,sólo nueve años después dela Conquista, la primeraescuela de música delNuevo Mundo. En estaescuela no sólo se componíasino que se escribían lospoemas para dichas compo-siciones, en tres idiomas,latín, castellano y nauhalt.De hecho, la primera obramusical del nuevo mundoes una cantiga a nuestraSeñora en latín y... en nau-halt...Gracias al aliento de Isabel ysus leyes, -monumento demodernidad en su aspectosocial- las leyes de Salamancay Burgos que miran por la pro-tección de los indios, llevarán aAmérica el concepto de latransmisión del saber, originaly moderno concepto para laépoca.En estas leyes de indias hayalgunos puntos que merece lapena destacar: “que los indiosno trabajen más de 8 horas”. Enla arquitectura, florecerán enAmérica las “Ciudades Ideales"que los españoles no podíanrealizar en Europa constreñidospor antiguas ciudades y anti-

guos conceptos medievales.Florecerá también la pintura,con ese delicioso sincretismodel arte europeo y americano,que engendra el extraordinariobarroco americano colonial.Hace sólo unos días he tenidola oportunidad de disfrutar unainteresante exposición delbarroco peruano, en el museoMetropolitano de Nueva York,que es un gran ejemplo ya quelos símbolos, vestimentas, colo-res y personajes han unido lomejor de ambos mundos crean-do un estilo propio.

Los cuadros de gran formato,entonados en esos cálidos colo-res -bermellones, ocres, sienas,blancos, dorados, toques desabios negros- que serán carac-terísticos del periodo y lugar,nos describen con la precisióndel cronista, las procesiones yfiestas populares, mostrándo-nos a las autoridades de lacolonia -regidores, virreyes ogobernadores, al mismo nivel,mano a mano, con los repre-sentantes, cabezas de familia, odamas principales de las esti-mes -reales o nobles indígenas-esto, que no se ve, que no ocu-rre, en otras colonizaciones, sedebe a la paridad con los indí-genas, a la justicia que imponeIsabel, desde el inicio, con los

queridos y respetados súbditosde allende los mares.En mis queridos años romanos,he oído tantas veces a los ita-lianos, presumir, y con razón,de la acumulación de tesorosartísticos de su tierra.

Siempre he asentido, puesadmiro profundamente a miquerida Italia, pero siempre lesrecordaba que el patrimoniohistórico-artístico español debeser evaluado en ambos ladosdel Atlántico, ya que Españatrató sus nuevas tierras, como

una extensión de España,haciendo que cuando Juande Herrera está constru-yendo El Escorial crea laCatedral de Puebla; Bece-rra, trabajará en España yen Perú; Zurbarán pintarádesde Sevilla para Américadonde tendrá infinitosseguidores; los Jesuitaselevarán en Tepozotlan,México. Arquitectos espa-ñoles diseñarán y construi-ran “ciudades ideales" en

todo el Continente como porejemplo “Antigua", en Guate-mala. En Texas y California, enterritorio del actual EstadosUnidos, las misiones fundadaspor los Franciscanos, resistencon garbo el tiempo, luciendosu cautivante arquitectura. Enla Misión Santa Bárbara, el sis-tema de abastecimiento deagua creado por los francisca-nos en el momento de su fun-dación por Fray Junípero Serra,todavía funciona y en el Ayun-tamiento de dicha ciudad, sobreel portón de entrada se lee gra-bado en la piedra “Dios creó loscampos, el hombre construyólas ciudades" así, en español.Quisiera recordar, aunque essabido, que la primera ciudad,

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ISABEL Y LA MODERNIDAD

verdadera ciudad, con iglesia,casas, y calles no es anglosajo-na, es española: San Agustín enla Florida, fundada el 8 de sep-tiembre de 1565 por PedroMenéndez de Avilés.

Grandes trabajos, grandesempresas y grandes realidadesque ahí están para unirnos enuna sola cultura. Gran visiónde una gran mujer, de una granreina, que sigue iluminándonoscon su energía.

5º.- LONGITUD DE MIRAS: ELDESCUBRIMIENTO

Corre el año 1482, Isabel estáempeñada en la Conquista deGranada. La noticia de la tomade Zahara (hoy Zahara de losAtunes) en Cádiz, por el ReyMoro Abul Hassan Alí, y sucruel represalia con los niños ymujeres cristianos, que prendecomo esclavos y lleva a Ronda,será el detonante de la decisiónde completar la Reconquista,con la joya de la corona, Gra-nada.

Las Grandes Casas Andaluzas,Téllez Tendilla, el Marqués deCádiz, el Conde de Miranda,Medina-Sidonia, fueron funda-mentales en el proyecto, asícomo Fray Hernando de Tala-vera, con su estímulo y apoyo.La Reina a pesar de estar enavanzado estado de gestación,organiza... el reclutamiento desoldados; el Nuevo Armamen-to, la Intendencia...

Acuden soldados de Vizcaya,Galicia y Asturias, tambiénmercenarios suizos...

Finalmente en noviembre de1491, ya diezmada y empobre-cida la fuerza mora, tiene lugar

la toma de Málaga, y se estudiala Capitulación de Granada.

La generosidad del vencedorcon el vencido, la practica Isa-bel, con gran respeto a la dig-nidad de ambos.

Se permitía a los moros practi-car su religión, que fue-ran juzgados por su ley,pero bajo el dominio delos Reyes de Castilla. Sefacilitó el traslado aÁfrica, a los que asíquisieran hacer; losimpuestos serían losmismos que los quepasaban a Boabdil. Trasla triunfal entrada enGranada, Isabel hahecho realidad uno de sus sue-ños, el mayor de todos ellos,podía comenzar. Todo elesfuerzo de todo un pueblo,con andaluces codo a codo conasturianos, gallegos y aragone-ses, se fragua en la realidad deuna España, unida, libre porfin.

¿Hacia dónde se dirigirá esafuerza creativa, que es yademasiado poderosa, para fina-lizar aquí y ahora?

Isabel, sin tener sus ojos pues-tos en la mar, escucha a aquelque durante años le incita adescubrir lugares ignotos porlas sendas de ese Océanoinmenso. Colón se había entre-vistado por vez primera con laReina, en 1486 en Alcalá deHenares. La modernidad de Isa-bel se nos muestra, en todo sutalento: Talento y capacidad dever el futuro; de reconocertambién el talento de un hom-bre cuyo proyecto cambiará lafaz de la tierra.

Para los demás era un visiona-rio, ni tan siquiera Femando, dela Casa de Aragón, tan ligada alas Empresas Mediterráneas,comprende lo que Isabeladvierte. "Hay un mundo alotro lado del océano, y sobre

todo: ¿qué pierden los Reyescon probar?”, argumentaba Isa-bel.

Es la hora de Cristóbal Colón, yen efecto su visión, su coraje ysu tesón, van a ampliar elmundo conocido... y el motorde esta epopeya, es, una vezmás, ISABEL.

Quisiera que a través de mi des-cripción haya podido transmitirmi admiración por esta mujersingular, que supo completargrandes hazañas como laReconquista, con la toma deGranada; formar una GranNación, España; crear el futurocon el Descubrimiento de Amé-rica; restaurar la disciplina, lamoral y la eficiencia, con lareforma de la Iglesia y la reno-vación de la Corte; ser ademásuna tierna madre y excelenteeducadora; y sobre todo, ade-lantarse a su tiempo, instauran-do un nuevo modelo de mujer,moderna, verdadera, señora desu libertad.

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- Profesor. Usted, queconoce como nadie lasfiguras de los Reyes Católi-cos, ¿cómo ve la posiblebeatificación de Isabel?

Entre los procesos que semueven dentro de coorde-nadas políticas, parece unode los más claros. Muchomás que el de Juana deArco, e incluso que el deSan Fernando.

Hay quienes dicen que lascircunstancias de la Iglesiahan cambiado, pero esto noresulta en modo algunocierto, pues los valores espi-rituales son permanentes ya ellos se acomodó estricta-mente la Reina en su vida ysus acciones.

- ¿Por ejemplo?

Siempre me ha llamado laatención la exquisita cari-dad que dispensó a quienespodían considerarse un obs-táculo en su camino. A losbastardos de su marido y delos grandes personajes de laCorte los acogió como ahijos propios. Muchos no loentendieron entonces. Adoña Juana, mal llamada la

Beltraneja –de cuya ilegiti-midad no dudaba, aunqueinsistía en que era hija de lareina-, brindó dos matrimo-nios que significaban la másalta indemnización: primerocon un primo de su maridollamado Enrique, y luegocon su propio hijo Juan,Príncipe de Asturias. FueJuana la que rechazó la pro-puesta; y con gran digni-dad, por cierto, escogiendopara sí la vocación religio-sa. A los otros hijos de lareina y de su amante, Pedrode Castilla, también los aco-gió en su Corte, integrándo-los en la nobleza.

- Entre las virtudes cristia-nas que vivió Isabel, ¿cuálsubrayaría?

Ante todo la fe. Es la quehace tan difícil que se lacomprenda desde una socie-dad como la de nuestrosdías. Para Isabel, la fe no esuna opinión compatible conotras, sino la Verdad abso-luta revelada por Dios.

Toda su existencia se ende-reza al momento supremode la muerte, en que se deci-dirá la salvación eterna, lo

único valioso. Y allí ella,como recuerda a su marido,ha de ser sometida a un jui-cio más duro que el comúnde los mortales, porque esmucha la responsabilidadque pesa sobre sus hombros.Por eso puede decirse de ellaque es Católica. Piensa lomismo cuando se enfrenta asus nobles, a los judíos, alos musulmanes o a losindios de América.

- ¿Cómo se explica elretraso en incoar su causade beatificación hasta elsiglo XX?

Hay dos razones en el tiem-po. Primero fue la oposiciónfrancesa. En los siglos XVIy XVII, la beatificaciónpodía interpretarse como unrespaldo a la política hege-mónica de la Casa de Aus-tria. Luego reinan los Bor-bones, descendientes de unlinaje que se sentía perjudi-cado.

En segundo término viene elmovimiento de la Ilustra-ción, que reconoce a Fer-nando e Isabel una grancapacidad política, perocuya dimensión religiosa

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Entrevista con el

Palabra, octubre 041)

1) Luis Suárez Fernández, de la Real Academia de la Historia y Premio Nac. de Historia 2.001, es el máximo experto en los Reyes Católicos,sobre quienes ha publicado numerosos libros y trabajos. Formó parte de la Comisión histórica de la causa de beatificación de Isabel laCatólica y testificó en su proceso canónico en Valladolid.

Profesor Luis Suárez Fernández

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parecía un obstáculo, por laafirmación de la confesio-nalidad del Estado. Y asíllegamos hasta hoy. ¿Gusta-ría esta declaración de exce-lencia a los responsables dequienes construyen un Esta-do laico? Pues no se trata,como en el caso de Juana deArco, de defender la memo-ria de una patriota queluchó contra los invasores,sino la de quien hizo que lamayor parte del mundocatólico rezara en español.

- ¿Qué razones principalesse alzan en contra de labeatificación?

Siempre se manejan dos: lallegada al trono, pues losque creen que Juana erahija legítima de Enrique IVdenuncian el hecho, y laprohibición del judaísmo.Pero ambas estaban yaresueltas desde el principio.

Fue la Iglesia la que declaró,con la decisiva intervencióndel Nuncio Véneris, que elmatrimonio de Enrique IVno era legítimo, ni podía serconfirmado. Y la expulsiónde los judíos respondía a uncriterio entonces general.No olvidemos que Españafue la última de las nacio-nes de Europa en tomar esamedida. Me parece que

ambos aspectos están acla-rados de sobra.

- ¿Hubo graves motivospara expulsar a los judíos?

Desde luego. Isabel no optóal principio por la expul-sión, sino que confirmó lasdisposiciones de don Álvarode Luna que consolidabanla estancia de judíos, apo-yándose en sentencias delConsejo Real.

Lo que obligó a tomar ladecisión fueron presionesmuy fuertes de sectoreseclesiásticos, de dentro yfuera de España, que veíanun peligro para la fe en elhecho de que la religiónjudia se siguiera practican-do en España. El decreto loredactó Torquemada, nom-brado Inquisidor Generalpor el Papa a propuesta delGeneral de los dominicosSalvio Caseta.

- Se dice que la beatifica-ción de Isabel se postulacon más fuerza en Américaque en España.

Infinitamente más. Y seexplica. Si en lugar de porla evangelización, Isabelhubiera optado prioritaria-mente por la colonización,el panorama de Américasería completamente distin-to.

- ¿Hay algún posible mila-gro obrado por la interce-sión de Isabel?

No puedo responderle.Como testigo en el procesoestoy sujeto a juramento desilencio. Y no deseo incurriren excomunión latae sen-tentiae.

Noviembre 2004

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PrensaRecortes de

Isabel I, sin miedos ni prejuicios.La Razón 22-11-04

Isabel la Católica da aúnpara muchas sorpresas acinco días de la celebracióndel V Centenario de sumuerte, el próximo viernes.Ese día la Sociedad Estatalde Conmemoraciones Cultu-rales (SECC) inaugurará laexposición “Los Reyes Cató-licos y Granada” en el Hos-pital Real de la ciudad de laAlambra, en donde losmonarcas pusieron el puntofinal a la Reconquista el 2de enero de 1492. Será elbroche de oro a una progra-mación que la SECC cierratras un año de actos, quevan desde la gran muestrade Valencia hasta el Congre-so Internacional que conclu-yó el pasado sábado, evi-dentemente, en la ciudadgranadina, tras su paso porBarcelona y Valladolid. Uncongreso que ha reunido alos máximos especialistas enla figura de Isabel I y que hadado para mucho. Primero,por la reivindicación de latalla política y de estadistade Isabel la Católica (1451-1504).

Sí, reivindicación. LuisRibot, uno de los comisariosde la cita, junto a Julio Val-deón, afirma que el congre-

so “ha sido una puesta aldía, una revisión de todo ellegado de Isabel la Católica,que incluye aspectos econó-micos, sociales, culturales,políticos y hasta religiosos”.

Feminista. El legado loresume Ribot: “Un personajede una enorme valía perso-nal, pura energía, que rei-vindica su protagonismo, suderecho a reinar, algoexcepcional para su época;de grandes valores éticos,que construyó un poderdeterminante en el conjuntode España. La Españamoderna aún vive de suherencia cultural, social,económica y hasta moneta-ria. Y añado algo que noentiendo: ¿por qué el femi-nismo no la ha elegido comoun símbolo? Pocas mujerestuvieron históricamente elcarácter y la personalidadpara imponerse en unaépoca construida sin tenerlaen cuenta”.

Pero la figura de la ReinaCatólica –ni Ribot ni los his-toriadores juzgan el intentode canonización de lamonarca- choca, sin embar-go, con un miedo político ypopular al reconocimiento

(no entre los historiadores)de su talla debido a capítu-los oscuros: expulsión de losjudíos y musulmanes o lafundación de la Inquisición.

Otro reconocido historiador,Luis Suárez Fernández, resu-mió lo que denunció Ribot,es decir, el “apasionamien-to” de determinadas tesis,carentes de rigor documen-tal, que a lo largo de losaños han contribuido a des-virtuar la imagen de Isabella Católica, una reina quemarchó “muy por delante desu tiempo”.

“Fue una reina con claros yoscuros, como todo elmundo. Nadie está diciendoque todo lo hizo bien. Perono podemos valorar conojos de nuestro tiempohechos de cinco siglos atrás.Es un anacronismo”, señalaRibot, que continúa: “Lo queahora nos parece inacepta-ble, entonces no lo era.Todos los reinados de Euro-pa fundaban su concepto denación en la unidad religio-sa. Francia, Inglaterra o loque era Alemania expulsa-ron mucho antes a los judí-os. Todos eran intolerantes.Y lo siguieron siendo. Luis

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Recortes de Prensa

Valdeón: “Fue gran defensora delos judíos”

La expulsión de los judíosCultural ABC 20-11-04

XIV expulsa dos siglos des-pués a los protestantes, ynadie en Francia usa eseargumento para tirar portierra su reinado”.

Pero España es diferente. “Alos españoles nos gusta –cri-

tica Ribot- plantear polémi-camente nuestra historia,cuando lo que hay que haceres entenderla, comprenderlay exaltarla de una maneradesapasionada y sin drama-tismo. Debemos analizar asus protagonistas en toda su

dimensión, como hacenotros países. Inglaterra porejemplo. Pero en Españaestamos constantemente fla-gelándonos”.

Juan Carlos Rodríguez

En el Congreso sobre Isabella Católica, que ha conclui-do este fin de semana enGranada, se han alumbradonuevas hipótesis sobre elreinado de los Reyes Católi-cos. Por ejemplo: la inquisi-ción y expulsión practicadapor los monarcas fueronmedidas políticas y no reli-giosas, como tradicional-mente se ha difundido, paradar respuesta al clamor

popular de oposición racialal converso, que el puebloseguía equiparando al judío,según el catedrático de Lite-ratura Española e historia-dor Ángel Alcalá.

El medievalista Julio Valde-ón, Premio Nacional de His-toria 2004, recordó en estesentido que la reina Isabelfue una “gran defensora dela comunidad hebrea” frente

a la exacerbada “hostilidadantisemita” de la época,emanada principalmente delas clases populares y departe del clero. En la inau-guración del Congreso deValladolid afirmó: “Pareceser que a alguien le molestaque hiciera la unidad deEspaña y que fuera unamujer profundamente cató-lica”.

El reinado de Isabel la Cató-lica fue de excepcionalimportancia en la Historia deEspaña. Por de pronto, enaquellos años tuvo lugar laconquista del reino nazarí de

Granada, último reducto delIslam en las tierras de laPenínsula Ibérica. El citadoreino, nacido a mediados delsiglo XIII, había subsistido,en parte debido a las dificul-

tades por las que atravesó laCorona de Castilla en eltranscurso del siglo XIV y laprimera mitad del XV. Noobstante, una vez concluidoel enfrentamiento entre Isa-

1) Julio Valdeón Baruque, de la Real Academia de la Historia, acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Historia

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bel I de Castilla y su sobrinaJuana la Beltraneja, la ReinaCatólica, vencedora de dichoconflicto, decidió poner enmarcha la ocupación delreino nazarí. Aquella guerraexigió una importante con-tribución económica, en par-ticular de las tierras andalu-zas, así como militar: Losprimeros éxitos de los cris-tianos fueron la toma deRonda, en 1485, y de Mála-ga, en 1486. A finales de ladécada de los ochenta loscristianos ocuparon, entreotras localidades, Guadix yAlmería. Pero la entrada enla ciudad de Granada, capitaldel núcleo político nazarí, seprodujo a comienzos del año1492, después de que Boab-dil, el dirigente de aquelreino, entregara las llaves dedicha urbe a los cristianos.Los delegados de los ReyesCatólicos “entraron en elAlambra, y encima de latorre de Comares alzaron lacruz, é luego la banderareal”. Aquel acontecimientodespertó un gran entusiasmoentre los cristianos. Se pen-saba que los pasos siguientesserían la toma del norte deÁfrica y, en última instancia,se pretendía llegar nadamenos que hasta Jerusalén.

Hostilidad popular.Ahora bien, el asunto máspolémico de aquel reinadofue, sin duda alguna, el rela-tivo a la expulsión de los

judíos de sus reinos. En ver-dad la comunidad hebreahabía descendido notable-mente, debido a que muchosde ellos habían aceptado elbautismo cristiano, a raíz delos duros sucesos que esta-llaron en Sevilla en 1391, asícomo de las predicacionesdel dominico valencianoVicente Ferrer. De todosmodos los Reyes Católicos semostraron, en los años 70 y80, claramente favorables alos judíos, de los que eransus protectores. Es más, en laCorte regia había destacadoshombres de negocios hebre-os, como Abraham Señore.En cambio la hostilidadpopular contra los judíos nodejaba de crecer. Eso explicaque en las Cortes de Toledodel año 1480 se acordaraobligar a los judíos, así comoa los mudéjares, a residir enzonas cercadas, una especiede guetos. Al mismo tiempocirculaban acusaciones, porlo general falsas, contra loshebreos, como la del SantoNiño de La Guardia, quehablaba de la terrible cruci-fixión de un muchacho deaquella localidad por unosperversos judíos. Hay querecordar, por otra parte, quelos judíos habían sido expul-sados de casi toda la Europacristiana antes que de Espa-ña. En el ámbito hispano,según lo señaló el escritorhebreo Salomón ibn Verga,los judíos eran amados delos reyes y de los sabios,

pero odiados del pueblo y delos monjes.

Decreto de marzo de1492Por otra parte se veía mal lapresencia de judíos en elsuelo hispano, pues se pen-saba que podían arrastrar alos conversos o cristianosnuevos a seguir adictos a lareligión judaica. Lo cierto esque, ante la enorme presiónpopular, así como por lasopiniones de muchos ecle-siásticos, en el mes de marzode 1492 se firmó el decretopor el que se obligaba a losjudíos a abandonar los Rei-nos hispánicos, salvo queaceptaran el bautismo cris-tiano. El historiador israelíBenzion Netanyahu, el cualhabla de la existencia de unclima popular de racismoantijudaico, ha puesto derelieve que dicho decretofue, ante todo, obra de Fer-nando el Católico. El judíoIsaac Abrabanel intentó quela Reina Católica pararaaquella medida, pero Isabelle contestó que aquella deci-sión ya la había tomado suesposo. A la larga muchoshebreos aceptaron bautizarsecristianos. El número de losexpulsados hoy se calculaentre unos 80.000 ó 100.000,siendo la mayoría de ellosoriginarios de la Corona deCastilla.

Julio Valdeón Baruque

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Recortes de Prensa

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1En agosto de 2003 comencé a sentirme mal y al hacermeanálisis y pruebas a las que fui sometida, me detectaron unaleucemia.

Un joven conocido me habló de Isabel la Católica y me diouna estampa para que me encomendase a su intercesión,como lo hice.

Ha pasado más de un año y gracias a Dios voy mejorando demanera visible, por lo que quiero expresar mi agradecimien-to a la Sierva de Dios, y pedirle me siga ayudando.

(Fe del Pozo González – Valladolid)

3Días pasados inicié un tra-bajo a exponer en el XXXIVEncuentro de Institutos deCultura Hispánica deArgentina y Países Vecinos,realizado en la ciudad deSan Fernando del Valle deCatamarca, entre el 12 y el14 del presente mes.

Agobiado por agotamientomás mi estado depresivodejé a medio completar laPonencia. Faltando dos díaspara realizar el viaje resolvíabandonar la tarea. Instadopor mi señora esposa, en lanoche del lunes, me invoquécon la oración privada a laReina de la Hispanidad paraque me diera fuerzas al díasiguiente para desarrollarfehacientemente el tema. Melevanté a las 3,30 y mesenté a elaborarlo. Las ideasme brotaban aceleradamentey antes de las 12 pm lohabía concluido, dándometiempo para corregirlo yestudiarlo, así pude exponerel tema, recibiendo las máselogiosas felicitaciones. Losucedido es para considerar-lo un “milagro”.

(A. M. Argentina)

2Soy un alumno de la Facultad de Derecho. Les escribo paracomunicarles los favores que me ha concedido la Reina Isa-bel la Católica.

A principios de junio, un amigo mío me dio una estampa dela Reina, y yo pensé, que sería la indicada para encomen-darle mis exámenes de historia.

Me tenía que enfrentar a la asignatura de “Historia” del pri-mer curso, puesto que el año pasado no la conseguí superar.Y también, a una optativa del segundo curso de derecho,denominada “Historia de las Instituciones españolas”.

Desde que comencé a estudiar estas dos materias, acudía a laintercesión de Isabel la Católica al comenzar y al finalizar deestudiar y le pedía que aprobase estas dos asignaturas.

En primer lugar me examiné de “Historia” de primero y comome di cuenta de que mi fe en la intercesión de la Reina habíaaumentado y además mi estudio había sido intenso, le pedíque no sólo aprobase, sino que sacase buena nota. Acabésacando notable. Una semana después tuve el examen de“Historia...” de segundo, e hice lo mismo que con el anteriory esta vez saqué sobresaliente.

En el resto de exámenes no me encomendé a ella, pero vien-do la generosidad de la Reina y los resultados de mis exáme-nes, es posible que también me ayudase.

Si es posible, me gustaría que me mandasen alguna estam-pa para dársela a mis amigos. Muchas gracias por su labor.

(R.C.)

FavoresFavores

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4Mi cuñada sufrió una afección cardíaca que nos hizo temer por su vida. La ingresamos inme-diatamente y fue llevada a la U.V.I.

El médico, celebrada consulta con otros especialistas, no consideró conveniente someterla auna operación que hubiera resultado a vida o muerte dado su estado.

En estas circunstancias tan apuradas, acudimos a la intercesión de la Sierva de Dios Isabel laCatólica y comenzamos una novena con toda fe. A los pocos días comenzó a recuperarse de laforma más imprevisible y continúa la mejoría, confirmada por una nueva consulta médica.

Por todo ello, queremos manifestar mediante estas líneas, nuestro agradecimiento a la Reina ala vez que hacemos votos por su pronta canonización. (Carlos – Valladolid)

5Mi nombre es Mª S. M. de P., soy casada, madre de 8 hijos y Profesora de Historia, acá enMendoza, Argentina. Como católica e historiadora siempre admiré la vida y la obra de nues-tra reina, Isabel de Castilla. Hace unos tres años, tuve la ocasión de viajar a España, por razo-nes particulares, y allí en la catedral de la Almudena, obtuve unas estampas de Isabel con unaoración que traje a estas tierras para repartir entre amigos y conocidos, devotos todos de lareina. Así es que desde hace tres años aproximadamente rezamos desde aquí por su causa debeatificación. Con ocasión de los 500 años de su muerte, fui invitada a México, a un Simpo-sio que se realizó en honor a la Reina Isabel, y tuve la oportunidad de disertar sobre ella, comomodelo de esposa, madre y reina católica, conferencia, que si a ustedes les interesa, pongo asu disposición. Simplemente para que sepan también por allí, que aquí los hijos americanosde esta “incomparable mujer”, como la llama Jean Dumont, no la hemos olvidado, y por elcontrario tratamos de mantener vivo su ejemplo y pedir su intercesión.

6En un momento de prisa en que debíasolucionar algo urgentemente me eraimposible conseguirlo debido a unapuerta cerrada herméticamente y cuyamanilla giraba sin poder abrir. Enaquel apuro acudí a la Reina Isabel laCatólica pidiendo su ayuda con laenergía que da el apuro que estabapasando. En ese mismo momento, alvolver a intentarlo se abrió la puerta.Sentí un escalofrío al constatar lasveces que lo había intentado sin éxito ycolegir de ello la ayuda de la Reina. Aver si tenemos la alegría de verla pron-to en los altares. (Mª J. G. Valladolid)

7He tenido un serio problema a causa de la pre-mura con que debía hacer un trabajo y la faltamaterial de tiempo. Estando encomendando elasunto a Isabel la Católica, reparé en una tarje-ta que tenía encima de la mesa de una personaque pensé podría ayudarme... Pero, ¿cómo conse-guirlo en aquel momento cuando ese señor sueletardar en atender a veces varios días? ¡Cuál nosería mi sorpresa cuando me responde por telé-fono que en ese momento está cerca y puede veniren unos minutos! Efectivamente, su ayuda fuemuy valiosa y me ha facilitado el trabajo de laforma más inesperada. ¡Mil gracias Reina Isabel!Para mí no hay duda de que los santos son ami-gos que tenemos en el Cielo y que no nos olvidanante el Señor. (A. L. Valladolid)

FavoresFavores

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«Suplico al rey mi sennor, se quiera servir de todas las dichas joyas e cosas o de

las que a su sennoria mas agradaren, porque veyendolas, pueda aver mas contina

memoria del singular amor que a su Sennoria siempre toue e aun porque siempre

se acuerde que ha de morir e que lo espero en el otro siglo, e con esta memoria

pueda mas sancta e justamente biuir».

.....

«Cumplido este mi testamento... mando que todos los otros mis bienes que quedaren

se den a iglesias e monasterios para las cosas necesarias al culto divino del Santo

Sacramento, así como para custodia e ornamento del Sagrario... e ansí mismo se

den a hospitales, e pobres de mis reinos, e a criados míos, si algunos hobiese

pobres, como a mis testamentarios paresciere...»

.....

«Nuestra principal intención fue... de ynduzir e traer los pueblos d’ellas e les

convertir a nuestra sancta fe cathólica e enviar a las dichas Islas e Tierra Firme

prelados e religiosos e clérigos e otras personas doctas e temerosas de Dios para

ynstruir los vezinos e moradores d’ellas en la fe cathólica e les enseñar e doctrinar

buenas costumbres e poner en ello la diligençia devida... Por ende suplico al Rey...

e encargo e mando a la dicha prinçesa mi hija...que así lo hagan e cumplan e que

este sea su prinçipal fin e que en ello pongan mucha diligencia e no consientan

nin den lugar que los yndios vezinos e moradores de las dichas Yndias... reçiban

agravio alguno en sus personas ni bienes...»

“E quiero e mando que mi cuerposea sepultado en el monasterio desanct Francisco que es en laAlhanbra de la çibdad deGranada... en una sepultura baxaque no tenga vulto alguno, salvouna losa baxa en el suelo... Peroquiero e mando que si el rey miseñor, eligiere sepultura enotra cualquier iglesia omonasterio de cualquier otraparte o lugar destos misreynos , que mi cuerpo seaallí trasladado e sepultadojunto con el cuerpo de suseñoría, por que ela y u n t a m i e n t o q u etouimos viviendo e quenuestras animas esperoen la misericordia de

Dios tendrán en el cielo, lotengan e representen nuestros cuerpos en el

suelo”(Del Testamento de la Reina)

Edición y distribución:Instituto de Historia Eclesiástica «Isabel La Católica»Santuario, 27. 47002 Valladolid.Tels.: 983 300 026 · Fax: 983 202 447Correo-e: [email protected]

Impresión:El Campus Artes Gráficas, S.A.Valladolid.

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